Descubriendo a Eva

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Descubriendo a Eva “Descubriendo tu verdadera identidad como hija de Dios” Rita Springer

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Libro cristiano

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Descubriendo a Eva“Descubriendo tu verdadera identidad como hija de Dios”

Rita Springer

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Introducción Encontrando a Eva

Por más de 15 años tuve el honor de enseñar y liderar adoración por todo el mundo. Muchos de esos eventos fueron conferencias de mujeres, y a través de los años noté una hebra común de necesidad en las mujeres que se acercaban al altar a adorar. Vi a tantas mujeres sufrir de vergüenza, de aborrecerse o discriminarse a ellas mimas. El patrón era demasiado obvio como para ignorarlo.Sabía por experiencia personal que la raíz de esos sentimientos eran la inferioridad e inseguridad. Porque como estos asuntos nunca habían sido tratados ahora están causando confusión en las vidas de esas mujeres. Las historias eran unas más traumáticas y devastantes que otras, pero la raíz era la misma.

Mi corazón parecía quebrarse por estas hermosas mujeres, especialmente cuando veía cómo respondían cuando cantaba o hablaba sobre mis propias luchas con la inseguridad y vergüenza y cómo Dios me liberó. Cuando las mujeres escuchaban mis historias, parecía darles el permiso para admitir finalmente cuál era la verdadera raíz de las cargas que estaban llevando.

Quise ayudar a las mujeres a encontrar esperanza que les durara por toda la vida, no sólo por algunos momentos frente a un altar. Estaba claro para mí que algo faltaba en la forma en que las mujeres nos alentamos unas a otras. Más aún, me di cuenta que no poseemos la verdadera comprensión sobre quién nos hizo y quién nos formó. Creo que saber esas dos verdades son la clave para curar todo lugar de dolor en los corazones de estas mujeres.

No quiero decir que puedo encontrar todas las respuestas, pero quiero ver si Dios tiene algo que decir respecto de los tipos de mentiras que como mujeres creemos para haber perdido de vista de cuánto Dios nos valora. Yo misma fui cambiada al recibir la revelación de cómo Dios me ve y quiero que otros puedan acceder a la misma verdad.

Porque el pecado nació de una mentira, fui llevada hasta el jardín y ante la primera mujer que escuchó la voz incorrecta. Comencé a buscar a Eva, no para poner sus pecados bajo un microscopio sino para trazar las consecuencias de la vergüenza y la inseguridad hasta llegar a su raíz.

Sé poco sobre Eva fuera de las escazas líneas que hacen referencia a ella en las escrituras, en las que su nombre es mencionado sólo cuatro veces. Mi opinión de Eva fue esculpida por enseñanzas convencionales que la mostraban como una mujer débil que no logró resistir la tentación y hasta como la simple contraparte de Adán. Fallé al verla como nada más que la respuesta de Dios para una compañera para Adán.

De distintas formas le he dado el mismo valor que me di a mí antes de clamar a Dios por sanidad y ayuda. Mi opinión de mí misma cambió cuando empecé a preguntarle a Dios qué es lo que Él piensa de mí. Entonces comencé a preguntarle a Dios cuáles eran sus pensamientos sobre Eva. Él me respondió al unir varios puntos a través de la escritura y al ver ciertas lecciones de vida en su historia que entraman bellas verdades para todas las mujeres.

Comencé a identificarme con Eva como una mujer que fue hecha a mano por Dios con una gran intención detrás, pero quien luego de haber cometido algunos errores, tuvo que luchar fuertemente para volver a creerlo. Eva fue nuestro

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comienzo como mujeres y en su historia dejó un trazado de revelación de la cual nosotras pudiéramos aprender y ganar fuerzas. Mi desafío es escribir sobre ella sin tener muchos registros s históricos o Bíblicos. Poco se ha escrito sobre Eva. ¿Cómo tomar esas cuatro menciones en las escrituras y escribir todo lo que siento que el Espíritu Santo me guía a decir?

Mi deseo fue pintar un retrato de Eva que ayudara a darles valor a las mujeres para enfrentar sus temas en la vida real. Pensé, ¿por qué no cada capítulo sea una selección del diario de vida de Eva?, como si ese documento hubiese sido encontrado. No estaba segura de cómo hacerlo pero soy una amante de los diarios y amo la posibilidad de imaginar cómo Eva pensaba y sentía en diversos momentos de su vida. Va a ser ficticio, por supuesto, porque no sabemos cómo era la vida para Eva, mucho menos que sintió. Pero aún cuando no sea perfectamente certero, el acceso al diario de Eva finalmente la hará real y mostrará a las mujeres las similitudes entre su experiencia y la nuestra.

El que las mujeres establezcan esta relación con Eva es más importante para mí, porque su viaje para reencontrar su valor es tan similar como la nuestra. Eva no es un personaje que nos confunda, pero sus actos confunden las intenciones del camino de Dios sobre su vida. Ella es un producto de cómo la incertidumbre y el ser independiente pueden hacer sobre un alma que ha sido intencionalmente diseñada y creada con un propósito.

Como nosotras, Eva fue hecha a la perfección. Tal como nosotros fuimos tejidos juntos en el vientre de nuestra madre, nuestro amado Creador formó a Eva con sus propias manos. Aún un costoso error le significó perder la vida perfecta que había conocido y la llevó a un mundo desconocido marcado por dolor y dificultad. Su sentido de identidad debió haber sido removido. Pasó de tener dominio con Adán sobre todo en Edén, con cada una de sus necesidades siendo conocida por su amado Creador, a apoyar sumisamente a su esposo mientras él trabaja la tierra para proveer a su familia.

Después de que ella y Adán fuesen expulsados del Edén, imagino que ella sintió vegüenza, culpa, perdición, decepción con sus circunstancias y posiblemente incluso aprehensión sobre su futuro. Ya no disfrutaba el mismo nivel de intimidad con el Padre. Ella deseaba- mejor dicho necesitaba- su esposo de una forma que no lo había hecho antes. Luego los niños vinieron. Fue esposa. Fue madre. Pero ¿quién era Eva ahora? Era aún amada? ¿Aún tenía valor, y si así era, de dónde provenía ese sentido de ser valiosa?

¿Cuántos de nosotros sienten que no viven la vida que debieran tener, cuántos de nosotros se pierden en las responsabilidades del matrimonio, maternidad y carreras? ¿Cuántos de nosotros se preguntan qué es lo que nos hace valiosos para que Dios nos vea en nuestro dolor y tenga un plan para nosotros pese a nuestras fallas?

Mientras más estudio y escucho a Dios hablar sobre su primera hija, más me convenzo de que hay suficiente revelación en ella para darles valentía a las mujeres que luchan por regresar al jardín, que es el corazón de Dios. Fue allí que Eva descubrió lo hermosa que era para el Padre, cuán vital era para Su plan y cuán cerca Él la sostenía cerca de su corazón, incluso en aquellos tiempos en que se sintió más sola. Al encontrar a Eva, podremos encontrar nuestro lugar seguro y de esperanza.

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Hay tanto de mi propia sanidad en la decepción, fracasos y sentimientos de ser inadecuada que vienen de las revelaciones que Dios me dio al arriesgarme a preguntarle cuáles eran Sus pensamientos sobre mí. Me mostró cuánto significaba para Él y qué era lo que él anhelaba para mí. Me llevó de regreso a la raíz del problema respecto del valor e identidad en las que he estado atrapada. Las mujeres no fueron creadas para ser inferiores y nunca fueron hechas para que se sintieran de esa manera. Esa inseguridad estaba profundamente enraizada en nuestro linaje. Ese linaje comienza con una pequeña novia en un lejano lugar llamado edén.

Con esperanza y un corazón que desea ver su Reino venir, Dios tomó una costilla y comenzó a construir un sueño. Yo fui tejida con el mismo amor, y vine de ese mismo sueño, como lo hicieron todas las mujeres después de Eva. Al descubrir a Eva encontré a su Creador, quien a pesar de mis errores se aferraba aún a toda esperanza y todo plan que alguna vez diseñó para que yo lo lograra. Con Dios todo es posible. Estoy segura que esto es cierto para ti también.

Acompáñame mientras sigo este viaje para descubrir su verdadera identidad como la hija de Dios. Mi anhelo es que mientras tú leas este libro finalmente verás tu verdadero nombre que está etiquetado en tu espíritu, y que dios te llevará de vuelta a las puertas del jardín para decirte que aún cuando tu vida no vaya como había sido planeada, Él aún tiene uno. Sé valiente y anímate.

Sin importar qué cosas la vida trajo a nuestro camino, sin importar qué errores hayamos cometido, tú y yo somos aún Evas que han sido redimidas por Dios. Hemos sido apartadas para ver y avanzar con su gran Reino.

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1ENCONTRANDO EDUCACION

Soy Eva. Ese es mi nombre. Fui traída a este mundo hace un tiempo atrás, creada de una forma que nadie más será creado-mediante la costilla de mi par, Adán. ¡Sí, de una costilla! Todo lo demás en mí vino de la mente de Yavéh. Él es el hacedor y creador de todo lo que vemos. Él creó así a Adán y a mí. Ambos somos únicos y diferentes, diseñados con sabiduría e intención. Él nos ama más de lo que podemos comprender, y dice que Él nos mostrará todas las cosas.

El lenguaje y comprensión vino pronto a nosotros. Caminé con Yavéh a la parte este del jardín, que llamaba el lugar Secreto y me mostró cómo su voz se transformaba en vida. La creación fue completa en nada menos que 7 días. Me detuve a escuchar el sonido de la alabanza de la creación que traía la brisa directo al corazón de Yavéh. Es glorioso escuchar a cada cosa viviente entregar su alabanza a Dios, honrándole continuamente con su interminable coro de agradecimiento.

Adán y yo estamos juntos en el paraíso de Yavéh. Su vida penetra cada poro de nuestro ser. Sé mi propósito, es darle honor a Dios, vivir en completa entrega y conocer y ser conocida por mi Gran Dios.

Soy la única aquí hecha así. A Adán se le llamó varón y a mí mujer. Dios dijo que había sido hecha con intención y habilidad. Dijo que yo tenía todo para hacer cosas maravillosas y que por mí propia cuenta tenía la habilidad para tener una vida sin que nada me faltara. Escuché con curiosidad. ¿Cómo se vería todo esto? Estoy llena de información, estoy llena de entusiasmo.

Yavéh nos dijo que comiéramos cuando tuviéramos hambre y que durmiéramos cuando necesitáramos descanso. El habla del día y la noche y nos enseña cómo honrar y respetar este lugar. Nos da todo lo que necesitamos. Nos anima a probar y ver su bondad sobre nosotros. Gobernamos este lugar, Adán y yo, lado a lado-mujer y hombre hechos a la semejanza de Dios.

Todo lo que alcanzan nuestros ojos lo podemos tener. Eso sí, hay un árbol-un solo árbol- que es diferente. Dios dijo que nunca deberá ser probado el fruto de ese árbol. Dijo que nuestros ojos serían abiertos si comiéramos de él y que moriríamos. No sabemos bien qué significa esto de la muerte, pero sin cuestionarnos creíamos. ͠͠͠͠

La extraña criatura me tomó de sorpresa. Habló palabras que turbaron mi espíritu. Cuestionó mi lugar en el corazón de Dios. Me preguntó muchas cosas, y no estaba segura de las respuestas. Estaba segura que Yavéh había mencionado estas cosas, pero me preguntó de tal forma que me cuestioné lo que sabía. Nunca debí haber entrado en una conversación con él, pero lo hice. Mi primer error fue haberle respondido de vuelta. Debí haberle hecho saber a Dios de estas preguntas, pero no lo hice. Él me dijo que era hermosa y amable. Admiraba mi pelo y el color de mis ojos. Me preguntó si sabía que era bella. Yavéh me había dicho que yo había sido hecha perfecta, pero, ¿era bella? Esta serpiente me puso nerviosa.

Busqué a Adán. Casi lo llamo para que viniera pero me sentí a la defensiva. Cuando encontré a Adán más tarde, no fue para compartir con él mi resistencia, sino que para compartir mi responsabilidad. La serpiente me preguntó sobre el árbol prohibido y su fruto, ¿Realmente Dios te dijo que no comieras de ese árbol? siseó.

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Yavéh había dicho que podía tener todo lo viviente del terreno, pero que debía mantenerme alejada del árbol del centro. La criatura me dijo que no conocía realmente a Dios como él lo hacía, que no moriría como había dicho Yavéh. Lo escuché y me volví su engaño. Mi carne se aferró rápidamente a lo que luego conocería como mentira.

Nunca me habían mentido antes de ese día. No es para excusarme, pero al mismo tiempo la serpiente me trajo gran confusión. Estaba curiosa por saber por qué esta criatura hablaba con tanta rudeza de Dios, quien por lo demás también era su Creador. Me quedé a escuchar cuando debí haber salido corriendo.

La presión que sentí en esos momentos me inquieta. La confusión que me envolvía era paralizante- sólo porque me entretuvo una voz extraña. Mi elección cambió la vida como la conocía. La creación parecía envolverme con su sonido, pero aún así había desobedecido. Dudé del camino con Yavéh. Puse su palabra en duda y rechacé su verdad con mis acciones. Caí en la mentira, pensando que podía ser como Dios. Pero al instante en que desobedecí, de alguna forma supe que había tomado mi puesto fuera de todo por lo que había sido creada. Tenía todo lo que necesitaba en el jardín, y dejé a una rastrera del suelo me lo quitara. Escogí su verdad porque me permití pensar que me estaba perdiendo de algo. Hice caer a Adán con mi decisión. Lo conduje a mi oscuridad, sin sentir que mi miserable compañía era deseada.

Estamos avergonzados. Estábamos temblando. Estábamos apaleados por lo que habíamos hecho. Corrimos a escondernos de Dios. Se apoderó de nosotros el temor de estar desprotegidos y expuestos. Nuestra carne ahora expuesta y descubierta, Dios nos llamaba. Me hundía de vergüenza con Adán mientras Yavéh extendía su mano esperando a que corriéramos a sus brazos. No podíamos. Nos sentíamos como extraños frente a Dios y entre nosotros mismos. La culpa se introdujo en nuestra realidad. Adán me apuntó y yo apunté a la serpiente. Adán y yo no podíamos escuchar ya la melodía de nuestros corazones juntos como armonías. En ese momento nos separamos en dudas y luchas por lograr el dulce sonido de la comunión. Dios, viendo nuestro mal, nos sentenció a lo que no habíamos comprendido, la confusión nos llevó a defendernos nosotros mismos de su autoridad.

Fui hecha a mano por Yavéh y se me pedía que creyera. Fui hecha maravillosamente. Aún así perdí mi sabiduría al intentar robar lo que era de Él. Perdí mi inocencia al tratar de definirlo, perdí mi paz y me envolví en temor. Ese día perdí mi identidad. Estoy ahora en búsqueda de ella nuevamente…

En el comienzo

“y toda la planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra,Si no que subía de la tierra un vapor, para que regara toda la faz de la tierra.Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.

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Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.”

Génesis 2:5-9Bajo los estándares actuales, Eva no es una mujer educada. No había

Universidades para que ella asistiera, ni grados que pudiera obtener, ni ideales intelectuales que alcanzar, pero eso no quiere decir que Eva no recibió una educación. Durante el breve tiempo que pasamos junto a ella en la Escritura, está claro que Eva aprendió grandes cosas.

Eva no tenía que preocuparse de sus dones, talentos, habilidades y destino. Fue la primera hecha a la perfección, y en cuanto a eso no hay competencia para ella. Cuando el Padre la embelleció y le dio aliento, la proveyó con todo lo que pudiese necesitar. Aún así, con todos los dones que había recibido-inteligencia y belleza, sabiduría e influencia-tanto a Eva como a Adán se les había dado la cualidad de escoger. Entonces cuando la serpiente le dijo que la palabra de Dios no era fiable-que no iba a morir realmente por comer del árbol prohibido- eligió dudar. Fue con esta decisión que perdió no sólo las llaves a su perfección, sino que también un pedazo de su herencia.

Creo que Eva era una simple niña orgánica cuya debilidad-su inclinación a dudar de sí misma y de Dios- la llevó a perder fuerzas en su relación con Dios, con Adán, y con los hijos e hijas que vendrían después. Después de todo su creación no fue sólo por la complacencia de Dios, también había sido creada para relacionarse.

Se podría pensar que la vida de Eva era muy diferente de la nuestra como para establecer esta comparación. Podríamos pensar “si Eva que fue creada en un mundo sin pecado humano y vivió en el paraíso, pudo escoger el creer en una mentira, ¿qué esperanza nos queda a nosotros?” Hay mucha más oscuridad alrededor de nosotros, la fuerza que necesitamos hoy para eludir el dudar del amor y bondad de Dios hace que la vida de Eva se vea sencilla. Aún si ese fuera el caso, que se necesita mucha más fuerza para seguir a Dios en este mundo que lo que se necesitaba en el jardín, ¿cuánta más fuerza y paz encontraremos cuando hagamos el trabajo de sobreponernos a la oscuridad que amenaza con invadir nuestras vidas?

La verdad es que no somos tan diferentes de Eva. Si estamos deseando encender las luces en todos los cuartos de nuestras vidas, encontraremos los mismos temores, las mismas preocupaciones, los mismos anhelos e inseguridades. Cuántos de nosotros, tal como Eva, fallamos en conocer verdaderamente nuestro valor. También caemos como víctimas de las mentiras de Satanás. Pero encuentran gran libertad aquellos de nosotros que se detienen en la “Eva ignorante” de sus corazones, y se dedican a educarla.

Eva es de todos los tamaños y formas, todos los colores y razas. Ella es la chica de ciudad y la de campo. Ella es al mismo tiempo rural, urbana y moderna. Es joven y es adulta. Es el renuevo, renacimiento y el continuo trabajo creativo de Dios quien bosquejó la primera Eva, sabiendo el nombre de todas las demás que vendrían detrás de ella.

Hay tanto por aprender de Eva. Descubrió la debilidad en el maravillarse y el resentimiento en la decisión que la llevó a apartarse. Aprendió a arrepentirse al momento y experimentar el quebrantamiento de por vida. La mayoría de nosotros

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puede decir lo mismo de sus propias vidas. Aprendemos de nuestros errores. Podemos aprender de Eva igualmente.

Eva es nuestra profesora, nosotros sus estudiantes. Su vida nos muestra qué ha nacido de nuestras decisiones de dudar. Su decisión en el jardín fue irrevocable, dudar era opcional. Eva se convirtió en la sombra de lo que había por venir y su legado habla un montón de nuestro futuro. Qué podemos ganar si valoramos a Dios lo suficiente como para dejarlo acercarse e invadir nuestro espacio, dejar que nos cuente más respecto de por qué el árbol del conocimiento del bien y el mal no era sano de tocar? Estas son las lecciones que Eva puede enseñarnos.

Eva dio pie a su primer error en Génesis 3 al decidir tener una conversación con el enemigo de Dios. Satanás tiene una pregunta que hace que Eva dude de su Creador. “¿Dios realmente dijo?” Comienza Satanás (Gen.3:1). Es aquí en el comienzo que Eva cae presa de la estrategia que el enemigo usaría para atacar a las mujeres en la historia e incluso hoy. Si comenzamos a cuestionarnos la verdad, caemos víctimas de la mentira. La escritura dice “cuando la mujer vio que el fruto del árbol era bueno y placentero a la vista, y así también deseable para obtener sabiduría, tomó el fruto y lo comió” (Gen.3:6). Es aquí que creo que Eva cometió el peor error y la tentación que enfrentó es una que como mujeres aún nos vemos enfrentadas constantemente.

Eva fue la primera mujer en pensar que no tenía lo que era propio de ella. El enemigo vino preguntándole algo que ella creyó debía responder. Cuando le contestó, retrocedió hacia una esquina. Al responderle, cayó en su trampa y se permitió pensar que realmente no tenía lo que ya era de su propiedad.

Le permitió al enemigo convencerla de que le faltaban tres cosas: Belleza, comida y sabiduría. Estaban ya en ella. Era la primera mujer y estoy segura que Dios se aseguró de embellecerla con el mayor de los cuidados y hermosura. Luego la puso en el jardín del paraíso, en el que era rodeada por belleza. La comida estaba por doquier y lista para ser tomada; había sólo un árbol que Adán y Eva debían evitar. ¿Y qué hay de la sabiduría? Eva caminó con Adán por el Edén, estando cara a cara con el todo-consumidor de sabiduría.

Eva tenía todo cuanto podía desear, hasta que la serpiente la engañó para que pensara que no lo tenía. Eva cayó entonces en un patrón de pensamiento que la belleza, provisión y sabiduría alrededor de ella no eran suficientes. ¿No es común del enemigo jugar de esa forma? ¿Cuán a menudo pienso que no tengo nada para ofrecer cuando Dios está ocupado despejando el camino para que pueda ver realmente lo que Él puso dentro de mío? Esto nos ocurre una y otra vez. Aún cuando tengamos la belleza, sabiduría, provisión de Dios a nuestra disposición gracias al sacrificio que Jesús hizo por nosotros en la cruz, Dios está constantemente trabajando horas extra en nosotros, tratando de enderezar la misma mentira que consumió a Eva en el jardín.

El poder de la elección

Si Adán y Eva hubiesen podido rehacer algo en el jardín, creo que nada hubiese cambiado. Aún cuando Eva hubiese hallado las fuerzas para resistir a la

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serpiente aquel día, el enemigo hubiese tratado de engañarla nuevamente. El problema no era el hecho de que Eva tuviese el poder de escoger. La habilidad de escoger entre el sí y el no, el bien y el mal es un regalo que todos hemos recibido desde el nacimiento. Elegir no es algo malo. Dios nos dio este regalo porque Él quiso que nosotros decidiéramos obedecerle. Hay algo sumamente poderoso al hacer esto. La gloria más grande de Dios es revelada cuando decidimos honrarle con nuestra obediencia.

Pudiese parecer que la vida podría haber sido más fácil si la humanidad no lo hubiera echado a perder. Pero sabemos que Dios lo hace todo por una razón. Entonces ¿por qué nos dio la libertad de escoger? Sin elección seríamos autómatas, amando a Dios por obligación en vez de por deleite. Esta no es la clase de relación que el padre busca.

Por todo el conocimiento que le faltaba, Eva, en el Génesis fue educada en cómo vivir la razón por la que fue hecha; el relacionarse. Su propósito fue amar a Dios y reflejar Su bondad amando a Adán. Aún tras la caída, haciendo esto, brotaría la sensación de plenitud y gozo, sobreponiéndose a su carne superficial, brindándole seguridad a su alma en necesidad. Eva es comúnmente recordada por su más famoso error, pero ella es mucho más que una mala decisión. Y así también nosotros. Aún en pecado, Eva nos está educando para que podamos ser más sabias, mejores mujeres de valentía.

Al estudiar la palabra de Dios, me di cuenta, cuán importante es la elección para Dios. En el principio, nos dio libre albedrío, y a través de la escritura lo vemos a Él reafirmando esa libertad para escoger. Nuestra vida está hecha de las decisiones que tomamos en cada minuto del día. Ninguna relación es construida fuera de la elección. No te levantas ni te acuestas sin ella. Está en cada parte de tu ciclo de vida, más aún, está entretejida en tu ADN. Las decisiones son la razón por la que tú te acercas o alejas de Dios.

Si decidir no fuese una opción, ¿cómo sería tu vida? Está claro que Dios quiso que tuviéramos opciones. En el principio de las historias de Adán y Eva, Dios, después de crear y darle forma al mundo, insertó la elección al medio del jardín de Edén, en forma de árbol. Hizo sólo una petición: que Adán y Eva no comieran de él (Gen. 2:16). La instrucción nunca fue del fruto, sino de la obediencia que Adán y Eva demostrarían al resistir al fruto.

Dios usó su voz para que la creación existiese. Con Su voz dio vida a las cosas que nunca antes habían existido. El diseñó y dio forma a la humanidad. Formó al hombre del polvo y usó su propio aliento para darle vida. Luego sacó una costilla para hacer un complemento para Adán. Dios hizo esto porque comprendía la soledad y por su deseo de que el hombre no sintiera este ardor. Luego de tanto cuidado al crearnos, Dios, motivado por amor y deseo de bendecirnos, nos permitió escoger si queríamos recibir su bondad; de ahí que este regalo pueda resultar desastroso.

Me senté mirando Génesis 2:9, preguntándome por qué Dios menciona aquel árbol en el comienzo. ¿Por qué les hizo saber de su existencia? Todo era perfecto, ¿por qué arruinarlo? En seis días Dios extendió su creativa mano. Urdió los planetas, las planicies, la gravedad, el espacio, y las masas de agua; Él creó todo tipo de vida y terminó por moldear el polvo para dar forma a la humanidad. Entonces, con todo el

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esplendor de la creación para ser contemplado pidió que un árbol fuera evitado. ¿Por qué no sacar el árbol fuera del jardín, o mantenerlo encerrado bajo llave? Dios pudo haber hecho cualquier cosa que quisiera y no sólo escogió poner el árbol al medio del jardín, sino que le advirtió a la humanidad de no comer de él.

Luego de preguntarle a Dios respecto de esto, me surgió un pensamiento. La elección debió haber existido antes de la creación. La escritura no dice mucho sobre la caída de Lucifer más allá de lo registrado en Exequiel 28 e Isaías 14. Por esto no sabemos de lo que lo hizo bajar. Lo que podemos deducir es que Lucifer se creyó demasiado como para haberse rebelado contra Dios, el libre albedrío tuvo que estar operativo en esa época. Entonces, la habilidad para escoger existió mucho antes de que Dios creara a Adán y Eva.

No soy teóloga, pero soy capaz de juntar dos más dos y sacar una conclusión. Si Lucifer pudo guiar un tercio de los ángeles para que se rebelaran contra Dios, entonces en el campo de lo sobrenatural y angelical existe la elección de creer o no creer. De alguna manera se fijó un parámetro, y el deseo de Dios de obedecerle se dio a conocer. El mismo anhelo por nuestra obediencia fue hilvanado en la humanidad. No fuimos creados sin la habilidad de obedecer, sino que se nos dio la oportunidad para decidir si lo hacíamos. Nuestras decisiones determinarían la dirección que tomaríamos y a quién serviríamos. La decisión es importante en nuestra comprensión de Dios y Su relación con la humanidad, porque al tomar decisiones, usualmente están movidas por un deseo o una necesidad, un intento o una determinación. Dios siempre ha esperado ser nuestra elección. Cuando lo escogemos a Él, Él nos puede alcanzar aún más rápido con su amor transformador, porque dejamos de arrancarnos de él y posiblemente hasta terminemos corriendo hacia Él. El día que lo escogí cambió todo para mí. El ADN espiritual de Dios se encendió en mí, permitiéndole a Dios entrar y que me mostrara todas las cosas que Él quería que supiera, porque lo escogí para guiarme. Escoger sí es una llave.

Satanás hizo su elección y se alejó de Dios, llevándose muchos ángeles con él. Esto revela otro hecho: la elección trae consigo el poder de la persuasión. La gente mira las elecciones que tomamos y ellos pueden ser convencidos de seguir nuestro ejemplo. Porque el decidir existió desde el comienzo, el poder de Satanás de convencer a Adán y Eva de seguir su ejemplo también existía.

Debemos recordar que cuando Dios estaba creando el Universo (como nosotros lo entendemos), Él ya tenía un enemigo en este ángel caído llamado Satanás. Mientras Dios creaba las criaturas, el cielo y el mar, su enemigo lo espiaba y planeaba una manera de estropear sus propósitos. Satanás debió haber estado pendiente de los asuntos de Dios. Quiero decir, ¿le estaba permitido merodear por Edén, cierto?

Muchas cosas ocurren en el Génesis que por años no quise reconocer. Recién vine a ver la historia dentro de la gran historia. Dios tenía un enemigo antes de crear a la humanidad. Ese enemigo pecaba contra Dios. Entonces, Adán y Eva fueron creados en una atmósfera que ya conocía el pecado en la forma del traidor de Satanás.

Cuando Él estaba creando la Tierra, Dios creó un árbol de orientación que simbolizaba la elección. Si comías de éste, el árbol traería un entendimiento de la oscuridad que el enemigo de Dios escogió. Pareciera que buscar ser como Dios-

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mandar y reinar sobre nuestras propias vidas en vez de rendirnos a Él, perseguir honor para nosotros mismos en vez de dar la gloria a Dios-es lo que aún nos lleva a meternos en problemas a tantos de nosotros.

La batalla es del Señor

Ahora debemos dar una segunda mirada a todas las escrituras que proclaman que la batalla pertenece a Dios (1 Samuel 17:47; 2 Crónicas 20:17). Recuerden, Dios tenía un enemigo antes de que creara la humanidad. La lucha contra el pecado viene de mucho antes de que entráramos a escena y fue Dios quien daba la batalla para ganar, no nosotros. La hacemos nuestra batalla cuando escogemos desobedecer. Al ordenarles a Adán y Eva que no comieran del árbol prohibido, Dios les estaba pidiendo que escogieran no ser parte de la rebelión de pecado que se llevó a cabo en el corazón de su enemigo antes de que ellos fueran creados.

Después de la caída de Lucifer, Dios estableció un lugar llamado Edén y dentro de esas puertas creó algo nuevo cuando sopló sobre el polvo. Dios hizo al hombre con la esperanza de que lo que Él creó le diera alabanza al Padre, más que buscar exaltarse a sí mismo. La humanidad, por supuesto, falló en esto, pero Dios debía saber que esto iba a ocurrir porque tenía un plan de respaldo. No imagino a Dios haciendo al hombre sin saber que la humanidad caería ante el pecado y necesitaría como último recurso ser redimida. La esperanza de que la humanidad obedeciera está sin duda en el corazón de Dios, pero en realidad el escoger caminar en obediencia está en el corazón del hombre.

Comer del árbol prohibido no trató nunca respecto de que nosotros nos pareciésemos a Dios o saber lo que Él sabe. El Padre sabía que al elegir comer de él, guiaría nuestro entendimiento hacia la rebelión hospedada en el corazón de Satanás y al potencial de que fuésemos persuadidos para seguir este pleito.

El enemigo de Dios buscaba una oportunidad para herir el corazón del Creador. En el jardín de Edén encontró la oportunidad de la vida. Lucifer, encubierto como serpiente, fue tras los hijos de Dios- hechos por su propia mano- diseñados por Él, Su gran plan, Su ADN. Me pregunto, ¿será esto por lo que Satanás buscó a Eva primero?

Dios le ordenó a Adán que no comiera del árbol en el centro del jardín antes que aún Él creara a Eva (Gen. 2:16). Dios creó a Eva luego de preocuparse por la soledad de Adán y porque ella completaba la imagen del máximo deseo de Dios, que era el tener una novia. Aún cuando el enemigo no intentaba engañar a Adán, quien primero recibió la instrucción sobre el árbol, fue tras Eva, ¿Por qué? No creo que esto fuese porque era mujer y como tal “era el blanco más débil”, como muchos maestros han proclamado. En este punto ella era la compañera equivalente de Adán. Como parte de su castigo al haber comido del árbol, Dios le mandó que se sometiera a Adán como su esposo. Pero antes de la caída, dominaban mano a mano.

Dios les dio la habilidad a Adán y Eva de hacer lo que Él había hecho -crear. Aún cuando a Adán no le gustara, a Eva le había sido dado un vientre donde hacer esto. Esto es importante de tener en cuenta en la educación de Eva. Satanás,

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espiando, ve que Eva tenía la habilidad de producir vida. ¿Quién entonces sería el mejor para engañar primero? ¿El que da la semilla o quien la carga?

Creo que por esto Eva fue buscada ese día en el jardín. Al llegar a Eva, Satanás debió haber pensado que tendría acceso a toda su prole. Qué mejor lugar de encontrar venganza contra Dios que ir tras lo que Él ama: Sus hijos, Sus escogidos.

La habilidad de la mujer de contener vida no es menor. Yo lo veo como un hermoso e increíble regalo de Dios. Creo que el enemigo podía ver esto también. Esto no puede pasarse por alto ni perderse de vista en el proceso de comprender a Eva.

No estoy diciendo de ninguna manera que Eva fue creada con el único propósito de producir vida. Pero en nuestros esfuerzos de afirmar las muchas facetas de una mujer, no nos dejes perder de vista cuán maravillosa e importante es esta habilidad. El cuerpo de una mujer fue creado para generar nueva vida. Está dentro de ella, en el lugar “secreto” que el Salmo 139 menciona, que Dios entretejió junto a la vida.

Está en el corazón de una mujer que un pequeño ser sea protegido. Es su voz la que calma a su niño, y tristemente, es ella quien puede decidir si terminar con la vida dentro de ella. ¿Cómo podríamos tener otra generación de reyes y presidentes, héroes y heroínas si no fuese por este importante regalo de Dios para la mujer?

El enemigo es malicioso, y debió haber pensado a quién acercarse en el jardín y cómo hacerlo. La estrategia del demonio era implantar duda en el corazón de la humanidad y dejar que esa duda sea traspasada hacia las demás generaciones una y otra vez. ¿No sería más fácil lograr esto a través de Eva cuando a ella se le había dado la habilidad de dar a luz a los aún no nacidos? Creo que esta es una de las principales razones que el enemigo usó para atacarla primero.

Un lugar para la Gracia

Por suerte, Dios siempre tiene un plan para bendecir y proteger Sus hijos, y la mujer era parte clave de ese plan. Es claro que Dios le dio a Eva un vientre por esta misma razón.

Una de las palabras hebreas traducidas de “vientre” es racham. No soy estudiante hebrea, pero sé que muchas palabras hebreas tienen un sistema de tres letras que son la raíz. Cada una de esas palabras que son raíces, alberga un profundo significado que te puede quitar el aliento. La palabra racham viene de raíces de palabras que significan “amar”, “tener compasión”, y “ser compasivo”. Ahora considera que Dios le dio a Eva un racham un lugar para misericordia y compasión.

Luego de que Adán y Eva escogieran pecar y Dios diera las consecuencias, se dirigió a su enemigo, Satanás, para proclamar que Eva y su descendencia estarían por siempre enemistados con él “y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; -esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el calcañar” (Gen. 3:15). Es en este versículo que Eva oyó sobre el día del Mesías golpeador de cabezas, nacería del racham de una joven Eva.

En esencia, Dios le dice a Satanás que por haber buscado a la mujer para engañar a la humanidad, desde su lomo vendría la redención de la humanidad.

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Esperanza eterna proviene del levantamiento de una de las elecciones más devastadoras que la humanidad pudo hacer.

En los primeros momentos que la mujer aparece en las escrituras, estamos siendo educados. Estamos viendo rodar su película. Vemos su carácter perfectamente formado fallar en un breve instante de aferrarse a la verdad, doblegándose a sí mismo en vez de hacia la confusión que trae la mentira. En ese pequeño momento vemos la claridad de la perfección. No podemos ver únicamente la imperfección de Eva. Antes de examinar las consecuencias de su error, debemos ver en esos pasajes la intención de algo inmenso y valioso.

La creación de una mujer capaz de ser una casa racham tenía poder espiritual y significado literal. Creo que Dios, sabiendo todas las cosas, no podía dejar de pensar en crear a Eva sin ver cómo su hijo podría venir al mundo para redimir a la creación que Él amaba. Después de todo, ¿no son sus intenciones para Su novia? Encuentro asombroso que Dios le diera a la mujer la habilidad para acunar vida. Esto no fue por azar, fueron las intenciones del diseño de Dios.

Cuando Dios nos creó a ti y a mí, Él vio más allá nuestros errores dentro de la promesa que puso en nosotros-La esperanza de sus propósitos de Reino que Él puso dentro de nosotros desde el comienzo. Inclusive nuestros errores no pueden borrar el destino que Dios puso dentro nuestro.

Fuiste creada para llevar vida. Eva fue la primera a quien le entregaron este anuncio, y ella estaba cerca para escuchar la promesa de Dios de que la compasión y la gracia vendrían desde su vientre en la forma de un Salvador quien derribaría a su enemigo y daría vida a la humanidad. Dios también ha puesto la promesa de su victoria dentro nuestro en estos días modernos. Dentro de cada mujer está la habilidad de encontrar compasión y gracia y de hablar vida a nuestras almas.

Como descendientes de Eva estamos en el medio de la misma batalla para creer en la voz de Dios por sobre el estruendo de las mentiras de Satanás. ¿Cómo dejamos de cometer los mismos errores que Eva? ¿Podemos aprender de ella y dejar de cuestionar a Dios? Eva pasó por todo lo que una mujer podría experimentar en un principio, entonces podría llevarnos a una mirada interna y revelación al género femenino. En nuestro viaje para encontrar a Eva, quizás-sólo quizás-aprenderemos de ella a cómo ver la verdad y reconocer las mentiras, para vivir con esperanza y demoler los temores, para declarar el destino y renegar la derrota.

He sido ingenua por tanto tiempo y en tantas formas. He pasado décadas intentando vencer las batallas que no tenía que pelear por mi cuenta. Ahora escucho a Eva gritarnos que tomemos una ruta distinta en vez de caer una y otra vez en el mismo patrón de dolor al dudar de nuestra belleza, nuestro valor, y nuestra fuerza.

He pasado mucho tiempo reflexionando por qué Eva no fue suficientemente astuta para ignorar la voz de la serpiente. Me gustaría haber pasado más tiempo explorando para entender el plan general del diablo en el jardín del Edén. La verdad es, el diablo no estaba detrás de Eva o Adán, estaba entonces, como ahora, tras cualquiera que pudiese escoger creer en Jesús como verdad y como el camino hacia la verdad. ¿Cómo Satanás haría mejor esto? Si él pudiera descarrilar nuestra esperanza y hacernos dudar de nuestra verdad, él nos conduciría no sólo a vivir en derrota sino que a traspasar la misma duda y desesperanza a la siguiente generación.

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Esta revelación nos puede ayudar a vivir la vida de la forma que debemos. Hay enemistad entre el enemigo, nosotros y nuestros hijos. Su nombre es Jesús. El enemigo podrá venir a atacarnos, pero Jesús vencerá. Sin importar los planes del diablo, la victoria de Dios es innegable.

Algo le sucede a Eva ese día en el jardín cuando escogió ser guiada a la desestimación. Fue forzada a despertar al poder de la carne. Perdió la habilidad de juzgar correctamente. El día que se dio cuenta que no estaba usando ropa fue también el día en que Eva descubrió cómo tus errores pueden mostrar tu propia desnudez. Si ella sólo hubiese sabido lo que nosotras sabemos ahora sobre la conspiración de la serpiente, se podría haber evitado tanto dolor.

Todos nosotros tenemos la habilidad de buscar las cuestiones del corazón. Yo busqué los asuntos de Eva para saber por qué tantas mujeres no pueden creer lo que Dios dice de ellas. Al encontrar a Eva, encuentro la raíz de esta inseguridad. Comienza allí, para todas las mujeres, en ese jardín. “¿Dios realmente lo dice?” es una pregunta que estoy comenzando a contestar más en estos días con un “Sip, Lo hizo”.

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2ENCONTRANDO EL JARDÍN

Han pasado varios días desde que nos fuimos del Edén, y estoy desconsolada. Hemos sido echados de nuestro hogar. He estado tratando de acostumbrarme a este nuevo entorno. Es hermoso pero no es como el Edén. No tenía idea lo especial que era el Edén. Comparado a dónde estamos ahora, era como si hubiera estado de pie al interior del destino. Los sentimientos que tengo ahora me descolocan diariamente. Mi sentido de estabilidad se fue. Estoy incómoda la mayor parte del tiempo. Le pregunté a Dios acerca de esto, y El dijo que la sensación de culpa y vergüenza vinieron con la decisión que tomé. Dijo que el pecado es lo que nos echó fuera del Edén. Y ahora este pecado pareciera que nos siguiera y nos rodeara constantemente y dividiera el aire que respiramos.

Adán está inquieto, y lo escuché clamando a Dios por perdón. Lloré un montón. He derramado mi corazón a Dios. Extraño el Edén. Era nuestro hogar. Ahora espero por el paraíso del que Dios habla, dónde volveremos a estar junto a El otra vez.

