Vigilancia de las Industrias Extractivas Reporte Nacional2010
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58 Desacatos 54 mayo-agosto 2017, pp. 58-73 Recepción: 19 de septiembre de 2016 Aceptación: 15 de noviembre de 2016
Dinámicas ambientales y extractivas en el siglo XXI: ¿es la época del Antropoceno
o del Capitaloceno en Latinoamérica?
ASTRID ULLOA
ASTRID ULLOA
Universidad Nacional de Colombia,
Bogotá, Colombia
En Latinoamérica, los actuales análisis sobre transformaciones ambientales y
cambio climático se centran en los efectos y conflictos socioterritoriales y en su
articulación con la Conquista y la Colonia. En este contexto, se analizará la per-
tinencia de las perspectivas del Antropoceno y del Capitaloceno al destacar las
implicaciones del giro antropocénico en torno a geopolíticas del conocimiento,
diferenciación territorial, desplazamiento de los extractivismos, y la falta de re-
conocimiento de otras ontologías y epistemologías. Se discutirán los alcances de
la noción de Capitaloceno y su relación con procesos de valorización y apropia-
ción de naturalezas y territorios. Se presentarán replanteamientos y propuestas
que responden a perspectivas culturales y territoriales frente al cambio climático
y los extractivismos, en diálogo con el Antropoceno y el Capitaloceno.
PALABRAS CLAVE: Antropoceno, Capitaloceno, extractivismos, perspectivas cul-
turales, geopolíticas del conocimiento
Environmental and Extractive Dynamics in the 21st Century: Is it the Epoch of Anthropocene or Capitalocene in Latin America?
In Latin America current analysis of the environmental changes and climate
change focus on the effects and socio-territorial conflicts and its articulation
with the conquest and colonization. The pertinence of current perspectives
of the Anthropocene and Capitalocene will be analyzed highlighting the im-
plications of Anthropocenic turn related to geopolitics of knowledge, ter-
ritorial differentiation, displacement of extractivism, and lack of recognition
of other ontologies and epistemologies. I will also analyze the scope of the
notion of Capitalocene and its articulation to processes of valuation and ap-
propriation of natures and territories. I present reconfigurations and propos-
als that respond to local, cultural and territorial perspectives to face climate
change and extractivisms, in dialogue with Antropocene and Capitalocene.
KEYWORDS: Anthropocene, Capitalocene, extractivism, cultural perspectives,
geopolitics of knowledge
59Dinámicas ambientales y extractivas en el siglo XXI: ¿es la época del Antropoceno o del Capitaloceno en Latinoamérica?
Introducción
Los debates para el siglo XXI en Latinoamérica en torno a las transformaciones
ambientales y el cambio climático resaltan los conflictos socioterritoriales y
ambientales y su relación con procesos históricos que se remontan tanto a las épo-
-
mos. Sin embargo, en la actualidad, muchos análisis resaltan el papel del cambio
climático en los procesos ambientales, por ser una transformación global y resulta-
-
versos territorios. Bajo esta perspectiva, los debates en torno a la época del
Antropoceno han cobrado importancia transnacional en el ámbito tanto teórico
como metodológico. No obstante, en Latinoamérica, los análisis y debates se cen-
-
agua o agronegocios, entre otros, con los consecuentes acaparamientos y despojos
ambientales y territoriales que provocan, así como sus implicaciones culturales y
sociales, y el incremento de desigualdades socioambientales.
-
puestas del Antropoceno y el Capitaloceno, y ver sus alcances para Latinoamérica.
-
bientales en la región para plantear que los procesos de cambio climático, ligados a
las discusiones actuales sobre el Antropoceno, no pueden entenderse sin partir de
-
en el siglo XXI. Estos procesos responden a una lógica económica particular, la del
Capitaloceno. Asimismo, los cambios ambientales y las transformaciones climáti-
cas no pueden entenderse sin partir no sólo de la ontología moderna, que separó la
60 Desacatos 54 Astrid Ulloa
naturaleza de la cultura, sino también de las lógicas
económicas, las cuales alimentan las relaciones des-
iguales y generan apropiaciones y despojos de natu-
ralezas y territorios.
Considero que el debate en torno al Antro-
poceno en Latinoamérica no ocurre de la misma
manera que el que atraviesa las actuales discusio-
nes de las ciencias sociales y humanas en Europa
y Estados Unidos. En parte porque el concepto de
Antropoceno presenta un problema global que re-
quiere respuestas globales, lo cual demanda acciones
e intervenciones globales-locales, que desconocen
las relaciones históricas de poder y las desigualda-
des situadas que han producido transformaciones
ambientales en Latinoamérica. De igual manera,
porque en la narrativa del Antropoceno no se con-
sideran otras perspectivas culturales y sistemas de
conocimientos locales que han generado otro tipo
de relaciones entre humanos y no humanos en pro-
cesos territoriales situados históricamente. Al mis-
mo tiempo, es importante nutrir un debate sobre las
implicaciones del concepto de Capitaloceno, surgi-
do como crítica al Antropoceno, al centrarse en la
acción humana cruzada por relaciones desiguales
de poder político y económico, características del
capitalismo global como causante del cambio climá-
tico, y proponer análisis que destacan la valoración
y apropiación de naturalezas y territorios como ejes
de las transformaciones ambientales.
