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DOCUMENTO ADAPTADO DEL CENTRO DE INFORMACION DE LAS NACIONES UNIDAS-CINU

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Medio ambiente y desarrollo sostenible

El desarrollo sostenible puede ser definido como "un desarrollo que satisfaga las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades". Esta definición fue empleada por primera vez en 1987 en la Comisión Mundial del Medio Ambiente de la ONU, creada en 1983. Sin embargo, el tema del medio ambiente tiene antecedentes más lejanos. En este sentido, las Naciones Unidas han sido pioneras al tratar el tema, enfocándose inicialmente en el estudio y la utilización de los recursos naturales y en la lucha porque los países - en especial aquellos en desarrollo- ejercieran control de sus propios recursos naturales. En los primeros decenios de existencia de las Naciones Unidas las cuestiones relacionadas con el medio ambiente apenas figuraban entre las preocupaciones de la comunidad internacional. La labor de la Organización es ese ámbito se centraba en el estudio y la utilización de los recursos naturales y en tratar de asegurar que los países en desarrollo, en particular, controlaran sus propios recursos. En la década de los sesenta se concertaron acuerdos sobre la contaminación marina, especialmente sobre los derrames de petróleo, pero ante los crecientes indicios de que el medio ambient se estaba deteriorando a escala mundial, la comunidad internacional se mostró cada vez más alarmada por las consecuencias que podía tener el desarrollo para la ecología del planeta y el bienestar de la humanidad. Las Naciones Unidas han sido unos de los principales defensores del medio ambiente y uno d elos mayores impulsores del "desarrollo sostenible".

A partir de los sesenta se empezaron a concertar acuerdos y diversos instrumentos jurídicos para evitar la contaminación marina y en los setenta se redoblaron esfuerzos para ampliar la lucha contra la contaminación en otros ámbitos. Asimismo, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de Estocolmo, 1972 se incorporó a los temas de trabajo de la comunidad internacional la relación entre el desarrollo económico y la degradación ambiental. Tras la conferencia fue creado el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que hasta el día de hoy sigue siendo el principal organismo mundial en la materia. Desde 1973 se han creado nuevos mecanismos y se han buscado medidas concretas y nuevos conocimientos para solucionar los problemas ambientales mundiales.

Declaración de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano (Estocolmo, 1972) La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, reunida en Estocolmo del 5 al 16 de junio de 1972, y atenta a la necesidad de un criterio y unos principios comunes que ofrezcan a los pueblos del mundo inspiración y guía para preservar y mejorar el medio ambiente humano,

I Proclama que:

1. El hombre es a la vez obra y artífice del medio ambiente que lo rodea, el cual le da el sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, social y espiritualmente. En la larga y tortuosa evolución de la raza humana en este planeta se ha llegado a una etapa en que, gracias a la rápida aceleración de la ciencia y la tecnología, el hombre ha adquirido el poder de transformar, de innumerables maneras y en una escala sin precedentes, cuanto lo rodea. Los dos aspectos del medio ambiente humano, el natural y el artificial, son esenciales para el bienestar del hombre y para el goce de los derechos humanos fundamentales, incluso el derecho a la vida misma. 2. La protección y mejoramiento del medio ambiente humano es una cuestión fundamental que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico del mundo entero, un deseo urgente de los pueblos de todo el mundo y un deber de todos los gobiernos. 3. El hombre debe hacer constante recapitulación de su experiencia y continuar descubriendo, inventando, creando y progresando. Hoy en día, la capacidad del hombre de transformar lo que le rodea, utilizada con discernimiento,

puede llevar a todos los pueblos los beneficios del desarrollo y ofrecerles la oportunidad de ennoblecer su existencia. Aplicado errónea o imprudentemente, el mismo poder puede causar daños incalculables al ser humano y a su medio ambiente. A nuestro alrededor vemos multiplicarse las pruebas del daño causado por el hombre en muchas regiones de la tierra, niveles peligrosos de contaminación del agua, del aire, de la tierra y de los seres vivos; grandes trastornos del equilibrio ecológico de la biosfera; destrucción y agotamiento de recursos insustituibles y graves deficiencias, nocivas para la salud física, mental y social del hombre, en el medio ambiente por él creado, especialmente en aquel en que vive y trabaja. 4. En los países en desarrollo, la mayoría de los problemas ambientales están motivados por el subdesarrollo. Millones de personas siguen viviendo muy por debajo de los niveles mínimos necesarios para una existencia humana decorosa, privadas de alimentación y vestido, de vivienda y educación, de sanidad e higiene adecuadas. Por ello, los países en desarrollo deben dirigir sus esfuerzos hacia el desarrollo, teniendo presente sus prioridades y la necesidad de salvaguardar y mejorar el medio ambiente. Con el mismo fin, los países industrializados deben esforzarse por reducir la distancia que los separa de los países en desarrollo. En los países industrializados, los problemas ambientales están generalmente relacionados con la industrialización y el desarrollo tecnológico. 5. El crecimiento natural de la población plantea continuamente problemas relativos a la preservación del

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medio ambiente, y se deben adoptar las normas y medidas apropiadas, según proceda, para hacer frente a esos problemas De todas las cosas del mundo, los seres humanos son lo más valioso. Ellos son quienes promueven el progreso social, crean riqueza social, desarrollan la ciencia y la tecnología y, con su duro trabajo transfundan continuamente el medio ambiente humano. Con el progreso social y los adelantos de la producción, la ciencia y la tecnología, la capacidad del hombre para mejorar el medio ambiente se acrece a cada día que pasa. 6. Hemos llegado a un momento de la historia en que debemos orientar nuestros actos en todo el mundo atendiendo con mayor solicitud a las consecuencias que puedan tener para el medio ambiente. Por ignorancia o indiferencia, podemos causar daños inmensos e irreparables al medio ambiente terráqueo del que dependen nuestra vida y nuestro bienestar. Por el contrario, con un conocimiento más profundo y una acción más prudente, podemos conseguir para nosotros y para nuestra posteridad unas condiciones de vida mejores en un medio ambiente más en consonancia con las necesidades y aspiraciones del hombre. Las perspectivas de elevar la calidad del medio ambiente y de crear una vida satisfactoria son grandes. Lo que se necesita es entusiasmo, pero, a la vez, serenidad de ánimo, trabajo afanoso, pero sistemático. Para llegar a la plenitud de su libertad dentro de la naturaleza, el hombre debe aplicar sus conocimientos a forjar, en armonía con ella, un medio ambiente mejor. La defensa y el mejoramiento del medio ambiente humano para las generaciones presentes y futuras se ha convertido en meta imperiosa de la humanidad, que ha de perseguirse al mismo tiempo que las metas fundamentales ya establecidas de la paz y el desarrollo económico y social en todo el mundo, y de conformidad con ellas. 7. Para llegar a esta meta será menester que ciudadanos y comunidades, empresas e instituciones, en todos los planos, acepten las responsabilidades que les incumben y que todos ellos participen equitativamente en la labor común. Hombres de toda condición y organizaciones de diferente índole plasmarán, con la aportación de sus propios valores y la suma de sus actividades, el medio ambiente del futuro. Corresponderá a las administraciones locales y nacionales, dentro de sus respectivas jurisdicciones, la mayor parte de la carga en cuanto al establecimiento de normas y la aplicación de medidas en gran escala sobre el medio ambiente. También se requiere la cooperación internacional con objeto de allegar recursos que ayuden a los países en desarrollo a cumplir su cometido en esta esfera. Y hay un número cada vez mayor de problemas relativos al medio ambiente que, por ser de alcance regional o mundial o por repercutir en el ámbito internacional común, requerirán una amplia colaboración entre las naciones y la adopción de medidas para las organizaciones internacionales en interés de todos. La Conferencia encarece a los gobiernos y a los pueblos que aúnen esfuerzos para preservar y mejorar el medio ambiente humano en beneficio del hombre y de su posteridad.

II Principios Expresa la convicción común de que:

Principio 1.-

El hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio ambiente de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de

proteger y mejorar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras. A este respecto, las políticas que promueven o perpetúan el apartheid, la segregación racial, la discriminación, la opresión colonial y otras formas de opresión y de dominación extranjera quedan condenadas y deben eliminarse. Principio 2.- Los recursos naturales de la tierra incluidos el aire, el agua, la tierra, la flora y la fauna y especialmente muestras representativas de los ecosistemas naturales, deben preservarse en beneficio de las generaciones presentes y futuras, mediante una cuidadosa planificación u ordenación, según convenga. Principio 3.- Debe mantenerse y, siempre que sea posible, restaurarse o mejorarse la capacidad de la tierra para producir recursos vitales renovables. Principio 4.- El hombre tiene la responsabilidad especial de preservar y administrar juiciosamente el patrimonio de la flora y la fauna silvestres y su hábitat, que se encuentran actualmente en grave peligro por una combinación de factores adversos. En consecuencia, al planificar el desarrollo económico debe atribuirse importancia a la conservación de la naturaleza, incluidas la flora y la fauna silvestres. Principio 5.- Los recursos no renovables de la tierra deben emplearse de forma que se evite el peligro de su futuro agotamiento y se asegure que toda la humanidad comparte los beneficios de tal empleo. Principio 6.- Debe ponerse fin a la descarga de sustancias tóxicas o de otras materias a la liberación de calor, en cantidades o concentraciones tales que el medio ambiente no puede neutralizarlas, para que no se causen daños graves o irreparables a los ecosistemas. Debe apoyarse la justa lucha de los pueblos de todos los países contra la contaminación. Principio 7.- Los Estados deberán tomar todas las medidas posibles para impedir la contaminación de los mares por sustancias que puedan poner en peligro la salud del hombre, dañar los recursos vivos y la vida marina, menoscabar las posibilidades de esparcimiento o entorpecer otras utilizaciones legítimas del mar. Principio 8.- El desarrollo económico y social es indispensable para asegurar al hombre un ambiente de vida y de trabajo favorable y para crear en la tierra las condiciones necesarias de mejora de la calidad de vida. Principio 9.- Las deficiencias del medio ambiente originadas por las condiciones del subdesarrollo y los desastres naturales plantean graves problemas, y la mejor manera de subsanarlas es el desarrollo acelerado mediante la transferencia de cantidades considerables de asistencia financiera y tecnológica que complemente los esfuerzos internos de los países en desarrollo y la ayuda oportuna que pueda requerirse.

