Diario fin de la guerra 1918

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usia Moscú 11 de noviembre de 1918 Tiempo Cero “Extra, Extra! ¡La Gran Guerra ha terminado! Alemania firma armisticio de Rethondes, la triple entente obtiene la Victoria.

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Rusia Moscú 11 de noviembre de 1918

Tiempo Cero“Extra, Extra! ¡La Gran Guerra ha terminado! Alemania firma armisticio de

Rethondes, la triple entente obtiene la Victoria.

Alemania se encontró en una situación desesperada, sin aliados y faltos de mano de obra, suministros y alimentos, firmó finalmente el acuerdo de Armisticio con los Aliados.

La guerra produjo más de 10 millones de bajas y más de 60 millones de soldados europeos fueron movilizados desde 1914 hasta 1918.

No obstante, en 1918 los alemanes consiguieron eliminar definitivamente del escenario bélico a los rusos que habían iniciado negociaciones para poner fin al conflicto. Una serie de derrotas continuadas habían animado al gobierno revolucionario soviético a firmar en marzo el Tratado de Brest-Litovsk.

Alemania, Rusia, Austria-Hungría, Francia y Gran Bretaña vieron cómo unos 6 millones de civiles perdían la vida por enfermedad, hambre o frío. La Primera Guerra Mundial acabó con las dinastías imperiales de Rusia, Alemania, Turquía y Austria-Hungría y provocó la Revolución bolchevique de Rusia. En 1919, el Tratado de Versalles acabó con el conflicto oficialmente, pero sus condiciones desestabilizaron Europa y pusieron las bases para la Segunda Guerra Mundial.

Después de la devastación de la Primera Guerra Mundial, las Potencias Occidentales victoriosas impusieron una serie de duros tratados a los países derrotados. Estos tratados despojaron a las Potencias Centrales (Alemania, Austria-Hungría, junto con la Turquía otomana y Bulgaria) de importantes territorios y les impusieron significativos pagos de compensaciones.

Casi nunca antes el mapa de Europa se había visto alterado tan fundamentalmente. Como consecuencia directa de la guerra, los Imperios alemán, austro-húngaro, ruso y otomano dejaron de existir. El Tratado de Saint-Germain-en-Laye del 10 de septiembre de 1919 estableció la

República de Austria, formada por la mayoría de las regiones de habla alemana quitadas al Estado de los Habsburgo.

En enero de 1918, unos diez meses antes del final de la Primera Guerra Mundial, el presidente estadounidense Woodrow Wilson había escrito una lista de objetivos propuestos para la guerra a los que llamó los "Catorce puntos". Ocho de estos puntos trataban específicamente sobre acuerdos territoriales y políticos relacionados con la victoria de las Potencias de la Entente, incluyendo la idea de la autodeterminación nacional de las poblaciones étnicas de Europa. El resto de estos principios se concentraba en evitar la guerra en el futuro, y en el último proponía que una Liga de Naciones arbitrara futuras contiendas internacionales. Wilson esperaba que su propuesta diera lugar a una paz justa y duradera, una "paz sin victoria" a fin de terminar la "guerra para poner fin a todas las guerras".

La Crisis de Julio, que convulsionó a todas las cancillerías europeas, tenía visos de poder ser resuelta de forma pacífica, sin embargo el ultimátum lanzado a Serbia el 23 de julio de 1914 por el gobierno austrohúngaro —sostenido y autorizado por Alemania— desencadenó una cascada de movilizaciones de los diferentes ejércitos de las naciones el liza, que empujaron de manera gradual y sin remisión a los países a la lucha.- 28 de junio. Terroristas serbios asesinan al archiduque Franciso Fernando y a su esposa en Sarajevo. Austria-Hungría acusa a Serbia de ser la instigadora del atentado.

- 23 de julio. Austria-Hungría lanza un ultimátum sobre Serbia.

- 25 de julio. Serbia acepta todas las condiciones del ultimátum salvo la cláusula sexta, que produciría de facto la pérdida de la soberanía nacional. El ejército serbio se moviliza.

- 28 de julio. Apoyada por Alemania, Austria-Hungría rompe relaciones con Serbia y declara la guerra.