-
tructura en cuatro partes. La primera, “Cambio
climático y posicionamiento del Antropoceno”,
presenta de manera general el planteamiento y
las propuestas de la concepción de una época geo-
lógica a partir de las transformaciones humanas. La
segunda parte, “Efectos del giro antropocénico”,
resalta las implicaciones que se generan en torno
a geopolíticas del conocimiento, diferenciación te-
falta de reconocimiento de otras ontologías y epis-
temologías. La tercera parte, “Transformaciones
ambientales y Capitaloceno”, discute los alcances
de esta noción y se concentra en la articulación de lo
económico con nociones de naturaleza y territorios,
y procesos de valorización y apropiación. La cuarta,
“Latinoamérica y los debates del Antropoceno, el
-
ción con procesos capitalistas globales cobran ma-
yor importancia en el siglo XXI en la región. En las
territoriales y ambientales dentro del giro antropo-
cénico y capitalocénico desde Latinoamérica”, se
discuten los alcances del Antropoceno y Capitaloce-
no desde Latinoamérica, y se analizan las propues-
tas y dinámicas de la región como alternativas a las
transformaciones ambientales y climáticas, así como
a los procesos de apropiación y despojo de los terri-
torios y naturalezas.
Cambio climático y posicionamiento del Antropoceno
¿Quién nos está conduciendo hacia el desastre?
Una respuesta radical sería la dependencia de los
fósil. Algunos, sin embargo, preferirán identificar
otros culpables. La tierra está ahora, nos dicen, en-
trando al “Antropoceno”: la época de la humani-
dad (Malm, 2015: 1).
Los análisis sobre el cambio climático han sido diver-
concepciones culturales que parten de la idea de que
las causas y respuestas que culturalmente se propor-
Cada cultura tiene sus propias formas de conocer,
interpretar, percibir, representar, actuar y reaccionar
ante el tiempo atmosférico y los fenómenos derivados
de la variabilidad climática, las cuales están ligadas
61Dinámicas ambientales y extractivas en el siglo XXI: ¿es la época del Antropoceno o del Capitaloceno en Latinoamérica?
C A R B Ó N
CUANDO EL CARBÓN SE EXTRAE, LA GENTE QUE VIVE EN LA ZONA DEBE BUSCAR UN NUEVO HOGAR.
LAS INDUSTRIAS SE INSTALAN ALREDEDOR. ESO REQUIERE MUCHA ENERGÍA.
EL DIÓXIDO DE CARBONO, ANTES CONTENIDO EN EL CARBÓN, ES LIBERADO. SE ELEVA HACIA LA ATMÓSFERA JUNTO CON EL HUMO.
LA GENTE TIENE QUE MUDARSE DE NUEVO. ¿DÓNDE ESTARÁ SEGURA EN EL FUTURO?
DURANTE MILLONES DE AÑOS, DEBAJO DE LA SUPERFICIE DE LA TIERRA SE HAN ACUMULADO CAPAS DE CARBÓN.
LA EXTRACCIÓN DE CARBÓN AFECTA LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS, LA VEGETACIÓN Y TODO EL AMBIENTE.
LOS CAMIONES TRANSPORTAN CARBÓN A LAS FÁBRICAS SIN CESAR. AHÍ ES QUEMADO PARA PRODUCIR ENERGÍA.
EL DIÓXIDO DE CARBONO CONTRIBUYE AL CALENTAMIENTO GLOBAL. LAS CONSECUENCIAS SON DESASTRES NATURALES Y ELEVACIÓN DEL NIVEL DE MAR.
TIENEN QUE MUDARSE. ENCONTRAMOS CARBÓN DEBAJO DE SU GRANJA.
LA PALA CAVA EN EL SUBSUELO.
¿A DÓNDE VAMOS AHORA?
¡EL NIVEL DEL AGUA ESTÁ SUBIENDO!
¡SÍ! NOS MUDAMOS. ¡AL MAR!
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a concepciones culturales particulares, situadas his-
tóricamente y en lugares específicos. Estas con-
cepciones se relacionan con las maneras en que las
culturas interactúan con la naturaleza, lo que implica
-
ciones de confrontación, complementariedad o des-
igualdad (Ulloa, 2011; 2014c).
Estos procesos han puesto en evidencia nocio-
indómita o fuera de control —huracanes, terremotos
o inundaciones, entre otros—, que requiere conoci-
biodiversa que necesita ser protegida y controlada
para darle el mejor uso, con la idea de servicios eco-
sistémicos, dada la crisis ambiental y climática. Hay
otras nociones de naturaleza en las que los humanos
y los no humanos son seres vivos e interactúan y no
hay separaciones conceptuales, pues hay transforma-
ciones permanentes entre ellos (Ulloa, 2014b).
Las concepciones de lo no humano varían de
cultura a cultura. En algunas, lo no humano remite
sólo a ciertos objetos o seres; en otras, puede incluir
desde montañas hasta animales. De igual manera,
todos los seres, y en otras, la noción de lo no humano
ven las interacciones en permanente transformación.
Por otro lado, las relaciones con las natura-
lezas entrañan una visión territorial y una dimen-
sión política, dado que involucran el uso, acceso y
control, los derechos y la toma de decisiones de los
seres —humanos y no humanos— en dichos terri-
torios. Asimismo, implican formas de relacionar-
se —reciprocidad, protección, depredación, entre
otras—, de clasificar y de representar dichas natu-
ralezas. Estas formas de relacionarse responden a
prácticas económicas atravesadas por desigualdades
de clase, género, etnicidad y locación, por mencio-
nar algunas.
