Demulasbuhosyotrosescribientes_3

12
Poesía cuento dibujo N° 3 Noviembre 2005 De mulas, búhos yotros escribientes INVITADOS

description

mula

Transcript of Demulasbuhosyotrosescribientes_3

  • De mulas, bhos y otros escribientes N 3 1

    De mulas, bhos

    y otrosescribientes

    N 2noviembre2004

    Poesa cuento dibujo

    N 3Noviembre2005

    De mulas, bhosy otrosescribientes

    INVITADOS

  • 2 De mulas, bhos y otros escribientes N 3

    POESIAPOESIAPOESIAPOESIAPOESIA

    Choza del tiempo

    Abraham Tarqui (La Paz)

    Quiz vidaquiz muertepero no ausenciaquiz un vagidoquiz un ltimo suspiropero no silencioquiz la realidadquiz un sueopero no mentiraquiz al bordequiz al mediopero no en ninguna partequiz el cieloquiz el infiernopero no en ambos.

    Quiz no nos vesquiz no quieras vernospero estamos aqu.

    (Sin ttulo)

    ArribaEntre barro y hongosPasa la luz gris de caballos...Alguna vez fue paja.Los flacos ennegrecidos.

    AlrededorLos verdugosMallan aliento de sangreY al calor se relamen.Sombras grises y negras.Algn da tuvieron color.

    En el centroEl arca del tiempoLlora los recuerdos.SentadaFrente al fuego de arcillaLa awicha hecha de arrugasCocina para sus gatos.

    Rodny Montoya (La Paz)

  • De mulas, bhos y otros escribientes N 3 3

    POESIAPOESIAPOESIAPOESIAPOESIA

    Una noche de resacaAl tratar de despertarNot que por el ombligoMe empezaba a desinflarQue mi cuerpo se arrugabaComo un papel vegetalE iba pasando qu curioso!Al estado gaseoso.

    Y tras la metamorfosisMe sent mucho mejorEra un aire gris oscuroY con bastante polucinSe notaba en cualquier casoQue era aire de ciudadQue si bien no es el ms sanoLo prefiere el ser humano.

    AireSo por un momento que era aireOxgeno, nitrgeno y argnSin forma definida, ni colorFui aire volador.

    Como yo soy muy conscienteHasta en esta situacinDecid ser consecuenteCon mi nueva dimensinY prob a ser respiradoPor la que duerme a mi ladoSin entrar en pormenoresYo s hacer cosas mejores.

    Como no me satisfizoLa experiencia sexualSe me inflaron los vaporesMe convert en huracnDi unas tres o cuatro vueltasY a la quinta me cansEste cuarto es muy pequeoPara las cosas que sueo.

    AireSo por un momento que era aireOxgeno, nitrogeno y argnSin forma definida, ni colorFui aire volador.

    Y lo siento por mi noviaY el cristal que me carguMe escap por la ventanaY en picada me lancPero tuve mala suerteY cuando iba a remontarMe volv otra vez humanoNo faltis al funeral.

    AireSo por un momento que era aireOxgeno, nitrgeno y argnSin forma definida, ni colorFui aire volador.

    Escalar el vientoNavegar La luz

    (Colaboracin, La Paz)

  • 4 De mulas, bhos y otros escribientes N 3

    POESIAPOESIAPOESIAPOESIAPOESIA

    El smbolo del amor desgraciadoque baa de sangre el tulipnllevando en mi coraznla herida de un amor letal.

    Habitante bella e infelizde amargo sin sabor y la derrotaluna urea del tiempo de la resurrecciny de las aguas sagradas.

    Misteriosa y esotricamas sabia y mas prudenteluna plida;anhelo infinito en tiernasnoches azulesleyenda de polvo y recuerdosmientras que los ojos, se nos llenande lgrimas.

    La bella flor de locura

    Naldo Yanqui (Puno)

    Cunta locura derroch al amarteen un colchn hueco sin ideas,en la casona pasada de siglo,en el aire txico de espadas.

    Noventa mil minutosme vengu de tu olvido,recordndote todos los dasen el cuarto hmedo de tu ignorancia,donde llenaste tus bolsillos con mis prendas.

    Recostada en el perfil de la luna,con las cortinas analfabetascomenc a deletrear tu nombre;con el pice de tu hombra cobardecunta locura derroche al amarte.