I44- 29 de julio. Unidades navales austrohúngaras bombardean Belgrado desde el Danubio. Movilización del ejército ruso. La orden es revocada tras un telegrama personal del káiser Guillermo al zar Nicolás. La flota británica se dirige hacia sus bases de guerra.

- 30 de julio. Rusia moviliza de nuevo sus fuerzas contra Austria-Hungría en defensa de Serbia.

- 31 de julio. Ultimátum alemán a Rusia. La marina de guerra alemana se pone en estado de alerta. Movilización austrohúngara.

- 1 de agosto. Movilización total alemana y francesa. Alemania declara la guerra a Rusia.

- 2 de agosto. Alemania invade Luxemburgo y da un ultimátum a Bélgica.

- 3 de agosto. El gobierno belga rechaza las demandas alemanas de libre paso de sus tropas y la ocupación de sus principales fortalezas. Alemania declara la guerra a Francia. Movilización del ejército británico.

- 4 de agosto. Tropas germanas invaden Bélgica. Gran Bretaña declara la guerra a Alemania en defensa de la neutralidad belga.- 6 de agosto. Austria-Hungría declara la guerra a Rusia.

Un corresponsal de guerra logro contactar con un par de soldados que venían recién de la guerra para que nos dieran su impresión de los hechos. ¿Soldado de dónde eres?

Me llamo Anton y soy de Dresden, al suroeste de Alemania

¿En qué batallón y en qué frente estabas combatiendo?

En la decima división de infantería, cerca del rio Marne en Francia

¿Te correspondió a ti participar en una guerra de movimiento o de trincheras?

Cuando nos trajeron al lugar del combate llegamos y construimos trincheras para sorprender al enemigo. Eran fosos cavados en la tierra con nuestros propios elementos como palas de combate y nuestras manos, también se protegían con alambres de púas y sacos llenos con la misma tierra.Desde ese lugar protegíamos nuestros cuerpos y podíamos disparar a los contrarios cuando se acercaran.Una vez completada esa primera defensa debíamos salir de la trinchera y perseguir al enemigo a un avance de movimiento en punta, abanico o frentes diversos dispuestos por el mando inmediato

¿Qué se siente en la trinchera?

Miedo, coraje, angustia, deseos de que pase pronto lo que tenga que pasar. Se piensa mucho en Dios, en la familia y da mucha tristeza ver caer a tus compañeros y no poder ayudarlo como tú quisieras. La alimentación no es nada buena y se añora una comida caliente, y si tengo que morir quisiera hacerlo en combate y no muerto por un ataque aéreo donde ni supe como morí

La Primera Guerra Mundial fue peor que cualquier otra guerra de la historia. En ella murieron más personas y se hizo más daño que nunca antes en un conflicto internacional.

La muerte llegó en formas brutales. Los hombres fusilados por ametralladoras, destrozados por granadas, aplastados bajo las pesadas ruedas de los tanques. La guerra también cobró su parte en las vidas civiles. Los ataques aéreos causaron poco daño, pero como cada bando trató de bloquear los suministros del otro, millones de hombres, debilitados durante años por la mala alimentación, fueron víctimas de enfermedades mortales.

Inicialmente, la guerra fue un atrevido desafío para los jóvenes valientes. Pero hacia 1918, la guerra ya encerraba poco encanto para ambos bandos. Era una lucha cruel. Sin embargo, al terminar produjo una sensación de felicidad en quienes, por ventura, no podían predecir el futuro. Al menos sus sufrimientos beneficiarían a la humanidad, pues pensaban que ésta había sido la guerra que terminaría todas las guerras

Inicios de la Revolución Rusa

a) La aguda crisis económica por la que atravesaba Rusia y sobre todo, la falta de alimentos para la población.b) Las constantes derrotas que experimentaban los ejércitos rusos en la guerra con Alemania durante la Primera Guerra Mundial.c) La ineptitud e intolerancia del zar Nicolás II y su esposa, enemiga esta, de toda reforma favorable al pueblo.Las causas que originaron la Revolución Rusa fueron de tres clases, a saber:

1. Políticas; 2. Sociales; y 3. Económicas

I. Causas Políticas de la Revolución Rusa

Rusia hallábase gobernada por una monarquía absoluta y despótica, donde la voluntad del soberano (denominado Zar, es decir: Gran Rey) era considerada como ley. El Zar tenía, pues, un poder ilimitado; gobernada en forma arbitraria, es decir, sin dar cuenta de sus actos a nadie y sin respetar las libertades y derechos de sus súbditos. Indiferente a las aspiraciones de las mayorías, no demostró interés por el progreso y bienestar de su pueblo. Por otra parte, la Duma o Parlamento, casi siempre se mostró dócil e incondicional al soberano.

II. Causas Sociales de la Revolución Rusa

La organización social de Rusia estaba basada en la más absoluta desigualdad. Distinguiéndose dos clases sociales bien marcadas, a saber:

- La Nobleza.- con el Zar a la cabeza, constituía junto con la aristocracia, la clase privilegiada de Rusia. Ellos dirigían el gobierno, eran los más grandes propietarios, disfrutaban de todos sus derechos y gozaban, así mismo, de toda clase de privilegios. Mostraban se ajenos e insensibles a las necesidades y sufrimientos del pueblo.

- El Pueblo.- estaba formado por profesionales, empleados, obreros y campesinos, que clamaban porque se les reconociese sus libertades y derechos, porque desapareciese la explotación, el excesivo número de horas de trabajo y los bajos jornales; pidieron así mismo, una mejor distribución de la tierra y el predominio de la justicia sin distinción de clases. Fueron la columna vertebral de la Revolución Rusa, pues gracias al triunfo de esta, lograse transformar un estado feudal en una prospera nación "URSS", con ansias de dominio universal.

En condición verdaderamente denigrante, se encontraban los siervos, rezago del Medievo, llamados mujiks, que considerados como cosas, podían ser enajenados juntamente con la tierra o hacienda a la que se hallaban incorporados.

III. Causas Económicas de la Revolución Rusa

El sistema económico imperante, se caracterizó por el monopolio de la tierra y de las riquezas a cargo de un grupo minoritario (nobleza y aristocracia), mientras la mayoría de la población se hallaba sumida en la más completa miseria e ignorancia.

El término Revolución agrupa todos los sucesos que condujeron al derrocamiento del régimen zarista y a la instauración preparada de otro, leninista, a continuación, entre febrero y octubre de 1917, que llevó a la creación de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia. El zar se vio obligado a abdicar y el antiguo régimen fue sustituido por un gobierno provisional

Por otra parte, tanto los campesinos como los obreros eran explotados en la forma por demás inhumana, en las haciendas y en las fabricas, al exigírseles un elevado número de horas de trabajo diario (hasta 15 horas) y

recibir, en cambio, reducidos salarios, con los que no podía satisfacer ni sus mas apremiantes necesidades. Esta situación se agravo debido a la falta de una agricultura e industria altamente tecnificadas y modernizadas, que no suministraban una producción a tono con las necesidades del país.

Durante la primera revolución de febrero de 1917 (marzo en el calendario gregoriano, pues el calendario juliano estaba en uso en Rusia en ese momento). En la segunda revolución, en octubre, el Gobierno Provisional fue eliminado y reemplazado con un gobierno bolchevique (comunista), el Sovnarkom.

La Revolución de febrero se focalizó, originalmente, en torno a Petrogrado (hoy San Petersburgo). En el caos, los miembros del parlamento imperial o Duma asumieron el control del país, formando el Gobierno provisional ruso. La dirección del ejército sentía que no tenían los medios para reprimir la revolución y Nicolás II, el último emperador de Rusia, abdicó. Los soviets (consejos de trabajadores), que fueron dirigidos por facciones socialistas más radicales, en un principio permitieron al gobierno provisional gobernar, pero insistió en una prerrogativa para influir en el gobierno y controlar diversas milicias. La revolución de febrero se llevó a cabo en el contexto de los duros reveses militares sufridos durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918),1 que dejó a gran parte del ejército ruso en un estado de motín.

