Diversidad geológica y morfológica

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TEMA 1: DIVERSIDAD GEOLÓGICA Y MORFOLÓGICA Introducción 1. Evolución geológica 2. Principales unidades morfoestructurales 3. Variedad litológica 4. Unidades del relieve 5. El litoral español INTRODUCCIÓN A. CONCEPTOS PREVIOS AL ESTUDIO DEL RELIEVE La ciencia geográfica que se encarga del estudio del relieve es la Geomorfología, cuyo campo de estudio está emparentado con la Geología, por lo que es necesario manejar un vocabulario básico afín a esta disciplina: Relieve: Conjunto de formas que presenta la superficie terrestre. Su configuración es el resultado de la acción relacionada de unos procesos de modelado realizados por los agentes atmosféricos, por las aguas y por los seres vivos sobre una estructura geológica construida por una tectónica a lo largo del tiempo y compuesta por una litología. Por consiguiente, se diferencian unos factores internos (la estructura geológica: tectónica y litología) y unos factores externos (los procesos de modelado). Estructura geológica: Conjunto de materiales del exterior de la corteza terrestre sobre el que se modela el relieve. La estructura geológica influye en los caracteres y en la génesis del relieve por medio de su litología y tectónica. Litología: Material o conjunto de materiales que forman la estructura geológica e influye en el relieve a través de su naturaleza, de sus caracteres mecánicos, físicos y químicos y de su forma de yacimiento. Estos materiales son las rocas. Existen tres grandes géneros de rocas: 1º. Rocas endógenas o eruptivas o magmáticas: Constituidas por materiales procedentes del interior de la corteza terrestre. Según la rapidez del ascenso y la duración de consolidación del magma se diferencian dos tipos: A. Rocas volcánicas: el ascenso se produce rápidamente y alcanza la superficie de la corteza (erupciones volcánicas) y la consolidación se realiza en un intervalo temporal muy corto. Ejemplo: basalto, pumita. B. Rocas plutónicas: el ascenso es lento y no llega a atravesar la totalidad de la corteza (intrusión en los niveles corticales externos) y la consolidación es un proceso muy dilatado. Ejemplo: granito. 2º. Rocas exógenas o sedimentarias: Constituidas por materiales originarios de la superficie exterior de la corteza terrestre, en concreto de sedimentos producidos por la acción de los agentes externos sobre afloramientos rocosos preexistentes. Estas rocas se disponen en capas (estratos), resultado de los procesos de acumulación sedimentaria. Ejemplo: conglomerado, arena, arenisca, arcilla, marga, caliza, dolomía, yeso. 3º. Rocas metamórficas: Proceden de la transformación profunda de rocas sedimentarias como consecuencia de la actuación de procesos ligados a la geodinámica interna (tectónica, magmatismo, plutonismo, etc.). Ejemplo: cuarcita, pizarra, esquisto. Tectónica: Conjunto de movimientos de la corteza terrestre como consecuencia de los cuales la disposición original de las rocas aflorantes resulta más o menos

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TEMA 1: DIVERSIDAD GEOLÓGICA Y MORFOLÓGICA

Introducción

1. Evolución geológica 2. Principales unidades morfoestructurales 3. Variedad litológica

4. Unidades del relieve 5. El litoral español

INTRODUCCIÓN

A. CONCEPTOS PREVIOS AL ESTUDIO DEL RELIEVE

La ciencia geográfica que se encarga del estudio del relieve es la Geomorfología,

cuyo campo de estudio está emparentado con la Geología, por lo que es necesario

manejar un vocabulario básico afín a esta disciplina: Relieve: Conjunto de formas que presenta la superficie terrestre. Su

configuración es el resultado de la acción relacionada de unos procesos de modelado realizados por los agentes atmosféricos, por las aguas y por los seres vivos sobre una estructura geológica construida por una tectónica a lo largo del

tiempo y compuesta por una litología. Por consiguiente, se diferencian unos factores internos (la estructura geológica: tectónica y litología) y unos factores

externos (los procesos de modelado). Estructura geológica: Conjunto de materiales del exterior de la corteza terrestre

sobre el que se modela el relieve. La estructura geológica influye en los

caracteres y en la génesis del relieve por medio de su litología y tectónica. Litología: Material o conjunto de materiales que forman la estructura geológica

e influye en el relieve a través de su naturaleza, de sus caracteres mecánicos, físicos y químicos y de su forma de yacimiento. Estos materiales son las rocas. Existen tres grandes géneros de rocas:

1º. Rocas endógenas o eruptivas o magmáticas: Constituidas por materiales procedentes del interior de la corteza terrestre. Según la rapidez del ascenso y la

duración de consolidación del magma se diferencian dos tipos: A. Rocas volcánicas: el ascenso se produce rápidamente y alcanza la superficie de la

corteza (erupciones volcánicas) y la consolidación se realiza en un intervalo temporal

muy corto. Ejemplo: basalto, pumita. B. Rocas plutónicas: el ascenso es lento y no llega a atravesar la totalidad de la

corteza (intrusión en los niveles corticales externos) y la consolidación es un proceso muy dilatado. Ejemplo: granito.

2º. Rocas exógenas o sedimentarias: Constituidas por materiales originarios de la

superficie exterior de la corteza terrestre, en concreto de sedimentos producidos por la acción de los agentes externos sobre afloramientos rocosos preexistentes. Estas rocas se

disponen en capas (estratos), resultado de los procesos de acumulación sedimentaria. Ejemplo: conglomerado, arena, arenisca, arcilla, marga, caliza, dolomía, yeso.

3º. Rocas metamórficas: Proceden de la transformación profunda de rocas

sedimentarias como consecuencia de la actuación de procesos ligados a la geodinámica interna (tectónica, magmatismo, plutonismo, etc.). Ejemplo: cuarcita, pizarra, esquisto.

Tectónica: Conjunto de movimientos de la corteza terrestre como consecuencia de los cuales la disposición original de las rocas aflorantes resulta más o menos

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alterada. Utilizando como criterio la intensidad y la amplitud de los

movimientos se distinguen dos tipos de tectónica: A. Epirogénesis: Tiene un carácter vertical, afecta a sectores corticales muy

extensos y produce pocas variaciones en la disposición de los materiales. B. Orogénesis: Tiene un carácter horizontal, afecta a franjas estrechas de la corteza

y produce numerosos y profundos cambios en la disposición de los materiales, dando

lugar a cordilleras cuando estos movimientos son compresivos. Respecto a las estructuras resultantes de los movimientos tectónicos pueden ser de

tres tipos: A. Estructuras de deformación (pliegues): Son ondulaciones desarrolladas sobre

materiales estratificados (rocas sedimentarias) dotados de suficiente flexibilidad y

plasticidad como consecuencia de movimientos tectónicos compresivos. La serie de estratos afectada por la tectónica se divide en franjas, perpendiculares al sentido de los

empujes, alternativamente comprimidas y distendidas que reciben el nombre de sinclinales y anticlinales. Los primeros son pliegues cóncavos (hacia abajo), mientras que los segundos son pliegues convexos (hacia arriba).

B. Estructuras de dislocación (fracturas): Son dislocaciones que se generan cuando el roquedo sometido a las fuerzas tectónicas es de gran rigidez. Las fracturas pueden

consistir sólo en ruptura (fracturas sensu stricto) o bien combinar ruptura y desplazamiento, denominándose fallas cuando el desplazamiento es vertical y desgarres cuando es horizontal.

