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Libro Gente de Los Ríos

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    Las olas quisieron llevrselo un da de 1960 -el domingodel maremoto- y l les gan el round a punta demanotazos ciegos. Despus de semejante triunfo, estemsico se ha dedicado a coquetearle a la tragedia y aguiarle el ojo a los lmites, como un gato que se arriesgasabiendo que tiene seis vidas ms en su cuenta deahorro.

    Conmigo nadie puede(o Cmo hacerseinmortal al ritmo delbong)

    Por Nicols Gutirrez Obreque

    CORRAL

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    ntes de que los discos de vinilo pasaran a la obsolescenciay que slo una minora enrgica y romntica mantuviera elculto a los surcos y al zumbido de la aguja recorriendo cadadiminuta zanja del acetato, eran cientos los msicos que

    preparaban sus instrumentos, sus chaquetas, corbatas y zapatos tantocomo quienes se aprestaban a gastar sus suelas bailando al ritmo delswing, del mambo, del chachach y del rock and roll que ellosinterpretaran en vivo. Mientras el vinilo sola reservarse para serreproducido en las radios y en los tocadiscos caseros para una escuchantima, en los 50' y los 60' las orquestas estaban lejos de ser reemplazadaspor un disc jockey que, en silencio - a diferencia de la radio-, se dedicaraa poner el volumen al mximo con el fin de paliar la ausencia de unabanda en vivo.

    Todos bailaban esos ritmos y haba tenidas especiales paracada uno. Ellos, Dennis Garca junto a sus compaeros, preparabansu repertorio y su look para salir a conquistar el escenario, no sin dejaratrs el cansancio de cualquier noche anterior, cuyos cigarros y vasospodran haber sido dejados de lado bien entrada la maana. Eran tiempos en que la vida diurna y nocturna corra a saltos discretos, como unLong Play de 45 revoluciones por minuto.

    De la mano de su bong y sus tumbadoras, Dennis Garca letom el pulso a golpe y verso a la vida de Corral, una ciudad que durantela primera mitad del siglo veinte sola ser un Santiago chico, un Valdiviachico, un Temuco chico. Hasta que el pick up del tocadiscos salt,comenz a picotear el acetato del vinilo como si se tratara de uno de78 revoluciones, los vasos empezaron a sonar como si hubiese milbrindis al unsono, hasta el punto de quebrarse, y el pueblo fue cubiertopor un manto de agua y sal que quiso llevarse a Dennis a seguir la fiestacon las sirenas.

    Afortunadamente, a l los nicos terremotos capaces de hacerlotambalear, son los de pipeo y helado de pia.

    PARA QU VER TELEVISIN

    Los tres estn sentados en la barra del local rindose a carcajadas, sin

    A

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    ms compaa. Acaba de terminar un partido en el Canal del Ftbol yellos no se dan por enterados. Orlando se pone de pie y le dice algo asu esposa, que se pierde en el fondo, detrs del mesn donde ambosatienden a sus clientes del restaurant Miramar. A esa hora, cinco dela tarde de un sbado, los dos comensales son viejos conocidos: unode ellos es Dennis Garca; el otro, un tal Amado Osorio.

    Mientras Orlando seca un vaso, Amado y Dennis dicen queestn tomando Coca Cola. Pero los cigarros apagados en uncenicero y las risitas acaloradas los delatan. La jornada terminar cercade la medianoche con otro comensal - que se une ms tarde a la juerga- que deber ser llevado en andas por los presentes. Todos son exmsicos y colegas de Dennis, quien carga en el cuerpo con el peso dehaber seguido largas giras por Santiago, Concepcin, Chilo y Valdiviatocando con bandas como La Guaran (era tipo Los Panchos: guitarras,bong y tres cantantes), Los Ases del Ritmo y el Tro Cubo.

    - Que le cuente cmo se salv arriba de los techos este otro.Si ya est acostumbrado a chamullar -dice Orlando-. Cuntale cmoera Corral antes, con 20 mil habitantes y cmo lleg a quedar casi vacodespus del terremoto. Y dile tambin que tenamos una banda.

    - Cmo se llamaban?- Los Donde me invitan boys.Todos se ren aparatosamente y piden otra corrida. Mientras,

    en el Canal del Ftbol se ve el spot de un programa de deportes extremosen que un grupo de surfistas se desliza sobre olas de aguas celestes.Todos dan la espalda al televisor, ignorndolo. Para qu ver la tele, siellos s que saben de olas. Para qu, si a Dennis le bastaron unas horaspara hacer una hazaa parecida, sin siquiera saber nadar.