Revolución RusaLa Revolución rusa agrupa los sucesos que conducen al derrocamiento del régimen zarista y a la instauración del régimen leninista, entre febrero y octubre de 1917, que llevó a la creación de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia. El zar se vio obligado a abdicar y el antiguo régimen fue sustituido por un gobierno provisional durante la primera revolución de febrero de 1917 (marzo en el calendario gregoriano). En la segunda revolución, en octubre, el Gobierno Provisional fue eliminado y reemplazado con un gobierno bolchevique (comunista).

La Revolución de febrero se focalizó, originalmente, en torno a Petrogrado (hoy San Petersburgo). En el caos, los miembros del parlamento imperial o Duma asumieron el control del país, formando el Gobierno provisional ruso. La dirección del ejército sentía que no tenían los medios para reprimir la revolución y Nicolás II, el último emperador de Rusia, abdicó. Los soviets (consejos de trabajadores), que fueron dirigidos por facciones socialistas más radicales, en un principio permitieron al gobierno provisional gobernar, pero insistieron para influir en el gobierno y controlar diversas milicias. La revolución de febrero se llevó a cabo en el contexto de los duros reveses militares sufridos durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que dejó a gran parte del ejército ruso en un estado de motín.

A partir de entonces se produjo un período de poder dual, durante el cual el Gobierno Provisional tenía el poder del Estado, mientras que la red nacional de soviets, liderados por los socialistas, tenía la lealtad de las clases bajas y la izquierda política. Durante este período hubo motines frecuentes, protestas y muchas huelgas. Cuando el Gobierno Provisional decidió continuar la guerra con Alemania, los bolcheviques y otras facciones socialistas hicieron campaña para detener el conflicto. Los bolcheviques pusieron a milicias obreras bajo su control y los convirtieron en la Guardia Roja (más tarde, el Ejército Rojo) sobre las que ejercían un control sustancial.

En la Revolución de octubre (noviembre en el calendario gregoriano), el partido bolchevique, dirigido por Vladímir Lenin, y de los trabajadores soviéticos, derrocó al gobierno provisional en Petrogrado. Los

bolcheviques se nombraron a sí mismos líderes de varios ministerios del gobierno y tomaron el control del campo, creando la Checa, organización de inteligencia política y militar para aplastar cualquier tipo de disidencia. Para poner fin a la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial, los líderes bolcheviques firmaron el Tratado de Brest-Litovsk con Alemania en marzo de 1918.

Posteriormente estalló una guerra civil en Rusia entre la facción «roja» (bolchevique) y «blanca» (antibolcheviques) —esta última contó con el apoyo de las grandes potencias—, que iba a continuar durante varios años, en la que los bolcheviques, en última instancia, salieron victoriosos. De esta manera, la Revolución abrió el camino para la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1922. Pese a que muchos acontecimientos históricos tuvieron lugar en Moscú y Petrogrado, también hubo un movimiento visible en las ciudades de todo el estado, entre las minorías nacionales del imperio y las zonas rurales, donde los campesinos se apoderaron de la tierra.

La Revolución rusa fue un acontecimiento decisivo y fundador del siglo XX, sigue siendo uno de los acontecimientos más estudiados y más apasionadamente discutidos de la historia contemporánea.

Revolución de febrero de 1917

Las sucesivas derrotas rusas en la Primera Guerra Mundial fueron una de las causas de la Revolución de Febrero. En el momento de entrada en la guerra, todos los partidos políticos se mostraron favorables a la participación en la contienda, con la excepción del Partido Obrero Socialdemócrata. Tras el comienzo del conflicto y después de algunos éxitos iniciales, el Ejército ruso tuvo que soportar severas derrotas (en Prusia Oriental, en particular). Las fábricas no se mostraron lo suficientemente productivas, la red ferroviaria era ineficiente y el suministro de armas y alimentos al Ejército fallaba. En el Ejército, había unos 1.700.000 muertos y 5.950.000 heridos, lo cual causó disturbios y un decaimiento en la moral de los soldados.