Estas precisiones son importantes, pues desde
que se publicó la propuesta de Crutzen y Stoermer
(2000) sobre el Antropoceno, en la que lo caracte-
rizaron como una nueva época geológica, alrededor
del concepto se han aglutinado muchos de los de-
bates en torno al cambio climático. De hecho, hoy
resalta el papel de este fenómeno como una trans-
formación global, resultado de las acciones humanas
y que afecta diversos territorios, incluida Latinoa-
mérica, lo cual requiere acciones e intervenciones
tanto globales como locales. Se plantea una trans-
formación profunda de la perspectiva dual entre
naturaleza y cultura y las implicaciones que ha te-
nido en las maneras de producir conocimiento, así
como en los procesos disciplinares y los campos del
saber. También en las maneras en que las ciencias
naturales o sociales se han posicionado a partir de es-
-
formaciones climáticas. Por lo tanto, académicos y
teóricos hacen un llamado a pensar en esta dualidad
de cara al concepto de Antropoceno (Chakrabarty,
2009; Latour; 2013; 2014; Davis, 2008).
Los planteamientos en torno al Antropoceno
son clave, pues destacan el papel de los humanos en
las transformaciones históricas de lo biofísico y pre-
sentan la necesidad de incluir a la naturaleza en los
análisis históricos y en otras ciencias sociales y hu-
manas como parte de la interrelación con los huma-
nos. Este cambio de perspectiva ocurre a partir de
un análisis crítico del eje conceptual de la dualidad
naturaleza y cultura, para replantear estas catego-
rías como recíprocas. Esta consideración ha tenido
lugar en la antropología y en las ciencias sociales y
humanas desde la década de 1970. Sin embargo,
en la actualidad ha alcanzado también a las ciencias
naturales y a maneras disciplinarias de producir co-
nocimiento, al igual que a los debates públicos y las
políticas públicas relacionadas con lo global-local.
Su trascendencia se debe en parte a que el concepto
emerge en las ciencias geológicas —ciencias de la
tierra— y tiene aceptación en diversos ámbitos aca-
démicos, aun entre los teóricos críticos de las cien-
cias humanas.
63Dinámicas ambientales y extractivas en el siglo XXI: ¿es la época del Antropoceno o del Capitaloceno en Latinoamérica?
Efectos del giro antropocénico
El debate en torno al concepto de Antropoceno ha
abierto nuevas discusiones y posicionado el proble-
ma del cambio climático más allá de los movimientos
ambientalistas, organizaciones no gubernamenta-
les (ONG -
ticas en las Conferencias de las Partes (COP) sobre
el Protocolo de Kyoto y en los escenarios interna-
ciones y nacionales. Como resultado, ha habido un
giro hacia un debate en las ciencias sociales y huma-
nas, y un replanteamiento conceptual, tanto meto-
dológico como político. Este giro hace posible una
incidencia del conocimiento académico en procesos
de toma de decisiones globales-nacionales. Sin em-
bargo, han surgido varias críticas a esta perspectiva,
como las de Haraway (2015), Moore (2013; 2014),
Malm (2015), Malm y Hornborg (2014), Emmett y
Lekan (2016), McAfee (2016) y Crist (2013), entre
otros. La de Malm plantea:
La ciencia del clima, la política y el discurso es-
tán constantemente formulados en la narrativa del
Antropoceno: pensamiento de especies, la huma-
nidad-criticada, una indiferenciada autoflagela-
ción colectiva, un llamamiento a la población de
los consumidores en general a cambiar de conduc-
ta, y otras piruetas ideológicas que sólo sirven para
ocultar al conductor. Interpretar ciertas relaciones
sociales como propiedades naturales de las espe-
cies no es nada nuevo. Deshistorizar, universalizar,
eternizar y naturalizar un modo específico de pro-
ducción de un determinado tiempo y lugar son las
estrategias clásicas de legitimación ideológica. Blo-
quean cualquier perspectiva de cambio (2015: 4).
Considero que para Latinoamérica el debate ge-
-
tro procesos asociados al concepto o narrativa del
Antropoceno, los cuales requieren análisis. Estos
cuatro procesos son: geopolítica del conocimiento,
-
tractivismos y falta de reconocimiento de otras on-
tologías y epistemologías. Dedicaremos a cada uno
los siguientes apartados.
GEOPOLÍTICA DEL CONOCIMIENTO
El Antropoceno es un aporte para repensar la epis-
teme moderna y su pensamiento binario, que res-
ponde a una noción específica de naturaleza. La
concepción moderna de naturaleza, basada en una
visión dual frente a la cultura, implica una visión de
cuantificada y comercializada, con base en nociones
de dualidades naturaleza-cultura, cuerpo-mente,
emoción-razón, al igual que la de mujer-hombre.
El replanteamiento de la naturaleza con una visión
dual implica una desnaturalización de la naturaleza
y un posicionamiento de otra noción, que no es cla-
ra aún. Pero en la práctica hay discusiones que si bien
hacen un llamado a dicho replanteamiento, posi-
cionan lo opuesto a naturaleza-cultura. Es un po-
sicionamiento de la naturaleza sobre la cultura o
de un dominio de las ciencias naturales como una
manera de invertir las relaciones desiguales de la
dualidad. Este proceso no cambia la dualidad. Por
otro lado, se plantea la interrelación naturaleza-
cultura, pero es paradójico porque se puede volver
una visión casi monista, pero totalizante. Es decir,
centrarse en la interrelación monista y considerar
que ésa es la verdadera visión de naturaleza frente
al cambio climático se convierte en un imperativo
universal. Por otro lado, estas propuestas no con-
templan una apertura conceptual a otras nociones
de naturalezas y pasan a ser una nueva visión única de
naturaleza. Asimismo, se plantea de manera implí-
cita que todos los humanos hemos tenido la misma
relación ontológica con lo no humano.
