Del Fujimorismo Liberal y Otras Contradicciones Insalvables

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DEL “FUJIMORISMO LIBERAL” Y OTRAS CONTRADICCIONES INSALVABLES Por Diego Alarcón La semana pasada surgió en Facebook una pregunta que, de alguna forma, nos ofrece una radiografía del liberalismo peruano actual. La cuestión era básicamente si es posible ser homofóbico y liberal a la vez. Desde luego, uno esperaría un no rotundo como respuesta, sin embargo más de uno (muchos más) alegaban en favor de que sí era posible. El liberalismo, argüían, se limita a la ausencia de coacción, ergo (ay) si alguien era homofóbico pero no iniciaba agresión contra los homosexuales, entonces no había problema, el tipo era liberal y podía seguir hablando de Hayek y Friedman como si nada. Tal forma de pensar, que así enunciada puede sonar algo seria, es tan absurda que, en sus límites, sólo deja una salida: El liberal ideal sería, digamos, una suerte de cuadripléjico, un ser que puede pensar lo que sea (desde la “inherente incapacidad intelectual de los negros” hasta la “indefectible naturaleza usurera de los judíos”) pero que, al no tener posibilidad de iniciar la agresión, se convierte, así por así, en liberal. O, por ejemplo, un maoísta con las manos atadas también podría pasar por liberal. Pero al margen de lo ridículo del planteamiento arriba descrito, ¿por qué algo anda mal con eso de que una puede ser liberal y homofóbico a la vez? Porque, de buenas a primeras, se elimina cualquier sentido ético en el liberalismo, cualquier preocupación moral, cualquier forma de conocimiento que escapa a lo puramente tecnocrático. Evidentemente, uno no puede ser liberal y homofóbico (ni racista, ni antisemita, ni cualquier otro tipo de imbecilidad parecida) porque la apuesta liberal tiene un eje moral individualista y tolerante. El ser humano, desde la perspectiva de la tradición liberal, es un fin en sí mismo, y no se le puede juzgar en función de su color de piel, orientación sexual, etc. La conclusión subyacente a este debate es que hemos llegado a un punto en que se está buscando ampliar indiscriminadamente el sentido del término liberal, vaciarlo de contenido, formar un colchón donde cabe todo. Un ejemplo particularmente preciso de lo que digo son los intentos por concebir una suerte de fujimorismo liberal. Claro, si el liberalismo lo aguanta todo, ¿por qué no sumarse a la fiesta? Lo cierto es que tal pretensión no tiene razón de ser. El conjunto, digamos, ideológico de lo que podemos llamar fujimorismo posee elementos de estirpe claramente antiliberal: Caudillismo, macartismo, irrespeto por lo institucional. El solo hecho de que se intenten ligar tan contradictorias formas de pensar lo político dice mucho. De alguna forma, podría ser el resultado de la

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Columna sobre la imposibilidad de la existencia de un fujimorismo liberal

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DEL “FUJIMORISMO LIBERAL” Y OTRAS CONTRADICCIONES INSALVABLES

Por Diego Alarcón

La semana pasada surgió en Facebook una pregunta que, de alguna forma, nos ofrece una

radiografía del liberalismo peruano actual. La cuestión era básicamente si es posible ser

homofóbico y liberal a la vez. Desde luego, uno esperaría un no rotundo como respuesta,

sin embargo más de uno (muchos más) alegaban en favor de que sí era posible. El

liberalismo, argüían, se limita a la ausencia de coacción, ergo (ay) si alguien era homofóbico

pero no iniciaba agresión contra los homosexuales, entonces no había problema, el tipo

era liberal y podía seguir hablando de Hayek y Friedman como si nada. Tal forma de

pensar, que así enunciada puede sonar algo seria, es tan absurda que, en sus límites, sólo

deja una salida: El liberal ideal sería, digamos, una suerte de cuadripléjico, un ser que puede

pensar lo que sea (desde la “inherente incapacidad intelectual de los negros” hasta la

“indefectible naturaleza usurera de los judíos”) pero que, al no tener posibilidad de iniciar

la agresión, se convierte, así por así, en liberal. O, por ejemplo, un maoísta con las manos

atadas también podría pasar por liberal.

Pero al margen de lo ridículo del planteamiento arriba descrito, ¿por qué algo anda mal

con eso de que una puede ser liberal y homofóbico a la vez? Porque, de buenas a primeras,

se elimina cualquier sentido ético en el liberalismo, cualquier preocupación moral,

cualquier forma de conocimiento que escapa a lo puramente tecnocrático. Evidentemente,

uno no puede ser liberal y homofóbico (ni racista, ni antisemita, ni cualquier otro tipo de

imbecilidad parecida) porque la apuesta liberal tiene un eje moral individualista y tolerante.

El ser humano, desde la perspectiva de la tradición liberal, es un fin en sí mismo, y no se

le puede juzgar en función de su color de piel, orientación sexual, etc.

La conclusión subyacente a este debate es que hemos llegado a un punto en que se está

buscando ampliar indiscriminadamente el sentido del término liberal, vaciarlo de

contenido, formar un colchón donde cabe todo. Un ejemplo particularmente preciso de

lo que digo son los intentos por concebir una suerte de fujimorismo liberal. Claro, si el

liberalismo lo aguanta todo, ¿por qué no sumarse a la fiesta? Lo cierto es que tal pretensión

no tiene razón de ser. El conjunto, digamos, ideológico de lo que podemos llamar

fujimorismo posee elementos de estirpe claramente antiliberal: Caudillismo, macartismo,

irrespeto por lo institucional. El solo hecho de que se intenten ligar tan contradictorias

formas de pensar lo político dice mucho. De alguna forma, podría ser el resultado de la

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creencia más o menos difundida en nuestro país de que el liberalismo comienza y termina

con los libros de Boloña y los videos de Ayn Rand.