La hambruna se extendió y las mercancías comenzaron a escasear. La economía rusa, que antes de la guerra contaba con la tasa de crecimiento más alta de Europa, se encontraba aislada del mercado europeo. El Parlamento ruso (la Duma), constituida por liberales y progresistas, advirtió al zar Nicolás II de estas amenazas contra la estabilidad del Imperio y del régimen, aconsejándole formar un nuevo gobierno constitucional. El zar no tuvo en cuenta esta advertencia y perdió el liderazgo y el contacto con la realidad del país. Esto se confirmó en diciembre de 1916 con el asesinato de Rasputín, asesor oculto de la esposa del zar.

Desde 1915-1916, proliferaron varios comités que se hicieron cargo de lo que el Estado ya no asumía (como abastecimiento, encargos e intercambios comerciales). Junto a las cooperativas o sindicatos, estos comités se convirtieron en órganos de poder paralelos.

En febrero de 1917, se inició una revuelta popular, debido al invierno duro, la escasez de alimentos y el hastío hacia la guerra. Se inició con la huelga espontánea de trabajadores en Petrogrado, por entonces capital de Rusia, que se prolongó con una manifestación de las mujeres.

Los días siguientes, las huelgas se generalizaron por todo Petrogrado y la tensión fue en aumento. En esta ocasión, los enfrentamientos con la policía se saldaron con víctimas para ambas partes. Los manifestantes se armaron sustrayendo armas de los puestos de policía. Tras tres días de manifestaciones, el zar ordenó la movilización de la guarnición militar de la ciudad para sofocar la rebelión. Los soldados al principio mataron a

muchos manifestantes, pero luego una parte se sumó a los insurgentes, que pudieron de esta forma armarse más convenientemente. Entre tanto, el zar, sin medios para gobernar, ordenó disolver la Duma y nombrar un comité interino.

Todos los regimientos de la guarnición de Petrogrado se unieron a la revuelta. Fue el triunfo de la revolución. Bajo la presión del Estado Mayor, el zar Nicolás II abdicó el 2 de marzo. Su hermano rechazó al día siguiente la corona, por lo cual fue el fin del zarismo y se produjeron las primeras elecciones al sóviet de los trabajadores de la capital, el Sóviet de Petrogrado. El primer episodio de la revolución se había saldado con más de un centenar de víctimas, principalmente manifestantes, mas la caída rápida e inesperada del régimen, que suscitó en el país una ola de entusiasmo y liberación.

La dualidad de poderes

El periodo posterior a la abdicación del zar fue confuso y entusiasta. El gobierno provisional sucedió al zarismo rápidamente, mientras que la revolución ganaba profundidad y la masa de trabajadores y campesinos se politizaba.

Los sóviets, nacidos de la voluntad popular, no contradicen al principio al gobierno provisional, pese a su inmovilidad y su actuación en la guerra. Sin embargo, el Partido Bolchevique, liderado por Lenin, se hizo portavoz del creciente descontento general y se convirtió en depositario de las aspiraciones populares, mientras que los partidos revolucionarios rivales se desacreditaban entre ellos, alimentando así el peligro contrarrevolucionario.

La caída de la monarquía se sintió como una liberación sin precedentes. En Rusia se abrió un periodo de intensa alegría popular y revolucionaria. Se multiplicaron los desfiles y las manifestaciones, hacia el nuevo Gobierno provisional y al Sóviet de Petrogrado. Más allá de las expectativas inmediatas, lo que dominaba era el rechazo a toda forma de autoridad.

Estas primeras semanas llenas de esperanza y generosidad fueron muy pacíficas, tanto en las ciudades como en las zonas rurales. Ninguna represalia, oficial o espontánea, se tomó contra los antiguos siervos del zar, teniendo incluso derecho estos a trasladar su residencia o exiliarse. El Gobierno provisional abolió la pena de muerte, ordenó la apertura de las prisiones, permitiendo el retorno de los exiliados (incluido Lenin) y proclamó las libertades fundamentales de prensa, reunión y conciencia. El anrisemitismo de Estado desaparece; la Iglesia Ortodoxa Rusa, que estaba bajo la tutela del Estado, pudo reunir libremente un consejo que, en el verano de 1917, restableció el Patriarcado de Moscú. En el ejército, el Sóviet de Petrogrado, prohibió el acoso humillante de los oficiales a los soldados e instauró los derechos de reunión, petición y prensa.

