Doc. Cómo se desarrolla el lenguaje

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Para padres ¿Cómo se desarrolla el lenguaje? nº 3 www.tudiscoverykids.com continúa Copyright © 2005 Discovery Communications Inc 1/3 Del nacimiento a los dos meses El bebe se comunica mediante gestos no intencionales y expresiones afectivas. El llanto es la primer forma de hacerle saber a su mamá que siente hambre, que tiene sueño, que le duele algo o que simplemente necesita estar con ella. Aunque los padres se desesperan al principio porque creen que no pueden interpretar cuál es la verdadera necesidad de su hijo, poco a poco, aprenden a decodificar los distintos tipos de llanto. De los dos a los cuatro meses Cuando mamá o papá le hablan, el bebé responde con el famoso Ajjjooooó!!! Los balbuceos, los gritos y las primeras vocalizaciones (“aaa”, “eee”), señalan el inicio de la etapa pre-lingüística. Los padres se entusiasman y le hablan a su hijo, el bebé “responde” mientras lo escuchan con atención y, una vez que termina de emitir sonidos, los adultos continúan hablándole. Sin proponérselo, con este ejercicio, los padres enseñan a sus hijos a “dialogar”. Los cuatro meses Es la etapa de los monólogos largos. El bebé disfruta muchísimo con los variados sonidos que emite y con la posibilidad de escuchar su propia voz. A través de la reiteración de las vocalizaciones o de las distintas combinaciones de sonidos, va autoestimulando los músculos del habla. Por eso es importante permitir que vocalice cuanto quiera. De los cinco a los ocho meses Se amplía el repertorio de gestos que constituye el medio de comunicación más efectivo del bebé desde su nacimiento hasta el año de vida. Además, los gestos comienzan a tener un carácter verdaderamente intencional. Así por ejemplo, la sonrisa, que antes respondía a un mecanismo reflejo para expresar un estado de bienestar o satisfacción, es utilizada ahora para congraciarse con el adulto. Los brazos en alto, más allá de un gesto de imitación, expresan el deseo de ser alzado en brazos o indican algún objeto que pretende alcanzar. Los balbuceos se vuelven más intencionales y se emplean para llamar la atención. Los niños empiezan a pronunciar y a repetir sílabas como “da-da-da” o “ta-ta- ta”, más cercanas a las primeras palabras como “mamá” o “papá”. La conquista del lenguaje es un paso fundamental en el desarrollo de una persona. A través de las palabras y de los gestos se pueden expresar los sentimientos, las ideas y los deseos, comunicarse con el mundo y actuar sobre él. A pesar de que los niños pronuncian sus primeras palabras alrededor del año y medio de vida, desde que nacen son capaces de comunicarse por medio del llanto, de la sonrisa, de la emisión de sonidos y de los gestos. Desde los primeros balbuceos hasta las primeras frases, el pequeño pasará por múltiples etapas que lo llevarán a desarrollar su capacidad de expresión oral.

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Del nacimiento a los dos mesesEl bebe se comunica mediante gestos no intencionales y expresiones afectivas. El llanto es la primer forma de hacerle saber a su mamá que siente hambre, que tiene sueño, que le duele algo o que simplemente necesita estar con ella. Aunque los padres se desesperan al principio porque creen que no pueden interpretar cuál es la verdadera necesidad de su hijo, poco a poco, aprenden a decodificar los distintos tipos de llanto.

De los dos a los cuatro mesesCuando mamá o papá le hablan, el bebé responde con el famoso Ajjjooooó!!! Los balbuceos, los gritos y las primeras vocalizaciones (“aaa”, “eee”), señalan el inicio de la etapa pre-lingüística. Los padres se entusiasman y le hablan a su hijo, el bebé “responde” mientras lo escuchan con atención y, una vez que termina de emitir sonidos, los adultos continúan hablándole. Sin proponérselo, con este ejercicio, los padres enseñan a sus hijos a “dialogar”.

Los cuatro mesesEs la etapa de los monólogos largos. El bebé disfruta muchísimo con los variados sonidos que emite y con la posibilidad de escuchar su propia voz. A través de la

reiteración de las vocalizaciones o de las distintas combinaciones de sonidos, va autoestimulando los músculos del habla. Por eso es importante permitir que vocalice cuanto quiera.

De los cinco a los ocho mesesSe amplía el repertorio de gestos que constituye el medio de comunicación más efectivo del bebé desde su nacimiento hasta el año de vida. Además, los gestos comienzan a tener un carácter verdaderamente intencional. Así por ejemplo, la sonrisa, que antes respondía a un mecanismo reflejo para expresar un estado de bienestar o satisfacción, es utilizada ahora para congraciarse con el adulto. Los brazos en alto, más allá de un gesto de imitación, expresan el deseo de ser alzado en brazos o indican algún objeto que pretende alcanzar.Los balbuceos se vuelven más intencionales y se emplean para llamar la atención. Los niños empiezan a pronunciar y a repetir sílabas como “da-da-da” o “ta-ta-ta”, más cercanas a las primeras palabras como “mamá” o “papá”.

La conquista del lenguaje es un paso fundamental en el desarrollo de

una persona. A través de las palabras y de los gestos se pueden

expresar los sentimientos, las ideas y los deseos, comunicarse con el

mundo y actuar sobre él. A pesar de que los niños pronuncian sus

primeras palabras alrededor del año y medio de vida, desde que nacen

son capaces de comunicarse por medio del llanto, de la sonrisa, de la

emisión de sonidos y de los gestos. Desde los primeros balbuceos hasta

las primeras frases, el pequeño pasará por múltiples etapas que lo

llevarán a desarrollar su capacidad de expresión oral.

