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Los Redentoristas En Él hay abundante redención. (Salmo 130:7) Devociones Diarias Cuaresma PARA LA PARA LA PARA LA 2019 REFLEXIONES REDENTORISTAS

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Los RedentoristasEn Él hay abundante redención. (Salmo 130:7)

Devociones Diarias

CuaresmaPA R A L APA R A L APA R A L A

2019 REFLEXIONES REDENTORISTAS

Nuestra Madre del Perpetuo Socorro

Madre del Perpetuo Socorro, tu mero nombre inspira confianza. Venimos ante tu sagrada imagen en alabanza y acción de gracias a Dios, buscando tu intercesión con Jesús, tu Hijo, para todas las necesidades de nuestras vidas hoy. Celebramos tu santa maternidad y proclamamos a Jesucristo, Nuestro Señor y Redentor.Tú respondiste al llamado de ser la madre de Nuestro Señor. Obtén para nosotros la

gracia de vivir nuestro llamado bautismal y especialmente abrazar el evangelio de la vida y respetar toda vida en la tierra.Tú te asombrabas según tu Hijo crecía en sabiduría, conocimiento y gracia. Intercede por nosotros para que podamos acoger la Palabra de Dios en nuestras vidas y seamos portadores de buenas noticias para todos.Tú te llenabas de paz según tu Hijo consolaba a los afligidos. Intercede por todos cuantos sufren para que ellos puedan saber que nosotros llevamos con ellos sus cargas y en esta forma cumplimos la ley de Cristo.Tú te regocijabas viendo a tu Hijo perdonar los pecados. Obtén para nosotros el perdón de nuestros pecados y llévanos a desatar otros y a hacerlos libres.Tú sufriste con las heridas que tu Hijo padeció por nuestra salva-ción. Ayúdanos a vendar los corazones rotos y a brindar esperanza a los que viven en desaliento.Tú exultaste ante la resurrección de tu Hijo. Obtén para nosotros la gracia de perseverar en Su camino todos los días de nuestra vida y de recibir un lugar en el cielo.Tú eres primera entre todos los discípulos y santos. Confiamos en tu amor y cuidado maternal. Obtén para nosotros todas las gracias que necesitamos para cumplir el plan de Dios cada día de nuestra vidas.

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¿Quiénes son los Redentoristas?

San Alfonso María de Ligorio nació en Nápoles, Italia, en 1696. Él dejó una carrera legal prometedora en contra de los deseos de su padre para volverse un sacerdote. Alfonso se dedicó comple-

tamente a servir al pobre y al más abandonado, y en 1732 él fundó la Congregación del Santísimo Redentor: Los Redentoristas.

Alfonso y sus compañeros predicaron la Palabra de Dios en comuni-dades rurales y aisladas alrededor de Nápoles. Al principio del siglo XIX, Los Redentoristas estaban sirviendo en Italia Central, Polonia, Alemania, Bélgica y Holanda.

En 1832 seis Redentoristas viajaron a los Estados Unidos y comen-zaron a hacer labores de misioneros afuera de Europa. Ellos sirvie-ron primero entre los nativo americanos y entonces con inmigrantes Irlandeses, Alemanes, y eslavos. En 1850 la Provincia Americana de Redentoristas fue establecida en Baltimore.

Hoy, nosotros los Redentoristas, continuamos nuestro ministerio hacia el pobre y los más abandonados espiritualmente, en barrios pobres, hospitales, prisiones y en bases militares. Nosotros predicamos misio-nes parroquiales, cuidado de las parroquias, promovemos la devoción a Nuestra Virgen del Perpetuo Socorro, y participamos en muchas ac-tividades de evangelización a través de medios nuevos y tradicionales.

Siguiendo los pasos de San Alfonso María de Ligorio y otros 18 hom-bres que han sido canonizados o beatificados, aproximadamente 5.500 Redentoristas sirven en 82 países alrededor del mundo.

Como Redentoristas, nosotros tenemos devoción especial a la Cuna de Belén, la Cruz del Calvario; María, la Madre de Dios; y la Eucaristía.

¿Nos ayudarías a servir a las personas de Dios con un regalo?

Por favor visita redemptorists.net/giving para darnos mediante nues-tra página segura en línea, o correo tu regalo a la siguiente dirección. ¡Que Dios te bendiga!

The Redemptorists Perpetual Help Center P.O. Box 29308 Philadelphia, PA 19125-0308

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6 de marzo, Miércoles de cenizaJoel 2:12-18; Salmo 51; 2 Corintios 5:20–6:2; Mateo 6:1-6, 16-18

Has tratado de dejar de usar tu celular por un tiempo? No es fácil. Mi teléfono tiene un aplicación que me muestra al fin de cada sema-na cuántas horas lo he usado. No quiero admitir el número. Es un hábito que yo tengo que no es muy malo. No soy adicto, pero al ver el tiempo que estoy en el teléfono me doy cuenta que es algo que debo disminuir.Las rutinas de nosotros son fuertes y difíciles de superar. Las hace-mos sin pensar. Esta es la verdad con el pecado también. Al celebrar este Miércoles de Ceniza y comenzar este tiempo de la Cuaresma, escuchamos en las lecturas de hoy que debemos cambiar nuestros há-bitos pecaminosos. El profeta Joel en la primera lectura de hoy usa la palabra vuélvanse dos veces. Es un mandato, una llamada de cambiar tu posición presente para regresar donde estabas antes.Esta invitación de Dios es la invitación para todos los cristianos en esta temporada de penitencia, ayuno, y oración. Es la llamada de regresar a la pila bautismal en ese día cuando Dios borra el pecado original y tienes un corazón y alma limpio. Es una invitación de dejar para atrás todos los hábitos malos y las rutinas cómodas que no son buenos para nosotros—incluyendo el hábito de agarrar el celular con frecuencia. Al comenzar el tiempo de la Cuaresma sería una buena idea pensar en los hábitos o las distracciones que te lleva lejos de donde quieres estar—cerca de Dios.

Padre John Olenick, C.Ss.R. Philadelphia

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7 de marzo, jueves después del Miércoles de cenizaDeuteronomio 30:15-20; Salmo 1; Lucas 9:22-25

“Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga” (Lucas 9:23). ¿Qué significa esto realmente? En primer lugar, cuando Jesús habló sobre su cruz, aún

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no había sido crucificado, por lo que no podía haber estado refirién-dose a la cruz en la cual fue finalmente clavado. En segundo lugar, Jesús dice que deberíamos cargar con nuestra cruz a diario, pero él no cargó con esa cruz de madera a diario. Cargó con ella al final de su vida durante unas horas, por lo que debe haber estado hablando de otra clase de cruz: cosas como el pecado y la injusticia; como la mujer que le trajeron y que había sido pillada en acto de adulterio; como las relaciones rotas, el soborno, la negligencia y la violencia. Estas son las clases de cruces que cargamos a diario. Si estamos dis-puestos a tomar estas cruces y luchar por la justicia y la paz, nuestro testimonio dará lugar a otra clase de cruz: el martirio o el testimonio. Y esta cruz será la encrucijada hacia una nueva vida, aquí y en la eternidad.

Padre Ed Faliskie, C.Ss.R. Ephrata, Pa.

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8 de marzo, viernes después del Miércoles de cenizaIsaías 58:1-9; Salmo 51; Mateo 9:14-15

Hoy, en nuestra lectura del Evangelio, Jesús defiende el derecho de sus discípulos a celebrar la bondad de Dios en sus vidas. Comer y be-ber son sin duda una señal de la presencia de Dios, y este breve pasaje nos invita a buscar la gracia de Dios presente en nuestro mundo y nuestras vidas. El ayuno, antes como ahora, es un signo de penitencia y pesar por el pecado. En el proceso del ayuno, compensamos nuestras faltas e intentamos restablecer nuestras vidas. Ayunar y hacer sacrificios de Cuaresma debería hacernos más sensibles a la presencia de Dios en nuestras vidas.En el pasaje de hoy de Mateo, como en muchos encuentros del Evan-gelio, los fariseos y otros—en este caso los seguidores de Juan el Bau-tista—están a favor de las normas y las reglas que pueden entrometer-se en el camino de la búsqueda de la santidad y la plenitud auténticas.

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Este Dios en Jesús está haciendo algo nuevo. No está derribando todas las estructuras, sino despejando el camino hacia Dios de cual-quier obstáculo que pueda haber en él.Rezamos en el salmo de hoy: “No despreciarás un corazón humilde y arrepentido” (Salmos 51:19). El ayuno, el sacrificio y la oración durante la Cuaresma deberían conducir a un corazón humilde y arre-pentido; esto es lo que quiere el Señor. Esto es similar a la proclamación del Miércoles de Ceniza: “‘rasgar vuestros corazones, no vuestras vestiduras,’ dice el Señor” (Joel 2:13).

