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1 Discovery Salud 76, Out. 2005 EL PAR BIOMAGNÉTICO: CÓMO TRATAR LAS ENFERMEDADES ¡CON DOS SIMPLES IMANES! Según la Teoría del Par Biomagnético del doctor Isaac Goiz buena parte de las enfermedades son producto de la combinación de alteraciones fundamentales del pH en los órganos internos y la presencia de virus y bacterias. De hecho, Goiz afirma que toda patología se inicia en dos puntos relacionados entre sí que poseen las mismas características bioenergéticas aunque estén situados en distintos lugares del cuerpo. Es lo que llama "par biomagnético" y asevera que mientras en uno de esos puntos se produce acidificación en el otro se produce alcalinización. Y eso hace que ¡en uno se acumulen los virus y en el otro las bacterias! Es más, asevera que basta colocar dos simples imanes en esos puntos para que los virus y bacterias que pueden afectar negativamente al organismo ¡pierdan su capacidad patógena! Cuenta la leyenda que fue un pastor griego llamado Magnes la primera persona en descubrir el poder de los imanes en Occidente. Se dice que un día, mientras llevaba su rebaño a pastar, la punta férrica de su bastón fue atraída de improviso por una gran piedra situada en medio del camino. Y bien por superstición, bien porque tuvo una inspiración genial, cuenta la leyenda que insertó pedazos de la piedra en las suelas de sus sandalias y desde aquel momento pudo caminar largas distancias sin experimentar fatiga. Sus contemporáneos llamaron tan la extraña piedra "la piedra de Magnes" siendo de ahí de donde deriva la palabra magnet (inglés) y, por ende, magnético. Por otra parte, el término imán procede de la palabra latina adamas/adamantis que significa 'piedra dura'. Obviamente, la investigación sobre los efectos terapéuticos de los imanes en la salud no se ha detenido desde entonces. Son reseñables por ejemplo las investigaciones que hicieron los investigadores japoneses Takahashi y Nakagawa sobre su beneficio en dolores articulares; los trabajos del doctor J. M. Boboc en 1980 para el tratamiento del dolor de espalda; las investigaciones del doctor Baron - reputado neurooftalmólogo y director de investigación en el CNRS francés- que concluyeron en 1982 que los imanes eran muy eficaces para tratar el síndrome mesencefálico (sus experimentos le llevaron a descubrir el aspecto relajante del polo Norte de un imán); los trabajos del doctor P. Orengo, un cirujano ortopédico que trató miles de patologías en las articulaciones con imanes y que en colaboración con el doctor M. T. Couchard demostró las propiedades contra el dolor del polo Norte de los imanes; los trabajos del doctor Valade quien concluyó que eran muy eficaces en el tratamiento de los dolores de cabeza (la neuralgia de Arnold); y los estudios efectuados en el Hospital Saint Michel de París donde un equipo probó la efectividad de los campos magnéticos en la parálisis facial. Sin olvidar los numerosos trabajos sobre la eficacia de los campos magnéticos pulsantes de los que hemos hablado ya varias veces en la revista (lea esos artículos en la sección Reportajes de nuestra web). La verdad es que podríamos mencionar una interminable lista de trabajos realizados sobre el magnetismo en todo el mundo pero no harían sino confirmar lo ya descubierto... y desvelar que aún queda mucho por descubrir. Y es que como ya hemos analizado en multitud de ocasiones en nuestra revista, tanto con motivo de artículos sobre la antiquísima Acupuntura como sobre las modernas tecnologías de diagnóstico y tratamiento, la Moraterapia o el Papimi el ser humano no deja de ser un complejo sistema electromagnético. Ahora bien, es preciso recordar que los campos magnéticos son anteriores a los eléctricos ya que no precisan un impulso inicial para su desarrollo y está en su naturaleza comportarse como lo hacen. Dicho esto, hoy es sabido que cada órgano genera su propio campo magnético y que éste está expuesto a continuos estados de actividad y descanso así como a influencias externas como las que llegan a través de la comida, la bebida, las emociones... ¡y la contaminación electromagnética! Y que, obviamente, para mantener un estado saludable es necesario que esos campos magnéticos se hallen en equilibrio. Especialmente porque cualquier distorsión constante en el campo magnético de un órgano durante cierto tiempo puede afectar gravemente al mismo... ¡y a todo el organismo! Y son desde luego muchos los campos externos con los que cada día le toca al ser humano interactuar. El

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Discovery Salud 76, Out. 2005

EL PAR BIOMAGNÉTICO: CÓMO TRATAR LAS ENFERMEDADES ¡CON DOS SIMPLES

IMANES!

Según la Teoría del Par Biomagnético del doctor Isaac Goiz buena parte de las enfermedades son

producto de la combinación de alteraciones fundamentales del pH en los órganos internos y la

presencia de virus y bacterias. De hecho, Goiz afirma que toda patología se inicia en dos puntos

relacionados entre sí que poseen las mismas características bioenergéticas aunque estén situados en

distintos lugares del cuerpo. Es lo que llama "par biomagnético" y asevera que mientras en uno de

esos puntos se produce acidificación en el otro se produce alcalinización. Y eso hace que ¡en uno se

acumulen los virus y en el otro las bacterias! Es más, asevera que basta colocar dos simples imanes en

esos puntos para que los virus y bacterias que pueden afectar negativamente al organismo ¡pierdan su

capacidad patógena!

Cuenta la leyenda que fue un pastor griego llamado Magnes la primera persona en descubrir el poder de los

imanes en Occidente. Se dice que un día, mientras llevaba su rebaño a pastar, la punta férrica de su bastón

fue atraída de improviso por una gran piedra situada en medio del camino. Y bien por superstición, bien

porque tuvo una inspiración genial, cuenta la leyenda que insertó pedazos de la piedra en las suelas de sus

sandalias y desde aquel momento pudo caminar largas distancias sin experimentar fatiga. Sus

contemporáneos llamaron tan la extraña piedra "la piedra de Magnes" siendo de ahí de donde deriva la

palabra magnet (inglés) y, por ende, magnético. Por otra parte, el término imán procede de la palabra latina

adamas/adamantis que significa 'piedra dura'.

Obviamente, la investigación sobre los efectos terapéuticos de los imanes en la salud no se ha detenido

desde entonces. Son reseñables por ejemplo las investigaciones que hicieron los investigadores japoneses

Takahashi y Nakagawa sobre su beneficio en dolores articulares; los trabajos del doctor J. M. Boboc en

1980 para el tratamiento del dolor de espalda; las investigaciones del doctor Baron - reputado

neurooftalmólogo y director de investigación en el CNRS francés- que concluyeron en 1982 que los imanes

eran muy eficaces para tratar el síndrome mesencefálico (sus experimentos le llevaron a descubrir el aspecto

relajante del polo Norte de un imán); los trabajos del doctor P. Orengo, un cirujano ortopédico que trató

miles de patologías en las articulaciones con imanes y que en colaboración con el doctor M. T. Couchard

demostró las propiedades contra el dolor del polo Norte de los imanes; los trabajos del doctor Valade quien

concluyó que eran muy eficaces en el tratamiento de los dolores de cabeza (la neuralgia de Arnold); y los

estudios efectuados en el Hospital Saint Michel de París donde un equipo probó la efectividad de los campos

magnéticos en la parálisis facial. Sin olvidar los numerosos trabajos sobre la eficacia de los campos

magnéticos pulsantes de los que hemos hablado ya varias veces en la revista (lea esos artículos en la sección

Reportajes de nuestra web).

La verdad es que podríamos mencionar una interminable lista de trabajos realizados sobre el magnetismo en

todo el mundo pero no harían sino confirmar lo ya descubierto... y desvelar que aún queda mucho por

descubrir. Y es que como ya hemos analizado en multitud de ocasiones en nuestra revista, tanto con motivo

de artículos sobre la antiquísima Acupuntura como sobre las modernas tecnologías de diagnóstico y

tratamiento, la Moraterapia o el Papimi el ser humano no deja de ser un complejo sistema electromagnético.

Ahora bien, es preciso recordar que los campos magnéticos son anteriores a los eléctricos ya que no precisan

un impulso inicial para su desarrollo y está en su naturaleza comportarse como lo hacen. Dicho esto, hoy es

sabido que cada órgano genera su propio campo magnético y que éste está expuesto a continuos estados de

actividad y descanso así como a influencias externas como las que llegan a través de la comida, la bebida,

las emociones... ¡y la contaminación electromagnética! Y que, obviamente, para mantener un estado

saludable es necesario que esos campos magnéticos se hallen en equilibrio. Especialmente porque cualquier

distorsión constante en el campo magnético de un órgano durante cierto tiempo puede afectar gravemente al

mismo... ¡y a todo el organismo!

Y son desde luego muchos los campos externos con los que cada día le toca al ser humano interactuar. El

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primer campo magnético con el que nuestro organismo tiene que estar en perfecto equilibrio es el de nuestro

propio planeta. M. H. Halpern ya demostró su importancia para los organismos vivos al aislar a ratones del

campo magnético terrestre introduciéndoles en jaulas especiales. El resultado es que los ratones enfermaron

rápidamente y en tres generaciones habían muerto todos víctimas de distintos tipos de hipoplasia (una

disminución significativa del número de células en los tejidos del órgano afectado). La NASA detectaría

luego que al abandonar el campo magnético de la Tierra los astronautas padecían la denominada

"enfermedad espacial" caracterizada por el desarrollo de osteoporosis y deficiencias en el sistema inmune.

No debe extrañarnos pues que hoy sean cada vez más los investigadores que se preguntan si el gran número

de nuevas patologías que se diagnostiscan -muchas de ellas articulares- no se deberá a la suma de la

disminución progresiva del campo magnético de la Tierra denunciada por los investigadores japoneses

Kawai y Ritake (un 5% anual) y la enorme contaminación electromagnética que sufrimos. En esta línea, ya

en 1958, el antes mencionado doctor Nakawaka acuñó la expresión "Síndrome de deficiencia de campo

magnético" para definir la dolencia de aquellos pacientes que presentan síntomas como rigidez de hombros,

espalda y base del cuello, dolor en la parte baja de la espalda, migrañas, vértigos, sensación de pesadez,

insomnio, estreñimiento crónico, lasitud general y desequilibrio del sistema nervioso autónomo. Nakagawa

estaba convencido de que tales síntomas se debían a un desequilibrio de los campos magnéticos de los

pacientes y de hecho obtenía muy buenos resultados cuando les sometía a tratamiento con imanes.

"Todas las funciones biológicas -afirmó por su parte el cirujano francés Ornego- son sumamente sensibles a

la influencia de los campos magnéticos. Las membranas, las mitocondrias intercelulares, las reacciones

enzimáticas, los fosfolípidos, el metabolismo basal... Todo confirma el concepto de que la vida en la Tierra

está sumergida en un mar de fuerzas magnéticas y que la persistencia de vida depende de que esas fuerzas

permanezcan intactas."

En resumen, la investigación acumulada hasta el momento demuestra que los sistemas vivos son muy

sensibles a los campos magnéticos y que sus efectos alcanzan hasta el último rincón de nuestro organismo a

causa del carácter penetrante del magnetismo. Y precisamente porque el cuerpo entero esta movido a nivel

celular por impulsos eléctricos y los campos magnéticos existen en cada una de sus células los imanes,

adecuadamente aplicados, ejercen un efecto positivo al equilibrar los campos magnéticos. Lo que a la vista

de lo que hoy sabemos podría contribuir a corregir los desequilibrios metabólicos que están en el origen de

buena parte de las enfermedades. Hay que decir, sin embargo, que nunca hasta ahora los imanes habían sido

utilizados como propone el doctor mexicano Isaac Goiz. Lo explicamos.

EL DOCTOR ISAAC GOIZ

Isaac Goiz es el creador de la teoría del Par Biomagnético, una concepción que supone un paso adelante en

lo que hasta ahora se conocía sobre el uso de imanes, su colocación y su relación con el pH. Y es que con la

colocación de los polos positivo y negativo de imanes naturales de especial potencia en puntos concretos del

organismo interrelacionados entre sí Goiz ha conseguido aumentar los beneficios de los campos magnéticos

en un amplio rango de enfermedades. Obviamente, como ocurre con muchas otras terapias novedosas, sus

trabajos no han sido aún estudiados por otros colegas y no cuentan por tanto con el respaldo de la llamada

"comunidad científica" -una entelequia, por cierto, que sólo existe en la mente de algunos-. Así lo reconocía

el doctor J. K. Crellin -de la Universidad de New Foundland en Cánada y especialista en Historia de la

Medicina- cuando tras conocer sus trabajos le contestó: "Su teoría no puedo aceptarla en principio como

una terapia y menos aún certificar su efectividad a pesar del número de pacientes que usted ha tratado; sin

embargo, es digna de publicarse porque se está metiendo de lleno en un capítulo totalmente nuevo, la

Bionergética, e independientemente de los resultados es el futuro de la Medicina y la Medicina del futuro".