C. Estructuras desplazadas o alóctonas: Superposiciones a gran escala de conjuntos litológicos mayoritariamente sedimentarios que han sido sacadas por la orogénesis de su

lugar originario y emplazadas sobre otra área más o menos alejada. Según sean sus dimensiones y la importancia del desplazamiento que hayan sufrido se diferencian los cabalgamientos (dimensiones modestas) y los mantos de corrimientos (dimensiones

mucho mayores). Procesos de modelado: Conjunto de acciones ligadas a elementos y fuerzas

exteriores a la corteza terrestre. Estas acciones consisten en un arrancamiento de partículas o erosión, en un desplazamiento o transporte y en una acumulación o sedimentación de las mismas. Los agentes que llevan a cabo estas acciones se

corresponden con la atmósfera (el oxígeno del aire, el viento, los cambios de temperatura, la lluvia, etc.), con la hidrosfera (las corrientes, el oleaje, la

arroyada, los ríos, etc.) y con la biosfera (los microorganismos, los productos de la actividad orgánica, las plantas, el hombre, etc.). Los principales procesos de modelado son los siguientes:

1º. La meteorización: Procesos de fragmentación de una roca como consecuencia directa de los cambios de temperatura que la afectan (termoclastia), de la congelación y

deshielo del agua acogida en los huecos o fisuras superficiales existentes en las rocas (crioclastia o gelifracción), de alternancias de humedad y desecación (hidroclastia), de los esfuerzos mecánicos derivados del crecimiento de cristales de sal (procedentes de la

evaporación de agua salada) acogidos en las fisuras o los poros de las rocas (haloclastia). Además de la fragmentación, la meteorización también comprende

procesos de disolución química (disociación iónica de algunos componentes de los minerales que constituyen las rocas al entrar en contacto con el agua de procedencia atmosférica), oxidación (formación de pátinas superficiales de color rojizo u ocre oscuro

que actúan como un decisivo factor de intensificación de los procesos de meteorización mecánica), hidratación (alteración química que afecta a las rocas compuestas de forma

casi exclusiva por minerales susceptibles de reaccionar con el agua, es decir, de pasar de una composición anhidra a otra hidratada mediante la fijación de moléculas de agua) e

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hidrólisis (combinación de determinados elementos de los minerales que tiene como

consecuencia la ruptura de los sistemas de cristalización de éstos). 2º. La dinámica de vertientes: A lo largo de una vertiente se puede producir la caída

libre y desprendimiento de fragmentos, el desplazamiento de partículas sueltas de pequeño calibre (“creep” o reptación), el deslizamiento de rocas y suelos, el desplazamiento de masas de carácter fangoso (solifluxión) y la arroyada (flujo de agua

temporal y no establemente canalizado de carácter difuso o concentrado). 3º. Los cursos de agua: Como resultado de la combinación a lo largo del tiempo de

los procesos de erosión, transporte y acumulación se produce el modelado de los lechos fluviales (erosivos, móviles -calibrados, meandriformes y anastomosados- y torrenciales) y de las llanuras aluviales (aluviones y terrazas fluviales).

4º. Los glaciares: Corrientes de hielo, más o menos canalizadas, que efectúan además de su prioritario trabajo de transporte significativas labores de erosión y

acumulación, de las que se deriva una morfología muy original y bien diferenciada. 5º. El viento: Flujo superficial de aire dotado de energía capaz de desplazar

partículas sólidas y, consecuentemente, de efectuar un apreciable trabajo de modelado

(ablación y acumulación). 6º. Las aguas marinas: El agua oceánica, dotada de gran capacidad físico-química y

bioquímica y permanentemente afectada por movimientos ondulatorios (las olas) y de flujo (las corrientes marinas), efectúa importantes trabajos de accionamiento, transporte y sedimentación que modelan una amplia gama de formas de erosión (acantilados y

rasas) y de acumulación (playas, marismas y deltas).

B. CARACTERÍSTICAS DEL RELIEVE PENINSULAR

La configuración del relieve peninsular se caracteriza por tres rasgos básicos:

Forma maciza: Viene dada por la gran anchura de la península Ibérica de oeste a este (1.037 kilómetros) y por sus costas rectilíneas, sin apenas accidentes

litorales. Este hecho limita la penetración de la influencia del mar hacia el interior.

Elevada altitud media:660 m de altitud media (solo superada en Europa por

Suiza), debido a la presencia de altas cordilleras y, sobre todo, a que el interior peninsular está constituido por un extenso núcleo de tierras altas, la Meseta, con

una altitud comprendida entre los 600 y los 800 metros. Disposición periférica del relieve: Las montañas se disponen en torno a la

Meseta, lo que frena la influencia del mar y es causa de fuertes contrastes entre

el litoral y el interior peninsular.

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1. LA EVOLUCIÓN GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

A. INTRODUCCIÓN

La historia geológica de la península Ibérica viene condicionada por su posición

entre dos continentes próximos: el europeo y el africano. En el sector africano existía, desde principios del Paleozoico, el continente

denominado Gondwana (futura África), mientras que por el norte se extendía el

continente de Laurasia (futura Europa). Y entre ambos continentes un mar mucho más ancho y profundo que el actual Mediterráneo: el antiguo Tetis.

En el transcurso de los tiempos geológicos se producen en estos dominios dos acontecimientos trascendentales que cambian la distribución de tierras y mares y todos sus rasgos geográficos: uno a finales del Paleozoico, conocido como orogenia

herciniana, y, después de un largo periodo de reposo que comprende todo el Mesozoico, se produce otro movimiento orogénico, el más reciente en la historia de la Tierra,

conocido como orogenia alpina.

B. EL CICLO OROGÉNICO HERCINIANO Y SUS ANTECESORES

Antes de la orogenia herciniana tuvieron lugar otros plegamientos más antiguos,

como los ocurridos en el Precámbrico y a mediados del Paleozoico. Su papel es notable en la estructura geológica de la Meseta española, pero fueron tan enmascarados y transformados por la orogénesis herciniana que resultan de escasa trascendencia para las

formas del modelado Durante la orogenia herciniana (hace 300 millones de años aproximadamente) se

forma la gran cordillera que pasaba por Hercinia, al sur de Alemania, la cual se adosa a las tierras emergidas durante las orogenias anteriores del norte de Europa. De este modo, estas tierras aumentaron su extensión hacia el sur gracias a este reborde

montañoso, al mismo tiempo que se redujo la anchura del mar de Tetis. Los restos de dicha cordillera herciniana, ya muy desmantelados y destruidos

por la erosión, están representados, entre otros, por el Macizo Central Francés, las

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Ardenas, los Vosgos, la Selva Negra y, al oeste, el Macizo Ibérico o Hespérico,

correspondiente con la actual Meseta española y sus rebordes montañosos.

C. EL CICLO OROGÉNICO ALPINO

Durante el transcurso de la pausa orogénica que corresponde al Mesozoico, los

procesos erosivos tuvieron tiempo de desbastar y arrasar totalmente la vieja cordillera herciniana, reduciéndola a una penillanura*, cuyos bordes fueron invadidos

episódicamente por las aguas del mar de Tetis (transgresiones marinas), y donde se depositaban los sedimentos.

