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“DIFERENTES CARAS DE LA DEPRESIÓN: UN ENFOQUE PSICOLOGICOPor: Licda. Andrea Escamilla CONTENIDO: Clase 1: La Depresión ¿Se nace o se forma?: Causas y Efectos Clase 2: Diferentes caras de la depresión: Tipología y síntomas. Clase 3: Depresión: Modelos y enfoques psicoterapéuticos que la abordan Clase 4: Prevención del suicidio: Mitos y Realidades. Clase 5: Técnicas y herramientas psicológicas para intervenir la depresión. Objetivo del curso: Brindar herramientas psicológicas y recomendaciones a los profesionales y estudiantes de psicología sobre la intervención en casos de personas con depresión. Actividades: Cada alumno y alumna deberá contestar un examen de opción múltiple al finalizar la clase en línea.

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“DIFERENTES CARAS DE LA DEPRESIÓN: UN ENFOQUE PSICOLOGICO”

Por: Licda. Andrea Escamilla

CONTENIDO:

Clase 1: La Depresión ¿Se nace o se forma?: Causas y Efectos

Clase 2: Diferentes caras de la depresión: Tipología y síntomas.

Clase 3: Depresión: Modelos y enfoques psicoterapéuticos que la abordan

Clase 4: Prevención del suicidio: Mitos y Realidades.

Clase 5: Técnicas y herramientas psicológicas para intervenir la depresión.

Objetivo del curso: Brindar herramientas psicológicas y recomendaciones a los profesionales y

estudiantes de psicología sobre la intervención en casos de personas con depresión.

Actividades: Cada alumno y alumna deberá contestar un examen de opción múltiple al finalizar la

clase en línea.

CLASE 1: “LA DEPRESIÓN ¿SE NACE O SE FORMA?: CAUSAS Y EFECTOS”

Las enfermedades mentales impactan de manera importante la calidad de vida de la población y

afectan el curso de otras enfermedades crónicas; por ejemplo, la depresión afecta el pronóstico y

de vida de pacientes con enfermedades del corazón o con cáncer (Satin, 2009; Doyle, 2010).

La depresión según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un trastorno mental frecuente

que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa

o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de

concentración.

La depresión puede llegar a hacerse crónica o recurrente y dificultar sensiblemente el desempeño

en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave puede

conducir al suicidio; si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos pero cuando tiene

carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional.

La depresión ha sido estudiada por muchos profesionales de la salud que se encuentran en la

disyuntiva de si las causas de esta comprenden a factores meramente biológicos o influye el

entorno psicosocial, es decir; si se trata de una enfermedad o de un trastorno.

La dimensión antropológica de la depresión, defendida por los psiquiatras y psicólogos humanistas

ha sido negada en la práctica por la corriente biologista actual de la psiquiatría, que distingue entre

la depresión como enfermedad biológica (endógena) y la “depresión” como trastorno reactivo

(exógeno).

Si la depresión fuese una enfermedad fundamentalmente biológica, la única cura posible sería la

farmacológica, pero a los trastornos depresivos reactivos, se les trata farmacológicamente “como

si fuesen una depresión”.

¿Pero, existe realmente la depresión endógena? Lo endógeno (del griego, endo-genos, es decir,

nacido dentro, en casa), es considerado por los psiquiatras biologistas como lo que tiene

procedencia del cuerpo (y tal vez de la genética). En el caso de la depresión, se afirma su carácter

hereditario y su independencia etiológica de lo exógeno, considerando como su manifestación más

clara el trastorno bipolar mayor. Sin embargo, cuando tratan de explicar el concepto de endógeno,

que usan con profusión, no aportan la necesaria claridad conceptual. Por ello, su existencia es ya

negada por un número creciente de autores, que se atreven a denunciar el carácter de “creencia”

de dicho concepto: “Ningún psiquiatra cabal y actualizado dirá que existen pruebas que demuestren

con certeza una causa biológica de la depresión, ni afirmará que la genética pueda, hoy por hoy,

dar razón de ella. Sin embargo, en su práctica clínica, cuando cree que ha de explicar a sus

pacientes qué les pasa, o cuando aparece en algún medio de comunicación y debe contestar las

preguntas que se le plantean, lo más probable es que actúe como si tales pruebas existieran”. Por

lo que ver la depresión limitada a un área meramente biológica sería erróneo y el tratamiento

quedaría limitado a tratar los síntomas más no el origen de la problemática.

La depresión es un trastorno biopsicosocial. Esto quiere decir que para explicar la génesis

de la depresión es necesario considerar la interacción entre factores biológicos, ambientales

y psicológicos.

El doctor Francisco Alonso Fernández, realizó diversas investigaciones sobre la depresión, en

donde logró clasificar las causas tomando en cuenta los factores antes mencionado en 3 grandes

grupos:

a) Las depresiones procedentes de “quiebras biográficas” (pérdidas, sucesos estresantes

etc.), que suponen una “ruptura vital” del individuo, el cual precisa de una “reconstrucción

biográfica”.

b) Las depresiones procedentes de “estados de ansiedad”, producidos por trastornos

neuróticos de la personalidad.

c) Las depresiones “secundarias”, procedentes de alguna enfermedad somática o de la ingesta

de sustancias (medicamentos, drogas etc.) que alteran el ritmo vital de la persona.

Cada grupo contiene una de las causas ya sea biológica, ambiental o psicológica que como

profesionales es importante detectar e identificar para lograr controlar los episodios depresivos del

consultante o paciente y prevenir posibles recaídas. A continuación se describirá cada categoría

causal, para mayor comprensión.

a) Depresiones “biográficas”

En un principio, se las denominó “reactivas” ya que se suponía que, al igual que el estrés, eran

producidas por la “respuesta inadecuada del sujeto a algún estresor exterior”. La depresión era el

producto de un yo incapaz (por sobrecarga emocional) de procesar correctamente el estrés

producido por un suceso vital exterior, como la muerte de un ser querido.

El doctor Francisco Alonso las llamó “situacionales”, ya que el estrés exterior traumatizante no

genera una respuesta meramente puntual de “reacción”, sino que el sujeto cambia a una “nueva

situación” de duración prolongada. Aquí la “situación” viene a significar “reorientación”, “nueva

posición”.

Otros, sobre todo en el ámbito anglosajón, prefieren el término de “acontecimientos vitales” (life

events), ya que representan un cambio intenso y brusco del curso vital del individuo, lo que produce

un grave estrés traumático al que sigue una depresión postraumática.

Sin embargo, el autor Ángel Aguirre, prefiere llamarla “depresiones biográficas” ya que considera

que es el continuum biográfico del individuo o de la comunidad lo que se quiebra (a causa de las

“pérdidas” o de “sucesos vitales”). No se trata de un “estresor exterior” ajeno al sujeto, ya que la

pérdida se refiere a un objeto afectivo “relacional” que se considera como “propio “(muerte de un

ser querido, separación etc.). Es verdad que el sujeto queda, después del “brusco acontecimiento

vital”, en posición de “resituado”, pero en toda quiebra biográfica se rompe, al menos parcialmente,

el “hilo conductor” de la vida del sujeto, lo que genera depresión, y cuya curación (como en el caso

de la elaboración del duelo por la pérdida) requiere una “restauración biográfica”.

La depresión biográfica “por pérdida” hace referencia a la pérdida de un “objeto amado”,

considerado relacionalmente como parte del sujeto. El sujeto ha quedado mutilado en su yo y en

su perimundo (Umwelt).

Los tipos de pérdidas más usuales son:

• Pérdida de la vida: muerte o separación de la pareja o persona amada, muerte de otras

personas en una experiencia común (terremoto, incendio, guerra, accidente, campo de

concentración etc.), desarraigo, emigración, “nido vacío” al abandonar los hijos el hogar

parental etc.

• Pérdida de espacios: de la casa (donde nació, vivió, etc.), del barrio o pueblo de la infancia,

derrumbes, traslados, migraciones etc.

• Pérdida del estatus: paro laboral, pérdida de nivel económico o de influencia social,

jubilación, marginación, etc.

b) Depresiones “neuróticas”

Las depresiones “neuróticas” aparecen en los individuos, generalmente, con personalidad

neurótica, que a causa de la reactivación de un conflicto psíquico, sufren un agravamiento de los

estados de ansiedad. La personalidad neurótica (en sus tres principales manifestaciones: histérica,

fóbica y obsesiva) activa estados de ansiedad, por lo que a veces, se la denomina, “depresión

ansiosa”, y muchos psiquiatras la denominan inadecuadamente, “depresión atípica”, sobre todo

cuando se dan elementos histéricos (en la psiquiatría biologista no suele reconocerse la existencia

de la histeria y por ello centran, casi siempre, sus análisis en las “depresiones anancásticas” u

obsesivas).

Resulta notoria la distancia de análisis sobre las “depresiones neuróticas” entre los psiquiatras

biologistas y los psicoanalistas, siendo los segundos los que las analizan con competencia. En

primer lugar, no tiene mucho sentido definir la depresión neurótica como contraposición a la

depresión psicótica, y en segundo lugar, sin tener un concepto claro de neurosis, difícilmente puede

entenderse el concepto de “depresiones neuróticas”.

En la neurosis, el conflicto interno que genera ansiedad proviene de la deficiente manera en que

se ha construido la personalidad del individuo (generalmente en la interacción con los padres en la

infancia). Algunos autores afirman que las neurosis no son categoriales sino dimensionales, es

decir, que todos los individuos tienen un alto o bajo nivel de neuroticismo, con la consiguiente

presencia de una menor o mayor nivel de ansiedad.

La ansiedad tiene como principales manifestaciones somáticas, los vértigos angustiosos, la

opresión precordial y epigástrica, parestesias en las extremidades, ahogo respiratorio etc.; mientras

que el cuadro psíquico viene dominado por la ansiedad generalizada (estados timéricos que pueden

llegar al pánico, inseguridad, hipocondría, irritabilidad, sentimientos de culpa etc.).

Es muy conveniente diferenciar, en la depresión neurótica, si ésta está dominada por estados de

ansiedad histéricos (en los cuales, la extroversión y la teatralidad colocan al sujeto depresivo en el

centro del grupo de referencia, y cuya tendencia al suicidio es muy baja, aunque se presente como

“llamada de atención”); o si, por el contrario, está dominada por estados de ansiedad obsesivos (en

los cuales, la culpabilidad, la inhibición, el autocastigo, la ambivalencia sado-masoquista etc.,

producen mayor tendencia hacia el suicidio).

c) Depresiones “secundarias”

Llamadas por el doctor Alonso, “sintomáticas”, están producidas por alguna enfermedad física o

por la ingesta de medicamentos o drogas.

