Delgado, Ovidio - Debates Sobre El Espacio en La Geografía Contemporánea

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Debates sobre el espacio en la geografía contemporánea

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Debates sobre el espacio en la geografía contemporánea

O V I D I O D E L G A D O M A H E C H A

Debates sobre el espacio en la geografía contemporánea

UNIVERSIDAD

NACIONAL DE COLOMBIA Red de Estudios de Espacio y Territorio, RET

Delgado Mahecha, Ovidio

Debates sobre el espacio en la geografía contemporánea / Ovidio Delgado Mahecha

— Bogotá : Universidad Nacional de Colombia, Unibiblos, 2003

254 p .

ISBN : 958-701-309-3

1. Geografía 2. Geogi'afía física 3. Geografía humana

I. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas . Depar tamento

de Geografía

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Catalogación División dc Bibliotecas Universidad Nacional de Colombia

Debates sobre el espacio

en la geograf ía con temporánea

© Univers idad Nacional d e Colombia

Red d e Es tud ios d e Espacio y Ter r i to r io , R E T

© Ovidio De lgado M a h e c h a

Profesor, Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas ,

Departamento de Geografía

Primera edición: 2003

Tiraje: 1.000 ejemplares

ISBN: 958-701-309-3

Corrección de estilo

Martha Elena Reyes

Diseño de carátula

Camilo Umaña Caro

Diagramación electrónica

Ana Rita Rodríguez, UNIBIBLOS

Preparación edilonal

Universidad Nacional de Colombia

U N I B I B L O S

Correo electrónico: unibibí[email protected]

Bogotá, D.E., Colombia

Comité editorial

Gustavo Montaíiez Gómez

Julio Carrizosa Umaiia

Normando Suárez Fernández

Ovidio Delgado Mahecha

Julián Arturo Lucio

Foto portada

Título: Homo Geographiciis

Autor: Christian Delgado Bejarano

CONTENIDO

PRESENTACIÓN 9 PRÓLOGO 13 INTRODUCCIÓN

GEOGRAFÍA, ESPACIO Y TEORÍA SOCIAL 17

CAPÍTULO I L A GEOGRAFÍA REGIONAL: PAISAJES, LUGARES,

ÁREAS Y REGIONES EN VEZ DE ESPACIO 23

CAPÍTULO II

LA GEOGRAFÍA COMO CIENCIA ESPACIAL 33

Los fundamentos de un nuevo paradigma 33

Los contenidos del nuevo discurso geográfico 41

Los modelos de interacción espacial 50

Movimiento, estructuras espaciales y geometría del movimiento. . . 52

Análisis de redes y flujos 53

La localización de las actividades humanas, el problema

locacional y la teoría locacional 57

El caso de la geografía económica como "ciencia espacial" 65

Crítica 69

CAPÍTULO III

LA GEOGRAFÍA RADICAL: LA PRODUCCIÓN SOCIAL DEL ESPACIO SOCIAL. . . . 79

Los fundamentos del discurso radical 79

Richard Peet: el espacio como entorno natural 82

David Harvey: el espacio como un producto social 83

Edward Soja: la producción de la espacialidad de la vida social. . . . 94

Milton Santos: el espacio como estructura de la sociedad 97

DEBATES SOBRE EL ESPACIO EN LA GEOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA

Las críticas a la geografía radical 100

CAPÍTULO IV

LA GEOGRAFÍA HUMANÍSTICA Y LA EXPERIENCIA DEL ESPACIO 103

Los fundamentos discursivos de la geografía humanística 103

La experiencia del espacio 111

El lugar, el espacio y la experiencia 111

Sobre el cuerpo, las relaciones personales y los valores espaciales. . 114

La geografía humanística contemporánea 119

Crítica 119

CAPÍTULO V

GEOGRAFÍAS POSMODERNISTAS; LA REIVINDICACIÓN DEL ESPACIO

Y DEL LUGAR 123

Introducción 123

El discurso del posmodernismo 124

Posmodernismo y geografías posmodernistas 130

Posmodernismo, feminismo y geografía de género 134

Geografías modernistas de la posmodernidad 138

Conclusión 141

CAPÍTULO VI

" L A TERCERA VÍA": EL ESPACIO GEOGRÁFICO

DESDE LA TEORÍA DE LA ESTRUCTURACIÓN 143

EPÍLOGO 151

REFERENCIAS 153

ÍNDICE DE ILUSTRACIONES

Figura 1. Estadios en el análisis de los sistemas regionales 46

Figura 2. Transformación de un mapa de una red de transportes (a) en un grafo (b) 54