La fase orogénica alpina, ocurrida a mediados del Terciario (hace 50 millones de

años aproximadamente), dio nacimiento a los Alpes y demás arcos de montaña que bordean el mar Mediterráneo actual, desde la Península Ibérica a los Balcanes

(Cordillera Bética, Atlas, Pirineos, Alpes, Apeninos, Alpes Dináricos, Cárpatos y Balcanes), como resultado del plegamiento de los materiales depositados en el geosincilinal* de Tetis. Estos nuevos plegamientos se estrellaron contra los bloques

rígidos antiguos. De este modo, las nuevas cordilleras alpinas se adosan a las antiguas tierras

hercinianas, de las cuales quedan separados casi siempre por estrechas fosas prealpinas en vías de colmatación (depresiones), tales como la Depresión del Ebro y la del Guadalquivir, intercaladas entre el viejo zócalo de la Meseta y las Cordilleras Pirenaica

y Bética, respectivamente. Por su parte, el arrasado Macizo Ibérico también se vio afectado por la

orogénesis alpina. En primer lugar pasó a inclinarse hacia el Atlántico, determinando la orientación hacia este océano de buena parte de los ríos peninsulares.

En segundo lugar, se formaron los rebordes montañosos y las montañas

interiores de la Meseta, a partir de bloques levantados o rejuvenecidos (horst) que dieron lugar al Macizo Gallego-Leonés, la parte occidental de la Cordillera Cantábrica,

el Sistema Central, los Montes de Toledo y Sierra Morena. Por el contrario, en los bloques hundidos (graben o fosa tectónica) se crearon las cuencas sedimentarias terciarias (Duero y Tajo-Guadiana).

Como curiosidad, cabe reseñar el plegamiento de materiales secundarios en el borde oriental de la Meseta, originando la parte oriental de la Cordillera Cantábrica y el

Sistema Ibérico. También el desarrollo de volcanes a partir de fallas (Campo de Calatrava, Olot y Cabo de Gata).

D. EVOLUCIÓN POSTERIOR AL PLEGAMIENTO ALPINO: EL MODELADO CUATERNARIO

En lugar de las presiones horizontales que actuaron durante el plegamiento

alpino, predominan ahora los movimientos verticales, regulados por el movimiento

isostático* de los bloques en movimiento. Los principales efectos de la relativa calma tectónica que siguió a la orogenia alpina son los siguientes:

1º. Establecimiento de la red fluvial actual y gran intensidad erosiva de la misma, la cual surca los bloques montañosos elevados y las cordilleras recién formadas y con sus acarreos determina la colmatación de las cuencas sedimentarias interiores de

la Meseta y de las depresiones del Ebro y del Guadalquivir. 2º. Aparición de glaciares en las más altas montañas (Pirineos, Codillera

Cantábrica, Sistema Ibérico, Sistema Central y Sierra Nevada) a consecuencia de los cambios climáticos acaecidos en el transcurso del Cuaternario y su repercusión en la

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alternancia del poder erosivo de los ríos, la cual se manifiesta en la formación de

terrazas fluviales. 3º. Oscilaciones de la línea de costa a consecuencia de los periodos glaciares

cuaternarios y de los movimientos isostáticos, con formaciones de plataformas de abrasión marina en algunas costas (sierras planas y rasas cantábricas).

*Penillanura: Llanura casi sin relieves debida a la acción de la erosión. *Geosinclinal: Parte deprimida y subsidente de la corteza terrestre de forma alargada

donde se realiza, en un medio marino, una cordillera de plegamiento tras la sedimentación de materiales y su posterior plegamiento por movimientos orogénicos. *Isostasia: Teoría según la cual las diferentes placas de la corteza terrestre se mantienen

en equilibrio relativo gracias a la viscosidad del medio en el que reposan (manto).

2. PRINCIPALES UNIDADES MORFOESTRUCTURALES

Las unidades morfoestructurales son las formas que presenta el relieve. En la península Ibérica se encuentran presentes las cuatro grandes unidades

morfoestructurales del relieve continental: zócalos, macizos antiguos, cadenas de plegamiento y cuencas sedimentarias.

1º) Los zócalos son llanuras o mesetas formadas por rocas plutónicas (granito) y

metamórficas (pizarra, cuarcita y esquisto) de edad precámbrica y paleozoica. Estos materiales fueron afectados por las orogenias prehercínicas, siendo sometidos desde

entonces a un arrasamiento erosivo continuo. Las penillanuras zamorano-salmantina y extremeña son ejemplos de zócalos en el relieve español.

2º) Los macizos antiguos son montañas de formas redondeadas y cumbres

aplanadas formadas por rocas plutónicas y metamórficas de edad precámbrica y paleozoica. La mayor parte de estos materiales fueron plegados durante la orogenia

herciniana. Posteriormente, durante el Mesozoico, se produjo un arrasamiento que redujo la cordillera a una superficie de erosión. Durante la orogenia alpina, debido a su rigidez, se produjo la fracturación y elevación de estos bloques del zócalo. Los

principales macizos antiguos del relieve español son el Sistema Central, los Montes de Toledo, el Macizo Gallego-Leonés, el Macizo Asturiano (sector occidental de la

Cordillera Cantábrica) y Sierra Morena. 3º) Las cadenas de plegamiento son grandes elevaciones montañosas de fuertes

pendientes y formas escarpadas resultado del plegamiento durante la orogenia alpina de

las rocas sedimentarias (fundamentalmente calizas) depositadas durante el Mesozoico en el fondo de un mar. Existen dos tipos de cadenas de plegamiento en función del lugar

de sedimentación de los materiales. Si los materiales son depositados en los bordes submarinos del zócalo, se habla de cordillera intermedia, mientras que si los materiales son depositados en fosas marinas largas y profundas (geosinclinales), se habla de

cordillera alpina. En ambos casos se puede producir la fracturación del zócalo infrayacente, dando lugar a afloramientos de rocas plutónicas y metamórficas de edad

precámbrica y paleozoica. En España los Montes Vasco-Cantábricos (sector oriental de la Cordillera Cantábrica), el Sistema Ibérico y la Cordillera Costero Catalana son cordilleras intermedias, mientras que los Pirineos y las Béticas son cordilleras alpinas.

4º) Las cuencas sedimentarias son zonas hundidas con llanuras y mesetas formadas por rocas sedimentarias (arcilla, arena, marga, yeso y caliza) de edad

cenozoica posteriores a la orogenia alpina. Se diferencian las cuencas propiamente dichas, donde los materiales se han depositado en los bloques hundidos del zócalo

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durante la orogenia alpina, de las depresiones prealpinas, donde los materiales se han

depositado a ambos lados de las cordilleras alpinas en zonas hundidas por la descompresión posterior al plegamiento en los bordes de los geosinclinales. La Cuenca

del Duero y la del Tajo-Guadiana son cuencas sedimentarias propiamente dichas, mientras que la depresión del Ebro y la del Guadalquivir son depresiones prealpinas.

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3. VARIEDAD LITOLÓGICA

Todas las rocas presentes en España se pueden agrupar en cuatro grandes grupos

que dan lugar, respectivamente, a cuatro grandes áreas donde se desarrollan diferentes tipos y formas del relieve.

