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Archivos de Psiquiatría 2007; 70 (2): 139-149 139 COMUNICACIÓN BREVE Clarificación y delimitación de la psicopatología. Respuesta a Villagrán José M.ª GONZÁLEZ CALVO*; Carlos REJÓN ALTABLE**; Paz VILLALBA YLLÁN***; Pablo RAMOS GOROSTIZA**** RESUMEN Aprovechando una llamada a la discusión en psicopatología, en este artículo se pretende clarificar y delimitar su concepto, tal y como los autores la entienden. Clarificar su postura y delimitarla frente a otras posiciones hegemónicas, al menos en el orden efectivo de las adhesiones. Se quiere así contribuir, de buen grado y de forma escueta, a la posibilidad de que las posturas queden lo más nítidamente establecidas y, en sucesivos encuentros, si ha lugar, no remachen sobre el mismo clavo de forma contumaz. De ello se deriva, así lo cree- mos, una aportación directa a la discusión psicopatológica y una mutua aclaración concep- tual de las partes, que en cualquier caso debe resultar beneficiosa. PALABRAS CLAVE: Psicopatología. Semiología psiquiátrica. Teoría de la psiquiatría. Historia conceptual de la psiquiatría. CLARIFYING AND DELIMITING PSYCHOPATHOLOGY. AN ANSWER TO VILLAGRÁN SUMMARY In answering a call for debate in psychopathology, about the sense of revisiting phenomeno- logy, this article tries to clarify and delimit its concept from the authors point of view. As brief and clearly as possible, the authors try to defend their own conception from the dominant * Psiquiatra. Unitat Polivalent Terres de l´Ebre de Amposta. Tarragona. ** Psiquiatra. Hospital de Dia de Chamartín. Hospital Universitario de la Princesa-Área 2 Madrid. *** Psiquiatra. Centro de Salud Mental de Alcalá. Madrid. **** Psiquiatra. Hospital Universitario de la Princesa. Madrid. Correspondencia: José M.ª González Calvo. Unitat Polivalent Terres de l´Ebre. c/ América, s/n. 43870 Amposta. Tarragona. Correo electrónico: [email protected] Recibido: 26-4-07.  Aceptado: 28-6-07.

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    COMUNiCaCiN brEVE

    Clarificacin y delimitacin de la psicopatologa. respuesta a Villagrn

    Jos M. Gonzlez Calvo*; Carlos reJn altable**; Paz villalba Ylln***; Pablo raMos Gorostiza****

    RESUMENAprovechando una llamada a la discusin en psicopatologa, en este artculo se pretende clarificar y delimitar su concepto, tal y como los autores la entienden. Clarificar su postura y delimitarla frente a otras posiciones hegemnicas, al menos en el orden efectivo de las adhesiones. Se quiere as contribuir, de buen grado y de forma escueta, a la posibilidad de que las posturas queden lo ms ntidamente establecidas y, en sucesivos encuentros, si ha lugar, no remachen sobre el mismo clavo de forma contumaz. De ello se deriva, as lo cree-mos, una aportacin directa a la discusin psicopatolgica y una mutua aclaracin concep-tual de las partes, que en cualquier caso debe resultar beneficiosa.

    Palabras clave: Psicopatologa. Semiologa psiquitrica. Teora de la psiquiatra. Historia conceptual de la psiquiatra.

    CLARIFYING AND DELIMITING PSYCHOPATHOLOGY. AN ANSWER TO VILLAGRN

    SUMMARYIn answering a call for debate in psychopathology, about the sense of revisiting phenomeno-logy, this article tries to clarify and delimit its concept from the authors point of view. As brief and clearly as possible, the authors try to defend their own conception from the dominant

    * Psiquiatra. Unitat Polivalent Terres de lEbre de Amposta. Tarragona. ** Psiquiatra. Hospital de Dia de Chamartn. Hospital Universitario de la Princesa-rea 2 Madrid. *** Psiquiatra. Centro de Salud Mental de Alcal. Madrid. **** Psiquiatra. Hospital Universitario de la Princesa. Madrid. Correspondencia: Jos M. Gonzlez Calvo. Unitat Polivalent Terres de lEbre. c/ Amrica, s/n. 43870 Amposta.