Principio 10.-

Para los países en desarrollo, la estabilidad de los precios y la obtención de ingresos adecuados de los productos básicos y las materias primas son elementos esenciales para la ordenación del medio ambiente, ya que han de tenerse en cuenta tanto los factores económicos como los procesos ecológicos. Principio 11.-

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Las políticas ambientales de todos los Estados deberían estar encaminadas a aumentar el potencial de crecimiento actual o futuro de los países en desarrollo y no deberían coartar ese potencial ni obstaculizar el logro de mejores condiciones de vida para todos, y los Estados y las organizaciones internacionales deberían tomar las disposiciones pertinentes con miras a llegar a un acuerdo para hacer frente a las consecuencias económicas que pudieran resultar, en los planos nacional e internacional, de la aplicación de medidas ambientales. Principio 12.- Deberían destinarse recursos a la conservación y mejoramiento del medio ambiente teniendo en cuenta las circunstancias y las necesidades especiales de los países en desarrollo y cualesquiera gastos que pudieran originar a estos países la inclusión de medidas de conservación del medio ambiente en sus planes de desarrollo, así como la necesidad de prestarles, cuando lo soliciten, más asistencia técnica y financiera internacional con ese fin. Principio 13.- A fin de lograr una más racional ordenación de los recursos y mejorar así las condiciones ambientales, los Estados deberían adoptar un enfoque integrado y coordinado de la planificación de su desarrollo, de modo que quede asegurada la compatibilidad del desarrollo con la necesidad de proteger y mejorar el medio ambiente humano en beneficio de su población. Principio 14.- La planificación racional constituye un instrumento indispensable para conciliar las diferencias que puedan surgir entre las exigencias del desarrollo y la necesidad de proteger y mejorar el medio ambiente. Principio 15.- Debe aplicarse la planificación a los asentamientos humanos y a la urbanización con miras a evitar repercusiones perjudiciales sobre el medio ambiente y a obtener los máximos beneficios sociales, económicos y ambientales para todos. A este respecto deben abandonarse los proyectos destinados a la dominación colonialista y racista. Principio 16.- En las regiones en que exista el riesgo de que la tasa de crecimiento demográfico o las concentraciones excesivas de población perjudiquen al medio ambiente o al desarrollo, o en que la baja densidad de población pueda impedir el mejoramiento del medio ambiente humano y obstaculizar el desarrollo, deberían aplicarse políticas demográficas que respetasen los derechos humanos Fundamentales y contasen con la aprobación de los gobiernos interesados. Principio 17.- Debe confiarse a las instituciones nacionales competentes la tarea de planificar, administrar o controlar la utilización de los recursos ambientales de los Estados con el fin de mejorar la calidad del medio ambiente. Principio 18.- Como parte de su contribución al desarrollo económico y social se debe utilizar la ciencia y la tecnología para descubrir, evitar y combatir los riesgos que amenazan al medio ambiente, para solucionar los problemas ambientales y para el bien común de la humanidad.

Principio 19.- Es indispensable una labor de educación en cuestiones ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos y que preste la debida atención al sector de población menos privilegiado, para ensanchar las bases de una opinión pública bien informada, y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y

mejoramiento del medio ambiente en toda su dimensión humana. Es también esencial que los medios de comunicación de masas eviten contribuir al deterioro del medio ambiente humano y difundan, por el contrario, información de carácter educativo sobre la necesidad de protegerlo y mejorarlo, a fin de que el hombre pueda desarrollarse en todos los aspectos. Principio 20.- Se deben fomentar en todos los países, especialmente en los países en desarrollo, la investigación y el desarrollo científicos referentes a los problemas ambientales, tanto nacionales como multinacionales. A este respecto, el libre intercambio de información científica actualizada y de experiencia sobre la transferencia debe ser objeto de apoyo y de asistencia, a fin de facilitar la solución de los problemas ambientales; las tecnologías ambientales deben ponerse a disposición de los países en desarrollo en unas condiciones que favorezcan su amplia difusión sin que constituyan una carga económica para esos países. Principio 21.- De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y con los principios del derecho internacional, los Estados tienen el derecho soberano de explotar sus propios recursos en aplicación de su propia política ambiental, y la obligación de asegurarse de que las actividades que se lleven a cabo dentro de su jurisdicción o bajo su control no perjudiquen al medio ambiente de otros Estados o de zonas situadas fuera de toda jurisdicción nacional. Principio 22.- Los Estados deben cooperar para continuar desarrollando el derecho internacional en lo que se refiere a la responsabilidad y a la indemnización a las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales que las actividades realizadas dentro de la jurisdicción o bajo el control de tales Estados causen a zonas situadas fuera de su jurisdicción. Principio 23.- Sin perjuicio de los criterios que puedan acordarse por la comunidad internacional y de las normas que deberán ser definidas a nivel nacional, en lodos los casos será indispensable considerar los sistemas de valores prevalecientes en cada país y la aplicabilidad de unas normas que, si bien son válidas para los países más avanzados, pueden ser inadecuadas y de alto costo social para los países en desarrollo. Principio 24.- Todos los países, grandes o pequeños, deben ocuparse con espíritu de cooperación y en pie de igualdad de las cuestiones internacionales relativas a la protección y mejoramiento del medio ambiente. Es indispensable cooperar, mediante acuerdos multilaterales o bilaterales o por otros medios apropiados, para controlar, evitar, reducir y eliminar eficazmente los efectos perjudiciales que las actividades que se realicen en cualquier esfera puedan tener para el medio ambiente, teniendo en cuenta debidamente la soberanía y los intereses de todos los Estados. Principio 25.- Los Estados se asegurarán de que las organizaciones internacionales realicen una labor coordinada, eficaz y dinámica en la conservación y mejoramiento del medio ambiente. Principio 26.- Es preciso librar el hombre y a su medio ambiente de los efectos de las armas nucleares y de todos los demás medios de destrucción en masa. Los Estados deben esforzarse por llegar pronto a un acuerdo, en los órganos internacionales pertinentes, sobre la eliminación y destrucción completa de tales armas.

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Para la ONU la cuestión del medio ambiente es parte integrante del desarrollo económico y social, los cuales no se podrán alcanzar sin la preservación del medio ambiente. De hecho, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente es el 7 Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM). En 1973 se estableció la Oficina de las Naciones Unidas para la Región Sudanosaheliana (ONURS) con el fin de impulsar la lucha contra la expansión de la desertificación en África occidental. Pero los esfuerzos por integrar las cuestiones ambientales con la planificación económica y la adopción de decisiones a nivel nacional se mueven con lentitud. En general, el medio ambiente ha seguido deteriorándose y se han agravado ciertos problemas como el recalentamiento de la Tierra, el agotamiento de la capa de ozono y la contaminación del agua, mientras que la destrucción de los recursos naturales se ha acelerado rápidamente.

Gracias las conferencias de la ONU sobre temas ambientales y al trabajo del PNUMA se han estudiado temas ambientales de gran importancia tales como: La desertificación El desarrollo sostenible y los bosques La protección de la capa de ozono El cambio climático y el calentamiento de la atmósfera Agua, energía y recursos naturales La biodiversidad y la pesca excesiva El desarrollo sostenible de los pequeños Estados Insulares (islas) El medio marino La seguridad nuclear y el medio ambiente Estados Insulares en Desarrollo (Islas) Poblaciones de peces altamente migratorias y transzonales En los años ochenta los Estados Miembros mantuvieron negociaciones históricas sobre cuestiones ambientales como las relativas a los tratados para la protección de la capa de ozono y el control de los traslados de desechos tóxicos. Gracias a la labor de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, creada en 1983 por la Asamblea General, se comprendió que era necesario lograr urgentemente un nuevo tipo de desarrollo que asegurara el bienestar económico de las generaciones actuales y futuras protegiendo a un tiempo los recursos ambientales de los que depende todo desarrollo. En el informe presentado por la Comisión a la Asamblea General en 1987 se introdujo el concepto de desarrollo sostenible como enfoque alternativo al desarrollo basado simplemente en un crecimiento económico sin restricciones.

Después de examinar el informe, la Asamblea General convocó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo: Cumbre para la Tierra.