La manifestación más clara de la emancipación de la sociedad civil fue la creación espontánea de los sóviets (consejos) de obreros, campesinos, soldados y marineros, que cubrieron en una semana a todo el país. Estas asambleas, surgidas en 1905, paliaron la escasez de organizaciones habituales en Occidente (partidos y sindicatos), debido a la represión zarista. Fueron órganos de democracia directa que pretendían ejercer un poder autónomo, y, ante la posibilidad de que el Gobierno Provisional ejerciera una contrarrevolución, velaron por la preservación y la ampliación de las conquistas de la Revolución de Febrero.

La Duma eligió un Gobierno Provisional encabezado por Mijaíl Rodzianko, un ex oficial del zar, monárquico y rico terrateniente. Desde el 15 de marzo, la dirección de dicho gobierno fue tomada por Georgi Lvov, un liberal progresista del Partido Democrático Constitucional.

Por ello, pese a que la revolución había sido encabezada por los obreros y los soldados, el poder estaba en manos de un gobierno provisional dirigido por políticos liberales del Partido Democrático Constitucional, el partido de la burguesía liberal. En las ciudades y pueblos, con el anuncio de la revolución en la capital, se formaron sóviets al tiempo que quienes dirigían en nombre del zar fueron destituidos. Desde principios de marzo, los sóviets ya estaban presentes en las principales ciudades, dando el salto en abril y mayo a las zonas rurales. Los sóviets eran unas asociaciones donde los trabajadores acudían a discutir sobre la situación y al mismo tiempo un órgano de gobierno.

El programa del Sóviet de Petrogrado recogía el firmar la paz de manera inmediata en la Primera Guerra Mundial, otorgar la propiedad de la tierra a los campesinos, la jornada laboral de ocho horas y el establecimiento de una república democrática. Este programa resultaba inaplicable por la burguesía liberal que asumió el poder tras la revolución, ya que no firmó la paz, ni revisó la propiedad de las tierras ni la jornada laboral.

Además, el Gobierno consideró que sólo la futura Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal tenía derecho a decidir sobre la propiedad de la tierra y el sistema social. Pero la ausencia de millones de votantes que se encontraban combatiendo, retrasó la celebración de las elecciones, por lo que las reformas serían aplazadas. El gobierno se abstuvo de proclamar oficialmente la República antes de septiembre, tomando el riesgo de decepcionar peligrosamente a la población. Por añadidura, no podía gobernar sin el apoyo de los sóviets, que contaban con el respaldo y la confianza de la gran masa de trabajadores.

Los sóviets estaban dominados por los socialistas, los mencheviques y social revolucionarios, mientras los bolcheviques eran una minoría. Por aquel momento, los sóviets, incluido el de Petrogrado, demostraron apoyo moderado al Gobierno provisional y no continuaron reclamando las reformas más radicales. La confluencia entre el Sóviet de Petrogrado y el Gobierno provisional cristalizó en la figura de Alexander Kerenski, socialrevolucionario, vicepresidente del Sóviet de Petrogrado y Ministro de Justicia y Guerra.

Casi todos los revolucionarios, especialmente los de la escuela marxista, creían que la revolución proletaria era prematura en un país económicamente atrasado y rural. En su opinión, Rusia solo estaba preparada para una revolución burguesa, ya que el proletariado era demasiado débil y muy reducido. Desde este punto de vista, los sóviets se concebían como "fortalezas proletarias" ubicadas en el corazón de la "revolución burguesa" para velar por la realización de las reivindicaciones populares, y luego preparar la transición al socialismo, previniéndose de una contrarrevolución monárquica o de una ruptura con la burguesía.

Pese a ello, esto no respondió a la urgencia que las masas demandaban para ver colmadas sus aspiraciones. Los partidos revolucionarios corrían el peligro de incurrir en el mismo descrédito popular que el Gobierno provisional.