Por el momento, además de su propia experiencia clínica y la conseguida en otros países del mundo -sobre

todo en Chile-, Goiz ha contado con el aval de la Universidad de Loja (Ecuador) a los hallazgos que

describió en su obra El fenómeno tumoral sobre la etiología y tratamiento del cáncer, y la participación de

virus y otros gérmenes en su desarrollo.

Médico cirujano, mientras trabajaba en el Instituto Nacional de Neumología de México en 1970 Goiz se vio

obligado -por severas deficiencias en el suministro de materiales- a trabajar con prácticas médicas

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alternativas o poco conocidas para él como la Acupuntura, la Auriculoterapia, la Reflexología, la

Enzimoterapia y otras que le convencieron de la existencia de soluciones terapéuticas eficaces en el mundo

de las denominadas terapias alternativas. Posteriormente, en 1988, recibiría una invitación para asistir al

primer curso sobre Biomagnetismo que organizó la Sociedad de Medicinas Alternativas de Guadalajara

(México) teniendo la oportunidad de oír hablar allí al doctor Richard Broeringmeyer sobre terapias

energéticas, la Terapia Polar y la importancia del pH en la salud. Un conocimiento que sería la base que

terminaría dando lugar a su teoría del Par Biomagnético.

EL PH Y LOS IMANES

Como en su día explicamos cada órgano del cuerpo -y todos sus tejidos- tienen un mayor o menor grado de

acidez o alcalinidad. Algo que se conoce midiendo la concentración de hidrógeno -es decir, el potencial de

hidrógeno, lo que abreviadamente conocemos como pH-. Se trata de un dato útil porque la mayoría de las

personas enfermas tienen un exceso de iones electropositivos (toxinas, radicales libres...) que acidifican las

células, los órganos, la sangre y las secreciones. El pH normal de la saliva de una persona con una dieta

naturista libre de productos químicos y que consume alimentos no procedentes de animales muertos es igual

al de la sangre: 7.4. Es decir:, ligeramente alcalino (el pH neutro es de 7.0.) Sin embargo, la mayor parte de

la gente enferma tiene un pH que oscila entre 6.0 y 7.0 (de ácido a neutro). Y cuanto más enfermos más

ácido suele ser su pH. Así, las personas con cáncer terminal o metástasis masiva tienen por lo general un pH

muy ácido (entre 5.5 y 6.0).

Son muchos los investigadores y médicos que sostienen que para buscar el equilibrio cuando el organismo

está acidificado éste hace básicamente dos cosas: buscar las sustancias que precisa para contrarrestar los

radicales libres y expulsar del cuerpo toxinas (radicales libres y toxinas son las dos principales causas de la

acidificación). Es decir, usa las vitaminas, minerales y oligoelementos antioxidantes que tiene a su alcance

y, paralelamente, se deshace de las toxinas a través de las vías naturales de eliminación del cuerpo: las

heces, la orina, las mucosidades y el sudor. Proceso de desintoxicación que cuando es intenso a veces da

lugar a problemas dermatológicos -eccemas, acné, dermatitis, psoriasis y otros desórdenes de la piel- al salir

las toxinas a través de la piel y que a veces es diagnosticado como una "enfermedad" cuando en realidad no

constituye sino la consecuencia del rápido proceso de desintoxicación. Y otro tanto ocurre con las llamadas

enfermedades agudas o recurrentes que no serían en muchos casos sino la consecuencia de las disfunciones

que produce en tejidos y órganos la carencia de las sustancias antioxidantes que el cuerpo se ha visto

obligado a extraer de ellos para combatir la acidificación -cuestión de prioridades- algo que no habría tenido

que hacer si la persona dotase periódicamente a su cuerpo de ellas mediante una alimentación adecuada o

una suplementación inteligente. Evidentemente si esa aportación sigue sin tener lugar durante mucho tiempo

aparecen las llamadas enfermedades crónicas ya que los tejidos y órganos empezarían a tener carencia de las

sustancias que el organismo se ve obligado a "robarles" para combatir la acidificación y podrían producirse

daños importantes que produzcan disfunciones.

La gran aportación de Goiz para tratar de solucionar la acidificación es el uso de la influencia de los imanes

sobre el intercambio celular de iones. El proceso de desequilibrio del pH comienza a nivel celular con el

intercambio de iones a través de la membrana celular, acción bioeléctrica que se da en todas las células del

cuerpo. Pues bien, si recogemos una muestra de sangre, eliminamos el fluido hasta quedarnos sólo con los

glóbulos rojos y acercamos un imán podremos ver al microscopio cómo las células giran y apuntan en una

dirección. El imán, en pocas palabras, ¡polariza los iones de las células! (un ión es un átomo con un electrón

de más o de menos).

Es más, comprobaremos que el polo Sur fuerza a los fluidos a girar en el sentido de las agujas del reloj,

aumenta la producción de iones de hidrógeno, ofrece una carga positiva (+) de energía, acelera la actividad

celular, refuerza los componentes ácidos, estimula la producción de proteínas y acelera el proceso de

maduración. El polo Norte, en cambio, proporciona una carga negativa de energía (-), reduce la velocidad de

la actividad celular, incrementa la alcalinidad, actúa para sosegar o inhibir el dolor, aumenta los iones de

potasio, disminuye los iones de calcio anormales y disminuye la concentración de iones de hidrógeno. Desde

este punto de vista, pues, puede afirmarse que el principal efecto del magnetismo en la salud es actuar sobre

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el ión de hidrógeno.

El caso es que Isaac Goiz decidió aplicar en la práctica diaria las teorías de Broeringmeyer sobre la Terapia

Polar del potencial de hidrógeno, el deterioro de los órganos y los imanes. Sólo que ante la imposibilidad

tecnológica de conseguir una medición externa del pH interior de nuestros órganos comenzó a trabajar con

mediciones indirectas. Y es que Broeringmeyer le había abierto la puerta al documentar el uso de los tests

musculares utilizados en Kinesiología para diagnosticar con precisión el funcionamiento de las glándulas y

órganos del cuerpo, un método de diagnóstico a través del principio de "respuesta muscular inteligente" que

fue descubierto por el Dr. George Goodheart en los años sesenta.

"En 1988 -escribió Goiz- acepté que debido a la interacción de un campo magnético de polaridad bien

definida con la carga biomagnética de un órgano éste se distorsiona hacia un pH anormal alcalino y se

produce un acortamiento del hemicuerpo derecho constatable de forma objetiva; y que, por el contrario, el

hemicuerpo derecho se alarga ante la presencia de un órgano con pH acidótico. Las mediciones se hacen

en el hemicuerpo derecho porque el izquierdo no sufre estas variaciones ya que es recorrido 80 veces por

minuto en condiciones normales por una corriente electromagnética generada por la actividad autónoma

del corazón y, por lo mismo, sirve como marco de referencia bioenergética para entender e identificar los

pares biomagnéticos".

Recomendamos a quien dude de la eficacia de este tipo de tests musculares un simple ejercicio casero:

extienda hacia el lado un brazo de forma perpendicular al cuerpo. Pídale luego a alguien que trate de bajarlo

mientras ofrece la mayor resistencia posible y observe el grado de dificultad y resistencia. Coja ahora con la

otra mano un recipiente con un producto tóxico -por ejemplo, un frasco de amoníaco o de lejía-, acérquelo al

cuello y acto seguido realice otra vez el ejercicio anteriormente propuesto. Comprobará que su fuerza

mengua notablemente. Y es que el campo tóxico interfiere decisivamente en su energía.

Pues bien, a partir de los métodos de diagnóstico que ofrece la Kinesiología Goiz comenzó a trabajar sobre

los efectos de los imanes en el pH y en octubre de 1988 -trabajando con un enfermo de sida- daría con un

sorprendente descubrimiento: que en su cuerpo había dos puntos concretos que se caracterizaban por tener

distinta polaridad. Uno ubicado en la parte media del esternón y otro en la parte distal del coxis. A esos dos

puntos -uno de polaridad positiva, el otro de polaridad negativa- los denominaría "par timo-recto" y desde

entonces identifica el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida). El posterior trabajo con miles de

pacientes le llevaría a encontrarse con que en la práctica totalidad de las enfermedades existen "pares

biomagnéticos"; es decir, que en cada patología existe un campo magnético propio con sus polos "norte" y

"sur" -como en una pila-. Y con tiempo y paciencia identificó todos esos polos. Es más, descubriría que el

desequilibrio de esos campos magnéticos da origen a la aparición de patologías concretas. Según Goiz el

polo positivo -que se genera por exceso de H+ (iones de hidrogeno)- tiende hacía la acidificación y da lugar

a la presencia y desarrollo de virus. Por su parte, el polo negativo se genera por déficit de H+ y por la

presencia de radicales libres, tiende hacia la alcalinidad y lo que propicia es la presencia y desarrollo de

bacterias y otros gérmenes.

De hecho, a día de hoy -como en el caso de los puntos de acupuntura- la ubicación en el organismo de esos

pares biomagnéticos está ya completamente definida. Y constatada su relación con patologías concretas. Los

pares biomagnéticos descubiertos son cerca de 250.

"El par biomagnético puede definirse -escribiría Goiz- como el conjunto de cargas que identifican una

patología y que está constituido por dos cargas principales de polaridad opuesta que se forman a expensas

de la alteración fundamental del pH de los órganos que las soportan".

Es decir, según Goiz cada enfermedad tiene su propio par biomagnético y ello permite tratarla. ¿Cómo? Pues

actuando sobre los polos adecuados en cada caso mediante imanes. Luego volveremos sobre esto. Antes

debemos decir que de esa dualidad bioenergética se desprende -siempre según Goiz- otro principio

fundamental al que llamó Nivel Energético Normal (NEM) y que define los límites bionergéticos en donde

se llevan a cabo correctamente todos los procesos metabólicos celulares de los organismos humanos en

estado de salud y que, en razón de temperatura, no pueden salirse de un grado (de 36 a 37), en razón de su

absorción electromagnética está en el orden de los 400 amstrongs y en razón del pH está muy próximo al

valor neutro de la escala convencional con una tolerancia de apenas tres décimas en ambos sentidos. En

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otras palabras, para que el organismo funcione correctamente la temperatura del cuerpo debe estar entre 36 y

37º, el pH entre 7,1 y 7,7 y el grado de absorción electromagnética ser de alrededor de 400 amstrongs.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

Uno de los principales problemas con los que Goiz se encuentra para que sus colegas acepten su trabajo es

que hasta el momento la medición de los polos biomagnéticos es de orden cualitativo e indirecto a través,

como ya se ha explicado, de la combinación de tests de Kinesología e imanes. Dicho esto, hay que explicar

que de acuerdo a los principios de la práctica de la terapia -fruto del trabajo de muchos años por parte de

Goiz- la mejor forma de rastrear los polos biomagnéticos (la enfermedad) es situar al paciente en decúbito

supino sobre una base firme, especialmente de madera o material aislante para evitar interferencias con los

imanes. Se aconseja que el paciente mantenga puestos sus zapatos ya que éstos permiten valorar el

acortamiento o la elongación del miembro inferior derecho. Una vez tumbado el paciente boca arriba se

rastrean los puntos denominados de diagnóstico. Basta colocar sobre ellos el polo negativo de un imán y

comprobar en cada ocasión si las piernas tienen la misma longitud o una parece más corta que la otra. Para

ello se toman los talones del paciente y se levantan las piernas unos 30° ya que así es más fácil constatar

cualquier alteración. Si así sucede, es decir, si la pierna derecha parece más corta que la otra -la diferencia

puede oscilar entre 1 y 5 centímetros- es que ese punto está alterado.

"La verdad -confiesa Goiz- es que no entendemos aún -cuando lo entendamos se acabarán todas las

enfermedades- por qué se polariza en un instante todo un órgano hacia el lado positivo por exceso de iones,

cayendo en un estado de acidez en su totalidad y eso, a su vez, condiciona -como consecuencia

necesariamente lógica- la polarización de otro órgano en sentido opuesto, es decir, hacia la alcalinidad por

déficit de hidrogeniones y presencia de radicales libres complejos con polaridad negativa. Aun cuando las

consecuencias finales de ambos polos son las mismas, la degeneración de la materia, dicha degeneración es

diferente en su manifestación. En el caso de los polos biomagnéticos con polaridad positiva la degeneración

es de tipo retráctil o cicatricial y en el segundo es de lisis y dispersión del tejido".