Figura 3. Formas topológicas derivadas del grafo de la figura 2 55

Figura 4. Matriz de conectividad basada en el grafo de la figura 2 55

Figura 5. Uso de la tierra en el modelo de Von Thünen 58

Figura 6. Triángulo de la ubicación industrial en el modelo

de Alfred Weber 60

Figura 7. Isodapanes en el modelo de Alfred Weber 61

Figura 8. Jerarquía de lugares centrales en el modelo de W Christaller 62

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PRESENTACIÓN

Hace apenas un poco más de una década, a finales de los años ochenta del si­

glo que acaba de finalizar, en el país eran contados los cursos que sobre tenden­

cias del pensamiento geográfico se ofrecían en el nivel de pregrado. Una de las

razones para esa abstinencia de teoría geográfica en nuestro medio era el bajo

número de profesores y estudiosos del tema con una formación sólida para em­

prender esa faena. Otra circunstancia adversa, relacionada con la anterior, se de­

rivaba de la escasa disponibilidad de publicaciones en español para impulsar y

apoyar la reflexión en el desarrollo de los primeros cursos universitarios sobre

esta temática. Al fin y al cabo no existía una carrera de geografía en el país.

Desde entonces, las condiciones han venido modificándose, aunque no lo su­

ficiente. Hay ahora un mayor número de profesores universitarios formados en

estas lides y al mismo tiempo la literatura geográfica no tiene la connotación de

rareza de aquellos tiempos. Sin embargo, los textos que circulan ahora, traduci­

dos del inglés o del francés, e incluso del portugués, pocas veces presentan el ma­

terial de la manera integral, organizada y analítica, como debería ocurrir para

atraer el interés y la atención de los estudiantes. En mi opinión, ese es el principal

mérito de este texto de Ovidio Delgado, Profesor Asociado del Departamento de

Geografía de la Universidad Nacional de Colombia, fruto de una concienzuda

reelaboración de las notas, apuntes y materiales desarrollados en sus cursos de la

carrera de geografía.

Con evidente prolijidad bibliográfica y rigurosidad analítica, el profesor Del­

gado expone de manera clara y sencilla el pensamiento de las principales pers­

pectivas teóricas de la geografía, destacando los debates más candentes presentes

entre los geógrafos contemporáneos. De ahí el apropiado título del texto que la

Red de estudios de Espacio y Territorio, RET, publica en esta oportunidad. Este

DEBATES SOBRE EL ESPACIO EN LA GEOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA

trabajo agrega un nuevo libro a la colección de la RET, con el cual la Universidad espera estar contribuyendo de manera singular y significativa no sólo a la forma­ción de geógrafos, sino también de urbanistas, arquitectos, sociólogos y otros profesionales interesados en las complejidades de la teoría espacial. Este libro rescata, por sus características, el valor del texto universitario en la formación académica y profesional. Sabemos que por diversas razones, incluyendo el carác­ter polémico y controversial de los discursos y las teorías sociales, el texto, medio pedagógico efectivo y frecuente en las ciencias naturales, cayó hace varias déca­das en descrédito en los procesos de formación disciplinaria y profesional del ámbito de las ciencias humanas y sociales de nuestro medio. Algunos círculos académicos incluso lo estigmatizaron hasta casi proscribirlo como elemento de la práctica universitaria. Las consecuencias negativas de esa actitud de prevención ex­trema no han sido evaluadas con la ponderación y objetividad que los procesos pe­dagógicos debieran merecer. No obstante, al mismo tiempo, con frecuencia se reclama la necesidad de disponer de un material fundamental, organizado y articu­lado, que sirva de referencia indiscutible en la estructuración conceptual básica de diferentes campos del conocimiento dentro de las disciplinas sociales y humanas.

A la luz de la cotidianidad universitaria, el texto se constituye en un vehículo peculiar de apoyo para el desarrollo de ciertos cursos básicos en la formación de estudiantes de pregrado. En su ausencia, convertida en necesidad, se concreta una délas razones objetivas que tiene el profesor consumado para emprender la generosa tarea de reelaborar su material de trabajo y entregarlo en la forma más apropiada a sus estudiantes, para que entre las críticas y las alabanzas, se formen y transformen, e incidan en el resto de las nuevas generaciones.