No podemos volver al Edén ni al momento antes de que la serpiente me engañara. Pero nos dijo que lo soportáramos. Adán tiene que trabajar la tierra, y yo me tengo que someter a él. Habría sido más fácil hacerlo en el Edén. Ahora pensamos muy diferente el uno del otro.

Adán habla de la revelación que recibió para la tierra. El habla con Dios de esto. Dios todavía es nuestro maestro. Todavía siento abundante amor sobre nosotros, pero a menudo me siento y reflexiono sobre el estado en que yo misma me puse. Cómo pude cuestionar a mi propio Creador? Ahora miro atrás, tal como he aprendido en este lugar en el que vivo ahora, y veo opciones en todas partes. Cuestiono todo lo que veo. Mi corazón siempre está buscando algo para hacer y dónde encontrar descanso.

Sé demasiado, lo que es extraño ya que por no saber lo suficiente fue lo que me trajo hasta aquí. Ahora sólo quiero encontrar paz otra vez. Hablo con Dios en este nuevo lugar todos los días muy temprano. A veces no digo nada y sólo escucho Su guía y Su ánimo. El simple sonido de Su voz me hace recordar lo que antes fui. Anhelo quedarme ahí dentro de Su voz.

Cuidando el Jardín

Tú eres mi jardín privado, tesoro mío, esposa mía, un manantial apartado, una fuente escondida.

Cantares 4:12

No soy una jardinera profesional, pero me gusta creer que lo soy. Me encanta salir y plantar vegetales y flores en invierno para verlas hermosamente florecer en primavera. Para mi, no hay nada más satisfactorio que entrar a la casa y sentir el perfume de las rosas cortadas por mi misma o sentir el olor fresco de mis tomates orgánicos sobre el mesón de la cocina.

Siempre me ha encantado un buen jardín. Creo que tienen un gran

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simbolismo. Dios puso al hombre en uno desde el principio. Un jardín es dóndo Jesús oró al Padre, rindiendo su voluntad antes de que muriera en la cruz. Y en ese mismo jardín fue capturado para ser juzgado y finalmente crucificado.

En sus parábolas Jesús frecuentemente mencionaba semillas y plantaciones, árboles y flores, a menudo usándolas como símbolos de nuestros corazones. Igual que la tierra, nuestros corazones pueden ser cultivados para que la semilla de la Palabra de Dios pueda ser plantada y crecer. Un saco de semillas puede recorrer un largo camino. Qué dice eso de nuestros corazones? El nombre Eva significa “la que vive”. Creo que es muy apropiado. Ella fue sacada del costado de Adán, que fue hecho del polvo. Ella fue el producto de algo que Dios había creado desde el polvo. En un sentido, ella fue la primera flor sacada del jardín del costado de Adán, diseñada y propuesta por el Creador, quién contó cada uno de los cabellos de su cabeza.

Buscando a Eva, he tenido que encontrar el jardín de mi corazón, donde me sentí por primera vez amada y segura. Siempre me he imaginado mi corazón como el huerto bien regado que se describe en Isaías 58:11. Cuando tenía 16 años, después de irme a dormir una noche, en mi imaginación, tuve un encuentro con Dios en un jardín de rosas. Ahí escuché Su voz y me habló de varias cosas de las que necesitaba consejo en mi crecimiento espiritual. Pero lo más importante fue que en ese jardín me sentí enamorada de los caminos de Dios y recibí la revelación de Su amor por mí.

Soy una romántica y una soñadora, así que no es difícil para mí evocar ese lugar ficiticio en mi cabeza y encontrarme con Dios ahí. Sólo cierro mis ojos e inmediatamente puedo estar ahí con Dios en ese jardín. Se convirtió en mi lugar para caminar y conversar con El. Esas visitas se volvieron muy importantes en todo mi desarrollo espiritual, y a menudo hago referencia a esos tiempos de conversación con Dios. Tenemos conversaciones increíbles en ese jardín. A veces en tiempos cuando estoy demasiado ocupada, anhelo con mayor fuerza esos tiempos sin apuros de estar con Dios en ese jardín de rosas.

Nuestros corazones no son literalmente jardines, obviamente, pero creo que nos dan una poderosa imagen. Piensa en tu propio corazón. Si fuera literalmente un jardín, cómo sería? Estaría bien mantenido o necesitaría ser desmalezado de preocupaciones, miedos, ansiedad, o presiones del día a día? Tendría una tierra rica de fe, o sería un suelo duro e inutilizable por la incredulidad?

A menudo veo un programa de TV que se llama “Acaparadores”. Por alguna razón me siento atraída por estas historias de personas que han convertido sus casas en almacenes de increíbles residuos y basuras. Es difícil no ver un reality show como este y no ver que todo el caos de sus casas es como una foto del caos interno de sus corazones. Traumas no resueltos, dolor, miedos, y heridas pueden hacer que la gente se aferre a cosas que deberían botar. Un corazón, como un jardín, debe ser atendido. Se vuelve descuidado y caotico ante la nigligencia.

En un jardín bien cuidado encontramos vida, la cual es el fruto del cuidado y atención del jardinero. No importa de dónde vengas o qué circunstancias rodearon tu nacimiento, el arte creativo de Dios es evidente en cada vida. Aunque hayas nacido de un adicto a la heroína o de unos padres sanos y amorosos, Dios es quién te formó en el vientre de tu madre y observó tu crecimiento. Cada Eva es un trabajo

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hecho a mano por Dios. El se tomó tiempo para hacerte perfectamente. Por Él tu vida es hermosa.

Como seres humanos, estamos condicionados a mirar lo natural antes que lo sobrenatural. Estamos condicionados a mirar lo que la carne está haciendo en vez de mirar lo que Dios está haciendo para soplar vida en nuestros espíritus. Hay una razón para que Dios haya puesto a Adán y Eva en un jardín. Y hay una razón para que Él nos lleve de vuelta a un paraíso llamado cielo. El jardín tiene mucho que enseñarnos.

Dios tomó cinco días para crear nuestro medio ambiente físico. Pasó los primeros dos días haciendo la luz y la oscuridad, el día y la noche. Le tomó un día para separar el cielo del mar y decirle a la tierra que existiera. El día tres fue sobre las plantas y los jardines. Le tomó un último día para juntar un poco de polvo y respirar vida en el hombre, y luego, poco tiempo después, de una costilla del hombre hizo su contraparte.

Dios se tomó su tiempo con la creación, y hasta ahora hay señales de Su amor y esplendor (Rom1:20). El trabajo hecho a mano por Dios todavía se doblega, ondea, pía, salpica, ruge y lo adora a Él sin dudas. Por qué será que aquel que lo creó todo quiera tener una relación con quiénes lo cuestionan, fallan, caen y les cuesta creer que Él realmente es Dios?

Me encanta el Salmo 104. Describe la habilidad que tiene la creación para ser exactamente lo que Dios le dijo que fuera. Cuán a menudo nos maravillamos bajo el cielo abierto y no nos damos cuenta qué es lo que realmente está pasando? Mientras estamos tan ocupados con la vida diaria, toda la fiel creación de Dios que nos rodea está adorándolo. Nuestros oídos humanos no pueden oír lo que Dios está escuchando constantemente. Los árboles de tu patio están gritando un Gracias a Dios, que tal vez tú te olvidaste de dar.

Dios pasó días haciendo lo que sería nuestro refugio de vida y esperanza. Dios en todo Su esplendor le dijo al sol que brillara en el día y a la luna en la noche, porque Él quería que supiéramos que su propósito era mantenernos siempre con la luz encendida! La creación tiene una fuerza que nosotros no tenemos. Es constante.

Cuando el pecado del hombre empezó a ser demasiado grande en las generaciones después de Adán y Eva, Dios le dijo a su siervo Noé que construyera un arca. El diluvio que Dios anunció vino, y todo el mundo fue destruído excepto Noé y su familia. Cuando las aguas empezaron a bajar, la paloma trajo una rama de un olivo como prueba de que el jardín estaba creciendo otra vez, la vida estaba emergiendo de la devastación. La esperanza brotó como una flor en primavera.

Cuando era joven, un día mi madre llegó a casa de su trabajo como secretaria de la iglesia con dos ramas del roble del jardín del pastor. Las había envuelto en toallas de papel mojadas y puesto en una bolsa ziploc. Agarró una pala y cavó un hoyo en cada lado de la pequeña casa que arrendábamos. Mirándola desde la ventana, me reí. Estaba segura que en menos de un día veríamos dos ramas secas y muertas botadas en el suelo. Para mi impresión, esas dos ramas formaron raíces y comenzaron a crecer en dos altos árboles!

Mi madre era una mujer de fe. Tenía un callado pero poderoso amor por Dios. Nunca llamó la atención y servía humildemente como secretaria de nuestra pequeña iglesia bautista por años después que mi padre murió de cancer. Mi padre tenía una

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profunda pasión por Dios también, pero él era un poco fanático. Esta naturaleza fanática tuvo a mi madre yendo detrás de él en locas aventuras que no siempre fueron convenientes pero que mi padre decía tener la certeza de que Dios lo estaba mandándo.

Esto provocó tiempos de mucha exigencia en su matrimonio y un tiempo en que la confianza de mi madre estaba sólo puesta en Dios. Vivíamos en absoluta pobreza porque mi padre a menudo dejaba su trabajo, eligiéndo vivir por fe. Eramos 6 niños, y mis padres nunca tuvieron una casa; muchas veces vivíamos en campamentos como vagabundos.

Mi madre encontró consuelo en los jardines. Ella amaba las plantas y las flores. No importaba cuán humilde era nuestro hogar, ella siempre hacía un huerto en la parte de atrás y plantaba choclos y tomates. Dentro de su jardín ella encontraba sus minutos de paz y tranquilidad. Casi siempre se sentaba afuera y leía una vieja revista de decoraciones, imaginando cómo sería la casa y el jardín de sus sueños. Tristemente nunca vió sus sueños hechos realidad acá en la tierra.

En su pequeño jardín mi madre pasaba el tiempo orando -ella era una increíble mujer de oración. Cuando mi padre fue diagnosticado con cancer, mi madre pasaba vigilias al lado de su cama y fielmente oraba por su sanidad hasta el día que el Señor se lo llevó a casa. Estoy segura que su intercesión por mi y mis hermanos, es la razón por la cual fuimos capaces de atravesar años tan duros y servir al Señor hasta hoy. Ella fue un gran modelo de la gracia y confianza en Dios. Su corazón era rico en fe y su esperanza era plena.

Recuerdo haber estado al frente de esa pequeña, triste y vieja casa que arrendábamos, quince años después. Ya era adulta y vivía en otra ciudad, pero volví al pueblo por una conferencia de adoración. Decidí tomar un pequeño viaje a la tierra de los recuerdos y visitar nuestra vieja casa. Ahora se veía mucho más desmoronada y pequeña en comparasión a los dos grandes robles que la rodeaban. Esa casa, donde mi madre tomó su último aliento de vida, aún mantiene su esperanza creciendo a cada lado de ella.

Me senté a observar por un largo rato esos árboles y las lágrimas corrieron por mis mejillas mientras miraba esas pequeñas ramas de esperanza que ahora se mecen poderosamente con la brisa del verano como grandes robles. La fe en Dios de mi madre parecía hacer eco en ellos ese día.

Esos árboles fueron su jardín en tiempos de cuestionamientos y temores de cómo iba a críar a seis niños siendo viuda. Me pregunto si, mientras mi madre regaba esos árboles, oraba para que ellos se convirtieran en una señal de que ella y sus hijos fueran fuertes y tuvieran profundas raíces en Dios. Las señales a lo largo del camino son buenas para el alma.

Esperanza en las ruinas

“El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan”.

Isaías 58:11

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Hace un año, mi amiga Maria Durso me pidió que la acompañara a ministrar en una carcel de mujeres en Baton Rouge, Louisiana. Maria y su esposo, Michael, eran los pastores de la iglesia el Tabernáculo de Cristo, en Glendale, Nueva York. A Maria le pidieron que enseñara en una pequeña conferencia de mujeres en la cárcel, y ella me pidió a mí que dirigiera la adoración. Nunca había ministrado en una cárcel antes, y me sentí un poco intimidada, pero acepté la invitación de Maria.

Después de haber sido inspeccionadas por seguridad, nos dieron nuestras tarjetas de visita y entramos al resinto. A penas entramos, me llamó la atención el lugar. Estaba altamente asegurado, con alambres de púas alrededor de las paredes, y un construcciones de ladrillo y concreto, con un pasillo entre medio. Pero justo en medio del patio había algo que nunca me hubiera esperado: filas y filas de impecables y bien cuidados jardines.

Habían rosas, geranios, hibiscos y arbustos por todos lados junto a otros tipos de verdes y florecientes flores. Las internas se preocupaban de desmalezar, regar y sacar las hojas secas, ocho horas al día bajo el calor del verano.

La ironía de lo hermoso de estos jardines en un lugar como ese me impactó. Yo esperaba entrar y ver lo feo y gris que es la vida detrás de los barrotes. En vez de eso, me encontré con un muy bien mantenido y regado jardín. Estuve deshecha por días después de esa conferencia. No sé si algún día olvidaré las caras de esas preciosas mujeres. Muchas de esas mujeres que conocí vivirán detras las rejas por el resto de sus vidas. Sin embargo, en ese lugar de desesperanza, esas Evas, jovenes y mayores, plantan y cuidan hermosos jardines.

Fue una imagen de Isaías 51:3: “El Señor consolará a Sión; consolará todas sus ruinas. Convertirá en un Eden su desierto; en huerto del Señor sus tierras secas. En ella encontrarán alegría y regocijo, acción de gracias y música de salmos.” Incluso en el encierro de una prisión se puede encontrar un jardín, un lugar de alegría y regocijo, agradecimiento y el sonido de una melodía.

Hablé con muchas mujeres después de la prédica de Maria. No necesité preguntarles el por qué estaban ahí; ellas voluntariamente daban esa información libremente. Me contaron cómo sus vidas se arruinaron y lamentaban el hecho de que nunca volverán a ver sus seres queridos. Una mujer, que tenía su cara desfigurada por la cantidad de golpes que recibió de su novio, estaba sentenciada a dieciocho años de cárcel por su tercer fraude de cheques. Ella lloró y nos contó que solamente estaba tratando de alimentar a sus hijos. Escuché acerca de asesinatos, robos, drogas, y prostitución -mujeres llevando todas estas cargas al medio del amoroso jardín. Me pregunto cuántas lágrimas han sido derramadas mientras estas mujeres cuidan este jardín en esa prisión.

Antes de irnos nos pidieron que oráramos en el centro del recinto. El capellán nos dijo que muchos planes ilegales y secretos se conspiran en esa parte del patio. En el centro del recinto, cerca del jardín, el enemigo todavía busca robar y destruir a aquellas que ya están encadenadas

La libertad puede ser cara, porque a veces entregar nuestra voluntad duele más que entregar nuestra esclavitud. Pero hay algo importante al encontrar el jardín de nuestro corazón que nos lleva a un lugar donde queremos escoger la libertad cueste lo que cueste.

Esas internas en Louisiana estaban en un lugar donde la presencia de Dios

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ama estar; estoy convencida de eso. Jesús no vino por aquellos que no necesitan nada. Él vino por los desesperados. Él vino por las Evas a las cuales les han pisoteado la vida.

La impactante visión de un jardín dentro de la cárcel no esconde las heridas ni anula el dolor en ese lugar. Pero provee una imagen de esperanza que rodea a todas esas prisioneras. Aún en sus pecados ellas todavía tienen la habilidad de mantener la hermosura.

No hay una Eva viva hoy día que no necesite esperanza. Todo el mundo la necesita.

Cuando encontramos el jardín, encontramos esperanza. En cada corazón puedes encontrar una buena tierra. Y no es tan difícil hacer que algo crezca. En lo natural, necesitas un buen suelo, agua, un poco de sol, y mucha fe. Espiritualmente, para hacer que tus sueños crezcan y la esperanza florezca, necesitas un corazón dispuesto, la redentora sangre del Salvador, y la luz del Hijo para que te revele Sus planes para tu vida.

Los sueños son muy parecidos a las semillas. Si nunca los plantas, nunca sabrás si florecerán.

Cuántas Evas no están en una prisión real pero viven metafóricamente en una? He conocido y ministrado a tantas mujeres que no creen que Dios las ama lo suficiente como para hacerles bien. Yo solía ser como ellas, pero he probado la alegría de la libertad. Conozco el poder de creer en la opinión que Dios tiene de mí. Experimentar la libertad me predispone a querer cada vez más de ella.

Soy una pensadora visual y una soñadora. Trato de llevar un diario de vida, y me encanta hablarle al oído a Dios. En medio del jardín donde solía encontrarme con Dios cuando era adolescente, había un mirador. Me sentaba ahí con Dios y le decía mis más profundos sueños y esperanzas.

Durante esos tiempos lo escuché hablar cosas muy específicas, dolorosas y verdaderas hacia mi. En ese lugar él me hablo de esperanza y descanso, y me preparó para temporadas de gran dolor y aflicción. Estoy agradecida por esa visión que me abrió la puerta a la presencia de Dios. Me hizo estar más consciente de quien es Dios y lo mucho que nos ama. Creo que este jardín que Dios permitió que me imaginara, me ayudó a darme cuenta cuánto él se preocupa por mi. La imaginación puede ser una maravillosa herramienta utilizada por Dios.

Los jardines requieren paciencia. Requieren de nuestro tiempo. Si los desatendemos, pueden crecer fuera de control o pueden marchitarse y morir. Lo mismo pasa con nuestros corazones. Como creyentes, deberíamos querer crecer más espiritualmente y ser más maduros en nuestro caminar con Cristo. Requiere un esfuerzo voluntario el desmalezarlo de miedos y faltas de fe, preocupaciones y remordimientos. Tu “maleza” puede ser diferente de la mía, pero ambas debemos ser responsables en cada área que Dios nos muestra en dónde necesitamos ser más sanas. Debemos estar dispuestas a mirarnos por dentro y limpiar cada área que hemos dejado desatendida.

Cómo cuidamos los jardines de nuestro corazón? Debemos regar con la palabra de Dios aquellos sueños que han empezado a marchirtarse. Debemos exponer las mentiras del enemigo a la luz de la verdad. Sin agua, no hay crecimiento. Sin convicción y determinación de llegar hasta el final, la maleza ahogará nuestra

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esperanza.Eva fue echada del jardín perfecto, pero creo que ella encontró un hogar

eterno en otro paraíso. Dios es un Dios de restauración. A menudo me pregunto si un día en el cielo voy a encontrar a la Eva original cuidando un hermoso jardín. Seguramente esta vez, no habrán serpientes!

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3ENCONTRANDO OBEDIENCIA

Está justo acá abajo. Adán y yo hemos encontrado un lugar para llamarlo nuestra propiedad. Hay mucho que hacer. Desde que dejamos Edén hemos aprendido muchas cosas sobre cómo sobrevivir bajo el sol. Dios habló sobre protegido y bajo sombra. La comida se halla suficiente, y estoy aprendiendo a cómo ser más astuta en cómo encontrarla.

Estoy buscando Su voz. Algunas veces las emociones dentro de mí están intensificadas. Aún extraño el Edén. Por la noche sueño con él. Sueño sobre cómo la era la vida allí y cómo habría sido si el pecado no me hubiera encontrado. Pienso en mi vida antes que el arrepentimiento y vergüenza se robaran mi paz. Adán aún me culpa. Es de donde proviene parte de su inquietud. Es una raíz descompuesta. El amor es evidente y Dios está cerca, pero el resentimiento alza su voz de vez en cuando. Él trabaja casi todo el tiempo mientras hay luz de día. Estoy asombrada que él tenga la fuerza que tiene. De muchas formas su cuerpo es mucho más fuerte que el mío. Y las ideas que se le ocurren a Adán me sorprenden.

Paso tanto tiempo hablando con Dios y aprendiendo cómo ser Eva sin el Edén. La obediencia parece ser lo que Dios necesita más que nada. Nosotros le damos ofrendas, y hacemos esto exactamente como Él nos dice. Dios se ha vuelto más específico. Yo deseo tener su confianza de nuevo. Esta es mi esperanza por lo menos. Cada vez que llevo una ofrenda espero que sea suficiente. Desearía poder llevar más para cubrirnos por lo que hice. Dios me dice que debo dejarlo ir y recibir Su gracia. Él dijo que Su gracia nos atraería a obedecer, y que la obediencia me llevaría a tener paz. Creo que esto es cierto. Ahora, si sólo pudiera hacer esto correctamente…

Un corazón para obedecer

“En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a Él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a Él serviréis, y a Él seguiréis.”

Deuterenomio 13:4Cuando mi hijo, Justice, cursaba Kinder, uno de los primeros versículos que

memorizó fue “hijos obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo” (Ef. 6:1) Recuerdo haber hablado con él respecto de lo que significaba este versículo, me siento bendecida al decir que a los ocho años de su existencia, ha sido un niño muy obediente. Creo que esto es en particular debido a su personalidad. Pero mi constante llorar ante Dios para traer Su verdad dentro de él ¡no ha hecho daño tampoco!

Me he dado cuenta en eso que Justice no quiere decepcionarme. Hay mucho de su propio deseo por supuesto, pero él tiene un deseo de obediencia entregado por Dios. Cuando él es disciplinado, necesita asegurarse que lo perdono, Amo haber visto esto como madre. Dios lo hace también. Sé que Él está justo a mi lado cuando guía a Justice. No puedo hacer esto sin Él. Dios es capaz de cubrir tantos vacíos para los padres solteros.

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Tenía treinta y ocho años cuando me encontraba dolorosamente soltera. Durante un viaje a Rumania tuve un encuentro con Dios, donde Él me habló poderosamente sobre la adopción. Seis meses después me volví la madre de un pequeño niño al que llamé Justice. Sabía aún en mi juventud que deseaba adoptar. De todas maneras, la adopción no sucedió de la forma que la imaginé o esperé. Fue luego de años de palizas y lamentaciones que me daba por los suelos en completa angustia mientras le preguntaba a Dios dónde estaba mi esposo. Vino después de años de vivir con una especie de soledad que parecía matar toda esperanza y extraer todo rastro de gozo de la vida de una persona.

Era una joven soñadora que tenía su vida toda planeada. Escuché la voz de Dios a una joven edad, y estaba segura que Él me había dicho que me casaría y tendría hijos cuando aún fuese joven. Mi vida resultó bastante diferente de lo que había imaginado, y no era como algo que yo hubiese pedido. Pero como prioricé obediencia por sobre cualquier cosa, encontré un amor de Dios por mí aún más profundo de lo que habría podido imaginar como posible.

No creo haber presionado para encontrar este amor que no había experimentado si no hubiera sido por el dolor de la fractura y la presión de la pérdida. Pasé muchos años preguntándome por qué, pero todo el tiempo que le pregunté a Dios por qué, nunca dejé de sentir su presencia. Mi dolor por no ver respuestas a mis oraciones fue lo que me condujo a pasar tiempo de calidad con Dios, pero sea cual sea la razón, llegué allí. El experimentar la presencia tangible de Dios me hizo desear obedecerle más y más.

Cada vez que experimento la profundidad del amor de Dios y devoción, pareciera que siempre habrá un costo en lo natural. Aún el camino que sentí escuchar y narrar a Dios sobrepasó por mucho los costos naturales. Lo más hermoso es que si yo tuviera que hacerlo todo de nuevo, no cambiaría nada. A través de mis pruebas encontré un tesoro: el poder de la obediencia.

Dios puso la obediencia al centro de la relación con Él. La caída tras la desobediencia de Lucifer en el cielo y luego el pecado de Adán y Eva en el jardín, son señales que dejan translucir que la obediencia es clave para mantenerse en una correcta relación con Dios. Dios no requiere de nuestra obediencia porque desea vernos libres; no se deleita en ser el jefe y vernos seguirlo a Él alrededor como si fuésemos sus esclavos.

Lo dejó muy claro en el Nuevo Testamento que nos considera sus amigos, no sus sirvientes (Juan 15:13-16). Pero la obediencia da el balance propicio para nuestra interacción con Dios. Es lo que mantiene nuestra relación con Él alineada y mantiene nuestras vidas en balance. Es el quiropráctico espiritual que necesitamos visitar frecuentemente y el pegamento que nos mantiene juntos.

Cuando algo no está bien o no está en balance en mi vida, la primera cosa que chequeo es si he sido obediente. ¿Me ha hablado algo Dios que no he estado siguiendo? La mayor parte del tiempo, nuestro equipaje es el resultado de problemas que nosotros creamos para nosotros mismos a través de nuestra desobediencia. Muchas veces nosotros no necesitamos orar para librarnos de esto; sencillamente tenemos que obedecer.

Si te pasas un signo pare, seguramente puedes causar un accidente. Si sobrepasas el límite de velocidad, puedes perder control de tu vehículo. Es lo mismo

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con obedecerle a Dios. Estableció normas para protegernos de todas las cosas que pudiesen salir mal.

Nos engañamos a nosotros mismos cuando pensamos que podemos tener una verdadera relación con Dios sin obedecerle. Dios le mandó a Moisés que les dijera a los niños de Israel cómo llegar a la tierra prometida. Pero por su desobediencia, pasaron cuarenta años deambulando en círculos en la tierra salvaje. Me pregunto cuántos Israelitas se cuestionaron si Dios le había dado realmente las direcciones a Moisés en primer lugar. Me pregunto cuántos pensaron que era la culpa de Dios el que no supieran dónde era que iban en su vida. Una vez que un mandamiento es roto, se vuelve más y más fácil el negar que alguna vez existiera en primer lugar.

La obediencia es un deber si queremos que nuestra relación con Dios florezca y deseamos recibir la revelación que Él ofrece. La obediencia es por nuestro propio bien. Dios nos guía por su enorme amor por nosotros. El pecado tratará de convencernos que Dios necesita algunas cosas de nosotros porque Él desea controlarnos o castigarnos. La sabiduría nos aconseja que ignoremos esa voz, nos rindamos a Dios, y dejemos que nos lleve a casa. Dios establece límites por nuestro amor porque nos ama, y nosotros le obedecemos por nuestro amor por Él. No hay bondad alguna en servir a aquellos que amamos. Obedecemos porque amamos servir.

A lo largo de los años en el ministerio he visto un ciclo en nosotras las mujeres. Nuestras inseguridades frecuentemente nos guían a desobedecer. Eva le permitió a la incredulidad que la llevara a desobedecer a Dios. Ahora todos tenemos esto en nuestra línea familiar. He encontrado a cientos de mujeres que han permitido que la inseguridad en su apariencia, su trabajo, o sus relaciones las lleven a desobedecer la voluntad de Dios. Luego, se ven arrastrándose hacia el cuarto del trono, lastimadas y heridas porque han seguido el rastro de sus inseguridades en su desobediencia. Lo comprendo. He tenido mis razones cuando para obedecerle en el momento a mi carne en vez de obedecerle a Dios.

Nuevamente pienso en esas mujeres prisioneras en Louisiana. Todos los días les dicen qué hacer y cómo hacerlo. No se levantan ni van a la cama sin haber sido ordenadas a cuándo hacerlo. Viven una vida de obediencia forzada debido a temporadas de desobediencia. Por su rebelión contra la ley, ahora son forzadas a seguir las reglas sin ningún tipo de libertad. La desobediencia nos ronda todo el tiempo. Nos susurra que podemos tener mayor libertad sin reglas, cuando en realidad la desobediencia nos roba de la libertad que se nos ha dado en Cristo y nos encierra de por vida.

Una imagen profética

Después de la caída, Dios le dijo a Eva que su deseo iba a ser por su esposo y que él enseñorearía sobre ella (Gen. 3:16). Más tarde en las escrituras a los esposos se les dice en Efesios 5:25 que amen a sus esposas “como Cristo amó a la iglesia”. Estos dos versículos revelan una imagen mayor que conecta al Antiguo Testamento con el Nuevo.

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Dios creó a la humanidad y la humanidad pecó, pero Él planeó enviar a un Salvador para liberarlos del poder del pecado. Ese Salvador es descrito como un esposo quien regresará al cuerpo de creyentes llamado novia. ¿Será que Dios sometió a Eva a Adán como una escena de lo que Él luego nos pediría como creyentes cuando Jesús volviera como nuestro novio? ¿Está Él estableciendo esta relación entre Adán y Eva en el Génesis porque el final de la historia serremos la novia que le desea?

Se dice que una esposa necesita saber que es amada y que un esposo necesita sentirse respetado. Esta verdad puede ser confusa cuando las esposas no respetan a sus maridos cuando han sido sometidas a ellos y cuando los esposos no aman a sus esposas como Cristo amó a la iglesia. Cuando esto pasa, nos volvemos un caos de desobedientes, resentidos y desconfiados compañeros. Esta no es la imagen que Dios tiene del matrimonio.

Mucha gente habla de sumisión como si fuese una palabra sucia, y es cierto que ha sido mal usada y mal entendida en ciertos momentos. Pero no creo que Dios no estuviera amando cuando creó a Eva dependiente de alguien más al haberla sometido a Adán. En el jardín Satanás fue intencionalmente tras Eva. El enemigo no hizo esto porque pensó que ella sería más débil en resistirse; él hizo esto porque quería usar a Eva para que reprodujera duda e incredulidad generación tras generación.

En el castigo que Dios le dio a Eva, lo vemos a Él estableciendo una cobertura para ella, para que el enemigo no tuviera tan fácil acceso a la mujer y a la habilidad que Dios estableció dentro de ella. Sí, Adán pecó también. Pero creo que cuando Dios creó al tema de la mujer para él luego de la caída, Él estaba llamando a Adán a “subirse al escenario” y realmente guiar a su esposa y reprendiera al enemigo cuando la buscara para devorársela a ella y a sus hijos venideros.

Tras el paso de los años, algunos en la iglesia han usado estos versículos de sumisión para permitir montones de abusos dentro de las casas. En algunos casos a la esposa le es dada muy poca o ninguna palabra porque el marido es “la cabeza”. Debemos darnos cuentas que la sumisión no es de un solo lado.

El nombre Adán significa “polvo” ó “suciedad”. Noten que al disciplinar a Adán, Dios lo sentencia a trabajar la tierra. Se volvió materia de lo que realmente se usó para crearlo en un comienzo. Me preguntaba acerca de esto y pasé varias horas en conversaciones con Dios buscando comprender el misterio de este castigo. Creo que nos envía devuelta a la sumisión. Para que la suciedad le diera paso a Adán, tendría que trabajarla en sumisión. De forma parecida, Adán tendría que estar constantemente resistiendo el pecado y figurativamente trabajar su carne para someterse a Dios. En esto vemos el modelo de autoridad que Dios estableció en el matrimonio; Eva se somete a Adán, mientras él se somete a Dios.

Aunque creo de todo corazón en este modelo de matrimonio, la verdad es que todos nosotros, casados o no casados, debemos reverenciarnos en sumisión a Dios, porque Él es el máximo novio y nosotros, la iglesia, somos su novia. Natural o sobrenaturalmente, yo soy para someterme a Él. Y si soy bendecida para casarme algún día, yo también me someteré a mi marido como símbolo del diseño divino de Dios y por su deseo de devolverle a la novia que le desea y se somete a Él.

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Tantos de nosotros, hombres y mujeres, tienen conflictos con la sumisión. Como mujer soltera yo he tenido que ser independiente y fuerte, pero estar sin un esposo en lo natural sólo me ha hecho feliz en que se me pide que me someta al Señor. La sumisión me quita un peso de encima de tenerlo todo a la vez, y me da un sentido de seguridad saber que Dios es quien me está cuidando y conduciéndome en la dirección adecuada.

Porque amo a Dios profundamente, me someto a su autoridad en mi vida. Sé que Él se preocupa por mis mayores intereses del corazón y que Él sabe cómo salvar el día. He resuelto que soy mejor con Él que sin Él. Si fuese alguna vez a alejarme de Dios, sería porque mi carne convenció a mi deseo de ignorar la verdad y no respetar Su sabiduría. Me doy cuenta que necesito un líder que me proteja y guíe. No tengo problema en darle ese respeto a Dios y un día someterme a un esposo en la cobertura espiritual de nuestra casa.

Algunas veces el castigo es una bendición encubierta. El corazón de Dios para nosotras como mujeres es inclinarnos no en nuestro propio entendimiento sino que en Su sabiduría.

En mi conocimiento inicial de Eva, me aferré a la opinión que ella fue la culpable de la caída. Con el tiempo me di cuenta que debía repensar esa idea. ¿Primero, fue ella desobediente? Sí, ella ciertamente fue la primera en tomar parte del fruto prohibido. Respondió en debilidad a la serpiente, pero Adán también. Debemos considerar de nuevo por qué el enemigo se lanzó y atacó a Eva. Fue tras Eva por una razón-no por ser débil sino porque él quería manipular su fuerza, es decir, influenciar su semilla.

Firme en la tormenta

En muchos días actuales las Evas están enfrentando etapas de estremecimiento. Mi hermana estuvo recientemente en ese lugar. Estuvo casada por veinte años y tuvo cinco años con un hombre que fue un maravilloso padre y parecía quererla. Mirando atrás, podía ver dónde su relación comenzó a fracturarse, pero para los más lejanos su ruptura fue por completo un shock. A su sobrino le fue doloroso presenciar el fin de algo que parecía tan bien. Fue duro mirarla luchar para salvar su matrimonio y ver el impacto que el divorcio dejó en sus niños, de tres a dieciocho.

El corazón de mi hermana se estaba despedazando, pero en vez de dejarse estar en desesperación, corrió a los pies de Jesús. Vertió su corazón a Dios de una forma que fue tanto bella como dolorosa de ver. Dios no salió y la vendó durante la noche. La sacó, la enderezó y estuvo con ella cuando le entregaron los papeles de divorcio y se convirtió en madre soltera. Tuvo millones de opciones. Aún las tiene. Pero la opción que la vi tomar es poderosa. Se volvió a Dios y confió en su infalible amor.

Hay algo realmente maravilloso en esto. Los Israelitas vagaban en el desierto por cuarenta años porque se permitieron que sus quejas traicionaran su obediencia. Es posible obedecer a Dios y aún encontrarte en un desierto. Pero no entrarás a la

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tierra prometida-ese lugar de descanso- si comienzas a caminar en desobediencia después de encontrar un periodo de prueba.

Pienso en la Eva bíblica y el camino que siguió después de ser deportada del Edén. ¿Dónde vivían ella y Adán? ¿Cómo se comunicaban? ¿Era su amor profundo y ancho? ¿Compartía momentos de risa?

Personalmente creo que Eva era sabia. Creo que apredió rápidamente tras su encuentro con la serpiente. Creo que amaba a Adán profundamente y era devota a él. Era un regalo para él. Dios la hizo para Adán porque Él entendía el peso de la soledad. Ese es un pensamiento muy profundo. Especialmente para aquellos que han luchado con estar solos. Eva fue creada para acompañar a Adán porque Dios sabía que no estábamos pensados para estar solos.

Esto me envalentó profundamente. Dios nos está de acuerdo con la soledad. Le preocupa. He visto a muchos ser guiados por la soledad hacia la desobediencia. Muchos viven por breve puros y por mucho avergonzados por no querer estar solos.

Pienso en Eva como una chica como cualquiera de nosotras, que batallaba con los mismos temas que nosotras enfrentamos. Tuvo que lidiar con todas las consecuencias de la caída-sentimientos de inseguridad, vergüenza, temor, fracaso y cosas de ese tipo. El pecado también afectó su relación con Dios y Adán, y el propósito que ella y Adán eran supuestos a llenar. Estoy segura que el Edén no era el único lugar donde el pecado golpeó a su puerta. Me pregunto si la obediencia significaba más para ella cuando eso pasó.

Tantos problemas provienen de la falta de obediencia y diligencia. Si tú estás enfrentando dificultades mayores, pregúntale a Dios para que revele cualquier área en tu vida que pueda no estar alineada a Su voluntad. Si te muestra que algo está fuera de equilibrio, me urge que escojas la obediencia. Es la única manera de poner tu vida de vuelta al camino.

Quiero que mi hijo viva una vida de obediencia. Es el rasgo principal de su carácter que quiero ver en su vida. Quiero que Justice desee obedecer a Dios y las autoridades que Él estableció en su vida. Pero eso comienza conmigo. Debo caminar en obediencia delante de Él, dejando que mis elecciones iluminen el camino para que él siga.

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4ENCONTRANDO LA PROMESA

Es de noche. El cielo está oscuro, y la luna se está escondiendo detrás de este gran hermoso árbol, en el cual nos apoyamos para dormir. He pasado el día pensando en las promesas de Dios. Hay un niño creciendo en mi vientre, formándose una pequeña versión de uno de nosotros. No tengo idea si será hombre como Adán o mujer como yo.

Esta es un tiempo como ningún otro. Es algo abrumador lo que está pasando. Este hijo será el primero en la creación -el primero de generaciones que se extenderán delante de nosotros. Me siento por horas a solas con Dios, y conversamos acerca de este milagro.

A medida que las semanas avanzan, mi cuerpo ha empezado a asombrarme. El Creador ha pensado en todo. La magnificencia de mi diseño y lo que mi género puede producir va más allá de lo que esta carne humana puede contener. En este tiempo he estado consciente de mi cuerpo más que nunca. Las maravillas de Dios nunca dejan de asombrarme.

Me siento atraída a ellas como nunca. Pensar en Sus maravillas y en la autoridad que debe tener para darnos tanto me deja sin aliento. Todavía me retraigo cuando pienso en lo que hicimos al traicionarlo. El dolor de eso siempre está presente, pero aún así siento la expectación por lo que podemos llegar a ser, y me alienta a seguir. Siento el perdón del Padre, pero nunca olvido mi falta. Tal vez estaré más consciente de mi deseo de no fallar; lo siento en cada fibra de mi ser.

Todo a lo que nos enfrentamos Adán y yo es el resultado de lo que hicimos. Incluso en este tiempo de gloriosa expectativa, recuerdo las palabras de nuestro Creador. Ahora miro directamente a Su corazón, débil y vulnerable, llorosa y llena de ansiedad. Tengo miedo también. Tengo miedo de que lo que dijo sea mi castigo. Él dijo que yo experimentaría el dolor. ¿Qué significa eso? Ha habido tanta incomodidad desde que dejamos el jardín, ¿cómo será esto en comparación? Estoy asustada. No me puedo imaginar el dolor de dar a luz a este niño de la forma en que Yavéh dijo que sería.

Ruego por piedad y misericordia, aunque sé que no la merezco. Padre háblame de las promesas. ¿Cómo es posible que el Dios al cual traicioné con mis propias acciones, me siga hablando acerca de la promesa de lo que llegaré a ser? ¿Quién es este gobernante que tiene compasión por Adán y por mí incluso en nuestras fallas? Me voy a convertir en una madre, así como Él se ha convertido en un Padre para nosotros. No lo puedo comprender, pero el espíritu dentro de mi grita de amor por Dios que no puedo explicar. Voy a ser una madre. Y no seré la última.

Mi hijo llevará la promesa. Y si mi hijo lleva la promesa, entonces mi vida está llena de promesa. Nuestro enemigo, la serpiente, estará en desacuerdo conmigo y mi hijo. Dios dijo que le aplastaremos la cabeza.¿ Cómo será eso? ¿Tendré lo que se necesita? Cada día está lleno de algo nuevo. Estoy llena de promesas y esperanza, promesas y esperanza, promesas y esperanza.

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Promesas Cumplidas

Las promesas son importantes para las mujeres. Una mujer va a recordar una promesa cuando se la hacen. Nos gustan las promesas -al menos a mi me gustan. Cuando un amigo me promete venir a verme, o recuerda mi cumpleaños, significa algo. Una promesa es un voto de confianza. Provee seguridad en formas especiales en el corazón de las mujeres.

