RELATOS 1278………

(después de 37 años de docencia, aprendiendo a ser maestro)

Por: Edgar Quintero Quintero

¿Antes?...... ¿por qué antes? …. ¿Cuánto importa “antes”?

¿Durante?.... bueno, es pasado también……….ah no, pero puede ser presente, ahora…

¿Después? Eso sí…. Cómo me voy de aquí………

Saludo cordial, amiga mía, sí amiga mía, así fue como pediste que te nombráramos desde

el principio, desde el principio de esta aventura. Ahora, nos corresponde mostrar las

EVIDENCIAS de todo lo sucedido mientras corrieron estos cuatro meses de dicha, gozo,

dolor e incertidumbre…. Esa palabra “evidencias”, ¡oh¡ que cansancio….. ¡cuándo se le

ocurrió a quién que los maestros 1278 teníamos que presentar evidencias de lo que

hacemos para hacer felices a nuestros “chiquitos” en las aulas! Tendríamos que escribir

tantos libros, y llenar tantos portales de fotos y videos, para poder demostrar todo lo que

hacemos en favor de su crecimiento, de su desarrollo… de su felicidad.

Sin embargo, aquí estamos, para mostrarles a ustedes, el rastro que ha quedado después

de un buen tiempo de dedicación y esfuerzo para demostrar que sí merecemos el

reconocimiento.

Este soy yo, Edgar Quintero Quintero. Licenciado en Idiomas, Inglés-Francés de la Universidad Pontificia Bolivariana, 1986. Especialista en Computación para la docencia, Universidad Antonio Nariño, 1997, 11 años después de luchar contra toda dificultad. Aunque tengo la edad para ser el Presidente de la república, o el médico jefe de un buen hospital, o el gerente general de una gran empresa, el abogado rico de una compañía famosa, o el administrador de una empresa multinacional, soy, simple y llanamente, un maestro. Sí, un maestro, un maestro que hace 37 años decidió, después de presentarse 7 veces a medicina en la de

Antioquia y no pasar, convertirse en “profesor”, porque igual que siendo médico, podría ayudar a su gente a vivir mejor.

Éste soy yo, un paisa enamorado de la naturaleza, de la gente y de su profesión: “Feliz de ser maestro y seguro de que cuando muera seguiré siendo maestro”. Así, después de 30 años en el sector privado, decidí vincularme en el sector oficial, pensando quizás, que aquí se terminarían las incertidumbres de…. Me contratarán de nuevo el próximo año……. Aquí tendré la tranquilidad para terminar mis días sin dolores….. De esta manera llegué y comencé a trasegar por este mar de amargos sabores que es la educación oficial en nuestro amado país. Sin embargo, han sido tantos los grandes momentos, tan inmesurables las horas de felicidad con mis estudiantes, que la rabia y la desazón de ser un maestro 1278 en “refuerzo”, porque su ECDF no lo calificó idóneo para disfrutar de un significativo aumento salarial, han disminuido de una manera especial.

Así llegué, amigos míos: Gladis, Duber y usted que está leyendo por casualidad, a este momento, a esta etapa de mi vida, en mis años dorados, exigido a enfrentar un curso para “aprender a ser maestro”, después de 37 años de docencia. Sí, así lo asumí al comienzo, así acepté irónicamente, la idea de que estaba obligado a participar en este curso si quería tener la oportunidad de mejorar mis ingresos económicos en el escalafón 1278. De esta manera llegué, desilusionado, cansado, triste y aburrido, quizás decepcionado, sí, decepcionado del sistema, del ministerio, de los dirigentes, de nuestra política educativa,

