Deseos Olvidados Jodi Ellen Malpas - Leer Libros...

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Deseos Olvidados

Jodi Ellen Malpas

Una historia escrita para EVE APPEAL y todo lo producido se donará a caridad

Para todas las MUJERES que se olvidan de pensar en sí mismas…..

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Reconocimiento

¡Gracias! A cada persona que gasta 0,99 de su dinero duramente ganado en esterelato. Es un relato corto pero para una causa enorme.

A mi agente, Andrea Barzvi, gracias por tus consejos y contribuciones en estapequeña idea. Como siempre, vas más allá del deber.

Para Tamsin Audoy de Mau Media por diseñar la tapa de Deseos Olvidados, ¡Disteen el clavo en el primer intento! ¡Nos encontraremos en el bar de un hotel en algúnlugar del mundo muy pronto!

Para Christine Borgford de Perfectly Publisable, me alegra tanto que Gretchen noshaya juntado. Mis sinceras gracias por todo y por hacer un trabajo perfecto dándoleforma a Deseos Olvidados

Para The Eve Appeal, gracias por respaldar este relato y por el incansable trabajoque hacen por el cáncer femenino. Espero que unas pocas palabras mías haganmucha diferencia para muchas mujeres.

The Eve Appeal

Esta historia se escribió para recaudar dinero para The Eve Appeal, una maravillosainstitución que trabaja por el cáncer femenino que se dedica a recaudar fondos paraayudar a mujeres con cáncer ginecológico y sus familias. The Eve Appeal es unainstitución de caridad registrada y se fundó en 2002. Desde ese momento ellos hantrabajado muy duro para recolectar dinero con el que financia investigaciones en elprograma de relevancia mundial que se desarrolla en el Departamento de CáncerFemenino del Colegio Universitario de Londres

Jodi es un orgullosa aportante de la EVE Appeal y cada centavo proveniente de laventa de esta corta historia contribuirá al esfuerzo incansable que realiza lainstitución para que la población tome conciencia y para apoyar a los afectados.

Deseos Olvidados, un relato

Estoy parada enfrente del ropero, envuelta en una toalla, visualizando lahilera de vestidos que casi nunca veían la luz del día hacía mucho tiempo. Me

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estaba mordiendo el labio, y en silencio consideraba cual era m mejor opción. Hacía un rato que estaba ahí. En realidad, más que un rato. No estaba particularmente preocupada por el tiempo que había pasado desde que alguno de mis vestidos había salido del armario para estar alrededor mío, y tampoco le había dedicado mucho tiempo a ese pensamiento. No la había hecho hasta que recibí ayer a la tarde ese e-mail, ese que solicitaba…, No, ordenaba, que estuviera en determinado lugar a determinada hora si posibilidad de negarme. O dijo que debía vestir, pero es lo único en lo que pude pensar desde que me desplomé sobre el respaldo del sillón de mi oficinay leí su mensaje uno y otra vez. Estaba bastante enfadada con su caradurismo,y hasta jadeé hacia la pantalla de mi computadora… antes de apretar mismuslos bajo el escritorio.

¿Pollera corta o a la rodilla? ¿Negro o rojo? ¿Escote o cerrado? Mis ojoscayeron sobre el estante de los zapatos. ¿Sandalias de tiritas o estiletos?Después miré a los cajones en los que guardaba la ropa interior. ¿Encaje osatén? ¿Tanga o culotte? Tendría que bucear en la oscuridad de mis cajonespara encontrar algo remotamente sexi.

Miré mi reloj y me di cuenta que había estado parada ahí más de veinteminutos reflexionando sobre demasiadas cosas. El tiempo corre y si no muevomi culo pronto, voy a llegar tarde. ¿Labios rojos o natural?

¡Oh, Dios! Dejé caer mi cabeza hacia atrás, y miré el techo. Nervios de cita. Sevan a llevar lo mejor de mi y no lo puedo evitar. Necesito ayuda, algo oalguien que me calme.

¿Tasha o vino?

Otra decisión para tomar, y como parece que soy incapaz ahora de tomar lo que, cualquiera pensaría que son decisiones fáciles, me decido por las dos. Salgo disparada del dormitorio, bajo la escaleras, y aterrizo en la cocina como una loca, y está bien, porque lo estoy, estoy loca, estoy frenética.