Lo anterior se refleja cuando, en la perspectiva
del Antropoceno, se presenta el cambio climático
64 Desacatos 54 Astrid Ulloa
como un problema global que requiere respuestas
globales, que borran relaciones históricas de poder
y desigualdades que han conllevado a dichas trans-
formaciones. Este proceso actual en torno al cambio
climático rememora el ambientalismo de las décadas
de 1970 y 1980, que si bien dio lugar a varias posi-
ciones, tendencias y concepciones, al final generó
una respuesta unificada, una visión ideal y una pro-
puesta global: el desarrollo sostenible. Ahora, frente
al cambio climático, la solución global se convierte
en responsabilidad de todos los ciudadanos del pla-
neta, centrada en una visión única de naturaleza
—reconfigurada— y en su uso y operación a partir
proceso que, al ser global, da lugar a una serie de ac-
ciones y soluciones centradas en actores específicos
a escala internacional —COP, el Grupo Interguber-
implica una centralización, y por ende, un control
sobre la producción de conocimientos globales en
torno al cambio climático. Se trata de un reposi-
cionamiento de una episteme anglo-eurocéntrica
agrupada en el replanteamiento de la dualidad, lo
que genera una nueva configuración de las geopo-
líticas de producción del conocimiento en la que el
pensamiento moderno aparece como centro de la
causa, pero también de la solución al proponer su
propia reconfiguración. Sin embargo, ésta sucede a
partir de los productores de pensamiento legítimos
y legitimados en grupos de trabajo, conferencias,
encuentros, revistas y publicaciones reconocidas co-
mo los ejes de discusión sobre el Antropoceno.
El efecto es la consolidación de una visión sur-
-
des de países que lideran los centros de producción
académica en Europa y Estados Unidos, en las que
se establece desde qué hacer y cómo resolver los
problemas del Antropoceno, hasta cuáles son las
OCTAVIO HOYOS Minería en Cananea, Sonora, México, 2006.
65Dinámicas ambientales y extractivas en el siglo XXI: ¿es la época del Antropoceno o del Capitaloceno en Latinoamérica?
opciones políticas. En ese sentido, se reconfiguran
las geopolíticas del conocimiento centradas en la
-
plo, el Anthropocene Working Group (AWG) o el
Anthropocene Project. Por último, las discusiones
globales relacionadas con el Antropoceno repro-
ducen una geopolítica específica del conocimien-
to, que no incluye otras formas de producción de
conocimientos relacionados con el cambio climá-
tico, como las perspectivas indígenas, afrodescen-
dientes y campesinas en Latinoamérica.
Aunque el cambio climático se presenta como
resultado de las actividades humanas en el plane-
ta entero, no se desglosan sus causas por completo,
se deja de lado la diversidad de opciones y cono-
cimientos, así como las relaciones desiguales de
poder. En particular sobre estas críticas, los plantea-
mientos de Andreas Malm y Alf Hornborg (2014)
son importantes para la discusión de los alcances del
Antropoceno, cuando hacen un llamado a no olvi-
dar los ejes analíticos clave en las ciencias sociales en
torno a cultura y poder:
-
turaleza y la sociedad no garantizan el abandono
de su distinción analítica. Más bien, precisamen-
te este reconocimiento creciente de la potencia de
las relaciones sociales de poder para transformar las
justificar un compromiso más profundo con la teo-
ría social y cultural (2014: 62-63).
DIFERENCIACIÓN TERRITORIAL
Las políticas globales en torno al cambio climático
privilegian acciones basadas en procesos territoriales
asociados a países “desarrollados” que inciden en paí-
ses “en desarrollo”, en el sentido de que hay territo-
rios que se relacionan con ideas sobre lo que se debe
hacer y cómo se debe actuar en ellos, o bien países
que deben adaptarse a dichas propuestas y estrategias
globales. Las políticas globales diferencian lugares
o territorios específicos —países para implementar
proyectos de cambio climático, por ejemplo— con
relaciones desiguales. Sin embargo, en términos del
Antropoceno, no hay diferencias, pues es el sentido
del planeta y la especie lo que prima. No obstante,
esa visión territorial global desconoce las relaciones
territoriales locales y no considera sus dinámicas.
Cuando territorios o lugares se fijan a diferen-
cias establecidas, por ejemplo, para aplicar políticas
con una visión territorial global, se ponen en ejercicio,
de acuerdo con Gupta y Fergusson, relaciones de
dominación: “desde esta perspectiva, se puede ver
que la ‘diferencia’ que se impone a los lugares es una
parte integral del sistema global de dominación”
(2008: 249). Al imponerse una noción global sin
distinción de territorios o sentidos de lugar, articu-
lados a identidades y modos de interacción, se pier-
den las relaciones y construcciones culturales del
territorio. En las discusiones del Antropoceno, esto
se evidencia en la falta de inclusión de otros territo-
rios y visiones territoriales de, por ejemplo, pueblos
indígenas, afrodescendientes, campesinos y pobla-
dores locales. Desde sus perspectivas, los territorios
son seres vivos con capacidad de acción y se relacio-
nan con los humanos y no humanos.
