Del pensamiento de Dante en la obra de Christine de Pizan...a Dante Alighieri en el contexto de las...

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145 Del pensamiento de Dante en la obra de Christine de Pizan ANA VARGAS MARTÍNEZ Instituto de Historiografía Julio Caro Baroja Universidad Carlos III de Madrid [email protected] RESUMEN: En este artículo se efectúa un repaso de la presencia del pensamiento de Dante en la obra de la escritora en lengua francesa Christine de Pizan. Serán las obras de esta autora, sobre todo Le Chemin de Longue Étude, las que marquen una pri- mera etapa de conocimiento del poeta florentino en los círculos intelectuales franceses de finales de la Edad Media. Christine llama la atención sobre la obra de Dante, en particular la Divina Commedia, a la que presenta como modelo de autoridad literaria y moral frente al famoso y aplaudido Roman de la Rose de Jean de Meun. PALABRAS CLAVE: Christine de Pizan, Dante, Jean de Meun, Roman de la Rose, Le Chemin de Longue Étude, Divina Commedia, literatura medieval francesa. ABSTRACT: In this article, we review the presence of Dante’s thought in the work of the French-language writer Christine de Pizan. The works of this author, especially Le Chemin de Longue Étude, mark a first stage of knowledge of the Florentine

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    Del pensamiento de Dante en la obra de Christine de Pizan

    ANA VARGAS MARTÍNEZInstituto de Historiografía Julio Caro Baroja

    Universidad Carlos III de [email protected]

    RESUMEN:En este artículo se efectúa un repaso de la presencia del pensamiento de Dante

    en la obra de la escritora en lengua francesa Christine de Pizan. Serán las obrasde esta autora, sobre todo Le Chemin de Longue Étude, las que marquen una pri-mera etapa de conocimiento del poeta florentino en los círculos intelectualesfranceses de finales de la Edad Media. Christine llama la atención sobre la obrade Dante, en particular la Divina Commedia, a la que presenta como modelo deautoridad literaria y moral frente al famoso y aplaudido Roman de la Rose deJean de Meun.PALABRAS CLAVE: Christine de Pizan, Dante, Jean de Meun, Roman de la Rose,

    Le Chemin de Longue Étude, Divina Commedia, literatura medieval francesa.

    ABSTRACT:In this article, we review the presence of Dante’s thought in the work of the

    French-language writer Christine de Pizan. The works of this author, especiallyLe Chemin de Longue Étude, mark a first stage of knowledge of the Florentine

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    poet in the French intellectual circles of the late Middle Ages. Christine draws at-tention to the work of Dante, particularly the Divine Comedy, which she presentsas a model of literary and moral authority against the famous and applaudedRoman de la Rose by Jean de Meun.KEY WORDS: Christine de Pizan, Dante, Jean de Meun, Roman de la Rose, Le

    Chemin de Longue Étude, Divine Comedy, Medieval French Literature.

    Mais se mieulx vuelz oïr descripre paradis et enfer, […] lisle livre que on appelle le Dant, ou tu pourras plus prouffi-ter que en ton Roman de la Rose, et cent fois mieux com-posé.

    (Le débat sur le Roman de la Rose, Pizan 1977: 141)

    A comienzos del siglo XV tiene lugar el debate en torno al Roman dela Rose de Jean de Meun, considerado el primer debate literario aconte-cido en Francia, que es conocido generalmente como la Querelle de laRose. El Roman de la Rose había sido escrito hacia 1225 por Guillaumede Lorris, obteniendo un grandísimo éxito en casi toda Europa. Se tratade un largo poema en la tradición del amor cortés del que Jean de Meunescribió, unos cincuenta años después (entre 1275-1280), una segundaparte completamente distinta. A diferencia del poema de Lorris, esta se-gunda parte es fuertemente misógina y misógama, y expresa una férreaanimadversión hacia las mujeres y el matrimonio. Es un verdadero com-pendio de la misoginia medieval. En este debate público que sobre losméritos de Jean de Meun se estaba dando, y que duró aproximadamentedos años (1401-1402), intervinieron figuras del primer humanismo fran-cés, hombres laicos y religiosos, intelectuales y políticos de prestigio. Fueiniciado por Jean de Montreuil, uno de los secretarios del rey y obispo deLille, y en él participaron otros intelectuales como Gontier Col, secreta-rio del rey, y su hermano Pierre Col, Canónigo de Notre Dame y de Tour-nai, todos ellos defensores de Jean de Meun, o como el filósofo Jean

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    Gerson, canciller de la Universidad de París y uno de los personajes lite-rarios y políticos más importantes de la época, que criticó abiertamente elRoman de la Rose.1 No obstante, el debate no hubiera ocupado el lugarque tiene en la historia de la literatura y en la historia de las ideas de noser por la intervención de Christine de Pizan, la primera profesional de laescritura conocida en Francia, que fue la verdadera impulsora del debate.Su intervención supuso un giro transcendental en la polémica.En un primer momento lo que se discutía eran los méritos literarios de

    Jean de Meun, pero pronto la controversia se centró en torno al valor y ladignidad de las mujeres.2 Christine, una mujer de lúcido talento intelec-tual y político, tomó la palabra públicamente3 para denunciar las injuriasy desvalorización contra el sexo femenino presentes en el Roman de laRose, y oponerse a los partidarios y defensores de Jean de Meun, con elapoyo del citado Jean Gerson,4 entre otros. Va a ser en torno a este debate,de la mano de Christine de Pizan, cuando por primera vez se introduzcaa Dante Alighieri en el contexto de las letras francesas. Su obra, en con-creto la Divina Commedia, y el propio autor, son utilizados por Pizancomo el referente de autoridad que opone frente a los partidarios de Jeande Meun. En este sentido, Christine aconseja irónicamente a Pierre Col,uno de los férreos defensores de los méritos de Jean de Meun, que pida aalguien que le traduzca y explique la obra de Dante –escrita en lenguaflorentina– pues le sería de más provecho que el Roman de la Rose. Christine de Pizan se manifestó contraria a unos argumentos que deni-

    graban a su propio sexo y le negaban todo valor. Sus opiniones recibie-

    1.Véase Pizan 2014: 297-324. 2 Entre la mucha bibliografía citable: Badel 1980; Willard 1984; Hicks 1995;Solterer 1995; Brown-Gant 2000; Allen 2002.3 Que una mujer tomara la palabra públicamente para defender a su sexo era unhecho transcendental e insólito en la cultura en la que vivía Christine de Pizan,una cultura patriarcal en la que los hombres eran los depositarios de la palabra yprohibían que las mujeres hicieran uso público de ella. 4 Sobre la relación intelectual entre Jean Gerson y Christine de Pizan, véase Ri-chards 2000.