Lucho para ignorar el desastre que me rodea, abro la heladera y saco unabotella de sauvignon-blanc. Casi no puedo evitar besar la botella y me sirvoun gran vaso. Después encuentro mi teléfono y llamo a Tasha mientras subolas escaleras de vuelta a mi dormitorio, con el teléfono pegado a mi oído y elvaso en mis labios. El líquido helado se desliza por mi garganta hasta miestómago, y suspiro disfrutando.

Tasha responde precipitadamente, sin duda esperaba la llamada. Ella me

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alentó para que hiciera esto, así que espero que me respalde y tome algunasdecisiones por mi.

-¿No se supone que tenés una cita? Su pregunta es muy sarcástica, sarcasmoque generalmente le devuelvo. Pero no lo hago. Hoy no estoy de humor parabromear con ella.

- No sé qué ponerme.- disparo a través de la línea entrando en mi dormitorioy evitando a propósito el armario.

- ¿En serio?

- Si

- Ayer compramos dos vestidos nuevos para tu cita. Me arrastraste por todoSelfridges y me quedé sin almorzar. ¿Por qué no los usas?

Me avergüenzo mirando las bolsas que todavía contienen los vestidos nuevos,con las etiquetas puestas y listos para ser devueltos.

-Cambié de opinión-

- ¡Pero parecías una diosa! ¡Con los dos! Por eso compraste los dos.

Fruncí el entrecejo. Para ella están bien. Ella puede ponerse una bolsa y lucir fantástica. Su figura de reloj de arena hace babear a los hombres y llorar a las mujeres. Todo su peso está en los lugares correctos, en cambio el mío se parece concentrarse en el culo y los muslos. Si no la amara tanto, la odiaría.

-Eso fue ayer. Hoy no me hacen sentir bien y necesito sentirme sexy, supersexy. Necesito que cuando entre y me vea, caiga de rodillas.

- Sabemos que eso va a pasar, no importa lo que luzcas.

- ¿Te parece?- Yo no estoy tan segura. Claro que él no me verá en este estado.Todo lo que verá será una mujer compuesta y segura. Él no sabrá que me haafectado de esta manera- parezco una jovencita neurótica- Él no va a saberque estuve fantaseando todo el día con nuestra cita y que estuve obsesionadacon mi atuendo. No, yo me daré confianza… y me tomaré otro sorbo desauvignon.

- Pero ¿Qué estará esperando?- pregunté volviendo aquí y ahora cuando misojos se encontraron con mi ropero otra vez. Nada me “llamaba”.

Tasha se rió – Ummm …

-Tu sabes lo que quiero decir. ¿Elegante?, ¿Sexy? ¿Conservador y discreto? ¿ YPágina 4 de 14 Visitanos en Librosonlineparaleer.com

si no le gusta?. Dejé caer mi culo en la cama y tomé otro largo y saludable sorbo de vino. Si sigo a este ritmo voy a estar medio borracha antes de llegar ami cita.

Y como si estuviera escuchando mis pensamientos preguntó - ¿Estásbebiendo?

Mi vaso se detuvo en el aire y me sentí culpable. No sé por qué. Tashatomaría vino en el desayuno si fuese socialmente aceptable.

-Puede ser

- ¿Te parece que es una buena idea?

Su razonable pregunta me hizo mirar el vaso vacío, preocupada.

-No sé, ¿te parece mal?- Y eso me hizo preguntarme si lo que estaba porhacer, estaba bien. ¿No será una estupidez? ¿Una cita? Hace años que notengo una cita y, a pesar que es el hombre de mis sueños – todo lo que quieroy necesito- este acercamiento puede no ser lo mejor. O si. Podría ser exactamente lo que necesito y podría ser el principio de algo extraordinario. Bueno, lo desconocido puede ser abrumador o desalentador, pero si no le doy una oportunidad nunca conoceré los beneficios. No se puede negar quenecesito algo excitante en mi vida- algo diferente al trabajo y lasobligaciones-. Al pensar en esto, miré sobre mi hombro el portafolio deltrabajo que había dejado en la esquina de la habitación. Tengo un millón de e-mails para responder, me acordé del estado en que se encuentra la cocina quedescubrí cuando fui a buscar el vino, - platos sucios esperando ser puestos enel lavavajillas. La rebalsada canasta de ropa para lavar apareció en mi mente,sin contar la pila de ropa para planchar que podría competir con el Everest enaltura. Mi alboroto y excitación disminuyó un poquito. Capaz que tendría quecancelar y ponerme al día con las labores del hogar y las tareas atrasadas deltrabajo. La idea no me emocionaba pero lamentablemente la satisfacción depoder completar estas tareas si lo hacía.