    Tarragona. Correo electrnico: [email protected]

    Recibido:26-4-07.Aceptado:28-6-07.

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    positions, asserting the difference between psychopathology and semiology, rescuing the value of psychopathology as a technique and conceiving the psychiatric symptom as a mediation unit, more than a semiotic basic category. Subjective experience is recalled as the empirical ground for psychopathology.

    KeY WorDs: Psychopathology. Psychiatric semiology. Theory of psychiatry. Conceptual history of psychiatry.

    iNtroDUcciN

    En octubre de 2006 la revista Archivos de Psiquiatra public una nota editorial titulada Fenomenologarevisitada?deJosMaraVillagrn.1 En pgina y media, el editorial se propone cuestionar sucintamente el regreso a la fenomenologa desde la psiquiatra, regreso que el autor parece haber detectado, entre otros lugares, en un texto escrito por algunos de nosotros2 y, por extensin, en algunas de las tesis fundamentales que propo-namos. Nuestro desacuerdo, no ya con su lectura de la obra citada (en la que nos cuesta reconocernos, pues se aparta incluso de las tesis que all se presentan explcitamente) sino con el planteamiento y desarrollo argumental del editorial, es decir, con su contri-bucin a un debate quizs de mayor calado, es el origen del presente escrito. Por ello y aprovechando el bienvenido nimo de controversia con el que se cierra el editorial nos hemos decidido a escribir una breve respuesta, que sirva para hacer ms comprensible la razn ltima de nuestra divergencia y para afirmar su posible contribucin dentro de un proceso necesariamente colectivo de esclarecimiento de la teora y la prctica psiqui-tricas, en el que tambin nos vemos implicados.

    Antes de confrontar algunos de los argumentos planteados, sera interesante poder situar esta cuestin en un contexto ms preciso para el lector general, quien fcilmente podra estar confundiendo una clave de cierto inters en la comprensin de la teora y la prctica psiquitricas con un estril y atormentado bucle melanclico. Sera adems conveniente que, desde su planteamiento inicial, pudiera rebajarse el tono de la discu-sin: tal cual se expone en el editorial, el lector podra haber concluido equivocadamen-te que, en una ceguera para lo esencial, se est perdiendo el debate ms apasionante y decisivo en el devenir de la psicopatologa. No es el caso. Y puesto que, al menos en nuestro pas, la cuestin propuesta no parece despertar mucho inters, no vendr mal ofrecer al lector un marco donde encuadrar las diversas lneas de desarrollo general de la psicopatologa, de la psicopatologa de orientacin fenomenolgica y de su relacin con la fenomenologa como pensamiento filosfico. Una vez cumplido este deber de cortesa, pasaremos a exponer (abreviada y casi programticamente) nuestro pensa-miento psicopatolgico, y a resumir sus diferencias con el del Grupo de Cambridge.

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    clarificacin y delimitacin de la psicopatologa. respuesta a villagrn

    De feNoMeNologa Y PsiQUiatra feNoMeNolgica

    La filosofa fenomenolgica se comenz a escribir en el ltimo tercio del siglo xix y su propsito (fallido) fue hallar las condiciones necesarias de todo conocimiento mediante el anlisis riguroso de la experiencia consciente.

    Con el beneficio de los 125 aos transcurridos, es posible afirmar que, siendo como es filosofa, mantuvo con la psicologa una relacin de atraccin y rechazo imposible de romper. La obra de Franz Brentano, que se cita a menudo como precursor y maes-tro de Edmund Husserl, supone un pensamiento que intenta paliar los dficits de la psicologa de la poca, recuperar las posibilidades del empirismo defraudadas por el pensamiento ingls (volviendo a Aristteles) y enfrentarse a la deriva idealista y romn-tica de la que se aparta decididamente.