En la actualidad, la conciencia de que es necesario preservar y mantener el medio ambiente se refleja prácticamente en todos los ámbitos de trabajo de las Naciones Unidas. La colaboración dinámica establecida entre la Organización y los gobiernos, las ONGs, la comunidad científica y el sector privado está generando nuevos conocimientos y medidas concretas para solucionar los problemas ambientales globales. Las Naciones Unidas consideran que proteger el medio ambiente debe ser parte de todas las actividades de desarrollo económico y social. Si no se protege el medio ambiente no se podrá alcanzar el desarrollo. Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo

Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, Habiéndose reunido en Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992, Reafirmando la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, aprobada en Estocolmo el 16 de junio de 1972, y tratando de basarse en ella, Con el objetivo de establecer una alianza mundial nueva y equitativa mediante la creación de nuevos niveles de cooperación entre los Estados, los sectores claves de las sociedades y las personas, Procurando alcanzar acuerdos internacionales en los que se respeten los intereses de todos y se proteja la integridad del sistema ambiental y de desarrollo mundial, Reconociendo la naturaleza integral e interdependiente de la Tierra, nuestro hogar, Proclama que: PRINCIPIO 1 Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza. PRINCIPIO 2 De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y los principios del derecho internacional, los Estados tienen el

derecho soberano de aprovechar sus propios recursos según sus propias políticas ambientales y de desarrollo, y la responsabilidad de velar por que las actividades realizadas dentro de su jurisdicción o bajo su control no causen daños al medio ambiente de otros Estados o de zonas que estén fuera de los límites de la jurisdicción nacional. PRINCIPIO 3 El derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras. PRINCIPIO 4 A fin de alcanzar el desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente deberá constituir parte integrante del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma aislada. PRINCIPIO 5 Todos los Estados y todas las personas deberán cooperar en la tarea esencial de erradicar la pobreza como requisito indispensable del desarrollo sostenible, a fin de reducir las disparidades en los niveles de vida y responder mejor a las necesidades de la mayoría de los pueblos del mundo. PRINCIPIO 6 Se deberá dar especial prioridad a la situación y las necesidades especiales de los países en desarrollo, en

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particular los países menos adelantados y los más vulnerables desde el punto de vista ambiental. En las medidas internacionales que se adopten con respecto al medio ambiente y al desarrollo también se deberían tener en cuenta los intereses y las necesidades de todos los países. PRINCIPIO 7 Los Estados deberán cooperar con espíritu de solidaridad mundial para conservar, proteger y restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la Tierra. En vista de que han contribuido en distinta medida a la degradación del medio ambiente mundial, los Estados tienen responsabilidades comunes pero diferenciadas. Los países desarrollados reconocen la responsabilidad que les cabe en la búsqueda internacional del desarrollo sostenible, en vista de las presiones que sus sociedades ejercen en el medio ambiente mundial y de las tecnologías y los recursos financieros de que disponen. PRINCIPIO 8 Para alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados deberían reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo insostenibles y fomentar políticas demográficas apropiadas. PRINCIPIO 9 Los Estados deberían cooperar en el fortalecimiento de su propia capacidad de lograr el desarrollo sostenible, aumentando el saber científico mediante el intercambio de conocimientos científicos y tecnológicos, e intensificando el desarrollo, la adaptación, la difusión y la transferencia de tecnologías, entre estas, tecnologías nuevas e innovadoras. PRINCIPIO 10 El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda persona deberá tener acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la información sobre los materiales y las actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la oportunidad de participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo la información a disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos, entre éstos el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes. PRINCIPIO 11 Los Estados deberán promulgar leyes eficaces sobre el medio ambiente. Las normas, los objetivos de ordenación y las prioridades ambientales deberían reflejar el contexto ambiental y de desarrollo al que se aplican. Las normas aplicadas por algunos países pueden resultar inadecuadas y representar un costo social y económico injustificado para otros países, en particular los países en desarrollo. PRINCIPIO 12 Los Estados deberían cooperar en la promoción de un sistema económico internacional favorable y abierto que llevara al crecimiento económico y el desarrollo sostenible de todos los países, a fin de abordar en mejor forma los problemas de la degradación ambiental. Las medidas de política comercial con fines ambientales no deberían constituir un medio de discriminación arbitraria o injustificable ni una restricción velada del comercio internacional. Se debería evitar tomar medidas unilaterales para solucionar los problemas ambientales que se producen fuera de la jurisdicción del país importador. Las medidas destinadas a tratar los problemas ambientales transfronterizos o mundiales deberían, en la medida de lo posible, basarse en un consenso internacional. PRINCIPIO 13 Los Estados deberán desarrollar la legislación nacional relativa a la responsabilidad y la indemnización respecto de las

víctimas de la contaminación y otros daños ambientales. Los Estados deberán cooperar asimismo de manera expedita y más decidida en la elaboración de nuevas leyes internacionales sobre responsabilidad e indemnización por los efectos adversos de los daños ambientales causados por las actividades realizadas dentro de su jurisdicción, o bajo su control, en zonas situadas fuera de su jurisdicción. PRINCIPIO 14 Los Estados deberían cooperar efectivamente para desalentar o evitar la reubicación y la transferencia a otros Estados de cualesquiera actividades y sustancias que causen degradación ambiental grave o se consideren nocivas para la salud humana. PRINCIPIO 15 Con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deberán aplicar ampliamente el criterio de precaución conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente. PRINCIPIO 16 Las autoridades nacionales deberían procurar fomentar la internalización de los costos ambientales y el uso de instrumentos económicos, teniendo en cuenta el criterio de que el que contamina debe, en PRINCIPIO, cargar con los costos de la contaminación, teniendo debidamente en cuenta el interés público y sin distorsionar el comercio ni las inversiones internacionales. PRINCIPIO 17 Deberá emprenderse una evaluación del impacto ambiental, en calidad de instrumento nacional, respecto de cualquier actividad propuesta que probablemente haya de producir un impacto negativo considerable en el medio ambiente y que este sujeta a la decisión de una autoridad nacional competente. PRINCIPIO 18 Los Estados deberán notificar inmediatamente a otros Estados de los desastres naturales u otras situaciones de emergencia que puedan producir efectos nocivos súbitos en el medio ambiente de esos Estados. La comunidad internacional deberá hacer todo lo posible por ayudar a los Estados que resulten afectados. PRINCIPIO 19 Los Estados deberán proporcionar la información pertinente y notificar previamente y en forma oportuna a los Estados que posiblemente resulten afectados por actividades que puedan tener considerables efectos ambientales transfronterizos adversos, y deberán celebrar consultas con esos Estados en una fecha temprana y de buena fe. PRINCIPIO 20 Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo. Es, por tanto, imprescindible contar con su plena participación para lograr el desarrollo sostenible. PRINCIPIO 21 Debería movilizarse la creatividad, los ideales y el valor de los jóvenes del mundo para forjar una alianza mundial orientada a lograr el desarrollo sostenible y asegurar un mejor futuro para todos. PRINCIPIO 22 Las poblaciones indígenas y sus comunidades, así como otras comunidades locales, desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo debido a sus conocimientos y prácticas tradicionales. Los Estados deberían reconocer y apoyar debidamente su identidad, cultura e intereses y hacer posible su participación efectiva en el logro del desarrollo sostenible. PRINCIPIO 23

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Deben protegerse el medio ambiente y los recursos naturales de los pueblos sometidos a opresión, dominación y ocupación. PRINCIPIO 24 La guerra es, por definición, enemiga del desarrollo sostenible. En consecuencia, los Estados deberán respetar las disposiciones de derecho internacional que protegen al medio ambiente en épocas de conflicto armado, y cooperar en su ulterior desarrollo, según sea necesario. PRINCIPIO 25 La paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes e inseparables.

PRINCIPIO 26 Los Estados deberán resolver pacíficamente todas sus controversias sobre el medio ambiente por medios que corresponda con arreglo a la Carta de las Naciones Unidas. PRINCIPIO 27 Los Estados y las personas deberán cooperar de buena fe y con espíritu de solidaridad en la aplicación de los principios consagrados en esta Declaración y en el ulterior desarrollo del derecho internacional en la esfera del desarrollo sostenible.

Cumbre para la Tierra + 5

Esta Cumbre tuvo lugar en un Período extraordinario de sesiones de la Asamblea General celebrada en 1997. Tenía como principal objetivo analizar la ejecución del Programa 21, aprobado en la Cumbre de 1992. Después de intensas deliberaciones debidas a las diferencias entre los Estados acerca de cómo financiar el desarrollo sostenible en el plano mundial, se obtuvieron diversas acuerdos que se plasmaron en el documento final de la sesión. Estos acuerdos son:

Adoptar objetivos jurídicamente vinculantes para reducir la emisión de los gases de efecto invernadero, los cuales son causantes del cambio climático

Avanzar con más vigor hacia las modalidades sostenibles de producción, distribución y utilización de la energía Enfocarse en la erradicación de la pobreza como requisito previo del desarrollo sostenible

Programa 21

Al aprobar el Programa 21, en la Cumbre para la Tierra, los gobiernos dieron en 1992 un paso histórico para asegurar el futuro del planeta. El Programa es un plan de acción mundial exhaustivo que abarca todos los aspectos del desarrollo sostenible, entre los que se cuentan:

La contaminación de la atmósfera, el aire y el agua La lucha contra la deforestación; la desertificación y la pérdida de terrenos agrícolas El combate a la reducción de las poblaciones de peces La promoción del manejo seguro de los desechos sólidos. En el Programa 21 los gobiernos trazaron pautas de acción detalladas con cuya aplicación el mundo podría abandonar el modelo de crecimiento económico insostenible en favor de actividades que protegieran y renovaran los recursos ambientales de los que dependían el crecimiento y el desarrollo. Los ámbitos de acción incluían: la protección de la atmósfera; la lucha contra la deforestación, la destrucción del suelo y la desertificación; la prevención de la contaminación del aire y el agua; el fin de la reducción de las poblaciones de peces; y la promoción de la gestión segura de los desechos tóxicos.