La “secundariedad” es manifiesta al proceder de afecciones primarias, tanto cerebrales como

extracerebrales, así como por causa de la ingesta de drogas medicamentosas o estimulantes. Sin

entrar a considerar aquí las depresiones secundarias producidas por enfermedades físicas, la

acción del médico en la prescripción farmacológica hace que algunos autores llamen a las

procedentes de la ingesta medicamentosa, depresión iatrogénica. Hay que distinguir, sin embargo,

entre una depresión procedente de la acción médica como el “el ingresar en el hospital” o las

“amputaciones “(que son casos típicos de “pérdida”), de la acción farmacológica propiamente dicha.

Tema aparte merecería el creciente autoconsumo de drogas estimulantes que provocan

dependencia, y que, evidentemente, no son prescritas por los médicos. La vulnerabilidad a la

depresión, unida a la ingesta de estas substancias, suele tener un efecto depresiógeno, sobre todo

con los fármacos neurolépticos, en los que se aprecia, incluso, una tasa mayor de inducción al

suicidio.

Factores de riesgo: Existen ciertos indicadores que tienen mayor prevalencia los cuales son:

❖ Ser mujer: Según la OMS, el 70% de personas que padecen de depresión son mujeres.

❖ Soledad

❖ Carencia de un apoyo social

❖ Experiencias de vida estresantes

❖ Antecedentes familiares de depresión u otros padecimientos de salud mental

❖ Antecedentes personales de otros padecimientos de salud mental

❖ Abuso de alcohol u otras drogas

❖ Problemas en el matrimonio o las relaciones

❖ Dificultades financieras

❖ Cambios importantes en la vida

❖ Problemas de salud o dolor crónico

❖ Exposición a trauma

❖ Ser víctima de abuso y/o abandono

❖ Ser víctima de un crimen

❖ Génesis y desarrollo del trastorno depresivo según Francisco Alonso.

El comienzo de la depresión suele ser en un 80% gradual. Generalmente, los primeros síntomas

que aparecen son la “ruptura del sueño”, el malestar al despertarse y durante toda la mañana, el

enlentecimiento físico y mental, el llanto etc. Junto a estos elementos “objetivos”, aparecen las

vivencias “subjetivas”, como la tristeza, la baja autoestima, la hipocondría, el aburrimiento, las

dudas obsesivas, la inhibición y falta de interés para comunicarse, el abandono personal etc.

El comienzo rápido, alrededor del 20%, se da en las pérdidas súbitas (accidentes, muertes, intentos

de suicidio fallidos, un diagnóstico de enfermedad grave como SIDA, cáncer etc.) lo que genera

que el individuo tenga un bajón anímico repentino/de golpe.

Después de esos comienzos ya sea progresivos o súbitos, se alcanza el “cuadro completo” que

define que un individuo está deprimido, es decir, que ha caído en un “hundimiento vital”, tan

doloroso, que prefiere cualquier otra enfermedad e incluso, que le hace desear la muerte, se trata

de “un mundo saturado de sufrimiento de vivir”

En 1988, el médico F. Alonso, presentó un “cuadro completo tetradimensional” expresando los

síntomas generales que acompañan la depresión en cuatro dimensiones que facilita la construcción

del diagnóstico. Este expresa que las cuatro dimensiones: humor depresivo, anergia,

discomunicación y ritmopatía.

• “Humor” depresivo: La persona visualiza todo su alrededor negro, hay una desvinculación

con el mundo y el desapego a la vida. Las personas se encuentran en un estado de

amargura existencial y consideran la idea de la muerte como el fin del sufrimiento de vivir.

Este “humor” depresivo, sustituye el narcisismo egocéntrico por el “vaciamiento del yo”, una

persona sin proyectos a futuro, sin posibilidades de gozar de la vida y disfrutarla; al contrario, la

persona se siente devaluado en su autoestima, tiene ideas de ruina respecto al mundo exterior y

sobre todo, se siente culpable, por lo que esta dimensión, puede conducir a que la persona atente

contra su vida y comenta suicidio.

• “Anergia”: Uno de los rasgos comunes en la depresión es la falta de “pulsión vital” y esto

se debe al vaciamiento y enlentecimiento somático y psíquico de la vitalidad.

Esta falta de energía vital comienza con apatía aburrimiento, pasotismo1 desmotivación,

alejamiento e inhibición y a esto le sigue las amnesias anestésicas, rigidez, insensibilidad y astenia2.

Por lo tanto, no debe de parecer anómalo en este estado, la total desmotivación sexual, inapetencia

alimentaria, desmotivación enfocada en lo laboral, etc.

Se puede distinguir en esta fase, entre un enlentecimiento físico (fatiga, movimientos lentos,

descoordinación motriz, sensación de sentirse cansado aunque no se haya hecho nada) y un

enlentecimiento cognitivo (déficit de memoria, falta de concentración, desconexión comunicativa

tanto emisora como receptiva, y dificultad para pensar).

• La “discomunicación”: Existe un notable descenso de la comunicación (escrita, hablada,

gestual, etc.). La persona que sufre de depresión emite poca comunicación personal y se

expresa sobre todo a través de síntomas (humor depresivo, anergia, llanto, quejas, etc.),

pero tampoco, admite suficiente comunicación exterior ya que se inhibe del mundo que le

rodea. (empobrecimiento de la recepción de mensajes, introversión, etc.)

La discomunicación depresiva es baja cualitativa y cuantitativamente, tanto en la emisión como en

la recepción de mensajes pero sobre todo, en el conjunto emocional y afectivo, ya que la persona

sufre una inhibición afectiva con las demás personas, incluyendo a sus seres más queridos y por

lo que se muestra incapaz de compartir emociones placenteras y hasta displacenteras. Esta

discomunicación se quiebra a veces por excesivas demandas de cuidado (sobreprotección y

dependencia), por la irritabilidad y hasta la agresividad.

• La ritmopatía: Se refiere a la ruptura de los ritmos circadiano del cuerpo como el horario

del sueño y la alimentación, los ritmos estacionales, la especial percepción del tiempo en el

depresivo (donde este presenta mayor interés por el pasado, aislamiento de la realidad

presente y negación del futuro), el enlentecimiento anérgico del “pasar las horas” de la “lenta

duración de la actividad”

Uno de los trastornos más importantes del depresivo lo constituye el trastorno del sueño y vigilia.

El depresivo suele tener un insomnio tardío (se acuesta y duerme tarde), sueño fragmentado y con

frecuentes pesadillas, pocas horas de sueño y sentimiento de no haber descansado. Tras un

despertar precoz, queda postrado en la cama con ausencia de luz (persianas bajadas) hasta, más

1 Fenómeno sociocultural generado por las personas que sienten una total indiferencia y desinterés por las actividades normales de la vida. 2 Cansancio de aparición reciente o prolongado en el tiempo y puede ser físico o psíquico.

o menos, al mediodía: Por la tarde, suelen experimentar una cierta mejoría. Son escasos los

depresivos con hipersomnia y empeoramiento por las tardes. La ritmopatía puede verse

acrecentada por los cambios de turnos laborales (turnos de día y de noche), por los vuelos

transmeridianos (de este a oeste y viceversa).

También son considerables los cambios de ritmo, no sólo transmeridianos, sino de latitud (de norte

a sur y viceversa), las horas de luz y sol, los efectos de la temperatura ambiental etc.

Efectos de la Depresión

Si la persona no busca ayuda profesional es más probable que sus síntomas se agudicen y termine

por quitarse la vida. A continuación se plantean algunos efectos que puede tener la persona si no

recibe atención especializada:

Social y Conductual Físico Psicológico y Emocional

Aislamiento social o

retraimiento

Mayor riesgo de desarrollar

otro padecimiento de salud. Altos niveles de ansiedad.

Desempeño deficiente en el

trabajo o escuela. Úlceras Tristeza

Falta de control sobre los

impulsos Dolor de cabeza crónico Astenia

Dificultad para entablar

relaciones interpersonales

saludables

Presión arterial elevada

Pensamientos suicidas

Conductas autolesivas Abuso de sustancias o drogas

Muerte

“Haz las paces con tu pasado para que no destruya tu presente”.

Paulo Coelho

CLASE 2: “DIFERENTES CARAS DE LA DEPRESIÓN: TIPOLOGÍA Y SÍNTOMAS”

La depresión, es uno de los trastornos anímicos más complejos de explicar y de tratar debido a su

naturaleza que involucra múltiples causas y las diferentes formas en que puede manifestarse en la

persona y por supuesto los factores que influyen en la recuperación total de las personas que la

padecen.

Existen distintos tipos de depresión, catalogados en “trastornos depresivos”. Los trastornos

depresivos se caracterizan por una tristeza de una intensidad o un duración suficiente como para

interferir en la funcionalidad y en ocasiones, por una disminución del interés o del placer despertado

por las actividades. Se desconoce la causa exacta, pero probablemente tiene que ver con los

cambios en las concentraciones de neurotransmisores, una alteración en la función neuroendocrina

y factores psicosociales.

Las múltiples clasificaciones de los síndromes depresivos se encuentran plasmadas en el Manual

Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) y la Clasificación Internacional de

las Enfermedades (CIE-10), ambas basadas en la clasificación de síntomas que buscan un

consenso en aras de una aplicación práctica y de un lenguaje común que permita el trabajo

científico entre investigadores y clínicos. En el manual DSM-V, la depresión es considerada como

un trastorno del estado de ánimo y se subdivide en las siguientes categorías:

❖ Trastorno depresivo mayor (a menudo denominado depresión)

❖ Trastorno depresivo persistente (distimia)

❖ Otro trastorno depresivo especificado o no especificado

Otros son clasificados por la etiología:

❖ Trastorno disfórico premenstrual

❖ Trastorno depresivo debido a otra enfermedad

❖ Trastorno depresivo inducido por sustancias/fármaco

❖ Depresión postparto.

A continuación se centrará en un cuadro donde se coloquen los criterios diagnósticos de las

categorías antes mencionadas:

• Depresión mayor: es un trastorno mental que se caracteriza por una tristeza profunda y

una pérdida del interés; además de una amplia gama de síntomas emocionales, cognitivos,

físicos y del comportamiento.

El trastorno de depresión mayor suele ser recurrente y, a menudo, el inicio de un episodio

depresivo se relaciona con la presencia de acontecimientos o situaciones estresantes.

Criterios diagnósticos según el DSM-V del Trastorno Depresivo Mayor:

A. Cinco (o más) de los síntomas siguientes han estado presentes durante el mismo período de

dos semanas y representan un cambio del funcionamiento previo; al menos uno de los síntomas

es (1) estado de ánimo deprimido o (2) pérdida de interés o de placer.

Nota: No incluir síntomas que se pueden atribuir claramente a otra afección médica.

1. Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días, según se desprende de

la información subjetiva (p.ej., se siente triste, vacío, sin esperanza) o de la observación por parte

de otras personas (p. ej., se le ve lloroso). (Nota: En niños y adolescentes, el estado de ánimo

puede ser irritable.)

2. Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas las actividades la mayor

parte del día, casi todos los días (como se desprende de la información subjetiva o de la

observación).

3. Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso (p. ej., modificación de más del

5% del peso corporal en un mes) o disminución o aumento del apetito casi todos los días. (Nota:

En los niños, considerar el fracaso para el aumento de peso esperado.)

4. Insomnio o hipersomnia casi todos los días.

5. Agitación o retraso psicomotor casi todos los días (observable por parte de otros; no simplemente

la sensación subjetiva de inquietud o de enlentecimiento).

6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.

7. Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que puede ser delirante) casi

todos los días (no simplemente el autorreproche o culpa por estar enfermo).

8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar decisiones, casi todos

los días (a partir de la información subjetiva o de la observación por parte de otras personas).

9. Pensamientos de muerte recurrentes (no sólo miedo a morir), ideas suicidas recurrentes sin un

plan determinado, intento de suicidio o un plan específico para llevarlo a cabo.

B. Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras

áreas importantes del funcionamiento.

C. El episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección

médica. Nota: Los Criterios A–C constituyen un episodio de depresión mayor.

Nota: Las respuestas a una pérdida significativa (p. ej., duelo, ruina económica, pérdidas

debidas a una catástrofe natural, una enfermedad o discapacidad grave) pueden incluir el

sentimiento de tristeza intensa, rumiación acerca de la pérdida, insomnio, pérdida del apetito

y pérdida de peso que figuran en el Criterio A, y pueden simular un episodio depresivo.

Aunque estos síntomas pueden ser comprensibles o considerarse apropiados a la pérdida,

también se debería pensar atentamente en la presencia de un episodio de depresión mayor

además de la respuesta normal a una pérdida significativa.

Esta decisión requiere inevitablemente el criterio clínico basado en la historia del individuo

y en las normas culturales para la expresión del malestar en el contexto de la pérdida.

D. El episodio de depresión mayor no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo,

esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, trastorno delirante, u otro trastorno especificado o no

especificado del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.

E. Nunca ha habido un episodio maníaco o hipomaníaco.

Nota: Esta exclusión no se aplica si todos los episodios de tipo maníaco o hipomaníaco son

inducidos por sustancias o se pue-den atribuir a los efectos fisiológicos de otra afección

médica.

• Trastorno depresivo persistente (distimia): Los síntomas depresivos que persisten

durante ≥ 2 años sin remisión se clasifican como trastorno depresivo persistente, una

categoría que consolida trastornos anteriormente denominados trastorno depresivo mayor

crónico y trastorno distímico.

Los síntomas generalmente comienzan de forma insidiosa durante la adolescencia y pueden durar

muchos años o décadas. La serie de síntomas a menudo fluctúa por encima y por debajo del umbral

del episodio depresivo mayor.

Los pacientes afectados pueden presentarse habitualmente negativos, pesimistas, sin sentido del

humor, pasivos, obnubilados, introvertidos, hipercríticos respecto de sí mismos y de los demás y

quejumbrosos. Los pacientes con trastorno depresivo persistente también tienen más

probabilidades de experimentar trastornos de ansiedad subyacentes, trastornos por abuso de

sustancias o trastornos de la personalidad (es decir, personalidad de tipo limítrofe).

Criterios diagnósticos según el DSM-V del Trastorno depresivo persistente.

A. Estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día, presente más días que los que está

ausente, según se desprende de la información subjetiva o de la observación por parte de otras

personas, durante un mínimo de dos años.

Nota: En niños y adolescentes, el estado de ánimo puede ser irritable y la duración ha de ser

como mínimo de un año.

B. Presencia, durante la depresión, de dos (o más) de los síntomas

siguientes:

1. Poco apetito o sobrealimentación.

2. Insomnio o hipersomnia.

3. Poca energía o fatiga.

4. Baja autoestima.

5. Falta de concentración o dificultad para tomar decisiones.

6. Sentimientos de desesperanza.

C. Durante el período de dos años (un año en niños y adolescentes) de la alteración, el individuo

nunca ha estado sin los síntomas de los Criterios A y B durante más de dos meses seguidos.

D. Los criterios para un trastorno de depresión mayor pueden estar continuamente presentes

durante dos años.

E. Nunca ha habido un episodio maníaco o un episodio hipomaníaco, y nunca se han cumplido los

criterios para el trastorno ciclotímico.

F. La alteración no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo persistente, esquizofrenia,

trastorno delirante, u otro trastorno especificado o no especificado del espectro de la esquizofrenia

y otro trastorno psicótico.

G. Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga,

un medicamento) o a otra afección médica (p. ej., hipotiroidismo).

H. Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras

áreas importantes del funcionamiento.

Nota: Como los criterios para un episodio de depresión mayor incluyen cuatro síntomas que

no están en la lista de síntomas del trastorno depresivo persistente (distimia), un número

muy limitado de individuos tendrán síntomas depresivos que han persistido durante más de

dos años pero no cumplirán los criterios para el trastorno depresivo persistente. Si en algún

momento durante el episodio actual de la enfermedad se han cumplido todos los criterios

para un episodio de depresión mayor, se hará un diagnóstico de trastorno de depresión

mayor. De no ser así, está justificado un diagnóstico de otro trastorno depresivo

especificado o de un trastorno depresivo no especificado.

• Otro trastorno depresivo especificado o no especificado

o Trastorno depresivo especificado

Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de

un trastorno depresivo que causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social,

laboral u otras áreas importantes del funcionamiento pero que no cumplen todos los criterios de

ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos depresivos.

La categoría de otro trastorno depresivo especificado se utiliza en situaciones en las que el clínico

opta por comunicar el motivo específico por el que la presentación no cumple los criterios de un

trastorno depresivo específico. Esto se hace registrando “otro trastorno depresivo especificado” y

a continuación el motivo específico (p. ej., “episodio depresivo de corta duración”).

Algunos ejemplos de presentaciones que se puede especificar utilizando la designación “otro

especificado” son los siguientes:

1. Depresión breve recurrente: Presencia concurrente de estado de ánimo deprimido y al menos

otros cuatro síntomas de depresión durante 2-13 días por lo menos una vez al mes (no asociados

al ciclo menstrual) durante un mínimo de doce meses consecutivos en un individuo cuya

presentación no ha cumplido nunca los criterios para ningún otro trastorno depresivo o bipolar y

que actualmente no cumple los criterios activos o residuales para un trastorno psicótico.

2. Episodio depresivo de corta duración (4–13 días): Afecto deprimido y al menos cuatro de los

otros ocho síntomas de un episodio de depresión mayor asociados a malestar clínicamente

significativo o deterioro que persiste durante más de cuatro días, pero menos de catorce días, en

un individuo cuya presentación nunca ha cumplido los criterios para otro trastorno depresivo o

bipolar, no cumple actualmente los criterios activos o residuales para un trastorno psicótico y no

cumple los criterios para una depresión breve recurrente.

3. Episodio depresivo con síntomas insuficientes: Afecto deprimido y al menos cuatro de los

otros ocho síntomas de un episodio de depresión mayor asociado a malestar clínicamente

significativo o deterioro que persiste durante un mínimo de dos semanas en un individuo cuya

presentación nunca ha cumplido los criterios para otro trastorno depresivo o bipolar, no cumple

actualmente los criterios activos o residuales para un trastorno psicótico y no cumple los criterios

para depresión breve recurrente.

o Trastorno depresivo no especificado:

Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de

un trastorno depresivo que causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social,

laboral u otras áreas importantes del funcionamiento pero que no cumplen todos los criterios de

ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos depresivos. La categoría del

trastorno depresivo no especificado se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por no

especificar el motivo de incumplimiento de los criterios de un trastorno depresivo específico, e

incluye presentaciones en las no existe suficiente información para hacer un diagnóstico más

específico (p. ej., en servicios de urgencias).

▪ Trastorno disfórico premenstrual: Es una constelación de síntomas físicos y emocionales.

Ocurren durante lo que se llama la fase lútea del ciclo menstrual, justo antes de su período,

cuando el útero se prepara para la posibilidad de un embarazo con un aumento de hormonas.

▪ Trastorno depresivo debido a otra enfermedad: Este trastorno se caracteriza por una notable

y persistente alteración del estado de ánimo que se considera debida a los efectos fisiológicos

directos de una enfermedad médica. La alteración del estado de ánimo puede consistir en un

estado de ánimo depresivo, una notable disminución de interés o placer por las cosas, o un

estado de ánimo elevado, expansivo o irritable.

▪ Trastorno depresivo inducido por sustancias/fármaco: La característica esencial es una

notable y persistente alteración del estado de ánimo, que se considera provocada por los efectos

fisiológicos directos de una sustancia (por ejemplo: una droga, un medicamento, la exposición

a un tóxico). Dependiendo de la naturaleza de la sustancia y del contexto en el que aparecen

los síntomas, la alteración puede suponer que el estado de ánimo sea depresivo o con una

notable pérdida de placer o interés por las cosas, o que sea un estado de ánimo elevado,

expansivo o irritable.

La depresión mayor y el trastorno depresivo persistente pueden incluir uno o más especificadores

que describen manifestaciones adicionales durante un episodio depresivo.

Especificadores para trastornos depresivos.

Ansiedad con

Angustia

Los pacientes se sienten tensos e inusualmente inquietos; tienen

dificultad para concentrarse porque se preocupan o tienen miedo de que

algo terrible pueda suceder, o sienten que pueden perder el control de

sí mismos.

Características

Mixtas

Los pacientes también tienen ≥ 3 síntomas maníacos o hipomaníacos

(p. ej., estado de ánimo elevado, grandiosidad, mayor locuacidad de lo

habitual, fuga de ideas, disminución del sueño).

Algunos pueden llegar a desarrollar un trastorno de bipolaridad.

Melancolía

Los pacientes han perdido el placer en casi todas las actividades o no

responder a estímulos habitualmente placenteros. Pueden sentirse

abatidos y desesperanzados, sentir culpa excesiva o inapropiada,

despertarse temprano en la mañana, presentar marcado retraso o

agitación psicomotriz, y anorexia o pérdida de peso significativas.

Atípico

El estado de ánimo de los pacientes mejora temporalmente en respuesta

a acontecimientos positivos (p. ej., la visita de los hijos). También

presentan ≥ 2 de los siguientes: reacción exagerada a la crítica o el

rechazo percibido, sensación de parálisis aplomada (una sensación de

pesadez, por lo general en las extremidades), aumento de peso o

aumento del apetito e hipersomnia.

Psicótico

Los pacientes tienen delirios y/o alucinaciones. Las ideas delirantes

suelen relacionarse con haber cometido pecados o crímenes

imperdonables, albergar trastornos incurables o vergonzosos o ser

perseguidos. Las alucinaciones pueden ser auditivas (p. ej., oír voces

acusatorias o condenatorias) o visuales. Cuando sólo se describen

voces, debe considerarse cuidadosamente si éstas representan

verdaderas alucinaciones.