    Los estudios de Husserl lo empujaron desde muy temprano a un nivel distinto, el de las condiciones lgico-trascendentales del conocimiento, tras el primer fiasco psi-cologista del que tuvo que salir con las Investigaciones lgicas.

    Sin embargo, parece que Husserl no pudo lavar el pecado original psicolgico de su obra, es decir el que sta se vincule casi obligadamente con la fundamentacin de una psicologa, al menos hasta las tardas Meditaciones cartesianas y La crisis de las ciencias europeas (el giro ontolgico de la fenomenologa qued para la generacin siguiente), aunque sobre esto habra mucho que decir.

    Esta gravitacin del pensamiento fenomenolgico hacia la psicologa explica su incorporacin relativamente temprana al pensamiento psiquitrico. Ya se ha discutido hasta la saciedad su presencia o ausencia en la obra psiquitrica de Jaspers pero, por resumir, podemos recordar cmo dentro de un marco conceptual esencialmente neokan-tiano-weberiano, la fenomenologa comparece en la Psicopatologa General como psicologa fenomenolgica junto a otros conceptos o mtodos de evaluacin extrados de otras psicologas o de las ciencias naturales.3

    Nuestra hiptesis es la siguiente. Con una notable autocomprensin, Karl Jaspers detect precozmente las limitaciones fundamentales de la semiologa psiquitri-ca desarrollada durante el siglo xix: la incompletud significativa de los sntomas (no todas las notas necesarias para la correcta identificacin de la conducta anormal quedaban incluidas en la definicin del sntoma) y la textura abierta de su referen-cia (la indeterminacin parcial de los miembros de la clase que cada sntoma defi-na). As, ech mano de las herramientas epistmicas de la poca, la fenomenologa entre otras. No es casual que, casi cien aos despus, la apropiacin por parte de algunos neurobilogos del pensamiento del Husserl tardo, de Maurice Merleau-Ponty o de Michel Henry, venga de la mano de un dficit anlogo, esta vez detec-tado en las teoras representacionales de la mente y en su correspondiente versin

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    de las ciencias cognitivas1*: ni pueden dar cuenta de la textura abierta de la referen-cia, ni del holismo dbil del significado (o determinacin contextual del significa-do, o apertura de la experiencia), ni de las modalidades de inferencia lgica como las abductivas.

    Los desarrollos posteriores de la psiquiatra fenomenolgica hasta los aos 60-70 dejan ver el alcance real del problema: tanto los trabajos que se fundamentaban en las condiciones lgico-trascendentales del conocimiento, como los que se apoyaban en una antropologa fenomenolgica, deban paliar este dficit significativo del signo y asentar la semiologa psiquitrica en bases ms apropiadas. En realidad, repetan una maniobra formalmente anloga a la de las mitologas del cerebro: tomar el sntoma psiquitrico como manifestacin de una estructura profunda con la que mantiene vn-culos pseudocausales que permanecen casi siempre sin aclarar. Con los aos setenta lleg la antipsiquiatra y con los ochenta la vuelta al orden y el consenso biopsicosocial. Esta lectura de la tradicin fenomenolgica en la psiquiatra aparece detallada en el libroquecitaVillagrn.Culnoseranuestrasorpresaalvernosderepentetransfor-mados en adalides de una misteriosa regresin antropolgica.