    RITMO Y JUVENTUD

    Yo escucho radio, me gusta la radio. Todos los das la prendodespus de almuerzo. Enciende el hervidor elctrico y aprovecha debajar el volumen para dejar la msica slo como un leve murmulloambiental. Yo antes escuchaba los bailables de los sbados y domingos.Escuchaba la Corporacin, La Minera, la Colo Colo, de esos aos poh.Transmitan directamente del Centro de Baile de Santiago, tocaban laRitmo y Juventud, la Cubanacn. Y los tangos!, Alfredo De Angelis,Miguel Cal venan desde Argentina especialmente a tocar a las radiosde Santiago. Bueeenos, de los que ya no existen, relata Dennis mientrasllena las tazas con agua.

    A sus 74 aos dice que ya no le queda nada por vivir.Engaosamente. Quiere hacer creer que vive los das desanimado y soloen la casa que hered de sus padres, que fueron dueos de la pulperadel pueblo. Le gusta contar historias como si fuera l uno de los locutoresque oa cuando era nio y la lluvia lo obligaba a quedarse en la casacon sus dos hermanas, Diana (seis aos mayor) y Magaly (diez aos

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    menor). Por eso, antes de hablar de terremotos, antes de hablar decatstrofes y casas flotando y todo aquello de lo que el mundo ya seenter, l prefiere hablar de lo que qued en la trastienda.

    As es que ajustamos la aguja y dejamos el LP en la primeracancin.

    Este pueblo era un ir y venir, todos los negocios llenos. Losrestoranes llenos, porque haba poder adquisitivo, dinero para gastary se era el sistema. Los das viernes, sbado y domingo los bailesestaban llenos, los hoteles llenos.

    Uno iba a Valdivia a comprar a las casas comerciales de lapoca y todo el mundo viva feliz y tranquilo. Era otro sistema de vida,era ms hogareo, haban malones, los famosos malones! en esos aoscon la msica que era la autoridad de ese tiempo, vale decir, el bolero,el chachach, la rumba, el mambo, y despus el rock and roll. Todo unquehacer musical que cambi la etapa de los sesenta hacia delante.Su infancia la vivi jugando a los cowboys, las escondidas y las pillsen las calles cercanas a lo que fue el almacn Rancagua, el granabastecedor de abarrotes que tuvo Corral durante dcadas, y que erade propiedad de sus padres. En la segunda calle de Corral Bajo, donLuis Garca y su esposa, Adela Risco, se encargaban no slo de atenderal pblico local, sino tambin de proveer a las embarcaciones querecalaban en el puerto.

    Sus hijos Diana, Dennis y Magaly crecieron en una poca enque el aire marino y la tranquilidad pueblerina llevaban el pulso de lavida como un dulce swing. Haba tiempo para todo, la juventud quetenamos nosotros fue maravillosa. bamos al cine, a las clases, hacamoslas tareas. En septiembre era la poca de los volantines, las fiestastpicas de aqu de la zona del sur de Chile, entonces era otro quehacer.Celebrando la llegada de la primavera, sala toda la gente a la calle conmucho optimismo. As era nuestra infancia, los padres trabajando ensus quehaceres y uno estudiando.

    Estudiando, pero sin fanatismos. Al menos en el caso de Dennis.De adolescente dej Corral para estudiar en el colegio Salesiano y enel Liceo de Hombres, donde estuvo interno por largas temporadas.Repiti muy pocos cursos y no termin el colegio, el que abandondefinitivamente a los 22 aos, seducido por un amor de verano. Desdelos 18, comenz a pasar las horas de vacaciones con un juguete prestado. En esa poca conoc a la famosa orquesta de aqu, que eran Los Asesdel Ritmo. Cuando ellos no tenan actuaciones, me prestaban laspercusiones y ah empec. Estuve como un ao encerrado aprendiendo.

    EL CONSERJE Y EL MARINO

    Las calles estn vacas y las pendientes en bajada que dan alpuerto permiten ver el agua calma de la baha. La gente llega al muellea goteras y las lanchas parten semivacas hacia Niebla. Mientras tanto,

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    Dennis Garca mete un palo en la cocina a lea de su casa, tapizada depsteres y calendarios con seoritas ligeras de ropa en poses sugerentes,la mayora sacados del diario La Cuarta (un huevn de por all me losjunta, se apura en aclarar).

    Al salir a la calle, Dennis se transforma en Densi, apodo conel que es conocido. Los pocos parroquianos que decidieron no tomarla siesta post- almuerzo de un da domingo, lo saludan con cario, legritan de lejos para bromear.