Eva fue un reflejo de la promesa de Dios. Fue un reflejo de Su amor, Su talento, Su deidad, y Su naturaleza. Y en ella Él puso la promesa de la victoria sobre el enemigo. Incluso después de su pecado, la disciplina de Dios mantuvo la promesa en el centro de todo. Eva tendría que someterse a Adán y experimentaría dolor al dar a luz, si. Pero ella también tendría en Adán a alguien en quién apoyarse, y cuando el dolor del parto pasara, tendría a un bebé a quién alimentar y amar. Dios no es un mal padre. Él puede herirnos y sanarnos en un solo toque (Oseas 6:1).

Eva fue la primera de las mujeres en cargar un hijo y sentir el crecimiento de su vientre en el embarazo. Ella sintió la primera patada, el primer movimiento. Piensa en su experiencia, y solo estaban Adán y Dios alrededor para compartirla. Adán fue probablemente el primer papá desconcertado en la sala de partos. ¿Cómo podía cubrirse la cabeza con lo que le estaba pasando a su Eva? Estas son las clases de preguntas que me mantienen en la búsqueda de las cosas profundas de Dios.

Con el tiempo me he ido dando cuenta que lo profundo de mi búsqueda lo encuentro en la simple creencia de que Dios es fiel a sus promesas. Déjenme explicar a qué me refiero.

Una noche, mientras le lloriqueaba a Dios por los tiempos del cumplimiento de Sus promesas, Él me dio una revelación. Creo absolutamente en un 100% todo lo que la Biblia dice. Las historias, los milagros -todo! Empecé mi caminar cristiano tomando toda la Palabra de Dios muy en serio. Me compré todo el paquete cristiano, y hasta hoy vendería todo lo que tengo para defender las escrituras. Creo que Jesús nació de una virgen llamada María. Creo que Jesús murió en la carne y resucitó de la tumba en espíritu. Creo que se apareció a los discípulos después de su muerte, y a otros con los cuales habló.

Creo que el mar rojo se abrió en dos tal cual Moisés lo dijo en el libro de Éxodo. Creo que ojos ciegos fueron abiertos y que el cojo saltó cuando Jesús lo tocó. Creo en varias cosas locas que he leído en ese libro -lo prometo, lo creo!

Entonces, ¿por qué tengo tantas dificultades y duros momentos de creer que Dios responderá mis oraciones cuando estoy en alguna lucha? Mientras estaba llorándole a Dios, sentí esa pregunta brotar de mi corazón. Pataleé como un niño. Me tiré al suelo llorando, revolcándome como una tonta, quejándome de los demasiados “por qué” que hay en mi cuenta y que parecieran imposibles que Dios me contestara. Puedo creer en un nacimiento virgen, pero ¿no puedo imaginarme que Dios conoce mis necesidades? Me quedé pasmada y humillada por la revelación. Momentos como este nos muestran cuán sólida es realmente nuestra fe.

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Los Deseos de Tu Corazón

El Salmo 37:4 dice: “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón”. Es fácil emocionarse con la parte “el te concederá” de este versículo, pero no es accidente que esas palabras vengan justo después de “deléitate en el Señor”. La escritura gentilmente nos muestra aquí que en la adoración hay un secreto. Dios no quiere la gloria sólo porque se la merece. Creo que ésta nos beneficia a nosotros también.

Cuando damos algo valioso con un corazón desinteresado o generoso, algo es liberado en nuestro espíritu. Cuando entregamos nuestros deseos, que provienen de Dios, de vuelta a Dios, provoca que deseemos más de Él. Vemos un círculo de amor con una mitad completa cuando entendemos el amor de Dios por nosotros, y la otra mitad completa cuando simplemente recibimos ese amor de Él. Recibir Su amor nos impulsa a amarlo de vuelta! Dios es el receptor y el dador al mismo tiempo.

Hay muchas promesas que aún no he visto cumplidas, pero elijo deleitarme en el Señor de todas formas. A pesar de que muchas de las promesas que he recibido aún no las he visto completarse en lo natural, he visto más milagros y bendiciones de los que nunca soñé que vería.

A veces me pregunto si nuestra interpretación de lo que debería ser el cumplimiento de promesas está un poco podrida. He conocido a muchas Evas modernas que se sienten ser más como hijastras desatendidas que hijas de un Rey. Han estado esperando que sus promesas se cumplan, pero nada ha pasado. Dios creó a Eva sabiendo que ella daría a luz generaciones. Del polvo y la esperanza en una costilla, nacieron hijos de la promesa, gobernadores de reinos.

Pero cuando Eva acarició su hinchado vientre la primera vez en completo shock y asombro de lo que estaba sucediendo en su cuerpo, ¿estaba pensando en un linaje y herederos? ¿Estaba dimensionando el cuadro total? En su cuerpo estaba la semilla de una promesa cumplida, pero ¿podía ella verlo así?

Ella no tenía nuestras distracciones modernas, así que tiendo a pensar de que pasaba su tiempo tratando de caminar mejor fuera de lo que lo hizo dentro del jardín. Quizás, pasaba tiempo caminando con Dios, escuchándolo, y confiando de que Él sería fiel a sus promesas. Pero estoy segura de que cuando tomó en brazos a su primer hijo, nunca se imaginó de que un día él se convertiría en un asesino. ¿Hubiera sido capaz de confiar que Dios era fiel a sus promesas, si lo hubiera sabido?

Escribir cualquier cosa acerca de las promesas es un poco difícil, especialmente si tus promesas no se han hecho realidad aún. Sé el desconsuelo que se siente al esperar el tiempo de Dios para que se cumpla su palabra. He aprendido (después de muchos años) que en esos tiempos de espera, nuestro foco debe estar puesto en la pura creencia de que en Dios está el cumplimiento de todas nuestras promesas. Él es la razón que le da sentido a nuestras vidas.

Cuando pienso en todas las mujeres que han tenido que pasar por desafíos como los que yo he vivido, pero sin Dios, afecta mi espíritu. No sé cómo hubiera sobrevivido de todo por lo que pasado si no hubiera conocido al Señor cuando era niña.

He esperado, y estoy esperando, a que muchas de las promesas que Dios me

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ha hecho se hagan realidad, pero puedo asegurar con convicción de que Dios es fiel a sus promesas. Dios prometió un Mesías en el Antiguo Testamento, a través de distintas profecías. El profeta Isaías declaró, “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros” (Is 9:6). Dios cumplió su promesa en el Nuevo Testamento.

Esa promesa no fue envuelta en una gran caja de ragalo ni atada con un rosetón rojo. Jesús nació en un humilde pesebre, creció en la casa de un carpintero, y terminó siendo golpeado, escupido, desnudado, y colgado de una cruz. El Hijo de Dios se levantó de la tumba gritándole a nuestras almas que tenemos una herencia en Su reino si creemos que Él es el cumplimiento de la promesa. Él es la promesa y el cumplimiento de la promesa. Así que cuando recibo una promesa en lo natural, pero no veo que se cumpla, tengo que elegir creer que Dios la ha cumplido en el Espíritu.

“El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor” (Prov 16:9). He esperado años por ver las promesas de Dios cumplidas en mi vida, o ver las cosas que he sentido o escuchado decir del Señor que pasen. Me he dado cuenta que hasta puedo planificar mi vida con la guía de Dios, pero finalmente es Dios quién la guiará. Soy una desesperada por la guía de Dios y seguirlo. Si soy completamente honesta, la parte de la espera no ha sido siempre buena para mi carne. Nuestra carne no entiende los tiempos de Dios.

Hay algunas cosas -cosas profundas, profundas- que están en nuestros corazones sólo porque Dios creó algo en nosotros que nos permite creer que pueden existir. No era bueno para Adán estar solo; él necesitaba a Eva. Como ya lo he mencionado antes, Dios sabe lo que la soledad le puede provocar al corazón. Creo que Él desea el matrimonio y el compañerismo para la humanidad. Sin embargo a Él le ha parecido para bien que camine tantos años de mi vida como una mujer soltera.

Mi experiencia ha cambiado mi punto de vista de lo que significa que Dios cumpla Sus promesas. Mi interpretación del favor de Dios y las bendiciones también ha cambiado. ¿Cuánto favor de Dios necesita alguien para ser bendecido? Eso depende de tu idea de lo que signifique ser bendecido. Es decir, la mayoría de nosotros piensa que las bendiciones son algo que recibimos. Y, a pesar de que hay algo de verdad en eso, el favor de Dios y las bendiciones son mucho más que sólo el recibir cosas. Sus bendiciones no son sólo cosas que podamos ver con nuestros ojos. Algunas de las más profundas bendiciones que podemos recibir son experimentadas en nuestro espíritu.

He escrito diarios de vida por cerca de más de treinta años, y sus páginas están llenas de promesas y palabras que he oído al Señor decir. Muchas de esas promesas se han cumplido en varias formas; otras no han conocido su tiempo aún. Todos esos diarios, sin embargo, se han convertido en mis escrituras para Dios. Muchas circunstancias en mi vida me han dejado desconcertada. Nunca pensé que estaría soltera a los cuarenta y cinco años de edad. Tampoco me imaginé esterilidad en mi futuro. No esperaba que Dios permitiera las muertes de tantos de mis amigos y familiares.

He tenido momentos bajos en donde pude haber permitido que el enemigo me convenciera de que ya no habían promesas para mí. Pero Dios continuamente me hizo creer. Cuando mi madre estaba en su últimas semanas de vida, mi hermano le preguntó por qué Dios había permitido que el cáncer le quitara su vida. Mi madre

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lo miró directo a los ojos y le dijo: “Dios no vino a salvar mi cuerpo, sino que vino a salvar mi alma. Él tiene mi alma; estoy en paz con la enfermedad de mi cuerpo”.

Ella ya estaba en el lugar de entrega total. Sabía que los caminos de Dios eran mucho más altos que los suyos. Este mundo está lleno de dolor. Todos atravesaremos pruebas en algún momento de la vida. Y esos son tiempos de aprender acerca del poder de Dios.

No entiendo mucho lo que la vida le ha deparado a mi camino hasta ahora. He ido y he cantado en tantas bodas, sólo para volver a casa y llorar hasta dormirme porque ninguna de esas bodas era la mía. He creído y he animado los sueños de otros, sólo para ser traicionada por aquellos que pensé que eran mis amigos. He viajado a ministrar a diferentes ciudades del mundo, sólo para volver a casa y encontrar un hogar vacío. He visto como la música de mis pares alcanzan el top de los rankings de la música cristiana y como mi música es rechazada por estaciones radiales porque no les gusta mi sonido.

He quedado anonadada con las ganancias que tienen mis amigos con la venta de su música, sabiendo que he terminado muchos eventos de adoración preguntándome si me alcanzaría la plata para llegar a fin de mes. Pero aún así, tengo fuego en mis huesos al creer que no importando lo que pase en mi camino, Dios tiene algo más para mí. Tengo la certeza de que Dios me llamó a ministrar a través de la música; y después de pasar mucho tiempo con Dios, adorándolo y alabándolo, llegué a conocer Su voz. Así que mantengo la vela encendida y la luz prendida en la ventana de la fe.

La pasión que tengo por el Señor me mantiene desesperadamente agarrada de Él y lo veo en todo, incluso en el dolor. Sé que el gozo viene por la mañana. Si Dios no nos diera gozo en la mañana, no lo habría puesto en la escritura. Él es confiable.

Paz única Hice el compromiso de seguir al Señor a los cinco años. A los dieciséis le pedí al Señor que encontrara a mi esposo y me trajera sólo al hombre que Él había escogido para mí. Dios parecía contento con eso, o sea, ¿cómo no? Una vez conocí a alguien que pensé que era el esposo por el cual había orado, pero el Señor me dejó claro que no era él.

Deseaba estar casada a los veintiséis. Oré fervientemente, pero mis veintiséis llegaron y se fueron, como lo hicieron muchos más y que en íntimos y privados llantos le preguntaba a Dios el por qué mi vida había tomado este curso. Dejé de recortar fotos de vestidos de novia de las revistas de bodas a los treinta años. Al tiempo, terminé por botar a la basura la carpeta en donde los guardaba. Me volví un poco amarga. Amarga y después triste. Estuve triste por un tiempo y después me enojé.

Grité y golpeé el piso preguntándole a Dios el por qué una y otra vez. Se lo cuestioné todo. Mi carne estaba sufriendo por algo que yo no podía entender, pero nunca dejé de buscar a Dios y siempre dejé que Él me buscara en esos tiempos. Todavía sigo sin entender los tiempos de Dios, pero supe en ese tiempo, y lo sé ahora, que necesito siempre de Su amor. Así que me rendí. Tenemos que rendirnos.

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Tenemos que aprender a rendirnos en tiempos como ese, cuando los tiempos de Dios causan dolor en nuestros corazones. Si no lo hacemos, terminamos bebiendo aguas amargas. Aún no he visto en mi vida personal lo que deseé y profundamente sentí que Dios dijo que pasaría. Sin embargo, he visto como Dios se ha convertido en la promesa. He sentido Su presencia, y nada se puede comparar a la paz de Su presencia. Mis deseos personales se desmoronan al compararlos con el simple gozo de Su presencia.

Le dije adiós a otro sueño en Febrero del 2011. La enfermera me pasó un papel cuando estaba en el pre-operatorio. Me dijo que lo leyera cuidadosamente y me mostró donde tenía que firmar. Ella sabía, al igual que yo, lo serio que era el documento. Firmarlo significaba de que yo estaba en conocimiento de que la operación a la cual me iba a someter, me dejaba inhabilitada para poder tener hijos. Formé tantos tumores que finalmente arruinaron mi útero y amenazaron mi vida.

Me acosté en la camilla del hospital, mirando fijamente al techo incrédula. “¿Así es, Dios? ¿Así es como esto termina? Todos estos años escuchándote decir que tendría un hijo, y ¿así es como lo permites?” Silencio. Casi que pude oír el quiebre de mi corazón. Luego oí al Señor en un simple susurro, “Rita, a pesar de todo, te amo”.

Si esto hubiera pasado cinco años antes, habría estado un poco más fría y sarcástica, pero no en ese momento. Había llegado a una bifurcación en el camino y le pedí a Dios que Él condujera. Él me había estado conduciendo ya desde hace un rato cuando esto pasó. Así que simplemente dije, “Jesús, tienes mi vida, mi amor, y mi devoción. Ahora te entrego voluntariamente mi útero”. Fue en ese momento que encontré paz. Fue en ese momento que entendí las palabras que mi madre le respondió a mi hermano cuando estaba muriendo. Dios tiene mi alma, y así mismo le confío mi cuerpo en sus manos. Igualmente sentí pena y profunda tristeza, pero lo que más perduró fue la paz.

La revelación del por qué Él me había pedido que adoptara hace seis años atrás me golpeó en ese momento de reflexión. Él sabía! Él sabía que seis años después yo estaría en una crisis médica, así que empezó a sanarme de mi histerectomía seis años antes de que la tuviera.

¿Qué hay con la promesa que Él me había dado de que tendría niños en plural? Esos niños son, tal vez, los estudiantes que mentoreo para que su amor por Dios lo transformen en una canción. Es decir, ¿realmente conozco la mente de Dios? Él me prometió algo, pero me dio mucho más de lo que esperaba. ¿No es suficiente? ¿A cuántos niños más adoptaré o mentorearé? Quizás muchos más.

Y habrán promesas que parecerán no ser contestadas, y nunca sabré el por qué en esta tierra. Pero mi meta no es ver las promesas cumplidas, sino que conocer a Aquel que es en sí mismo es el cumplimiento de la promesa.

Tal vez habrán momentos en que sólo el oír la palabra promesa te haga sentir apaleada por dentro y tambalear tus pies en el suelo. Quizás te haga tambalearte en tu silla y hacerte caer. La palabra promesa se ve como algo amenazador para un corazón roto, como la repetición de un mal día. Pero así como creemos en un Dios que nos ama lo suficiente como para entre-tejernos en el vientre de nuestra madre, también debemos creer en las promesas.

Debemos también creer que las formas en que Él ordena, dirige, mueve y provee pueden ser realidad en nosotros si le permitimos que tenga el control

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absoluto. ¿”Control absoluto?” te preguntarás. Sí! Dios es fiel a sus promesas! O sea, ¿por qué Él haría una promesa que no tiene intención de cumplir?

Podemos conocer a Dios y ser conocidos por Dios, pero nunca podemos pensar que Sus caminos son como los nuestros o que Él hará exactamente lo que sabemos que Él hará. O sea, he conocido gente en todas las partes que he ido que han recibido promesas de parte de Dios. Gente que tiene grandes historias con Dios, donde las promesas que recibieron se cumplieron exactamente como Dios se las había dado. Y hay muchas historias en las escrituras donde Dios prometió algo y luego sucedió exactamente de la forma como lo esperaban. Pero en todas esas historias, Dios pide fe y confianza antes de hacer cualquier cosa.

Dios nos ha pedido que vivamos por fe, y si lo hacemos, veremos el cumplimiento de la promesa. Dios le dio una enorme promesa a Abraham y Moisés, y ellos vieron cosas grandiosas suceder, pero a un alto costo. Abraham se convirtió en el padre de muchas naciones, pero esperó veinticinco años para ver a Dios cumplir Su promesa. Moisés guió a los hijos de Israel fuera de Egipto pero no antes de sufrir persecución del mismo pueblo judío. ¿Creeríamos en una promesa si supiéramos el costo? Dios nos dio una palabra para obedecer en Salmos 37:4-6: “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón.” En nuestra obediencia de seguirlo y responder ante Él, veremos el cumplimiento de la promesa en nuestras vidas. No importa como lo interpretes en lo espiritual, alguna vez la espera se volverá algo personal. Y para las mujeres, aún más personal. Doy vuelta un poco mis ojos cuando veo a mujeres muy jóvenes, adolescentes o cercanas a los veinte, volverse locas porque no están saliendo con alguien o no han encontrado a sus esposos todavía. Les paso pañuelos mientras lloran sentadas conmigo en mi sillón o en un café. Ellas describen sentirse con un poco de amargura hacia Dios por hacerlas esperar casi dos días para que aparezca ese hombre en sus vidas. Me río hacia adentro cuando las oígo quejarse de esto porque sé que es un tema difícil de aguantar. Aunque no deseo que ninguna de ellas tenga que atravesar por un tiempo tan largo de soltería, como yo, cuando oro por ellas, en lo secreto le pido a Dios que les de ojos para ver a Jesús como el esposo que necesitan, antes de ser atraídas por el Sr. Correcto. Los tiempos son todo.

Una promesa es una promesa es una Promesa

Ya no tengo veintiséis y todavía sigo soltera. A menos que sea por un milagro, nunca podré concebir a un bebé, uno de los muchos sueños que todavía espero pero no veo aún hacerse realidad. Pero amo a Dios ahora más que nunca. Mi perspectiva ha cambiado, y he crecido en sabiduría porque mis ojos se han puesto en Él. He sido consumida por Su amor. Ya no tengo amargura. Aún soy capaz de tener aceite en mi lámpara y alabar al Señor.

Como ves, una promesa es una promesa y es una promesa. No sería lo que soy en Dios si no hubiera estado Su promesa en mi vida.

¿Por qué pareciera a veces que el costo para mí ha sido mucho más alto que para otros? Eso, todavía es un misterio para mí. Quizás tenga que ver con algo que Dios quiere que salga de mí cuando lo adoro, o quizás tenga que ver con algo que

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tengo que cargar en el camino de mi llamado. No puedo pensar en ninguno de los discípulos de la escritura que no tuvo un recorrido difícil en la vida, porque proclamar la verdad tiene un precio. ¿Por qué sería diferente para mí?

Todos hemos sido hechos para adorar algo. Si la creación nunca terminara, sería una pista de que el deseo del corazón de Dios es ser adorado. Y esto no se trata de que Dios sea egocéntrico; es mucho más que eso. He encontrado este maravilloso lugar donde, mientras adoro a Dios y le doy toda la gloria en y a través de cada emoción, me voy acercando a las cosas prometidas por Él. Creo que hay escondido en la adoración al Señor, un regalo supernatural secreto que podemos recibir.

Cuando escogemos adorar, el Espíritu de Dios restaura nuestras almas y nos atrae a una relación con Él. Obtenemos paz con Dios. Y la única forma de encontrar este lugar es entrando en él. Y la única forma de entrar en él es alabando a Dios a través de la tristeza y atreviéndonos a creer en cosas que aún no hemos visto. Hay una gran bendición en el simple hecho de que respiras, vives, tienes salud y eres capaz.

Encontrar la promesa es encontrarlo a Él -el cumplimiento de todas las cosas que podamos incluso pedir o pensar. Cuando Dios es encontrado, Él pone promesas sobre nosotros y quita las máscaras y fachadas que tenemos para escondernos. En Él no hay errores, y cuando decidimos vivir en Él, debemos echar fuera los pensamientos de que somos unos errores. Él pone esperanza sobre nosotros y seca las lágrimas que caen de nuestras mejillas. Recuerda, toda la escritura es la promesa de que Él venció al pecado en la cruz. Él completó la promesa con Su venida. ¿Prometerás tú, seguirlo?

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5ENCONTRANDO CONFIANZA

Soy una criatura hueca. Estoy llena de vida, y aún así es esta llenura la que me hace darme cuenta cuán llena de Yavéh necesito estar.

El Creador dice que nuestras mentes tienen la habilidad de maravillarse y últimamente me he encontrado maravillándome de ambos, en mente y en cuerpo. Dios nos habla frases y párrafos llenos de misterio. Nos dice que Adán y yo somos centrales en algo- va más allá de nuestra habilidad para comprender. Con el peso de este misterio que cargo sobre mí, me he encontrado preguntándome sobre esto, en agotadores caminos de vueltas y vueltas en conversaciones con Dios.

Las palabras que Él habla tienen tal impacto que me detengo para construir pequeños altares de piedra en conmemoración a Él. Ahora hay altares desperdigados por todos lados. Yo hago preguntas y Él se revela y yo construyo conmemoraciones. No quiero olvidar. Yavéh dice que la naturaleza del pecado es hacernos olvidar Su gracia, pero la naturaleza de Dios es recordarnos el regalo que no merecemos. Estas piedras son pequeñas colecciones de recordatorios que he construido para mí misma.

Estoy consciente de mi pecaminosidad. Soy tan diferente a Yavéh. No me puedo comparar a Su perfección. A veces pienso que no debería acercarme tanto, pero Él me atrae devuelta. Algo grande está por venir y seré la primera en sujetarme a Él. Creo que este hijo que está pronto a venir creará un nuevo camino. El Padre dice que simplemente es un nuevo camino para transitar.

Este viaje me hace darme cuenta mi propio estado temeroso. Estoy perdiendo memoria de mí cuando conocía el refugio de Edén. La yo que existe ahora, la que fue convencida a caer, ha vivido más que la que fue creada sin pecado. Los días pasan como las noches pasan, y maduramos en nuestro estado humano. Humano. Siento la humanidad tomando el mando y el espíritu dando un último suspiro de aire.

Siento los golpes y las torcidas de esta vida dentro de mí- hecha a mano, misericordia tejida creativamente por un Padre que ama por siempre-Dios perdonador. ¿Quién soy? Soy Eva, aún así me pregunto quién soy al formarse el día y al ponerse el sol. ¿Quién era antes de compartir mi cuerpo con otro-Primero con Adán, luego con este niño-ahora es incierto para mí. Estoy por convertirme en madre, y me estremezco al pensarlo. Adán me mira y veo preguntas en sus ojos. Hay tanto que desconocemos pese a lo que Yavéh nos ha dicho. Él ha experimentado la espera conmigo y juntos nos damos vueltas y llamamos a Yavéh por respuestas.

Nuestro Creador nos habla de nuevo, diciéndonos cómo Él se comparte a sí mismo al crearnos y que un día su cuerpo también se compartirá para salvarnos. Encontré más piedras para construir altares. Debo recordar esa conversación.

Pérdida de confianza

Cuando estaba en mis veinte, trabajé para una acomodada familia como administradora privada. Amaba ese trabajo porque hallé gran gozo al servir y organizar cosas. Una tarde durante la temporada de impuestos decidí tomarme un descanso y le pregunté a la contadora de mi jefe si iba conmigo a pasear. Mi jefe

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vivía en un área muy bonita, con un camino privado que rodeaba un lago. Mientras dábamos este paseo, esta preciosa compañera comenzó a compartirme una experiencia aterradora que tuvo mientras estaba en el colegio. Ella relató haber sido atacada a punta de navaja por un hombre que irrumpió al dormitorio de su colegio por la noche. Recuerdo haber estado muy horrorizada mientras me contaba cómo apenas escapó viva.

Le pregunté si este incidente era la razón por la que ella no creía en Dios. Ella me miró y soltó una risita, luego me explicó que el ataque aquella noche era la razón por la que ella creía que tenía que haber un Dios. Estaba claro que no tenía una relación con Dios, pero estaba segura de que Él existía porque había sobrevivido ese ataque.

Me pregunto qué habría hecho si algo así me hubiese pasado. ¿Habría sido capaz de continuar amando a Dios profundamente? Probablemente hubiera enfrentado una increíble prueba emocional. No me imagino sobreviviendo a tan dura experiencia como la que vivió esta mujer, pero este encuentro fue el que solidificó su creencia en Dios. Otros han experimentado cosas similares. Pienso en el holocausto y los sobrevivientes de guerra que testifican que Dios caminó con ellos ante los horrores que presenciaron. ¿Cómo es que pueden ver luz en la oscuridad?

Muchas mujeres viven vidas frágiles. Cuando el dolor que experimentamos destroza nuestra confianza, tendemos a poner la auto-preservación en primer lugar, mientras reconstruimos nuestra vida. Estoy sorprendida en ver a tantas de las mujeres que conozco, a punto de no confiar más en las personas, solamente en Dios.

La fe y la confianza son dos regalos diferentes a los que debemos aferrarnos. La fe es la confianza en Dios; confianza es un compromiso a mantenernos seguros de Su amor por nosotros sin importar las circunstancias que atravesemos. Estas dos son diferentes, pero he encontrado que se complementan entre ellas. Cuando mi confianza en Dios está firme, mi fe aumenta. Si mi fe está alta-si mi confianza en la bondad de Dios está segura- mi tanque de confianza está lleno, y sé que nada puede separarme de su amor (Rom. 8:35-39). Pero cuando no existe tal confianza, el pulso de la fe baja y puede incluso desvanecerse (Luc. 22:32, Heb. 10:35).

Si nos comprometemos con nosotros mismos de confiar en Dios, nos podemos convertir como la montaña que no se puede mover (Sal. 125:1). Ganamos confianza en lo que creemos, lo que nos hace más estables en muchas áreas de la vida. Pero una vez que la confianza es quebrantada, nos perdemos y necesitamos de ayuda para navegar de regreso al lugar donde podemos arriesgarnos a confiar nuevamente.

Salmo 71:20 dice, “Tú que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.” No hay nada tan roto que Dios no pueda reconstruir y restaurar. Cuando reflexiono en la situación de Eva después de la Caída y las nuevas experiencias de vida que debe enfrentar día a día, no es raro ver que debió haber tenido que aprender a confiar y caminar en fe. Imagina, tú has sido formada de un hueso de tu pareja, y despiertas un día para ver a tu Creador y al hombre de quién fuiste creada.

Fuiste hecha con entendimiento de casi todo y te dieron libertad para escoger. Te dijeron que procrearías. De tu cuerpo saldría una pequeña versión de tu especie, hecho a la imagen de quien te creó. Y como si eso no fuera suficiente, te das

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cuenta que eres la única que puede hacer esto.Luego de tu gran paso hacia este nuevo lugar, lo hechas a perder basándote

en el conocimiento que tienes. Las engañosas palabras que escuchaste te hacen cuestionarte si lo que tienes es del todo bueno. Piensas que es posible ser como tu Creador. Y luego te das cuenta que estabas totalmente equivocada.

Entonces ahora vives después de la Caída, tratando de ver cómo retener lo que has aprendido para enseñárselo a tu descendencia. Mientras experimentas todo lo que no has sentido anteriormente-el proceso de llevar a otro ser humano- tú serás el modelo de quien te siga. No sé tú, pero creo que hay cierta presión.

Con toda la presión que Eva enfrentó, lo que es más importante es que en esos inicios tenía al Dios de amor gentil, enseñándole y guiándola en cada viraje y quiebre de su camino. ¿Cómo sé esto? ¿Dónde vemos esto en las escrituras? No se encuentra allí palabra por palabra, pero sé esto porque sé cómo Dios es con nosotros. ¿Ha cambiado su amor por nosotros? ¿Nos ha creado inferiores a Eva? ¿Somos menos maravillosos a sus ojos de lo que ella era?

Estoy segura que no hay emoción que nosotras como mujeres hayamos experimentado sin que Eva la haya vivido primero. El escenario se ve distinto y algunos de los alimentos han cambiado, pero las emociones y tensión que trae la vida en la tierra, es la misma. Cuando el pecado se interpone entre Dios y nosotros, confiar en Él se vuelve un tesoro. Ahora está en nosotros el redimir nuestra idea de Eva y dejar de definirla a causa de sus faltas al dejar a Dios redimirnos en las nuestras. Debemos dejar a Dios sanarnos y remojarnos en su sangre redimidora. Si hacemos esto, nos volvemos hacia la esencia de lo que Dios nos diseñó para ser. Estamos hechos para emanar confianza y fe e irradiamos la bondad de Dios, de su amor incondicional para que todos lo vean.

Lámparas bajo la alfombra

Noto cuidadosamente los desafíos que se me vienen. Ninguno de nosotros puede escapar a las dificultades de la vida en la tierra, pero alguna vez te has detenido a considerar a ¿qué tipo de prueba te enfrentas más? Cuando me encuentro luchando con algo, el asunto en mano es usualmente lo opuesto a mi don. Mis principales dones son el coraje y la adoración. Lo que me encuentro entonces combatiendo frecuentemente es el desaliento y el aislamiento. El enemigo puede ser sigiloso, pero no es creativo. Usa la misma estrategia una y otra vez. El ponernos alerta sobre las estrategias que el enemigo usa contra ti puede ayudarte a evitar ser atrapado en su trampa.

Tuve un sueño años atrás que estaba en el escenario de una iglesia y la alfombra del lugar parecía que necesitaba ser estirada. En el sueño la voz de Dios me decía que fuera a la esquina y comenzara a estirar la alfombra del otro lado de la pared. Al hacer esto, lo que yo pensaba que eran arrugas en la alfombra resultaron ser ¡mujeres tiradas bajo la alfombra de la iglesia! Aún dentro de mi sueño, sentía saber por qué estas mujeres estaban allí: mal liderazgo del hombre, espíritus religiosos, etc. Me sorprendí al escuchar a Dios decir que ¡la mayoría de las mujeres se metieron allí abajo por su propia decisión!

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Esa fue una realidad que debía averiguar. Comencé a preguntarme por qué muchas de nosotras nos escondemos, culpando a todo y a todos sobre por qué no podemos movernos hacia nuestro destino, cuando la verdadera razón es nuestra propia inseguridad y egocentrismo.

Comprendo las fortalezas y las cadenas generacionales. Creo en la libertad y la oración. Pero lo que más creo que me ayudó a liberarme es que sin importar cuán mal haya sido en el pasado, sólo yo puedo permitir lo que va a perdurar y lo que va a cambiar.

Lo que más deseo ver en el cuerpo de Cristo son mujeres que tomen su posición de Isaías 52:2 y se “sacudan del polvo” y crean en la verdad que Dios nos ha dado de librarnos de las cadenas alrededor de nuestros cuellos. Podemos leer sobre esto y predicarlo sobre nuestras propias almas, pero hasta que lo hagamos, hasta que de verdad nos quitemos las cadenas, viviremos en esclavitud.

Para algunas mujeres que han tenido que lidiar con años de abuso y sufrimiento, descartar sus cadenas puede tomar tiempo. Hay algunos niveles de confianza destruidos que toman años reconstruir. Lo bello es que Dios es grandioso reconstruyendo cualquier cosa. He escuchado historias de tanta gravedad que he tenido que preguntarle a Dios ¡cómo alguien puede sobrevivir a tales traumas! Pero sé que Dios puede nutrir el espíritu de regreso a una plenitud que no logramos ni imaginar.

La parte más dulce de ministrar a lo largo de años, es recibir cartas y e-mails, llenos de testimonios de mujeres que estaban en sus puntos más bajos de oscuridad y confiaron en Dios lo suficiente como para permitir que la luz entrara. Todo lo que Él necesita es nuestro deseo de confiar y obedecer. Cuando nos mantenemos anhelando, poco a poco Dios enciende nuestra esperanza. Servimos a un Dios cuya bondad es más increíble que la vergüenza que podamos haber sentido.

Necesitamos convertirnos en mujeres que confíen en Dios con nuestras vidas en vez de encomendar nuestras vidas a otros dioses. Hacemos esto a diario cuando nos damos nosotros mismos a los dioses de la imagen, rabia, resentimiento o temor. Debes sacarte a ti misma de debajo de esa alfombra dejando allí las inseguridades que te tenían escondida. Los asuntos que te hicieron esconder pudieron haber venido sin culpa tuya, pero debes estar determinada de no quedarte en ese lugar.

¿Cómo nos encontramos a nosotros mismos en estos lugares? He escuchado a muchas mujeres diciendo “No sé cómo llegué a este lugar de depresión u oscuridad” cuando nos vemos a nosotros mismos tan lejos de donde comenzamos en nuestra fe, es difícil recordar todas las elecciones que tomamos que nos condujeron a ese lugar de lamento. El remordimiento y la renuencia le han hecho mal a tantas mujeres que se llegan a esconder ellas mismas bajo la alfombra, como las que vi en mi sueño. No siempre es la culpa de la iglesia o el liderazgo o del hombre. De hecho, ese es un punto que Dios pareciera haberme expuesto en ese sueño. Para algunas mujeres son las figuras de autoridades abusivas y la iglesia los que le han causado enterrarse a sí mismas y esconderse del ministerio. Pero para tantas otras es una elección personal el darse por vencidas y dejar de creer.

¿Alguna vez has estado allí? Yo sí. No es un lugar cómodo para estar. Me recuerdo bien preguntándome si creer en Dios valía tanto la pena como para haber sentido la agonía que sentí. Tuve la más ruin depresión como para raptar mi mente

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y comenzar una lucha con toda la verdad que conocía y creía. Había días en los que quería arrodillarme y esconderme bajo el peso de alguna excusa. Me recuerdo queriendo desaparecer y sucumbir a la mentira de que Dios no vendría.Así como sé cómo se siente la desesperación, también sé como es escuchar la verdad y levantarme en fuerzas mientras desenvaina la espada que es Él y la pone de mi lado. A veces la única forma de encontrar tu verdadera fuerza es levantarte y tomar tu posición. En Marcos 5:41 Jesús toma la mano de una niña que se creía muerta. Jesús le dijo “!Talitha koum!” (que quiere decir “Pequeña niña, te digo levántate”).

Dios está haciendo esto diariamente a mujeres que se creían muertas en espíritu y en verdad. Él las ha estado encontrando en casas y pasillos, en iglesias y púlpitos. Están en las tiendas y en los partidos de futbol. Son mujeres que no están viviendo sino que sobreviviendo sin luz. Dios está diciendo “Talitha koum” en sus espíritus y desafiándolas a dejar de verse como una causa perdida. Este es también mi deseo, y es un deseo profundo. Deseo ver a estas mujeres levantándose y sostener sus cadenas hasta caerse de sus cuellos. Sé que esto es posible por el poder de la confianza y la verdad.

Todas las historias de las mujeres son distintas. He escuchado tantas historias que me han dejado sin palabras. También sé por qué puede tomar tanto tiempo el ser libres del pasado. Cuando el camino está contaminado en agonía, es más difícil poder fijarnos a dónde nos lleva. Las escrituras nos prometen esperanza, esa esperanza es a veces todo lo que necesitamos para comenzar a tomar el riesgo de confiar nuevamente.

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6Encontrando esperanza

Mi vientre hinchado se endureció al momento de amanecer. Lo que experimenté no lo olvidaré nunca –lo primero de lo más grande de lo que pueda expresar. La agonía en mi cuerpo no la olvidaré jamás, pero el dolor me trajo un pequeño trofeo de perfección. Estaba sin habla, y por un largo rato sólo me quedé mirando fijamente su carita, bordeando con mis dedos sus rasgos. Le llamamos Caín.

Viéndolo por primera vez fuera del útero que Abba en Su grandeza creó, fue algo totalmente nuevo para mí. Todavía se siente fresco, nuevo, y me encontré a mi misma cantando. Canto en momentos que antes solía pasar contemplando cómo hemos lidiado con el desastre que hicimos en el Jardín. Miro hacia abajo a esta joven e inocente mezcla de Adán, yo y Dios, y siento esperanza y honor. ¿Quién es el? ¿crecerá y será exactamente igual a Adán? ¿Será espiritualmente igual a su padre Abba?

Recuerdo la intensa presión que sentí varios atardeceres atrás cuando mi Caín salió de la cuna de mi cuerpo y entró al campo donde estaba tendida. Yo estaba exhausta y llena de miedo cuando finalmente llegó. Recuerdo haber estado llamando a Adán, pero mi voz era un hilo que no logré que saliera de mi boca. Con miedo, me pregunté si es que Abba había estado en esto conmigo. ¿Era esto a lo que se refería con dolores de parto? Las palabras de Dios en el jardín resuenan y me hacen pedazo nuevamente, recordándome mi decisión de traicionarlo a Él. Este era mi castigo, ¿cierto? Él habló de un nacimiento y los tiempos de ese nacimiento, ¿Era esto?

Ha sido un tiempo muy incómodo, y se transformó en meses de estar tendida en agonía sintiendo olas de dolor. Adán, sin saber qué hacer ni cómo ayudar, le rogaba a Dios por dirección y ayuda. Me animó a que me mantuviera alerta y consciente de cada señal que mi cuerpo me estaba dando. Yo estaba atónita de cómo mi cuerpo podía soportar esta hinchazón de esta forma. ¿Cómo se podía sobrevivir a la exigencia de este niño? Estaba asombrada que aunque en cada contracción me sentía morir, todo era parte del proceso de producir vida. ¿Quién es este Dios al que servimos? Él, que es grandioso en diseñarnos, ahora nos da tal responsabilidad de honrar esta nueva vida que Él diseñó dentro.

En ciertos momentos, empapada de dulzura y cansancio, esperé que Abba fuera misericordioso y me aliviara. Fueron horas de intenso dolor seguidos de pequeños momentos de alivio. Deseaba estar en el jardín más que nunca en esos momentos. Antes de que Caín llegara, quería volver al Edén, y le suplicaba y rogaba a Dios que me liberara porque lo único que sentía era que me estaba cayendo y que Él no me estaba sosteniendo.

Caín llegó y con él un repentino alivio. Yo estaba en shock, y Adán estaba de rodillas mirando a este arrugado bebé que estaba en el suelo. Escuché a Adán llorar y cantar alabanzas a Dios. Después echó su cabeza hacia atrás y sollozó hacia el cielo. El sonido del llanto de Adán y los pequeños gemidos de Caín parecían una sinfonía para Dios. Adán con mucho cuidado tomó a Caín y lo alzó sobre su cabeza, las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas. “Abba, Abba”, gritaba, “sólo tú has hecho esto esto. Sólo tú eres Dios”. Repitió esas palabras una y otra vez, y de pronto su voz se cayó. Me puso a Caín en mis brazos, y estuvimos en silencio por un rato, en asombro hacia el Padre y quebrantados por su bondad hacia nosotros.

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El bebé está tranquilo cuando se está chupando su propia mano. Los tres nos quedamos tranquilos en la presencia de Abba Dios. A pesar de que estoy remojada en dulzura y sangre, y agotada de la tensión y el dolor, me siento aliviada, viva y con esperanza. Estoy asombrada con Dios. En su misericordia, Él me trajo el gozo de convertirme en madre. Soy la madre de Caín.