- Tendría que cancelar- suspiré y me dejé caer de espaldas sobre la cama

- Ni te atrevas- ella ladró y me sobresaltó - ¡Vamos Kelly! Trabajas muy duroy definitivamente no juegas igual. Ten una noche libre por amor de Dios. Nova a llegar el fin del mundo si tu casa no está limpia y tampoco te vas aquedar sin trabajo si no respondes algunos e-mails.

Me reí en silencio, pensando que bien me conocía. Ella tiene razón y yo lo se,

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pero esto es la vida real.

-El mundo no gira alrededor de fantasías- Digo suavemente casi, con tristeza

- Desatendiste tu vida personal, Kelly. Date un descanso. Date una chance.Dale a él una chance.

Mi cuerpo se relajó y cerré los ojos, permitiendo que las palabras de Tasha sehundieran profundamente en mí. Ella tiene razón. La vida no giraría alrededor de las fantasías, pero tampoco gira alrededor de que trabajes hasta caer rendida y no quede nada más para dar. Tiene que haber un equilibrio que nos haga felices. Entre las tareas mundanas del día a día y trabajar hasta que mis dedos queden en los huesos, siento que cada día queda menos de mí.

-¿Entonces, cómo me visto?, pregunto y me enderezo sintiéndomerepentinamente resuelta y convencida. Podría ser el vino, no estoy segura,pero no lo voy a cuestionar en este momento. Tengo que prepararme parauna cita. Con un hombre atractivo.

-Buena chica- dice bajando la voz- Todo a la vista, piernas, un poco de escote,y los tacos más altos que tengas-

Me río entre dientes, sabiendo exactamente que zapatos voy a lucir. - ¿Negro?¿Ajustado?

-¡Si!- chilló con deleite. Se queda silenciosa y si la pudiera ver, se que tendríauna mirada astuta. ¿Qué estará tramando? – Y sin bragas- agrega haciendoque me atragante.

-¡Estamos en noviembre! – Estoy horrorizada y es obvio

-Lo volverá loco. Puedes ponerlas en tu cartera y se las das cuando llegue

-¡Tasha! ¡Oh Dios mío! – En qué está pensando. Esa no soy yo. No puedohacer eso

Su risa se está volviendo histérica y se va cayendo a pedazos. ¡Es unadescarada!

-Sal de tu zona de confort, Kelly- dijo con una risita tonta, mientras yo sacabael vestidito negro más pequeño y ajustado que tenía.

- Te podría gustar lo que vas a vivir. – y cuelga

Escucho como se repiten sus palabras en mi mente mientras miro el vestidode arriba abajo. O lo poco que hay de este vestido… no es mucho. Si, ha

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pasado un tiempo pero me voy a reencontrar con el vestido.

Me pongo en acción volando. Estoy de repente en el lugar donde necesitoestar, y voy a seguir pretendiendo que el vino no tiene nada que ver. Bueno,quizá un poquito, pero las palabras de Tasha ayudaron más. Ayudaron unmontón.

La ropa interior me pica, los tacones son ridículamente altos, mi maquillaje esligero, me hice un recogido con el cabello y pegué el salto.

Mis bragas están en el bolso, esos que hasta había olvidado que tenía. Son deencaje negro, muy sexis. Da vergüenza no estar usándolas.

Apruebo al mirarme en el espejo, y pienso… que luzco muy seductora. Soyyo, mejorada. Mierda, si fuera hombre, quedaría prendada de mi misma. Serámejor que él lo aprecie. Me saco rápidamente una selfie y se la envío a Tasha,antes de tomar mi bolso y dirigirme a la puerta, la espalda derecha, la cabezaen alto.

