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PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE

LA COMUNIDAD EN SU TOMA DE

POSESIÓN

(Madrid 16 de junio de 2011)

El pasado 22 de mayo en las

Elecciones Autonómicas los madrileños

votaron mayoritariamente la lista del

Partido Popular, que yo tenía el honor

de encabezar.

Ayer, los Diputados de la Asamblea

de Madrid votaban mi Investidura como

Presidenta de la Comunidad para los

próximos cuatro años y volvían a

encomendarme esa alta

responsabilidad.

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Ahora acabo de tomar posesión del

cargo, después de prometer

solemnemente, ante la Mesa de la

Asamblea, cumplir las obligaciones de

la Presidencia de la Comunidad, con

lealtad al Rey y con fiel observancia de

la Constitución y del Estatuto de

Autonomía.

Vuelvo, pues, a la Presidencia de la

Comunidad de Madrid y esta es una

buena ocasión para recordar a los dos

extraordinarios Presidentes que me

han precedido. A Joaquín Leguina, que

cada día es más amigo y mejor

consejero.

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Y a Alberto Ruiz-Gallardón,

compañero constante en mi vida

política. Estar a la altura de sus

trayectorias al frente de la Comunidad

es para mí un objetivo ambicioso y un

acicate constante.

Y en estos momentos, que son,

junto con los que ya viví en las dos

anteriores Investiduras como

Presidenta de la Comunidad de Madrid,

los más importantes de mi vida política,

siento el deber y la necesidad de dar

las gracias a todos los que me han

empujado hasta llegar aquí.

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En primer lugar, a los madrileños

que me han dado su confianza y me

han votado mayoritariamente el pasado

22 de mayo. Que hayan expresado esa

confianza en mí me llena de emoción y

de sentido de la responsabilidad.

Pueden estar seguros de que

durante los próximos cuatro años voy a

tener siempre presente la generosidad

de todos los que han confiado en mí y

voy a esforzarme, más que nunca, en

no defraudar esa confianza que me han

prestado.

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Después tengo que agradecer su

confianza a mi Partido, al Partido

Popular, representado ayer por los 71

Diputados que votaron mi Investidura

en la Asamblea.

El Partido Popular es mucho más

que un partido, es como una gran

familia, y los que no lo conocen por

dentro no pueden imaginar la inmensa

calidad humana y la constante

generosidad política de sus miles de

afiliados.

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Sin la entrega y el trabajo de esos

cientos de miles de militantes del

Partido Popular, nada de lo que

conseguimos sus dirigentes sería

posible. Y si hoy estoy aquí,

prometiendo por tercera vez el cargo

de Presidenta de la Comunidad de

Madrid, es gracias a ellos, a su

esfuerzo y a la solidez de sus

convicciones.

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Quiero también dar las gracias a

todos los que han colaborado conmigo

en el Gobierno y en las Instituciones de

la Comunidad de Madrid. Sin la entrega

constante del Vicepresidente, de los

Consejeros, de todos los altos cargos y

de todos los funcionarios de la

Comunidad no podríamos haber

cumplido nuestros compromisos con

los madrileños y no podríamos

habernos ganado su confianza por

tercera vez consecutiva.

Ya en mis anteriores tomas de

posesión di las gracias a mi familia por

todo lo que me ayudan siempre.

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Si entonces lo hice, hoy tengo que

hacerlo de manera aún más especial.

Según pasa el tiempo y voy

acumulando vida y experiencias, crece

en mí el aprecio por mi familia y por

todos los que la forman. Y también

crece el agradecimiento que les debo.

Algunos, como mi extraordinario

suegro, mi cuñado Juan y mi tío Javier,

ya no están. Y otros, como mis dos

nietos, Bea y Fernando, han venido a

estar con nosotros. Con nosotros, que

seguimos unidos como una piña,

siempre dispuestos a ayudarnos los

unos a los otros.

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Sin ellos no estaría hoy aquí. Ellos

son los cimientos sobre los que reposa

toda mi vida y, por supuesto, mi vida

política. A todos tengo mucho que

agradecerles y más después de lo que

he vivido los últimos meses.

