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Intervención Psicosocial, 2004, Vol. 13 N.° 1- Págs. 39-61 INTERVENCION PSICOSOCIAL 39 Desarrollo humano: paradoja de la estabilidad del cambio Human development: estability of change paradox Ricardo PÉREZ-LUCO* Paula ALARCÓN B.** Alba ZAMBRANO C.*** RESUMEN El texto expone sintéticamente el desarrollo humano como proceso que amplía el marco comprensivo de la Psicología, usando las nociones de progresión, complejización, recursivi- dad, sinergia y estabilidad del cambio, como componentes del dinamismo básico de la vida en sociedad. Se postula que la aprehensión de tal dinámica, permite intervenir rescatando la resiliencia natural de individuos, familias y comunidades, al focalizar la acción en el proceso de cambio, que siendo inherente al desarrollo, es necesario de resignificar para producir un cambio subversivo. Esta comprensión se aplica al trabajo psicosocial comunita- rio en condiciones de pobreza; presentando, en primer lugar, los fundamentos teóricos y a continuación, los elementos de contexto utilizados para un diagnóstico general, que se ejemplifica en la Región de la Araucanía (Chile), lo que permite proponer un enfoque inte- grado de investigación-acción para la transformación de realidades humanas acotadas, caracterizadas por un desarrollo obstaculizado. ESPACIO ABIERTO * Psicólogo (Universidad de La Frontera), Magíster en Ciencias Sociales y Políticas (FLAC- SO, México); Diploma de Estudios Avanzados en Metodología de la Investigación en Psicología (Universidad Pontificia de Salamanca, España). Especializado en Metodología Cualitativa y Psicología Comunitaria. ** Psicóloga (Universidad de La Frontera); Postítulo en Terapia Familiar Sistémica (ICHTF); Magíster en Evaluación Psicológica Clínica y Forense (Universidad de Salamanca, España); Diploma de Estudios Avanzados en Metodología de la Investigación en Psicología (Universidad Pontificia de Salamanca, España). Especializada en Psicología Clínica Infantil y Forense. *** Psicóloga (Universidad de La Frontera); Magíster en Ciencias Sociales Aplicadas (Universi- dad de París XII, Val de Marne). Diploma de Estudios Avanzados en Psicología Social (Universi- dad de Barcelona, España). Especializada en Psicología Comunitaria. Fecha de recepción: 15-02-2002 Fecha de Aceptación: 06-10-2003

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Intervención Psicosocial, 2004, Vol. 13 N.° 1- Págs. 39-61

INTERVENCION PSICOSOCIAL 39

Desarrollo humano: paradoja de la estabilidad delcambio

Human development: estability of change paradox

Ricardo PÉREZ-LUCO*Paula ALARCÓN B.**

Alba ZAMBRANO C.***

RESUMENEl texto expone sintéticamente el desarrollo humano como proceso que amplía el marco

comprensivo de la Psicología, usando las nociones de progresión, complejización, recursivi-dad, sinergia y estabilidad del cambio, como componentes del dinamismo básico de la vidaen sociedad. Se postula que la aprehensión de tal dinámica, permite intervenir rescatandola resiliencia natural de individuos, familias y comunidades, al focalizar la acción en elproceso de cambio, que siendo inherente al desarrollo, es necesario de resignificar paraproducir un cambio subversivo. Esta comprensión se aplica al trabajo psicosocial comunita-rio en condiciones de pobreza; presentando, en primer lugar, los fundamentos teóricos y acontinuación, los elementos de contexto utilizados para un diagnóstico general, que seejemplifica en la Región de la Araucanía (Chile), lo que permite proponer un enfoque inte-grado de investigación-acción para la transformación de realidades humanas acotadas,caracterizadas por un desarrollo obstaculizado.

ESPACIO ABIERTO

* Psicólogo (Universidad de La Frontera), Magíster en Ciencias Sociales y Políticas (FLAC-SO, México); Diploma de Estudios Avanzados en Metodología de la Investigación en Psicología(Universidad Pontificia de Salamanca, España). Especializado en Metodología Cualitativa yPsicología Comunitaria.

** Psicóloga (Universidad de La Frontera); Postítulo en Terapia Familiar Sistémica (ICHTF);Magíster en Evaluación Psicológica Clínica y Forense (Universidad de Salamanca, España);Diploma de Estudios Avanzados en Metodología de la Investigación en Psicología (UniversidadPontificia de Salamanca, España). Especializada en Psicología Clínica Infantil y Forense.

*** Psicóloga (Universidad de La Frontera); Magíster en Ciencias Sociales Aplicadas (Universi-dad de París XII, Val de Marne). Diploma de Estudios Avanzados en Psicología Social (Universi-dad de Barcelona, España). Especializada en Psicología Comunitaria.

Fecha de recepción: 15-02-2002 Fecha de Aceptación: 06-10-2003

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PALABRAS CLAVEDesarrollo humano, Cambio social, Intervención comunicataria

ABSTRACTThis article presents a synthetic view of human development as a process that extends

the comprehensive framework of psychological understanding, by portraying a view, whichcombines the notions of progression, increasing complexity, recursivity, synergy and stabi-lity of change, as the basic dynamics of life in society. It is claimed that, it is by capturingthis basic dynamics that it becomes possible to intervene, mainly based on the natural resi-lience of individuals, families and communities, by focusing the intervention on the changeprocesses which are inherent to development, but which need to be re-signified in order toproduce a subversive change. This approach is used by the author on his psychosocialcommunity action work in poverty stricken neighborhoods. The text first presents the theo-retical foundations, followed by the elements of context that were recognized in the processof drafting a general diagnosis of the "Araucanía" region, in Southern Chile. This led theauthor to develop a proposal of an integrated action-research approach aimed at transfor-ming specific human realities, characterized by their impeded development.

KEY WORDSHuman development, Social change, Communitarian intervention.

Cambia, todo cambia...Lo que cambió ayer, tendrá que cambiar mañana...y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño...

Julio Numhauser

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INTRODUCCIÓN

La discusión sobre desarrollo humanoen el ámbito académico y en específico dela Psicología, tiene mucha historia, cons-tituye uno de los ejes troncales de nues-tra disciplina que funda su saber en elconocimiento profundo del modo en quelos individuos conquistan (o no) su indi-vidualidad, a través de su propia histo-ria, para luego proyectarla sobre suentorno material y humano. La PsicologíaEvolutiva o del Desarrollo es la disciplinaque ha aportado más significativamenteal conocimiento actual sobre el funciona-miento normal y patológico de las perso-nas, considerado las múltiples diversida-des. En complemento a lo anterior, otrasramas de la Psicología han ampliado elfoco a los contextos familiar, grupal,organizacional y comunitario, brindandouna comprensión más amplia y acabadadel desarrollo humano como procesoconsubstancial a la existencia humana.

