DOBB, Maurice. Economía Política y Capitalismo, Fondo de Cultura Económica, México, 4ª...

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n-rL. w\*;'- é'.-*.,'r- Ifl'k+'- -r C-r41Ln'r' h\e*;- , i-L*' ' cIr¡J 'e'-i* ' + .-J.--"'* ,, a''+"i- ,L l- €-..-l-- h4'¿L 'Y e-¡' -wr' ''f*,1-1,* ut o1,-l*S'*,4tJ,-*-" PL : ' *o*l J,,--l il T" -\-)-¿.- !--;-". v. LATENDENCI$E?KI^ ECoNoMfA Una vez resuelta la cuestión formal de la congrucncia interna,la aceptación o repudiación de uua tcorír depende del concepto que se ten^ga dc la iusfcza de la abstracción particular sobre la que-se-halla sust-entada. La cuestión es neccsariaménte práctica y dcpende de las características del terreno, de la naturaleza del problema y de la ac- tividad con que se pretenda relacionar la teorí;r. Con frecuencia se afirma que lina teoiía tiene mavor grado de generalidad que otra; y, frente'a ella,ese dictado nos iareci bastante-convinccnte' Pero 1o meior en estos casos es una actitud un tanto escéptica respecto a ese dictado, por lo menos hasta convcltcerse de la que la mayor genera' lidad no ha sido obtenida con grave detrimento de la realidad' Para hacer abstracción de ciertos elementos en una situación concreta hay, en general, dos posibles caminos. En primer l-ugar, se puede hacer una*abstracción éxcluyendo ciertos elementos de una situación real, va Doreue sean los más variables o porque cuantitativamente sean de ya porque sean los variables o porque cua_ntitativamente sean de ineñor importancia paradeterminai el curso de los econtecimientos. Deia¡los dé tomar eñ consideración convierte el resultado en una im' Deia¡los dé tomar eñ consideración convierte el resultadoen una im' periecta aproxirnación a ,la - rcalidad; .pero_con- todo, resulta una periecta aproxirnación a la rcalidad;pero con todo, resulta una guía mucÉo más segura de lo que_seríá-si_los factores-más impor' [auteshubiesen sido omitidos y- sólo se hubiesen tomado en consi' deración los menos destacados.' Ésa sería la situación creada por la abstracción de un proyectil que se mueveen el vacío -cosa com- pletamente ajena a'la "realidad-, con el fin de estimar cuáles serían Ios factores dominantes gue determinan la trayectoria de un objeto' lanzado a través de un medioresistente. La corrección o incorrección de los supuestos particulares escogidos sólo puede ser determinada por la experiencia: por el conocimiento de cómo se comportan las iituacioneireales y ior el de las verdaderas diferencias deiivadas de la prcsencia o ausencia de varios factores. Este método, considerado en su coniunto, Droporciona resultados válidos (a condición de que los supuestos .sten' seleccionados corrcctamentb ) , siempre que ^ la presenóia de factores sccundarios que se introdu2can en las subse- iuentesaproximaciones sólotengan'el efecto de agregar ciertos pará- metrosaáicionales a las ecuacidnes originales y rio ét de alteri¡ la estructura de las mismas ecuaciones.l En segundo lugar, se puede apoyar la abstracción no en una pruebade hecho respecto a las características que son esenciales y a las que no lo son en una situación, sino simplemente cn el pro- cedimiento formal para combinar las propiedades comunes a una variedad hetcrogénea de situaciones y construir la abstracción por 1 Éste es, segúncreo, el casoque J. S. Mill señalócomo uno de aquellos en que se aplica el principio de la composición de causas. Ver, para una refe. rencia más amplia, pp. l3l. s. 9l

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v. LA TENDENCI$E?KI^ ECoNoMfA

Una vez resuelta la cuestión formal de la congrucncia interna, laaceptación o repudiación de uua tcorír depende del concepto que seten^ga dc la iusfcza de la abstracción particular sobre la que-se-hallasust-entada. La cuestión es neccsariaménte práctica y dcpende de lascaracterísticas del terreno, de la naturaleza del problema y de la ac-tividad con que se pretenda relacionar la teorí;r. Con frecuencia seafirma que lina teoiía tiene mavor grado de generalidad que otra;y, frente'a ella, ese dictado nos iareci bastante-convinccnte' Pero 1omeior en estos casos es una actitud un tanto escéptica respecto a esedictado, por lo menos hasta convcltcerse de la que la mayor genera'lidad no ha sido obtenida con grave detrimento de la realidad' Parahacer abstracción de ciertos elementos en una situación concreta hay,en general, dos posibles caminos. En primer l-ugar, se puede haceruna*abstracción éxcluyendo ciertos elementos de una situación real,va Doreue sean los más variables o porque cuantitativamente sean deya porque sean los variables o porque cua_ntitativamente sean deineñor importancia para determinai el curso de los econtecimientos.Deia¡los dé tomar eñ consideración convierte el resultado en una im'Deia¡los dé tomar eñ consideración convierte el resultado en una im'periecta aproxirnación a ,la - rcalidad; .pero _con- todo, resulta unaperiecta aproxirnación a la rcalidad; pero con todo, resulta unaguía mucÉo más segura de lo que_seríá-si_los factores-más impor'[autes hubiesen sido omitidos y- sólo se hubiesen tomado en consi'deración los menos destacados.' Ésa sería la situación creada por laabstracción de un proyectil que se mueve en el vacío -cosa com-pletamente ajena a'la "realidad-, con el fin de estimar cuáles seríanIos factores dominantes gue determinan la trayectoria de un objeto'lanzado a través de un medio resistente. La corrección o incorrecciónde los supuestos particulares escogidos sólo puede ser determinadapor la experiencia: por el conocimiento de cómo se comportan lasiituacionei reales y ior el de las verdaderas diferencias deiivadas dela prcsencia o ausencia de varios factores. Este método, consideradoen su coniunto, Droporciona resultados válidos (a condición de quelos supuestos .sten' seleccionados corrcctamentb ) , siempre que ̂ lapresenóia de factores sccundarios que se introdu2can en las subse-iuentes aproximaciones sólo tengan'el efecto de agregar ciertos pará-metros aáicionales a las ecuacidnes originales y rio ét de alteri¡ laestructura de las mismas ecuaciones.l

En segundo lugar, se puede apoyar la abstracción no en unaprueba de hecho respecto a las características que son esenciales ya las que no lo son en una situación, sino simplemente cn el pro-cedimiento formal para combinar las propiedades comunes a unavariedad hetcrogénea de situaciones y construir la abstracción por

1 Éste es, según creo, el caso que J. S. Mill señaló como uno de aquellosen que se aplica el principio de la composición de causas. Ver, para una refe.rencia más amplia, pp. l3l . s.

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9Z LA 'I'LNDtrNCIA I)]' LA I]COh*OTIíA \,.ÍODI]I{NA LA TENDENCIA DE LA ECONO\ÍÍA IúODERNA 93analogía' Esto .es. parccido a_ lo quc un antiguo escritor describíacorllo "ulla dctlnlclon gcncral dc- las cosas nrismas de confcrmi{accor¡ su naturaleza unive rsal . . . fdescansanclo] e' tórmiuos generri.squé no [tienen] un gran fuudancnto en rr'.ón,,cirnl.nü"."u'util i-zada pan, "tejer tramas más sutilcs" con "datos reuniclos'sin un,rntor¡nac¡ón suficiente dc las cosas nlismas".2 Dentro de ciertos li-Til.rl !"1 supuesto, esc método no sólo- cs perfectamentc uáii¿o,s¡no que cs.uir eleilento csencial pala cualquiel generalización: unageneralización no cs sino una hipótésis imagiiaria;;;;q;;' io qu.q:1.:].'..^., r.a algo,común a tos ie¡rómenos i. que s. irrióré. Ei iótigrodel meiodo consiste en l levarlo demasiado lejos, más allá del puntocn quc los .facto_res que abarca dejan de scr'loí factor., prinó*t.,que deterrnincn la naluraleza del pioblema cJc qué sc trata.'Lo qie la:!t!t::1",t,

g?na en, amplitud, l.o' pierde con .'*..rq pói rJiÉ.irf o,en protudldacf por lo que se_ refiere a su significación para las situa-crones.partrculares que son cl ccntro mismo del interés. y el peligroes, ta'to mayor en la medida en que se va más allá de er. puito iinadvert¡rlo. lrecuentemente estc método de progresivo ¡efinamientode la analogía ha

-c-onducido a sofismas que nb pór poco importantesson m€nos..culpablcs de confusión. En un dór¡ririio-ó"

-i-q". L

gcncrahzacrón puecle tomar una forma cuantitativa, el método'puecleparecer_más razonable y, sin duda,-menos propicio , qu" ,. ^"bor"de é]' Y.cs posible q-ue' aun en sus'formar ni¿s^rtntta.ti,.i*¿to¿opuecla alcanzar un elemento dc verdad, puesto que en la medida cnque las abstraccio:res que emplea rctcngan cuales{uiera rt-*.niár-,tu.scan comunes a las situacioncs realcs,-las relaciohcs quc se postuiandebcu r:presentar aigún aspecto de la verdad .u .rda pr,<rUl.rno'ürti.u-lar. Podria citarse, quizá, la teoría de las probabilirlaács aplicaáa a lascaracte'st¡cas que son comunes a. todos los juegos dc azar; o como une¡emplo probabremcnte más estéril, Ios intenlos que se han hechopara torurular rcglas generalcs de filología válidas pira todos los idio-mas' utro e¡cmplo todavía más estéril que podria citarse es el in_' rcnto dcl cconomrsta barone pa_ra construir una scrie de ecuacioncspa.ra dcmostral gug las mismas rcycs que rigcn cr

''unáo á;il;i".,

rarre dcDen subslstu er1 una cconomía colcctivista. pcro en todos esossistcmas abstract-os, cxiste. cl serio peligro de atribuir e*istencia icara los c.onceptos cic uno mismo; dc c-onsíderar las rclicionci oortulr¿*,como las deternrinartcs c' cualcluic¡ situación rcal y no .;ri;;;,rt,"-s,:I::,^):j?I:l'lli'd.: pql o,trgJ, factorcs y,. por chd", supon.i--.orrocmasraoa rrgerez¡., su aPhcablhdad a situacioncs nucvas e- impcrfec-taure'te conocidas, con cl rcsultado dc un dogmatismo

"lstrrciá. Hay. el peligro de introducir, sin advcrtirlo, supucstos puramcnte imasí-lr,igs J hastr contraclictorios y, cu gencral, dc ignoür q"¿ ,ie"ili;;!.¡lrnlraoo clebcn tc¡rcr los co¡olarios dcrivados dc estas-prop"osicioncsabstractas, y de desco'ocer las carificativas qu. pu.á. í"iiJ",irr'1"

2 Sprat, citado por er profcsor L. Hogben en sciencc arrd society. (NuevaYork, vol. I , nq 2. i

oresencia de otros factores concretos (que pueden ser las principalesiol:dencias en esta o en aque)h situaciói¡ párticular). Coni.Árii"¿afrecuencia las proposicionós de¡i'ad¿s de'este moáo cle abstraccióntienen, cuando-más, un escaso significado formal y, en el mejor delos casos,.revelan que- una exprésión de tal o cual relación' debeencontrar lugar en cualesqurcra cle nnestros sistcmas de ecuaciones.3Pero aqu,ellos quc usan esas proposiciones deduciendo de ellas algu-nos co¡olarios, rara vez_ perciben esta limitación y al aplicarlas coiro"leyes" del mund<i real,- invariablernente deducei de éllas más con-secuencias de las qbe su falta de contenido reai permite deducir.

. No parece ser una mala reglir eu materia tin llena de problemasprácticos y complejos como la-Ecotomía Política, mantene^r los piesfirmemente plantados en la tierra, aun a costa de cierta eleeancialógica de definición y de precisión cn h fonnuiación algebraici, tanimpresionaute, aunque responsable frccuentemente de-errores. Engenera) las abstracciones cmpleadas por los econonristas clásicos y porMarx fueron del primero di los dós tipos que hemos mencioiado..La concepció.n. del-_mercaclo perfecto, dit triba¡o homogéneo, de.lqigual c-omp-osición del capitai,-tenía por objeto géneralizar-cuáles enin,en realidad, los factores-más cscnciirles qu'e clclerminaban los valoresde cambio. Patten ha hecho notar quc Rica¡do era fundamental-mente un pensador de lo concreto,{ i que lvlarx tenía un especialdeseo d_e hácer que su tcoría abarcara'los rasgos característícos 'de lasociedad capitalisla más bieu que los de cualc¡iriera otra. Si se admitíaabiertamente que una influencia perturbadora, y hasta una influenciarcfleja, era eieicida por oiros factóres uo considérados en la situac'ión,se le atribula una importancia sccundaria eu la determinación de latendcncia generll de los acontecinlientos. El interés se enfocó cn losaspectos peculiares dc un sistcma detcrminado de rclaciones econó-inicas, aun a costa dc gcneraliz¡rcio¡rcs mirs amplias, aunquc quiáno tan fccundas. Crco, iiu clubargo, quc no cs i¡rcoriecto decir quc,a partir de entonces, los esfucrzos"dcl^análisis cconómico se .ncoirri-naron principalnrente por el segnndo camino. Al abstraer los fenó-rncnos dc carnbio de las rclacioucs procluctivas, y de la propiedady las institupioncs de clirsc, quc ¡ro son siuo la crixcsión de aquéllas,sc ira inteutado llcglr a gencralizacioncs v¿iliclas pria cualquier tipo clcccouornía dc canrl-:io. Nfarshall hrcc notar c¡uc |. S. Mill-parecíá atri-buir a las lcycs de crnrl;io "algo nrul' scniejantc a la universalidaddc_ Ias matcnráiicns", tru' cu,ruclo aduiitía q,rc t,'t distribución se ha-llaba en relación cou institnciones tra¡rsitoriirs.r De las relacioues ge-nerales dc nn mercaclo abstracto pasílmos a abstraccioncs aún niáspcrfcctas, y hoy día se hrlcc¡r rcspecio a rclrrcioncs que necesarianrcnte

3 Tales e¡npeños se dcficndcn frecucutcn.¡cnte nlcganclo que son ,,herr¡mientas"

para anúlisis s¡rbsecucutcs. '1.a1 vez sca cierto quc óitc cs iu uso principal; peroaun ]as "herramicntas" son nrciorcs cuando su ¡n¡nufactu¡a se hilla iompicta.rnente subor{inada a los usos a que se dcstirlrn,

a Quarterly lournal of Econonrics, 1893.6 ]. S. N{ill, Prúrcipios, 20 cd. F.C.I|., México, 1951, p. 705.

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,94 LA TENDENcIA DE LA EcoNoMfa MoDERNA

tendrán que prevrlecer en cualesquiera situaciones en qire haya "me-dios escaios s'usceptibles de usos alternativos para satisfacer fines de-tenninados", En bsta sutil definición queda todavía aigo del mundoreal, aunque no Jo bastante para hacernos creer que las proposicionesresultantes puedan tener un carácter imperativo respecto a los pro-blemas de aquel mundo, Si una ley econórnica es una declaraciónde lo que tiende a suceder realmente y no un mero enunciado derelaciones entre ciertas variables implícitamente definidas, entoncesesas proposiciones pueden ser valiosas guías para deterfninar la "leyque mueve la sociedad capitalista", o aun para cualesquiera otras cues-tiones sobre las gue se pretenda hacer un juicio económico.

Un elemento impo¡tante de la teoría de Marx era el de que enuqa sociedad divididi en clases, las ideas abstractas, modeladai sobrela base de una sociedad dada. tienden a tomar un carácter fantásticoo fetichista, en el senticlo de que al considerarlas como representa-cion.es de la realidad, nos <lescriben la sociedad invirtiéndola y adul-terándola. Por ello no sólo ocultan a los ojos de la humanidad lanaturaleza real de la sociedad, sino que la falsean, Los eiemplos ci-tados por Marx fueron tomados, principalmente, de los conceptos dela religión y de la filosofía idealista. Algunas ideas y conceptosque en sus respectivas épocas pudieron haber sido un factor impor-tante para el progreso como instrumentos de crítica, se volvieroncontra el sistema de ideas e instituciones de la época anterior, y seconvirtieron, más tarde, en ideas y conceptos reaccionarios y oscu-rantistas, precisamcnte porque se les consideró como elementos cons-titutivo's de la esencia real de la sociedad contemporánea v no sólocomo su reflejo abstracto y parcial. Con ello la^ realidad' quedabacubierta con uá velo. En el cainpo del pensamiento económicó ldon-de menos pudiera sospecharse a primera vista) no es difícil descubriruna tendencia paralela. Podría penserse que sin grave daño se puedehacer abstraccién de ciertos aspbctos de lis rclaciónes de cambib con

'gbjetg de analizarlas aisladaménte de las rclaciones sociales de pro-ducción.

Pero lo que de hecho ocurre es que, una vez hecha la abs-tracción, se le da una existencia independiente como si rep¡esentasela esencia misma de la rcalidad y no-una simple faceta contingentede ella. Se atribuye realidad a los'conceptos y lá abstracción adqüiere,pa.ra usar la frase c1e Marx, un carácter fctichista. Aquí parece ettar elpeligro fundamenial de estc método y el secreto de lás confusionesen gue se ha enredado el- pe-nsamiento económico moderno. Hoydía, ho sólo consideramos ló leyes de las relaciones de cambio ha-ciendo abstracción de las relaciones sociales de producción que sinduda son más fundamentales; no sólo las describlmos haciendo apa.recer que las-primeras dominan a las segundas, sino que llegamosa tratai las reláciones de cambio en su aipecto metamente sutietivo-en términos de los reflejos mentales sobre el calnpo de los deseosy las elecciones individuales- y a describir enrevesadanrente las leyes

LA TENDENcTa DE LA rcoNouf,r MoDERNA 95

que rigen la sociedad económica real, haciéndolas consistir en rela-ciones abstractas aplicables a este mundo de fantasía.

La línea divisoria en la historia del pensamiento económico delsiglo xrx se trazá, generalmente, en la década del setenta, con laaparición de las nuevas teorías de la utilidad de ]evons y de la es-cuela austriaca. Pero si fiiamos nuestra atención menos en el cambiode forma y más en la tendencia hacia nociones subjetivas y hacia elestudio delas relaciones de cambio independienteménte de'sus raícessociales, veremos que los cambios esenciáles en el pensamiento tuvie-ron lugar en el primer tercio del siglo o que, por 1o menos, prin-cipiaron a apuntarse tendencias que después adoptaron una formamás definida. En efecto, Marx menciona lB30 como el año en quese puso término a la última década de la "economía clásica" y abriólas puertas a la "economía vulgar",6 y al ocaso de las glorias de laescuela ricardiana. Esa fue la época ell que el nuevo capitalismo in-dustrial, tanto económica como políticamente, comenzaba a conso-lidarse, y cuando, al mismo tiempo (como los sucesos de la décadade los treintas Io atestiguan) el proletariado y su crítica de la sociedadcapitalista adquirió, por primera vez, una fuerza social coherente.A partir de entor¡ces ningún postulado respecto a la naturaleza delsistema económico podla permanecer "neutral".z Los economistas

6 Por supuesto, Marr no usaba este té¡mino en su sentido simplemcnte des'pectivo, comb se supone con harta frecuencia, sino en un sentido descriptivo, muyóonocido en la filosófla del Continente europeo usado por oposición a lo "clásico"."Entiendo pot Econo;nfa Poiítica clásica -dice Marx- toda la_ Economla que,desde W. Pett¡ investiga la concatenación interna del régimen bur-gués de pro'ducción, a diferencía de la Economía vulgar, que no srbe más que hurgar en. lasconcatenaciones aparcntes.,. y que por

-lo dérnás se contenta con sistematizar,

pedantizar y proclar¡lar couro verdádes-eternas las ideas banales, y engreídas que loságentes deÍ iégin,en burgués dc prodtrcción se forman ace¡ca de su mundo'"(Él Capital, edl cit., vol. I, p. 45.)

-Man ¡rensaba, a lo que parece, en- Ir'fcCulloch'

benior,'Basiiat y, ti no .n Say, f,ot lo menos cn los "intúipretes" de Sry y susdiscípulos. El profesor Gray se equivoca conrpletamente al deiar supone-r queAdair Srnith v'Ricardo estaban inciuidos en el-¡ubro de "econonla vulgar"'

? Estg era especialmente cierto resPecto de la teoría de la ganancia-. Es-inte-¡esante h'acer notár aquí que Bóhnr-Bawerk se rcfiere a la posición de Adam- Smithrespecto al intcrés có.o'un, posición de "perfccta neu[ralidad", cgrcgando que"eñ la época en que vivió Adam Smith todavía las condiciones cle la teoríav de la óráctica coirsentlau esta posición de rreut¡alidad. Pronto sus continuado'ies r. u.títn en la irnposibilidad de seguir abrazándola". (Capital e interés, p.

-99.)Sin cmbargo, la afirmación dc Cannin cle quc ")ames N'till. . . nrost¡aba deseode fortalecér la posición dcl capitaliste contr:r el obrcro, rnedíante la iustificación dela existcncia de- ganancias" (I{istoria de las teorías dc la producción y distribu-ción, p.221, F.C.E., México, 1958), parece mis discutible. )ames Mill tuvo la capa'.cidaá'para iactr ciertas ca¡acterizaciones excesivamente fraócas de la naturaleza dela producción capitalista, las cuales es difícil imaginarse que pudieran habe-rse he.choveinticinco afios l¡ás tarde. Uno de los meiorcs ejcmplos del cambio fue la actitudsubsecuente hacia el "e¡¡or" cometido por Ricardo cn su te¡ccra edición, Ricardofue lo suficientemente franco para agrégarle un capltulo sobre "maguinaria" paraexponer su conversión al puntó de v¡sta de que ta inhoducción--de- la maquinariapoiía periudicar los intcrises del trabaio. Esio chocó a- McCulloch,

-y stis discí'

iulos ie ápresuraron (y lo consiguieron casi por todo el siglo) a echar un velosobre esta falta de buen gusto.

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96 LA TENDENcTa DE LA EcoNoMÍa r\roDERN-{,

cada vez más obsesionados con la apologética del sistema, tendíanmás y más abiertamente a omitir todo examen de las relaciones so-ciales básicas y a estudiar solameute el aspecto superficial del fenó.rneno del mercado, a circunscribir su pensamiento, es decir, dentrocle los límites del "fetichisn:o de las mercancías", y a generalizacionessobre las leyes de una "econonía de cambio", llegarrdo a sostener,por último, que éstas no eran detcrminadas, sino que, por el contrario,determinaban el sistema de producción y las relaciones productivas.Eu su Prefacio a Ia segunda edición (1873) del volumen I de ElCapital, Marx se refieré a la Economía PoÍítica inglesa, situándoladentro de "url periodo en que aún no se ha desarrollado la lucha [pro-letarial de clases". Del periodo de 1820 a I830, dice oue "se carac.teriza en Inglaterra por unr gran efen,esceucia científica en el campocle la'Economía Política. Es el periodo en que se vulgariza y difundela teo¡ía ricardíana y al mismo tiempo, ei periodo en que lucha con lavieia escuela. Se celebran brillantes torneos. .. Las condiciones dela época explican el c¡úcter imparcial de esta-s polémicas". Pero esto,aunque era una reminiscencia del vigor intelectual anterior al I7B9cn !-rancia, no fue "al modo como el veranillo de San Martín re-cuerda a la primavera". Desptrés de 1830 "la lucha de clases co-micnza a revestir, práctica y ieóricamenie, formas cada vez más acu.sadas y más amenazadoras. Ilabía sonado la campana funeral de laciencia econórnica burguesa. .. los estudios científicos imparciales de-jaron el puesto a la coñciencia turbia y a las perversas intenciones de laápoiogética". Aun iuvestigadores honóstos sc vieron restringidos por elambiente general de comoromiso y de intentos eclécticos "en ármo-nizar la Economía Politica del capiirl con las aspiracioucs del prolc.tariado, que .ya no era posible scguir ignorando por más tiémpo.Sobrevino así un vacuo sincrctismo, cuvo nrejor cxponcnte cs fohnStuart Mill". La nneva dcsviación del 'pcnsanticnto

económico'c¡uesc opcró druante el írltimo cuarto clel siglo, no dcspertó gran interéscn lüarx y Engels, pues apenas la mención¿r¡r de paüda.a És probableque al hacerlJasí la hayan considerado, contra li opinión cbrriente,más corno uua continuación Cc las tcnclencias ya latentcs e¡r los"economistas vuigarcs" que como una uovcclacl rci'olucion¿lria dentroclcl pensamiento cconómico. Dcspués clc tocio, como sicrnpre lo dijoI\{arshall, la nueva dcsviación cousistía il¿is cn r¡n canrbio cle formacluc clc sustancia. El hecho rnisnio clc clue tiurtos dc lcs econouristascicl íritimo cuarto clcl siglo prcgoDitrll 'r su mclcancí¿r como nn¿ uo-

8 Engcls, en sn prefacio al vol. III de EI Capiial, csc¡ito cn 1694, se refiereincidentalnrcnte a Ia nueya teoría dc fevons y dc \'Icngcr conro la "piedra" sobrela cual Geoige Bernrrd Slrarv edif iciba uui nuo'a óspecie dc soiiriismo y h"iglcsia febiani dcl porvenir" (p. 14, ed. cit.) Pcro fucia dc csto prrcce quó rrohiciero¡r otra nrcnciórr de ella. Esto parcccrá crtr3tio en vista dc Ia iurportauciaque teuía para el nucvo socialisnio fabiano, hecho del que, conro lo denrucst¡a

- esta única refcrencia, Bngels estaba pcrfectanrcnte cntc¡ado. Los Prirrci¡rles, dc|cvons, aparecieron en 1874; M¡nr nrurió cn l833; [,os cnsalo.s fabianos aparccicronen 1888; Engels vivió Irrsta 1,995.

LA TENDENCIA DE LA r,coxovfl MoDERNA 97

vedad que haría época y que hayan anemetido tan amenazadoramentecontra sus antecesores, parece tener una esplicación tan obvia comopoco lisonjera: Ia del u-so peligroso que Márx había hecho ¡eciente-mente de las ideas de Ricardo. Creo que es muv revelador del estadode ánimo de los economistas, el heclio d" qu. Foxwell hubiera de-clinado en una ocasión pronunciar el discj:¡so presideincial sobreRicardo ante la Real Sociédad Económica, dando'como explicaciónque su acusación contra el autor de la herejía del conflicto-de inte-reses entre_el capital y el tnbajo habría tenido que ser demasíadoviolenta.e Era muy t€velador, también, que el deseb de refutar h lossocialistas'haya sido mayor entre los líderes de la escuela austriacaque en Inglatena.

El problema esencial para Marx, como hcmos visto, era la ex-.plicación de la plusvalía; y como los sucesores de Rica¡do eludíancompletamente este problema o Ie daban soluciorres muy inadecuadassuscitaron el desprecio y la condenación de Marx. Consideraba quela teoría del "cósto de- producción" de f . S. Iúill, era una

'euasiva

superficial del problema. Considerar el valor como determinado porel-precio del tñbajo (salarios) más un tipo medio de ganancia,'nqconstituía un refinamiento de la teoría de Ricardo. v como no incluíaexplicación alguna de la ganancia, representaba uri ábandono del pro-blema fu4damental que el sistema de Ricardo había planteado-sinhaberlo resuelto. La téoría del valor fundada en el "cosfo de produc-ción" nada resolvía, pues dejaba sin explicación la determinación del"costo de producción'.l0 ?ero hubo otros, menos ingenuos que I. S.Mill para teconocer Ia dificultad fundanrental, que intentaron daruna eiplicación de la ganancia, por más superficirl'e insostenible quefuera. Estos intentos pueden clasificarse, en térmlnos generales, dentrode dos tipos. Por una parte, aquellos que tratarou de explicar la ga-nancia en función de alguna propiedad creadora inherente al capital,es decir, en términos de su productividad; por otn, aquellos que in-tentaron e¡plicarla en términós de una erpecie de "cósto real", análoeoal trabajo, con el que coniribuían los capitalistas, debido ai cuál,"laganancia no era una plusvalía, sino un equivalente.