A. ÁREA SILÍCEA

El área silícea está formada por rocas plutónicas como el granito y rocas

metamórficas como la cuarcita y la pizarra (todas ellas con alto contenido en sílice) de edad muy antigua (precámbrica y paleozoica). Se extiende por todo el oeste peninsular,

con ramificaciones hacia el centro y presencia de restos aislados en el este. Se corresponde con los principales zócalos y macizos antiguos de la penínsual Ibérica: la penillanura zamorano-salmantina, la penillanura extremeña, el Macizo Gallego-Leonés,

el Macizo Asturiano, el Sistema Central, los Montes de Toledo, Sierra Morena, la zona axial de los Pirineos y de las Béticas y algunos bloques aislados del Sistema Ibérico y

de la Cordillera Costero Catalana. Dentro del área silícea predominan las siguientes formas del relieve:

1º) Relieve granítico

El relieve granítico es un tipo de relieve litológico que se desarrolla en áreas donde el granito aflora de forma extensa. El granito es una roca plutónica masiva, homogénea, rígida y mecánicamente resistente, pero frágil y sensible a la alteración al

descomponerse químicamente los cristales de algunos minerales en contacto con el

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medio exterior. El ataque erosivo puede penetrar por las fisuras que presentan las rocas

graníticas como consecuencia de su consolidación. A partir de estas discontinuidades la erosión se extiende por la red de diaclasas ortogonales presente en todo tipo de

afloramiento granítico hasta zonas muy profundas. Las formas del relieve más destacables son:

-Los galayares: Relieves de aspecto monolítico estrechos y más o menos

alargados que marcan las líneas de cumbres a modo de crestas agudas y dentadas en áreas de montaña, donde la presencia de agua y la frecuencia de ciclos de congelación-

deshielo provoca la fragmentación de la masa granítica como consecuencia de la penetración del agua por las diaclasas verticales y su posterior congelación.

- Los domos: Grandes cerros de planta circular y extensas paredes curvilíneas.

En las zonas frías su modelado deriva de la penetración del agua por las diac lasas curvilíneas (predominantes en determinantes sectores) y fragmentación de la masa

rocosa por congelación de la misma (yelmos). En las zonas cálidas su modelado es consecuencia de la descomposición química efectuada por el agua a través de diaclasas verticales, generando franjas arenizadas (de anchura decreciente en relación con la

profundidad) susceptibles de ser fácilmente evacuadas (panes de azúcar). - Los berrocales: Paisajes de aspecto caótico en el que predominan los bloques

graníticos más o menos redondeados (bolos). El origen se debe a la alteración de una red de diaclasas ortogonal.

- Las alteritas: Mantos de arena procedente de la descomposición química del

granito.

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2º) Relieve apalachense

El relieve apalachense es un tipo de relieve estructural que se desarrolla en áreas

donde hay una alternancia de materiales duros y blandos de edad prehercínica. Por consiguiente, este tipo de relieve se forma sobre un macizo antiguo plegado durante la orogenia herciniana y arrasado por la erosión. Al ser levantado en bloque durante la

orogenia alpina la erosión se reactiva. Ésta actúa de forma diferencial y crea un relieve formado por la alternancia de crestas y valles. Se da exclusivamente sobre rocas

metamórficas de edad precámbrica y paleozoica compuestas mayoritariamente por capas de cuarcitas (estratos duros) y pizarras (materiales blandos). Las formas del relieve más características son:

- Las crestas o barras: Sucesión de alineaciones de altitud moderada y homogénea (mar de cumbres). Coinciden con el afloramiento de capas muy resistentes

de cuarcita. - Los surcos: Franjas deprimidas de mayor o menos amplitud y de altura bastante

uniforme que separan las crestas. Se modelan sobre materiales deleznables de pizarra.

3º) Relieve germánico

El relieve germánico es un relieve estructural fallado que se produce sobre

materiales rígidos o poco plásticos. Estos materiales, cuando sufren presiones tectónicas, son incapaces de plegarse y se rompen, caso de las rocas plutónicas y metamórficas del zócalo paleozoico. Las fallas limitan zonas levantadas (horst) y

hundidas (graben o fosa tectónica), que constituyen las principales formas del relieve: - Los horst: Fragmentos de estructura geológica levantado entre fallas que se

manifiesta como un relieve destacado. - Los graben o fosas tectónicas: Fragmentos de estructura geológica hundido

entre fallas que se manifiesta como un área deprimida.

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B. ÁREA CALIZA

El área caliza está formada por rocas sedimentarias marinas (fundamentalmente

la caliza) de edad mesozoica. Se extiende por la península Ibérica en forma de Z

invertida por las principales cadenas de plegamiento: los Pirineos, los Montes Vasco-Cantábricos, el Sistema Ibérico, la Cordillera Costero Catalana y las Béticas. Dentro del

área caliza predominan las siguientes formas del relieve: 1º) Relieve kárstico

El relieve kárstico es un tipo de relieve litológico que se desarrolla en áreas

donde la caliza aflora de forma masiva. La caliza es una roca dura que se fractura formando grietas o diaclasas y que se disuelve fácilmente con el agua, dando lugar a un relieve complejo con gran diversidad de formas:

- Los lapiaces: Surcos o cavidades separados por tabiques más o menos agudos. Los surcos se forman por las aguas de escorrentía sobre las vertientes o sobre

superficies llanas con fisuras. Las cavidades se forman en lugares donde existen pequeñas oquedades en las que se almacena el agua.

- Las gargantas: Valles estrechos y profundos, enmarcados por vertientes

abruptas, causados por los ríos. - Los poljés: Depresiones alargadas de fondo horizontal enmarcadas por

vertientes abruptas. Están recorridos total o parcialmente por corrientes de agua, que desaparecen súbitamente por sumideros o pozos y continúan circulando subterráneamente.

- Las dolinas: Cavidades con forma de embudo formadas en los lugares donde el agua se estanca.

- Las torcas: Grandes cavidades de forma circular y fondo plano. - Las cuevas: Cavidades subterráneas que se forman al infiltrarse el agua y

circular subterráneamente por las fisuras del terreno caliza excavando galerías. En ellas

suelen formarse estalactitas a partir del agua que gotea del techo, y estalagmitas a partir del agua depositada en el suelo. El agua infiltrada puede volver a la superficie a través

de manantiales o resurgencias. - Las simas: Aberturas estrechas que comunican la superficie con las galerías

subterráneas.

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2º) Relieve jurásico

El relieve jurásico es un tipo de relieve estructural que se desarrolla en áreas

donde hay una alternancia de materiales duros y blandos plegados durante la orogenia alpina. Por tanto, este tipo de relieve se forma en las cadenas de plegamiento. Está

constituido por una alternancia de pliegues convexos (anticlinales) y cóncavos (sinclinales). En los anticlinales (mont) la erosión del agua crea valles perpendiculares a la cumbre (cluses) y valles paralelos a la cumbre (combes). Una vez que la erosión

perfora así el estrato duro de los anticlinales, el vaciamiento es rápido, y se convierten en valles entre los cuales que dan levantados los antiguos valles sinclinales (val

colgado).