Padre Raymond Collins, C.Ss.R. Philadelphia

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9 de marzo, sábado después del Miércoles de cenizaIsaías 58:9-14, Salmo 86, Lucas 5:27-32

Hoy leemos la segunda parte del capítulo 58 de Isaías. El ayuno cuaresmal y el sacrificio están vinculados con nuestra relación con otros y con Dios. “Ayunar de” nos lleva a “ayunar para”. Ayunar de la acusación falsa y palabras ofensivas lleva a ayunar para dar de comer a los hambrientos. Ayunar de buscar los propios intereses en el Día del Señor lleva a ayunar para una relación gozosa y vital con Dios. Isaías describe esta relación vital con Dios con palabras que demuestran cómo experimentamos la acción de Dios en nuestras vidas: luz en nuestra oscuridad, nos guiará, mayor vigor, manantial de agua, y gozo.En el evangelio Jesús llama a Leví a seguirlo, y Jesús acepta la invitación de Leví a un banquete en su honor. Muchos cobradores de impuestos como Leví estaban con él a la mesa. Hoy, hermano, hermana, invita a Jesús a tu mesa, y escucha lo que dice sobre el arrepentimiento y el sacrificio. Los hará atractivos—no fáciles, sí atractivos. Síguele a él y profundizar tu relación con Jesús y con otras personas, las con quienes Jesús comparte la mesa.

Padre James Gilmour, C.Ss.R. Brooklyn, N.Y.

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10 de marzo, primer Domingo Deuteronomio 26:4-10; Salmo 91; Romanos 10:8-13; Lucas 4:1-13

Jesús, siendo Dios, vive la experiencia de la tentación. Antes de su misión es llevado por el espíritu al desierto en donde después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, el tentador lo pone a prueba. Sin embargo, Jesús vence con el poder de la palabra. Su palabra es la revelación de la voz de Dios. Con ello, Jesús nos enseña que por más tentaciones que aparezcan en el camino siempre está la presencia de Dios que nos auxilia, que nos socorre, que nos hace cada vez más fuertes en medio de la prue-ba. Bien sabemos que en el camino de la vida personal de cada uno de nosotros, de la familia y de la comunidad, siempre van a aparecer dificultades siempre vamos a tener tentaciones. Cada día vivimos el combate espiritual—combate en que sólo podemos salir victoriosos si nos abandonamos en las manos de Dios.En este día, pidamos al Señor, que este tiempo sea en realidad un tiempo de conversión. Que podamos volver la mirada al Señor, reconociéndolo a Él, como aquel que se revela para guiarnos y para conducirnos. Que en esta semana que comenzamos este tiempo de Cuaresma podamos hacer este camino espiritual profundo.

Padre Fabio Marin Morales, C.Ss.R. Concord, N.C.

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11 de marzo, lunes de la primera semanaLevítico 19:1-2, 11-18; Salmo 19; Mateo 25:31-46

Nuestra lectura de las Escrituras este primer lunes de Cuaresma nos dice: “Sean santos, porque yo el Señor, Su Dios, soy santo”. Entonces se nos da una lista de acciones que deben ser evitadas. La lista suena muy parecido a los Diez Mandamientos.“Sin embargo, el último mandamiento, lleva a la mente la palabra de Jesús, que sintetizó los Mandamientos en dos grandes man-damientos, el segundo, el cual es “Amarás a tu prójimo como a ti

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mismo”. Esto es precisamente lo que Mateo nos dice en su descrip-ción del juicio final. Al final, lo que importará más es cómo hemos respondido a las citaciones de estar en relación a los otros, particu-larmente con aquellos que están más necesitados.Aunque nuestro viaje de cuaresma siempre nos llama a la reflexión personal interna y quietud silenciosa con el Señor, esto no termina aquí. La intimidad con Cristo siempre nos mueve al exterior para la misión—llamándonos a llevar la luz de Cristo a un mundo frecuen-temente oscurecido, dañado y en sufrimiento.Paradójicamente, en nuestra adopción del otro, nos encontramos nosotros mismos, ya que allí de nuevo encontramos a Cristo, y Su abrazo, así nosotros aprendemos a caminar humildemente junto al camino de la verdadera santidad.

Padre Anthony Michalik, C.Ss.R. Philadelphia

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12 de marzo, martes de la primera semanaIsaías 55:10-11; Salmo 34; Mateo 6:7-15

Uno de los tres pilares de la Cuaresma es la oración. Hoy en el Evangelio, se nos da la Oración del Señor como un modelo para todas las oraciones. La oración es la conexión diaria con Dios en la que uno escucha y el otro habla (y viceversa). Cuando oramos, desarrollamos un mejor entendimiento y conocimiento de Dios.Hay una historia sobre un granjero iletrado que caminaba todos los días a su granja. Por el camino, se paraba en la capilla de una colina, pasaba 10 minutos en silencio, y luego hablaba a Dios desde el corazón. Sus únicas palabras fueron: “Jesús, estoy aquí”. Para este granjero, eso era una oración. Era una conexión genuina. Pasaba tiempo con Dios cada día.Nosotros debemos hacer lo mismo: hablar y escuchar diariamente a Dios. Podemos hacerlo en cualquier parte, en cualquier lugar, y en cualquier momento, pero tenemos que hacerlo cada día—y no sólo cuando necesitemos la intervención de Dios.

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Porque él es el Padre, tenemos que pedirle nuestro sustento diario (“danos nuestro pan de cada día”). Al pedir, desarrollamos una disciplina espiritual. Rezar es dar las gracias a Dios por todo lo que hemos recibido.¡La Cuaresma es el momento para la reconfiguración! Es momento de regresar al Padre a través de la oración para poder desarrollar una relación más fuerte con Cristo.

Padre Elton Letang, C.Ss.R. Roseau, Dominica, West Indies

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13 de marzo, miércoles de la primera semanaJonás 3:1-10; Salmo 51; Lucas 11:29-32

“¡Ña ña ña ña! ¡Soy mejor que tú! ¡Ña ña ña ña!” ¿Cuántas veces escuche esa mofa—o alguna parecida—en los parques de mi juventud?El Evangelio de hoy me recuerda mucho a esa frase. La reina del sur—era ella de Sabá?—es retratada como muy sabia, pero aun así busca sabiduría de Salomón. O, fíjense en los Ninivitas; ellos se arrepintieron con las predicaciones de Jonás, quien ni siquiera que-ría convertirlos. El quería que la furia de Dios cayera sobre ellos.Aun así, en ambos casos hay alguien más grande, y esa persona, por supuesto, es el mismo Jesús. Todo el propósito del discurso de Jesús es, “¿Por qué ir a otro lugar? ¡Venid a mí! Yo me encargaré de sus necesidades”.Esto no es un alarde ya que es la verdad. Jesús realmente se ocupa de cada una de nuestras quejas, cada deseo, cada esperanza.

Padre John Harrison, C.Ss.R. Timonium, Md.

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14 de marzo, jueves de la primera semanaEster C:12, 14-16, 23-25; Salmo 138; Mateo 7:7-12

Un relato dice que un muchacho le pidió a Dios que pescara unos peces; como no logró pescar nada, dejó de rezar.En cambio la Reina Ester, en peligro de muerte ante el rey, oró a Dios, con la esperanza del Evangelio de hoy: pide y recibirás. Y sigue Mateo con ejemplos del hijo que pide a su padre un pan, ¿le dará una piedra? Claro que no, pues si padres de familia saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más le dará cosas buenas su Padre del cielo a sus hijos. Nunca promete dar lo que pides sino “cosas buenas”. Según San Agustín: cuando pides, Dios te abre el corazón para recibir lo que el te manda (siempre “cosa buena”) y no siempre lo que pides en concreto. O le abre el corazón del objeto de tu petición (un familiar enfer-mo) para que pueda aceptar su condición con paz y total con-fianza, sea a no curado. La oración siempre alcanza lo que Dios manda que siempre es lo mejor. Y como somos tan ensimismados, sigue pidiendo, buscando, tocando y que recibirás. Encontrarás y se te abrirá el corazón para recibir las cosas buenas del buen Padre celestial.

Padre Ruskin Piedra, C.Ss.R. Brooklyn, N.Y.

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15 de marzo, San Clemente Hofbauer, C.Ss.R.1 Corintios 3:6-11; Salmo 117; Lucas 10:1-9

Clemente nació en Tasswitz, Moravia, en 1751. Cuando tenía 16 años, su padre y siete de sus 11 hermanos habían muerto, así que Clemente trabajaba en los campos para ayudar a su madre. Más tarde se hizo panadero.

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Pero además, siguió una educación para llegar a convertirse en sacerdote. También pasaba el tiempo como ermitaño para profun-dizar en su relación con Dios y hacía peregrinaciones anuales a Roma. En uno de sus viajes, en 1784, con su amigo Thaddeus Hubble, buscó una joven congregación misionera, los Redentoristas. Pronto fue ordenado sacerdote y enviado al norte a Polonia, para llevar a la congregación más allá de Italia, donde había sido establecida por San Alfonso en 1732. Desde allí, los Redentoristas se extendieron por Europa y todo el mundo.Hay dos cosas notables sobre la vida de San Clemente. El prime-ro fue su determinación de cumplir su misión, sin importar qué. La segunda fue su convicción de que, para hacerlo, necesitaba la ayuda de los laicos. Por eso formó grupos que llamó Círculos y más tarde Oblatos, que hoy en día conocemos como Misioneros Laicos Redentoristas. Le damos las gracias por su herencia: su visión y su fervor misionero.