El intento de explicar la ganancia en función del "sewicio" pres-

I Y.r I. M. Keynes, Economic /ournal de diciembre de 1936, p, 592,10 C-on ¡especto a la actitud de I. S. Mill, Cannau ha dicho,que "Senior

merece Ia alabanza de haber visto que las ganancias no hablan sido explicedassatisfactoriamente... Por otro lado, parece que J. S. Mill no se dio puenta paranada de que faltara algo." (Historia áe las tó¡íai de la producción y áistribuáóo,2a ed., p. 213, Fondo de Cultu¡a Económica, Méxieo, 194¡.) Bóhm.Bawerk cl¡sificóa f. S. Mill (junto con fevons y Roscher) entre los eclácticos, por lo que se ¡efierea su teorfa del interés, que no hizo más gue añadir uno o-dos elementos a lateoría nada satisfactoria de Senior, (Capitzl aud Interest, pp. 286, 498, etc.) En suhaber hay que decir que Mill rechazó la teoría-productivid¿d de la ganancia, soste.niendo que "la única fuerza productiva es la del trabajo". (Essays on some unscttledguestrons, p. 90.) En sus Principles (libro II, cap. xv) parece adopta¡ Ia teorla de laabstinencia de Senior sin examinarla o sin sorniter il'problema'a un análisis máscuidadoso.

i

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98 LA TENDENCIA DE LA ECONOMIA MODERNA LA TENDENCIA DE LA ECONOIÍÍA MODERNA 99

tado por el capital a la producción ya se había hecho por algunoscóntemporáneo^s de Ricardo, particulármente por Lauderdale- y lvlal-thus, v'también por Say, "aquel rnaestro de las frases pulidas y re'dqndai", como ló llamó Bólir¡-Bawerk. El trabaio ayudado por lamaquinaria, decía Lauderdale, puede producir en una hora una sumamarior de valores de la clue proüuciríaiin esa ayuda. "En el momenioen que alguien invierté uia parte de su caiital en la adquisiciónde un azaáón, queda capacitado evidentemente para preparar, en elcurso. de un día, una extensión de tierra para la siembra semeiante ala que podrían Dreparar cincuenta hombres con sus uñas,rl La dife'tenói" r.ptesentába la "productividad" del capital. La objeción fun-

' damentaf a esto, cc,mo a cualquier otra forma-de la teoría de la pro-ductividad .s qoe, como Maix lo hizo notar, establege-un- vínóuloileeítimo al atiibuir al propietario la "productividad" de las cosasqué por... "Una relacióñ sócial entre loi hombres adopta la fantás-tlca iorma Ce una relación entre las cosas", y el modo de conducirsede las cosas no sólo se personifica en virtud de una propiedad innataa dichas cosas, sino qué se airibuye a la influencia de aquellos indi-viduos que eiercen dérechos de propiedad sobre ellas. Eñ estas con-diciones'no podía existir diferericia'entre la "productividad" de uncapitalista y ia de un terrateniente, para negar lo cual, por 1o menosen parte, r. h^bí, formulado la teoiía. Peró tampoco fodía estabie'cers'e ninguna diferencia entre el ingreso del patrono de un trabaia-dor "lib¡é" y el de un propietario ?e esclavós, La "productividad"

' del último, presumibleméntb, era la mayor de las dós, puesto. quese deriva de

-la productividad de sus posesiones animadas lo mismoque de las inaniinadas. Otra dificultad ha sido expuesta por Cannan

'de la siguiente manera: "Si en ausencia de. capital el ingreso deInelaterrá fuese uno en vez de cien, de aquí no se sigue que seansañancias el total de 991100. El punto débil de la cxplicación deLauderdale y lVfalthus cle las gananóias es que, si bien ponen de ma'nifiesto con bastante claridaá que la exi-stencia y uio de capitalson ventaiosos"para la produccióh . , . no señala-n por qué se ha de

. Dagar por esa v-entaia, por qué ]os 'servicios' del capital no son gra-. iuiios, como los dcl iol.t 't2 Bóhm-Barverk, con toda precisión, resume

así las teorías-productividad dcl interés: "Todo lo 9Yg la fuerzaploductiva pueáe hacer es crear mucho producto e, indirectamente,también mucho valor, pero nunca más

-valor, pJuwalia, El intcrés

del' capital es un reminente, un resto, lo. q_ué queda -dcspués

de. deducii del minuendo 'producto del capital' el sustraendo 'valor del

.11 Lauderdale, Inquiry into the Natu¡e of Public Wealfh, p. 163. Lauilerdaleadmitfa, sin enrbirgo,'gúe "en algunos casos [puede] decirse óon más propietlad[quc la ganancia] ha sido adquirida más bien que producida" (p. 16l). Say, poró[ra parte, decla: "El capitalista que Presta, vende el sewicio,. el trabaio- de suinstrumento." (Letters to Mr. Malthus, Ed. Richter, 1821, p. l9). ¡En su T¡eatiseon Polítical Economy (vol. I, Ed. Prinsep, p. 60) habla del "habaio -o se¡vicioproductivo de la nah¡raleza" y del "trabaio o servicio productivo del capital"l

12 Cannan, op. cit., pp. 223-24.

capital mismo consumido'. Por tanto, la fuerza productiva del capi.tal puede tene¡ como resultado el acrecentar el minuendo. Pero, porlo que de ella y solamente de ella depende, no puede hacerlo iinacre-centar al miimo tiempo y en idénticá proporción el sustraendo...Si hundimos un tablón flolante .n u.t iutio de agua. el nivel délrío debajo de-l . tablón será, indudablemente, más Sajo que encimade.él. Aho_¡a-bien, ¿cuál es ia causa de que el agua, por la parte dearriba, se halle a un nivel más alto que por la-parté de abaio deliablón? ¿Es, tal vez, 7a cantidad de agua que lleia el río?. . . ' Puesbien, lo qge 9! la cantidad de agua cón reipecto a la diferencia denivel de ésta lo es la_ productividad del capital con respecto a laplusvalía." ts La verdad es que si para prodücir un ¡esultado deter.minado se .requiere. necesariamente Ia piesencia de diversos factoresal mlsmo trempo, tiene tan escasa importancia comparar el grado de"necesidad" de estos factores para lf creación de ia riquez-a, comola de tratar de averiguar si el macho, o la hembra, es más nécesariopara la creación de un hijo. Aun si fuera posible dar sienificacióna tal "productividad" separada, ello no tend-ría necesarianiente rela-ción con la aparición del valor, Para esto último tendrían quebuscarse inevitablemente las características que afectan ia oferta, ycualquier diferencia entre los ingresos tiene nccesariamnte que bus-carse no en términos de "servicio", sino en téminos de costo.. El intento pare e-ncontrar una explicación de la ganancia como

algo análogo a los salarios consideradós como un cosio necesario dela producción y que al mismo tíempo la pusiera en contraste con Iarenta de la tierra, se halla represéntado por la famosa teoría deIa "abstinencia" de senior. La teoría constiiuye un importante iarón'en rl pensamiento económic_o porque introdujó una espécie de ..óostor.eal" puramente subjetivo. Con elio quedó dósplazado'el fondo de ladiscusión más radicalmente de lo qué se creyé en la época o de loque se ha creldo desde entonces.-La ,,absfinencia,' ei susceptiblede ser definida objetivamente, es cierto, en términos de las coüs de .qxe uno se abstiene; pero tal abstención puede no tener significadoalguno como costo -del mismo modo ̂ que ningún otro"acto delibre cambio* a menos que se suponga qué en .h ábstención de esascosas.se.}glla. impJic.ada cierta "peni' eipecial para su propietario.I:i h "abstinencia", como el equivalenté subieiivo de Ii ganancia,había que concebirla en un sentiáo psicológico, lo mismo hábía quchacer, presumiblemente, con el traliajo: ei trabaio co*o un coitopor el

-cual se pagan salarios debía ser óonsiderado no como una acti-

vldad humana-que sqpo_ne un -gasto determinado de energía física,sino como la fuérza dé la repuliión psicológica para trabaiár. Habíaque hacer abstracción de la áctividad huma-na. cie st s carácterísticasy de.sus relaciones, y sólo tomar como dato para la interpretacióneconómica sus refleios sobre la mente.

Entre algunos escrito¡es anteriorcs ya había síntomas de una in-13 Capital e interés, p. 2ll.

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100 L/. TDNDENCIA DE LA DCONOMÍA MODE'RNALA TENDENc¡A DE LA EcoNoMÍa MoDERITA fbl

vo1.s, y _ el "esfuerzo y sacrificio" de Ma:shail, sólo eran el ,,costoreal" subjetivo de McCuiloch o de Senior presentacios en una formamejor acabada. Bs cierto que Marshall tuio buen cuidado de des-prenderse del desac¡editado término de "abstinencia" sustituvéndoropor el más neutral de "espera"; aunque como desimación del con-cepto subjetivo de costo reál retiene lai característicaí esenciales de suantecesor.l? Sin embargo,-con la introducción del concepto de losincrementos marginales, el nuevo tratamiento tiene esta diferencia:la rclación entre 'lesfueruos y sacrificios" v su precio sólo existía ,en eI margen y si se consideraba que el inteiés paiado v el sacrificiotendían hacia la identidad en la ünidad ma¡ein?lie cápital DroDor-cionado, no había necesariamente relación eñtre el insr'eso tótal re-:iUj.ag.por el-capitalista y su "sacrificio" total ya se"ttatara de unindividuo o de toda una clase. El rico que hereda una fortuna yque,.teniendo más.de lo gue convenientemei¡te poede gait"r, ir-rfróir.,puede obtener un ingreso completamente despróporcioñado á cualouier"sacrificio" que haga. Pero, iin embargo, tenáería a prevalecer'unaigualdad entre el precio del capital i la desutilidad que implicael ahorro de la libra esterlina maiginal-inve¡tida y aEresada a htan_tidad -existente de capital, ya qud si el primero 'fu"-"se -mayor qu. ttsegunda, aumentaría la acumulación de óapital. En el casó contrarioprincipiaría la reducción del capital hasta qir¿ la ieualdad ouedara res-tablecida. De .ahí, pues, que el interés fuera cónsideradb como e'lprecro necesario para mantener Ia oferta requerida de capihl. Elhabajo y Ios salarios recibían un tratamiento 3emeiante. Loi salariostendían a ser iguales a la desutilidad implícita eir la uniftd más

17 Dándoss cuenta Marshall (Pnircipios, tomo I, p, 321, Ed, Biblioteca Cultu¡aEconómica) de.la objecion- que Marx hacla al conctpto de abstinencia,' definió eltérmino "espera" como aplicable, no a la ,'abstención", sino al simple hecho deque "una pe_rsona se abstiene de consumir algo que está en su poder.consumir,con obieto de aumentar sus recursos para el-futúro',. Esto deia supone¡ que eiconcepto no gpedaba limitado por la salvedad de senior el dduir'la proiiededheredada y qub podfa aplicarse con igual corrección a la tiena: al hechó. dic qucun terratenients ar¡iende su tiena pa¡a que sea cultireda, :n lufar de uüla oárasu propio disf¡ute perso:ral o de luietaila él mismo a'un cul-tivr, ..exhausüi,o",En este caso, como categoría del "costo real" era tan general que perdla todosignificado distintivo. Si nc tenla por obieto implicar la eixistencia-de -una .,pend,psicológica, asogiada al acto del aplazamiento (c,omo parece sugerirlo el comentuioacerca de la "abstención"), entouces resulLa ser uoa simplc descripción del actode invertir, Io cual enriquece poco nuest¡o-conocimiento ds-la natura[eza y causa dela ganancia. Ep otra parte, sin embargo, Mersl¡all dice: "el aplazarrientó de satis-facciones supone, en general, un sacrificio por parte del que las aplaza, lo propioque un esfueizp adicional por parte del que trabair"; tal saérilirio eilo que ¡ultifio 'cl "interés como una recompensa". (Ibid., tomo ll, pp.351-54.) Un éscritor'quepublicó rec,ientcmente un artículo en el Quarterly lotrna! of Economics, sostiénequc Marshall irientificó "dos cosas totalmente diferentes, brio el rubro de coitorcal"; aunque Considera que no tenía la inteución de haccr fisurar prominente¡nenteen su conóepto Ce trabaib y de espera el ele¡nento hedonlstño, la"'pena" positiva.(Talcrrtt Parso¡s, voiun¡en XLVI, pp. l2l-27.) Si tuvo la intención de-b¿cerlofigurar prominéntemente o_ no, pa_rece haber sido, de acuerdo con diversos puaies,una parte importante de los fundamentos de las teorías del valor y de la disiri-bución de Mar¡hall.

clinación, sunque sólo la mostraban ambiguamente' a concebir, la

"o.iOn dil "coito real" como algo subiebvo más b¡en que,como, algq

áüi.iir"l Áa.nr S*itt había usaáo b frase "trabaio y P€na" (toil and

;;út). mientras que McCulloch se refería al hecho.9" qu.9 las cosas

qut .uéit" adquirirlis el mismo "t-rlbaio y Pena" tmpttqT ;e.l^T,tyo

l*rii"ió;;. De'ello concluía que debeá sér-tenidas en igual "estima"

v ser ,,precisamente J.i-*iJ*ó áor real".l{ Con la-introducción

á." r" "íütii;;;;ü; de Senior, ya no lodía haber- duda de que el

ir*üio de--áitección había ocuirido. De ese modo la pregunta y

i"'i.r"o.il, ie habían transformado sutilmente. Pero como una ex'

"fiiilti* ¿. it etn"n.ir, aun dentro de su esfera restringida' la teoría

i;r*;¿;; uni-¿ificutird esencial. lvfax se apresuró.a decir que no

;;fr;1";;iilhgd;ntre ,,la abstinencia" del capitalista y la ga-

n"nai. ou. obtenía Y 9ue, si acaso existía, la relaciÓn era comPleta-

ffi,; ü'*rir-."Ño tí"U?a in¿s que comParar la ganancia y la "absti-

il;;;;, ;' d;-;; n. tn*f,iia- f .i.'p.t. iU it' qoe la lÉmada "éxpl icac ió n"

no requeía mayor refutación'- Esie defectó no era sino un aspecto del dilema fundamental con

our-irói.á cualquier intento de'formular una teoría del costo en

iñt";í'ffii.tiuoi p.to a esto volveremos más adelant!. .¿Dóndeiiiar el límite de esa "'abstinencia"

si no se incluían en ella la -venta;' .i ;ilL; J; üá. clase de cosas, atribuyen-do. de ese . modo unicosto ieal" a cualquier medio que P^ermita adqutnr un -Ingreso en

u; táñ;; ;.;;¿;i.-; de camb'io? 'Si admitimos la "abstinencia"

ili ;;";ii;1il;-á;;l&' una fábrica.heredada' o que es dueño deun canal o de un p,í;t., !.0*o no admitirla también tratándose del

áu.ló ár una tierá qué Ír'at en arrendamiento por una renta?.Senior

se dio cuenta de la átfiÑu¿' puesto que. -afirmiba

que ,si el ingreso

á.1-áu.no de un puente o canal se considera como la "recomp€nsa

iii ü-áuttl**i.'¿. su prop.ietario al no lenderlg.Y g-t-'l1l-t^o-,.P*tio

'an aottt de disfrute persónal"r- la misma obseÑ'ac¡on Poclr¡a..aPucarse."."riqi,f.i ;ñ;.it de propiedad transferible. Dor lo que "la mayor

parte de lo q,¡s t"¿i- J.o-ío*iitr t,r considerádo corño renta débe

llamarse n^rrrrr.,"".i-Poi ello decidió excluir de su definición todo

;;,bl;r%aáó. sin .mb^rgo, esto equivale a caer en el otro cuerno

ilí'átü;,-ei decir, que, ón este caso, la "abstinencia" no puede

;;,ñiá;;^d. d. nihgii"'modo como una explicación de la ganancia'

ó'.Ñl;á;.i" Cmtirr, la teoría de Senior ierminó.por,"conside'tr

como renta 'la mayor parte de lo qrre todo economlsta ha oenom¡'

nado' ganancia".16"""ir"JJi..-de Marx a senior qucdó victoriosa hasta que en las

oor tiril'.iLr1.iiüñ - ;

-in tróau ¡ o' ct c oncePto, tornad o del _

cálcul o

á**.'tiirll,"a]-lot'itt.t.-entos marginales' cómo 9l ínqg$o-.Para dar

mayor precislOn r }s' *.itn.t ..ín¿micis, La "desutilidad" de |e'

14 P¡inciples of Politicat Economy (I825), pp' 216'17'

; S;;ú;: iofitical Economv (ed' 1863), p' l]9'

' 16 Cannan, cp. cit., p' 216.

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I0z LA TENDENCIA DE LA ECONOMíA }{ODtr'RNA LA TENDtrNCIA DE LA ECONOMÍA MODERNA '103

Desada o gravosa de una determinada cantídad de esfuerzo' 3ülr clláll-

ff:;ilbtdi"? Ñi.i. pttáiiecci¿" Por.su trabaio v repulsión por el

il;# ;' il; l-,? t,tiiát"tt*t"te áf ortunado f ará reóibir :l-tl1]inorrnrl córresponóiente a su tarea, no obstante. la pequeña .qtl1.,,l't';il;l*;"d*.f:-,1:ff :;'"3,1itfi',TT¿il't.'iloi".t?;T"''ffi "'len una categorla olstlDta' PutrsLU, {'Y..1o, ",'"li: :: ':.^';*;

^^. L;',.,caba, ni siquiera .t .i't*ig.t, deiutilidad. alguna' ya^qugr9ojl3"'

tesis. la tieira -don gratuiio de la naturaleza- no depende de nrrl-

;iil ;üi'¿ o-n..i?"';;;;';: Sin embareo' aun las cualidades

iaturales del suelo pueden agotarse con un cult"ivo exhaustivo' { h3ltt

o"L¿.';i"u,.rse" tiérra-ai *"tt; mientras que' por otra parte' tratán-

áose de la cferta ¿.itpiitit 'y *gt'r pát1'un elemento sustancial

que Marshall llama el ¿excedente del capitalista" (savers' surplus)'

F;; ;;;;ili;"6;-b áir.i.".1, ."tre la rémuneración del capital y

el rendimiento de la ilri*-.lroi"-de grado. "La renta de la tierra".

;;;;-ft*;ia frase de Marshall, "se.considera no como una cosa en

sí 'misma, sino corno -l-a

tiptc;" principal de un sran género'"

. La influencia d. .tt,-ii;;i; á;';;6 *at ¿t ú miiad de.un siglo'

ha sido utilizada, ,i"-áüa.,-p.ta desacreditar la teoría marxista de la

plusvalía, y para sugeri; q"é ét interés es una cateforla tan "necesaria"

áel ingrésb como lb son los salarios y-Tuy semeiante en su ongen'

Sin .rfirrtgo,.un .r.riiot como J' A' 'Hobsón' tra!ó- de dar un nuevo

;i;; ; la t"eoría, .ontiiiiéndola én la base de un'blaborado conce-Pto

il:,;oñ; rdj1ss" t-fue-;'excedentes", que ha sido aclamada en algu'

nos sectores, como un intento de vestii la "plusvalía" marxista con

ffi;;;;;prp. r.io el dilema con que trofezó 1a teoría de Senior

no se resuelv. .on "-uté-

.0"..p19 mái. geneial de la desutilidad, y

;óh ir^;ü;;d.a a. ro enunciación es 1o que ha impedido deseubrir

18 Ver Marshall, Principios, tomo II,.p' 25. (Ed' Biblloteca de Cultura Eco-

i,ó;;rj, -.,io,

,rfoárros dá todas las distintas clases de personas. que tienen ?arte

directa o indi¡ecta rn ru-itoao..ión junto.con..las 'absiinencias' o, meior dicho'

ir, .,p.irr;r.qr.iia* prrr'"r,oira.r el.tapital utiüzado en ella, todos esos csfuerzos

y sacrificios iuntos se ¿"notinn'án el iosto ¡eal de p¡odücción de la me¡cancla'

L"r-rr.}-¿!-áin.ro qu" tiene que Pagarse a esos esfuer¿is y sacrificios se deno'

minarán su costo de pioducción' en'd'ine¡o o, para abrbviar, los gastos {" pt9'

ducción; son las sumas q"" lttt,de pagarse 9ará obtener una cantidad adecuada

áJ-ro,-á,tu.,,o: r ::0,::i*il),.;iT":]'iil'*lii,,l'oT.lÍ1.'¿:,',1 lli"."ti3t#iison su costo de Produ(ñ;;á.1ú.1á por^rvrrrsl.,o-ti cuando, en un.arrículo escrito en 1876, se refirió al

it..¡" á.-o* tólo .r, pásible tedii "un esfuerz-o y una abrtinencia" ' en términos

l;'i;."";;;rá"..-o,Jn;, mediante algún "modo,artificial de medirlos", esto es,

,"tr."* áe-.*, urlor., á. -"r.rdo.

(Fortnightly Revierv, 1876, pp..596.-97-.) Con-

ir¿.r^üi iu.".rt. ¿iri.uitad se presentaba igualm.cnte en la medición de "dos es-

ilJri;¿i'üroi;f Áunqu. la diiicultad en éste-.último caso es mucho meno¡ que^.iffi;;;'i;;i; ¿e ¿oi-cosas completamgnte distintas, como son el "esfuerzo" y

ü'i:;;sti;;;;;,, el problema subiiste en fo,rma más aguda. .cuando el esfue¡zo

.i .;;;i-b, ;" iérmi¡ios subietivos que c.ando se concibe- gbietivamente, .en tér-',ir""?'i. i" irouu..i¿r-tiri.i de eneíqfa. La relación ent¡e diferentes tipos de costo

real subletivo ,oro poo,, considerarse-como equivalente a la relación de sus medi'

;;;;;; dinero, a conilición de que las mismas personas ofrecie¡an ambos tipos.

^d::d^"^^1r.. 1nuflo y con más amplitud de lo que se ha hecho, su:l,lacter comptetamente. impropio, O el conctepto es demasíadoestrecho -detrn¡do estrictamente- pera poder dar una explicacióncompleta; o demesiado amplio -definido'm¿, eén.rrl*.;l¿':";;r.qar una gran srsnltlcación al "costo real" subjetilo. si se quiere queel "sacrifício" q"ue implica. t" ".ip.ir;1;"g; ;[driguii.,,iq p"i r"I:1":_:i lignifyad.o,análogo ai costo s,iU¡etiío quá imptica ál-irr_DaJo' entonces sólo de-be aplicarse a actos de consumo posbuesto a loscuaies se halla asociada uni pérdida psicorógica á p.rrl rá.ri, á.^upérclida temporal de los bieñer r cuyo .on?u,no se ¡enuncia. podríadeclrse muy bren que esa pérdida adicional se supone en un hombre::"^::I.^ ry:q.P.,Tt, poder ed.ucar a sus hijos, o eñ cualquier otro casoii 19j se secntrca ta utilidad mayor presente por una iutura menor.f,s^ "^:ti:1,:rl^.IP,1g9ti.,.lr que aquella pérdid-a se haila imptícita enros actos más ordrnarios de ahorro e invérsión que suponen general-mente un acto de ca-mbio-de utilidades presenfes poi una cántidadigual, por. 1o.menos, de utilidades futuras.^nU" iéiíáiir;; ñ;'üyuna,pérdida única inherente a ra posposición, qu.-rolo á.o*=Jrnr'ura elcccton hecha en el tiempo y. no.a ninguna ótra. pero, ¿es que laexperiencia nos enseña que ia éimple espéra oe nuestros trutos nosllega a o_casiona¡ siempré.unr por'itiua i".á*"¿i¿rá,-;";;;;; il.se tenga la incertidumbl_e d9 obtenerros o de que dutrnle ;l i;;Jrl"s ie¡ta uno, la angu.st ia del hambre?rs A menbs que la. ,esoeoi, r io-nrtrque realmente "abstención", es difícil describii lo que i.r¿r¿.ri_mente significa..Por otra parte,. si la simpre posposicién .r to¿o-ioque el "sacrificio" rep-resenta

'(como hi afirma^cion.r a.

-urirr,¿rlo,sugieren en algunos lugares),'enton.ái-., ¿ifi.i i ¡;i;r;i";;;¿;;.debe trazarse el límite preciso de todos y cada uno de loi ,.t*"á.elección,que impliquen'alternativar,

""á t.lrr cuales tiene eue ,.sa-

cnrrcarse", cualquiera qle..:.ea.la elección que se haga. Comb Marareplicaba a Senior v a'Milr, "todo acto hlimano pire-d.-;;.bir;.como 'abstención' áer acto,óonhario'r.eo ps cuarqurer,manera, si raposposición del consu¡Ío ocurre en un acto d¿ n'u.uá;;;;: ¿i"sostenerse que ocurre'también cuando.se pospo'e "t

.onruÁo-ári."r-pital.existente- y_del heredado; /ii,rt"Áü'el caso de la propiedadheredada de Ia historia, ¿por (ué no t..Ui¿" ;;-.i"d; t'ffi1._dad q'¡s sc hered_a, al mism'o -tiei.'po, ae.ta nri;rri;;-y i. L níriff,como el caso de la tierra? {El terráteniente que ,,.n¿.'r¡ ti.iil;i;del fruto de la venta reduce- tanto er .rpitrr tátJá. lr'r"Ji.ár¿como un capitalis.ta.que vive de su capital, áun cuando l, of.iüI.-.l,tierra no se afecta.) En rearidad, prtece'que Marshari-rá"pii l."rIa solución empírica de tomar todoi los .rfu; d. ñ;;"uirí,lr, iJ,que los individuos exigen un, ,..o*p."r4-;urnJ i¡?;tl;;;'r";;;;.

19 I,a respuesta a esta Dregunta no es necesariamente ta misma que a esta ot¡a:si pudiéramoi escoger librdmeáte ¿optaríamos il;t;;;, er ¡ruto en este momentclo espererlo?to El Cdpital, ed. cir., I, p. 503,

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104 LA TENDENcTA DE La EcoNoMÍa MoDERNA

llos que implican-un''sacrificio"' es decir' tomando en su lelor no¡ninal

las'actitudes inotu'oualls ;-ttP"tiq al.áhono' v aceptando el hecho

.Ápiii.o.a".t.,.,isteneil"$;Í;iiTiil"*f :,X¡gffi','t*1t;iTil";;;;'.ü¡; h existencia de un "sacrqrcro

''rél cual era una .ro"r rijl'i."t^i¡igit"^¿istinción

puede ser con'e-

niente y recomenda.DrJ'"5in t*u"rg9','deia en pie él dilema f-un{a'

mental. Si se sostuvr;'q"; "-t'i!9 tfiaó" queda détrás del mero hecno

empírico de la resrstátiJ-qu"'in'pira ü 'poipoiición' no sólo sería

muv difícil atribuirre '"T,iñn r-,í,r preciio, iino que hasta Podrta

duciarse de su existenü bi.pot 9i*- Bltt:; lo único que se soste'

nía era el hecho ttpitito de'ú lesistencla' entonces esa soluctÓn qut'

taba todo contenido "'üiüiOt

de "costo reai;'-i impe¿ia distinguirlo

de lo que más tarde "tTft'átiit*áne"'costo

ae onorl-u1i-$¡*f:Pryt'

tunity'cost), es d"cii"ei ;;; á" h-s-.alternativas sacrificadas'(esa

"perosrullada aritmetícii dn"o \" *lirit¿ ó"iUin)'22'E'sa cantidad'

p'or sf-misma, ,,o da-e'*lliliót alguna' Poraue no'es independtettte'

ñ;; ñlo a.p.naiJlüa;i; ;'iñé'i t"*#: T.' tl'L';,ll?tlXá.iinLi¿n es retiotraer la investtgacton'1t-.

de la situación totat,.ie ü qtt ft fianancia y este llamado "costo" son

las resultant., ,,*o-'ü-ntisl n-r.nEguo de,áue una persona exrla un

Daso por determinaoll"t.i t;in¿ti'p -t-:,g,:¿il' de qu-e tTq'-o1'.'l*'

tió¿é oferta") aepende de'si puede-exigir el Dago; y esto' a su l'ez'

depende ¿, l, ,ituiiTi"'i"ttí-Jt-u í* o'ñarté' Adoptar este

crilerio, es hacer que i" t*i'ttncia o oo t*út"ncii del "sacrificio" d'e'

penda no de ta natoraie"r'á.i ,.to, sino de la naturaleza de ras crr-

tunstancias qu, ,oo;ilá -in'afiio

.o,,a la clase de que se trata'

Só1o puede in.u,""!'"n1;';;;ttifitio".coando es posible'darse el

luio de renunc¡ar "'inf'olá¡as

alternativas' ¡Sin oPortun¡dades' no

it"# ;tiffi;i't.u*."t. Li-"!o no. tiene nada que sacrtitcar; mten-

tras que Dives,o .#..iñ*ig lll :lq"dancii a sus

-pies' puede

sacrificar todos los áj;t i" suficiente pa'a lauar los pecadcñ de la hu'

manidad. Concebido- subjetiva.mente' cualquier co-ncepto del costo

. tiene que perder to i¿*ti¿'¿ en un'*uit¿o de altérnativas"y de

oosibilidades, en er i*;¿;i;ttt' ¿' ltt tiiéinttiutt es una utiliriad

ir la otra un "sacrifli;';;?;;;ü-aá opottoniáad"' en tanto gue la

21 Ma¡shall ailmitía, sin embargo' .qu: ̂ n?r]tblt motivo para suPoner que

larelacióndelcosto '"" f -" iáo'císósfo-e'e^i i lét lüt f t rc laóió 'n!9sus'medi 'ciones en dinero, nr

'íquit" p"t süPoner ico'o va nosotros Io hjcimos notar)

quc debería .triuo,rr.^r'r!i'i'irgí1ii.:1"';"i" ^' Áotí¿ii d-. ;

-tto real"' (Fortnightlv

u"¿'J¡"1il,Í;J'l¡; ffi ''*tiTFti'::,9:.,1 ::'ll*"i'il':'i'1,,1'r:,l"liil:1.i,;.. i*ili'i"": *^:l t:y¿H;ll T'"íffi,;I'u"i ..*" i",i¿"¿es deteri¡inadas,normalmente la olerumientrasquelateor iaüi" i tJ- i i ' t r 'o ' i i tn" 'qut l to i" t t tdeel loses(enparte)una función -de. sus P';ft'*i; á'-'r'i qu"--t':ti:r':Xi,l';'i: ti'"u:*:"iJ ui':l:t,?-;? 11'"Jr

ui¡:6" i.T if i"",H';':':"il l"i tJ" ii¡' iü rinevit abrem e n te"

i.quiitr una ¡etribución). - . -:ra al homb¡e ilco, [.]'-"J-Nombre ccn el cúal se designa en Ing¡at€

LA TENDENcIa DD LA rcoNo¡ulr MoDERNA 105

desutilidad no tiene significado a no ser el de una utilidad gue serenuncia.