Por ello, el texto universitario sintetiza un intenso trajín académico. Él es al mismo tiempo la expresión de un estilo particular del docente, de su fortaleza disciplinaria y de su experiencia pedagógica. Es algo así como la fotografía del curtido profesor. Tiene el sello personal de su constructor y maestro, quién lo es­culpe y valida en medio de la implacable y saludable crítica de sus alumnos. En él se registran las respuestas, provisionales o duraderas, a tantas inquietudes com­partidas en el aula y en los pasillos de la universidad. Es un instrumento portátil para hilvanar y precisar un tejido de conceptos con el cual se intenta comprender una parte del la complejo mundo en que vivimos.

Esta publicación muestra cómo un texto universitario puede ser un canal in­mejorable para la exposición sencilla y comparada sobre diferentes perspectivas filosóficas y metodológicas para comprender un mismo problema. O, en sentido inverso, sirve también para contribuir a discriminar con la pausa propia de la ra­zón, cómo diferentes interrogantes que suscitan nuestra atención, contienen en sí mismos variados retos metodológicos para construir respuestas satisfactorias. Y

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PRESENTACIÓN

cómo la naturaleza de los diferentes problemas nos invita a aproximarnos a ellos desde enfoques también diversos. Estas inquietudes fundamentales subyacen en el trabajo del profesor Delgado y fueron ellas las que concitaron su interés y dedi­cación para elaborar con nitidez una trama conformada por los elementos claves, las principales tensiones teóricas y la filigrana de las discusiones más relevantes en la geografía actual. Los estudiantes, los profesores y el público lector serán los grandes beneficiados con esta publicación.

Gustavo Montañez Gómez

Coordinador RET

Universidad Nacional de Colombia

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PROLOGO

Este texto tiene como destinatarios principales a mis alumnos de la Universi­dad Nacional de Colombia. Sus orígenes se remontan al año de 1993 cuando, al ingresar como docente al Departamento de Geografía de la Universidad, asumí la tarea de guiar a los estudiantes por los laberintos teóricos y metodológicos de la geografía contemporánea. Desde entonces fui explorando y recolectando ma­teriales, la mayoría de ellos en inglés y en portugués, y muy pocos en español, pues la producción teórica en nuestra lengua materna es escasa, y las traduccio­nes no van al mismo ritmo de las publicaciones en libros y revistas, que en otros idiomas sirven de medios de circulación de las ideas geográficas.

Con el transcurrir del tiempo creció la necesidad de profundizar en temas clave de la teoría geográfica. Uno de esos temas es el del espacio, que día a día co­bra importancia en la teoría social, y en la geografía, por supuesto. Muchos años de lectura de libros y artículos provenientes de varias disciplinas -entre ellas la geografía, la sociología, la filosofía, la economía y la antropología-, me dejaron en claro que el concepto de espacio ha sido permanentemente reconstituido y re-definido según el interés que jalonee en un momento dado la producción de co­nocimiento. La existencia de varias aproximaciones al concepto, unas coincidentes, otras con algo en común y otras francamente contradictorias, deja ver que el espacio es, tal vez, el tema de discusión más importante, tanto en la geografía como en las ciencias sociales contemporáneas, pero también que, al mismo tiempo, su discusión es una de las cosas más confusas y contradictorias. Como Foucault lo había advertido, los años que corren y los que vendrán serán los de la revaloración justa del espacio como variable de primer orden en la es­tructuración de la sociedad.

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DEBATES SOBRE EL ESPACIO EN LA GEOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA

Los materiales acumulados y leídos en estos años, las dificultades de una ta­rea docente apasionada pero no siempre de buenos resultados, y, sobre todo, una emergencia pedagógica, fueron los motivos que me llevaron a hacer una síntesis didáctica para facilitar a los estudiantes una aproximación general a las ideas más actualizadas, salvando así, de manera parcial, las dificultades de tiempo y de idio­ma que ellos tienen para acceder a la teoría.

Entiendo la síntesis didáctica como la pensó y la expuso Vladimir Kourganoff

en su libro La cara oculta de la universidad, es decir, como la disposición de los

conocimientos

en un orden que permita a los no especialistas asimilarlos con facilidad y que los haga utilizables en las aplicaciones prácticas. La síntesis didáctica implica, evi­dentemente, la desestimación de los detalles de importancia secundaria, la pues­ta en evidencia de las grandes perspectivas, y la necesidad de podar a hachazos en el matorral creado por la actividad cada vez más febril de los especialistas (Kourganoff, 1973: 174).

