DILEMAS de LA CULTURA _ Productos Puros Enloquecen. Clifford
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Introduction: Los productos puros enloquecen
En otros tiempos eramos los duenos de la tie- rra, pero desde que llegaron los gringos nos hemos convertidos en verdaderos parias... Esperamos que Uegara el dfa en que com- prendan que somos sus raices y que debemos crecer juntos como un arbol gigante con sus ramas y flores.
Francisco Servin, Pazi-Tavytera, en el Congreso Indigena, Paraguay, 1974
En algun momento hacia 1920, en un suburbio de Nueva Jer- sey de la ciudad de Nueva York, un joven medico escribid un poe- ma sobre una chica a la que llam6 Elsie. La veia trabajando en su cocina o en el lavadero, ayudando a su esposa en la limpieza de la casa o con los ninos. Algo en ella lo desconcertaba. Parecia resu- mir todo lo que habia alrededor: su familia, su practica profesio- nal como novato, su arte, el mundo moderno que los envolvfa y los apresaba en su movimiento tambaleante.
El poema que William Carlos Williams escribid era un torren- te de asociaciones que empezaba con una famosa afirmacidn:
Los productos puros de America enloquecen
y continuando casi sin tomar aliento...
gente de las montanas de Kentucky
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en el saliente extremo norte
de Jersey
con sus lagos aislados y
sus valles, sus antiguos nombres de sordomudos y ladrones y la promiscuidad entre
hombres "a los que el diablo se lleve" que tomaron
ferrocarriles
por puro afan de aventura
y a los jdvenes desgrenados, banados
en la mugre
de lunes a sabado
para ser trampeados esa noche
con cacharros
de imaginaciones que no tienen
tradiciones campesinas para darles
caracter
y solo confusion y alarde
puros harapos, sucumbiendo sin
emoci6n
salvo un terror aterido
bajo algiin cerco de cerezo
o viburno
que ellos no pueden expresar
A menos que ese matrimonio
tal vez
con una pizca de sangre india
arroje a una nifia tan desolada ''
tan rodeada
de enfermedad y asesinato
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que sea rescatada por
un agente
criada por el Estado y
enviada a los quince anos a trabajar bajo una dura presi6n en una casa del suburbio
la familia de algun doctor, alguna Elsie agua voluptuosa que expresa con rotos
sesos la verdad sobre nosotros,
sus grandes
desgarbadas caderas, sus pechos sueltos
listos para la barata
pedreria
y los j6venes ricos con ojos hermosos
cuando de repente la furiosa descripci6n toma otro rumbo:
como si la tierra bajo nuestros pies
fuera
un excremento de algun cielo
y nosotros degradados prisioneros
destinados
al hambre y a comer porqueria
mientras que la imaginaci6n tiende
al ciervo
que va por los campos de la varilla de oro
en el calor agobiante de setiembre De algiin modo parece destruirnos
Son solo manchas aisladas que
algo
esta despidiendo
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Nadie
para atestiguar
y ajustar, nadie para conducir el automovil
Estos versos surgieron durante la elaboration del tratado dadaista de Williams sobre la imagination, Spring & All (1923). Espero que puedan servir como pretexto para este libro, una for- ma de arrancar con un dilema. Llamamos al dilema modernidad etnografica; modernidad puesto que la condition de desarraigo y movilidad que enfrenta es un destino crecientemente comun; etnografica porque Williams se encuentra descentrado entre tra- diciones dispersas. "Elsie" representa a la vez una ruptura cultu- ral local y un futuro colectivo. Para Williams la hiatoria de ella es ineludiblemente la de el, la de todos. Al contemplar las "grandes caderas desgarbadas y los pechos caidos" siente que todo esta ca- yendo, en todas partes. Todos los lugares hermosos, primitivos, estan en ruinas. Una especie de incesto cultural, una sensaci6n de historia de fuga impregna e impulsa el torrente de las asocia- ciones.