Supongamos, sin embargo, una perdida subietiva o una Pena aPa'¡eiada al simple acto de la posposiciÓn' Aun asi, no parece haberniheuna razói convincente pira'identificar el costo real con la ob'tenóión del interés, para süponer (excepto en un sentido tan su'perficial que le quite todo sjenificaáo) i¡ue la incidencia del costoiiene luga? sobre'la clase socia-l cuybs i'ngiesos están constituidos porlos inteieses , La ruzlon que hr'-ritúalmente se da para defender estaidentificación es la d'e qué lot que reciben los interéses son los que to'man Ia decisión inmediita de lá que depende el acto de "ahorro". Noobstante. hov día va es un lusar común el de que la habilidad pareahorrar (en ia fottira de un iñgreso de cierta mágnitud) es-el fa-ctormás importante Dara determinár el volu:¡ren del ahorro, si bien conharta fñcuencia iquellos que sostienen que es el-rico qrien soportala carga de la abstinencia, son los que con más vigor afirman'gue silos in[resos fueran distribuidos menos desigualmente y se aqmentarael con-sumo del pobre, la acumulación del-capital declinaría. Si estoúltimo fuera cieito, habría que concluir que-la incidencia final delcosto del ahorro la sopo¡ta 'no el rico, siño el consumo restringidodel pobre, qup es lo ú¡iico que permite la obtención de altos ingresosde l^os cualei Drovie¡¡e la mayor-aportación para la inve¡sión. Si tratá'ramos de detbrminar el resúltadó de la inversión en una economíasocialista igualitaria, no tendríamos dudas respecto a la respuesta: di'ríamos quá uno de sus resultados sería la restricción relativa del con'sumo Diesente, cuya incidencia sería uniforme sobre la comunidaden gen'eral. No obslante, en la sociedad dividida en clases de hoy díalos -propaeandistas de las teorías de le abstinencia, nos quieren hacercr.ei auá la restricción del ccusumo presente, consecuencia de lainversién, recae sobre los ricos y no sobre los pobres, de cul'o cgnlsumo restrineido depende la enorme habilidad de ahorrar de los pri-meros. Si aüso pudiera sostenerse que la abstinencia constituye un"costo real" habiía que concluir que quien la practica.es el prole'tariado que no recibé recompensa por sus penas' más bien que elcapitalisti que obtiene un inlerés c-omo preóio de la restricción del.ohsu*o dé otros. Afirmar 1o contrario ei aceptar la culpa de argu'mentar con un círculo ücioso, al suponer que el ingreso del capi'talista es, eo cierto sentido, "natural" o "inevitable" para demost¡arque la parte que invierte de su ingreso es ei resultado único de suabstineicia ináividual al privarse de hacer lo que más le agrada.

Además de estas dificultades fundamentales de la noción subietivadel costo rea], hay otra nz6n por la que cualquier teoría'costo de estetipo es incanaz de explicar el interés como utl fenómeno concreto delrnundo exterior. La acumulación de capital en el mundo de la rca'lidad es un proceso continuo y en él la producción no se realiza conun volumeri constante de capital cuya rcmuneración o interés sehalle en "eq¡rilibrio" con un cierto "precio de oferta de la espera".

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106 1A TI,NDENCIA Dtr LA ECONOMIA MODERNA LA TENDENCIA DE LA ECONOI\{IA ]UODERNA rv l

Si realmente existiera tal equilibrio, entonces no podrlá haber n.uevas,cu*ulaciOnes Ce capital. be ahí que el- elemento "excedente" delinterés, aun en el sentido restringido c-n-el cual se emplea el término"excedente dei capitalista", es, en realtdad, mucho meyor de lo quela teoría dc l\falshall lo representa: para cualquier volumen de ca-oital nl siquiera existe una igualdad entre la remuneraclÓn de esei:apital v ei "precio de oferta

-de la espera" en eI margen'z?' ^ En ia teoiía del interés de Bóhm-Bawe¡k no existen ni estas am-bisüedades ni estas dificultades especiales. Explíciiament! abandonótoáo intento de explicar al valor eh términos de costo. Para Bóhm-Bawerk el costo fué siempre un elernento determinado,,no determi-nante- cue reDresenta similemente un costo de oportunidad o una al-ternaiiv^a desplazada, ¡,' que depende de la fuerza d.e las demandasconcurrentes.^De ese iilodo el cósto se retrotraía, en última instancia,

'a la demanday ala utilidad. BÓhm-Bawerk, por consiguiente, no seocupaba de lo'clue él consideraba, en esa forma, Ia cuestión sin sen'tido' de si en la oferta de capital había implícito un costo real sub-ietivo. De 1o que se ocupó sólamente fue, por una Parte, de la cues'iión d. si el icto de poiponer el consumo (es decir, de la eleccióna través del tiempo), ienia alguna peculiaridad.que triciera que unacantidad dada cló útn¡aa¿ prósente- fuera considerada generalmentecomo equivalente de rrna cántidad mayor de utilidad -futura; -Y, Porotra barie, de si el factor tiempo tenía algún significado para la pro-ductividaá del trabajo. Conclula que las elecciones a tfavés del tiem-po. tenier.rdo la pecúliaridad de sér un resultado de la indecisión deia

'voluntad, carácterística psicológica general de los seres humanos,

hacía que los obietos y los sucesos distantes en el tiempo siemprefueran descontadós cuando se equilibran subietivamer¡te con objetosv acóntecimientos equivalentes qüe se encuentran más a mano. Con-óluía, además, que ei tiempo tiene-un significado para la- producciónen el sentido dé que el trábaio aplicado a Procesos pioductivos que

. requieren tiempo (métodos de producción prolongados, largos o in''directos) por ló general es más productivo que el trabajo directamenteaplicado a h pro?ucción inmedlata. Estas iios influenóias son las quc

23 Ver F, P. Ramsey: si cl tipo de interés es superior al tipo de descuento delfuturo, "no habrá equiliLrio, sino ahorro, y Puesto que no pueden ahouarse grandescantidades en corto tienrpo, pasarán siglos antes de alcanzarlo y hasta es posibleque nunca l legue a alcanzirse, i ino que sólo nos-aproximemos a él dsintót icamente...Vemos, pues,- que el tipo de interés está regido, principalmente, por el precio dedemanda- y puéde exceáer considerablemente la recompqnsa__nebesaria para_ incitarla abstineirciá". ("A Mathcmatical Theory of Saving", en The Economíc loutnal,de diciembre de 1928, p. 556.) Ver también Pigou, Ecofiomics of Stationa¡y States,pp. 259-60. Naturalmente, hay un equilibrio en el rnargen; pero sólo se.-aplica a lasnuevas inversiones, ya que el ingreso corriente lo absorbe "el aho¡ro" hasta quese logra el equilibrio (en el margen) entre los gestos Presentes restringidos y elingreó futuro anticipaáo (desconiadó). Esto es io que el profesor Pigou liama'lun equilibrio subordinado". Pe¡o nunca hay una igualdad entre el interés queordinariamento se recibe y el "precio marginal de la oferta" del volumen existentede capital; si la hubiera no habrfa nuevas inversiones.

principalmente dán origen al hecllo. de que un mercado competitivo'iiempie otorgue una piima a los bienes presentes sobre los futuros,tantó porquá los primeros son más estimados y' Po-r consiguiente,de mái uaior, comó porque la posesión de bienes en el presente (porejemplo, la subsisteniia áe los trabajado-res) perinit-e empiear la.m.anod'e obra en procesos indirectos de producción de los .que se- obtieneuna producción mayor de la que se obtiene del trabaio em-pleado -enoerioios cortos pará la producción inmediata y corriente' Uho de losiactores opera dél lado áe la oferta y el otro del lado de la demanda,para estab'lecer un descuento permanente, ceteris paribus, del precioi'futuro" de cualquier cosa sobre su precio "presénte" (spot price)Esta prima o aeib sobre los biencs presentes es el fenómeno delinteréi que dio órigen al problema de la "plusvalía". No ha sido la"previsión humanañ, como dice Marshall, sino la flagilidad de la pre'visión ordinaria del hombre -o lo que el profesor Pigou ha des-crito tan atinaclamente como una deficiencia^ de la facuTtad telescó-pica- es la que explica.el misterio que ha tenido perpleios a loséconomistas durante medio sielo.

Difícilmente puede negarie que esta ingeniosa teoría contieneelementos positivos que aclaran, descriptiva y _analíticamente, -ciertosaspectos del proceso de acumulación del capital. Aun cuando el ticm-pó o la duraóión (roundaboutness) no es la única, ni siquiera la con-áición rnás imporiante de la proáuctividad de los procésos técnicos, 'es, evidentemente, un elemento importante; y puesto que el tiempo esirrevertible, la duración o dimensión cle los diferentes procesos pro'ductivos adquieren una importancia particular para determinar el or..den en que se adoptan sucesivamente esos procesos. Por otra parte,el concepto de "trabaio acumulado", representado por un periodo detiempo ádicional (el iapso durante el cual se acum-ula), eri un obje-tivo independientd de lá teoría subjetiva del valor, en él cual se hablaencuadrado el resto de la teoría. Pero vista en su coniunto, comoexplicación de la plusvalía, la teoría dependía para su validcz de lateóría subietiva dei valor d'e la cual era iimplemente una Darte v unaaplicación'particular. Aceptada la validez de esia más aniplia feoria,su propia validez parecía hallarse implícita, puesto que demostrabaoue' el^ interés es iimplemente el producto de rrna Éstimación sub-¡Ltiva general como ld es cualquier otro valor, en este caso, una esti- 'inacióñ subjetiva de las cosas separadas por el ticmpo. Si la primeraera válida como una explicación general del valor, también lo era laúltima como una explicación de un valor particular; si, por el con-trario, Ia primera no era válida, tampoco lo era la última.z¿

24 Cicrto, Bóhm-Bawerk sostenfa que cada uno de los facto¡es examinados porél era suficiente, por sl niismo, para explicar el fenómeno del inte¡és. Por estarazón podría sostenerse que su teorla no dependía de la teoría subietiva del valor,Duesto que la subestinlación subietiva del futuro es sólo una de las razones de labxistencii del interés. Sin la influencia de este factor subjetivo, sín embargo,la simple 'tuperioridad técnica de los métodos indirectos" sería visiblemente inca-paz de explicar el interés como un fenómeno permanente y, Por tanto, conto una

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I08 LA TENDtrNCTa. DE LA EcoNoMÍa r\toDERNA

, fin embargo, después de esta crítica tan impresionante de lasteorÍas anterio¡es del interés, es extraño que la ¿ét¡iti¿aa de la suyaI_t-: il9?ry.¡dad para resolver cuestiones ésenciales, haya pasado dés-:ryrflbldl para su autor. Pero lo particularmente extraño és que hayacreido haber encontrado una solución adecuada al problema ül co*olo planteó Nfarx.,. y con ello, una refutación a h sólución qo. ¿rt. f.

. llo:.ic^ol;",,.]p]i:1 esta teoría el fenómeno. del interés? Désde tuego' en un se.ntido que-difícilmente permite asimilarlo al salario.-va seapor su o-r¡gen o por Ia forma de su determinación o por su .,neóeéidad,,un¡versal como una categoría del ingreso. Equivale a una exr¡licación

. en términos de escasezlelatíva, o áe aplicaiio" ii*itata,-áii-trr¡r.jo desanollado en u-sgf particuÍares; estb.es, en Ia formí ar-tüur¡o[:*T:]idg^i::gl!9iq9o,,¿n procesoó técnico's que implican-in rorso,1.,r::o9 ::

procluccrón": una escasez que persiste delildo a la miop'íade los seres humanos. como resultado de éste desarrollo a medias delos recursos oroductiros, la propjedad del capital-dinero lu"-en t,sociedad existi:nte es er unrco medro para .*;;;t;;'roür&""orli".-tivos prolongados, lleva, aparejado el poder- d;

"bt;;.T ;;;-r.íii' po,esa escasez. Así como el terratenientti puede extrair .i pi..io-¿" .,r"

::¡::1z-i1#._r_l qor fa naturatza ,.oLjetiva,,, ;i úiid-"ii"pi-rar¡sra pue-de extraer _el_ precio de una escesez impuesta por ra natu-raleza "subietiva" del h-ombre. Si tenía átgln ii[oiriüa'o .rt.ui...,esas analoglas dentro de los límites de Ssta Éüri;;-;;;'ü-i.nin,aqaso, establecerla entre el interés y la renta rn¿s-Uié"1qu"'lnir"

"linter&,y.los salarios? como Ricardó y lvfan, B¿ü*Ji;#rk ürt..o¡a lnsurrcrenc¡a de las expricaciones formuladas en términos de ,,oferray demanda".zf aferg aciso su teoría, coniinada en i" .r.".ilf ." a¡rmlraoo circuro de las relaciones de cambio entre factores de produc-::9.:r.l¡9.ry0i::!._T.-",. de las relaci"ñ ñi;l;*2,-i*ioit"',tr,,l:::lf.?,i 1ir lpjgpiidr para explicar los fenómenos? Es ó.rto-qo"¡nrroqulo en.su teoria u.n supuesto muy importante acerca de la pro-quccron: un hecho téc-nico, asociado a la dimensión del tiempo. plro,¿por qué escogió este hecho técnico aisu¿ámenie-á.i ,.Ji, yti", q"eno tomó en cuenta 1as relaciones sociales,q"" arü;;;;J áii;g.,der.hombre en la producción y r" ,io"lr.l¿,i

" ú-i¿¿;iinl'ui'+rito,decisivo de la ofeita de capiial,-a.-"üiao-ñ'r;'1il;, iJ r,

consecuencia necesa¡ia de elementos constantes del. proble¡na económico. por símisma' su categoría no es más elevada que i" áo "urrqor.t

otra de las expricacionesbasadas en la p-¡oductividad qu.-", ;ir;;-¡ior,.c**t condenaba. La mayor pro-ductividad de -los "mérodos 'rn¿¡ie.ioi;;--;"-;;'ilil.;l;;il..ilú# nii, n'"¿ .rhabaio áplicado a un uso p,artic.ular.ppd;; lrnr-pi-oru.,,r, sn otra razón adicional' que expiique por qué la apricación ait tr.t.¡o

".I. uro * t,rilr-r.rffiü-y,'p*

.tanto, relarivamente escasal podría haber siáo suiiJi"nte tü ;;pñ;;'i?'ir,li"rri,como. un fenómeno temporal y transitorio ,ir¡¡"¡ü1,cons tiucción de' üo' - "'á ¿ to ¿;' lñ;;;' ; ;üi".il;ii'#1"n.','"n ";: 0 "." 1T" u]Ífenómeno compatible .on un .o*fl.i" .q"iliúrj"

t'.u Jt cuanoo se presunta. a una persona qué es Io que dete¡mina un precio,

' nos cont'esta que la oier[a y la.demanda, lo ,iue no, ofrecp es ra cáscara,'no Ianuez." (Capital e Interés, oir. cit.) -----' 'v :qv "

LA TENDENcTa DE r,A ncoNouf.t MoDERNA 109

subestimación subjetiva del futuro. No solamente es éste un fa'ctorque no existe necesariamente fuera de una sociedad individualista ycuya existencia,_aun dentro de esa socied¿d, h_a sido negada por algu-nos, sino que el grado de le subestimación'subjetivr .si.n ri *irriro,dependiente de la dishibución del ingreso y, por lo tantó, de hórelaciones de clase de la sociedad. El in[erés dépinde, poi cáísinui.n-!e, de estas últimas en un doble sentido: ra ma'gnituái. lóiln"eiisosde la clase capitalista, en relación a sus niveres r".ortu*uááái $;;"-sumo, determina Su actitud respecto al ahorro y a la inversión. entanto q.ue la pobreza de las rñasas determína -er precio .- ouá ,"hallan.dispuestas a'vender su fuerza-trabajo a carnbio de u¡i ii¡ereso¡nmedrato. En consecuencia, eJ interés depende para su determiníciónprecisamente de Ia clase de relaciones e iristitucibn"r sociatés iiiio¡cay no .universalmente determinadas. Fue de ellas de las que ttl.o r.ocu¡g. Comg veremos. en.un capítulo posterior, .n u'ü io.i.ár¿socialista no habría razón ni para li subestimacióí ¿.1 futuro qu. ¿"or¡gen at lnteres como tenómeno persistente, ni para la existenóia del .interés como categgría de ing'cso.'como soluciói al problima-áJ in.,teres en un sentido pertinente para estas cuestiones, esta teoría'esilusoria y. vacía. !9r b-tra parte, is imposibre ruponár G ,lluto,no tuvo Ia intención de sostener que iu teoría, ̂en este'seniido, er"una solución más fundamentai y {ue-simplembnte pret*aiaiéunitdescriptir-amente algunas de las vaiiables iinportanteí que cualquieraexphca-cron tendria que tomar en cuenta. Eñ su positi've Theórv ofCapital, p¡esenta explícitamente estos corolarios importantes dé suteorÍa: "la esencia del interés no es la explotación'i sino que. borel contrario,

-es "un fenómeno enteramentl normal,'y, ar., i;ia'.a,una necesi{¡d económica"; es, además, "no una cat'egóría'accidentai'histórico-]egal', que sólo existe en nuestra sociedad Tnaiuiáü"risü ycapitalista", sino gue "no desaparecerá ni en un Estado sociaüsta".z'6

fero en esta misma aplicación de Ia noción de utilidad surge unaextraña contradicción que nos coloca inmediatamente .n l. ,i¿auudel problem¡ de la teóría subjetiva del valor. para qu" t,

"liiia.¿pueda ser !n soporte suficientemente sórido de ung t¿;;ía-¡er';;i;r,aun tormalmente considerada, es necesario concebirla como la eipre-sión de,un aspecto bastante permanente de la psicologi, huÁü.. Értono

-rmplica Ia necesidad de suponer que las prtfere'óias humanás son

inalte-rables; basta que no sean tan contingentes y tan veleidosasg.e. tlegue a. ser muy discutible su ince¡rendencia de otras variablesoenrro del .srsten)a que se._proponen determinar.z? En Ia medida enque la utrl¡dad puedc recibir un tratamiento hedonístico como una

zo pp. 361 v 171., :r-

Ei,profeór f...M. Clark expo-ne su creencia diciendo que ,.esta clase deteo'as adqurere significado en la medida en que se vincula con una premisa tcyR:^""-jJ"9:. i.:tig-:.:'Ia realidad". (Essay-s iir }tonour ot l. B. Ct*t,'pl. i+

"l'n emDargo, para este propósito no es suficiente precisar cómo se haü h .elec

cron: es nccesarro establecer que el modo de hacer la eleccíón (o aleunos elementosen ella implícitos) es indepóndiente del movimienlo a. to, ii..i3r;;;;;;".

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l l0 I,.A TENDENCIA DE LA ECONOMIA MODERNA LA TENDENCIA DE LA ECONOMÍA I{ODERNA 1I1

más evidentes. Pero la poca consistencia que aquí se manifiesta es-pecialmente sirve para ai¡aer nuestra atenóión sbbr. un defecto ge-neral a toda Ia estiuctura.

Cuando Bailey decía que el valor implicaba "una sénsación o unestado de la menie que sé manifiesta en fu det.tminación de la vo-luntad", expresaba uña noción que para fines del siglo ya había defigurar entretejida en todo un sistema. La teoría de la utilidad ex-plicaba el valor de una mercancía y, por derivación, el de todos losiactores necesarios para producirla, én'términos del servicio prestadoal satisfacer los deseos de los consumidores. Pero la relación no eradirecta entre el valor y el agregado de servicios (o utilidad total) :éstos se hallaban frecuentemente en relación inversa, como Io habíariobservado los primeros economistas. La relación directa era entreel valor y la uiilidad en eI margen, en tanto que el factor funda-mental ló era el incremento de ia satisfacción cue se proporcionabaa los consumidores por el incremento final o márginal de una ofertadada. Una ama de iasa cuyo propósito es la máxíma satisfacción, loconsigue distribuyendo su - dinerd en tal forma que la satisfacciónpropdrcionada por el último centavo gastado en óada dirección seaigual, porque de no lograrse esta igualdad, habría ganado bastantemenos en una dirección y más en otra. Este es un ejemplo de loque |evons llamó el principio de la indiferencia. Pero de este principios-e désprende otro: ei de que los precios de diversas mercancíás en unmercado deben estar en relación con sus utilidades marginales, esdecir, con las satisfacciones proporcionadas a los consumidores porIa unidad marginal o final de cada una de ellas. Si los precios no sehallan en esa relación, los consumido¡es se aprovecharán pidiendomás dc aigrrnas ¡nercancías (de aquellas en las^que la relación de lautilidad m"arginal respecto ai ptecio sea relativaniente alta) y menosde otras (de aquellas^en las que esa relación sea relativaménie baja),hasta que se lógre el equilibiio.

Pero esto deja en pie una cuestión: ¿qué cs lo que fija la posiciónmisma dcl margen? Li respuesta es qudésta es fiía por'la oférta dis-ponible, lo quel a su vez,'da lugar á otro nucvo p.bl.*r' ¿qué cs'lo que deterririna el límite de la óferta? Si la oferta cle todas lis'cosasfueia ilimitada, no habría deseos insatisfechos, ni utilidad marginal,ni precios. Por consiguiente, el precio sólo ouede exístir a causa de'Ias limitaciones impu-esias a' la oierta de las'mcrcancías por la limi-tación de los factores de producción necesarios para producirlas, unalimitación que se expresa en fornra de costos.

Existen dos variantes de la teoría subietiva del valor que cones-ponden a la idea que se tiene acerca dc' cómo se determingn esaslimitaciones. Por uila parte, la escuela austriaca daba por sentadoque dentro de un conjunto dado de condiciones, la oférta de esosfactores productivos es Íiia.28 Estando limitados por una escasez inal-

28 Est¡ictamente hablando, los austriacos no daban, ni necesitaban dar porsentado, que la oferta de los factores básicos de la producción fuera inalterable,

"satisfacción" fundamental, puede sostenerse razonablemente, comohemos visto, que llena esta condición. Podría sostenerse entoncesque un proceso de selección racional bntre los objetos suietos a elecciónharía que la elección económica se aiustan a ciertos msgos fundamen-tales de la psicoiogía humana. Aun cuando la traducción de esas elec.ciones a la acción económica depende de Ia distribución del ingreso, laselecciones realcs mismas podrían ser consideradas como indepindientesde los precios del ¡nercado. Pero si no se puede seguir vincülando "eldeseo." (la I'olición inmediata o el acto de elegir) con "la satis-

. facción" (el hecho psicológico más fundamental),lntonces la validez'del supuesto de-independencia se torna muy discutible. ¿Por quéno considerar tales "reacciones de la conducia" como pe.inansnte-mente dete¡minadas y modificadas por las condiciones áel mercadocon que se enfrentan? Bdhm-Bawerk no pretende sostener que lapreferencia por bienes presentes, que es la base de su teoría del in-terés, representa una "satisfacción" superior inhérente a los bienespresentes: unas vacaciones el año próximo nos darán tanta felicidadcomo unas vacaciones dentro de un mes, sólo que las primeras apare-

' cen más difusas en nuestra imaginación. Si prÉferimoi el presenle alf_ut¡ro, es sólo por una cuestión de imaginación, de rácionalidaddefectuosa y dc éfímero deseo. El profesor ?igou, por cierto, ha sin-gularizado este caso de sobrestimalión subjet*iva de los bienes p¡e-sentes como el eiemplo más importante en'que "el deseo" y "la sa-tisfacción" difierén én detrime¡ito del bienestar económico1 En un.sentido muy directo, esta actitud subjetiva hacia el presente y elfuturo, depende -y no puede dejar dé depender- de la estruiturade los precios del m-crcadó_, es decii, que uarir claramente al parejo delingreso del individuo o de la clase de que se trata, puestó qúe esaestructura condicionará el grado de urgencia de las necesidad'es pre-sentes y la f.uerza con que exciten y obsesionen la imaginación.'Unejempló de esto lo haliamos en el'hecho de que un "gr,,po o unacomunidad puede llegar a ser nrás y más pobré, debidó á que, te-nie.ndo una nrayor píeferencia por 'el presente, llega a rer ptogt"-sivamente menos capaz de aprovisionarse para el futuro. Por tanto, entérminos de sus actitudes sub¡ctiuas, nada determinado puede pos-tula¡se o predecirse. Por otra' parte, csta actitud pucde variai detantos modos y debido a tan numerosas influencias, que casi sus-cita tantas dudas respecto de su universalidad como de su constancia.Puede va¡iar con la clase de mercancías of¡ecidas en el mercado. vcon los métodos de venta. Puede variar, tampién, sdgÍrn que la per.sona sea joven y fácilmente impresionable o de mayor experiencia.Puede vaiiar según que la persona haga su elección como individuo

. aislado o ü¡ loóo paientis iamiliae, o "como persona colectiva en strcalidad de miembio de un colegio, de un club o de una compañíacomercial. Y ello no obstante, tiatando de dar una solución al^ oro-blema fundamental de la plusvalía, Bóhm-Barverk aplicó las nociónessubjetivas a un caso' en {ue su debilidad y poca ionsistencia eran

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112 r,a TENDENcTa DE LA EcoNoMfA r{oDERNa

terable (en el momento), estos factores, como cualquier mcrcancía,19.::,'::.Lyl,- ll.li: ieUl at ser¿icio pireinal q;;-p1;,i;"'.'ü'p,o.oucclon. IJ¡chos prec¡os no son sino los elementos -cc,nstitutivos'delcosto. Por otra parte, Jevons y Marshail sostenían que (con .xcepciónoe ros recursos naturales). Ia oferta de estos factorei fundamentaÉs dela producción.pued-e-vaiiar; pero qu" ru variación ," r,rlir-.onJi.ro-naoa. por la desut¡lldad o el ..esfu€rzo y sacrificio',, que cuesta sucreación. De ahí gu.l.,gl eqr:ilibrio, teígan qu. ,é.iüii

"n-l*.ioequivalente. a _la deiutilidad (en el margJn.¡ que supone su oferta.como decía levons:- "er _cosio de prodiccíó"- ¿.t."ir-i* i. áirr",la oferta deteímina ef .grd.o nnaiáe'ui¡Jidad i " ;;iilüil-*.rgiirr'

;,:Lg:lir Íiy] ¿u utitidád determina el valor,';'a d q* ,gr.Ér.8r,",,.ttrabajo determina el valor, pero sólo de una mañera Iníirecta arvariar la utilidad de una mercincía debido a un aumento o limitaciónde la oferta".2e Pareto ha sintetizado esta noción ¿¡.i"rá" o"á'.T"rf",es la resultante de un conflicto entre los a.r"ói v lár'oirt¿."ro,que impiden su plena satisfacción. pero las últimis J.t.iÁinrnt.,Í:

rTbgr grupos de fuerzas -ambas hojas de las tijeras, en la f*se ¿e$rarsnarl-' son consrderadas como de naturaleza subjetiva, productode estados mentales.. Estq estr-uctura palece descansar en un $upuesto fundamental: el9..,lu¡ la voluntad. individual es autónoma e ii¿.pén¿i.nt"';;';i:."-udo de que no está sujeta a_ra influencia de las relaciones del mercadoen que-interviene el iirdividuo, ni de ]as relacjones ,o"i¡.i-á.-ou, .,parte..Naturaimentc,

lldie puede negrr, po, t" *;;;;;-.k"ii ',n-fluencia de csta clase.-si es iisignificañt.'y". t.d;;;;";r"lu*to,

:l:T "Try:iii.:1, lu_:dq aceptarú, sin dif ióultad t- ;in- nesá, i, -i.gi_

nmlgao de conslderar la voluntad humana y sus caractcrííticas como. determinantes de las relaciones económicasi pero si ü inno*.i. ¿.la interacción social es considerabte, ta urii¿é, d.l ;il;;i;-r.'lr--balea, y. est-e tr-atamiento atomístico'n...r.ti.*."i. r.' J.""",ü.'N"sólo es probable.qu-e al tratar de pasar de io i"¿i"iáurl-rfl"nr""tose carga e_n taracra de composición, sino que los estados de la vblun-tad o de Ia mente no podián ser óonsideiador .oiro-,;ur¡rui.r'i"¿.-.pendientes" en Ia deteiminación de los hechos.

