Discurso inaugural IX Seminario de Reforma del Estado. Carlos Alza, Director.
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DISCURSO INAUGURAL DEL IX SEMINARIO DE REFORMA DEL ESTADO “LOS DESAFÍOS DEL GOBIERNO LOCAL.
POLÍTICA Y BUEN GOBIERNO EN REGIONES Y MUNICIPIOS” 24 DE OCTUBRE DE 2014
CARLOS ALZA BARCO
DIRECTOR DE LA ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICAS
Señor Vicerrector Académico de la PUCP, profesor Efraín Gonzáles de Olarte
Señor Presidente del Consejo Directivo de la Escuela de Gobierno, profesor Rolando Ames
Cobián
Señor Coordinador del IX Seminario de Reforma del Estado, profesor Eduardo Dargent
Profesores y profesoras asistentes
Alumnos y alumnas
Participantes presentes y a quienes nos visualizan por web
“Reforma del Estado”, “Modernización del Estado”, “Nueva Gestión Pública”,
“Gobernanza”, “Buen Gobierno”, “Calidad del Gobierno y Calidad de la
Democracia”, “Reforma Política”, “Reforma administrativa”,
“Desburocratización”, entre muchas otras categorías construidas desde la
Ciencia Política, las Ciencias Sociales y el Derecho. Algunas más descriptivas,
otras más analíticas; algunas más explicativas y otras más prescriptivas; unas
más disciplinarias y otras más profesionales. Todas destinadas a repensar y
reorganizar el aparato estatal, las instituciones, las estructuras y procesos en
los que operamos quienes formamos parte –dentro o cerca- de la
administración estatal. Categorías que hemos discutido en este Seminario
durante ocho años desde que en el 2006, Henry Pease García tuvo la
iniciativa de organizarlos.
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Por supuesto, no ha sido en vano. Henry repitió con insistencia que el debate
sobre la reforma del Estado se había estancado, que era necesario reabrirlo
con un análisis más de fondo, “(…) el tema del Estado en el Perú abarca
mucho más que el de su tamaño”, decía. 1 Hoy podríamos decir que la
reforma del Estado es mucho más que la tan mentada reforma política que
elimina reelecciones de autoridades subnacionales, mucho más que cambios
normativos de una ley de partidos que regula lo que casi no existe, normas
aprobadas lejos de lo que muestran las evidencias académicas. Urge una
reforma, qué duda cabe, pero no solo de carácter administrativo –que ya
está en curso y que podemos seguir discutiendo y mejorando; tampoco solo
un cambio en la formalidad de las estructuras políticas. Necesitamos más.
Necesitamos una reforma del Estado consistente en cambios profundos de
los paradigmas, una reforma en la que se repiensen los fines, el modelo de
desarrollo, en la que se trabaje intensamente y sin egoismos contra la
exclusión y la pobreza, en la que las instituciones jueguen al servicio de los
ciudadanos y ciudadanas; y –en lo que a nosotros concierne- en el que la
formación académica plantee nuevos modelos pedagógicos y metodológicos
sobre la forma de enseñar y aprender Ciencia Política y Gobierno.
Lo hemos repetido en este recinto muchas veces, y no abandonaremos esa
guía. No habrá reformas viables en nuestro país mientras el paradigma de la
eficiencia someta al paradigma del respeto a los derechos humanos. No
habrá reformas viables mientras el paradigma del consumidor o cliente
supere al del ciudadano y ciudadana. No habrá reformas viables, mientras el
1 Pease García, Henry y Giofianni Peirano (ed.) (2008). Reforma del Estado Peruano. Seminario en los 90
años de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima: Fondo Editorial PUCP, p. 13.