Padre Thomas Travers, C.Ss.R. Esopus, N.Y.

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16 de marzo, sábado de la primera semanaDeuteronomio 26:16-19; Salmo 119; Mateo 5:43-48

Durante estos primeros días de Cuaresma, tratamos de orientarnos sobre cómo proceder a lo largo de estas semanas de preparación para la Pascua. Algunos de nosotros renunciamos al chocolate o la cerveza o a nuestro programa o videojuego favorito. Pero hagamos lo que hagamos, sólo nos ayudará si nos hace más conscientes de lo que nos dice la primera lectura del Deuteronomio: que somos “un pueblo sagrado para el Señor” (26:19).Debemos alejar de nosotros aquello que nos aleja del camino del Señor o nos vuelve insensibles a su voz, porque él es nuestro Dios y nosotros “debemos andar por sus caminos, cumplir sus estatutos y escuchar su voz” (26:17).

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Aunque negarse a uno mismo es una parte esencial de la Cuares-ma, Jesús nos muestra en el Evangelio una actividad todavía más importante: el amor entendido como hacer el bien en las situaciones difíciles. Así como Dios “hace que su sol salga sobre los malos y los buenos” (Mateo 5:45), nuestras buenas obras no se pueden limitar a nuestra zona de confort. ¿Hay algún acto bueno y necesario que he estado evitando? Aho-ra es el momento de hacerlo. Eso es lo que nos acerca a Dios en Jesucristo.

Padre Karl Esker, C.Ss.R. Brooklyn, N.Y.

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17 de marzo, segundo domingo Génesis 15:5-12, 17-18; Salmo 27; Filipenses 3:17–4:1; Lucas 9:28-36

Con su transfiguración, Jesucristo nos indicó que la verdadera feli-cidad consiste en la unión con Dios. En esta unión el ser humano cambia, se transfigura.La transfiguración es la más sublime experiencia de la humanidad redimida, que ya no se presenta en la fealdad del pecado sino en toda la belleza que la divinidad comunica a nuestra condición humana. En este itinerario cuaresmal aprendamos a tener ojos transfigurados para ver lo que resplandece más y oídos transfigurados para escu-char la voz más sublime y verdadera: la del Padre que se complace en el Hijo. Así seremos signo concreto del amor vivificante de Dios para todos nuestros hermanos, especialmente para quien sufre, para los que se encuentran en soledad y abandono, para los enfermos y para quienes, en distintas partes del mundo, son humillados por la injusticia, la prepotencia, y la violencia. Sólo si nos dejamos tocar por el Señor, nuestros sentidos serán capaces de ver y de escuchar lo que hay de más bello y gozoso en Dios, y en los hombres divinizados por Aquel que resucitó entre los muertos.

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Pongamos en manos de Santa María la meta de nuestra verdadera “transfiguración” en su Hijo Jesucristo.

Padre Gustavo Arias Gómez, C.Ss.R. Manizales, Colombia

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18 de marzo, lunes de la segunda semanaDaniel 9:4-10; Salmo 79; Lucas 6:36-38

Al entrar en la segunda semana de Cuaresma, la Palabra del Se-ñor nos llama a reconocer nuestro pecado. La palabra del profeta Daniel nos llama a admitir nuestro pecado personal ante Dios y a buscar el perdón.También nos llama a reconocer el pecado de la Iglesia Católica, a nuestros Estados Unidos y al mundo, y a buscar el perdón. ¡Todos nos hemos desviado! Sin embargo, Daniel también nos recuerda que, a pesar de nuestros pecados, Dios está lleno de compasión, y perdón para todos los que regresan a él.En el Evangelio de hoy, Jesús nos recuerda que debemos ser tan compasivos, indulgentes, y generosos en todo lo que pensamos, decimos y hacemos como Dios es para cada uno de nosotros.Una buena manera de medirnos esta Cuaresma sería mantener nuestros ojos firmemente en la cruz. Si queremos comprender mejor la compasión, el perdón, y la generosidad de Dios, debemos colo-carnos al pie de la cruz.Hay un dicho que ha permanecido conmigo durante mucho tiem-po. Lo cito aquí mientras estamos parados debajo de la cruz: “En-tender significa estar debajo. Eso significa que debemos mirar hacia arriba, y esa es una buena manera de entender”.Oh Jesús, colgado en la cruz, llena mi corazón, mente, alma y fuer-za con tu compasión, perdón y generosidad. Lléname de entendi-miento. ¡Que así sea!

Padre Denis J. Sweeney, C.Ss.R. Bethpage, N.Y.

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19 de marzo, San José2 Samuel 7:4-5, 12-14, 16; Salmo 89; Romanos 4:13, 16-18, 22;

Mateo 1:16, 18-21, 24

Hoy la Iglesia interrumpe el humor solemne de la Cuaresma para celebrar la solemnidad de San José, esposo de la Santísima Virgen María y padre adoptivo de Jesús. Aunque es una figura central en la vida de la Sagrada Familia, aparece en los Evangelios sólo durante las narrativas de la infancia y cuando Jesús se pierde en el Templo.En el momento en que, “María, su madre, desposada con José y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo” (Mateo 1:18). Sospechando que el emba-razo de María había sido el resultado de su infidelidad, “José, su es-poso, como era un hombre justo y no quería exponerla a la vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto” (Mateo 1:19). En las Escrituras, la palabra justo designa a una persona que es concienzuda en el cumplimiento de la ley por voluntad de Dios. Se enfrentó a un gran dilema al tener que decidirse entre su amor por María y las exigencias de la ley.La decisión que tomó José nos dice algo importante sobre él. Este hombre justo quería hacer lo correcto sin humillar públicamente a la mujer a la que amaba.En pocas palabras, la justicia es esa virtud por la cual uno hace lo que es correcto evitando al mismo tiempo hacer cualquier daño. Oremos hoy para que San José nos ayude a ser personas justas—haciendo siempre lo que es correcto y evitando siempre hacer daño.

Padre Gerard Knapp, C.Ss.R. Brooklyn, N.Y.

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20 de marzo, miércoles de la segunda semanaJeremías 18:18-20, Salmo 31, Mateo 20:17-28

Jacobo y Juan simplemente no lo entendían. Mientras Jesús estaba

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explicando su misión a los Doce Apóstoles, ellos estaban más preo-cupados por el lugar donde debía sentarse cada uno. En sus mentes, el poder significaba menospreciar a alguien; para Jesús, el poder significa elevar a alguien. Para ellos, el poder signi-ficaba tener a alguien a su entera disposición; para Jesús, el poder significa estar al servicio de los demás. Para ellos, la gloria signifi-caba estatus social y prestigio; para Jesús, la gloria significa entregar su vida a la salvación de todos. Mientras ellos buscaban un trono de gloria, Jesús dijo que su trono sería la cruz.Los otros 10 se indignaron con Jacobo y Juan, no porque entendie-ran mejor a Jesús, sino porque Jacobo y Juan llegaron a Jesús antes que ellos. Podemos imaginar perfectamente a Jesús dando un gran suspiro y diciendo: “Muy bien, voy a empezar desde el principio. Decidme dónde os habéis perdido”.Con gran paciencia, pasó a enseñar a sus discípulos lo que es el au-téntico poder y la gloria: no el estatus o el prestigio o el pisar a otras personas, sino el servicio a los demás—cuidar los unos de los otros y levantar a los demás cuando se caen.Jesús define su misión como “rescatar cautivos”. Esa también es nuestra misión. Jesús nos pide que hagamos el uno por el otro lo que él hace por nosotros. Nos pide que invirtamos lo mejor de no-sotros mismos en trabajar para liberarnos los unos a los otros de lo que nos mantiene cautivos.

Padre Gerard H. Chylko, C.Ss.R. Philadelphia

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21 de marzo, jueves de la segunda semanaJeremías 17:5-10; Salmo 1; Lucas 16:19-31

El rico epulón no ayudó a Lázaro. Lázaro murió y fue al cielo. El rico epulón murió y se fue al lugar del tormento cosa que entende-mos como el infierno. El rico epulón le pide a Dios a que le envíe Lázaro para consolarlo. Pero Dios le dice que entre el rico epulón y Lázaro había una barrera que nadie podía cruzar.

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Hoy nos dice el profeta Jeremías: “Yo, el Señor, sondeo la mente y penetro el corazón, para dar a cada uno según sus acciones, según el fruto de sus obras”. Esa barrera entre ricos y pobres, entre los que tienen demasiado cosas y los que ni tienen lo necesario para vivir, esa barrera la Podemos cruzar mientras vivimos en la tierra. El rico epulón la podía haber cruzado si él hubiera dicho: “Lázaro, buen día! ¡Dios mió, Lázaro! ¿Cómo te pasó esto? Por favor, déjame ayudarte. Permíteme enseñarte ese amor que nuestro querido Dios nos pide compartir los unos con los otros”. La Cuaresma es tiempo cuando recordamos lo mucho que Jesús nos ama. La Cuaresma nos invita no solo a cruzar las barreras entre ricos y pobres sino a eliminarlas, sin importar cuánto nos cueste.