Este sentimiento de pe>dida de autenticidad, de la "moderni- dad" que arruina cierta esencia o fuente, no es nuevo. En The Country and the City (1973) Raymond Williams encuentra que es una "estructura de sentimiento" reiterativa, pastoral. Repetida- mente a traves de los milenios el cambio se configura como desor- den, los productos puros enloquecen. Pero la imagen de Elsie su- giere un nuevo giro. Hatia la decada de 1920 se ha vuelto imagi- nable un espacio verdaderamente global de conexiones y disolu- ciones culturales: las autenticidades locales se encuentran y con- funden en escenarios urbanos y suburbanos efimeros; escenarios que incluiran los vecindarios de inmigrantes de Nueva Jersey, expansiones multiculturales como Buenos Aires, los municipios de Johannesburgo. Mientras que William Carlos Williams invoca los productos puros de America, el "nosotros" que viaja a los tum- bos en el automovil sin conductor es claramente algo mas. El modernista etnografico busca lo universal en lo local, el todo en la parte. La famosa election de Williams de un habla norteamerica- na (y no inglesa), su poetica basad^ en lo regional y su practica medica no han de separarlo de los procesos humanos mas genera- tes . Su cosmopolitismo requiere un giro perpetuo entre los afec- tos locales y las posibilidades generates.
Elsie perturba el proyecto, porque su existencia misma susci- ta incertidumbres histdricas que socavan la position segura del
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medico-poeta modernista. 1 Su respuesta ante el desorden que ella le presenta es compleja y ambivalente. Si las tradiciones autenti- cas, los productos puros, estan cediendo en todas partes ante la promiscuidad y la falta de prop6sito, la opcion de la nostalgia no tiene encanto. No hay retorno, no hay esencia a redimir. Aqui y en todos sus escritos, Williams evita los reclamos pastorales y folkloristas coraunes entre otros liberales de la decada de 1920, y exhorta, preserva, colecciona, una verdadera cultura rural en lu- gares amenazados como los Apalaches. Tales autenticidades se- rian en el mejor de los casos purificaciones esteticas artificiales (Whisnant 1983). Tampoco se inclina Williams por otras dos for- mas comunes de enfrentar el impetu de la historia. No evoca a Elsie y a la idiocia de la vida rural para celebrar un futuro pro- gresista y tecnologico. Comparte su destino, porque ahf realmen- te "no hay nadie que conduzca el autom6vil", una situation ate- rradora. Tampoco se resigna Williams con tristeza a la perdida de las tradiciones locales en una modernidad entropica, vision comiin entre los profetas de la homogeneizacidn cultural, quienes deploran los tropicos arruinados. En cambio afirma que "algo" esta siendo "despedido" aunque solo sean "manchas aisladas".
Vale la pena detenerse en la discrepancia entre este "algo" emergente y disperso y el automdvil en que todos "nosotros" via- jamos. ^Es posible resistir el impulso del poema, su precipitada inevitabilidad? Hacerlo no significa tanto ofrecer una lectura adecuada (de una secuencia poetica abstraida de Spring & All), como reflexionar sobre diversas lecturas, diversas "Elsies" histo- ricas. Que esta figura problematica, con su "pizca de sangre in- dia", su desgarbada forma femenina, su desarticulacion, repre- sente a los grupos marginados o silenciados en el Occidente bur- gues: los "nativos", las mujeres, los pobres. Hay violencia, curio- sidad, piedad y deseo en la mirada del poeta. Elsie provoca emo- ciones muy mezcladas. De nuevo una mujer, posiblemente con el cuerpo de color, sirve como sitio de atraccion, repulsidn, apropia- cion simbdlica. Elsie vive solo para los ojos de los hombres privi- legiados. Es una confusi6n inarticulada de origenes perdidos, y no va a ninguna parte. Williams lo evoca con enojo, con una debil simpatia, y luego convierte todo esto eft historia moderna. Tras dos tercios del poema, el relato personal de Elsie se desvfa hacia lo general; su propia senda por la cocina suburbana se desvanece. Ella, Williams, todos nosotros estamos atrapados en el includible impulso de la modernidad.
Algo similar ocurre siempre que pueblos marginales entran
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en un espacio historico o etnografico que la imagination occiden- tal ha definido. "Al entrar en el mundo moderno" sus historias distintas se desvanecen con rapidez. Barridos en un destino do- minado por el Occidente capitalista y por diversos socialismos tecnoldgicamente avanzados, estos pueblos repentinamente "atrasados" ya no inventan futuros locales. Lo que es diferente en ellos permanece aferrado a los pasados tradicionales, estructuras heredadas que resisten o ceden ante lo nuevo pero no pueden pro- ducirlo.
Este libro propone una visidn hist6rica diferente. No contem- pla un mundo poblado por autenticidades en peligro, productos puros que siempre enloquecen. Mas bien deja espacio para vias especificas a traves de la modernidad; un reconocimiento antici- pado por la pregunta discrepante de Williams: que es lo "despe- dido" por historias individuales como la de Elsie? ^Son las "man- chas aisladas" chispas que se extinguen?