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    ron duras críticas, sus adversarios manifestaron además el menospreciopor la capacidad intelectual de su oponente, llegando incluso al insultopersonal y a poner en entredicho su reputación (Kelly 1984). Frente a laagresiva dimensión que estaba alcanzando el debate, la autora decidióreunir en un dossier, Epistres sur le Roman de la Rose, todas las cartas ydocumentos que se habían producido en un primer intercambio de la dis-cusión, preparó dos ejemplares del mismo y los envió, en 1402, a Isabeaude Bavière, reina de Francia, y a Guillaume Tignonville, obispo de París,junto con una carta en la que pedía su apoyo (Pizan 1977; Pizan 2014).Con este gesto la escritora implicó a los poderes de la ciudad (civil y re-ligioso), elevando el debate a una cuestión pública y poniendo de testigoa la propia corte. Se trata, pues, de una iniciativa decisiva, de un gesto degran repercusión, por el que Christine puede ser considerada verdadera-mente la impulsora de otorgar a la polémica una dimensión política y ex-traliteraria, que es considerada el precedente de la Querella de las Mujeres(la Querelle des Femmes).5 Sintiéndose plenamente autorizada como es-critora, Christine de Pizan se defendió a sí misma y al conjunto de lasmujeres. A propósito de las acusaciones de Jean de Montreuil, por su osa-día al criticar a Jean de Meun, al poner en cuestión la auctoritas, afirma:

    Et ne me soit imputé a follie, arrogance ou presompcion d’oser,moy femme, repprendre et redarguer aucteur tant subtil et soneuvre admenuisier de louenge, quant lui, seul homme, osa entre-prendre a diffamer et blasmer sans excepcion tout un sexe (Pizan1977: 22).

    5 La Querella de las Mujeres es el nombre con el que se conoce el encendido de-bate que comenzaría tiempo más tarde y que abarca varios siglos en Francia yotros países del occidente europeo, como España e Italia. En él se cuestiona ladignidad de las mujeres y su capacidad intelectual y política. Se trata de un de-bate en gran parte erudito, que se expresa fundamentalmente con la palabra ypor la palabra, en el que participan mujeres y hombres de los círculos cultos y po-líticos de la época. Se manifestó públicamente en tertulias y generó un ingentenúmero de escritos entre los siglos XV y XVIII (Vargas Martínez 2016: 19).

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    Frente a este “autor tan sutil”, nuestra autora apela a la autoridad lite-raria y moral de Dante. Como así hace, en primer lugar, en una carta en-viada al ya citado Pierre Col (datada el 2 de octubre de 1402), en la quedice:

    Mais se mieulx vuelz oïr descripre paradis et enfer, et de par plussubtilz termes plus haultement parlé de theologie, plus prouf-fitablement, plus poetiquement et de plus grantefficasse, lis le livreque on appelle le Dant, ou le te fais exposer pour ce que il est enlangue florentine souverainnement dicté: la oyras autre proposmieux fondé plus subtilment, ne te desplaise, et ou tu pourras plusprouffiter que en ton Roman de la Rose, et cent fois mieux com-posé; ne il n’y a comparasion, ne t’en courouces ja. (Pizan 1977:141-142)

    Christine acude a Dante como fuente de autoridad que utiliza comoparte de su respuesta a sus oponentes dentro de la polémica. Es, pues, enel contexto de la Querelle de la Rose en el que por primera vez se va a dara conocer al poeta italiano en Francia, de la mano de su compatriota,Christine de Pizan, «quella valentissima donna», como la llama ArturoFarinelli (1905: 120) es a «cui appartiene il vanto d’aver rivelato Dantealla Francia». Ella no solo cita a Dante, sino que es la primera persona quese inspira en los escritos del poeta (en particular en la Divina Comme-dia), y que presta una seria atención a su obra, lo que nadie hasta esosmomentos había hecho en el contexto de las letras francesas (Burgwinkle2013: 21). Ninguno de sus contemporáneos estaba leyendo a Dante ymenos aún se estaban dejando influir por él (Richards 1985: 101).6 La in-fluencia del poeta italiano en la obra de la escritora francesa y el interésde Christine por Dante ha merecido la atención de la crítica y mucho se haescrito a propósito de ello (Farinelli 1905 y 1922; Merkel 1921; Jeanroy1924; Petroni 1967; Batard 1975; Richards 1985; Hout 1985; De Rentiis

    6 Poco antes de que Christine citara a Dante, al parecer lo hizo Philippe de Mé-zières, contemporáneo y viejo amigo de la familia de Christine (Richards 1985:101; Fenster 2016: 104).

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    1994; Brownlee 1995).7 Mi intención en este artículo es hacer un repasode la cuestión y ofrecer una panorámica general sobre ello.

    1. CHRISTINE DE PIZÁN, «QUELLA VALENTISSIMA DONNA», INTRO-DUCTORA DE DANTE EN LAS LETRAS FRANCESAS

    Christine de Pizan, reconocida escritora del siglo XV en lengua fran-cesa e introductora de Dante en Francia, es en realidad de origen italiano.Su vida es bien conocida, y contamos con un importante número de es-tudios sobre ella cuantitativa y cualitativamente significativos.8 Nace enVenecia en 1365, un siglo después que Dante, y el mismo año en que escoronado en París Carlos V de Valois, a cuya corte se traslada su familiacuando tenía cuatro años. Su padre, Tommaso de Pizzano (Pizzano era poraquel entonces un pequeño burgo cercano a Bolonia), estudió e impartiódocencia de medicina y astrología en la prestigiosa universidad de Bolo-nia. Antes de fijar su residencia en Francia, vivió en la República vene-ciana, donde ostentaba el cargo de consejero, y donde contrajomatrimonio con la hija del anatomista Tommaso Mondino da Luzi, unviejo camarada de estudios.9 En 1369, Tommaso de Pizzano se traslada aParís con toda su familia invitado por el rey Carlos V, momento en el queafrancesa su apellido cambiando Pizzano por el de Pizan, y fue contratadocomo médico y astrólogo, llegando a ser también consejero íntimo delrey.10 Durante el reinado de Carlos V (1365-1380), conocido como el

    7 Aquí cito los estudios generales relacionados directamente con el tema en cues-tión, no aquellas publicaciones sobre Le Chemin de Longue Études que puedenaludir al tema de forma tangencial. 8 Entre las monografías existentes sobre su vida y su obra, cito solo una de las clá-sicas (Willard 1984) y una de las más recientes (Margolis 2011). 9 Al contrario de la figura paterna, cuya admiración se manifiesta en varios es-critos de la autora, llama la atención la escasez de noticias sobre la madre dePizan, de la que no conocemos ni el nombre. Siempre es citada como “la hija”de Tommaso Mondino de Luzi.10 De ello nos habla Christine en la presentación que ofrece a Carlos VI de Epís-tola de Othea: «Hija del que fue filósofo y doctor, y de Vuestro padre humilde