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paradigma de la corrupción esté alojado no sólo en los gobiernos y sistemas
judiciales, sino también en las empresas, en las escuelas y hasta en los
hogares. Reformas que serán vanas mientras necesitemos “blanquear” a
nuestros hijos para que accedan a la escuela, a los servicios de salud, a los
centros de recreo o a los espacios públicos. La discriminación y la violencia
contra el niño, la mujer, la persona con discapacidad, las personas con
identidad y orientación sexual distinta, los migrantes, los miembros de los
pueblos indígenas, son inhumanas y se han institucionalizado en todas las
esferas y estratos sociales. Cambiarlo es también parte de la reforma del
Estado. Si la academia, la Escuela de Gobierno, la Universidad en su conjunto,
no discuten estos temas, habremos perdido el sentido mismo de nuestra
existencia. El Seminario de Reforma del Estado tiene fundamentalmente ese
propósito y también por ello es el espacio propicio para rendir un breve pero
sentido homenaje a Henry Pease García, quien fuera el fundador y primer
director de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
Esto no fue un hecho anecdótico, por el contrario, constituye una evidencia
más del reconocimiento a una personalidad particular que conjugaba al
mismo tiempo al investigador, al maestro universitario, al político agudo y
honesto, así como al gestor y líder reconocido. Su visión se encuentra
presente hoy en cada paso que damos y, por supuesto, constituye una guía
fundamental y esencial para nuestro desarrollo institucional.
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En efecto, el enfoque que Henry le dio a la Escuela de Gobierno comulgaba
con sus ideales de justicia para todos y todas, institucionalidad democrática
sólida, y firme respeto a los derechos humanos. Su liderazgo marcó con
claridad la idea de que la Ciencia Política era el marco fundamental para
estudiar y aprender lo político, la gestión del poder y su control, la Ciencia
Política fue para él la disciplina que guiaba la manera en que se tenían que
comprender los procesos políticos, las instituciones y el papel del Estado. No
se trataba, por tanto, de una enseñanza de procedimientos y reglas, de
herramientas y conceptos, sino de un análisis crítico y profundo de las
relaciones humanas, de las formas en las que se generan y se resuelven los
conflictos por el poder, con el poder y en el poder. Cuando estas ideas
brotaban de él, tenían vocación prescriptiva. Nunca perdió, sin embargo, la
amplitud de criterio necesaria para defenderlas, debatirlas, y repensarlas.
Lideró así la construcción de nuestra propia formación cuando fue nuestro
maestro y cuando fue nuestro director.
Henry impregnó en la Escuela de Gobierno una forma de comprender las
dimensiones que componen la formación de un politólogo. Para él era
necesario que concurran lo técnico, lo ético y lo político en el proceso
formativo; tres elementos que forman la esencialidad del servicio público.
Por ello, los últimos años vivió preocupado por la manera en que formaban
sus criterios políticos los estudiantes del pre y del posgrado de nuestra
universidad. Eso lo llevó a escribir lo que sería su último libro titulado “La
Política en el Perú del Siglo XX”, junto a dos colaboradores. En este como en
muchos otros libros, Henry Pease fue un cronista de lo político en el Perú.
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Dedicó gran parte de su vida a documentar su propia experiencia y la
sistematizó de manera ordenada y categórica, “no me pidan que sea objetivo,
eso no es posible para mí, cuando hay mafia, hay que decirle mafia, cuando
hay militarismo o fujimorato, hay que llamarlo por su nombre”, solía
escucharlo decir en las interminables y fascinantes charlas y debates que
teníamos en su casa. Verdaderas clases de historia, política y humanidad. Sin
embargo, cabe precisar que para Henry, la mera crónica, objetiva,
descriptiva, vacía de valoraciones, como es entendida hoy en día, no era
suficiente. Él caminó mucho más en su trabajo académico. Fue un cronista, sí,
pero no sólo un cronista.
Henry Pease fue principalmente un analista de lo político. Reflexionaba,
construía y redefinía las instituciones a la luz de la teoría. Un pensador pero
sobre todo un actor político, preocupado por la coyuntura y por la lectura
crítica e inteligente de lo que ocurría en Lima, el Perú y el mundo todos los
días. Esto lo condujo a la construcción de cursos, programas y publicaciones
que han dejado huella en quienes tuvimos el privilegio de ser sus alumnos y
después sus colegas. Es en este marco en que su liderazgo se vuelve mayor,
fundando la Escuela de Gobierno y haciéndola crecer, institucionalizarse en la
PUCP y en el Perú, y convertirse en centro de visitas nacionales e
internacionales y que ha ido ganándose la confianza de las instituciones
públicas y privadas. Este Seminario de Reforma del Estado, por ejemplo, cuya
novena edición dejó organizada con el apoyo de Eduardo Dargent como
coordinador del mismo, es una muestra también de su compromiso pleno
con el Estado, los funcionarios y los servidores públicos que por miles
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participaron, junto a estudiantes y docentes, en sus ocho primeras versiones.
