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    Resumen

    Aura, ha sido sumamente es-tudiada desde distintos acerca-mientos, no obstante, tratndosede una obra literaria de raigam-

    bre latinoamericana, los mltiplesenfoques de los estudios realiza-dos han dejado un tanto de ladosu condicin y se han abocado abuscar en ella modelos que no to-man en cuenta la importancia deldesarrollo del sincretismo culturalcomo substrato del que surgenamalgamados con diferentes tra-diciones tradas a Amrica por losconquistadores, las visiones demundo o cosmogonas de los po-bladores del mundo pre-hispni-co, en este caso particular meso-

    Abstract

    Aura, has been extremely stu-died from a differents approaches,nevertheless, talking each otherabout a literary work of Latin-Ame-

    rican roots, the multiple appro-aches of the realized studies haveleft somewhat of side his condi-tion and there is the exposed tolook in it models that do not takein account the importance of thedevelopment of the cultural syn-cretism as substratum from whichthey arise amalgamated with diffe-rent traditions brought to Americaby the conquers, the world visionsor cosmogonics from the settlersof the pre-Hispanic world, in thisparticular Mesoamerican case.

    1 Costarricense, Magistra en Cultura centroamericana con nfasis en Literatura de la Universidad Na-cional y Doctora en Educacin con mencin en Mediacin Pedaggica de la Universidad de La Salle.Actualmente se desempea como profesora de Humanidades de La Escuela de Estudios Generales dela Universidad de Costa Rica en la Seccin de Comunicacin y Lenguaje.Correo electrnico: [email protected]

    Lo mesoamericano en Aura de Car-

    los Fuentes:una propuesta de inter-

    pretacin

    Solo daamos a los dems cuando

    somos incapaces

    de imaginarlos.

    Carlos Fuentes

    Recepcin: 6 de marzo de 2009 / Aprobacin: 11 de junio de 2009

    Marlen M. Calvo Oviedo1

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    americano. Desde la perspectivaexpuesta hacemos un breve an-lisis en el cual planteamos la posi-

    bilidad del surgimiento de indiciosque muestran que, quiz, desdeel inconsciente colectivo, surgen yse develan mitos y ritos del pensa-miento colectivo mesoamericano,en ligazn con otros, como formade resistencia, dando como resul-tado la posibilidad de reinterpretarlo sagrado desde esa configura-

    cin y revalorar esa herencia an-cestral que nos habita y permite quenos conectemos con el rizoma de lavida del ser latinoamericano.

    Palabras clave

    Mesoamrica / profano / sagrado /

    sincretismo / smbolo.

    From the exposed perspective wedo a short analysis which we rai-se the possibility of the emergen-

    ce of indications that show that,perhaps, from the unconsciousgroup, they arise and reveal mythsand rites of the collective Meso-american thought, in attachmentwith others, as form of resistance,giving like turned out the possibi-lity of re-interpreting the holy thingfrom this configuration and revalue

    this ancestral heredity that habitsus and allows us to get connectedwith the rhizome of the life of theLatin-American being.

    Keywords

    Mesoamerica / profane / sacred /

    pagan / syncretism / symbol.

    Introduccin

    La novela Aura,2 del autor mexicano Carlos Fuentes ha sido ob-jeto de mltiples lecturas e interpretaciones, entre ellas se hanestudiado: el narrador, lo simblico, lo amatorio, lo ertico, lo sa-

    crlego, el miedo, la brujera, el vampirismo, y otros.

    Es de nuestro inters acercarnos a la novela de Fuentes en busca deindicios que nos permitan constatar que en ella subyace un sincretismo3en el cual se mezclan creencias antiguas venidas de las tradiciones tan-

    2 Carlos, Fuentes. Aura.Madrid: Alianza, 1994. Todas las citas que hagamos en este trabajo sobre lanovela sern extradas de la edicin citada.

    3 Entenderemos aqu el sincretismo como la re-elaboracin simblica que tuvo lugar en Amrica a par-tir del siglo XVI cuando lo espaoles introdujeron la religin catlica. Muchos de los pueblos indiosde Amrica no se comportaron como receptores pasivos de una aculturacin impuesta desde arribasino que reorganizaron sus relaciones sociales, sus creencias y ritos, articulndolos con las nuevasinstituciones de la sociedad mayor y mantuvieron dentro de este abigarrado mundo de la aculturacinforzada, una fuerte identidad propia.

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    Lo mesoamericano en Aura de Carlos Fuentes: una propuesta de interpretacin

    to europeas como indgenas, ascomo catlicas, tan fundidas unasen otras que solo han podido es-

    tudiarse separando los elementosque las integran.

    Es decir, Aura no solamen-te posee en s misma el pasadomesoamericano, sino tambin elpasado europeo y la presencia dela simbologa catlica trada porlos espaoles a Amrica, amalga-

    madas con la obra del historiadorclsico francs Jules Michelet,La Bruja, de quien el autor tomael epgrafe con que inicia la nove-la. Nos hemos planteado aqu lanecesidad de ir desentraando esosmisterios o indicios, tal cual se encuen-tran en la novela, amalgamados.

    Sabemos que sta ser tansolo una lectura ms de la novelade Fuentes, pero tambin esta-mos seguros de que nuestro plan-teamiento, en alguna medida, sernovedoso y diferente, pues desdenuestra perspectiva Aura no essolamente la otra de Consuelo,

    o de Saga, sino que es la otra dedistintas visiones de mundo quese funden unas con otras.

    Como sabemos lo sagrado ylo profano constituyen dos mane-ras de situarse en el mundo, dosformas significativas asumidas porlos humanos a lo largo de la histo-

    ria, sin embargo el hilo que separaun concepto de otro es muy sutil,

    4 Hirofana, no expresa ms que lo que estimplcito en el contenido etimolgico, es de-cir que, algo sagrado se nos muestra. Podradecirse que la historia de las religiones, delas ms primitivas a las ms elaboradas estconstituida por una acumulacin de hierofan-tas, por las manifestaciones de las realidadessacras. Vase: Eliade, Mircea Lo sagrado y lo

    profano. Madrid: Guadarrama, 1973, p.19.

    5 Idem, p.19.

    as, lo profano indgena, desde laperspectiva del conquistador, esigual de sagrado para los indge-

    nas como lo catlico espaol paralos conquistadores.

    Lo sagrado lo es desde el mo-mento en que deja su condicin deprofano y se sacraliza, a este actode manifestacin de lo sagradoMircea Eliade (1973) le llam hie-rofana4 y nos dice al respecto:

    De la hierofana ms ele-mental (por ejemplo, la ma-nifestacin de lo sagradoen un objeto cualquiera,una piedra o un rbol) has-ta la hierofana suprema,que es, para un cristiano,la encarnacin de Dios enJesucristo, no existe so-lucin de continuidad: Setrata siempre del mismoacto misterioso: la mani-festacin de algo comple-tamente diferente, de unarealidad que no pertenecea nuestro mundo, en obje-

    tos que forman parte inte-grante de nuestro mundonatural, profano.5

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    Tenemos entonces que sepuede establecer una relacin di-recta y casi imperceptible entre lo

    que unos u otros puedan conside-rar sagrado o profano, y que igual-mente lo profano podra mezclarsecon lo sagrado y viceversa, paraaquellos que tienen una experien-cia religiosa, la Naturaleza en sutotalidad es susceptible de reve-larse como sacralidad csmica.El Cosmos en su totalidad puede

    convertirse en una hierofana.6

    Desde nuestro planteamientotodo acto sagrado tendr huellasde actos y simbolismos profanos(paganos), as como todo actoprofano (pagano) se alimentarde actos y simbolismos sagra-dos, como sucede en la novela deFuentes.

    Lucy Mair plantea, fundamen-tada en los estudios de MargaretMurray sobre la cultura de lasbrujas en el oeste europeo, que loque se ha llamado el culto de losbrujos:

    no era en realidad sino lareligin precristiana de laIslas Britnicas y de la Eu-ropa Occidental, conser-vada por los seguidoresfervientes que, de la mis-ma manera que los mr-tires de la Cristiandad en

    6 Idem, p.21.

    7 Lucy Mair. La brujera en los pueblos primitivosactuales. Madrid: Guadarrama, S.A., 1969, p.226.

    otros tiempos y circunstan-cias, supieron conservarsu fe a pesar de sufrir las

    ms crueles y sangrientastorturas. El Diablo al quemuchos aseguraban habervisto, era un hombre comootro cualquiera, un sacer-dote en cuyo honor se ce-lebraban actos de adora-cin, ya que se pensabaque en su interior se alber-

    gaba un dios encarnado. Elculto tena un ritual solem-ne, una de cuyas partesconsista en un juramentode fidelidad a l y de renun-cia a todo lo concernientea religin rival.7

    Acercndonos al in-consciente colectivo

    La fantasa es una de las ma-yores posibilidades de que dis-ponemos para acceder al msprofundo sustrato desde el cualhemos brotado, a la vez que nosprovee de significados desde los

    que el rizoma de la vida construyenuevas estructuras.

    Segn nuestra lectura, Aura,proporciona un modelo de explo-racin del sincretismo, que nosinvita a la reflexin y, en conse-

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    Lo mesoamericano en Aura de Carlos Fuentes: una propuesta de interpretacin

    cuencia, a elaboraciones del in-consciente colectivo aplicables entodos los tiempos, lo cual no plan-

    tea una ruptura entre las diferenteslecturas que puedan o han podidohacerse sobre esta novela, por elcontrario, creemos que logra inte-grar las diversas posibilidades deenfrentar el texto.

    Adems nos permite com-prender la frgil lnea que divide lo

    sagrado de lo profano, pues am-bos son arquetipos del ser huma-no, que aunque contrapuestos, alfinal son las caras de una mismamoneda en el transcurrir histricodel inconsciente colectivo.

    Tenemos as que en Aura, lasimgenes que surgen de lo in-consciente permiten, a travs delarte, elaborar y transformar sm-bolos y crear actitudes que, aun-que procesadas por la conscien-cia, permiten la ampliacin de staltima. Armona que proviene de latransformacin de la imaginacincreadora; construyendo las im-

    genes ingresan a la consciencia ysta las asimila, se produce as laintegracin entre dos polaridadesfundamentales que son lo incons-ciente y lo consciente.