    Por aos, Densi fue gua turstico del fuerte San Sebastinde Corral, y se es el personaje que adopta para salir a mostrar el pueblo.Cuenta sus historias, paso a paso, con las vas solitarias como escenarioy en las que se mueve como si fuera el conserje de la comuna. Parecieraque si un da todo el mundo se fuera de Corral, sera l el encargado dever que no quede nadie y poner el candado por fuera.

    Pasa frente a la municipalidad, al restaurante Miramar, al kiosko,al gimnasio municipal, al cuartel de bomberos donde animaba fiestascuando ste tena un saln. Llega hasta la segunda calle de Corral bajo,donde carraspea para aclarar su voz y largarse a contar.

    Estbamos almorzando en la casa ese da feriado, cuandoempieza el movimiento telrico grado 10. Los cables de la luz chicoteabany los terrenos se abran y se tragaban la gente. Todo el mundo se movaerrticamente, mientras Dennis no dejaba de lado su pose omnipotente,juvenil, audaz. El pnico cunda y l internamente trataba de bajarle lasrevoluciones al incipiente miedo. Por eso, cuando su padre se dio cuentade que su esposa y su hija Magaly haban salido de la casa y lo manden busca de ellas, Dennis parti sin despeinarse demasiado.En un intertanto se desaparece mi madre con la Magaly, y mi viejo, elLuis, me dice anda a ver qu pas con el resto de la familia! Yo con 26aos era aqu te las traigo. Y yo en vez de ir por el camino de Valdivia,me pas por el paseo Paul Harris sin saber que venan las marejadas.

    La valenta con que avanzaba ni siquiera le dio tiempo de teirsede arrepentimiento para dar paso al miedo. La aguja se cambi de surco,el disco salt y cay por la otra cara y justo encontr a Garca tratandode saber cmo llevar un ritmo endemoniado, trgico, ilegible.

    Iba caminando por ah y me tomaron las marejadas, que mellevaron mar afuera. An preso de la resaca de la noche anterior, la deun celebrado 21 de mayo, se encaden a la resaca marina que arrastrcon fiereza a un jovencito que jams haba nadado.

    Y viera cmo pasaban las casas, y la gente gritando, y a lasmujeres se les trancan las puertas y las ventanas y se ponen a gritar yno hacen ninguna cosa. No hacen nada, no atinan a n! Y qu iban ahacer! Si no es pelcula la cosa. Lo que pasa es que el sistema nerviosono responde, las piernas no responden y si no responde el sistemanervioso uno ta' entrega'o, qu va a hacer?

    Mientras vea pasar murallas, casas, planchas de zinc y personasque manoteaban tan desesperadas como l, logr ver, atragantado deagua, a su salvavidas providencial.

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    Walter Norman era un marino de origen alemn al que Dennis habavisto un par de veces antes. Fue l quien, mientras vio al msicoescalando techos y chiflando a quien viera pasar, despavorido sobreuna ola monstruosa, las ofici de instructor en medio del pnico de unhombre que ms se mova en aguas espirituosas que en las marinas.

    Estuve como 6 horas agarra'o de techos y palos. Todoschiflndose unos a otros. De repente me encuentro con una personaen la inmensidad del mar y era don Walter Norman, que era prctico dela Armada. Yo no lo conoca, si aqu ramos 20 mil personas, y mehablaba, me deca cosas y yo no le entenda, con la desesperacin, yya estaba con hipotermia, seis, siete horas en el mar es cosa seria. Estecaballero me hablaba y no le entenda na' poh. Y cmo le iba a entendersi era alemn, era medio mutro Me deca mantente!, reljese! Derepente nos acercamos arriba de un techo y le hicimos pelea a lasmarejadas.

    A duras penas, Dennis lograba entender las instrucciones deWalter Norman. Y a duras penas, se sostena en pie para ir contrapesandouna plancha de zinc que usaron como balsa.

    Se vean las corrientes submarinas y el techo y nosotrosibamos pa' un la'o y pa' otro, por Mancera, cerca del fuerte SanSebastin, donde nos llevara, por todos lados. Y en una de esas el techotoc el muelle de pasajeros de Corral, que a esas alturas era purachatarra. Ah aprovech de salir y despus los del salvataje bajaron ylacearon y sacaron a Norman. Eso ya era de noche. Estuve como 7horas. Este caballero tena entre 75 y 80 aos y yo no saba nadar, lehaca el quite a las palizadas, el resto de palos, a los pisos. Si yo mesalv gracias a l, que me dio las indicaciones.

    Despus del traumtico captulo de sobrevivencia, Dennis partia los cerros, donde estaba el resto de su familia. Perdi el rastro deWalter Norman tras su rescate y slo supo, aos ms tarde, que elmarino alemn salv con vida, pero muri tiempo despus.