Un árbol de vida

La esperanza puede ser un hábito difícil de mantener. La Biblia nos dice que la fe es “la certeza de las cosas que esperamos” (Heb 11:1), pero “la esperanza en lo que vemos ya no es esperanza” (Rom 8:24). ¿Quién espera lo que ya tiene? Es como en Navidad o en nuestro cumpleaños. Esperamos recibir ciertos regalos, pero una vez abierto el empaque, ya no hay razón de seguir esperando. La caja contiene o no lo que deseamos. Me gusta decir que si la fe es la evidencia de las cosas que no vemos, entonces la esperanza debe ser el motor que hace que funcione. La esperanza mantiene nuestra fe viva mientras seguimos buscando las cosas que aún no se han manifestado.

Muchas mujeres luchan con esperanzas frustradas. Proverbios 13:12 dice, “la esperanza frustrada aflige al corazón, pero un sueño cumplido es un árbol de vida”. Es fácil entender lo que significa un corazón afligido, pero ¿qué significa un árbol de vida? Yo he experimentado grandes aflicciones mientras he tenido que esperar en Dios. Continúo buscando a Dios en esos tiempos porque he descubierto ese árbol de vida. En mi búsqueda, he llegado a entender el árbol de vida, y he descubierto que a pesar de que es diferente para cada una de nosotras, siempre tiene los mismos elementos en su esencia.

En algún lugar en la sanidad del corazón roto Dios nos da la gracia de ver vida en cualquier cosa que Él nos traiga. Él nos permite darnos cuenta de que Él completa nuestras esperanzas –quizás de formas que no esperábamos. Ganamos la lucha contra la desesperanza cuando aprendemos a estar satisfechos con la vida que Dios nos da, no importando cuáles son sus tiempos o aunque la forma no parezca exactamente como pensamos que debería haber sido.

Una mujer embarazada es la mejor imagen profética de la concepción de la esperanza y el nacimiento de un sueño. Isaías incluso usa a una mujer embarazada para describir las batallas de Israel por la libertad (Is 26:17). He conocido a muchas mujeres que han compartido sus historias de sus embarazos, y un camino similar comparten todas. Algunas han tenido un parto fácil y otras han sufrido horas de duro trabajo de parto. Algunas sufrieron con complicaciones mientras que otras dicen haber tenido nueve meses fluidos sin ningún problema.

Algunos bebés nacieron perfectamente sanos mientras que otros lucharon por sobrevivir. La familia del bebé sano pueden dar gloria a Dios por tal regalo, y la familia del bebé enfermo o perdido tienen la opción de hacer lo mismo. El cumplimiento de la esperanza no sólo se trata del resultado final; sino que también de la actitud del corazón durante el proceso.

A menos que sea por un milagro, yo nunca concebiré a un niño, por complicaciones de salud. ¿Qué hay con el cumplimiento de mi deseo de ser madre?

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Mi hijo, Justice, quien fue concebido en el vientre de otra mujer, se convirtió en el cumplimiento de mi deseo. Podría haber vivido la vida llena de resentimiento por nunca haber dado a luz a un hijo. Si hubiera hecho eso, me hubiera perdido el poder del árbol de vida que Dios me trajo en la forma de la adopción. Cuando abracé ese regalo, el enemigo perdió su habilidad de robarme la esperanza.

Esto no es como cortar y secar, como quizás suena. Entre el quebranto y el árbol de vida hay días, meses, e incluso años de rendirle a Dios los deseos de nuestra carne y entregarle nuestra necesidad de una explicación o entendimiento de nuestras circunstancias. No soltar nuestra necesidad de ver nuestros deseos cumplidos en nuestras formas, crea una tormenta que golpeará duramente nuestras creencias. Incluso en la agonía que se siente en la derrota, Dios puede pavimentar un camino para cumplir un deseo. A veces nuestra perspectiva tiene que cambiar para ser guiados a ese lugar.

Hay un árbol de vida para aquellos quienes sus esperanzas han sido frustradas, pero tal vez haya un costo para obtenerlo. Todos tenemos deseos, y para algunos esos deseos son profundos. ¿Has tenido alguna vez un deseo profundo que no te haga preocuparte o ponerte impaciente mientras esperas por él?

La vida es un camino el cual recorremos. Se deben vivir doce meses para completar un año. No podemos apretar un botón de retroceso y volver un mes atrás. Debemos esperar que ese mes vuelva a llegar con el paso del tiempo. De la misma forma, hay un proceso en el plan de vida y un proceso al recibir una promesa.

Vivimos en un mundo caído, y mantener la fe y la esperanza puede ser una tarea ruda. Y eso sin mencionar el desafío que es mantener la esperanza mientras llevas una promesa en el bolsillo de tu corazón! Siempre hay un proceso al recibir una promesa, y siempre hay un final, aunque sea muy diferente al que esperabas.

Esperanza frustrada y esperanza cumplida

Eva debió haber tenido grandes preguntas durante su primer embarazo. No puedo imaginarme lo que fue para ella haber tenido a Caín. No tuvo doctores ni enfermeras, ni calmantes o matronas. Quizás lo peor de todo, no tenía idea de qué esperar ya que nadie antes había pasado por esa experiencia. Todo lo que Eva tenía era un suelo duro bajo las estrellas o el sol, y Adán, quién seguramente andaba alrededor en blanco y ansioso preguntándole a Dios qué hacer.

Sólo con las direcciones de Dios y los ánimos de Adán, ella dio a luz sin haber sido educada de cómo tener a un bebé, sostener a un bebé, o alimentar a un bebé. Eva fue la original –la primera mujer en descubrir “qué esperar cuando se está esperando”.

En ese primer nacimiento hubo esperanza. Recuerda, el dolor que ella experimentó en ese parto fue la recompensa de su desobediencia en el jardín. Así que el sentir esos dolores le tuvo que haber recordado el castigo inicial de Dios. Dudo que los haya sentido sin pensar en lo que obtuvo en lugar de su pecado. Ella fue la primera en sentir este tipo de dolor, pero aunque no tuvo ayuda médica, si tuvo la ayuda del justo Dios para que la atendiera.

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A ese punto ella podía tener la esperanza de que Dios la ayudaría a atravesar el dolor. La esperanza en ese momento era todo lo que tenía para aferrarse –esperanza en que lo que venía era una nueva realidad que posiblemente traería grandes revelaciones.

Durante los meses de embarazo Eva sabía que cargaba a un niño, de seguro, pero no tenía idea ni referencias de lo que esperar, aparte de las instrucciones que había recibido de Dios. Piensa en eso un momento. ¿Puedes imaginarte pasar por el trabajo de parto sin tener ningún conocimiento de lo que esperar? ¿No sería ese primer nacimiento algo excepcional?

He guardado cada diente que se ha caído de la pequeña boca de mi hijo. Si me preocupo de la memoria del primer diente, ¿cuánto más asombroso habrá sido para Adán y Eva la experiencia del primer nacimiento? Es noticia de primera plana cuando un bebé nace en la mitad de la noche de un 1 de Enero. ¿Cuánto más importante, entonces, habrá sido este primer nacimiento?

Pero este primer nacimiento no fue el único significativo. ¿No es acaso cada nacimiento el reflejo de una nueva etapa? Incluso los profetas en las escrituras usan el parto de una mujer para declarar un cambio de etapa. Me imagino que para esta primera nueva madre, ese bebé trajo un montón de emociones. A cada madre le gusta creer que tener un bebé es una señal. Para esta nueva madre Eva no fue diferente.

Esperanza es lo que mi amiga Kim tuvo cuando le dijeron que no iba a poder tener hijos, pero quedó embarazada de todas formas. Dios usó el caso de Kim para enseñarme acerca de lo que es una esperanza frustrada y una esperanza cumplida. Conozco a Kim de hace muchos años. Ella y su marido deseaban tener hijos. Pero los doctores de Kim le dijeron que quedar embarazada no sería algo muy simple debido a las complicaciones que dejaron una severa endometriosis años atrás. Kim y su esposo, Pat, creyeron en Dios por un milagro, y aunque su camino fue largo, Kim quedó embarazada y dio a luz dos maravillosas hijas. Después de ser testigo de tal milagro, Kim le creyó a Dios cuando le dijo que la bendeciría con un tercer hijo. Así que con la misma esperanza que tuvo con sus embarazos anteriores, le creyó a Dios de que la bendeciría al concebir un tercer hijo. Ella tenía dos niñas; ahora quería un niño. Pero su cuerpo la obligó a declinar. Su útero había sido duramente impactado con el material del endometreio, lo que causó muchos problemas. Incluso tuvo que ser hospitalizada y pasar por varias cirugías. En un punto, el doctor le dijo que tenía un “útero volteado”. En otras palabras, no había mucha esperanza médica ni física para ver cumplido este nuevo sueño.

Vi a mi amiga luchar por mantener la esperanza por muchos años desde que recibió ese difícil diagnóstico, e incluso tuvo que sufrir la pérdida de sus padres y su hermana menor. Tuvimos largas conversaciones acerca de la desolación y el por qué a veces Dios pareciera estar tan lejos. Sin embargo, siempre la vi volver a la fe y la confianza. Kim estaba desesperada por encontrar el árbol de vida.

Kim estuvo de pie junto a mi camilla del hospital animándome con esperanza y haciéndome reír en mi pre-operatorio antes de perder mi útero. Entendí a Kim, y ella me entendió a mi. No le dije a Kim hasta mucho después, que antes de que el equipo médico me llevara a la sala de operaciones, hice una oración. Le pedí a Dios

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que le diera a Kim su hijo, para sanar su útero y llenarlo de esperanza. Sabía que ella tendría a su hijo un día.

Fue casi un año después que Kim me llamó para contarme que había visto a otro doctor y que le iban a hacer una histerectomía para limpiar el desastre que su cuerpo estaba produciendo. Ella y su esposo oraron y llegaron a la conclusión de que debían rendir su sueño de concebir a un tercer hijo. Quizás debían adoptar.

El día de la cirugía de Kim fue programado. Ella y Pat tenían paz de su decisión. Pero una semana antes de su cirugía, se dio cuenta de que estaba embarazada! Todos estábamos en shock pero con gozo. Estábamos impactados por la bondad de Dios. La esperanza se levantó entre nuestra comunidad de amigos y familiares, quienes habían acompañado a Kim y Pat en este recorrido. Lo mejor de todo era que el bebé se veía completamente sano.

Ministré con Kim dos meses después en una reunión dónde le habían pedido que contara su testimonio a cientos de mujeres. Fue increíble ver su valentía y alegría. Kim estaba expectante y radiante. La vi hacer un llamado a las mujeres y orar por ellas. Semanas después de esa reunión, el grupo de líderes de la iglesia nos contaron que muchas de las mujeres por las cuales Kim oró estaban embarazadas! Kim es un testimonio vivo de la fidelidad de Dios.

Menos de un mes después, ella fue a un control médico, y durante el ultrasonido el corazón del bebé comenzó a fallar. Kim corrió al especialista y este le dio la noticia de que no encontraba latidos del corazón.

Cuando supe la noticia, mi estómago se apretó. Seguramente Dios no iba a permitir esto! Kim y su marido empezaron a orar por un milagro, pero los latidos del corazón del bebé no volvieron. Ella tuvo que ser inducida y dar a luz al día siguiente. No puedo ni siquiera empezar a imaginarme lo que sintió. Ella dio a luz a un pequeño niño, su hijo de la promesa, quien fue lleno de tanta esperanza en el pequeño lapso de tiempo en el que vivió. Pat y Kim lo llamaron Samuel.

Todavía estamos tratando de entender lo que pasó, y creemos que un día la revelación llegará. Nunca he perdido a un hijo, así que no puedo entender completamente la experiencia de Kim. Pero todos podemos entender el dolor que provoca una esperanza frustrada por las circunstancias.

Durante ese duro tiempo, el esposo de Kim, Pat, escribió una nota a los amigos agradeciendo sus oraciones. Luego citó la declaración de Ana en 1 Samuel acerca de que Dios escuchó sus oraciones por un hijo. Pat aclaró que él y Kim le habían pedido a Dios un hijo, y Dios les concedió el deseo de sus corazones. Obviamente, la historia no terminó como ellos esperaban, pero Pat le agradeció a Dios de todo corazón por contestarles su petición igualmente.

Mientras leía la carta, estaba deshecha. Podía sentir la esperanza levantarse en medio de la pena y el dolor profundo. Me hizo sentarme con el Señor y hablarle acerca de mi propia lucha con el pasaje de Samuel. Simplemente no me hace sentido. ¿Será para siempre este dolor? Busqué 1 de Samuel 1 y leí la historia de Ana una y otra vez. Estaba muy familiarizada con la historia, pero cuando la leí esta vez, escuché a Dios hablarme de mi tristeza por Kim.

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El llanto de Ana

Primera de Samuel 1 nos cuenta la historia de Elcana y su esposa Ana. Ana era estéril y quería desesperadamente un hijo. Su rival, Penina, la otra esposa de Elcana, ya tenía hijos, y ella ridiculizaba a Ana por ser estéril. El deseo de Ana de tener un hijo era inmenso –tan inmenso de hecho, que un día orando fervientemente en el templo, el sacerdote Elí pensó que estaba borracha. Sus labios se movían, pero como había estado orando y llorando por tanto rato, su voz ya no salía.

Imagínate estar orando tan fervientemente que tu pastor crea que estás borracha! Cuando Eli la confrontó, Ana le explicó su ferviente deseo de tener un hijo. Eli le contestó, “anda en paz, y que el Dios de Israel te conceda tu petición” (v.17).

Ana estaba desesperada para que Dios le escuchara su petición. Hay una profunda necesidad en todos nosotros de ser escuchados –saber de que Dios escucha nuestros llantos. Creo que el deseo de Ana de tener un hijo no era más profundo que el deseo de que Dios la escuchara. Ahí es donde la fe comienza; es lo que nos da la capacidad de confiar que Dios nos escucha y nos responde. Nuestra carne está constantemente haciéndonos dudar. La fe es la que nos mantiene firmes.

Ana tenía esperanza, pero también necesitaba una respuesta. Después de su visita al templo, esa respuesta finalmente llegó. Impactado por la persistencia de Ana, el sacerdote Eli le profetizó que tendría un hijo. La Biblia no especifica cuánto tiempo duró la espera, pero a mi me parece que ella recibió su respuesta más pronto que tarde. Ana concibió y dio a luz a un hijo, a quien llamó Samuel. Luego hizo algo extraordinario. Arropó al niño y lo llevó al templo y lo dejó ahí para que fuera criado por Eli, tal cual se lo había dicho a Dios.

Como madre me cuesta imaginarme esto. Todo lo que Ana quería era ser madre. Así que le rogó a Dios que le concediera el deseo de su corazón. Dios la bendijo con un hijo, y ella va y lo ofrece a Dios –no simplemente en un servicio especial de la iglesia, sino que dejándolo en el templo para que sea criado sin ella. Este hecho me deja atónita, y apunta a una poderosa verdad. Ser oídas por Dios puede significar algo más que recibir lo que estamos pidiendo. Cuando Dios responde nuestras oraciones, incentiva nuestra esperanza haciendo que sigamos enganchadas de Él.

Primera de Samuel 2 empieza con la oración de Ana a Dios. Aquí Ana empieza a alardear del Señor y habla de Su poder. Hay algo que te deja sin aliento en este pasaje. En 1 de Samuel 2:5 Ana dice: “La mujer que no podía tener hijos ahora tiene siete, y la mujer con muchos hijos ahora se consume”. Pareciera que Ana se estuviera comparando a si misma a una mujer estéril que ha tenido siete hijos. ¿Por qué siete hijos? Cualquiera en ese tiempo que tuviera tantos hijos se le podía considerar como bendecida. Ana sólo dio a luz un hijo, el cual entregó como ofrenda dedicado a Dios.

Hay una referencia a la cruz en esta porción de la escritura de 1 Samuel 1:8. En este versículo Elcana está tratando de consolar a Ana en su pena de no poder concebir un hijo, y le pregunta, “Ana, ¿por qué estás llorando? ¿por qué no comes? ¿por qué estás cabisbaja? ¿no soy yo más para ti que diez hijos?”

Ana era a la que Elcana amaba. Fue a ella a quien le dio doble porción. El estaba preocupado por su angustia. Algunos de nosotros puede que lo veamos como

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un poco egoísta, queriendo que su esposa estuviera bien para que así sus vidas volvieran a la normalidad. Pero yo creo que sus palabras fueron proféticas.

Creo que Elcana es un símbolo del Señor en muchos sentidos; él es como el Dios Esposo que llama a la iglesia como Su novia. En nuestra angustia y desesperación por ver resultados, Él quiere que sepamos que Él desea lo mejor para nosotros más que las respuestas que buscamos. Él quiere ser deseado diez veces más de lo que le estamos pidiendo. Clamamos para que vengan embarazos y esposos. Con angustia oramos por trabajo o por la sanidad que necesitamos. A veces esas profundas necesidades pueden significar más para nosotros que la sola satisfacción de conocer a Dios. ¿Pueden nuestras oraciones cruzarse en el camino de la respuesta de Dios? Sólo cuando esas oraciones se convierten en ídolos. ¿Tuvo Ana una revelación de esto? Ana buscó a Dios por una solución. Ella tenía un problema y necesitaba una respuesta.

En su angustia, su esposo le preguntó acerca de la importancia de él para ella, ya que parecía que tenía menos valor que la respuesta a sus plegarias. Después de esta charla, Ana fue al templo y le dijo a Dios que si le respondía su oración ella le dedicaría su hijo a Él. Luego el sacerdote Elí entró y la acusó de estar borracha. Ella le explicó su situación y recibió de parte de él palabras de ánimo.

En ese momento hubo un cambio. Primera de Samuel 1:18 dice que después de que Eli le habló a Ana, ella le agradeció y se levantó. Y cuando lo hizo, “su rostro ya no estuvo más triste”. Entonces ¿qué pasó? ¿Por qué tanta paz repentinamente?

Algo cambió en Ana. Es interesante ver que su esposo, que también era un sacerdote, la cuestionara acerca de su amor por él y luego Eli declara sobre ella la paz de Dios. La paz vino cuando ella dejó su petición a los pies de Dios y se rindió a Sus respuestas –Sus respuestas, no las de ella.

Muchos de nosotros nos sentimos desafiados a luchar en oración por lo que le clamamos a Dios. La lucha es buena. Está en las escrituras. Pero debemos saber cuándo abandonar nuestra lucha a los pies de Dios y abrazar la paz de saber que Dios nos escucha en vez de aferrarnos a ver resultados. Ana sintió paz en el momento en que se rindió a las respuestas de Dios. Ella supo que había sido oída, y la paz fluyó. Cómo Dios responde, eso depende sólo de Él.

Cuando Dios contesta su oración, Ana mantiene su promesa de entregar a su hijo de vuelta a Él. No estoy segura de cómo yo podría dejar a mi hijo chico en la puerta de un templo para que Eli lo críe –no después de todas las lágrimas que derramé por tenerlo. Tal véz, esto es amor revelado y esperanza levantada.

La oración de Ana haciendo referencia a siete hijos la encontramos otra vez en las escrituras, esta vez en el libro de Rut. Noemí había estado viviendo en tierras extranjeras con su esposo y sus dos hijos por la hambruna que hubo en Judá. Ella perdió a su esposo y a sus dos hijos, y quedo sola con sus dos nueras. Una de las nueras, Orfa, decidió volver a su tierra con su gente. La otra, Rut, prometió quedarse con Noemí y volver con ella a Judá.

Noemí se sintió honrada con el compromiso de Rut, y se propuso encontrarle un esposo, Booz. No quería solamente verla feliz casada otra vez; sino que también quería verla muy bien provista. En Rut 4, Rut se casa con Booz y le da un hijo, Obed (v.13). mientras celebran el nacimiento de este hijo, las amigas de Noemí le cantan,

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“que Él restaure tu juventud y te cuide en tu vejez. Pues es el hijo de tu nuera que te ama y que te ha tratado mejor que siete hijos” (v.15).

Ahora es una hija quien vale más que siete hijos. Noemí perdió mucho y probó la amargura en todo su camino, pero ella le creyó a Dios que no sólo redimiría la vida de Rut sino que también la suya. Y después de todo lo que sufrió –después de dejar a su pueblo y tener que volver en un estado peor- Noemí termina siendo parte del linaje de David y por último de Cristo, por medio de su nieto Obed. ¿Quién iba a pensar que después de perder a su esposo y sus dos hijos, Noemí terminaría siendo parte de linaje de reyes?

Pienso en Kim y Pat de nuevo y en la pérdida de su precioso Samuel. Estoy paralizada por la idea –sobrepasada en verdad- de que Dios permite a veces que perdamos lo que amamos para que Sus propósitos sean cumplidos. A veces, es a través de la pérdida de nuestros Samueles que encontramos a nuestros Davides.

Sin la pérdida de sus hijos, Noemí nunca hubiera tenido un nieto que perteneciera al linaje de reyes. No sé cómo Dios va a revelar su propósito en la vida de mis amigos, pero los he visto responder como Ana lo hizo y entregar su propio Samuel de vuelta a Dios, confiando en Su voluntad más que en la de ellos.

Ellos también encontraron paz al rendirse. Pero sé que Dios es Dios de restauración, y estoy segura de que Él va a sanar el corazón de Kim después de tan grande pérdida.

Eva fue la primera que oró por un cambio y por ánimo. La primera en tener esperanza por su hijo y la primera en ser defraudada. Ella tuvo que aferrarse a la esperanza de cada promesa que le fue dada al salir del jardín. Esperanza, no importando nada más.

Las respuestas no siempre vienen fácilmente. A veces vienen después de años de oración y clamor. La irrupción viene cuando esas oraciones no se convierten en ídolos sino que en momentos de entrega que nos lleva a lo más profundo del corazón de Dios. Incluso cuando tenemos que renunciar a nuestros Samueles, debemos encontrar una forma de adoración. Las hermosas respuestas que buscamos, vienen cuando estamos en Su presencia. Ahí Él es capaz de mostrarnos que en nuestras pérdidas están nuestra ganancia. A veces, sólo el hecho de saber que Dios nos escucha, significa todo.

Los inconvenientes de la vida pueden intentar desarraigar nuestra esperanza. Pero si rendimos nuestros caminos a Dios, encontraremos el árbol de vida.

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7ENCONTRANDO INFLUENCIA

Aún no ha amanecido. Estoy despierta con Caín, quien ama la noche y dormirá con al llegar el sol. Oro con fervencia e esta quietud antes de que el sol haga su aparición. Mientras Caín se alimenta y hace pequeños ruidos que he aprendido a amar, cierro mis ojos y me siento agradecida. Caín ha cambiado tanto, a Adán y a mí nos fascina día a día. Nos ha dado una profunda reverencia por Yavéh y su poder de creación. Todo es pequeño en Caín hasta que siente hambre. El llanto de hambre que sale de su pequeño ser, ¡puede ahuyentar a los animales! Esto me hace reír, porque es como si toda la fuerza de Adán haya sido encarnada en el hoyo hambriento de Caín.

Nuevas emociones me rodean. Estoy más consciente de la inocencia y obediencia, de mi carne y mi traición. Hay un gran deseo dentro de mí para preservar a Caín y mantener su camino puro. Siento temor y urgencia por proteger a este bebé que me necesita de tantas maneras. Si no alimento a Caín, no sobrevivirá. Si no lo consuelo, no se calmará. Cuando lo tomo cerca de mi cara, me mira a los ojos y sonríe como si yo fuese todo lo que ama y necesita. Quisiera siempre necesitar a Dios de esa manera.

Yavéh puede ver a través de mi corazón. Caín me enseña a cómo descansar en la Soberanía de Dios. Este también debe haber sido el plan de Yavéh, el rescatarnos y traernos de regreso a algún tipo de “antes”.

Debo enseñarle a Caín los caminos de Dios. Me he encontrado soñando con Caín y preguntándole a Dios cómo será su vida y cómo honrará a Dios. Estoy consciente de que puedo encaminar a este bebé a amar y obedecer al Creador. Espero tener más pequeñitos que crezcan para ser continuación viviente de la bondad de Dios. Mi espíritu siente como si todo lo que sale de mi es una palabra de Dios. Y que cada palabra que Él está hablando, la estoy aprendiendo como un lenguaje para devolverle a Él en adoración.

Él es bueno, y Él es grandioso. Estoy impactada por cómo Él piensa que merezco amar a alguien tan pequeño como él. Confía en mí con este amor que fluye en mí por mi pequeño hijo. Quiero profundamente enseñar a esta nueva y fresca personita, no sobre cómo tropezar y caer, sino más bien sobre cómo ponerte de pie con garantía y conciencia. Debo escuchar. Este recién nacido de Caín me hizo darme cuenta que soy tan débil, y Dios es tan fuerte. Es aquí donde Dios me entrega una responsabilidad que es grandiosa aún cuando este niño sea tan pequeño. Siento que mi imposibilidad emerge, mi temor y caídas se levantan, aunque de alguna forma me siento preparada para esta tarea. ¿Cómo puede este amor haber envuelto mi corazón tan pronto? ¿Es esto lo que Yavéh siente por nosotros? ¿Su misericordia danza por sobre su juicio? ¿Su misericordia es tan despampanante como el amanecer?

El nombre de Caín significa lanza. Quizás Dios lo use como una herramienta para afilar nuestro conocimiento. Dijo que Caín había sido dado para Su propósito, debido a su grandioso amor. Creo que todo lo que Yavéh dice o hace es perfecto en una forma que no puedo comprender totalmente. Me da temor preguntarle por el futuro. En Edén fui consciente de mi carne y mi fragilidad, mi temor y mi fracaso. No quiero fallarle a Caín. Quiero abrazarlo por siempre.

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Yavéh dice que un día Caín nos dejará y se unirá a su complemento. No me interesa pensar en esto ahora. En este momento una esposa le es inútil. Yo soy lo que él necesita. Yo abrigo a Caín con mi cuerpo y le susurro canciones que Yavéh escucha. Me balanceo hacia delante y atrás hasta que finalmente Caín dormita. Caín duerme y yo miro el amanecer. Los sueños vienen, y me aferraré rápido a sus gritos de esperanza. ¿Qué traen los sueños si no esperanza? ¿Y qué trae la esperanza si no el poder soñar nuevamente?

Un regalo especial

Todas las mujeres tenemos el regalo de la influencia. Donde sea que Dios nos lleve tenemos la oportunidad de influenciara otros, de levantar los mentones de quiénes nos rodean, ya sea en casa, en el trabajo, en el ministerio, o entre nuestro círculo de amigos. Llamo a esta influencia regalo porque es más que una mera habilidad; es parte de nuestro maquillaje, algo depositado dentro nuestro por quien nos tejió. Tristemente las mujeres no siempre reconocen la influencia que nos ha sido dada. Si lo hiciéramos, pasaríamos más tiempo influenciando a aquellos cerca nuestro y menos tiempo estando bajo la influencia de cosas que no son del Espíritu Santo.

Muchos de los sueños que tenemos del futro son construidos en la creencia que podemos ser de influencia para otros. Queremos hacer grandes cosas para el Reino de Dios, para verlo romper las cadenas sobre nuestras familias o nación, para ver a nuestros esposos y niños sanos y prósperos, para avanzar a mayores posiciones en nuestras carreras. Soñamos de impactar, si bien al mundo entero o a una esfera en particular. Pero frecuentemente esos sueños se caen luego de que la vida transcurre, y con esos sueños perdidos también se va la esperanza de que podemos influenciar el mundo.

Pasé muchos años pensando que soñaría menos cuando pasara el tiempo, pero ha pasado todo lo opuesto. Me permito soñar más ahora que me estoy poniendo mayor de lo que lo hice en mi juventud. Como he crecido en mi relación con Cristo, he comprendido mejor que sin una visión ciertamente pereceré. Entonces, para mantener la visión viva en mi corazón, comencé a pedirle a Dios más sueños imposibles. Se requiere de fe para orar por grandes sueños, ya que grandes sueños usualmente conllevan grandes riesgos.

No sueño únicamente porque quiero que las cosas ocurran, sueño para sentirme viva. Aún así, lo que más deseo para que en verdad se haga realidad no es mi mayor preocupación. Me he alentado a soñar simplemente y tener aspiraciones que traigan esperanza y vida a mi espíritu.

Las mujeres tienen una gran capacidad de soñar y crear, aún así ese potencial es frecuentemente dejado sin explotar. Pienso en el sueño que mencioné en el capítulo 5 sobre la mujer bajo la alfombra en la iglesia. Tantos sueños están pereciendo dentro nuestro. Una mentira atacando nuestro valor, habilidad, creatividad o nuestro gusto puede causar que nos derrumbemos. Y nuestro enemigo sabe que cuando esto ocurre, todos nuestros sueños colapsan junto con nosotros. Siempre está buscando un gran hit.

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Leemos en la escritura que tenemos que tener visión y sueños llenos de esperanza para el futuro, aún cuando envejezcamos. Joel 2:28 declara proféticamente que cuando el Espíritu de Dios es vertido dentro de toda carne, hijos e hijas profetizarán y hombres mayores tendrán sueños. Uno de los propósitos de este versículo es darnos esperanza para el futuro, porque muestra que en el futuro Dios aún planea grandes cosas. Él logrará estas cosas maravillosas a través de personas que siguen vivas soñando y presionando a Dios sin importar el puesto que tienen en estas nuevas épocas. Es por esto que el enemigo ama hacernos abandonar nuestros sueños.

Los sueños de Dios para nosotros son grandes. Muchas mujeres no saben que fueron nacidas para influenciar a otros. Hacerme libre de mi propia simpleza, gravámenes diarios hacen que abra mis ojos para ver cuánta influencia tengo. Comúnmente bajo la guardia por la forma en que la rutina de la vida me doblega. Minutos, horas y días pueden convertirse más en cumplir las tareas a mano que en cómo esas tareas pueden envalentarme en mi influencia. Sonreírle a una cajera de una tienda de comestibles y llamarla por su nombre, puede darle una mirada completamente nueva a su día. Si solamente pudiéramos tomarnos el tiempo suficiente para pensar en compartir nuestra influencia en esos momentos.

Es propio de la naturaleza humana el dejarse consumir por los deseos o necesidades antes de vivir una vida de influencia. Es una decisión el lanzar vida y esperanza a otros. Todos tenemos esta habilidad. Las mujeres las tenemos en unas formas especialmente bellas.

Isaías 42:10 nos dice “Cantad a Jehová un nuevo cántico” (con énfasis añadido). Este versículo es poderoso. El verso “nuevo cántico” está escrito sólo 9 veces en las escrituras. Se refiere que hemos de cantarle al Señor nuevos sonidos frescos. Con estas palabras Dios le está pidiendo a su gente que se olvide de las formalidades y se prepare para lo que está por venir. Tener el sentido de que algo fresco y nuevo está viniendo el Señor nos establece que alentemos a otros a mayores expectativas.

No tengo sólo influencia como una adoradora o compositora. Estos regalos pueden influenciar a personas cercanas a adorar y ser creativas, sí, pero solamente lograrán hacer esto debido a lo bien que sean estirados estos regalos. Todos nosotros necesitamos descubrir la fuente de donde nuestro potencial de influencia emana y dónde está conectada la fuente de poder. El agua siempre viene de una fuente. ¿Cuál es la fuente de nuestra influencia? ¿Qué o quién nos influencia a nosotros?

¿Hay otros que quieran estar a tu alrededor? ¿Acaso tu lengua habla vida o habla muerte? Mi madre solía decir “La basura con la basura, la basura fuera”. No sé tú, pero yo suelo mantenerme alejada de personas que tienen un feedback más negativo que positivo. Prefiero pasar tiempo con personas que me hacen sentir ¡que puedo conquistar el mundo! Nuestras vidas intersectan con las de otros diariamente, todos somos unos potenciales alentadores de un mundo perdido y que fallece.

He estado pintando un retrato de Eva como referencia para nosotras las mujeres para no sólo verla como real sino para verla como una revisión de la realidad por el legado que vivimos en vida. En caso que no lo hayas pensado, lo que

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dejamos atrás es importante, ¡Lo es! No hablo de cosas materiales que les dejas a quienes amas; estoy hablando sobre rasgos espirituales que compartes a lo largo de toda tu vida.

Cuando mentoreo gente en la adoración, no trato de que actúen como yo, canten como yo, o escriban como yo. Quiero influenciarlos para que busquen a Dios primero, y los animo a creer que Él los creó para hacer cosas específicas maravillosas con los dones y habilidades que se les han dado. Los quiero influenciar para que sean todo lo que Dios los creó a ser, no a ser como yo.

Cuando me volví una madre, me volví más cuidadosa de esta habilidad de influenciar. En mi búsqueda de Eva me di cuenta que la influencia fue tejida en mí para ser entregada, especialmente a la próxima generación. Cuando Justin nació me volví tanto más consciente de las cosas que no quería rendirle a Dios. Incluso no reconocía estas cosas como pecado hasta que Dios me las mostró cuando llevé a Justice a casa. Obedecí y comencé a derribar estas cosas porque no quería que Justice comenzara a adquirir malos hábitos para su vida.

Algo en ese rendimiento era doloroso, ya que lo que Dios trajo a mi atención no fue sólo sobre tareas diarias, clichés en mi personalidad o programas de televisión que eran inapropiados de ver con un niño en casa. Dios también me desafió a evaluar qué amistades y relaciones ministeriales eran sanas y cuáles necesitaba liberar.

Cuando Justice con su inocencia llegó a casa, se levantó en mí el instinto maternal y me hizo tener mayor conciencia sobre algunas áreas que había aplazado y que necesitaba tratar.Incluso se hizo evidente por qué Dios me había dicho que nombrara a mi hijo Justice (justicia). En un sonograma había aparecido que el hijo que iba a adoptar era niña, así que había escogido el nombre Libertad. Había sentido que Dios me decía que un sentimiento de libertad vendría a mi espíritu mediante la adopción, por lo que pensé apropiado ponerle Libertad a esta pequeña “niña”.No hace falta decir que me quedé alucinada y sin palabras mientras veía a la joven madre pujar a un ¡pequeño niño al mundo en vez de una niña! Fue ahí que Dios me recordó a Isaías 42:3 “No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.”Supe ahí que Justice fue lo que Dios había prometido al hablarme de libertad. Cuando este pequeño milagro dio con fuerza su primer llanto, todo como lo conocía había cambiado. Yo cambié. Supe que por convertirme en su madre también estaba asumiendo el proteger su vida de todo lo que podía haber en mí que atentara contra su fe. Desde el asunto más pequeño al más grande, le pregunté a Dios qué cosa debía dejar salir de mi vida. No quería nada en mi vida que pudiera perturbar el bienestar en la vida de Justice. Cuando Justice nació, tuve un nuevo sentido sobre el tipo de influencia que tendría en su vida. Me di cuenta que no todos sienten esto, pero yo sí. Amaba a Dios tanto que quería representarlo bien a la siguiente generación. Quizás no haga esto a la perfección pero me esforzaré lo que más pueda por ello.¿Cuántas cosas no alcanzamos como mujeres porque nos negamos a soñar o creer que tenemos el derecho a soñar? ¿Cuántas oportunidades dejamos pasar porque no nos aferramos al hecho que somos mujeres de influencia? Es difícil creer que

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podemos tener tanta influencia si fuimos llevadas a creer que no valemos. Estoy cansada de conocer a mujeres que sienten que deben pedir disculpas por permitir que sus palabras ocupen un espacio en el aire. Dios nos formó para encontrar fuerzas en su empoderamiento y confianza en su habilidad. Si nosotras las mujeres somos concebidas en la mente de Dios, ¿No crees que Él tendrá un plan para nosotras? Somos más de lo que escogemos creer, somos mucho del tiempo.

Las madres tienen la habilidad de criar hijos para que sean Reyes e hijas para que sean Reinas. Cuando me volví madre comencé a soñar no sólo por mí sino que también por mi hijo. Mis oraciones por él comenzaron a reflejar los sueños que tenía para su futuro. No sé lo que él decidirá hacer con su vida. Y aunque he oído al Señor diciéndome cosas maravillosas acerca de sus dones, me gustaría ser una influencia para Justice para que persiga a Dios con todo su corazón y tenga sus propias revelaciones acerca de sus dones y llamado. Mi deseo es darle todo lo que él necesita para que tome estas grandes decisiones acerca de su futuro. Esto no quiere decir que no comparta con él lo que siento que Dios me dice acerca de sus habilidades. Sólo quiere decir que motivo a Justice hacia la mejora de sus fortalezas y a dejar espacio para formar sus propios sueños.

También me beneficio de haber sido mayor cuando me convertí en madre. Tuve la posibilidad de ver otra gente criar sus niños y obtener una visión de cómo no imponer mis sueños en mi hijo. Mis sueños podrán convertirse en sólo eso, ¡mis sueños! Dios sabe perfectamente qué es lo que debo fomentar en Justice. ¡Él es el mejor padre que puede haber!

Tengo sueños para Justice y espero poder usar mi influencia como mujer de Dios para enseñarle a cómo seguir lo que Dios le está guiando a seguir. Estoy consciente que mientras más libertad emocional y espiritual consigo, seré capaz de orar de manera más efectiva por mi hijo y hacerlo más fácil para él para seguirme a los pies de Jesús.

Mientras más veo a Dios impartirse a cada aspecto de mi vida, menos desechos dejaré para que mi hijo tropiece. Mucho de lo que los niños sufren es por asuntos no resueltos, que las generaciones previas a ellos dejan dispersos en el campo de batalla. Quiero desesperadamente vivir en libertad y navegar abiertamente en el barco en el que estoy embarcada a través de la vida.

Madres e hijos

Mientras busco a Dios para los contenidos de este libro, vinieron a mí revelaciones muy bellas que nunca antes tuve. Mantengan en mente que antes de escribir este libro, tenía una imagen limitada y negativa del temperamento de Eva, basado en lo poco que aparece de ella en las escrituras. Un punto que atrajo mi atención fue que Eva dio a luz primero a un varón. Sentí que Dios quería que notara este hecho en particular, y creo que esto habla sobre algo muy asombroso.

Sabemos que Dios creó primero al hombre, aún cuando Él siempre tuvo la intención de crear a la mujer. Y las escrituras nos dicen que Eva dio a luz primero a un hijo. Debido a que soy curiosa naturalmente, le pregunté a Dios si había una razón especial para que el primogénito de Eva sea varón. ¿Por qué Dios quería

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resaltar este hecho en las escrituras? ¿Podría ser, quizás, que Dios quería que viéramos el cuidado que tuvo al mostrarle a Eva que aún cuando estuviera sujeta a un hombre, iba a ser la primera en formar al hombre en el tipo de persona que la mujer necesitaba que fuese?

Es de una mujer que el hombre obtiene su primera impresión del amor, compasión y guía. El autor Walter Baxendale en su libro Survey of French King, escribió: “…de los sesenta y nueve monarcas que han usado la corona francesa…sólo tres han amado a la gente y estos tres fueron criados por su madre sin la intervención de [otras profesoras].”

Las madres tienen gran influencia en sus hijos, tanto en mujeres como en hombres, pero quiero enfocarme por un momento en la relación única entre madres e hijos. Esto no es para excluir a las mujeres solteras o a mujeres que tengan sólo hijas. En el siguiente capítulo hablaré de madres e hijas. Escribo como una madre soltera que adoptó un hijo, pero lo que comparto no se aplica únicamente a madres que tienen hijos naturales; es tan relevante como para las madres que son madres espirituales de sus hijos. Debemos entender que una de las formas que nosotras las mujeres fuimos programadas, está relacionada al rol fundamental del diseño de nuestro género para desplegar en la vida de otros.

Es cierto que un padre puede enseñarle a su hijo cómo amar a una mujer a través del ejemplo que él muestra en la forma en que ama a su esposa. De todas maneras, el hombre aprende primero qué significa amar a través de la relación con su madre. Hay verdad al decir “detrás de cada buen hombre hay una buena mujer” Una buena madre criará a su hijo a tener un carácter fuerte y ser un buen Rey.

Cuando postulé a la adopción, la agencia a la que fui dijeron que estarían OK conmigo si adoptara una niñita como mamá soltera, pero no a un niño. No era su política incluso el permitir a personas solteras adoptar, pero era su deseo hacer una excepción conmigo con esta única advertencia en mente. Ellos creían que un niño necesita de un padre, y yo entendía eso. De hecho, estaba aliviada de que sólo me permitieran adoptar una niña, porque el pensamiento de adoptar un niño siendo una madre soltera, me causaba temor.