,^ l,L.9lÍ:i,^e:e rupuesto parecía completamente natural en un siglooe rn.rvtctualrsmo, y puede parecerlo así, hoy día, al burgués aisháa_

Trltr^ consrderado, orgulloso y ufano de iu independáncia exentace ¡n'uenc¡as y- hgas sociares. pero un análisis meños superficial deta est¡uctura de Ia sociedad mostrará el sinnúrnero de modos en oue lal.lillrg individuat, tejos de ser autónoma-; i"áw;á;;;;,^,Jr,rU,mooelada contlnuamente por las complejas relaciones socialés v eco_nómicas en que interviene. En primer'r"!"t, i" ,r-i*"l.rr'1..i i. r*preferencias det individuo, to *is*o-[J;"1, ?;;;;;; a;hr'il;"..stno unrcamente gue la cantidad de ellos se halaba deter¡ninada por condicionesajenas al mercado'v que. p¡r tanro, podian ,., .orliidlr.ár;";;;fi;.;;ü;r.r.2e Theory ot poliiicat'Economy,;. ló.'--

--''

LA TENDENCIA DE, I.A rCONOrVrf,r MODERNA u3en dinero, quedan suiehs a Ie influencia de su posición dentro deta sociedad y a ta dél ingreso d;,;;lil.'p;; ;ü;il,l"o"o"r.r.-:i:3^*1._:,_!t^.r:i!r _en ,oposición al tutu-ro, como ló hemos tsto,:^:"^^p_r^.,r_.f-1"1" ry1. el desca.nso en oposición a Ias mercancías y,por cons¡gurente' er "sacrificio" en que -in-ctrre

al tener que trabajáío ahorrar, dependerá de su.ingreso, ion a resurtadó-;.iñ i.-q"ula naturaleza de los costos fun?a.ént"i.t-qu" .f;d";i;;ior-ie'u,mercancfas v Ia remuneración_de ros factorei drr;;;;d;;.iZi'.Jü,¿odeterminadás' a su iez, por u- airitiü""i¿" ¿á Tríi.ü-ü;'h#lr"desprovisto de tierüs_'eirimará el,,sncr¡tióiC

- i,'?1i;;;lñ¿i1i"[uesupone.alqu.ilar,su _trabajo en mucho menos d. io q;;.ü'üü*r*on

campesino dueño de un'a -parcera y de instrum.rtoi a. ptoáoó.ion,tT:tg que la pobreza del primeó le hace ,rrib;i;

""r'"rjo*io,subjetiva menor a su trabajd en términos de ros-artícoñ ":;;;;o,para la vida. [.o mismo aiontecerá cuando se trate de trabaiádoresorganizados eü sindicato en contraste co'' rói iirü.¡rJ.iil.ü;;;"-nizados I con u-n nivel_ de vida tradicionrñ;i;;;í".'poi"#ri-

guien-te,.la postulación de cualesqyjera- varores normarás, ,.ó"iri.' l.postulación previa de una cierta iistribuclán ¿" los ingresoi v. Dortanto,- de u¡ia cierta estru-ctu¡a ¿e crrses.-óa, i,rii"rJrfii;¿hi "las retaciones de cambjo.de una ,*i.áád e.t ;i;.¡;'i.oíi.i.. "no

simplemen-te Ia disposición mental ¿e un l"¿r"rá"J"rtrir1.i". ii""también- eJ gornpleib de instiiucion.r y a. ;;tr.il; :át.üi.';,cuales.el individuo'concreto es una pi*.. rirr-ü ürñ;d;"dl"un"fl:lilidr9 espuria, esos factorcs,,se'considera; ¡r$;;t-;;1.-i.ó'ri,mooerna del valor; en un sentido formal se está en libertad di io-*i.:]:.,...l'i.-r." !-li._o acerca de ellos. En ¿i-,r.f;¡;J;;;;r,,.^tt?^rqTurl: g,formular las leyes de la física y de ú

"rtionó*i"linl1_^J1Torte.d.e la gravitacióñ,'. pero en ta prncticn,;-;;il; ;":'191 yár positivo cuando se considera que en ros términói oui'r.halta formutado el supues-to, es una desciipción áá i. ;;;i;á.á-l.o-nómila real. Como uira. deicripció; ñ;iüía es falsa por su mismaparcialidad, ya que. implica quti los f.h¿*"no, .";;;*Í;;";;;ii;,reg¡oos por una sene de relaciones contractuales libremente conhaídaspor una comunidad compuesta de individuos. ina.pna1.ni.s, ;;d,u.no. d: los culles sabe bien lo que desea y r¡ene acceso a, v cono-crmlento de, tbdas las. alternativas posibles. y como en la'premisa,pot arte de magia, se ha puesto armonía, aimonía * ;."*ir,-ü;:D¡cn en la conblusión.

, Puede sostenerse, sin embargo, como ya hemos dicho. oue loselementos esenciales que intewienen en lai elecciones huáanas sonsuscept¡bles de ser postulados independientemente de Ia distribucióndel.¡ngreso y de la posición socíar- der individuo. Las céruras de raspreterencias -fas "curvas de indiferencia" fundamentares de pareto-no se hallan afectadas por la situación del individuo, ya esté ham-|11.:r:

o. sa.tisfecho, .ya sea rico o pobie. roi .ó"iigíiJnte, Ias acti-tuoes subjetivas, por lo menos en ejte sentido, puedóu ser postuladas

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l l4 LA TENDENCIA DB LA ECONOMfA MODEINA LA TENDENCIA DE LA ECONOMÍA MODERNA 115

tan vigorosamente la atención Thorstein Veblen. Dentro del segundodeben incluirse todos aquellos medios de publicidad y de sugéstiónpara la venta, que hán iiegado a constituir una caracteiística tín des-tacada de nuestra época. Su éxito depende de su capacidad paramoldear y rtspertar il deseo; y en la inedida en que iienen éiito,la elección de los consumidores se convierte en uná variable depen-diente de la acción de los productores. Además, 19s deseos de losconsumidores se hallan expuestos, evidentemente, a la influencia delas sugestiones en las formas más variadas. La mera existencia de unaoferta, convenientemente presentada a la mirada del público. puededespertar un deseo que nó existía antes; el volumen y la saeácidadde la uropagan$ dg los vendedores pueden ser deciiivos pára de..terminar si por Navidad hay que regalai libros, o guantes, o piñuelos,o sombrillas; si la dieta de6e_óompónerse principaimente de ptátrnor,de pescado o dc leche; si debe preferirsé pará veranear "li iesiónmás.seca. de Inglaterra" o Cornish-Riviera. Cuando la propaganda"lo-gra influir sobre los convencionalismos de grupos social^es, el"maridaiede estas influencias puede ejercer un redobñdo poder sobre las elecció-nes que hacen los individuos, como lo demuestra ampliamente laesclavitud de la ntoda, en .donde menos que en cualquier otro casopuede decirse que el individuo sea dueño'de so voluniad. En la es-fera del comercio lnternacional, puede advertirse hoy día la influenciacreciente, directa e indirecta, de la propaganda sobré h demanda. Lasgampa.Íi1 de "compre _product_os inglesés", "compre productos dellmperio", "compre productos alemanes", determinán las preferenciasde los consumidores que quizá habrían sido otras de no'existir esasc_ampañas. una poderosa influencia económica, aurque menosD¡ecia-da, es Ia divulgación de las cultu¡as nacionales más iilá de sui fron-teras, para cultivar el gusto por aquellas cosas que figuran prominente-mente en ]os hábitos de consumo de la nacién ¿ói¿o á la especialfacjlid_ad de que goTan para producirlas, Cuando se toma en ci:entatoda..la amplitud de estas influencias en el mundo de hoy día,difícilmente puede dudarse de que son un factor importanté parala determinación de la demanda én el caso de casi todas las ,n.r.rn-cías, excepto la de los artículos que satisfacen las necesidades dealimentación y abtigo.

La influencia' d'e lo convencional tampoco puede considerarsecomo de importancia secundaria. El gusto Éu*rno, más allá del ni-vel más primitivo, se ha desarrolladJevidentemente a través de unProceso de educación en el cual la costumbre y lo convencional hanjugado un papel principal, junto con otros facto¡es del medio ambien.te. social. Lo que puede considerarse, cuando más, como innato alestado "natural" del individuo, son cie¡tos deseos primarios, o ten-9.l..il-t, de_una categoría no muy diferenciada. En la historia de cadatndtvrduo, la configuración precisa de esa compleja escala de prefe-renc¡as (aun suponiendo que exista semeiante-eutidad) con lá quese supone que entra a Ia vida adulta, es un resultado evidente de h

como bases independientes para una determinación del problema delvalor. Pero ante-todo debe hacerse notar que, aun cuando esto seaasí, esos factores no bastan, por sí mismos, para determinar el pro'blema, y que se requiere postular algo más respecto a la posicióndel indívidlo si l¡emos de'saber en [ué forma iendrán qué tradu'cirse estas actitudes básicas en elecciones y demandas reales, es decir,qué clase de curvas de la demanda se construyen con aPoyo en unc'oniunto dado de curvas de indiferencia.s0 En segundo lugar debedecirse que estas actitudes mentales básicas son

- precisamente .las

que parece imposible postular cuando se catece de una definiciónliedoirística de -la utilidid o de un supuesto semeiante. De otra ma-nera ,'qué significado podría darse a estas cédulas de preferencias quedefinE¡i Ia altitud def individuo frente a cualquier giupo concebiblede alternativas, ya sca que haya experimentado estas alternativas o no?¿Nos dirían esás cédúlas dé préferencias, escritas quizá en algúnfugar de la mente, si pudiéramos descubrirlas por introspección, cómovalorizaría el millonaiio el descanso y el ingñso si llegara a conver-tirse en un mendigo, o cómo se conduciría uno de esos que recibenel socorro oficial ii súbitamente adquiriese una fortunaí Si, comosuponían las primitivas nociones de la utilidad, los "deseos" quepr'ouocrn actos inmediatos de elección coinciden con una "satisfic-iión" algo más fundamental proporcionada por el objeto elegido,es probable, entonces, que pudiera-darse un_ signíficado._al supuestode un coniunto constante de actitudes mentales de esta clase. Pero siIos "deseos" difieren de las "satisfacciones", éstas, aun cuando exis-ten, no regirán la conducta y su imporiancia pará el problema eco-nómico será escasa. Ahora bien, si se consideran los "deseos" aisla-daniente, separados de las raíces más profundas que puedan o notener, no es posible sostener que ostentan semejante constancia oindependencia.

Ésto nos conduce de la mano a una segunda raz6n contra el su-puesto de que la voluntad individual es independiente: la influenciade 1o convencional y de la propaganda. Ambos 'factores, a juzgarpor la poderosa influencia que tan evidentemente ejercen sobre losactos de elección, parecen ser los responsables de una divergenciaconsiderablemente mavor entre "deseo" v "satisfacción" de la ouetradicionalmente han ádmitido los economistas. Dent¡o del primérodeben incluirse todas aquellas complejas influencias que ejeicen enel individuo los deseos y los gustos de otros, üncluyendo la queejerce el nivel de clase y'la emúlación social sobre loé cuales llamó

30 Este es, simplernente, un ejemplo del hechoj expresa{o en el famoso casode trueque de Marshall, de que, dado un sistema de curvas de indiferencia, esnecesario postular la posición del plano desde el cual cada individuo comienzaa. realizar transacciones de cambio, antes de que se puedan construir las curvasreales de ta demande (o las de la ofertaI que habrán de configurar el cursode la operación. Marshall define esta posición'en términos de las-existencias decada mercancfa; pero el principío tiene una más ampiia aplicacion que la restringidaa 'este simple caso.

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116 LA TENDENCIA.DE LA ECONOMÍA MODERNA LA TENDENCIA DE LA ECONOMÍA MODERNA i l7

influencia de la sociedad que lo rodea, la cual queda sujeta poste.riormente a continuas modificaciones atdbuibles a esa influfncia.Cuando la seda artificial llega a ser barata, toda obrera encuentra quelas medias de seda son un elemento necesario de su vida porqueotras las usan. El vestido hecho "a la medida" se convierte én un"necesidad del caballero, a tal grado que sin él se sentiría privadode_una gran satisfacción debido a qüe una época de la vida sehalla'convencionalmente sellada pcr un estilo deierminado de traies.l,a g¡ayor parte de los .gastos e¡i deco¡ación- interior, en mueblei yen diversiones, están evidentemente controlados por las imposicionesde ciertas normas sociales. La gente toma té o cbcktails poi la tardey se sentiría privada de satisfaciión si, individualmente, t'uvieran queabstenerse de ello. Los hombres disfrutan de la austera incomodidadde una camisa dura o de un cuello almidonado, porque la imitaciónlo impone. Sus mujeres coleccionan objetos de ilata para la vitrinaI, hace algunos años, cortinas de muselina, palmás o aspidistras parael salón como simbolos de respetabilidad burguesa. Cón frecueirciase desea un automóvil, tanto pór la posición sócial que revela. comopor el servicio que presta._Haóe a[uiros-años se discütió en ús pági-nas de Eco'¡omica si podía atribuirse aleún sienificado a ,,la üti.ii-dad total" de los zapafos, medida en térñrinos ?e lo que un gentle-man pagaría si se viere obligado a ello -quizas I0,20 o 30-librasesterlinas-,. antes que ir descalzo a su oficina o a su club. Se llegóa la.conclusión de que el problema no tenía sentido puesto que, sitlpar de zapatos tuviera un precio universal de l0 libras estérlinas omás, nadie, a excepción de los muy ricos, podrían usarlos, en tantoque el término meáio de las personis no verían mal usar sandalias yhasta i¡ descalzas siempre que todos sus vecinos e iguales acostum-braran hacer lo mismo.

.Que había la intención de tomar este supuesto de la voluntadindividual autónorna, independiente de las relaciones sociales, cornouna descripción dc la sociedad económica, queda evidenciado por unsignificativo corolario implícito en la teoría-de la utilidad. Y'el celomanili.esto con que se subrayaba este corolario nos revela qué lejosse hallaba de ser una inocente obsesión apologética la eleóción desupuestos gue hacían los economistas. Este corolário, que consistía endem_ost¡ar que un régimen de libre cambio logra el máximo de uti-lidad para todas las partes, fue proclamado como un refuerzo decisivodel laissez faire. El argumento era bueno, dados sus velados supues.tos, y aun hoy día, cuando se ha de¡¡rostrado frecuentemente partede su falacia, paÍge qu_e se-resiste a morir y continuamente reapárececon un nuevo disfraz. La forma más clara de dgmostrar- su iuitifica-ción es recurrir ai caso simplificado de cambio e¡¡tre dos veidedoresde dos m-ercancias, A y B, que se desprende como una versión alter-nativa del principio al qle ya nos referimos arriba, según el cual elcambio entre ellos continuará hasta llegar a un tipo áe cambio enel gue la utilidad de ambas mercancíaí {h cantiáad de mercancía

9:_q:: r,1" se desprendey la cantidad de mercancía que se adquiere)

sea rgual .pan cada u.l? qe las dos partes. Hasta este momentb cadáparte obtiene una utilidad mayor de Ia que se desp¡ende al continuarel cambio de A,por g. N4íl,rl.l¿, cuatquier .r*bi6 p;i;;r¡-;;;-;."las dos partes de una utilidad mayor-de la.tue aáquiere v, conse-$t;.:,,.:T:1,:, j?.,pi:.* Iaber iipo de cambio 'que saúsfaga ájtas dos.l, _p:yo de equrlrbno,del trueque _el tipo de cambjo que se esta_Dleceria en un mercado. abierto_ estará, por consiguiehte, en elpunto

-(como dice JeVons) en que "ambas'pártes qued?n satiófechas"

y en el qu.g -"9.aq.

una de las partes haya obtenido todo el benefício!-y.¡=n"r1Ule". Si ese precio es el que proporciona mayor beneficio acaqa una d.e Es-.partes, debe ser, en consecuencia, el que proporcio.na mayor beneficio a todos: los precios establecidos ientlro'de lascondrcrones de un mercado abierto aumentan la utilidad a su máxi-po,plp todas las .partes que i¡rtervienen. Este corolirio-tnár-uilo1Tp,rl.r]. que expl¡crtamente enunciado en la presentación de la teoríaoe l.evons, lo subrayan más vigorosamente Walras y pareto, Auspitzy Lre-Den, en $u Kecherche sur Ia Théoúe du prjx.dr

Alg.una duda dele de haberse suscitado iespecto ar sienificado deese máximo cuando la discusión subsiguienté áilr.iá8"'á--ilr.iroL"^:":, ̂hlli::',

n.:.,ylf_, .rilo varios tipoi -áe'

camb;" ;; q;;.ri. ."" ¿i-crón (la igu-al utilidad de ambas ñrercancías prr" cráa una de laspartes) quedaba satisfecha. En ras simples .oiráiciono d;i-h";q;.ci ta d o pol f evons, el ec.uilibrio. p"át"- .ií"úi...ii" - .n

-.urü;; u-i.otd"

:*"j,.pi:::',^_1:,::::f o con ld cuat .tas prrt.i - oúi.nf;1;-;;"b,,er¡ ras tases pretrmrnares de la operación; en Ia inteligencia de ouecuatesquiera de cstos puntos podía'iguarm.nte se, t; ñ;lz;¿il.4ri¡'facción". Pero cualesquie¡a áe estai posicio;* ;; f#ü...i;",,'.;;-

dentemente son rerativas re-specto "

h iituacró" a.i i"ái"iá"í." .rmomento en que se realiza,la operación. En cualquiir;iú;¡; á;'d;,Ios recursos 1' la elección de alternativ.r q;" ;;'¿;ñl"i'""i"i"ái"i¿ii"son restrinsidos. v en una sociedad .rpit.tirt ,-,il';lf;;;i;i;_gidospor ñs conáiciones de ra ¿ü;; ;il';uar pertenece el indivi-duo' En esta situación dada e-q que se encuentrá el individuo, pue.de haber un camino compatibie'có;-r;-;.y;;-"!irü¡i,'i;?i! i.i¿:1"q": ! convenga seguir.'Ahora Ui.n, o. ,.rrno está determinadopor crrcunstancias externas; p€ro habría seguido ;;;

-Jtrtl;i;-á;habe-r sido otra ra situacióí. ú;-il;in; i.utiuo de esta crase sóropuede aproximarse a un- maximurn

-a"irn*um, dotado de u¡i sie-nificado-absoluto, en er supueqr; ü;;; cada individuo tüvieiaa su disposición una a.mplia'e-sfe¡a de i,pnrtu"iará'.r,'y-á.;t;

tomar el camino después de haber pesado'y estímado ól iesto.áe hsalternativas existentei. y esto ., lo'q;;á pü;¿.;*ái i.;;:81 El interés de Walras,_por, Ia teoría emnómica parece haber sido estimutado.en realidad, por una discusióri-con un s.nsi*onlrn;1,p";-;'J.;;;p;;;;;; ,

una prueba simple de oue el.ribre. ca-uio en un'íÍra.oo concurre'tc p¡oporciona ,el resultado óptimo. (Ver w¡aseil,-iec-t*.r,'*L i,"pp. Zl_Z+.1

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'uB LA TENDENCIA DE L.{ ECONOMfA MODERNALA TENDENCIA DE LA ECONOMíA MODIRNA n9

ciedld capitalista; y es la falta de este postulado, más aún, la exis'tencia de'otro totálmente contrario, el de la división de clases, iooue constituve el punto de partida necesario Para comPrender el

' Jar,ácter .tp.'.ífico de la sociédaC capitalista. Y, sin embargo, ésefue órecisainente el postulado que intioduieron ilícitamente los pro-eeniiores.de la escueli de la utiüdad. Que el postulado está destinadoIodavía a paser inadvertido lo re','ela el hecho de que hasta hoves el que apoya tácitamente la mayor parte de las comparaciones delos efectos fe'un régimen de libre'coniurrencia y l-os de un.régimende monopolio, los d-é un régimen capitalista y los de un régimen so'cialista. que se hacen en los trataCos de economía.3z

Consóientes de las dificultades de la concepción de la utilidad,.los economistas se han ido inclinando más y má¡ eq los últimosaños, o bien a abanclonar ese concepto, o bien a deflnirlcr nue"'amen-te en un sentido puramente empírico. Se postula -el hecho empíricode que los dcseos'individuales sé manifiestán en elecciones que pue-

' den'ser observadas en un mercado, y tomando comó datos esas elec-ciones, se construyen ecuaciones para determinar los acontecimientoscconómicos, indedendientemente de las raíces de esas elecciones, sean.psicológicas'o soóiales. Dentro de esta tendencia, Pareto, que princi-itió usindo el concepto de utilidad, más tarde lo abandonó por eláe ofelimidad,ss y Caisel, que gustaba de hacer desfilar vieils ideas connuevos unifoimés, abandónó'la palabra para siemprre.'El profesorRobbins niega la posibilidad de comparar la uülidad que derivan dosindividuos (áunqüe visiblemente usf la negación para refutar ciertasimplicacionés de la ley de la utilidad marginal decreciente, por 1ocué se refiere al perjuicio que ocasiona al bienestar oconómico el re-p'arto desigual de'la'riquezá) y afirma que todo lo que la economía,iomo "cie"ncil positivai', pu'ed'e suponer, es que cadá individuo atre-gla los obietos -de su eleóción de

-acuerdo cón una cierta escala de

óreferencias.aa La economía se convierte en una especie de teoríai'cataléctica" en la cual "no existe una penumbra de aprobación. El

' equilibrio es el equilibrio".ss' Podría creerse que de lo que se trata es de eludir el problema

esencial, retirándose hacia un ¡furo formalismo, y qüe la teoría, defi-nida de este modo y, por ello, vacla de contenido real, ha alcanzado

32 El profesor Pigou sostiene que "todas las comparaciones enhe diferentesimouestos v diferentes monopolios que entpiezan con un análisis de sus efectosroútu ál exóedentc de los coniumidorés, suponen tácitamente quc el precio-demandaes también la nredida monetaria de la satisfacción". (Economics of WelÍarc, p, 21.)

' Ver también Collectivist Economic Planning, editado lor Hayek.. 33 Ver Manuel d'É.conomie Politique (ed. 1909), p. 157.

34 Ensayo sobre Ia natwaleza y signiÍicación de la ciencia económica, 2? ed.,México, F.C.E., pp. 185 ss., 1951, El o¡ofesor Robbins reclama para la modernateorfa económica la supetioridad sob¡e el sistema ¡icardiano de que la primera "sedetuvo en las estimacibnes del me¡cado sin llegar a las del individuo.. ." (lbid.,página 44.) ¿Pero no scría mejor lamenta¡nos de que no haya avanzado mis eIIáde las estimaciones del individuo?' 35 lbid., pp. 190' l9l '

un nivel tal de abstracción que no le permite formular nineún iuicioimportaute sobre los asuntoJ dc caráóter práctico o, por io menos,sobre. los prgblcmas peculiares a un sistema particular de sociedadeconómica. Si todo ló que se postula es simpiemente que los hom-bres eligejr sin decir cómo eligén o qué es lo'que deten¡ina su elec-ción, la Economía no podría-proporcionarnos'más que una especiede álgebra de las elecciones humanas, nos indicaría ciertas fdrmasmás o menos evidentes de las relaciones entre las elecciones; pero nosdiría muy poco respecto al modo como se desarrolla una' iituaciónreal. -Por otra parte, si como ya hemos visto, la ,,cédula be la de-manda" de los individuos no se concibe aDovada en algo más fun-damental,

-n9 puede- servi¡ como soporte séliáo para uri sistema de

cquilibrio del mercado. Si Ia demandá puede cambiar al soplo de cual-quier viento sobre el mercado, como puede acontecer si no postula-mos más que d.eseos empíricos ¿qué nós autoriza a sup.ner qire talesdeseos no son íntegramente creaturas de los movimientos de'los o¡e-cios? Es más, si para esta teoría "el equilibrio sólo es equilibrio'i lounrco que nos procura es una mera definición generalizada del eoui-librio. Semejante esclarecimiento de definicionei quiá sea una ta'reaextraordinariamente útil y hasta esencial. pero ¿podrá darnos.algoTír qy" la cáscara vacía de una teoría de la Ecorümía políüca, co"n-side¡ada como el estudio-de los problemas de una sociedad r.onii*l.ureall de la clase dg problem.a- que_suscita? En la primera edición áesu .&nsay'o,.el. profesor Robbins declaraba que lós corolarios de Iateoria económica no dependen de la experienóia o de la historia, sinoque.s.e hallan "implícitos en nuestra definición del obieto ¿e ta bien-cra .L,conómrca en su conjunto": s0 declaración que óarece caracte¡i_zar suficientemente la teoría como un sistema ¿ó taütoloeia;: E;-;;segunda edición, abandona esta confesión reveladora; v in ru lun*sostiene que la te-oría económica no es ,,purament'e'formaf', q";edescan-sa e_n po_stulados que son, ciertamente, generalizaciones ele-mentales de todas y cada una de las actividadeí cconómicas y quesr:s corolarios..representan "conexiones necesarias" que, lejos áa'ra,de naturaleza "histó¡ico-relativo", son válidas para todbs y cada uno delos tipo-s de sociedad económica.s? pero para'mr.h;¡¿ü;.rJ¡itirtra,nquilizarse con- é-sta reformulación cúando se enteren de que eldébrl subst¡atum del hecho

-que sirve de soporte a estas leves dé apil-cación universal reside.simplémenie en el postula¿" L íríáüi"íi,individuales. La elección,. por supuesto, nó está conrinr¿a ,1, .ur.de ac,tividades .que tradicionalmeite se conocen como ,,econó*iür;;.

^quella clela trasruclr que se nos está dando una abstracción tan

B0 Prinrera edición en inglés de Ensayo sobre Ia naturaleza y sígniÍicación dela ciencia económica. o. 75.

.3?.Ibid,, segundá.^edició\, pV. 74,.94, l l7, M. D. Henilerson también hasostenido que la teo¡fa económica postura ieyes cuya varidez .r-i.-,nrr,n.l ,'i.rridel ir y..venir de -,,mmerciantes. aientureros, com¡iañías, trust, gremios, gobiórnosy soviets" y-que funcionan ,,b_aio,todos

ellos',. (ias láyes d; i;-;l;;;" i,";';:manda,24 ed., p. 15, México, Fondo de Cultura bconóii.r, lSij.l"'-"" r 'a uE'

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120 LA T&NDENoTA DE LA EcoNoMÍa MoDERNA

general, .gue abarca rasgos c_aracterísticos comunes a cualguier clasede actividad bumana. Esto lo admite francamente el profesor Rob-bins.. "Todo acto que requiere tiempo y medios escasós para lograrun rrn, supone la renunc¡a a usarlos para alcanzar otro fin. por tanto,ese acto tiene un. aspecto económicb." sB Bl profesor von Mises esaún más -preciso: "Es ilegítimo considerar lo tconómico' como unaesfera definida de actividád humana que puede delimita¡se con todaprécisión de otras esferas de acción. lo

"itlui¿r¿ econónrica es una

actividad racional. . . La esfera de la actividad económica es colin-.dante de la esfera de la acción racional." sg Los principios aeuí enun-'ciados

y sus "implicaciones inevitables" se refierei¡ .onl..u*i.rnir.t.,y sólo se refieren, a un aspecto de todas las clases de actividad humana:a cocinar y dirigir la casa, al juego y a la diversión, a proyectar unasvacacrones,-al escoger entre ser filósofo o matemático, así-como a loque generalmente se conoce como problemas específicos de la pro_ducción y del-cambio. Pero si esto es isí -si los piincipios económicosson ¡econocidan¡.ente una abstracción tan sutil de un aspecto. entre!od9s, de las actividades humanas-, hay suficiente justificación paradudar de si el carácter imperativo de ios co¡olarioó que es poribr"deriva-r de esa_teoría puederi ser de un elevado orden de impoitanciapara_)os problemas éspecíficos a que dan origen las caraóterísticaspecuhares de cste o aquel tipo de sociedad económica.

La .brlsqueda de definiciónes lógicamente concisas del obieto deur estudio, tan popular hoy día, g-eneralmente es estéril, y ilevadaal extremo, se traduce en vaciar las ideas de todo su contenido realy- en un dogmatismo árido y escolástico. Esta tendencía parece serel resultado., no simplemente de una moda pasajera, sino áe un de_fecto más fundamental. L,o .gue muchos.e-vident'eménte ignoran hoydía es la lecció¡r quetr4arshali tuvo-es-pecial empeño en en"rrñar en eipnncrp¡o negelnno de Ia continuidad que reiteró en el clásíco pre-facio a la, primera edición de sus Principios (en comparación coi elcuar .m.ucnos^ EaDaJos econom¡cos modernos parecen superficiales ysimplistas) : {0 el de que en el mundo real no éxisten líneas divisorias

,lt {"-*y,o^-tgbre Ia naturaleza y signilicación de la ciencia econfmica, ZA ed.,págtna 36, 1951.

39 Dje Gemeinwirtschaft, trad. inglesa, p. 124.10 "si la ob¡a tiene dgún carácter especül particular, éste puede decirse o.econs¡sre mas Dren en ta rmportancia que _concede a esta rplicación del principio

de continuidad. . . Siempre se han séntido tentados loi a'oto."s "

.i.riíü'í",b¡enes económicos en grupos claramente_ definidos, ace¡ca de los cuales poá¡.i*sentarse c¡e¡to núme¡o de proposiciones breves y concisas, para satisfacrr il ¿ar.ode precisión lógica gue.atimc¡ta el qu_e estudia'y U aficián'!;p;l;;;l;r"i.*;,que .tienen aire de profundidad, sin dei4r por illo de poder' rtr ;;.i;á";-F;;-mente. refo eI c¡er en esa_tentación, estableciendo llneas generales'artificielesallí donde la naturaleza no las h-a pu€sto, parece haber causedo ,ñ".rro árno.