DESPLAZAMIENTO DE LOS EXTRACTIVISMOS
Los debates en torno al Antropoceno tienen un cen-
tro común. Señalan su comienzo en la Revolución
industrial, sin desconocer que hay debates sobre el
asunto, y consideran que más allá del capitalismo glo-
bal, las acciones humanas son las causantes del cam-
bio climático. Esto responde a una relación de larga
duración centrada en la acción humana sobre la natu-
raleza —dualidad cultura-naturaleza—. La natura-
leza se entiende en relación con procesos, prácticas,
66 Desacatos 54 Astrid Ulloa
políticas y representaciones asociadas a lo no huma-
no, independiente y distante de lo humano. Así, los
procesos de apropiación de la naturaleza han ocurri-
do bajo una idea moderna de la dualidad, aun en las
reconfiguraciones actuales hacia la sostenibilidad y
la valorización económica de la naturaleza. Sin em-
bargo, asociar estos procesos sólo a la noción dual
de naturaleza-cultura, sin considerar todos los con-
implica un desplazamiento de procesos clave cau-
santes del cambio climático, y presenta los procesos
transformación ambiental. Como plantean Malm
y Hornborg (2014), en relación con los orígenes
de los efectos antropogénicos, los procesos tecno-
lógicos están embebidos de relaciones desiguales y
de otros procesos sociales y políticos. Respecto a
cómo, para el siglo XIX en Inglaterra, los procesos
tecnológicos estaban relacionados con diversas di-
námicas sociales:
La justificación de la inversión en tecnología de va-
por se organizó en este momento en torno a las
oportunidades proporcionadas por la constelación
de una gran parte despoblada del Nuevo Mundo,
-
bajador británico en fábricas y minas, y la demanda
global de telas de algodón barato (2014: 63).
De manera similar, Altvater plantea:
Para la comprensión de nuestro tiempo es impres-
cindible la historia de la tierra, pero también la his-
toria de la economía moral a la que el historiador
E. P. Thompson se refiere. Junto a la lógica de la
ganancia y la acumulación de capital siempre han
estado presentes las cooperativas, las comunas, los
sindicatos, la moral y la solidaridad (2014: 14).
Los planteamientos anteriores resaltan la necesi-
dad de analizar de manera histórica los procesos
de las transformaciones ambientales actuales.
FALTA DE RECONOCIMIENTO DE OTRAS
ONTOLOGÍAS Y EPISTEMOLOGÍAS
En general, en las políticas de cambio climático hay
ausencia de conocimientos locales y sentidos terri-
toriales, dado que conocimientos, subjetividades,
identidades y prácticas en torno a la naturaleza y sus
transformaciones específicas y en lugares particula-
res no son situados en igualdad de condiciones. La
perspectiva narrativa que se desprende del concepto
de Antropoceno tiene un implícito similar globali-
zante, pues no incluye otras maneras de pensar, por
consiguiente, otras maneras de vivir y de relacionar-
se con lo no humano. De igual manera, borra pers-
pectivas culturales y conocimientos locales que han
generado otro tipo de relaciones denominadas “on-
tologías relacionales”, en las cuales “humanos y no
humanos (lo orgánico, lo no orgánico, y lo sobre-
natural o espiritual) forman parte integral de estos
mundos en sus múltiples interrelaciones” (Esco-
bar, 2015: 98). Por consiguiente, pueblos indígenas,
afrodescendientes y campesinos no son incluidos ni
son tenidas en cuenta sus concepciones territoriales
y sobre lo no humano, como seres vivos, políticos y
con capacidad de acción. En otras palabras, no se
plantea que hay otras maneras de pensar las relacio-
nes entre los humanos y los no humanos, mediadas
por relaciones sociales, políticas y económicas di-
versas que, si bien han estado articuladas a procesos
globales, responden a otras “ontologías relaciona-
les” que permiten repensar las relaciones políticas
y las acciones asociadas al cambio climático y po-
sicionar otros puntos de vista y estrategias para su
confrontación. Para dar testimonio de estas concep-
ciones es necesario partir de las dimensiones cultura-
les y políticas de los conocimientos indígenas, dada la
necesidad de posicionar otras perspectivas.
67Dinámicas ambientales y extractivas en el siglo XXI: ¿es la época del Antropoceno o del Capitaloceno en Latinoamérica?
En síntesis, el Antropoceno se centra en pro-
cesos de transformación ambiental que la especie
humana generó, como uno de los aspectos clave pa-
ra entender el cambio climático. Sin embargo, esta
perspectiva implica un desplazamiento político de
los procesos de apropiación y desposesión de “re-
a los actores específicos, las prácticas de consumo
y las relaciones desiguales de poder. Al plantear a
la especie humana y una determinada visión de la
naturaleza como un todo, desconoce la diversidad
de visiones y estrategias culturales en torno a lo am-
biental y lo territorial.
Transformaciones ambientales y Capitaloceno
-
gar otros debates y se ha planteado el concepto
de Capitaloceno (Haraway, 2015; Moore, 2014;
Altvater, 2014). El Capitaloceno se propone como
una manera de entender las relaciones con lo no
humano en procesos capitalistas, lo que implica
considerar “diferentes escalas, complejidad y el pro-
ceso de apropiación de la naturaleza” (Haraway,
-
te de los problemas socioecológicos y las dinámicas
históricas posteriores a 1450, que organizaron la na-
turaleza mediada por su valor, por sus efectos en las
transformaciones de cuerpos y por lo siguiente:
La emergencia de ideas y perspectivas sobre la rea-
lidad que permitieron a los Estados y capitales eu-
ropeos ver el tiempo como lineal, el espacio como
plano y homogéneo, y la “naturaleza” como algo
¿Estamos realmente viviendo en el Antropoceno,
con su retorno a un punto de vista curiosamente eu-
rocéntrico de la humanidad y su confianza en no-
ciones y recursos bien establecidos y consolidados
además de su determinismo tecnológico, o estamos
viviendo en el Capitaloceno, una era histórica for-
mada por unas relaciones que privilegian la acu-
mulación interminable de capital? (2013: 2).