Padre Martín Deely, C.Ss.R. Esopus, N.Y.

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22 de marzo, viernes de la segunda semanaGénesis 37:3-4, 12-13, 17-28; Salmo 105; Mateo 21:33-43, 45-46

La sangre manaba de la salvaje herida en el joven soldado, y su último aliento fue un llanto por su madre. Reclutado meses antes, se marchó sin mirar atrás. Considerado un chico malo, bebía, hacía trampas en las cartas y abusaba de sí mismo y de los demás. Nadie se lamentó por él, y su cuerpo quedó abandonado en el barro frío . . . pero el Padre estaba allí.A lo largo de los siglos, muchas personas han muerto en los campos de batalla, en los callejones y en las camas, sin saber que el Padre estaba allí. Desde la eternidad los ha amado y, de manera cuidadosa y maravillosa, los ha unido en el vientre materno. Y en la muerte los ha tratado justamente.Al morir, José habría recordado el aljibe en la primera lectura de hoy del Génesis. Vendido como esclavo por sus hermanos a cambio de 20 piezas de plata, sabía que Dios estaba con él y que, por su gracia, los demás lo llegarían a entender.

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La fe es la gracia de conocer al Padre. Él nos guía con providencia divina y conoce todos nuestros mañanas. Él está en las cisternas con sus hijos e hijas, alimentando el creci-miento y la integridad.Con gratitud y seriedad, meditemos sobre esto.

Padre Thomas Siconolfi, C.Ss.R. Ephrata, Pa.

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23 de marzo, sábado de la segunda semanaMiqueas 7:14-15, 18-20; Salmo 103; Lucas 15:1-3, 11-32

En la historia del Evangelio del Hijo Pródigo, la única persona que no está feliz al final es el hermano mayor que no puede olvidar. El ministerio de Jesús tiene que ver con regocijarse en el amor de Dios: la manera en que Dios hace las cosas, el plan de Dios. El hijo mayor de la historia tenía su propio plan. Nosotros normal-mente también tenemos nuestros propios planes, y nos quedamos atascados.Sería un trabajo duro para el hermano mayor unirse a la celebra-ción. Significaría dejar de lado sus juicios, su ira y su sentido de derecho.San Óscar Romero dijo que difícilmente podemos imaginar el per-dón perfecto y el amor por todos de Dios. “El Reino siempre está más allá de nosotros”, dijo.Perdonar perfectamente al otro—como hace Dios—está más allá de nosotros. Romero continúa: “Hay una sensación de liberación al darse cuenta de que. . . . Puede que esté incompleto, pero es un co-mienzo, un paso en el camino, una oportunidad para que la gracia de Dios entre y haga el resto . . “.Debemos intentar ir más allá de la postura del hermano mayor, de-bemos intentar aprovechar la oportunidad de perdonar, de suspen-der el juicio como hizo el padre en la historia.

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No haremos esto perfectamente. Pero nos ayudará a acercarnos más a la fiesta, al reino.

Padre Robert Harrison, C.Ss.R. Saratoga Springs, N.Y.

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24 de marzo, tercer domingo Éxodo 17:3-7; Salmo 95; Romanos 5:1-2, 5-8; Juan 4:5-42

(lecturas opcionales)

Un pozo es algo esencial para la vida de una comunidad, en un lugar tan árido como es la Tierra Santa. El trabajo de sacar el agua, era un trabajo tradicionalmente hecho por las mujeres. Allí en el pozo se congregaron muy temprano, antes de la madrugada. Nadie quería hacer tal labor bajo el sol candente del día. El pozo era el lugar de encuentro entre las mujeres, que durante el día estaban ocupadas en las tareas de casa y familia. Allí intercambiaron, noticias y recetas, conversaciones de la vida cotidiana, y por supuesto chismes. La mujer samaritana viene al pozo, sola, y a medio día. Papa Fran-cisco habla mucho de la gente que vive la periferia de la sociedad. La Samaritana era allí. Los judíos piadosos despreciaban los samarita-nos por sus costumbres paganos. Ella, con su historia romántica de muchos esposos y hombres, no fue bienvenida entre las damas de la comunidad. Seguramente muchas veces la Samaritana era el objeto de los chismes mas jugosos. Allí, sola, aislada, en el margen de la sociedad decente, ella encuentra a Jesús.Empieza una conversación que van en dos niveles. Hay conversación sobre el pozo, el agua, cuan difícil es sacar agua. Jesús eleva la con-versación. El usa el agua como una imagen. El dice el puede ofrecer agua viva de un manantial de aguas profundas e limpias, que puede quitar su sed. El ofrece a ella una relación. En la conversación de sus amores equivocados, el con compasión y verdad, restaura para ella su dignidad perdida. Jesús la escoge para recibir la revelación de ella esta conversando con el Mesías tan esperado.

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Al instante ella se vuelve a la comunidad y habla de Jesús. “Vengan a ver el hombre que me ha revelado todo lo que he hecho. ¿Podría ser que el Mesías?”Asignación: Escucha “La Samaritana” por Marta Reyes en YouTube.

Padre John McKenna, C.Ss.R. Brooklyn, N.Y.

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25 de marzo, La AnunciaciónIsaías 7:10-14, 8:10; Salmo 40; Hebreos 10:4-10; Lucas 1:26-38

Caminando por estos días de cuaresma celebramos hoy La Anun-ciación del Señor a la Virgen María por el Arcángel Gabriel, una fiesta que nos enseña que los ojos de Dios miran de una manera muy diferente a los nuestros.Dios elige a una humilde joven, no acostumbrada a ser tenida en cuenta, para ser la Madre de su Único y Amado: Jesucristo. Su nom-bre es María, y será ella quién hará realidad la promesa salvífica de Dios. El sí que pronuncia María es un sí lleno de fe hasta el final.Pedimos hoy una fe grande. Un poder decir si aún en medio de luces, sombras, y cruces.María nos acompaña con su ayuda, su estímulo, y su consuelo. Siguiendo a Jesús con María, llegaremos un día a la casa del Padre para estar con el para siempre.

Padre Blas Cáceres, C.Ss.R. Philadelphia

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26 de marzo, martes de la tercera semanaDaniel 3:25, 34-43; Salmo 25; Mateo 18:21-35

Dios no castiga aunque en la primera lectura del profeta Daniel declare que sí va a hacerlo. Lo que hizo Hitler en Alemania a 11

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La Anunciación

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millones de personas—seis millones de ellas judíos—hizo que muchas personas, incluyendo teólogos, observaran que esas muertes no fueron una obra de Dios a través de Hitler para castigar a los pecadores.Todos somos pecadores, pero cuando Jesús resucitó de entre los muertos, no castigó a aquellos que lo mataron o renegaron de él. En el Evangelio, el tema es el perdón. Como cantaba Don Henley en la canción “The Heart of the Matter”, el tema es el perdón. El perdón implica a todo nuestro ser, y perdonar no siempre es lo más fácil. El perdón es difícil, y a veces no perdonamos perfecta-mente, aunque podemos perseverar en el perdón. ¿Quién dijo que la vida sería fácil?Sigue perdonando a la gente. Jesús lo hizo.

Padre James McCabe, C.Ss.R. Bethpage, N.Y.

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27 de marzo, miércoles de la tercera semanaDeuteronomio 4:1, 5-9; Salmo 147; Mateo 5:17-19

El sistema de posicionamiento global (GPS) es un invento maravi-lloso, si lo obedeces! Recuerdo que alguien me dijo que su esposo estaba convencido de que el GPS estaba equivocado, siguió sus ins-tintos y se perdieron irremediablemente. Las escrituras de hoy nos ofrecen una meditación sobre la ley, y en última instancia nos dicen que la ley es similar a una GPS lo que ayuda a guiarnos a Dios. En la primera lectura de hoy, Moisés habla a los israelitas antes de su muerte y su entrada a la Tierra Prometida. Él les ruega que sigan la ley que han recibido de Dios. Si cumplen la ley, podrán decir: “Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios, siempre que lo invocamos?” (Deuteronomio 4:7).La ley en las Escrituras no es tanto un conjunto de reglas y regula-ciones como una guía que nos puede llevar a la presencia de Dios.

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Es un regalo de Dios a su pueblo. Obedecemos la ley no porque tengamos que hacerlo sino porque buscamos la presencia amorosa de Dios. El salmo responsorial de hoy alaba al Dios que nos reveló su pala-bra y ordenanzas: “Él no ha hecho así por ninguna otra nación; no ha dado a conocer sus ordenanzas” (Salmo 147:20). La ley de Dios es algo maravilloso si la obedeces y permites que te guíe hacia una relación más profunda con nuestro Dios amoroso.