    En todo caso, es tal vez comprensible que la lectura atenta de una tradicin lo vincule a uno con sta por muy crtico que se muestre, sobre todo si se ha sabido ver lo que de valioso perdura o ensea, ms all de la elegancia descriptiva. Por ello, y antes de cerrar el repaso, conviene anotar que el resurgimiento de la fenomenologa en la psiquiatra data de los aos noventa (aunque, por supuesto, algunos autores continuaron trabajando durante el vendaval antipsiquitrico y la calma chicha poste-rior) y sigue una evolucin en la que se podran observar dos diferencias fundamen-tales. En primer lugar, se ha optado plenamente por el lenguaje clnico consensuado y por la ordenacin nosogrfica actual, de manera que la informacin clnica sea designada por un lenguaje de uso comn. En segundo lugar, se ha concentrado el esfuerzo de investigacin en la aplicabilidad prctica de sus resultados. El rendimien-to en estas dos direcciones ha tenido como resultado la configuracin de tipologas descriptivas nuevas, como por ejemplo la de los estadios bsicos de la esquizofrenia por el grupo de Bonn,4,5 la confeccin de escalas semiestructuradas para el examen de

    * No de todas las ciencias cognitivas, sino de aquellas que pivotan sobre el concepto de representacin. Por otra parte, esta influencia explcita e implcita de la fenomenologa sobre las neurociencias es antigua y abarca lecturas ms o menos rigurosas de los trabajos fenomenolgicos de Franz Brentano, Edmund Husserl, Alexander Pfnder, Max Scheler o Maurice Merleau-Ponty, entre otros. Damos a continuacin una resumida relacin de autores prximos a lecturas diversas de la fenomenologa, para mostrar al lector el excelente rendimiento de su correspondencia con las neurociencias, concretamen-te en algunas de sus principales fuentes y ramas actuales (cognitive neuroscience, computacional and theoretical neuroscience, systems neuroscience): escuela de Gttingen (Eric Jaensch, David Katz), psicologa experimental de Wrzburg (Oswald Klpe, August Messer, Kart Bhler), psicologa de la Gestalt (Max Wertheimer, Kurt Koffka, Wolfgang Khler, Aaron Gurwitsch, Kurt Lewin).

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    clarificacin y delimitacin de la psicopatologa. respuesta a villagrn

    la experiencia subjetiva (como la EASE: Examination of Anomalous Self-Experience)6 o el tipo de relacin del paciente con el mundo (Escala de Intencionalidad de Mundt),7 la conceptualizacin de la esquizofrenia como trastorno de la ipseidad8 y del common sense,2**9 la formalizacin del typus melancholicus descrito por Tellenbach mediante las dimensiones de hipernomia y heteronimia, subsiguientemente medidas en estudios empricos y comparadas con otros constructos de personalidad,10,11 o la definicin de organizadores psicopatolgicos.12 Ni el ritmo que se imprime a la prctica diagnsti-ca, ni el relativismo teraputico de una psicofarmacologa que sigue siendo an mera-mente aproximativa, pueden dar razn suficiente para no considerar de inters clni-co estas aportaciones.

    De seMiologa Y PsicoPatologa

    A continuacin, nos vamos a centrar en el meollo de nuestro desencuentro con Jos MaraVillagrn,estoes,ennuestrasdiferenciasenlaconcepcindelapsicopatologay de la semiologa psiquitrica, pues pensamos que mantener una controversia sobre adscripciones ideolgicas o afinidades electivas no aporta ninguna claridad al lector. La razn de nuestro disentir no se reduce a una estril actitud nostlgica; ni a la nece-saria correspondencia con unos u otros autores del pasado, aun cuando se consideren vigentes sus textos o novedoso su horizonte de estudio; ni a la apelacin a un canon, o a varios, de autores fundamentales.3*** Se trata ms bien de iluminar las respectivas concepciones de la clave de bveda de la teora y la prctica psiquitricas: de qu hablamos y con qu legitimidad lo hacemos.

    Dentro de una misma comunidad de intereses generales o particulares con otros grupos de trabajo de slido respaldo editorial o acadmico, nosotros nos situamos en el campo de la investigacin psicopatolgica. Ahora bien, mientras que el Grupo de Cambridge entiende por psicopatologa un sistema de captura de informacin, orga-nizado como un lenguaje cuyo propsito es aislar la seal neurobiolgica causal del ruido (sociocultural, pero tambin biolgico) en el que viene envuelta,13 nosotros consideramos que la psicopatologa es una tcnica de produccin de inteligibilidad a partir de la conducta y la experiencia humana,14 que tiene como producto histrico contingente un determinado glosario semiolgico (explcito) y unas instrucciones (no formalizadas) de uso.