A mi madre y a su hermana, mi tía

Malu, que no se cortan nada a la hora

de animarme, aconsejarme y

apoyarme.

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A mis siete hermanos, que siguen

sobrellevando con elegancia y

discreción lo de ser mis hermanos, y

que me acompañan y apoyan en todo

momento con un cariño y una cercanía

emocionantes.

A mi suegra, que, con discreción e

inteligencia, me apoya en todo. Nunca

pude soñar tener una suegra mejor.

A los cuñados de los dos lados,

que, con sus opiniones y sus consejos,

me ayudan a conocer mejor lo que

piensan los madrileños.

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¿Y qué puedo decir de mis dos

hijos? Siempre he estado orgullosa de

ellos. Pues bien, ahora mi orgullo se ha

hecho mayor porque ahora también

estoy orgullosa de mis dos nueras, que

son, con mis hijos, las consejeras más

fieles e inteligentes que tengo.

Es verdad que de mi marido sólo

hablo una vez cada cuatro años. A mí

me resulta muy difícil expresar en

público una parte de todo lo que le

debo y a él le resulta embarazoso que

yo lo haga. Pero esa vez cada cuatro

años toca hoy, cuando renuevo mi

compromiso con los madrileños para

ser su Presidenta.

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Y hoy tengo que decir que Fernando

es cada día más el compañero ideal de

mi vida y, de manera muy especial, de

mi vida política. Es imposible ser más

discreto, inteligente, mesurado,

generoso, educado, sensato y bueno

que mi marido. Y, como he dicho otras

veces, es imposible encontrar a nadie

con un sentido más profundo del

patriotismo. Un patriotismo que,

siempre, le lleva a estar dispuesto a

hacer lo mejor por España y por los

españoles. Si son muchos los que me

han empujado y ayudado a llegar a

este momento, Fernando es, sin duda,

el más importante.

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Autoridades, señoras y señores,

Por tercera vez consecutiva los

madrileños me han elegido para ser su

Presidenta. Y eso me llena de alegría

porque soy madrileña, porque me gusta

vivir en Madrid, que es para mí el mejor

sitio del mundo, y porque me emociona

que los madrileños me hayan dado su

confianza. Los madrileños que, no

tengo la menor duda, son la gente más

simpática, más abierta y con más

sentido del humor del mundo. Y los que

me conocen saben bien cuánto aprecio

yo el sentido del humor, que es la

capacidad para reírse uno de uno

mismo y para ser autocrítico.

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Ahora comienzo mi tercer mandato

al frente de la Comunidad de Madrid. Y

lo hago con todas mis ilusiones y mis

energías renovadas. Mi voluntad de

servicio a los madrileños, la misma que

me llevó a entrar en política hace más

de 28, es ahora mayor que nunca.

Sé que vivimos un momento

especialmente difícil y duro para

muchos madrileños. Mi primer objetivo

en el Gobierno de la Comunidad va a

ser el de luchar junto a todos ellos para

lograr que la recuperación económica

sea un hecho, para que vuelva a crecer

el empleo y para que todos y, en primer

lugar, los jóvenes recuperen la

esperanza y el optimismo.

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Para tener éxito en esa tarea

colectiva sé que cuento con la ayuda

de todos ustedes y, sobre todo, con la

energía y las ganas de trabajar y de

prosperar de los madrileños.

Me gustaría estar a la altura de lo

que los madrileños se merecen y que,

dentro de cuatro años, cuando llegue la

hora de juzgar mi labor, todos, los que

ahora me han votado y los que no lo

han hecho, reconozcan que mi entrega,

mi entusiasmo y mi vocación de

servicio a los madrileños no han dejado

de crecer.

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Sólo me queda reiterar mi voluntad

de ser la presidenta de todos y

expresar mi deseo de que, dentro de

cuatro años, los madrileños reconozcan

que así ha sido, que he sabido

gobernar para todos, por el bien de

todos.

Muchas gracias