El Programa 21 aborda también las pautas de desarrollo que suponen una carga para el medio ambiente, tales como: La pobreza La deuda externa de los países en desarrollo Las modalidades insostenibles de producción y consumo La presión demográfica La estructura de la economía internacional También recomienda modos de fortalecer la intervención de los principales grupos de población para lograr el desarrollo sostenible. Los grupos mencionados son: Las mujeres Los sindicatos Los agricultores Los niños y los jóvenes Las poblaciones indígenas La comunidad científica Las autoridades locales Las empresas La industria Las organizaciones no gubernamentales (ONGs) Las Naciones Unidas han adoptado medidas para integrar el concepto de desarrollo sostenible en todas las políticas y programas pertinentes. En los proyectos de generación de ingresos cada vez se tienen más en cuenta sus posibles repercusiones ambientales y va en aumento el número de programas de asistencia para el desarrollo dirigidos a las mujeres, habida cuenta de la función esencial que desempeñan como productoras de bienes, servicios y alimentos y como personas que cuidan del medio ambiente. Asimismo, se confiere especial prioridad a los imperativos morales y sociales del alivio de la pobreza, al reconocer que su erradicación va unida a la calidad ambiental.

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Con el fin de conseguir el pleno apoyo a la ejecución del Programa 21 en todo el mundo, en 1992 la Asamblea General estableció la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible. Esta Comisión orgánica del Consejo Económico y Social, constituida por 53 miembros, se encarga de:

Supervisar la ejecución del Programa 21 y otros acuerdos derivados de la Cumbre de la Tierra, como el documento final de la Cumbre sobre el Desarrollo Sostenible celebrada en 2002, así como de informar al respecto,

Promover un diálogo activo y constante con los gobiernos, la sociedad civil y otras organizaciones internacionales parz crear alianzas que permitan resolver las principales cuestiones relacionadas con el desarrollo sostenible,

Ayudar a coordinar las actividades ambientales y de desarrollo dentro de las Naciones Unidas. La División de Desarrollo Sostenible del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas actúa como secretaría de la Comisión y supervisa los avances logrados en la ejecución del Programa 21, el Programa para la ulterior ejecución del Programa 21 y el Plan de Aplicación de las Decisiones de Johannesburgo. Además, da respuesta a las solicitudes de recomendación normativa y presta servicios técnicos relacionados con el fomento de capacidades para el desarrollo sostenible, así como servicios de análisis e información.

El Programa 21 se ha convertido en la base de muchos planes nacionales, ya que basándose en éste, más de 1 800 ciudades del mundo han creado su propio "Programa 21 local". Además, ha guiado a cuatro nuevos tratados internacionales en cambio climático, diversidad biológica, desertificación y pesca en altamar.

El Protocolo de Kyoto

El Protocolo de Kyoto es lo que «pone en práctica» la Convención de las Naciones Unidas sobre cambio climático de 1992. Este protocolo compromete a los países industrializados a estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero. La Convención por su parte solo alienta a los países a hacerlo.

El PK, como se le denomina por abreviar, fue estructurado en función de los principios de la Convención. Establece metas vinculantes de reducción de las emisiones para 37 países industrializados y la Unión Europea, reconociendo que son los principales responsables de los elevados niveles de emisiones de GEI que hay actualmente en la atmósfera, y que son el resultado de quemar fósiles combustibles durante más de 150 años. En este sentido el Protocolo tiene un principio central: el de la «responsabilidad común pero diferenciada».

El Protocolo ha movido a los gobiernos a establecer leyes y políticas para cumplir sus compromisos, a las empresas a tener el medio ambiente en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre sus inversiones, y además ha propiciado la creación del mercado del carbono.

El camino a seguir

En general el Protocolo de Kyoto (1997) es considerado como primer paso importante hacia un régimen verdaderamente mundial de reducción y estabilización de las emisiones de GEI, y proporciona la arquitectura esencial para cualquier acuerdo internacional sobre el cambio climático que se firme en el futuro. Cuando concluya el primer período de compromiso del Protocolo de Kyoto en 2012, tiene que haber quedado decidido y ratificado un nuevo marco internacional que pueda aportar las severas reducciones de las emisiones que según ha indicado claramente el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) son necesarias.

Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (2002)

Conocida también como Cumbre de Johannesburgo, es un seguimiento al Programa 21 y por lo tanto, llevó como principal objetivo la adopción de compromisos concretos con relación al Programa 21 y el logro del desarrollo sostenible.

Durante el 2001 se llevaron a cabo una serie de consultas y nacionales y de reuniones preparatorias regionales y subregionales para evaluar las oportunidades y desafíos que entraña el desarrollo sostenible así como para establecer prioridades, iniciativas y compromisos necesarios para alcanzar este desarrollo.

El programa intergubernamental constituyó la parte central de la Cumbre, pero también se prestó atención a todos aquellos sectores de la población que están comprometidos con el desarrollo sostenible, incluyendo aquellos definidos en el Programa 21:

Empresa e industrias Niños y jóvenes Agricultores Pueblos indígenas Autoridades locales Organizaciones no gubernamentales Comunidades científicas y tecnológicas Mujeres Trabajadores

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Sindicatos

La Cumbre se llevó a cabo del 26 de agosto al 4 de septiembre en el Centro de Congresos de Sandton y de forma paralela se llevó a cabo un foro no gubernamental

¿Qué ha hecho la ONU?

Seguridad nuclear

Hoy en día, 441 reactores nucleares generan casi el 16% de la electricidad mundial. En 9 países, más del 40 % de la energía proviene de fuentes nucleares. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), organización internacional del sistema de las Naciones Unidas, fomenta la utilización sin riesgo y con fines pacíficos de las energía atómica y desempeña un papel prominente en las iniciativas internacionales encaminadas a lograr que la tecnología nuclear se use para promover el desarrollo sostenible. En el marco del debate actual sobre las opciones energéticas que permitan reducir las emisiones de dióxido de carbono que contribuyen al calentamiento del planeta, el OIEA ha insistido en las ventajas de la energía nuclear como fuente libre de emisiones de gases de efecto invernadero y otros gases tóxicos. El OIEA es el principal foro intergubernamental para la cooperación científica y técnica en la esfera nuclear y coordina el intercambio de información y la formulación de directrices y normas de seguridad nuclear. A petición de los gobiernos, el OIEA los asesora sobre la manera de mejorar la seguridad de los reactores y evitar el riesgo de accidentes. La responsabilidad del Organismo en el ámbito de la seguridad nuclear ha aumentado a medida que se han ido ampliando los programas de energía nuclear y el público ha centrado su atención en la cuestión de la seguridad. El OIEA formula normas básicas de protección contra las radiaciones y publica reglamentos y códigos de actuación para distintos tipos de operaciones, incluida la seguridad en el transporte de materiales radiactivos. El Organismo también presta asistencia de emergencia a los estados Miembros en caso de accidentes por radiación, de conformidad con la Convención sobre asistencia en caso de accidente nuclear o emergencia radiológica (1986) y la Convención sobre la pronta notificación de accidentes nucleares (1986). Otros tratados internacionales de los que el OIEA es depositario son la Convención sobre la protección física de los materiales nucleares (1987), la Convención de Viena sobre responsabilidad civil por daños nucleares (1963), la Convención sobre Seguridad Nuclear (1994) y la Convención conjunta sobre seguridad en la gestión del combustible gastado y sobre seguridad en la +gestión de desechos radiactivos (1997). El programa de cooperación técnica del OIEA, mediante proyectos nacionales, expertos y capacitación en la aplicación de técnicas nucleares con fines pacíficos, presta asistencia a los países en esferas fundamentales como los recursos hídricos, la salud, la nutrición, la medicina y la producción de alimentos. Un buen ejemplo de estas actividades es la labor relacionada con la fitotecnia por mutación, gracias a la cual se han conseguido casi 2 000 variedades nuevas de cultivos utilizando tecnologías basadas en la radiación, lo que ha permitido mejorar la producción de alimentos. Otro ejemplo es el uso de la hidrología isotópica para cartografiar los acuíferos subterráneos, gestionar las aguas subterráneas y superficiales, detectar y controlar la contaminación y vigilar las filtraciones y la seguridad de los embalses, fomentando así el acceso a fuentes limpias de agua potable. Un último ejemplo es el de los tratamientos médicos, ámbito en el cual el Organismo suministra equipo de radioterapia y capacita al personal sanitario para tratar de forma segura a pacientes de cáncer de unos 80 países en desarrollo que son miembros del OIEA. El OIEA recopila y divulga información sobre prácticamente todos los aspectos de la ciencia y la tecnología nucleares a través de su sistema Internacional de documentación Nuclear (INIS), con sede en Viena. Además, administra junto con la UNESCO el Centro Internacional de Física Teórica de Trieste (Italia) y mantiene tres laboratorios. El OIEA colabora con la FAO en investigaciones relacionadas con la utilización de la energía atómica en la alimentación y la agricultura, y con la OMS en la utilización de radiaciones en medicina y biología. El OIEA trabaja en conjunto con diversos organismos de las Naciones Unidas, tales como: UNESCO: con el que administra el Centro Internacional de Física Teórica de Trieste (Italia) y tres laboratorios de investigaciones relativas al uso de la energía atómica FAO: realiza con el OIEA investigaciones relacionadas con el uso de la energía atómica en la alimentación y la agricultura OMS: colabora en la aplicación de la energía atómica en la medicina y biología PNUMA: colabora con el OIEA y la UNESCO en la investigación de la contaminación marina a escala mundial El Laboratorio del OIEA para el Medio Ambiente Marino (Mónaco) realiza estudios sobre la contaminación marina a escala mundial junto con el PNUMA y la UNESCO. El Comité Científico de las Naciones Unidas para el estudio de los efectos de las radiaciones atómicas, órgano independiente establecido en 1955, evalúa los niveles y efectos de la exposición a la radiación ionizante e informa sobre ellos. Diversos gobiernos y organizaciones de todo el mundo utilizan sus estimaciones como base científica para evaluar el riesgo de radiación, establecer normas de seguridad y protección frente a las radiaciones y reglamentar las fuentes de radiación. Los daños causados al medio ambiente por las armas nucleares

