Diez Revenga-sorpresa y Poetica de Maria Alvarez

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  • SORPRESA Y POESA: EN TORNO A ''MUSEO DE CERA" COMO OBRA POTICA

    FRANCISCO JAVIER DIEZ DE REVENGA

    No cabe ninguna duda de que, en el contexto de la literatura murciana, o en lo que podramos considerar una literatura regional, la obra de Jos Mara lvarez (Cartagena, 1942) titulada Museo de cera (1) constituye una soberbia excepcin, que se aparta de todo aquello que podramos calificar de regional, local, o incluso, yendo ms all, provinciano. Conviene, antes de entrar a realizar algunas reflexiones sobre Museo de cera, recordar cmo surge Jos Mara lvarez en el contexto de la historia de la literatura espaola, y cmo su nombre se da a conocer, porque todas estas circunstan-cias, ya histricas, son muy iluminadoras, a mi juicio, sobre lo que lvarez significa en el mbito de la literatura contempornea, sin apellido regional o nacional, es decir, no en la literatura murciana, no en la literatura espaola, sino ampliamente, y tambin simple y llanamente, en la literatura en general.

    En 1970, el editor cataln Jos Mara Castellet (2) publica uno de los libros que ms dara que hablar en las dcadas siguientes a lectores, estudiosos, crticos e historiadores de la literatura espaola. Se trata este libro de una "Antologa", y como todas las antologas, al aparecer, provoca la correspondiente polmica, pero tambin fija unos parmetros crticos y unas coordenadas histricas de las que, por ms que se ha intentado, no se ha podido prescindir con posterioridad, por todos aquellos que han intentado ordenar la literatura de nuestro tiempo. La antologa se titula, como

    (1) Jos Mara lvarez, Museo de cera. Visor, Madrid, 3' edicin (en realidad, 6' edicin). 1993. La obra ha tenido varias ediciones. La primera, con el ttulo de Museo de cera. Manual de explorado-res, Helios, Barcelona, 1972. 2" edicin; Museo de cera. Manual de exploradores 960-1972, La Gaya Ciencia, Barcelona, 1974. 3' edicin: Museo de cera. Manual de exploradores 1960-1977, Peralta, Poesa Hiperin, Pamplona, 1978. 4' edicin, Museo de cera. Editora Regional de Murcia, Murcia, 1984. 5" edicin, Editora Regional de Murcia, Murcia, 1990. La definitiva es la de 1990, que apareci, corregida y aumentada, como segunda de la Editora Regional, y definitiva. La de Visor reproduce ntegramente la de 1990 y es la que seguimos.

    (2) Jos Mara Castellet (ed.). Nueve novsimos poetas espaoles, Barral, Barcelona, 1970.

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    todo el mundo puede intuir ya, Nueve novsimos poetas espaoles, y aparece en la Barcelona de 1970, al amparo de la editorial de Carlos Barral, es decir, Barral Editores, incluida la antologa en su coleccin de "Libros de enlace", una coleccin muy avanzada que en esos aos publica, entre otras obras. La centena de Octavio Paz, una Antologa de la poesa modernista, realizada por Pere Gimferrer, o Los cantos de Maldolor del Conde de Lautramont. Estamos, por supuesto, en una poca riqusima y urea del grupo cataln de los aos sesenta, cuya dcada justamente cierra esta antologa, el grupo de Castellet y Barral, al que perteneceran otras cumbres de la intelectualidad del momento como Gil de Biedma, Jaime Salinas, Jos Agustn Goytisolo, Alfonso Costafreda, Manuel Sacristn, Jaime Ferrn, Alberto Oliart, Jorge Folch y tantos otros (3).