Lo nuevo para la Psicología, podría-mos afirmar, deriva de la centralidad queel Programa de Naciones Unidas para elDesarrollo (PNUD) ha dado al conceptodesde comienzos de los años `90 con elInforme Anual de Desarrollo Humanoque compara a 175 países sobre la basede un índice compuesto (PNUD, 2003).Este escenario hizo que nuestro debatetrascendiera el análisis psicológico paraconjugarlo con los debates sociológico,económico, cultural y político, de desa-rrollos muy paralelos, y como resultadoha obligado a la Psicología a ampliar sudiscurso dando un giro fundamentaldesde la prevención de la desviación a labúsqueda y promoción de la Resiliencia,énfasis actual de la acción profesionalorientada al desarrollo psicosocial.

El presente documento aspira a expo-ner de modo muy sintético y esquemáticola comprensión y enfoque logrados porlos autores durante aproximadamentediez años de trabajo académico y profe-

sional, en particular en el abordaje delmundo de la pobreza. En él se presentanen primer lugar las Bases Teóricas o fun-damentación conceptual del trabajo;luego se esquematiza el Escenario, analo-gía de los elementos de contexto (regionaly nacional) utilizados como diagnósticogeneral de la realidad en que se intervie-ne y que fundamenta la práctica; paraterminar con la formalización del “Enfo-que Psicosocial Estratégico”, propuestaque integra los elementos anteriores enun diseño de investigación-acción para elabordaje, comprensión y transformaciónde realidades humanas acotadas caracte-rizadas por el sufrimiento, confusión oestancamiento en el desarrollo. En esteúltimo punto se hace explícita la dinámi-ca del cambio buscado y promovido enfunción de la meta de “desarrollo huma-no”, asumiendo la paradoja de la estabili-dad del cambio en este proceso.

BASES TEÓRICAS

Los conceptos y nociones en que sefundamenta el trabajo son amplios ydiversos y exceden considerablemente loslímites de la Psicología para adentrarseen campos de la Filosofía, Sociología,Antropología, Economía y Educación. Alinterior de la Psicología, además, se fun-den nociones procedentes de la Psicologíasocial y de la Psicología clínica, particu-larmente en los ámbitos de Psicologíaevolutiva, de grupos, de las organizacio-nes, comunitaria y terapia familiar deenfoque sistémico. Dada esta amplitudtemática, lo que se expone a continuaciónes una apretada síntesis de los conceptosque se han ido incorporando en el enfo-que, mencionando a los autores revisadospara la comprensión de dichas ideas.

ELEMENTOS DE EPISTEMOLOGÍAY TEORÍA SOCIAL

Desde una perspectiva epistemológica,

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la discusión sobre desarrollo humanotiene su origen en el debate sobre laesencia o naturaleza humana iniciadopor los filósofos de la antigua Grecia conel fin de realizar distinciones entre lohumano, lo animal y lo divino. Tal debatese revitaliza en el siglo XIX con la irrup-ción del pensamiento marxista cuya pre-tensión es definir las necesidades básicasdel hombre para su subsistencia materialy económica. Por esta vía es que surgenlos primeros modelos de desarrollohumano en sociedad, pero no se resuel-ven ni el tema de la naturaleza humanani el de sus necesidades (Boltvinik,1990).

En la actualidad el debate continúacon aportes teóricos trascendentes comola conceptualización de Desarrollo aEscala Humana propuesta a mediados dela década de los ’80 por Manfred Max-Neef, Antonio Elizalde y Martín Hopen-hayn (1986). Sin embargo, el acento pri-mordial de nuestros tiempos ha sido eldesarrollo de investigación empírica,básica y aplicada, especialmente en estu-dios sobre pobreza, como los realizadospor diversos organismos internacionalesa partir de la década de los ‘90 (BancoMundial, 1990; CEPAL-PNUD, 1990;PRSP-PNUD, 1992; y BID-PNUD, 1993) ypor economistas como Julio Boltvinik(1993) y Amartya Sen (1992), investiga-ción que ha contribuido de modo sustan-tivo a la comprensión del fenómeno de lapobreza y como consecuencia, del desa-rrollo humano en la sociedad actual.

Los discursos socialmente validadoshoy día en el abordaje del desarrollohumano son precisamente los propues-tos por los organismos internacionales,cuya raíz común es el análisis económi-co, razón por la que se asocian a estatemática las ideas de Periferia y Subdesa-rrollo, derivadas de las teorías de laDependencia y Modernización del Estadorespectivamente, cuya vigencia fue noto-ria en América Latina hasta fines de la

década del ’70; además de las ideas deMarginalidad, propuesta por Gino Ger-mani (1973) en la década del ’60 y deSubcultura de la Pobreza formulada porOscar Lewis (1961) a mediados de los’50. Todos estos discursos derivan en elactual debate sobre pobreza que ha con-citado en gran medida los diversosesfuerzos intelectuales y materiales en latemática del desarrollo.

Nuestro análisis, al provenir de la Psi-cología, parte de la premisa que la discu-sión anterior, siendo muy pertinente, esinsuficiente, pues no considera la dimen-sión subjetiva propia de las realidadeshumanas, lo que dificulta capturar conprofundidad los sentidos, significados ydinámicas del desarrollo humano.

Pero para poder contribuir a estedebate hemos debido recurrir a otrasfuentes teóricas que aporten ideas com-plementarias a las de la Psicología. Así,rescatamos de la Fenomenología deEdmund Husserl (1988) la noción defenómeno y el reconocimiento del ser ensí (realidad fenoménica, esencialmenteexperiencial, dotada de sentido y signifi-cado propios). Acudimos al existencialis-mo moderno representado por FrederickNietzsche (1993), Jean Paul Sartre(1966), Simone de Beauvoir (1977) y Vík-tor Frankl (1991), entre otros, tomandode sus ideas la relevancia de la subjetivi-dad y la necesidad propiamente humanade la búsqueda de sentido a la propiaexistencia. Recogemos e incorporamos elconcepto de representaciones sociales,inicialmente formulado por Serge Mosco-vici (1981), con importantes aportacionesposteriores de Denise Jodelet (1984) yTomás Ibáñez (1988). En desarrollosactuales de la psicoterapia encontramosnuevas luces en el pensamiento ecosisté-mico de Gregory Bateson (1989) y Brad-ford Kenney (1991), que nos introducenen la complejidad de las relacioneshumanas para conocer la dinámica delcambio desde su interior, abordaje que se

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complementa con la perspectiva transge-neracional de las relaciones familiarespostulada por Iván Boszormenyi-Nagy yGeraldine Spark (1983); y con las inter-venciones metafórica y paradojal de laterapia no convencional desarrollada porMilton Erickson (Haley, 1986; Rosen,1991).

También incorporamos desarrollosteóricos que provienen de la Biología ylas Ciencias de la Información como laTeoría de Sistemas y la Cibernética,representadas en principio por Ludwigvon Bertalanffy (1987) y Norbert Wiener(1985) y en la actualidad por EdgarMorin (1986), Humberto Maturana yFrancisco Varela (1988). Tomamos deellos las nociones de sistema, sinergia,recursividad y autopoiésis (entre otras)para una mejor comprensión del modoen que se organiza y reproduce natural-mente nuestra realidad. En esta perspec-tiva el aporte de la Sociología es funda-mental, partiendo de la noción de siste-ma social formulada por Talcott Parsons(1968) en la década del ’30 hasta el fun-cional estructuralismo desarrollado duran-te los años ’80 y ‘90 por Niklas Luhmann(1989), cuyas ideas nos permiten com-prender la formación, reproducción, man-tención y transformación de los sistemassociales de cualquier orden, nivel y com-plejidad.