Esta síntesis didáctica es un trabajo de un docente más que el de un investiga­dor. Asumo el papel del maestro como traductor y recontextualizador de saberes, oficio que considero una tarea académica digna y por demás necesaria. Al fin y al cabo se trata de buscar las mejores estrategias para tener éxito en la formación de los nuevos geógrafos. Ellos no están exentos de leer lo que yo he leído sobre el asunto; en efecto, este material didáctico no tiene semejantes pretensiones, pero aspiro a que esta síntesis con cara de manual, de texto escolar o de cuaderno de trabajo en clase, sea la puerta de entrada a los espinosos debates teóricos que se dan hoy entre algunos geógrafos, y en los que espero se enreden mis alumnos.

¿Qué se ha dicho y qué se dice en geografía sobre el espacio? Aquí se intentan poner en escena los principales elementos que caracterizan el discurso geográfi­co sobre este tema, desde de los años cincuenta del siglo XX. A partir de una revi­sión de la bibliografía más reciente y reconocida sobre el asunto, se dará al lector la información básica que le permita comprender cómo los conceptos de espacio y los discursos elaborados en torno al mismo han estado cambiando al ritmo de la metamorfosis paradigmática de la geografía a través de su historia.

Pues bien, lo que resultó es un texto que muestra en puntadas largas las meta­morfosis del concepto de espacio en la geografía, durante los últimos cincuenta años. Con el propósito de reseñar y analizar estos cambios discursivos, este escri­to se organiza en seis capítulos. En el primero se trata el espacio en la tradición de la geografía regional clásica. En el segundo se explora el concepto de espacio y los discursos espaciales que caracterizaron a la "Nueva geografía" o "Geografía cuantitativa". En el tercero se tratan la producción del espacio social y la

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PRÓLOGO

espacialidad en las geografías radicales de corte estructuralista y marxista. En el cuarto se exploran los discursos sobre el espacio en algunas de las corrientes de la geografía humanística. En el quinto se hace una exposición de las denominadas geografías posmodernistas, con énfasis en la geografía de género, y de sus consi­deraciones sobre el carácter y el significado del espacio y del lugar. En el sexto se reseñan los aportes de la teoría de la estructuración al entendimiento de la pro­ducción del espacio social, como alternativa o "tercera vía" entre los extremos del estructuralismo y el posestructuralismo.

No sobra advertir, una vez más, que lo que se persigue en este trabajo es po­ner sobre la mesa, y en conjunto, estos elementos discursivos que deben ser cono­cidos y asimilados por los estudiantes de geografía como requisitos previos para iniciarse en el debate. El escrito, repito, tiene el carácter de una síntesis didáctica, lo cual lo coloca muy cerca de los manuales o textos de enseñanza, y bastante lejos de los escritos polémicos que caracterizan la presentación de teorías propias o la defensa de una corriente particular. Yo mismo escribí este texto para aprender y para enterarme mejor de lo que está ocurriendo en la geografía contemporánea.

Todas las partes del texto tienen continuidad y en algunos aspectos se sola­pan, pero se escribieron por separado y en tiempos distintos, aunque con los mis­mos fines. En otros formatos y de manera desarticulada, han sido expuestas todas estas cosas en clases, congresos y seminarios, y a veces en charlas informales con colegas geógrafos, y con amigos que ejercen como profesores de filosofía, de so­ciología y de antropología. Todo eso me ayudó a entenderlas mejor, aunque no totalmente, y a veces creo que estoy más confundido que al principio. Ahora, gra­cias al año sabático que me concedió la Universidad Nacional de Colombia, las pude rescribir y poner juntas, y también las cosí con el gancho titulado "Debates sobre el espacio en la geografía contemporánea". Y como el que expone se expo­ne, espero los comentarios críticos de quienes se aventuren a leer estas notas.

Ovidio Delgado Mahecha

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INTRODUCCIÓN

Geografía, espacio y teoría social

Entonces, frente a esas soledades, el topoanalista interroga: "¿Era grande

la habitación? ¿Estaba muy atiborrada de objetos la buhardilla? ¿Era caliente

el rincón? ¿De dónde venía la luz? ¿Cómo se saboreaban los silencios, tan

especiales, de los diversos albergues del ensueño solitario?".