Llegué al bar del hotel, muy consciente de las miradas que estaba recibiendodesde que puse un pie fuera de la casa. Varios hombres me comieron con losojos desde la puerta de entrada que alcancé el taxi. Un grupo de mujeres memiraron con las cejas elevadas desde el taxi hasta el hotel. Y ahora, estoycruzando el hotel desde el lobby hasta el bar seguida por la mirada de laclientela fina que se encuentra presente. Mentiría si dijera que no estabaafectada. No estoy acostumbrada a recibir tanta atención. Visto remeras ypantalones seis días a la semana. Y el día que queda lo paso en pantalón dechándal.

El celular me avisa que he recibido un mensaje de texto, y revuelvo mi bolso,y sonrío cuando encuentro un mensaje de Tasha.

“Mierda, te ves espléndida. Recuerda, ¡cada hombre que te mira estádeseando que seas suya. Y cada mujer que te mire está deseando ser tu! Quete diviertas. Y mañana voy a querer oir todos los detalles jugosos” xxx

Fruncí los labios y eché una ojeada alrededor, mientras continuaba mi caminohacia el bar. Tal como predije, estaba siendo observada por bastantespersonas, y en un momento de puro horror, pensé si ellos creerían que yo erauna prostituta. Oh, infiernos! No. Cambio mi destino y me dirijo al aseo dedamas, sintiendo que cada par de ojos está sobre mí.

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Llego a los lavatorios olvidando que soy una dama y me miro al espejo. Noestoy segura que esperaba encontrar, no me veo distinta que cuando salí decasa, y en ese momento me sentí adorable, glamorosa y chic sinexageraciones. Y mi vestido no es tan corto, llega a mitad del muslo con muybuen gusto. Estoy paranoica. Jesús, solía salir de fiesta por Londres, casi todoslos fines de semana, con mucho menos.

Eso había sido diez años atrás, cuando no tenía preocupaciones y mi únicaresponsabilidad era mi vida. Sacrifiqué mi satisfacción por el cumplimientodel deber. ¿Por qué no puedo tener los dos?Mi reflexión se interrumpe al recibir otro mensaje de Tasha.

“ sobre todo… recuerda nunca tener sexo en un primera cita”

Puse los ojos en blanco. Esto es ridículo. Repasé mis labios con brillo, volví albar y me senté en un banco junto a la barra donde apoyé mi bolso. Y entoncesme acordé de algo, recuperé mi bonito bolso de cuero, lo abrí y saqué unarosa roja, un cliché ridículo como pocos.

Le tendría que haber enviado una respuesta a su e-mail informándole queestaría con mis bragas en la mano en lugar de la rosa. Apuesto a que no habíaninguna otra mujer que hiciera lo mismo. Seguro que me encontraría.

Empecé a dibujar círculos con la rosa antes de detenerme. Entonces comencéa revolverme en el asiento, tirando de mi vestido sobre los muslos. Y ahoramis ojos recorren el bar buscándolo. No está. Maldición, tendría que haberllegado tarde. ¿En que estaba pensando? Miré mi reloj, noté que eran las ochoy dos minutos. ¡Que caradura! Estoy muy irritada. Me envía un e-mail, conun lista de sus demandas, cuando, donde, sin posibilidad de negarme, ydespués ¿el sinvergüenza tiene la desfachatez de no aparecer puntual? Mecacheteo por ser tan débil. Tendría que estar jugando mi juego, y estoyjugando el de él.

-“Sauvignon-” le digo de golpe al barman cuando pasaba, ignorando sumirada alarmada ante mi abrupta demanda. No puedo, ni siquiera, esbozaruna mirada de disculpa, porque mi enojo y los nervios se llevaron lo de mejorde mi.

El barman se apresuró, sintiendo claramente las vibraciones ansiosas que yodisparaba alrededor del bar del hotel.

-Madam- el inclinó su cabeza mientras deslizaba el vaso sobre la barra haca

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mi, y pude esbozar una pequeña sonrisa de agradecimiento antes de beber lamitad de la copa.

Me dije a mi misma “basta de alcohol” y falle miserablemente. Pero no puedosentir pena por ello ya todo mi cuerpo se relajó nuevamente mientras ellíquido helado pasaba por mi garganta, llevándose el temor y el enojotambién.

Bajé la vista y la fijé en el lento movimiento del vino en el vaso, girésuavemente sobre el taburete sintiéndome mucho mejor.