Las actividades militares siempre han tenido graves repercusiones sobre el medio ambiente. Anteriormente, el daño ambiental por estas actividades se limitaba solamente al campo de batalla, aunque los efectos indirectos podían abarcar zonas más grandes. Asimismo, como parte de los conflictos bélicos se encontraba la destrucción intencional del medio ambiente a través de la inundación por medio de la destrucción de diques y presas, la defoliación de bosques por agentes químicos diseñados para tal fin, o la contaminación del aire por incendios producidos en combates o de pozos de petróleo tal y como ocurrió en Kuwait.

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Sin embargo, al hablar de armas nucleares, los efectos serían absolutamente devastadores, puesto que los daños causados por la precipitación radioactiva sobre extensas zonas, el agotamiento del ozono por los óxidos nitrosos de las explosiones nucleares y los cambios climáticos producidos por el humo de grandes y prolongados incendios afectaría gravemente a la mayor parte del planeta.

Incluso en tiempo de paz, las actividades militares - especialmente aquellas que envuelven armas nucleares - afectan al medio ambiente, puesto que se continua con la producción y ensayo de armamentos , la instrucción de combate y las maniobras, la construcción de bases e instalaciones militares y el mantenimiento de estados de alerta y de preparación para el combate, así como los accidentes. Además el desarme nuclear también implica problemas ecológicos.

Las Naciones Unidas han realizado esfuerzos ininterrumpidos para prohibir el uso de las armas nucleares desde los primeros años de sus existencia. La Asamblea general ha abordado el tema del desarme nuclear con relación al medio ambiente desde 1980, a través de su resolución 35/8 del 30 de octubre de 1980 sobre la responsabilidad histórica de los Estados para preservar la naturaleza para las generaciones presentes y futuras. Asimismo, en el Principio 26 de la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humanos (Estocolmo 5-16 junio de 1972) proclama que el hombre y su medio ambiente deben ser protegidos de los efectos de las armas nucleares y otras todas aquellas formas de destrucción masiva y que los Estados deben buscar la completa destrucción de tales armas.

En el seno de las Naciones Unidas se han creado establecido algunos tratados con el fin de erradicar las armas nucleares y para evitar las pruebas de las mismas, tales como:

Tratado por el que se prohíben los ensayos con armas nucleares en la atmósfera, el espacio ultraterrestre y debajo del agua (1963) Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares: TNP (1968) Tratado sobre prohibición de emplazar armas nucleares y otras armas de destrucción en masa en los fondos marinos y oceánicos y su subsuelo: Tratado sobre los fondos marinos (1971) Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares: TPCE (1996) que establece la Comisión Preparatoria de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (OTPCE). Diversos tratados de creación de zonas libres de armas nucleares

Ozono

El ozono es un gas que forma una delgada capa en la parte superior de la atmósfera, entre 12 y 15 kilómetros de altura. La gran importancia de esta capa radica en que protege la superficie terrestre de la radiación ultravioleta dañina que proviene del sol y que puede causar cáncer de la piel y daños imprevisibles a las plantas, las algas, la cadena de alimentación, y el ecosistema mundial.

Para evitar el adelgazamiento de la capa de ozono, el PNUMA ayudó a negociar el Convenio de Viena sobre la protección de la capa de ozono (1985) y el Protocolo de Montreal (1987) y sus enmiendas. Asimismo se dedica actualmente a administrar estos acuerdos. Los países desarrollados han acordado a través de estos instrumentos prohibir la producción y venta de clorofluorocarbonos (CFCs) que agotan la capa de ozono, a más tardar en el año 2010. El Protocolo de Montreal ha dado buenos resultados, ya que de acuerdo a una evaluación delPNUMA y la Organización Meteorológica Internacional (OMM) preparada por más de 200 científicos de todo el mundo, la cantidad de compuestos combinados que agotan la capa de ozono alcanzó su punto máximo en 1994 y desde entonces ha disminuido paulatinamente. La capa de ozono continuará adelgazándose debido a las sustancias químicas que ya se encuentran en la atmósfera. Sin embargo, si se lleva a cabo al pie de la letra el Protocolo de Montreal, la capa de ozono estará totalmente restaurada a mediados del Siglo XXI. Información sobre la protección de la capa de ozono en el sitio oficial del PNUMA y el sitio oficial de la Secretaría dedicada al Ozono

Meteorología, clima y agua

Desde la predicción del estado del tiempo hasta la investigación del cambio climático o la alerta temprana sobre riesgos naturales, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) coordina las actividades científicas mundiales para proporcionar información oportuna y exacta sobre el estado del tiempo y otros servicios a la comunidad de usuarios, incluidas las empresas de transporte aéreo y marítimo. Las actividades de la OMM contribuyen a la seguridad de las personas y los bienes, al desarrollo económico y social y a la protección del medio ambiente. Dentro de las Naciones Unidas, la OMM es la máxima autoridad científica sobre la atmósfera y el clima del planeta. La organización facilita la cooperación internacional estableciendo redes de estaciones de observación meteorológica, hidrológica y de otra índole; promueve el intercambio rápido de información meteorológica, la estandarización de las observaciones meteorológicas y la publicación uniforme de observaciones y estadísticas; fomenta la aplicación de la meteorología a la aviación, el trasporte marítimo, los problemas del agua, la agricultura y otras actividades socioeconómicas en las que incluye el clima; promueve la hidrología operacional y alienta la investigación y la capacitación. La piedra angular de las actividades de la OMM es el programa Vigilancia Meteorológica Mundial, que ofrece información de última hora sobre el estado mundial del tiempo mediante sistemas de observación y conexiones de telecomunicación operadas por diversos estados Miembros y territorios mediante 16 satélites, 3 000 aviones, 10 000 estaciones terrestres de observación, 7 300 estaciones a bordo de buques y 900 boyas fijas y a la deriva con estaciones meteorológicas. Todos los días se transmiten datos y mapas del tiempo por conexiones de alta velocidad a través de tres centros meteorológicos mundiales, 34 regionales y 187 nacionales, que

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cooperan en la preparación de análisis y predicciones del tiempo. Gracia a ello, los buques y aviones, los investigadores científicos, los medios de difusión y el público en general reciben una corriente de información constante y actualizada. Además, los complejos acuerdos sobre normas, códigos, mediciones y comunicaciones referentes a la meteorología se establecen a nivel internacional a través de la OMM. El Programa sobre Ciclones Tropicales ayuda a más de 50 países vulnerables a esos problemas a minimizar las pérdidas materiales y humanas mejorando los sistemas de predicción y alerta, así como la preparación para casos de desastre. El Programa de prevención y mitigación de desastres naturales se ocupa de integrar diversas actividades de la OMM en esta esfera y de coordinarlas con otras actividades conexas llevadas a cabo por diferentes organizaciones internacionales, regionales y nacionales, incluido organismos de protección civil. También presta apoyo científico y técnico y técnico a la labor desempeñada por la OMM en casos de desastre. El Programa Mundial sobre el Clima recopila y conserva datos para ayudar a los gobiernos a planificar su respuesta ante el cambio climático. Esta información puede servir para mejorar la panificación económica y social relativa a los procesos climáticos y la comprensión de estos últimos. También puede servir para detectar inminentes variaciones climáticas. (como los fenómenos de El Niño y La Niña) y predecir su repercusión con varios meses de anticipación y advertir a los gobiernos de ellos y de otros cambios naturales o causados por el hombre que puedan afectar a las actividades humanas esenciales. Para evaluar toda la información disponible sobre el cambio climático, la OMM y el PNUMA establecieron en 1988 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. El Programa de Investigación de la Atmósfera y el Medio Ambiente coordina las investigaciones sobre la estructura y composición de la atmósfera, las características físicas y químicas de las nubes, la modificación climática, la meteorología tropical y la predicción del tiempo. El Programa ayuda a los Estados Miembros a realizar proyectos de investigación, divulgar información científica e incorporar los resultados de las investigaciones a los métodos de predicción y otras técnicas. Como parte del Sistema Mundial de Vigilancia de la Atmósfera, unas 340 estaciones ubicadas en 80 países forman una red mundial que vigila la acumulación en la atmósfera de los gases de efecto invernadero, así como los niveles de ozono, radionúclidos y otros gases y partículas.

En algunos países las pérdidas causadas en la agricultura por el estado del tiempo llegan casi al 20% de la producción anual. El Programa de aplicaciones de la Meteorología ayuda a los países a utilizar esta disciplina para proteger a las personas y sus bienes y promover el desarrollo social y económico. Su objetivo es mejorar los servicios meteorológicos públicos, aumentar la seguridad de los viajes por aire y por mar, mitigar las consecuencias de la desertificación y mejorar la agricultura y la ordenación de los recursos hídricos, energéticos y de otra índole. En la agricultura, por ejemplo, el asesoramiento meteorológico ofrecido a tiempo puede ayudar a reducir considerablemente las pérdidas causadas por la sequía, las plagas y las enfermedades.