Aquí el espacio lo es todo, porque el tiempo no anima ya la memoria. La

memoria -¡cosa extraña!- no registra la duración concreta, la duración

en el sentido bergsoniano. No se pueden revivir las duraciones abolidas. Sólo

es posible pensarlas, pensarlas sobre la línea de un tiempo abstracto privado

de todo espesor. Es por el espacio, es en el espacio donde encontramos

esos bellos fósiles de duración, concretados por largas estancias.

(Gastón Bachelard. La poética del espacio).

Algo común en las ciencias sociales de nuestro tiempo es el reconocimiento de la importancia del espacio y la espacialidad de todos los fenómenos, sistemas y procesos sociales. La teoría social y sus practicantes celebran su descubrimiento del espacio (Santos, 1998; Wallerstein, 1998). Y es así como historiadores, antro­pólogos, sociólogos, economistas, filósofos, entre otros, aseveran que no es posi­ble la comprensión de la sociedad y sus procesos sin considerar el espacio, o en versiones más refinadas, sin tener en cuenta los diferentes espacio-tiempos en que se estructura la sociedad. Santos (1998: 150), por ejemplo, asegura que "dis­tingo cuatro espacios en las sociedades capitalistas (que también son cuatro tiem­pos) estructurales: el espacio doméstico, el espacio de la producción, el espacio de la ciudadanía y el espacio mundial".

Pero el espacio no siempre fue importante en la teoría social, y esos mismos teóricos denuncian con vehemencia el marcado acento historicista que caracterizó a todas las teorías sociales hasta finales del siglo XX (Fals, 2000; Giddens, 1995; Ja-meson, 1991; Lefebvre, 1991; Santos, 1998; Soja, 1993). Giddens (1995: 143), por

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DEBATES SOBRE EL ESPACIO EN LA GEOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA

ejemplo, señala que, con excepción de los trabajos de algunos geógrafos, como en el caso de Hágerstrand, "los especialistas en ciencia social han omitido construir su pensamiento en torno de los modos en que los sistemas sociales se constituyen por un espacio-tiempo".

Según Foucault (1980: 70, citado por Soja, 1993), la obsesión modernista por la historia produjo una ciencia social en la que "el espacio fue tratado como lo muerto, lo fijo, lo no dialéctico, lo inmóvil. El tiempo, al contrario, era la riqueza, la fecundidad, la vida y la dialéctica". Soja (1993: 27-28) cita la siguiente anécdo­ta contada por Foucault en una entrevista en 1984:

Haciendo una observación entre paréntesis, recuerdo haber sido convidado por un grupo de arquitectos, en 1966, para hacer un estudio del espacio, de algo, que en la época, yo llamaba "heterotopías", esos espacios singulares encontrados en determinados espacios sociales, cuyas funciones son diferentes o aun opuestas. Los arquitectos trabajaban en eso y, al final del estudio, se levantó una voz -de un psicólogo sartreano- que me bombardeó, diciendo que el espacio era reacciona­rio y capitalista, pero que la historia y el devenir eran revolucionarios. Ese discur­so absurdo no era nada fuera de lo común en esa ocasión. Hoy en día, todos estallarían en carcajadas frente a un pronunciamiento de ese estilo, pero no en aquella época.

Pero hoy en día, diferente a lo que ocurría en los tiempos referidos por Fou­cault, la discusión sobre el espacio es importante e intensa, aunque todavía insufi­ciente, y no exclusivamente en el campo de la geografía. Los más recientes movimientos de la teoría social hacen énfasis en la importancia de los aspectos es­paciales de los fenómenos sociales, se interesan en el análisis de la naturaleza es­pacial de la realidad social, e insisten en la necesidad de construir una nueva ontologia espacial que permita dar un tratamiento teórico adecuado a estas nue­vas problemáticas. A la vez, se busca aclarar la confusión creada por la fragmenta­ción teórica que nos ha puesto a divagar sobre la naturaleza del espacio y a tratar de remplazar una noción por otra. Son comunes las afirmaciones de geógrafos en torno a que el espacio no es absoluto sino relativo y social, o las de sociólogos que declaran equivocada y obsoleta la noción de espacio absoluto (Fals, 2000).