Bajo la noción de Capitaloceno, resalto la articula-
ción entre las nociones de naturaleza con territorios
específicos y procesos de valorización y apropiación
de éstos. Nociones duales de cultura-naturaleza lle-
van implícitas desvalorizaciones selectivas de ciertos
territorios y personas al estar asociados a lo natural.
Se construyen entonces espacios de compensación,
sacrificio, o bien, de uso de “naturalezas baratas”, en
términos de Moore (2014). Entender estos procesos
implica analizar el papel que cumple la materialidad
de la naturaleza en los procesos de apropiación, dado
que la asignación de su valor económico —“natura-
lezas baratas” o de sacrificio— y las decisiones sobre
su uso —desde conservación hasta destrucción— es-
tán signados por la valoración que se hace de acuerdo
aún más por diferencias culturales o de género.
-
tractivistas y en las dinámicas ambientales. Por ello,
los teóricos, como Haraway (2015) y Moore (2014),
plantean pensar en términos de Capitaloceno.
El Capitaloceno está relacionado con procesos
-
desposesión, con procesos paralelos de desterrito-
rialización-reterritorialización, y aumento de des-
igualdades entre seres humanos y entre humanos y
no humanos, causadas por las concepciones que los
diferencian, basadas en la noción binaria de natura-
leza-cultura y también asociadas a procesos de crea-
ción, apropiación y globalización de las naturalezas.
De igual manera, el Capitaloceno implica incluir el
papel de la materialidad en los procesos ligados a ca-
denas globales de valorización, es decir, a la manera
en que la naturaleza, en términos de materialidad,
forma parte en los procesos económicos capitalistas
68 Desacatos 54 Astrid Ulloa
(Boyer y Dietz, 2016). Boyer y Dietz plantean que
hay que considerar una perspectiva amplia, que per-
mita entender:
-
ceso de creación de valorización, mercantilización
[…] y el papel que juega la naturaleza en la crea-
ción de valorización, y cómo es apropiada de forma
“barata” desde el punto de vista de la acumulación
capitalista (2016: 7).
De manera similar, Altvater considera que:
El modo de producción capitalista genera historia
geológica y lo ha hecho hasta integrar una nueva
fase que los geólogos denominarían Antropoceno.
Fase que sería más adecuado calificar como Capi-
taloceno (Kapitalozän) que da razones más que vá-
lidas para dedicarse al análisis del capitalismo, al
-
la crítica del Capitaloceno (2014: 7).
-
cia de una relación territorial y cultural, no sólo con
una noción específica de naturaleza, sino también,
y principalmente, bajo una perspectiva económica
particular, que identifica actores determinados que
se encuentran en la base de las transformaciones
ambientales y de las relaciones desiguales económi-
cas, políticas, sociales y culturales.
Latinoamérica y los debates del Antropoceno, el Capitaloceno y los extractivismos
En Latinoamérica, los debates sobre transformacio-
nes y crisis ambientales han sido parte importante
de los análisis académicos durante las últimas déca-
das. Se relacionan con desigualdades ambientales y
-
cas de la Conquista y la Colonia. El cambio cli-
mático ha dado lugar a una serie de discusiones y
propuestas que no se desligan de otros procesos am-
bientales, dados los conflictos territoriales que las
políticas y los programas de adaptación y mitigación
Ulloa, 2014c). Las discusiones en torno al Antro-
poceno1 y el Capitaloceno no han sido centrales en
los debates sobre las transformaciones y conflictos
socioambientales.
Estos procesos han complejizado las relaciones
desigualdades que se manifiestan en lo local como
nuevas dinámicas identitarias —culturales y de gé-
nero— y de producción de conocimientos, así como
transformaciones de prácticas cotidianas, económi-
cas, locales y de relaciones con lo no humano. Estos
procesos se reflejan en las dinámicas territoriales y en
el aumento de la presencia de actores transnacionales
y nacionales que inciden en lo local, que transfor-
man los entornos, debido a las políticas nacionales
y gubernamentales ambientales, económicas y de
desarrollo, que generan conflictos y violencia (Ulloa,
2014a).
Asimismo, estas dinámicas han conformado
imbricaciones territoriales-ambientales-globales,
que denomino escenarios ambientales de la apropiación y el despojo —escenarios asociados a cambio climá-
tico, biodiversidad, agua, petróleo, agronegocios,
minería, entre otros—, los cuales operan en diversas
escalas, bajo nociones específicas de tiempo y espa-
cio. Es decir, estos escenarios son complementarios,
superpuestos y escalonados secuencial y temporal-
mente.
1 Categoría que aparece y se menciona en algunos textos, por ejemplo, en Chaparro y Meneses (2015), Boff (2012) y Rojas (2013), y en el Coloquio Internacional Os Mil No- mes de Gaia, realizado en Brasil, en septiembre de 2014 (<https://osmilnomesdegaia.eco.br>).
69Dinámicas ambientales y extractivas en el siglo XXI: ¿es la época del Antropoceno o del Capitaloceno en Latinoamérica?
nacionales e internacionales, y su articulación en tor-
no a lo relacionado con las visiones sobre las trans-
formaciones ambientales y climáticas, basadas en la
idea del desarrollo sostenible y los mercados verdes.
Asimismo, se relacionan con el cambio climático
de la siguiente manera: los escenarios de biodiversi-
dad-conservación y cambio climático surgen como
respuesta a los problemas ambientales globales y ge-
neran políticas transnacionales y nacionales ambien-
tales-climáticas, que a su vez dan lugar a acciones
relacionadas con servicios ecosistémicos y mercados
de carbono —Convenio de Diversidad Biológica y
el Protocolo de Kyoto— (Ulloa, 2014a).