    Jung,8 intent vislumbrar lanaturaleza e implicaciones de los

    smbolos que son comunes a to-das las culturas, para lo que ela-bor una serie de paralelos en

    aquellos planos de la actividadhumana donde se utilizan expre-siones llamados no racionalescomo: la mitologa, la religin, losrituales primitivos y ancestrales, ylos sistemas ocultos, por ejemplo.Al mismo tiempo, pretenda pro-bar que muchos de los arquetiposestn vivos y vigentes en la psique

    del ser humano moderno, irrum-piendo una u otra vez en el arte,el folklore y los mitos populares.Es importante destacar que des-de Jung, el smbolo es una uni-dad sinttica de significado entredos polos opuestos: lo visible ylo oculto, es decir, tras su senti-do objetivo y visible se oculta otrosentido invisible ms profundo.

    Lo simblico se puede expre-sar lo mismo en el arte grfico oartstico como en las formas di-nmicas de las visiones, los sue-os y las fantasas. Adems, lossmbolos permiten unir a travs

    de sus imgenes la vida conscientee inconsciente del individuo, por loque logra la integracin de ambas.

    Para C.G. Jung la mayor partede nuestra psique pertenece al in-consciente. Desde esta perspecti-va, la consciencia es solo una pe-quea parte de lo psquico. De ah

    que lo que llamamos la psique nosea, de modo alguno, equivalente

    8 Vase al respecto: Carl Gustav Jung. Arque-tipos e inconsciente colectivo.Barcelona: Pai-ds, 1991.

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    a nuestra consciencia.

    A partir del anlisis de los sue-

    os en sus pacientes y teniendocomo fundamento los estudiosrealizados por Freud, Jung lleg ala conclusin de que las imgenese ideas contenidas en los sueosno slo podran explicarse en re-lacin con la memoria, sino queexpresaban pensamientos nuevosque no haban alcanzado el paso

    por la conciencia.

    Jung plante entonces quemuchos de estos pensamientosinconscientes presentan asocia-ciones e imgenes que son si-milares a las ideas, mitos y ritosprimitivos y propone que stasson elementos psquicos supervi-vientes en la mente humana des-de tiempos lejanos. Para l lasasociaciones e imgenes de estaclase son parte integrante del in-consciente y pueden ser observa-das en todos los seres humanos.Desde su perspectiva no hay re-manentes sin significado o que no

    hayan sido vividos, sino que talesimgenes funcionan y son muyvaliosas por causa de su natura-leza histrica, es decir, tienen lacapacidad de ser un puente entrelas formas con que expresamosconscientemente nuestros pensa-mientos y las formas de expresinms primitivas

    La mente guarda historia, y la

    psique humana contiene la tota-lidad de los procesos psquicosque se han desarrollado a lo largo

    de esa historia. Esta psique serpor lo tanto extraordinariamentevieja y forma la base de nuestramente, a la que Jung llam el in-consciente colectivo.

    Desde esta teora las semejan-zas entre las imgenes onricas delser humano moderno y los mitos

    primitivos seran estructuras ps-quicas histricas subyacentes oimgenes colectivas a las que Jungllam imgenes primordiales o ar-quetipos es decir, tipos arcaicos.

    Para Jung el inconsciente co-lectivo se expresa a travs deimgenes primordiales, las que alser trasladadas al lenguaje cons-ciente, han resultado en la ma-yora de los mitos y leyendas quehemos creado los seres humanospara explicarnos la vida misma.

    Es de nuestro inters ir deve-lando los indicios encontrados en

    Aura que conectan la obra con losconocimientos ancestrales quesubyacen en el sincretismo del serlatinoamericano, siendo responsa-ble de reinventar el pasado y plas-marlo a travs de la narracin, se-gn el mismo Carlos Fuentes: lafuncin del escritor es reinventar elpasado por medio de la imagina-

    cin, diciendo lo que no ha sidodicho por los discursos oficiales,

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    Lo mesoamericano en Aura de Carlos Fuentes: una propuesta de interpretacin

    develando la realidad oculta de laconciencia de la sociedad.9

    La fusin: Mara yCuatlicue

    El abordaje que haremos en elpresente trabajo respecto de la fu-sin entre la religin Catlica tradaa Amrica por los conquistadoresy su posterior sincretismo con lavisin de mundo o cosmogona delos pueblos indios mesoamerica-nos, nos permitir plantear que Auraes posible a partir de la amalgamade una serie de creencias, ritos ymitos que atraviesan la cosmogonaresultante de esa fusin o ligazn:

    la descubres hinca-

    da ante ese muro de lasdevociones () levanta lospuos y pega al aire sinfuerza, como si librara unabatalla contra las imgenesque, al acercarte, empie-zas a distinguir: Cristo, Ma-ra, San Sebastin, Santa

    9 Radical ante su propio pasado, el nuevo es-critor latinoamericano emprende una revisin apartir de una evidencia: la falta de un lenguaje.La vieja obligacin de la denuncia se convierteen una elaboracin mucho ms ardua: la ela-boracin crtica de todo lo no dicho en nuestralarga historia de mentiras, silencios, retricasy complicidades acadmicas. Inventar un len-guaje es decir todo lo que la historia ha callado.Continente de textos sagrados, Latinoamricase siente urgida de una profanacin que d voza cuatro siglos de lenguaje secuestrado, mar-

    ginal, desconocido. Carlos Fuentes.La nuevanovela hispanoamericana. Mxico: EditorialJoaqun Mortiz, 1969, p. 30.

    Luca, el Arcngel Miguel,los demonios sonrientes,los nicos sonrientes en

    esta iconografa del dolory la clera: sonrientes por-que, en el viejo grabado ilu-minado por las veladoras,ensartan los tridentes en lapiel de los condenados, lesvacan calderos de aguahirviendo, violan a las mu-jeres, se embriagan, gozan

    de la libertad vedada a lossantos. Te acercas a esaimagen central, rodeadapor las lgrimas de la Doloro-sa, la sangre del Crucificado,el gozo de Luzbel, la cleradel Arcngel. (pp.24, 25)

    Podemos observar como seentremezclan en una sola descrip-cin elementos de lo sagrado y loprofano, sacralizados en el cuadrodescrito por el narrador, imgenesque refieren al castigo de los peca-dores a manos de los demonios,los que no obstante se encuentranen el mbito de lo religioso cristia-

    no ejerciendo un papel asignado.Son demonios, pero su poder noest fuera, ni en desigualdad conrespecto de los dems conos. Lalnea entre los santos y los demo-nios es tan fina que no se puededistinguir entre el principio y el finde los papeles asignados a unos uotros, ambos son creacin nica:

    el gozo de Luzbel, la clera delArcngel. (p.25)

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    Se unen as dos mundos se-parados desde la concepcin delo sagrado. Para quien describe,

    la imagen es una, no existe lmiteen la visin del narrador desde suforma de mirar:

    Describen los cronistas fran-ciscanos, agustinos, dominicos,jesuitas y otros cmo, en estre-cha relacin con el ciclo litrgicocatlico, y con la Historia Sagrada

    y la de Espaa, se busc la ma-nera de poner ante la vista y elodo de los mesoamericanos, culera la manera espiritual en el que,bajo sus nuevos seores, iban aquedar insertos. Toda una teora yun mtodo se desarrollaron parallevar esto a la prctica. Implica-ban una y otro la elaboracin detextos que deban redactarse enlenguas indgenas, teniendo confrecuencia que forjar vocablos quesignificaban conceptos como losde Redentor, Trinidad, Mesas,Iglesia, sacramento, pecado, gra-cia, ngel, Demonio, juicio finaldesconocidos para la mentalidad

    mesoamericanaesas ideas y ac-titudes que revelan un reacomodoen la imgenes de Yo y los Otrosen la concepcin de la propia his-toria , pueden identificarse en lanarrativa y los cantos o poemasque conservan las comunidadesa travs de la oralidad.10

    A la anterior cita debemos su-mar otros datos interesantes res-pecto de la correlacin estableci-

    da en la mentalidad indgena enrelacin consigo y con los otros,en lo referente a la imposicin deuna nueva religin y por lo tantode otras imgenes, otros valoresy creencias, lo cual nos ayudara establecer la manera en que seborran los lmites entre lo catlicoy lo pagano o profano cuando se

    da la apropiacin del otro y stase enmarca dentro de la propiavisin de mundo, lo cual es paranosotros la clave de la fusin decreencias en Aura.

    El texto transcrito hace referen-cia a Cristo y Mara, San Sebas-tin y el Arcngel Miguel, comoveremos seguidamente, estasimgenes fueron asimiladas porlos mesoamericanos11en la reela-boracin de sus creencias, y endefensa de s mismos, y de la vi-sin de mundo que haban forjado

    11 La palabra Mesoamrica, empleada por los

    historiadores y antroplogos desde hace me-dio siglo, designa un conjunto de pueblos queocuparon lo que en nuestros das es el centroy el sur de Mxico, hasta Yucatn, Chiapas,Belice, Guatemala y Honduras. Compren-de entonces cinco zonas geogrficas: AREAMAYA, que ocupa Centroamrica y el Surestede Mxico; ZONA DE OAXACA, que abarcaese estado hasta el Istmo de Tehuantepec yel sur de Puebla; ZONA DEL GOLFO, corres-pondiente a Veracruz y Tabasco; OCCIDENTEDE MEXICO, que incluye Guerrero, Michoacn,Jalisco, Colima, Nayarit y partes de Zacatecasy ALTIPLANO CENTRAL, que comprende losEstados de Mxico, Hidalgo, Tlaxcala, Morelosy Quertaro, as como la porcin septentrionalde Puebla y el Distrito Federal.