Padre Joseph Tizio, C.Ss.R. Boston

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28 de marzo, jueves de la tercera semanaJeremías 7:23-28; Salmo 95; Lucas 11:14-23

El ruido es una de las aflicciones de la vida moderna y podemos ser fácilmente absorbidos en su vórtice, incluso llegando a volver-nos adictos a él. Pero necesitamos desesperadamente el silencio, el ambiente adecuado para escuchar la voz de Dios.Y si le damos a Dios media oportunidad, experimentaremos cuán amoroso es su voz. El silencio, para algunos, equivale a la soledad o el vacío. Pero el silencio sagrado está lejos de estar vacío. En lugar de ello, crea la posibilidad de estar a solas con Dios, aquél que es siempre afectuoso, gentil y dador de vida—Dios, que siempre nos está diciendo, como en la primera lectura de Jeremías de hoy: “Yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo” (7:23). Jesús tiene que ver con la liberación, como deja totalmente claro el Evangelio de hoy, donde se deja hablar a un hombre “mudo” para que finalmente escuche su propia voz y sea escuchado. Nos asegura Jesús, “Pero si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios”. (Lucas 11:20). Nuestra práctica cuaresmal se vuelve egoísta si no nos empodera para que hagamos lo mismo, para levantar a todos aquellos cuya voz ha sido silenciada o marginalizada.

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Así que “estemos con Cristo, no contra él”, permitiendo que los heridos y los oprimidos descubran su voz, trabajando por la justi-cia del reino de Dios, nacida desde una escucha íntima y profun-damente atenta a la voz empoderadora y afectuosa de Dios en el silencio sagrado.

Padre Francis Gargani, C.Ss.R. Brooklyn, N.Y.

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29 de marzo, viernes de la tercera semanaOseas 14:2-10; Salmo 81; Marcos 12:28-34

¿Cuántas veces nos hemos encontrado con fanáticos exaltados levantando su dedo índice a cualquiera que les prestara atención y gritando: “¡Somos el número 1!”? Número 1 en deportes, número 1 en prestigio, número 1 en todo.En el Evangelio de hoy, también encontramos el “síndrome del número 1”. Dadas las más de 600 leyes de la Torá, ¿cuál ley es la número 1? Esta fue la pregunta que le hizo el escriba a Jesús, quien respondió citando el Deuteronomio 6:4-5:

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.

Este pasaje, la Shema, los escribas lo habían memorizado y estaban familiarizados con él. Pero Jesús va un paso más allá y añade: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Esto significa más que solo ser igual; significa poner a otras personas por delante de uno mismo. Si hacemos un hábito de hacer esto, estaremos en el verdadero camino hacia la alegría y la felicidad.

Padre John Harrison, C.Ss.R. Timonium, Md.

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30 de marzo, sábado de la tercera semanaOseas 6:1-6; Salmo 51; Lucas 18:9-14

Las dos figuras en el evangelio hoy, el fariseo y el publicano, nos ofrecen dos contrastes bien marcados en cuanto a su proceso es-piritual. El fariseo aparentemente está más cerca de Dios por sus buenas obras. Sin embargo, la frase que lo aparta de Dios y de los demás es: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás, menos como ese publicano”. Es autosuficiente, encerrado en sí mismo. Se ha olvidado de algo fundamental, o sea, que él es precisamente como los demás. Es un ser humano y, por ende, frágil, limitado y vulnerable. Es incapaz de decir como el publicano: “Oh Dios, ten compasión de este pecador”. El publicano, sí, reconoce que es un ser incompleto y necesita conversión y transformación. Sabe muy bien que es como los demás—no aparte, sino una parte de ellos con sus luchas y con-flictos. Por ende, probablemente está más dispuesto a ser compasivo y misericordioso porque se identifica con ellos en su humanidad común. No cabe duda. El comienzo de compasión y misericordia hacia los demás de nuestra parte es reconocer que, sí, somos como ellos de muchas maneras y tener como una petición nuestra constante: “Oh Dios, ten compasión de este pecador”.

Padre Mark Wise, C.Ss.R. Newton Grove, N.C.

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31 de marzo, cuarto domingo Josué 5:9, 10-12; Salmo 34; 2 Corintios 5:17-21; Lucas 15:1-3, 11-32

Este es el domingo de la alegría, llamado Laetare, en la liturgia. El Señor se regocija, la gente se regocija, y el hijo que regresa se alegra. Todos son felices excepto el hijo mayor, que está triste y lleno de quejas. No quiere entrar a la fiesta ni participa de la alegría del Padre que recibe al hijo que regresa.

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Esta tristeza es la que el Papa Francisco nos invita a superar. La santidad es el paso de la tristeza perfeccionista a la alegría de la gratitud. Podemos vivir la vida cristiana responsablemente pero sin disfrutar del gozo del Espíritu Santo. Para que esa alegría llegue, es necesario pedir perdón, recibir el perdón, y otorgar el perdón. Es la invitación que San Pablo les hace a los corintios en la segunda lectura de hoy. Saberse misionero del Redentor es ser embajador de la alegría de la reconciliación.El Señor nos conceda llegar a la Pascua con la alegría de los que, habiendo hecho la experiencia de la sed y el hambre de Dios, de perdón y del abrazo del Padre, perdonan a los hermanos, celebran el gozo de la paz, y participan de lo que son y tienen en la mesa de la “Casa común”. Con María, cantemos la alegría de quien sabe que la fiesta del amor y la gracia, dura para siempre si agradecemos el perdón y lo ofrece-mos sin condiciones.

Padre Miguel Ángel Chabrando, C.Ss.R. Córdoba, Argentina

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1 de abril, lunes de la cuarta semanaIsaías 65:17-21; Salmo 30; Juan 4:43-54

El mundo llama a este día el “día de las bromas de abril” (o día de los inocentes de abril). Algunos gastan bromas a los demás, a me-nudo añadiendo el comentario “¡Inocente!”. A medida que avanza este mes, sin embargo, consideramos, cada vez más, que el mayor inocente fue nuestro redentor, Jesucristo.Él dejó de lado su divinidad, como nos dice San Pablo, para asumir nuestra condenada naturaleza humana. La vida entera de Jesús, empezando por su nacimiento en un establo, apuntaba a su muerte agonizante en la cruz. Fue azotado, coronado con espinas y clavado en la cruz. Cristo, nuestro rey, fue humillado por los soldados romanos, ridiculizado

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por los sacerdotes de Israel y condenado por Pilato, un político romano. Él sabía que todo esto ocurriría mucho antes de que Adán pecara.Mirando hacia el futuro desde el día de las bromas de abril, ¿qué es lo que vemos para nosotros mismos? ¿Nos darán los días restantes de Cuaresma un mayor entendimiento del enorme amor que Cristo demostró por nosotros y por nuestros iguales pecadores?¿Responderemos a su amor haciendo sacrificios nosotros mismos? ¿Imitaremos a Cristo ayudando y cuidando a los demás, incluso si no parecen darse cuenta o no nos lo agradecen? San Pablo llamó a Cristo “un tonto por nuestro bien”. ¿Nos conver-tiremos nosotros en tontos para los demás al acercarse el Viernes Santo? Quizás este abril notemos que nos estamos convirtiendo en tontos por el amor de Cristo.

Padre Joseph Krastel, C.Ss.R. Annapolis, Md.

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2 de abril, martes de la cuarta semanaEzequiel 47:1-9, 12; Salmo 46; Juan 5:1-16

En el Evangelio de hoy, en la piscina de Bethesda, Jesús sana a un hombre que había estado lisiado durante 38 años. La gente tenía por entonces la creencia supersticiosa de que un ángel agitaba periódicamente las aguas de la piscina y eso, si las personas se sumergían en la piscina en ese momento, serían sanadas de cual-quier enfermedad. El hombre lisiado no tenía a nadie para que lo llevara al piscina, así que siempre se perdía la oportunidad de ser sanado.Jesús ve al hombre y simplemente le dice “Levántate, toma tu cami-lla y anda”. El hombre lo hace y es sanado. Lo imposible sucede. Este incidente nos hace ver que el poder de Dios nunca prescinde del esfuerzo humano. Dios siempre trabaja con nuestra coopera-ción. Juntos, Dios y nosotros, conseguimos lo imposible. Dios y

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nosotros respondemos a nuestras oraciones.Oramos y rogamos por todo tipo de cosas. Necesitamos seguir pidiendo—pero también tenemos que tomar medidas.Tenemos que seguir orando como si todo dependiera de Dios, pero también tenemos que seguir haciendo como si todo dependiera de nosotros.Dios sigue obrando milagros pero sólo con nuestra cooperación.

Padre John McGowan, C.Ss.R. Long Branch, N.J.

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3 de abril, miércoles de la cuarta semanaIsaías 49:8-15; Salmo 145; Juan 5:17-30

Jesús es criticado por los judíos por haber curado un paralítico en el día de reposo. Los judíos enseñaban que en el día de sábado no se podía trabajar pues Dios mismo descansó y no trabajó en el séptimo día de la creación (Éxodo 20:8-11). Para Jesús, la obra creadora no terminó. Jesús colabora con el Padre, dando continuidad a la obra de la creación. Este texto revela algo del misterio de la relación entre Jesús y el Padre. Jesús, el Hijo, vive en atención permanente ante el Padre. Aquello que ve hacer al Padre, lo hace también él. Con la palabra de Jesús, se inició una nueva creación. Jesús, hoy tú quieres enseñarme que lo más valioso en esta vida es estar en unión con el Padre para hacer su voluntad en mi vida. Se-ñor, tú que viniste a este mundo para enseñarnos la aceptación del querer de Dios en la vida de cada hombre, ayúdame a estar unido a ti y a descubrir lo que Dios quiere de mí.