en fin…. de ser maestro y no otro profesional que no tiene que convencer a nadie de su idoneidad, con pruebas absurdas de que es capaz (evidencias, sí, evidencias)……….que no tiene que llevar a casa la porción de trabajo que no alcanzó a realizar en sus arduas horas de acompañamiento a los demás. Éste fue mi comienzo; pero entonces escuché: “…. Estar aquí es sólo un pretexto, lo que importa es el aprendizaje” o algo así. Y esas palabras me sacudieron, y después: “…yo no aprendo del que no considero amigo”, “lo curricular se vuelve coherente cuando yo me apropio de ello”. Estas tres personas me mostraron el camino, me enfocaron en el trabajo que ibamos a realizar mientras estuvieramos juntos. Y eso me dio un vuelco, me motivó a pensar, en serio, en lo que estaba enfrentando: un curso para reflexionar sobre mi quehacer, mis prácticas y mi ser.

Y empezamos a trabajar…..

Lentamente se fue desarrollando el curso. Lecturas, fichas de lectura, documentos, libros, conversatorio, debates; Habermas, Klafki, Wat, Zaccagnini, Freire, Chevallard…. Tantos autores, que se encargaron de recordarme lo delicioso que es leer; lo enriquecedor de refrescar las teorías de la educación, la didáctica, el pensamiento crítico; abordaje de teorías nuevas, barreras para el aprendizaje, inclusión, etc.

Y a la par que se construían fichas de lectura, se discutían didácticas; se compartían experiencias vividas en nuestras aulas de clase, ibamos comprendiendo cada día que nuestra labor es hermosa y tenemos que potenciarla más y más cada cada momento. Durante estos cuatro meses, reflexionamos sobre nuestra labor, dedicamos espacios para afianzar más el compromiso que una vez hicimos, yo hace 37 años, de ayudar de la mano a aquellos que necesitan una oportunidad para vivir mejor.

Y cambió entonces la percepción del curso como tal. Empezamos a creer que era necesario, que se presentaba como un solaz, sí un descanso, aunque no ocio, un alto en el camino, una excusa para volver a leer, ¡Dios! Cómo olvidamos leer, cómo es posible que tantas actividades nos estén robando el tiempo justo para retornar a la lectura……

Como consecuencia lógica de tanta reflexión, mis prácticas fueron adquiriendo nuevos rumbos, se fueron variando, se fueron abriendo camino entre el polvo y el viento que habían dejado anquilosadas aquellas otras formas de compartir el conocimiento con mis estudiantes. Se hicieron más variadas y enfocadas hacia los gustos y las realidades de los estudiantes…..

Estudiantes de la I.E Presbítero Antonio Baena Salazar, representando una obra de teatro en inglés.

abrimos nuevos espacios y comenzamos a compartir mucho más con la comunidad. En síntesis, la preparación de un proyecto pedagógico motivó profundamente mis ganas de seguir luchando para que mis estudiantes puedan alcanzar sus sueños algún día y logren ser felices, aprendiendo a tomar sus propias decisiones.

Ahora, finalmente, nos vamos... terminan estos meses de goce, de reconciliación con

nosotros y nuestra labor. Nos vamos con la certeza de una misión cumplida: aprender a

mejorar nuestras prácticas diarias en nuestras instituciones. Yo particularmente, termino

renovado, con más ganas de las que tenía al principio, con un panorama distinto al frente;

una visión más holística si se quiere, de mi práctica docente. Con grandes deseos de

innovar y mejorar cada día de los que me quedan, para el bien de mis estudiantes.

Terminó la incertidumbre, ya sé muy bien a qué venía; me voy con una mente más abierta

a todos los cambios que vienen en nuestra sociedad, nuestro contexto; a una necesidad

grande de estar cambiando cada vez que sea necesario, las prácticas pedagógicas en esta

labor tan linda que en buena hora decidí convertir en la parte más importante de mi

proyecto de vida.

Este soy yo, hoy, después de 37 años, aprendiendo a ser

maestro, renovado, entusiasmado, feliz y dispuesto a

esperar los resultados de esta travesía, que, a pesar de

sus dificultades, ha sido gratificante y esperanzadora.

Edgar Quintero Quintero USB, Medellín San Benito Grupo 2