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    “Rey Sabio”, la familia de Tommaso de Pizan goza del favor y la gene-rosidad real. Una situación que sin duda es favorable para la formación in-telectual de Christine, que desde muy niña mostró tener una graninteligencia e interés por el estudio. Conocida en la corte como “la hija delastrólogo”, fue educada en los estudios humanistas y recibió formación in-telectual de su propio padre en lengua materna, el italiano, en francés, sulengua de adopción, y en latín, que era la lengua culta del momento y enla que se escribían los textos universitarios y eruditos. Es muy probableque fuera su padre, que dispuso muy posiblemente de una copia de laCommedia, el primero que le hablara de Dante (Batard 1975: 272), yaque a finales del siglo XIV principios del XV no circulaban manuscritosde la Commedia en París (Richards 1985: 101).11 Desde pequeña, Chris-tine frecuentaba la corte francesa, de ambiente humanista, lo que le per-mitió conocer de cerca la vida cortesana y, sobre todo, tener acceso a suingente y prestigiosa biblioteca,12 que su propio padre había ayudado aengrandecer con un gran número de manuscritos de las más diversas ma-terias (ciencia y filosofía, entre otras) que trajo desde Bolonia. A losquince años, Christine se casó con el joven intelectual y secretario delrey, Éstienne du Castel, un matrimonio feliz, según nos relata la propia au-tora, en el que fue madre de dos hijos y una hija. Sin embargo, diez añosdespués de casarse, cuando tenía veinte y cinco años, su vida cambió ra-dicalmente. En 1380 muere Carlos V, su protector; en 1386 muere su

    servidor, cuando lo llamó para que viniera desde la opulenta Bolonia donde na-ciera, Maese Tommaso da Pizzano, de sobrenombre ‘El bolonés’, que gozó degran fama por su destacada sabiduría» (Pizan 2005: 11).11 Petroni (1967: 379-380) señala al respecto que cabe la posibilidad de que al-guna princesa italiana casada con un príncipe francés, como es el caso de Va-lentina Visconti, duquesa de Orleans (1364-1408) y contemporánea de Christine,tuviera entre sus libros una copia de la Commedia. Dicha posibilidad ya fue con-templada por Farinelli (1905) y, por otra parte, entre ambas mujeres existía unarelación. En los inicios de su carrera, Christine tiene contactos con la corte deLuis de Orleans, hermano del rey Carlos VI, y con la duquesa de Orleans, mujerinteligente y muy culta, de origen italiano como ella. 12 A la muerte de Carlos V, en 1380, su biblioteca llegó a albergar 917 volúme-nes (Closson 1998: 66).

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    padre, completamente arruinado, y unos años después, en 1389, mueresu marido. Christine se encontró desamparada, en una situación econó-mica precaria, y con la responsabilidad de cuidar de su familia: su an-ciana madre, su hija y sus dos hijos, y una sobrina que había quedado asu cargo.13 A partir de estos momentos se inició una etapa en la vida denuestra autora que duró aproximadamente una década, hasta 1400, llenade dificultades de todo tipo, en la que tuvo que hacer frente a la adversi-dad y la hostilidad social. Estos años resultaron cruciales para Christine,puesto que en ellos se forjó su vocación de escritora y tomó conciencia dela subordinación en que vivían las mujeres en su sociedad, especialmentelas viudas. Con coraje, decisión e inteligencia, Christine supo enfrentarse a las ad-

    versidades sociales en esta difícil etapa, y ante la necesidad económica enla que se hallaba, buscó los recursos y maneras para mantenerse ella y asu familia. Comenzó a escribir y trató de encontrar mecenas que apoya-ran y financiaran sus obras, para lo que le resultó de gran valía su cono-cimiento de la vida y de algunas personas de la corte. Obtuvo el favor deIsabeau de Baviera, reina de Francia, casada con el rey Carlos VI, de laque había sido camarera antes de convertirse en femme de lettres, y gozódel apoyo de aristócratas y otros personajes importantes de la corte quele encargaron y compraron sus libros (McGrady 1998). Es el caso de LeLivre des Faits et Bonnes Mœurs du roi Charles V le Sage, que escribióen 1404 por encargo del duque Felipe de Borgoña, lo que le otorgó unagran notoriedad, ya que fue la única persona de letras del reino, escritorao escritor, a quien se le encargó una tarea semioficial. Christine se con-virtió así en la primera cronista de la corte (Albistur-Armogathe 1977:55). Gracias a todo ello, consiguió vivir de sus escritos, convirtiéndosetambién en la primera profesional de la escritura en Francia, como ya hasido apuntado, y en la primera editora. Además de escribir, Christine tra-bajó como copista y participó en la producción de sus manuscritos.

    13 Sus dos hermanos volvieron a Italia a las propiedades de su padre (Tiliette1985).

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    Prolífica hasta su muerte, en 1430, a la edad de sesenta y cinco años,Christine fue autora de un gran número de obras. En su producción lite-raria cultivó tanto la lírica como la prosa, en distintos géneros literarioscomo la alegoría, la epístola o la autobiografía. De los temas amorosos,escritos en las baladas que componía en los inicios de su carrera, pasamuy pronto a los temas sociales y políticos (que mayoritariamente es-cribe en prosa). La educación de las mujeres y la situación política enFrancia está presente en casi toda su producción, y forma parte de su pro-pia experiencia (recordemos que toda la vida de Christine transcurre den-tro del contexto de la Guerra de los Cien Años, que tiene lugar desde 1337a 1453). Sus vastos conocimientos le permitieron escribir sobre un amplionúmero de cuestiones: moral, filosofía, derecho, política, estrategia mili-tar, resolución pacífica de conflictos, y otros. Sus libros pronto se tradu-jeron al portugués, al holandés y al inglés, reportándole fama y bienestareconómico, y convirtiéndola en una escritora célebre, cuya reputación deerudita era conocida más allá de las fronteras de Francia. Una gran tenta-ción para ella fue la invitación que recibió en 1402 de Gian Galeazzo Vis-conti, primer duque de Milán, ofreciéndole un nuevo mecenazgo yprometiéndole tener una espléndida posición en Milán (Merkel 1921: 256;Tiliette 1985), o la invitación que le hizo Enrique IV de Inglaterra para en-trar a su servicio (Pizan 1989: 10; Gauvard 1973: 419 n. 1), propuestasque Christine no aceptó, por lo que nunca viajó a otra corte, ni volvió aItalia. Nunca dejó Francia, pero recuerda con afecto su lugar de origen, su«cité amée / ou mainte gallee est armee» (Pizan 2000: 6297-6298). Es durante los primeros años de su carrera literaria, en particular en las

    obras escritas en los primeros años del cuatrocientos, entre 1400-1407,donde el pensamiento de Dante está más presente y visible en los textosde Christine. De esa época data L’Epistre d’Othéa (1401),14 un modelo deeducación de adolescentes –lo que solía llamarse Espejo de Príncipes–,

    14 Existe una traducción parcial en castellano, véase Pizan 2005: 95-175. En laselección que aquí se presenta no se incluye la figura de Minos, que correspon-dería al número cuatro de las figuras mitológicas glosadas según el orden de apa-rición en la obra.