Padre Edmundo Molina, C.Ss.R. Baltimore

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4 de abril, jueves de la cuarta semanaÉxodo 32:7-14; Salmo 106; Juan 5:31-47

“Entonces Dios le dijo a Moisés, ‘Los he estado observando, y me he dado cuenta de que son muy tercos’” (Éxodo 32:9).El término terco fue completamente entendido por las personas, para las cuales el buey era el animal doméstico más común, fre-cuentemente usado para arar. El arado era normalmente realizado con dos bueyes. Mientras el arador guiado el arado, él cargaba un aguijón en una mano; con él pinchaba la parte trasera de las patas de los bueyes para incrementar su velocidad o sus cuellos se torcían. Si el buey era difícil de controlar, se le llamaba terco.Su figura era usada en las Escrituras para expresar la terquedad, espíritus intratables de personas que no eran responsivos a la mano guiadora de Dios. Y no era un cumplido.¿Cuáles son las características de las personas tercas?

1. Con certeza están en lo correcto2. No aceptan escuchar a alguien más3. Son defensivos cuando se critican4. Ponen excusas por sus deficiencias5. Arremeten contra otros6. No desean examinar su propia vida7. Patrón repetitivo de mal comportamiento8. Oración sin arrepentimiento

En esta cuaresma, nosotros le pedimos a Nuestro Dios que derribe los espíritus de los tercos en nosotros: para suavizarnos, limpiarnos, renovarnos y alistarnos para escuchar Su Palabra.En esta Cuaresma, es hora de abandonar la terquedad.Con agradecimientos para el Dr. Ray Pritchard

Padre Gerard H. Chylko, C.Ss.R. Philadelphia

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5 de abril, viernes de la cuarta semanaSabiduría 2:1, 12-22; Salmo 34; Juan 7:1-2, 10, 25-30

En su Evangelio, San Juan hace hincapié en el hecho de que Jesús entregó su vida por nosotros. Tal y como Jesús dice al pueblo: “Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla. Nadie me la arrebata; la entrego libremente” (Juan 10:17-18).Durante la vida de Jesús, algunos intentaron matarlo, pero no fueron capaces porque su hora aún no había llegado. Cuando Jesús era un niño, el Rey Herodes lo buscó sin éxito para matarlo. En Nazaret, sus vecinos intentaron arrojarlo desde un precipicio, pero él caminó a través de ellos. En varias ocasiones, como leemos hoy en el Evange-lio, los líderes religiosos planearon arrestarlo y matarlo, pero fueron incapaces de hacerlo.Juan nos enseña muy claramente que Jesús realmente deseaba cum-plir la voluntad del Padre y dar su vida por nosotros. Su sacrificio en la cruz es un acto de profundo amor.Hoy celebramos la fiesta de San Vicente Ferrer, un sacerdote domi-nicano que vivió entre 1369 y 1419. No fue un mártir pero entregó su vida al Evangelio. Trabajó incesantemente por la unidad de la Iglesia durante una época de grandes divisiones. Vicente, siguiendo el ejem-plo de Jesús, sirvió a la Iglesia fielmente cada día.Nuestro objetivo en la Cuaresma es seguir a Jesús más fielmente en nuestra vocación. Al continuar este día, pidamos a Jesús, a través de la intercesión de San Vicente, la generosidad y el amor que necesita-mos para entregar nuestras vidas por él y el Evangelio.

Padre Sean McGillicuddy, C.Ss.R. New York City

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6 de abril, sábado de la cuarta semanaJeremías 11:18-20; Salmo 7; Juan 7:40-53

Hoy vivimos en un mundo de ellos y nosotros. Estamos divididos en estados rojos y estados azules, en amigos y enemigos.

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Jeremías tenía enemigos, y quería venganza. Jesús tenía enemigos y ofrecía perdón.Nuestras dos lecturas de hoy nos dan dos formas de responder a la oposición: la venganza y el perdón. ¿Dónde estaremos de pie, con Jeremías o con Jesús?Con un simple gesto, Gandhi perdonó al hombre que le había dis-parado. Gandhi estuvo de parte de Jesús.San Agustín dijo: “Si estás sufriendo la injusticia de un hombre malo, perdónalo para que no haya dos hombres malos”. Agustín también estuvo de parte de Jesús.La última línea del Evangelio de hoy lo dice todo: “Entonces todos se fueron a su casa” (Juan 7:53). Cerraron sus puertas y cerraron sus corazones. Se alejaron de las personas que no estaban de acuerdo con ellos. No querían escuchar.Jesús habló a los corazones de las gentes: “Nunca antes ha hablado nadie como este hombre” (Juan 7:46). Pero su mensaje era difícil de asimilar: perdona a aquellos que te han hecho daño.Nuestro mundo nos dice que cosechamos lo que sembramos. Jesús nos pide que detengamos el ciclo de la violencia y el dolor.¿Qué lado escogerías?

Padre Francis Skelly, C.Ss.R. Bronx, N.Y.

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7 de abril, quinto domingo Isaías 43:16-21; Salmo 126; Filipenses 3:8-14; Juan 8:1-11

En junio de 2015, un supremacista blanco de 21 años llamado Dylann Roof atacó brutalmente a los fieles afroamericanos de la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel, en Charleston, Carolina del Sur. Nueve personas fueron asesinadas y muchas otras resultaron gravemente heridas. Cuando Dylann fue llevado ante el tribunal federal, los familiares de las víctimas recibieron permiso para hacer declaraciones ante el juez.

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A pesar de su profundo dolor, todos expresaron un mensaje uni-ficado de perdón. Su decisión de perdonar impactó y horrorizó a muchos en el tribunal. Pero en lugar de actuar por odio, estas personas semejantes a Cristo demostraron el poder del perdón, la misericordia, y el amor.Jesús vino a nuestro mundo no para condenar nuestros pecados sino para empoderarnos y permitirnos superar el pecado y aceptar el re-galos de Dios: el perdón, la misericordia, y la vida eterna. El perdón y la reconciliación son valores fundamentales de las enseñanzas de Jesús, pero a menudo son pasados por alto cuando la gente busca justicia.Tal y como escuchamos en el Evangelio de hoy, los fariseos y los escribas exigieron que Jesús condenara a una mujer que había sido pillada en acto de adulterio. En lugar de condenarla, él ofrece a la mujer los regalos del perdón y la nueva vida. Simplemente le dice: “ve y no peques más”. Jesús demuestra que él es la encarnación de la misericordia, la compasión, y el perdón de Dios.No importa cuáles sean nuestros pecados o nuestras faltas, Dios está dispuesto a perdonarnos. ¿Estamos dispuestos a dar el mismo regalo a los demás? En lugar de juzgar, deberíamos ser como Jesús: deberíamos ayudar a nuestros hermanos y hermanas a reconocer sus errores y animarlos a cambiar.Que el Dios de la compasión, la misericordia, y el amor nos bendi-ga mientras proseguimos nuestro camino cuaresmal.

Padre John McLoughlin, C.Ss.R. Ephrata, Pa.

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8 de abril, lunes de la quinta semanaDaniel 13:1-9, 15-17, 19-30, 33-62; Salmo 23; Juan 8:12-20

En la primera lectura, Daniel, como un investigador vigilante, sacó a la luz la verdad que condena a los que mintieron. También nos habla de la prueba de Susana y su lealtad a la ley ante una acusación falsa.

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La sabiduría de Daniel como instrumento de Dios muestra que Dios está siempre con nosotros, especialmente en la oscuridad de las injusticias y dificultades en nuestras vidas. Esta lectura de cua-resma nos insta a permanecer fuertes, valientes y leales a vivir nues-tra fe, especialmente frente a la persecución y una cultura egoísta.El evangelio de hoy nos da la razón para ser fuertes y valientes al vivir nuestra fe. Jesús es la luz que ha venido al mundo. Aunque po-demos sentir que estamos caminando en la oscuridad, Jesús está allí con nosotros guiándonos. Él nos da la luz de la vida.A medida que continuamos el viaje a través de la cuaresma, es-peramos que nuestra oración y sacrificio de cuaresma nos hayan ayudado a descubrir una relación más cercana con el Señor y que él siempre está con nosotros. Que estas dos semanas finales antes de la Pascua nos iluminen con valentía, confianza, y conocimiento de que nuestro Señor está con nosotros siempre a través del poder de su Resurrección.

Padre Peter Sousa, C.Ss.R. Columbia, S.C.