Por otro lado, los escenarios de monocultivos
y agronegocios responden tanto a lógicas de incre-
mento de producción de alimentos para la pobla-
ción global, como a la producción de monocultivos
para biocombustibles o como sumideros de carbono
—depósitos naturales o artificiales de carbono—
para confrontar el cambio climático. El escenario de
la minería se articula a las cadenas globales de valo-
de ciertos minerales, por ejemplo, el litio, frente al
uso del petróleo, así como la generación de otras
tecnologías para confrontar el cambio climático
(Ulloa, 2014a). Estos escenarios propician procesos
-
-
tractivas que transforman territorios, naturalezas y
poblaciones. En ese sentido, los procesos actuales
de transformación ambiental y cambio climático se
local, que responden a una lógica económica parti-
cular, el Capitaloceno.
Estos escenarios transforman y reconfiguran
de manera más acentuada la vida de pueblos indí-
genas, afrodescendientes y campesinos en el ámbito
GWENNHAEL HUESCA REYES Mina de cobre a cielo abierto de Chuquicamata, la más grande del mundo. Calama, Chile, abril de 2015.
70 Desacatos 54 Astrid Ulloa
territorial, cultural, identitario y ambiental, y pro-
ducen cambios asociados a las dinámicas econó-
micas. Estas dinámicas tienen como correlato las
confrontaciones de resistencia y las articulaciones
de los pueblos indígenas, que demandan justicia
ambiental, climática y territorial en la lucha por el
reconocimiento de sus derechos y por revertir las
desigualdades socioambientales (Ulloa, 2014a).
Por lo tanto, cabe preguntarse por el senti-
do y la pertinencia de las propuestas del Antro-
poceno y el Capitaloceno, y ver sus alcances para
Latinoamérica. Los pueblos indígenas, afrodescen-
dientes y campesinos, en su lucha permanente por
posicionar sus maneras de producir conocimien-
tos, sus perspectivas sobre lo no humano y sus te-
rritorios, estarían contra los procesos asociados a
la visión global del Antropoceno, y cuestionarían
y confrontarían la manera en que los afectan los
tanto, el giro antropocénico no cambia ni cambiará
las relaciones desiguales, ni los procesos de acapara-
miento y despojo.
El giro capitalocénico permite poner en evi-
dencia las relaciones históricas de desigualdad y
abrir el debate sobre la articulación, no sólo del
cambio climático como resultado de una visión de
apropiación de la naturaleza, sino de éste con otros
procesos de apropiación y despojo. A la vez, ha-
ce posible que tomen posición otras perspectivas
culturales sobre lo no humano y los territorios, así
como lanzar propuestas frente al cambio climático.
Sin embargo, dada la importancia generalizada
del debate del Antropoceno, y en menor medida del
y en la nueva manera de producir conocimientos
relacionados con las articulaciones entre naturale-
zas, culturas y territorios, es necesario abrir los de-
bates y considerar otras perspectivas que alimenten
las geopolíticas de producción de conocimientos
y que permitan una reconfiguración conceptual y
política.
Replanteamientos culturales, territoriales y ambientales dentro del giro antropocénico y capitalocénico desde Latinoamérica
Bajo las dos miradas, la del Antropoceno y la del Ca-
pitaloceno, es necesario pensar en la forma en la cual
los efectos de las relaciones desiguales de la produc-
ción y el consumo afectan y afectarán a millones de
personas que, si bien no han generado dicha trans-
formación, resienten sus efectos y seguirán viviendo
Asimismo, Latinoamérica seguirá manteniendo, por
medio de la apropiación de sus territorios, otras ma-
neras de vida centradas en el consumo global. Sin
embargo, los efectos y los riesgos, si bien son glo-
bales, serán diferenciales. Las desigualdades conti-
nuarán, pues el acceso a políticas y programas, por
ejemplo de cambio climático y de desarrollo sosteni-
ble, así como sus implicaciones, son diferenciados de
acuerdo con clase, etnia, género y locación.
Entonces, cabe preguntarse, dentro de la narra-
tiva del Antropoceno: ¿dónde se tomarán las deci-
siones sobre las políticas globales en torno al cambio
climático? ¿Se replantearán las relaciones y prácticas
con lo no humano? ¿Se pensará en las relaciones his-
tóricas de desigualdad que causan las apropiaciones
y los despojos? Y en cuanto al Capitaloceno, ¿cómo
podrán incidir los debates en las políticas económi-
cas y ambientales globales? ¿Qué opciones se planean
ante la apropiación territorial y ambiental? ¿Cómo
posicionar otras economías?
Preguntas como éstas dan paso a pensar en re-
definiciones posibles del giro antropocénico y capi-
talocénico desde la perspectiva latinoamericana, en
diferentes ámbitos: territoriales, ambientales, cul-
turales y de género, y en la manera de producir co-
nocimientos, que incidan en las políticas globales
y en los procesos de producción de conocimientos
académicos.
Las discusiones en torno al cambio climático de-
berán reconocer otras alternativas y estrategias basadas
71Dinámicas ambientales y extractivas en el siglo XXI: ¿es la época del Antropoceno o del Capitaloceno en Latinoamérica?
en perspectivas culturales. De la misma manera, con
este punto de vista, es necesario tener en cuenta otras
relaciones culturales entre los seres humanos y no hu-
manos. Esto implica la necesidad de centrarse más en
las causas y consecuencias del cambio climático y
en las relaciones desiguales de poder entre los países
del norte y del sur globales (Ulloa, 2013; 2014a).