-ó"ü"más sencilla y absoluta sea una doclrina econénrica, tanto r¡ayor ,.r¡ l" .o*ori¿ri,l.s¡ ras.rfneas divisorias a,qu-e se,¡efiere no pueden enconirarse en la uida ¡e¡.',(Principios, tomo I, pp. 6, 8 y 9. Ed. Biblioieca de Cultu¡a n"onárnio.i-- '--'

LA TENDENcIA DE LA rcorsovf,t MoDERNA 12I

precisas, como las hay en el pensamiento, y que la discontinuidad y.lacontinuidad inevitablemente se entrelazan. Es cierto, sin duda, queen Ia obra de Marshall algunos aspectos de ia continuidad recibieronun énfasis exagerado y unilateral, y que en su lemar n:atura non Íacitsa/tum, ese énfasis era conservador. Sin embargo, eu comparacióncon la mayor parte de los escritos modernos, su nranera de abordarlos problemas intelectuales, por lo menos, tiene el sello de un rea-lismo saludable: una virtud a la que, a mi modo de ver, puedeatribuirse mucho de'lo que a sus críticos les ha parecido eclecticismoy oscuridad, y la cual'debe su origen a la circunstancia de que Marshalldisponía de un suficiente bagaje filosófico para apreciar el caráctercomplejo de la relación entre las ideas abstractas y la realidad, y paramantener sur pies bien puestos en la tierra. Sólo sacrificando seria-mente la realiáad puedeir lograrse las definiciones precisas del tipode las que hoy están de moda. Es claro que cualquier definición rea-lista de'un esludio como el de la ciencia-económica debe formularsefundamentalrnente en términos de los problemas concretos que cofls-tituyen su objeto (como en cualquier otra ciencia): la definicíóndebé hacerse

'por tipos más bien que por delimitaóión. La defini-

ción de la economía nos la debe dar la parte del mundo real de gue.seocupa, y las generalizaciones que crea, para ser adecuadas, debenpresentai las círacterísticas esenóiales de'sü esfera de acción real. Quetenga éxito o no para lograr esta atinada mezcia de generalidad y rea-lisrño, es unq cuéstión áe hecho: el culto por el efigrama pará abs-traer sólo ciertos aspectos de los hechos y guardarlos después comoreliquias, aislados del resto, puede lograr una apariencia de espléndidageneralización, sólo que a expensas de la realidad. La precisión quizá,iea el ingrediente más precioso del pensamiento y hasüa el más esen-cial, corño lo es el fifo para el cüchillo. Pero'cuando'el .filo delcuchillo y la exactitud de sus resultados se coufunden, cuando la pre.cisión se'halla santificada como el fin del pensamiento y se conviérteen la piedra de toque de la verdad, entoncés el pensamiénto'se achatay se torna estéril, y ias ideas, ya vacías, pierden toda sgstancia vital.

Pero aun el más abstracto de los economistas, no sólo pretendedecirnos que los seres humanos "escogen", sino otras muchas cosasmás ace¡ca del mundo real. Como dice el profesor Robbins, exist'en"postulados Epbsidiarios" gue, según él mismo 1o admite (un tantoa regañadientes), se "derivan de un examen de lo que con frecuenciapuede designarse legítimamente como material histórico-relativo". Laverdad pareqg ser gue Ia Economía Política propiamente comienzacon estos "ppstulados subsidiarios". De cualquier modo, de esos pos-tulados dependen los corolarios realistas derivados por los economis-tas. Menos que a nadie se podría reprochar al profesor Robbins porun desprecio de las implicaciones prácticas de la teoría económica,por más abstFacta gue sea su definición de esta úlüma. Pero es pre-cisamente con estos "postulados subsidiarios" con los que se intro-ducen implícltamente esos supuestos acerca de Ia sociedad económica

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que son tan sr¡stanciarmente parecidos a ros de los ilrimeros econo-lis¡asl ros.de ra autonomí' é i"affia.;r;"'j; í;ffi;; iiii"i_dual. En efecto. la misma forma en que se expresan los postuladosabstractos rcercá de,ras .rdi;;;; á. üi"in¿;uiduos, ros convierte enuna,

_descripción, adrrterada ¿. ra, v"i¿r¿-e;i;;; d"i lái.iilil'" .rfenómeno económico en,la sociedacl capitarrsra, a menos que quedenradicalmente condicionados en cuanto -r. ,.]-ilr. ;'ü;";.ü;;";;; ,"-ciales que regulan ras ereccionet d; l;; rndiui¿uos y gracias a ros cua-Ies .pueden _diferenciarse ras ereccio¡re, ¿t k" ;lri"F^."'i"'r"""i.¿r¿'capitalista. La mera ausencia de ese .onái.ió"ári.rü'q;iü;..i,que la afirmación de que los individuCI'ir.ogrn, tan pronto comose coflcreta en Ia forma en que ]os individuos escogen en una formaespecial,

-s-e convierte en la'afirma.ió; ¡;;;- d;;'";'ü táiui"á"",escogen libremente, y que.los hechos q".-r"" .ri;uiir¿o'i."'Jro,acciones individuares no^están afectaáós |oi .rr, *h;r";;""proáu..ción fundamentales -relaciones ¿" .lrr.'cln.ctadas con la própiedadeconómica- que son ras caracteríiii"ri-áirtinti"., ¿r-ii'rüJáríirpi-, talista. Los supuestos ocultos o ;;hd;r-;. t..rt.."d;;,"i"" p** ¿.Ia esperanza dé wicksteed, de que ü-é"p-oir.,on matemática pudieraservir como reactivo pata,"precipitar ros'zupudiü;;ffiiláoliT usolución de la verbosidad de nuesiras disquisilion;;rdr;;;iliir"..o-

nomla cada vez más matemática .1. n'u.rtrr época tbaavi"' **rnesencialmente sobre Ias mismas pre*isns-run¿ani"nüles.-L"-¿ir.í."-cia, por Io que se refiere a su iriftuer;i; ;irgt"#{g;,'ói,,b, ;;;".ld habilidad- del prestigia{.or ha. *.l.rraá'ho}i dír, d-;'i;j ';;;ér.,gue. lo.q corola¡ios'a qüe lrega ¿"ñ¿;-¿; mucha parabrería acercade Ia "neutralidad ética",-/-con una gran .i"gr""i"ttiilíi,T, ár',i r,impresión a su auditorio áé haber si¿o".r.r¿or"" pririiá.Jli,iJ,pio,científicos de validez universar.-y, sitr erntargo, ros supuestos secretosestán ahí todo el tiempq, imprícitós ü h ;répi; rl,ii,ii,r.lo""i, r,cuestión.

-y_ aunque la ,¡u_tilidad", y,

-p*ád".d; ;;á;:-;i.iJ"r.,proscrita det esceñario, los deseos d; ú; filü;" ñ.';;ü ll¡r.hnr.siguen considerándose

,como los.,rdi;;;;;; del mercado, en tantoquq 9¡ta- "soberanra" (como recieniement. rn ir--iü;;d; ,,i !r.r,-P:l-.ldel consumidor' autónomo sigue ,i.n¿o"ln t;il; ioi;:r,teyes que se postulan y. d.e foda-s las"prediccio"", q* s." lrr"".T. Áricomo los economistas habrá-n de seguir cámparando ra autonomíadel consumidor bajo el. gipitqlisgo, .ín .l lautoritarisme

económico,,de una economía socialista.az La verdad es, por supuesto, que ias{t El p¡ofeso¡ W. H. Hutt, en South African /ourn-al of Economics, marzode 1934, donde sostiene que eÍ principi;-";-ñ;;;

mica. Vér también su Economists and rhe "rrrrr,

oJtlt^) Para la ciencia econó-

az un eiemplo p:r¡ticurarmente ingenuo ¿"-.río'i.urr. en el siguiente pasaie:"qüe et coniumb dét ;co :: .ii:"t: ;;;-p.*d;;"L.." :r-u.i.#".;ü j""JJ"_

sumo del-pobre... , es, en sf mismo, un résultado dtuna sociedid ",lii"riü r,'riqu.". ro1'.r.;ü;¿; rü#ri.'i:'31;r#il:: *::,j"1tc una actitud iu" "u.reroo.n'd,

. trr .i;!.*6;; ;; consumidores. Asf Ia ¡iquezade prósperos nógociantes siempre es .l "tesuitr¿-o á-e un prebiscito de ros cónsu-

t 11]LL LA TENDENcTA DE LA rcor,¡olrl¿. MoDERNA

LA IENDENcIA DE LA ncoNolvrfa MoDERNA lZ)

valoraciones del mercado baio el capitalismo representan un altogrado de autoritarismo. Este supuesto que gobierná la economía sub-ietiva de hoy día (y qu. la gobierna no simplemente en calidad deLn "supuest'o adiciónai" inciáental, sino en i,irtud de la propia for'ma en hu. r" plantea necesariamente todo el problema), -es paralelo, un suiu.tto semeiante en quc se sustenta iá tcoría iradici-onal dela polítióa y del Estido: la clé que el Estado es la expresión de unaespecie de íoluntad general consiruida con la multitud de voluntadesautónomas de indivlduos libres e iguales. En la esfera económica,como en la política, los hechos de una sociedad dividida en clasesdesmienten este cuadro idilico. Lo que es el poderío de la prensacapitalista en un caso, lo es el del anunciante en el otro. Lo que esIa -influencia de clase en uno, lo es el convencionalismo de clase enel otro. En ambas esferas, las diferencias de posición, y la dependenciaeconómica del desposeído frente al poseedor, son los factores domi-nantes. Por otra plrte, en el terreno económico, la "pluraiidad clevotos" (derecho que otorga más de un voto a determinadas personas)es la rella, y no fa excepción; y es una pluralidad que equivale a milo diez ñriÍ íotos de una parte tontra unb de la otrá. Sin-embargo, lamayoría de los esctitos económicos hablan del imperio del.consumi-doi como resultado de la existencia de un mercado, con una inge'nuidad igual a la que se necesitaría para creer a Hitler cuando noshabla de"su Estado totalitario como producto de la voluntad popu-lar, nada más porque hizo un plebiscito,

Como era de esperarse, es en la llamada teoría de la distribución .donde se encuentra la prueba más directa de conceptos abstractosformulados con fines afologéticos. Difícilmenie se eiagera al decirque la economía tnoderna no tiene una teoría de la distribuciónácreedora de ese nombre, sin que con ello se quiera negar la exis-tencia de algunas pretenciosas teo¡ías que aspiran a ocupar ese mn-go. La prinóipal, e:ntre todas, ha sido ia teciía de la pioductívidadirarginai. Lo que es instructivo en esta teoría, que ostenta más des-tacaáamente ei sello del método matemático, es que ha prestado unsran servicio práctiao para responder a los criticos'del sistema capiia-Íistr; y si bie'n hoy dia se adlmite generalmente que Iá importanciade li 'teoría. cuando se formula coñectamente. es de carácfer oura-mente formal, ha sido usada y sigue usándose como una solucién alproblema para el cual Marx formuló su teoría de la plusúalía ¡ por

midores y, una vez adquirida, la riqueza sólo puede conservarse si se emplea en laforma que los consumidores consideran la más benéfica para ellos" (Mises, op. cit.,p. 2I). Si en una comunidad en que la plural idad de'votos o el 'voto'poi ¿.1.-gación estuvieran autorizados, un grupo de ambiciosos lograra reunir üiéodoseáe todos ios medios, buenos y malos, una mayoría, y en elecciones sucesivasprocediera a votar la conservación de la pluralidad de votos, es de suponerse queLl profesor Míses conside¡a¡la este sistema como una sólida democrácia, pueitoque todo el proceso serfa un ¡esultado de la elección y iendrla que aprobir losactos de los gobiernos autodesignados alegando que refleiaban las dicisiones de unplebiscito respecto a lo que es provechoso para la mayorfa.

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111I L-¡ LA TENDENCIA DE LA ECONOMÍA MODERNA LA TENDENCIA DE LA ECONOMÍA MODERNA 125corls¡gulente, como una ¡efutación o, por Io menos, como un buensustituto de esta úrtima..La teoría á.'ü produ;ii"íd;J;rünir .,un descendiente directo. de ras más uiá¡as t^eoriri d" ü;r;e;:'t'ivi¿rd

ff I .:* :llt'"" #"".- ,1i :il _ra1 j,m¡¡ r f ec9 í ;; :; il; ñ. * iil., i.', | " e.rd¡' 6¡ac¡as a ra aplrca_clon del concepto de los incrementos difeicn_ciaies a la "produclividad" de los di¡óentes f*t";;;.-?;;;;;;;;g",fue este mi3mo refinamientó ,i q;;,- d"-ir..ná, ,-üü iá, i,in"¿.hasta la más débl aspiración á tóüi.i-.i iilir.-l--prlü."ti. r.plusvalía que había teiido. tr ro¿i*.niriir-L^"ii, i1i ü iráá".ii"i¿r¿.Al afirmai la teoría que.el pr;io-?;-;;'ir;l;;; il;iffi;ii;iri..?_1.!:._qr h tierra,- del tribajo o del capitali

",i í,i"*.r"^i" ¿.rrDre cohc¡rrrencia tie¡de a lgüalar Ia_ difé¡enóia-q".-r.;"ii" .. aprod.ucto total (medido en u"ñij poi-rrld-,.,0n de una unidad mar-gilql as ese faitor (como el précio de una mercancía es igual a rau iilidad de una unid'ad.margi,irt), ;; h*f. ri";;;;;;r;:;;"-leción más precisa de.ras üpticálion.i ü¿i.ilnrl.;-¡;;;i"á;'."terminos de ofe¡ta v de deminda. y iorno Vf.iif,rll-i"'"0*r"io

"señalarlo, no podía'co¡stituir ";;; L;rír''.o*pr.ir"a. üta;ili;"-l"fj l"lq"e. deiaba.sin;;i".r-;f p;;;j;.a rerativo a ta naturalezay determinación de ra oferta de los^ diversoi iá.tóiÁ iJ ü";;;il._ción. Virtualmente representaba

"r-p"r" *¿, en el camino áe con.siderar no sólo las mtrcancías, sino'también ró -i"ilr;;;-nt*

."i-mados e inanimados de ra.prodícción, ii*ir.*.nte como obietos auese cambian en cl mercadó, con rbritr*ió; ;;;;i.ü'rrrir",','á". nl*actividades concretas de ia'proáucci¿;;;;; ng mencionar las rela-ciones sociales fundamentalei de rrr q;"ün u¡¡a parte. sin embar-go, la teoría fue procramada inmeálaüariüL .o*o una sorución in-l:e::J d.l problema cl¿sicode la;;ffiil;;i;;;" üc;;á;;ü;r)(se relegaron al olvido.^|. B..Clar-k la proclamó.poino una .,t.! á.-U¡atu¡aleza" recién descubi:r^,:,

X "unq* h;y. d¡a son pocos los eco-

:,?Tir_t1. que .convienen. con él en ifirmac¡on tan arrebatada, unnúmer. importante de ellos, a mi modo de ver, suscribirían el puntode vista dr qur hav un.i.rto i.niiJ"i".l que puede decirsé quela teoría demuestra'que .r Iéff6,e;"ra-'co*petencia ,,otorga a.cád,factor de la producóió.:

l_íq:i"drrt"-¿.'io .gue crea,,. De todosmodos, cualesquiera que sean ras creencias particulares de ros econo-1'.,j :I -t'*sio-nares, l: f:,.::. ;s;;; ü . á..í A;;;i e dA H,,, "tffii::ttü.

se da cuenta de que uná conclusiór¡ Semeiante se f,airaLa labor de los críticos de.la nueva doctrina,

-en lugar de aclararlas cosas, introduio al principio ;;;';ü; contusión debido a suatención sobre lo'oo. ,i ,.urilr.i'u"-'ilo"ülem4 puramente formal:el llamado ,,problema g: ji :pd, fiáaíiá_ro probrem). La presun.ta que formularon fue ra de saber si'cuand"o cad4 uno de los iacórestiene un precio de acuerdo. ."¡ ;;- ,b;;uctividad

marginal,,, talcomo se definía ésta, el precio.de to¿or".úá, sumados sería igual, nimas nt menos, a la producción total.- Ái'ánt,purr tan escóHsiica

investigación, sostenlan que si esta condición podla satisfacerse,.lateoría podría tener importancia como una teoria de la distribución.Tal fue la crítica que formuló I. A. Hobson al sostener oue un fac-tor de la producción no podía ier remunerado con un uriot eouiva.lente a su productividad riarginal, sino que tenía que serlo de acüerdocon su productividad media. A menos que fuese cicito esto último,Ia suma-de los ingresos obtenidos por cod" uno de los factores de laproducción no po?ía ser igual a É producción total. La respuesta.aesta crítica fue simplemenie definir la situación en términos másprecisos y abstraclqs,'y demostrar que cuando la competencia se de-fine como "equilibrio normal", se supone que los coitos marginalesde cada empresa son iguales a los coslos medios (en un punto-en elgue-los cost-os medios son un-mínimo), de maneia que Ia condiciónfundamental quedaba satisfecha con la misma definiéión de los pre-c¡os de competencla

No carece de significado, a mi modo de ver, que fl'icksteed, a

-quien se debe gran parte del refinamiento matemático de esta teoría,

la haya usado principalmente para atacar la teoría de la renta deRicardo y para demostrar que cualquier concepto de plusvalla esinsosteni6le. Lo que olvidó iubrayal o que apaientemeñte dejó dever, fue que la miima forma de la'afirmaóión Que privaba, en'térmi-nos de esla teoría, de todo significado al conceito üe pluwalía, se loarrebataba también a todos áquellos corolarios'prácticbs que iustifí-caban su pretensióh de ser uni teoría realista dé la distritución, lóscuales, según el mismo, se hallaban implícitos en la teoría. Wícksteedsostuvo que lp explicación que Ricardo daba de la renta, formalmenteconsiderada, gra una "teoría residual". Formulada en términos mate-máticos, pre_tende gue "siendo el producto total F (x), y siendo F'(x) la tasa de remuneración por unidad que satisface al

'capital más

cl trabaio, la cantidad total que obtendrá el capital más él trabaioserá x. F' (*), y el remanente-F (x) - x.F' (x) será la renta. Ahoiabien, ésta es simplemente una afirmación de que cuando todos losotro,s factores de la producción han sido pagados, el "excedente".oresiduo puede ser reclamado por el terratenieñte.¿s'Si S = x * y * zy si, por otra parte, x * y son conocidas, debe concluirse necesaria-mente que z sc deternlina como igual a S - l* * y). Semeiantetautología matemática, decía Wicksteed, podría aplicarse igualmentea x-, ? y, a z. Dentro del mismo razonamicnto, ei precio d'el bapitalo del trabaio podían ser considerados como "excedéntes residuales":todo dependía-de saber cuál factor era el que se tomaba como "cono-cido" y cuál como la variable residual por determinar. Pero Wicksteed(como sus actuales discípulos) no se'dio cuenta de que lo que hacede la teoría de la renta üna táutología matemática, es'el moáo purr-mente formal de formularla que él-adoptó; y que este modo fo'rmalde establecerla también hace -de toda li teoiía, como una teoría de

43 P. H. Wicksteed, Co-o¡dination of the Laws of P¡oduction and Distributron,,pp. l7-18.

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126 L.{ TrNDENcra DE LA EcoNoMfA MoDERNA

la distiibuciónf ula tautología, después de que el concepto de com-petencia ha sido definido.{aNaturai¡nente, nó puede eristir diferenciaentre los factores de producción en el plano pu?amente formal: x, v, zson símbolos q'e no difieren sino pof el módo de representarloi.'Lar,.lq.y.la ganancia no se distingden de los salariof por las reglasdel álgebra. Si hay que distinguiilos, tiene que ser pór sus proóirsc-aracterísticas, que se hallan asbciadas a las attividadis reales qué sedesarrollan detrás de estos fenómenos de los precios. wicksteeá sos-tie.ne, en efecto, gue-.la teoría tal como él la éxpone, trata de descu.brir,las Ieyes de la distribución "no en la natuialeza especial de losssrvicios. que prestan los diferentes factores, sino en e1 Éecho comúndel serv¡cio prestado",l6 lo que evidentemente equivalg a admitir, porhrpótes¡s, _que las pri'cipa)es cualidades diferenóiales de ]os factoresde la producció_n han sido excluidas y que la teoría ha sido fincadasimplemente-sobre-la premisa de que ios factores eh cuestión sonesenciales a la producción y que, pór consiguiente, tienen demanáa.boDre-esta_base, sostener que existe una armonía esencial de interesesentre las clases sociales, négar la existencia de la .,plus{,alla" y de ,,laexplotación", ctc., etc., es iimplemente un caso dé petición de orin_

.bipio.ao..Investigar-si un factor de la pro<lucción est'á siendo pa'eá¿oPor arnba o. por abaio de -su "productividad marginal", tiene -sultan-cialmBnte el mismo significadó (y no _más) qui preguntar si en elmercado. prevalecen o ño condiciónes de ccímieteñcia] por otra Dar-te, medjante una apropiada re-definición el concepto podría llésar

.l_se1 apllc?ble a la fiiación de p.recios de los factores^de li producci'ón'en conchcrones de monopolio.lz

.44 E-s evidente que Wicksteed pensaba de otra .ane... dtef" que la teorlapodia otrecer "sugestiones respecto a Ia línca de ataque que debe segúi¡se al tratarde los.,monopolios y de la verdadcra socialización de lá prodtrcció-n", las cua)es

:,r::,,;-1:. i1ryífic€s pro¡resaf'. (Ibig., p. 38.) En orro lugár considera como muy

srgnrtrcatr\'r ra critica dcl monopolio que sostiene que los monopotistas reciben"más de.su-porción distributiva en el pioducto, mediáa en térrninoi ¿. i".ii"lr-cia marginal industrial". En realidad de acucrdo con la definicidfl de la .tficienciamarginal indust¡ial" que hace esta teoría, la afirmación no tiene.ás alcn'ce-orr"el de soste_ner.que los nronopolistas ¡eciben nás de lo.que ¡ecibirfan en un réginienoe comDetencla

{6 IEid., P. 7.

. .46 H.st. qué punto ha llegado a ser puramente formal la dife¡encia entre losractores de Ia producción, queda bien demostrado por el hecho de que wickstee¡lademás dc sugerir que los-arados, los abonos, los'caballos, etc.,-dJben ;; ; ' ; ; ; :t:Tdos

cor,n? tactores sepa-rados de _la ¡roducción, también sugiere la inclusión{pa¡a propós¡tos.d.e integ¡idad formal) de la ,.clientela, y sus áeseos", y aun elempu,e comercial", el "buen nombre" y la .,notoriedaá", como facioies de laproducción' cada uno con un precio apropia,Jo a su prodüctiü¿r¿

-roi"ri-7oo. .;tpp. 33-3-5). La señora Robinson ha d;fini,lo un fact'or separado, .;; t"dJ;";ii;

que se diferencia técnicamente de cualquier otro requisito'de la'prá¿occi¿n:;i;-"-como algo- que-no tiene.un sustitutó- perfecto, definición qJ, h;;;.;i¿;;iaplauso del- profesor Robbíns por su elegancia iormal y su c'oncisión. ¡ü;;-;""_l-"1_9

ot rmperfect Competitio.n, -pp.

108.109.) Semeiantes definiciones'son, cier-ramenre, etegantes; pero también bastante vaqas.17 Ve¡ Ioan F.obinson, Tie Economic lolurnal, septiembre de l%4.

LA TENDENCIA DE LA TCONOIVIf¡ MODERNA IZ7

Lo que se ha dicho aquí en un sentido crítico, no pretende ne-gar eue'la economía matemática puede haber contribuid^o considera-6lemente al refjnárniento de las'implicaciones y a la clarificaciónde los supuestos. Tampoco se pretende negar que ias actitudes subje-tivas <le Íos individuos' jueguen el papel dJeshbones de la cadena ie'hechos económicos y, por consiguiente, que tengan un lugar en cual-quier análisis comDleto de los fenómenos económicos. Lo que se{uiere decir es que^, en tanto que la técnica matemática esté il ser-v'icio de un módo particular -de pensamiento, los conceptos queformule estarán calculados para ocultar, más que para descubrir, larealidad. El modo de pensar que se oculta en la teoría subietiva delvalor, primero crea un reino en el que la libre imaginación se hallaen comunión con objetos etéreos de elección y, después, inconscientede la distancia entre este mundo abstracto y la realidad, intentarepresentar las relaciones que encuentran en este reino como regu-ladoras de las relaciones prevalecientes en la sociedad económicareal v como controlando la forma que los acontecimientos deben te-ner Éaio todos y ceda uno de los sistemas sociales. Esto es confundi¡el penóamiento'y adulterar la realidad. Es poner de cabeza todas lascosis. Emancipai el Densamiento económicó de esta herencia es unatarea que está pendiénte desde hace mucho tiempo.

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F'RICCIONES Y EXPECTATIVAS 129

VI. FRICCIONES Y EXPECTATIVAS: ALGUNASTENDENCIAS RECIENTES DE LA TEORÍA

ECONÓMICA

Uno de los rasgos más destacados del pensamiento econó¡nico de losúltimos años, /particularmente de la última década, ha sido -la decli-nación del viéi<i dogmatismo, un escepticismo más profundo y unmayor encono de las controversias. L9 que hace unos cuantos añosse

'consideraba como una doctrina bien establecida que requería,cuando más, cierto refinamiento de sus inferencias y Su aplicacióna problemas especiales, hoy día se discute y se Pone en tela de iuiciola'veracidad dé los supueétos básicos en óue descansa' Los sistemasdel pensamiento cuya lot.t era considerada perfecia a excepción deunai cuantas cuestíones insignificantes, han sido sometidos nueva'mente al crisol de un análisls más riguroso, No es difícil ver refle'iados en esta cvolución del pensamiento los sorprendentes aconteci-mientos del mundo en las d'os últimas décadas.-Desde el punto devista práctico este escepticismo más hondo ha consistido en la vir'ti¡al cbnclusión del laiisrz Íafue como un cue{Po doctrinal, y hastapodría decirse que en esto ha consistido esencialmente la transfor-mación de h dóctrina, cambio que ha seguido -no precedido- alocaso del Jaissez faire en el mundo. Hoy día esta doctrina, por lomenos en su forma tradicional, sólo tiene unos cuantos partidarios,aunoue destacados. Pero puede decirse que ahí donde la vieia fe yh cértidumbre han sido süplantadas, reinl mucha confusión y eclec'

' t ic ismo.Estos cambios recientes de perspectiva, a mi modo de ver' se re-

ducen principalmente a dos modificaciones importantes de los supues'tos tradicio¡iales. Ambas parecen hallarse conectadas, una directa,otra indirectantente, con lás características de ttna nueva era de mo-nopolio. La primera consiste en una crítica o, por lo menos' en unarecbnsideración del concepto tradicional de la competencia y en unintento de reformulación de las condiciones del equilibrio en funcióndel monopolio o de la presencia de elementos monopolistas' La se'gunda consiste en el énfasis sobre las calificativas que es necesarioi-ntroducir al análisis tradicional del equilibrio -a la formulación

' de Jgyes y tendencias económicas- en situaciones en las que lasexpectativas de los individuos pueden ejercer una influencia impor-tante sobre ]os acontecimientos. La doctrina tradicional del laissezfaire se basaba, como hemos visto, en el efecto armonioso y auto-regulador de ia competencia, ya expresada en términos de la leyciásica del costo o de acuerdo con la teoría subietiva del valor entérminos de 1a igualdad de Ia utilidad marginal y el costo. Si en rea-lidad no es ésie lino otro equilibrio diferente el que existe, los resul-tados del laissez taire tienen que ser diferentes de aquellos que ha-bían sido imaginados. Es más, de acuerde con la teoría clásica, lo

128

cue ccurre en última-instancia es independiente de los deseos sub-jeti'os o_ expectativas <ie los cmpresarios -individuales.

si esto no es deeste modo y las expectativas son un factor determinaute independien-te, se trustra, en esa medida, el libre juego de la "mano invisible". Ddahí que los resultados del Jaissez fairé te:ngan gue ser distintos de losque, con anterioridad, se habían inferido.-

Ambas innovaciones se referían a la importancia de los. factoüsque ordinariSmente.se conocen con el nombie de"fríccionÁ'l-iit,admrtrdo tradrclonalmente que donde la competencia ha sido susti-tuida por una situación de monopolio absolutb o algo muy üróximoa é1, el precio se determina (dentro de ciertos rír,fites) óoi t uo-luntad del monopolista,.sin gue pueda aplicarse el principi<i del co¡ioa ro que _es una sltuacron de escasez creada deliberadamente. peroen todas las situaciones intermedias en que los vendedores lv co*-pradores) sorl _numerosos, los-elementos que hacen "iÁpertiÉtJ;'elmercado y.lo desvían del ideal abstracto d'e la competenóia ion-con-siderados simple.m.ente como-fricciones que, o bien"ptri.n il-¿";.-:u:¡o,n ,oet.equ¡lrDnoJ. stn alterar la naturaleza de la posición quehabrá de alcanzarse finalmente, o bien introducen difeiencias espa-ciales en_ el_precio, que son, en sí mismas, una función ,l*ol.