El Programa de Hidrología y Recursos Hídricos ayuda a evaluar, administrar y conservar los recursos hídricos del planeta y fomenta la cooperación mundial para evaluar los recursos hídricos y establecer redes y servicios hidrológicos, incluidos los de reunión y procesamiento de datos, predicción y alerta y suministro de información meteorológica e hidrológica a efectos de diseño. Por ejemplo, facilita la cooperación entre países que comparten cuencas hídricas y ofrece servicios especializados de predicción en las zonas propensas a las inundaciones, ayudando así a salvar vidas y bienes.

El Programa Espacial de la OMM se creó para combatir al desarrollo del Sistema Mundial de Observación del programa Vigilancia Meteorológica Mundial, así como otros programas respaldados por la OMM y sus sistemas de observación conexos. Su finalidad es proporcionar mejores datos, productos y servicios de forma continua y facilitar su mayor disponibilidad y mejor utilización en todo el mundo. El Programa de Educación y Capacitación fomenta el intercambio de conocimientos científicos mediante la organización de cursos, seminarios y conferencias, la preparación de planes de estudios, la introducción de nuevas técnicas y materiales de formación y el respaldo a los centros de capacitación. Cada año participan en los cursos avanzados centenares de especialistas de todo el mundo. El Programa de cooperación Técnica ayuda a los países en desarrollo a obtener los equipos y conocimientos técnicos y especializados que necesitan para mejorar sus servicios nacionales de meteorología e hidrología y fomenta la transferencia de tecnología y de información y conocimientos meteorológicos e hidrológicos. El Programa Regional respalda la realización de programas y actividades de carácter regional a través de ocho oficinas regionales y subregionales de la OMM ubicadas en distintas partes del mundo.

Cambio climático

Hay pruebas claras de que las actividades humanas contribuyen a que los "gases de efecto invernadero" se acumulen en la atmósfera, lo cual provoca un aumento gradual de la temperatura de la Tierra. En particular se produce dióxido de carbono (CO2) cuando se queman combustibles fósiles para generar energía o cuando se talan y queman los bosques. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio climático, cabe predecir que la temperatura del plantea habrá aumentado entre 1.4 y 5.8 grados centígrados en 2100. Este aumento previsto es más importante que cualquiera de los experimentados por el clima en los últimos 10 000 años y sus efectos para el medio ambiente mundial pueden ser muy significativos.

Para frenar el calentamiento de la Tierra se elaboró y firmó en Río de Janeiro la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (1992). Al suscribir la Convención, los países desarrollados acordaron reducir sus emisiones de dióxido de carbono y otros "gases de efecto invernadero" a los niveles de 1990 antes del fin del año 2000. Esos países, que son responsables del 60% de las emisiones anuales de dióxido de carbono, convinieron también en transferir a los países en desarrollo tecnología e información que los ayudaran a hacer frente a los problemas derivados del cambio climático. En mayo de 2004, 189 países habían ratificado la Convención.

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Las negociaciones de las Naciones Unidas sobre el cambio climático se basan en la labor del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), establecido conjuntamente por el PNUMA y la OMM en 1988. El Grupo es una red mundial de 2 500 científicos y expertos eminentes que pasan revista a las investigaciones científicas sobre la materia. En 1989 el Grupo llegó a la conclusión de que las actividades humanas podían originar cambios en el sistema climático mundial, lo cual hizo que se iniciaran las negociaciones de la Convención sobre el Cambio Climático. En 2001m gracias a la disponibilidad de nuevos modelos de computadora más potentes, el Grupo determinó que existían "pruebas nuevas y definitivas" de que la mayor parte del calentamiento observado en los últimos 50 años era atribuible a las actividades del hombre. Las pruebas presentadas en 1995 por los científicos del IPCC dejaron claro que aunque se cumpliera puntualmente con la meta de 1992 no se evitaría el calentamiento de la Tierra ni los problemas derivados de él; harían falta, pues, nuevas reducciones. En 1997, los países que habían ratificado la convención se reunieron en Kyoto, Japón, y acordaron un protocolo jurídicamente vinculante en virtud del cual los países desarrollados debían reducir sus emisiones colectivas de seis gases de efecto invernadero en un 5.2% entre 2008 y 2012, tomando como referencia los niveles de 1990. El Protocolo también establece varios "mecanismos" innovadores para hacer menos costosa la reducción de las emisiones. Este documento es conocido también como Protocolo de Kyoto. Agotamiento de la capa de ozono

La capa de ozono es una fina capa de gas situada en la parte superior de la atmósfera (a una altura de 12 a 45 kilómetros) que protege la superficie de la tierra de la nociva radiación ultravioleta procedente del Sol. Se sabe que el aumento de la radiación ultravioleta causa cáncer de piel y daños imprevisibles en las plantas, las algas, la cadena de alimentación y el ecosistema mundial.

El PNUMA ayudó a negociar el histórico Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono (1985) y el Protocolo de Montreal (1987) y sus Enmiendas, y en la actualidad gestiona su aplicación. Conforme a estos instrumentos, los países desarrollados han prohibido la producción y venta de clorofluorocarbonos, sustancias químicas que agotan la capa de ozono y cuya producción por los países en desarrollo debe cesar a más tardar en el año 2010. Se han acordado también plazos para eliminar gradualmente otras sustancias que agotan la capa de ozono. La eficacia del Protocolo de Montreal quedó confirmada en 2002 con una evaluación del PNUMA y la OMM sobre el agotamiento de la capa de ozono preparada por más de 205 científicos de todo el mundo, según la cual la cantidad total combinada de compuestos que agotan el ozono en la capa inferior de la atmósfera alcanzó su punto máximo en 1994 y desde entonces está disminuyendo lentamente. Si no se hubiesen tomado medidas con arreglo al Protocolo, el agotamiento del ozono habría sido mucho mayor y habría continuado durante muchos más decenios. Pero a pesar de que el Protocolo está logrando que se reduzcan el uso y la emisión de sustancias que agotan la capa de ozono, el agotamiento continuará durante años, mientras sigan activas las sustancias químicas ya presentes en la atmósfera. Los científicos prevén que el "escudo" de ozono que protege la superficie de la Tierra comenzará a recuperarse en un futuro próximo y estará penamente restaurado en 2050, siempre y cuando el Protocolo siga aplicándose con firmeza.

Protección del medio marino

Los océanos cubren las dos terceras partes de la superficie de la Tierra y su protección se ha convertido en una de las principales cuestiones de las que se ocupan las Naciones Unidas. La atención de la comunidad mundial se ha centrado en los océanos y los mares gracias a la labor del PNUMA, sobre todo sus diversas iniciativas encaminadas a proteger el medio marino. La Organización Marítima Internacional (OMI) es el organismo especializado de las Naciones Unidas encargado de tomar medidas para prevenir la contaminación marina proveniente de los buques y mejorar la seguridad del transporte marítimo internacional. Pese a que este último se ha incrementado de manera espectacular, la contaminación del mar por petróleo procedente de buques disminuyó un 60% en el decenio de 1980 y los derrames de petróleo se han reducido notablemente en los últimos 20% años. Esto se debe en parte a la utilización de mejores métodos para controlar la eliminación de desechos y a que los convenios han impuesto controles más estrictos. El Convenio internacional para prevenir la contaminación de las aguas del mar por hidrocarburos, el primero sobre este tema, se aprobó en 1954, y en 1959 la OMI asumió la responsabilidad de administrarlo. A finales de los años sesenta se tomaron nuevas medidas a raíz de una serie de graves accidente de buques petroleros. Desde entonces la OMI ha adoptado numerosas medidas para prevenir los accidentes y derrames de petróleo en el mar, minimizar sus consecuencias y luchar contra la contaminación marina, incluida la causada por el vertido de desechos generados por actividades en tierra. Los principales tratados son el Convenio internacional relativo a la intervención en alta mar en casos de accidentes que causen una contaminación por hidrocarburos (1969), el Convenio sobre la prevención de la contaminación del mar por vertimiento de desechos y otras materias (1972), y el Convenio internacional sobre cooperación, preparación y lucha contra la contaminación por hidrocarburos (1990).

La OMI también se ha ocupado de los peligros que para el medio ambiente plantean ciertas operaciones habituales, como la limpieza de los tanques de los buques petroleros y la eliminación de los desechos d las salas de máquinas, actividades que medidas en toneladas de vertido plantean más problemas que los accidentes. El principal instrumento en relación con este tema es el Convenio internacional para prevenir la contaminación por los buques (1973), modificado por su Protocolo de 1978 (MARPOL 73/78). Este Convenio abarca no sólo la contaminación accidental por hidrocarburos y la causada por operaciones realizadas en el mar, sino también la provocada por sustancias químicas, mercancías envasadas, aguas residuales y basura. De conformidad con las enmiendas al Convenio aprobadas en 1992, los nuevos buques petroleros están obligados a tener doble casco o un diseño que ofrezca una protección equivalente del cargamento en caso de colisión o encalladura. Asimismo el MARPOL 73/78 cuenta con cinco anexos: Anexo I: reglas para prevenir la contaminación por hidrocarburos Anexo II: Reglas para prevenir la contaminación por sustancias nocivas líquidas transportadas Anexo III: Reglas para prevenir la contaminación por sustancias perjudiciales transportadas por mar en bultos

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Anexo IV: Reglas para prevenir la contaminación por las aguas sucias de los buques Anexo V: Reglas para prevenir la contaminación por las basuras de los buques Dos tratados de la OMI, a saber, el Convenio internacional de responsabilidad civil por daños causados por contaminación de las aguas por hidrocarburos y el Convenio internacional de constitución de un fonfo internacional de indemnización de daños causados por la contaminación de hidrocarburos, establecen un sistema de indemnización para cubrir los daños financieros producidos por la contaminación. Los tratados, aprobados en 1969 y 1971 respectivamente y revisados en 1992, permiten a las víctimas de la contaminación por hidrocarburos obtener indemnizaciones de manera mucho más sencilla y rápida que antes.