La mujer que escogió mi perfil como madre adoptiva, me dijo que el sonograma que se había hecho confirmaba que era mujercita. Tenía un closet llenos de ropa rosada y morada, no hace falta decir que tuve que modificar rápidamente la idea de criar a una niña por criar a un niño.

Dios ocultó obviamente el sexo del bebé tanto al agente como a mí. ¡Me destinó a criar a un hijo! Siento que Dios permitió que pasaran los eventos tal cual sucedieron, para fortalecerme mi creencia que Dios tiene un plan muy específico para Justice en su corazón. Al entender esto, me presionó a buscar un mayor entendimiento sobre cómo criar al sexo opuesto sin la ayuda de un padre terrenal, de una manera digna de mi llamado como madre y del llamado de Justice de ser un hijo de Dios algún día.

Ahora, por supuesto, no puedo imaginar no haber tenido un niño, pero hay tiempos en los que siento pena por Justice. Él ha tenido que ir a comprar perfume conmigo y aprendió bastante temprano sobre cómo sacar la basura y a cómo llenar y lavar en el lava platos. Le enseñé a cómo limpiar y la diferencia de gustos entre

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niños y niñas. ¿Mi meta? Convertirlo en un increíble hombre de Dios y algún día un gran esposo. Su esposa me agradecerá.

Cuando un hombre crece, deja la casa de sus padres sostenedores de forma distinta a lo que las mujeres lo hacen. La Biblia dice en Génesis 2:24-25, “Por lo tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” Amo que desde el comienzo tanto para Adán como para Eva Dios les haya revelado su plan del matrimonio.

Lo encontré interesante que mucho de lo que encontramos en la Palabra nos apunta de regreso al Señor y nos ilumina en cómo es Él. En pequeños extractos Dios nos revela una imagen mayor. Su mismo futuro hijo reflejaría sus palabras de Génesis 2. No sólo en lo natural el hombre dejaría a sus padres para unirse a su mujer, Jesús haría lo mismo espiritualmente.

Cuando nuestros niños son pequeños, soñamos con su futuro, pero la madre sabe que va a tener que dejar un día a su pequeño para que puedan unirse a su esposa. El vínculo entre una madre y una hija puede cambiar a lo largo del tiempo, pero pueden mantenerse muy cercanas. Aún una madre debe soltar a un hijo para que desarrolle un vínculo único con su mujer ordenado por Dios. Esta instrucción para un hijo de dejar su casa y unirse a su mujer, es más que el plan de Dios para el matrimonio, es de hecho profético. Déjenme explicarlo.

Dios no diseñó nada sin propósito. Eva fue formada del costado de Adán y su nombre significa “vida”. Dios anticipó el rol que la mujer jugaría en la historia del mundo y de la iglesia. Él vio la influencia que íbamos a tener como madres que afectarían vidas por décadas e incluso siglos. Estaba también al tanto de las inseguridades con las que combatiríamos y que tardaríamos en reconocer nuestro valor.

Dios sabía que muchas mujeres lucharían por ver su maternidad (en cualquier calidad) como un gran regalo. Entonces Él puso dentro nuestro un profundo valor por el amor y nos dio todo lo necesario para enseñar a un hombre a amar desde la infancia. Fuimos perfectamente diseñadas e increíblemente bien pensadas hasta el último detalle.

¿Qué es lo que sucede cuando un hombre carece de la influencia del amor de una madre? He visto entrevistas en televisión de reclusos hombres que han dicho que sus madres nunca los quisieron, y reclamaban que esta era la razón por la cual terminaron envueltos en el crimen. Sin la guía y el sentido de que su vida importa para alguien, se vuelven auto-destructivos.

Dios nos hace conscientes en Génesis 2 que el hombre deberá dejar a su madre para luego aferrarse a su esposa. Cuando un hombre se casa, es advertido que deberá separarse de lo que fue y unirse a su nueva esposa. Dios alza esta bandera de instrucción sobre la primera pareja en el jardín. Sin embargo prefigura algo que surgió en el Antiguo Testamento y fue vivido luego en el Nuevo.

Encontré otro versículo mientras estudiaba las Escrituras que me condujo a una preciosa visión. Es Juan 19. Jesús estaba colgado en la cruz, muriendo por los pecados del mundo. Su madre fue testigo de cuando lo clavaron a la cruz y ahora está viendo cómo Él sufre sin que ella pueda ayudarlo. El discípulo Juan está cerca de ella y cuando Jesús mira hacia abajo y los ve, habla.

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Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.

Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Juan 19:26-27

No puedo lograr imaginar el sentimiento desgarrador que María sintió en esos momentos que su Hijo colgaba en la cruz, esta María que Dios había tenido en su mente cuando creó a Eva con un vientre para que Su Hijo tuviera residencia allí algún día. El Dios omnisciente vio a la joven María en los ojos de la joven Eva. Sabía los caminos que ambas mujeres tomarían con sus hijos, sabía que compartirían tristezas similares. Desde Eva hasta María, estas madres deberían dejar partir a sus hijos algún día.

Este intercambio en Juan 19 era el último encuentro de María con su Hijo. Ella había sentido cada contracción, había estado allí para besar y abrazar a su bebé. Y ahora lo veía golpeado y humillado, escupido y crucificado. Jesús habló poco colgado en la cruz. Se dirige al hombre perdido más cercano a Él, quien también estaba siendo crucificado. Le habla a Juan, su discípulo. Le habla a su Padre Celestial, y le habla a su madre.

Es lo que Jesús le dice a María lo que capturó mi corazón. Bajo todo el peso que Jesús está cargando mientras está colgado en la cruz, mira hacia abajo para ver a la mujer que lo llevó en su vientre, lo amó, lo alimentó y que fue elegida con pinzas por Dios para guiarlo a Él antes que comenzara a vivir su gran llamado de salvar el mundo. En ese momento en la cruz, Él afirma que el lazo entre una madre y su hijo es muy fuerte y mucho más, un regalo de Dios. Es en ese momento que Él hace algo profético.

Jesús, al morir por los pecados del mundo, está abandonando su casa terrenal y está ahora aferrándose a Su novia, la iglesia. Jesús ha dejado a Su padre Celestial para encontrar a esta novia perdida, y treinta y tres años después, deja a su madre terrenal en esos momentos finales en la cruz para unirse a Su novia. Las acciones insertadas aquí silenciosamente, habla profundamente acerca del valor que Dios le da al rol que la mujer juega y la desolación que podemos experimentar. Él se identifica con nosotras.

María tenía influencia. Fue visitada por Dios para cargar a su Hijo. Lo crió sabiendo que algún día Él saldría a participar de los trabajos de Su Padre. Estoy segura que no fue una madre perfecta, porque Jesús es el único perfecto. Estoy segura que era temerosa de lo que costaría la misión de Jesús y el dolor que tendría que pasar como madre. Sin embargo, ella le permitió a Jesús seguir su llamado en la tierra para luego aferrarse a nosotros, Su esposa. Con compasión Jesús habla al corazón destrozado de María y le da a Juan como hijo. Pienso que calza que de los once discípulos que quedaban, Jesús le encargó a su madre a aquel a quien se describe como el discípulo amado (Juan 20:2). Este Juan luego escribiría el libro de Revelaciones. El discípulo que tenía un profundo entendimiento del amor de Dios, cuidaría a la madre de Cristo y luego tendría ¡la visión de Su Reino que vendría!

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Estos han sido pequeñas visiones que me han dado mucha paz sobre la fuerza y único propósito que tengo tanto mujer y como madre de mi hijo. Puedo escoger creer que soy débil, pero eso limitaría mi influencia. Camino por una vía verdaderamente asombrosa con mi hijo de ocho años de edad. Es emocionante saber que puedo influenciarlo diariamente, como momento tras momento en que se acerca a convertirse en hombre. Dios intencionó esta conexión.

Nosotras las mujeres tenemos influencia en el Reino. Leemos historia tras historia de madres de fe que influencian y guían a sus hijos a hacer cosas mayores por el Reino de Dios: Moisés, Samuel, Elías, David, Sansón- y la lista sigue. Los hijos son regalos para que las madres críen, y nosotras podemos influenciarlos para que se conviertan en quién debieran ser.

Dios diseñó a Eva con un propósito en mente. Dejemos atrás todos los años de ceguera espiritual y volvamos a creer en la belleza de nuestro diseño. Dios aún usa a Eva para dirigir nuestros pasos y dotarnos del conocimiento de que fuimos creadas con intención.

Hay tanto que averiguar y digerir de la influencia. Mi corazón como madre de Justice es simplemente ser mejor al entregarle a Dios todo mi corazón y dirigir mis pasos para superar la barra para que Justice siga y confíe en Dios como Padre.

Antes de tener un hijo, estaba en el ministerio y Dios me había bendecido al permitirme dirigir a personas ante la presencia del Señor. Cuando Justice llegó, aún estos dones se veían amplificados. Me volví mejor en ministrar a otros como también me volví mejor enseñando a mi propio hijo a dejar ser amado por Dios. Esta revelación del amor de Dios se ha convertido en un fundamento principal para mi fe.

Me di cuenta no sólo de cómo se sentía el amor de Dios, sino de cómo sanaba y daba esperanza. Este amor me llevaba a querer ser mejor, caminar mejor, y hacer de mi vida mejor, Me influenció a desear profundamente a amar a otros de la misma manera. Por supuesto, tenernos la oportunidad de dar y recibir el amor de Dios aún cuando no tengamos hijos, pero a veces la revelación de esta verdad nos golpea más firme cuando nuestra responsabilidad crece. Criar a un hijo es un negocio serio, y debiera llevarnos a preguntarle a Dios más preguntas acerca de cómo entregar nuestra vida en vez de desperdiciarla.

Aún ahora que mi hijo tiene ocho años, varias veces a la semana le hago esta pregunta antes de acostarse “¿Sabes cuánto Dios nos ama Justice?”, él me dice “¿Cuánto?” y le respondo, “¿Más que el cielo y las estrellas y que el agua en el mar, más que los primos y tíos, tías y yo, más que el sol y la luna. Él nos mostrará cuánto nos ama cuando vuelva pronto.”

¿Quién ha tenido la mayor influencia en ti? ¿Cómo puedes influenciar a la siguiente generación? La influencia no es sólo para aquellos que físicamente dan a luz a un niño y experimentan la maternidad en el sentido tradicional. Dios quiere que todos nos levantemos y creamos que lo que Él puso en nosotros saldrá, y que nos ha dado lo necesario en el Espíritu para ver nuestros sueños cumplidos. Todos fuimos creados para algo, para ser alguien, y para tener sueños que nos atrevamos a hacer realidad. No necesitamos ser madres para influenciar. Veo a gente joven conmigo en el staff que demuestran influencia simplemente en la forma en que aman y muestran amabilidad a quienes tienen alrededor.

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Al mostrar gracia, paciencia, amabilidad y autocontrol, son todas grandes formas de influenciar a otros, la gente ve estas cualidades en nosotros y quieren aferrarse a ellos por sí mismos. Podemos pensar que los perdidos están muy ocupados siendo perdidos como para notarnos, pero la verdad nos observan como creyentes más de lo que podemos darnos cuenta. La gente quiere ser inspirada. Si no has pasado mucho tiempo entre verdaderos motivadores, busca a uno y mira ¡cómo afectan tus creencias y alegría!

Jesús fue el mayor influyente. Caminó en santidad y perfección, sanó y dio libertad. El Salmo 18:35 dice “Me diste así mismo el escudo de tu Salvación; Tu diestra me sustentó y Tu benignidad me ha engrandecido.” La influencia de Dios nos hace mejores personas, influenciando a otras al moldear su carácter.

Si Jesús, al morir en la cruz, puede acordarse de reconocer el corazón destrozado de su madre, como si fuera un último beso, ¿No crees entonces que sus pensamientos están en ti? Después de todo, Él la dejó para aferrarse a ti.

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8ENCONTRANDO VALOR

Los días pasan rápido, y a pesar de que me siento inspirada en esta nueva etapa, me siento más cansada que nunca al terminar el día. Pienso a menudo. Me siento en momentos de silencio, meditando en Dios y quién es Él y a lo que nos ha llamado a ser a Adán y a mí. Pienso en estas cosas y sé que Yavéh es bueno, pero hay una tensión en mi carne. Hay veces que me siento sola y desorientada, y paso ratos teniendo pensamientos que no pueden venir de Dios. Considero lo mucho que yo amo, pero me siento menos amada de vuelta. Esto no es lo Dios desea para mí, que me sienta poco amada. Mi corazón cuestiona lo que nunca debería ponerse en cuestión. Mi carne me pone a prueba. Este es la tensión de vivir fuera del jardín y no sentirnos desvergonzados por nuestra desnudez.

¿Por qué siento esta avalancha de emociones que hacen que decaiga? Hay una invasión en mis emociones, y no puedo encontrar la puerta por donde están entrando. Escucho a Yavéh por una explicación, y Él habla de mi siendo vaciada y siendo llenada. Me gustaría evitar esta tensión, pero no puedo. Soy consciente de que mientras mi cuerpo hace que otra vida crezca, yo pierdo el control en muchas otras áreas. Siento cosas muy poderosamente, incluso cosas que no pueden ser de Dios. Hay momentos en que me pregunto cómo sería ser como Adán -tanta fortaleza y control.

Aprendí a inclinarme y confiar y dejar ir a quién soy. Desde el pecho hasta las manos, mi cuerpo está dando todo lo que puede para impulsar vida -incluso hasta el punto de no tener idea. Pero ¿soy vista aquí en este espacio? ¿Es tan importante ser vista como Eva, la que está presente aquí dando a luz una vida aún en mi pecado? No estoy sin ropa pero me siento a veces totalmente desnuda. Me encontraré con Dios y le pediré que me encuentre y me hable vida. Buscaré a Adán y espero que me entienda.

Detrás de las paredes

Ella se sentó en la parte de atrás de la sala cuando la clase empezó, justo como yo esperaba. Me dí cuenta de ella la noche cuando llegaron las estudiantes de la escuela de entrenamiento de adoración DIVE, que dirijo varias veces al año. Ella se veía tranquila y calmada mientras escaneaba la sala para identificar las salidas en caso de que necesitara escapar. Podría decir que ella estaba ansiosa, pero actuaba como si no le importara lo que estaba pasando. Me miró de arriba a abajo, y sin decir ninguna palabra me desafió a que atravesara sus paredes. Yo estaba lista para el desafío. Todo el dolor y vergüenza que he visto mientras he ido ministrando alrededor del mundo me han preparado para confrontar a cualquier joven Eva que se ha pasado la mayor parte del tiempo construyendo muros en vez de echarlos abajo.

Empecé orando, pidiéndole a Dios que me mostrara cómo “verla”. Creo firmemente que las mujeres necesitan ser vistas. Lo veo como un don. Sí, eso dije. Creo que la necesidad de la mujer de ser vista es un don de Dios. Ser vista crea un fuerte sentido de validación, y cuando la validación es recibida y vivida en la forma que Dios lo ha planeado, florecemos como la mujer que fuimos creadas para ser. El

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enemigo trata de distorsionar este deseo y lo convierte en nuestra gran inseguridad. Es por estas inseguridades que nuestra necesidad de ser vista funciona en contra de nosotras en vez de a favor de nosotras. Pero esta estudiante no necesitaba ser vista, por orgullo o vanidad. Sin embargo, esta joven mujer, a quien llamaré B, necesitaba desesperadamente que yo la viera.

B pasó la mayor parte de sus veinte escondiéndose detrás de las paredes que construyó para protegerse a sí misma de los otros. Esto es porque cuando era una pequeña niña fue expuesta a pecados profundos que ningún niño debería experimentar. Ahora, todos estos años después, ella pareciera haberse convertido en una profesional del escondite en su propio castillo de oscuridad y nunca dejar que un puente baje para nadie. Obviamente, yo no sabía cuál era la raíz de todas sus heridas. Todo lo que sabía, era que ella era una de las doce estudiantes que habían venido de todas partes de Estados Unidos, para pasar una semana en el entrenamiento de adoración.

En el primer largo día del entrenamiento, me preocupé de tocarle gentilmente su hombro o brazo cada vez que pasaba al lado de ella. Fue mi forma amigable de decirle, “sé que estás haciendo tu mejor esfuerzo de estar tranquila, y te veo”. B sonreía a la fuerza, y podría asegurar de que estaba curiosa por ver si yo iba a ser capaz de cumplir sus expectativas. Ella era una gran seguidora de mis discos de adoración, y con tantas artistas comportándose como divas, quería ver si yo era algo “de verdad”. De muchas formas, yo creo que ella estaba esperando que yo la decepcionara. Si lo hacía, ella volvería de vuelta a la cueva de dónde venía y nada hubiera cambiado en su vida.

Recuerdo haber partido esa particular escuela de entrenamiento DIVE con un profundo peso que sabía que era espiritual. Al final del día dos les dije a las estudiantes, todas mujeres, que formáramos un círculo y les pedí que compartieran algo que sintieran estancado en sus vidas. En pocos minutos empezaron a contar historias de pecados, penas, y áreas en dónde se sentían tan atadas que no podían hacer nada. B estaba sentada con las piernas cruzadas al lado de mi silla. Cuando las mujeres se quedaron en silencio después de compartir sus luchas, miré hacia abajo y miré a los ojos a B y le dije, “es ahora o quizás nunca, niña”.

Se veía como una mujer que había sido atrapada totalmente expuesta, pero de alguna forma aliviada. Sin mucha más persuasión, empezó a contar su historia. Un hombre conocido de sus padres comenzó a violarla desde los ocho años de edad. Quedó embarazada de estos encuentros a los once años. Perdió al bebé un día estando sola en su casa, asustada y en shock. Durante todos los años de abuso, nunca gritó ni le contó a nadie de lo que estaba pasando porque tenía miedo de que su abusador llevara a cabo sus amenazas de dañarla a ella y a sus seres queridos. Así que ella aguantó sus abusos hasta que él fue arrestado cuando otra niña a la cual también abusaba, gritó por ayuda. Este hombre fue juzgado y sentenciado a prisión.

B siguió adelante con su vida, aprendiendo a vivir dentro de sus murallas y anulando sus emociones y expectativas. La cosa más lejana de su mente era la idea de que ella tuviera algo de valor. Sin esperanza, se convirtió en víctima de otro pedófilo a los trece años, y luego de un tercer abusador a los dieciséis. Durante estos años, perdió a dos bebés más.

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Nunca olvidaré esa noche. Después de escuchar la historia de B, recuerdo haber echado hacia atrás en mi silla y suspirar con dolor. Lloré porque quería haber sido capaz de protegerla de tan horribles cosas. Lloré porque sentí que ella nunca se había permitido a si misma llorar. Lloré porque me dejó mal y físicamente enferma el saber que alguien tan hermosa e inocente había sido violada tan brutalmente. Lloré también porque me sentí inútil. La ví a los ocho años de edad, a los once, trece, y a los dieciséis destruida por las circunstancias.

Aquí estaba ahora en sus veinte inscrita en un pequeño curso de adoración para ser animada en escribir canciones y artes creativas, y este se convirtió en el lugar donde ella se sintió suficientemente segura para soltar sus cargas. Continué llorando por semanas después de que ella se fue a casa. No sé si antes había sido tan afectada por la vida de otro. Tampoco sé si alguna vez sentí tanta esperanza por el futuro de alguien. ¿Cómo podría algo de esto -nuestra reunión, donde ella finalmente compartió sus cargas- haber sido ignorado por Dios?

Dios ve la melodía en nuestros corazones y la canta aún en nuestras aflicciones. Él ha estado observando a B durante toda su vida. Él estaba desesperado para que ella oyera el sonido de la libertad. Así que empezó a desenredarla de su vergüenza en esos momentos en nuestra escuela de adoración DIVE.

B me contó después, que cuando tenía cinco años, ella tuvo un encuentro con Dios que nunca olvidaría. Dijo que un ángel entró a su pieza y le dijo que ella había sido hecha para “cosas gloriosas”. La impactó tan profundamente que esa experiencia pasó a ser un ancla en todos estos años de dolor. Ese encuentro fue un barco de esperanza que siempre supo que fue real. A pesar de todo lo que hizo el enemigo para tratar de hundirla en la arena, ella recordaba cuando Dios le dijo que vería su gloria. Durante la escuela DIVE ella dijo que estaba finalmente lista para abrazar esa verdad otra vez.

B tuvo un maravillosa semana de liberación y sanidad. Dios fue fiel y ella permaneció en la fe en y a través de las pruebas que ella tuvo que enfrentar cuando regresó a casa. Estoy sorprendida y agradecida de que años después esta joven mujer sea una de las que me escribe o me manda un e-mail en los tiempos menos esperados, con una profunda palabra de Dios para mi vida. He estado en medio de algo intenso y de pronto recibo literalmente una palabra de Dios para mi corazón a través de ella.

No puedo pensar en otro mejor ejemplo que el de B para explicar cuánto valor tenemos como hijas de Dios. A menudo me sorprendo cómo nos hemos convencido a nosotras mismas de que no tenemos valor en Cristo. Pienso en la mujer en Juan 8 que fue acusada de adulterio y puesta delante de Jesús. Cuando leo este pasaje, no puedo hacer otra cosa que apagar las voces acusadoras y enfocarme sólo en esta mujer parada ahí delante de Jesús. Él no la defiende con muchos argumentos ni tampoco niega su pecado. Él básicamente escribe en la tierra y dice que que aquellos que no tengan pecados les tiren la primera piedra castigándole de muerte.

Lo que escribió en el suelo es un misterio, aunque muchos teólogos tienen algunas ideas. Algunos dicen que escribió los nombres de los acusadores; otros creen que escribió los pecados de esos acusadores. Yo me pregunto si escribió algo familiar para que la mujer lo leyera, algo que solo ella pudiera entender. Lo que sea

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que Jesús haya escrito, creo que la verdadera belleza aquí está en la redención. Jesús entiende el trauma y cómo nos ataca. Pero tal cual como hizo con esta mujer atrapada en adulterio, Él está en el negocio de remover nuestra condenación y darnos de vuelta dignidad y esperanza.

En el último capítulo me enfoqué en la influencia que tienen las madres sobre sus hijos. En este capítulo quiero animar a las hijas. Tenemos muchos dones y atributos, y para muchas de nosotras nos tomará una vida entera descubrirlos todos. Hemos sido hechas con todo lo que necesitamos para completar todo lo que Dios nos ha destinado a hacer. No somos inferiores a los hombres; por el contrario, debemos abrazar todo lo que nos hace diferentes de ellos. Dios nos hizo diferentes con un propósito.

Siempre he encontrado interesante cuando veo a mujeres tratando arduamente de probar que son iguales a los hombres. Creo que esto pasa porque hemos permitido que el ser iguales haya ensombrecido la importancia de sólo ser. ¿A qué me refiero con esto?

He pasado la mayor parte de mis años en el ministerio en lo que vagamente se conoce como la industria de la música de adoración. Uso la palabra vagamente porque se supone que la adoración no debería ser un negocio, pero la industria a la cual me refiero se enfoca primordial-mente en crear y producir música que es usada en las iglesias. Sin querer presumir, y con un pensamiento positivo, sigue siendo una industria y a menudo cae en los estereotipos.

Uno de los estereotipos que esta industria promueve es que la mayoría de los líderes de adoración son hombres. Esto para mí fue algo difícil de lidiar por muchas razones. En mis viajes he conocido más mujeres líderes de adoración que hombres, pero el rol popularmente pertenece a los hombres. Por la percepción de que el líder de adoración es o debería ser hombre, he tenido que hacer mi camino a través de un montón de escombros innecesarios en un esfuerzo de probarme a mi misma como una líder de adoración y ser reconocida por los dones que Dios ha puesto en mi.

Aprendí por experiencia de que si permitía que los obstáculos en mi camino me intimidaran, me limitaba a mi misma de alcanzar el potencial con el que fui creada de tener. Hay un montón de cosas por las cuales frustrarse, obviamente, y hay un montón de obstáculos que sobrepasan en la vida, en cualquier campo en el que te encuentres. Pero sólo nosotras mismas podemos prevenirnos de caminar fuera de nuestro llamado.

Me tomó años para darme cuenta de que realmente nunca necesité de alguien para que me validara como una líder de adoración porque tengo la aprobación de Dios. Darme cuenta de eso hizo que empezara a caminar por el camino de no ser afectada por lo que otros piensan de mi. He llegado a creer que mi vida y mi sustento están en las manos de Dios. Él ha abierto puertas que ningún hombre o mujer pueden abrir, y ha cerrado puertas que nadie puede cerrar.

Sé que no estoy sola. A menudo como mujeres sentimos que a pesar de que nos estamos escondiendo detrás de las paredes, tratamos de ser vistas. Nuestro sentido de valor es atacado desde muchos diferentes frentes -casa, iglesia, nuestras amistades, y círculos relacionales. Por eso es que he orado por tener paz al tener mis dones validados, y animo a otras mujeres a hacer lo mismo. Necesitamos paz que sobrepase todo entendimiento. Dios puede dejarnos con una paz tan completa que

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nos mantendrá lejos de toda la presión que tenemos en contra y nos impide alcanzar nuestro propósito en Él.

Buscando Identidad

Las hijas aprenden cómo ser mujeres mirando a sus madres. No hay que tomar un curso de psicología para darnos cuenta de que una madre distante o despreocupada puede causar una hija con una clara falta de sentido identidad como mujer. Sería ideal para nosotras liberarnos de cada tema que nos confronta antes de tener niños, pero raramente eso pasa. Todas estamos en proceso. Distraernos menos por nuestras inseguridades sería un buen punto de partida para la sanidad.

Las jóvenes Evas que damos a luz y mentoreamos necesitan saber que son exquisitamente diseñadas y que tienen dones y talentos. Nos necesitan para que les digamos durante todo el camino de que son hermosas y que nos oigan agradecer a Dios por ellas. No puedo sentir más fuerte el corazón de Dios en otro tema que no sea este. Si tú eres madre de hijas, haz una cita para agradecerle a Dios por lo que Él ha depositado en ellas -compasión y misericordia, su pureza y su pasión.

Si tus hijas esperan en la ventana a que su papá llegue a casa en la noche, agradécele a Dios por su deseo de ser criadas por él. Y si están tristes porque su papá no está cerca, agradece a Dios también por eso, porque es una bendición para ellas darse cuenta de que tener una figura masculina presente en sus vidas es parte del diseño de Dios. Ellas necesitan que tu las veas en toda su belleza.

Las hijas necesitan amigas, pero la amistad no es lo que más necesitan de sus madres y mentoras. Ellas necesitan mujeres sabias que les enseñen como no repetir sus errores. Dios desesperadamente quiere que seamos mujeres que amamos quienes somos y cómo Él nos hizo. Él quiere que sepamos que Él nos ve y ama a la persona que Él ha creado. Mientras abrazamos esta verdad para nosotras mismas, Él quiere que criemos hijas que también crean que son personas hermosas con mucho que ofrecer. Y Él quiere que las animemos a soñar más grande e intensamente de lo que nos permitimos a nosotras mismas.

La Escritura está llena de historias de valientes hijas que vinieron después de Eva. Encuentro placer al leer acerca del heroísmo de mujeres que entendieron las cosas profundas de Dios y completaron sus destinos y al hacerlo, desafiaron a otros a hacer lo mismo. Pienso en Débora, la profeta guerrera quien en Jueces 4 creyó en la voz de Dios y valientemente declaró que la batalla en contra del cruel gobierno de Sisera sería ganada por una mujer y no por un hombre. Y esto pasó tal cual Débora lo dijo. La joven Jael, armada solo con una estaca, mató a Sisera mientras dormía. Por la confianza de Débora en Dios, otros la vieron y respetaron su habilidad de liderar.

La profeta Ana quedó viuda después de siete años de matrimonio y pasó el resto de su vida en el templo, adorando a Dios de noche y de día, y esperando la llegada del Mesías. Tenía ochenta y cuatro años cuando una joven pareja llamados María y José entraron al templo para dedicar a su hijo recién nacido, Jesús, como lo ordenaba la costumbre judía. Ana los vio y empezó a hablar de Jesús “a todos los que esperaban que Dios rescatara a Jerusalén” (Lucas 2:38). Ana es recordada en las

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escrituras por su fe. Porque ella creyó en la promesa de Dios, fue capaz de proclamar no sólo la venida de Jesús sino que también su aparición.

En Marcos 5 Jesús estaba rodeado por una multitud, y en todo el tumulto, la Escritura hace mención de una mujer. Después de haber gastado todo lo que tenía en encontrar sanidad por su condición de sangrar constantemente, esta mujer decidió buscar a Jesús. En medio de la multitud, ella extendió su mano para tocar el borde de Su túnica, y la Biblia nos dice que Jesús sintió poder que había salido de él. Preguntó “¿Quién me tocó?”, lo que parecía una pregunta imposible de contestar en tal multitud. Todos estaban tocando a Jesús, sin embargo la fe de esta mujer llamó la atención de Jesús. Ella fue sanada inmediatamente, terminando así doce años de sufrimiento. Su fe la había hecho completa.

También lo creo de María y Marta, a quienes su hermano murió de una enfermedad. Las hermanas sabían de que si Jesús hubiera estado ahí, su hermano no habría muerto, pero Él no había llegado cuando lo necesitaban. Jesús sabía exactamente lo que estaba haciendo. Sus acciones estaban llenas de sentido. Sin embargo, cuando vio la pena y el dolor de María y Marta, él lloró (Juan 11:35). El propósito de Jesús era revelar la gloria del Padre, pero también les mostró a María y Marta de que él las veía. Jesús resucitó a Lázaro de la muerte, y haciendo eso le demostró a todos los que estaban en la casa de Marta y María que él ve nuestras necesidades. Cada vez que leo Juan 11:35, me pregunto si Jesús además lloró porque su vida sería la siguiente en ser resucitada, y nadie estaría ahí para verlo.

Jesús sabe que necesitamos ser vistas, y Él quiere que sepamos que Él ve nuestra fe cuando estamos pasando por pruebas. Él nos ve y quiere que nosotras lo veamos a Él y sintamos que es Él quien nos empuja a movernos y vivir y ser todo lo que fuimos llamadas a ser.

La Escritura no dice nada literalmente acerca del camino de Eva con sus hijas. A menudo me pregunto que como habrá sido para ellas el ser quienes debían poblar el mundo. Y me pregunto cuan diferente se habrá sentido Eva cuando dio a luz a sus hijas. Yo experimenté diferentes emociones cuando pensé que adoptaría a una niña a las que tuve cuando recibí a Justice. Antes de que supiera que Justice era un niño, me focalicé en encontrar la forma de cómo iba a darle a una niña todo lo que necesitara para que se sintiera vista y amada, y que fuera libre de los efectos de la auto-discriminación que yo sentí.

Eva tuvo hijos después de la caída y después de su decisión de pecar, así que no crió a sus hijos perfectamente, sin pecado. Y seguramente cometió muchos errores con sus hijas, tal como lo hicieron nuestras madres con nosotras y tal como nosotras lo hacemos como madres. Mi madre cometió muchos errores cuando me crió, pero ella se mantuvo constantemente en oración. Ella era consciente de que estaba criando a seis hijos en un ambiente y época diferente en la que ella creció. Su maternidad fue la mayor parte del tiempo a solas por la prematura muerte de mi padre. Así que buscó al Señor para que fuera todo lo que ella no podía ser para nosotros.

Cuando venimos a la vida, tenemos que maniobrar en el camino mientras realizamos nuestros roles, tratando así evitar los efectos de las circunstancias en las que nos encontramos. Algunos lo hacen bien mientras que otros fallan

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miserablemente. Pero cada cosa con la que elegimos lidiar o ignorar, pasan a ser parte de la herencia que le dejamos a nuestros niños.

He conocido más mujeres en mi camino que hombres, mayoritariamente porque ministro más seguido en eventos de mujeres y porque las mujeres se sienten mucho más cómodas viniendo a hablar conmigo después de cada evento, que los hombres. Por esta razón es que he visto hija tras hija describir como sus madres no saben como amarlas ni decirles que son valiosas. He conocido a madres que lloran mientras me cuentan como sus hijas se odian a si mismas y que no tienen un sentido de valor propio. En algunos casos, estoy segura de que la falta radica en la forma en que fue criada la persona, pero como adultos podemos dar vuelta lo que no está funcionando y hacer que funcione.

No importa la edad que tengamos, Dios está en el negocio de la transformación. Nunca es tarde para Él para enseñarnos como ser, desde este punto, mejor siendo una de sus hijas que lo que hemos hecho hasta ahora. Cuando hacemos esto, no podemos sólo cambiar nuestra propia habilidad para ver; sino que también podemos cambiar la atmósfera de aquellos que nos han dado para ser influencia sobre ellos. Mujeres, vean a sus hijas, natural y espiritualmente, y vean cuán gloriosas son.

Mujeres de Fuerza y Belleza

Creo que la gracia y la humildad son signos de fortaleza en una mujer. Por mi falta de un fuerte sentido de valor propio que creció en mi, me veía a mi misma como débil e invisible. No fue hasta que aprendí el arte de ser humilde que encontré mi fortaleza. ¿Qué hay en la falta de valor propio que hace que el enemigo desarrolle y use para que la fortaleza de la mujer se descarrile?

Cuando tenía ocho años, mi padre estaba dando su lucha en contra del cáncer. Un hombre que él había conocido vino a acampar a la propiedad que estábamos cuidando. Una tarde él me abusó. Nunca había tenido una experiencia así antes, y teniendo un buen sentido común, fui directo a la casa y le conté a mi madre lo que había pasado. Ella me creyó y echó al hombre, pero nunca llamó a la policía ni habló conmigo al respecto para explicarme de que no era mi culpa.

Mi madre estaba en shock y lidió con su inhabilidad para protegerme en silencio. Ella tenía sentimientos de culpa por haber dejado que el hombre estuviera cerca desde un primer momento. Como dice el refrán, la retrospectiva es 20/20. En el momento en que mi confusión se acabó, lo que pasó le dio al enemigo todo el espacio que necesitaba para que plantara una semilla de baja autoestima en mi corazón. Ese solo incidente tuvo suficiente poder sobre mi para distorsionar el cómo me sentí a mi misma por años.

Perdoné a mi madre por no saber cuan fuerte necesité que fuera para que hubiera hablado conmigo acerca de lo sucedido. Hay cosas que ella pudo haber hecho de forma diferente que me hubieran capacitado para sentirme aún valiosa y sin vergüenza. Creo que ella no supo como hacer esas cosas. Si ella hubiera estado informada o preparada para vivir expresamente y dejar que su voz fuera más alta que un simple susurro, quizás lo hubiera hecho.

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Pero mi madre era una mujer de oración. Creo que aunque ella no supo como hablarme claro de la vida, si oraba vida sobre mi. Eso fue esencial en mi ser cuando fui atraída hacia la verdad años más tarde. Mi preciosa madre tuvo la sensibilidad de arrojarse a la misericordia de Dios. ¿Cómo sé esto?

Cuando tenía veinte años, pasé cinco meses cuidando a mi madre cuando ella tuvo que enfrentarse a su propia batalla contra el cáncer. Tuvimos muchas conversaciones durante ese tiempo, y le hice un montón de preguntas. Estuve ahí cuando ella vio el rostro de Dios y gritó su nombre antes de dar su último respiro y dejar este mundo. La mirada en sus ojos justo antes de que muriera me dijo que nada de lo que había perdido acá en la tierra, no lo recuperará finalmente. No la puedo culpar por no saber qué hacer conmigo como su hija. Presté atención en aprender lo que ella había errado y le pedí a Dios que llenara el vacío.

Ya sea que tengamos excelentes madres o madres cansadas, fuertes o débiles, lo que más importa es que nosotras no cometamos sus mismos errores. Mi hijo, Justice, es negro, y yo soy blanca. Incluso hoy, en esta época, hay regiones de nuestra nación donde él todavía es tratado como si fuera inferior a otros. Esto rompe mi corazón como madre pero refuerza mi determinación por enseñarle el poder del perdón y la verdad, y que sepa su valor y la forma en que Dios lo ve. La verdad siempre nos hará libres. No puede permitir que la ceguera de otros se convierta en los lentes con los cuales vea. No puede permitir que el odio de otros dictamine cuan lejos puede llegar.

Cómo reafirmamos la belleza en nuestras hijas, o en cualquier Eva que Dios nos ha llamado a impactar, viene de lo que pensamos cuando nos vemos a nosotras mismas al espejo. Todas somos culpables de auto discriminación. Todas somos culpables de fallas personales. Necesitamos despertar, levantarnos, y remover las manchas de nuestras malas opiniones y creer en una perspectiva más clara. No podemos rendirnos. Debemos seguir adelante y aprender como pararnos derechas, caminando firmes en la postura de la redención en vez de inclinarnos ante el veneno de una mentira.

Salomón escribió, “oh, más hermosa mujer, si no lo sabes, sigue las huellas de mi rebaño y apacienta tus cabritos junto a las carpas de los pastores” (Cant 1:8). Dios está listo y dispuesto a enseñarnos el camino a seguir. Él no ha hecho nada que no se haya enamorado. Es tiempo de que creamos la opinión que tiene de nosotras. Es tiempo de escucharlo hablar, “¡Que hermosa eres, amada mía, qué hermosa!” (Cant 1:15). Creer en la opinión de Dios nos hace libres de las ataduras de la opinión de los demás.

Mis pensamientos vuelven a mi amiga y antigua estudiante, B. Cuando ella lo buscó a Él por sanidad, Dios vio a B como si ella fuera la mujer con el problema de sangre en Marcos 5. Él vio a B atravesando la multitud y haciéndose camino entre los hombres que ella creía que importaban más o que merecían más lo que Jesús tenía para ofrecer. Jesús pudo sentir su miedo mientras pasaba al lado de esos hombres, sabiendo que ella instintivamente quería arrancar simplemente porque fue un hombre la que la había deshonrado. Jesús sabía que su cuerpo había atravesado por mucho y que ella estaba en el final del final. Él sabía que ella tenía una última esperanza -tocarlo a Él.

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Él vio como B hizo su camino hacia Él y luego paró y lo observó a una distancia corta como Él decía palabras que sonaban como vida para ella. Él la vio con Su corazón vibrante y pudo sentirla a Su lado. Luego Él vio su esfuerzo por tocarlo, un último intento que finalmente fue completo. Ella lo alcanzó y tocó la punta de su túnica y la soltó. En ese solo toque, Él sintió su miedo, su fe, su voluntad de sobrevivir, y su cansancio. Fue un encuentro con el poder de Su divinidad y un choque glorioso, como un choque de meteoritos. Su identidad quebrantada se encontró con la identidad de Dios, y nada fue lo mismo nunca más para B.

Ya ves, creo que como B todas fuimos creadas para “cosas gloriosas”. Si tan sólo pudiéramos creerlo, cómo cambiarían nuestras vidas! Oh, hijas de Eva, ¿no crees que este grandioso Padre y Esposo te ve? Él ve la distancia que mantienes y el trauma en el que vives. Él está esperando que creas en la belleza que Él puso dentro tuyo y que empujes tu camino a través de la multitud y encuentres Su mirada. Mi oración es que encuentres la valentía de creer que tu debilidad puede convertirse en Su fortaleza. Eres mucho más valiosa de lo que tú crees.

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9Encontrando Equilibrio

El sol sale y se esconde y el tiempo se vuelve nuestro viaje tal como Yahvé dijo que sería. La quietud de la noche es donde busco mis pensamientos. Entiendo que la paz es mayor en aquellos momentos de oscuridad mientras miro arriba hacia el reluciente cielo que resalta el arte de Yahvé. Abel vino a nosotros una noche como esta. Yo no estaba tan temerosa esta vez. Entendía más y había tranquilidad en saber qué iba a venir. El dolor en la niñez es algo que continúa recordándome mi caída. Aún cuando Adán y yo reconozcamos la gracia y misericordia del Padre en las pequeñas caritas de Caín y ahora de Abel.