ELEMENTOS DE PSICOLOGÍAEVOLUTIVA

Desde los planteamientos psicoanalíti-cos inaugurados por Sigmund Freud(1978) a comienzos del siglo XX, pasandopor los significativos aportes de MelanieKlein (1980), John Bowlby (1995), Jean

Piaget (1969) y Erick Erickson (1979);hasta las actuales comprensiones de lastrayectorias evolutivas y del ciclo vital,modelos integradores en los que destacanautores como Douglas Breulin (1991),David Olson (1991) y Urie Bronfenbren-ner (1994), se ha postulado, con distintosénfasis, que el desarrollo psicológicocursa por etapas o estadios cualitativa-mente diferenciados en los que el indivi-duo moviliza todos sus recursos disponi-bles para obtener metas específicas que lohabilitan para enfrentar un nuevo desafíovital1. Esto ocurre en un entorno familiarque actúa como contenedor del proceso ya la vez potenciador de la diferenciación(Bowen, 1991) y a partir de dinámicasrelacionales caracterizadas por momentosde crisis previsibles e imprevisibles (Pitt-man, 1991) que gatillan y sustentan loscambios. Como muestra la figura 1 cadaestadio, posee un objetivo (meta) y un con-flicto básico que superar y en cada uno deellos el individuo experimenta, aprende,desarrolla nuevos recursos, cambia yalcanza un mejor nivel de integración,para avanzar hacia la realizaciónpersonal. Son estos logros el desafío per-manente que motiva el crecimiento y quecada vez que se obtienen imponen por símismo un nuevo cambio.

La comprensión previa ha tenidoimplicancias significativas para la inter-vención psicosocial, pues de ella seobviamente se puede derivar que elincumplimiento de las metas esperadasen cada etapa significan una desviación oanormalidad, lo cual podría prevenirsemodificando los contextos a fin de favore-cer un desarrollo normal de los indivi-duos. Sin embargo, la gran diversidadexistente entre los seres humanos impideevitar todas las posibles desviaciones

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1 Con este enunciado no se pretende reducir la complejidad de los postulados teóricos de los autores menciona-dos dentro de una visión única y compartida, cuestión que por cierto sería un error conceptual y epistemológico. Másbien queremos referir que de las distintas concepciones se puede derivar una lógica común para la comprensión deldesarrollo psicológico, lógica conceptualizada y expuesta en el diagrama.

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pudiendo incluso paradojalmente darseque en ciertos contextos la norma sea undesarrollo anormal o insano; confirmanlo anterior para el caso chileno, los índi-ces de alteraciones en salud mentaldetectados en Santiago (OMS, 2001), lapersistencia de la pobreza, marginalidady exclusión social (CNSP, 1998; MIDE-PLAN, 2001) y los crecientes niveles dedelincuencia existentes en Chile (PazCiudadana, 2003).

Con el afán de superar la comprensiónanterior es que se ha teorizado en los últi-mos años acerca de la importancia quetiene la diversidad natural para el desa-rrollo de los individuos, asumiendo laexistencia de potencialidades diferencia-das. En esta línea, Michael Rutter (1993)define el concepto de Resiliencia aludiendoa la potencialidad del ser humano paraalcanzar el éxito pese a la adversidad delmedio, “aquel que logra afectarse por unasituación adversa, revertirla y salir fortale-

cido de ella” (en Kotliarenco, Cáceres &Álvarez, 1996, p.25). La Resiliencia seentrelaza con los conceptos de vulnerabili-dad, riesgo y mecanismos protectores yrefiere un conjunto de procesos sociales eintrapsíquicos que posibilitan sosteneruna vida sana, viviendo en un medio insa-no. La Resiliencia se desarrolla y varíaentre personas y contextos, se asocia atemperamentos, potencial intelectual,pautas familiares, patrones culturales,órdenes sociales, etc. Es espontánea eimplica adaptación creativa de individuos,grupos y comunidades. Según StefanVanistendael (1996), la Resiliencia implicapor una parte resistencia, es decir, capaci-dad para proteger la propia integridadante presiones destructivas; y por otra,proactividad, o sea, capacidad para cons-truir un proyecto vital positivo pese a viviren circunstancias difíciles. La Resiliencianatural de los individuos y grupos es, deeste modo, el principal factor protector ypromotor del desarrollo humano.

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Figura 1

Estadios y Metas del Desarrollo Psicológico

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ELEMENTOS DE PRÁCTICAPSICOSOCIAL Y METODOLOGÍA

La práctica sólo se puede validar sobrela base de la experiencia profesional sis-tematizada y reflexiva que da cuenta deaciertos y errores y de avances y retroce-sos concretos en trabajos con personas ygrupos que han buscado horizontes máspromisorios. Nuestra propia experiencialaboral, directa e indirecta, es sin duda,el sustento primordial de las ideas yprincipios que postulamos, pero ademásse alimenta con experiencias vicarias,cuyos fundamentos empíricos y técnicossurgen de la Psicología clínica, educacio-nal, organizacional y por cierto, comuni-taria; y de los desarrollos derivados deltrabajo en salud mental, promoción psi-cosocial, disfunciones psicosociales, des-arrollo organizacional y planificaciónestratégica.

La reflexión sobre estas prácticas, sinembargo, no la asumimos exclusivamen-te propia, pues se ha nutrido y se siguenutriendo de los sustantivos conceptoselaborados y propuestos por un conjuntode destacados autores latinoamericanos,en especial, Jorge Gissi (1986), IgnacioMartín-Baró (1989, 1990), Elizabeth Lira(1990), Domingo Asún (1991), MaritzaMontero (1993, 2003) y Mariane Krause(1998, 1999). Además, hemos incorpora-do el valioso trabajo reflexivo de equiposprofesionales de Organismos no Guber-namentales (CIDE, PIIE, SIGNOS, PROE-FA, CEANIM e ICHTF) o ligados a orga-nismos públicos (SENAME, FOSIS, MIN-SAL, CNSP, SERNAM), los que a travésde la década pasada produjeron investi-gación, sistematizaciones y manuales detrabajo que han sido de gran utilidad téc-nica para la intervención.

El quehacer del psicólogo en el ámbitopsicosocial es relativamente reciente y seactiva producto de la incapacidad de losprimeros paradigmas para dar respuestaa las crecientes demandas de Desarrollo

Humano. En la década del ’60 la Psicolo-gía ofrecía dos grandes respuestas a lasproblemáticas psicosociales: el individuoenfermo o desadaptado, o el individuomarginado o excluido por la sociedad; esdecir, responsabilidad exclusivamenteindividual o exclusivamente social e his-tórica. Cualquiera de las dos miradas,sin embargo, proponían soluciones deinspiración positivista: modificar al indi-viduo para que se adapte al orden social;o modificar el orden social para no desa-daptar a los individuos; en ambos casos,la adaptación psicosocial era la metadeseada de salud y bienestar. La historia,particularmente de América Latina en lasdécadas del ’70 y 80, obligó a la Psicolo-gía a concebir nuevas respuestas a partirde dolorosas experiencias que constituye-ron en sí mismas la negación del desa-rrollo humano; esto motiva la reflexiónsobre los temas del poder, la equidad, losderechos humanos, el cambio y la trans-formación social y la revaloración de laexperiencia subjetiva y de la dignidad yvoluntad humanas (Martín-Baró, 1986).