Biodiversidad y pesca excesiva

La diversidad de la fauna y la flora es esencial para la supervivencia humana. Por biodiversidad entendemos la amplia variedad de seres vivos (plantas, animales y microorganismos ) sobre la Tierra y los ecosistemas donde habitan. El ser humano al igual que el resto de los seres vivientes, es parte integrante de este sistema y también depende de él. La diversidad biológica incluye también las diferencias genéticas dentro de cada especie y la variedad de ecosistemas.

Toda esta diversidad biológica provee al ser humano de recursos biológicos que han servido de base a las civilizaciones, ya que por medio de estos recursos se ha desarrollado labores tan diversas como la agricultura, la farmacéutica, la industria de pulpa y papel, la horticultura, la construcción y el tratamiento de desechos. La pérdida de esta diversidad biológica amenaza nuestros suministros alimentarios, nuestras posibilidades de recreación y turismo y nuestras fuentes de madera, medicamentos y energía. También interfiere con las funciones ecológicas esenciales.

Las interacciones entre los diversos componentes de la diversidad biológica es lo que permite que el planeta pueda estar habitado por todas las especies, incluidos los seres humanos, ya que gracias se dan procesos tales como: La purificación del aire y el agua La destoxificación y descomposición de los desechos La estabilización y moderación del clima de la Tierra La moderación de las inundaciones, sequías, temperaturas extremas y fuerza del viento La generación y renovación de la fertilidad del suelo, incluido el ciclo de los nutrientes La polinización de las plantas, incluidos muchos cultivos El control de las plagas y enfermedades La capacidad de adaptación al cambio ¿Cómo nos afecta el daño a la diversidad biológica?

Si bien la pérdida de especies siempre ha ocurrido como un fenómeno natural, las actividades humanas han acelerado este proceso, lo cual puede traer graves consecuencias para la propia vida humana. La forma más visible de este daño ecológico es la extinción de animales tales como los pandas, los tigres, los elefantes y las ballenas, debida a la destrucción de sus hábitat y a la cacería o captura excesiva . Sin embargo, otras especies menos llamativas pero igual de importantes también se encuentran en peligro. Como ejemplo, podemos mencionar a la amplia gama de insectos que ayudan a la polinización de las plantas.

Otro factor que influye directamente en la extinción de especies de animales y plantas es el enfoque de la agricultura comercial moderna se centra en relativamente pocas variedades de cultivos. Si bien la pérdida de especies llama nuestra atención, la amenaza más grave a la diversidad biológica es la fragmentación, degradación y la pérdida directa de los bosques, humedales, arrecifes de coral y otros ecosistemas. Todas estas cuestiones son agudizadas por los cambios atmosféricos mundiales y climáticos mundiales que afectan directamente a los hábitats y los seres que las habitan. La pérdida de la diversidad biológica con frecuencia reduce la productividad de los ecosistemas y de esta manera disminuye la posibilidad de obtener diversos beneficios de la naturaleza, y de la cual sacamos provecho constantemente. Ello desestabiliza los ecosistemas y debilita su capacidad para hacer frente a los desastres naturales.

El daño a la diversidad biológica no solo nos provoca daños físicos. También nos afecta culturalmente ya que nuestra identidad cultural está profundamente arraigada en nuestro entorno biológico. Las plantas y los animales son los símbolos de nuestro mundo, y están preservados en banderas, esculturas y otras imágenes que nos definen a nosotros y a nuestras sociedades.

El Convenio sobre la Diversidad Biológica

La protección y conservación de la variada gama de especies de animales y plantas y de su hábitat es la meta del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (1992), en el que son parte 180 Estados. El Convenio obliga a los Estados a conservar la biodiversidad y garantizar su desarrollo sostenible y velar por que se compartan de manera justa y equitativa los beneficios derivados del aprovechamiento de los recursos genéticos. En el año 2000 se aprobó un protocolo sobre la utilización sin riesgo de organismos modificados genéticamente.

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En la Cumbre para la Tierra de 1992 uno de los acuerdos aprobados fue el "Convenio sobre la Diversidad Biológica". El Convenio establece tres metas principales: la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos.

Este Convenio es el primer acuerdo mundial sobre la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica. Cuenta con 180 Estados miembros y es jurídicamente vinculante.

El Convenio tiene tres metas principales:

La conservación de la diversidad biológica.

La utilización sostenible de los componentes de la diversidad biológica.

La participación justa y equitativa en los beneficios derivados de la utilización comercial y de otro tipo de los recursos genéticos.

El Convenio obliga a los Estados a que conserven la diversidad biológica y que se utilicen de forma sostenible los recursos que la componen. Asimismo obliga a que se compartan de forma más justa y equitativa los beneficios derivados del aprovechamiento de los recursos genéticos. Entre los principales temas que se abordan en el Convenio pueden mencionarse: Medidas e incentivos para la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica Acceso reglamentado a los recursos genéticos Acceso a la tecnología y transferencia de tecnología, incluida la biotecnología Cooperación técnica y científica Evaluación de impacto ambiental Educación y conciencia pública Suministro de recursos financieros. Además debe realizar la presentación de informes nacionales sobre las medidas para poner en práctica los compromisos asumidos en virtud del tratado. La protección de las especies en peligro también se contempla en la Convención sobre el comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (1973) que administra el PNUMA. Los 162 Estados partes se reúnen periódicamente para actualizar la lista de especies animales y vegetales, o de productos como el marfil, que deben protegerse mediante cuotas o incluso mediante una prohibición total. La Convención de Bonn sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres (1979) y una serie de acuerdos conexos tienen por objetivo preservar las especies migratorias de aves y animales terrestres y marinos, así como su hábitat. A finales de 2003 eran ya 84 los Estados partes en ese tratado.

Lluvia ácida.

La sedimentación ácida o lluvia ácida, es causada por emisiones de bióxido de azufre y de óxidos de nitrógeno. Aunque existen fuentes naturales de estos gases, más de 90 por ciento del azufre y 95 por ciento de nitrógeno lanzados a la atmósfera en la región oriental de América del Norte son de origen humano. Esos contaminantes primarios del aire provienen del uso del carbón en la producción de la electricidad, de la fundición y de la combustión en los vehículos. Una vez que se liberan en la atmósfera, pueden convertirse químicamente en contaminantes secundarios como el ácido nítrico y el ácido sulfúrico, los cuales se disuelven fácilmente en el agua. Las gotitas de agua ácida resultantes pueden ser transportadas a grandes distancias por los vientos, y regresan a la Tierra como lluvia ácida, nieve o niebla.

La "lluvia ácida", causada por las emisiones de dióxido de azufre resultantes de determinados procesos de fabricación industrial se ha reducido mucho en la mayor parte de Europa y América del Norte gracias a la Convención sobre la contaminación atmosférica transfronteriza a larga distancia (1979). La Convención, en la que son parte 48 Estados, es administrada por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa.

Sustancias químicas y desechos peligrosos.

Para reglamentar los tres millones de toneladas de desechos tóxicos que atraviesan las fronteras nacionales cada año, los Estados Miembros negociaron en 1989 el Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación, administrado por el PNUMA. El Tratado, del que son parte 157 Estados, se reforzó en 1995 para prohibir la exportación de desechos tóxicos a los países en desarrollo, que en muchos casos carecen de la tecnología necesaria para eliminarlos sin riesgo. En 1999, los gobiernos aprobaron el Protocolo del Convenio de Basilea sobre responsabilidad e indemnización para determinar las responsabilidades financieras en caso de vertido legal o derrame accidental de desechos peligrosos.

Pesca excesiva

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Por otro lado, con el fin de combatir la pesca excesiva y los cada vez mayores y más violentos enfrentamientos relacionados con la pesca en alta mar fue firmado por más de 60 países el Acuerdo sobre las poblaciones de peces transzonales y las poblaciones de peces altamente migratorias, en 1995. Este Acuerdo dispone de cuotas para asegurar la supervivencia y explotación sustentable de los peces que migran a través de inmensas zonas del océano o a través de zonas económicas exclusivas de más de un país.

Pesca de altura. La pesca excesiva y la práctica aniquilación de muchas especies de peces con valor comercial, junto con la creciente incidencia de la pesca ilícita, no reglamentada y no declarada en alta mar, llevó a los gobiernos a pedir que se adoptaran medidas para la conservación y la ordenación sostenible de los recursos pesqueros, especialmente de los peces que migran a través de aplias zonas del océano o se mueven por la zona económica de más de un país. En 1995 se concertó el Acuerdo de las Naciones Unidas sobre la aplicación de las disposiciones relativas a las poblaciones de peces transzonales y las poblaciones de peces altamente migratorios, que entró en vigor en diciembre de 2001 y que proporciona un régimen jurídico para la conservación y ordenación de esas poblaciones de peces, a fin de asegurar su supervivencia a largo plazo.