    10 Len- Portilla, Miguel. Pueblos indgenas deMxico. Autonoma y diferencia cultural. Mxi-co: UNAM editora, pp. 156 159.

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    Lo mesoamericano en Aura de Carlos Fuentes: una propuesta de interpretacin

    a lo largo de innumerables gene-raciones. Aprehender y compren-der el mundo de los vencedores

    no poda hacerse de forma dife-rente, eso implicara renunciar a lopropio, de ah la forma en que esemundo, nuevo, fue adaptado alsuyo, veamos lo dicho al respectopor Len-Portilla:

    El 29 de septiembre,da de San Miguel y los si-

    guientes, en varios lugares,con flores y plantas curati-vas y mgicas, se formancruces que se colocan enlas entradas de las casapara impedir el paso de losdemonios. Comienza as larecordacin de la victoriaque alcanz el Arcngel so-bre Lucifer y sus secuaces.Al victorioso se le festejacon ofrendas de flores depericn, con danzas comola de los cocheros, quetza-les y negritos. Tambin hayescaramuzas de guerra,peregrinaciones, procesio-

    nes y comida en forma co-munitaria. Los mesoame-ricanos, como lo habanhecho sus antepasadoscon los dioses de otrospueblos, se apropian de ly de su culto, como deidadvencedora bajo cuya pro-teccin podrn defenderse

    mejor de los Otros. Hacersuyo a San Miguel refuerza

    la confianza en s mismos.Otro tanto ocurri respec-to de Santiago, en su fiesta

    el 25 de julio. Innumera-bles son lo pueblos que,tenindolo por patronolo agasajanSi el seorSantiago, segn se deca,haba ayudado a los espa-oles en la Conquista, losindios rindindole ahoraun mayor y mejor culto se

    lo haban ganado para s.Con su auxilio como el deSan Miguel se reforzaban as mismos

    Sin enfrentarse conla Iglesia y la Corona, (losmesoamericanos) fundie-ron en su concepcin dela suprema dualidad divinaatributos de dos seres demxima preeminencia en elculto catlico, la virgen Ma-ra y Jess

    La Virgen Mara, siendodoncella, haba dado a luz

    a Jess, dios de los cristia-nos, como haba ocurridocon Cuatlicue que porten-tosamente, sin que nadiela preara, fue madre deHuitzilopochtli. La virgende que hablaban los frailestena incontables atributosy era representada de mu-

    chas formas, como suce-da con Tonantzin, Nuestra

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    Madre; que era la mismaCuatlicue y tambin Xo-chiqutzal, Flor Preciosa;

    Chalchiuhtlicue, Seora dela falda de jade; Tonaca-chuatl, Seora de NuestroSustento

    Algo muy semejante su-ceda con Jess, al que loscristianos llamaban tam-bin Nuestro Padre Jess y

    que se representaba siendonio en las celebraciones ycantos de Navidad, o pre-dicando y discutiendo consus adversarios y, por fincomo Nazareno, sangrantey crucificado, en sacrificiohumano y divino. En lasancestrales creencias delos mesoamericanos To-tahtzin, Nuestro Padre, sehaba manifestado comoTezcatlipoca y Tezcatla-nexta, Espejo que ahmay que hace resplandecer alas cosas; Xochipilli, Prn-cipe de las Flores; Tlalte-

    cuhtli, Seor de la Tierra;Ilhuicaua, dueo del cielo;Tonacatecuhtli, Seor deNuestro sustento

    Las creencias poco apoco convergieron. Losmesoamericanos reinter-pretaron de acuerdo con

    su pensamiento el dogma

    cristiano. 12

    Aura y Cosuelo son dualidad,

    una y dos a la vez, o el doble deuna y de la otra: Miras rpida-mente de la ta a la sobrina y dela sobrina a la ta, pero la seoraConsuelo, en ese instante, detie-ne todo movimiento y, al mismotiempo, Aura deja el cuchillo so-bre el platot recuerdas que, unafraccin de segundo antes la seora

    Consuelo hizo lo mismo. (p.32)

    En la duplicacin de Aura yConsuelo, las dos surgen de unsolo ser, pero dejan de ser unapara ser la otra, ambas deberanser la misma en el mismo momen-to, pero mientras una es joven laotra es vieja, mientras una se de-

    tiene, por fraccin de segundos, laotra contina, y luego se detiene,desde la cita entonces no podra-mos hablar de doble sino de dual,o de una representada de distin-tas maneras, aunque siga siendola misma, incluso se ha planteadoque Saga, la coneja, tambin esConsuelo/Aura, pero esto lo co-mentaremos ms adelante.

    Desde nuestro anlisis nos en-contramos ante la interpretacin oreconstruccin de la Virgen Mara,

    hecha por los indgenas mesoame-ricanos quienes adjudicaron a Cuat-

    12 Len- Portilla, Op.Cit, pp. 158,159.

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    Lo mesoamericano en Aura de Carlos Fuentes: una propuesta de interpretacin

    13 La leyenda dice que en diciembre de 1531 alindio Juan Diego se le aparece cinco veces ladeidad mariana y le pidi construir su temploprecisamente en el mismo lugar donde lo te-na Coatlicue. Por supuesto que no se podradudar de que la Santsima Virgen desalojaraa otra diosa, sera un sacrilegio pensar en uncorazn tan mezquino, sino que en realidadhaba ocurrido la metamorfosis de la Tonantzin

    o Coatlicue. Vese: Shetumel, Haroldo. LaVirgen Guadalupana: Coatlicue y Juan Diego.Diario La Opinin, Los ngeles, julio del 2002.

    licue, las caractersticas de Mara,13

    la virgen, y su posibilidad de ser re-presentada de muchas formas.

    Cuatlicue posee en s mismael ser diosa terrestre de la vida yde la muerte, dominio que ejer-ce Consuelo a travs de Aura, susobrina: habrs calculado: laseora Cosuelo tendr hoy cien-to nueve aosAura, encerradacomo un espejo, como un ico-

    no ms de ese muro religioso,cuajado de milagros, corazonespreservados, demonios y santosimaginados.(p.39)

    La diosa virgen, Cuatlicue, lle-va al cuello un collar de corazo-nes, Felipe observa los frascosen la habitacin de Consuelo, enellos hay corazones preserva-dos. Aura presenta entonces ca-ractersticas de la diosa virgen entanto los elementos que la rodean,no obstante, sigue sujeta a la ico-nografa religiosa, sin dejar lejosde s lo profano y lo sagrado, losdemonios y santos imaginados.

    Cuatlicue, adems tiene otra

    caracterstica importante paranuestro trabajo y es que era se-ora de la dualidad, alrededor de

    su cuerpo lleva una serpiente dedoble cara, una que mira haciaatrs y otra hacia delante, Aura /Consuelo, como lo dual, lo doble,tambin posee esa cualidad puescomo joven mira hacia adelante ycomo vieja, como Consuelo, mirahacia atrs, es un solo ser con doscaras, la de la joven Aura y la de la

    vieja Consuelo.

    Saga: el nahual

    Algunos lectores o estudiososde Aura, han llamado la atencinsobre la presencia de la conejaSaga en la novela y han plantea-

    do que Saga es una tercera for-ma de Aura y Consuelo, lo cualno deja de parecernos interesantey lgico, sin embargo, y desde lalectura aqu propuesta, para no-sotros Saga es los que los ind-genas mesoamericanos llamaranel nagual, es decir la parte animalque todo ser humano posee, lo

    que afecte a uno afectar tambinal otro. El nagual est conectadoms con la parte interna o espiri-tual, muchos chamanes fueron lla-mados nahuales por sus poderes,es posible que el nagualismo serelacione con la vinculacin de lohumano socializado con las fuer-zas naturales de las que se sabe

    parte, aquello poderoso y oculto,por tanto sagrado.

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    Nagual es la pronunciacinarcaica y popular del trmino na-hualli o nahual, perteneciente a

    la lengua nhuatl,14

    derivado de laraz nau, que significa doble.Nagual significar entonces doble,y hace referencia al aspecto divinode la existencia.

    Segn Armando Carranza:

    Nahual es la parte animal en

    todo hombre y en toda mujer.No existe nadie que no estcompuesto de tres realida-des bien diferenciadas queactan en su interior, en sucarcter, en su mentalidad yhasta en su apariencia fsica:la persona espiritual, la per-sona humana y la personaanimal.15

    Del Nahual obtenemos granparte de nuestra personalidad, denuestra forma de proceder en lasdistintas situaciones que nos pre-senta la vida, as como rasgos denuestra estructura corporal y fa-

    cial. Los naguales han sido teni-dos por seres que se conviertenen otros. Segn los documentoscoloniales, un hombre poda trans-formarse en puma, jaguar, perro,

    14 Para ampliar el concepto hacia su forma msespiritual o en relacin con el camino del esp-ritu guiado por los chamanes vase: Carranza,Armando. Nahual, tu animal interior.Barcelo-na: Abraxas, 2002.

    15 Idem, p. 37.

    16 Lpez Austin, Alfredo. La concepcin delcuerpo en mesoamrica. En:Artes de Mxico,N 69, 2004, p.6.

    comadreja, zorrillo,16

    La coneja Saga siempre est

    al lado de Consuelo, no as deAura, ella la llama su compae-ra y destaca de ella sus cualida-des instintivas que la distinguencomo natural y libre; Saga es laotra dentro de Consuelo, pero a lavez es otra diferente dentro de sumundo.

    Observemos en los siguientesfragmentos la relacin dual que seestablece, desde Consuelo, haciaSaga y Aura:

    Saga. Saga. Dnde est?Ici, SagaQuin?Mi compaaEl conejo?S, volver. (p.15)

    Le dije que regresaraQuin?Aura. Mi compaera. Misobrina.(p.16)

    Consuelo confunde a Felipe,primero pregunta por su coneja,y le llama su compaa y afirmaque regresar, pero quien regresaes Aura, la vieja afirma que tena

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    Lo mesoamericano en Aura de Carlos Fuentes: una propuesta de interpretacin

    razn al decir que regresara, deah que deduzcamos que Aura ySaga son Consuelo.