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    escrita por encargo, en la que por primera vez hace una alusión a la DivinaCommedia, aunque no de forma explícita. En ella, Christine cita la figurade Minos, y lo hace apoyándose en la expresión “como dicen los poetas”.Describe dicha figura, a la que imagina como juez implacable del infra-mundo, tal y como es presentada en el Inferno de Dante, aunque sin nom-brarlo, y no como el Minos de la Odisea o de Virgilio (Batard 1975: 272).Sí lo hará, en cambio, de forma explícita y significativa en el contexto deldebate sobre el Roman de la Rose15 como hemos tenido ocasión de ver,parte del cual es recogido en sus Epistres sur le Roman de la Rose (1402),con lo que finaliza el debate en cuestión. También en ese mismo año, ymuy poco tiempo después de concluir el debate, compone Le Chemin deLongue Étude (acabado en 1403), la obra más importante en cuanto a lapresencia del pensamiento de Dante en la obra de Christine de Pizan, puesse trata de un poema alegórico moral y político, considerado el primertexto christiniano y el primer texto francés inspirado en la Divina Com-media. Incluso hay un sector de la crítica que considera que se trata deuna reescritura (De Rentiis 1994: 34) o de una nueva versión de la obradantesca. Volveré a ello más adelante. Casi paralelamente a la composi-ción de Le Chemin escribe La Mutacion de Fortune (1401, acabada en1403), un voluminoso texto, en gran parte autobiográfico, que constituyeuna historia universal enmarcada por una historia personal donde, segúnYvonne Batard (1975: 274), la idea primera nos remite a la descripcióndantesca del poder de la Fortuna, aunque en este caso Christine no com-parta la visión de Dante. Christine no ve a Fortuna como la hija de Dios,la criatura impasible y alegre, sino que su idea de Fortuna remite más a unaCirce con sus dos caras, engañosa y formidable.16 La Mutacion de Fortune

    15 En relación con la utilización de Dante por primera vez directa y explícita-mente por Christine en el debate sobre el Roman de la Rose, argumenta Richards(1985: 104 n. 5): «that Christine’s predilection of Dante was directly proportio-nal to her aversión to the Roman de la Rose». 16 Así la había descrito ya en la fábula 74 de Epístola de Othea (Pizan 2005:162): «En Fortuna, la Gran Diosa, / no confiéis, ni siquiera en sus promesas, / por-que repentinas son sus mudanzas, / y a quienes más alto elevó, vuelve a arrojaral fango».

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    es todo un compendio de conocimientos enciclopédicos, de doctrinas te-ológicas y filosóficas, a la vez que la autora evoca su dolorosa vida, la po-breza en la que ha estado y la soledad. Para esta autora, la figura de ladiosa Fortuna –que como se sabe gozó de gran popularidad en toda laEdad Media y el Renacimiento, véase por ejemplo Petrarca o Juan deMena–, no es solo un tópico literario, pues los reveses de la Fortuna fue-ron parte de su propia experiencia. Pero, al igual que Dante, Christine selevanta y endereza ante los golpes de infortunio. Sintiéndose muy afectadapor los sucesos que se producían en Francia, como así escribe en La Mu-tacion de Fortune, piensa en Italia en los tiempos del poeta y político flo-rentino y, dirigiéndose a los franceses, les recuerda las luchas insensatasy fraticidas de güelfos y gibelinos, tal y como son descritas por «Dante deFlorence», dice Christine, en su bello libro y muy notable, palabras con lasque la autora se refiere a la Divina Commedia.

    Dante de Florence, le vaillantpoete, qui tout son vaillantperdi pour cel estrif grevable,en son bel libre tres notableen parlant moult en les blasmant

    (vv. 4645-4649).17

    A continuación Christine traslada las irónicas primeras líneas del cantoXXVI del Infierno:

    Godi, Fiorenza, poi che se’ sì grande che per mare e per terra batti l’ali e per lo ’nferno tuo nome si spande!

    (If. XXVI. 1-3)

    Seguidamente Christine pasa a clarificar el contenido de estos versospara la audiencia francesa, estas son sus palabras:

    17 Recojo la cita de Richards (1985: 106); anteriormente en Farinelli (1905: 143)y Friederich (1950: 59).

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    Et Dante, en parlant a Flourence,ou il avoit sa demourance,en maniere de moquerielui dit que «s’ esjouisse et rie,car sur terre et sur mer se batentses eles et meismes s’embatentjusqu’en Enfer, en quel maisona de ses citoiens foison»

    (vv. 4663-4669, citados en Richards 1985: 106).

    No será aquí la única ocasión en la que Christine recuerde y refiera lasluchas fraticidas de güelfos y gibelinos, así como habían sido descritas porDante, lo hará también después en Lamentation sur les maux de la gue-rre civile (1410):

    Ha! France! France, jadiz glorieux royaume! […] Car ne seras-tupas acomparée de cy en avant aus estrangers nacions, là où les frè-res germains, cousins et parens par faulse envie et convoitise s’en-tre-ocient comme chiens? Ne diront-ilz en reprouchant: Alez, alez,vous François, qui vous vantiez du doulz sang de voz princes, notyrans, et nous escharnissiez de nos usaiges de guelfes et guibelins.Or sont-ils nez en vostre terre. La semence y est germée, que jàn’y fauldra; les país y sont venuz. Or abaissiez voz cornes, carvostre gloire est deffaillie (Thomassy 1838: 145).

    A la primera etapa corresponde igualmente L’Avision-Christine, unaautobiografía alegórica, escrita en 1405, en la que una vez más Christinerefiere sus inquietudes ante los acontecimientos políticos de Francia, y,como observa Richards (1985: 107), supone otro ejemplo más de la sen-sibilidad de Christine hacia Dante. En un momento de la obra, en la quese habla sobre las virtudes y los vicios y en la que mantiene una discusiónde la figura alegórica que representa el fraude, la autora menciona a Ge-rión. En la descripción que hace de esta figura demoniaca alude de nuevoa la que Dante hace en el Infierno (Batard 1975: 274-275; Hout 1985:368-369; Richards 1985: 107). De forma deliberada e irónica, Dante uti-liza el encuentro con la verdadera encarnación del fraude como la ocasión

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    para invocar y afirmar la veracidad de todo su poema. Se trata de un re-curso que Dante diseña para desterrar la esperada incredulidad de sus lec-tores (Richards 1985: 107):

    Sempre a quel ver c’ha faccia di menzognade’ l’uom chiuder le labbra fin ch’el pote,però che sanza colpa fa vergogna;ma qui tacer nol posso; e per le notedi questa comedía, lettor, ti giuro,s’elle non sien di lunga grazia vote,ch’i’ vidi per quell’aere grosso e scurovenir notando una figura in suso,maravigliosa ad ogni cor sicuro

    (If. XVI 124-132).