En el escenario que se perfila en lastres últimas décadas, a razón de la pre-sencia de variables sociopolíticas, crisisteórica y epistemológica y la generaciónde conocimiento proveniente de la prácti-ca social, la Psicología, particularmentela Psicología Social, experimenta una cri-sis de legitimidad y relevancia social quela hace iniciar prácticas que buscan unirteoría y acción en función de la realidadsocial concreta, intentando de este modoresponder a los problemas existentes enespacios humanos acotados. Así se real-za a la persona con su propia subjetivi-dad, pero se le comprende formandoparte de sistemas más amplios, en pri-mer lugar la familia y luego la comunidad(Zambrano y Troncoso, 1997), surge asíla mirada comunitaria. Ambos conceptos,comunidad y comunitario, remiten a reali-dades psicosociales complejas y a vecesconflictivas ya que aluden de un modogenérico a un individuo en estrecha rela-

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ción con su contexto ecológico y social.Tanto el individuo como la comunidad,mutuamente vinculados, son concebidosdesde esta perspectiva como entidadesen desarrollo permanente.

Cabe detenerse en la conceptualiza-ción de la realidad, que desde este marcoresulta ser el producto de una construc-ción social. Son los actores en interac-ción (comunidad, familia, individuo y psi-cólogo o profesional involucrado) quienesposibilitan las transformaciones que ide-almente los pueden conducir a diálogosque en un encuentro genuino entre per-sonas puedan ayudar a redefinir elmalestar, el dolor, el conflicto, o a hacerposibles mejores condiciones de vida, nosólo a través de la redefinición cognitivo-afectiva sino también a partir de trans-formaciones reales de relaciones y pau-tas de relación entre individuos, gruposy/o instituciones.

Así, el propósito central de la interven-ción psicosocial consiste en establecerlas bases para generar cambios o proce-sos sociales que favorezcan el desarrollo,la autonomía y la integración comunita-ria, a partir de la promoción del controlque los individuos pueden desarrollarsobre los hechos ambientales y la vidacomún (Montero, 1993). El psicólogo uoperador comunitario se ve necesaria-mente enfrentado a la complejidad de losprocesos que promueven o disocian eldesarrollo humano, en el ámbito indivi-dual y de los sistemas sociales.

La intervención psicosocial comunita-ria es así una forma de dar respuesta aproblemáticas humanas de las socieda-des y su quehacer, integrando investiga-ción, teorización y acción en el planointeraccional. Esta perspectiva, además,contribuye a mejorar las relaciones entrelos actores sociales, las comunidadeslocales y el Estado e impacta en la for-mulación de políticas y programas socia-les de diversos sectores, principalmente

en el ámbito local, enfatizando los proce-sos de organización, participación, identi-dad, desarrollo de competencias psicoso-ciales y autogestión de los objetivos dedesarrollo de cada comunidad.

En Chile se aprecian dos líneas en laintervención psicosocial comunitaria: unenfoque de desarrollo social, cercano alos modelos de desarrollo local, anima-ción socio cultural y educación popular yun enfoque de salud comunitaria, cercanoa modelos de atención primaria y saludmental comunitaria con raíces norteame-ricanas. Se agrega a lo anterior que laintervención psicosocial comunitaria esun proceso que involucra etapas, crite-rios de desarrollo y evaluación; como sis-tema o modelo que combina distintosniveles de acción abarcando al sujeto y ala comunidad. Su acción comprendefases en que se articulan esferas diversasy recursos muy variados, constituyéndo-se en proceso integrador de la comuni-dad, de sus condiciones y estilos de vida,de sus creencias y valores, de sus redessociales y organizacionales, y de los indi-viduos, familias y grupos con sus parti-culares historias de vida (Krause, Jara-millo y Martínez, 1998).

Se desprende que la comprensión quepodamos lograr, sólo tiene sentido si setraduce en acción transformadora, ellonos remite a nuevas fuentes teóricas,esta vez de carácter metodológico. Asíhemos introducido la Hermenéutica deHans-Georg Gadamer (1977) y CliffordGeertz (1994), que nos orientan sobre elproceso de encuentro con el otro; la teo-ría y método de la Investigación Cualita-tiva, particularmente los desarrollos deSteven Taylor y Robert Bogdan (1986)desde un enfoque fenomenológico; deOrlando Fals Borda (1994) con la Investi-gación Acción; de Howard Richards(1988) con el Enfoque Iluminativo; y deEdwin Goffman (1970), Peter Berger y Thomas Luckmann (1984) con traba-jos etnometodológicos sobre percepción

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social y construcción social de la reali-dad. Por último, nuestra práctica senutre fundamentalmente de la Metodolo-gía Participativa cuyo origen proviene delos ya célebres trabajos de Paulo Freire(1967) en Educación Popular y de técni-cas propias de la Psicología derivadasbásicamente de la Terapia Familiar Sisté-mica, del enfoque Gestáltico y otras for-mas de trabajo grupal.

ÉNFASIS DEL DESARROLLO HUMANO

Como lo indica el PNUD (1994), eldesarrollo es un desarrollo humano entanto tiene a las personas como sujetos.Desde esta perspectiva “los seres huma-nos nacen con cierta capacidad en poten-cia, y el propósito del desarrollo consisteen crear una atmósfera en que todospuedan aumentar su capacidad y lasoportunidades puedan ampliarse paralas generaciones presentes y futuras”(p.16)

De acuerdo a lo anterior, la idea dedesarrollo aplicada a los hombres, o másbien, la idea de desarrollo humano, tieneraíces y comprensiones diversas, pudien-do apreciarse cuatro énfasis predomi-nantes derivados de disciplinas distintas.

1. Énfasis psicológico: Desarrollo indi-vidual. Desarrollo de capacidades ypotencialidades de los individuos referi-das a un proceso de evolución psicológicaque permite la adquisición de habilidadesprogresivamente más complejas que enúltima instancia conducen al logro y con-solidación de la individualidad e integri-dad personal.

2. Énfasis sociológico: Desarrollosocial. Alude al desarrollo agregado delos individuos en las sociedades y seentiende como el progresivo mejoramien-to en la calidad de vida de los distintosgrupos humanos mediante la ampliaciónde sus oportunidades.

3. Énfasis económico: Desarrollo eco-nómico. Enfatiza el incremento progresi-vo en la capacidad de las sociedades paratransformar la naturaleza generandoriqueza.

4. Énfasis antropológico: Desarrollocultural. Promoción de la expresión de lacapacidad creadora de los distintos gru-pos humanos, mediante la generación demedios simbólicos que le otorguen identi-dad, progresiva diferenciación y trascen-dencia.