Ahora, bien aunque es cierto que algunas enfermedades están relacionadas especialmente con un par

determinado, en general la gran mayoría de las enfermedades implican más de un par biomagnético y por

tanto la participación sincrónica de distintos gérmenes, ya sea virus, bacteria, hongos o parásitos. Sergio

Córdova, director del Centro de Terapias Naturales Ohani en Santiago de Chile y uno de los centros con

más experiencia en este campo nos confirmaría este punto: "Los alumnos de Goiz frecuentemente

encuentran alrededor de 7 pares en promedio en cada sesión (dentro de los 250 pares posibles) pero

también es cierto que comúnmente se encuentran más de una dolencia ya sea visible o en potencia.

Curiosamente al propio Dr. Goiz le salen sólo 3 en promedio."

Una vez encontrados los polos afectados se procede a buscar sus pares en el dibujo donde Goiz tiene

reflejados todos los pares biomagnéticos. Luego basta colocar en ambos polos unos imanes naturales de una

potencia que puede oscilar entre los 1.000 y 50.000 gauss (son suficientes unos veinte minutos). Según Goiz,

como las cargas energéticas del par biomagnético tienen la misma intensidad, el mismo número de partículas

elementales y la misma frecuencia bioenergética al enfrentar una carga con su polaridad contraria se anulan -

por efecto de la inducción magnética- sus potenciales respectivos. ¡Y ello lleva a restaurar el equilibrio

natural del pH de los órganos afectados! Tras la sesión el terapeuta podrá comprobar cómo las piernas

recuperan su simetría normal levantando las piernas del paciente.

En cuanto al número de sesiones depende del tipo de dolencia así como de su gravedad y antigüedad pero la

práctica parece indicar que una secuencia inicial de tres sesiones -una a la semana- basta para obtener una

gran mejoría en la mayoría de los casos.

"Durante dos años y medio de práctica continua del Biomagnetismo con nuestros pacientes - nos contaría

Sergio Córdova, director del Centro de Terapias Naturales Ohani en Santiago de Chile- hemos podido

constatar que la gran mayoría de las enfermedades siguen un patrón común que comienza con la

acumulación de conflictos emocionales y/o estrés que producen una disminución de la eficiencia del sistema

inmunitario. Esto permite que proliferen microbios -virus, bacterias, hongos y parásitos- que están

parapetados en puntos específicos del cuerpo y que se corresponden con los distintos pares biomagnéticos.

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Pues bien, es en este nivel, en el que los gérmenes se han potenciado combinándose de diversas formas,

donde el Biomagnetismo tiene su acción más visible y contundente. A pesar de que hemos visto resultados

en una amplia gama de enfermedades de difícil tratamiento con la medicina oficial -cáncer, SIDA, diabetes,

fibromialgia, esclerosis múltiple, lupus eritematoso, artritis, psoriasis, hepatitis, herpes, etc.- en una rápida

encuesta nuestros ocho terapeutas en Biomagnetismo refirieron notar mejores resultados en psoriasis,

fibromialgia, cáncer, diabetes y problemas estomacales y pulmonares diversos. Un reporte curioso fue que

todos ellos concordaron en haber sanado rápidamente dolores de cabeza crónicos con el Biomagnetismo".

IMANES Y MICROORGANISMOS

En este marco de relaciones entre cargas positivas-negativas y pH, Goiz da un paso más. Afirma que cuando

estos pares se desequilibran, en el punto del par polo sur-positivo (de ambiente ácido) se encuentran

determinados virus mientras que en el punto del par polo norte-negativo (de ambiente alcalino) se hallan

ciertas bacterias. Virus y bacterias han sido identificados por Goiz a lo largo de su investigación y puestos

en relación a través del campo magnético que forma cada par biomagnético.

"De acuerdo al concepto teórico del Par Biomagnético -escribe Goiz- el virus patógeno tiene dos elementos

morfológicos: cápside y virón. El primero con carga negativa puesto que se trata de una mucoproteína. Y el

segundo con carga positiva puesto que se trata de una porción de nucleoproteína y, específicamente, de

ADRN. En el polo positivo se generan los virus patógenos o estructurales en su función de virón; y en el

negativo la mucoproteína que les es específica ya que en el polo negativo o Norte las bacterias tienen pleno

desarrollo y madurez y no se ocupan de su propio metabolismo sino de hacer resonancia vibracional y

energética con los virus que les son afines y de producirles la proteína cápside que los hacen patógenos".

De esa manera Goiz logró establecer que entre ambos focos de virus y bacterias existe una comunicación -en

forma de ondas electromagnéticas- que define como biorresonancia magnética y que permite una relación

energética entre dichos microorganismos de tal manera que cuando el órgano se desequilibra se potencian su

virulencia y capacidad de resistencia frente a los anticuerpos del sistema inmune.

Siguiendo la teoría de Goiz y la relación entre el pH, la acidificación y los microorganimos, cuando sobre

los puntos correspondientes de los pares origen de una determinada patología se colocan imanes de una

fuerza superior -de 1.000 a 50.000 gauss- el par biomagnético se despolariza y la vuelta al equilibrio en el

pH alterado supone -según la Teoría Biomagnética- una interrupción de la retroalimentación energética entre

virus y bacterias. Esto, a su vez, produce el exterminio de los mencionados microorganismos que pierden su

sustento energético. "Al inducir a los virus campos magnéticos superiores a 1.000 gauss -sostiene Goiz-

pierden su capacidad patógena y cede la sintomatología viral en tiempos críticamente cortos. En el caso de

las bacterias, al precisar éstas un medio alcalino para su reproducción en el momento de su neutralización

ceden en su capacidad patógena".

Expongamos algunos ejemplos de lo que Goiz afirma haber confirmado en el tratamiento de pacientes

durante los últimos 17 años. Por ejemplo, en el caso de la diabetes Goiz sostiene que la mayor parte son

"falsas diabetes" producidas por microbios como estafilococos aureus, Chlamydia Trachomatis,

espiroquetas, algunos virus, salmonella typhi, amebiasis intestinal parasitaria, etc. Que pueden originar

"falsas" diabetes por diversos motivos, como el deterioro químico de la insulina contaminada por los

desechos metabólicos tóxicos de estos gérmenes, que pueden estar en el páncreas o no. Bueno, pues según

Goiz el tratamiento adecuado con los imanes en el par duodeno-riñón permite la alteración del nivel

patógeno de los microorganismos y, por tanto, la resolución de la enfermedad.

Por su parte, el Par Biomagnético para el tratamiento de la hepatitis B es pleura-hígado... en el hemisferio

norte. Y es que ¡la polaridad varía en función del hemisferio de la Tierra en el que uno habite! La pleura

soporta la polaridad negativa-alcalina y el hígado la positiva-ácida; esto quiere decir que el virus responsable

de la patología se ubica en el hígado y la bacteria que hace resonancia y lo activa en la pleura. Bien, pues el

adecuado tratamiento convertiría al paciente en un portador del virus asintomático.

Otro ejemplo: Goiz asegura tratar el Sida con magníficos resultados mediante la aplicación de imanes en el

par timo-recto. En el par positivo-ácido (recto) se aloja el virus VIH y con él hace resonancia la bacteria E-

Coli presente en el polo negativo-alcalino (timo). Y Goiz asevera que es precisamente la bacteria la que

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activa el timo causando la inmunodeficiencia que termina por producir el conjunto de síntomas conocido

como Sida. En un organismo en el que, por el contrario, las posiciones estuvieran invertidas el VIH se

encontrará presente en un timo alcalinizado y la E-coli en un recto acidificado... con lo que existirían

alteraciones del sistema digestivo -diarrea, gases, etc.- pero no se darían las condiciones para la aparición del

síndrome. Siguiendo con los tratamientos de Goiz, en la familia de "enfermedades" que constituyen los

distintos tipos de reumatismo, artritis o artrosis los desechos liberados por diversos microorganismos serían

los encargados de atacar la membrana sinovial que cubre el cartílago de las articulaciones produciendo así

inflamación, luego degeneración y finalmente graves deformaciones. Pues bien, Goiz afirma que al tratar el

reumatismo articular en el par nervio inguinal derecho-articulaciones se consigue no sólo un efecto

analgésico y una disminución de la inflamación y del tiempo de reparación de los tejidos dañados.

Obviamente según la teoría del Par Biomagnético muchos otros microorganismos son los causantes de

enfermedades de difícil abordaje para la medicina alopática como algunos tipos de Parkinson, Alzheimer,

esclerosis múltiple, psoriasis, etc., que estarían especialmente causadas por virus fármaco-resistentes. Y

todos ellos pueden ser reforzados en su efectos patógenos -tal y como sostiene también la doctora Ulda

Clark- por otras sustancias tóxicas como metales pesados -el mercurio de las amalgamas, plomo, aluminio,

etc.-, algunos conservantes, colorantes, drogas, pesticidas y otras sustancias presentes en los alimentos

industrializados.

Recordemos que la toxicidad aumenta la acidificación del órgano -el ambiente donde mejor se desarrollan

los virus- al tiempo que el desequilibrio provoca que en el otro polo del par el ambiente progresivamente

alcalino permita la acción de las bacterias lo que, según Goiz, completa el círculo que pone en marcha la

acción tóxica de los virus. Razón por la cual para volver al equilibrio inicial es de especial importancia la

aplicación de imanes naturales en los pares biomagnéticos.

Lo aquí expuesto no es, como el lector podrá suponer, más que una simple introducción a la Teoría del Par

Biomagnético. Es mucho lo que queda por desarrollar: los distintos pares, los ejes magnéticos presentes en

el ser humano, la importancia de los ejes según los hemisferios de la Tierra... Todo un campo de estudio que

se abre ante quienes están interesados en la influencia de los campos magnéticos en la salud. Aunque lo

realmente importante de la misma es que su aplicación es sencilla, carece de contraindicaciones y es fácil de

comprobar en sus resultados. Probablemente el Biomagnetismo no sirva para curarlo todo pero el porcentaje

de alivio y mejoría que los pacientes experimentan es lo suficientemente notable como para justificar su

conocimiento y uso, idealmente en conjunción con otras terapias que, en combinación con el área

emocional, ayuden a elevar las defensas del sistema inmune.

Elena Santos

Discovery Salud 112, Jan. 2009

ISAAC GOIZ Y LA TEORÍA DEL PAR BIOMAGNÉTICO

Isaac Goiz, médico internacionalmente conocido por su teoría del Par Biomagnético, afirma que toda

patología se inicia en dos puntos relacionados entre sí que poseen las mismas características

bioenergéticas aunque estén situados en distintos lugares del cuerpo. Es lo que llama "par

biomagnético" y asevera que en toda patología mientras en uno de esos puntos se produce

acidificación en el otro se produce alcalinización y eso hace que ¡en uno se acumulen los virus y en el

otro las bacterias! Y afirma también que basta colocar dos simples imanes en esos puntos para que los

virus y bacterias que pueden estar afectando negativamente al organismo en ese momento ¡pierdan su

capacidad patógena! Hemos hablado con él.

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Isaac Goiz - médico cirujano- trabajó en la década de los 70 del pasado siglo XX en el Instituto Nacional de

Neumología de México y es autor de E l Sida es curable (1993) -libro en el que aporta su punto de vista

sobre cómo el biomagnetismo puede detectar y destruir el VIH- y de El fenómeno tumoral (2004) -publicado

por la Universidad de Loja (Ecuador) sobre el origen del cáncer y la participación de múltiples agentes

patógenos en su desarrollo: toxinas, parásitos, hongos, bacterias y virus, entre otros. Y su presencia en

España para impartir el curso que impartió en Madrid en noviembre pasado dirigido a médicos y otros

profesionales de la salud sobre su teoría del Biomagnetismo Médico y la práctica del tratamiento del Par

Biomagnético vuelve a situarnos -una vez más- ante el dilema del significado real del término evidencia

aplicado a la Medicina. Porque, ¿evidencia no es la suma de resultados clínicos -es decir, de las curaciones o

mejoras logradas- aún cuando la teoría en la que se apoya el tratamiento esté aún sometida a discusión en

lugar del cumplimiento de protocolos paliativos normalmente basados en fármacos cuyos mecanismos de

acción muchas veces ni siquiera se conocen y donde los resultados -de mejoría o curación- son casi siempre

escasos o nulos?

Goiz no ofrece teorías indemostrables ni apoya lo que dice en ensayos clínicos controlados. Pone sobre la

mesa sus resultados clínicos: cientos de miles de pacientes tratados con buenos resultados durante 20 años.