    Helen Ticona (Puno)

    Derroche de locura

  • De mulas, bhos y otros escribientes N 3 5

    POESIAPOESIAPOESIAPOESIAPOESIA

    I

    Cuando vuelvas te esperar con las llaves del bosqueCon las flores marchitas de tanto amor

    Con la novela en blanco, el gris de las noches y la palabra siempreTe tomar para guarecerte junto a la casita de chocolateE intentaremos volar al sol sobre la alfombra de Al Baba

    Cuando vuelvas tomar prestadas las botas del gatoPara esconderme como un roedor en medio de este barco

    De corsarios y piratas, sangre, fro y tempestadTe mostrar el reino del nunca jams

    Y pasearemos desnudos por este lado del pas de las maravillas

    II

    Si llegases hoy recuperara mi corazn etiquetadoLe devolvera las ojeras a la noche

    Pedira prestado, al da, las horas de ayerDescansara mis huestes de tanto callar

    Zurcira mis zapatos de siete leguasPara correr a tu puerta y despertar a los enanos

    Si llegases hoy llegara antes, mucho antes, que la brujaMucho antes que el corcel negro, que el zorro o Robin Hood

    Quiz antes que la noche, el da o un equinoccio de abrilAntes de ayer, la semana pasada, el siglo unoVendra volando cual sper ratn, Clark KentY en medio del bosque habra de despertarte

    Aldo Santos (Puno, 1980)

    A tu vuelta

  • 6 De mulas, bhos y otros escribientes N 3

    Efran Miranda, llamado el poeta indio, ycon ms de 70 aos encima, es uno delos poetas vivos ms importantes de lapoesa punea y peruana.

    HOM

    ENAJE

    Efran Miranda Lujn, poeta puneo, vivi por ms de quince aos enla comunidad de Jacha Huinchoca en las pampas de Ilave, al sur dePuno, donde ejerci la docencia y se preocup por la educacin rural.Tal experiencia, complementada con una cultura universal a travs deun aprendizaje autodidacta le sirvi para construir su potica y lograruna poesa india particular y difcilmente superada dentro de su contex-to. Como dice Ernesto More refirindose a su poesa: no es productode la simpata o amor al indio; es la respiracin misma del indio. Y qurespiracin! (En el prlogo del segundo libro de Miranda)

    Alguna vez Efran Miranda manifest: Todo ese contacto que tuve conlos indios en la comunidad [de Jacha Huinchica], cambi por completomi cultura y mi forma de percibir la vida y el universo. Todo aquello eraotra sociedad, otra realidad y yo me fui adaptando a ella. Encontr todauna sabidura en esa experiencia y de ah que mi poesa se nutre deello. (Revistas: Pez de Oro N. 06 pp 7, y Rebelarte, abril 2005, pp 32)

    Muerte Cercana de 1954 es su primer libro publicado. Luego le si-guieron otros como Choza (1978),Vida (1980) y Padre Sol (1998).

    Por motivos de salud desde 1998 Miran-da decidi vivir en la ciudad de Arequipa.Con el transcurrir de los aos su poesaha ido adquiriendo un considerable valordentro de la literatura peruana debido asu carcter discursivo. Ahora, es materiade estudio en distintas universidades delPer.

  • De mulas, bhos y otros escribientes N 3 7

    I P (de Vida)

    En su cama de pieles,con dolor vmitos y fiebredeliraba con la tierra internaaplastndolo. Ms los mineralesen intensa reabsorcin.

    Los curanderos pudieron haberle confirmado:Pubescencia, maridaje, abuelaturaNo hai curanderos!

    Tampoco mdicos a nuestra economa!

    Si la medicacin primigenia muere,robaremos mdicos, laboratorios, enfermeras,quirfanos, boticas, bancos de sangre?...

    En su patilla-camastro, con mortaja de papelY retazos de tocuyo, se recuesta.Picos y palas, suenan.Alcohol y coca, se hablan en la oscuridad.

    Text

    o y

    foto

    graf

    as

    de C

    hris

    tian

    Rey

    noso

    (Efra

    n M

    irand

    a en

    su

    casa

    de

    Areq

    uipa

    , set

    iem

    bre

    2005

    )

    9 (de Padre Sol)

    -Aprendes las letras?Correcto. Leers una biblioteca!

    -Te defiendes con uitas de ratn?Mal haces. Protgete con zarpas!

    -Con un gotero te baas?Date cuenta. Hazlo en el mar!

    -Se te queman las tortas en el horno?Tonteras. Actualzate con un microndas!

    -Un amigo te es bastante?Ciego. La poblacin quiere saludarte!