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C. ÁREA ARCILLOSA

El área arcillosa está formada por rocas sedimentarias continentales

(fundamentalmente la arcilla, pero también la arena, la marga, el yeso, el conglomerado y la caliza) de edad relativamente reciente (cenozoica postalpina). Se extiende por los grandes valles fluviales, las áreas hundidas y las zonas costeras, por lo que se

corresponde con las principales cuencas sedimentarias: las cuencas del Duero y del Tajo-Guadiana, las depresiones del Guadalquivir y del Ebro, las zonas hundidas en el

interior de las cordilleras de plegamiento (la depresión media pirenaica y la depresión intrabética) y las llanuras costeras mediterráneas. Dentro del área arcillosa predominan las siguientes formas del relieve:

1º) Relieve arcilloso

El relieve arcilloso es un tipo de relieve litológico que se desarrolla en áreas

donde la arcilla fundamentalmente, pero también la arena, la marga y el yeso afloran de

forma extensa. Estas rocas se caracterizan por su escasa resistencia. En las zonas donde se alternan largos periodos secos y calurosos con otros de lluvias cortas y torrenciales, y

donde además no existe la protección vegetal, el agua de arroyada desgasta intensamente las vertientes, dando lugar a cárcavas. Las cárcavas son surcos estrechos y profundos separados por aristas, que crean una topografía abrupta similar a una montaña

en miniatura. Allí donde las cárcavas tienen un amplio desarrollo, se genera un paisaje de badlands.

2º) Relieve aclinal

El relieve aclinal es un tipo de relieve estructural que se desarrolla en el centro de las cuencas sedimentarias donde hay una alternancia de materiales duros y blandos

en disposición totalmente horizontal. Sobre estos estratos los ríos abren valles que separan amplias plataformas. Las principales formas del relieve son:

- Páramos o mesas: Superficies estructurales amplias, planas y elevadas

formadas sobre un estrato duro horizontal. - Cerros testigo: Colinas de techo horizontal resultante de la erosión de un

páramo. - Antecerros, motas u oteros: Colinas formadas cuando un cerro testigo pierde el

estrato duro superior.

- Campiñas: Llanuras suavemente onduladas formadas en el espacio donde los páramos han sido erosionados y afloran los materiales más blandos de los estratos

inferiores.

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3º) Relieve monoclinal

Cuando los estratos están suavemente inclinados, como sucede en los bordes de las cuencas sedimentarias, y alternan materiales duros y blandos, se forman cuestas. En ellas se distinguen un dorso, constituido por el estrato duro inclinado, y un frente con

una cornisa de fuerte pendiente, formada por la capa dura, y una parte inferior cóncava en la capa blanda, donde la erosión es más rápida. El retroceso de las cuestas por la

erosión da lugar también a cerros testigo y antecerros.

D. Área volcánica

El área volcánica está formada por materiales magmáticos que ascendieron a la

superficie terrestre a partir de fracturas que se originaron durante la orogenia alpina. En

España se diferencia el vulcanismo inactivo de la península Ibérica (Campo de Calatrava, Olot y Cabo de Gata) del vulcanismo activo de las Islas Canarias. Las

principales formas del relieve volcánico son las siguientes: - Los conos: Elevaciones cónicas abiertas en la cima de un volcán. Se forman

por la acumulación de materiales volcánicos explosivos en torno a la boca del volcán.

- Las calderas: Cráteres o depresiones de grandes dimensiones formados por la explosión o hundimiento de un volcán.

- Los malpaíses: Terrenos escoriáceos y caóticos originados al consolidarse rápidamente una colada de lava muy viscosa.

- Los diques y los roques: Crestas y agujas volcánicas, respectivamente, que

constituyeron los conductos de emisión de magma y que se han rellenado de lava solidificada y han quedado al descubierto por la erosión diferencial. Los diques se

forman cuando el conducto es una fractura horizontal y los roques cuando es la chimenea vertical de un cono volcánico.

Page 15: Diversidad geológica y morfológica

4. LAS UNIDADES DEL RELIEVE ESPAÑOL

A. EL MACIZO IBÉRICO

El Macizo Ibérico, también denominado Macizo Hespérico o Macizo Hercínico,

constituye el armazón básico del mosaico peninsular de estructuras y materiales antiguos (Precámbrico y Paleozoico). Está compuesto por la Meseta Central, en cuyo

interior se diferencian una serie de unidades muy dispares (penillanuras occidentales, cuencas sedimentarias terciarias y montañas interiores), y su encuadramiento o reborde montañoso.

La Meseta Central constituye la pieza maestra del relieve de la península Ibérica. Con una extensión de 210.000 km2, se trata de un gran macizo herciniano en el que la

orogenia alpina produjo una tectónica de fractura y su basculación general hacia el oeste. Los bloques sobreelevados del Sistema Central la parten en dos mitades bien diferencias: la Meseta Septentrional o Submeseta Norte y la Meseta Merid ional o

Submeseta Sur (subdividida a su vez por los bloques sobreelevados de los Montes de Toledo), correspondientes con bloques hundidos y rellenados con sedimentos terciarios.

A excepción de las penillanuras zamorano-salmantina y extremeña, la Meseta se encuentra ceñida por un conjunto de alineaciones montañosas: Macizo Gallego-Leonés, Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico y Sierra Morena, con materiales y estilos

tectónicos dispares.

1º) Las penillanuras occidentales: Son superficies de erosión suavemente onduladas desarrolladas sobre el zócalo hercínico del oeste peninsular. Los materiales silíceos precámbricos y paleozoicos que las conforman (granitos, cuarcitas y pizarras) han

sufrido un proceso de arrasamiento erosivo continuo desde que se originaron durante las sucesivas orogenias prehercínicas. La penillanura zamorano-salmantina constituye el

reborde occidental de la submeseta norte, mientras que la penillanura extremeña lo es de

Page 16: Diversidad geológica y morfológica

la submeseta sur, con las que enlazan, respectivamente, sin solución de continuidad. En

ambos casos, abundan los relieves graníticos, como el del batolito de Sayago-Ledesma entre Zamora y Salamanca o la Sierra de Montánchez (994 m) en Cáceres, y los relieves

apalachenses, como el de la Sierra de la Culebra (1.238 m) en Zamora o la Sierra de San Pedro (703 m) en Cáceres. Cabe reseñar también que los grandes ríos peninsulares que drenan la Meseta Central, al encajarse sobre los duros materiales plutónicos y

metamórficos de las penillanuras occidentales camino de su desembocadura atlántica, labran profundas gargantas como la de los Arribes del Duero.

2º) Las montañas interiores: La Meseta Central se encuentra dividida en dos partes por el Sistema Central, y a su vez la submeseta sur está subdividida por los Montes de

Toledo. Ambos macizos antiguos fueron rejuvenecidos durante la orogenia alpina al fracturarse y levantarse en bloque los resistentes materiales silíceos del zócalo

paleozoico. Predominan las rocas plutónicas como el granito y metamórficas como la cuarcita y la pizarra, por lo que los relieves graníticos y apalachenses están muy extendidos, dando lugar a montañas de formas redondeadas y cumbres aplanadas. El

Sistema Central es un conjunto montañoso más destacado y elevado (Pico Almanzor, 2.592 m), que se extiende desde Guadalajara hasta Portugal por numerosas sierras:

Sierra de Bodera (1.408 m), Sierra de Alto Rey (1.852 m), Sierra de Ocejón (2.048 m), Sierra de Ayllón (Pico del Lobo, 2.262 m), Sierra de Somosierra (La Cebollera, 2.129 m), Sierra de Guadarrama (Peñalara, 2.429 m), Sierra de Malagón (Cueva Valiente,

1.902 m), Sierra de Gredos (Pico Almanzor, 2.592 m), Sierra de Béjar (Calvitero, 2.425 m), Sierra de Peña de Francia (1.723 m), Sierra de las Batuecas (Castillo, 1.039 m),

Sierra de las Hurdes (Arrobuey, 1.412 m) y Sierra de Gata (Jálama, 1.492 m). Los Montes de Toledo, más modestos y de menor altitud (Rocigalgo, 1.447 m), se prolongan más allá de la provincia que le da nombre por los siguientes sectores: Rampa granítica

de Toledo, Macizo de Rocigalgo (1.447 m), Sierra de las Villuercas (1.595 m), Campo de Calatrava y Sierra de Guadalupe (1.124 m).

