Diccionario de los jázaros

Versión femenina

Y me dio algunas de las hojas fotocopiadas de papel sobre la mesa frente a él. Como les pasa a mí, su pulgar rozó la mía y yo temblaba de tacto. Tuve la sensación de que nuestro pasado y nuestro futuro estaban en nuestros dedos y que habían tocado. Y así, cuando empecé a leer las páginas ofrecidas, yo en un momento perdí el hilo de sus pensamientos en el texto y se ahogó en mis propios sentimientos. En estos segundos de ausencia y olvido de sí mismo, siglos pasaron con cada línea de leer pero incomprendida y no absorbido, y cuando, después de unos momentos, me di y restableció el contacto con el texto, yo sabía que el lector que vuelve de la mares abiertos de sus sentimientos ya no es el mismo lector que se embarcó en ese mar hasta hace poco tiempo. Gané y aprendí más por no leer que leyendo estas páginas, y cuando le pregunté al Dr. Muawia donde los había conseguido él me dijo algo que me sorprendió aún más.

Masculino

Y me dio algunas de las hojas fotocopiadas de papel sobre la mesa frente a él. Yo podría haber apretado el gatillo en ese momento. No habría un mejor momento. Sólo había un único testigo presente en el jardín - y él era un niño. Pero eso no es lo que pasó. Extendí la mano y tomé esas emocionantes hojas de papel, que me acompaño en esta carta. Tomando en lugar de disparar mi arma, me miró a los dedos de los sarracenos con sus uñas como las avellanas y pensé en el árbol Halevi menciona en su libro sobre los jázaros. Pensé cómo todos y cada uno de nosotros es solo un árbol como: el más alto que crecemos hacia el cielo, a través del viento y la lluvia hacia Dios, más profunda que debe hundir nuestras raíces a través del barro y las aguas subterráneas hacia el infierno. Con estos pensamientos en mi mente, he leído las páginas que me son dadas por los sarracenos de ojos verdes. Ellos me hicieron añicos, y en la incredulidad me preguntaron Dr. Muawill donde los había conseguido.