Según Schatzki (1991), una nueva ontologia del espacio debe adicionar - e n lugar de remplazar- la noción de espacio objetivo con la noción de espacio social, por lo que considera pertinente distinguir entre espacio objetivo y espacio social, y entre sociedad y espacio. Agrega que existen dos clases de espacio objetivo, el absoluto y el relacional, y que hay un espacio social y una espacialidad social onto-lógicamente diferentes, pero complementarios. En su versión absoluta -dice Schatzki-, el espacio tiene existencia propia e independiente, es homogéneo y es el medio isotrópico en el que existen o se localizan los objetos, incluidos los

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INTRODUCCIÓN

cuerpos humanos y los objetos construidos. En su versión relacional-argumenta-, el espacio es un sistema de relaciones entre objetos, y su existencia depende necesa­riamente de la de los objetos. La idea del espacio objetivo se aplica sobre todo, al es­pacio físico; pero en tanto que la realidad social contiene toda clase de objetos o cuerpos, seres humanos, herramientas y edificios, entre otros, esta realidad tiene ca­racterísticas de espacio objetivo, que se pueden analizar como distribuciones, locali-zaciones relativas e interacciones, las cuales constituyen la espacialidad.

Pero ocurre -nos recuerda Schatzki- que la realidad social no es de ninguna manera un conjunto de objetos situados en el espacio objetivo, sino que esta reali­dad es, ante todo, relación social de vidas humanas. Por esta razón, la realidad so­cial no se puede explicar con referencia al espacio objetivo, aunque no se puede desligar de éste, dentro del cual existe. Como cuerpos, los seres humanos ocupan espacio y existe entre ellos atracción gravitatoria; esto es una realidad física y de interés para la ciencia, pero no constituye la base de la preocupación de la teoría social. La espacialidad social tiene una segunda dimensión denominada espacio social, que solamente existe en la medida en que existen los seres humanos en in­teracción social. Es el tejido social el que crea dicha espacialidad.

El espacio social (Schatzki, 1991) es una realidad relacional concreta surgida de las relaciones sociales que se dan más allá de las puras relaciones entre indivi­duos. El espacio social no se refiere al espacio de la experiencia individual, ni se puede caracterizar como mental o subjetivo. La espacialidad de la vida social es la espacialidad de esa realidad social, constituida por seres humanos socialmente relacionados y existentes en un mundo interconectado. Es necesario explicar y comprender tanto el espacio social como realidad relacional en sí misma, al igual que las relaciones entre este espacio social y el espacio objetivo como marco real de su existencia.

Todos estos elementos considerados por la teoría social contemporánea ali­mentan los debates sobre el espacio, tanto los de naturaleza disciplinaria como los de carácter interdisciplinario y transdisciplinario. Mención especial merece el trabajo del filósofo francés Henry Lefebvre, cuya obra sobre la producción social del espacio comentaremos más adelante. Mucho de lo que tiene que ver con estos planteamientos está afectando -aunque a menudo con poca intensidad- el pen­samiento geográfico y sus discursos sobre el espacio.

Una primera conclusión permitiría afirmar que la poca importancia dada al espacio es la causa del escaso interés que se le concedió a la geografía, y de la mala reputación de que gozaban los geógrafos en comparación con otros científicos so­ciales (Glick, 1985). Y en concordancia con lo anterior, la importancia dada al es­pacio en la época posmoderna podría significar una reivindicación y un nuevo aire para la geografía; al menos, si se tiene en cuenta que las miradas de los

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DEBATES SOBRE EL ESPACIO EN LA GEOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA

científicos sociales se han dirigido muchas veces a explorar lo que los geógrafos

han dicho o tienen que decir sobre el asunto. Giddens (1995: 143) desde la socio­

logía celebra que:

Por fortuna, no tenemos que abordar estas cuestiones de novo. En los últimos años se ha producido una convergencia notable entre la geografía y las otras ciencias so­ciales, con el resultado de que los geógrafos, inspirados en las diversas tradiciones establecidas de teoría social, hicieran aportes importantes al pensamiento social.

Una mirada somera a la historia del pensamiento geográfico revela cosas in­teresantes, como la de que, hasta hace pocos años, tampoco la geografía se había preocupado lo suficiente por el espacio y que, por consiguiente, no era la ciencia espacial par excellence. Por ejemplo, se sabe que hasta los comienzos de la "revolu­ción cuantitativa" el espacio no fue una categoría central para la geografía, ni mucho menos su objeto de investigación reconocido (Harvey, 1983; Santos, 1990). Los geógrafos de la tradición regional, que dominó el panorama académi­co hasta mediados del siglo XX, y de la incipiente "Nueva geografía" de los sesen­ta, basaron su trabajo en la idea de espacio absoluto, como contenedor de paisajes o de objetos en interacción, pero el espacio mismo no era objeto de refle­xión (Gregory, 1984).