Y cursos sobre lo que sabe impartidos a médicos y otros profesionales de la salud -más de cinco mil a estas

alturas- que aportan también sus propias experiencias con curaciones o mejoras que a veces rozan lo

asombroso dada la simplicidad de la terapia. Luego, ¿por qué las instituciones no le escuchan? Pues

probablemente porque los resultados que obtiene se basan en una teoría que rompe los esquemas médicos

conocidos y deja obsoletos muchos de los tratamientos que propone la medicina occidental.

"El tratamiento con el Par Biomagnético, el Biomagnetismo Médico -nos diría Goiz en Madrid- tiene cuatro

defectos. Primero, que apenas cuesta dinero; y eso es gravísimo. Segundo, que cura. Tercero, que lo puede

aprender cualquier persona, no solamente médicos. Y cuarto, que lo descubrió un mexicano. Sin embargo,

llevamos trabajando con ello 20 años, hemos dado 82 cursos por todo el mundo y han asistido a ellos unos

5.300 alumnos. Por lo que a Europa se refiere en Alemania, Italia y ahora España; en cuanto al continente

americano en Estados Unidos solemos darlos en Nueva York pero también los hemos impartido en Ecuador

y Chile además de en todo México, obviamente. Mis colegas médicos empiezan por fin a admitir el método

porque los resultados están ahí. De hecho en México la mitad de los alumnos son ya médicos y la otra mitad

terapeutas. Médicos que cuando trabajan con nuestro método inmediatamente lo avalan. Los que no lo

avalan son las autoridades sanitarias ni los médicos más ortodoxos".

Y de nuevo cabe preguntarse: ¿qué importa más? ¿Los resultados que se obtienen con los imanes o discutir a

nivel teórico su fundamentación? Obviamente, a los pacientes, los resultados. Al fin y al cabo tampoco

saben el mecanismo molecular de actuación de un antibiótico y se lo toman.

"¡Esto es científico! -manifestaba en la televisión ecuatoriana el doctor Alex Escandón, ginecólogo que

práctica el Biomagnetismo Médico en el Nuevo Hospital de Los Valles, uno de los centros hospitalarios más

modernos de Quito (Ecuador)-. Está demostrado. Usted tiene un problema, se le hace la evaluación, se

confirma con los exámenes, hacemos el test con los imanes, se hace el tratamiento y vemos los resultados. Y

en la mayoría de los casos funciona. Hablamos incluso de casos de cáncer. Hemos visto a pacientes en los

que se comprobaron con imágenes los tumores, a los que se ha hecho luego el tratamiento del par

biomagnético y cómo después ya no aparece tumor alguno en las imágenes. Hemos entrado en la sala de

operaciones -porque soy médico ortodoxo, tengo mi cabeza con formación científica, cuadrada y tengo que

confiar en lo que estoy viendo- a hacer cirugía y realmente no encontramos nada. Sacamos los tejidos, los

mandamos al laboratorio y no queda nada. O si queda es algo completamente diferente".

Suponemos que el lector no entenderá que ante esto el sistema sanitario se niegue siquiera a investigarlo.

Pero así es. Y eso que Goiz nos reiteró en persona que está dispuesto a someter sus resultados a la crítica

médica en cualquier hospital. De hecho asegura haberlo intentado sin éxito -incluso en España- a pesar de

que al no hacer ingerir nada a los pacientes se trataría de una demostración sin el más mínimo riesgo. Lo que

no obsta para que él continúe empeñado en que le dejen demostrar la validez de su tratamiento. "Necesito

simplemente -nos diría- un centro clínico que aporte algunos pacientes con el diagnóstico ya hecho. Veinte,

treinta, cien... los que sean. Y que me digan por ejemplo: tienen tuberculosis. Y entonces nosotros los

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testamos, les ponemos los imanes en el par correspondiente a esa patología -que, por cierto, es

supraespinoso- supraespinoso- y constatamos cuántos se curan. ¿Que se cura uno solo? Pues es obvio que

mi planteamiento no es correcto. Pero, ¿y si se cura el 90%? Es sencillo, luego ¿por qué no me permiten

mis colegas demostrarlo? "

LAS BASES DEL BIOMAGNETISMO MÉDICO O TEORÍA DEL PAR BIOMAGNÉTICO

Resumiendo someramente lo que ya expusimos con amplitud en el nº 76 de la revista recordaremos que los

elementos fundamentales sobre los que se basa el tratamiento del par biomagnético son el pH del organismo,

el papel que juegan en él los microorganismos en la aparición de enfermedades, la existencia de una serie de

puntos energéticos en el cuerpo que están relacionados entre sí -como los dos polos de una pila- y el uso de

campos magnéticos provocados por imanes de una potencia superior a 1.000 gauss.

Como en su día explicamos cada órgano y tejido del organismo tiene un grado de acidez o alcalinidad. Y el

pH global del mismo se sabe midiendo la concentración de hidrógeno -es decir, el potencial de hidrógeno, lo

que abreviadamente conocemos como pH- en saliva, orina o sangre. Se trata de un dato útil porque la

mayoría de las personas enfermas tienen un exceso de iones electropositivos (toxinas, radicales libres...) que

acidifican las células, los órganos, la sangre y las secreciones. Pues bien, el pH de una persona sana es de

7.35, es decir, ligeramente alcalino (se considera neutro un pH de 7). Sin embargo, la mayor parte de las

personas enfermas tienen un pH que oscila entre 6.0 y 7.0 (de ácido a neutro). Y cuanto más enferma se

encuentra más ácido suele ser su pH. Por eso las personas con cáncer terminal o metástasis masiva tienen

por lo general un pH muy ácido (entre 5.5 y 6.0) y cada vez más investigadores apuntan que en realidad la

acidificación orgánica es la auténtica raíz de todas las enfermedades.

Hecha esta introducción explicaremos que, convencido también de que eso es así, Goiz comenzó a valorar

hace ahora 20 años las teorías de Richard Broeringmeyer sobre la validez de las terapias energéticas, su

Terapia Polar y la importancia del pH en la salud. Éste había descubierto que los campos magnéticos

permiten descubrir el pH interno de los órganos mediante unos sencillos tests musculares de Kinesiología

que se basan en el principio de respuesta muscular inteligente descubierto por el Dr. George Goodheart en

los años sesenta. Es decir, el test -que es el que usa hoy el Dr. Goiz y sus discípulos- permite conocer el

estado de acidificación de cualquier parte del organismo con un simple imán de potencia suficiente. Basta

colocarlo en la parte derecha del cuerpo e ir desplazándolo lentamente por encima porque cuando debajo hay

una zona ácida la pierna derecha se encoge instintivamente uno o más centímetros. Y, por el contrario, si lo

que hay es una zona demasiado alcalina la pierna se alarga.

Posteriormente Goiz, gracias a su experiencia clínica diaria, acabaría constatando que la dualidad que marca

toda la vida (vigilia-sueño, día-noche, norte-sur, yin-yan, ácido-base, etc.) también se da a nivel orgánico. Y

que a cada punto-órgano-tejido donde se da una situación de acidez le corresponde de manera automática

otro punto-órgano-tejido (siempre el mismo) con un desequilibrio similar en intensidad de alcalinidad. Ello

le permitió con los años llegar a la constatación práctica de la existencia en el cuerpo de más de 200 pares

biomagnéticos que además se corresponden con patologías diferentes -desde la gripe al cáncer- y no tienen

nada que ver con lo conocido por la medicina convencional ni por la Medicina Tradicional China. No se

trata pues de los nadis y meridianos energéticos. Asimismo descubrió que cada par se asocia a una patología

y, a la vez, a determinados microorganismos. Verificando luego que en el polo "positivo" de entorno ácido

se acumulan los virus y los hongos mientras en el polo negativo de entorno alcalino se encuentran las

bacterias y parásitos. Y que en cada patología están presentes los mismos microorganismos patógenos

conformando siempre el mismo par. En otras palabras, cada enfermedad tiene su correspondiente par y sus

microbios.

El último paso que dio Goiz fue aprender cómo afrontar las enfermedades sabiendo todo esto. Y descubrió

que podía hacerlo aplicando en los "polos" de cada par unos imanes de potencia superior a 1.000 gauss.

Basta situar el polo positivo del imán en el polo positivo del par y el polo negativo en el par negativo. Ello

crea una corriente magnética que empuja las cargas positivas contra las negativas hasta neutralizarse. Lo

que igualmente neutraliza el pH y acaba con los microorganismos promotores de la correspondiente

patología.

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Cabe agregar que si una persona padece varias patologías los imanes deberán colocarse en cada uno de los

pares detectados. De veinte a treinta minutos por sesión son suficientes. Y si bien muchas veces basta con

una sesión otras requieren tres o cuatro.

Claro que aunque todo parece muy simple lo cierto es que hay que saber dónde se halla cada par, cuál es el

polo positivo y cuál el negativo en cada uno de ellos y qué microorganismos hay en ellos relacionados con

cada patología.

IMANES Y PH

A los médicos -a pesar de que Goiz lo es- todo esto les parece inconcebible y por eso la mayoría lo rechaza.

Claro que nadie les ha hablado jamás de ello. Es más, choca con todo lo que les han enseñado y han

aprendido. Bueno, no todos. Los pocos que se han molestado en estudiarlo -y, sobre todo, en conocer los

resultados- tienen ya otra opinión. Entre ellos los que asistieron en Madrid a finales de noviembre pasado al

seminario que impartió Goiz a 72 profesionales de la salud gracias a lo cual tuvimos oportunidad de

conversar con él.

-¿Cómo define usted el Biomagnetismo?

-Como una disciplina médica nueva. Sí, podría decirse que es una nueva medicina porque nos permite

entender la enfermedad desde el punto de vista energético, vibracional, ya no químico, ya no clínico, ya no

biológico. Nosotros, como seres vivos, al igual que las plantas o los animales que nos rodean, tenemos un

pH que se acerca a lo neutro. El pH define lo que es ácido, alcalino o neutro en los organismos. Pues bien,

hay fenómenos que alteran ese pH y conducen los órganos hacia la acidez o hacia la alcalinidad. Una

alteración que puede llevar a la enfermedad. Luego, con el tiempo, entendí que al igual que todo en el

universo la dualidad está presente en el cuerpo y descubrí los pares biomagnéticos, su relación con la

acidificación y los microorganismos patógenos, cuáles están implicados en cada patología y cómo resolver

el problema. Nacería así el Par Biomagnético del que sé que ya han hablado en su revista. El problema es

que mis colegas médicos son muy ortodoxos y no aceptan que un campo magnético pueda curar. Solo que

en realidad tienen razón ya que no es el campo magnético el que cura sino la corrección con imanes del pH

alterado.

-Lo primero que llama la atención viéndole trabajar es la forma de testar los puntos afectados en el

paciente. ¿ Por qué la pierna se acorta o se alarga reaccionando tanto al imán como a las palabras

cuando pronuncia en voz alta los pares biomagnéticos?

-El sistema de diagnóstico parte de la Kinesiología. La acidosis en un órgano acorta la materia y, por tanto,

decrece en sus dimensiones. Acidosis que con el tiempo hace además que el órgano empiece a funcionar

incorrectamente hasta que aparecen los fenómenos degenerativos. Todo ello en presencia siempre de virus,

por cierto. En el polo negativo ocurre lo contrario: la alcalosis lleva a la distensión del órgano y

posteriormente a la disfunción y a los procesos degenerativos. Pero en este caso siempre en presencia de

bacterias. Bueno, pues esos cambios internos se reflejan externamente en el acortamiento o alargamiento de

la pierna en el lado derecho cuando sobre la persona tumbada realizamos el test con el imán o se enuncian

verbalmente los puntos de búsqueda.

-¿Y por qué se testa sólo el lado derecho del cuerpo?

-Las mediciones se hacen en el hemicuerpo derecho porque el izquierdo no sufre esas variaciones ya que es

recorrido 80 veces por minuto -en condiciones normales- por una corriente electromagnética generada por la

actividad autónoma del corazón. Y, por lo mismo, sirve como marco de referencia bioenergética para

entender e identificar los pares biomagnéticos. En el caso de la gonorrea, por ejemplo, si se coloca el imán

en el mentón se acorta la pierna mientras que si se pone en la rama mandibular el acortamiento se corrige.

Siempre se colocan dos imanes, positivo y negativo. El polo negativo del imán se debe situar en la parte

alcalina -donde al ponerlo se encoge la pierna- y el positivo en el punto que hace resonancia.

-¿Y cómo llegó a relacionar cada polo con un pH diferente?