    Observa Richards (1985: 107), de quien tomo los siguientes comenta-rios sobre esta cuestión, que Christine utiliza este pasaje de tal maneraque indicaría que ella entendió la pequeña broma de Dante en un nivelmucho más obvio. Es un buen ejemplo de intertextualidad avant la lettre.Christine, muy enojada, pregunta a la alegoría del fraude en su poema(L’Avision) si Dante no la había visto ya, aunque de forma ligeramente di-ferente, «ne te vid pas en fourne dorrible serpent / a longue queue iadisles tres sage / poete Dante de Florence sus le palus / denfer quant la le con-voya Virgile / si comme en son livre le recite?». La cita que Christinehace de la reunión de Dante con Gerión, formulando ingeniosamente unapregunta, afirma Richards, muestra que ella incorpora el juego alegóricode Dante en su propia narrativa. Dirigiéndose a la figura del fraude en pri-mera persona, y por tanto girando la broma de Dante contra sí misma,«Christine does Dante one better».Del mismo año que La Vision de Christine, 1405, es La Cité des

    Dames,18 que cito no tanto por su relación con los escritos de Dante (eneste caso la relación es sobre todo con el también italiano Boccaccio),sino porque –escrita simbólicamente en forma de ciudad, una ciudad para

    18 Existe traducción en castellano: Pizán 1995.

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    ser habitada exclusivamente por mujeres– es la obra más conocida y re-conocida de Christine de Pizan en la actualidad, su más brillante elabo-ración teórica y política en defensa de las mujeres. Es, además, una delas obras más emblemáticas del pensamiento femenino y del pensamientooccidental en los inicios de la modernidad (Vargas Martínez 2010). Eltexto da comienzo presentando a la autora en su estudio, rodeada de li-bros, en un estado de desazón y abatimiento. Desazón que, ella mismarelata, siente ante la misoginia y los prejuicios de tantos hombres hacia lasmujeres. Estando «profundamente inmersa en estos tristes pensamientos»(Pizan 1995: 7) se le aparecen tres Damas: Razón, Derechura y Justicia,que le dan consuelo y le ayudan a salir de su confusión y dudas. Algunoscríticos, apunta Slerca (1995: 221-222), han señalado una aproximaciónentre estas tres damas y cierto pasaje del Infierno (II 124 y ss.) de Dante,en el que el poeta evoca a tres mujeres que le han rescatado: la VirgenMaría, Beatriz y Lucía. Podría añadirse también, señala Slerca (ibídem),una de las canciones del exilio (la número 104) de las Rime de Dante,donde el primer verso dice: «Tre donne ’ntorno al cor mi son venute»,las tres mujeres en cuestión son Drittura, Larghezza y Temperanza, lacoincidencia con la alegoría de Chrisitine, afirma Slerca, es llamativa.El año de 1405 fue muy prolífico en la creación de nuestra autora y

    poco tiempo después de acabar La Cité des Dames, compone Le Livredes Trois Vertus o Le Tresor de la Cité des Dames, un tratado sobre laeducación de las mujeres, cuestión que consideraba de suma importanciay que siempre tuvo presente en sus escritos; también compone Epistre aIsabelle de Bavière, reine de France (escrita el 5 de octubre de 1405), enla que Christine exhorta a la reina para que intervenga entre los príncipescon el fin de mantener la paz en Francia al borde de la guerra civil,19 puesla tensión entre el duque de Berry y el duque de Orleans iba en aumento.Un año después, en el momento en que comienza la guerra civil entre ar-

    19 Christine defiende el derecho y la autoridad de la reina Isabeau de Baviera aintervenir en la política como regente de su hijo Luis, delfín de Francia y duquede Guyena. Frente a la imagen que se le atribuye a la reina de corrupta y licen-ciosa, Christine hace una defensa y valoración de su figura (Green 2006).

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    magnacs y borgoñones, escribe Le Livre du Corps de Policie (1406-1407),un texto en el que –sugiere Burgwinkle (2013: 27)–, siguiendo Le Che-min de Longue Étude, la autora refleja su movimiento hacia la teoría po-lítica, y en el que podría verse cierto paralelismo con la Monarquía deDante, pero no ahonda más en ello. Además de las obras citadas, Christine de Pizan compuso un tratado

    sobre estrategia militar, Le livre des fais d’armes et de chevalerie (1410),y un tratado sobre la Paz, Le Livre de la Paix (1412), una cuestión por laque siempre estuvo preocupada y frente a la que no dejó de alzar su voza lo largo de toda su vida (Raymond 1838 150-170), en lo que tambiéncoincidiría con el pensamiento y la sensibilidad de Dante. Escribió asi-mismo varios textos para ofrecer consuelo a quienes muy directamentepadecen los desastres de la guerra, como hizo en Epistre de la prison devie humaine (1415), destinada a reconfortar a las mujeres que habían per-dido a su padre, marido o hijos en la que fue una de las batallas más cruen-tas de la Guerra de los Cien Años, la batalla de Azincourt.20 Su últimaobra fue Le Ditié de Jehanne d’Arc un elogio de este relevante personajehistórico escrito en 1429. Christine de Pizan muere un año más tarde, en1430, a la edad de 65 años, en la abadía dominicana San Luis de Poissy,a la que se había retirado en 1418, alejada de todo, huyendo de conspira-ciones, enfrentamientos y demás cuestiones que se daban en la corte, paravivir con su hija María, que era monja. Como hemos visto, aunque sin ahondar en ello, la inspiración o in-

    fluencia dantesca se manifiesta sobre todo en los escritos de Christine quecorresponden a la primera etapa de su carrera, y, dentro de este conjunto,es Le Chemin de Longue Étude el más relevante. Veamos a continuaciónalgunas consideraciones generales de la relación entre Le Chemin y laobra de Dante.

    20 Esta batalla, que duró tres horas en las que murieron de 7.000 a 10.000 perso-nas, supuso un gran desastre para la caballería francesa y llevó al rey inglés En-rique V a la victoria.

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    2. LE CHEMIN DE LONGUE ÉTUDE Y LA DIVINA COMMEDIA

    Le Chemin de Longue Étude es uno de los primeros textos de Christineen el que se lamenta de los males que asolan Francia a la vez que em-prende el relato de su camino intelectual. Un camino de largo estudio quesu padre comenzó a trazar y al que la autora va a dedicarse con pasión alo largo de toda su vida: «C’est toute mon affeccion / en ce monde, car adevis / n’est plus deduit, ce m’est avis» (vv. 1168-1170),21 reconoceChristine. Escrito en honor de Carlos VI (hijo y sucesor del que habíasido protector suyo y de su padre, Carlos V) la obra fue presentada alduque de Berry en 1403.