    El largo abrazo y el agradecimiento que Dennis le tenapreparados, quedaron archivados como una deuda eterna.

    AOS DE BOLEROS Y PRDIDAS

    Yo creo que fue un milagro, porque murieron muchos marinosexperimentados. Fue para que alguien le contara a las generacionessiguientes cmo era un maremoto. As explica Dennis su sobrevivencia.Como repiten quienes han estado cerca de morir, dice que vio pasartoda su vida en pequeas fracciones de tiempo.

    Se te pasa en un segundo la niez, la adolescencia, todo poh.En una tragedia, cuando te agarra el agua, las marejadas, empezai' ahacer un balance de la vida, pero rpido, porque te vai a morir.

    Con 26 aos, emigr a Valdivia junto a sus padres y su hermanaMagaly, quien desde entonces se resiste a volver a Corral. Vivimos un

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    ao en Valdivia y en ese tiempo yo conoc al que fue mi marido.Regresamos al pueblo y l me fue a buscar para casarnos. Nunca msquise volver, hace ms de 45 aos que no voy porque no me gustacruzar en lancha y sentir al lado el agua que corre, confiesa la mujerque por aos ha sido el cable a tierra, la apoderada, la tutora de unDennis que, al ver en sus manos la segunda oportunidad que le brindla vida, volvi a su carrera en la bohemia e intent, sin suerte, emparejarsey vivir en familia.

    El matrimonio de Luis Garca y Adela Risco vivi en Valdivia desus ahorros y se instal en una casa de calle Cochrane. Mientras Magalyiniciaba su romance con Roger Garca, el padre de sus dos hijos, Dennispasaba las noches en el Millaray, local que funcionaba en el edificioPrales. El Madrigu, tambin en el centro de la ciudad, la Hostera deCastro y boites de Temuco igual supieron de sus percusiones.

    A mediados de la dcada de los '60 fue reclutado para serparte de la banda de Ramn Aguilera, el legendario rey del bolero, yvivi largas temporadas de gira.

    Paralelamente, estuvo emparejado casi una dcada con IdaAlvarado, madre de su nica hija, Loreto, quien falleci en 1994 en unaccidente automovilstico. Hablar de ella con Dennis muestra la que talvez es la nica zona oscura y triste de su vida. Vivi con su hija hastaque ella tuvo 15 aos, edad en la que parti con su madre a la capital.En los aos siguientes, el msico no perdi oportunidad de pasar porSantiago para compartir con ella.

    Los aos difciles se sucedieron para Dennis. En 1968 perdia su madre, quien falleci de cncer. Hasta 1972, acompa a su padrepara seguir trabajando en la casa donde refundaron el almacnRancagua tras la estada en Valdivia, un inmueble que compr donLuis a una familia alemana que emigr del pueblo tras el terremoto, yen el que Dennis vive hasta hoy.

    LOS NGELES TAMBIN SE ESTRESAN

    Durante los 80' y los 90, Dennis se dio maa para pasar porestudios de televisin y contar su historia. Don Francisco (pesado elchuchesumadre), el programa de Canal 13 Noche de Ronda, queconduca Ral Alcano (simptico el tipo se) y La Noche del Mundialde TVN, en su versin 1998 (me tuvieron como una semana en un hotela cuerpo de rey), supieron de la simpata del corraleo hablando delterremoto.

    Con su historia, la Compaa de Teatro de la Universidad Australde Chile mont la obra Quitalutos: alegora de una catstrofe.Yo creo que si un escritor se dedica a hacer un libro de la vida deGarca, sera un best seller, asegura Orlando Oyarzn, acordeonistaque sola formar do junto a Dennis.

    Son sus amigos y cercanos los que se han dedicado a

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    coleccionar las ancdotas que el propio Dennis deja de contar. Estehombre ha marcado una poca ac. La gente lo conoce y lo quiere,sabe que a veces anda con el tejo pasado o que es medio chamullento,pero casi todo lo que te cuenta es cierto.

    Yo siempre so con ser actriz y ser famosa. Pero el que sinquerer ha sido famoso es mi hermano. Yo creo que tiene un ngel dela guarda tremendo que debe estar estresado con tanta lesera quehace, seala Magaly Garca.

    Cuando muri su padre, ste qued a cargo del negocio y sepuso a mandar cartas a los correos sentimentales diciendo que era uncomerciante que necesitaba compaa. Y para alegra de Dennis, lascartas de respuesta llegaron por docenas.