    Recordemos aqu que una delas mayores frustraciones de Con-suelo fue su incapacidad para lafecundidad, esa fue su gran bs-queda y motivacin para crear aAura:

    Le advert a Consuelo que

    esos brebajes no sirven paranada. Ella insiste en cultivarsus propias plantas en el jar-dn. Dice que no se engaa.Las hierbas no la fertilizaranen el cuerpo, pero s en elalma Ms tarde la en-contr delirante Gritaba:S,s,s, he podido: la he en-carnado; puedo convocar-la, puedo darle vida con mivida Pas sin mirarme,pero sus palabras iban dirigi-das a m. No me detengas dijo-; voy hacia mi juventud.Entra ya, est en el jardn, yallega (pp.55, 56)

    En las palabras del generalLorente, ledas por Felipe, encon-tramos la confesin de Consuelode fertilizar su alma, no su cuerpo,crea otra de s, se sabe que unchamn, es un ser capaz de ir deun mbito a otro, de lo fsico a loespiritual, pero para poder lograr

    esto requiere de la separacindel espritu de su cuerpo fsico,

    el contenedor del espritu, pareceser que Consuelo logra hacerlo.

    Si regresamos a la propuestade que Saga es el nahual de Con-suelo y revisamos las caractersti-cas de los conejos, encontraremostambin gran afinidad entre losrasgos fsicos de Consuelo y Auray las cualidades del conejo: All,esa figura pequea se pierde en lainmensidad de la cama; al exten-

    der la mano no tocas otra mano,sino la piel gruesa, afieltrada, lasorejas de ese objeto que roe conun silencio tenaz (p.12). Sagaroe en la cama de Consuelo contenacidad silenciosa como roenAura y Consuelo su plan para conFelipe.

    Nos llama poderosamente laatencin el dato de que el conejo,segn una antigua leyenda, paralos indgenas mesoamericanosse asociaba con la luna, pues sedeca que en ella se vea la som-bra de un conejo y la luna era unsmbolo relacionado con la fecun-

    didad. Es decir, de forma indirec-ta la presencia de Saga implica lapresencia de la fecundidad en lacasa de Consuelo.

    Como ya sabemos los indge-nas mesoamericanos por su cer-cana con la naturaleza, incluyeronal mundo animal y al vegetal como

    smbolos de principios y fuerzascsmicas y como receptculos de

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    potencias divinas, concedieron alos animales y las plantas pode-res sobrenaturales que integraron

    en un cosmos viviente. Consueloutiliza las plantas para extraer deellas lo que el general Llorente lla-ma bebedizos, los cuales le per-miten, junto con otros ejerciciosmgicos con animales, como es elcaso de los gatos, dar vida a Aura, asu propia juventud que regresa a ella.

    Debemos recalcar que nin-guna de estas prcticas fueronconsideradas como brujera en elmundo prehispnico, y que no essino con la llegada del catolicismoa Amrica que estas costumbresson sealadas como brujera, herejao implican pactos con el diablo.

    Desde nuestra lectura, los ac-tos ejercidos por Consuelo estna la orden del sincretismo resul-tante de la fusin de creencias yno de la brujera como prctica,de ah que hayamos afirmado queexisten, en la obra de Fuentes queaqu analizamos, relaciones de las

    diferentes visiones de mundo quese amalgaman en Amrica con lallegada de los espaoles.

    No es de extraar entoncesque se seale, en otros anlisis lafigura de Consuelo como la bruja,que utiliza plantas y animales paraconseguir su cometido. Para no-

    sotros Consuelo toma sus cono-cimientos ancestrales y los pone

    en prctica, incluso la misma na-rracin de la llegada de Felipe ala casa de Consuelo nos sirve de

    indicio para comprender que exis-te una conciencia en la obra deFuentes de la implantacin de lonuevo sobre lo viejo, que a su vezse resiste a desaparecer, veamoslos siguientes fragmentos:

    Te sorprender imaginarque alguien vive en la calle

    DoncelesLas nomencla-turas han sido revisadas,superpuestas, confundi-das. El 13 junto al 200, elantiguo azulejo numerado 47- encima de la nuevaadvertencia pintada contiza: ahora 924. Levantarsla mirada a los segundospisos; all nada cambiabajas la mirada al zagundespintado y descubre815, antes 69.(pp.9, 10)

    La calle Donceles:

    supervivencia de dos

    mundos

    Veamos los indicios que nosdan los fragmentos; la calle Donce-les, una antigua calle en la ciudad,una calle vieja donde compartenespacios lo nuevo superpuesto alo viejo que aparentemente borra-do no se deja olvidar. Las palabrasen cursiva ahora y antes, en lacasa de Consuelo ahora hay unnmero pero el de antes se anun-

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    Lo mesoamericano en Aura de Carlos Fuentes: una propuesta de interpretacin

    cia como una puerta de entrada alpasado, lo cual no sucede con elahora del 924.

    En la segunda planta nadacambia, Felipe sube, Caminetrece pasos hacia el frente y en-contrar la escalera a su derecha.Suba, por favor. Son veintids es-calones. Cuntelos. (p.11) El as-censo de Felipe lo conduce al pa-sado, precisamente all en dondenada cambia, se opera una rup-

    tura en el mundo de Felipe, rup-tura que se anuncia tambin en lanovela, La puerta cede al empujelevsimo de tus dedos y antes deentrar miras por ltima vez sobretu hombro, frunces el ceoTra-tas, intilmente, de retener unasola imagen de ese mundo exte-rior indiferenciado. (p.10)

    Para Mircea Eliade el temploconstituye una abertura hacialo alto y asegura la comunicacincon el mundo de los dioses. 17

    Felipe se adentra en una rea-lidad distinta al mundo que lo cir-

    cunda, un mundo donde no haydemarcaciones precisas, se rom-pe su tiempo, l no saldr de esacasa, la cita es clara al respectocuando afirma, miras por ltimavez sobre tu hombro, Felipe,mira el mundo que deja, esemundo exterior indiferenciado

    17 Eliade, Op.Cit., p. 29. 18 Vase Idem, cap. I.

    19 Idem,p.39.

    La casa de Consuelo ser su cen-tro, un espacio sagrado le llamaraEliade,18porque se rompe con la

    homogeneidad del espacio profa-no y se funda un nuevo espaciocon una realidad dismil de la quehasta ahora haba participado ensu existencia cotidiana. La puerta que atraviesa Felipepara subir a la casa de Consue-lo es la frontera que marca esosdos mundos, ese umbral posee

    un guardin, la cabeza de unperro en bronce, el perro fue unsmbolo religiosos importante en-tre los mayas y los nahuas, y nopor casualidad es el smbolo queresguarda ese espacio sagrado alque se adentra Felipe, un espa-cio sagrado ancestral, antiguo, endecadencia para la modernidad,como la calle Donceles.

    El ascenso y los

    nmeros sagrados

    Cuando Felipe entra a la casadebe subir los escalones: Suba,por favor. Son 22 escalones.

    Cuntelos.(p.11), esto implica unascenso, un lugar sagrado cons-tituye una ruptura en la homoge-neidad del espacio; simboliza estaruptura una abertura, merced a lacual se posibilita el trnsito de unaregin csmica a otra. 19

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    Consuelo vive arriba, msprxima al cielo, sabemos queen el mundo prehispnico los ce-

    rros jugaron un papel central en lacosmogona. Los cerros son partefundamental del paisaje cultural,son muchos los investigadoresque han abordado la relacin ce-rro /paisaje / sagrado; aunque elascenso de Felipe no alude direc-tamente al cerro podemos relacio-nar el ascenso con el inconscien-

    te colectivo desde lo simblico,en tanto subyace en la memoriaancestral la imagen del ascensocomo equivalente a la proyeccinde un territorio privilegiado.

    Las pirmides o basamentospiramidales reproducen, para losmesoamericanos, simblicamen-te al gran cerro, la escalinata con-duce a la parte superior, donde seencuentra el templo, la regin sa-grada donde convergen los espa-cios csmicos, una construccinhumana que a semejanza de lamontaa natural era el lugar dondese unan la regin celeste, la tierra

    y el inframundo.20

    Varios de es-tos pedestales tienen precisamen-te trece niveles, como los pasosque debi transitar Felipe antes desubir la escalera: ...camine trecepasos hacia el frente y encontrarla escalera a su derechaTrece.Derecha. (p.11)

    20 Prez Lpez-Portillo, Ral. Los Mayas: historiade un pueblo indmito.Madrid: Silex Edicio-nes, 2007, p.102.72 Vase Idem, cap. I.

    21 Calleman, Johan. El calendario Maya y latransformacin de la consciencia. Rochester,Vt.: Inner Traditions en Espaol, 2007 , p.88

    22 Westheim, Paul y Frenk-Westheim, Mariana.Obras maestras de Mxico antiguo, MxicoD.F.: Siglo XXI, 2000, p.248.

    En Mxico, entre los mayasy los mexicas, el nmero 13 fueel que ms consistentemente se

    sostuvo como un nmero sagra-do. En Mesoamrica form partede la cuenta de trece das y losTrece cielos de la creacin.21

    El reloj csmico que es el ca-lendario Tzolkin, Maya est es-tructurado adems con base en13 nmeros, 13 nmeros por 20

    das es igual al ciclo completo de260 das.

    Si hilamos un poco ms finoencontraremos que Felipe debersubir 22 escalones, si sumamosdos y dos tendremos como resul-tado el nmero cuatro, otro de losnmeros sagrados para los meso-americanos pues representa elnmero de la creacin, lo mismosuceder si descomponemos el13 y sumamos tres ms uno, dartambin cuatro, en el nmerocuatro se expresa la armona ab-soluta, el triunfo sobre el caosdoble dualismo, dos veces dos,

    los cuatro puntos cardinales.22

    Ahora bien, Felipe, al ascenderal lugar sagrado lo hace a travsde los smbolos sagrados, que ya

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    25 Idem, p. 111.

    26 Vase: Lpez Austin, Alfredo. La concepcin

    del cuerpo en mesoamrica. En: Revista Artesde Mxico. N 69, 2004.