Catatónico

Los pacientes presentan retraso psicomotor intenso, participan

excesivamente en una actividad sin sentido y/o se retraen; algunos

pacientes gesticulan o imitan el habla (ecolalia) o el movimiento

(ecopraxia).

Inicio periparto

El inicio es durante el embarazo o dentro de las 4 semanas después del

parto. Puede identificarse características psicóticas; el infanticidio se

asocia a menudo con episodios psicóticos que implican alucinaciones

de comando para matar al bebé o ideas delirantes de que el niño está

poseído.

Patrón estacional Los episodios ocurren en un momento determinado del año, con mayor

frecuencia en otoño o invierno.

“No es que no puedan ver la solución. Es que no pueden ver el problema.”

G.K. Chesterton

CLASE 3: “DEPRESIÓN: MODELOS Y ENFOQUES PSICOTERAPÉUTICOS QUE LA

ABORDAN”

La depresión es considerada según definición de la APA en 1995, como un trastorno, explicando

que se trata de “un síndrome o patrón de comportamiento psicológico de significación clínica, que

aparece asociado a un malestar, a una discapacidad o a un riesgo significativamente aumentado

de morir, de sufrir dolor o pérdida de libertad” Además, este síndrome o patrón no debe ser una

respuesta culturalmente aceptada a un acontecimiento en particular. Cualquiera sea la causa, debe

entenderse el trastorno como la manifestación individual de una disfunción de comportamiento,

psicológica o biológica. Ni el comportamiento desviado (por ejemplo: político, religioso o sexual) ni

los conflictos entre el individuo y la sociedad son trastornos mentales, salvo que la desviación o el

conflicto fueren síntomas.

Si bien la depresión es un trastorno mental frecuente e incapacitante, ha habido muchos

profesionales de la salud mental que se han centrado en explicar cómo es que se origina y funciona

en el cuerpo de la persona que lo padece, creando diversas definiciones, teorías y por supuesto

tratamientos para lograr encontrar alguna especie de cura que erradique por completo o por lo

menos disminuya los malestares significativos del trastorno.

L. Hornstein (2006) criticaba el ver de forma mono causal los trastornos anímicos, haciendo alusión

en el porqué era tan difícil la recuperación de las personas que lo padecían. Él consideraba que se

requiere de la colaboración de los profesionales de la salud mental, porque no pueden superarse

solamente con una autoayuda. Por otra parte las terapias tradicionales no suelen ser suficientes si

en el contexto familiar y social no existen soportes ambientales de apoyo.

Por lo tanto, algunos profesionales recomiendan el combinar la psicoterapia junto con la

farmacología para tratar la depresión, en especial el trastorno de depresión mayor, son eficaces en

el alivio temporal de esta (Moras, 2006) Existe evidencia de que este trastorno es recurrente; un

único episodio depresivo en la vida es la excepción y cada episodio incrementa el riesgo de un

siguiente episodio (Moras, 2006; Bockting et al., 2005; Jarret et al, 2001). La probabilidad de recaída

es mayor si durante el tratamiento no ha habido una remisión total de los síntomas, lo cual es

frecuente (Jarret et al., 2001; Judd et al. 2000).

A continuación, se describirán algunos modelos y enfoques que han abordado este tipo de trastorno

creando diversos tratamientos para su erradicación o disminución de síntomas.

• Modelo Cognitivo Conductual

Esta teoría tiene como principio fundamental la resolución de los problemas actuales y con ello

atenuar los síntomas mediante la intervención de cogniciones para poder modificar

comportamientos (Yapko, 2006). En este modelo terapéutico se consideran dos elementos

primordiales de intervención, el primero hace referencia a las cogniciones o pensamientos y el

segundo a las conductas que se origina a partir de creencias irracionales.

En este modelo, la depresión es atribuida a grupos complejos de pensamientos negativos acerca

del sí mismo o el mundo externo que son activados en una variedad de situaciones. En el caso de

las depresiones, se plantea que estas representaciones consisten en la suma de numerosas

experiencias aversivas, producidas por computaciones inconscientes complejas diseñadas para

abstraer significados comunes de experiencias repetidas (Brewin, 1996).

De acuerdo con Beck (1983), este modelo terapéutico manifiesta como supuesto teórico que “los

efectos y la conducta que tiene un individuo están en gran medida determinados por el modo en

que estructura el mundo”. Centrándose en la atención de las cogniciones, identificadas como

elementos básicos de intervención, debido a que los pensamientos son fortalecidos por aquellas

actitudes que se han aprendido a lo largo de las experiencias previas que ha tenido el paciente, y

que han sido elaboradas correcta e incorrectamente; llegando así a formar y reforzar los

comportamientos que realiza la persona en su entorno.

Dada la atención terapéutica bajo este modelo a la presencia de alteraciones, se comienza por la

intervención de los errores o de las distorsiones cognitivas que elabora el propio paciente y que

desencadenan actitudes, emociones y comportamientos que lo desequilibran emocionalmente,

generando así la presencia de trastornos del estado de ánimo y de la personalidad (Beck, 1983).

Por lo tanto, dichos esquemas constituyen los elementos básicos de la personalidad (Alford y Beck,

1997 citado en Zvelc, 2009) y cuando estos se activan, las personas interpretan los eventos de

acuerdo con lo aprendido de estos esquemas.

De acuerdo con Young (1990, citado en Brewin, 1996), el nivel más profundo de cognición involucra

“esquemas tempranos mal adaptativos”, que son estables y duraderos. Estas son creencias

incondicionales, implícitas acerca de uno mismo en relación con el ambiente. Ellos se desarrollan

en la base de la interacción entre el temperamento del niño y experiencias disfuncionales con los

padres, hermanos y pares en los primeros años de la vida. Los esquemas tempranos mal

adaptativos son activados en ambientes específicos y pueden llevar a distorsiones cognitivas,

reacciones emocionales intensas, y comportamiento problemático y puede conllevar a desarrollar

el trastorno depresivo.

La terapia cognitivo conductual de la depresión provee un marco general que puede incorporar

diferentes estrategias de tratamiento. Overholser (2003), propone un modelo en etapas, en donde

la primera etapa consiste en la evaluación y el involucramiento en la terapia; la segunda, incluye

módulos de terapia activa; y, la tercera, prevención de recaídas. Los módulos de la segunda etapa,

a ser aplicados de una forma flexible e individualizada, incluyen acciones en las siguientes áreas:

1. Actividad reducida. Muchas personas deprimidas pueden beneficiarse de estrategias simples

que les ayudan a permanecer más activos durante el día. Estas estrategias de activación

conductual incluyen guiar a los pacientes para que monitoreen sus actividades diarias, evaluando

diferentes actividades en función de su dominio y el placer que producen, así como asignar una

variedad de actividades simples para que se realicen entre las sesiones.

2. Funcionamiento social perturbado: La terapia puede ayudar a (a) incrementar la frecuencia

de actividades sociales placenteras, (b) mejorar destrezas sociales básicas o la asertividad, (c)

reducir tendencias para el retraimiento social y (d) aumentar la cantidad de apoyo social. También

las intervenciones pueden focalizarse en conflictos de pareja que se relacionen con la

sintomatología depresiva. Aún más, la mayoría de las actividades sociales pueden provocar

reacciones emotivas y cognitivas que resulten relevantes para la terapia. Los pacientes pueden

comenzar a identificar y confrontar cogniciones negativas que afectan el funcionamiento social.

3. Manejo inefectivo de estresores recientes: El terapeuta puede ayudar a sus clientes a evaluar

sus estrategias recientes e identificar estrategias efectivas e inefectivas para lidiar con sus

problemas. Además, los clientes pueden aprender a evaluar problemas secundarios derivados del

manejo inefectivo de sus dificultades. También, los cliente pueden aprender a reducir formas de

evasión para lidiar con el problema (ej. Abuso del alcohol o excesivo consumo de comida) que han

sido usadas como intentos mal adaptativos para elevar el ánimo.

4. Habilidades de resolución de problemas deficiente: Un componente central en la terapia es

ayudar a los pacientes a mejorar sus habilidades de resolución de problemas interpersonales.

Algunos pacientes deben aprender a reducir su tendencia a responder impulsiva o emocionalmente

y aprender a pensar la situación para encontrar una solución razonable. El problema debería ser

definido en términos de objetivos concretos que sean específicos y realistas, frecuentemente

subdividiendo un problema interpersonal complejo en componentes que sean manejables.

Entonces, los clientes pueden ser asistidos en generar una variedad de alternativas posibles,

siendo creativos y flexibles en el proceso. Luego el terapeuta puede orientar la discusión a un

proceso racional de toma de decisiones, examinando las posibles consecuencias de corto y largo

plazo.

5. Sesgos cognitivos: Las emociones negativas proveen información de relevancia terapéutica en

relación a las formas que los pacientes adscriben significados personales los eventos de la vida.

Terapia cognitiva puede ser usada para identificar, confrontar, desafiar y reducir las cogniciones

depresivas. Los terapeutas pueden ayudar a sus clientes a aprender a identificar y monitorear su

monólogo interno y a comenzar a apreciar la relación entre pensamientos, emociones y conductas.

La terapia debería contribuir a que los pacientes desarrollen creencias que sean positivas y

realistas.

.

6. Perspectiva negativa de sí mismo: La depresión se encuentra relacionada con una limitada

conceptualización del sí mismo, con un énfasis en algunas áreas centrales y la minimización de

otras áreas de la vida. Por lo tanto un problema en una de estas áreas puede derivar en

sentimientos de desesperanza. El terapeuta puede ayudar a los clientes a identificar problemas

específicos que pueden ser cambiados y otros problemas cuyo afrontamiento se beneficiaría de

una revisión de los objetivos y nuevos estándares de evaluación. Además, el terapeuta puede

apoyar a los clientes para aumentar el uso de auto reforzamiento de actos positivos.

• Modelo Interpersonal:

El Modelo Interpersonal (MIP, en adelante) es una terapia específica y breve para los cuadros

depresivos. Se destaca por su trabajo sobre los problemas interpersonales que presentan los

pacientes y su relación con el malestar afectivo actual. La MIP intenta aliviar los síntomas de los

pacientes mediante el desarrollo de estrategias más adecuadas de resolución de las situaciones

conflictivas que están viviendo en el presente.

La teoría interpersonal de la depresión está basada en ideas emanadas de la escuela de psiquiatría

interpersonal, de la teoría del apego y de los roles sociales (Davidson, Rieckmann, & Lespérance,

2004).