Las cuatro acepciones son esencial-mente distintas al focalizar el eje deldesarrollo en un "objeto" diferente, perocoinciden en cinco elementos definitoriosde la idea:

1. Progresión: Da cuenta de la dimen-sión dinámica del fenómeno, direccio-nando el movimiento en sentido ascen-dente.

2. Complejización: Representa la ideade transformación cualitativa de la orga-nización u orden preexistente hacia unreordenamiento superior, mejor y máscomplejo.

3. Sinergia: Refiere el efecto sistémicode inclusión encadenada del elemento endesarrollo, lo que provoca movimiento ensu entorno al tiempo de acomodarse a loscambios externos experimentados.

4. Recursividad: Alude a un cambiosólo posible en referencia a la estructurasobre la que ocurre el desarrollo (auto-poiésis), implicando retrocesos necesa-rios para el avance secuencial, retrocesosque permiten la reacomodación de laestructura mediante su autoobservación.

5. Estabilización en el Cambio: Corres-ponde a la noción de estadios o momen-tos evolutivos, períodos en los que elmovimiento se desacelera o se haceestanco para permitir la reorganización

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interna, evaluación de los logros y defini-ción de nuevas metas.

De manera estilizada y complementan-do la definición de desarrollo humanoque nos presenta el PNUD, sostenemos,como se ve en la figura 2, que éste es unproceso sinérgico, complejo y paradójicode progresión recursiva, que define metasen los ámbitos psicológico, económico,social y cultural para todos los indivi-duos dentro de una sociedad, metas quese alcanzan de manera sucesiva y siem-pre en forma parcial. Así, el desarrollohumano es un estado de cambio perma-nente que define un horizonte rumbo al

cual transitar y que necesariamente impli-ca y contiene regulares retrocesos que seconstituyen en el sustrato de los nuevoslogros.

El resultado de esta integración teóri-co-metodológica es la comprensión deldesarrollo humano como producto de laresiliencia social o comunitaria que esta-blece como metas la individuación e inte-gridad psicológica; una vida sana, confor-table y segura; el progreso científico, tec-nológico y material; y la creación y tras-cendencia cultural. Esto se puede esque-matizar como lo hace Néstor Suárez(1996) en el Mandala2 de la salud y el

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Figura 2

Esquematización del proceso de Desarrollo Humano

2 Suárez atribuye el origen del concepto Mandala a los indios Navajos del sudoeste de Estados Unidos, quienes lohabrían usado para significar paz y orden interno, señalando la fuerza interior que hace que un individuo resista laenfermedad y se sobreponga a ella. Por otra parte, C. G. Jung (1976) refiere un origen oriental para la idea y la usaen sus escritos como matriz del Inconsciente Colectivo. En ambos casos, el Mandala representa de modo simbólico laarmonía de la existencia humana con su entorno material, intelectual y espiritual en dos sentidos: como potenciali-dad humana y como condición ideal de desarrollo y salud a la cual todos inconscientemente aspiraríamos. El esque-ma ha sido tomado y adaptado de N. Suárez (1996), quien lo extrae del original de Hancock y Perkins Departamentode Salud Pública, Toronto, Canadá

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desarrollo como modelo del ecosistemahumano (ver figura 3).

EL ESCENARIO

Nuestro trabajo surge de la periferia,pues se gesta y desarrolla en el escenariode mayor vulnerabilidad de Chile, la IXRegión de la Araucanía, y ello es relevan-te. Si bien diversos estudios señalan unnotable progreso en la modernización denuestro país en todos los ámbitos, ubi-cándonos en el cuarto lugar de AméricaLatina en avance humano y 43º en elmundo (PNUD, 2003), existe también laopinión compartida que los indicadoresde avances y equilibrios en materia eco-nómica son insuficientes para garantizarel desarrollo de las personas, además seha demostrado que tales indicadores

encubren las grandes disparidades exis-tentes entre regiones y al interior deéstas.

Los informes y documentos oficialescon que contamos en la actualidad paradescifrar el escenario regional (CNF-SER-NAM, 1994; UNICEF, 1994; INE, 1994,2003; CNSP, 1998; MIDEPLAN, 1995,1996, 1999, 2001; PNUD, 1996, 1998,2000, 2002) abruman con datos quemuestran enormes brechas en los diver-sos indicadores de desarrollo cada vezque comparamos nuestra Región con elresto del país, verificándose de modo sis-temático y sostenido la vulnerabilidad,regresividad e inseguridad de nuestrotejido social, estructura productiva y cali-dad de vida y revelando grandes caren-cias en capacidades y recursos propiospara favorecer mejores condiciones de

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Figura 3

Mandala de la Salud y el Desarrollo

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vida en la población3. En contraste, laciudad de Temuco, que centraliza toda laoferta de servicios y productos a escalaregional, se sitúa regularmente entre lasde mayor crecimiento del país, con lo quese evidencian preocupantes disparidadesintraregionales.

Si bien nuestra Región reúne las para-dojas propias de una modernización ace-lerada, mantiene vigente por su historia ydiversidad, no sólo fuentes de conflictossino que fuertes vínculos solidarios entrelas personas, especialmente en el ámbitorural, lo que se aprecia en hábitos deconvivencia que aún permiten conservarel sentido de pertenencia e identidad.Estos elementos pueden constituir facto-res que protegen y fortalecen la seguri-dad de las personas (resiliencia social);ello sin desconocer que de un modo cre-ciente comienzan a surgir los problemaspropios de la modernidad, consecuenciade los grandes contrastes económicosque existen en la Región, y los altos nive-les de pobreza que se mantienen.

Desde otra perspectiva, a pesar de quela pobreza nacional disminuye en térmi-nos globales y el desarrollo humano seincrementa, existe una importante bre-cha o asintonía entre estos logros objeti-vos y la percepción subjetiva de seguri-dad de las personas. De acuerdo al Infor-me Desarrollo Humano en Chile (PNUD,1998), estas brechas parecieran apuntara fallas en la complementariedad entrelos sistemas sociales y la gente, existien-

do un malestar subjetivo con el sistema,con los otros e incluso con lo propio. Losdatos arrojados en el estudio que hace elPNUD (1998) en Chile, sugieren un dete-rioro de la sociabilidad manifiesto en unalto grado de desconfianza que se expre-sa en temor al otro, temor a la exclusiónsocial y temor al sin sentido; una asocia-tividad precaria; descomposición de lasidentidades colectivas tradicionales eincluso debilitamiento de la cohesiónintergeneracional en la familia.

Así se constata en Chile el fenómenoconocido como “patología del vínculosocial” (Fitoussi y Rosanvallon, 1997)cuyos síntomas son la violencia intrafa-miliar, la toxicomanía, los actos de incivi-lidad y desborde anómico, el aumento dela delincuencia juvenil, entre otros. Estasituación no ha mejorado y al contrario,actualmente se detecta un mayor debili-tamiento de la sociabilidad ubicando a lafamilia chilena en una posición paradojalal ser señalada como el principal referen-te de la identidad individual y a la vez servivenciada como un espacio de alta ten-sión y conflicto (PNUD, 2002), lo queincide negativamente en la salud mentaly calidad de vida de los chilenos.