Hasta que mi rodilla chocó algo. Otra rodilla. Una rodilla trajeada.

Toda la ansiedad que sentía se acumuló en mi garganta y me ahogó. Estoymirando fijamente esa pierna, para no elevar la mirada. Él está inmóvil,esperando que lo reconozca. Puedo escuchar su respiración firme y lenta,puedo oler su esencia y a pesar de que todavía no lo miré se lo que voy aenfrentar cuando lo haga.

Seguridad.

Intensidad.

Oh, él está jugando realmente, acercándose sigilosamente y sorprendiéndome con la guardia baja. Apuesto que me estuvo observandodesde que llegué, y eligió el mejor momento para conseguir el mayor impactoy logró hacerlo con éxito.

Ya no puedo demostrar irritación. Todo se resume al deseo que me atraviesatan velozmente que el corazón retumba en mi pecho. Y en este momento enque reconozco todos los sentimientos olvidados: anhelo, deseo, necesidad,decido que este juego me gusta. Consiguió el efecto deseado justo como yoesperaba que él lo buscara.

Ahora la tensión sexual se puede tocar. No ha habido interacción (nisentimientos, ni palabras) solo el suave roce de nuestras rodillas. Pero se positivamente que me voy a convertir en un ardiente charco de lujuria en el preciso momento en que nuestras miradas se conecten. Él está desplegando todos sus talentos con ese único y pequeño contacto, contagiándome su puroapetito sexual, y cuando finalmente convenzo a mis ojos que recorra su figurasentada, mi respiración se interrumpió y sentí un loco hormigueo en la piel.Lo recorrí completo con la mirada, tomándome mi tiempo para refrescar lamemoria, sin vergüenza. Su pecho. Oh, Jesús, ese pecho. Ancho, duro,

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cubierto con el suave algodón de una hermosa camisa. Las mangasarremangadas revelan sus antebrazos firmes y fuertes. Una imagen claraaparece en mi mente, él relajado en el sillón de su oficina y de repente sientoenvidia de todas las mujeres que trabajan para él.

Apuesto que todas llevan bragas de repuesto para trabajar con él. Estoy caliente. Mis nervios han sido reemplazados por olas despiadadas de deseo. Y llegué a su cuello, y sé que un pequeño contacto de mis ojos con los suyos, ledirán lo que estoy sintiendo.

Lo que siento.

Lo que siento por él.

La sensación de satisfacción que me llena es algo que no voy a cuestionar.Necesito esto. La atracción entre nosotros es palpable y lo ha sido desde queposé mis ojos en él.

Inspiré profundamente, con seguridad, y dejé que mi mirada vagara por elrastro oscuro de barba de su cuello y mandíbula. Cada vez me gustaba más ymás lo que veía, hasta…

¡Bang!

Nuestros ojos se encontraron, y quedaron atrapados. Sé que los míos estácontentos, en realidad están encantados y los de él muestran el brillo de lavictoria anticipada. Ya me tiene en sus redes. Mierda, es capaz de provocarmeun desmayo. Mandíbula cincelada, labios llenos, cabello oscuro despeinado ysus ojos reflejan la misma intensa oscuridad. Me lo quiero comer. Estoy a uncentímetro de ponerme a llorar y resulta absurdo. Él es hermoso, muyapuesto. Casi olvidé lo apuesto que es. Me tendría que pellizcar por noacordarme.

-Kelly- su voz es áspera y hace sonar mi nombre como puro sexo. –¡Quéplacer verte! Sus labios se mueven lentamente, y caigo más profundamenteen su hechizo mientras extiende su mano hacia mí.

Sonrío y acepto su mano, mientras él la sacude suavemente. Tengo quefrenarme para no decirle que el placer es todo mío. O eso espero… o esperoque sea… Me encojo ante mis pensamientos “no tener sexo en la primera cita”.

Casi me río. Esa regla no se puede aplicar cuando la cita es con un espécimencomo este. ¿No es cierto? No parece que sea muy justo. Tengo que pedirleconsejo a Tasha.

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-Alex

Me sorprende cuando se inclina acercando sus labios a mi oído. Cadamúsculo al sur de mi cintura se contrae y un fuego atraviesa mis venas. ¿Noes esto un poco íntimo para una primera cita?