    23 Prez Lpez-Portillo, Op.Cit., p. 102.

    24 Eliade, Op.Cit., pp. 32,33.

    hemos identificado, estos smbo-los funcionaran como indicios dela sacralidad de ese nuevo orden

    al que Felipe pasar a pertenecer,una creacin diferente al mundoque deja atrs, esa regin sagra-da donde convergen los espacioscsmicos.23 Para Mircea Eliade(1973):

    Todo territorio habitadoes un Cosmos, lo es pre-

    cisamente por haber sidoconsagrado previamente,por ser, de un modo u oto,obra de los dioses, o porcomunicar con el mundode stos. El Mundo(esdecir, nuestro mundo) esun universo en cuyo interiorse ha manifestado ya lo sa-grado y en el que, por con-siguiente se ha hecho posi-ble y repetible la ruptura denivelesLa consagracinde un territorio equivale asu cosmizacin. 24

    El ascenso de Felipe se contina

    an dentro de la casa, su habitacinse encuentra ms arriba, en un tercerpiso, subiendo la escalera de caracolque Felipe debe memorizar, pues laoscuridad de la casa se contraponea su habitacin iluminada por un tra-galuz inmenso que hace las veces detecho (p.18), su centro, su habitacin,

    une a Felipe con lo alto, lo elevado, laluz; una ascensin de escalada, deiniciacin, 25

    Segn Alfredo Lpez Austin,26

    es frecuente encontrar en el artemesoamericano la representacinde tres niveles csmicos.

    Ha empezado el rito, Felipeser preparado para el sacrificio,para la muerte espiritual del joven his-

    toriador que atraves el umbral y subia la casa de Consuelo, el profano de-ber morir para renacer a la vida supe-rior que le conferir la iniciacin.

    Lo femenino y lomasculino

    En la cosmovisin del Mxicoprehispnico, posiblemente deasentamientos dominaron dos ci-clos de vida, fundamentados enel inters para la siembra, ambosciclos antagnicos, uno seco yotro de aguas (lluviosos).

    Segn Alfredo Lpez Austin

    la estacin de las aguas impul-s la unin simblica de la mujer,la preez, la germinacin, la hu-medad, la oscuridad, la guarda, lariqueza, el inframundo y la muerte,

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    sta ltima como generadora dela vida. En el lado y tiempo opues-tos se destac el vnculo entre la

    figura del varn, la impregnacin,la sequedad, la luz, el cielo, el dis-frute de la riqueza y la vida. 27

    Tomemos como base la citade Lpez Austin y veamos algu-nas descripciones de la casa deConsuelo:

    Cierras el zagun detrs deti e intentas penetrar la oscuridadde ese callejn techado patio,porque puedes oler el musgo, lahumedad de las plantas, (p.10),(el destacado es nuestro). Re-nuncias porque ya sabes que estacasa siempre se encuentra a os-curas (p.19). La humedad y laoscuridad, las plantas, todo asocia-do a ellas, a la casa de Consuelo.

    Felipe deber ordenar y publi-car los papeles del general Lloren-te, esposo fallecido de Consuelo,papeles que ella resguarda, ascomo la vieja casa en que moran

    ella y su sobrina, Aura. Consueloguarda los recuerdos y la casa Lavieja se llevar las manos al cuello,lo desabotonar, bajar la cabezapara quitarse ese listn morado,luido que ahora te entrega; pe-sado, porque una llave de cobrecuelga de la cinta.(p.26)

    Por otra parte, y como uno delos smbolos ms sobresalientesque acompaan a Felipe est la

    luz, ellas en la oscuridad, l en laluz: comida y recmara cmo-da, asoleada, apropiada estudio(p.8) Su cuarto est arriba. All sientra la luz (p.15) te sorprende-r la inundacin de luz de tu re-cmara (p.18) ha bastado laluz del crepsculo para cegarte(p.18) duermes, sin soar, hasta

    que el chorro de luz te despierta, alas seis de la maana, porque esetecho de vidrios no posee corti-nas (p.27).

    Una vez ms Consuelo, Aura yFelipe encajan dentro de la visinde mundo prehispnica, esta vezde lo femenino y lo masculino,relaciones como luz oscuridad,ellos como luz y ellas como oscu-ridad, no son cualidades comu-nes, adjudicadas a lo femenino ylo masculino, en otros discursos osimbologas.

    Lo mismo suceder con los

    conceptos de vida y muerte, enellos la vida corresponde al dis-frute, en ellas la muerte es gene-radora de vida. Cuando Aura seentrega a Felipe lo hace renacer aotra vida, Felipe se reconocer enlas fotos de coronel Llorente: Pe-gas esas fotografas a tus ojos, laslevantas hacia el tragaluzlo ima-

    ginas con el pelo negro y siemprete encuentras borrado, perdido,

    27 Idem, p. 23.

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    28 Eliade, Op.Cit., p.158. El destacado es nuestro.

    olvidado, pero t, t, t (p.57).En muchas cosmogonas la muer-te es femenina y la vida masculina,

    pero en el caso de Consuelo ellaposee el poder de dar otra vida auna misma vida, es decir de gene-rar vida de otra vida, la suya.La iniciacin de Felipe Decamos, en prrafos anterio-res que Felipe sera el iniciado, lellamamos as a partir de algunospostulados sobre las caractersti-

    cas de la iniciacin, para MirceaEliade, sta:

    comporta generalmenteuna triple revelacin: la delo sagrado, la de la muer-tey la de la sexualidad;el iniciado las conoce, lasasume y las integra a sunueva personalidadLainiciacin equivale a la ma-durez espiritual, y en todala historia religiosa de lahumanidad reencontra-mos siempre este tema: eliniciado, el que ha conoci-do los misterios, es el que

    sabe.28

    Felipe, en casa de Consuelo,cumplir uno a uno, los tres as-pectos de la iniciacin referidospor Eliade (1973).

    Revelacin de lo sagrado.Hemos observado, a lo largo del

    desarrollo de este trabajo, los di-ferentes indicios que permitenidentificar el espacio de la casa de

    Consuelo como un espacio sagra-do, que aunque Felipe, inicialmen-te, no reconoce como tal, s iden-tifica como diferente, y estableceun lmite entre el mundo al que en-tra a partir del umbral de la casa yel mundo que deja antes de en-trar miras por ltima vez sobre tuhombro (p.10). Ese espacio se

    revela ante Felipe, poco a poco,por medio de elementos que lobserva cuidadosamente, algu-nos le parecern extraos pero ala vez lo envuelven, lo seducen: laoscuridad de la casa, los pasillos,las escaleras, la cena, el jardn, elbal, el cuarto de Consuelo, lasveladoras, el jardn, los papeles degeneral, las fotografas.

    Hay otra frase en la novelaque revela la sacralidad de eseespacio:El cielo no es alto ni bajo.Est encima y debajo de nosotrosal mismo tiempo (p.46), es de-cir todo lo que rodea a Felipe es

    cielo, l se encuentra en un planoen el que arriba y abajo es lo mis-mo; el lugar sagrado de los mitosmesoamericanos es aquel dondela tierra se une con el cielo. Des-de la perspectiva del proceso decreacin mesoamericano se es-tablecen tres niveles csmicos: elprimero, el de los cielos superiores;

    el segundo, el intermedio de la su-perficie de la tierra y los cielos ba-

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    jos, y el tercero, el inframundo.29

    Revelacin de la sexualidad.

    Felipe es conducido suavementela cama de Aura, ella lleva la inicia-tiva, ella le ensear a l: Vamosa jugar. T no hagas nada. Djamehacerlo todo a m. (p.46) El nefitodeber dejarse llevar, aprender deella, la encargada de develarle losmisterios de la casa, de Consue-lo, de ese universo, de ese centro:

    caes sobre el cuerpo desnudode Aura, sobre sus brazos abier-tos (p.47).

    Revelacin de la muerte. Unavez seducido, Felipe deja de ser ly se transforma en el general Llo-rente, muere el joven historiadory renace el viejo general, caesagotado sobre la cama, te tocaslos pmulos, los ojos, la nariz,como si temieras que una manoinvisible te hubiese arrancado lasmscara que has llevado duranteveintisiete aos (p.57).

    Una vez finalizados los pasosde la iniciacin, Felipe, pierde la

    inocencia y los misterios le sondevelados, conoce la verdadsobre Aura / Consuelo, sobr smismo, sobre el general Llorente ysobre el espacio y el tiempo, Novolvers a mirar tu reloj, ese obje-

    to inservible que mide falsamenteun tiempo acordado a la vanidadhumana (58) Quiz sea impor-

    tante recordar aqu que espacioy tiempo eran inseparables paralos mesoamericanos. Situacin yacontecimiento eran coincidentes,sucedindose uno al otro comolugares-instantes30 totales y se-parados. Haba una completa fu-sin de las divisiones del tiempo yde las divisiones del espacio: Una

    vida, un siglo, cincuenta aos: yano te ser posible imaginar esasmedidas mentirosas (p.58).Desaparecen los conceptos detiempo y de espacio se fundeny se descubren otras posibilida-des, Hundirs tu cabeza, tus ojosabiertos, en el pelo plateado deConsuelo, la mujer que volver aabrazarte cuando la luna pase, teatapada por las nubes, los oculte aambos, se lleve en el aire, por algntiempo, la memoria de la juventud,memoria encarnada(p.61). Felipehunde su cabeza en el pelo pla-teado de Consuelo con los ojosabiertos, ya ve, ya no es un ne-

    fito, ya dej de ser un iniciado, sehan develado ante l, lo sagrado,la sexualidad y la muerte, esta l-tima, por cierto, muy semejante alos ritos del proceso de prepara-cin para la entrega y muerte delCristo del catolicismo.

    29 Lpez Austin, Alfredo. Ofrenda y comunicacin

    en la tradicin religiosa mesoamericana, en:http: //www.cmq.edu.mx/e-book/ha42093/hom-bresydios5.pdf,s.f, p.182.

    30 Adrin Snodgras, El cosmos cruciforme meso-americano, en: http: //www.geocities.com/Athens/Atrium/9449/snodgrs3.htm, 1990, p. 1.