" i¡-

recta del. elerpento_de fricción. Se considera, por eiemploi qúe eIdesconocrnrento del mercado o la inercia de los productores áplazae,l iu,ego, de las fuerzas de_la competencia y permitl qo.

"i pi..í",.qesvre de- Ia.normal por largo tiempo, a pesar de lo cual,-v traris_

curr¡do el trempo necesario para realizar- los ajustes, el eóuilibriovuerve nuevamente a establecerse, aunque más tardíamente de lo queen otras circunstancias habría sido er

-caso. por otra parte, .i co'stode los movimientos ent¡e distirtos lugares de un mercado, separadospor el tiempo o..por el espacio, intróducen criferencias ó.t.épti¡i.,clc ,prcclo a mcdida q_ue se alcja ia fuel:te de la oferta, las'cualesl'anan su relac¡ón p-recrsa respecto al costo de los movimientos tradu-crdos a términos de precio. De acue¡do con teorías más recientesl-I en esto ponsiste su. novedacl-, Ios efectos de algunos de estosfactores, tales como la iguorancia, la inercia o el costó de los movi-mientos, no tienen el carácter de una mera f¡icción, sino que alterarrla naturaleza de las fuerzas equilibradoras y el equilibrio finaimente io-'grado. ¿cuál es, pues, el criterio para deternri'ar cuándo una fric-ción no es una fricción o, mejoi dicho, cuándo es algo'más queuna f¡icción? ¿cómo determinar que ciertas "infruenciás per,turüa-doras" desajustan simplemente- la

-idoneidad de una apro4imación

en forma insignificante y calcuiable o que, por el contrario.'su pre-sencia transforma la situación en un seniido iualitativoz poáría p'are-cer a primera.vi$ S_u¡ esto es una cuestión de matiz, de grado t demagnitud de la fricción perturbadora comparada con i, fuárza de losotros factores que intervienen. pe¡o también hay implícita une dife-rencia de esercia, que afecta la naturareza de ta fricói¿n .n t.h.iáncon la sttuación en que se introduce.

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FRICCIONES Y EXPECTATIVAS 131l l0 FRICCIONES Y EXPECTATIVAS

'La introclucción de un nuevo elemento puede atterar la situación

de modos diversos. E; il;;;i;gti, t; uit"'puede tener el efecto de

debilitar o retardar il i ló; de"algunas.de'las influencias determi'

nantes, retarclando ü ;;;;t¡; ia" acción de las fuerzas 'equilibra-doras despué, a. qu. ü;";;;;id"-u-n desplazamierlto inicial' puede

sostenerse que es t"iil.*tt. ptit -ti tqoiiibrio final que se alcanza

;;;;;';;;;;.; ü'ilü;;i;;'"¿' r" i'il'"'s determinántes' De este

,#;; il i"ri"l",lüT.iltsü;;'i' v.a' la inercia de acuerdo con

il"lqá;.;;. E;';J; ;'j,';l';u'uo"l'"nto es de tal naturalezaque puede consider'a'rs"e il;"'1]19;a-ninsuna de las variables de

las ecuacionet qo. á.iit.it- tt tqoitiUtio' As'í' por eiemplo' un estre'

chamiento del conducto que conecta-dos. cistérnas-no-podrá alterar

.i'r".r,. ¿. qo. .i-tiit'* pong' al mismo nivel en las dos' por

más que se retarde el proceso medrante ei cual se consigue la igual'

dad de nivcles.---E; ,.!,*ao lugar, el nuevo -elemento

ouede ocasionar un cem'

bio de la siruación;;;;üpü-y á.terminada cantidad. T¿ fric-

ción, en este caso, ná'tpi^t"-ti*pleírente sino que modifica el equi-

librio que se logra; ilüiJ-si' t-f-ttio tt simple y adicionador'.El.nuevo

factor de la situación se considera to*o ii fúera' tlna constante adi-

. cional, que altera .ii'un"r;;;ilffi áa¿t er valor de una o más de las

variables de ]as ecttaciones determinantes' del mistno modo 'que'

de

acuerdo con el "i.ü;;i;

á''"ili'l 'i 'd'clo de.-lo1¡11t:.t-9t^.f*i'

. miento sobre el p,,llJl":;;;¿L'Jl,iittoalmente' como- una adiciónal precio de oferta-'o .o*o un' sustracción -al Precio. de' demanda'

Su influenci" .r, puJr,'áti'*sm" tipo que la de cualquier o-tro de

los elementos' Si su importancia cuantita'tiva es pequeñá en rf11O¡

, i, d. otros factores qúe la teoría abarcaba en su primera- aProxlma'

. ción, entonces p,t.á. "t!i -"tidt*¿o

con -toda

p.ropiedad -como

un

ti*if" factor plrtuibador que-disminuye la precisión' P€ro que no

. p.r¡uai." la exáctitirá lr.n.irj ¿. la genéralizaóión anterior. Sea como

' fuere, si bien tu ptlt.n.i'-o outtnóin puede alterar los valores que

arroian las ecuaciones' su Presencla o ausencia r.1o altera la forma

edencial de las mismas..E; t.rcer tugail'ir'inttodu-ttión del nuevo elemento puede,trans'

formar ]a situación'á;;';;d;;ucho más radical, en el sentido de

' alterar el carácter dlUs-i.l"ionts reales que existen entre diversas

ca¡tidades. Su influencia ya no puede ser considerada correctamen-

té como una fricclJi-üt 'ét"d^ o despla'a la situación' sino más bien

como la ¿. un nuJufll.*."to químico cuya presencia altera el carác-

ter y la acción dc otros elementos, transformando de ese modo tooa

la ctmposició". S;;i;b ya no iitnt un carácter simple y adicio-

nador, y ,u pr"rri.i, Jlo'pu*de recibir un tratamiento correcto si

,a .onrid.r, que cambia realmente una o varias de las ecuaciones

(que expresan'condiciones dadas. o que postulan .relaciones e¡tre can-

. iiáades)'. P.ro l, no.ut situación, como la vieia, es susceptible de

ser determinr¿r r-.ánA.ión de que el número'de ecuaciones (o el

de las relaciones separadas que se conocen acerca de ella) pueda lle-gar a set igual al número de las variables dependientes. Ésta es laólase de infrluencia cue algunos factores como la inercia o los costosde moi,inriento, tienbn erialgunas recientes teorías de la "competen-cia imprfecta".i

Podrá parecer que la diferencia entre los primeros tipos es, par-cialmentc, ^una difeiencia de grado. El que un'determinado elementode fricción pueda considerarie como uno de aqrrellos que simple-mente rctardan o como uno de los que desplazan la situación es.con frecuencia, una cuestión del punto de referencia en cuanto altiempo, esto es, de tener a la vistá acontecimientos próximos o leia-nos, b el equilibrio de un periodo breve o prolongado' Por otra parte,si nuestras ^afirmaciones són de carácte¡ dlnámic-o v se refieren a latrayectoria de un movimiento y no meramente a úna posición está-ticá de reposo (es decir, si algúna de nuestras ecuacionés exPresa va'riables en'función del iiempó), cualquier fricción que debilite o re'ta¡de la acción de algunas fuérzis modificará, ipso facio,la subsecuentetrayectoria de los acontecimientos.'La diferencia esencial para nuestro presente propósito es Ia queexiste entre los casos del primero y segundo tipos, por una parte, y eltercero, por otra. E1 eiemplo más siinple de una transici'ón de'losprimeros- al último es aquel en que la influencia de la fricción queretarda o desplaza es suficientemente vigorosa para eliminar por com-pleto la inflüencia de uno o más de ios principales factores deter-minantes, del mismo modo que una obturación iarcial del conductoentre dos cisternas, puede retárdar meramente la iorriente entre ellas,pero que si llega a ier suficiente para impedir totaimente la corrien-te, el nivel del-agua en una cisterna puede llegar a ser independientedel nivel de la otra. Lo que es de importancia fundamental en lascríticas recientes del viejo concepto de competencia, es que la pre-sencia, aun en peqüeña escala, de fricciones en el mercado, talescomo la ignorancia, la inercia o el costo de movimiento, se conside-ra como responsable de un cambio del tercer üpo. Su presencia no sólopuede dar origen a que los precios en las diferentes partes del mercadodifieran de la "normal" en una cantidad equivalente a la magnitudde la fricción, sino que puede dar lugar a que el nivel del ' iprecionormal" en todo el mercado sea completamente diferente de lo que

1 F,iemplos de este te¡cer tipo parecen ser aquellos a los que dejaria de apli-carse el principio de la "composición de causas'l de f. S. N{ill. Son casos tám-bién a lol que se refiere,el piofesor J. Irl. Clark comá aquel)os en que la intro.ducción de cambios produce- dife¡enóias de "carácter cualitativo o químico', ¡roroposición a .las puramente "cuaniitativas". (Economic Essa¡'s in Honbur of f.'8.Clark, pp. 16-47.) Sin embargo, no entiendo lo que quieie decir cuando aii¡maque en el análisis económico ias "fuerzas adaptables" (adaptive lorces) necesitanconf inarse "a aquel las que se autol imitan v qui no son' de'ca¡ácter aóumulat ivo"(p. . aS). ,¿Queriá decir" que las que "se iutbl imitan" o oue son "acumulat ivas"sólo pueden aplicarse a la naturaleza de la situación totil y no a los facto¡esindir,iáuales qui intervienen en ésta?

i:

:1":Hs

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FRICCIONTS Y EXPICTATIVAS r ) )1t lT)L FRICCIONES Y DXPECTATIVAS

habría sido en otras condiciones' El- efecto'de 'la fricción 1ol^1:'i1

precio será doble: uno áiitsio que -d? luga¡.'a las diferencras esPaclale's'

#;l"d;;r"q". ri t.ü'.i'"i"'J- ¿a eq"uilibrio mismo. El en uDcrad o

tradicional del "precro normal" en un m-ercado oerfecto' descansaba

en el supuesto de que #"#¿lh itái"iá"tl' siendó una entre muchas'

sólo puede elercet ""'

i"fl"t"tia despreciable sobre el precio del

mercádo. El individuo tiene que tomar este orecio tal como Io en-

:'iH.* ;";jJ;;;;'" ."t""i'iii"náitntt de cualq uier acción ProPta

consistente .n ,*p""'á'it¿utit'ttt ventas o las cómpras' Por'consi-

guiente, ccrrr) vendeo";;;;;; puede ob!:-l:t un ingreso total o 'unr¿trffi ;.";{"ni*:t,xt'xü'üi'ii'i!:'.:ü"{1'Jfr di:il'*i:ü; ií.;;'i ;"'" ;; *!pii'rn a ou n d:f- :l :.1;il'ffiT.,n::,': : J#'á:áá uenta (y, Poi consiguiente, sus rngreso$

sus mayores v€ntas) ;?-tg";i't su t6tto marginal' Pt-d^t::-Ji::lt'

análogas .onuo.r..,onti tT-iutt* un -empresario que comPra tacto'

res de producclon en il ü9;qü¡, ptirtttó' Esto equivale a decir que

la demlnda d. to quJ'ei- in¿iui¿üo utnde v Ia oierta de lo que el

individuo comPra' .t"itil"iit*t"t" aattici' Sin embargo' si estu-

#fan"ñr;il.i-.i.rt'.r'i$ár áé-iii..ion, este supuesto deiaría de ser

ii,.1*fr ,};t^!*,t"\;'tx;ff hi:[ü""1!11"f '"0.]J:li¡:"?i;^;;;ryiF:i*i::tf ti:,t*':'gilÍ"i'iuff¿T'"'";1'":*:3';:ffi'*l-"1."r"1';;;ud;;;ü"; oii'.i á'ú^ o'rg'n ' 11^ P"';;;?;; t;;ilt* ¿ti ttn¿tto n.rás-'cercano v conociclo a p€sar de que

il;il;i,r*::iil:Jl*'l*,un1i:,1:i'i'".'1?.,"""u."8';ffrilri."tilf {:T''t'HJ+riii;:'J"*"?l'ilti¡tl¡;;:liíá;;;á;;1 i.ná,io lt-páiiuili¿'¿ de -aunentar

sus ingresos netos re's'

tri'gie'do ,u, u.nt.s,PJi;...u]ñ;j;ili; se mantuiiera a un ni'el

suDer¡or a su cosro ;;üt;I i^oál,ignrn"nte' por lo que sc reficre

" Ln coroprodor individual que .restrtnge 'ut

tbtitptrs' De ahí que el

i,i,li,ii.'á. ü"iitr. compet'encia de que ei precib tiende a ser igual

il:,irr#';'' i* ,lg#l ruüffi i:;:'"ü i.! {r :i } : :lL "sinales. En otras p,i^i' i ' i,-tt 'ta.iñdividuo habrá de suietar sus actos

:üil.tPi; ;"""'P;i;i;" de reducir su producció' hasta un Punto

en gue ,u gonrn..'n'iü;31 ;;á-i"t' Como un pti:::ry^:'*sidiario

pu.áe d.,ii"rse el de {ue-las unidades Pltt"#ll1;Jft'::::lii':t'::Ía escala de operacioncs de

-un emPresart(

ualesmás pequeña, qu. iá uniaad de mágnitud rnás cficiente' y no 1g

a ella (estrmaoas eíü;;"i'r* á;.ioi-uáirr.r corrientes del mercado),

como la t.ori, traáiciá;;i-¡; t' liUt" competencia-lo sup'onía' Por

consiguiente, ¿. "til*ái't*

t'i"-futp de'vista' el prinóipio de 'la

2 En The Econonrics of lntpetfect Competition'

l ibre competencia sólo tendrá aplicación cn un mercado libre'detoda fricción. En otras palabras, íólo se aplicará en el más r"to, 1i encierto sentido, en el más "artificial" de los casos del mundo real.(porejempio, en ios mercados organizados de productos). Si existen fric-ciones de cierta magnitud, no sólo púeden diferir los precios entrelas diferentes partes del mercado, sino que el nivel de equilibriomismo se determinará de nodo diverso: de acuerdo con el principiodel monopolio.s

El pensamientcj parece hrber tomado esta trayectoria por lo quese refiele a Inglatdria, con un artículo de Sraffa'en The^Econo¡i¡icl.ournal de 1926o que cambió la ruta, .au.nque..por algún tiempo la,importancia, de su contenido parece ¡ro habe¡ sido debidamente apre-ciafa.a Este artículo sostenía que como la mayor parte de los meica-do¡ d9 productos industriales se hallan divididos en "mercados pri-vados" más o menos separados para cada finna o empresa, la situacióndebía ser considerada propiarnente en términos de la tioría delmonopolio nás bien que de acuerdo con la teoría clásica de la librecompeienciq. Se sostenía, además, que este predominio de.la ¡estric-ción monopolista, considerada cor¡¡o una caracteristica general v nopuramcnte-pxcepcional de la industria capitalista, aun"en aqúelloscasos. en que existe aparentemente la competencia, es un factor oueexplica la -irlcapacidad de la industria para'aprovecharse de todas iasveirta¡as del la^ producción en gran escala b de los "rendimientoscrecientes", así como el aprovechamiento crónicamente insuficientede los recqrsos productivos. Este punto de vista ha sido desarrolladoen trabajos posteriores, en particular por la señcra Robinson y porel profesor Chamberlin, quiénes formuiaron independientementá rlnateoría de lo que ia primera llarnó "con:petencia imperfecta",y el se-gundo "co¡rpetenciá monopolista" para' sustituir el' análisis iíadicio-nal del equilibrio, resultado de la libre competencia. ,

3 Un buen ejenplo del canrbio de tratamiento podría hallarse en.la impo¡-tancia atribui(a a la "movilidad rnarginal" de Ma¡shall, últimamente se ha io:-tenido que los obstáculos al rnovinliento no obstruyen la f¡nal consecución deiequilibrio resultado de la lib¡e cornpetencia siempre {ue exista cierta movílidad enel margen (por eiemplo, unas cuentas amas de casá perspicaces en ef mcrcadoy unos cu¿ntos trabajadores alertas y móviles). El nuóvo

-punto de vista parece

implicar.que esta movilidad nrarginal sería impotente para lnrpedir Ia fiiací8n deun precio do nronopolio a través de todo el mercado si la movilidad

'del resto

de los comp¡adores o vendedores fue¡a nula o nuy pequeña.

_ : E] artíqrlo fue publicado en el nQ 34 de El'Tiimest¡e Económico, México,Fondo de cultura Econónrica, con el nomb¡e de "Las leyes de ros ¡endimientosen condicionos de

-comp,etencia". tT.l+ En el qño de 1925 el autor del_presente lib¡o citaba sl manuscrito de gn

a¡tículo_anterior de Sraffa para un p:riódico italiano cn el que se hacía refe¡encia,'al'"rnercado privado" ds cada productor y en el que señalabá su inrpo¡tancia Dara elpapel que deseurpeñaba el prcstigio cornercial en lu teo¡ia de la'ganancia.'/Ca¡]..

lll11-,I1t:]f:¡::, 1..!9t), P!J9 d.¡pu*, he descub,ierio que.Sraifa estaba' mly

relos de aprecrar, y todavia T.rs, :g subrayar, todo su sig,rif icado. Marshall, escierto, se refe¡ia a una conside¡ación sirnilar como un fáctor lírnite d. Ia' ,.-ducción.de n1fciq1,e1 un mercado que decl ina; ¡unque-el alcance que l . ; ;" ; ;_ola no ¡Da mas alla (¡e ¡a tmportauct¿ que podi4 tener durante un corto periOdO.

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t31 F'RICCIONES Y EXPECTATIVAS FRICCIO¡iES Y EXPECTATIVAS I35

terminada.G El moderno procedimiento de la "marca registrada" yel de los "artículos patentados" son un caso especial de esto, sibien el papel cada vei más importante que juega en el mundo mo-derno cl aparato y los costos distributivos son su resultado inevitable.En otras palabras, 'llas fue¡zas de la competencia", que en la teoríaclásica desempeñaban una función social y positiva como instru-rnentos ooi medio de los cuales los intereses individuales quedabansupeditaáos al inte¡és social, abaratando ios productos y fonientandolas innovaciones, hoy día no son, fundamentalmente, sino un aparatocostoso nara hacer frente a la "mano invisible" del interés socialv Dara eitabiece¡ derechos restrictivos de monopolio.' 'La importancia de todos estos artificios de^la competencia mo-nopolista consiste en que están destinados a aumentar y a hacer me-noi elástica la demandi de los individuos particulares y hasta de todoun mcrcado por medio de una mezcla de coerción, adulación ysugestión propagandista.? En la medida en que consiguen esos propó-s-itgs y crean,_ de ese modo, un mercado privilegiado para un vén-dedor'particu.lar, o para un grupo de venáedorei (o de comprado-res), semejantes métodos son "ventajosos". Aquí nos hallarnos, alparecer, con una nueva y sorprendente especie de aparato de "ofertay demanda" por.-medio del cual Ia oferta puede crear la demanda, yésta incitar aquélla. Evidentemente éste es un nuevo tipo de gastoique tan pronto como se generaliza llega a ser "necesario", y el cualno se puede distinguir de ningún otro renglón del costo de produc-ción pero que, ello no obstante, es completámente relativo a ia corn-petencia monopolista que lo genera y- a \a política particular que

.. .6 Pa¡alelamente a'esto, en el merc¡do de trabaio encontramos diversos' arti-ficios y procedirilientos para atar más firmemente al obrero .on ,u .ror.rr.-io,cuales van desde los "se¡vicios" o "prestaciones" adicionales, etc., ideados^ orrá ,.-ducir "la rotacrón del tr;bejo" (labóur turnover) hasta i; ;r;;;ir;;ió,

-;"":lir;j-

catos blancos". Su inrportancia ¡adica e¡ -que

son los medíos para combatir larniluencla oe ra organlzaclon srnd¡cal y de la cont¡atación colectiva sobre los sala-rios, o para aumentar,

-e-n la frase de

-Irlarx, el "tipo de plusvalía... al reducir

los salarios por abajo del valor de la fuerza de t¡aúaio".? F¡ecuentemente se dice. en defensa de esta própaganda que puede desém-

peñar una función constructiva al infor¡ar al conslríidor ¿'. l11, ¡i.rrri;"",3.

ql." lo .está

enterado., (Adernás de que puede estimular la expansión ; ;;;;; ¿¡endtmlentos crec¡entes y a-st lnc)tar la producción, aunque no hay razón aleuna

pa¡a suponer que, en general, estimulará aquellas indust¡iás en las'que los rlndi-mientos c¡ecientes son más.acentuados, ya que puede fomentar r ' ru, a*o.náotras._.indust¡ia¡.)..8s indudable-que con irecuinciá se obtiene ag,r",.*rirá""J"esa "información". Pero la. "irformación" (es decir, ra que hace "qu.

un ..r.rJosea más y no menos "perfecto")- ac¡eedo¡a de ese nom'bre ti.nr'qu.-i.r--ni"ii¡e incluir todo (como.las listas. de hotelcs y Ios precios ae las ¡á¡itaci;"!il;;publican ciertas agencias extranjeras de turiim.o). pe¡o la proprgrnário-'iiaiy.todo, sino que,_ por- el

-conka¡io, es "exclusiva"i pregona una mercancre particular

con el p-ropósito de distraer Ia atención de lai o'tras. T.l ""

su -"lrí;rr;;i;.

esencial. Ent¡e los instrumentos, coercitivos que-tienen propósitos t"fJ;;-;;;;-iantes lrrv- que enumerar los "co¡tratos qué obrigan a comprar e una empresadeterminada" (tying-contract), el boicot y- la inflüencia potit'ica de i;r,

-;i"*

.,, utii.#xL:' ? :';:,,n'*'ilü,ii r r i: :d*xt 1, "t t *iü :lircontiene siernpre un tittt'ito apreciable de,beneficios provenlentes

directamen'te de una tit"*ii"'de monopolio (esto es' gananclas

adquiridas Por meoro üt i"' ttttiltción)' En efe'cto' el importante

eleirento del prestrgro "

fá*á tá*erc:íles en todos los negoctos es

considerado amplla, sl no enteramente' como la reDresentaclon de la

capitalización de esos^t"lt-tnio' de-'monopoiio' ^Al confrontar el

'laissez fai¡e con .t olonio'áJit *trláta y nó ton el de la libre com'

petencia abstracta, "

áJ*oU'it q"t ,ttlili-^destinado a iustificar una

iituación en la que rot-tt*"ot i"od-ltl1"^"1^podían permanecer eco-

irómicamente sem'ut"''acios' ignórados los reóursos dlsponibles' y las

upidades de- prooucc.'ói''Xüiiffi-t- tori:lt una magnitud insufi-

ciente aun cle acueloo -lon

si restringida definición de economta y

.eficiencia.ó pero una ,'"iáll^orna^ esti posíción, se abrieron inmedn'

tamente mayores Ptd;til;;'üdt"i" "i.at intranquilizadoras para ias

nociones aceptadas' ttti;;;:t;;i" tt tt mercado^de estos elementos

de "fricción'' creaba, ótÍñil;J¿: nitt una ganancia proveniente

del monopol,o, y pooíái-ier capitalizadot^-to*o "reputacton" en los

nesocios, quedaba poi averigua? si W!i11 ser cteados Por los e-m-

;;.?r;'i;"rl Ét .l-&t^ttno uniíerso' -parecido al país de las maravtllas

áe Alicia que se ,onr'r"1""*iñá-at los econoniistas, las "fricciones"

casi llesaban , ,t' unl';til;i;¡t m.erc1nlías que podían tener un

costo dé producciÓn, dar una ganancia y' Por cbnsiguiente' ostentar

un precio. Que pudiera"ilü;tilil;t'd"í't'ó*" cosas-útiles' aun baio

su disfraz ¿. *."'nti",lt-lq ;"-y .dudoso' pues desde el punto

de vista de la socreoJJ; i; á;i indiulduo' io indicado era conside-

rarlas más uien como *elémentos

de despilfarro iue de riqueza, como

Luciferes ,le la restricJiiil;; 1ot :11:r"abiieles de la creación'

No obstante, Parecia"n supe'a' esta -c-ontradicción mediante la pose-

sión del suficiente diliíi;;";;.*ttEl a la otra parte a efectuar

ia t¡ansacción' ya tuera como consumidor o como trabaiador' y Pagar

ii;ffi;á;;| '.*ittt"it t;íio|Á' de.un Drecio de monopolio (va

en dinero, y, .n 'ot'á-at

totla¡o¡, de las óosas útiles'"'^ Éi';rJfñr-crramue¡in co."cia,{ particular atención a este aspec-

t.;ái;;;i;;;; t"'t 'aiil de la^importancla de la propaganda

y de los costos de ue"t', "í

como a-.srl's efectds sobre eLprécio' El

i,anuncio', o prop-rg*ai'l i.t,¡1;i..^limientos de venta son, general'

mente, los métodos que'pucdén usarse- Para influir en los factores

ili ' i l;;á;'úi; .#r;ü-ilnooncir, la.inercia o ]a miopía, en el

;;;r;;;^;;; .l ti.*po, y par-a suscitar eirtre los.consumidores esP€c-

;;fiil;J p*r."..itíí"i í* pi"a"ctos de una firma o empresa de-

6 El análisis del profesor Pigou y ot¡os han abierto va una brecha en la

. di,;,;; i"áil,¡""'i'¿áii;;;;;' i;i';' :!i:ot-::l'-T*,'ue aun é" er supuesto de una

"comDetencia pura , la producción está .restringidá por abaio del optimum' en

ciertoi casos ¿e "r"n¿i"liei*ü-creciente.s" .tn "S¡" p¡evalecen "economías exter-

nas". Pero ta teoría di Ia "competencia imperfecta;' ha venido a agtegar una

"excepción" más, sólo q".'lt ;;;.itPtión" se convierte' virtualmente' en la regla'

i :

iiI

b

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1i6 I iRICCIONES Y EXPECTATIVAS FRICCIONES Y EXPECTATIVAS .137,

en la situación que es mt:y dudoso poder generalizar cou toda ampli-tud sobre esa basc sin incur¡ir en contradicciones. Por ejemplo, lamayor parte de los efectos de los métodos de propaganda-dependende su carácter diferencial, es ciecir, de la ausencia de métodosJivales.Si esos métodos se hau seneralizado ell una industria. v a fortiorien toda la industria, es íe presumirse que una parte ináefinida deellos tendrá el efecto (comó el de un érnpuión'en una multitud)de neutralizar simplemente la influencia dá lós procedimientos em-pleados por otros.'Si bien estos gastos de vcnta son necesarios paraque cada vendedoi puedi, retcner su prescnte porcióu de mercádo,no necesariamente le producirán una ganancia adicional distinta dela que obtendría en statu quo. La influencia Ce un determinadogasto de venta sobre la denranda, en cualguier caso particular, se5i,pues, una función compleja de la cantidad y de la fo¡ma de los gastosde venta en que se incurra en todas las otras mercancías, así como delos cambios de la utilidad marginal del ingreso de los consumidorescomo resultado de los cambios de precio consecuencia de los costosde venta, y de la sugestión gue puedan ejercer sobre los coqsumidoreslos artificior de venta de que se trata. La cuestión fundamentalsigue siendo la de precisar quién es el que paga los costos adicionalesde venta una vez que se han generalizado y que, por consiguiente,han llegado a ser "necesarios". En otras palabras, el. problenra con-siste en-determinar la incidencia de esos cóstos. ¿S-e pagan con cargoa las gauar,cias de monopolio como una parte del costo que repre-senta irantener el prcstigio y el buen nonibre comerciales?'Si asi es,los empresarios procurarán evidentemente reducir su producción o susgastos -de veuta, o ambos, a menos que cada uno' de ellos espereadquirir una nueva ventaja diferencial aumentando más aún sus gas.tos de venta, con la esperanza de que sus rivales no sigan su eiemplo. .Porque de seguirlo principiará un nuevo ciclo de la guerra de'venias.Si li inflacióñ gene-ral de los gastos de venta se tra-duce en una re-'ducción de la producción, Ia carga representará una restricción delconsumo de la comunidad. Lo que habrá ocurrido entonces será unade estas dos cosas, o ambas. Es posible que las ganancias no seenmayores y hasta puede que sean menores que antes, pero iambiénlo- es que una parte de la mano de obra y de otros recursos hayansido trasladados de las actividades productivas normales hacia

-las

improductivas de los mercados de competencia para procurar el dis-fraz indispepsable para el "atraco" (racketec.ring) económico. Lo ouealternativárpente puede haber ocurrido es que Tos empresaiios, comoclase,.hayaü acenfua<io la explotación de ]oi otros faciores de la pro-ducción obligándolos a aceptar una remuneración real más reduóda.En otras palibras, la gananóia, en general, habrá aumentado gracias auna- reducción de los precios a que los trabrjadores están diipuestosa ofrecer su fuerza de trabajo, o de algúrn otro modo, graciaj a r¡napresión semejante sobre un sector intermedio de la socied'ad. Oue éstesea el resultado final, y en ese caso, de qué magnitud ollcance,

deciden acloptar los competidores en esta materia'8 Como ha dicho

;ñiji;t;;"óiitn'u.tiin, "'Al incurrir en los costos de venta -v en

Iliü*.át¿r';;l;;";;; ." álioi-.n ."si todos los bienes- el resolver

el problema del precio ." i"tti¿t de una demanda 'competitiva' v

de -las cuwas de costós

-;" ;t sólo inexacto' sino imposible ' ' ' En

.""[1.i"".t-á.io*pet n.1á put' no existirían sastos de venta" ' La

posición de ta. curva d;'ilrí;il-uriir .on cida variación del total

de los sasics oe venta.-Eir-itiuttn, la curva 'competitiva' de c9s-ll?s

;;.;3ñ;; .;;; á; venta es incompatible consigo misma' es erro'

ri.r v óti¡.. de utilidad o.siguificación'"s""'¡(i pirái, .q;a otio slii¿"o amarre tenemos la sensación de que

,"t;';í; ;;ltifticiaad tan desconcertante''de varlables dependientes

nada concluy"nt" pu.á"-i.tJttt' La teoría clásica de la competencia

pr¡t." ,orobr^, ante esta contradicción básica: cuando la compc'

lencia se define .onat.in*tnte funcio-nando en medio de la diver-

si¡ad de fricciones q".'.i *""¿á real encierra, el "equilibrio deri-

#:*in,'."'nry;*'Í:;.'ll"mlli*:n?"':T:'i¡1lil'L.i:xi:i3i;;5^;;;1";;;;; án i^ q". podría ingeniarse una ilimitada eleva'

5tó;;;;r;;ioi-ií tot gasios á. venta.-a.umentasen suficientemente

;',i .i"rií;;r""rpiiriirt"r pudi.t^ subsistir de modo indefinido gra'

cias a sus proPlas ,uarrttz^ Es posiblc crear, ciertamente' un'orden

."-"*¿¡ del'caos apaiente a cbndición de quc puedan estableccrse

cie¡tas relaciones entre -los

gastos en que se'incúrre con motivo de

iás- n étodos de venta y los resultados concretos que .producen des-

olártndo las curvas de Ia demanda y abriendo oportuntdedes Parai"tuot.t ganancias,i0 siempre y cuando pudiera tormularse una es'

;.lt;'-¿'iüi" -!.r.radorá

de' fricciones, cuyos ingredientes fueran

5i""tto-¿á prodícción y la productividad' Pero semeiantes construc'

:i;4"i"btü;lú;;tÉs-f ingtnio,sas',Parecen tener una validez

iiá]t.¿r'."tnáo i. ir, ,pt,.. a la reauqaqr y !ó19 son apropiadas Para;;;;T;r;-;irü¿ot a" d'irnensiones muy liínitadas Para resolver diii'

ffij.;'illi-'o-*."ór ierias. Sin dudi- pueden procurarnos un mé'

todo válido y útil pala aualizar mercados parttculates l: ,u* -:,'tt'eipeciat de pioductós sobre supuestos bastante rigidos, ce.telrs,ParrDus,

co'n relación a otras industrias, otros preCios- y otros..gastos de venta.

i';;;' ;;;- i;...i áii'*r.iones'en térm inos 9:]' t:l'-b': f,'^1: "i.'i'1sistema en su conlunto -para los problemas macroscópicos de la

iociedad cconómica- su validez Parcce ser muy.dudosa', tls dema'

t;Jo-r,i.i i dar por supuesto el conocimiento de ciertas rclaciones; lo

más dificil es ver trahucido ese supuesto en algo más tangible- Las

;r;ir-r; relaciones importantes patecen depender de tantas variables

8 Ver profesor F. Zeuthen, Problems of lttl.onopoly and Economic Weifare'

". 6ó,

',;i.í';;ribilld.d., ¡ealei de u-nd ganancia provenienie de,'n nronopolio

ill*r¿", d"-"r1" .odo, a ser parte de los costos de ouas empreses."_ _ _"'"1'ómint.riin, Táo¡ía de^ Ia competencia monopólica' 21 ed"' F'C'E'' lvféxi

co. I956, PP.179'81''10 lb id; pP. 92 ss. t

t

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FRICCIONES Y EXPECTATIVAS t39l iB FRICCIONES Y EXPECTATIVAS

depende de las relaciones sociales que -Ceterminan hasta qué punto

ñ6';; int*iir;.t¿t esta clase de éxplotacióli.rrlir* esta situación'

-. En con secuencia, cualquier ln tc1|!