    Le Chemin se presenta como un sueño alegórico encuadrado y con-textualizado por una narración autobiográfica. La autora cuenta en pri-mera persona este sueño, lo que le permite hacer referencia a muchosdatos personales. Compuesto por 6392 versos, la obra comienza con laDedicatoria, en la que Christine hace un elogio del rey Carlos VI y delduque a quien dedica su obra, y donde hace, además, referencia a «cegrand débat, disputé par plusieurs» (Pizan 2000: 89), esto es, el debatedel Roman de la Rose, que justo acababa de finalizar. A continuaciónsigue el Prólogo, en el que la autora nos habla de sus infortunios, decómo logra encontrar consuelo, y en el que piensa y medita acerca delos múltiples conflictos del mundo. En ello está cuando se queda dor-mida y tiene una visión en la que recibe la visita de la Sibila de Cumas,que la llevará a realizar un viaje con el que da comienzo el poema. Pizanemprende así un viaje iniciático a modo de Dante en la Divina Comme-dia.22 Veámoslo un poco más detenidamente.

    21 Cito de la edición Pizan 2000. 22 Sobre la imagen del discípulo siguiendo/imitando al maestro/modelo, la cru-cial importancia de ambos en la Divina Commedia y en El Chemin de longueÉtude, y lo que estos conceptos significan entre los siglos XIII y XV, véase DeRentiis 1994.

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    La obra empieza presentándonos a la autora, una mujer viuda y solita-ria, en su cuarto de estudio,23 donde comienza a narrar la forma en que leha golpeado la Fortuna. Llora a su marido muerto hace trece años (vv. 185-188) y describe el gran amor que sentía por él y lo dolorosa que resultó supérdida (vv. 61 y ss.). Datos que coinciden con la vida real de la escritora.Frente a la desolación que siente, busca entre sus libros alguno que puedaservirle de consuelo. Va a hallar el que será para ella un libro eficaz, un se-dante para los reversos de la fortuna, la Consolación de la filosofía de Bo-ecio, que le ayudará a superar la ira y el dolor que le afligen:

    En musant sus quelque livreou pour passer temps au mains.Et lors me vint entre mainsun livre que moult amay,car il m’osta hors d’esmayet de desolación:ce ert De ConsolacionBöece, le prouffitablelivre qui tan est notable

    (vv. 200-208).

    La Consolación de la Filosofía de Boecio es el primer referente litera-rio al que alude explícitamente Christine en Le Chemin. El segundo, ymás importante, es la Divina Commedia de Dante, como veremos másadelante. En la referencia a Boecio, es posible que Christine hubiera te-nido presente también el Convivio de Dante (Slerca 1998: 139), en con-

    23 Hallarse en su estudio trabajando, leyendo, escribiendo o pensando, esto es, de-dicada al trabajo intelectual –como diríamos hoy–, es una forma de presentarseque la autora utiliza en varias de sus obras. En Le chemin: «Un jour de joye re-mise / je m’estoie a par moy mise / en une estude petite, / ou souvent je me de-lite / a regarder escriptures / de diverses aventures» (vv. 171-176). Poco después,en La Ciudad de las Damas (Pizán 1995: 5): «Sentada un día en mi cuarto de es-tudio, rodeada toda mi persona de los libros más dispares, ya que el estudios delas artes liberales es un hábito que rige mi vida».

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    creto dos pasajes del capítulo XII (2-3) del segundo tratado de esta obra,donde el poeta florentino afirma que un día, pasado un tiempo de lamuerte de Beatriz, por apaciguar su dolor, comenzó a leer el De conso-latione de Boecio, así como el De amicitia de Cicerón, donde puede verseun paralelismo con lo que escribe Christine en Le Chemin en los versosantes citados y en los siguientes:

    [De Consolacion]Lors y commençay a lire,et en lisant passay l’ireet l’anuyeuse pesancedont j’estoie en mesaisance-car bon exemple ayde moulta confort, et anuy toult

    (vv. 209-214).

    A la manera de Boecio, Christine debe encontrar un bien que la Fortunano pueda arrebatarle, que sea más duradero y no dependiente de los hechosque le rodean, y este va a ser la virtud. Christine decide abandonar las cosaspersonales para consagrarse a una vida de estudio y de meditación, peroeso no supone retirarse de la realidad y el mundo en el que vive, sino todolo contrario (Tarnowski en Pizan 2000: 30-31). Al igual que Dante, Chris-tine siempre se preocupó de los asuntos sociales y políticos de su tiempo.En ese sentido, la autora reflexiona en el texto sobre los múltiples conflic-tos que hay en el mundo, corrupción,24 ambición, ausencia de paz:

    Comment si corrompt est le mondequ’a peine y a personne monde.Si pensoie aux ambicions,aux guerres, aux afflictions,aux trahisons, aux agais faulxqui y sont, et aux grans deffaulx

    24 La preocupación de Pizan por la corrupción se manifiesta en otros de sus tex-tos y directamente en la Epístola, que escribió, en 1403, al poeta Eustache Des-champs, en la que manifestaba su pesar por la corrupción reinante en Francia.

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    que l’en fait, don’t c’est grant meschefsqu’on doubte si pou les pechez,moy merveillant don’t peut venirc’on ne se peut en paix tenirdessoubs le ciel tout maine guerre

    (vv. 321-331).

    Incluso piensa en la Iglesia de Dios que, dice la autora, está más deso-lada que nunca, «L’Eglise de Dieu desolee / est plus qu’onques maisadoulees; / or en sont ferus les pastours / et les brevis vont par destours»(vv. 371-374). El mundo que describe Christine en la obra (un reino am-bicioso, guerras, aflicciones, traiciones, corrupción) contiene alusionesdirectas y explícitas al contexto político, social y religioso en el que vive.Contexto, recordémoslo una vez más, en el que están teniendo lugar losenfrentamientos recurrentes entre ingleses y franceses (la Guerra de losCien Años), la guerra civil provocada por las disputas entre el duque deBorgoña y el duque de Orleans, y dentro de la Iglesia se está produciendoel Cisma de Occidente (1378-1417). Meditando sobre todo ello, y des-pués de un largo día de estudio, como es lógico el cansancio le vence yse queda dormida. Es en este momento cuando tiene la visión, la visita dela Sibila de Cumas, que la proclama su “hija espiritual” y, entendiendo suamor por la sabiduría, decide conducirla a otro mundo más agradable.Guiada por ella, Christine emprende un largo viaje, un viaje en el que ad-quiere conocimientos enciclopédicos y saberes verdaderamente extraor-dinarios. Un camino que tiene grandes virtudes y que la Sibila definecomo de «Lonc Estude» (v. 1103). Este es tal vez el aspecto más rele-vante de la relación entre Le Chemin y la Commedia. Según consideraDe Rentiis (1994: 39), Christine se apropia de la relación entre Dante yVirgilio, la reelabora y la transforma. Mientras Dante emprende el viajeguiado por Virgilio, nuestra autora lo hará con la Sibila, que remplaza elpapel tutelar de Virgilio guiando el poeta. El hecho de que Christine elijacomo guía una figura femenina no es un hecho banal, y que esta figura seauna sibila, la Sibila de Cumas, menos aún. Christine busca una guía es-piritual, una autoridad femenina que respalde su búsqueda de la sabidu-