    -Plantas un rbol?Qu optimismo. Siembra una jungla!

    -Aportas con un grano de arena?No seas cojo. Entrega una montaa!

    -Cavas fosas mortuorias?Ests muy mal. Fabrica cunas!

  • 8 De mulas, bhos y otros escribientes N 3

    CUENTCUENTCUENTCUENTCUENTOOOOO

    Mis abuelos lo predijeron mucho antes que yo naciera .Los ancianos lo saban, por-que un distintivo de serlo era poseer sabidura llegada a sus puertas hace millonesde aos. Insistentemente lo repetan, una y otra vez, para que los menos dotados, es decirtodos nosotros estuviramos alertas y no furamos sorprendidos por la venida inmi-nente del fin de los tiempos. El cielo se volvi ms gris, mi casa comenz a cuartearse y mi soledad a esfu-marse; vaya paradoja que me toca vivir; cuando el sol exista y el mundo lata comoun gigante corazn, con nios llorando y mujeres gimiendo de placer, mi soledadpareca infinita; ahora que no hay nadie, slo viejos en derredor vigilando que todosuceda como es dado suceder tengo la certeza de estar viviendo lo mejor de miexistencia . Nadie recuerda cundo comenzaron a pudrirse los sueos, nadie que camine,puede dar fe de estar vivo, hay maledicencia hasta para sonrer, pero yo seguirinsistiendo que el momento presente es mi reconciliacin definitiva con la vida. Desde la playa puedo ver el ataque subversivo que hacen los pequeos que porahora dominan el mundo, insectos que antes se erigan indefensos ante la cruelcizaa del hombre, ahora actan como un todo poderoso que sabe de su suprema-ca incontrolable y se encarniza con los pobres que luchamos por no pecar. Se siguen cuarteando los techos. Los jardines se terminaron de secar el da enque murieron mi madre y todos mis hermanos. Ni una lagrima llor; porque el trabajofsico que me demand decirles adis en medio de los annimos cuerpos, ocup mimente por interminables das. Las horas se suceden con fra quietud. La mirada compasiva de los ancianosque pululan por la tierra son un rastro certero de aqu antes que yo naciera, ellos yase preparaban para sobrevivir. Nadie que estuviera dentro de s les hizo el menor caso, muy por el contrario lasburlas desafiantes no se hicieron esperar. Cada maana como una rutina que se pareca ms a una oracin penitente, susojos decrpitos auscultaban el cielo pintado de arco iris; los viejos tan sabios losabian: la peste llegara en forma de pjaros del este, con el nico objetivo de pico-tear las casas. Con un sonido que se parece al mar llegaron desde lejos, con sus picos amari-llos y sus plumas aladas tieron el cielo de gris; el gran hogar cay en tinieblas. Ladesamparada gente que no crey en el augurio apocalptico de los abuelos no pudo

    Pronto vendrn los pjaros del este a picotear mi casaY aqu me quedare

    Para saberlo

    Renato Cisneros - Mquina fantasma

    La Peste

    Haydith Vsquez (Tarapoto)