-Siguiendo el trabajo de Richard Broeringmeyer que fue quien descubrió el fenómeno en forma monopolar.

El descubrió que se puede medir la hiperacidez o la hiperalcalinidad de un órgano con campos magnéticos.

Lo demostró. Lo que yo descubrí fue sólo la dualidad del fenómeno. Siempre que hay algo positivo hay algo

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negativo. Además en lugar de extraer las cargas como él propuso yo las impacté internamente para que se

anularan entre ambas. Porque entendí que lo que falta en un lado sobra en otro. Es decir, lo que aquí son

hidrogeniones allí son radicales libre u oxidrilos. Y así se conjugan, se neutralizan y desaparece esa

información.

-La acidez orgánica y el aumento del pH puede tener múltiples orígenes, desde lo que comemos o

bebemos a la incapacidad metabólica para eliminar los residuos tóxicos de nuestro interior. ¿Es la

acidez el caldo de cultivo de los microorganismos causantes de las enfermedades?

-Las toxinas, los metales pesados, las radiaciones electromagnéticas de las torres de alta tensión y los

transformadores, las antenas de televisión y hasta un simple móvil al igual que cualquiera de los aparatos

eléctricos que nos rodean contribuyen a modificar nuestro pH. Pueden pues favorecer o agravar el problema

pero a mi juicio no determinan la presencia de las bacterias y virus. Bacterias que necesitan un medio

alcalino para sobrevivir lo mismo que los virus requieren un medio ácido. En suma, todos esos factores

pueden contribuir pero pienso que no son determinantes.

VIRUS Y BACTERIAS EN SIMBIOSIS

-Quizás lo más difícil de entender es la relación que usted establece entre los distintos pares y los

microorganismos patógenos: virus, bacterias, hongos y parásitos.

-Cuando comencé a trabajar con los campos magnéticos me llegó un día un paciente con VIH certificado por

el Instituto Mexicano del Seguro Social que había sido sometido a los tratamientos convencionales:

antirretrovirales, mucolíticos... Lo clásico. Cuando me llegó estaba muy mal. Le dije que lo único que le

podía ofrecer era revisar su organismo y localizar posibles distorsiones en el pH de su cuerpo. Lo hice y me

encontré con que en el timo había un foco energético alcalino. Seguí revisando y en el recto encontré un

foco ácido. Así que pensando no como médico sino como físico me dije: "Aquí hay acidez y allí alcalinidad,

luego si 'empujo' las cargas lo mismo impactan y se neutralizan". Y funcionó. Al paciente le desapareció el

VIH. Y, claro, empecé a investigar las posibilidades clínicamente, con pacientes. Una investigación que se

convertiría en tragedia porque cuando comuniqué a las autoridades sanitarias que había tratado a 18

pacientes de Sida en un año y todos se habían curado me respondieron que estaba loco. El segundo paciente

fue un niño con tuberculosis diagnosticada en el Instituto Nacional de Enfermedades Pulmonares de

México. Tenía un absceso en el cuello por una tuberculosis ganglionar y supuraba. Le testé, vi que se trataba

del par supraespinoso-supraespinoso que acusa el fenómeno ácido-alcalino, le puse los imanes y a los ocho

días el niño estaba curado. Eso cambió todo lo que pensaba sobre virus y parásitos. De hecho fue lo que me

llevó a investigar y empezaron a aparecer en los tests todo tipo de microbios. ¡Cada uno en un punto

específico del organismo! Ahí empezó todo. Pasaron los años y yo seguí curando no ya el Sida sino la

tuberculosis, la gonorrea, la sífilis, la clamidia... Toda una amplia serie de patologías que sanaban sin

necesidad de medicamentos ni protocolos exagerados. Simplemente poniendo unos imanes en puntos

específicos.

-Lo que dice usted echa abajo muchas creencias médicas.

-Mi "teoría" se basa en 20 años de experiencia clínica. Y de acuerdo a ella dentro de una célula el virus

codifica partículas de ADN para generar virones de virus específicos que una vez excretados se asocian con

cápsides producidas por bacterias no patógenas. Así es como una vez asociados infectan otras células para

continuar el proceso en forma exponencial. Virus y bacterias están en resonancia vibracional y energética.

Pero independientemente de que exista esa resonancia para su génesis, metabolismo, maduración y

reproducción lo que importa más que nada es su manifestación patógena y su asociación morbosa dentro de

los seres humanos. Por otra parte, l os parásitos requieren bacterias, tragan bacterias. Si no hay bacterias no

hay parásitos. Lo mismo que si no hay virus no hay hongos. Y esto lo podemos comprobar clínicamente

porque si en una micosis eliminamos el virus que la está soportando desaparece el hongo. Y, de la misma

manera, si eliminamos la bacteria desaparece el parásito correspondiente. A los médicos se nos ha enseñado

que los microorganismos entran en el cuerpo y se ubican en las mucosas, en los epitelios. Bueno, pues no es

así. Lo que descubrí gracias al VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Humana es que cada virus o bacteria

que entra en el organismo se establece en un lugar específico y ahí se empieza a reproducir. Y luego, cuando

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se ha reproducido, da lugar a los síntomas que es lo que percibimos enfermos y médicos. Pero se ignoraba el

origen del fenómeno. Bueno, pues yo he descubierto el código que permite identificar los virus, bacterias,

hongos y parásitos patógenos, las disfunciones que provocan y cómo resolver todos esos problemas.

-¿Cuántos pares biomagnéticos han asociado ya a diferentes patologías?

-En estos momentos más de 200. Y conociéndolos se pueden superar el 99% de las enfermedades. Luego

tenemos pares especiales que identifican alteraciones no producidas por microorganismos, pares

disfuncionales que identifican alteraciones de las glándulas internas y de su producción hormonal y,

finalmente, pares de reservorio que identifican órganos o tejidos donde se aloja indefinidamente un virus en

tanto no se instale en su par específico. Conocemos más de doscientos microorganismos asociados a

enfermedades pero algunos son difíciles de localizar con imanes.

-¿Cada patología se corresponde con un par o hay varios pares para una patología?

-Depende de la patología. Si es regular hay uno sólo pero hay patologías complejas como la diabetes, la

psoriasis, la fibromialgia y otras en las que se asocian virus y bacterias. Como en el cáncer, que es lo más

florido en cuanto a asociación de microorganismos. Aunque aquí nos encontramos con otro conflicto y es el

hecho de que muchos de los casos que se diagnostican como cáncer no lo son. Nosotros hemos constatado

que en el cáncer está presente siempre el bacilo de la lepra. Luego si no lo está lo que padece esa persona no

es cáncer. Lo mismo pasa con la diabetes: hay demasiadas falsas diabetes. Según la ortodoxia médica uno es

diabético cuando sube el nivel de azúcar en sangre y el organismo es incapaz de reducirlo. Es decir, el

páncreas está sano pero no produce suficiente insulina o ésta no cumple su misión. La verdad sin embargo es

que se trata de una bacteria que se alimenta de insulina. Y basta eliminarla para que la presunta diabetes

desaparezca.

CÁNCER Y SIDA

-Perdone, pero ¿qué tiene que ver la lepra con el cáncer?

-Hemos descubierto que en todos los casos de cáncer primero existe algún virus que lastima la membrana de

alguna célula, luego aparecen bacterias que introducen en su citoplasma toxinas con lo que ésta crece y,

finalmente, aparece el bacilo Mycobacterium leprae que a través de la liprosina llega hasta el núcleo, lo

revienta y da comienzo así a lo que conocemos como cáncer. Luego sólo en tales casos puede hablarse de

cáncer. A mi juicio pues el 97% de lo que se diagnostica como cáncer no lo es. Suele tratarse de simples

abscesos que aparecen cuando se infecta un área de tejido y el sistema inmunitario trata de combatirlo. Los

glóbulos blancos se mueven a través de las paredes de los vasos sanguíneos hasta el área de la infección y se

acumulan dentro del tejido dañado, proceso durante el cual se forma pus que no es sino una acumulación de

líquidos, glóbulos blancos vivos y muertos, tejido muerto, bacterias y otras sustancias. Abscesos que pueden

formarse casi en cualquier parte del cuerpo y cuya causa son microorganismos infecciosos y sustancias

ajenas al organismo. Y como abscesos se curan. Es verdad que a veces aparece la denominada masa tumoral

pero se trata de un fenómeno secundario. Además sabemos que si logramos eliminar los patógenos

desaparece el tumor. Y lo grave es que se están diagnosticando muchos casos de cáncer que no son sino

abscesos y envenenando a esas personas con radiaciones y fármacos enormemente tóxicos.

-Y lo que usted denomina cáncer auténtico, ¿tiene tratamiento con los pares?

-Se cura también pero es otra asociación más morbosa. Para empezar, como digo, tiene que estar presente el

bacilo de la lepra; si no, no hay cáncer. Por otra parte, cada tipo de tumor tiene una variedad diferente de

bacterias y virus que varían de una persona a otra. Y efectivamente se pueden abordar con los pares. Lo

increíble es que se curan. Este año, hasta el 11 de octubre, llevo tratados 192 casos de cáncer. Y todos ellos

se han curado. Con el diagnóstico de cáncer de sus médicos, no hecho por mí. Ahora bien, ninguno se había

sometido a quimioterapia ni había sido radiado. Fruto de mi experiencia con el cáncer escribí de hecho una

tesis titulada El fenómeno tumoral en la Universidad Nacional de Loja de Ecuador porque un grupo de

médicos que vino a uno de mis cursos hace seis o siete años me invitó a hacerlo. En suma, no solamente se

cura el cáncer, se curan los abscesos, las displasias y todos los fenómenos pre y postumorales.

-Por lo que dijo antes entendemos que también el Sida es tratable...

-El Sida es curable con el tratamiento del Par Biomagnético adecuado: el timo-recto. Es cierto que el VIH es

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un virus patógeno. Se aloja en el recto -por eso no lo han encontrado- pero no destruye los linfocitos T. La

culpa es de una bacteria que resuena con el virus. Mire, tal vez ésta haya sido mi mayor aportación:

descubrir que siempre que hay un virus hay una bacteria que le hace el juego, que le fabrica la mucoproteína

que le convierte en patógeno. Los virus siempre han existido. Son partículas de ADN que requieren

simplemente que se les adhiera una mucoproteína para convertirse en un patógeno. Y esa mucoproteína la

fabrica una bacteria que en el caso del VIH se llama Esqueriquia Colli y que se aloja en el timo

degenerándolo. No es que por eso deje de fabricar linfocitos T -de eso encarga cuando somos pequeños-

porque cuando somos adultos ya no lo hace. Lo que provoca es que deje de ordenar su producción a los

ganglios y otras estructuras. En suma, no destruye el timo pero impide que éste induzca la producción de

linfocitos T.

-¿Hay alguna patología que no se pueda curar con su sistema?

-Suelo decir que la estupidez humana. Hablando en serio, las orgánicas prácticamente todas. Y con el

sistema que estamos desarrollando podremos tratar también aspectos psicológicos, actuar sobre los

problemas emocionales.

-¿Y si tras un tratamiento con el par biomagnético vuelvo a enfermar?

-Le volvemos a curar. Mire, cuando un médico extirpa un tumor o un órgano deja ahí la información. Y por

tanto puede regresar la enfermedad. Pero si quitamos la información que está produciendo un tumor éste ya

no regresa. Verá, la medicina alopática diagnostica atendiendo a los síntomas: dónde duele, cuánto, desde

cuándo... Y a partir de ahí diagnostica: es una colitis, una rinitis, una dermatitis, etc., o un tumor. Pero no

sabe decirte por qué. Yo explico el porqué, el cómo y el cuándo. En una patología simple o cuando aparece

un tumor. Y actúo sobre la causa. Si alguien tiene una bronquitis le explico que se debe a un neumococo o a

un enterobacter. Si tiene una pancreatitis que tienen el adenovirus 36. Y así sucesivamente. Identificamos el

origen de esa pancreatitis, de esa psoriasis, de esa diabetes, de ese reumatismo que padece el enfermo que

viene a nosotros... y luego eliminamos la causa.

Solo nos resta decir que las caras de satisfacción de los asistentes el curso del Dr. Goiz eran significativas.