    Castellet, nacido en 1926, y, por lo tanto, perteneciente a la generacin de los antes nombrados, se decide a publicar una antologa de poetas "jvenes" espaoles (es decir, de los que escriben en castellano, pero que en 1970 no haba que especificar tal circunstancia lingstica ni tan siquiera en Barcelona). Si Castellet tena en 1970 cuarenta y cuatro aos, los poetas que l recoge, tienen en esa fecha entre los veintids y los treinta aos. Es decir poetas "novsimos", poetas que van a iniciar una nueva promocin de escritores. Y as, recoge en la antologa los siguientes nueve nombres, jugando con las palabras: nueve novsimos, en cataln nueve es nou, como nou es tambin nuevo. Son Manuel Vzguez Montalbn, nacido en 1936; Antonio Martnez Sarrin, de 1939; Jos Mara Alvarez, de 1942; Flix de Aza, de 1944; Pedro Gimferrer (todava llamado "Pedro"), de 1945; Vicente Molina-Foix, de 1946; Guillermo Camero, de 1947; Ana Mara Moix, de 1947; y Leopoldo Mara Panero, de 1948. "Nueve novsimos poetas espaoles", que Castellet divide en dos grupos: "los seniors", en el que quedan incluidos Vzquez Montalbn, Martnez Sarrin y lvarez, y "la coqueluche", en el que se integran todos los dems. Castellet explica en la introduccin por qu ha subdividido as los poetas, y por qu ha calificado al segundo grupo con el nombre de una enfermedad infantil, es decir, porque l mismo advierte un enfrentamiento de la insolencia infantil de stos ltimos, capitaneados por Gimferrer, contra los otros, es decir los ms mayores, entre los que se encuentra Jos Mara lvarez.

    Pues bien, antes de entrar en mis reflexiones sobre Museo de cera, quisiera recordar dos asuntos ms de esa antologa de Castellet, ya directamente referidos a lvarez. El primero de ellos tiene que ver con la nota biogrfica incluida por Castellet al frente de los poemas de lvarez. Dice as, exclusiva y lacnicamente (p. 110) (4): "Nacido en Casablanca. OBRA POTICA: Museo de cera (Manual de exploradores) (1960-1970) (indito)." Merece un comentario esta nota especial, aun-que ya en la Historia de la Literatura Murciana (5) qued dicho, al referimos a esta

    (3) Ver Carme Riera, IM escuela de Barcelona. Barral, Gil de Biedma, Goytisolo: el ncleo potico de la generacin de los 50, Anagrama, Barcelona, 1988.

    (4) Utilizamos la edicin de 1970, citada, de la Antologa de Castellet. (5) Francisco Javier Diez de Revenga-Mariano de Paco, Historia de la Literatura Murciana, Uni-

    versidad de Murcia-Academia Alfonso X el Sabio-Editora Regional de Murcia, Murcia, 1989, pp. 440 ss.

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    nota biogrfica, que "una gran excepcin, por muchas razones, constituye Jos Mara lvarez en el marco de la literatura desarrollada en Murcia o con esta regin relacionada. Y la ms importante consideracin afecta indudablemente a su asumida condicin de poeta militante de la universalidad, algo tan refiido de raz con todo lo que pueda ser considerado regional o local, y ms peyorativarnente provinciano. Intemacionalista literario y cosmopolita vocacional, ya Jos Mara lvarez (Cartagena, 1942) cuando aparece en la antologa de los Nueve novsimos de Castellet (1970) se hace nacer en Casablanca, topnimo que evoca mundos exticos magrebes y tam-bin a Humphrey Bogart en una de las ms apasionantes pelculas salidas de la magia del cine americano."

    Merece detenimiento tambin la potica integrada en la antologa de Castellet, ya que el autor del florilegio, como es tradicin en muchas muestras de este tipo, pidi a los distintos participantes que precedieran la seleccin de sus poemas con una reflexin sobre sus ideas en tomo a la poesa. La respuesta de lvarez fue la siguiente (p. 111):

    "POTICA Estimado Sr. Me pide Vd. una Potica. Me acuerdo de aquella noche en que tocaba Johny Hodges. Y un curioso le

    pregunt que cmo tocaba. Entonces Johny se qued mirando, cogi el saxo, y empezando JUST A MEMORY, dijo: Esto se toca as.