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    ría y la legitime como auteur (De Rentiis 1994: 40-42; Brownlee 1995;Pomel 2004). En la época de Christine, la sibila representa a una mujersabia, es una figura que siempre está ligada al saber y a los libros, unsaber que no le viene a través de intermediarios, sino que es el saber pro-fético, que emana directamente de Dios. La Sibila de Cumas es la queanunció la venida de Cristo. En los términos en que se presenta la Sibilaen la obra, da a conocer rápidamente su origen virginiano:

    Ancor que mieulx croyes me dis,celle suis, qui mena jadis Eneas, l’exillé Troyen; sans autre conduit ne moyenpar mi enfer le convoyay,puis en Ytalie l’avoyay.Et suis celle qui lui monstra les merveilles, et demonstrace qui lui ert a avenir

    (vv. 595-603).

    Reconociendo a la Sibila como su guía y maestra, a la que va a seguiren este largo camino, le dice: «Si suis vostre humble chamberiere. / Alezdevant! G’iray derriere» (vv. 697-698). Unos versos que, como ha sido se-ñalado por Farinelli (1905: 127), Merkel (1921: 199), Brownlee (1995:120) y otros, evocan el último verso del primer canto del Inferno. En élse describe el principio del viaje del protagonista, Dante, y su guía, Vir-gilio, «Allor si mosse, e io li tenni retro» (If. I 136).25 Pero hay un aspectoen el que difieren los caminos que ambos emprenden: mientras que Vir-gilio conduce a Dante por el camino del infierno, la Sibila escoge condu-cir a su “alumna” por las maravillas de la tierra.

    25 Para Slerca (1998: 140-141) estos versos de Christine están tomados íntegra-mente de los que una dama dice al rey de Navarra en el poema de Guillaume deMachaut, Jugement du roi de Navarra (v. 1479): «Alez devant –j’iray aprés»,obra que Slerca considera ha influido en Le Chemin, y también en otros escritosde Christine de Pizan, pero esta es poco conocida.

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    El viaje que emprende Christine guiada por la Sibila tiene dos partesbien diferenciadas, pero ligadas entre sí (Brownlee 1995: 114-115). En laprimera (vv. 714-2554) hay desplazamiento físico, se hace un viaje alre-dedor del mundo, como veremos seguidamente. En la segunda, no haydesplazamiento, sino que se trata alegóricamente de un debate moral ypolítico.

    Un segundo aspecto del paralelismo de Le Chemin con la obra de Dantese localiza al inicio de la primera parte del viaje. Christine, como su pre-decesor, es conducida por la Sibila al monte Parnaso y a ver la “Fuentede la Sabiduría”. Retomando aquí el mito de las nueve musas (vv. 977 yss.), dice la autora: «Celles gouvernent la fontaine / qui tan test belle, clereet saine; / si tiennent la l’escole sainte / qui de grant scïence est ençainte»(vv. 993-996). Los grandes filósofos han bebido de sus aguas, le dice laSibila, y a continuación Christine enumera un gran número de autorida-des, básicamente filósofos de la Antigüedad, Aristóteles, Sócrates, Platón,Demócrito y Diógenes, entre otros (vv. 1020 y ss.), que recuerda igual-mente a unos pasajes de la Commedia (If. IV 134-144). Finalizada la vi-sita al monte Parnaso, la Sibila acompaña a la autora alrededor del mundo,hasta el quinto cielo, el firmamento (vv. 714-1170), visita ciudades comoConstantinopla, lugares santos como Jerusalén, Judea, Troya, la isla deRodas, Alejandría, Babilonia y otras (vv. 1198-1479 y ss.). Christine noshabla de espacios mitológicos, bíblicos y reales, y la descripción de todoello es una prueba evidente de los amplios conocimientos, históricos, ge-ográficos, filosóficos y bíblicos que posee. Una evidencia más del préstamo que Pizan hace de la Commedia está

    plasmada en el propio título de su poema, Le Chemin de Longue Étude.Cuando la Sibila habla de la sabiduría, de la fuente del saber, del caminoemprendido, es cuando le revela cómo se denomina este camino. Le dice:

    Mais de ce chemin ou nous sommes,dont ne te diroie les sommesdes grans bontez en tout ton aage

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    le non te diray du passage:saches qu’il a nom “Lonc Estude”

    (vv. 1099-1103).

    Lo que está tomado directamente de Dante, del canto uno del Infierno(v. 83):

    O delli altri poeti onore e lume,vagliami ’l lungo studio e ’l grande amoreche m’ha fatto cercar lo tuo volume

    (If. I 82-84).

    Será después de que la Sibila revele a Christine el nombre de su ca-mino cuando la autora cite por primera vez a Dante, en tanto que modelopara su propia obra. Así lo expresa:

    Mais le nom du plaisant pourprisoncques mais ne me fu appris, fors en tant que bien me recordeque Dant de Florence recordeen son livre qu’il composaou il moult beau stile posa,quant en la silve fu entrezou tout de paour ert oultrez,lors que Virgile s’aparua lui dont il fu secouru,adont lui dist par grant estudece mot: “Vaille moy lonc estudequi m’a fait cercher tes volumespar qui ensemble accointance eumes”

    (vv. 1125-1138).

    Con los últimos versos, Pizan se refiere explícitamente a las expre-siones que Dante dirige a Virgilio en el primer canto del Inferno:«Vagliami ’l lungo studio e ’l grande amore / che m’ha fatto cercar lo tuovolume. / Tu se’ lo mio maestro e ’l mio autore» (vv. 83-85). La referen-

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    cia a Dante como modelo intelectual para su obra, así como la admiraciónque siente por el autor florentino, aparece también claramente expresadaen los siguientes versos:

    Que le vaillant poete Dant, qui a lonc estude ot la dent, estoit en ce chemin entrez,quant Virgile y fu encontrez qui le mena par mi enfer, ou plus durs lïens vid que fer.Si dis que je n’oublieroiecelle parole, ains la diroieen lieu d’Evvangille ou de croixau passer de divers destroisou puis en maint peril me vis;si me valu, ce me fu vis

    (vv. 1141-1152).

    Seguidamente, Christine vuelve a reafirmar su amor a la sabiduría, sudeseo de saber, y dirigiéndose a la Sibila, le dice:

    Ha compaignie gracieuse,dame de grand savoir aduite,par qui suis apprise et conduite,ou lieu ou n’a mal n’eresie,moult m’avez fait grant courtoisie,qui a lonc estude meneem’avez, car je suis destineea y user toute ma vie;ne jamais je n’aray enviede saillir hors de ceste voyequi a tout solas me convoye.Ne vueil autre perfeccion;c’est toute mon affectionen ce monde, car a devisn’est plus deduit, ce m’est avis

    (vv. 1156-1170).