Se les veía claramente satisfechos. Uno de ellos, el doctor Santiago de la Rosa -presidente de la Comisión

de Médicos Naturistas del Colegio Oficial de Médicos de Madrid y miembro del Consejo Asesor de

Discovery DSALUD- fue muy explícito: " Es realmente sorprendente -nos diría-. Eficaz, útil, sencillo de

aprender, fácilmente constatable... Y encima sin potenciales efectos secundarios negativos ni

contraindicaciones. Ni siquiera hay que depender de sofisticado aparato alguno. Basta algo de destreza

para localizar en el paciente los polos magnéticos y aplicar los imanes. El Biomagnetismo me parece muy

interesante. Especialmente teniendo en cuenta la casuística clínica presentada durante el curso por el

doctor Goiz. Pienso sin duda incorporarlo a mi práctica médica. Aunque de momento seguiré

usando igualmente la Acupuntura, la Homeopatía, la Dietética, la Fitoterapia, la Nutrición Ortomolecular,

la Biorresonancia y otras técnicas no convencionales porque todas ellas son complementarias y me

permiten, por sus propias características, atender las máximas del naturismo médico: Primun Non Nocere -

ante todo no hacer daño- y Vis Natura Medicatrix -ir siempre a favor de la naturaleza".

Terminamos comentando que en un rincón de la localidad de Guayaqui -concretamente en el área 19- el

Gobierno ecuatoriano ha puesto recientemente en marcha una experiencia ejemplar, el Centro Médico

Guamaní, donde los pacientes pueden tratarse con métodos tradicionales que responden a evidencias y

experiencias sustentadas en prácticas indígenas milenarias así como con métodos complementarios más

modernos. Y entre esas posibilidades los enfermos pueden optar por tratarse con la terapia del Par

Biomagnético. ¿Con qué resultados? " ¿Hasta ahora los resultados son muy buenos -ha declarado

públicamente a la prensa el Dr. Fausto Molina, médico que aplica en él la terapia-. Y s e trata de resultados

documentados ".

Y es que desde que el mundo es mundo las teorías cambian pero los hechos permanecen.

Antonio F. Muro

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Juan Carlos Albendea, pionero en España en la utilización del Par Biomagnético

Juan Carlos Albendea -miembro del Consejo Asesor de Discovery DSALUD y promotor del curso

impartido por Isaac Goiz en Madrid- fue uno de los primeros profesionales de la salud en practicar el

Biomagnetismo Médico en nuestro país. Su primer contacto con la teoría del Par Biomagnético tuvo lugar

hace ahora catorce meses pues saber que existía un método de curación tan sencillo, práctico y sin

medicación le pareció algo tan extraordinario que decidió viajar hasta México para asistir a un curso con

Goiz. Y desde entonces, una vez en España, la terapia forma parte de su práctica diaria.

"Algunas patologías -nos diría explicándonos su experiencia- mejoran rápidamente. De hecho no conozco

ningún sistema tan rápido de sanación. En las patologías más complejas el único problema es el del testaje

porque hay que tener mucha paciencia para localizar todos los puntos rastreando al máximo posible el

cuerpo. Es sencillo pero requiere tiempo. Además hay que practicar mucho hasta que uno adquiere la

suficiente experiencia y confianza. En la actualidad estoy trabajando con dos listas de pares. Una básica de

225 pares -los primeros descubiertos y más testados que ofrecen solución al 90-95% de los problemas de

salud- y otra más extensa de 450 pares sobre la que aún están trabajando terapeutas de distintos países.

Obviamente en la primera visita sigo la básica -aunque eso depende también de lo que tenga el paciente- y

en la segunda o posteriores la más extensa. Debo decir que no se trata por supuesto de una panacea pero

de lo que conozco es lo más eficaz y rápido. Y sin efecto secundario alguno. Porque ni aunque se pusieran

mal los imanes -invirtiendo por error los polos- existe perjuicio para la persona. Y como no se da ningún

producto ni a nadie se le dice que deje la medicación no interferimos con ningún tratamiento. Lo que pasa

es que cuando el médico que ha recetado los fármacos ve la mejoría suele decidir retirarlos".

Albendea nos aclararía que él sólo habla de los casos que él mismo ha tenido la oportunidad de tratar. No de

mejorías o curaciones ajenas. Y añadiría en ese sentido que las patologías en la que ha visto una mejoría más

rápida sin medicamentos se encuentran casos de fibromialgia, hepatitis, diabetes, infertilidad -afirma que

ésta se resuelve en apenas una o dos sesiones -, psoriasis, lupus eritematoso, problemas óseos como la

espondilitis anquilosante -en estos casos se comienza a mejorar desde la primera sesión-, reumatismo

pluriarticular, osteoporosis -esta patología precisa un seguimiento largo-, esclerosis múltiple -no se

resuelven los efectos de la degradación de la mielina pero puede detenerse su progresión-, todos los

problemas digestivos, la endometriosis y las migrañas.

"Hay algunas patologías que pueden resolverse en una sola sesión -nos aseguraría - pero el Dr. Goiz

también señala que en este tipo de tratamientos suele haber un 'efecto pantalla'. En la primera visita, con un

buen rastreo, puedes eliminar microorganismos y a la semana siguiente encontrarte con que ese 'efecto

pantalla' había ocultado otros microorganismos que permanecían ocultos ante la importancia de los

anteriores. Por eso el protocolo que normalmente seguimos es el de ver a cada persona tres o cuatro veces;

una vez a la semana. Y en patologías como la osteoporosis hacer revisión al menos una vez al mes durante

tres o cuatro meses".

Juan Carlos Albendea -que pasa consulta en Madrid (91 542 91 96)- está encantado con los resultados pero

no es optimista sobre la expansión rápida de la terapia del Dr. Goiz. Ni siquiera entre los profesionales más

abiertos a las terapias alternativas. Su extrema sencillez -basada en la práctica clínica del profesional y no en

ningún tipo de aparato o medición difícil de explicar al paciente- y el hecho de que rompa con los moldes de

la medicina convencional van a dificultar a su juicio su divulgación. A pesar de que quienes la practican

obtienen resultados sorprendentes a diario, incluso en patologías catalogadas como incurables. "Yo mismo

tuve un resultado realmente sorprendente en Sida -nos contaría al finalizar nuestra charla-. La carga viral

del paciente le bajó un 50% y desde entonces está asintomático sin haber tomado ningún medicamento. No

ha tenido que tomarse ni un solo día de baja laboral. Solo viene de vez en cuando a que le haga un rastreo.

Nunca aceptó tomar los antirretrovirales y prefirió desde el principio confiar en este procedimiento. Y está

encantado. Al igual que yo".

Francisco San Martín

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LA TERAPIA DEL PAR BIOMAGNÉTICO, SOMETIDA A PRUEBA CON MÁS DE 200

ENFERMOS Discovery Salud 118, Ago. 2009

El pasado mes de mayo el Dr. Isaac Goiz, creador de la teoría del Par Biomagnético y del tratamiento

de todo tipo de enfermedades con simples imanes, accedió a poner a prueba su terapia en la clínica

que dirige en Marbella (Málaga) el Dr. Raymond Hilu y más de doscientas personas fueron tratadas

en apenas cuatro días. A la mayoría se le recogió una muestra de sangre antes del diagnóstico con los

imanes y de ser tratados los pares correspondientes y otra después para así comprobar si los

microorganismos señalados como responsables de sus patologías estaban realmente presentes en

sangre después del tratamiento. Les contamos los resultados.

La difusión en España del método de diagnóstico y tratamiento del Par Biomagnético creado por el médico

mexicano Isaac Goiz (vea en nuestra web –www.dsalud.com- los artículos que hemos publicado al respecto

en los números 76 y 112) ha prendido en apenas unos meses con tanta rapidez que resulta sorprendente.

Claro que no es de extrañar dado el éxito que los médicos y terapeutas que la han incorporado ya en sus

consultas están obteniendo. Ciertamente no se trata de una cura milagrosa que resuelva todas las patologías

pero en manos de profesionales bien formados se ha revelado como un método de posibilidades

insospechadas –especialmente cuando la causa es una infección- cuyos límites están aún por conocer.

De hecho el doctor Goiz reclamó durante años que se constatase la eficacia de su tratamiento mostrándose

dispuesto a cualquier tipo de ensayo o prueba a la que quisieran someterle los colegios médicos, propuesta

que en nuestro último encuentro en Madrid reiteraría: “Necesito simplemente –nos diría- un centro clínico

que aporte algunos pacientes con el diagnóstico ya hecho. Veinte, treinta, cien... los que sean. Y que me

digan por ejemplo: tienen tuberculosis. Y entonces nosotros los testamos, les ponemos los imanes en el par

correspondiente a esa patología –que, por cierto, es supraespinoso-supraespinoso- y constatamos cuántos

se curan. ¿Que se cura uno solo? Pues es obvio que mi planteamiento no es correcto. Pero, ¿y si se cura el

90%? Es sencillo, luego ¿por qué no me permiten mis colegas demostrarlo?” El silencio había sido siempre

la respuesta. Hasta ahora…

Primero fue el doctor Santiago de la Rosa -miembro de nuestro Consejo Asesor- quien de una forma muy

pragmática se planteó estudiar la capacidad microbicida de los imanes sobre distintos microorganismos ¡in

vitro! Para lo cual se cultivaron durante 24 horas en un laboratorio especializado una serie de bacterias y

hongos –concretamente Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae, Streptococcus agalactiae, Proteus

mirabilis, Haempphylus influenzae y Candida albicans- en los medios apropiados (agar sangre, agar

chocolate, agar MacConkey y Saboraud cloranfenicol) y pasado ese tiempo se colocaron dos imanes encima

y debajo de las placas durante otras 24 horas para observar si había crecimiento microbiano o éste se

detenía. La prueba demostraría que in vitro los imanes no son capaces de frenar el crecimiento de esos

microorganismos patógenos constatando así que sólo actúan sobre el bioelectromagnetismo propio de los

organismos vivos complejos.

Porque en éstos sí funciona. La respuesta por tanto tiene que estar fuera de las probetas, en las complicadas

interacciones que se dan en el organismo humano, en el pH del terreno vivo necesario para la proliferación o

no de los microorganismos. Había por tanto que subir un escalón más en la investigación y analizar el

comportamiento del método en un numeroso grupo de enfermos. Y eso es lo que decidió asumir el doctor

Raymond Hilu en el instituto que lleva su nombre. “Sinceramente –nos diría-, lo hice por incredulidad.

Había asistido un par de días al curso que hace unos meses impartió en Madrid y ustedes anunciaron y lo

que el Dr. Goiz explicó en él me pareció demasiado bueno para ser cierto. Si es verdad, me dije, se trata de

un descubrimiento fantástico y hay que darlo a conocer, elevar su práctica a la enésima potencia. Y si no lo

es hay que decirlo públicamente para que nadie se haga vanas ilusiones. Así que le propuse hacer la prueba

que pedía con numerosos pacientes a la vez. Sabía que la idea le iba a gustar porque me consta que lo

había intentado en varias ocasiones sin conseguirlo”.

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Y Goiz aceptó el reto: testar con su método -lo que finalmente se hizo en el centro que dirige en Marbella

(Málaga) entre el 14 y el 17 de mayo pasados- a ¡más de doscientos pacientes! de las más diversas

patologías en presencia como observadores de médicos de otros países. Pues bien, aunque los resultados

estadísticos aún se están elaborando Hilu ya habla abiertamente de “éxito rotundo” del método. “Se trata –

afirma con rotundidad- de una de las terapias más eficaces con las que me he cruzado en todos los años que

llevo de praxis médica. Lo más sorprendente es su sencillez. Y su principal ventaja que carece de efectos

secundarios. Lo único que choca a veces es el diagnóstico porque el de Goiz difiere a menudo del que trae

el paciente. Algo que no me preocupa porque lo importante es que el enfermo mejora con el tratamiento. Y

a mí lo que interesa no es tanto saber qué tenía realmente como si tras el tratamiento mejora o se cura. Me

importa que el resultado final es positivo y beneficioso para el paciente.”

PREPARANDO EL ESTUDIO Dicho esto adelantamos desde ya que las pruebas realizadas en mayo pasado en Marbella no serán admitidas

como un “ensayo” por la comunidad médica. Pero lo cierto es que lo que allí ocurrió no puede ni debe ser

obviado pues el Dr. Hilu intentó que fuera lo más objetivo posible. De hecho se aseguró de que los pacientes

que acudieran allí no fueran sólo suyos sino de médicos y terapeutas de diferentes países: Estados Unidos,

Inglaterra, Alemania, Francia, Suecia, Finlandia, India y, por supuesto, españoles. E invitó a algunos de sus

colegas a acudir como observadores; fue el caso de los doctores italianos Conte y Limontini y de la doctora

británica Mary Staggs. Asimismo habló con dos laboratorios independientes que se pudieran hacer cargo de

analizar la sangre de los pacientes antes de ser tratados por el Dr. Goiz o por los dos colaboradores que le

ayudaron en esta singular experiencia de forma absolutamente altruista y en jornadas auténticamente

maratonianas –Juan Carlos Albendea y Águeda Iribarren- para confirmar si existían los patógenos que se

detectaban con el test kinesiológico y a los quince minutos de finalizar el tratamiento recoger de nuevo una

muestra de sangre para compararla con la primera. Al final no pudo ser.