    ** Por cierto, uno de esos sntomas de nueva configuracin, propio de una nueva poca, que Be-rrios ha pedido a veces.*** AnadiepuedesorprenderlareferenciasistemticadelaobradeRamnyCajaleneldominiode las neurociencias, sin que ello signifique primar lo anticuado o rancio.

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    No creemos faltar a la autocomprensin del Grupo de Cambridge cuando asimi-lamos su concepcin de la psicopatologa (descriptiva) a lo que nosotros hemos pre-ferido llamar semiologa psiquitrica para evitar confusiones. En sus trabajos no hemos encontrado una tematizacin explcita de la psicopatologa como tcnica, lo cual seguramente no signifique que, en su reduccin de la psicopatologa a una fr-mula descriptivo/semiolgica, si bien dinmica y susceptible de cambio, hayan omi-tido su doble naturaleza de tcnica y de lenguaje. Pero es precisamente sobre esa omisin de la actividad propia de la psicopatologa como una tcnica que se cons-tituye a partir de las modalidades de experiencia y de conducta, como los dominios en que rinde posibilidades de inteligibilidad ms relevantes, sobre la que se funda-menta, por el contrario, nuestra concepcin de la misma. Slo como consecuencia de este modo de conocer particular se va elaborando la psicopatologa como lenguaje, es decir, como un conjunto de trminos y de reglas que deben regir su uso correcto, objeto ltimo de la semiologa. No olvidemos pues esta diferencia que surge dentro de la concepcin misma de la psicopatologa y que afecta a la articulacin de la mis-ma con el resto de las prcticas psiquitricas, pues nos permite pensar sobre ciertos lmites fundamentales, como es la significativa asimetra entre conducta y lenguaje clnico (podemos referirnos aqu, como ejemplo, a las modalidades inexpresivas o paucisintomticas, si se prefiere, del dficit, donde a la inefable complejidad de la conducta se opone una inoperante pobreza semiolgica).

    Existe una dificultad aadida. Como cualquier tipo de pensamiento, el psiquitrico no se ejerce en el vaco, sino a partir de un lenguaje y de una tradicin. Poder distinguir tcnica de producto ha precisado aos de investigaciones, pero una vez entresa-cada la una de la otra, resulta tan sencillo como entender la relacin entre un cacharro de loza y el modelado del alfarero, que no existe ms que en las tazas y potes, como huella y origen de la taza, pero que no es una taza. Ambas actividades, aunque com-plementarias, deben conservar, a nuestro modo de ver, una posicin diferente.

    Del sNtoMa, la rePreseNtaciN Y la MeDiciN

    Tambin ser diferente, por fuerza, el modo de pensar el sntoma. El Grupo de Cam-bridge considera el sntoma como una unidad de doble funcin: como seal neurobio-lgica manifiesta/representada en la conducta y en los actos de habla del paciente (cuya configuracin depende de diversos factores, incluida la pragmtica de la entrevista) funcin indicativa y al mismo tiempo, como constructos o categoras tericas de la psiquiatra funcin explicativa.

    Esta concepcin del sntoma psiquitrico resulta fallida, a nuestro modo de ver, y requiere una formulacin diferente. Para ganar cierta claridad, vemos necesario repa-

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    rar previamente en la diferencia entre lo que llamaremos presntoma (que sera la conducta tal y como se concepta en el lenguaje ordinario) y sntoma (que sera la con-ducta reformalizada segn el vocabulario semiolgico). Se entiende, pues, que en la gnesis del sntoma psiquitrico ambos momentos, el presintomtico y el sintomtico, guardan una relacin diferente con respecto a la estructura emprica de la que parten, esto es, con respecto a la experiencia. Y esto es de particular importancia a la hora de comprender cmo en la formacin del lenguaje clnico en psiquiatra intervienen nece-sariamente mecanismos de mediacin que alteran la pretendida transparencia entre la seal y lo sealado.