Abel es tan diferente de Caín. Caín demanda la atención tanto de Adán como mía cada vez que está despierto. Es firme y decidido en toda opinión y solicitud. Habla sin parar e incluso charla mientras duerme. Abel es diferente. Es suave y contenido y encuentra que todo lo que ve es razón para sonreír. Su curiosidad me hace parar y mirar más detenidamente a los detalles que vemos a nuestro alrededor.

Caín parece necesitar escuchar que es amado. Abel pareciera necesitar querer demostrar que ama. Caín sigue esperanzado a Abel por los alrededores, necesitando hacer lo que él hace. Abel se satisface de saber dónde estoy y si estoy contenta. Quiero recordar estos momentos por siempre, ya que siento que son importantes. Veo a estos jóvenes Adanes cambiar a diario, y me doy cuenta que yo también estoy cambiando. Me arrepiento de tantas cosas, incluso en este corto período de tiempo, pero me siento desafiada a no registrar más la queja de mis defectos. Conversé con Yahvé sobre este sentimiento. Me habló sobre rendir lo que consume mis pensamientos.

A veces me siento dividida entre mis emociones y mi espíritu tratando de encontrar un equilibrio. Soy toda una madre, como también soy la contraparte de esto. El tiempo que más gasto se inclina más hacia el lado de averiguar cómo criar a estos pequeños jóvenes y encontrar el deleite en amar a Adán como él lo merece. Soy consciente de ver cómo Adán lucha con lo mismo. Hay momentos en los que siento una desolación que no está dentro del Espíritu de Dios. Siento que se levanta en defensa de mi carne. Sé que esta emoción no es lo que debiera sentir, pero me encuentro hundida en la reclusión que me ofrece y la queja que permite. Por la noche respiro y espero el amanecer, porque mientras amanezca, también amanecerán mis deberes como cuidadora y madre. Yahvé, enséñame, encuéntrame, muéstrame cómo balancearlo todo y caminar por el sendero de la alegría.

El acto del equilibrio

Equilibrio se ha convertido en mi palabra favorita. Es como un paragua en la lluvia. Nos cobija de la avalancha del estrés y presión que la vida puede traernos. Lograr una apreciación del equilibrio es la parte más fácil. Mantenerlo es lo difícil. Eso requiere enfoque y determinación.

Muchos de nosotros hemos crecido en ambientes familiares sin equilibrio, por lo que puede no parecer normal el tener límites en la vida. Pero he encontrado ese valor al equilibrar la parte de quién soy, en qué creo y en cómo vivo la vida.

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Resalto esto como algo necesario cuando enseño porque es esencial, especialmente para aquellos en el ministerio. Las mujeres son grandiosas en realizar muchas tareas a la vez, pero aún así necesitamos tener equilibrio. La vida nos puede mantener tan ocupados que podemos sentirnos como hamsters tratando de mantenernos sobre la rueda.

He tenido el privilegio de haber servido una vez como una de los pastores de un staff en la iglesia de Gateway en Southlake, Texas. El staff se vio desafiado a adoptar un lema: “Se, no hagas”. Esto es posible de conseguir cuando consigues equilibrio. Amo una de las definiciones del diccionario para la palabra equilibrio: “quietud mental y emocional”. ¡A eso le añadiría quietud física y espiritual! Estas son las cosas en las que debemos estar monitoreando constantemente en nuestras vidas.

La gimnasia es un deporte que requiere de precisión y equilibrio. Para mí es fascinante verlas durante las Olimpiadas, porque siempre las veo como una imagen del camino que necesitamos para vivir. Aún cuando las gimnastas saquen o no un buen puntaje, su habilidad para subirse a la viga o balancearse en la barra, requiere de un equilibrio radical. Más menos de la misma manera, aunque seamos madres que trabajemos o nos quedemos en casa, con o si niños, ¡nosotras también intentamos un acto de equilibrio magistral!

Jesús tenía equilibrio en todo lo que hacía. Estuvo siempre en el negocio de su Padre y aún así descansaba cuando estaba muy cansado. Se tomó tiempo para sus amistades. Incluso lloró cuando vio sufrir a sus amigos. El equilibrio en la vida de Jesús ha sido explicado a través de la escritura. Aunque estoy segura que Él estaba consciente de esto en nuestra humanidad, nos esforzamos más frecuentemente en competir con otros que en vivir en el equilibrio que Él nos mostró.

Muchas veces nos estresamos porque sentimos que no tenemos balance en nuestras vidas y que llevamos una carga muy pesada. Proverbios 11:1 dice: “El peso falso es abominación a Jehová, mas la pesa cabal le agrada”. Sentimos un tipo de favor cuando caminamos sin exceso peso en nuestros hombros. Cuando nuestras vidas están fuera de balance, no somos plenamente capaces de experimentar la paz y el favor de Dios destinado para que podamos sentirlo. Esta es una constante lucha y el poder manejarlo es la parte más difícil.

El equilibrio puede pender de un hilo en cada decisión que tomemos en nuestra vida. Pero estar atentos a que este equilibrio es necesario y valioso es donde el viaje debiera comenzar. El equilibrio es saber qué es trabajo y qué es mucho trabajo. No es poner mucho en tu plato porque ningún humano puede conquistar el mundo en un día. Es establecer metas razonables y no insistir en alcanzar las que nos son realistas. Es liderar y ministrar con carácter y visión pero realistamente y con santidad. Está bien que no tengas tiempo para cenar, sabiendo que a veces una Cajita Feliz nos hace felices. Para mí es manejar mi tiempo para que no pierda las fuerzas de lograr realizar las tareas más importantes.

En Mateo 11:30 Jesús dice que su yugo es fácil y ligera su carga. A través de la Escritura somos advertidos de las cargas que tomaremos si es que no somos capaces de saludar al balance con un estrecho abrazo. Mientras más nos preocupamos más peso llevamos. El equilibrio es fundamental para hacer que nuestro día a día

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comience con intención y termine productivo. Las mujeres tenemos la tendencia de vivir completamente fuera de control, al tratar de probar que estamos en control.

Muchas de nosotras estamos al borde de atravesar o desmoronarnos. Quizás queremos probarnos que valemos la pena y que somos tan fuertes y llenas de conocimiento como percibimos que son los hombres. Quizás es, una vez más, porque el enemigo conoce lo que Dios invirtió en las mujeres, entonces arma una escena donde perdemos el equilibrio al dispersarse nuestros sentidos y así mantenernos alejados de cumplir los grandes propósitos a los que hemos sido llamadas. Me imagino esto, tal como a nosotras, Eva debió haber sentido la necesidad de encontrar calma en medio de la tormenta, pero ella debió haber enfrentado esto sumado a un sentimiento de culpa de haber sido ella quien trajo en primer lugar las cargas con las que batallaba.

Por primera vez en mi vida me vi buscando a Dios para encontrar una forma equilibrada de comunicar la verdad de Sus dones espirituales. Para que vean, amo los dones que describe 1 Corintios 12. Creo que Dios aún da palabras de conocimiento, sanidad, muestra señales milagrosas y maravillas y nos permite hablar en lengua y discernir espíritus. Yo practico estos dones y los aprecio como grandes tesoros en mi vida.

He visitado y he sido parte de increíbles iglesias cuyas creencias sobre los dones espirituales, aún cuando los buscan con buenas intenciones, difieren ampliamente. Algunas iglesias se centran en ver señales milagrosas en casi todo, incluso al enseñar la Escritura. También hay iglesias que no creen que estos dones se practiquen hoy en día.

Solía sentirme muy confundida en mi juventud respecto de estas divergentes opiniones. Comencé a encontrar el equilibrio cuando me di cuenta que ambos grupos tenían un punto pero que ninguno había encontrado un punto medio. Cada lado pensaba que su visión era la única válida, pero las dos estaban finalmente fuera de balance. Esto ocurre en casi todas las áreas -desde la religión a la política al carácter ó al currículum.Creo que Jesús trae el equilibrio perfecto. Él nos ayuda a evitar el irnos o muy a la izquierda o muy a la derecha. Yo ahora puedo descansar en Él para ayudarme encontrar y mantener el equilibrio. Por ejemplo, en mi humanidad frecuentemente lucho con la falta de confianza y el temor de perder. Creo que Dios es quien sana estas debilidades, entonces tengo que balancear el reconocer mis debilidades sin disminuir su poder. Encuentro este balance cuando me rindo ante Su poder, porque Su poder transformará la desconfianza y me mostrará el poder de la verdad de Dios, causando que mi carne se doblegue y se rinda. Mi carne siempre querrá estar en control, pero mi espíritu me empuja a adherirme al camino correcto, trayendo equilibrio a mi vida.

A la vez que la verdad se asenta en mi corazón, me trae calma y renueva mi pensamiento. Termino dejando en la puerta los residuos que trae el desequilibrio por la sencilla verdad.

Creo que la verdad de Dios nos hace libres. Tener equilibrio en tu vida es parte de caminar en la libertad. Dentro de esta libertad la sabiduría de “saber que sabemos” es puesta muy dentro en nosotros. Esta sabiduría nos permite responder

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diferente la próxima vez que nuestra carne quiera dominarnos. Aprender de la verdad leyendo la Palabra y devorando su contenido nos trae libertad.

Encuentro equilibrio al estar consciente de mis limitaciones pero segura de Su ser ilimitado. Me di cuenta cuando comprendí que aún cuando mi carne se equivoca, mi espíritu aún puede progresar. Es como le dijo el padre del niño endemoniado a Jesús en Marcos 9 “Señor, ayúdame con mi poca fe” (v.24). Este fue donde comenzó mi viaje para encontrar equilibrio. Aunque hay momentos en los que batallo para creer la verdad de Dios, mientras más la abrazo, más disciplinada me vuelvo en más áreas de mi vida. Desde mis horarios y mis creencias respecto de Dios, hasta mis relaciones con amigos, familiares y otras personas del ministerio.

Aquellos que están en el ministerio tiempo completo, soportan una gran responsabilidad. Este rol no se supone que nos tumbe, pero en ocasiones puedes llegar a sentir esto. Dios no me llamó a estar tan ocupado o estresado. Me he puesto encima esta carga cuando he confundido las prioridades que me he puesto por mi llamado.

El control es un área de la que he tenido que liberarme. Cuando luchamos con el control, la verdad es que corremos desechos por tomar o mantener el control con lo que terminamos más fuera de control. Los perfeccionistas no pueden manejar situaciones fuera de línea o fuera de foco. A veces, encontrar el equilibrio significa soltar lo que te hace actuar alocada, incluso cuando estés convencida que esto forma parte de tu ADN. El equilibrio es estar a tiempo todo el tiempo; es estar bien cuando estás un poco atrasada, sabiendo que no quieres hacer un hábito de esto. Estamos en un frenesí tan frecuentemente, y necesitamos convertirnos en personas de descanso y restauración. Una vez conocí un joven hombre en un avión. En nuestra conversación él me contó todos los planes que quería concretar a fin de ese año. Uno de ellos era el realizar dos horas de ejercicio diarias, cada día hasta el 31 de diciembre. ¡Me reí tan fuerte! No me di cuenta de que hablaba seriamente hasta que comencé a sentir que mi risa lo ofendió. Le pregunté si había pensado en algún momento de descanso. Su respuesta fue “el descanso no tiene nada que ver con conseguir una meta”.

No podía estar en más desacuerdo. Descanso, balance y productividad son los mejores amigos. No serás capaz de disfrutar tu meta si es que no te quedan fuerzas antes de alcanzarlo. Sé que la disciplina de poder generar equilibrio en mi vida me ha protegido de enfermarme por estrés o de caer en patrones de pensamiento enfermizo que pueden llevarme al desaliento, depresión o desesperación.

Creo que Dios deseaba que Eva viviera una vida equilibrada porque Él sabía que cargaría un peso difícil de cargar. Como madre ella tendría la responsabilidad de cuidar a los niños mientras era buena esposa y manejaba las presiones de la vida fuera del jardín. Su vida no es tan diferente en nuestros días. Enfrentamos intensas presiones en el trabajo y en casa, y necesitamos sentirnos seguras que estamos teniendo éxito en todos los trabajos que nos han sido dados. El equilibrio nos da esa paz.

No puedes pasar sesenta horas a la semana trabajando en tres trabajos sin sentirte exhausto después de ello. Después de crear el mundo, Dios descansó en el séptimo día. Esto no fue porque estaba físicamente cansado; hizo esto como ejemplo para nosotros. Necesitamos tiempo para recargar y renovar nuestras fuerzas.

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Me entristece escuchar a un alto número de pastores y líderes en iglesias dejar el ministerio por estar quemados. Estos grandes hombres y mujeres llevan una visión y llamado para guiar a la novia a su destino, pero se queman tanto tratando de conseguir esto, que dejan el ministerio ¡todos juntos! ¿Por qué? La mayor de las razones es ¡la falta de equilibrio! Por alguna razón sentimos esto por ser cristianos tenemos que trabajar para Dios horas extras para conseguir que todos sean salvos, alimentados y protegidos.

El ministerio a tiempo completo demanda de largas horas, y se está agravando, pero las iglesias y ministerios más estables son los que lograron el balance en su forma de operar y creencias. Estoy segura de que Jesús creció un poco exhausto al cargar el pecado del mundo en Sus hombros. Él murió para pagar el costo de ese pecado, y luego se levantó de la muerte. Puedo intentar llevar el peso del mundo, pero si muero, no resucitaré como Jesús lo hizo. ¡No necesito pelear la batalla que Jesús ya ganó! Él llevó el peso del mundo para que yo no tuviera que hacerlo.

Cuando veo la razón por la que los matrimonios están fracasando en el cuerpo de Cristo, me horroriza. ¿Cuán frecuente pasa esto debido a que el ministerio chupa la vida fuera del matrimonio? ¿Cuán frecuente es la falta de equilibrio la razón por la que el pecado puede tener la habilidad de robar, matar y destruir? ¿Cuán a menudo los niños pierden su pureza porque los padres se ponen holgazanes y dejan de poner límites a lo que sus hijos están viendo y escuchando? La lista sigue y sigue.Mi carne me ha engañado para que crea que necesito hacer girar la rueda del hámster porque nadie más tendrá cuidado de esa necesidad si yo no lo hago. Quizás tú también hayas pensado “Si quiero que se haga, debo hacerlo yo mismo”. Esto no es equilibrio; es control. Luego de tantos años de sentirme sobrepasada en la vida, finalmente llegué a una conclusión bastante concreta. ¡No soy un superhéroe!

Si no voy a la cama en la noche con el zumbido del lavaplatos lavando los eventos del día, el mundo no va a terminar. Si la noche anterior a volar a la siguiente iglesia no tengo enviada la lista de canciones de adoración, no arruinaré el tiempo de adoración. Si no empaco la colación de Justice la noche anterior y planchara todas sus ropas para que no tengan pliegues, no seré la peor madre del mundo.

Puedo ser compulsiva con respecto a ciertas cosas. No creo ser genéticamente diseñada para ser de esta forma. Creo que me formé así debido a una falta de equilibrio. Me volví compulsiva debido a una necesidad de controlar lo que estaba a mi alcance de manejar.

El equilibrio nos hace mejores oyentes y mejores en responder. Nos hace mejores comunicadores y nos ayuda a desarrollar paciencia para no apresurarnos en juicio y a escuchar antes de hablar. El balance se transforma en un vehículo que nos permite encontrar sabiduría y permanecer en calma durante la tormenta. La verdad de Dios es la gran vara para medirnos que nos da un estándar para vivir.

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La mujer de Proverbios 31

En la tumba de mi madre, bajo su nombre está escrito “Proverbio 31”. Era completamente merecedora de esa etiqueta. El proverbio 31 describe a la mujer que se asemeja perfectamente a Dios, una mujer que tiene “equilibrio” como su segundo nombre. Pasé varios de mis veinte y los inicios de los treinta tratando de ser como proverbios 31 para poder cosechar los beneficios de su diligente estilo de vida. ¡Siempre pareció como si nunca hubiese alcanzado la grandeza de mi madre o el estándar de mujer del que hablaban las Escrituras! Por un momento se convirtió en un calvario el si quiera tratar alcanzar el estándar.

Aún así, mi sueño era ser ese tipo de mujer, siguiendo el ejemplo que había dejado mi madre. Mi madre había dejado un legado muy similar al descrito de esta gran, equilibrada mujer de Proverbios 31. Pero por años sus zapatos se veían muy grandes para ser llenados. Me encontré a mí misma fracasando en el proceso, porque no creí tener el derecho a ser llamada bendecida, virtuosa, o alguien cuyo trabajo le trajera honra. Sin embargo, ¿no está incluido Proverbios 31 en la Escritura como una antorcha que ilumine lo que sería posible si estos principios fueran practicados?

¿Cómo nos volvemos como esta mujer, el tipo de mujer que equilibra la casa y la salud, trabajo y familia? Esta mujer era astuta, creativa y noble, y su valor estaba lejos de las grandes joyas. De hecho, Proverbios 31:23 dice que incluso su marido era respetado en las puertas de la ciudad al sentarse con los ancianos. Quiero decir, para ser el tipo de esposa que lleva respeto a su marido en su posición de liderazgo-ese es un tipo de mujer.

Proverbios 31 fue escrito por un Rey citando a su madre. El Rey Lemuel no era gobernante en Israel, y no hay mucho escrito de él excepto que tenía una madre muy sabia. Primero ella le dice esto:

¿Qué pasa hijo mío? ¿Qué pasa hijo de mis entrañas? ¿Qué pasa fruto de mis votos al Señor?

No gastes tu vigor en las mujeres, ni tu fuerza en las que arruinan a los reyes.No conviene que los reyes Oh Lemuel, no conviene que los reyes se den al

vino, ni que los gobernantes se entreguen al licor,No sea que al beber se olviden de lo que la ley ordena y priven sus derechos a

todos los oprimidos.Dales licor a los que están por morir, y vino a los amargados; ¡que beban y se

olviden de su pobreza! ¡Que no vuelvan a acordarse de sus penas!¡Levanta la voz por los que no tienen voz y hazles justicia! ¡Defiende a los

pobres y necesitados!Proverbios 31:1-9

Esta madre le está diciendo a su hijo los vicios que debe eludir como rey y que recuerde a los pobres. Es sólo después de esta amonestación que habla las famosas palabras sobre las mujeres nobles. Amo el desequilibrio que le presiona a reconocer a él que al encontrar una mujer como Dios es más valioso que los rubíes. Un hombre que encuentra a una mujer que sabe cómo mantener una vida equilibrada ha encontrado un tesoro.

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Mujer ejemplar. ¿Dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas!Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas.Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida.Anda en busca de lana y de lino, y gustosa trabaja con sus manos.Es como los barcos mercantes, que traen de muy lejos su alimento.Se levanta de madrugada, da de comer a su familia y asigna tareas a sus

criadas.Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un

viñedo.Decida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo.Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara de

noche.Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo.Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado.Si nieva, no tiene que `preocuparse de su familia, pues todos están bien

abrigados.Las colchas las hace ella misma, y se viste de púrpura y lino fino.Su esposo es respetado en la comunidad; ocupa un puesto entre las

autoridades del lugar.Confecciona ropa de lino y la vende; provee cinturones a los comerciantes.Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir.Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor.Está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio.Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba:Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas.Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es

digna de alabanza.¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras!

Proverbios 31:10-31

Este es un modelo para que nosotras imitemos, pero es más que eso. No es sólo sabiduría para que aprendamos de ella y vivamos así. Es también una imagen de lo que nosotras representamos como la novia de Cristo. Si lees Proverbios 31 cuidadosamente, verás que está lleno de misterio y majestad. Esta mujer no está estresada ni es compulsiva. No ha convertido su vida en cansancio. Es exitosa porque es consciente de sus limitaciones y se concentra en sus fortalezas. Cuando ve que su comercio es rentable, “no se apaga su lámpara de noche” (v.18). Da su atención a esa área para hacerla aún más exitosa.

Esta mujer encarna el honor y la belleza, la riqueza y la fama. Ninguno de sus atributos anula al otro porque sabe balancear el tiempo y atención que le dedica a cada uno. No se estresa por su lista de quehaceres porque confía en Dios para que equilibre su tiempo para que todo esté hecho correctamente cuando deba hacerse.

Yo no creo que alguna vez llegaré al balance perfecto. Nunca he buscado ser perfecta en nada, sólo quizás ser más hábil en ciertas áreas. Me preocupa cuando veo a mujeres tratar tan duro de ser cada vez mejores, al mismo tiempo que pierden la habilidad de sólo ser ellas. Lo que sí sé, es que estamos transformándonos en un

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género que encuentra tanta ocupación en esforzarse por ser mejor que pierde el control de sólo ser lo que podemos ser. La presión que ponemos en nosotros mismos necesita ser liberada.

Este año que pasó me tomé un sabático muy necesario. ¡Era el primero de mi vida! En casi quince años de ministerio no me he tomado dos semanas sin tener que viajar por el ministerio, y me aterraba la oportunidad de recargarme. Me inventé en mi mente que me iba a relajar y restaurar por dos semanas completas, pero el tomarme un tiempo se convirtió en una de las cosas más difíciles que he hecho.

La primera semana pasó rápido, pero a la tercera semana ya estaba superada. El problema fue que tomé el sabático justo luego de moverme a un nuevo estado. No he sido capaz de ahorrar tanto dinero como quisiera, entonces en vez de descansar, me preocupo. Me preocupo, preocupo, preocupo y preocupo un poco más. Cuando mi sabático estaba ya por terminar, aún no tenía idea cómo era que el descanso se veía y me sentía más desequilibrada que nunca.

Me tengo que dar un tiempo para mí misma. Este fue mi primer sabático, y yo había tomado parte espontáneamente en respuesta a la guía del Señor. Quizás no me tomé mucho tiempo para relajarme, pero ese sabático me enseñó que significaba descansar. Dios me mostró que nunca me sentiría a gusto con el equilibrio que sólo Él podía darme hasta que Él se convirtiera en mi satisfacción y mi real descanso. Pensé que mi sabático se vería como unas vacaciones en Hawai en donde yo sería la primera en ser masajeada. Ni tan. Le permití a mi alma temblar, tratando de encontrar una manera de llevar todo a un equilibrio, en vez de descansar en Dios y verlo a Él llevar todo al orden en medio del caos.

Necesitamos comenzar a desmalezar en el caos de nuestras vidas para llegar a la nota de descanso. Sé que muchas mujeres voltearían sus ojos por la esperanza que de poder asemejarse a la mujer de Proverbios 31. Pero ¿podría ser que viéramos esto como una imagen profética más que la novia literal que tengamos que ser? Este no es sólo un proverbio lleno de sabiduría. Proverbios 31 es también un llamado profético para que la novia se dé cuenta de sus habilidades y de todas sus posibilidades, y de poder encaminarlas con precisión y balance, haciendo el nombre del gran Esposo Jesús conocido en las puertas de la ciudad.

Ahora tú estás en lo correcto, caminando en lo que tú solamente te mereces creer que podrías. Si esto es menos que asombroso, es porque tú creíste en algo menos que maravilloso.

Este no es un mundo perfecto y no vivimos en circunstancias perfectas. Encontramos velas en las escrituras que nos iluminan el camino para encontrar el igualitario pero menos estresante camino. Creo que Eva debió haber sentido mayor presión y tensión del que le hemos dado crédito. También creo que Dios le mostró cómo manejar las tareas que se le había encomendado. ¿Le hemos permitido a Dios mostrarnos cómo haría esto?

Quizás es tiempo de pensar cómo poner marcha atrás y tener otra mirada a lo que creemos tan importante para ser, hacinado dentro de nuestro horario tan ocupado. Quizás menos es más. Quizás necesitamos detenernos lo suficiente como para escuchar a Dios decirnos cómo ser mejores al ser sus novias.

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10ENCONTRANDO PERDÓN

Las palabras dan vuelta en mi cabeza mientras trato de hacer que las frases suenen completas. Mi espíritu y mi carne se encuentran en una lucha. Me siento como si estuviera en el borde de la orilla. Mi humanidad está parada en uno de los lados mirando hacia el otro extremo; en medio hay un un torrente de agua que fluye de mi llanto. ¿Cómo cruzo esto? ¿Cómo llego al otro lado de lo que ha ocurrido bajo la mirada vigilante de Dios? Le ruego a Yavéh que me reduzca de vuelta al pedazo de hueso del costado de Adán. Le ruego a Él: ¡déjame volver ahí!

Adán vino a contarme la noticia de que Caín tomó la vida de Abel. Ahí fue cuando mi mente se volvió una guerra y mi corazón se rompió en pedazos. La confusión se instaló en mi pecho, y lucho a cada momento por no caer como un torrente que corre hacia abajo en las montañas. ¿Cómo puedo vivir cuando Abel ya no lo hará?

Adán me explicó con voz temblorosa lo que había sucedido en el campo cerca de dónde Abel cuidaba su rebaño. Caín lo confesó porque Dios lo había descubierto. No puedo soportar escuchar esto, y me tapo los oídos y entierro mi cabeza en la tierra. Caín y Abel eran el comienzo de mi esperanza. He sido testigo de sus vidas y sus respiros. He sido desafiada por el resentimiento de Caín. Le había advertido que sus quejas lo conquistarían. Le había instado a que dejara de lado el mito de que Dios pensaba menos de él que de Abel.

No puedo deshacerme de esta verdad. Mi rabia crece, y mis lamentos se multiplican. ¿Cómo pudo hacerlo? ¿Cómo pudo Caín ser tan egoísta de haberle quitado el aliento a su propia sangre y carne? Puedo sentir crecer un odio horrible al ver a mi Abel sin respiración. Abel, Abel, ¡cómo amabas complacer a Yavéh! Eras tan grande gozo y alegría para todos nosotros. No quiero vivir sin ti.

Mi hijo está muerto y mi otro hijo lo ha asesinado. ¿Esto es mi culpa otra vez? Tuve a este niño en dolor, y en dolor lo suelto a la muerte.

No puedo mirar a Caín. A él lo echaron lejos y a mi me mandaron a cubrirme de duelo. Entiendo su agonía, pero ¿cómo lo perdono? He dado a luz a un monstruo. ¿No podía este monstruo quitarle la vida a otro ser humano? ¿Cómo pudiste Caín? ¿Cómo pudo tu carne ser tan necesitada de la validación de Dios que pudiste quitar una vida? Yavéh, fuiste testigo y pudiste haber detenido esto. ¿Por qué no lo hiciste?

Estoy enojada y agotada. La voz de Dios me quiebra y me recuerda de Sus palabras a la serpiente en el Edén, y siento el llamado de luchar en contra de esta ira. No sé como encontrar la fuerza para llorar y perdonar a la vez. ¿No es esto lo que tenía que pasar?

¿Perdonar? ¡No soy tú, Dios! ¡No soy la dueña del universo! No soy sólo espíritu, como Tú, ¿recuerdas? ¿Cómo voy a odiar este pecado y tener que tragármelo al mismo tiempo? ¿Cómo voy a entregar esto sobre Tu altar? La decisión de un hombre se convirtió en la consecuencia de otro hombre.

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¿Alimenté yo esto en Caín? Este patrón de dejarse engañar por mentiras se repite una y otra vez. ¡Oh, Yavéh, ven! Ven a nosotros ahora, porque este odio nos está empujando a la orilla, y yo estoy en peligro de perder mi mente en ello. Tú me encontraste en mi pecado y cubriste mi desnudez y vergüenza. Caín necesita lo mismo. Yavéh, enséñale a mi corazón a perdonar.

El Poder de Perdonar

Cuando hice la búsqueda en Google de la palabra perdón, arrojó 54 millones de resultados. Creo que es cierto decir que este tema es uno de los más buscados por respuestas. Perdón solía ser una palabra que me asustaba, pero he aprendido a amarla como a un amigo. Requiere paciencia para entenderla, pero es esencial para moverse a través del dolor hacia la sanidad.

Mi intención aquí no es enseñarte en cinco fáciles pasos a como perdonar. No puedo. Lo que he descubierto, en cambio, que el perdón es la llave que abre muchas puertas emocionales, y esas puertas valen la pena todo el sacrificio que cuesta abrirlas. Te puede traer paz y alegría, y luz a una pieza que sin perdón estaría siempre oscura.

Hay grados de perdón. Si la herida es muy profunda, quizás tomará un tiempo para abrazar el perdón completamente. Pero, vale todo lo que requiere para obtenerlo. La libertad que el verdadero perdón trae, es simplemente maravillosa!

Eva fue la primera mujer en experimentar el perdón. Su pecado en el jardín fue la primera ofensa que necesitó ser pagada. Antes de que Adán y Eva fueran echados del Edén, Dios les infligió su castigo -y les extendió perdón. La forma en que Dios cubrió a Adán y Eva después de su pecado (Gen 3:21) y les proveyó una cura para el pecado y la muerte a través de la promesa del Mesías, fueron una señal de Su gracia y perdón hacia ellos.

Dios nos perdona libremente, y Él quiere que hagamos lo mismo con otros. El perdón no es sólo acerca de nuestra libertad. Al enemigo le encanta plantar amargura en medio de una situación contenciosa e instalar una guerra emocional entre todos los que sean afectados por un error. Pero la batalla para corregir los errores le pertenece a Dios, y cuando le damos a Él el absoluto reinado para batallar a Su modo, somos capaces de experimentar paz. Puede parecer extraño, pero he descubierto que cuando dejo que Dios tome absoluto control y que me traiga finalmente libertad, primero me confronta con aquellos que necesito perdonar.

Me pregunto a veces como debió haber sido para Eva recibir el perdón de Dios. Seguramente ella debió aprender a como confiar en ella misma después de haber pecado contra Dios. Y quién sabe cuanto tiempo le tomó el perdonarse a si misma. Es gracioso, pero cunado luchamos para amar a otros, a menudo es porque no hemos perdonado a alguien. Tal vez seremos incapaces de perdonarnos a nosotros mismos, o estaremos enojados con Dios por algo que sentimos que Él hizo o no hizo.

Estoy segura que en el transcurso de la vida de Eva, ella aprendió a tomar una ofensa y guardar resentimiento. El asesinato de Abel por parte de Caín seguramente la puso a prueba, y el enemigo obviamente quiso sacar provecho de la

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situación. Satanás ha estado buscando la forma de probar que la promesa de Dios hecha en las puertas del jardín del Edén, fuera falsa. Aquí tuvo su oportunidad.

Recuerda, Dios le dijo al diablo que habría enemistad entre la serpiente y la mujer y en sus simientes (Gen 3:15). En ese versículo Dios le dio de vuelta a la mujer su poder sobre el enemigo con la esperanza de la venida del Mesías, quien aplastaría la cabeza de Satanás. Pero la primera simiente que ella tuvo, no fue precisamente una victoria ganada sobre la serpiente. Pareciera, de lo contrario, que Satanás estuviera aplastándola a ella.

Peor aún, tal vez, era la idea de que el pecado de Caín, trajera de vuelta el pecado de ella. El crimen de Caín marca el comienzo de una generación pecadora. En Génesis 4 vemos a Caín lidiando con el mismo tema que sus padres.

¿Por qué estás tan enojado? -preguntó el Señor a Caín-. ¿Por qué te ves tan decaído? Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo.

-Génesis 4:6-7

Como Adán y Eva, Caín escogió rebelarse en contra de Dios. Caín además empezó a cuestionar su valor tanto como su madre lo hizo. Eva estaba comprensiblemente afligida y enojada después de la muerte de Abel, pero me imagino que también sentía algo de culpa. El enemigo no solo esperaba destruir a Eva. El quería destruir a la humanidad a través de ella. La disfunción está en los genes humanos, pero el Mesías ya ha tomado la ofensa sobre sí y nos ha hecho libres.

La vida es un conjunto de segundos, minutos, horas, días, y años de aprender como dejar de lado la ofensa y abrazar el perdón. Es el curso de la humanidad el siempre necesitar dar y recibir. Es sano encontrar el perdón y desearlo íntegramente. Extender y recibir perdón puede ser difícil. Pero aquellos que lo abrazan descubren que vale más que el oro!

Al tener la experiencia de abrazar el perdón, sé que siempre estaré abierta a perdonar y ser perdonada. El perdón es una herramienta pura que sirve para alcanzar lo más alto de lo alto y lo más profundo de lo profundo en Dios y lo que Él pone en nuestras vidas. Sin perdón, yo simplemente sobreviviría, no viviría de verdad. Sé que necesito el poder del perdón para completar mi destino. Déjenme explicarles.

Todos hemos tenido personas que nos han fallado. Muchas personas creen que Dios les ha fallado. Ninguno de nosotros está exento de atravesar situaciones en la vida que nos tientan a volvernos amargos y sin perdón. Ya mencioné que el perdón puede ser difícil. El acto del perdón en sí no es realmente lo difícil; soltar a la persona que nos ha hecho daño es lo más difícil.

Puede ser igualmente desalentador el llegar a un acuerdo entre cómo terminamos necesitando perdonar o ser perdonados en primer lugar. Las

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circunstancias en las que crecimos o experimentamos la vida pueden hacer que nos movamos más hacia la oscuridad que hacia la luz. Podemos caer en adicciones, promiscuidad, y otras conductas autodestructivas. Pero el perdón siempre está al alcance, no importando cuán lejos puede llegar a apartarse una persona.

Dios extendió perdón a Adán y Eva después de haber hecho su mayor error en el mundo. Aunque Él castigó su traición, también les extendió gracia y amor. Les hizo ropa y les dio roles y deberes -un sentido de propósito fuera del jardín. Él los sacó del Edén pero les dio una oportunidad de re-descubrir la obediencia. Dios es constante en Su perdón, y está constantemente animándonos a perdonar también.

El Señor me dio entendimiento acerca del perdón años atrás cuando estaba en una situación difícil con alguien que se sentía gravemente ofendido por mi. No disfruto la confrontación, pero me vi en la necesidad de confrontar algunos temas relacionales que no quería volver a reconsiderar. Sabía que la inseguridad estaba en la raíz de la discordia, pero tratar de razonar con esta persona era inútil. Siempre era percibida como a la defensiva cada vez que tratábamos de discutir el conflicto.

La comunicación entre nosotros básicamente se había acabado, y, tristemente, para mi eso había traído paz. Había aprendido a poner límites, y sentí que estaba haciendo lo correcto y oraba a Dios por la persona ofendida en vez de tratar de reparar y hacer las paces forzosamente.

Los meses pasaron, y una tarde el Señor me pidió que le mandara un correo a esta persona, aceptando toda responsabilidad por la situación que hizo que se produjera la ruptura entre nosotros. Yo estaba en shock. Pensé que había oído mal a Dios. ¿Tomar toda la responsabilidad? Yo había hecho muy poco para causar problemas entre nosotros, y sentí que tenía que arrepentirme completamente del rol que jugué en la situación. Pero el Señor me pidió nuevamente que le escribiera ese correo y aceptara toda la culpa, como si yo fuera responsable de toda la situación!

Elegí tragarme mi orgullo en vez de deshonrar a Dios, así que escribí el correo, creyendo haber entendido el por qué Dios me haría hacer esto. Al escribir este correo, la parte ofendida estaría en tal asombro que reconocería que yo no soy la parte culpable y luego me pediría a mi perdón. ¡Sí! -o sea, ¡excelente idea, Dios!

La persona rápidamente respondió mi correo, y la respuesta no fue lo que estaba esperando que fuera. Fue un corto gracias por admitir que la falta era mía desde el primer momento!

Yo estaba molesta con Dios. Él sabía que mi corazón estaba bien. ¿Por qué permitía que la otra persona sintiera que estaba en lo correcto en esta situación cuando yo no era culpable de lo que estaba siendo acusada? Luego Dios me habló profundamente. Simplemente me dijo, “Rita, te pedí que escribieras ese correo para mostrarte lo que yo hice cuando cargué todas tus ofensas. Cargué toda la culpa. Sin cuestionamientos entregué mi vida para hacerte libre”.

Me desmoroné en remordimiento y sumisión. Ya no pensé por un minuto más que se me debía algo en esa situación de quiebre de la amistad. Mi obediencia a Dios de escribir esa carta rompió el poder bajo el cual la situación me había puesto. Había estado dispuesta a tomar la responsabilidad de algo que creía que no tenía culpa, pero no estaba dispuesta a jugar de víctima nunca más. Aprecio la

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oportunidad de convertirme cada vez más como Cristo y entender un poco más lo que Él sintió.

Esa experiencia fue la primera de varias cosas asombrosas con las que me encontré en el camino del perdón. No fue hasta ese punto en mi vida que sentí por primera vez el poderoso efecto del perdón. Me convertí en una fanática de esto, porque sabía que lo necesitaría en grados aún mayores en los años que venían.

El Aguijón de la Traición

A menudo ciertas formas de traición abren una brecha entre amigos y crea una resistencia al perdón. La traición es un turbio pantano de dolor. Te deja con profundas penas y da a luz a la tristeza y la rabia, a la defensa y el regaño. Si no hubiera visto a la traición cara a cara en mi vida, probablemente no hubiera reconocido su pasión de destruir. Pero fue ahí en ese pantano que Dios bajó a enseñarme unas poderosas verdades y me guió hacia afuera a Su increíble luz.

Me encontraba atrapada en una etapa cuando sentí el fuerte aguijón de la traición en la amistad. Nunca antes había experimentado algo tan intenso y tan oscuro. De hecho, hubo momentos en que creí que no iba a sobrevivir a la tormenta emocional en la que estaba. Estaba en contra de la oscuridad de la angustia, y necesitaba que Dios me mostrara como perdonar, porque sentía la amargura que invadía mis pensamientos.

Decidí que quería ser libre, a cualquier costo, y quería que esa libertad se arraigara en lo más profundo de mi corazón. Estaba dispuesta a hacer lo que sea que Dios me pidiera. No importaba que otros pensaran bien de mi o me hicieran la cruz. Lo único que me importaba era que iba a obedecer a Dios en todo lo que Él me pidiera hacer y maduraría en sabiduría. Quería responder al dolor en una forma que honrara a Dios y a las Escrituras. Pero no tenía idea que la búsqueda de la libertad me desafiaría, me cambiaría, y me quebraría en tantas formas.

Una mañana estaba orando por algunos temas difíciles cuando Dios me pidió que buscara Mateo 26:47-50. En este pasaje Jesús está siendo capturado en el jardín por Su propio discípulo Judas. Al llegar Judas, saludó a Jesús con un beso para mostrarle a los soldados que venían con él, a quién tenían que arrestar. ¡Eso si es traición!

Jesús sabía que esto iba a pasar. En Mateo 26:21 Él predijo (ante los demás discípulos) que Judas lo traicionaría. Este momento de las Escrituras me intriga demasiado. Jesús le dijo a este grupo de doce hombres que lo amaban y le mostraban gran devoción, que uno de ellos lo iba a traicionar y que otro lo negaría (Pedro). Estos dos hombres parecían asombrados por las palabras de Jesús. Pedro rechaza la idea que él haría tal cosa, y Judas cuestiona a Jesús, diciendo, “¿Seré yo, Rabí?” (Mt 26:25). Después de esto Jesús parte el pan y procede a tomar la Comunión con ellos.

La Biblia no dice que Judas se fue de la mesa en ese momento. Entonces ¿eso significa que Jesús identificó a su traidor y luego partió el pan con él? ¡Si! Ahí en esa mesa antes de perder su vida en una cruz, Jesús tuvo Comunión con el hombre que lo traicionaría y luego les habló palabras de perdón.

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Ya ves, Jesús amaba a Judas tanto como amaba a Pedro. Su esperanza era que Judas volviera y recibiera el perdón. Sabía que Pedro lo haría. Dios, sabiendo todas las cosas, supo que Judas no. Rato después Judas llegó al jardín de Getsemaní con los soldados y saludó a Jesús con un beso. Y luego Jesús dijo algo extraordinario: “Amigo, haz lo que viniste a hacer” (Mt 26:50). Jesús llamó a Judas “amigo” incluso cuando lo estaba traicionando.