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    Después de viajar alrededor de todo el mundo, la Sibila la conduce alcielo estrellado (vv. 1569 y ss.) para descender enseguida al primer cielo,el del aire, donde le habla de cinco reinos y va a encontrarse con cincodamas (vv. 2054-2554). Con ello daríamos paso a la segunda parte delviaje, más extensa que la primera (vv. 2556-6270), en la que no hay des-cripción física ni desplazamiento, sino que supone una experiencia ex-clusivamente intelectual y discursiva, un debate alegórico entre cincoreinos distintos, representados por las damas Nobleza, Caballería, Sabi-duría y Riqueza. Se trata de un debate que tiene lugar en la corte de ladama Razón, para discurrir sobre la mejor manera de salvar al mundo.En esta parte de la obra es donde su autora expone abiertamente sus ideaspolíticas acerca de la gobernabilidad del reino (Merkel 1921: 249-251).Como Dante, Christine, que sueña con la separación de poderes, cree enuna monarquía universal donde reine la paz. La autora expone así su ra-zonamiento sobre la bondad de que gobierne “un solo hombre”:

    Que la plus grande cause qui soitau monde, qui l’omme deçoit,c’est couvoitise de regnerl’un sus l’autre et de gourverner.Et pour ce les princes poissans,dont ou monde a millers et cents,par leur puissance font les guerresmaintenir, pour nouvelles terresacquerir; et ne leur souffitriens, tant y ayent grant prouffit.Si seroit doncques neccessaire,pour tout le bas monde a paix traire,q’un seul homme ou monde regnastqui toute terre gouvernast,en paix la tenist, et feïstjustice de qui meffeïst

    (vv. 3031-3046).

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    La cuestión que se plantea, y se va a debatir entre las damas, gira entorno a las cualidades que debe tener el príncipe que acceda al trono im-perial para detentar la monarquía universal (Brownlee 1995: 115). Dichocon otras palabras, el problema que se presenta es establecer los criteriospor los que escoger al emperador del mundo, el salvador político, queconduciría a la paz y la prosperidad. Cada una de las damas propone un candidato y las cualidades en que

    se sustenta. Como era de esperar, sus opiniones son discrepantes. ParaNobleza, el candidato ideal ha de ser aquel que tenga un ilustre linaje; encambio para Caballería, el apropiado será quien tenga las cualidades deun caballero invencible en el combate. El hombre más rico del mundoserá el candidato para la reina Riqueza, y el que posea un mayor saber ybondad, el elegido por Sabiduría. Esta dama es quien expone un parla-mento más largo (vv. 4080-6072), en el que nombra abundantes citas deauctoritates latinas sobre la mejor manera de salvar al mundo. Final-mente, va a ser también Sabiduría la que recapitule todos los argumentosexpuestos a lo largo de la discusión, concluyendo que de todas las cuali-dades aludidas, la virtud es realmente el único bien. La decisión final dequién será ese candidato no compete tomarla en el cielo, sino que debetener lugar en la tierra. Con tal fin, la Sibila se presenta ante Razón paraque haga de ella la mensajera que trasmitirá la esencia del debate a lacorte de Francia, la mejor y más digna, donde se podrá tomar en consi-deración una resolución definitiva.Para Christine es la monarquía francesa, la de la flor de lis, la legiti-

    mada para ser la que represente al emperador universal, a diferencia deDante, para quien su modelo es el Imperio romano. En ese sentido y apropósito del paralelismo entre Le Chemin y la producción dantesca, se-ñala Slerca (1995: 139) que hay que mencionar también De Monarchia.En particular, el contenido del libro II de ese tratado (concerniente al pro-blema de la legitimación del Imperio romano) que ofrece algunas analo-gías con el debate que se está desarrollando en Le Chemin, en relación alsentido de elegir un rey universal.

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    Finalmente, la Sibila propone ante Razón los servicios de su pupilaChristine para llevar el mensaje a la corte francesa. Christine desciendedel primer cielo hasta la tierra para cumplir su cometido, pero se despiertabruscamente (Brownlee 1995: 115) cuando su madre, preocupada porquellevaba mucho tiempo dormida, toca a la puerta de su estudio para des-pertarla:

    Ja estoye bas desjucheece me sembloit, quant fus hucheede la mere qui me porta,qu’a a l’uys de ma chambre hurta,qui de tant gesir s’esmerveille,car tart estoit, et je m’esveille

    (vv. 6393-6398).

    Con este acto cotidiano, por otra parte muy recurrente en las obras dePizan,26 finaliza la visión y el poema. Le Chemin de Longue Étude es,como ya he comentado, el ejemplo más evidente de la inspiración deDante en la obra de Christine de Pizan. Como igualmente se ha mencio-nado, existe un sector de la crítica para quien esta obra supone una rees-critura, incluso una nueva versión, de la Divina Commedia. Sin entrarahora a hacer más valoración sobre ello, lo que sí quiero poner en valor,una vez más, es el transcendente papel que jugó Christine de Pizan comotrasmisora del legado de Dante en las letras francesas a inicios de la mo-dernidad. Son sus obras, conocidas y reconocidas ya en su época, las queabren la primera etapa del conocimiento del poeta florentino en la Fran-cia del siglo XV. Lo hace de forma explícita por primera vez, como hemostenido ocasión de ver, en el contexto del famoso debate del Roman de laRose, presentando al poeta como referente de autoridad literaria y moralfrente a los defensores de Jean de Meun. Un gesto de gran calado, pues,

    26 La cuestión de la cotidianidad a la que alude aquí Pizan, nombrando a su madreque la viene a despertar, es un tema significativo en las obras christinianas, puesse trata de un elemento recurrente en sus escritos que ha merecido la atención porparte de la crítica.

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    entre otras cosas, la escritora rechaza abiertamente la genealogía literariafrancesa representada por el Roman de la Rose (el gran best-seller de laépoca) y la sustituye por una genealogía literaria positiva en lengua ita-liana representada por la Commedia (Brownlee 1995: 113). Pero el refe-rente de Dante en la obra de Christine va más allá de la cuestión literariay trasciende a la realidad social y política de la época. Ambos comparteninquietudes e ideas sobre cómo procurar una forma de gobernar en dondeprime la paz entre los pueblos. Una cuestión de primer orden para ambos.No es de extrañar, pues, que Pizan, mujer de letras y política de singularinteligencia y coraje, quisiera difundir el saber del gran Dante, el “poetavaliente”, en los círculos intelectuales franceses. El conocimiento de laobra del autor italiano en Francia se ampliaría en el siglo XVI, tambiénde la mano de una escritora, Margarita de Navarra.

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