3º) Las cuencas sedimentarias terciarias: En los bloques hundidos del zócalo por la fracturación alpina se sedimentaron en disposición horizontal estratos blandos de

arcillas, arenas, yesos y margas, coronados por un estrato duro de caliza. De este modo se han configurado desde el punto de vista morfológico extensas llanuras y mesetas

surcadas por grandes ríos (Duero en la submeseta norte y Tajo y Guadiana en la sur) donde la erosión ha ido labrando relieves aclinales y monoclinales. Ejemplos de estos tipos de relieve los encontramos en ambas submesetas: los Montes Torozos de

Valladolid, la Lora burgalesa, la Mesa de Ocaña, la Alcarria o la Mancha. Allí donde la erosión ha dejado al descubierto los materiales infrayacentes más deleznables, junto al

carácter torrencial de las precipitaciones, se han desarrrollado relieves arcillosos como los badlands. Desde el punto de vista topográfico, cabe reseñar la diferente altitud media a la que se encuentran las dos submesetas: 800-850 m la norte, y 500-700 m la sur.

4º) Los rebordes montañosos: Cuatro alineaciones montañosas, con materiales y estilos

tectónicos muy dispares, encuadran la Meseta. Son el Macizo Gallego-Leonés, la Cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico y Sierra Morena.

a) El Macizo Gallego-Leonés bordea la Meseta Central por su parte noroccidental. Se trata de un macizo antiguo de formas redondeadas y cumbres aplanadas formado por

rocas silíceas de época precámbrica y paleozoica, fundamentalmente granitos, cuarcitas y pizarras. Estos materiales fueron levantados en bloques durante la orogenia alpina. Por

Page 17: Diversidad geológica y morfológica

consiguiente, el relieve germánico está muy extendido, junto al granítico y el

apalachense. Cada uno de los bloques elevados constituye un sector del Macizo Gallego-Leonés: Sierras septentrionales y nororientales (Xistral, 1.033 m), Dorsal

gallega (Xurés, 1.503 m), Sierra del Caurel (Piapaxaro, 1.616 m), Sierra de los Ancares (Cuerno Maldito, 1.848 m), Sierra de San Mamede (1.618 m), Sierra de Queixa (Cabeza de Manzaneda, 1.778 m), Montes de León (Cabeza de la Yegua, 2.135 m), Sierra del

Teleno (2.185 m), Montes Aquilianos (Aquiana, 1.848 m), Sierra de la Cabrera (Peña Negra, 2.124 m) y Sierra de Segundera (Peña Trevinca, 2.124 m).

b) La Cordillera Cantábrica, que remarca al norte la Meseta Central, tiene dos sectores muy diferenciados:

- Al oeste, el Macizo Asturiano presenta una estructura tectónica y litológica muy similar al Macizo Gallego-Leonés, sobre todo en su sector occidental, con el que

enlaza sin solución de continuidad. Hacia el oriente asturiano van cobrando importancia los afloramientos de calizas de edad carbonífera, que alcanzan su máximo espesor en los Picos de Europa, uno de los relieves kársticos más espectaculares de Europa y máxima

cota de toda la cordillera Cantábrica (Torrecerredo, 2.648 m). - Al este, los Montes Vasco-Cantábricos guardan una mayor relación

morfoestructural con los Pirineos, al tratarse de una cordillera intermedia formada durante la orogenia alpina cuando se plegaron los sedimentos (fundamentalmente calizas) depositados durante la era Mesozoica en los bordes submarinos orientales del

zócalo hercínico. La juventud de esta cadena explica el predominio de las fuertes pendientes y las formas escarpadas, a pesar de la escasa altitud que se alcanza en los

picos más altos: Castro Valnera (1.718 m) en la montaña santanderino-burgalesa y Aitzgorri (1.551 m) en la montañas vasca, donde también sobresalen la Sierra de Gorbea, la Sierra de Aralar, la Sierra de Urbasa y la Sierra de Andía. Respecto a las

formas de relieve, existen buenos ejemplos de relieves jurásicos en el sector santanderino-burgalés, mientras que en la montaña vasca predominan los relieves

kársticos.

c) El Sistema Ibérico encuadra la Meseta Central por todo su costado oriental. Al igual

que los Montes Vasco-Cantábricos, se trata de una cordillera intermedia formada por el plegamiento durante la orogenia alpina de los mismos materiales marinos depositados

en los bordes orientales del zócalo paleozoico. Sin embargo, la mayor intensidad de los empujes tectónicos en esta área provocó la fractura del zócalo infrayacente y la elevación de grandes bloques hasta altas cotas (Moncayo, 2.316 m). El Sistema Ibérico

presenta cuatro sectores bien diferenciados: - Tramo noroccidental, donde predominan los bloques paleozocios: Sierra de la

Demanda (San Lorenzo, 2.262 m), Sierra de Neila (Neila, 2.049 m), Picos de Urbión (Urbión, 2.228 m), Sierra de Cebollera (Cebollera, 2.146 m), Sierras de Cameros (Camero Viejo, 1.758 m).

- Rama Aragonesa: Sierra del Moncayo (Moncayo, 2.316 m). - Rama Levantina: Sierra de Gúdar (Peñarroya, 2.019 m), Sierra de Javalambre

(Javalambre, 2.020 m). - Rama Castellana: Parameras de Sigüenza, Sierra Ministra (1.310 m),

Parameras de Molina, Sierra de Albarracín, Serranía de Cuenca.

d) Sierra Morena cierra por el sur el conjunto de rebordes montañosos de la Meseta

Central. Es el más modesto de todos ellos, hasta el punto de ser interpretado como un brusco escalón a modo de gigantesca falla o flexión fracturada en numerosos puntos que

Page 18: Diversidad geológica y morfológica

separa el zócalo infrayacente de la Meseta del valle del Guadalquivir. Por ello enlaza

suavemente con la cuenca sedimentaria del Guadiana, mientras que un brusco desnivel la separa de la depresión del Guadalquivir, como se puede observar fácilmente en el

desfiladero de Despeñaperros. Los erosionados materiales prehercínicos configuran un sistema montañososo de formas redondeadas y cumbres aplanadas, donde sobresalen algunos relieves graníticos, como el batolito cordobés de los Pedroches, y apalachenses,

como la Sierra de Aracena (Huelva) o en Sierra Madrona (Jaén), donde las resistentes cuarcitas encumbran el pico Bañuela (1.332 m) como la máxima cota.

B. LOS RELIEVES EXTERIORES

Las grandes cordilleras marginales (Pirineos y Béticas), relieves muy complejos con diferentes unidades interiores al combinar zócalo fracturado y cobertera

sedimentaria plegada, enmarcan a norte y sur la península Ibérica, tras depresiones prealpinas de forma triangular interpuestas con la Meseta Central (depresiones del Ebro y el Guadalquivir, respectivamente). Al margen queda el Sistema Costero Catalán, un

macizo hercínico con cobertera sedimentaria.