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    Lo mesoamericano en Aura de Carlos Fuentes: una propuesta de interpretacin

    La preparacin de

    Felipe para su muerte

    Antes de morir como Felipe yrenacer como el general Llorente,el joven historiador deber pasaruna serie de eventos, rituales, quese inician prcticamente con sullegada a la casa de Consuelo,pero que irn siendo ms segui-dos o constantes hasta culminarcon la muerte inicitica. As porejemplo, Felipe es sometido a unamisma dieta, ayuno de otras co-midas, durante las tres cenas quehace en la casa de Consuelo (rio-nes en salsa de cebolla, tomatesenteros asados y un lquido rojo yespeso). Las cenas tambin nospermiten marcar el tiempo des-

    de la llegada de Felipe hasta sumuerte, tres noches. Segn Mer-cedes De la Garza, Tal vez sehaya asociado la muerte iniciticade los chamanes indgenas con laCristo, ya que tanto los zutuhilescomo los nahuas dicen que dura-ba tres das31

    En las ceremonias de la Iglesia

    Catlica, el Jueves Santo, es elda del lavamiento de los pies, serecuerda, en la misa Crismal, queJess, en un acto de humildad yantes de ofrecer la ltima cena asus discpulos, lav los pies de s-

    tos. Juan 13, 1 - 14 dice:

    Antes de la fiesta de

    Pascua, sabiendo Jessque le haba llegado la horade salir de este mundopara ir al Padre, como ha-ba amado a los suyos quequedaban en el mundo, losam hasta el extremo. Es-taban comiendo la cena yel diablo ya haba deposita-

    do en el corazn de JudasIscariote, hijo de Simn,el propsito de entregarle.Jess, por su parte, sabaque el Padre haba pues-to todas las cosas en susmanos y que haba salidode Dios y que a Dios volva.Entonces se levant de lamesa, se quit el manto yse at una toalla a la cin-tura. Ech agua en un re-cipiente y se puso a lavarlos pies de los discpulos, yluego se los secaba con latoalla que se haba atado.

    Cuando lleg a SimnPedro, ste le dijo: T,Seor, me vas a lavar lospies a m? Jess le con-test: T no puedes com-prender ahora lo que estoyhaciendo. Lo comprende-rs ms tarde. Pedro re-plic: Jams me lavars

    los pies. Jess le respon-di: Si no te lavo, no po-

    31 Mercedes De La Garza, Sueo y alucinacin enel mundo nahuatl y maya.Mxico D.F: Instituto

    de Investigaciones Filolgicas, Centro de Estu-dios Mayas: Universidad Nacional Autnoma deMxico, 1990, p.149.

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    drs tener parte conmigo.Entonces Pedro le dijo:Seor, lvame no slo los

    pies, sino tambin las ma-nos y la cabeza. Jess ledijo: El que se ha baadoest completamente limpioy le basta lavarse los pies.Y ustedes estn limpios,aunque no todos. Jesssaba quin lo iba a entre-gar, por eso dijo: No todos

    ustedes estn limpios.Cuando termin de lavarleslos pies, se puso de nuevoel manto, volvi a la mesay les dijo: Comprendenlo que he hecho con uste-des? Ustedes me llamanMaestro y Seor, y dicenbien, porque lo soy. Puessi yo, siendo el Seor y elMaestro, les he lavado lospies, tambin ustedes de-ben lavarse los pies unos aotros. 32

    Aura prepara a su discpulo,lava sus pies Te quitars los za-

    patos, los calcetines, y acariciartus pies desnudosT sientes elagua tibia que baa tus plantas,las alivia, mientras ella te lava conuna tela gruesa (p.46).

    Igual que Jess a sus disc-pulos, Aura, tambin dar a Feli-pe una ltima cena; la misa es un

    sacrificio, un banquete sacrificial.Cristo lo celebr por primera vezdentro del marco pascual, en el

    ambiente de la cena pascual ju-da, en la noche del Jueves Santo,llamada ltima cena, la cena dela despedida Yo tena gran deseode comer esta Pascua con uste-des antes de padecer (Lc. 22,15). tom pan y, dando gra-cias, lo parti y se lo dio dicien-do: Esto es mi cuerpo, que es

    entregado por ustedes... (Lc.19)Aura, de cuclillas sobre la cama,coloca ese objeto contra los mus-los cerrados, lo acaricia Acariciaese trozo de harina delgada teofrece la mitad de la oblea que ttomas, llevas a la boca al mismotiempo que ella, deglutes con difi-cultad (p.47).

    En el momento en que Aura seentrega a Felipe, con los brazosabiertos extendidos de un extre-mo a otro de la cama (p.47), stefocaliza su mirada en el Cristo ne-gro que cuelga del muro, el quecompara con la posicin de Aura33

    y lo describe con detalle con sufaldn de seda escarlata, su co-rona de brezos montada sobre lapeluca negra, enmaraada, entrevera-da con lentejuela de plata (p.47).

    33 El Santuario, como se le conoce, es la igle-sia que sirve de asiento de un milagroso se-or, un Cristo Negro (vinculado a otros cristosnegros del sur de Mxico y Guatemala, comoel de San Romn en Campeche, el de Tila en

    Chiapas, el Seor de la Salud en Cosolea-caque-Veracruz, y el Seor de Esquipulas enGuatemala) denominado por sus fieles como

    32 La Biblia Latinoamericana. Espaa, Navarra: Edi-torial Verbo Divino, 1995.

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    Lo mesoamericano en Aura de Carlos Fuentes: una propuesta de interpretacin

    Podemos apreciar la mezclade componentes, del catolicis-mo como trasfondo de la escena

    ertica, con elementos netamentesincrticos como el Cristo negro elcual segn Josserand y Hopkins,citando a Borhegyi (1956):

    est asociado con cue-vas e incluye otros adorato-rios prominentes, como elde Esquipulas, en el sudeste

    de Guatemala, y el de Chal-ma, en Mxico central, justoal sudoeste de la ciudad deMxico.34 Para estos estu-

    diosos este Cristo es el Se-or de la Tierra, y las pere-grinaciones para venerarlo

    en la poca precolombina,lograron hacer la transicinal cristianismo, Los via-jes sagrados a las cuevasdonde reside el Seor dela Tierra, conocido pordiversos nombres locales,para hacer ofrendas y pe-dir lluvia, buenas cosechas,

    salud y bienestar, son unacostumbre en gran parte deMesoamrica. 35

    El crucifijo mexicano. (p.43)Dirige miradas furtivas al Cristode madera negra (p.46)Igual que el Cristo negro quecuelga del muro (p.47) La presencia constante delCristo, no nos parece un elementocasual y mucho menos podemosencontrar en l la presencia de lonetamente religioso, catlico, eincluso siquiera como elementoritual en la bruja, ms bien nos re-mite a la presencia del Cristo en el

    imaginario colectivo de la mexica-nidad, sino recordemos un eventohistrico que justifica nuestra po-sicin, la Guerra Cristera (1926-1929), con la consigna de vivaCristo Rey!, guerra que aunque seorigina por el conflicto entre el go-bierno del presidente Calles y losobispos catlicos, conserva en su

    el Cristo Negro o Seor Santuario, curadorde almas y cuerpos, que es venerado comodador de salud y de la sanacin, y por la reali-zacin de milagros, ya la vez temido por en-viar la desgracia y la enfermedad por una faltaritual o por peticin expresa de otra persona.

    Otatitln, antes de la conquista, era un pueblode etnia chinanteca, sede de un importantemercado en la ruta comercial del Golfo, y deuna guarnicin militar azteca; all exista un san-turano a una deidad mesoamericana:

    Yacatecuhtli (entre los nahuat)/ EkChuak (entrelos mayas), seor de los caminos, dios pro-tector de los comerciantes. As Otatitln, ensu condicin de frontera y centro, santuarioy mercado, se ha convertido desde tiemposcoloniales en un espacio neutral de confluen-cia intertnica y grupal. La figura del Seor deOtatitln es un smbolo que define y refuerza

    mediante contraste y mixtura la cohesinsociocultural de los grupos participantes de laperegrinacin, portadores de distintos comple-jos simblicos y visiones del culto acerca delCristo Negro que preservan su pluralidad y au-tonoma, a la vez que convergen ritualmente enese mismo espacio sagrado.Vase: Revistas.ucm [versin electrnica], en:http: //revistas.ucm.es/cps/1131558x/articu-los/RASO9898110243B.PDF, s.f.

    34 Kathryn Josserand J. y. Nicholas A. Hopkins,Lenguaje Ritual Chol. El cristonegro de Tila, base

    de datos de la Fundacin para el avance de losestudios mesoamericanos, en: RFAMSI:http://www.famsi.org/reports/94017es/section11.htm,1996, p.9.

    35 Idem, p.11.

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    36 Las ideologas del sacrificio .Para el Posclsico, elsacrificio humano era un rito que se haba prac-ticado por milenios. Los mitos y ritos del Cen-tro de Mxico y los de los mayas nos permitencomprender la ideologa del sacrificio humano ydesentraar sus mltiples niveles de significacin.En la base de todo est la nocin de deuda. Unacriatura debe la vida, y todo lo que hace posiblevivir, a sus creadores. Debe reconocerlo y pagarsu deuda, tlaxtlaua en nhuatl, mediante el ofreci-miento de incienso, tabaco, alimentos, o inclusosu propia sangre, lo que representaba una obliga-cin mayor segn un mito mixteco.Los primeros sacrificios es decir aquellos enque se dio muerte a lo ofrecido fueron los de los

    mismos dioses. Los hijos de la pareja primigeniacometieron una transgresin al crear o quitar lavida sin permiso de sus padres, igualndose ascon ellos, que son los dueos de la vida por ex-celencia. Los mayas cuentan que Itzamn e Ix-chel tuvieron 13 hijos y que algunos de ellos seensoberbecieron, queriendo hacer creaturascontra la voluntad del padre y madre, pero nopudieron Los hijos menores, Hunchun y Hu-nahau, en cambio: pidieron licencia a su padre ymadre para hacer criaturas; concedironsela, di-cindoles que saldran con ello porque se habanhumillado. En algunas fuentes aztecas y de los

    quichs se mencionan otras transgresiones, en-tre ellas: expulsar a un hermano pedernal recinnacido del paraso celestial; destrozar al monstruotelrico (del cual nacieron el cielo y la tierra, y todolo necesario para vivir); cortar la flor o la fruta de unrbol, es decir, procrear; jugar a la pelota o crearfuego con palillos (el movimiento asociado a estasdos ltimas actividades es en s mismo creador).Los dioses transgresores, expulsados del cielo,son enviados a la tierra, a las tinieblas; de ligerosque eran, se vuelven pesados, materiales. Creanhombres a su servicio, pero no les gusta muchovivir en la tierra con los hombres. Para obtener

    de nuevo la vida sin fin y el paraso perdido, dosde ellos se echan al fuego, destruyendo as supesado cuerpo. Como la vida puede renacer de

    la cultura cristiana admite comosu ltimo sacrificio humano el delpropio Cristo,37 as como la cruz,

    relacionada con los cuatro puntosde la creacin desde la cosmovisinde muchas de las poblaciones de lazona mesoamericana:

    Desde pocas muy tem-pranas (Preclsico Inferior,900-1200 a.C.) encontra-mos esquemas que nos

    muestran la divisin cuatri-partita del cosmos, bajo laforma de imgenes cruci-formes. Es interesante ob-servar que tales esquemasse presentan en todas lasculturas mesoamericanase incluso hoy los encontra-mos en mltiples diseos

    la muerte, vencen a la muerte en el inframundo,emergen como el Sol y la Luna y son acogidospor sus padres satisfechos. Reconquistan el pa-raso perdido, pero slo en parte, porque cadavez que transcurre una era, edad o Sol, se vuel-ven ms pesados y necesitan ser vivificados. Almismo tiempo, ellos mismos se vuelven los msall felices para los benemritos: los guerrerosvan a la casa del Sol y otros, los elegidos porTlloc, al Tlalocan en la Luna. Los otros diosesexiliados tambin deben aligerarse para dejar laTierra y regresar con sus padres. De acuerdo conalgunas versiones mexicas, deben ofrecer suscorazones y su sangre para alimentar al Sol. To-mado de: Graulich, Michel. El sacrificio humano,en Revista Arqueologa Mexicana,:Races. vol. XI,nmero 63,1993, pp. 16-21.

    37 Estudiosos mexicanos impugnan un artculo pu-blicado en El pas semanal, en el que MatthiasSchulz denigra a la civilizacin mexica, en elcual se escuchan varias voces, entre ellas la deMnica del Villar, quien hace la cita transcrita.Vase: Prevalece una visin oscurantista sobreculturas de Mesoamrica, en Rebelin, cultu-ra, en: http: //www.rebelion.org/hemeroteca/cultura/030720mexico.htm, julio del 2003, p.11.

    consigna la admiracin del pueblomexicano por el Cristo.

    Un Cristo absolutamente sin-

    crtico, un crucifijo mexicano,un Cristo de madera negra, unCristo negro, en el que se en-cuentran presentes componentessignificativos para la cosmovisinde los pueblo mesoamericanoscomo el sacrificio,36

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    Lo mesoamericano en Aura de Carlos Fuentes: una propuesta de interpretacin

    indgenas. Las cruces, entodas sus formas y con-textos, son una manera

    de expresar esta concep-cin del espacio. La cruzde Quetzalcoatl, la cruz deDainz, Oaxaca, las crucesde Palenque y Xochicalco,son algunos ejemplos queexpresan la importancia deeste concepto.38

    Esto nos permite, una vezms, comprobar, que Aura, no seenmarca dentro de una sola for-ma de pensamiento o que es elproducto de la lectura de La Brujade Michelet, nicamente, como loha expresado alguna de la crticasobre esta obra, sino que en ellasubyacen y superviven tradicionesindgenas mesoamericanas, colo-niales catlicas y europeas en unasola lnea narrativa o como unaamalgama de hechos.

    Felipe, el joven historiadormuere, y renace el general Lloren-te, el pasado regresa o siempre ha

    estado all:

    Al despertar, buscasotra presencia en el cuar-to y sabes que no es lade Aura la que te inquieta,sino la doble presencia de

    38 Morante, Rubn. El universo mesoamericano.

    Conceptos integrados. [Versin electrnica], en:http: //www.ciesas.edu.mx/Desacatos/05%20Indexado/Saberes_2.pdf., 2000, p.35.

    algo que fue engendradola noche pasada... la con-cepcin estril de la noche

    pasada engendr tu propiodoble(p.49)

    caes agotado so-bre la cama, te tocas lospmulos, los ojos, la nariz,como si temieras que unamano invisible te hubiesearrancado la mscara que

    has llevado durante vein-tisiete aos: esas faccio-nes de goma y cartn quedurante un cuarto de siglohan cubierto tu verdade-ra faz, tu rostro antiguo, elque tuviste antes y habasolvidado. Escondes la caraen la almohada tratando deimpedir que el aire te arran-que las facciones que sontuyas, que quieres para tiescuchars tu propia voz,sorda, transformada des-pus de tantas horas desilencio (pp.57, 58)

    El canto de Aura es otro ele-mento interesante para nuestrapropuesta de lectura, pues a lamuerte de Felipe, el historiador,y el renacimiento del general Llo-rente le precede el canto de Aura,que Felipe supone es un vals quebaila con ella girando a un ritmolentsimo, solemne, que ella te

    impone (p.46).

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    Para los mesoamericanos losdioses se manifestaban por mediode la palabra, de ah que a los sa-

    cerdotes mayas se les denominarachilam, que significa intrprete,39

    muchas de las ceremonias de co-municacin con los dioses impli-caban el canto y la danza:

    Al reflexionar en laposibilidad que tiene loshombres de convertirse

    en intermediarios entre sumundo y el mundo de losdioses, y precisamente in-termediarios que se distin-gan por su capacidad ex-presiva, viene a la mente laimagen de una de las msimportantes expresionesrituales de la tradicin re-ligiosa mesoamericana: elbaile. Los hombres cum-plen una funcin bsicade culto cuando entregantransitoriamente su cuer-po a la danza religiosaEl danzante es dueo delmensaje. Llama la atencin

    que en lengua nhuatl cl-sica el verbo bailar sea re-flexivo. En efecto el verboitotia puede conjugarse yacon el prefijo reflexivo mini-totia (yo bailo) o mitotia (lbaila, ella baila, ya con

    un prefijo pronominal in-definido, teitotia (yo hagobailar a alguien). Una ra-

    zn posible para el uso delreflexivo es que el verboitotia diriva del verbo itoa,hablar, al que se le agre-ga el sufijo causativo tiaa partir de su voz pasiva,40ito.41

    Adems este ritual de canto

    y danza est relacionado con laofrenda a los dioses, el interme-diario deba presentar ante stoslo ofrecido para que los dioses loreconocieran como suyo, esto porcuanto, cuando se trataba de hu-manos, los cuerpos victimadoseran el envoltorio de la esenciadivina.42Aura, canta y hace bai-lar y cantar a Felipe, su ofrenda:Tambin tu murmuras esa can-cin, (p.46) La aproximacinpuede llegar a ser tal que la con-fusin produzca el trnsito, que elhombre se convierta en va.43Elhombre profano debe ser presen-tado ante los dioses para pasar el

    umbral y convertirse en ofrendasagrada, de ah la serie de ritua-les que ha tenido que vivir Felipe,en esos tres das en casa de Con-

    39 Carlos Barrera Rubio, citado por Lpez Austin,Alfredo. Ofrenda y comunicacin en la tradicinreligiosa mesoamericana,p.184.

    40 El verbo itoa tena en el nhuatl del siglo XVI dospasivas: ito e itolo.

    41 Lpez Austin, Op.Cit., p.187.

    42 Idem, p.185.

    43 Idem.

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    suelo, ella es quien ejecuta lo sobre-natural sobre lo profano humano,que deber morir para (re)nacer:

    Tienes que renacer, AuraHay quemorir antes de renacer (p.52).

    Segn Alfredo Lpez Austin yJavier Noguez, Cristo fue recibi-do en el vasto panten de la tra-dicin mesoamericana como undios ms, y ha sido identificadoprincipalmente con el sol. 44

    Los das Santos

    Aunque, las conmemoracionesde la Semana Santa son de natu-raleza catlica, tienen su referen-te en creencias ms antiguas quelas que se han aadido en Mxi-

    co, prstamos culturales o simi-litudes, de origen prehispnico,segn se deja ver en el texto, LaSemana Santa en Mxico. Con lamuerte en la cruz.

    Todos esos elementos conju-gados, han dado origen a unade las celebraciones del ciclo ca-

    tlico ms importante de nuestracultura.45El cimiento originario de

    stas, no es otro que el de cere-moniales tendientes a propiciar lafertilidad de la tierra y al continuo

    ciclo de muerte y resurreccin dela naturaleza, encarnada en undios al que llamamos Nuestro Se-or Jesucristo. 46 (El destacadoes nuestro).

    Desde nuestra propuesta delectura, Felipe, permanece en casade Consuelo como tal tan solo tres

    das, nmero asociado por los an-tiguos toltecas con el dinamismo yla renovacin; la misma Consuelole dice a Felipe que nunca ha po-dido traer a Aura ms de tres das:Estoy agotada. Ella ya se agot.Nunca he podido mantenerla ami lado ms de tres das (p.59).Esos tres das pueden asociarsecon los eventos relacionados conla muerte simblica de Felipe y el(re)nacimiento del general Lloren-te, as como con la preparacinpara la muerte de Jess, el Cristo,y su posterior resurreccin.

    Si partimos del hecho de que

    para los mesoamericanos, ade-ms, la Semana Santa se asoci alos ceremoniales de fertilidad de latierra y al continuo ciclo de muer-te y resurreccin de la naturaleza,encarnada en un dios, Jesucristo,podremos comprender la importan-

    44 Lpez Austin, Alfredo y Noguez, Javier. De hom-bres y dioses, Zinacantepec, Mxico: El ColegioMexiquense, 1987, p.235.

    45 Iglesias y Cabrera, Sonia; Salazar Crdenas,Leticia y Martnez Gmez, Julio Csar. La Se-mana Santa en Mxico: con la muerte en lacruz. Mxico, D.F.: Consejo Nacional para la

    Cultura y las Artes, Direccin General de Cultu-ras Populares e Indgenas CONACULTA: CO-NACULTA, 2002, p.79.