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¿Cómo se desarrolla el lenguaje?De los nueve a los once mesesLa maduración de los músculos del habla y de la masticación permite una vocalización más articulada. Simultáneamente el niño adquiere la capacidad de imitar y generalizar; por lo que es probable que en esta etapa aparezcan las primeras palabras articuladas. Aunque los padres se emocionan por escuchar pronunciar por primera vez a su hijo “ma-má” o “pa-pá”, el bebé todavía no conoce el significado de los términos “mamá” o “papá”. Esta interpretación espontánea que hacen los adultos del silabeo del bebé, le permitirá al pequeño, después de un tiempo, asociar el sonido “papá” con una persona que, de allí en más, recibirá ese nombre.

De los doce a los diecisiete mesesEl niño comienza, lentamente, a emitir palabras sueltas. Con ellas intenta nombrar personas y objetos. Si la palabra tiene más de una sílaba, dará prioridad a las sílabas acentuadas. La abuela será “bela” y el zapato “pato”. De todos modos, el uso de una palabra está limitado a un objeto concreto y a un contexto determinado. Por ejemplo, es probable que el niño sepa identificar y nombrar a un perro que ha visto dentro de la casa, pero que no emplee la palabra si lo ve en el jardín o si observa a cualquier otro perro. En esta etapa el pequeño hace un uso extensivo de las palabras. Es frecuente que nombre diversos objetos de características similares con la misma palabra. Todo animal que tenga cuatro patas puede ser “guau-guau”, o toda ave que vea o escuche puede ser “pio-pio”. Habrá que esperar a los dos años para que agrupe a las cosas por categorías.El niño comprende frases bastante largas antes de poder articularlas. De allí que para hacerse entender, utiliza una palabra para definir una situación o para pedir algo, cargándola de intención mediante el tono o los gestos. Así por ejemplo, si quiere beber algo, señala con decisión un vaso, mira a su madre y dice “agua”. Si se le rompe un juguete dice con tristeza “pato”, a lo que su madre contesta “el pato se ha roto” y el pequeño añade una nueva palabra a su repertorio “oto”.

De los dieciocho a los veinticuatro mesesA partir de los dieciocho meses el progreso del habla del niño, que hasta ese momento había sido lento, se acelera muchísimo. Muchos padres comienzan a llamar a sus hijos “loritos” y a pedirles que se callen.Esta etapa coincide con la formación de las primeras frases compuestas por dos palabras: un objeto y una acción, como por ejemplo “nene camina”; o una acción y un adverbio, como por ejemplo “quiero más”. El niño comienza a repetir todo lo que oye, aunque no comprenda su significado. Este fenómeno, conocido como “ecolalia”, no tiene por finalidad aprender nuevas frases, sino reunir ejemplos de las combinaciones posibles de palabras para comprender su estructura y su forma.

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De los dos a los tres añosEl lenguaje del niño comienza a parecerse al del adulto. A diario incorpora nuevas palabras a su vocabulario y su utilización es cada vez más precisa. El término medio de los niños puede disponer de unas 300 palabras, aunque quizás algunas no puedan ser comprendidas por completo.El pequeño se expresa con frases más complejas. Combina sustantivos, con verbos y adjetivos. Logra pasar de referirse a él mismo por su nombre (Pedro, María), o bien como “el nene” o “la nena”, a utilizar el pronombre “yo”. Todavía no usa artículos o preposiciones. La razón fundamental es que estas palabras no suelen acentuarse en la entonación de la frase y, el niño, da prioridad a las partículas acentuadas. Posee una gran capacidad para reconocer las palabras clave de la frase y hacerse entender con ellas.A los tres años ya es capaz de expresar con palabras claras, aquello que piensa, desea y siente, con claridad. Las charlas con sus padres, los integrantes de su familia, sus maestros y sus amigos; el juego y las canciones, serán insustituíbles ocasiones para poner en práctica lo que ha aprendido y seguir enriqueciendo su lenguaje.

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Algunas claves para estimular el desarrollo del lenguaje

n Cada niño tiene sus tiempos y hay que respetarlos. Si bien es importante estimular a nuestro hijo, no es bueno obligarlo a que llegue a la meta si todavía no está maduro para hacerlo.n Hablarle con frecuencia (pero no agobiarlo) y no sólo para darle órdenes sino, sobretodo, para preguntarle y explicarle cosas.n Conversar con él mientras realiza tareas placenteras como jugar, bañarse, pasear o leer y hacerlo con un tono cariñoso y alegre. n Es importante que siempre se le hable al niño utilizando palabras con sentido, aunque por el momento no las entienda, en lugar de sonidos guturales, que almacenará en su cerebro sin una utilidad posterior.n No corregir las palabras que expresa de forma inexacta, sino repetirlas correctamente: a su “ayó bela”, podemos asentir con “sí, sí, adiós abuela”.n Tratar de completar sus frases para enriquecer su lenguaje.n Felicitar sus logros con una sonrisa y un elogio. n Evitar toda comparación, pública o privada, con sus amiguitos. n Escucharlo con paciencia y hacerle sentir que lo que nos cuenta nos interesa. Con ello aprenderá que, para que una verdadera conversación se establezca, es tan importante hablar como escuchar.

BIBLIOGRAFIA

María Eugenia Ciocchini Suárez, “Comunicación y Lenguaje”, Nacer y crecer. El mundo de tu hijo paso a paso, Barcelona, Salvat, 2000, Tomo XIII.Alicia Di Ciancia, “Primeras Palabras”, Ahora mamá, Buenos Aires, marzo de 2005, pp. 40-46.