En este contexto, es imperativo elaporte de nuestra disciplina, pero la tra-dicional forma de intervenir no da res-puestas suficientes, debido a la compleji-dad de los fenómenos y a la mirada indi-vidual de la Psicología. Nos hemos dadocuenta que necesitamos conocer en pro-

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3 Según la encuesta CASEN 2000 (MIDEPLAN; 2001), La Araucanía es la Región con mayor proporción de pobrese indigentes de Chile (21,6% y 11,1%, lo que da un total de 32,7% de pobreza); y una de las de mayor desempleo des-pués de las regiones Metropolitana y de Valparaíso; además, ocupa el último lugar nacional del Índice de DesarrolloHumano (PNUD, 2002). De acuerdo a Saavedra (1999), la Araucanía es una Región de baja escolaridad (11° lugar),bajos niveles de capacitación (13° lugar), escasa capacidad de generación de empleos (10° lugar), con el menor creci-miento del producto (13° lugar), el menor ingreso per cápita del país (13° lugar) y, sin embargo, con la mejor dotaciónde recursos naturales (1° lugar); en consecuencia, la menos competitiva del país, particularmente por sus resultadoseconómicos, por su infraestructura y las capacidades de su población. Empero, esto tiene un lado positivo, conformael mejor escenario para un rápido desarrollo, dadas las potencialidades y la gran brecha existente entre la situaciónactual y la media nacional.

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fundidad las dinámicas psicosociales delos grupos con que se trabaja, para luegoen conjunto elaborar las estrategias deintervención; ello sin renunciar a nues-tras fortalezas conceptuales y metodoló-gicas, pero complementándolas paraobtener mejores resultados. De estemodo surge el desafío de proponer unenfoque que integre otras tradiciones depensamiento para generar estrategias demayor alcance, usando como principio ysentido ético de la acción la “promocióndel desarrollo humano”. Este es un desa-fío colectivo, aún no concluido, y la pre-sente sistematización aspira a mostrar elmomento actual del recorrido, proponien-do al debate abierto las principales ideashasta ahora decantadas.

ENFOQUE PSICOSOCIALESTRATÉGICO

Consecuente con lo conceptualmentedelineado en los párrafos precedentes,abordar la temática del desarrollo huma-no con intención de favorecerlo o promo-verlo, sólo puede ser posible si se consi-deran de manera simultánea las diversasdimensiones que lo componen (psicológi-ca, económica, social y cultural), asícomo los distintos niveles de agregaciónhumana en que se manifiesta (individuo,familia, grupo, organización, comunidady sociedad). Para ello, un punto de parti-da obvio es el diagnóstico que ya posee-mos de nuestra realidad, que en particu-lar para la Región de la Araucanía, sepuede sintetizar en una idea que repre-senta nuestro principal obstáculo: pobre-za.

Para enfrentar este obstáculo, hemosasumido una comprensión ecosistémicade la pobreza que la define como: “mani-festación patógena de un orden socialexcluyente, expresada en una condiciónde vida social que impregna todas lasesferas de la experiencia humana, otor-gándole a ésta un matiz de carencia y

frustración que se transmite transgene-racionalmente a través de pautas cultu-rales y mandatos familiares que actúancomo obstáculo y freno al potencial dedesarrollo individual, familiar y social. Lapobreza es la imposibilidad que indivi-duos y grupos de una sociedad enfrentanpara acceder a condiciones de vida satis-factorias que impulsen su desarrollo yactualización de potencialidades” (Pérez-Luco, 1996, p. 10).

Plantearse la tarea de promover elDesarrollo en una población esencial-mente pobre, puede ser quijotesco sicomprendemos la pobreza de modo tradi-cional como carencia e insatisfacción denecesidades. Sin embargo, ya Max-Neef,Elizalde y Hopenhayn (1986) nos mostra-ron que las necesidades humanas tienendos dimensiones: la carencia de algúnsatisfactor general o específico; y lapotencia que moviliza a la obtención delsatisfactor; es decir la fuerza y energíapara el cambio y el desarrollo.

Uniendo la mirada ecosistémica con lacomprensión bidimensional de las nece-sidades humanas podemos observar eldinamismo psicosocial que caracteriza larealidad de las personas y grupos queaspiran al desarrollo. Sin embargo, lacomplejidad que esto significa, si sedesea conocer la cualidad del cambio,demanda necesariamente que los proble-mas del desarrollo humano se enfrentenen realidades sociales acotadas natural-mente, esto es, localidades territorial ysubjetivamente delimitadas, con fronte-ras espaciales e históricas que permitanla construcción de identidad, capaces demovilizar colectivamente los recursos queposeen en función de metas comunes yautosustentadas (Arango, Boltvinik &López 1991). Como resultado propone-mos abordar el proceso de desarrollohumano en localidades empobrecidas odeprivadas, mediante asumiendo unenfoque psicosocial estratégico que secaracteriza a continuación.

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La idea de enfoque hace referencia alnivel metodológico, es decir al modo dehacer las cosas. Específicamente se refie-re a un modo de acercamiento a la reali-dad que no es ni caja de herramientas nimarco teórico, sino más bien una actitudbásica progresista, guiada por el biencomún y que requiere el desarrollo dehabilidades complejas en los planos aca-démico (sistematización, conceptualiza-ción, planificación, evaluación y dominiode metodologías de investigación cualita-tiva) y profesional (capacidad empática,de liderazgo, de organización y de trabajogrupal, entre otros).

La idea de psicosocial corresponde alnivel epistemológico del objeto comunita-rio, es decir, a la relación que se estable-ce entre el profesional que interviene y elsujeto de la intervención. De este modose asume que el trabajo se realizarámediante una relación a la que ambaspartes contribuyen, integrando siemprelas dimensiones subjetiva y objetiva de lainteracción. El profesional debe actuardónde y cuando se le requiere, no indu-ciendo el cambio sino favoreciendo lascondiciones para su ocurrencia y obser-vando un comportamiento ético coheren-te y consistente. Al definir el objeto decarácter psicosocial, se comprende ade-más que en la acción se sintetizan losaspectos interaccionales subjetivos (vín-culos, afectos, motivaciones, creencias,vivencias, pautas y representacionessociales, entre otros) y aquéllos de carác-ter material objetivo (carencias, recursos,medios y oportunidades, entre otros). Esdecir, la intervención consiste en el esta-blecimiento de relaciones que favorezcanel desarrollo de modo concreto (productosobservables y verificables) y a la vez sim-bólico (bienestar).