El modelo interpersonal (MIP) tiene como principio fundamental que eventos en la infancia

temprana influyen en la subsecuente psicopatología. El modelo se diferencia de planteamientos

psicoanalíticos clásicos que enfatizaban la primacía de las vivencias tempranas llegando a la

exclusión de la historia de vida posterior. El MIP presume que la etiología de la enfermedad mental

es compleja; usa la conexión entre los actuales eventos de la vida y la aparición de los síntomas

depresivos como un marco que permite ayudar a los pacientes a superar su malestar. Eventos

perturbadores pueden precipitar el trastorno en individuos vulnerables y a su vez, el ánimo

depresivo lleva a retraimiento social, fatiga, pobre concentración y en consecuencia a otros eventos

negativos (Hollon, Thase, & Markowitz, 2002).

Dos hallazgos importantes de la investigación emergen respecto al vínculo entre vulnerabilidad

interpersonal y depresión. Primero, las familias con un miembro deprimido tienden a caracterizarse

por problemas con el apego, dificultades de comunicación, cohesión, apoyo social, criticismo

crónico y disciplina severa. Más aun, bajos niveles de calidez de los padres, altos niveles de

hostilidad materna, y conflictos incrementales entre padres y adolescentes predicen

significativamente incrementos en síntomas internalizados. Adicionalmente, el rechazo de los

pares, de la familia y los profesores predicen incrementos en síntomas depresivos en niños y

adolescentes. Segundo, los individuos deprimidos tienen mayores dificultades interpersonales

(Garber, 2006)

El modelo Interpersonal se desarrolla en tres fases: A) la inicial o diagnóstica, B) la intermedia o

focalizada y C) la final o de terminación. El tratamiento estándar suele cubrir de 12 a 20 sesiones.

La psicoterapia según el MIP se desarrolla en tres etapas sucesivas. Durante las primeras sesiones,

el terapeuta revisa cuidadosamente la historia que vincula los síntomas depresivos del paciente a

su situación interpersonal en una formulación que se centra en una de cuatro áreas de problemas

interpersonales, todos los cuales están conectados a eventos de vida y roles sociales. Un duelo

complicado resultado de la pérdida de alguien significativo, las disputas de rol son luchas basadas

en expectativas no reciprocas con otros significativos, tales como las dificultades implicadas en un

mal matrimonios, las transiciones de rol incluyen cualquier cambio en el estatus de vida que altera

la perspectiva de la trayectoria de vida, los déficits interpersonales se refieren a problemas que

involucran la carencia de destrezas sociales; problemas en esta área incluyen dificultades para

iniciar y sostener relaciones, lo que deriva en aislamiento social. Aunque algunos pacientes tienen

múltiples problemas interpersonales, el objetivo de la fase inicial es aislar uno o dos problemas para

focalizar el tratamiento (Hollon et al., 2002).

Durante la etapa intermedia, el terapeuta promueve estrategias específicas para el área de

problema interpersonal identificada. Para el duelo complicado, el terapeuta facilita la catarsis y

ayuda al paciente a encontrar nuevas actividades y relaciones para compensar la pérdida. Para

una disputa de rol, el terapeuta ayuda al paciente a explorar la naturaleza de la relación y la disputa

relevante, si se ha llegado a un impasse, y qué opciones están disponibles para resolverla. Para

una transición de rol, el terapeuta ayuda al paciente a aprender a manejar el cambio lamentando la

pérdida del rol antiguo, reconociendo aspectos positivos y negativos del nuevo rol y a obtener

dominio sobre el nuevo rol. Para los déficits interpersonales, el terapeuta ayuda al paciente a

desarrollar nuevas relaciones y destrezas interpersonales (Hollon et al., 2002).

La etapa final del MIP apoya la renovada independencia del paciente y competencia mediante el

reconocimiento y consolidación de los logros terapéuticos. El terapeuta estabiliza la autoestima del

paciente al subrayar que el episodio depresivo ha mejorado debido a la propia acción del paciente

al cambiar su situación de vida. Ya que la depresión puede recurrir, el terapeuta también ayuda al

paciente a anticipar situaciones interpersonales que afectan negativamente su ánimo, así como

formas de responder ante los síntomas depresivos que puedan surgir en el futuro (Hollon et al.,

2002).

• Modelo psicoanalítico:

Blatt publica “Experiences of Depression” en el 2004, parte por un lado de la teoría clásica freudiana

planteada en “Duelo y Melancolía”, en la que Freud manifiesta la dificultad en la definición de la

melancolía ya que esta puede variar ampliamente en su sintomatología, y en la que intervienen

diferentes procesos psíquicos. Blatt destaca las ideas relativas a la etapa de dependencia oral y la

conceptualización del desarrollo del superyó.

La primera parte de esta teoría da cuenta de la importancia de las pérdidas objetales en la

depresión, centrándose en la conflictiva en las depresiones anaclíticas. La segunda parte de la

teoría se refiere al proceso de identificación y la formación del superyó, instancia psíquica en la que

se encuentran nuestras normas morales y nuestros ideales. Esto se vería reflejado en las

depresiones introyectivas en las que el conflicto es más interno, ya que se plantea entre el yo y el

superyó. La problemática de los pacientes depresivos anaclíticos gira en torno a los vínculos

interpersonales y los pacientes depresivos centran sus preocupaciones en la auto definición y los

logros personales.

La relación entre las experiencias tempranas y la psicopatología adulta ha sido una de las

características del pensamiento psicoanalítico. Desde los trabajos inaugurales de Freud se pensó

que la depresión, sobre todo en sus formas más graves, como la melancolía, reflejaba dificultades

en las experiencias tempranas, en lo que se llamó “fase oral del desarrollo psicosexual”, que desde

el punto de vista psicológico se caracteriza por la ambivalencia, ya que el modelo de incorporación

implica la destrucción del objeto. Hoy en día los estudios del desarrollo mental señalan la

importancia del vínculo de apego en la infancia como factor de vulnerabilidad o de resiliencia. Freud

también habló del conflicto de ambivalencia afectiva, especialmente el dirigido hacia los

progenitores, y hoy sabemos que la regulación afectiva se establece en la primera infancia en la

íntima relación con un adulto, por lo general, los padres. Los estudios sobre mentalización abundan

en este tópico. Estudios sobre el desarrollo psíquico también nos permiten conocer más acerca de

la relación entre las experiencias infantiles y la personalidad adulta.

Se han diseñado distintas intervenciones partiendo de supuestos psicoanalíticos. Uno de los más

recientes de esta rama, es la Terapia Dinámica interpersonal (TDI), la cual ha sido desarrollada en

Inglaterra a partir del “Marco de Competencias psicoanalíticas/dinámicas” (Lemma, Roth & Pilling,

2008). Estos desarrollos recientes surgen de la sistematización de las intervenciones

psicoanalíticas/dinámicas que han mostrado mayor evidencia empírica de eficacia en ensayos

clínicos.

La TDI formula los síntomas de depresión como respuestas a dificultades interpersonales,

amenazas percibidas a vínculos (pérdida/separación) y por lo tanto como amenazas para el sí

mismo (self).

Conceptualmente la TDI se sustenta en ideas provenientes de la teoría del apego, la teoría de las

relaciones objetales y el psicoanálisis interpersonal de Sullivan. Desde este marco las premisas

principales son (Lemma, Target, & Fonagy, 2010):

1. Los orígenes y naturaleza social de la subjetividad individual.

2. La importancia de los vínculos como los bloques de construcción de la mente, y como el contexto

para desarrollar capacidades cognitivas son cruciales. Fallas en la comprensión propia y de los

otros están relacionadas con patrones de interacción que evolucionan a partir de experiencias

infantiles.

3. El impacto de las representaciones internalizadas e inconscientes de “uno mismo” y de los “otros”

en el funcionamiento interpersonal actual.

4. La importancia de la capacidad de mentalizar la experiencia sin la cual hay una reducción de la

capacidad para resolver dificultades interpersonales.

Un rasgo distintivo de la TDI es que explora los patrones interpersonales problemáticos

focalizándose en los estados mentales del paciente (creencias, sentimientos, deseos y

pensamientos). El propósito es proveer al paciente una experiencia de estar con otra persona que

está interesada en pensar con el paciente acerca de lo que le molesta, para así estimular la propia

capacidad del paciente para reflexionar sobre su experiencia (Lemma et al., 2010)

A modo general se proponen cinco pasos estratégicos en el curso de una relación terapéutica

breve:

1. Identificar un problema de apego con un foco emocional específico que el paciente siente que lo

hace sentir deprimido.

2. Trabajar con el paciente colaborativamente para crear una creciente imagen mentalizada de las

problemáticas interpersonales.

3. Estimular al paciente a explorar la posibilidad de modalidades alternativas de sentir y pensar,

usando la relación transferencial para traer al frente los modos característicos de relacionamiento

del paciente.

4. Asegurarse que se reflexiona sobre el proceso psicoterapéutico mismo.

5. Al final del tratamiento, se presenta al cliente un resumen escrito de la visión de la persona

construida conjuntamente, así como del área conflicto inconsciente, para que la tenga presente y

así intentar reducir el riesgo de una recaída.

• Terapia de Autocontrol de Rehm:

La Terapia de Autocontrol de Rehm (1977) asume que la depresión se caracteriza por déficits

específicos en el manejo de la conducta de uno mismo. La terapia consiste en un programa

estructurado de 6 a 12 sesiones.

Esta terapia es un tratamiento psicológico proveniente del paradigma cognitivo conductual y

centrado específicamente en el tratamiento de la depresión. Se trata de una terapia de eficacia bien

establecida basada en el concepto de autocontrol y la importancia que el autor le da a este aspecto

en la autogestión conductual. Y es que en el modelo del que parte, el origen de los síntomas

depresivos puede encontrarse en un desequilibrio entre recompensas y castigos.

Según dicho modelo, la depresión es principalmente causada por la falta de un refuerzo consistente

de la conducta. Es decir, el principal problema se encuentra en que las personas deprimidas son

incapaces de obtener elementos o estimulaciones positivas por parte del medio.

Sin embargo, el origen o el progresivo empeoramiento de esta falta de reforzadores puede hallarse

en el hecho de que el individuo no es capaz de asegurar su conducta de manera que pueda

obtenerlos, o que no es capaz de autogestionarse. Así, la persona con depresión tendría una serie

de características internas que harían difícil el autocontrol y la adecuación del propio

comportamiento a la realidad, de manera que ante la pérdida de refuerzo pueden desembocar en

la sintomatología depresiva.

Así, el problema que conduce a la depresión es que el individuo no es capaz de gestionar

adecuadamente la propia conducta. De este modo, el principal objetivo de esta terapia es la mejoría

del estado del ánimo a través del desarrollo y entrenamiento de los diferentes aspectos del

autocontrol.

Componentes del autocontrol

La terapia de autocontrol de Rehm se basa en el entrenamiento y fortalecimiento de una serie de

habilidades de autocontrol básicas que en el sujeto deprimido tienden a ser deficitarias.