    Mire Vd. Yo escribo igual que aquella gente se iba con Emiliano Zapata. No s qu decirle. Escribir, aparte de todo, me parece una especie de juego. La

    Ruleta Rusa, por supuesto. Considerando, adems, que mi verdadera vocacin es jugador de billar o pianista. Si tuviera que encerrar en una sola frase lo que pienso de mi trabajo, le dira

    aquella del maestro A. Bretn: AQU Y EN TODAS PARTES HAY QUE ACO-RRALAR A LA BESTIA LOCA DEL USO.

    Suyo, J.M. lvarez."

    "Aqu y en todas partes hay que acorralar a la bestia loca del uso": todo un programa de actuacin que se va a convertir en el ttulo del primer poema recogido por Castellet de Jos Mara lvarez en la antologa que nos ocupa. Pero tambin todo un programa cumplido a rajatabla en toda su obra potica, y, desde luego, en Museo de cera, que es el libro que ahora nos ocupa.

    En la Historia de la Literatura Murciana, a lo largo de tres pginas, dimos cuenta, bien que sumariamente, de lo que Museo de cera supone como libro de poesa, como obra maestra dentro de las obras de lvarez, y desde luego como libro singular. Y destacbamos entonces la extraordinaria originalidad de su planteamiento, de su estructura, de su carcter acumulativo, de su ambicin cosmopolita, que iba tanto en un mbito estrictamente espacial, es decir, multiplicidad de lugares revelada en

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    amplsima toponimia, como en el plano diacrnico, ya que los tiempos tambin son mltiples y diversos. Pero tambin destacbamos entonces la ambicin culturalista, ya que los planos formativos del libro, sus niveles de sugerencia y de inspiracin, afectan a muy variados mbitos culturales, entre los que no es el menor el cine, y en particular un cine, el norteamericano de la edad de oro, con sus actores preferidos, con sus pelculas inolvidables, cuya cita aqu superara mucho los lmites de esta intervencin. Pero tambin hay otros mbitos de la amplitud artstica: pintura, arqui-tectura, msica (clsica y de jazz), y, sobre todo, literatura, poesa, novela, teatro... Y los nombres, nombres y ms nombres, revelados a travs de las citas, que ya estudi en un tempransimo artculo Jos Luis Martnez Valero (6), evocados en los ttulos de los poemas, manifiestos en sus mismos versos... Nombres y ms nombres de eso que podramos denominar cultura occidental contempornea, donde lo mismo hay un cuentista norteamericano como Ambrose Bierce, que un actor de Hollywood como Errol Flyn, que un msico de jazz, que un dramaturgo clsico, que un aventurero de novela de piratas... Mundos diversos conjuntados en una obra cuyo signo definidor es la ambicin, y nada ms que la ambicin, revelada a travs de la presencia textual, significativa igualmente de una extraordinaria cultura libresca. El texto citado forma parte del poema, y en su asombrosa multiplicidad manifiesta la ausencia de fronteras lingsticas, la amplitud inabarcable de un mundo literario universal. Castellet ya valor, con gran acierto, el sentido de esta original concepcin del poema por parte de Jos Mara lvarez, cuando asegur que "las abundantes y, a veces desconcertan-tes y extensas citas que preceden a sus poemas, operan a la vez como voluntad de insercin de su poesa en un contexto histrico, un poco a la manera en que "ambientamos" una habitacin con posters, pero tambin pasa demostrar que las aparentes discontinuidades histricas tienen unos hilos que las unen y que son, precisamente, las contradicciones y las contraposiciones entre las distintas pocas." (7)

    Como ya nos hemos referido en nuestra Historia de la Literatura Murciana al libro de lvarez desde un punto de vista global, en esta ocasin vamos a detenemos en un aspecto que creo que puede llegar a sorprender a los lectores, y es justamente el factor sorpresa en el libro. La sorpresa en la poesa contempornea tiene un valedor definitivo, que no es otro que Gerardo Diego, que quera ver constantemente en todos sus hallazgos poticos una sorpresa, e incluso lleg desde luego a titular un libro suyo, su Cancionero de Sentaraille con ese mismo ttulo: La sorpresa. (8) Y es justamente este sentido de sorpresa el que parece entreverse en la frase que titulaba un poema de la antologa de Castellet y que se reflejaba en la potica all recogida: "Aqu y en todas partes hay que acorralar a la bestia loca del uso". Y una manera de llevarlo a cabo con todas sus consecuencias es utilizando algo tan cinematogrfico como lo es la mismsima sorpresa, que hace de Museo de cera un libro sorprendente.