La mañana en que Dios me mostró esa revelación en las Escrituras mientras estaba en oración escuchando a Dios, Él abrió las aguas amargas de mi traicionado corazón y me sacó de esa profunda y turbia tristeza. Si Jesús pudo ser traicionado con un beso de uno de sus escogidos seguidores y seguir llamándolo amigo, ¿podría yo no hacer lo mismo si Él me lo pidiera? Sabía que esto no significaba de que todo estaría bien o que volvería a la normalidad, pero podía sentir que la compasión evaporaba a la amargura que sentía. Lloré mientras pensaba en Jesús ese día, mirando a los ojos de ese hombre que se había alejado de Su camino y de Su mentor.

Jesús había buscado doce hombres, no ciento doce. El buscó a unos pocos buenos hombres, y uno de ellos vendió su lugar por unas pocas monedas de plata. Jesús no puede ser el hijo de nadie más que de Dios, porque lo que Él vio en el Getsemaní no fue un hombre traicionándolo, sino que a un amigo que perdió al pecar.

Me da pena el pensar en lo que probablemente estaba pasando en el corazón de Jesús en ese momento. Fue la pena de un rabino perdiendo a su estudiante, de un amigo perdiendo a su hermano, y de un padre perdiendo a su hijo. Jesús señaló la traición de Judas en la última cena; simbólicamente partiendo Su cuerpo al partir el pan, Jesús le ofreció a Judas el perdón aquí y allá. Pero Judas no lo recibió y continuó yendo más profundo en el pantano de la tristeza, colgándose a si mismo no mucho después de su traición.

Me pregunto, “Si Jesús nos muestra ese tipo de amistad, ¿qué tipo de amiga soy yo?” ¿Importa si me siento justificada en mi rabia y emocionalmente hecha pedazos? Jesús sintió lo mismo. La traición de Judas hizo que Su cuerpo fuera desgarrado y que fuera herido por mis transgresiones. El día que Cristo murió, extendiéndonos el perdón del Padre, fue el día que también nos mostró lo que es la verdadera amistad.

Incluso sabiendo que sería traicionado, Jesús siguió llamando a Judas como un amigo, y yo tenía que encontrar la forma de hacer lo mismo. Sabía que esto no significaba excederme en los límites que había puesto o tratar de restaurar lo que solo Dios puede reconstruir. Simplemente sabía que desde ese momento en adelante tenía un ejemplo maravilloso en que enfocarme cada vez que necesitara escoger el perdón.

Liberación Total

Cuando Dios me enseñó acerca del perdón, me dí cuenta que el verdadero perdón nos causa un quiebre en nuestra carne. Afecta nuestro carácter y cambia nuestra disposición a buscar la integridad. Requiere que dejemos ir nuestro derecho a sentirnos justificados en nuestra rabia. Una persona puede enfocarse tanto en la

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cicatriz de una herida que olvida que las cicatrices son cuando una herida ya sanó. Las cicatrices en el cuerpo de Jesús simbolizan la gloria del perdón.

Quizás pensamos que merecemos sentir odio y tristeza porque no hemos oído una disculpa suficiente para soltarnos de nuestro dolor. Pero no podemos permitir que nuestra carne dictamine nuestra temporada de sanidad y restauración. Yo decidí que no permitiría que la amargura me robe de la libertad.

Necesité consejeros, visión pastoral, y dar cuentas en esa temporada en que busqué sanidad e integridad, e hice todo lo que me correspondía hacer para lograr este proceso de perdonar y dejar ir el dolor. Mi pastor me animó a que leyera y viera el sermón acerca del perdón, de R.T. Kendall. Fue la mejor, la más simple y la más poderosa explicación de lo que es el perdón que he oído. Su mensaje me trajo gran entendimiento y gran liberación.

Fue una temporada de cambio de vida, por ponerlo en simples palabras. Poco a poco, pedazo a pedazo, entregué todas las razones en las que me encontraba ahogándome en rabia y amargura. Testifiqué de todo lo que Dios me iba mostrando de mi misma. Desee trabajar en todo lo que fuera necesario para ser libre, y haciéndolo pude sentir la liberación que Dios me estaba ofreciendo. Para mi, el perdón no era solo tratar de reparar el daño hecho; sino que también se trataba de volver al pasado.

Cuando viene el perdón tenemos que hacer lo que se requiera de nosotras sin poner las demandas en otros. No siempre es necesario asegurarnos de que la parte que estamos perdonando sepa de cuan enojados estábamos. Si aún así, necesitamos expresar nuestro dolor y contar lo dolida que estamos, quizás eso sea una señal de que todavía estamos luchando con el perdón. Es más fácil encontrar el perdón cuando podemos apropiarnos de toda responsabilidad que nos pertenece en vez de poner todo nuestro resentimiento sobre la mesa y asegurarnos que la persona que estamos perdonando la vea antes de que la liberemos.

Mi padre murió de cáncer cuando yo tenía 9 años. El me dejó un montón de carga con la cual tuve que lidiar. Siendo niña no podía ver que la libertad viniera a través del perdón; solo tenía un entendimiento inmaduro del tema. Cuando me convertí en adulto, el enemigo estaba ahí para decirme todas las razones por las cuales yo no era digna de un padre y en el mismo aliento él me mostró toda la culpa que debía poner sobre mi papá. En vez de encontrar gozo en el tiempo que estuve con él, empecé a recriminar cada minuto que pasé sin mi padre y culpándolo a él y a Dios por cada uno de esos momentos perdidos.

En el correr del tiempo, el amor de Dios empezó a exponer las áreas en mi vida donde estaba estancada por no perdonar porque aún seguía creyendo en las mentiras de Satanás. Mientras más dejaba que Dios tomara el control de mi vida, más reconocía lo mucho que necesitaba el perdón. Y mientras más reconocía mi necesidad de perdonar, más me daba cuenta que había estado pasándole la cuenta por mi dolor a Dios más que a ninguna otra persona. Dios me habló en una caminata recientemente y gentilmente me recordó que él no es el culpable cuando la gente nos traiciona o no cumplen su palabra. Él es fiel a sus promesas y cumplirá Sus palabras a nosotros independientemente de lo que otros nos hagan o no nos hagan.

No estamos en control de lo que las otras personas hacen. Estamos en control de lo que escogemos perdonar. Vale la pena hacer el trabajo duro para llegar a la

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raíz de lo que nos está causando seguir en nuestro dolor, para que podamos arrancarla de una vez por todas y nunca más equivocarnos por algo que necesitamos en nuestra vida.

Culpar a otros

Eva no era culpable por la falta de su hijo de matar a su hermano menor. Sin embargo, las acciones de Caín hicieron que ella se sintiera culpable y con remordimiento. Ya ves, el enemigo no está satisfecho con ver a una persona sufrir por un error. El quiere usar esos errores para ponerlos sobre todos quienes elijan ser esclavos de la amargura. Cuando una persona inocente es asesinada, la parte culpable puede ser puesta en prisión, pero sin perdón la familia del asesinado puede pasar el resto de sus días en un tipo de prisión también. El no perdón puede llevarnos a una oscuridad cada vez más profunda. El perdón, en cambio, tiene el poder de sanar aún cuando nuestra carne nunca vea la retribución que espera.

Es entendible que queramos defendernos cuando hemos sido dañados. Eso empezó en el jardín por cierto. En Génesis 3:12 Adán fue rápido en culpar a Eva por el pecado en el que habían caído. Esto de culpar a otros sólo funciona en contra de nosotros. Es difícil para Dios sanar lo que tratamos de defender. Y es difícil seguir defendiendo lo que Dios tiene derecho a condenar.

Eva no tenía la intención, pero nos dejó con esta lucha. Ella era humana, y fue su opción negar la libertad que era de ella desde el día en que fue creada y creer en una mentira. Después de la caída de Eva, Dios se paró frente a ella, extendiendo Su perdón, esperando que ella lo tomara. Su esperanza es que nosotros lo tomemos también.

Cuando estamos en medio de una temporada oscura, no siempre podemos ver la puerta de escape. Es por esto que estoy tan agradecida por el tiempo. El tiempo sana, porque nos da la oportunidad de cambiar.

Ahora me siento en un campo tan diferente al que pensé que perdía mi sanidad. Veo claramente como Dios me ha ayudado a escalar muros que no tenía idea cómo subir. Me he enfrentado a sufrimientos tan grandes y situaciones tan dolorosas que pensé que nunca se sanarían. Cuando el río del perdón fluyó, sentí como si mis sentidos volvieran. En estos pastos de perdón oigo pájaros cantar en vez de contar buitres que vuelan sobre mi cabeza. Ahora busco la plenitud del constante perdón. Y esto se encuentra graciosamente inclinada sobre el perfecto hombro del perfecto Dios, que todo lo comprende y todo lo perdona.

Hijas de Eva, dejen ir lo que retienen en sus corazones y hace que defiendan sus derechos a estar enojadas. Dejen que Dios empiece a mostrarles como perdonar y seguir adelante hacia la libertad. Yo sé cuán profundamente pueden doler las heridas, y entiendo como se siente el ser traicionadas. Soltar la ofensa es difícil, pero la promesa es libertad.

Suelten todos sus derechos a estar enojadas. Entréguenle a Dios el odio, la rabia, y el resentimiento, y permitan que Su gran amor cubra de luz esos lugares en donde está escondida la amargura. No necesitan buscar venganza; Él es su mejor defensa. Él está completamente consciente de todo lo que ha pasado. Él sabe qué

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raíces necesitan ser sacadas para que puedan encontrar nueva esperanza y cantar una nueva canción. Después de que el Señor me hizo atravesar el camino del perdón, Él me dio una canción. El coro dice simplemente que todo valdrá la pena al final. Lo valdrá, lo prometo.

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11ENCONTRANDO CORAJE

Las líneas de mi cara son como un mapa de mi pasado, evidenciando los años desde el Edén. El dolor de la muerte de Abel pareciera haberse enterrado en mi corazón. La tristeza de haber tenido que dejar ir a mis dos hijos es incluso más profunda. Adán y yo hemos sido infectados con la culpa y el remordimiento. Ha sido difícil encontrar coraje para no sucumbir bajo el peso de todo este dolor. Me culpo a mi misma. Veo mis errores como piedras visibles en el suelo. Las recojo y las tiro lejos, pero la verdad es que siguen estando ahí. Fuera de la vista, pero todavía ahí, tumbadas donde aterrizaron.

La pérdida de mis hijos ha sido la realidad más pesada que he llevado. En Set he encontrado renuevo. Su nacimiento fue muy distinto a los otros, y Adán y yo pudimos ver algo diferente en él desde el principio. Aunque es muy parecido a Adán, él tiene misericordia envuelta desde dentro. No tenemos seguridad acerca de su futuro, pero el tiene una fuerza que no se contiene. Set ha sido mi sanación. Cuando lo vi por primera vez, no vi ni a Caín ni Abel, pero sentí sanidad en mi corazón por ellos dos. Dios en su compasión, debió habernos mandado a Set a Adán y a mí, para reparar nuestros corazones rotos.

De todos los hijos e hijas nacidos después de Set, sé que su concepción y nacimiento serán siempre destacados sobre los demás. Fue un punto de quiebre. Su nacimiento me recordó que debo tener un corazón valiente. No todo está perdido. Después de que Set nació, me levanté de nuevo. Me levanté a enfrentar la oscuridad que había venido a robar mi fe, y me puse de pie de cara a Yavéh y pedirle que me diera fuerzas para perdurar. Estoy aprendiendo más y más acerca de este Espíritu que es más fuerte que esta debilidad llamada mi carne. Sé que no puedo cambiar lo que ha ocurrido, y no quiero que el remordimiento me mantenga cautiva.

Estoy agradecida de que las estaciones cambien. Tengo muchos deseos de dejar que este cuerpo quebrado vuelva al polvo y que mi espíritu encuentre el camino de vuelta a casa al Edén, como dijo Dios que lo haría. No tengo miedo del fin de esta vida. Deseo el cielo. No sé lo que pasará en la era venidera o cómo mis hijos responderán al Creador. Sólo puedo esperar y orar a Yavéh que nos recuerde y que tenga gran misericordia por nuestros hijos y por aquellos que vendrán después de nosotros.

Siento profundamente el amor de Dios por nosotros, pero lo que más me gusta es Su amistad y Su voluntad por querer estar en comunión con nosotros. Ha tomado mucho valor para nosotros creer que hay fuerza en esta humanidad y que podemos participar de Su naturaleza divina, de la cual estamos tan necesitados. Creo en un Dios que es lo suficientemente valiente como para haberse arriesgado a pensar en nosotros y habernos entretejido a Su semejanza con la esperanza de que amaríamos como Él lo hace y que confiaríamos en Su voz.

Reúno a mis hijos y les cuento esta historia de Dios y de cómo Él nos hizo a Adán y a mí con Su mano. Les cuento del pecado y de la primera vez que apareció. Luego les cuento de quién es nuestro enemigo. Les digo que estén atentos a sus intentos de colarse en sus corazones y confrontarlos con mentiras. Es mi deber llamarlos a un círculo y orar para que busquen al Padre y Creador, y adorarlo sólo a Él. Mi última

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cuota de coraje la usaré en empujarlos a lo más alto de nuestra fe, porque sé cuán fácil es creer en una mentira y traicionar a Dios.

Mis hijos también tendrán que cruzar esos puentes de dudas que hacen sacudir la fe. Tienen que estar conscientes que el enemigo anda cerca y al acecho, y que quiere que administren mal sus sueños y que abandonen su fe y confianza en Dios. He dicho todo lo que puedo decir. He orado todo lo que puedo orar. Les he contado acerca del gran héroe que es Dios y les he advertido de lo fácil que puede ser la desobediencia.

Yavéh, yo soy Tu Eva. Has conmigo lo que quieras. Vengo lavada y limpia ante Tu misericordia y postro mis cansados huesos ante Tus pies y me rindo. Has tu voluntad. Has Tu voluntad en mi.

Coraje bajo el fuego

Se discute mucho del uso de la palabra coraje. La usamos cuando describimos a alguien que está luchando por su vida contra una enfermedad o cuando alguien salva la vida de otro en una emergencia. La escuchamos en las noticias y cuando se habla de héroes de guerra. Se requiere de un corazón con coraje para ir al frente de la línea de batalla y arriesgar la vida en la lucha por la libertad. Sin embargo, la palabra coraje, no debería usarse livianamente. Hay un costo para obtenerlo. Al igual que un diamante va agarrando su forma cuando está bajo presión, el coraje aparece después de un golpe.

El coraje es como un músculo que se fortalece en tu corazón. Fortalecer el músculo ayudará a mantener estable tu centro, pero también te dejará adolorida. Sin dolor no hay ganancia, dice el dicho. En una carrera, la mayoría de los corredores miran hacia la línea final, con sus vistas puestas en la recompensa que tendrán cuando la crucen. Pero primero deben tener disciplina para entrenar. Eso requiere coraje, tal cual requiere coraje luchar contra las probabilidades y vivir una vida justa.

El diccionario define coraje como “la cualidad de la mente o el espíritu que permite a una persona enfrentar las dificultades, peligros, dolor, etc., sin miedo; valentía.” En la Escritura la palabra coraje es a menudo usada en referencia a la valentía. Cuando Dios llamó a Josué para que guiara al pueblo de Israel a entrar en la tierra prometida, le dijo que fuera fuerte y valiente (Jos 1:6). A través de todo el Antiguo Testamento Dios le dijo a los Israelitas que fueran valientes y tomaran coraje cuando entraran a la batalla en contra de sus enemigos.

Pero una de mis referencias favoritas al coraje está en Mateo 14:27. Después de que Jesús alimentó a los cinco mil, los discípulos se subieron a sus botes y empezaron a luchar contra grandes olas. Vieron a Jesús caminando hacia ellos sobre el agua e inmediatamente pensaron que era un fantasma. Pero Jesús les dijo, “Tengan coraje! Soy yo. No tengan miedo”. Encuentro esta historia tan emocionante como divertida. Jesús desafía las leyes de la física caminando sobre las aguas, modelando cómo tener coraje para caminar por fe. Y al mismo tiempo les dice a los discípulos que tengan el gran coraje que Él está modelando, sólo al creer que Él es quién dice que es!

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Jesús mismo encarna tal valentía a través de todo el Nuevo Testamento y demuestra el máximo coraje cuando muere por nuestros pecados. De hecho, en el jardín de Getsemaní Él transpiró gotas de sangre debido a la gran prueba que tenía por delante. Sólo el coraje y Su Padre podían empoderar a Jesús para completar Su misión.

En Sus numerosos actos de valentía -desde sanar a un hombre un sábado (Sabbath) hasta defender a una prostituta en público y de echar fuera demonios de un hombre que aterrorizaba a la comunidad- Cristo nos mostró cómo tomar valor y ser más cómo Él. Él se levantaba en contra las circunstancias de la vida, tal como nosotros. La Biblia dice que Él fue tentado en todas las formas en que lo somos nosotros, sin embargo no pecó (Heb 4:15). Nuestro Dios es coraje, lo que arroja una importante pregunta. ¿Si Dios hizo a Adán y Eva a Su imagen, no debió haber sido transferido de alguna forma Su coraje a ellos?

Mientras estoy escribiendo este libro, examinando a Eva desde todos los ángulos, sigo escuchando al Señor usando la palabra coraje cuando la estoy describiendo. Es más, ahora la veo mucho más valiente y llena de coraje que hermosa o dotada. Para verla de esta forma, debemos mirar más allá de su pecado. Verás, la única cosa que hemos leído acerca de Eva es su pecado, pero encontrarás que hay mucho más de ella cuando buscas su corazón. No requiere coraje para pecar. Pero sí requiere coraje sobrevivir después de ese pecado.

Requiere coraje dar a luz y criar niños sin una guía. Requiere coraje trabajar para sobrevivir. Requiere coraje para creer que Dios todavía puede amarte después de haber erróneamente alterado toda la vida. Sé que muchas enseñanzas salen al enfocarse en el error de Eva. Pero la verdad es que Eva tuvo que haber tenido verdadero coraje para enfrentarse a lo que se iba encontrando!

Todos tenemos que lidiar con las consecuencias de nuestras malas decisiones, pero sin duda que para Eva fue mucho más rudo de lo que podemos imaginar. Esta mujer nunca fue una niña. Ella nunca fue el bebé o la pequeña niña que todas fuimos una vez; no tuvo una madre que le mostrara el camino. Ella salió del corazón de Dios. Fue el producto de los pensamientos de Dios mismo. Él tuvo una idea y le dio forma. El resultado fue Eva. A ella no se le dieron las mismas oportunidades que nos dieron a nosotras. Nosotras tuvimos la oportunidad de aprender y madurar en el camino; ella tuvo que aprender en el día a día.

Eva fue la primera; tuvo que haber sido fácil para ella temer a lo que estaba por venir. Necesitó coraje para sobrellevar la presión de la carne a entregarse al miedo, la duda, y al pecado que siempre golpeaba su puerta. ¿Cómo ganas y pierdes, y pierdes y ganas, sin que crezca coraje como resultado? Tal vez, si el pecado no hubiera aparecido en escena, el coraje habría parecido como fuerza. Pero debido a la caída nosotras, al igual que Eva, necesitamos coraje todos los días para sobrellevar el pecado y sobrevivir a la tristeza que este mundo caído puede traer.

Mi amiga Marie Monville sabe de todo esto. Ella tuvo que levantarse rápida y valientemente el 2006 cuando su mundo se puso patas para arriba. El 2 de Octubre de ese año un policía vino a su puerta a informarle que su marido, Charlie, había ido a una escuela Amish y le había quitado la vida a cinco muchachas antes de matarse a él mismo.

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Marie necesitó mucha fe, esperanza y coraje para sostenerse cuando la desesperación amenazó con enterrar su vida en la oscuridad. Ella me envió un email tiempo después y me dijo que mi música le había sostenido su mano la mayor parte del tiempo en esos momentos oscuros. Yo estaba deshecha, especialmente al darme cuenta que la había conocido años antes cuando estaba bajando del escenario de una conferencia a la que ella había asistido. Me detuve inesperadamente a orar por su hija de dos meses. Sólo Dios sabía en ese momento lo que Marie tendría que enfrentar un día, y Él supo la fuerza que puso dentro de ella.

Después de esa tragedia Marie descubrió el valiente corazón que le había sido dado. Descubrió cuan grande y amorosa es el corazón de Dios hacia ella, y cómo Él anhela rescatarla. Ella aprendió que aunque la oscuridad la visite, Dios pondrá coraje en su corazón para iluminar el camino a casa.

Conozco a una joven pareja que han sufrido cinco abortos espontáneos; el último fue en su aniversario. Son dos jóvenes de Dios que creen con todo su corazón en las promesas de Dios. Se aferran fuertemente a cada palabra y profecía que han recibido acerca de tener niños un día. Es esta joven esposa que a menos de una semana después de su quinta pérdida organizó una comida para otra amiga que recién había dado a luz a unos sanos trillizos. Esta joven mujer entregó amabilidad incluso cuando por dentro llevaba una pena tan profunda que le calaba los huesos.

Hace poco mi joven amiga fue a una fiesta que otra amiga de ella estaba dando por su bebé recién nacido. Mi amiga en duelo, caminó hacia esa mamá quien estaba celebrando la llegada de su tercer hijo y, con su permiso, tomó a ese recién nacido en sus brazos. Quizás ella estaba tratando de ser fuerte y luchar contra pensamientos tristes. Quizás ella estaba tratando de pasar a través de su dolor y seguir adelante con su vida. O quizás -sólo quizás- ella estaba nuevamente actuando con coraje para sanar su alma.

Verás, se requiere de coraje para que esta joven mujer vaya a esa comida para su amiga quien acaba de tener un embarazo de trillizos mientras su propio útero continúa rechazando sus embarazos. Se requiere de coraje para pararse en una sala llena de gente y tomar en brazos a ese bebé recién nacido, y sonreír genuinamente.

Somos capaces de ser fuertes y capaces de ser valientes. Me imagino que esta fuerza estaba disponible para Eva en el principio así como otras opciones. Tener esperanza o vivir sin expectativas. Elegir para ti un respaldo o vivir en el fracaso. Estas eran opciones disponibles para Eva, y son opciones que continúan siendo posibles para nosotros hoy.

El coraje debe ser algo relevante en nuestra fe hoy día. ¿Cuántas veces hemos leído o visto historias de heroísmo y hemos sentido como la vida y la gratitud empiezan a crecer dentro de nosotros? ¿Cuánto más una historia con un final heroico nos deja con una sensación de esperanza y el poder para prevalecer, más que una en dónde todo está perdido? El coraje es como un fósforo que se enciende para convertirse en una llama. Con ese fósforo de coraje, un fuego de fe puede encenderse en un corazón que desfallece.

Años atrás, cuando me sentía profundamente sobrepasada y podía literalmente sentir la oscuridad y depresión golpeando mi puerta, el Señor me dio

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una clara estrategia para luchar contra ella. Simplemente le pedí que me mostrara las caras de dos o tres personas a las que pudiera alentar ese día.

Sin fallar, el Señor respondió esa oración. Entonces yo marqué sus números de teléfonos o les mandé un mensaje de texto o un email, diciéndoles que sentí que Dios quería que los animara. Este pequeño pedazo de ánimo echó fuera mi propia oscuridad. No importó que yo estuviera esperando respuestas para mi propia vida. Dar estos pensamientos de ánimo a otros fue como una pequeña chispa que encendió mi fe y me dio la fuerza para seguir esperando a que Dios respondiera mi propia necesidad.

Nuestro enemigo está más asustado de nuestra fe. Esta confianza y fortaleza sólo viene de estar aferrados a un Dios fuerte. Si estamos parados en un sistema de creencias falsas, que no está profundamente enraizado en el suelo de la verdad, entonces sólo estamos llevando a cabo una actuación, en vez de desarrollar una fortaleza de la cual la próxima generación pueda aprender. Hay formas para actuar con coraje y formas para vivir con coraje. El ingrediente clave para el coraje es un corazón dispuesto a ser veraz y justo. Establecemos un patrón de verdad para nosotros mismos basado en lo que elegimos creer.

Sin la voluntad de pararse y salir, creo que siempre me estaría preguntando que hubiera pasado si hubiera arriesgado mi corazón al creer o mi voz al hablar fuerte o al ofrecer mis oraciones. Me pregunto cómo es posible que alguien viva sin tener nunca un sentimiento de valentía.

Una novia se ve la más hermosa cuando está con su vestido blanco y su peinado y maquillaje perfecto, lista para caminar por el pasillo central. Ahí es cuando es reconocida como la novia que es. Para su esposo, ninguna mujer se compara a la novia en ese momento. Para mi, salir con coraje para ser como Cristo nos hace ver como esa novia en su vestido blanco: radiante y hermosa.

Salir con coraje puede poner a nuestros corazones en el camino para encontrar fuerza para amar y tener esperanza. El coraje no hace que tengamos un “pase libre para salir de la cárcel”; hace que no caminemos por el camino fácil. He visto a la sociedad trabajar duro para que la iglesia cambie su forma de pensar con respecto a lo que la Biblia dice que es pecado y aceptar todo como permisible. Me preocupa ver como sólo unos pocos en el cuerpo de los creyentes están dispuestos a hablar la verdad en esta cultura secular -sin juicio pero con verdad- debido al miedo a ser rechazados. El coraje no sólo es hallado en campos de batalla o zonas de guerra. Ahora se puede encontrar en aquellos que simplemente están dispuestos a levantarse por la justicia.

Todos los estilos de vida son diferentes. Eva fue creada por Dios para estar con un hombre. Dios no le dio a Adán otro hombre para que fuera su ayuda idónea. Ni tampoco le proveyó una Eva a Eva. Él puso hombre y mujer en ese jardín para sentar un precedente de lo que Él deseaba ver en toda la humanidad. La única forma en que podemos debatir esto es si no creemos en el diseño de Dios y su propósito en nuestras vidas. Los perdidos están perdidos, pero cuando la iglesia ignora lo que la Biblia claramente proclama como la verdad, me rompe el corazón. Requiere coraje pararse por la justicia y la verdad y desechar la mentira que desea consumir a esta generación. Mientras la verdad se ahoga por las múltiples voces en esta sociedad saturada de medios, nosotros necesitamos encontrar coraje ahora más que nunca.

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En la búsqueda de un Dios Santo

Eva no fue creada sólo con el propósito de atender a Adán. Ambos fueron creados para darle honor al Santo Dios quién era la razón de sus existencias. Eva tenía la opción igual que nosotras, pero yo creo que ella pensaba en Yavéh mucho más seguido en unos pocos segundos de lo que lo hacemos muchas de nosotras en todo el día. Pareciera que cuando Eva clamaba a Dios lo hacía porque Él era una parte integral de su estructura de creencias. ¿Cómo pudo no haber pensado en Él? Nuevamente, Adán y Eva ciertamente tenían distracciones, pero no tenían el tipo de distracción que tenemos nosotras hoy en día, ese tipo de distracciones que descarrían nuestro compromiso y devoción a Dios. Incluso después de la caída, debieron haber tenido comunión muy cercana con Dios comparada a la que usualmente experimentamos hoy.

Cuando leemos esta escritura en Génesis, tenemos un destello de algo mucho más profundo de lo que parece. Mientras más tengo comunión con el Señor, más deseo comunicarme con Él y más profundamente cerca me siento de Él. Sólo puedo imaginarme en mi limitado conocimiento de Dios, lo que sería tener comunión con Dios de la forma en que la tuvo Eva. Ella tuvo un entendimiento de Su deidad desde una perspectiva que nosotras no vamos a tener verdaderamente hasta que la eternidad nos abrace.

Dios debía ser honrado en ese tiempo tal cual debe ser honrado ahora. Dios tomó el polvo y lo transformó en huesos por la sencilla razón de tener una relación y les pidió a esos seres creados que lo adoraran y obedecieran. Adán y Eva fueron creados para adorar algo, y Dios esperaba que ellos encontraran en Él a aquel a quien honrar y adorar.

Honrar a Dios con nuestra adoración está principalmente en nuestra relación con Él, y el pecado es la única cosa que vino a interponerse entre el hombre y Dios en ese tiempo y ahora. Nuestros problemas no han cambiado mucho. Sólo tenemos más obstáculos ahora porque la carne ha continuado complicando la simplicidad de adorar y honrar a Dios. Tal vez el pecado permitió que Eva cayera en amplificadas áreas de debilidad que estaban en ella todo el tiempo, cegándola a la fuerza que se entretejía dentro de ella.

Yo soy como Eva cuando me veo al espejo. Soy consciente de que a través de Dios en mi tengo todo lo que se necesita para superar la inseguridad y el camino del pecado. Él me hizo con la habilidad de tener éxito, pero cuando veo mi propio fracaso y soy persuadida a creer en una mentira, sólo veo debilidad. No veo en mi misma un corazón valiente porque estoy demasiado ocupada lamentándome de que soy débil y quebrada. Para mí, el coraje es algo que deberíamos valorar lo suficiente como para saber dónde está localizado dentro de nosotras. La esperanza es la que le dice al coraje que se levante y crea.

Dudo que Eva haya andado sintiéndose orgullosa de haber sido la primera mujer creada. Ella fue desafiada por las circunstancias de la vida, y las personas que están en medio de una prueba usualmente no andan pensando de ellas mismas que son maravillosas. Los tiempos de prueba (y la vida en general) nos presionan a que seamos lo que somos. Quizás fue en esos rudos primeros años que el coraje comenzó a nacer en Eva y luego fue plantado como una semilla en los corazones de todas

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nosotras que vinimos después de ella, con una nota que dice, “Necesitarás esto para sobrevivir”. Me imagino a Eva cayendo en el hoyo de la vida y descubriéndose en el corazón del Padre bebiendo de Su coraje. Entonces el coraje es su legado a nosotras.

En los pasajes de las Escrituras que siguen a la era de Adán y Eva, vemos que David encontró coraje luchando valientemente contra leones y osos, y con coraje matando a un gigante. Débora tuvo coraje para ir con Barac a la batalla. Daniel fue lo suficientemente valiente y lleno de coraje para seguir adorando al Señor a pesar del edicto del rey. El terminó en la fosa de los leones por eso, pero Dios lo protegió. Sadrac, Mesac y Abed-nego conocieron el coraje mientras estuvieron dentro del horno hirviendo y no sufrieron ninguna quemadura. María, la madre de Jesús encontró coraje para confiar en Dios, quién sus caminos fueron más allá de su capacidad de comprender. Ester tuvo coraje para hacer lo que nunca pensó que podía hacer: arriesgar su vida para salvar a su pueblo. Cuando encontramos coraje, encontramos el favor del Rey de reyes, y en ese favor real hay salvación y las vidas son rescatadas.

Salmos 1 dice, “Bendito el hombre que no sigue el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones; sino que se deleitan en la ley del Señor, meditando en ella de día y de noche. El es como un árbol plantado a la orilla de un río, que siempre da fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan y prospera en todo lo que hace” (vv.1-3). ¿Cómo podemos ser como árboles plantados al lado de un río? Llegamos ahí cuando obedientemente caminamos, nos paramos, y nos sentamos en la justicia, siempre meditando en la verdad del Señor para nosotras. Es ahí cuando maduramos y producimos frutos que animan a otros para que también den frutos.

Piensa en Ester. Incluso hoy, ¿a cuantas mujeres ha inspirado con su disposición a ser valiente y responder a su llamado de enfrentarse a sus temores? El coraje es parte de nuestro ADN. Está entretejido ahí junto con el conocimiento y las elecciones. Creo que está ahí no sólo como un tipo de regalo espiritual, sino que también porque Eva necesitó ir más allá de su carne y entrar en la voluntad y asombro del Señor. El linaje de Adán y Eva lleva demasiado pecado generacional como para sentir el peso en nuestra propia vida. Sin embargo en ese mismo linaje también hay muchas generaciones que tienen el suficiente coraje y valor para estar listos y esperando a nacer de nuevo.

He tenido incontables conversaciones con mujeres que dicen tener envidia de mi relación con Dios. La mayoría de esas mujeres no se dan cuenta del costo que tiene caminar cerca de Dios. Ven el fruto sin ver el costo. Vemos mansiones y lo hermosa que son y envidiamos a quienes tienen la suerte de vivir dentro. Pero nunca nos detenemos a pensar en el costo de haber construido y mantener esas mansiones. Tener profundidad en tu caminar con Dios es lo mismo. Se construye con compromiso y perseverancia, y no sólo con oraciones al pasar en el ajetreo del día.

Eva era profunda. Realmente lo creo. ¿Cómo no podría serlo? Ella tenía preguntas y dilemas y desafíos que la presionaban de todos lados. Debió haber tenido una profunda relación con Dios para pararse con fe a pesar de eso.

Para mí, requiere coraje ser una madre soltera. No quiero criar a Justice sola, pero mientras Dios no provea un estelar padre natural para él, debo hacerlo. Esta

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temporada ha sido más difícil que la última. Cuando era soltera sin hijos, sólo cuidaba de mi misma y seguía adelante. Ahora, no soy solo yo; soy responsable de otra vida y de influenciarlo para que crea y confíe en el Señor.

Al ir Justice creciendo, se va dando cuenta cada vez más de los límites y de las consecuencias que tiene el cruzar las líneas. Y él se ha vuelto más inquisitivo. Ya no se queda satisfecho cuando le digo “porque yo lo digo”. Ahora sus comentarios tienen más “¿por qué?” y “¿cómo?”. A menudo siento que la mayoría de las cosas que le digo le entran por un oído y le salen por el otro. Sólo espero que su espíritu esté reteniendo algo de lo que digo. Me siento agotada la mayor parte del tiempo... y sola. Es un camino de fe y coraje el de cada madre soltera que cria a sus hijos con sabiduría y entendimiento espiritual.

Tuve que tener un corazón valiente para adoptar un hijo sola. Y tendré que seguir con un corazón valiente para continuar criando a Justice sola. Ese tipo de valentía produce fe porque como madre soltera confío en un Padre y Esposo que no puedo ver con ojos humanos para que nos guíe. Y confío en mi misma para oír Su voz hablando, “Este es el camino, camina en él”.

Confiar en esa voz edifica fe, esa fe que da un camino a la esperanza, y esa esperanza se eleva en una canción de adoración. Este es mi ciclo de vida: valiente convicción y fe, adoración esperanzadora. El coraje no es un perfume que te pones por fuera; es la esencia del Espíritu que viene desde dentro.

Se requiere coraje para querer vivir a pesar de un divorcio y de trágicas circunstancias, que pueden causarte el dudar de la bondad de Dios. Pienso en mi hermosa hermana quien tuvo que recoger las piezas de su vida después de un divorcio. Ella creía que tenía una buena vida pero ahora debe encontrar el coraje para construir una nueva.

Al ir descubriendo a Eva vamos encontrando coraje. Debemos mirar sobre naturalmente para ver el coraje de Eva, sin saber mucho de la rutina diaria de su vida. Como mujeres, podemos relacionarnos con ella y sus ganas de superar sus dudas del pasado. Pero se requiere de un valiente Adán y una valiente Eva para no quedarse cautivos en su pecado incluso después de encontrar los rastros del asesinato de su hijo. El coraje hizo todo lo posible en ellos -tal cual lo hace en muchas de nosotras- para volver a levantarse a pesar de las circunstancias de la vida.

El nacimiento de Set fue un despertar de nuevo para Adán y Eva. Del linaje de Set vino Noé, a quien Dios usó para empezar de nuevo cuando la maldad de la humanidad fue demasiado grande. Dios encontraría de los lomos de Set a alguien que lo quisiera completamente, y Él empezaría el mundo otra vez con el coraje de un hombre que tuviera un corazón valiente para mantenerse fiel en un mundo torcido.

Mujeres de coraje y valor no son tan difíciles de encontrar como quizás pensamos. Demostramos coraje a diario pero sin registrarlo, es sólo eso. Usualmente pensamos en el coraje como actos de heroísmo. Pero somos modernos, y todos los días nos topamos con personas que con coraje enfrentan lo que la vida les trae, teniendo la opción de ser valientes o sentirse derrotados. ¿Cómo podemos vernos a nosotras mismas más como Dios nos ve? No puedo entender que Dios no haya puesto en mi todo lo que necesitaría para manejar todo a lo que me

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enfrentaría. Así que déjame animarte con esto: Él te ha dado lo que necesitas para seguir en la lucha.

Estoy constantemente asombrada por la cantidad de mujeres en la iglesia que no se animan unas a otras. ¿Qué es lo que hace que como mujeres nos neguemos a animar los dones en otras? ¿Será porque vivimos asustadas de que alguien más sea vista en vez de nosotras? ¿Por qué debemos vivir en competencia en vez de complementarnos con los dones de otras? Veo esto una y otra vez, y me deja pasmada porque yo vivo lejos en el otro lado del espectro.

Paso tanto tiempo removiendo el coraje dentro de corazones heridos y quebrados, que a veces no tengo paciencia con aquellos que no pueden ver la gloria de como todo esto junto funciona. He visto los beneficios y la hermosura de animar a otros, así que lo sigo haciendo. De hecho, prefiero mucho más animar que ser animada.

Anhelé por años tener una mujer mayor en el campo de la adoración, que me mentoreara en mi don. Lo necesitaba. Oré para que Dios me mandara a una líder en la fe que viera mis dones, los reconociera, y cubriera con vida todas las inseguridades que sentía. Nadie lo hizo. Fue difícil para mí aceptarlo. Estaba rodeada de muchos talentosos mayores maestros y cantantes, y ninguno de ellos estaba dispuesto a pasar tiempo para cubrirme. Pasé años pensando que no tenía lo necesario para ser una buena líder de adoración.

Y luego un día, cuando aún estaba en la escuela de ministración, recibí una palabra de un profeta que vino a enseñar. Él me habló de mi necesidad de ser vista y animada, y me dijo que Dios me aprobaba y que a través de ÉL yo aprendería a cómo animar a otros. Después de eso tomé la decisión de nunca alejarme de una oportunidad de alentar a alguien que lo necesite, aunque yo nunca lo haya recibido para mi misma.

La inseguridad siempre abrirá una brecha contra nuestra habilidad de animar. Por años pude creer en otros pero no en mí misma. A pesar de que por años desee por una mentora que me ayudara a ser libre de esa inseguridad, la verdad es que nadie más que Dios podía sanar ese espacio en mi corazón. Eso no significa que no necesité ser animada.

Dios quiere que nos inspiremos vida unos a otros. Su deseo es que aprendamos a cómo levantar a otros en vez de arrastrarlos hacia abajo. El poder de la vida y la muerte está en la lengua (Prov. 18:21), y las palabras de afirmación y de vida pueden cancelar la misión de las palabras de muerte.

¿Cuántas de nosotras no hemos hablado palabras de muerte a otros sólo por nuestra inseguridad y necesidad de que nuestros propios dones sean notados? Un fin de semana estaba liderando la adoración en un evento para mujeres en dónde la que daba las charlas era una famosa oradora. Yo fui bendecida por su mensaje y me aseguré de decírselo cuando estuviéramos en la sala de descanso. Cuando la elogié, pareció levantarse un muro, como si fuera muy difícil para ella recibir esto de mí.

Los oradores por lo general no son negativos conmigo en los eventos de mujeres, pero era obvio que parecía doloroso para esta persona reconocerme en algún modo. Sentí un espíritu de rechazo que me golpeó automáticamente. De vuelta en el hotel oré por lo que estaba sintiendo, porque me parecía tan infantil sentirme

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de esa forma. Tengo una gran seguridad de lo que Dios piensa de mis dones. No se por qué estaba tan preocupada por lo que esta persona pensara de mi.

La mañana siguiente lideré la adoración, y el Señor se presentó y nos bendijo con Su presencia. Cuando terminamos el tiempo de adoración, esta oradora subió al escenario y agradeció a todos los que habían hecho posible que la conferencia se haya llevado a cabo. Incluso pidió aplausos por el equipo de sistema de sonido -sistema de sonido que era bastante malo y con el cual tuvimos que lidiar todo el fin de semana con varios problemas. Ella mencionó a todos excepto el equipo de adoración.