En concreto, Rehm considera que las personas controlan su conducta a través de tres procesos

básicos: la Automonitorización o autoobservación, la autoevaluación y el autorrefuerzo o

autocastigo según la autoevaluación llevada a cabo.

1. Automonitorización

En las personas deprimidas, se puede observar como en los procesos de automonitorización se

tiende a focalizar la atención en las consecuencias inmediatas de la conducta, además de que

generalmente prestan más atención a la información negativa que a la positiva

2. Autoevaluación

Respecto a la autoevaluación, desde el modelo del que parte la terapia de autocontrol de Rehm

esta se suele ver sesgada hacia lo negativo al crearse objetivos y metas exageradamente elevadas,

que por norma general no pueden cumplirse. Ello, junto con la fijación en lo inmediato y en lo

negativo, provoca que en general la persona se sienta frustrada.

3. Autorrefuerzo

Por último, debido a la imposibilidad de llevar a cabo los objetivos propuestos las personas

deprimidas tienden a autocastigarse o, en su defecto, no ver reforzada su conducta ante la

consecución de objetivos.

Por lo tanto, la terapia de autocontrol de Rehm se realiza a lo largo de doce sesiones, divididas en

tres fases en las que se trabajan las tres habilidades que permiten el correcto autocontrol y

autogestión.

1. Fase de autoobservación

Esta parte de la terapia es fundamentalmente cognitiva. A lo largo de las sesiones en que se lleva

a cabo el terapeuta ayuda y entrena al paciente en la toma de conciencia de la existencia de

experiencias positivas y agradables, que el paciente deberá registrar e intentar asociar al estado

de ánimo.

A través de esta fase se pretende hacer ver al paciente aspectos positivos o situaciones agradables

y que disminuya la focalización en los aspectos negativos.

2. Fase de autoevaluación

Como hemos mencionado anteriormente, en la teoría de autocontrol de Rehm los individuos tienden

a fijarse objetivos con estándares muy elevados, en general irrealizables, que acaban provocando

sensaciones de impotencia y frustración.

Por lo que en una segunda fase de la terapia el objetivo va a centrarse en enseñar al sujeto a fijarse

metas más específicas, concretas y realizables de una forma realista. Con ello se pretende que los

individuos lleguen a tener una autoevaluación positiva de las propias capacidades al poder alcanzar

sus objetivos.

3. Fase de autorrefuerzo

La última de las fases de la terapia de autocontrol tiene que ver con el reforzamiento, el cual en

sujetos que padecen depresión tiende a ser insuficiente. El trabajo se centra en entrenar al paciente

en identificar diversos reforzadores que sean importantes para él, así como en aplicarlos de manera

contingente según los objetivos que se marque se vayan cumpliendo.

Efectividad de la técnica

Si bien no se trata de una de las terapias más aplicadas debido a la predilección por otras técnicas

también de tipo cognitivo-conductual, la terapia de autocontrol de Rehm es uno de los tratamientos

que han demostrado un elevado nivel de efectividad, teniendo una eficacia bien establecida.

Además, diversos estudios demuestran que cada uno de los componentes o fases en los que se

divide la terapia de autocontrol de Rehm resulta igual de efectivo por sí solo, siendo algunos de sus

elementos aplicados en diferentes técnicas.

“Si estás deprimido y ansioso, lo principal que quiero decirte es: tu dolor tiene sentido. Tiene

sentido. No eres una máquina con partes rotas. Eres un ser humano con necesidades

insatisfechas. No dejes que nadie te diga que estás loco o roto. Mereces amor y apoyo práctico”

Johann Hari

CLASE 4: “PREVENCIÓN DEL SUICIDIO: MITOS Y REALIDADES”

El suicidio es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “el acto deliberado de

quitarse la vida”. Dicha organización considera el suicidio como un problema grave de la salud

pública a nivel mundial dado al impacto personal y familiar duradero en las personas cercanas de

quien lo comete. Así mismo, genera un impacto social y económico en las comunidades, países y

sociedades afectadas.

Las variables que están implícitas en el suicidio se aprecian en la siguiente tabla:

Variables

Cognitivas Definición

Variables

Conductuales Definición

Amenaza

suicida:

Se refiere a una ideación

suicida especifica

expresada ante otras

personas como un deseo,

sin embargo no hay

conductas encaminadas al

hecho. Esto se puede

presentar de forma no

recurrente.

Suicidio

Consumado

Se entiende cuando el

individuo consiguió de forma

intencionada acabar con su

vida.

Ideación

suicida:

Pensamientos recurrentes

sobre quitarse o acabar de

forma definitiva con su

propia vida.

Suicidio

Frustrado

El individuo planifica cómo

quitarse la vida usando de

preferencia un método duro

sin embargo no se logra

consumar, ya sea por la

inexperiencia del sujeto ante

el empleo del método, o por

la intervención de terceras

personas que frustran el

acto o simplemente por

azar.

Tentativas de

suicidio

La persona se causa daño

de forma deliberada pero sin

el objetivo de quitarse la vida

o que no produzca

consecuencias fatales, pero

que de forma accidental

podrían llegar a producir la

muerte

Así mismo, existen factores de riesgo implicados en el acto suicida, algunos de estos son comunes

entre las edades de adolescencia, adulto joven y adulto mayor, como lo son sucesos traumáticos

en la infancia, tener una historia previa de intento suicida, mostrar un alto nivel de inestabilidad

emocional o carecer de recursos de afrontamiento adecuados así como la carencia de las redes de

apoyo son agravantes para que se someta el acto suicida en ciertas personas.

La vulnerabilidad psicológica se acentúa si se presentan varias condiciones que provoca una

desesperanza profunda al verse obligado a enfrentar situaciones viales estresantes y duraderas.

Existen ciertos factores de riesgo a nivel cognitivo, social y emocional en ciertas etapas que pueden

llevar a tentativas de suicidio o a un suicidio consumado:

Adolescencia Adulto Joven Adulto Mayor

Consumo o abuso de drogas

Sentimientos de fracaso a

nivel personal, laboral o

familiar.

Sensación de ser una carga

para la familia.

Trastornos mentales como

depresión o brote psicótico. El reproche social. Depresión mayor.

Desilusiones afectivas Sentimientos de

desesperanza extrema.

Sentimientos de inutilidad y

pesimismo.

Dificultad con su orientación

sexual ya sea que la familia y

amigos los rechace.

La soledad al contar con una

pobre o nula red de apoyo. Aislamiento social.

Entorno familiar y social

conflictivo o deteriorado.

Trastornos mentales como

depresión mayor, trastorno

límite de la personalidad,

trastornos psicóticos.

Enfermedades crónicas.

Fracaso escolar reiterado

Enfermedades crónicas

incapacitantes o

enfermedades terminales. Pérdida de la pareja y

abandono de los hijos. Bullying excesivo y constante

y/o ciberacoso por sus pares Desempleo.

Pérdida de un ser querido

significativo. Problemas económicos.

Tener aspectos emocionales

como impulsividad, baja

autoestima, inestabilidad

emocional y/o dependencia

emocional extrema.

Amenazas constantes de

grupos delincuenciales.

Los métodos para cometer suicidio se dividen en dos grandes grupos, métodos duros y blandos.

La aplicación de un método u otro deriva en factores culturales, la intención de morir y la

disponibilidad y acceso del método.

• Métodos duros: Se refiere a aquellos métodos violentos que garanticen que la

supervivencia sea imposible. Aquí está la clara intención que hay un plan determinado para

quitarse la vida. Entre los métodos duros se encuentran el ahorcamiento, el uso de armas

de fuego, tirarse de edificios o al vació, tirarse en medio de la calle para ser atropellado

entre otros.

El género que tiende a emplear con mayor frecuencia este tipo de métodos son los hombres, ya

que se ha demostrado en diversos estudios, que estos suelen ser más impulsivos, poseen menos

tolerancia al sufrimiento crónico y que debido a la sociedad machista que se les ha enseñado a

reprimir sus emociones, estos se les dificulta buscar ayuda y expresar su dolor.

• Métodos blandos: Este tipo de métodos suelen ser más sutiles ya que al emplearlos esta

la posibilidad de ser rescatado ya que aquí se mantiene presente el deseo de morir. Entre

los métodos blandos encontramos el consumo de sustancias químicas, ingesta de

fármacos, envenenamiento, ahogamiento, cortarse entre otros.

Este tipo de método suele ser usado con mayor frecuencia en mujeres siendo el más frecuente la

ingesta de pastillas.

Las mujeres tienen mayor tentativas de suicidio que suicidio consumado debido a que estas desean

realmente tener algún tipo de ayuda o lo ven como una forma para terminar con el sufrimiento. Otro

factor es el hecho de la poca socialización que tiene la mujer con las armas de fuego y el poco

acceso a este tipo de armas.

Muchos estudios arrojan la hipótesis que las mujeres optan por este tipo de métodos debido a la

preocupación de la desfiguración física o el impacto psicológico que puede ocasionar a su familia

de encontrar su cuerpo ensangrentado o desfigurado.

Si bien es cierto hay cierta frecuencia en que los hombres empleen más los métodos duros y que

las mujeres opten por formas más sutiles de consumar el suicidio, no quiere decir que no existan

hombres que empleen métodos blandos y mujeres métodos duros, ya que todo dependerá del

grado de la intención de quitarse la vida y la disposición y acceso que cuente con las herramientas

necesarias para llevarlo a cabo.

Las personas que piensan quitarse la vida en la mayoría de las veces dan señales que algo no está

bien con ellos y piden ayuda mediante comportamientos para poder ser salvados de una u otra

forma, por lo tanto algunas señales de alerta son:

• Planear o decir que quiere lastimarse o matarse o herir asesinar a otra persona.

• Hablar, escribir, leer o dibujar acerca de la muerte, incluyendo bromas de quitarse la vida.

• Comentarios como “Ya nada me importa” “Ya no causaré más problemas con mi ausencia”

• Expresar sentimientos como sentirse una carga para otros.

• Sentimientos de desesperanza o de estar atrapado sin salida.

• Sufrir dolor crónico insoportable.

• Dormir demasiado o dormir poco.

• Aislarse de las personas, no querer verlas y dejar de hacer actividades que antes le

generaban placer.

• Incremento del consumo de drogas o alcohol.

• Realizar conductas temerarias o arriesgadas.

• Cambios en su estado de ánimo.

• Comprar algún arma, acumular o comprar medicamentos o tomar otras medidas para

cometer el suicidio.

• Regala sus cosas o apurarse para completar un testamento.

• Llamadas o visitas para despedirse.

• Ya no ocuparse ni cuidarse de sí mismo.

Sin embargo, el tema del suicido es tan controversial debido al acto en sí de arrebatarse

propiamente la vida, por lo que se dicen varios mitos al respecto pero la realidad es otra.

Mito Realidad

“Las personas que hablan sobre quitarse la

vida, nunca lo hacen”

La mayoría de las personas que intentan

suicidarse han dado señales de alerta sobre

sus intenciones.