Así también se instaló el doctorado en Ciencia Política y Gobierno, superando
las limitaciones, y aprovechando una capacidad instalada por un positivo
crecimiento de la maestría en Ciencia Política y Gobierno, y por las decenas
de cursos de formación continua que hoy se dictan en la Escuela de Gobierno
y Políticas Públicas de la PUCP.
Cualquier dato numérico aquí sería vano, aunque no menos relevante para
visibilizar los logros de Henry Pease en la dirección de la Escuela de Gobierno.
Sin embargo, es necesario mencionar que su gestión nos deja, sumado a todo
lo anterior, un presupuesto sólido, líneas de investigación en funcionamiento
y una Revista de Ciencia Política cuyo segundo número está casi terminado.
Imparable, un tractor, una locomotora, así lo definían sus amigos y amigas,
nuestro rector, y quienes le conocimos de cerca, reconociendo en su
capacidad de trabajo estar siempre a la vanguardia, tener visión y estrategia,
y realizar varias actividades a la vez, a pesar, muchas veces, de su alicaída
salud. Así era Henry, comprometido hasta los huesos con lo que hacía, con lo
que amaba; como con sus hijas, sus nietos y su amada Mery a la que hoy, con
certeza, ha reencontrado con felicidad. Supo conjugar también en eso el
amor familiar, el trabajo y la política, tanto como la amistad, el apoyo firme a
sus colaboradores y motivar todos los días nuestro crecimiento personal y
profesional.
Desde el 02 de octubre de este año, el Rector y el Consejo Universitario han
tenido a bien confiarme la Dirección de la Escuela de Gobierno y Políticas
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Públicas, lo que agradezco profundamente. Como imaginarán, esta es una
tarea difícil después de tan relevante trabajo y de una personalidad grande y
fuerte como la de Henry. Por supuesto reemplazarlo será imposible y no
tengo ese propósito. En mis casi doce años de experiencia en el Estado
comprendí que la claridad en los fines, la institucionalización de los procesos
y la constitución de un equipo capaz, son condiciones fundamentales para el
logro de resultados, para pasar de esta primera etapa de creación e
institucionalización a una de consolidación y posicionamiento de la Escuela
de Gobierno. En ese sentido, debo agradecer a los miembros del Consejo
Directivo y a su nuevo Presidente el profesor Rolando Ames por constituirse
en un espacio de confianza y apoyo permanente en esta nueva gestión.
Contamos ahora con un nuevo director de Doctorado, el profesor Sinesio
López, y un director para el programa de Maestría, el profesor Eduardo
Dargent, ambos acreditados por la Escuela de Posgrado. Me permití convocar
a la profesora Stéphanie Rousseau para que coordine el área de
investigaciones, y mantenemos el equipo académico, administrativo, de
marketing y de formación continua de la Escuela de Gobierno. Sin duda, un
equipo sólido.
Haber acompañado estos casi cuatro años a Henry en la gestión de la Escuela
y haber gozado del valor de su amistad, me compromete a darle continuidad
y me plantea el reto, junto al equipo que me acompaña, de fortalecer
nuestro acercamiento a los gobiernos subnacionales, organizando programas
de formación que nos permitan llegar a todos los lugares del país, como hoy
lo hacemos en varias regiones con el Programa de Gobernabilidad, Gerencia
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Política y Gerencia Pública a cargo del profesor Ismael Muñoz. Cumplir el reto
de fortalecer la investigación académica, haciendo de ella un aporte al
mejoramiento del Estado. Internacionalizar nuestros programas y facilitar el
intercambio estudiantil con las mejores universidades en el extranjero. Hoy
han vuelto 48 coroneles de la Policía Nacional del Perú, alumnos de la
Maestría, de hacer una pasantía en la Universidad George Mason en
Washington DC. Eso debe multiplicarse. Es tiempo de innovar en la gestión,
de proponer y fortalecer la formación académica, pero también de promover
la reflexión sobre lo político, sobre nuestro Perú y su institucionalidad
democrática, para lo cual crearemos una Plataforma de Reflexión Política
permanente. De esto estará a cargo el profesor Ames como Presidente del
Consejo Directivo. Una verdadera Reforma del Estado empieza por ser
buenos ciudadanos y ciudadanas, honestos, solidarios, comprometidos y
responsables en el mundo difícil e imprescindible de la política a la que Henry
dedicó, con amor y pasión, su vida entera. Querido Henry Pease, aquí
seguimos.
Muchas gracias.