Las crisis repetitivas

A pesar de la voluntad popular de poner fin a la guerra, la participación en la Primera Guerra Mundial no varió. En abril, la publicación de una nota secreta del gobierno a sus aliados, diciendo que no pondrían en peligro los tratados zaristas y que continuarían con la guerra, provocó la ira entre los soldados y los trabajadores. Las manifestaciones a favor y en contra del gobierno causaron los primeros enfrentamientos armados de la revolución. Los socialistas moderados entraron a continuación en el Gobierno, con el apoyo de la mayoría de los trabajadores que creían que podrían ejercer presión para poner fin a la guerra.

Al mismo tiempo, poco después de su regreso a Rusia, Lenin publicó sus Tesis de abril, donde afirmó que el capitalismo había entrado en «fase de putrefacción» y que la burguesía ya no era capaz, en los países industrializados, de asumir el papel revolucionario que ya había desempeñado en el pasado. Para él, solamente se podría detener la guerra y asegurar las conquistas de la Revolución de Febrero dando todo el poder a los sóviets. Lenin se negaba a prestar cualquier tipo de apoyo al Gobierno Provisional y demandó la confiscación de las tierras y su posterior redistribución entre los campesinos, el control obrero sobre las fábricas y la transición inmediata a una república de sóviets.

Estas ideas eran minoritarias en el propio seno de los bolcheviques, que se mantenían en una línea común de apoyo al Gobierno. Pero con el colapso económico y la guerra en curso, las ideas del partido bolchevique, dirigido por Lenin y luego por Trotski, fueron ganando influencia. A principios de junio, los bolcheviques ya eran mayoría en el Sóviet de Petrogrado, con diputados obreros y soldados.

En los primeros meses de 1917, la guerra provocaba un rechazo inferior al de la incapacidad del zar para llevarla con eficacia. Por otra parte, la consignas a favor de la paz comenzaban a ser más frecuentes en la retaguardia que en el frente, donde los soldados solían ver a los obreros como privilegiados. Una gran mayoría de los rusos se mostraban a favor de una paz negociada, sin anexiones ni indemnizaciones, pero muchos estaban también dispuestos a dar una oportunidad a una última ofensiva militar.

Sin embargo, entre febrero y julio, el cansancio y la impopularidad hacia la guerra fueron ganando terreno, así como la propaganda pacifista. La continuación de la guerra creaba una situación muy criticada, ya que era imposible instaurar la jornada laboral de ocho horas sin perjudicar a la producción bélica, o tratar de convocar elecciones para formar la Asamblea Constituyente teniendo millones de soldados en el frente.

El fracaso militar de la Ofensiva Kérenski, puesta en marcha a principios de julio, provocó una decepción general. Tras algunos éxitos iniciales, el fracaso se hizo patente y los soldados se negaron a situarse en primera línea de combate. El Ejército entró en descomposición, las deserciones se multiplicaron, las protestas en la retaguardia se acrecentaron y la popularidad de Kérenski comenzó a degradarse.

El 3 y 4 de julio, se conoció el fracaso de la ofensiva, y los soldados situados en la capital, Petrogrado, se negaron a regresar al frente. Reunidos con los obreros, se manifestaron para exigir que los dirigentes del Sóviet de Petrogrado tomaran el poder. Desbordados por la situación, los bolcheviques se manifestaron en contra de un levantamiento prematuro, argumentando que era demasiado pronto para derrocar al Gobierno provisional, ya que los bolcheviques sólo eran mayoritarios en Petrogrado y Moscú, mientras que los partidos socialistas moderados mantenían una influencia importante en el resto del país.

La represión, sin embargo, se cernió sobre los bolcheviques: Trotski fue encarcelado y Lenin se vio obligado a huir y a refugiarse en Finlandia. Los regimientos de artilleros que habían apoyado la revolución se disolvieron, siendo enviados al frente, al tiempo que los obreros eran desarmados. 90000 hombres abandonaron Petrogrado, se encarceló a los «agitadores» y se restauró la pena de muerte, abolida en febrero. En el frente, se reanudaron las hostilidades, donde incluso se dio la orden de matar a los soldados que abandonaran el frente, llegando a las 58 000 muertes.