    La configuracin del sntoma, esto es, la formalizacin clnica de un aconteci-miento experiencial, acontece por tanto en una instancia de mediacin, que en ningn caso puede ser considerada como referencia inmediata del sustrato biolgico. Dicho de otro modo, frente a la conceptualizacin del presntoma como seal/representa-cin, nosotros lo consideramos como una instancia de mediacin entre un orden biolgico y uno simblico (en su acepcin sociocultural ms amplia, no en el sentido tcnico psicoanaltico). Por mediacin debemos entender en este contexto lo siguien-te: no es en rigor pensable (aunque s fantaseable) una biologa cerebral humana que no venga a encarnarse en un orden simblico, ni una matriz sociocultural que no est siempre ya encarnada en un cerebro. Para poder pensar lo uno se precisa lo otro, en rigor para que cualquiera de los dos exista. La tcnica psicopatolgica debe articular todo lo implicado en cada unidad de mediacin para volverla inteligible transformn-dola en sntoma. Esta caracterstica del par sntoma/presntoma psiquitrico le con-fiere una categora particular: por un lado lo somete a la accin constitutiva de la intersubjetividad, en la medida en que se genera a partir de la corporalidad o con-ciencia corporal y se despliega en una estructura de comunicacin como es el len-guaje; por otro lado, lo condiciona a participar de estructuras complejas de la subje-tividad a diferentes niveles, que van desde el estrato de la persona a la conciencia prerreflexiva del s mismo.

    Por supuesto, la descripcin de una categora ms abarcadora, como es la media-cin, no quita para reconocer la pertinencia de otras en casos o situaciones concretas. As, donde hemos observado que su aplicacin resultaba ms necesaria es en aquellos sntomas que, o bien estn afectados de una importante heterogeneidad (el delirio), o bien precisan de difciles procesos de verbalizacin (trastornos del estado nimo), o bien oponen resistencia a ser designados de una forma unvoca: las alteraciones del common sense y algunas modalidades de dficit, que pueden ser investigadas, esta vez s, desde una perspectiva fenomenolgica que permita alcanzar modelos empri-cos de las actividades preexpresivas de la conciencia como sntesis pasiva (pensamos que de particular inters para la clnica en los sndromes de despersonalizacin, des-realizacin y trastornos del yo).15 Es plausible que las alteraciones de la motricidad, por ejemplo, se dejen tratar sin tantos problemas segn criterios convencionales.

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    El sntoma concebido como unidad de mediacin obliga a reformular las relaciones entre presntoma y cerebro, desplazando la referencia (seal/representacin) como actividad fundamental del sntoma psiquitrico, sin negarla, pero asumiendo que no es una categora semitica bsica. Y aqu surge una diferencia de fondo que nos har abandonar brevemente el mtodo de este artculo (interpretacin de lo propio y expo-sicin sucinta de lo ajeno) para exponer lo que parece una tensin irresuelta en la teora del sntoma del Grupo de Cambridge.