Por último, la idea de estratégico seubica en el plano ontológico de la con-cepción de intervención comunitaria. Elmodelo se construye sobre la base de

una comprensión sistémica de la realidadque asume la diferenciación, la compleji-dad, la incertidumbre y el azar comoconstantes, por tanto, lo modificable noson sus componentes, sino las relacionesque se establecen en el transcurso deprocesos autopoiéticos. La concepciónestratégica hace referencia a una inter-vención planificada y proyectada a partirde un análisis sistemático de la realidad,el que integra para la comprensión delfenómeno la mayor diversidad posible defactores incidentes; que considera paracada acción la posibilidad de mejorar losefectos sinérgicos, de modo tal de favore-cer el máximo aprovechamiento de losrecursos disponibles; y que evalúa pro-ductos, resultados e impactos, conside-rando en ello las externalidades positivasy negativas.

El enfoque así concebido contemplalos siguientes once elementos:

1. Realizar un diagnóstico psicosocial(Pérez-Luco, 1997) exhaustivo de los obs-táculos y recursos existentes, relevandoel dinamismo histórico (tendencias deldesarrollo) de la localidad, con participa-ción activa de los más diversos actores yde acuerdo a un procedimiento estanda-rizado como el propuesto en la figura 4.

2. Construir, en conjunto con cadacomunidad, un plan de desarrollo (Gali-lea, 1995) que defina, además de metas,tareas, recursos, responsabilidades yplazos, los vínculos y relaciones intra yextracomunitarios que deben considerar-se y potenciarse, derivando a partir deéste, una propuesta de indicadores espe-cíficos para la evaluación. Ideal resultapara este efecto asumir la lógica prospec-tiva de la previsión humana y territorial(Medina, 2001)

3. Fomentar la práctica de redes(SENAME, 1997) para la ejecución de lasacciones, propiciando espacios de coordi-nación eficiente que garanticen fluidez,

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sinergia, movimiento visible, resultadosconcretos en el corto plazo y sustentabili-dad en el mediano y largo plazo.

4. Desarrollar acciones que fomentenel empoderamiento (FOSIS, 1993) en losdistintos niveles de la acción social, y laconcertación de los actores sociales yeconómicos para potenciar los recursosdisponibles y accesibles.

5. Favorecer la descentralización ope-rativa estratégica (FOSIS, 1993) de lasacciones integrando de manera progresi-va a los actores más periféricos de lacomunidad (promoción de núcleos debase).

6. Propiciar una acción institucionalcoordinada (Zambrano & Troncoso, 1997)

para la captura de recursos y la inversiónproductiva, consistente con los objetivosy metas estratégicos.

7. Elaborar estrategias de intervenciónconcéntricas (Panchana, Pantoja, Ramí-rez, & Zambrano, 1994) para superar losobstáculos diagnosticados, abordando demanera diferenciada las problemáticasindividuales, familiares, grupales ycomunitarias, pero garantizando la cohe-rencia de las acciones como se esquema-tiza en la figura 54.

8. Implementar acciones educativas yformativas (Schlosser, Bujman, Lusthaus& Lares 1993) que garanticen la actuali-zación de potencialidades y generaciónde nuevas capacidades en los miembrosde la comunidad.

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Figura 4

Etapas del Proceso de Intervención Psicosocial

4 Las figuras 5, 6 y 7 corresponden adaptaciones de esquemas originales propuestos por P. Panchana, J. Pantoja,M. Ramírez, y L. Zambrano (1994)

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9. Orientarse hacia la obtención de uncambio subversivo (Glauben, Panchana,Pantoja, Ramírez, & Rodríguez, 1993) encontraposición al cambio adaptativo quehabitualmente resulta de la acción de lasinstituciones sociales. Como puede verseen la figura 6, este cambio implica unaresignificación de las representaciones

que los individuos y grupos sustentanacerca de su vida y realidad social, favo-reciendo la percepción de control y auto-determinación en el propio proceso dedesarrollo.

10. Sistematizar de modo permanentela información disponible, generando

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Figura 5

Proceso Educativo con Familia y Comunidad

Figura 6

Proceso de Cambio

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bases de datos que permitan desarrollarinvestigación aplicada y entregar retroa-limentación a la comunidad para laredefinición de las acciones (Pérez-Luco,2002).

11. Evaluar logros y fracasos de la ac-ción de manera continua y en conjuntocon la comunidad, retroalimentando alos organismos que tienen responsabili-dad en la toma de decisiones (Salamanca& González 1990); posibilitando la redefi-nición de las estrategias de acción utili-zadas (Fernández-Ballesteros, 1992) ymonitoreando la estabilidad del cambioobtenido en sus diversos planos (Pancha-na, Pantoja, Ramírez, y Zambrano,1994).

SOBRE DESARROLLO Y CAMBIO

El desarrollo implica cambio a talpunto que es ésta la condición más esta-ble del proceso, es decir, todo “objeto” deintervención experimentará transforma-ciones entre un punto temporal y otro,independiente de la acción, intencionadao aleatoria, de algún agente externo, sinembargo, no siempre el cambio posibilitadesarrollo. El proceso de cambio por loregular tiende a ser adaptativo, lo quesignifica adecuar las divergencias o des-viaciones en función de las tendenciasprincipales, manteniendo con ello elstatu quo y conservando las pautas, sig-nificados, estilos de relaciones y estruc-turas dominantes. Esto es así, por cuan-to la incertidumbre que genera el enfren-tar escenarios desconocidos produceretracción, al no percibir coherenciaentre la experiencia previa y las posibili-dades futuras; así, la tendencia conser-vadora resulta muy poderosa por cuanto

brinda seguridad ante un futuro incier-to, aún cuando el presente no resultegratificante. La cultura popular expresaesto en refranes como “más vale diabloconocido que santo por conocer”, “todotiempo pasado fue mejor”, “más valepájaro en mano que cien volando”, etc.,haciendo de ello un lógica de sentidocomún.

De este modo, un cambio verdadero esen esencia subversivo, pues navega endirección contraria al sentido común. Uncambio que busque transformar las pau-tas, significados y relaciones existentespor otros que favorezcan mejores condi-ciones de vida, debe necesariamenteromper con las estructuras previas, peroaminorando la incertidumbre para nogenerar rechazo o retracción.

Un cambio subversivo requiere trans-formaciones estables en las relaciones depoder sostenidas entre los distintos acto-res de la realidad (Glauben, Panchana,Pantoja, Ramírez, y Rodríguez, 1993). Esnecesario comenzar por la validación yrefuerzo del otro, legitimando su expe-riencia previa, para luego trabajar desdela resiliencia, haciendo un buen uso desus propios recursos y de la fuerza o ten-dencia orientadora hacia el desarrollo.Resulta imperativo el reconocer la memo-ria histórica, buscando en ella las expe-riencias positivas de control sobre la rea-lidad que han favorecido la continuidadhistórica. Reconocer el éxito previo desdela perspectiva de los actores, es la llavepara intencionar un proceso de cambioverdadero y sustentable, pues a partir deese punto es posible inducir la resignifi-cación de la experiencia, lo que posterior-mente permitirá la modificación de esti-los de afrontamiento5, pautas de interac-

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5 Por estilo de afrontamiento se entiende el modo regular en que un individuo responde frente a eventos externosque le provocan estrés o le exigen generar respuestas nuevas. De acuerdo a Lazarus y Folkman (1986) son procesoscognitivos y conductuales constantemente cambiantes que desarrollan los individuos para manejar las demandasexternas o internas que se evalúan excedentes o desbordantes de los propios recursos.