  • De mulas, bhos y otros escribientes N 3 9

    escapar. Cayeron de bruces uno tras otro en tanto que el sol se apagaba para siem-pre; al menos hasta hoy. No me qued ms remedio que comenzar a vivir, porque por algn motivo tam-bin me rehusaba a morir. Mis piernas dejaron de estar entumecidas y me empuja-ron a caminar: desde que hace treinta aos que nac, milagrosamente pude respirarpor primera vez. En medio de la nada vi que de a poquitos el universo en todo su magnificencia seiba exterminando. No culpo a los pjaros del este, ellos slo seguan su destino, noculpo a los seres de mente inferior que no escucharon la voz de la erudicin. Ahora lo s, mi enclenque y despiadada anatoma hermafrodita estaba prepara-da para algo mejor que una muerte simple. Un destino superior me estaba reservado, aunque quiz nunca conozca el amorni tenga descendencia, al menos no parecer como aquellos hombres de odossordos que dejaron dentro de s un dolor de olvido. Hubo gente que intent impedir el exterminio universal. Llegaron en furgonetas,vestidos como militares y fumigaron todo; se metieron hasta en los resquicios delalma. Finalmente se fueron vencidos, porque no consiguieron nada. Antes de esome miraron y como si fuera una aparicin lejana me hablaron. Ven con nosotros dijeron y ante mi negativa mascullaron palabras incomprensi-bles y se marcharon. Me imagino que entre ellos discutan mi condicin humana, sussombras no dejaron absolucin que valga sobre mis ridos pies, aun manchados porla fangosa tierra mortecina. Desaparecieron. En tanto que mis pocas fuerzas se multiplicaron y comenc mirecorrido nmade por el desierto del mundo. Por las carreteras areas aparecieron inclementes con los ojos impvidos, todoslos viejos de la tierra. Me ofrecieron ayuda en cuanto vieron las babas del perroguardin, que fiel a su estilo esper a que llegaran para terminar de morirse. Fue elltimo de mi vasta estirpe que acab por expirar, le dej una nota solapada en elregazo, fundindose el acto en una primera revelacin; era la luz ante una tragediaque me salvo, mi pluma dormida renacera junto a mi testimonio imperecedero. Una tenue esperanza me obliga a escribir, porque sueo con que alguien en-cuentre esta historia y sepan por sobre todas las cosas que exist. Recorr muchos caminos con mis longevos acompaantes. Aqu me encuentroahora entre los escombros de lo que alguna vez fue un buen lugar para vivir. Miexistencia es un libro abierto, y al hablar de esto lo hago en un sentido literal; porquemis das y noches, que no son mas que noches estn retratadas es unas pginasazules que encontr. No s que pasar de ahora en adelante. Los viejos me imagino terminarn pordesaparecer; ni tanta sabidura los podr salvar de la inefable calamidad de por finirse. Apuntar todo en este desorden de papeles azules. Nuevamente chillan losventarrones del este; y por alguna razn que no puedo explicar, me seguir quedan-do aqu para saberlo.

  • 10 De mulas, bhos y otros escribientes N 3

    CUENTCUENTCUENTCUENTCUENTOOOOO

    El sobresalto de las miradas lo desperta-ron y se levant presuroso para caminardescalzo, por el piso de tierra de su pe-quea habitacin sin ventanas donde na-ciera aos atrs.

    Antes aquella casa tena mucha luz, gran-des ventanas por donde mirar pasar a losvecinos de las casas, en aquel entonces,muy alejadas tras los sembros, pero aho-ra las haba tapiado, lo haba hecho haceuna semana, cuando empez a sentir quelas miradas lo vigilaban e incluso en sussueos las miradas siempre estaban all,ya deba haberse acostumbrado a ellaspor que su forma extraa de ser, siempresolo y sin amigos, llamaba la atencin ha-cindolo vctima de los chismes de todaslas mujeres y varones del lugar; pero aho-ra no, ahora las miradas eran diferentes ylo perseguan indiscretamente; a dondefuera l, lo seguiran las miradas.

    Despert cerca de las once de la noche ylo seguan mirando despus de las doce,pero, quin era?, los muros no tenanojos pero sera bueno que los hubiesentenido para saber por fin quien o quieneseran, pero no, no lo saba, y ellas lo inco-modaban, an ms lo irritaba no saberquien o qu lo miraba, tal vez si lo llegasea saber terminara con lo que fuese o trata-ra de sobrellevarlo con ms facilidad peroan no lo saba y tal vez nunca lo sabra,eso tambin le daba mucho miedo.

    A las once en punto abri los ojos y sintilas gotas de sudor que salan desde el fon-

    El hombre de la sombra

    Jorge Villegas (Puno)

    do de sus nervios y le corran por todo elcuerpo, no pudo quedarse ms tiempoacostado, se levant y encendi el focoque recientemente haban instalado, pueshace poco lleg la corriente elctrica allugar; an se sentan los fuegos artificia-les en las calles desde hace dos o tressemanas festejando el nuevo signo delprogreso, camin en su habitacin hastalas doce, durante una hora y no pudo ms,las miradas seguan penetrndolo y lsenta que podan mirar hasta por dentrode sus entraas, sali, cruz todos lossembros y caus gran asombro verlo, eltipo solitario de la casucha del extremo surdel pueblo a mitad de fiesta caminando,aunque sin hablar, confundido con la genteembriagada de alegra.

    No, an as se senta ms mirado que nun-ca, no era la gente pues a ella si se habaacostumbrado, era algo o alguien ms im-portante, alguien que saba como mirarlo,con descaro, a propsito, para que l sediera cuenta; que sensacin ms incomo-da era esa, entr a tomar una taza de matede coca y las miradas lo tomaban junto al, al caminar por las calles bajo el da noc-turno de los fuegos artificiales la miradade ojos penetrantes caminaba con l, denuevo a su casa pequea y all lo seguatambin la mirada de esos ojos sin due-o, volva a salir para acompaar comonunca antes a los ltimos festejos de laluminosidad que ya duraba ms de dossemanas y all, con ms insistencia esta-ba la mirada atravesndolo hasta los in-testinos.