Ante todas las reconfiguraciones territoriales,
ambientales y culturales, es pertinente analizar las
relación con los territorios locales. En general, és-
tas se plantean en un marco estructural, que implica
desde buscar opciones en la responsabilidad tanto
individual como colectiva y repensar las dinámicas
económicas globales-locales del capitalismo y el Es-
tado, hasta retomar los principios filosóficos de re-
lación con el entorno.
Al mismo tiempo, hay alternativas al desarro-
llo que replantean las relaciones naturaleza-cultura
y producen una crítica profunda de la relación dual
con la naturaleza. Estas críticas requieren opciones
partir de las dinámicas económicas globales-locales
del capitalismo, hasta retomar los principios filosó-
ficos de relación con el entorno de, por ejemplo, los
pueblos indígenas. Hay varias tendencias y posicio-
nes frente a las alternativas al desarrollo, entre las
que destacan las políticas del lugar y la diferencia,
la memoria biocultural, el buen vivir, y las alter-
geopolíticas indígenas (Ulloa, 2015a).
Por último, dado que las políticas globales
del cambio climático han desconocido a pueblos y
mujeres tanto indígenas como afrodescendientes
y campesinas, las mujeres y los indígenas representan:
Otros feminismos y otras discusiones sobre el gé-
nero, que tienden a la defensa de actividades co-
tidianas de subsistencia y modos de vida donde
prima lo agrícola (soberanía alimentaria) y la cons-
trucción de nuevas feminidades y masculinidades.
Estas propuestas deben permear todas las políticas
y procesos ambientales, incluidos los de cambio
climático (Ulloa, 2014b: 291).
Estos procesos sociales ayudan a reconfigurar y
contemplar otras nociones de naturalezas, que res-
ponden a procesos históricos particulares y que se
relacionan con la espacialidad —territorio, lugar y
paisaje—. Lo anterior permite pasar de una visión
centrada en la oposición naturaleza-cultura a una
perspectiva más amplia en la que los conceptos de
humanos y no humanos, con ontologías y episte-
mologías diversas, reconocen múltiples relaciones y
nociones de naturalezas. Estas alternativas surgen a
partir de prácticas y lógicas locales que construyen
diversas defensas y también opciones de futuro, las
cuales responden a procesos históricos y espaciales
particulares. Por lo tanto, tampoco se puede gene-
ralizar para toda Latinoamérica sin reconocer las di-
ferencias en ella (Ulloa, 2015a; 2015b).
-
Todo lo anterior plantea la necesidad de repensar las
lógicas y dinámicas que hay en los territorios, terri-
torialidades y sus articulaciones locales-nacionales-
sociales, culturales y ambientales. El territorio es
to es el centro de propuestas de autonomía, que
consiste en ser y ejercer poder a través de la terri-
torialidad, la gobernabilidad y la autodetermina-
ción. La autonomía implica el control territorial
vertical y horizontal (una geopolítica propia del
suelo y el subsuelo), un gobierno propio, una ju-
risdicción propia, autodeterminación ambiental y
soberanía alimentaria. Asimismo, el territorio es
la fuente de demandas de reconocimiento de de-
rechos de sujetos colectivos, como propiedad y
uso, y da sentido a acciones de resistencia basadas
en su defensa […]. En síntesis, en estos territorios
se plantea la continuidad de propuestas propias y
72 Desacatos 54 Astrid Ulloa
la generación de alternativas al desarrollo, lo que
conlleva a [sic] una crítica a la relación destructiva
e implica desde buscar opciones en la responsabili-
dad individual y colectiva, repensar las dinámicas
económicas globales-nacionales-locales del capi-
talismo y del Estado, hasta retomar los principios
de relacionamiento con el entorno de los poblado-
res locales, todo ligado a una defensa para la per-
manencia en un territorio (Ulloa, 2015b: 42).
XXI interpelan
a los procesos globales en torno a las discusiones del
Antropoceno y el Capitaloceno, para pensar si tiene
pertinencia proponer o discutir la pregunta: ¿esta-
mos en la época del Antropoceno o del Capitaloce-
no en Latinoamérica?
-
-
caciones políticas, ambientales, sociales y culturales
de las políticas globales del cambio climático, como
el papel que tiene la producción académica de las
ciencias sociales y humanas anglo y eurocéntricas en
las propuestas y replanteamientos de estos temas, así
como el diálogo o desconocimiento que tienen con
Latinoamérica está inmersa en conflictos,
violencias, apropiaciones, acaparamientos y des-
pojos de sus territorios y naturalezas por los proce-
sos transnacionales económicos ligados a cadenas
de valorización y consumo global. Sin embargo,
hay que reconocer que hay propuestas alternativas
presentes en luchas y demandas de los pueblos in-
dígenas, afrodescendientes, campesinos y de algu-
nos pobladores urbanos, con un posicionamiento
político y simbólico, que incluyen discusiones en
torno a conocimientos y problemas ambientales y
-
nacionales.
También hay que identificar cuáles son sus
propuestas y estrategias frente a las transformacio-
nes ambientales y climáticas, que se han centrado
en evidenciar sus concepciones territoriales y de
lo no humano a partir de prácticas y conocimien-
tos situados históricamente y en lugares específicos,
las cuales replantean las relaciones de poder y las
desigualdades, y ofrecen una propuesta a partir de
“ontologías relacionales”, en las que los no huma-
nos son seres vivos con capacidad de acción política.
Estas propuestas y alternativas abren espacios a otras
maneras de producir conocimientos e inciden en los
debates nacionales y globales sobre el Antropoceno
y el Capitaloceno.
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