    Desde sus primeros trabajos en este campo, Berrios reconoci la heterogeneidad del sntoma psiquitrico, sus mltiples modos de ser determinado, la existencia de similitudes que devienen aparentes mediante una mayor finura descriptiva y el tosco supuesto de que los sntomas se pueden pensar como unidades aisladas que se suman o se restan para el diagnstico. Sin embargo, la concepcin de la neurobiologa del sntoma, tambin la misma desde muy temprano, insiste en manejar la seal y el mdu-lo cognitivo como categoras bsicas. Ahora bien, mdulo y seal son solidarios de una teora representacional/computacional de la mente y de una modelizacin lgica de los estados mentales que construyen pasillos de univocidad desde la representa-cin mental a la representacin cerebral y que se han visto incapaces de tratar con la inferencia abductiva y la determinacin contextual del significado, esenciales la pri-mera para el juicio clnico y la segunda para la formulacin o el reconocimiento de los sntomas. En esta melancola de la univocidad habita, pensamos, el deseo de un len-guaje bien hecho, el proyecto de recalibracin y las intuiciones ms recientes acerca de una semiologa psiquitrica no verbal, sujeta a modos ms precisos de formalizacin. Surge como hiptesis que las dificultades del proyecto de recalibracin tienen mucho que ver con las constricciones semiticas que una determinada manera de entender las ciencias cognitivas impone a una teora del sntoma, por lo dems sofisticada.

    De recalibraciN, esQUeMatiZaciN Y recoNstrUcciN

    Y as se cierra el crculo: la psicopatologa es un sistema de captura de informacin cerebral representada en la conducta verbal y no verbal de un modo heterogneo y opaco, as que debe recalibrarse para separar ruido de seal hasta conseguir establecer pasillos de univocidad que comuniquen disfuncin y sntoma.

    Tener que recalibrar la psicopatologa con respecto a una neurociencia en proceso de autorrecalibracin es, desde luego, una tarea mproba. Por nuestra parte, hemos escogido el trabajo, ms a la medida de nuestras fuerzas, de verternos hacia los modos de volver inteligible la conducta y la experiencia humana patolgica. Este procedi-miento se ha descrito como esquematizacin (trmino de origen kantiano) y recons-truccin (ms o menos habermasiano) porque entre ambos resumen bien la manera en

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    clarificacin y delimitacin de la psicopatologa. respuesta a villagrn

    que la psicopatologa toma una conducta y la experiencia mediante procedimientos que completan la capacidad significativa del sntoma mediante la inclusin de material subsignificante (contextual, no incluido en las descripciones definidas de los sntomas; los tipos de material subsignificante y el desarrollo de este argumento caen fuera del alcance de este escrito). Esquematizacin y reconstruccin van de la mano con expe-riencia y subjetividad, y estos sern los dos ltimos trminos cuyo uso procuraremos aclarar.

    Experiencia, es desde luego, un concepto plurvoco donde los haya, pero no mucho ms que informacin o seal. Todos precisan reducir su polisemia, y eso es tarea de los textos y de las teoras que los usan. Desde luego, a ningn experto en redes neuro-nales se le ocurre discutir sobre la complejidad y la parcial inefabilidad del concepto asociacin, sin que por ello tenga que renunciar a su alusin y uso inmediato en la investigacin diaria, en tanto la configuracin de su campo de objetividades as lo permite.Valgadeciraququeexperienciaeselordendelaempiriaqueconllevaalmenos una forma prerreflexiva de conciencia.

    En cuanto a la subjetividad, debemos afirmar enrgicamente que su empleo en nuestros trabajos no tiene nada que ver con la medicina humanista.16 Subjetividad es la instancia ms general de mediacin, es decir, el lmite donde acontece la incardi-nacin mutua del orden biolgico y del orden simblico, y si su importancia es mxi-ma se debe a que, siendo como es lugar de formacin del presntoma (tipo de mediacin patolgica, recordmoslo), es al mismo tiempo responsable de su singularidad: el sur-gimiento de un presntoma conlleva su individuacin, por eso es preciso recuperar material (subsignificante, excedente, pero dado como totalidad) de ese proceso de aparicin/individuacin mediante la aplicacin del procedimiento esquematizante/reconstructivo.4****

    De l a PsiQUiatra c oMo ProDUcto MoDerN o De iMPosible escaPatoria

    Que los conceptos de experiencia y subjetividad sean inexorables para la psiquiatra y la psicopatologa es algo que est en el origen mismo de nuestro saber. Saber que hunde sus races ms all del positivismo y postpositivismo con el que se piensa y del que, a la vista est, resulta extremadamente difcil escapar. Ahora bien, la psiquiatra es un producto moderno, y no se puede entender cabalmente el alcance de las contra-

    **** Una vez ms, esto es un principio general. No todos los sntomas precisan del mismo traba-jo reconstructivo. Por otra parte, insistimos en que hemos propuesto una descripcin de lo que de hecho sucede ya, en distintos grados, cuando se realiza un diagnstico clnico, no una prescripcin de cmo se debera trabajar.