    (6) Jos Luis Martnez Valero, "Las citas en el Museo de cera". Homenaje al Prof. Muoz Corts Universidad de Murcia, Murcia, 1976-1977, pp. 383-390.

    (7) Jos Mara Castellet, "Justificacin", Nueve novsimos poetas espaoles, pp. 41-42. (8) Gerardo Diego, La sorpresa. Cancionero de Sentaraille, Consejo Superior de Investigaciones

    Cientficas, Madrid, 1944.

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    prescindiendo de citas y referencias, prescindiendo de lugares exticos y tiempos remotos, milenarios y fantsticos, yendo directamente a los versos escritos por el poeta, al tenor literal de sus poemas desnudos y solitarios, desvestidos del ropaje que a todos y cada uno de ellos envuelve.

    Primera sorpresa: regionalismo. Despus de todo lo que llevamos sealado, y admitido comnmente por la crtica, hay que advertir sin embargo una cierta presen-cia de la regin de Murcia en Museo de cera. En primer lugar, a travs de los lugares en que los poemas se componen, y que figuran en el ndice del libro. Cartagena, entre otras localidades prximas, ser lugar repetido, con Murcia, capital de la regin, entre los mencionados a la hora de fechar y situar los poemas. Pero tambin stos recogen, en alguna ocasin, topnimos de nuestro entorno, como ste poema, que podra figurar, con letras de oro, qu duda cabe, en una futura "geografa literaria de la regin de Murcia". Su ttulo, "Paisajes" (p. 36) (9):

    La Unin, Mar Menor, Cabo de Palos, viejos caminos que iluminis como la luna mi corazn.

    Paisaje donde morir a solas.

    Otras veces los paisajes son prximos, como en el poema titulado "Versos para el torren de la iglesia de Jvea" (p. 37):

    All donde camine No estar nunca solo Me acompaan la luz de tus pinares Oh cabo de san Antonio El limpio torren con azulejos De la iglesia de Jvea

    Romanticismo/modernismo. En ocasiones, el poeta se disfraza de los ropajes tpicos del romntico y el modernista. Y no slo los escenarios, como en el caso del poema que vamos a reproducir, sino la misma expresin, estn llenos de romanticis-mo o simbolismo. As en "Recuerdos de un parque" (p. 28):

    Bendito Parque, nobles alamedas que me visteis enamorado...

    (9) Tomamos los textos de la edicin de 1993, Visor, Madrid, citada.

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    Con las primeras sombras de la melancola vuelvo a estar con vosotros.

    Es el Otoo. Y es el pinar

    Qu grande con el sueo.

    Sntesis. Sorpresa indudable la constituyen los poemas sintticos, los poemas lacnicos, que se corresponden un tanto con el estilo sinttico y lacnico expresado en su propia "Potica" antes reproducida. Vase "The sacred wood" (p. 62):

    Autumnales crepsculos seamos magnficos

    O "Cancin para Annie que tena un retrato de su abuelo en campaa" (p. 83):

    Se excita cuando entra el mayordomo Se dira huele la guerra Ese monculo debe ser la grandeur

    Cotidianidad. Uno de los efectos ms llamativos que provoca la poesa de lvarez es su recurso a lo cotidiano, evidenciado no slo por la reproduccin de aconteci-mientos vulgares y diarios, sino por la utilizacin de una expresir deliberadamente vulgar y antipotica o apotica. Castellet ya llam pioneramente la atencin sobre el particular cuando sealaba que algunos de los poetas novsimos -y entre ellos lvarez-"intentan la desmitificacin del lenguaje cotidiano por un voluntario uso de lugares comunes, frases hechas o simplemente por un descuido consciente del lenguaje escrito" (P. 44). Pero yo creo que va ms all la intencin de lvarez y sobrepasa fcilmente el aspecto estrictamente formal, para acceder a una consideracin temti-ca algo ms comprometida. Vanse dos ejemplos contiguos. El primero se titula "Qu pas con el cadver de la nia asesinada en la zapatera?" (p. 84):