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ción6 y representaciones sociales7, ele-mentos que sostienen las relaciones depoder en los planos conductual, afectivoy simbólico.

Finalmente, la sustentabilidad delcambio promovido pasa por la recupera-ción de control sobre las circunstanciasvitales y se afirma en la obtención delogros concretos y en la satisfacción porla incorporación de formas nuevas decomportarse. Esto significa el empodera-miento de los participantes e implicaasumir la transferencia de poder desdequienes realizamos la intervención haciaquienes se benefician de ella (Panchana,Pantoja, Ramírez y Zambrano, 1994). Así,el cambio consiste en resignificar la expe-riencia y modificar las representacionesque los individuos y grupos sustentanacerca de su vida y realidad social, favo-reciendo la experiencia de control y auto-determinación en el propio proceso dedesarrollo.

COROLARIO

El enfoque implica una redefinición dela acción para el desarrollo y requierecontar con recurso humano apropiadoinserto en la comunidad, esto es, profe-sionales de diversas áreas capacitados oespecializados en el trabajo de promocióndel desarrollo humano en el ámbito localy contratados para ejecutar tal acción.Pero además requiere la participaciónpermanente de un organismo experto,

externo a la comunidad, que supervise yrespalde técnica y académicamente laacción en terreno, mediante el apoyo a lasistematización y el desarrollo de investi-gación básica y aplicada, que haga posi-ble el reciclaje profesional y la generaciónde conocimientos a partir de la práctica;además, de favorecer la coordinación deesfuerzos y el desarrollo de planificacio-nes sinérgicas que den soporte a laacción. Este rol, sin duda, le correspondea las universidades regionales, que alinvolucrarse en la acción para el desarro-llo, permitirán mayor sustentabilidad yproyección a los logros obtenidos.

Condición previa y suprema, sinembargo, es confiar en las capacidades ypotencialidades que las personas tienenpara su desarrollo, abordando de manerapropositiva la subjetividad natural decada realidad psicosocial desde lo microa lo macrosocial, sin negar que siemprevan a existir desviaciones, retrocesos,frustración, fracasos, confusión, dolor,conflictos, errores, etc. Siempre habráademás espacios de exclusión, margina-ción y disfunción, y siempre habrá nive-les distintos de desarrollo; pero la ten-dencia general y mayoritaria del mismomodo, ha de ser siempre positiva, tradu-cida en una aspiración humanamentecompartida “la felicidad”, con significadosdiversos, pero meta común al fin, y porende, posible de favorecer y potenciar.

La teoría, la lógica y la experiencia nosseñalan que los discursos son siempre en

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6 Por pauta se entiende un modo de comportamiento interpersonal que se tiende a repetir automáticamente todavez que se reproduce un contexto de interacción aprendido tempranamente, es decir, las pautas son sistemas decomunicación que se independizan de la voluntad de los miembros de la relación y del contexto actual de su ocurren-cia para reproducir formas de comunicación establecidas en el comienzo de la relación (Boszormenyi-Nagy y Spark,1983; McGoldrick y Gerson, 1987).

7 Las representaciones sociales son ideas sustentadas por el conjunto de los miembros de un grupo respecto deun objeto social específico, tienen la peculiaridad de ser construidas y sustentadas colectivamente, generando amplioconsenso al estar fundadas en el sentido común compartido; son dinámicas en su presentación, aunque tienden aser estables en la medida que los sujetos las internalizan, transformándose en creencias individuales, con las quecomparten el contener aspectos afectivos, cognitivos, connativos, volitivos y conductuales (Moscovici, 1981; Jodelet,1984; Ibáñez, 1988).

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apariencia coherentes pues se expresande modo aislado y logran sentido en supropio contexto. Lo aquí escrito es un dis-curso posible, pero también puede consti-tuirse en herramienta efectiva para contri-buir de manera eficiente al desarrollo delas localidades pobres de nuestra Región,o de cualquiera de similares característi-cas y condiciones contextuales. Para estose requieren algunas condiciones; en pri-mer lugar, la necesidad manifiesta de lacomunidad, lo que suele estar; en segun-do lugar, las capacidades humanas, cuyasimiente ya existe en el mundo profesionaly en las universidades; en tercer lugar, lavoluntad política para patrocinar iniciati-vas de esta índole; y por último, como sepresenta en la figura 7, condiciones decontexto coherentes que favorezcan yhagan sustentable el desarrollo.

Sobre el último punto vale la penareferir algunos criterios que podríannutrir las políticas de gobierno para queesta meta sea verdaderamente factible:

1. Es conveniente reestudiar la focaliza-ción del gasto social, pues cuando laentrega de subsidios no genera capacida-

des porque no existe el sustrato apropiadopara ello, ese dinero se pierde. En todalocalidad existe gente que ha superado lapobreza y que por lo tanto no es sujeto dela acción pública, ellos constituyen unrecurso necesario de considerar en losprogramas de desarrollo pues dan cuentade soluciones particulares a problemascomunes que resultan de modo natural dela conjunción de factores predisponentes yprotectores con oportunidades reales dedesarrollo; sin embargo, al no ser sujetosde atención de la política social, quedanautomáticamente fuera de toda considera-ción, así, la focalización del gasto socialdispone los recursos para ser consumidos,más que para invertirlos en desarrollo.

2. Sería deseable propiciar una orien-tación más coordinada y sinérgica de losesfuerzos públicos. La asignación depresupuestos sectorializados es una delas razones que produce en la prácticaque muchas iniciativas de desarrollo sesuperpongan en incluso se contrapon-gan generando más retrocesos queavances.

3. Privilegiar en el debate académico y

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Figura 7

Estabilidad del Cambio

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en la agenda política el tema de la inequi-dad. La exagerada concentración e inequi-dad existente en Chile (y en la mayoría delas sociedades actuales) en términos eco-nómicos (dinero), políticos (poder) y cientí-ficos (información y conocimientos), reali-dad que se reproduce en escala casi per-fecta en el nivel regional, se constituye enel principal obstáculo y freno interno parael desarrollo humano, por lo que se haceurgente enfrentarla a fin de permitirmayor movilidad social. El problema no esla pobreza, sino la creciente brecha entrelos deciles extremos de la población deacuerdo a la distribución de ingresos, estasituación además de incrementar el con-flicto e inseguridad social, sobreexige ytensiona a los sectores medios provocandomás frustración que bienestar.

4. Aumentar los esfuerzos en políticasocial. Los sistemas de salud, seguri-dad social, empleo y educación, pese alos esfuerzos que el Estado chileno hasolventado, siguen siendo muy defi-cientes, y no brindan el soporte mínimonecesario para el desarrollo de lapoblación. Este es sin duda un temacentral para la sustentabilidad de cual-quier proceso de desarrollo y es enéstos ámbitos donde el enfoque pro-puesto tiene sentido y ha mostrado for-talezas.

Nuestro planteamiento puede sonarutópico e ingenuo, pero ello no significaque debamos renunciar a conseguirlo,vale decir “seamos realistas, consigamoslo imposible”.

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