“Hablar con alguien sobre el suicidio es darle

ideas para que lo haga”

De este modo ellos pueden expresar sus

sentimientos y pensamientos acerca de lo que

ha estado manteniendo en secreto causándole

mucho dolor.

“Solo cierto tipo de personas se suicidan”

Es importante recordar que cualquier persona

no importando su contexto sociocultural

pueden suicidarse.

“Las personas suicidas son débiles que

reaccionan de forma dramática a las

situaciones de la vida”

Cada persona interpreta las situaciones según

su experiencia de vida, sus condiciones y sus

rasgos de personalidad.

“El suicidio es un acto egoísta”

Usualmente ellos sienten que son una carga

para los demás y piensan que su muerte les

brindará libertad a sus seres amados.

“Si una persona decide quitarse la vida no

habrá nada que le cambie de opinión”

Lo que buscan es terminar con su dolor no con

su vida. Si le escucha sus llamados de auxilio,

recibe ayuda y apoyo profesional puede

cambiar de opinión.

❖ ¿Cómo prevenir el suicidio?

El suicidio es un grave problema de salud pública que puede prevenirse (en la mayoría de los

casos) con las intervenciones adecuadas, para ello es importante que sepamos cómo actuar

cuando alguien cercano desea quitarse la vida.

✓ Estas personas presentan un dolor psicológico, que para poder disminuir un poco su

malestar es fundamental la escucha activa y la comprensión.

✓ El abordaje debe ser dirigido en base al respeto y evitar criticarlo o hacer reproches con

aspectos morales.

✓ Pregunta si ha tenido la idea de quitarse la vida ayudará a que la persona exprese evitando

de este modo que lo hagan, preguntar también si hay otras alternativas para solucionar el

problema y brindarles otras opciones para poder solucionarlo.

✓ Prestar mucha atención a los mensajes de la intención suicida para poder así restringir los

métodos en donde el individuo pueda lastimarse.

✓ Hacerle saber y sentir que no está solo/a. Con estas personas es una parte esencial el apoyo

emocional. Ante todo evitar dejar a la persona sola.

✓ Evitar ante todo hacer sentir culpable o incómodo a la persona que ha pensado o ha tenido

tentativas de suicidio.

✓ Buscar ayuda profesional de forma urgente.

“Prométeme que siempre recordarás: Eres más valiente de lo que crees, y más fuerte de lo que pareces, y más inteligente de lo que piensas.”

Winnie the Pooh

CLASE 5 “TÉCNICAS Y HERRAMIENTAS PSICOLÓGICAS PARA INTERVENIR LA DEPRESIÓN”

Como terapeutas es preciso enfatizar a los consultantes depresivos, que el proceso no es rápido y

que requiere de ciertos pasos para poder sentir alguna mejoría, que los resultados no son

inmediatos, ya que algunos consultantes creen que como se sintieron mejor en la primera o

segunda sesión ya “están curados” pero al día siguiente se dan cuenta que no es así y se frustran

por lo que algunos terminan abandonando rápidamente la terapia.

El terapeuta debe tener un rol activo, creando una relación terapéutica basada en la comprensión

y ayudarle al consultante a redefinir significados y realizar críticas en lo que sea necesario. Es

fundamental no caer en un rol paternal y brindar un tratamiento adecuado para mejorar el estado

del deprimido.

El paciente encontrara en el profesional a una persona que comprende sus problemas y le presta

una ayuda decidida y continuada y que le trata como una persona normal con la que se trabaja en

equipo en vistas a un objetivo común, con lo que se siente menos desamparado y bicho raro.

Por lo tanto, es crucial la exploración diagnostica, conocer la historia de vida del consultante, redes

de apoyo, identificar la construcción de sus pensamientos así como también identificar el grado de

depresión que está presente en el consultante.

Algunas técnicas que pueden ser importantes para abordar la depresión pueden

ser las que mencionaremos en este documento, pero debo aclarar, que siempre

es de tomar en cuenta las características individuales de la persona, su historia

de vida así como también el grado de severidad del trastorno.

• Ruta de vida: También conocida como “Línea de vida” Esta técnica consiste en resaltar

momentos de cambio o experiencias significativas a lo largo de la vida de la persona, así

como poder proyectar vivencias en el futuro. A través de ésta se intenta recapitular sobre las

experiencias para poder elaborarlas, dar un sentido y obtener un aprendizaje.

Hay distintas formas de realizarla dicha técnica. Una de las formas para aplicar la técnica es dividir

por partes los años de vida del consultante en grupos de 8 ó 10 años. Ya dividido por periodos de

años, se le plantea al consultante que se remonte en ese periodo los momentos agradables que

haya tenido y luego los momentos desagradables, se va buscando aclarar por qué los ha

seleccionado de esa forma.

Al finalizar, el terapeuta le ayuda a ordenar la información y crear un significado diferente del que

tenía el consultante, favoreciendo a que este se dé cuenta de aspectos significativos, con el objetivo

de aprender de su historia y construir un futuro a partir de esto.

Recomendación: Debido a que es una técnica con alto contenido emocional y traemos a colación

recuerdos de la memoria a largo plazo por lo que puede ser una técnica un poco cansado para el

consultante, por lo que se recomienda trabajarla en 3 sesiones.

• Modelo ABC de Ellis: Emplear este modelo explicativo para que el consultante comprenda

que cómo la interpretación de un acontecimiento influye mucho en la manera de sentir y de

actuar de una persona. Plantear ejemplos en base a los propios acontecimientos del

consultante para que comprenda mejor el modelo y mediante un juego lúdico que ponga

en práctica si ha logrado identificar una situación, un pensamiento y las consecuencias.

Es de hacer bastante hincapié en como ciertos pensamientos automáticos están presentes en el

trastorno depresivo, ya que estas personas tienen una concepción negativa sobre sí mismo y la

realidad que les rodea, por lo tanto que ellos comprendan realmente cómo funcionan los

pensamientos en su estado anímico es fundamental.

• Identificación de ideas irracionales y distorsiones cognitivas: En estos casos es crucial

que el/la consultante logre identificar sus pensamientos irracionales, en casos de depresión,

las distorsiones cognitivas que están presentes en algunos casos suele ser “las afirmaciones

de debería de, tengo que” “Lectura del pensamiento” “Sobregeneralización” “pensamiento

dicotómico” “maximización y minimización” para poder trabajar en ello, se puede valer de

juegos lúdicos para que el consultante comprenda mejor sobre lo que se está explicando,

así como también esto se puede acompañar de registros para que el consultante pueda

anotar en que situaciones aparece las distorsiones y el grado de intensidad que genera dicho

pensamiento.

• Debate racional: En el caso de las personas que sufren de depresión, su dialogo interno

está enfocado en ver los aspectos negativos de su vida, lo que conlleva a que estas personas

puedan presentar culpas, exigencias o criticas demasiado destructivas sobre si mismos, por

lo que es fundamental debatir o realizar preguntas sobre lo irracional del pensamiento, como:

“¿No estás viendo una parte del todo?” “¿Quién te ha dicho que eres eso?” entre otras

preguntas.

Para lograr flexibilizar los pensamientos irracionales, nos puede servir también crear una lista de

los beneficios y contras de dicha creencia, el debatir uno a uno de los pensamientos desadaptativos

logrando plantear escenarios en donde la persona pueda hacerse preguntas hipotéticas sobre qué

pasaría si ella no pensará de esta forma, esto generaría que el/la consultante se plantee otras

opciones de pensamientos y a partir de ello debatir.

Así mismo, se debe de ir trabajado el diálogo interno, ya que los consultantes con depresión

moderada o mayor, suelen tener pensamientos bastantes rígidos y negativos sobre si mismos,

considerándose en la mayoría de casos “inútiles” “estúpidos” entre otras etiquetas peyorativas,

suelen olvidar practicar el debate o ver otros aspectos, por eso mismo, a veces es necesario hacer

uso del role-playing y nosotros, los terapeutas, pueden hacer el papel de los pensamientos

pesimistas y los consultantes harían el papel del debate, esto ayudará a dos cosas, que los

consultantes sean más conscientes de su forma de pensar no es racional y que si se centran en lo

negativo influirá en su forma de actuar y sentir.

• Ejercicio del ojo simbólico acusador: En realidad viene siendo una tarea terapéutica de

Pérez-Sales para trabajar con la culpa, y esta tarea consiste en identificar la persona o las

personas significativas portadoras de la norma transgredida, y una vez identificada y

debatida se buscan las posibles soluciones y racionalidad.

Primero se le explica al consultante mediante la psicoeducación sobre cómo funciona la culpa,

que es y cómo está implícito nuestro sistema de valores y cuando es que esta culpa se hace

irracional o dañina para nosotros.

Posterior a ello, pasamos al ejercicio del ojo simbólico acusador y se da la siguiente indicación

en donde le pedimos al consultante que cierre los ojos y mediante una serie de respiraciones

profundas para relajar al sujeto, se indica lo siguiente: “Te voy a pedir un ejercicio de

imaginación, muchas veces, en las vivencias de culpa, si pensamos bien hay alguien o algo que

parece que nos esté mirando desde alguna parte y que de algún modo es quien nos acusa. La

mirada que no soportamos puede ser de alguno de tus padres, algún familiar, Dios, la sociedad

en general, algún amigo… ¿Qué mirada crees que podría ser la que de alguna manera te causa

esta emoción o sentimiento?”

Recomendación para esta técnica: Es importante explicar en qué consiste la culpa para que el

consultante o la consultante, sepa identificar sus normas y cuál es la que se ha transgredido, solo

así le será sencillo identificar quien o quienes le culpan y se debe debatir para analizar de forma

objetiva los hechos y los grados de responsabilidad de la persona y así proponer soluciones (si las

hay) Este ejercicio sirve únicamente cuando hay sentimientos de culpa presentes y que afectan en

gran medida el estado anímico de la persona que sufre de depresión.

• Técnicas narrativas: David Epston y Michael White han elaborado una serie de técnicas

basadas en los aportes de Bateson, la teoría constructivista y el uso de los medios narrativos.

Nuestra identidad personal está constituida por lo que “sabemos” de nosotros mismos y

como nos describimos como personas.

Cuando se pueden identificar estas técnicas encubiertas (como imponer descripciones

problemáticas a las personas), se hace más fácil externalizar los problemas y ayudar a las personas

a salir de ellos

Hay un sin número de técnicas narrativas, pero en casos depresivos, las cartas tienen un impacto

positivo en ellos, ya que las personas logran conciliarse consigo mismos y comprender mejor su

forma de pensar y comprender lo que está sucediendo consigo mismos y pueden obtener empatía

hacia sí mismos, en lugar de verse como víctimas.