    Propietario de zapatera Degella a su aprendiza Una puta chiquilla de once aos Despus de darle un beso La esconde entre las cajas Y vuelve al mostrador

    O "Versos para una tarjeta postal" (p. 85):

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    Adorable muchacha pornogrfica Ah morboso fotgrafo Y la dulce quieta Con una pose Eminentemente de postal Ajena a todo dao

    En el terreno antes citado de las frases hechas, en ocasiones es un refrn o ms bien una adivinanza popular deformada la que causa la sorpresa del lector. As en "Cosa" (p. 106):

    Es una cosa Mucilaginosa Que va por la memoria Y no se posa

    En otras ocasiones la vulgaridad, lo cotidiano, sorprende por su conjuncin con un elemento extrao. Eso es lo que ocurre en el poema titulado con palabras altsimas: "Del espritu de las leyes", compuesto de un nico verso (p. 207):

    Hay unas bragas en una tumba

    Greguera. La proximidad de lvarez a la vanguardia potica espaola es discuti-ble. Su generacin, y en concreto el grupo de los novsimos, flirtearon con la vanguardia, con el surrealismo y aun con el dadasmo. Ya lo seal desde el principio Castellet, aunque el mismo editor marc las diferencias. No hay irracionalismo, sino una cierta ilogicidad. Pero no advirti la proximidad de algunos de estos poetas, y muy en concreto, de lvarez a algunas tcnicas y formas emparentadas directamente con el vanguardismo literario hispnico. Sin duda alguna, la greguera de Ramn Gmez de la Serna es precedente de poemas como ste, cuyo ttulo es ms largo que el propio poema: "Balada para una dama que sealando el mar le dijo: escriba sobre este acontecimiento" (p. 93):

    El mar rompe en la playa, dulcemente, como un beso lnguido y terrible de mujer fatal.

    O la composicin titulada con el nombre de una conocida pelcula de Hollywood: "Cantando bajo la lluvia" (p. 108):

    Ayer empez el Otoo Me ha salido una flor en el chaleco

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    O la titulada con el que podra ser vulgar titular de un peridico: "Escndalo cuesta vida empleado municipal" (p. 120):

    Absolutamente sorprendente El Verano dio un grito terrible

    Histrico

    Pero hay en efecto poemas que son emparentables con tcnicas onricas irracionalistas, casi con el surrealismo, como el poema "Relaciones peligrosas" (p. 96):

    Explicado el Mundo el burgus levanta su singular cabeza sujeta con un imperdible.

    O con el ultrasmo, versin hispnica del dadasmo suizo. As en "Las doradas manzanas del sol" (p. 97):

    Un cohete vuela con su cpsula Hacia las estrellas

    Bailaremos tangos en la Luna

    No vamos a poner ms ejemplos. Todava hay mucho que estudiar sobre este libro excepcional por tantas razones. Pero la intencin sorprendente, el objetivo de "pater le bougeois", cubierto sistemticamente por nuestro poeta, es una de las notas que caracterizan toda la filosofa del libro. Hay que salir de lo manido, de lo repetido. La creacin artstica tiene su base en el hallazgo de la belleza por medio de la originali-dad. Compensar ambos conceptos es lo difcil. lvarez se vale de las citas para crear un determinado ambiente literario, que provoque en el lector un contexto esttico, en el que inscribir sus siempre lapidarios versos, que contienen reflexiones de lo ms diverso. Como en un museo general, se exponen en este suyo objetos de lo ms peregrino y diverso, mientras multitud de figuras de cera, rodean con su inquietante realidad simulada, con su presencia silenciosa, con sus miradas penetrantes, a los visitantes asombrados, sorprendidos, de este inmenso "Museo de cera".