“Para mí es un misterio –nos diría el Dr. Hilu-. No entiendo qué ha pasado. Primero hablé con un

importante laboratorio de Barcelona al que le propuse encargarse del asunto y me confirmó verbalmente

que estaría encantado de colaborar. Es más, me pidieron que les pasase por escrito la relación de los

posibles patógenos que tendrían que buscar para tener los reactivos preparados así que como yo había

hecho el curso de Goiz cogí una lista de todos los patógenos que pueden detectarse y se la mandé. Tardaron

bastante en estudiarlo. Hasta que al final, después de varios e-mails, me dijeron que sí, que tenían

capacidad suficiente. Sin embargo, cuando se acercó la fecha de la prueba les llamé para sellar por escrito

el compromiso y entonces, para mi sorpresa, me contestaron que cada analítica les iba a salir por unos

2.000 euros y se traba de un coste que no podían afrontar. Mire, yo he pedido en multitud de ocasiones

hacer análisis de patógenos a los laboratorios y sé que no cuesta eso. Finalmente, un par de semanas antes

de que llegara Goiz, rechazaron cualquier tipo de colaboración. Me dijeron que la „filosofía del

laboratorio‟ –expresión textual que usaron-, tras unirse a otro francés de carácter multinacional, no les

permitía abordar ese trabajo”.

Hilu nos explicaría que lo intentaría entonces con un laboratorio de Valencia. Y de nuevo se encontró con la

misma respuesta. Primero le dijeron que sí y después, por razones nada convincentes, que no. También

fallaría un último intento con un laboratorio más pequeño de Marbella.

Hilu decidió entonces modificar la estrategia y solicitó rápidamente a los pacientes que se habían apuntado

al estudio que trajeran la documentación médica que acreditara sus diagnósticos añadiendo luego un

elemento comparativo más: la realización del estudio de la sangre en su propio centro para verificar los

resultados mediante varios métodos de diagnóstico: campo oscuro, contraste de fase y test de coagulación. A

fin de cuentas su sistema de microscopía morfológica celular permite llegar a los 60.000 aumentos y ver

todo tipo de bacterias, hongos y parásitos con absoluta claridad e identificarlos siguiendo la estela del

trabajo de Antoine Béchamp quien demostró que la sangre no es estéril. (vea el recuadro adjunto).

Además, cuando se consideró necesario se añadieron al estudio elecrocorporogramas, electrocardiogramas,

oximetría o ecografías. El resto era el test diagnóstico de Goiz, los imanes sobre los puntos señalados y la

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prueba posterior en el propio centro que se completaría con un seguimiento de los pacientes una vez

regresaran a sus hogares.

LA SANGRE VIVA En suma, más de doscientos pacientes pasaron por las instalaciones de Raymond Hilu. Como María, que

llegó con un diagnóstico de hepatitis. Hilu la sentó y con un simple pinchazo le extrajo una gota de sangre

que pasó a analizar a través del microscopio. Lo singular es que la imagen de la misma pudo luego seguirse

a través de una pantalla de plasma de 40 pulgadas instalada en la pared; en ella, a los pocos minutos, todos

los presentes pudieron ver cómo los glóbulos rojos, flotando en el líquido extracelular, aparecían

apelmazados, formando columnas a modo de monedas apiladas, con escasa movilidad. “Problemas de

circulación”, apuntaría Hilu. Y siguió buscando mientras iba cambiando filtros de luz. Aparecerían así

diversas formaciones que Hilu identificaba en cada caso como hongos o bacterias. Y antes de terminar allí

vimos unas estructuras de apariencia pétrea contra las que los escasos glóbulos que aún mantenían cierta

movilidad se estrellaban y rodeaban. “Microtrombos”, diagnosticó Hilu. A continuación observó la placa

donde otra gota de sangre se había coagulado y enseguida apareció una figura característica en forma de rosa

-que el doctor definió como significativa de estrés cardíaco- y unos bordes grisáceos formados por la

acumulación de tóxicos que muy bien podían corresponderse con un problema de mal funcionamiento

hepático.

A continuación llegaría el turno de Goiz. Con la paciente tumbada en la camilla, sujetando los pies por los

talones, muy atento a cualquier diferencia entre los mismos, comenzó a recitar su particular mantra de los

distintos pares posibles para después preguntar por las más diversas patologías directamente en voz alta al

organismo que tenía entre manos esperando siempre la respuesta en forma de alargamiento o acortamiento

de las piernas. Su diagnóstico final ampliaba el que la paciente llevaba: cirrosis hepática y cálculos renales.

Le situó los imanes y la paciente se quedó en reposo durante doce minutos. Pasado ese tiempo el doctor Hilu

le extrajo de nuevo dos gotas de sangre: una para verificar una vez coagulada y otra que pasó a observar

directamente al microscopio. Y así, a través de la pantalla instalada en la pared, los pacientes y observadores

pudieron presenciar el espectáculo de la sangre viva. Sólo que donde antes había como “pilas de monedas”

tras el tratamiento lo que se veían eran glóbulos bien diferenciados, perfectos en su individualidad,

moviéndose con alegría. De las bacterias y hongos ni rastro por más que se buscaron; en cambio allí estaban

aún los microtrombos de apariencia granítica. Todo parecía haber mejorado menos eso. En la sangre

coagulada la figura en forma de rosa significativa de estrés cardíaco había igualmente desaparecido. No así

los bordes de acumulación tóxica que, aunque algo menores, todavía permanecían visibles. Sólo tras el paso

de los días con el hígado funcionando normalmente, tal y como sostenía Goiz, podría apreciarse su

eliminación. Antes de marcharse el doctor Hilu decidió recomendar a María que para prevenir posibles

problemas de trombos tomara pastillas de magnesio. Quizás también hubieran desaparecido sin más con el

paso de los días pero lo mejor era completar el tratamiento. El propio doctor Hilu quedó sorprendido: “Para

eliminar las bacterias, hongos, trombos y mejorar la circulación hasta ese punto hubiera necesitado en

condiciones habituales más de seis medicamentos y seguir un tratamiento de varios mese”.

Y sin embargo, ¡lo que es la vida! A los pocos días Hilu recibía una llamada: esa paciente había sido

ingresada con una trombosis. Había optado por ignorar la recomendación de las pastillas de magnesio… o se

le había pasado. Afortunadamente, nada grave. El ingreso sirvió además para comprobar que el resto de

parámetros hepáticos se encontraba bien.

Indudablemente uno de los aspectos más novedosos de la teoría de Goiz es la presencia de los virus-hongos

y bacterias-parásitos en polos opuestos como causantes de enfermedad. Por tanto resultaba todo un reto

saber si a través de la microscopía utilizada por Hilu podían encontrarse restos de los mismos en la sangre. Y

así fue. “En más del 80% de los casos -no tengo aún las estadísticas terminadas, explicaría Hilu- encontré en

las muestras de sangre de los pacientes los mismos parásitos que Goiz señalaba utilizando el Par

Biomagnético”.

En todo caso, curaciones y mejorías aparte, lo que más llamó la atención de Hilu fue el comportamiento de

la sangre antes y después de aplicar los pares. “Obviamente –nos diría- la mayor parte de los pacientes que

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aceptaron acudir a este estudio estaban muy enfermos. Y al examinar su sangre antes de ser tratados por el

doctor Goiz pudo verse que era la propia de alguien enfermo, con una circulación de muy mala calidad,

con muchos patógenos, toda clase de suciedad en la sangre y comportamientos anómalos de las defensas

con los neutrófilos inutilizados. Sin embargo, a los quince minutos de haber sido tratados volvía a mirar la

sangre y veía una historia completamente diferente. Parecía sangre de otra persona que no tuviera que ver

con el mismo paciente. Todas las anomalías morfológicas sanguíneas quedaban corregidas. En muchos

casos los neutrófilos, estáticos antes, se mostraban muy activos después. Los microorganismos vivos,

intraeritrocitarios antes, habían sido expulsados. Seguían moviéndose unos minutos y luego morían.

Además, al observar la sangre a los 15 minutos del tratamiento pudimos ver cómo había aumentado la

oxidación celular y mejorado la circulación, excepto las plaquetas. Y en los casos de cirrosis hepática, al

analizar la sangre bajo el microscopio después de poner los pares -y ha supuesto una auténtica novedad

para mí-, vimos una especie de cicatrices hepáticas en gran cantidad sueltas en la sangre como efecto del

tratamiento porque entre medias no había habido más que los imanes. Ya había visto antes el fenómeno y

por eso sé que se trata de excrecencias hepáticas pero no lo había visto con tanta frecuencia y con un efecto

tan rápido”.

La única constante que no se modificó en ningún caso -y a la que Hilu piensa dedicar un estudio más

profundo- fue la presencia de trombos.

¿Y el pH, núcleo central de la teoría de Goiz? La tecnología del Instituto Hilu no utiliza coloraciones para

las muestras de sangre ya que considera que de esta manera se pueden adulterar las muestras. En su lugar, y

para no perder las ventajas que puede aportar la tinción a la hora de apreciar distintos fenómenos, se utiliza

tinción por luz. Por eso al ir cambiando los filtros de luz pudimos presenciar en directo diferentes aspectos

de la sangre. “Una de esas tinciones lumínicas que utilizo –nos diría Hilu- me permite ver el pH de la propia

sangre en vivo. No ha habido ningún caso de sangre con tendencia a la alcalosis lo cual, con la gran

cantidad de pacientes que hemos tratado, es un indicio más que habla del territorio ácido como base de la

enfermedad. Sí hemos visto muestras de sangre con el pH tendiendo hacia la acidosis y cómo después de ser

tratados por Goiz la acidosis en esas muestras de sangre desaparecía por completo. Sin excepción. En todos

los casos. Sólo con los imanes y en quince minutos.”

Sorprendente. Pero no menos que los resultados.

CONCLUSIONES En suma, la presencia de microorganismos parece dar la razón a los argumentos de Goiz pero, lo que es más

importante, los resultados vienen a avalar el uso del Par Biomagnético en una lista larguísima de patologías.

El estudio, las frías cifras -que incluyen el seguimiento a distancia de los pacientes- aún no está concluido

pero el doctor Hilu tiene ya claras algunas conclusiones.

-¿Cuáles han sido globalmente los resultados obtenidos con los más de 200 enfermos diagnosticados y

tratados? -Ha habido muy pocos casos, muy puntuales, en los que no ha habido ni reacción ni mejoría. Y desde luego

no ha habido empeoramientos. Los casos donde mejor respuesta se obtuvo se dieron entre quienes vinieron

con diagnóstico de esclerosis múltiple, un diagnóstico con el que Goiz no coincidía porque para él todos

ellos sufrían una infección bacteriana por estreptococos y clamidias. Y todos ellos, ante los ojos de quienes

allí estábamos, se marcharon con un grado de mejoría muy notable. Hasta el punto de que algunos que

llegaron con una movilidad totalmente limitada, que apenas se podían poner de pie para tumbarse en la

camilla, salieron por su propio pie. Para mí ha sido lo más impactante. Los siete u ocho casos tratados

experimentaron una mejoría sustancial.

-Imposible detenerse en cada una de las patologías tratadas pero por incidir en otra especialmente

significativa y grave, el cáncer, sobre el que Goiz mantiene un enfoque muy diferente: ¿cómo les fue

con los casos que les llegaron diagnosticados como cáncer? -Podríamos decir lo mismo respecto a la mejoría general pero en los casos de cáncer hay que hacer una

salvedad: a excepción de un caso que el doctor Goiz confirmó que era cáncer verdadero todos los demás que

vimos eran a su juicio cánceres falsos, mal diagnosticados. Se trataba de abscesos, quistes, hematomas,

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bolsas de pus u otro tipo de reacciones fisiológicas a la presencia de microorganismos; por bacterias como la

Enterobacter colacae o la Listeria, por ejemplo. Honestamente asumo que el sentimiento, la esperanzadora

reacción del paciente al pensar que lo suyo nunca había sido realmente cáncer, puede tener que ver con una

cierta mejoría. El doctor Goiz afirma que al terminar con el problema causado por los patógenos que dan

origen a su sintomatología el paciente está curado y la recuperación será progresiva. Yo debo decir que en

las revisiones que hemos hecho primero aparecían los parásitos y tras el tratamiento habían desaparecido.