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    dicciones que han tomado cuerpo en ella si no se est decidido a pensar hasta el fondo esta modernidad. De igual modo, los intentos de superar las dificultades que compor-ta, entre ellos el elemento representacional que le es tan querido, requieren apelar al conocimiento de qu es y qu supone la modernidad como posibilidad de experiencia de la realidad.

    Aunque, desde luego, las formas de caracterizar la modernidad son mltiples, la psiquiatra gana en claridad cuando se piensa como la poca en que la pregunta por el fundamento de los hechos toma la forma de la legitimidad de la unin de representa-ciones, forma que modela el modo de entender la realidad segn dos principios. En primer lugar, todos los juicios verdaderos son compatibles entre s porque, en ltima instancia, es garante suyo la unidad de la conciencia de s. En tanto en cuanto pensar es representar, la certeza fundamental viene asegurada por la coincidencia entre lo representado y lo que lo hace posible (algunas variedades contemporneas herederas de la autoconciencia como fundamento son las nociones de coherencia conceptual del espacio lgico o de comunidad de interpretacin). El segundo principio dicta que el tipo de sntesis entre representaciones es el de la relacin causal. Ms all de cualquier discusin y particularidad en los puntos de vista, estamos amparados, lo queramos o no, en la disposicin experiencial que supone la modernidad. En saberes intersticiales como el psiquitrico, a medio camino entre las ciencias naturales y las humanas, se han abierto aporas que nos interpelan y que s se trataron en el texto citado por Jos MaraVillagrn.2 Estar a la altura de esta tarea es parte de la respuesta que exige la psicopatologa como prctica y saber, y dice hasta qu punto vamos a hacer habitable este espacio moderno en el que somos.

    Tal y como nosotros entendemos las posturas tomadas, el Grupo de Cambridge ha optado por la estrategia (tpicamente moderna, por otra parte) de salvar las aporas mediante la insistencia en el elemento representacional-fundamental de la psiquiatra. Nuestra lectura nos ha llevado a repensar los procedimientos de creacin de inteligi-bilidad de la psicopatologa y a proponer algunas alternativas (como las apuntadas ms arriba), que asumen el carcter moderno de nuestro oficio, pero buscan, en cierto modo, una salida lateral de alguna de sus calles de direccin nica.

    coNclUsiN

    Y as se cierra nuestro crculo. Haber insistido en la teorizacin de la actividad clnica y en el asentamiento de la psicopatologa sobre sus propios fundamentos ha tenido, desde luego, inconvenientes, y uno puede ser la convivencia difcil con las ciencias cognitivas, impregnadas, por otra parte, de conceptos (el de representacin, por ejemplo) de los que hay muy buenas razones gadamerianas y wittgensteinianas para desconfiar.

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    clarificacin y delimitacin de la psicopatologa. respuesta a villagrn

    Pero todo se mueve, y el peso mayor que va ganando la cuarta generacin de ciencias cognitivas17 promete un dilogo ms fluido con otras posturas epistemolgicas. Tal vez sean las nuevas neurociencias el lugar donde confluyan, por paradoja, los proyectos del Grupo de Cambridge y nuestra propia investigacin psicopatolgica.

    1. VillagrnJM.Fenomenologarevisitada?ArchivosdePsiquiatra. 2006;69(4):241-4.

    2. RamosGorostizaP,RejnAltableC.Elesquemadeloconcreto. Una introduccin a la psicopatologa. Madrid: Triacastela; 2002.

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