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9 de abril, martes de la quinta semanaNúmeros 21:4-9; Salmo 102; Juan 8:21-30

Un símbolo del pecado se convierte en un símbolo del deseo de salvar de Dios. La historia que escuchamos hoy del libro de Nú-meros nos recuerda lo fácilmente que se endurecen los corazones de la gente. A pesar de presenciar numerosas señales de la voluntad de Dios llevada a cabo a través de Moisés—liberando al pueblo de Israel de la esclavitud y luego llevándolo al Monte Sinaí para aceptar la ofrenda de Dios de una alianza—Israel se convirtió en la Generación Kvetch: quejas, quejas, y más quejas.De “no hay agua” y “el agua es amarga” a “no hay comida” y “esta-mos cansados de este maná y necesitamos carne”, Israel mostró su falta de confianza.Pero cruzaron una línea cuando dijeron: “Tú nos trajiste aquí para

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morir”—un ataque a la misma naturaleza del Dios que da vida.Así que Dios envío serpientes para confrontar a Israel con su pe-cado. Dios hizo que los israelitas alzaran una serpiente de bronce como llamada al arrepentimiento. Todos los que la miraban arre-pentidos eran sanados.Jesús usó esta imagen para proclamar que su ser alzado en una cruz revelaría quién es. Cuando miremos la imagen de Cristo crucifi-cado durante estas semanas finales de Cuaresma, recordemos que Dios nos llama al arrepentimiento—y conozcamos el perdón y el amor que ofrece Dios a través del Hijo.

Padre James Wallace, C.Ss.R. Long Branch, N.J.

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10 de abril, miércoles de la quinta semanaDaniel 3:14-20, 91-92, 95; Daniel 3:52-56; Juan 8:31-42

¿Alguna vez te detuviste a pensar acerca del bien que puedes hacer con el buen ejemplo? Yo escuché una historia recientemente que da un ejemplo de reflexión.Un grupo de empresarios había acabado de terminar una reunión y tenían programado tomar un vuelo a otra ciudad para otra reunión importante. Uno de ellos miró por la ventana y vio un taxi vacío al otro lado de la calle. Ellos agarraron sus equipajes y corrieron hacia la puerta y cruzaron la calle para tomar el taxi. Al hacerlo, ellos tropezaron con un puesto de fruta y vegetales, pero no se detuvie-ron, siguieron su camino.Pero uno de los hombres se quedó atrás, recogiendo la buena fruta y vegetales y poniéndolos en el puesto de nuevo. Mientras lo hizo, él se dio cuenta que la señora que atendía el puesto era ciega. Él también se dio cuenta que había perdido el taxi.La señora siguió diciendo: “Tú debes ser Jesús: ¡Eso es lo que Él haría!”El caballero tomó otro taxi, pero lo agarró el tráfico, y perdió el

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vuelo. Así que obtuvo un pasaje para volar temprano la mañana siguiente—él llegó a tiempo a la junta después de todo porque esta había sido retrasada.¡Dios trabaja de maneras extrañas! El empresario fue recompensado por su buena acción. ¡Tú nunca sabes cómo van ocurrir las cosas, pero puedes estar seguro que Dios cuidará de ti!

Padre Eugene Grohe, C.Ss.R. Esopus, N.Y.

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11 de abril, jueves de la quinta semanaGénesis 17:3-9; Salmo 105; Juan 8:51-59

Cada vez que nosotros sacerdotes celebramos una boda, somos tes-tigos de una alianza. La pareja, en la presencia de Dios, se entregan el uno al otro en un pacto de amor. Ellos se aman tanto, se confían tanto que libremente ellos unen sus vidas con votos sagrados en un pacto de amor eterno. Como símbo-lo de su alianza, ellos dan y reciben un anillo: “Recibe este anillo, en señal de mi amor y mi fidelidad a ti”.En la primera lectura de hoy, Dios entra en una alianza con Abram y sus descendientes para siempre. La llama “un pacto eterno”. Es una expresión del amor total e eterno del amor que Dios tiene por su pueblo. El voto de Dios es, “Yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo”.El Antiguo Testamento esta repleto de las historias de las infideli-dades del pueblo a la alianza. Sin embargo el amor de Dios es cons-tante y fiel. La cruz de Jesús es como el anillo de matrimonio. Es la expresión visible del amor total de Dios que perdona a su pueblo.Mientras contemplamos Jesús crucificado, que sepamos que “El Señor se acuerda su alianza por siempre”.

Padre John McKenna, C.Ss.R. Brooklyn, N.Y.

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12 de abril, viernes de la quinta semanaJeremías 20:10-13; Salmo 18; Juan 10:31-42

Jesús nos dice en el Evangelio de hoy: “El Padre está en mí y yo estoy en el Padre” (Juan 10:38). Este es el mismo Jesús que nos dice desde la cruz que a través de su acto de sufrimiento y muerte, ha perdonado nuestros pecados y nos ha purificado de todo lo que se interponga en el camino de nuestra nueva vida. Cuando Jesús per-dona, no está solo. El Padre que está en Jesús y el Espíritu que está con el Padre y Jesús también hacen que esto suceda.Las palabras del Evangelio son palabras de compasión para los que creemos. A través del sacrificio de Cristo, somos abrazados en el misterio de la muerte al pecado, y luego a la nueva vida de la Resu-rrección. Esto es para que podamos ser verdaderamente la presencia de Dios en el mundo, una presencia que se extiende en silencio, que dice que estoy dispuesto a sufrir e incluso morir por ti si tengo que hacerlo, una presencia que es amor, compasión, perdón, Y com-prensión para todos aquellos con quienes nos contactamos.Hoy te damos gracias, Jesús, por morir por nosotros y abrazarnos en este acto de amor con el Padre y el Espíritu Santo. Hoy te da-mos gracias, Jesús, porque cuando morimos a nosotros mismos y a nuestro egoísmo, recordamos que a través de ti “el Padre está en mí y yo estoy en el Padre”.Te adoramos, Cristo, y te bendecimos porque a través de tu Santa Cruz has redimido al mundo.

Padre Ronald E. Bonneau, C.Ss.R. Annapolis, Md.

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13 de abril, sábado de la quinta semanaEzequiel 37:21-28; Jeremías 31:10-13; Juan 11:45-56

Meditando sobre la pasión de Cristo, el papa emérito Benedicto XVI escribió que, aunque todos los pecadores fueron autores de la pasión de Cristo, “la cruz es la superación del pecado a través del

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poderoso amor de Dios. . . . La sangre de Jesús no llora por el cas-tigo, es en sí misma expiación y reconciliación” (Muchas Religiones, Una Alianza, Ignatius Press, 1999). Mientras proseguimos nuestro camino cuaresmal, el Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre los llantos de nuestro tiempo. Vivimos en un mundo donde las personas lloran por todo tipo de razones, y lloramos con ellas, pero como cristianos, ¿cuáles son las razones por las cuales debemos llorar?No nos gusta oír a la gente llorar. Podemos elegir ignorarlos o incluso silenciarlos pero, cuando lo hacemos, lloramos contra Cristo. Estamos llamados a repetir el mismo llanto del amor que Cristo hizo en la cruz. Es nuestro modo de cargar nuestra cruz tras él. Este año la Cuaresma nos ofrece otra oportunidad de escuchar el llanto de la verdad y el amor, de repetir el llanto de Cristo que conduce a la alegría de la mañana de Pascua.

Padre Yvon Trémont, C.Ss.R. Palmite, St. Lucia, West Indies

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14 de abril, Domingo de la pasión (Domingo de Ramos)

Isaías 50:4-7; Salmo 22; Filipenses 2:6-11; Lucas 22:14–23:56

Los cristianos celebramos hoy el Domingo de Ramos. Comenza-mos la Semana Santa con gloria y dolor. Este domingo tiene dos elementos característicos: la entrada procesional y el evangelio de la Pasión. Las alabanzas que la multitud dedicó a Jesús en su entrada a Jeru-salén, con palmas y “hosannas”, y luego la Eucaristía, con las tres lecturas apuntando al drama de la cruz, sobre todo, el evangelio de la Pasión (Lucas 22:14-23, 56). La entrada de Jesús en la ciudad santa fue acompañada por un in-esperado entusiasmo por parte de la gente sencilla, pero él iniciaba esta última semana de su vida dispuesto a cumplir su misión con la muerte en la cruz.

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La pasión de Jesucristo

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Hoy al igual que ayer, a ejemplo de las multitudes que aclamaban a Jesús en su entrada a Jerusalén, vayamos cantando y glorificando a Dios, para celebrar sus maravillas. Con esta procesión hacemos nuestra profesión de fe en que la cruz y la muerte de Cristo son en definitiva una victoria.

Padre Edmundo Molina, C.Ss.R. Baltimore

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15 de abril, lunes de la Semana SantaIsaías 42:1-7; Salmo 27; Juan 12:1-11

Al adentrarnos en la solemnidad de la Semana Santa, nuestro Evangelio nos lleva hasta la casa de Marta, María, y Lázaro. Aquí Jesús se sienta a la mesa para cenar con estos amigos íntimos. Está en el umbral de su pasión y muerte, el gran misterio pascual que culminará en la resurrección. En ella, conseguimos nuestra reden-ción, y se nos presenta el reino de Dios.Isaías nos dice que este reino es un reino de justicia en el que a los ciegos se les dará la vista, los encadenados serán liberados, y los que viven en la oscuridad verán la luz. Como cristianos bautizados, estamos llamados a la obra del reino, pero primero aprendemos de María los verdaderos fundamentos de nuestro discipulado.Ella se arrodilla ante Cristo, unta sus pies con un caro perfume, y los seca con su pelo. ¡Qué hermoso es el gesto de María! Es total-mente humano pero a la vez divino. En este acto de humilde adoración, María se encuentra en una re-lación de amor con Jesús. La fragancia del preciado aceite impregna toda la casa, y María, envuelta por la fragancia de Cristo, es fortale-cida por la labor del santo discipulado.