Apreciamos incluso la mejora instantánea de otros parámetros. Por ejemplo, en los casos de cáncer de

próstata vimos cómo tras el tratamiento con los imanes el marcador PSA bajó en todos los casos.

En los días posteriores pedimos a los pacientes que se hicieran con sus médicos nuevas analíticas, nuevos

informes y nos los hicieran llegar. Y según los que ya se nos han remitido –no hemos cerrado el estudio

precisamente porque estamos pendientes de los casos de cáncer- las mejorías son evidentes.

-¿Y cómo debemos interpretar que en el Avance de los resultados aparezca ya un caso de melanoma

como curado, una leucemia como curada y un cáncer de próstata como curado? ¿Debemos deducir

que esa persona fue a su médico y éste le ha dicho que su cáncer ha desaparecido? -No, no ha sido así. Lo que ha ocurrido con esos pacientes es que han ido a sus médicos, les han pedido que

les realizaran nuevas pruebas y a la vista de los nuevos resultados éstos les han dicho que nunca habían

tenido cáncer, que el diagnóstico estaba equivocado. Analicemos el caso del cáncer de próstata. El tamaño

de la próstata, visualmente, era grande y su PSA estaba disparado. Bueno, pues tras tratarse con los imanes

el PSA se había equilibrado y en la ecografía se apreciaba un tamaño normal de la misma. Cualquiera diría

que se trataba de un claro caso de reducción del tumor, ¿no? Bueno, pues el médico de ese paciente prefiere

decir que se trataba de un error de diagnóstico. Así que ya sabe, con los imanes no se curan cánceres sino

que se detectan errores de diagnóstico. Sin comentarios.

-¿Y se encontró en algún caso el bacilo de la lepra, causante según Goiz de los únicos casos auténticos

de cáncer? -Con cáncer verdadero sólo apareció un paciente. Un caso en fase IV en el que Goiz señaló la presencia del

bacilo de la lepra y de clamidias. En ese caso sí pude comprobar la existencia del bacilo de la lepra. En el

resto coincidí con Goiz en la localización de microorganismos a los que él hace responsables de patologías

que luego son diagnosticadas como cáncer.

-¿En todos los casos los resultados han sido positivos? -En la lista de casos analizados aquellos diagnosticados como cálculos renales y tumor cerebral, por

ejemplo, no responden. También ha habido un caso complicado con un dolor testicular muy agudo causado

por una infección producida tras depilarse los testículos y a pesar de todo lo que se hizo el dolor persistió.

En el resto, en todos y para todas las patologías tratadas, hubo mejoría o curación.

Raymond Hilu estaba exultante. Nosotros vamos a esperar a que finalice el estudio y se tengan todos los

datos. Pero ya avanzamos que el doctor Hilu ha demostrado tener mucho valor. Llevar adelante una

experiencia como la realizada no era fácil y corría además el riesgo de tener en frente a sus compañeros más

convencionales. De hecho la mayoría de éstos preferirá ignorar tan singular y enriquecedora experiencia

pero estamos seguros de que a muchos otros les va a abrir los ojos y se animarán profundizar un poco más

en esta herramienta terapéutica simple, eficaz y de nulos efectos secundarios. Como ya han hecho muchos

otros colegas. Dicho esto debemos manifestar nuestro convencimiento de que los resultados finales

dependerán de la pericia del médico o terapeuta que practique la terapia y del desarrollo de la enfermedad

porque cada persona es un mundo.

Finalizamos recordando que el doctor Isaac Goiz será ponente en el III Congreso Internacional sobre

Medicinas Complementarias y Alternativas en Cáncer que bajo el patrocinio de Discovery DSALUD y el

aval de la World Association for Cancer Research (WACR) tendrá lugar en Madrid los días 31 de octubre y

uno de noviembre de este año.

Antonio F. Muro

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El Par Biomagnético, a modo de recuerdo Los elementos fundamentales sobre los que se basa el tratamiento del Par Biomagnético son éstos:

-El pH del organismo, el papel que éste juega en la aparición de enfermedades y su aprovechamiento por los

microorganismos, causa o efecto de la enfermedad.

-La existencia en el cuerpo de una serie de zonas energéticas -siempre las mismas, ácidas o alcalinas-

relacionadas entre sí por pares (como los polos de una pila).

-La creación de campos magnéticos mediante el uso de unos imanes de potencia superior a 1.000 gauss a fin

de neutralizar el pH y eliminar los microorganismos patógenos.

Como hemos explicado en otras ocasiones cada órgano y tejido del organismo tiene un grado de acidez o

alcalinidad pero el pH global del mismo se sabe midiendo la concentración de hidrógeno –es decir, el

potencial de hidrógeno, lo que abreviadamente conocemos como pH- en saliva, orina o sangre. Y se trata de

un dato útil porque la mayoría de las personas enfermas tienen un exceso de iones electropositivos (toxinas,

radicales libres...) que acidifican el terreno extraceular, los órganos, la sangre y las secreciones.

Cabe añadir que el pH de una persona sana es de 7.35 -es decir, ligeramente alcalino (se considera neutro un

pH de 7)- mientras la mayor parte de las personas enfermas tienen un pH que oscila entre 6.0 y 7.0 (de ácido

a neutro). Siendo más ácido el pH cuanto más enferma está. De ahí que las personas con cáncer terminal o

metástasis masiva tengan por lo general un pH muy ácido (entre 5.5 y 6.0) y cada vez más investigadores

apunten que en realidad la acidificación orgánica es la auténtica raíz de todas las enfermedades.

Pues bien, mediante un sencillo test kinesiológico y un imán de potencia suficiente el Dr. Goiz y sus

discípulos pueden conocer el estado de acidificación de cualquier zona del organismo. Basta colocarlo en la

parte derecha del cuerpo e ir desplazándolo lentamente por encima porque cuando debajo hay una zona

ácida la pierna derecha, de forma refleja, se encoge instintivamente uno o más centímetros. Y, por el

contrario, si lo que hay es una zona demasiado alcalina la pierna se alarga.

Agregaremos que según Goiz a cada punto-órgano-tejido donde se da una situación de acidez le corresponde

de manera automática otro punto-órgano-tejido (siempre el mismo) con un desequilibrio similar en

intensidad de alcalinidad. Siendo eso lo que le permitió con los años llegar a la constatación práctica de la

existencia en el cuerpo de más de 200 pares biomagnéticos que además se corresponden con patologías

diferentes, desde la gripe al cáncer. Asimismo descubrió que cada par se asocia a una patología y, a la vez,

cada polo del par a determinados microorganismos. En el polo “positivo” de entorno ácido se acumulan los

virus y los hongos mientras en el polo negativo de entorno alcalino se encuentran las bacterias y parásitos. Y

en cada patología están presentes siempre los mismos microorganismos patógenos conformando el mismo

par en cada ocasión. En otras palabras, cada enfermedad tiene su correspondiente par y sus correspondientes

patógenos.

Una vez detectados los pares afectados el último paso consiste en aplicar en los “polos” de cada par unos

imanes de potencia superior a 1.000 gauss. Basta situar el polo positivo del imán en el polo positivo del par

y el polo negativo en el par negativo. Ello crea una corriente magnética que empuja las cargas positivas

contra las negativas hasta neutralizarse. Lo que igualmente neutralizaría el pH -el terreno- y acabaría con los

microorganismos promotores de la correspondiente patología.

Cabe agregar que si una persona padece varias patologías los imanes deberán colocarse en cada uno de los

pares detectados. La sesión puede variar en función del campo magnético del lugar donde se realice en el

tratamiento; así, en Ecuador una sesión dura menos de diez minutos y en España entre doce y quince. Y si

bien muchas veces basta con una sesión en otras ocasiones se requieren tres o cuatro.

La microscopia morfológica celular El doctor Raymond Hilu considera fundamental en su trabajo diario la Microscopia Morfológica Celular

como herramienta de enorme valor preventivo. Y es que le permite ver y diagnosticar a partir de una simple

gota de sangre aquellos fallos celulares que en el momento del análisis son causa de los síntomas del

paciente y pueden ser causa de futuras enfermedades.

Page 21: Discovery Salud 76, Out. 2005 EL PAR BIOMAGNÉTICO: · PDF file1 Discovery Salud 76, Out. 2005 EL PAR BIOMAGNÉTICO: ... primer curso sobre Biomagnetismo que organizó la Sociedad

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La lista de científicos que han utilizado la Microscopía Morfológica Celular la encabeza probablemente el

doctor alemán Günther Enderlein (1872-1968) quien investigó a fondo con él el mundo del pleomorfismo

identificando diferentes morfologías sanguíneas que sirvieron para establecer la base de la medicina celular.

Mientras según el monomorfismo –doctrina mayoritariamente aceptada hoy- la sangre y los tejidos sanos

son estériles de modo que es imposible el desarrollo de microbios o bacterias y poca o ninguna importancia

tiene el estado del terreno en el que se encuentre el microorganismo… el pleomorfismo afirma todo lo

contrario. Los pleoformistas entienden que todo microorganismo puede transformarse a fin de adaptarse a

las condiciones cambiantes del terreno en el que vive. De tal forma que puede llegar a transformarse en

bacteria u hongo -su fase final- pasando por distintas formas intermedias que dependen del pH del terreno en

el que se encuentre. Por lo que es posible apreciar todo tipo de bacterias y simbiontes moviéndose por el

plasma.

En nuestros días destaca por su experiencia en el uso de la Microscopía Morfológica Celular el Bradford

Research Institute de Estados Unidos mientras otros profesionales -sobre todo alemanes- utilizan la

Microscopía de Campo Oscuro para estudiar la sangre desde el punto de vista del pleomorfismo basándose

en los estudios de Enderlein. Sin embargo, otros muchos profesionales en el campo de la Medicina no

apoyan esta técnica.

Los mejores resultados se consiguen utilizando un microscopio óptico de unos 60.000 aumentos, con una

potente fuente de luz (cerca de 150 Watios) y varios objetivos, especialmente de campo oscuro, contraste de

fase y de luz directa. Tiene especial importancia el objetivo de contraste de fase ya que permite jugar con la

luz de tal manera que permite ver partículas que serían invisibles con otros objetivos. Al no utilizar ningún

tipo de tinción (sólo la lumínica) se obtienen resultados no adulterados, al contrario de lo que ocurre cuando

se añade cualquier producto a la muestra que se estudia. En cuanto a la morfología de coagulación sanguínea

es importante poder distinguir entre la fibrina soluble y la fibrina no soluble para determinar, sobre todo, el

riesgo de padecer enfermedades degenerativas o cardiovasculares, entre otras.

Con esta tecnología se pueden llegar a prevenir muchas enfermedades, especialmente las cardiovasculares.

“Incluso con más de 50 años de antelación –señala Hilu-, al contrario de lo que ocurre con un simple

electrocardiograma, aunque muy necesario muchas veces resulta insuficiente. Se han reportado muchos

casos de pacientes con un electrocardiograma perfecto que luego han sufrido un ataque al corazón y

fallecido a los pocos minutos u horas de haberse hecho la prueba. Esto no significa que su corazón haya

enfermado de repente y que de estar totalmente sano haya pasado a pararse sino, simplemente, que la serie

de fallos celulares que pudieran llevar a un paro cardíaco no se tuvieron en cuenta, que sólo se tuvieron en

consideración posibles fallos eléctricos.” En cabeza de la lista de prevenciones estarían algunas

enfermedades cardiovasculares (50 años de antelación), respiratorias (10 años), hepáticas (10 años), renales

(8 años), cáncer (5 años), psiquiátricas (5 años), circulatorias (1 año), autoimunes (6 meses), linfáticas (6

meses), etc.

Al analizar una gota de sangre del paciente con el sistema de medicina celular pueden descubrirse en menos

de 20 minutos todos los desarreglos celulares que están dando pie a una o varias patologías -o que pueden

llegar a causarlas- entre las 180 morfologías defectuosas diferentes que pueden distinguirse bajo el

microscopio. Y después actuar en consecuencia.

El procedimiento es sumamente sencillo: se extrae una gotita de sangre del dedo y se coloca en un porta

donde se deja coagular. Posteriormente se saca otra gota de sangre y se observa en un microscopio de campo

oscuro y alta potencia que la muestra en una pantalla de televisión. A través de la prueba con sangre

coagulada se pueden estudiar 40 condiciones patológicas pero por lo general se centra sobre todo en la

detección de procesos inflamatorios, toxicidad intestinal y disbiosis. Con el estudio de la sangre fresca se

pueden identificar hasta 43 factores distintos, entre los que destacan la situación nutricional, la presencia de

microorganismos como bacterias, hongos o parásitos, la viabilidad del sistema inmune, etc.