-Pfa, ^t:i;r; L' ;.jr"i¿"' irr¿, -tomada en su coniunto, nos hace volver-a-la.

mental cle que ,. o.upJU^"tá g;no*í" Política clásica' iY ello en un

dominio er, el quc ttgtil üa* las apariencias los métodos modernos

á.'riiaflrlr--f,rn'oUt.níio frs-*a¡ grandes c.onquistasl Tal parece que

se nos hace volver a .tttt'iát*"ilEiont¡ git-si;les más simples preci-

,, *. n t. p o r1": :, t^ I miuill i;:' $l¿h"l,t¿:T!l' fl .t.ffi ;:if ':,'JT:u3".,:':.':n:x'i"?;':,::{j:"i:lF.Hl'e:*l'tjnli]valor es incapaz 9e gTnut, YliJ,"-'l:"^"':^:I;'i"l-"¡.i.*"^

"rriu "otr-establecer prrn.,p'o,.oitn-áttáitiintdos acer^ca del sistema en su col

iunto. "Los ¿.r.o, ot'iá';;;;;iá;;;s". son el punto de partida de

Lna teoría del vator y, ;i;ffi"q^ii.*pg, las "variábles dep-e]n{r^e111",

determinabres mcdiantJ lr-Lr."t" y n^aturareza de los gastos de.venta

;';;;;;;t.n iot pióautiottt' Volver-a hablar en términos de una

relación mas srmPle' *t"á-t1 "tipo de plusvalía" de Marx' no es' Pol

supuesto, revelar un'-tá'*ult ' iagitt'at la oue se pueden deducir

'aleunos hechos ,tt"" áá'jJ'"titttt de la .coirpetenóia monopolista

oüe de otro modo ,; ;;;;;.;ü*"s. seme¡ante conocimiento llt'; i l# ;';ti;;; sino por experiencia' Pero a menos que vacremos

'nuestro análisis tt ti'#inot^á;';;i;; "l"iontu fundámentales de

esta clase y qu.e Jls t;ffi;;;"; a consideraciones más compleias' es

rhuv poco probaDre d;;;]i;;;Jt outt"tt un cuadro cbmpleto de

'il"r1,í*áti'iát ¿tu"'ü itnp"a"i'att lue velmos el bosque'

La importancia que recitntemenle se ha conóedidó a ]os efcctos

de'las expectrt,u"' 'Jú'"i;"f;;;¿l¿" de los Drecios' si pudiera fi-

jarse su genealogn' "Éut 'ilnl"iiit ^ do' motivós fundameñtales' Por

una parte es una t";;;;;;i;' t to-qut.parecq' del estudio de los

problemas "o,t."tn"niJ''

J';[átL plizo"^con especial referencia a

ios efectos a. to, grrndl, iostós indiiectos; y, pof ótra' es. el. resultado

de un análisis más ;iá;i;;;ie'ür .rutri d^e los movimientos del

nivel gencral dc precios, por oposición al problema de los precios

relativos cie mercancilt í"tti*lti"t' Como.vá hemos visto' la Econo-

mía política c]ásica se'inclinaba a _considárar los movimientos del

nivel seneral ae p'eciál ;;; ;" problema monÉtario distinto' sin re-

ilió'";;;i; ¡;üil;;.i¿n á' loi valores.de cambio relativos ni con' los problemas de la ;;"dt;;iót- Los grandes movimientos de precios

:ü ii;#ñ^;i" ¡ái ,-irr. *ii y roí que tuvieron lugar. durante la

guelra y la posgue"a, átraieron. nuevámente la atención sobre eI

problema. Lo que ¿io "n

nuevo interés y una nueva dirección a este

ütuáil;. .1 desarrollado de la opinión acerca de que' Por una Parte'

i;;"*tbi;t del nivel general de precios. no podían ocurrir excepto en

i."f"t*t (_p", to -.n8t

temporalmente) de-un cambio de los precios

relativos (y,. Por..ontigoitnit, con efeótos sobre la producción y la

distribución) V o. iltl P"' oi", las expectativas son una causa sufi'

ciente para provocar un cambio permanente del nivel de precios' La

;;;I;¿i¿; ilel libro del profesór f ' M. Clark, The Fconomics of

bierhead Costs, estimuló cónsiderablemente el estudio del primer pro-

blema. Su examen no sólo ha sido un estímulo que ha co-ntrtbutdo

al interés por un nuevo análisis de la libre competencla y -clel mono'

oolio, sino que ha suscitado rludas acerca de la validez y de la pertt'irencir de la' teoría tradicional del equiliblio a largo

-plazo. .Esa teorta

dependía, de un modo u otro, de los costos constderados como un

frdtoi dti.tntinante. Pero en los casos en que u-na gran proporciónde los costos estaban representados Por "calgos indtrectos" de los esta-

biecimientos y equiPoi de caráctei permanente o duradero, en -esta;;;áü", eran índiieréntes para la fiiación del precio durante considera-bles peiiodos de tiemps.rr^En cual{uier moménto dado y en cualquier"corfo plazo" determinado, el precio puede diferir mucho de la "nor-

*^l;. S^, consideraba que el précio que rige_durante un "corto plazo"áóendía parcialmente'de lai expecütivaide dos modos diversos: delas'e*pectátivas respecto al futu¡o que habían impulsado las-inversio-nes or'iginales en foima de establecimientos fijos, determinando de ese*ó¿o íu volumen actual, y de las expectativas Presentes .$9 lo¡ .em'presarios respecto a los movimientos de Preclos del rnmedlato tuturolu. d.t.t*linaban la intensidad con que debía utilizarse el equipodxistente para la producción corriente. ¿Cómo podía uno estar se-guro de que estas divergencias a corto plazo de los precios tende.ríaná tegtesar, finalmente, á la "normal" de los plazos largos? ¿Qué.se'euriáad oodía haber de que esas fuerzas a largo plazo de que -ha-ÉtaUa Mantall, operando en-un segundo-plano para.hacer volverias cosas a un'eqüilibrio predetermiñado, habrían de funcionar sinii.*i*t*. para nádn a conlecuencia de una influencia recíproca de lasituación a'corto plazo? ¿No es posible, acaso, que los.fenómenosde la situación a corto plazo contribuyan a configurar los propiosfactores de que depende el equilibrio final? Si así fuera, el mundoexte¡ior no sélo sería una sucesión de plazos cortos que nunca.alcanzael "plazo largo", sino que aun las tendencias a largo, plazo que nodeian de actuar constantemente acabarian Por ser modeladas Por losacóntecimientos de la situación a plazo corto y resultar, así, supedi-tadas, no determinantes. Esto selía como un juego de "sillas musica'les" en el gue no sólo nunca se logra el equilibrio. (sentane) mien-tras suena lá música, sino que se permitiera a los jugadores cambiarlas sillas de lugar. Si ias expectativas pudieran afectar lo que ocurredurante un plazo corto, también podrían influir sobre la forma per-manente de los acontecimientos.

Para que la competencia pueda funcionar Parece necesaria Ia in-

11 Los costos indirectos "introducen ambigüedad y duda en los servicios decostos económicos más esenciaies", de maneri que el' economista "se ve privadode uno de sus metros más expeditos de exaciitud iconómica"' De ahl qte- ro puedaconfiarse completamente en las "empresas privadas y-en su-contabilidad". (]' M.Clark, en Ecónornic Essays in Fionou¡ of i. n. CtárX, p. e+.1

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110 FRIccIoNES Y [xPEcrarlv^s

tervención de un elemento retardatario de rozamienio' Como lo ha

ñ;;;;it, .t pior.tot Maurice Clark, parece.qu.e, en, !, ,::lptl::l:oerfecta". cornó concepto, existe una contradicclon hegehana' Puestoiue si lá conrpetenciá funcionara a Ia perfecctÓn' sln rozamrento

]ñ;,'.f *rá.áá, nunca tendría inteÉs en reducir sus precios,

",?Jo'0". todos rus competidores seguirían inmediatamente su ciem-

ii"""rirfr"¿.];;" i; ganáncia que hábría podido obtener con la re-

á;..í¿;j; P.io .n la"realidad,'por supuesto, Ia competencia. nunca

opera instalrtáneamente. Lo eseucial del asunto ei gye la extstencra

á5;"ñ;l;tt"¡;;; la -incertidumbre

del indiviáuo respecto ,alfuturo cuisc de los precios, debido a ! ignolancia en.q9: se nafa

respecto a l* conducta de SuS rivales. En todo caso' sl S.olo eS uno

mttr.-rn""f'-ot, es natural que suPonga -que los actos de éstos y' por

.""r1*"i."t., cl precio futüro, nb si afécte Por su- propia conducta'

En cónsecuencia, tomará sus decisiones respecto a la Producc¡on y a

las ventas teniendo en consideración los precios extstentes en cl mo-

*.rü, át¿ificados Por una ,presunción -más o menos fundada res-

oecto a su futuro curso' Cua\uier línea de acción que adopte sólo

|;il i;r'""" i"il"i"cia de^spreciable sobre la siiuación. general

üñ.;;á;, a. rfti qu. las exiectativas de un solo individuo- sean

i"iii.t*i* 'pro "r

,e^s.¡ltad-o final. Pero, ¿q,ué.d:9ii,d: l?:-tl::l"tde las expectativas combinadas de un gruPo de tndtv¡<luo:' s.uP-ont:n-

do cue s'e hallen baio la infiuencia de expectattvas seme_lantesl ¿re-

;ir".;ró" l;i-icónb*ist^s clásicos al sufoner que también esto es

indiferente para ia dete¡minación del precio?Es claro'que una expectativa común a todo un mercado o a un

sruDo muy numeroso de compradores o-.vend9dqre1 puede.,influir

én ios preóius actuales o del futuro inmediato. Uada tluctuaclon qle

; t.gtt{;;-¿; el metcado. atestigua.este hecho' Por-otra parte' en los

casos en quc se requlere bastan[e tiempo Pqra que las.decisiones pro'

duzcan süs resultailos (como en los ciclos prolongados de Ploduc-ción), o se hallen incorporadas en obietos muy durables, como ocu.rre

.r*éirf,*"}" .* irs qo. ,. refieren a la ácumulación del capital

;;-i l i ;;;;;ón, las explctativas pueden eiercer una influencia sobrej, ,; lur.i¿n qu. no sóló se extienfe al inmediato futuro, sino que se

prolonga por'años y aun Por décadas' Pero esto no quiere decir,que

iu infiueicia deie de ser Puramente temporal' Por mas que la. oura-

ción transitotia sea bastante prolongada; tam-poco .qulere .clecrr, que

puedan altei¡r necesariamente la naturaleza de la "normal' a largo

.T2f.M.Clark,EconomicsofOverheadCosts,pp'417y160'El .profesorCham'berlin 'a$ega, "La conrpetr^rcia petfecta, al parecert da lugar al rlllsmo Plcclo que

;i';;";;"1% p.rfecto'"'(Cp' cit.l p' 4') Estó es correcto si se supone que el e-qui'

il;;;';;t;i;;'J;-;;'il."d'" i" un p"'ió más elevado que el, precio de monopolio'

Por consiguiente, es exacto que ll s.ituación desc¡ita por,el profesot 9-!llPtt=tl"

len la qu-e nitlie espera una ganancia por,intctar una reducclon. oe Preclos) rm'

;;;; 'i,

l;";.iJn ái pr..tos. -p.ro en -dicha situación no .pucde haber ninguna

, ilá.".i.-. ácvar el piecio partiendo de un nivel previo inferior, excepto en caso

de acue¡do.

FRICCIONES Y EXPECTATIVAS I4I

plazo, a. la cual tienden a conformarse finalmente los valores decamD¡o.

La razón por la que la teoría clásica consideraba que las expecta:tivas, aun tratándose de laS que tienen un carácter _general,-son ln(l-r-ferentes a la determinación <1e1 equilibrio a largo plazo, rddica en lanaturaleza obietiva de su teoría del valor' Los factores que dete¡mtnanel "valor noimal" son de tal naturaleza que no están suietos a lainfluencia de expcctativas ni a la de ningún otro de los efectos delas fluctuaciones'de'precio a corto plazo.-Así, Pues' no hay posibili-dad de que,las expe\:tativas den origen a un desplazamiento lcury.u'lativo. Lós "valores normales" repreientan el arreglo y la distribucióndel trabaio v de otros recursos óue, dentro de las condiciongs exis-tentes dé lá denranda y de la oierta de mano de obra y de otrosrecursos, conitituy.n la'posición más provechosa .Paru el empresarioindividual. Si un individuo aisiadamente se desvía de esa Pos¡cron,incurre en pdrdidas (o, por lo rnenos, deia de obtener la cantidad desanancia qüe habría' obtenido de otro modo). Si la desviación esíesultado áe un abandono general de la posición' ya €n el sentidode una redu'cción, ),a en el dé una expansión, las périlidas serán gene;rales, o anormales las ganancias o, por último, unas emPresas ganarán '*ucito y otras perderín, con el rciultado.de que- las .fuerzas tendiánaue Donerse cn movtnriento para invertir las téndencias a la contrac-clión'o a la expansión, y volver una \¡ez más a la posición "lot-mal".Suponiendo qüe las coidiciones fundamentales del costo y de la de-manda permánecieran inalterables, las expectativas no aiustad¡s a lasituacióñ objetiva tendrían que ser automáticamente rectificadaS porlos cambios de precios provocados por los actos consecuentes a esasexpectativas.ls Si bien las expectatii'as, alimentadas por el descono-cimiento de la situación genei¿), lto son incliferentes a la creación defluctuaciones cconómicasl lo son respecto al curso final de cada unade ellas, 1o mismo que respecto a lás tendencias hacia el equilibrioque gobiernan el desarrollo a largo plazo de los acontecimientos.-

Es evide4te, sin embargo, que este punto de vista debe quedarsuieto a modificación en dos aspcctos esenciales.

13 Naturalnente que cuando los compradores tarnbién obran de acuerdo con lasexPectativas de los precios futuros (por ejemplo, en un merc¿do Pu¡amente esPecu-Iat ivo), puesto que-sólo conpran con la intcnción de volver a vender, existe u¡aposibilidid indefinida de movlnrientos de precios en cualqtrier dirección impu)sados

Por una expectativa inicial de un lado o de otro. Pero los primeros teóricos de Iautilidad, poi lo ,netros, descartaron irnplícitamente esta posibiiidad del mercado deconsu¡nidores al suponer que la dernanáa de éstos estaba-relacionada con un cálculode la utilidad qué no podír rer influido por los cambios de precios esperadosAun así, por supuesto loJ consumidores pueden posPoner temporalmente su consumocon la eiperania de una reducción .Je precios, aient¡¡ándoia de ese modo; peroprobablenrente con el solo propósiio de comprar más, proporcionalmente, en unaiecha posterior, Las teo¡ías irad^icionales de li especulación'han ignorado el hechode qué cuanto mavor es el elemento de los cambios especulativos en el sistema,m.yót .s la inestatilidail de precios, pues su atención ia concentra¡on principal'mente en el aspecto apologético de las t¡ansacciones especulativas.

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.En. prím-er lugar, tiene que ser mo-dificado en la medida en quecualquiera de las condiciones reguladoras contengan un elementoconvencional susceptible de sei influido por

*eambios del in-

greso de una- clase determinada o dependan, de cualquier otro modo,del ingreso dc un grupo o de una cláse. Es claro qué ninguna de lasdeterminantes del valor, en los términos de la téoría dál varor-tra-bajo, son susceptibles de ser influidas de ese modo. aunque sípodían serlo algunas de las determinantes de los precioi de pioduc-

. ción de Marx. Así, po_r ejemplo, en la medida en que el valor de lafue¡za de trabajo se. determina parcialmente por lb que puede lla-marse el elemento convencional-o social incoiporado en li concep-ción de un nivel necesario de vida, un cambio de salarios debido'acircunstancias transitorias -puede alterar el precio de oferta de lafuerza de traba-jo o s-u "valbr-normal" para el futuro.ra En un caso,el cambio puede atribuirse a la acción íindical en momentos de unacreciente demanda de mano de obra, o en el otro, á la reducción de

. s3la-rios como consecuencia de la desocupación. 'sernejante

cambiode las condiciones de la oferta de fuerza d'e trabaio podiía reaccionarsobre la posición de equilibrio hacia la cuar tratáráir de resresar lascosas más ta¡de: alteraría el volurnen y el tipo de ganancií (v. asi-r_nism-o, las rentas), estableciéndose, dé ese modo,'-una nueví'seriede relaciones de cambio normales. En la teoría de Ricardo esta con-siderac'ón. recibió .poca atención, probablemente porque creía que

, 'la ley de. la población era bastante poderosa para 1ógrai que los sála-

. rios. se ajustaran a un nivel de subsistencia dbspués "de

u^n suficienteperiodo de tiempo. Pe¡o en la teoría de Ndarx tiene mucho mavorimportancia. Precisamente porque una alteración de sararios puéd.modificar el equilibrio futuro iobre cuya base habda de .o'iinon,la producción v la expansión capitalista es por lo que Marx atribuíatanta importancia a la crisis y al-"ejército industrial'de reserva', comofacto¡es que configuran el desarrollo futuro del capitarismo. para élla-ley que mueve a la sociedad capitalista no es una'lev de la natu-raleza que puede ser deducida melánicamente de uhos cuantos sim-ples datos y proyectada luego hacia el futuro por citn afios: por elcontrario, es

'na ley configurada por las ¡elaliones de clase entre

el capital y el trabaio, y poilos cambios de esta relacjón.consideracíones semejantes pueden hacerse respecto a la oferta

de 'capital. El volumen de la acumulación de capital depende cla¡a-mente en forma rnuy directa de los ingresos de'la clasé cepitalista.Por consiguiente, cuaiquier cambio a cotÍo piazo que ,r..i.-.f innr.ro

' . cle .esta-clase, repercutirá sobre el volumén de -la acumulacíói decapltal durante éste y el periodo inmediatamente siguiente: por eiem_

p)o, una expectati'a'de lós empresarios que los hag? ,.jrii in, iin.,

14 Este elemento convencional es al que se ¡eferían Ricardo v Marx; aquéI,consíderándolo como un facto¡ de "tr¿uito"; ésie,'ccmo el eremenio .to.i"t; q,,.determina el "costo de producción de la fueá-ie trabalo,,.

FRIccIoNEs Y EXPEcrATIvas I47.

de conducta que se traduzca realmente en una pérdida.16 Esto tienegran importancia en el caso del capital Polque la acumulación del

;ri;,"; ,i las innouaciones que la acompañin son un proceso esencial

y constánte dc Ia produccién capitalistá. De- ella depende, no transi-

ioria, sino permanentemente, ei volumen de producción de bienes

capiiales v el equilibrio entre las diferentes ramas de la actividadoóductivá.re Como veremos más adelante, los cambios monetariospueden también afectar la oferta de capital deiando. de ese modo, queias condiciones técnicas de la industria, el equilibrio entre las indus-trias y la configurdción de los precios relativos, sean Pelmanentementediferéntes de É que eran con anterioridad.l?

En segundo lugaf, es muy p-osible-que las expectativas afecten.elnivel geniial de piecios, si puede¡ influir en cualesquiera-de los dosfactorés monetarios que (dádas las transacciones efectuadas con lasmercancías) determinan este nivel: la cantidad de dinero _v la veloci-dad de su'circulación. Hasta qué punto pueden afectar la cantidadde dine¡o en círculación depende, en parte, de la política bancaria.Pero la velocidad de la circulación del dinero existente puede ser.afectada pot esas expectativas en forma directa o inmediata en lamedida en que su primer efecto sea el de usar los saldos monetariosexistentes, en un cáso, haciendo una succión de ellos para financiarlas expectativas optimistas y, en otro, para dar lugar a que los pro-ductoi de la venfa de mercancías aumenten ios saldos ociosos resul-tado de expectativas pesimistas. Si la expectativa es general, tenderá

l6 Pod¡ía parecer que las expectativas acerca_ del futuro de los precios ,relativost"rnu;en

-;;;.ff un, ii 'flu.n.i" di¡ecta e inmediata sobre el volumen del capital

i;;;;ii;;, 't d;. isia influencia ha de se¡ clasificada dent¡o del ¡ubro señalado

,¡riba. Éeá l'a importancia en este caso es diferente: es- e1 tipo de acción que,

..t'.r¡ orrl¡r,, quédará sujeta a revisión porque la _realidad _no.c-orresponde, a la

;;;;;ril;;-;; "-J

.l .rrnúio de inve¡sión^que es el ¡esultado del cambio de los

i;ñ;; y,'por consiguiente, del cambio del r'precio. de oferta" del capital'

16 Si conside¡amos que'1o que los aust¡iacos. llaman "la estructuia-tiempo de

f. f*a'o..iOJ;-i" rt.tga .ontinúamente con el tiempo, entonces cualquier cambio

e nlazo co¡to que attcre el ritmo de las inversiones débe alterar la velocidad de este

; t i l r ; ; ; ' ; . ; ; ;ento y dt t lugar a que esta "estructula ' t iempo".sea di ferente en

i l iñ; ; ; ¡ ; iá 'á. i f i tu 'o de" lo que hab¡ía s ido en otras condic iones. El hecho

;;;;:i;;;;; i; acumulación dcl capital como un proceso con.timro siempre ha cons-

i i i " i i " """ . ¿. las di f icul iades .on'qu, ha t ropezado la opinión que considera el

cani ta l corno un facto¡ r i f i - i r* J. ' i . 'p ioducciór i . El capi ta l 'part ic ip i de una doble

;i;;;;,i;i;r", ;; ;; i;"¡; (siock) y ár ,ni,*o tiempo una corriente (currenr flqw)

;;;-;i;;;;t, ise fondo; .l '-pr..io'de oferta" de estas dos cosas es diferente, sólo

l]"|j,irl"i,i '.rii; ñ;;' a.cirie que es igual al rendimiento co¡riente; y muy le-

¡o, i.-r.i i"a.peidiente de la úitim¡, este precio de ofe¡ta cambia continuamente

con el la. Ver Armstrong, Saving and inrestnient,-pp' 217'48' .y suPra pp' I05-106'

1? Éstc es v is ib lemente el fenómeno al que )os €conomlstas suecos se Ie¡ leren

cuando hacen notar, enmendando a Wicksell, que un carnbio .de precios (originado

Dol una divergencia enke-el tipo ,.natural'' del. interés-y s¡:.tip9.mo1e-tario) p.uede

á;; ür; ü; á.suia.i¿n del'propio ,,tipo natural". ver Lindahl y Myrdal, citado

;;;:ffi il";;;,-ü;;.*v'iitiiv "ia Prices, pp''78'7e v 85; v Mlrdal' Mo'

netarv.Coul l rDr lum.

t42 FN.ICCIONES Y EXPECTATIVAS

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l+4 FRrccroNES y ExpEcrarrvas

a producir el mismo cambio de precios que se esperaba o qL. setemía.18

Esto no quiere decir, sin embargo, que el cambio de precrossea necesariarnente permanente y, mucho menos, contiuuo, Todo de-pende de si ia expañsión (o contracción) de los gastos se traduce encambios que confirmen o frustren la eipectativa-inicial. Si er resur-tado se traciuce en pérdidas_para los errrpresarios (o, en el caso con-trano, en garranclas anormales ) entonces el movimier,to habrá sidocontraproducentc y la no coincidencia entre ias ganancias csperadasv las realizadas será el cor¡ectivo que hará r'ol'er a Ía posición oiiginal.Si en la nueva posición las ganaircias que se cor¡sidiraban norñralesen la-ant¡gua se reahzan todavia (aunque no aquellas ganancias opérdidas anormales_ cuya expectativa dio impulso ai movirñiento origi-nal), entonces no habrá necesariamente ninguna tendencia n ,agr.iua la vieia. posición, .sino una simp_le tendeniia para perrnanecei allí,una vez alcanzado el nuevo nivel.-Pero si el resuitado'del movimienrooriginal no esotro que el de lo.grar.las-mismas ganancias (o pérdidas)qu:. t., esperab.an -la _coincidencia de la ganáncia espera,ia con láreal¡zaoa- entonces el movrmrento, una vez iniciado, continuará.En el primero de estos trcs casos la posición orieinai .r ¿. .ouiri-brio estable; ,:n el segundo, tanto la viéia como la iu"tr son pos'icio-nes.de,equil ibrio indiferente, mientras que en el tercero, h pbsiciónoriginal es de cquil ibrio inestable

una situacióh en la quc el movimiento inicial probablementetenga efectos contraproducéntes cs aquella en que ros'indi' iduos de-sean y tratan de mantener sus saidos moqetaribs al misrno nivel deantes (medidos en términos de valores realeb). En este caso una eie-ración (o caída) inicial de precios no sólo está destinad, r r. i

"on-tenlda, s¡no contrarrestada_ (por cjemplo, a través de una clevaciónde los t ipos de- interés). Si , 'no obstanté, e l hecho a" qu..1 . r*-

. bio de precios dé.origen por sí mismo a'13 expectati ' ,,a de un ,i i*oconstante de cambio cn la misma dirección -_el proceso de lo queWicksell l lanlr una clevación-_ de precios ,,que

creá ,u prop;, -fre-rra

generadora"- .e je rce una inf lucnóia permrhente sobre^la^velocidadclc, la crrcuhcton, cs. probable entonccs que el cambio no sólo per-s lsta, s ino c lue cont inue.