1º) Los Pirineos: En el extremo septentrional de la península Ibérica, a modo de istmo que la une con el resto del continente europeo, los Pirineos se extienden a lo largo de 450 km desde el golfo de Rosas (Mar Mediterráneo) hasta el golfo de Vizcaya (Mar

Cantábrico). Desde el punto de vista morfoestructural, los P irineos constituyen una cordillera de plegamiento con una muy compleja estructura en la que se distinguen tres

sectores de estilos tectónicos y litológicos diferentes: - El Pirineo axial se corresponde con un fragmento del antiguo macizo hercínico

de Aquitania, que durante la orogenia alpina se fracturó en bloques y se elevó hasta

alcanzar las mayores cotas de toda la cordillera (Aneto, 3.404 m). Por consiguiente, está formado por materiales muy antiguos (precámbricos y paleozoicos) de naturaleza silícea

(granitos, cuarcitas y pizarras) que dan lugar a relieves abruptos de estilo germánico, apalachense y granítico de alta montaña, donde se resguardan los últimos glaciares peninsulares.

- Los Prepirineos se desarrollan al sur de la zona axial. Se corresponde con la cobertera sedimentaria depositada durante el Mesozoico en el geosinclinal pirenaico y

que posteriormente, con la orgenia alpina, fue plegada y desplazada hasta altas altitudes. Por tanto, los materiales calizos secundarios dominan este sector, originando relieves kársticos sobre grandes cabalgamientos y mantos de corrimiento. Los Prepirineos se

dividen en dos grandes alineaciones paralelas separadas por una depresión: las Sierras Interiores, más cercanas al eje axial y elevadas hasta el punto de acoger algún aparato

glaciar (Monte Perdido, 3.355 m), y las Sierras Exteriores, más alejadas y modestas altitudinalmente (Montsec, 1.688 m, y Sierra de Guara, 2.047 m).

- La depresión media, abierta entre las sierras interiores y las sierras exteriores,

se formó cuando se produjo el fenómeno de descompresión que acompaña al final de todas las grandes orogenias, y que provoca el hundimiento de algunos bloques. En estas

zonas hundidas se inicia un proceso de sedimentación que llega hasta la actualidad, por lo que predominan materiales sedimentarios de naturaleza arcillosa sin plegar que configuran relieves aclinales y monoclinales. En las zonas más hundidas y áridas se

desarrollan también formas típicas del relieve arcilloso, como en la Cuenca de Pamplona, la Canal de Berdún y la Cuenca de Tremp, donde son frecuentes los

badlands sobre margas.

Page 19: Diversidad geológica y morfológica

2º) Las Béticas constituyen la otra gran cordillera de plegamiento peninsular, por lo que

guarda muchas similitudes morfoestructurales con los Pirineos. En este caso, las Béticas enmarcan por su extremo meridional la península Ibérica, a lo largo de 600 km entre el

cabo de La Nao y el estrecho de Gibraltar. Al igual que los Pirineos, presenta tres sectores netamente diferenciados:

- La Penibética, paralela y cercana a la costa, representa el fragmento del zócalo

infrayacente (en este caso un sector del macizo herciniano Bético-Rifeño) fragmentado y levantado en bloques durante la orogenia alpina. Aquí se alcanzan también las

máximas cotas de toda la cordillera (Mulhacén, 3.481 m), aunque a diferencia de los Pirineos, ya no quedan aparatos glaciares, sino únicamente sus huellas. De poniente a levante forman parte de la Penibética: los Montes de Málaga (1.023 m), la Sierra de

Tejeda (2.065 m), la Sierra Almijara (1.832 m), Sierra Nevada (Mulhacén, 3.481 m), la Sierra Contraviesa (1.511 m), la Sierra de Gádor (2.232 m), la Sierra de los Filabres

(2.270 m), la Sierra Alhamilla (1.387 m) y la Sierra de las Estancias (1.501 m). - La Subbética, hacia el interior y más alejada de la costa, constituye la cobertera

sedimentaria de materiales calizos mesozoicos plegados y desplazados desde el

geosinclinal bético durante la orogenia alpina. Tiene un mayor desarrollo superficial, extendiéndose desde las proximidades del estrecho de Gibraltar hasta el cabo de La Nao

por las siguientes sierras: Serranía de Ronda (1.919 m), Sierra de Grazalema (1.654 m), Sierra Bermeja (1.452 m), Sierra de Cabra (1.380 m), Sierra de Horconera (1.570 m), Sierra de la Pandera (1.845 m), Sierra de Alta Coloma (1.689 m), Sierra Mágina (2.167

m), Sierra del Pozo (2.036 m), Sierra de Segura (2.133 m), Sierra de Alcaraz (1.797 m), Sierra de Cazorla (1.840 m), Sierra del Calar del Mundo (1.697 m), Sierra de la Sagra

(2.382 m), Sierra de María (2.045 m), Sierra de Arana (2.027 m), Sierra de Huéscar (1.527 m), Sierra de Taibilla (2.106 m), Sierra de Montearagón (1.242 m), Sierra del Cambrón (1.525 m), Sierra Espuña (1.579 m), Sierra de Ricote (1.124 m), Sierra de la

Pila (1.261 m), Sierra del Carche (1.371 m), Sierra de Salinas (1.239 m), Sierra de Mariola (1.390 m), Sierra Grossa (1.350 m), Sierra de la Carrasqueta (1.352 m), Sierra

de Aitana (1.558 m). - La depresión intrabética se desarrolla a modo de pequeñas cuencas u hoyas

aisladas entre la Bética y la Subbética: corredor de Boyar, depresión de Antequera,

hoyas de Granada-Loja, hoya de Guadix, hoya de Baza y vega baja del Segura. Responde al mismo patrón de depresión alpina, es decir, hundimiento de un bloque por

la descompresión producida al fin de la orogenia alpina. La extrema aridez del clima explica el gran desarrollo de los badlands, que aquí alcanzan su máximo esplendor, tanto sobre arcillas como sobre margas e incluso yesos.

3º) La depresión del Ebro: Se trata de una depresión prealpina de forma triangular

interpuesta entre los Pirineos y el reborde oriental de la Meseta Central (Sistema Ibérico). Además se encuentra cerrada al mar por la Cordillera Costero Catalana. Está formada por materiales depositados a un lado de los Pirineos, en una zona hundida por

la descompresión posterior al plegamiento alpino en los bordes del geosinclinal pirenaico. En un primer momento se encontraba abierta al mar, pero luego se cerró y

transformó en un lago. Por lo tanto hay materiales sedimentarios de origen marino (calizas) y continental. Estos últimos son finos en el centro de la depresión (arcillas, margas y yesos) y gruesos que en los bordes (conocidos como somontanos), donde los

conglomerados han dado lugar a la formación de torreones rocosos llamados mallos (los más famosos los de Riglos). En el centro de la depresión, allí donde se conservan las

calizas, se desarrolla un relieve de mesas y páramos, mientras que donde la erosión deja al descubierto los sedimentos más deleznables, se desarrolla un paisaje de badlands,

Page 20: Diversidad geológica y morfológica

debido a la aridez del interior de la depresión (las Bardenas Reales en Navarra o los

Monegros entre Huesca y Zaragoza).