• Técnicas de relajación: Entre las técnicas de relajación podemos trabajar la respiración

diafragmática y la relajación progresiva de Jacobson, ya que estas permiten relajar los

músculos y la mente logrando así disminuir los niveles de ansiedad.

o Respiración diafragmática: es una técnica que crea una relajación profunda a nivel

mental puesto que esta activa el sistema parasimpático de nuestro cerebro y este

envía un mensaje a todo el cuerpo de que se relaje. Para ello es importante lo

siguiente, la persona debe de colocar su mano en su pecho y la otra mano en el

diafragma (o en el estómago) deberá inhalar por la nariz reteniendo el aire por 5

segundos sintiendo como el estómago se llena de aire (se levanta, o se inflama) y

luego exhalar por la boca o nariz lentamente. Hacer este ejercicio 5 o 7 repeticiones

cuando se sienta ansioso/a, estresado o muy enojado.

Recomendación específica para esta técnica: Evitar dos cosas, la primera realizar este ejercicio

demasiado rápido ya que esto provocará que el/la consultante se hiperventile y se maree. Segundo,

forzar demasiado el estómago puede generar dolor, por lo que se recomienda que la persona si le

cuesta mucho realizar la técnica sentado, se acueste para ejecutar la técnica, se dará cuenta que

de esta forma es más sencillo.

o Relajación progresiva muscular de Jacobson: Esta técnica favorece mucho

relajar los músculos del cuerpo y sentirse más descansado y aliviado del estrés del

día a día se debe de aplicar después de la jornada de trabajo. Hay distintas formas

de hacerla, la forma breve es la siguiente:

1. Siéntate en una silla, con la espalda recta y las manos sobre las piernas en una posición relajada.

Los dos pies apoyados en el suelo.

2. Inhala profundamente llevando el aire a tu abdomen. Al exhalar, deja que tu cuerpo empiece a

relajarse.

3. Cierra los puños. Aprieta los antebrazos, los bíceps y los pectorales. Mantén esa tensión durante

siete segundos y afloja. Nota cómo brazos y pecho se relajan.

4. Arruga la frente y mantenla así durante 7 segundos. A la vez rota la cabeza hacia un lado y luego

hacia el otro. Afloja y siente la relajación en la zona.

5. Arruga la cara. Frunce el entrecejo, los ojos, los labios, aprieta la mandíbula y encorva los

hombros. Mantén la posición 7 segundos y afloja, centrándote en las sensaciones que la relajación

te produce.

6. Inspira profundamente y arquea la espalda suavemente. Mantén la postura 7 segundos y relaja.

7. Inhala profundamente y saca el abdomen, dejando que se hinche todo lo posible, mantén la

posición 7 segundos y suelta. Fíjate bien en lo que notas en abdomen y espalda al relajar.

8. Flexiona los pies y los dedos de los pies. Tensa los muslos, las pantorrillas y los glúteos. Mantén

la tensión durante 7 segundos y relaja

9. Para terminar, estira los pies como una bailarina, a la vez que tensas muslo, glúteos y pantorrillas

de nuevo. Pasados 7 segundos suelta y siente la relajación.

Recomendación específica para esta técnica: Es fundamental que la persona este sentada en

una silla que tenga respaldo, esto favorecerá la postura y evitara molestias físicas.

• Crear un programa de actividades: Con estos consultantes, es fundamental crear una

especie de horario o programa de actividades a realizar, se recomienda plantearse desde

actividades sencillas y prácticas que pueda hacer el consultante, actividades placenteras y

entre ellas establecer pequeñas rutinas de ejercicios de las cuales se van a ir incrementando

de forma gradual ya que esto les ayudará a ellos a disminuir los niveles de tensión del cuerpo

y los niveles de ansiedad y depresión, estructurar el tiempo en que hará cada actividad y si

es conveniente programar un día en específico que lo dedique a sentir las emociones, que

pueda escribir una carta acerca de lo que siente y piensa, llorar todo lo que pueda y luego

quemar o romper la carta.

• Técnicas para mejorar el autoestima: Debido a que el autoestima en estas personas se

encuentra distorsionada y ellos suelen tener una autoestima baja, se debe buscar estrategias

y técnicas para incrementarlas.

El mejorar el dialogo interno y enfocarse en ejercicios de empatía hacia uno mismo, favorece el que

la persona logre verse como un amigo muy querido y de esta forma intente disminuir las críticas

destructivas sobre sí mismo y trate de emplear un poco compasión sobre sí mismo.

Así mismo también es importante valernos de técnicas como el árbol de logros, autointrucciones

que favorezcan la creación de un pensamiento alterno, aprender a elogiarse entre otras, esto

favorecerá a que la persona se vea y se sienta diferente. A continuación se explicará un poco más

estas técnicas mencionadas:

o Árbol de logros: Se trata de una técnica que permite analizar la imagen que la

persona tiene de sí mismo y centrarse en la parte positiva. La actividad consiste en

hacer una reflexión sobre capacidades, cualidades positivas y logros que hemos

desarrollado desde la infancia a lo largo de nuestra vida. Hay que pensar todo con

calma, sin prisa, e intentando no olvidar ninguna. Da igual el tiempo que nos lleve

realizar el ejercicio.

Para su elaboración requiere que el consultante haga una lista de valores que posee y considera

importantes. La persona puede tomarse el tiempo que necesite. Luego tener los valores, se realiza

otra lista en donde se añadirá los logros que ha obtenido con el tiempo y que por supuesto la

persona se sienta orgullosa.

Cuando ya se tenga elaborada ambas listas, el consultante deberá crear un dibujo de un árbol en

una página de papel y distribuirá el contenido de ambas listas en la siguiente forma:

Raíces: se colocarán los valores positivos de la lista. Si es un valor importante podemos hacer una

raíz grande si no es algo tan significativo se puede dibujar como una raíz más pequeña.

Frutos: aquí colocan los logros de la segunda lista, dibujando frutas. No hay un número límite para

realizar los frutos.

Posteriormente se debate y se reflexiona sobre dicho dibujo.

o Auto instrucciones: son una técnica que permite la modificación o sustitución de

las auto verbalizaciones internas que el sujeto utiliza antes, durante y después de

enfrentarse a una situación aversiva, por otras verbalizaciones más adaptativas. En

estos casos suelen aplicarse en el entrenamiento de solución de conflictos.

o Importancia de los elogios: El autoelogio es una manera de hablarse uno mismo

de forma positiva y, a su vez, permite reconocer las actuaciones adecuadas. Además

permite el fortalecimiento de la autoestima, genera buenos hábitos de higiene mental

y lo más importante, ayuda a incrementar la autoestima.

• Entrenamiento en habilidades sociales enfocados en la asertividad: Las personas que

sufren de depresión tienden a reprimir sus emociones para no expresarla del todo a los

demás, por lo que es fundamental que aprendan a expresar sus emociones, en especial las

desagradables para que así pueda exteriorizar su malestar y establecer límites con ciertas

personas de sus redes de apoyo.

Recomendaciones para el uso de técnicas de asertividad: El modelado y role-playing es

indispensable para que el/la consultante logre ver como se emplea tanto el lenguaje corporal, el

tono de voz y las palabras ayudan a que este pueda expresar su punto de vista y defenderlo,

logrando tomar un rol asertivo y activo en sus relaciones interpersonales.

o DEPA: Esta técnica nos ayuda a expresar aquellas emociones o sentimientos negativos

como tristeza, enojo, miedo, decepción entre otros.

Los pasos para llevar a cabo esta técnica son los siguientes:

D: Decir la situación que nos molesta, nos incómoda, es ser específico y claro al describir

UNA situación que nos molesta. Ejemplo "No me gusta que cuándo yo te esté hablando, y

tu pareces hacer otra cosa"...

E: Expresar tus sentimientos y pensamientos en primera persona. Hablar de lo que uno

siente y piensa, no hablar por el otro. Ejemplo "Me haces sentir triste, porque siento que no

te interesa lo que te digo…"

P: Pedir un cambio razonable y que se pueda realizar. Al hacer esta petición debe hacerse

con respeto, sin imponer. Ejemplo: "Me gustaría que cuando te hablará contigo, podrías

centrarte en mí, aunque sea unos 5 minutos ¿Crees que podrías hacerlo?"

A: Agradecer a la persona que nos escuchó. Este paso es crucial, es fundamental agradecer

por la atención prestada. Ejemplo: “Gracias por escucharme”

o Banco de niebla: Esta técnica consiste en parecer que cedemos ante la crítica que

recibimos, pero manteniendo mi postura, es decir, reconociendo lo que es real de la

misma pero ignorando aquellos aspectos que nos pueden llevar a responder de forma

defensiva o a contraatacar. Al reconocer aspectos de acuerdo en la crítica se está

llegando a un punto medio, pero eso no significa que lo vayas a estar con todo el

contenido de la crítica.

o Pregunta Asertiva: Consiste en responder para pedir más información, sin cuestionar lo

que nos han dicho, ya sea una crítica hacia nosotros, hacia una situación que nos cuesta

creer o comprender, o cuando nos están expresando emociones, o situaciones con las

que no estamos de acuerdo. En pocas palabras, es de verificar si la crítica fue

constructiva o no.

A modo de conclusión y recomendación personal:

En todo tratamiento de trastorno depresivo es fundamental el entrenar al consultante en solución

de problemas, desglosando el problema en pequeñas unidades y así plantear posibles soluciones,

así como también un entrenamiento en autoobservación, esto último lo podemos conseguir

mediante los registros, ya que esto le ayudara al consultante ser más consciente de las situaciones

que suele detonar pensamientos negativos y emociones, de tal forma que el consultante sepa cómo

actuar cuando está inmerso en las emociones de tristeza, ansiedad y estrés que suelen remover

viejas vivencias y esquemas poco adaptativos.

Así mismo, en casos de depresión mayor con tendencia suicida, no olvidemos que es de suma

importancia establecer un contrato de contingencias en donde se establezca una cláusula que no

deberá hacer actos que ponga en riesgo su vida o la de los demás, estipular la prohibición de

conductas autodestructivas y que debe de llamar inmediatamente al terapeuta cuando tenga ganas

de quitarse la vida, alejarse de todo objeto que pueda lastimarse y así el terapeuta le ayudará a

estabilizarse.

Y por último pero no menos importante, es de tomar en cuenta que el papel medular de la familia

es fundamental para la recuperación de los consultantes, Es necesario también que la familia sepa

sobre el trastorno y las posibles recaídas que se puede tener y cómo apoyar mejor a su familiar.

Plantearles que la comunicación sin juzgar ni prejuicios, favorece mucho a que los sentimientos de

soledad desaparezcan, el involucrarlos en actividades y planes familiares, el escucharlos

activamente, preguntar sobre el suicidio cuando este en una crisis, recordarles las técnicas a

trabajar, etc.

“El suicidio no es culpa de nadie,

pero es responsabilidad de todos”

Pedro Martín Barrajón.