' En ios ílt imos años los economistas han atribuicio una imoor-tancia. crecirnte a la posibil idad de que un cambio del nivel d. br.-cros, rnrcra<Jo en esta fornra, l lcgue a ser acumulativo, debido a

'quei¿r ¡¡risma elevación de precios -alimenta

.la expectatíva de un a'lzapostcrior y i quj la.expectativa tiende cada vei a producir la eleva-ció' .esperada. De ahí que haya comenzado a desiribirse el sistemaeconómico como un sistema éxtraordi¡rariamente inestable. El pro_fesor Hicks ha hecho notBr recientemente que esta inestabilidaá es¡esultado dcl hecho de que, en condicio¡res diná*icas, no se puedeatribuir

'alidez al supuesto fundamental de que "la eicah dc i:refe-

18 Ver \\'icksell, Inte¡est and p¡ices, p. 97. I

FRICCIONES Y EXPECTATIVAS 145

rencias del individup es independiente de los precios que se fijanen el me¡cado",le rupu.rto tácito de todas las versiones de Ia teoríasubjetiva del valor que hemos tenido ocasión de discutir en capítu-los anteriores de este libro. Tan pronto como se reconocen los efectosde los cambios de precios que hari tenido lugar en el pasado inmediatosobre lo que los individuos esperan que ocurra en el futuro y, porcortsiguientq sobre sus preferencias a través del tiempo, este supuestode independencia desaparece: el movimiento acumulativo en direc-ción de'úna ipflacióu'o de urra deflación continuas de todos los pre-'cios liega a ser posiblé. En realidad, nos hallamos frente a una siiua-'ción corrpletamente opuesta a la que tradicionalmente ha sido objetode la ciencia económica. En lugar del tradicional cuadro de un sis-tema económico dotado de un giado de estabilidad tan alto que hastaes difícil explicar el fenómeno del ciclo económico si no se recurea una influencia especial desequihbradora externa al sistema, tenemosel cuadro de un siitema económico mucho más inestable de lo que¡ealmente es el sistema capitalista y de cuyos pasos más importanleipoco. puede decirse por medio de una predicción determinista.

Una razón de poi qué en el pasado se ha negado esta inestábilidadha sido, a lo gue parece, la creencia de que un cambio del nivel ge.neral de precíos de la clase a que nos venimos refiriendo, no puedeocurrir sin que haya también un cambio de los precios relativos, perode tal naturaleza que defraude la expectativa original cuya consecuen.cia habría si{q el movimiento de precios. Por consiguiente, la pér-dida dei eguilibrio üende a ser "auto-co¡rectiva" porque se traduc'een cambios de precios que obligan a revisar la acción original. Laforma principal en que las expectativas influyen en una situacióndentro de la economía capitalista, es a través de las expectativas y deIa aonducta {e los empresarios, En consecnencia, esta influencia ope-rará a través dé los cambios de inversión, y puesto que el acto que losorigina toma est¿ forma, se traducirá,

'dá parte de los emprésarios,

en un cambio de la demanda de una clase particular de bienes.La demanda adicional representará una demanáa de fuerza de tra-bajo, de materias primas y de instrumentos de producción, y no unademanda, en primera instancia, de bienes de consumo. El resultado(si existe una situación de completa o casi completa ocupación) seráque los precios de estos írltimos bienes tenderán a subir. La eleva-ción inicial de precio, por consiguiente, toma la forma de una ele-vación de los precios Ce las cosas que representan un costo para elempresario, y én Ja medida que esta serie de precios suba rélativamente al prepio de sus artículos acabados, se estrechará el margenexistente entre ellos, frustrándose, ceteris paribus, no sólo sus "anor-males" y recientes expectativas de ganancia, sino tarnbién las "no¡-males". Puede suceder, es cierto, que los precios de Jos artículos acá-bados aumenten subsecuentemente 20 tan prouto como los asalariados

le J. R. Hicks, Valo¡ y capital, 2a ed., p. 267, México, F.C.E., 1954.20 Debe teDerse en cuentr que nuestro razonamiento es independiente de si

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146 FRICCIONES Y EXPECTATIVAS

ellas sigue siendo - y. Pero cl tipo de ganancia se¡á ahora =

r4'lIi

TRICCIONES Y EXPECTATIVAS

y- otros sectores cle Ia población principien a gastar su mayor poderde compra. Pero aun en el caso de que estos precios suban én lamisma iantidad absoluta en que han aurnentado los costos, el margenentre ellos será menor profircionalmente al nivel más alto de "losprecios de venta, de manera que la elevación de los últimos no seráuna compensación suficiente para el empresario que obsen'a que susgastos toiales (en términos de dinero) han aumentado.

Para ilustrar esta argumentación imaginemos, por ejemplo, unacomunidad en la que -sólo se produceñ y en' L quá (ioránaola imaginación) sóloie comp.atr zápatos. Supongamos, ádemás, que laesperanza de una mayor ganancia se tradute én la decisión de losempresarios de invertir sus saldos monetarios en Ia compra de máspieles y equipo para aumentar su producción. El resultaáo será quela nueva demanda de recursos (máteriales, pieles, fuerza de trabijo,etcétera, etcétera) víene a competir con li demanda existente eie-vando el precio de esos recursos.2l Con el tiempo, el precio de loszapatos aumentará en une cantidad equivalente (á mediáa que los sa-larios, etc., comiencen a gastarse). En otras palabras, loi ingresosprovenientes de la venta de zapatos aumentarán en la misma óanti-dad en que hayan aumentado

-los costos; pero humentarán en Dro-

porción más pequeña, Entretanto el desembblso de capital será mivorque-antes, pu-est_o que ha aumentado en una cantidaf equivalenté ala elevación de los costos, de manera que las ganancias Que puedanobtenerse sólo bastarán para cubrir un iipo meñor de ganánciá sobrelas inversiones v frustrá¡, por consiguieirte, la expectátiva con quese hizo la inveriión originil.zz Sin imbargo, la rnisma elevación'de

este retraso es-largo o corto, y hasta de que exista o no ese retraso. Si existe, el¡azonamiento del texto se vigo¡iza todavfa más.

21 si existen reservas de estas cosas, entonces la elevación de precios se¡á oe-queña' y hasta nula, si se trata de una oferta infinitamente elástici de eros ,e.'ur.sos' En este caso el aumento de la producción total de zapatos será p¡oporcionalal aumento de lns

.gasto-s monetarios, -y

por ello no se elevárá el precio d'e venta.Es cierto que el tipo de ganancia no se reducirá como rosultado de la esperadaampliación de la producción. Pero si existe alguna inelastlcidad de la ofeita derecursos, los costos aumentarán en cie¡to grado con relación ál precio de venta de losartículo,s acabados (dados los supuestos a que nos hemos referido arriba).

22 La cuestión puede exprésarse en ésta forma. Las inversiones indushialesaum.enten en.x. P¿ra may-or simplicidad hag-amos a un lado el hecho de que partede la inversión adoptará la forma de establecimientos permánentes, y suóonsimosque todo se invie¡ le en-píeles. De ese modo el aument-o de la inversión ierá"equi .'valente a un auu¡ento de los costos ordina¡ios de los zapatos. Ahora bien, si origi-nalmente los costos de las picles y del trabajo eran X, lós ingresos ptovenientes áelas ventas de zapatos Y, y la ganancia resultante y'- X - í; .l tipo de ganancia

v. sería -. Ahora bien, tanto X como Y aumentan en x, po¡ tanto, la diferencia entrex

costos será una causa Para que, en gran medida, el propósito de crearnuevos establecimientbs y ádquirir"más fuerza dc üabafo y rnateria'les, no se realice: Pero'es esta misma frustración la que impíde€se aumento de producción que habría permitido realizar los pro'oósitos de lucro de la inversión.' Puede ser, no obstante, que el efecto de una exPectativa que daorigen a un movimiento haóia la expansión o hacii la contrácciónsea"modificado por la rieidez de cieitos elementos de la siiúación.Esta rigidez puéde afectár a los salarios nominales que no logrensubir frénte a un aurnento de la demanda de mano de obra, o a ciertoscontratos a largo plazo en los que se estipula una canti¿ll<i fiia de 'dinero como, por ejemplo, los cbntratos de Préstilmo en los que elefecto Cel movimiento inicial de precios puede consistir mera¡nenteen "exprimir" (o, por el contrarib, concéder una prima o subven-ción) á los reniiitai. Hasta donde éste sea el casol podría parecer,a primera vista, que las ganancias obtenidas en la fase ascendenteson mavores de ló que hibrían sido en otras condiciones, y a la in-u.rs.,

"í la fase descendente. (Podría parecer, ciertamente, que por

haber construido sobre la base de una conclusión como ésta fue por loque el punio de vista tradicional optaba, frente a los cambios del¡iivel eenerai de precios, por un tipo plástico de salarios más bien '

que pót uno de cirácter rfgido). Pero ésta conclusión no se obtienepor fuerza si los gastos de estos grupos dotados de ingresos fijos esborrespondientemáte menor de ló qüe habría sido en ótras conaicio-nes. Ésta consideración nos revela, por tanto, que ninguna solucióna esta clase de problemas Duede ser suficiente a menos que se co-nozca also de la reacción de los consumidores frente a la'elevaciónde preciós. Y a esto no hemos prestado atención todavía.

En esta etapa de nuestro eitudio debiera ye perecernos evidenteque por debaio de todo el razonamiento acer'ca del movimiento delos precios relativos se halla el supuesto de que las expectativas de losempresarios son las que juegan el papel activo, mientras que la con-ducta de ios consumidores no se afecta, o se afecta poco, por las

bajo o prometiera a los peones una pa¡te mayor de los productos de la cosecha.É,sta deiarla de ser meior,'por eso misino, que ia del año ánterior, con el resultadode que el agricultor sc hallaría en peores circunstancias dcbido a sus compromisosoptimistas,.si bien.los, peones habrfan consunrido ese año una ma),or proporción dela Droouccton otdlnana.-El

resultado (para volver a nuestro eiernplo de los zapatos) no sería sustan.cialrnente dife¡ente si una parte de las inve¡siones va incrementadas se destinaraa establecimientos adicionalei o nuevos. En estas condiciones tendría que sucederuna de dos cosas: o el precio de la maquinaria y del equipo aumentaría (con unefecto semejante por lo que se refiere a'la elevaóión de precio de las pieles y deltrabajo en nuest¡o caso más simple) o, si el trabajo emigra hacia las industrias debienes de producción en tal cantidad que se modifique

-la técnica de la industriaen dirección de una mayor proporción dá capital tespecto al trabaio (la "composiciónorgánica del capital" más elevada de Marx o los "piocedimientos de producción másináirectos" de ios austriacos), se reduce el tipo de'ganancia por esta ¡azón. El ¡esul"tado práctico podrla ser unl mezcla de estoi dos Tenómenos: la existencia del pri-mero promoverfa la del segundo.

.El. result;rdo se-rfa semejante si, cn una comunidad qu. prr.r;.f Jtñ.qu., unagrjcultor, esperando una mejor cosccha, decidiera d¡r nrás triqo a cambio'de tra-

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l4B TRICC]ONES Y EXPECTATIVAS ITRICCIONES Y ¡JXPECTATIVAS . r4e

expectativas de los precios. Y es evidente que las descripciones tra-diéionales de un siStema eitable dependen de semejante supuesio.Porq-ue, en este caso, tan pronto como los precios cornienzan í subrr,aquellas persouas cuyos ingresos monetarios no han aumentado to-davía (por ejemplo, las no asalariadas), tendrán que reducir suscompras, con ia idea de posponer su consumo. Pero si éste no es elcaso -si una elcvación de precios hace que los consumidores, a seme-janza de los empresarios, lleguen a cretr en la posibilidad de quecontinúe .el tipo de cambio o, por lo menos, que el nuevo y más altonivel seiá permauentezs- entonces Ios consumidores amiliarán susgastos monetarios, en tn, intento de comprar, por 1o menos, tantasme¡cancías como antes. El ¡esultado será qüe los-precios de loé bienesde consumo aumentarán, por lo menos, én la niisma proporción enque han aumeniado los cóstos; no habrá alteraciones áe jos preciosrelativos, ni reducción .del margen de ganan-cia_ ni, por consigiriente,una frustración necesaria-de las expectativas de los empresariosl rantolos consumidores como los emprésarios, aumentando^sus gastos, ha-brán dado origen al cambio de^precios qur

"rpe*Uun, v-r,ir ine"ü,

monetarios hab¡án aumentado ál pareió de los preciós en gáneraly al parejo de sus propios gastos. El movimiento^habú sido'justifi-cado, no contraproducente,

Si,-no -obstañte,

tomamos en cuenta el hecho de que la situaciónnormal del sistema es de desocupación y de capacidaá no usada, te-nemos un nue\¡o factor que introduce un alto grado de inestabilidaden el ritmo de las inversiones y, por consiguiente, en la actividaddel sistema econónico y en el vólume-n de oóupación. Lo importantede esta conside¡ación es que si en el sistema -existe una reierva defuerza de trabajo y de- otrós recursos, tenemos que ocuparnos de lasfluctuaciones no sólo del monto de las iuversionés de loi empresariosen términos de dinero (que en condiciones de plena ocupac^ión sóropodrían.trad-ucirs-c e¡ flüctuaciones de precio),^sino tam'bié' de Iaactividad ¡eal de las in'ersiones (por eiemplo, ú producción de artícu-los de producción). Semejantei fluctuaóiones de ra actividad realintroducen un factor acumulativo que refuerza lo que ya dijimosa¡riba. La influencia acumulativa cónsiste en el hecho á. qu" h,ganancias qr:e obtiene el capital existcnte dependerán del nivei de lademanda I, por consiguienie, de la actividrd, .n consecuencia de-

. 23 El profesor Llicks desc¡ibe esto conro un caso en el que Ia ,,erasticidad

delas.expectativas" es igual o rnayor qre _la unidacl (Ob. cit., p. iZl.¡ liste es ta,r,b;énel caso. (en el que "la dcrnanda áe ros consu¡riidores r¡o'asalariádos ., .ornpt i".mente inelásti-ca").q.e considero

_muy improbable, en qna rarguísima ;"ü á;-ü,págin_as ll2-ll (el lector puede hallar la't¡aducción ite <iicha" nota en .r ¡pir-dice I, pp. 228'2.9 [T.]),de la "dición original de estos ensayos a ái*,tii l*

"oí"il-nes dc. Keynes, de Harrod y de Lcrner. Ahora ne halro cpnvencido de que este'casono. es ta¡_remoto,como pensaba y 9|!, de hecho, puedq corresponder eitrechamer¡tea.la ¡ealidad en fases- importantes áel ciclo económico. pero

"^l mis-o ti..p"'rlg"

creyendo que no pued_e ser conside¡ado nccesariamente como apegado, in to fiináih,a la realidad, corno algunos esc¡ito¡es lo suponen sin r¡4yor ief"hxlón. o------

penderá. inier alia, del propio ritmo de las int'ersiones. Un aümentoll :stc:i*.no (o rnutati: nrutandis, una caída dc él) aumentará losoeseos de inversión, estimulando con ello un nuevo aumento del rit'rno de inversiones. Que esto -será así, depende tlcl supuesto,. enpriruer lugar, de que el precio de venta mantcnga un¿ relaclÓn.detl'i, id" con"el'costo'mareiiral v, en segundo, de que a medida que elequipo cxiste¡tte sc utiiice *ás inteñsiuarrrente,'la productividad deltrábáio que usa ese equir¡o disminuirá, en tanto que los costos mar'ginalés áumenta¡ár¡. ' i ista elevación de precios -(consecuencia deláumento de los costbs rrlarginales 2a motiiará una' reducción de loss¿iarios realeq,25 y un eumetlto de las ganancias. Sin embargo' no esp?obable que'cstá tendencia acumulatirá sea de du?ción peimanente .debido a qúe, mientras prosiguen las inversiones, conduce a un aumento,del volumen real de capital invertido en equipo (sin ningún aumen'to equivalente del "capital variable" de Marx) y, Por tanto, a unareduóción fin4l del tipó cle gauancia producidó for-una masa deter-minada de estp ganancia.26 Bn cónsecuencia, es probable que, en unmomento dadb, la tendencia decrecicnte del tipo de ganancia neu-tralice la tendencia ascendente de la ganancia total, de manera queel alicierlte pa¡a aumentar las inversiones, prirnero comienza a detenersu paso y en.seguida a actuar en sentido inverso. (Sucederá Io con-trario a'medida- que las inversiones disminuyan ácumulaiivamentedura¡rte una'depresión). Lo que probablemente origine este factorserá, por consiguiente, un movintiento oscilatorio de considerableamplitud, con desviaciones hacia arriba y hacia abajo, que al principio"créa su propia fuerza generadora" a paso veloz, pero en el cursode ese desarrollo germina una influeucia contraria que finalmentesupera a su predecáor e invierte.ia dirección del movimiento.

z¿ Debe hacsrse notar que esta e'levación es independiente de (y adicional a)cualquier au¡nentp del costo que pueda ocurrir debido.a la elevación de los preciosde los factorcs {e la producción at¡ibuible a un aumento dc la demanda dé losempresarios, a lo cual ¡'a nos hemos referido antes.

'25 Si f¡ente a esta-situación los asalariados. ¡eclaman una clevación comDensa-

do¡a de sus salarios nominales', la posibilidad de que, pesar de ello, aumentán lasgauancias, depen{erá de que esta elevación de los sala¡ios nominales se traduzca o noen una elevació¡r proporcional de los precíos dc venta, y esto dependerá de lascondiciones discutidai en el párrafo anti¡ior, Esta cuestión'la.hc disiutido con másamplitud en su aplicación especial a una economía socialista, como si ésta tuvieraquC operar con un sistema de formación de precios semejante al del capitalisnro,en ?he Economic /ournal, dicienil¡re de 1939. (Este artículo se traduóe en clApéndice I I I , pp. 238 ss. de este l ibro [T. ] . )' zo El profésbr Hayek ha destacado ót¡á'influencia que a su modo de ver fun-cionará de'un modo sérnejante pa.a dar contrama¡ch¡ a li expansión antes de mucho,quizá antes de que se haya logrado unr "completa ocupación". Esa influencía es lareducción cle sala¡ios reales y el aumento de la ganangi¿, que dcsalientan las inversio-nes en los métodos que ahorran kabajo y fomentan una tendencia hacia las formasde producción que requicren más mano de obra (un "acortamiento" del periodo deproducción, de acuerdo con su ter¡ninología; una ¡cducción de la composiclón del ca-pital, en la terr¡rinología de Max). Por consiguiente, Ia inversión declinará fínal.mente a causa de los menores alicientes para "congelar" capital ¿n equipos costososy muy duraderos. (Ver Profit, Interest ánd Investrrrent.)

-

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l (n

Bl resultado cle este análisis parece ser el de qtii: trs expectativas,por lo menos las expectativas Ce negocios de los empresari-os, iueganiin papel preponderinte en la causíción de las fluciuaciones,'tairtode los'.preiioi como de la actividad industrial, que les permite eier-cer una influencia importante. auneue estrictamente circunscrita, so-brc la determinación áel equilibrío á lrtgo plazo. Esto representa unamodificación importante dé la teoría clásica y del enunciado de susleyes económicasl pues apenas si deja en pie aigunas de las "armoníaseconómicas" del laissez faire. De particular importancia es el énfasisque pone en las tendencias que ie alejan del'equilibrio y que soni'nherentes a una economía individualísta, tal c^omo fueíon^ desta-cadas por N4arx, en cont¡aste con las tendencias hacia el equilibrioseñaladas po¡ la escuela ricardiana. así como sobrd la circunstanciade que esai mismas rupturas de equilibrio desempeñan un papel activoy no meramente pasivo respecto al futu¡o. Se nos proporciona unaáescripción de un sistema particularmente inestablé muv diferenteal sistéma tan bien eouilibrado del oue nos han heblado i¡adicional-mente los economistas. Nos hallamós, en realidad, muy lejos de lanoción clásica del movimiento económico como un simple resultadode ciertas fuenas motrices mecánicas (como el aumento del capitaly el crecimiento de la población), y mucho más cerca de una Lon-cepción de ese movimiento en función de conflictos. v de accionesy ieacciones recíprocas.-

Hasta aauí ei derrumbe parcial del determinismo mecánico de ladoctrina cláiica tiene para nosotros un valor positivo: aclara nuestravisión de la reaiidad.-Pero eso no es todo.-La clencia económicasubjetiva que intenta hacer una interpretación de lbs hechos econó-micos en términos de ia conducta psicológica de los individuos, sehalla frente a un caos de indeterminación en el que todo. o casitodo, es posible. Habiendo colocado las expectativas en un tiono, seencuentra gobernacla por ellas y allí donde las expectativas mandan,cada una de sus manifestaciones es ley. Esa ciencia nos ha colocadoen un mundo de fluctuaciones acumülativas v de equilibrio inesta-ble en cl que la predicción a largo plazo es iinposibie, y en el queuna escandaiosa campaña económica puede ejercer no sólo una in-fluencia definida, sino ilimitada.

Es evidente, pues, que en ningún caso podemos estar satisfechoscon esta situación, ya que el punto de vista nihflista en que noscoloca, si fue¡a exacto, haría quc el sistema económico se tornaramás inestable de lo que realmente es. Los economistas parecen ha-llarse en peligro hoy día de imponer mentalmente á la réalidad unaindeterminación dcl mismo modo que antbs le imponían sus pro.pias concepciones del equilib-rio meránico._Es evidenle que no póde-mos estar conformes en suplantar la orgullosa estructurá de la'Eco-nomla Política clásica por un sujetivismo que anda a tientas y que,como ha dicho tan cautelosamente el profesor I. R. Hicks, ,i bi.npuede ser "admirable para analizar el impacto dei efecto de las causas

rRIccIoNDs Y ExPEcrATIvAs 151

perturbadoras, es menos seguro Para analizar cfectos más dist-antes -y

í.ir""r;', aaem¿s de que nó a.¡i expuestos al "peligro, cuando se-le

;;li;;""'üieot-pétiodos, de ecfiar a' perder todo c'i método"'2? Laniiui.l.rr y"la éxtensión precisas de li inestabili<lad a que evidente-mente sc Íralla suieto el-sistema capitalista 9l' Po.r supu.esto, una

cuestión práctica que debe decidirse por medio del estudro cle lassituaciones reales y del estudio comparalivo de esas mismas situacionesa medida que ca*bian. El razonamiento basado en el conocimientoáe las carácterísticas generales del sistema nunca pueden darnosmás que una solución

-provisionrl que, aunque de gran impor-tan-ciaoráctióa. v a falta de estudios inductivos más completos, Puede lle'

irt r tét'el razonamiento con el que debemos conformarnos. ParaEeneralizer con más confian'za en elta materia, y para descubrir unaáuía en medio de este caos de indetcrminación al que amenaza con-áucirnos la economía subietira, necesitamos evidenlemente salir delestrecho círculo de las rela'ciones de cambio -del círculo que hoy díaha llesado a definirse estrechamente como las factores "económi-ss5"-"clentro del que se plantea usualmente hoy-día¡l problema deque se ocupan los eóonomistas. Nosotros tcnemos la imlrqión de quesería meioi oue los economistas estudiaran las conexiones existentesentre lai coidicion.s económicas y sociales en que -se hallan colo'cados los individuos (condiciones institucionales y de clase, y rela.'ciones concretas de loi grupos sociales c.on el proccso de.producción)v los motivos v acciones a que dan oriqen estas condtctones, en lu-

lar de compliiar más aún ci álgebra de los impactos del sistema deéxpectativas- sobre la constelación de los precios.

^ Un" .orr, pdr lo menos, aparece c,oti toda claridad, la cual .es,además, de furidamental imporlancia. Lo que da a -las expectativasla influencia cue hemos venido discutiendo y que alimentá las vio'lentas fluctu..'ion.t del sistema, es el tipo párticular de incertidum'bre que caracteriza un régimen de producción individual (por opo'sicióri a uno de producción social). La difusión atomísticá de

-las

decisiones económicas dentro de un sistema individual de producciónpara un mercado, es 10 que da poderío a las expectativas. Conectadaion esto hay una'distinci'ón que Parece ser fundámenta'l para Ia meto'cloloela de ia ciencia econórilica: la distinción entre la-clase de leyque -es posible postular en un mundo en que se puede prever a laferfeccién y la iey que se establece, y el grido de-determinismo,- enun mundo én que prevalecen los más diversos tipcls de incertidumbre.Naturalmente, los sistemas económicos sólo difieren en el grado deprevisión de que son caPaces aquellos que toman las decisiones,áunque a este iespecto (cómo se Ñgiere en un capítulo pósterior) ladiferencia entre úna ecónomía capi-talista y una économía socialistaplaneada es suficientemente grande para considerarla como una dife'iencia de esencia.

Lo que impcrta aguí, por lo que hace a la causa de las fluctua-

21 The Economic lournal, iunio de 1976, p. 241'

FRICCIONtrS Y EXPECTATIVAS

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Page 32: DOBB, Maurice. Economía Política y Capitalismo, Fondo de Cultura Económica, México, 4ª reimpresión, 1974, trad. de Emigdio Martínez Adame, cap. V, “La tendencia de la Economía

¡'KTUCJ¡L'Ntr]S Y EXPECTATIVAS

crones, es el desconucimiento que tie_ne el em¡uesario individual::u. to.T" ias decisioncs ,espóto

" r. pioaüüli-r"r.iliou"r_

ü ü; il H'ü f:,¿'.',li'.; ?i'1"ff¡"'i***rTíffi1:;mente 'Jiferente ei I" d. Jb.-; ri unr'rrtur.ion es de tal natu¡irezaque el hombre de ciencia ; .i;";;ir,i ;;l;.;áo] p#.rri at irl",fuera del sistema v que lo;t;.;r";;^;o'ion¡unto, pueden prever eltuturo. Aun en "i :Í:: g. e.".. ;rü; ;;.*adores puedan.p¡edecirel resultado, conocidos ros iatoi-;ilr*i;;, -;ú;

íü;i.1.^=1..i,que el empresario pueda haceiio;;;;ü;r. en una economía indi-vidualista, por defiiició;,;;-ú;ü i"'"ti.l i,"rción en ra que necesa_ramente ignora los actos cre- rur iiuol.r]'ñ" l, *.ái¿l".ri fuT r'J"i"rr,a c¡egas, sus expectatil1 f l.r de.sus iiu"ür.¡.r..rán una influenciaque se traducirá en Id;'á;,;';-;;;,;;il?1ffi XAi:t"?Ti'{lHi:T"1n1:.#.:::rti:

zan' por así decirro,_ras'decisiones. ul-n].,*,.nro cre estas fluctua-crones es, por consiguiente, parte de la naturaieá;.;;l ;;";""economía indivídualista ¡, nó ur, ,lrrpl.';;i¡;i";;;;;;: ñ",hallamos an te esta p"."aojr.

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"i^.ri"li1."ride s u s .ri vares, ¿;';,il" á;' ;; ;áiid;'ü,' ]:;'J, t:"f 'ilfrH'J [irigen su ronna tradicionar, y.no obraría a.i'*oáo!ü-ü:,i""T¡i"ái r"concu_nencia lupgne .T:*b:: Si" .-prrio. es ta existencia de esbceguera esencial la o_u9 d1 ;marg91 a h fi.jluencia de las expectati-. vas con las desviaciones der eqüiliut,o-lue .,ta influe¡rcia e&encrray con el elemento de indeterminación qi¡l¡ntrocuce. séro enrvirtudde ta incertidumbre .#"r-.'l{ \4jrui}Jr"" rqspecjg de los actos delos demás, tienen validez, las leyes tradicir¡na¡es oel mercado; sólopor la apariencia de iibrertad

_ry;i;idü necetidad económica v elautomatismo; la facultad de fredecir toda una situación de qué sehalla dorado el economista; ,'1e.ü r*".i,lriur*.nte a la ignoianciaesencial de cada emoresarió. C.*á-gip'ln un, ocasión Engels. la"ley naturat" de loi rgi"9¡,¡iü':.üá"lil en ra inconcien-cia'delas partes interesadas". El régimen a. ir-;.l.y.natural,,, basada en la"inconciencia" es, como se aíentu¡ór ál*uur,, la tsconomía políticactásrca, un régimen de, la ley 9!re re santifica fo.Tg l. música de unaarmonra rnmanente. Lo^ q_úe-h Econo*ii*roJit¡ca no había vistoantes era que esta propia ignorrncia ,to*iJtjca d-e cada uno respecto

il1'.,'l,li[',1ff,u;"11,:lio'',' t'nués á' ll-'¡truencia que .da i rasu'', 1". l";. i" ;;J ";"#:l1lÍ;,

i"l"j i 3 j'"',',oo la i nevi ü bili.r'¡ ;.infldencia modificadoia, aden ¿i-áe-";; ;i.gt"tran

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