  • De mulas, bhos y otros escribientes N 3 11

    CUENTCUENTCUENTCUENTCUENTOOOOO

    El nio traza palabras sobre una hoja yellas corren hacia sus extremos, asus-tadas del cursor que parpadea a su cos-tado. Dibujadas mecnicamente por elteclear de sus dedos, bajan uno a unoestos renglones y saltan de vez encuando. Pero la expresin de su rostro,enjuto y concentrado, ya sobre el papi-ro, ya viendo la caja que virtualiza sushojas, musita las mismas palabras, unay otra vez, hoy y en otro momento deltiempo, hoy y hace quinientos aos sucorazn es el mismo y es el mismo elabismo, el error en el que cae, o la sali-da genial que crea con la palabra, comoel pintor con un acertado trazo. Ilumi-nan su noche iguales pensamientos olas oscurecen pesadillas que otros so-aron o despertaron una y mil veces, yen su cabeza contina, otra vez, el an-sia de originalidad, ansiada otras infini-tas veces por otros, los que como zo-rros que se encuentran en anillos deltiempo, se chocan y saludan, sabiendoque aunque sean iguales nunca sernlos mismos.Tubo fluorescente o pabilo, el viejo seenamora y prostituye su palabra a eseamor, a la mujer de sesenta aos quefue su novia o a la muchacha que car-ga liviana el peso de su juventud.El nio recorre las sendas andadas porotros, aprende a hablar recogiendo laspalabras que otros dejaron caer al sue-lo, balbucea y maldice, aprendiendo,siempre aprendiendo, recorriendo elcamino que otras manos le ganaron ala maleza. Mientras la maraa de hier-ba parlante crece detrs suyo.

    Escritura

    Jaqueline Calatayud (La Paz)

    Pero, qu sera?, lo nico nuevo era eldestello de la luz enfrascada en globos devidrio en lo alto de los postes, era lo niconovedoso y al percatarse de ello, no pudoms, por fin se fue a su habitacin, hechllave por dentro y luego la rompi, tambinrompi el foco nuevo en el centro de sudormitorio por si le provocaba encenderloy se tendi a sentir la tranquila suavidad dela oscuridad sin miradas que lo perturba-sen; all no haban miradas y es que su con-dicin de hombre triste y solitario nunca leense que se debe vivir con una sombraal lado, no se percat, hasta ese momen-to, de ella; con l, ella naci pero nunca sele hizo tan molesta como ahora que la luzde los nuevos postes la haca notoria enlos mejores momentos de soledad, en lanoche.

    Muchos aos despus, cuando el sistemade iluminacin ya se haca viejo, y todoshaban olvidado por completo al hombresolitario, decidieron derrumbar la casa delas ventanas tapiadas que para entoncesya quedaba a mitad del pueblo que crecirpidamente, al llamar a la puerta nadiecontest y entonces la tiraron abajo; sobreuna cama de la cual solo quedaban las hi-lachas de antiguas frazadas carcomidaspor insecto, se encontraba el esqueleto delque antes fuera un hombre joven, fuertepero sofocado por la soledad hasta en loshuesos se la notaba!, tenia la expresin dehaber muerto feliz y riendo, pues ya nadie,en su encierro, poda haberlo mirado. Al co-nocer la noticia del hallazgo todos recorda-ron la historia que contaban los abuelos, lahistoria del hombre solo que nunca pudodeshacerse de la molestia de tener siem-pre junto a l a su sombra.

  • 12 De mulas, bhos y otros escribientes N 3

    Portada ydibujos a tintade KattyGmez Nieto

    Derechos de los autores, 2005Estas paginas cubiertas de escritos que enaltecen la condicin del ser humano, por loformidable que es la creacin literaria, hacen que una vez ms apostemos en lanzar elnmero 03 de este boletn que no hace otra cosa que brindar un pequeo espacio de difu-sin para sus creadores.En esta oportunidad presentamos a los lectores una edicin en homenaje al gran poetaEfran Miranda, acompaado de jvenes poetas y narradores que sin duda buscan como l,alcanzar la perfeccin del espritu literario.

    Uyarik Aru