Se puede decir también que la geografía, paradójicamente, tiene una saga como ciencia aespacial e historicista. Por lo menos, a finales de los años sesenta, las cuestiones teóricas relacionadas con el espacio eran poco importantes y, sobre todo, nada claras, como lo afirma David Harvey. En efecto, Harvey (1983: 204) señala que: "En su mayoría, los geógrafos aceptan que un determinado lenguaje espacial es el apropiado, sin examinar la razón de esta elección". Y no deja duda de la pobreza del discurso geográfico sobre el espacio cuando indica (Harvey, 1983: 222)que:

Por el momento será suficiente señalar que gran parte de la geografía todavía descansa en el concepto kantiano del espacio absoluto, un concepto que lleva de­sacreditado un siglo o más, mientras que por otro lado gran parte del trabajo práctico realizado por geógrafos recurre a concepciones relativistas del espacio. Estas concepciones están en abierto conflicto. La oposición entre Hartshorne y Bunge, por ejemplo, puede interpretarse casi directamente como la oposición entre un concepto de espacio absoluto y uno relativo. El espacio bien pudiera ser el concepto central con que cuenta la geografía para su coherencia interna como disciplina. Pero la propia naturaleza del espacio y las diferentes inter­pretaciones del concepto no se han tenido casi en cuenta [Énfasis agregado].

Milton Santos (1990: 107) es aún más contundente al hacer notar el poco o el nulo interés reflexivo de la geografía por el espacio:

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INTRODUCCIÓN

... los geógrafos callan con relación al espacio. Algunas veces se callan también al trabajo innovador de otros geógrafos y de otros espaciólogos.

La geografía es viuda del espacio. Su base de la enseñanza y de la investigación es la historia de los historiadores, la naturaleza "natural" y la economía neoclási­ca, y las tres tienden a sustituir el espacio real, el de las sociedades en su devenir, por cualquier cosa estática o simplemente no existente, ideológica.

Por eso muchos geógrafos discuten tanto sobre la geografía -una palabra cada vez más vacía de contenido- y casi nunca del espacio como objeto o contenido de la disciplina geográfica. Por consiguiente, la definición de este objeto, el espacio, se hace difícil y el de la geografía, imposible [Énfasis agregado].

Desde los años setenta, se ha emprendido en la geografía una tarea teórica de gran importancia y productividad en torno al espacio. Hoy es abundante la li­teratura sobre el tema, aunque mucha de ella sigue ignorada por los teóricos so­ciales, y lo que tal vez es más grave, desconocida por muchos geógrafos, que nutren su concepción espacial en otras fuentes. Pero es necesario resaltar que la discusión teórica sobre el espacio es tanto o más reciente en la geografía que en las ciencias sociales en general. Esto posiblemente permita entender el hecho de que las disciplinas de las ciencias sociales traten de llenar por su cuenta y riesgo sus propios vacíos en lo que se refiere al espacio, y no precisamente mediante una fructífera relación interdisciplinaria con la geografía.

En la geografía se vive actualmente un intenso debate sobre concepciones es­paciales con fundamentos filosóficos y políticos divergentes. Positivismo, marxis­mo, existencialismo, posestructuralismo, posmodernismo y otros "ismos" sustentan una variopinta teoría geográfica sobre el espacio, no exenta siempre de un enmarañamiento conceptual que se excusa en la reconocida complejidad del asunto. Espacio no ha significado siempre lo mismo en la historia de la geografía; las ideas contemporáneas sobre el espacio de una tradición o paradigma no son compatibles con las de otras escuelas geográficas, y así por el estilo.

De todas maneras, aunque la geografía llegó tarde a la cita con el espacio, los esfuerzos teóricos que se iniciaron en los años sesenta han tenido buenos frutos. Así se colige de la relativa abundancia de publicaciones y de la importancia cre­ciente que la teoría social le concede al trabajo de varios geógrafos (Harvey, 1989, 1996, 2000; Soja, 1989; Massey, 1994), por sus aportes a la comprensión de la ex­periencia del espacio y del tiempo en las sociedades posmodernas.

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