    46 Florescano, Enrique. El maz y los orgenes

    de Mesoamrica, 2007. Disponible en: http://www.inforural.com.mx/producto.php?&id_rubrique=18&id_article=8316.

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    te relacin de este tiempo en Aura.

    Recordemos que el proble-

    ma de Consuelo fue no ser fr-til, No te he podido dar hijos, ati, que irradias la vida (p.55) yque ante esta situacin ella bus-ca solucionar su problema, el cualasegura haber resuelto con la en-carnacin de Aura, puedo con-vocarla, puedo darle vida con mivida (p.56). Pero a la creacin de

    Aura la acompaan otros elemen-tos como es la presencia del jar-dn, sitio que tambin antecederla muerte y resurreccin de Felipe,es decir la Naturaleza (el jardn),posee el valor de espacio sagra-do, en tanto es el espacio quepermite o propicia el nacer y el (re)nacer. Adems es el primer lugar alque entra Felipe, una vez cruzadoel umbral de la puerta de la casade Consuelo, y es negado comoespacio de la casa por Consuelo,veamos algunas de las referenciasa este espacio en la novela:

    Cierras el zagun detrs

    de ti e intentas penetra laoscuridad de ese callejntechado patio, porquepuedes oler el musgo, lahumedad de las plantas,las races podridas, el per-fume adormecedor y espe-so- (p.10).

    -Est bien seora. Po-dra visitar el jardn? -Cul

    jardn, seor Montero?-El que est detrs de micuarto. En esta casa no

    hay jardn... (p.30).

    Decides bajar, a tientas, aese patio techado, sin luz,que no has vuelto a visitardesde que lo cruzaste, sinverlo, el da de tu llegadaa esta casa. El fsforoencendido ilumina, parpa-

    deando, ese patio estrechoy hmedo Distingues lasformas altas, ramosas, queproyectan sus sombras ala luz del cerillo las flores,los frutos, los tallos que re-cuerdas mencionados encrnicas viejas; las hierbasolvidadas que crecen oloro-sas, adormiladas Te que-das solo con los perfumescuando el tercer fsforo seapaga (pp. 44,45).

    Le adverta a Consueloque esos brebajes no sir-ven para nada. Ella insiste

    en cultivar sus propias plan-tas en el jardn. Dice que nose engaa. Las hierbas nola fertilizarn en el cuerpo,pero s en el alma Medijo que no poda calmarla,precisamente ella estababajo el efecto de narcti-cos, no de excitantes

    (pp. 55,56).

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    Lo mesoamericano en Aura de Carlos Fuentes: una propuesta de interpretacin

    Como ya hemos comentado,La Semana Santa, desde el mun-do sincrtico, de la combinacin

    de lo espaol catlico con lo pre-hispnico est sumamente unidoa los ritos de fertilidad de la tierra.

    Consuelo crea a Aura desdey en el jardn, con hierbas, losmitos de creacin que identifica-ron el origen de los granos con elnacimiento de la vida civilizada,

    transmitieron el mensaje de quelos seres humanos y las plantascultivadas nacieron en la propiatierra.47Como Consuelo y Aura;recordemos aqu que Aura es unamujer de ojos verdes, con un ves-tido verde, elementos que el na-rrador recalca muchas veces a lolargo de la novela, verde como lasplantas del jardn de Consuelo, unos hermosos ojos verdes (p.17), tu hermosa Aura vestidade verde (p.33), alargars lamano para tocar la bata verde deAura (p.59). Aura no lleva nun-ca otro color solo verde, el vesti-do, la bata, como las plantas del

    jardn, ese herbario que dilatalas pupilas, adormece el dolor,consuela, fatiga la voluntad,consuela con una calma volup-tuosa (pp.44, 45). Muchas delas frases en la descripcin del na-

    rrador parecen ms bien hablar deAura y no del herbario.

    Podemos plantear entoncesque la resurreccin de Aura duratres das, no ms, la de Felipe seda en tres das que corren desdesu llegada a la casa de Consuelohasta que Consuelo pueda traer-la de nuevo, y Jesucristo dura tresdas en resucitar para regresar de lamuerte a una nueva forma de vida.

    El tres como nmero de resur-reccin enlaza los eventos y per-mite observar la manera en quese diluye una forma de visin demundo en otra, pues esos tresdas estn relacionados con lafertilidad de Consuelo cumplidaen Aura y la resurreccin o (re)nacimiento del general Llorente apartir de Felipe.

    Como ltimo dato debemos re-cordar que Jess se retir al huer-to de los Olivos, y se hinc en latierra a orar antes de ser entrega-do para que se cumpliera su des-tino, lo cual podra implicar una

    analoga con la relacin que seestablece entre estas fechas y loscultos a la fertilidad de la tierra, Fe-lipe visita el jardn antes de cumplirsu destino.

    Adems y como ltimo puntode este apartado, la muerte deJess, el Cristo, es una muerte

    que implica la nocin de vida, ig-ual que lo fuera para los grupos

    47 Florescano, Enrique. El maz y los orgenesde Mesoamrica, 2007. Disponible en: http://www.inforural.com.mx/producto.php?&id_rubrique=18&id_article=8316.

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    No pretendemos afirmar que laobra de Fuentes es nicamente laexpresin de algunos de los mitos

    y ritos cosmognicos del mundomesoamericano, sino y como loexponemos desde el principio denuestro trabajo, el resultado deuna serie de fusiones que de unamanera u otra dejan entrever laposibilidad de que el inconscientecolectivo de nuestra base prehis-pnica y el sincretismo resultante,

    as como las experiencias previasde ese mismo inconsciente entanto religiones anteriores a la ca-tlica o elementos del mundo pa-gano se filtren en una amalgamade conocimientos ancestrales in-conscientes que brotan a travs ypor medio del arte, en el caso quenos ocupa la literatura:

    Mucho tiempo antesde que el cosmos apare-ciera dibujado en imgenesplsticas fue representadoen los ritos. En los alboresde la humanidad los ritosformalizaron y definieron

    las relaciones de los sereshumanos con el mundosobrenatural y con sus se-mejantes. El portento coti-diano de la aparicin de losastros, el maravilloso retor-no anual de las estaciones,la manifestacin sorpresiva

    indgenas que practicaban el sacri-ficio humano, de la misma maneraque lo fue para Felipe, quien muere

    como tal y (re)nace como otro.

    A manera de

    (in)conclusiones

    Sabemos que los pueblos me-soamericanos estn integradospor diferentes culturas circun-scritas a un espacio determinadogeogrficamente, ha sido de nue-stro inters trabajar con aquelloselementos o rasgos que son co-munes o similares entre s, sobretodo en lo referente a la cosmog-ona, sabedores de que lo generalpuede llevarnos a lo particular yviceversa. Para Enrique Florescano:

    los mitos surgidos en culturasy tiempos diferentes muestran launidad de contenido y forma quehaban alcanzado los pueblos me-soamericanos para transmitir susmensajes. Estos mitos compartenuna estructura narrativa comn,cuyo propsito es contar el origen

    de tres acontecimientos funda-dores: primero la creacin del cos-mos, luego el origen de los sereshumanos, las plantas cultivadas yel Sol, y por ltimo el nacimientode los reinos. Esta frmula es laarmazn que dota de unidad a re-latos nacidos en tiempos y cultu-ras diferentes. 48

    48 Forescano, Enrique, La reconstruccin del pa-

    sado. En: Diario La Jornada. Enero del 2000.Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2000/01/23/sem-memoria.html, p.2

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    49 Florescano, Op. Cit., p.11.

    de los fenmenos natura-les (el relmpago, la lluvia,el viento), las cambiantes

    fases de la vida humana(nacimiento, matrimonio,muerte) y los aconteci-mientos que le dieron co-hesin al grupo (el culto delos ancestros, las fiestas dela caza y la recoleccin defrutos, el nacimiento de lasplantas cultivadas), fueron

    primero interpretados y sa-cralizados a travs de losritos. 49

    Aunque la palabra brujo / bru-ja, no fue conocida por los meso-americanos, sino hasta la llegadade los espaoles, Consuelo, des-de una perspectiva contempor-nea, y por qu no eurocentrista,encaja a la perfeccin con lo quese ha denominado bruja, no obs-tante tambin lo hace, como yahemos visto, con otras visiones demundo y con otras mltiples posi-bilidades, lo que nos permite ob-servar que el ser humano siempre

    ha tratado de definir las relacionescon el planeta, lo sobrenatural y losemejante con la creacin de ritosy mitos bastante similares, inde-pendientemente de las culturasdonde vean la luz:

    Lo primero que sor-prendi a los antroplogos

    dedicados a estudiar lospueblos indgenas en elsiglo XX fue encontrar en

    ellos una idea de la crea-cin del cosmos semejantea la que haban desarrolla-do los antiguos mesoame-ricanos. Los datos aisladosque hallaron en sus rastreosiniciales fueron confirma-dos ms tarde por estudiosminuciosos que mostraron

    que la visin del cosmosde los actuales pueblos in-dgenas est enraizada enel pasado remoto.50

    Aura rompe las lneas entre losagrado y lo profano y permiteconocer e interpretar como sagra-dos, hechos, elementos, persona-jes, espacios y tiempos que po-dran ser profanos o paganos enotras lecturas de esta obra, peroque desde nuestra propuesta sedevelan como huellas de la resis-tencia de un mundo sagrado quefue desacralizado desde los plan-teamientos del catolicismo y que

    superviven a pesar de todo en lasmentalidades, bajo la figura delsincretismo.

    El signo, el smbolo, la simbo-loga, cumplen su misin cuandopermiten que se movilicen innu-merables trazos en el entramado

    50 Florescano, Enrique, Op. Cit., p. 33.

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    de posibilidades de lectura de untexto, la nuestra solo pretendeser solidaria con la posibilidad de

    conectarnos con lo universal quenos habita para trascender lo in-dividual, y conmovernos ante lassociedades capaces de sobrevi-vir a pesar de las imposiciones, eldesarraigo y el dolor.

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