-Luces deslumbrante- murmura en mi oído, apoyando su labios suaves en mipiel, justo debajo del lóbulo de la oreja. Y yo comencé a temblar, quedándomedonde estoy, cuando probablemente tendría que decirle que esto esdemasiado para una primera cita. Pero no puedo. Se siente muy bien tenerlotan cerca. Se aleja, sosteniendo todavía mi mano suavemente. Hago un granesfuerzo para controlar mi temblor. Quiero parecer segura y llena deconfianza y porque no, desafiarlo. Pero no consigo nada de eso. Seguramenteme está mirando y pensando que me tiene segura. Y tiene razón.

Me mira unos minutos en silencio y yo lo miro a él justo cuando saca lalengua y se lame los labios lentamente. Oh Dios, me sonrojo violentamente.Tengo todo acalorado, la cara, la sangre… entre mis muslos.

¡Tienes que ser un desafío, Kelly! ¡Vuélvelo salvaje con tu atractivo!

En un intento por elevar la apuesta, tomo una acción drástica, y saco misbragas. Las coloco sobre la barra frente a él.

Me muerdo el labio y detengo mi mano que quería volver a tomarlas paraevitar que el barman o cualquier otra persona las vea. Estoy siendo audaz, yme siento emocionada y aterrorizada al mismo tiempo.

Alex las mira de reojo por un momento. Está estupefacto y eso me complacemás que cualquier logro obtenido en mi trabajo. ¡Los dos podemos jugar estejuego, Señor!

Y entonces observo cono sin prisa, toma mis bragas de la barra, juega con ellasunos segundos y se las lleva a la nariz inhalando profundamente, mientras me mira a los ojos. Su actuación no puede ser más caliente. Pero no las guardaen su bolsillo como yo esperaba. No. Las pone otra vez sobre la barra, bien estiradas para quedar perfectamente exhibidas. Con pánico, miro alrededor esperando que el barman o algún otro asistente del bar no lo hayan presenciado. Y siento un profundo alivio cuando descubro que estamos solos. Me refregó mi audacia por la cara.

-Bien hecho- murmura, acariciando mi rodilla con la punta de un dedo. Antesu toque enderezo la espalda y se profundiza mi respiración.- ¿Puedo asumir

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que estás desnuda?

No puedo hablar, y asiento, apretando los dientes y haciendo mucho esfuerzopara permanecer inmóvil cuando su dedo se desliza lentamente por elinterior de mis muslos.

-Alex- le digo sin aliento, impedida de contener mi desesperación por mástiempo. El despertó estos sentimientos y está obligado a prestarles la atenciónnecesaria. Y que lo haga pronto.

- Yo también tengo algo para ti- murmura metiendo su mano en el bolsillo.

Su afirmación recalienta y atraviesa el muro de lujuria que me domina.

-¿Tienes algo para mi? Le pregunto arrugando la frente

Me dedica una sonrisa amplia que me derrite. Y entonces coloca un objeto alado de mis bragas. Esas bragas que todavía están perfectamente expuestas alpúblico. Inclino la cabeza de costado para poder enfocar la pequeña pila demetal. Me lleva un momento identificar el objeto y cuando lo hago, no puedoevitar quedarme con la boca abierta.

-¿Y qué piensas hacer con eso? Digo fingiendo frialdad. Soy una tonta sipienso que se lo cree. Mi voz suena alta y temblorosa y vuelvo a recorrer elbar con la mirada rezando para que nadie esté presenciando esto.

-¿Qué voy a hacer? Reflexiona en voz alta atrayendo mi mirada. No estoysegura si debo estar excitada o asustada por la seguridad que transmite sucara.

-Si- murmuro, confirmándole que quiero saber. Rodeo mi cuerpo con losbrazos.

El desliza el objeto por la barra, el sonido del metal contra el mármol suenafuerte y claro en el bar. Lo sacude y todo el tiempo mantiene su mirada sobremí.

-¿Qué quieres que haga?