Me senté ahí molesta. ¿Cuál era su problema? ¿Quién pensaba que era? Empecé a preguntarle a Dios por qué esto me molestaba tanto. ¿Por qué ella podía hacerme sentir tan poco importante? Empecé a arrepentirme por mi resentimiento por esta mujer que ni siquiera conocía. Me arrepentí por necesitar de su aprobación, lo cual era un poco tonto de todas formas. Después le pedí al Señor que me mostrara si esto era un tema mío o de ella. Le pedí que Él la obligara a orar por mi si esto era un tema con el que ella estaba lidiando. Oblígala! Sé que suena tonto, pero eso fue lo que pedí.

Al final de su enseñanza subí para tocar el piano en su tiempo de ministración. Para mi sorpresa, ella se dio vuelta y como un poco desesperada dijo que debía orar por mi. Yo tuve que sonreír, porque en ese momento me sentí tan agradecida del Señor por darme el deseo de animar. No tengo que forzarme a orar o animar a nadie. Lo hago porque me encanta ver en otros lo que Jesús hace.

Sentí compasión por esta oradora, que parecía tenerlo todo controlado por fuera, pero obviamente luchaba con la inseguridad en algún nivel. Yo me alivié en muchos sentidos después que ella oró por mi pero me sentí intranquila en otros. Me pregunté cómo era posible que animara en un momento y luego desanimara al momento siguiente.

Veo esto todo el tiempo en las mujeres. Luchamos contra las mentiras del enemigo todo el día, y la mayoría de nosotras ni siquiera lo sabemos. Las mujeres tenemos increíble habilidad, visión y revelación. Necesitamos usar estos dones para establecer coraje en los corazones de otros!

La redención de Eva

Encontré un lugar en las Escrituras en el cual fui capaz de ver por mi misma cómo el coraje puede ser llevado a través del tiempo y entregado a nosotras como un bastón de victoria. Sin dudas Adán y Eva fueron las primicias de la inmensa creatividad de Dios, y fueron formados con Su gran amor y afecto. Sin embargo, mientras escribía este libro, tratando de entender a Eva y de trazando un camino de redención para ella, me empecé a preguntar, “¿Qué significa la redención de Eva para nosotras?” Entonces, un pensamiento me golpeó: ¿Si todas nosotras somos capaces de cometer los mismos errores que ella, no seremos capaces también de reparar esos errores o al menos no repetirlos una y otra vez?

A veces pareciera que las mujeres ven el reino de los cielos avanzar desde la galería, mientras que los mejores asientos se los dan a los hombres. Eso no es

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realmente cierto, pero pareciera que fuera así algunas veces. Hace tiempo quizás estuve muy preocupada por eso, pero ahora tengo paz al saber que el Padre me ve y que para Él las posiciones vienen de la humildad y no del orgullo. Así es como veo que Dios trajo la redención de Eva e hizo que el coraje de ella fluyera a las generaciones como la nuestra.

Hay una mujer poco común que encontré en las Escrituras en la vino la redención. Su nombre es María Magdalena. Me encanta el hecho de que en los últimos momentos de la vida de Cristo, cuando estaba el la cruz, él estaba rodeado de mujeres, y una de ellas era María Magdalena. Luego, dice en los cuatro evangelios, María está ahí en la tumba de Jesús junto a varias otras mujeres. Este encuentro de mujeres en la tumba pinta un hermoso cuadro de redención de Eva.

María encontró sanidad al conocer al Mesías. La Escritura dice que ella fue liberada de siete demonios (Lucas 8:2; Marcos 16:9). En algún momento de la vida de esta aproblemada mujer, ella entró en contacto con un redentor que no sólo la liberó de su opresión sino que también le mostró un amor incondicional. Después de su liberación, pareciera que María estaba constantemente dónde Jesús estaba. Ella no necesitaba ser apuntada, ni que la notaran en el centro del escenario, pero la Escritura nos hace saber que ella estaba ahí, una y otra vez.

Esto me apunta a su devoción, dedicación, y gratitud al Señor por haberla sanado. Ella miraba y escuchaba, tomando todo lo que Jesús decía. Ella se convirtió en una testigo de cómo él sanaba y se quedó con él en Su crucifixión y en Su entierro.

En Juan 20:1 vemos a María ir a la tumba donde estaba Jesús aún cuando estaba oscuro. Se encontró con la piedra movida y corrió a decirle a Pedro y a Juan que alguien había robado el cuerpo del Señor. Pedro y Juan fueron a ver. Juan pasó a Pedro para encontrarse con lo mismo, la tumba vacía. Los discípulos no podían ver aún lo que las Escrituras habían predicho. Se fueron con el corazón roto, y María Magdalena se quedó llorando por la pérdida de su amigo, Jesús.

Después pareciera que ella volvió a entrar en la tumba y vio a dos ángeles sentados dónde Jesús había estado, y ellos le preguntaron por qué estaba llorando. Ella les empezó a explicar. Estaba angustiada por la desaparición de Jesús, y mientras describía su lamento, Jesús apareció y se paró ante ella, pero ella lo confundió con el jardinero. Con lágrimas en sus ojos ella le estaba preguntando a Jesús, sin saberlo todavía, dónde había sido llevado Su cuerpo, desesperada por saber dónde estaba su Señor. Luego algo cambia en Juan 20:16 cuando Jesús dice, “María”.

Él simplemente dijo su nombre. Aquí hay una mujer que venía del linaje de Eva, igual que nosotras. Su vida no era perfecta, y es obvio que había estado expuesta a una intensa carga ya que necesitó liberación. El resultado de esa liberación fue una vida de devoción a este hombre llamado Jesús, el cual habló verdad sobre ella, lo que necesitaba desesperadamente. Ella era la candidata menos probable para que anunciara primero que nadie la resurrección. Ella no vino a la tumba ese día para anunciar un despertar. Ella había venido a llorar al Único que la había despertado a ella.

Lo que vemos es a Dios recorriendo todo el camino de vuelta a Eva en Génesis 3:14, donde Él le dijo a la serpiente que vendría Uno que le aplastaría la cabeza. Al estar el Hijo de Dios, Jesús, resucitando de la muerte, también está

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aplastando la cabeza de la serpiente que había puesto a Eva en el lugar de pecado en el Jardín del Edén todos esos años atrás. Calza entonces aquí, que María haya confundido a Cristo con un jardinero.

Esta vez no se estaba escondiendo de Dios. Jesús estaba parado en frente de María, redimiendo a Eva en el proceso. Esta mujer que aparentemente no tenía el derecho de ser la primera en ver a Jesús, de hecho, fue la que Él escogió para que proclamara Su resurrección a los discípulos. Eva fue engañada mucho tiempo atrás en otro jardín, y le fue dada la promesa de que el mismo enemigo que la engañó sería aplastado un día. Ese día había llegado, y estaba siendo mostrado a una hija de Eva. En este poderoso momento de redención la promesa a Eva fue cumplida, y María es la que es testigo de ello.

Cuan profundamente es esta profecía de Génesis clarificada en el evangelio de Juan. Dios cumple la promesa a una mujer engañada en el principio del Antiguo Testamento revelando esa promesa a una mujer en el Nuevo Testamento, una mujer que había sido cautiva del enemigo y había recibido libertad.

Cuando María Magdalena finalmente se da cuenta de que es Jesús, grita “Rabí”, o “Maestro”. En esta palabra ella se reconoce a si misma como Su discípula, Su lección una vez más estaba sanando su corazón.

María Magdalena tuvo que tener coraje para creer que había más en la vida que ser poseída por algo que no era la verdad. Tuvo que tener coraje para recibir libertad. Tuvo que tener coraje para creer en un Salvador. Tuvo que tener coraje para verlo a Él colgado de una cruz, y tuvo que tener coraje para ir a la tumba a lamentar su pérdida, sólo para encontrar que Él estaba vivo. Oh, hay que tener ese tipo de coraje para experimentar tan maravillosa redención.

Yo amo al Señor. Amo la audacia que da la esperanza que Él trae. ¿No somos todas de alguna forma héroes escondidas esperando aparecer en escena para dar coraje a otros? ¿No somos todas capaces de evangelizar no sólo con nuestras voces y nuestros dones, sino que con nuestros corazones y nuestras esperanzas? ¿Acaso no podemos todas entender los lamentos y tristezas o la necesidad de ser sanas? María Magdalena vino después de muchas hijas de Eva, y dentro de esas generaciones de mujeres la batalla por creer a veces tuvo un precio muy grande. Me encanta la imagen de una mujer que fue oprimida por demonios y fue liberada por Cristo -este Jesucristo quien su Dios Padre sacó un hueso del costado del hombre muchos años atrás, y le hizo una promesa a una joven Eva de que a pesar de su pecado y lamento, la redención vendría.

Allí, en lo alto de la colina afuera de una tumba con la piedra corrida, la redención gritó todo el camino hacia el valle declarando, “Él resucitó de la muerte! Lo hizo! Le aplastó la cabeza a la serpiente en ese jardín llamado Edén”. Él es el Dios de Su palabra y un redentor para aquellos que lo aman.

Hija de Eva, no tenemos tiempo que perder en nuestras inseguridades. No deberíamos estar tan preocupadas por ser reconocidas por nuestros dones y talentos en vez de estar alentando a los que nos rodean a que brillen más intensamente. Somos mujeres de milagros y propósitos, y tenemos tanto que alcanzar. Necesitamos descubrir nuestros quebrantos y sanarlos antes de que empecemos a filtrar nuestras inseguridades a todo el que nos rodea. Necesitamos

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tener coraje y llevarlo constantemente con la esperanza de que encontraremos más coraje mientras más nos encontramos con Cristo.

Hechos 17:26-28 dice, “De un solo hombre hizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios. Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros, 'puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos'. Como algunos de sus propios poetas han dicho: 'Somos su descendencia'”. Cuando vivimos y nos movemos en Él, Él se convierte en nuestra seguridad y nos volvemos menos inseguras. Él crece; nosotras menguamos.

Eva recibió una promesa de que Dios pondría enemistad entre el enemigo y ella y sus hijos. Después de Su resurrección Jesús miró a los ojos de una mujer como Eva y le hizo saber que esas antiguas palabras finalmente habían sido cumplidas. Es un regalo de Dios para la mujer de que ella estuviera ahí en esa tumba. Es como un beso de Él diciéndonos que Él ve a través de nuestra piel dentro de nuestro corazón y que sabe cómo redimir. Él le entrega a María Magdalena en Juan 20 el coraje que le había prometido a Eva en Génesis 3. el coraje es rudo, es hermoso, y lo necesitamos más de lo que creemos.

En mi relación con el Señor lo que más anhelos es un día escuchar simplemente Su voz decir mi nombre. Espero por ese momento más que nada en el mundo. Entonces yo misma diré, “Rabí”. Él es mi gran maestro. “Espera al Señor; se fuerte y aliéntese tu corazón; espera al Señor!” (Salmos 27:14).

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12ENCONTRANDO A EVA

Apoyo mi envejecido cuerpo para descansar en este alto y grueso árbol en este lugar que tan a menudo vine. Este árbol debe ser tan viejo como yo, pero me sobrevivirá en muchos sentidos. Mis huesos viejos parecieran inclinarse hacia el suelo cada día más. Como debe ser, supongo. Estos huesos fueron formados desde el polvo por la mano creativa de Yavéh. ¿Por qué me debería sorprender que ellos debieran volver ahí? En este silencio escucho mi esforzada respiración. Estoy en el final de algo y en el comienzo de otra cosa. Canto al ritmo de mi respiración la misma melodía que canté cuando sentí la presencia del Todopoderoso, como la siento ahora. Con esfuerzo me arrodillo y postro mi rostro y oído sobre la tierra.

Yavéh es bueno. Me recuesto en el recuerdo de lo que los años trajeron y de lo que he sufrido por andar vagando fuera de Su bondad. No merezco Su atención, pero Él ha pensado en mi. Él sabe como fue todo, y Él sabe como es todo. Por el conocimiento de mi vida y la formación de mis huesos, Él es bueno. Él es eterno, y yo soy in-merecedora, pero aún así muy agradecida por el aliento y la vida y porque Él me encontró.

Antes en el jardín, cuando fui alejada, Él nos buscó a Adán y a mí. Preguntó, “¿Dónde están?” Contestamos dudosamente, no sabiendo que esperar. Él nos buscó, y vinimos a Él. Yo no sabía en ese momento cuan perdida de verdad estaba. Él siguió buscándome -cuando estaba enterrada en el dolor y la decepción, cuando andaba anhelante por saber cómo y dónde encajar. Él siguió buscando. Y Él me ha encontrado -y yo lo he encontrado a Él. En Sus ojos, veo a Eva.

Soy débil y frágil pero aún así, soy llena y hallada. No soy perfecta, pero soy capaz de pararme al lado de Él que es la perfección y contemplar Su resplandor. No soy la Eva que pude haber sido, pero hice lo mejor que pude y me ofrecí de vuelta a Él. Es esta ofrenda la que Él recuerda de mi. Él no lleva ningún registro de mis errores. Yo soy su primera hija, y Él es mi único Padre. Él es el que me puso al lado de un hombre y el que me encontró cuando corrí a esconderme. Él es mi maestro y mi mentor. Él es mi gran libertador y el libertador del fruto de mi vientre. Él es gracia, y la gracia me ha llevado a casa.

Sospecho que cuando deje este lugar, Yavéh tal vez me lleve de vuelta a través del Edén. Quizás me deje parar un momento ante el árbol del centro. Yavéh y yo juntos una vez más en el Edén, como debió haber sido siempre. El gozo vendrá; lo siento profundamente. Nunca más tendré necesidad porque tengo un futuro a pesar de mi pecado en el pasado, esta vez el cielo es mi futuro, mi destino y mi porvenir. Suspiro y alzo este cansado cuerpo para mirar el cielo de Yavéh. Alzo mis manos para alcanzarlo a Él. Alcanzar a este grandioso, paciente y maravilloso Dios. Me reduzco a un sólo esfuerzo y un sólo deseo -nunca dejarlo ir.

Mojo este sendero de polvo con lágrimas que salen de mi simple adoración. La tierra las absorbe con una gran bienvenida. Mi última ofrenda, quizás.

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Viendo a Eva en una Nueva Luz

Me metí en la búsqueda para encontrar a esta Eva en Génesis después de escuchar al Señor hablar del misterio de su vida. Empezó con conversaciones conmigo misma: ¿Por qué repito el patrón de mi inseguridad? ¿Por qué permito desechar mi fe cuando la tormenta golpea las ventanas de mi corazón? ¿Por qué el deseo de ser vista pareciera venir con tan gran demanda y luego gran negación? Había estado preguntándole al Señor tantas preguntas acerca de mí, y Él me llevó al principio, dónde me habló de Eva.

Él habló, y yo escuché cómo Él empezó a mostrarme por qué me costaba tanto creer que fui maravillosamente hecha. Empecé a ver dónde estaban las fracturas de mi fe como mujer y, más importante aún, como hija de Dios. Tampoco tenía idea de que sería guiada en un viaje para ver a Eva de forma diferente a lo que siempre había pensado. No encontré a una mujer débil y deficiente. Todo lo contrario, de hecho: encontré un modelo para todas las mujeres que vinieron después de ella.

Eva vivió en un tiempo diferente, pero como nosotras, ella estuvo bajo la mirada vigilante de Dios quién nunca dejó de amar lo que Él había creado y nunca se arrepintió de lo que Él había hecho. La esperanza que Él tenía para ella es la misma esperanza que tiene para nosotras y para cada hija que vendrá. Dios no hizo nada en que no deseara poner abundantemente Su amor y Su bondad.

Adán fue el primer hombre, hecho a mano por el Padre, y maravillosamente Dios tomó una de sus costillas y creó a alguien para que caminara a su lado. Este extravagante acto de creatividad vino del divino Padre, quien desea que lo escojamos, tal cual como anhelaba que Adán y Eva eligieran seguir Su camino. Él quiere que lo sigamos, y al hacerlo, elegimos ser parte del sonido de adoración del cielo y de la esperanza del Edén, que es la derrota de Satanás.

Adán y Eva fallaron tempranamente, pero a través de la gracia de Dios y su misericordia, fueron re-ordenados por Su bondad, a gobernar y reinar a pesar del peso de su pecado y la desviación de su fe. Dios volvió a capturar sus corazones y les dio una manera de encontrar vida fuera del Edén. Dios tejió, nombró, dio, y se apenó por estos dos hermosos seres con quienes Él deseaba compartir Su corazón y vida en amistad.

Cuando sales en busca de algo, probablemente encuentres más de lo que esperas. Sé que conmigo fue así. Empecé mi búsqueda con un sentido y un propósito. Sentí que el Señor me animaba a buscar a Eva. Hay tantas verdades más acerca de ella que explorar. Pero he tratado de tomar a una persona real que es brevemente descrita en las escrituras y encontrarme con su historia llena de sentido y esperanza para cada mujer en cada lugar. Me he encontrado a mi misma identificada con Eva en formas que antes me parecían ridículas. Ahora me pregunto cómo pude verla y no ver piezas de mi misma.

Dios la creó con un diseño específico. Hizo lo mismo conmigo. Él le infundió todo lo que necesitaba para cumplir el propósito para el cual fue hecha, pero su debilidad provocó que cuestionara esas verdades. Yo soy culpable de lo mismo. Fue engañada porque estaba destinada. Así he sido engañada incluso aún cuando he escuchado a Dios recordarme el gran destino que Él tiene para mi. Ella falló en un

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momento a pesar de que conocía a Dios y había mostrado devoción a Él. Cuán parecida a ella he sido yo. Le digo al Señor que estoy agradecida por cómo Él me hizo y en otros momentos al mirarme al espejo encuentro cosas negativas de decir de mi imagen. Las fallas de Eva no eliminaron lo creativa y compleja como fue hecha. Sus decisiones no limitaron las habilidades de Dios. Tampoco lo hacemos nosotras.

Nunca pensé que tendría tanto que aprender de alguien quien su vida está cubierta en un sólo par de versos. Pero leyendo entre líneas y escuchando las revelaciones del Espíritu Santo, abrieron puertas de entendimiento que nunca me habría esperado.

Todas somos pequeños espejos que siempre estamos a la vista de todos. Eva no fue una santa, pero fue una hermana y una madre y una maestra a todas las mujeres como nosotras, que como dice el dicho, nos metemos al agujero de conejo, cerramos los ojos ante el mal y le contestamos de vuelta al diablo. Ella es nuestra Alicia en el país de las maravillas, que con el tiempo corre y lucha para ganar. Como mujeres perdidas o encontradas, todas estamos experimentando nuestro propio país de las maravillas, y necesitamos madurez espiritual para despertarnos de este sueño de incredulidad y movernos hacia la realidad.

¿No es la realidad de nuestras propias vidas la que necesitamos maniobrar para bien? Es la realidad la que nos permite conectarnos. También es la realidad la que causa que queramos correr y escondernos. Eva vivió motivos reales, pecados reales, amor real, y angustia real y se convirtió en un modelo que mirar para nosotras. Se convirtió en el modelo a seguir para todas nosotras cuando perdemos el aliento y olvidamos lo que Dios quiso que fuéramos.

Quizás la razón por la cual había sido difícil para mi relacionarme con Eva hasta ahora, fue que conocía más de su pecado que de su vida. Había permitido que su pecado moldeara mi visión de ella como mujer en vez de reconocer la intención de Dios al crearla con el propósito de una relación. El cambio de mi perspectiva ha cambiado todo lo demás.

Como humanos nacemos sin consciencia en nuestra infancia de las dificultades de la vida, pero comprometidos en el proceso de vivir. Aprendí del amor a través de la forma en que mis padres me mostraron amor. Eso instaló en mí la necesidad de ser una madre con amor. Eva fue creada sin infancia pero con Dios como su padre. El amor de Dios tejió en ella tanto Su imagen por fuera como Su ser con la habilidad de concebir y procrear la misma imagen. La humanidad que Dios creó al aire libre sería ahora internamente creada. ¿Alguna vez pensaste sobre esto? No puedo evitar reflexionar en ello.

Adán y Eva no fueron nacidos físicamente; ellos fueron hechos a mano al aire libre por Dios por su deseo interno de ser una comunidad con nosotros. Ellos fueron hechos de Su santa inspiración e invitados a compartir en la profundidad de Su corazón y tener una relación con Él. Esto los envolvería en la confianza interna anclada en sus corazones a Él. Luego Él les dio la habilidad de producir lo que Él había hecho, esperando que lo hicieran con la misma intención, devoción, y esperanza que Él había puesto al crearlos a ellos.

Exceptuando esta vez, en que la humanidad fue hecha de las manos de Dios fuera del vientre, como Adán y Eva fueron hechos, todo el proceso pasaría internamente. Eva daría a luz de forma diferente, produciendo la misma forma

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humana, aunque el proceso sería más largo. Donde la idea de Dios fue manifestada en un día, la procreación del hombre requeriría meses en desarrollarse.

Esto es una hermosa imagen no sólo de la estructura creativa de Dios, sino que también de Su intenso plan de que finalmente se instale a si mismo dentro de la creación. Un alma perdida deambula fuera del corazón de Dios, y no es hasta que encuentra salvación que deja de estar perdida y entra en la puerta donde es encontrada.

Apocalipsis 3:20 muestra la imagen de Cristo parado a la puerta de nuestros corazones golpeando y pidiendo entrar. Que oportuno Dios al crear esta imagen. Dios no es sólo el constructor de la puerta de nuestros corazones; también es el que golpea para que lo dejen entrar. Él pensó en todo. Pero, obviamente, Él es Dios -el único que manda al vientre a que cargue la imagen que Él creó del polvo y puso hueso sobre hueso, una y otra vez. Esta es la forma en que la idea de Dios de redención se vuelve vida -idea nacida hace miles de generaciones atrás de una joven que cargaría en su vientre al Salvador.

Esto no convierte a Eva sólo en una hacedora de bebés. La convierte en alguien en quien Dios confió para que fuera el hogar de lo que Él creó. Esto me provoca escalofríos en la médula. Habla de su valor y propósito en los planes de Dios. Nosotras también hemos sido hechas con valor y propósito. ¿Te recuerdas a ti misma eso, o estás constantemente enfocándote en tus faltas y debilidades? Las palabras hablan vida o muerte, y la sanidad de nuestras almas y lo que creemos de nosotras mismas, es increíblemente importante para vivir bien la vida.

Cuando dejamos que el poder de nuestras palabras bajen nuestras defensas y nos exponemos a la invasión de insultos que vienen del enemigo, quien ama mentirnos acerca de nuestro valor, sólo vemos donde están nuestras fallas. Seguramente no somos incapaces de encontrar sanidad de los efectos de estas mentiras, o de orar por sanidad en y sobre otros! Sólo somos incapaces de ser sanadas si nos resistimos a la verdad. La verdad nos dice que somos maravillosamente hechas. La verdad nos dice que donde hay diseño, hay destino.

Cuando encontramos a Eva, encontramos vida dentro de ella, y esa vida refleja lo hermoso que es confiar en Dios. Esa confianza refleja el grado de fe que hay en ella. ¿Cuánto deseamos la fe? La respuesta será diferente para cada una de nosotras.

Siendo Santa

Eva estuvo en el jardín valiente y hermosa, y aún así en corto tiempo fue convencida de que no tenía valor alguno. La culpa por sus acciones había sido enorme, y el resentimiento por si misma dio a luz una gran inseguridad con la cual seguimos luchando hasta hoy. Tenía que encontrar a esta mujer, a quién sabía que entendería más allá de las murallas y antiguos límites. Aunque yo haya nacido tantos milenios más tarde, tomaré mi lugar al lado de Eva, tratando, como ella, de descubrir lo que se requiere de mi en mis días como una mujer y una hija de Dios.

Cuando considero a Eva, debo considerar cómo han cambiado las cosas y cuántas no cambiaron en nada. Las mujeres luchan las mismas batallas que ella luchó, y cargan todos los días las cicatrices que dejó la incredulidad de Eva. ¿Es

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diferente el pecado o la decepción menos desastrosa en nuestros días de lo que fue en los días de Eva? ¿Es el matrimonio ahora mucho más fácil de lo que fue en ese tiempo? ¿Es dar a luz a un niño menos doloroso ahora? ¿Perder un hijo duele menos? ¿Un asesinato nos afecta de forma diferente ahora que en ese tiempo? ¿Cómo puede una aflicción en cualquier forma posible ser cargada de una era a otra? Esto simplemente significa que podemos relacionarnos con Eva, y que hay mucho que esperar al encontrarla.

Pienso en mi relación y devoción a este gran Dios, y aún siento un poco de envidia de Eva. Ella escuchó a Dios audiblemente. Ella lo conoció en un nivel más profundo de lo que podemos imaginar. Solo puedo asumir que al final de su vida, después de caminar con Él por tanto tiempo, ella fue más consciente de la divinidad de Dios, y al verlo eternamente, vería cara a cara Su verdadera santidad. Es común que en la irreversibilidad de nuestra carne nos sometamos por completo a una perspectiva eterna.

Asumo que Eva tuvo este mismo sentimiento al llegar al final de todo lo que conocía en su humanidad y envolvió su corazón con lo que no entendió completamente de la eternidad. Cuando mi madre dio su último respiro, vi que el aspecto de su rostro cambió de la confusión a la paz. Pude ver como el cáncer perdió la batalla ante los brazos del cielo, que fueron abiertos esperando abrazarla. Sus últimas palabras fueron, “Mira, mi Mesías ha venido por mi”. Ella tenía preocupaciones, y estaba inquieta por dejar seis niños que todavía la necesitaban. Pero en esos momentos finales, vi como mi madre dejó ir el entendimiento de este mundo para aferrarse a la revelación que venía en el próximo.

Eva no fue diferente. Ella supo a través de sus fallas lo que supuestamente su vida debía ser. Quizás su oración final fue que los que vinieran después de ella pudieran hacer un trabajo mejor al creer la verdad y dejar de lado las mentiras.

La pregunta que se puede hacer entonces es, ¿hay un propósito personal al encontrar a Eva? ¡Sí! No podemos ignorar que aun como humanos fuimos hechos capaces de ser santos como Él es santo (1 Pe 1:15-17). ¿Por qué nos habrá invitado Dios a Su santidad si no hubiera esperanza de que nuestro ser fuera capaz de serlo?

Aquí es donde debemos evaluar la contaminación de la incredulidad en lo que debería o no rodearnos y tomar nota de lo que debería o no ser cultivado en nuestros propios jardines. Deberíamos cuidar y limpiar la tierra de nuestros corazones para que que todo lo que crezca ahí sea bueno. Deberíamos no preocuparnos por la atención o la aprobación de nadie que no sea el Señor.

Necesitamos levantar los estándares de santidad en nuestras propias vidas y entender que la gracia no es quedarse alrededor ni estancadas en nuestro pecado. La gracia es sangre roja que corre por el cuerpo de un Rey cargando tus pecados para que puedas ser libre.

¿Qué significa ser santo? Ser santo no es ser adicto a algo o alguna relación que no sea divina. No es decir que algo está bien o es Dios-céntrico cuando te está matando por dentro o te está robando el autorespeto. Hay tantas mujeres que aún siguen encontrándose con la serpiente cerca del árbol en el jardín de sus vidas y siendo persuadidas a creer en una mentira que viene enganchada con la muerte.

Nos engañamos a nosotras mismas si pensamos que Dios está sentado en nuestros sillones observando la mitad de lo que nos estamos convirtiendo por estar

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pegado a la TV. No podemos decir que el pecado está bien porque no queremos ser “religiosos”. El enemigo busca cada trizadura, y en la mayoría de las cosas que piensas que el no puede entrar él ya la usó para tener acceso en tu vida.

La santidad no es popular porque la religión la ha embarrado. Está bien darse cuenta que nuestra relación con Dios no está basada en una lista de cosas por hacer y/o no hacer, pero dibujar una línea en la arena no nos convierte en religiosos. No es religioso creer que el aborto no es una opción sino que un sacrificio de vidas inocentes. Sin embargo, es religioso hacer que una persona que ha abortado se sienta condenada y sin esperanza.

Menciono el aborto porque es el intento directo del enemigo de arruinar uno de los propósitos de Eva. Ella nació para dar vida, no para matarla. Para muchas personas en estos días la pureza está sobre valorada porque los medios de comunicación son más cautivantes que las Escrituras.

Dios ama a quién comete pecado, pero Él nunca amará al pecado. La adicción en cualquier forma es pecado -punto. El sexo prematrimonial es pecado -punto. La homosexualidad es pecado -punto. Tomar en exceso y abusar de las drogas es pecado. La sociedad quiere que creamos lo contrario, pero sólo la verdad hará a las personas libres.

Debemos tener compasión con aquellos que están luchando en estas áreas. La razón por la cual los que están estancados y confundidos con estos temas no quieren escuchar el mensaje del evangelio es porque nunca han visto que la religión lleve puesto el divino abrigo del amor. Esta es la falla de la iglesia. Debemos ser las manos y los pies de Dios. Yo he cometido errores, pero Dios nunca me ha dicho que yo era el error. Me ha dicho que Él puede convertir esos errores en victorias en Él.

Deshaciendo la Oscuridad

Podemos nombrar todas las formas en que nuestros parámetros han bajado y nuestras ideas han cambiado porque hemos desafiado la palabra de Dios o, como Eva, hemos escuchado los cuestionamientos del enemigo y lo hemos dejado plantar duda en nuestras mentes. Es lo que más me preocupa. Hay tantas cosas en la que he sido tan tonta de permitirlo y no hablarle y preguntarle a Dios al respecto. Dios es tan amoroso y perdonador en su forma de deshacer la oscuridad que hemos permitido que nos encadene.

Hay un desafío, sin embargo, para la iglesia de alentar a las Evas modernas de buscar redención de la esclavitud. Como el pecado se ha vuelto más popular y las mentiras más creíbles, las mujeres tienen un tiempo difícil de encontrar la verdadera libertad en líneas tan borrosas. Son tiempos en que el mundo está gritando que la oscuridad está bien más fuerte que la iglesia encendiendo la luz de la verdad en la oscuridad. Pareciera como si la iglesia estuviera confundida acerca de lo que cree que es correcto y santo. Si la novia no conoce los límites, ¿cómo hará un camino para que sus hijos la sigan?

Yo he tenido gracia y compasión por los pecadores, pero aún sigo odiando el pecado y lo que le hace al creyente y al no creyente. Mi tristeza es más profunda por los salvados que actúan como si creyeran que están perdidos que por los perdidos

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que se comportan de la única forma que conocen -perdidos! Me he hecho amiga de personas que tienen una mentalidad centrada en Dios, pero me he encontrado confundida acerca de ciertos temas que siempre tuve un firme entendimiento. Me he sentido persuadida a pensar que ciertas conductas y creencias eran algo insignificantes o ridículas de ponerle atención. Gracias a Dios, su misericordia me ha guiado de vuelta al lugar de la verdad y la sabiduría. Hay muchos, sin embargo, que ya no saben donde poner los límites.

Podemos ponernos en lugares que lentamente nos conducen lejos de la verdad. Si nos quedamos ahí, eventualmente tendremos nuevas ideas que no están enraizadas en los fundamentos de Dios y volvernos leales a esas creencias equivocadas en vez de la verdad original que está en las Escrituras. Dios creó los límites, así que no nos cuestionemos a lo que deberíamos ser leales. Como mujeres, necesitamos poner más límites divinos y dejar de permitirnos ser manipuladas por lo que la cultura o un pastor popular diga. Y debemos dejar de manipular a otros con creencias que no son de Dios!

Las Evas de hoy deben ser llamadas de vuelta a su primer amor. La única forma de que esto pase es que estemos dispuestas a enfrentar la verdad de Dios como una verdadera verdad. No hay verdadera paz fuera de eso. Debemos a empezar a llorar y lamentar como lo hizo Raquel (Jer 31:15) por la pérdida de la herencia de nuestros hijos.

Es injusto para mí pensar que lo hubiera hecho mejor si yo hubiera sido Eva. Tengo demasiados pesares por pensar más de mi misma. Me he caído y he fallado y he escuchado las mentiras de la serpiente. Pero fue en esas fallas donde encontré gracia para Eva. Hallando gracia para ella, fui capaz de recibir gracia para mi propia vida. Me he vuelto a levantar y afirmar mi vista y esperanza una y otra vez. Fui capaz de clamar y ver a mis ídolos caer y mi auto estima subir a lo que Dios opina de mi.

El propósito de encontrar a Eva aquí es entenderla al compartir nuestras mismas emociones y circunstancias. Ella fue real, y experimentó ser mujer sin ninguna guía, ya que fue la única por un tiempo. Hay una presión en esto, de seguro, y es una presión que se ha traspasado a través de las generaciones. Pero es una presión que se debería convertir en nuestro placer. Todavía somos únicas en su clase, y es nuestro derecho disfrutar el ser únicas.

Y en vez de tener placer en nuestra características de ser únicas, dudamos de nuestro valor y pensamos que no somos suficientemente buenas. Cuestionamos la autoridad y llegamos a confiar en Dios después de un arduo camino. Luchamos para encontrar contentamiento. Nos quejamos por nuestro peso, buscamos la juventud en cremas y lociones, y queremos borrar las marcas que deja el tiempo. Encontramos consuelo en lo que podemos producir o cuan educada podemos llegar a ser. Luchamos para escalar las colinas del éxito. Desesperadamente no queremos estar solas, deseando pastos más verdes sin entender que una mujer puede estar casada y sin embargo seguir sintiéndose sola.

El alma de cada Eva anhela esa misma estabilidad que Dios suplió en ese jardín original. Por las distracciones y la baja auto estima, luchamos por alcanzarla. A pesar de todo, sigue haciéndonos señas para que la alcancemos. Que Encontrando a Eva -un recurso más que un cuento cautivante- cause en nosotras el ver que Dios nos dio valor ahí en el principio, y todavía existe en cada una de nosotras hoy día.

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Queremos más para nuestros hijos, pero no sabemos cómo encontrar primero la sanidad para nuestros fracturados corazones y abandonar el legado de la maldición generacional. Hay tanto que aprender de Eva, pero ¿cómo cambiamos? Yo creo que debemos clamar a Dios y pedirle que nos muestre una vez más la simple belleza que Él vio en Su corazón cuando nos creó. Podemos leer la Palabra, identificar todos los signos de libertad, y seguirlos. Podemos ser devotas a Cristo, ser liberadas de la opresión, y convertirnos aún más devotas a reclamar por más libertad.

Podemos aceptar lo que hemos perdido y dejar de reclamar por lo que no podemos tener. Podemos perdonar y confiar otra vez. Podemos dejar ir la temporada de pérdidas y quiebres, y volver al gran Esposo y Sanador y tendernos a encontrar misericordia a Sus pies. Podemos soportar y escondernos en la sombra de Sus alas. Seguiremos prevaleciendo, persistiendo y empujando a través de lo que la vida nos lanza en nuestro camino, y seguir amando y riendo y eligiendo vivir. Esa es la clave de todo nuevamente: elegir.

Si Eva hubiera sabido en ese entonces lo que significaba ser mujer y como sus decisiones fluirían como una cascada por las generaciones, causando tantas preguntas y profundas distorsiones al diseño original de Dios, estoy segura de que ella hubiera hecho un esfuerzo mayor. Hijas de Eva, ¿podremos evitar cometer el mismo error? ¿Podremos amar en vez de odiar? ¿Podremos sanar en vez de albergar resentimiento? ¿Podremos perdonar en vez de vivir ofendidas? ¿Podremos animarnos en vez de de negar nuestra aprobación? ¿Podremos empezar a vivir en vez de sobrevivir? ¿Podremos caminar en nuestro propósito en vez de vivir en remordimiento? ¿Podremos hacer todo lo que tengamos que hacer para encontrar plenitud y esperanza y caer en los brazos del Dios de amor?

En la búsqueda de Eva he encontrado más de Dios. He descubierto que Él es maravilloso y milagroso en todo lo que hace, y he descubierto que me ama más profundamente de lo que me puedo imaginar. Creo que fui hecha en secreto y maravillosamente diseñada para vivir y respirar y hacerlo a Él famoso. Él me asignó un género y no tengo ninguna intención de ser nada más que mujer. No fui un error. Soy un milagro. No fui hecha para estar sola; la soledad que he sentido me ha hecho consciente de que Él siempre está ahí. Fui hecha para honrarlo a Él y no al mundo. En honor al que Dios hizo cuando me creó a mi, honro Su mano y Su plan y niego el derecho del enemigo a mentirme y decirme que no soy suficiente.

Descubriendo a Eva me ha hecho más consciente de la fortaleza que heredé de Dios de ver una mentira por lo que es y no permitirle manipular mi futuro. Eva falló en el jardín, pero eso no significa que toda su vida era un completo error. Su restauración se convirtió en nuestra resurrección y nuestra esperanza. Dios se puede decepcionar de nuestras acciones, pero su naturaleza siempre es apuntar hacia nuestro futuro. Tengo una gran esperanza por todas las Evas de hoy. Creo que somos dignas de alentar.

Aunque la vara es alta y las distracciones son más grandes ahora, Dios aún sigue enamorado de cada una de nosotras! Yo encuentro a Eva en mi y en mi madre y hermanas. Soy una agradecida y sorprendida porque el amor que Dios le tuvo a ella sigue siendo evidente en mi.

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Sobretodo estoy agradecida por las ideas de Dios y por Su creativa expresión. Lo demostró cuando creó a Eva. Lo demostró cuando la hizo hermosa y le dio la habilidad de dar a luz vida. Él no ha dejado de cultivar esperanza y sembrar profunda compasión en las Evas hoy día, y darnos cada vez nuevas oportunidades de prosperar en espíritu y creatividad! Él no nos detiene sino que nos anima a inclinar nuestros corazones hacia las cosas de arriba y creer que queda aún más por venir.

Yo soy una Eva. Fui salvada de la serpiente y llamada a un amor demasiado grande de comprender totalmente. Ninguna de nosotras se merece Su salvación, pero todas nostras la podemos recibir. Estoy eternamente agradecida por esto. Cada mañana la misericordia baila afuera de nuestras ventanas. Dios se para afuera y golpea la puerta y nos espera a que le respondamos invitándolo a entrar. Él fue un caballero en el jardín y en la cruz. Su poder no tiene límites, y Su amor fluye sin condiciones, pero no nos obliga ni mete a la fuerza sus caminos en nuestros corazones.

Él es digno del riesgo que tomamos al confiar en Él. Es el hombro más suave que podamos encontrar para llorar nuestras penas. Él nos ve seguras en el futuro que ha preparado para nosotras. Solo debemos creer que sí tenemos un futuro. Escribí una canción recientemente, y la primera línea es mi favorita: “No era una llama, hasta que me golpeaste con Tu amor; ahora ardo por Ti”. Necesitamos arder por Él, sabiendo que Su corazón está en llamas por nosotras.

Eva tomó una decisión. Su elección cambió todo para todos nosotros. La buena noticia es que a todos nos han dado la misma elección, y la grandeza viene cuando elegimos bien. Queridas hermanas, hijas, madres, y esposas, aún cuando tus padres no sabían nada acerca de Dios en tu concepción, aún si hay un gran montón de problemas a tus pies, todavía puedes elegir. Existes por una razón, y hay un puesto para ti en la mesa de Dios.

Las circunstancias que enfrentes desafiarán tu fe, y puedes tener un millón de excusas para justificar el estilo de vida que has elegido o creer lo que crees. La verdad es que un día toda rodilla se postrará ante el nombre que es sobre todo nombre (Fil 2:10).

Estoy agradecida por Eva y por el Edén. Estoy agradecida de que Dios haya puesto a un hombre a dormir y haya sacado de él una promesa en forma de costilla. Dios pensó en Eva al pensar en una casa para Su Hijo, y luego con Su Hijo Él me atrajo a mí, una hija de Eva, de vuelta a Su lado. Estoy tan agradecida por Eva, que aún en su error me guió a Su éxito. Ella señaló a Dios y su deidad. En Encontrando a Eva, descubrí que el Señor sigue siendo todo lo que dijo que es, fue, y será. ¡Todavía hay esperanza para esta chica!

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