4º) La depresión del Guadalquivir: Como la del Ebro, es otra depresión prealpina de forma triangular interpuesta, en este caso, entre las Béticas y el reborde meridional de la Meseta Central (Sierra Morena). A diferencia de la primera, se encuentra abierta al mar

(Océano Atlántico) por las marismas del Guadalquivir, que constituyen un vestigio de pasadas transgresiones marinas. Los retazos de calizas dan lugar a cerros testigos

conocidos como alcores (Sevilla), pero el paisaje predominante es el de las grandes campiñas que se modelan sobre las arcillas (Córdoba), sobre las que a su vez se desarrollan cárcavas, dado el marcado carácter árido del clima.

5º) La Cordillera Costero Catalana: Es un relieve exterior costero situado en el extremo

nororiental de la península cerrando la depresión del Ebro al mar y uniendo los Pirineos con el Sistema Ibérico. Se trata de una compleja cordillera intermedia que combina cobertera sedimentaria de época secundaria plegada durante la orogenia alpina en su

mitad sur y zócalo paleozoico fracturado con los mismos movimientos alpinos en su mitad norte. En el extremo septentrional, el sector conocido como la Cordillera

transversal la une a los Pirineos, a través de una gran fractura que ha dado lugar a una importante región volcánica (campo de Olot). A partir de aquí se extienden dos alineaciones paralelas con rumbo N-S: la Cordillera litoral, más cercana a la costa y

modesta altitudinalmente (Tibidabo, Garraf), y la Cordillera prelitoral, interior y más elevada, con importantes sierras como Montseny (Turó de l´Home, 1.712 m.),

Monserrat y los Puertos de Beceite, donde se produce la conexión con el Sistema Ibérico. Ambas quedan separadas por una depresión prelitoral rellenada con materiales sedimentarios postorogénicos.

C. EL RELIEVE DE LA ESPAÑA INSULAR

Las Béticas hallan continuidad en el archipiélago balear (5.014 km2). Salvo

Menorca, que presenta un sector paleozoico asociado al Sistema Costero Catalán, el

resto pertenece por entero al ámbito subbético, cuyas alineaciones más destacadas aquí son la Sierra de Tramontana (Puig Major, 1.445 m) y las Sierras de Levante, al NO y SE

de Mallorca respectivamente. En el resto de la isla (depresión central), así como en Menorca, Cabrera, Ibiza y Formentera, las altitudes quedan por debajo de 500 m.

Por su parte, el archipiélago canario (7.273 km2) no guarda relación estructural con

la península Ibérica ni con el continente africano, sino con el conjunto medioatlántico de islas volcánicas. Formados por sucesivas erupciones desde el Mioceno, los relieves

volcánicos ofrecen marcados contrastes altitudinales entre las islas más orientales de Fuerteventura y Lanzarote, cuyas mayores elevaciones apenas rebasan 800 m, y el resto (Gran Canaria, La Gomera, El Hierro), adquiriendo especial vigor en La Palma y, sobre

todo, en Tenerife, donde el Teide posee, con 3.718 m, el vértice supremo del territorio español.

6. EL LITORAL ESPAÑOL

Las principales formas del relieve costero español son las siguientes: Los cabos son salientes profundos de la costa hacia en el mar.

Los golfos son entrantes profundos del mar en la costa. Los acantilados son costas que penetran en el mar con una fuerte pendiente.

Page 21: Diversidad geológica y morfológica

Las playas son extensiones planas y poco pendientes de arena, grava o guijarros,

localizadas al nivel de la costa. Están formadas por sedimentos continentales y marinos.

Las rasas son plataformas de erosión marina paralelas a la costa que han quedado elevadas sobre el nivel del mar.

Las rías son entrantes costeros que resultan de la invasión por el mar del tramo

final de un valle fluvial. Este hecho puede deberse al ascenso del nivel del mar o al descenso de la corteza continental.

Las marismas son llanuras de fango. Se forman en bahías bajas, que se rellenan con los sedimentos aportados por los ríos que las atraviesan y con los aportados por el mar, que las cubre en pleamar y las deja al descubierto en bajamar.

Las flechas litorales son barras de arena que prolongan una costa rectilínea y arenosa hacia el interior de una bahía. Su extremo suele estar curvado hacia

tierra (flechas de gancho). Las flechas se forman por el transporte de la arena de la costa hacia el interior de la bahía. Si la flecha llega a cerrar el frente de la bahía se denomina cordón litoral.

Las albuferas son lagos costeros salados separados del mar por un cordón de arena que cierra una bahía. Suelen acabar convirtiéndose en marismas y

colmatándose por los aportes terrestres. Los tómbolos son barras de arena que unen islotes rocosos a la costa. Los deltas son salientes costeros formados cuando el río aporta más sedimentos

de los que puede redistribuir el mar, por tratarse de una masa tranquila de agua, sin fuertes corrientes ni excesivo oleaje.

Las dunas son montículos de arena típicos de las costas arenosas. Se forman por el transporte y acumulación de arena por el viento, arena que queda fijada por la vegetación. El perfil de una duna es asimétrico: la cara de barlovento tiene una

pendiente suave y convexa, mientras que la de sotavento es abrupta y cóncava. Las dunas se orientan en función del viento predominante.

Page 22: Diversidad geológica y morfológica

A. EL LITORAL CANTÁBRICO

La costa cantábrica es rectilínea. Sus accidentes principales son los acantilados y

las rasas. Además, hay rías, generalmente cortas y de boca estrecha, como las del Nalón y el Nervión; algunas playas arenosas, y tómbolos, como los de Gijón, Santander y Donostia-San Sebastián.

B. EL LITORAL ATLÁNTICO

Dentro del litoral atlánticos se diferencias las costas gallegas de las andaluzas. 1º) Las rías gallegas constituyen la costa más articulada de España. Resultan n

de la invasión por el mar de los valles fluviales abiertos en las numerosas fracturas del Macizo Galaico. Por estos valles el mar puede penetrar hasta 25 y 35 kilómetros en el

interior. Entre ellas se encuentran las de Ortigueira, Vigo y Arousa. 2º) costa atlántica andaluza tiene como accidentes principales las marismas,

como las formadas en la desembocadura del Guadalquivir; las flechas litorales, como la

de El Rompido, y los campos de dunas, como el de Doñana.

C. EL LITORAL MEDITERRÁNEO

Dentro de las costas mediterráneas se distinguen el sector bético, el golfo de

Valencia y el litoral catalán. 1º) El sector bético se extiende entre el peñón de Gibraltar y el cabo de la Nao.

Presenta tramos acantilados donde las cordilleras Béticas discurren paralelas al litoral y tramos de costa baja que forman una estrecha llanura litoral creada por los abundantes aportes de las cordilleras Béticas. También son frecuentes los campos de dunas; las

albuferas, como la del Mar Menor, y las terrazas marinas, debidas al levantamiento de la costa desde finales de la era terciaria.

2º) El golfo de Valencia comprende desde el Cabo de La Nao al delta del Ebro. Se caracteriza por sus playas amplias y arenosas, formadas por los depósitos marinos y por los sedimentos del Sistema Ibérico; las albuferas como la de Valencia; los tómbolos

como el Peñón de Ifach en Calpe (Alicante) y los pequeños deltas originados por ríos poco caudalosos o de carácter torrencial.

3º) El litoral catalán se extiende entre el delta del Ebro y la Costa Brava. Presenta costas acantiladas donde el extremo de la cordillera Costero-Catalana llega hasta el mar (Costa Brava) y playas y pequeñas llanuras litorales entre los promontorios

rocosos. También cuenta con algunos deltas, como los de los ríos Ebro y Llobregat.