La reacción aumentó, Kerenski sucedió a Georgi Lvov, al frente del Gobierno provisional tras las Jornadas de Julio, pero fue perdiendo progresivamente la consideración de las masas populares y parecía incapaz de contener el crecimiento de la reacción.

Mientras tanto, el general Lavr Kornílov fue nombrado nuevo comandante en jefe por Kérenski, quien encarnaba la vuelta a la disciplina férrea anterior. En abril, dio órdenes de disparar a los desertores y de mostrar los cadáveres con señales en las carreteras y amenazó con penas severas a los agricultores que osaran tomar los dominios señoriales. Deseaba la continuación de Rusia en la guerra mundial, ya fuera bajo la autoridad del Gobierno provisional o sin él.

En las fábricas y en el Ejército, el peligro de una contrarrevolución fue tomando forma. Los sindicatos, donde los bolcheviques eran mayoría (pese a la represión), organizaron una huelga que fue seguida de forma masiva. La tensión aumentaba poco a poco, con la radicalización de los discursos de los diferentes partidos.

A finales de agosto de 1917, Kornílov organizó un levantamiento armado, enviando regimientos a Petrogrado, con el objetivo de aplastar los sóviets y las organizaciones obreras para devolver a Rusia al contexto bélico. Ante la incapacidad del Gobierno Provisional para defenderse, los bolcheviques organizaron la defensa de la capital. Los obreros cavaron trincheras y los ferroviarios enviaron los trenes a vías muertas, provocando que el contingente se disolviera.

Las consecuencias del intento de golpe, fueron que las masas se rearmaron, los bolcheviques pudieron salir de su semiclandestinidad y en julio, los presos políticos, incluido Trotski, fueron puestos en libertad. Para sofocar el golpe, Kerenski solicitó la ayuda de todos los partidos revolucionarios, aceptando la liberación y el rearme de los bolcheviques. Perdió el apoyo de la derecha, que no le perdonaba el haber sofocado el intento de golpe, pero sin obtener respaldo de la izquierda, que lo consideraba demasiado indulgente, y mucho menos el apoyo de la extrema izquierda bolchevique, en la que Lenin, desde su escondite, dio la orden de no apoyar a Kerenski.

Poco a poco, los obreros y los soldados se fueron convenciendo de que no podía haber una reconciliación entre el antiguo modelo de sociedad y el nuevo. El golpe y la caída del Gobierno Provisional, que dio a los sóviets la dirección de la resistencia, fortaleció y reforzó la autoridad y la presencia en la sociedad de los bolcheviques. Su prestigio iba en aumento, las masas se radicalizaron y los sindicatos se alinearon con los bolcheviques. El 31 de agosto, el Sóviet de Petrogrado ya era mayoritariamente bolchevique, escogiendo a Trotski como su presidente el 30 de septiembre.

La revolución continuaba y se aceleraba, especialmente en las zonas rurales. Durante el verano de 1917, los agricultores adoptaron medidas, tomando las tierras de los señores, sin esperar la reforma agraria, retrasada de forma constante por el Gobierno. El campesinado ruso regresó a su tradición de grandes levantamientos espontáneos, que ya habían marcado el pasado nacional. No siempre violentas, estas ocupaciones masivas de tierras fueron a menudo el escenario de levantamientos espontáneos, siendo los más importantes de la historia europea, al conseguir que las tierras se compartieran sin que el gobierno condenara ni ratificara el movimiento. Los soldados, de origen mayoritariamente campesino, desertaron en masa con el fin de poder participar a tiempo en la nueva distribución de las tierras. La acción de la propaganda pacifista y el desaliento tras el fracaso de la última ofensiva del verano hicieron el resto.

Así, los bolcheviques controlaban la mayor parte del país. Desde junio de 1917, Lenin ya había anunciado abiertamente que los bolcheviques estaban dispuestos a tomar el poder, pero que por el momento sus palabras no habían sido tomadas en serio.

Benjamín Flores 1°C Escuela Industrias Graficas

Nicolás Muños

Diego Jerez

Bastián Carbajal

Axel Inostrosa

Dánae Verdugo