    Entre todos los amigos abramos las cartas y le seleccio-nbamos las mujeres. Y Densi qued de conocerse con una mujer deTemuco. Cuando lleg all, lo estaban esperando con una fiesta y seencontr con una mujer como de tres cuerpos ms que l y de 100kilos. Sin dejar de rerse, Orlando remata la historia. Y entremedio, ldijo que iba al bao. Y este salvaje se escapa por la ventana y arrancapara venir a contarnos.

    Si esta mujer u otra le dese mal a Dennis entonando la cancinque dice que te parta un rayo, que te mate un tren, no lo hizo consuficiente esmero. Despus de visitar un da a Magaly en Valdivia, Dennisle asegur a su hermana que partira de vuelta a Corral.

    Yo trabajaba en la Clnica Alemana y un practicante me diceque un hombre aseguraba a pie firme que era mi hermano, y que porfavor lo fuera a ver. Yo le dije al nio: no puede ser mi hermano, porqueayer se fue a Corral, pero insisti tanto que fui a una pieza y veo a untipo vendado entero, con un turbante en la cabeza. Y claro que era l!Nunca se fue de vuelta: parti a tocar con unos amigos a Antilhue y,medio curado, se cay del tren que iba partiendo.

    Dennis se jacta de haber estado 15 aos a cargo del fuerteSan Sebastin en Corral. Atend a ms de un milln de personas. Peroantes de retirarse en 1988, no perdi la oportunidad de subir al columpioa un gringo dicindole que el sitio histrico era suyo. Ni corto ni perezoso,Dennis adems le puso precio y el gringo acept hacer el negocioinmobiliario de su vida. El trato estaba cerrado, pero un poco oportunosopln le cont al turista extranjero que la ganga que le haban ofrecidoera una ms de las barrabasadas de Dennis Garca.

    l deja que el resto cuente, mientras escucha desde unaesquina. Un da, mientras est adolorido por una artrosis en la rodilla,su hermana le sirve la once y se niega a creerse a s misma la historiade la que fue testigo.

    Tocan a la puerta de madrugada. El marido de Magaly y sushijos ya conocen las andanzas del viejo zorro. Magaly se asoma por laventana. Vi a un tipo alto, buenmozo, con el bolso de mi hermano.Obviamente me asust y pens que le haba pasado algo.

    Detrs del tipo alto con el bolso en sus manos, aparecen otros

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    dos vestidos de negro que sujetan a un Dennis Garca con bastantestragos en el cuerpo. Al lado venan dos ms, eran cinco en total. Yo loshice pasar y se sentaron. Mis hijos se despertaron y yo les ofrec un ta los visitantes para agradecerles que al menos me hubiesen trado ami hermano.

    No sin desconfianza, Magaly retuvo a los desconocidos en sucasa para saber cmo y dnde haban encontrado a Dennis. Yo recinhaba llegado al barrio, y ellos me dicen que son del comit de seguridadde la calle. Me recitaron todos mis datos y quines ramos los integrantesde la casa.

    Como es de esperar, Dennis no recuerda dnde se cruz conlos tipos. Fueron muy amables, se tomaron el t y dijeron que antecualquier problema nos iban a ayudar. Y que a mi hermano lo habanvisto llegar mal y que por eso vinieron a dejarlo.

    Asombrada por la diligencia con que actu el comit deseguridad, ella y sus hijos - que tambin presenciaron la escena- lecomentaron a los vecinos la gran ayuda que haban provisto los hombresde la noche anterior. La pieza del puzzle que no calza hasta hoy, es queen la calle ngel Muoz de Valdivia jams existi tal comit, ni los vecinosvieron alguna vez al grupo de hombres con esa descripcin.

    Con este hombre yo ya no s qu pensar, dice Magaly. Suhija Dominique refrenda la historia y se encoge de hombros, como sisupiera que difcilmente todo el mundo dara crdito a esa aparicinprovidencial de un grupo de agentes rescatistas de Dennis Garca. Eleterno sobreviviente asiente con la cabeza ante cada pasaje relatado.Dice que recuerda el episodio con lagunas.

    Bueno, ahora con su problema a la rodilla y otras cosas, elmdico le dijo que va a tener que dejar su vida bohemia. Porque ahorase acuesta cuando le da sueo y come cuando le da hambre. Como sifuera un jovencito, dice Magaly, con tono aleccionador.

    Y como diciendo con la mirada que las palabras de su hermanason slo patraas, Garca se da vuelta y prende un cigarro, el terceroen una hora. Aspira hondo. Ya sabe que dndole descanso de unosdas a su ngel de la guarda, ste volver a sus labores habituales y loayudar a zafar de una nueva.