Padre Anthony E. Michalik, C.Ss.R. Philadelphia

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16 de abril, martes de la Semana SantaIsaías 49:1-6; Salmo 71; Juan 13:21-33, 36-38

El siervo que sufre en Isaías 49 es un siervo oculto. Está oculto en el vientre materno cuando recibe su llamada, luego está oculto en la sombra del brazo de Dios, y finalmente está oculto como una flecha en su aljaba. Muchos siervos de Dios viven vidas ocultas: el Bautista escondido en el desierto; José y María ocultos en un pueblo rural aislado; Jesús oculto durante 30 de los 33 años de su vida. Muchos de nuestros grandes santos y doctores de la Iglesia han vivido vidas ocultas como ermitaños o se han dedicado a la contemplación. Es una paradoja de nuestra fe que estas personas ocultas hayan sido elegidas para ser las luces de las naciones y para dar gloria a Dios. Desde ermitas en el desierto, desde la calma monástica, desde las aterradoras alturas del mismísimo Monte Calvario, la luz ha brilla-do para iluminar a toda la raza humana: la gloria de Dios no pudo permanecer oculta por mucho tiempo.Este contraste entre el siervo oculto y la gloria de Dios regresa en el Evangelio, cuando Jesús afirma que su momento de mayor gloria es el momento en que su humanidad está más oculta, más doblegada, y más asolada: su crucifixión.

Padre Mark Owen, C.Ss.R. Baltimore

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17 de abril, miércoles de la Semana SantaIsaías 50:4-9; Salmo 69; Mateo 26:14-25

No hay más semana sagrada que la Semana Santa. Es una opor-tunidad para todos nosotros de reflexionar sobre cuatro puntos de nuestra preciosa fe:1. El tremendo amor que Dios nos mostró al morir en una cruz: “No hay amor más grande que esto, que dar la vida de uno por

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otro”. Jesús nos llama a amarlo a él ya los demás como él nos ama.2. El perdón de Dios de nuestros pecados: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que están haciendo”. Perdona nuestros pecados y nos llama a perdonar a los demás, e incluso a nosotros mismos, como él lo hace.3. Vivió y murió haciendo la voluntad de su Padre. Él nos llama a buscar y hacer la voluntad de Dios en nuestra propia vida, no nues-tra propia voluntad y deseos.4. Vivió y murió dando honor y gloria a su Padre. Oremos para que hagamos lo mismo.Reflexionemos sobre estos cuatro puntos de nuestra preciosa fe durante esta semana sagrada.

Padre Kevin Moley, C.Ss.R. Newton Grove, N.C.

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18 de abril, jueves SantoÉxodo 12:1-8, 11-14; Salmo 116; 1 Corintios 11:23-26; Juan 13:1-15

Hoy es Jueves Santo, cuando conmemoramos esa última cena que Jesús celebró con sus apóstoles. Es un día cuando prestamos una atención especial a la Eucaristía y su institución.Es interesante notar que el evangelio hoy según San Juan no incluye un relato sobre esa institución como los otros evangelistas. Nos presenta el lavatorio de los pies de los discípulos. Ese gesto es realmente lo esencial de la Eucaristía.Durante la misa, después de que el pan y el vino se consagran y se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, siempre escuchamos estas palabras: “Haz esto en memoria mía”. Entonces podríamos pensar que estas palabras son solo para celebrar la Cena del Señor.Sí, estas palabras son sobre el gran sacrificio que hizo Jesús el Viernes Santo, pero también son un llamado a actuar como lo hizo cuando lavó los pies de los discípulos. Así entregamos y derrama-

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mos lo que somos y tenemos en bien de los demás. Hoy es un día para pensar no solo sobre el pan y el vino, sino también sobre cómo podemos satisfacer las necesidades de los demás!

Padre Mark Wise, C.Ss.R. Newton Grove, N.C.

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19 de abril, viernes SantoIsaías 52:13–53:12; Salmo 31; Hebreos 4:14-16; 5:7-9; Juan 18:1–19:42

Hoy hace muchos años, Dios nos dio la muestra de amor más grande en la tierra. Nos entregó a su propio Hijo para que asumie-ra nuestras culpas con su pasión y crucifixión. El plan que Dios le propuso esta cumplido. Este día es dolor y la sensación de lo que significa estar sin Dios. Todo se reciente, todo se ve sin vida, y es un día donde se debe ex-perimentar la verdadera necesidad de Dios. La vida, pasión, crucifi-xión, muerte, y resurrección son el camino que necesitamos llegar a entender, lo que significa dar la vida por amor a Dios.Algo que Jesús nos enseña en este día es lo duro de la soledad, el abandono, la traición, y muchos otros momentos que Jesús vivió y nos mostró lo que vamos a tener que vivir en algún momento de nuestras vidas. La muestra más feroz de como el hombre rechaza el bien, como despreciamos a Dios por nada, es la parte donde el pe-cado nos hace ciegos y sordos para ver en verdad las cosas de Dios. Hoy Jesús nos entrega su Espíritu, Dios nos regala a través de un acto de amor, la salvación para el género humano. Todo está cum-plido por Dios. Le queda a cada uno hacer su parte o tarea. .

Padre Uriel Useda, C.Ss.R. Valle del Guamuez, Putumayo, Colombia

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20 de abril, sábado SantoGénesis 1:1-2:2; Salmo 104; Génesis 22:1-18; Salmo 16; Éxodo 14:15–15:1; Éxodo 15:1-6, 17-18; Isaías 54:5-14; Salmo 30; Isaías 55:1-11; Isaías 12:2-6; Baruch 3:9-15, 32-38, 4:1-4; Salmo 19; Ezequiel 36:16-28; Salmo 42 o

Isaías 12:2-6; Romanos 6:3-11; Salmo 118; Lucas 24:1-12

Cuando regresaron del sepulcro, las mujeres anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás. . . . pero todas estas palabras les parecían desvaríos y no les creían. —Lucas 24:9, 11

Nunca sabes cuánto crees realmente en algo hasta que su verdad o su falsedad se convierte en una cuestión de vida o muerte. Es fácil decir que crees que una cuerda es fuerte si únicamente la estás usando para atar una caja. Pero supón que tuvieras que colgar de esa cuerda por un precipicio. ¿No descubrirías primero cuánto realmente confiabas en él? —C. S. Lewis

¿Crees de verdad en la historia contada por las mujeres fieles ese primer Domingo de Pascua? ¿Crees realmente su historia de la resurrección de Jesucristo? Esta creencia no es una cuestión de vida o muerte, sino una cuestión de cómo vives tu vida.La creencia de que Jesucristo ya no es prisionero del sepulcro debe cambiar nuestras vidas. Hemos pasado por estos 40 días de Cua-resma en un intento de “adoptar a Cristo”, de arrepentirnos y de cambiar nuestra forma de ser. El mensaje que escuchamos en el Evangelio de Lucas significa que tenemos que continuar cambiando nuestra forma de ser.Cambiar nuestro corazón no es algo que deba terminar simplemen-te porque hayamos llegado al final de la Cuaresma. El Domingo de Pascua no es el final de nuestra vida, sino el comienzo de un nuevo día.La gente puede decirnos que somos demasiado obstinados para cambiar. Si la Cuaresma y el Domingo de Pascua nos enseñan algo, es que debemos estar siempre abiertos al cambio. Si aceptamos la creencia de que Jesús ha resucitado, no tenemos otra opción que cambiar.Jesús está vivo entre nosotros, y nos hace un llamamiento para que seamos personas mejores: que amemos a nuestros enemigos; que

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¡Cristo ha resucitado!

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cuidemos de los extraños, los hambrientos y los desamparados; que demos la bienvenida a aquellos que buscan consuelo y un nuevo hogar. Algunos pueden no creerse que esto se puede hacer—pero el mensaje de las mujeres fieles hoy es que debe hacerse.No tengas miedo, sino que vete a vivir una nueva vida que muestre el mundo que Nuestro Señor ha conquistado el pecado y la muerte. ¡Está vivo! No vivir estos próximos días del tiempo de Pascua como un nuevo discípulo del Señor significa que no creemos lo que vieron las mu-jeres. Creer en la resurrección se convierte en una cuestión de cómo vivimos nuestras vidas. Vivamos bajo la luz de Cristo resucitado.Que el Redentor Resucitado brille en cada uno de nosotros y nues-tras familias en este glorioso día de Pascua y durante el resto de nuestras vidas.

Superior Provincial Padre Paul Borowski, C.Ss.R. Brooklyn, N.Y.

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Los RedentoristasEn Él hay abundante redención. (Salmo 130:7)