Bosques

Desde que en 1992 se aprobó en la Cumbre para la Tierra una declaración no vinculante sobre los principios relativos a los bosques, se ha avanzado considerablemente en la política internacional en la materia, y se han emprendido numerosas inciativas en la materia, y se han emprendido numerosas iniciativas, tanto dentrop como fuera del sistema de las Naciones Unidas. Entre 1995 y 2000, los principales foros intergubernamentales para el desarrollo de la política forestal fueron el Grupo Intergubernamental sobre los Bosque y el Foro Intergubernamental sobre los Bosques, dependientes ambos de la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

El documento analiza diversos temas afines al desarrollo sostenible de los bosques entre los que se encuentran:

La búsqueda de una cooperación internacional para acelerar el desarrollo sostenible de los países en desarrollo y las políticas internas conexas.

La lucha contra la pobreza.

el fomento del desarrollo sostenible de los recursos humanos.

Integración de la perspectiva de medio ambiente y desarrollo en la adopción de decisiones Se aprobaron para este fin más de 100 propuestas de acción hechas en 1997 por el "Grupo Intergubernamental sobre los Bosques", el cual fue establecido por la Comisión de Desarrollo Sostenible. Asimismo, con el fin de contar con un foro central sobre los bosques, fue establecido en la Cumbre para la Tierra+5 de 1997, el Foro Intergubernamental sobre los Bosques, que promueve y vigila la aplicación de las propuestas hechas por el Grupo Intergubernamental sobre los Bosques, relativas a la conservación, el ordenamiento y el desarrollo sostenible para los bosques.

En octubre de 2000, el Consejo Económico y Social estableció el Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques, órgano intergubernamental de alto nivel y de composición universal cuya misión es promover la ordenación, la conservación y el desarrollo sostenible de los bosques y reforzar el compromiso político a largo plazo para lograrlo. El Foro se reúne todos los años para tratar cuestiones prioritarias y examinar los progresos conseguidos en la ejecución de las medidas propuestas por anteriores órganos intergubernamentales.

Tras la invitación del Consejo Económico y Social, los jefes de las organizaciones internacionales pertinentes han formado además la Asociación de colaboración en materia de bosques, integrada por 14 miembros, que fomenta la cooperación y coordinación en apoyo de los objetivos del Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques y la ordenación sostenible de los bosques en todo el mundo.

Desertificación

La desertificación es la degradación de las tierras áridas, semiáridas y zonas subhúmedas secas. Causado principalmente por variaciones climáticas Y actividades humanas tales como el cultivo y el pastoreo excesivo, la deforestación y la falta de riego. La desertificación no se refiere a la expansión de los desiertos existentes. Sucede porque los ecosistemas de las tierras áridas, que cubren una tercera parte del total de la tierra, es extremadamente vulnerable a la sobreexplotación y a un uso inapropiado de la tierra.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la desertificación amenaza a la cuarta parte del planeta, afecta directamente a más de 250 millones de personas y pone en peligro los medios de vida de más de 1 000 millones de habitantes de más de 100 países al reducir la productividad de las toerras destinadas a la agricultura y la ganadería. Estas personas incluyen muchas de los países más pobres, los más marginados y los ciudadanos políticamente más débiles. Aunque la desertificación puede ser provocada por las sequías, en general su causa principal es la actividad humana: el cultivo y el pastoreo exceivos, la deforestación y la falta de riego.

Convención contra la desertificación: Un tratado de las Naciones Unidas, la Convención Internacional de lucha contra la

desertificación en los países afectados por sequía grave o desertificación, en particular en África (1994), se ocupa de este problema. La Convención, en la que son parte 186 países, establece el marco para todas las actividades encaminadas a combatir la desertificación y se centra en el aumento de la productividad del suelo, su rehabilitación y la conservación y reordenación de las tierras y recursos hídricos. Asimismo insiste en la participación popular y en la creación de un "entorno propicio" que ayude a la población local a valerse de sus propios medios para remediar la degradación del suelo. También incluye criterios para que los países afectados

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preparen programas nacionales de acción y asigna una función sin precedentes a las ONGs en la formulación y ejecución de esos programas.

Esta Convención tiene como objetivo principal el promover una acción efectiva a través programas locales innovadores y cooperación internacional de apoyo, estableciendo las pautas para luchar contra la desertificación y mitigar los efectos de la sequía en los países afectados por sequía grave o desertificación, en particular en África, a través del mejoramiento de la productividad del suelo, su rehabilitación y la conservación y ordenación de los recursos de las tierras y los recursos hídricos, en el marco de un enfoque integrado acorde con el Programa 21, para contribuir al logro del desarrollo sostenible en las zonas afectadas.

También enfatiza la participación popular y la creación de condiciones que ayuden a la población local a evitar la degradación de los suelos de forma autosuficiente. Por otro lado, asigna a las organizaciones no gubernamentales una función sin precedente en la preparación y ejecución de programas para evitar la desertificación.

La Convención reconoce que la batalla para proteger las tierras áridas será muy larga, ya que las causas de la desertificación son muchas y complejas, por lo que se tendrán que hacer cambios reales y difíciles, tanto a nivel internacional como local. Labor de otros organismos de las Naciones Unidas

Varios organismos de las Naciones Unidas prestan asistencia en la lucha contra la desertificación. Un programa especial del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) ha movilizado 400 millones de dólares, más otros 350 millones de cofinanciación, para ejecutar proyectos en 25 países africanos amenazados por la desertificación.

El Banco Mundial organiza y financia programas destinados a proteger las frágiles tierras áridas y aumentar su productividad agrícola de manera sostenible.

La FAO reconoce que un elemento esencial para la seguridad alimentaria es la protección del medio ambiente que provea los recursos naturales necesarios para la producción alimentaria. Por lo tanto, el desarrollo rural y la agricultura sostenible en tierras áridas implican combatir la desertificación. Así, la FAO promueve el desarrollo agrícola sostenible mediante una amplia gama de actividades de asistencia práctica a los gobiernos. El PNUMA respalda los programas de acción regionales, la evaluación de datos, el fomento de la capacidad y la sensibilización de la opinión pública sobre este problema. El PNUD financia diversas actividades a través del Centro para el Desarrollo de las Zonas Áridas, con sede en Nairobi, que ayuda a elaborar políticas, presta asesoramiento técnico y apoya programas de control de la desertificación y gestión de las tierras áridas. Además, el PNUD está a la cabeza de las acciones de las Naciones Unidas encaminadas a fomentar la capacidad nacional para un desarrollo sostenible desde el punto de vista del medio ambiente, promoviendo las mejoras prácticas en todo el mundo y apoyando las acciones de efectos catalíticos.

Financiación del desarrollo sostenible

En la Cumbre para la Tierra se acordó que la mayor parte de la financiación del Programa 21 procedería de los sectores público y privado de cada país. Sin embargo, se consideró que también hacían falta nuevos fondos externos para apoyar los esfuerzos de los países en desarrollo para aplicar prácticas de desarrollo sostenible y proteger el medio ambiente mundial.

En dos ocasiones se ha encomendado al Fondo para el Medio Ambiente Mundial, establecido en 1991 y reestructurado en 1994, que s encargara de canalizar esos recursos. En 1994, 34 naciones se comprometieron a aportar 2 000 millones de dólares al Fondo. En 1998 fueron 36 las que prometieron contribuciones por un total de 2 750 millones más. Finalmente, en 2002, 32 naciones se comprometieron a aportar casi 3 000 millones de dólares en los cuatro años siguientes. Son primordialmente esos recursos los que permiten alcanzar las metas del Convenio sobre la Diversidad Biológica, la Convención marco sobre el Cambio Climático y el convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes.

Los proyectos del Fondo - que principalmente son ejecutados por el PNUD, el PNUMA y el Banco Mundial - tienen por objeto conservar y utilizar de manera sostenible la diversidad biológica, hacer frente al cambio climático mundial, remediar la degradación de las aguas internacionales, eliminar paulatinamente las sustancia que agotan la capa de ozono, luchar contra la degradación del suelo y la sequía, y reducir y eliminar la producción y utilización de ciertos contaminantes orgánicos persistentes. Actualmente, el Fondo financia cerca de 1 200 proyectos en 140 países en desarrollo y de economía en transición. El Fondo ha asignado 4 500 millones de dólares y ha obtenido otros 13 000 millones para financiar actividades conjuntamente con los gobiernos receptores, los organismos internacionales de desarrollo, el sector privado y las ONGs. En 1991 se estableció un Fondo Multilateral para ayudar a los países en desarrollo a cumplir las obligaciones contraídas en virtud del Protocolo de Montreal, que es el tratado internacional concertado para eliminar gradualmente las sustancias que dañan la capa de ozono. Desde entonces, el Fondo ha proporcionado por valor superior a los 1 500 millones de dólares a 130 países en desarrollo. Unos 4 000 proyectos del Fondo ejecutados por cuatro organismos internacionales - el PNUD, el PNUMA, la ONUDI y el Banco Mundial - y por diversos organismos gubernamentales bilaterales han conseguido eliminar paulatinamente unas 180 000 toneladas de sustancias que agotan la capa de ozono.

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Tomado y adaptado de: http://www.cinu.mx/temas/medio-ambiente/medio-ambiente-y-desarrollo-so/