-Átame- mi rápida respuesta me sorprende ya que la misma le fue dada sinvacilación y una convicción total. La verdad, él puede hacer lo que quieraconmigo. Hoy. Mañana. Para siempre. Estoy exhausta de intentar conquistarel mundo de los negocios todos los días de mi vida. El stress, el cansancio, laresponsabilidad. No tengo ninguna de esas cargas en este momento. Alexpuede tomar el mando y yo lo puedo seguir. Esto no es trabajo. Esto es

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personal. No puedo controlar todo y la verdad, no quiero hacerlo. Que meposea, que sea el hombre. Maldición, es la dosis de claridad más grande queme ha atravesado. Es una revelación. Una revelación que me gusta.

Las mujeres pueden dominar el mundo, los hombres deberían dominar eldormitorio.

Me encandila con su sonrisa nuevamente, esta vez con un añadido de victoria. –¿Estás lista? Pregunta en voz baja

-¿Para un trago?- pregunto, sabiendo que no es lo que quería decir. Aquí,delante de mí hay un hombre que sabe lo que quiere y no tiene miedo dedecirlo. ¿Quién soy yo para discutir?

- No estaba preguntando si estabas lista para un trago, Kelly. Me perfora consu mirada. –Tu sabes lo que estoy pidiendo-

Asentí y el movimiento fue imperceptible para que no lo pudiera ver. Pero lovio y de pronto estoy de pie en forma inestable y sostenida por él antes depoder decidir si estoy jugando de la manera correcta. Pero hay chispas.Electricidad. También hay anticipación y excitación. Todos estos sentimientosson bienvenidos. Es lo que necesito y voy a agarrar esta oportunidad con lasdos manos esperando que no se escurra entre ms dedos otra vez.

-Dejémosle un regalo al barman- susurra en mi oído, apoyando con firmeza lapalma de su mano al final de mi espalda.

Me atoré, horrorizada- Pero adoro esas bragas- Protesto, mirando hacia atrásmientras me guía fuera del bar.

-Seguro que el barman también las adora. Igual las hubieras perdido porquepensaba arrancártelas con los dientes-

Esta declaración me devuelve la atención al tema en cuestión y trago fuerte,dejando que el placer que me va a consumir, invada mi pobre mente.

Pasamos el mostrador de recepción mientras atravesamos el lobby del hotelhacia los ascensores, y noto que no pide una habitación, quiere decir que yareservó una. Odio que me tenga tan segura. Bueno, un poquito.

Seguimos caminando, no hay conversación pero el silencio grita y mi menteestá a punto de explotar.

Observo como eleva su mano varonil para apretar el botón de llamada y tratode no revolverme sobre los pies mientras esperamos, lo que parece una

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eternidad, que las puertas se abran.

Y tan pronto como se abren, soy prácticamente empujada dentro. Giro,mechones de cabello suelto golpean mi cara, mi respiración es jadeante. Elgolpea el botón de cerrar con el costado del puño, me aplasta contra la pared,con su imponente altura, las palmas de sus manos se deslizan desde migarganta hasta la nuca y así me sostiene firmemente. Nuestros pechos estánapretados, intentando respirar juntos, y yo elevo mis ojos que se ahogan en elpotente hechizo de su brillante mirada. Sostengo la respiración mientras suslabios descienden sobre los míos y los roza perezosamente de un lado a otro.

-Te voy a besar- me dice, sin darme la oportunidad de aceptar o no. No habrádesacuerdo. No hoy, no mañana, creo que nunca. Y me sumergí profundohasta el final, y no lo lamento. Me ataca con fuerza bruta, elevándome contrala pared, su mano libre vagando por mi muslo desnudo bajo el vestido. Nopuedo hacer otra cosa que aceptar, un millón de descargas de felicidad atacanmi mente, mi cuerpo, mi corazón.

-¿Qué paso con nuestro juego?- pregunto mis manos recorrendescontroladamente su espalda, mientras respiro hacia arriba disfrutando susmordiscos en mi cuello

-Eres demasiado tentadora para resistirme- Se aleja, eleva una ceja en formajuguetona. Hace mucho tiempo que no aprecio esta vista, demasiado tiempo.Y solamente ahora me doy cuenta- Y tu mi hermosa esposa, no llevas bragas-

Sonrío, cierro los ojos y lo dejo que me lleve lejos- Te amo- susurro

-Yo también te amo- Toma mi mano y besa mi anillo- Y, muy pronto, vamos ahacer esto otra vez.

FIN.

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