Los Cuadernos Inéditos

DEL BESTIARIO DE

LIVERMOORE

Rafael Pérez Estrada

SANGRE DE PICHON

E1 verdadero sangre de pichón no es un rubí, ni tampoco una metáfora de orfe­brer�a para �eñalar el �?jo de, u�a piedrapreciosa, smo un paJaro umco cuyo

vuelo en el aire lo confunde con una llama. En­tre pavesa y ave, este hermoso animal nace de la pasión de los amantes dichosos cuya fortuna vi­gilan. Su comportamiento en parejas es similar a los inseparables de Fischer, y mientras perma­necen juntos, así también permanecerán sus protegidos. En las tribus del Pacífico suele ence­rrárseles en jaulas para de esta manera formar y propiciar el destino de sus dueños. Tiene la ex­traña virtud de incendiar con sus aleteos los oca­sos de junio, a los que prestan el resplandor de su plumaje.

EQUINO LUMINOSO

En el incansable e infinito juego de las estre­llas, cuenta Thomas Becker haber visto una no­che en el cielo del sur cabalgar un número de

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luces, una constelación en marcha, en la que ca­da desplazamiento de los brillos semejaba el tro­te ligero de un caballo. Añade Becker que lo más emocionante de esta silueta de agilísimo centelleo era el sonido, pues parecía que ángeles de la guerra dispusieran sus armas al combate oscuro del silencio.

AVE SALMICA

Cuenta una leyenda hebraica que en la boca atronadora de los profetas se cría un pájaro cuyo plumaje es de oro y poder. Este ave prodigiosa se alimenta de salmos y anatemas. Es un animal enteco que no gusta de emparejarse, un ave soli­taria que irá adelgazando su existencia hasta convertirse en un junco vertical en una laguna, un atardecer cualquiera, laguna que el ave seca­rá con su canto hasta dejarla en páramo de polvo y miedo. Con el dedo, una niña pide su cabeza.

VIUDA DEL ROSAL DE NOCHE

La serena negrura de su plumaje se recorta sobre el terciopelo negro del rosal de noche en el que vive este maravilloso ploceido, que sólo ilumina su tristeza con la fulgurante media luna que se dibuja en su frente. Este pájaro frecuenta

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las casas en las que se llora la ausencia de los bravos muchachos, de los muchachos que en el amor supieron emular las hazañas de los héroes. Y allí permanece quieto con sus ayes dolorosísi­mos como si fuera parte de un friso de plañide­ras o del bordado hecho por una mano que hu­biera perdido el rumbo de las caricias, pues este ave, de la misma forma que algunos papagayos pueden mimetizar los gritos felices, sabe imitar los modos de la tristeza; y lo que es más curioso, sentirla realmente. Se dice que guardar las lágri­mas de esta criatura prevalece contra la tragedia.

PAJARO DE LA LUZ

Nacido entre prismas, el pájaro de la luz es só­lo un destello, un resplandor que vuela el arco velado de algunas intimidades. Este ave es un espectro, y puede, a un solo impulso de su vo­luntad, descomponerse en los colores del arco iris (incluso haciendo buen tiempo) o mantener­se en su límbica albura. Este ser es visitador de algunas muchachas que suelen confiarle sus más recónditas cuestiones de amor, que el pája­ro no resuelve, pues carece de la virtud mensa­jera. Anida en los altos vitrales de las catedrales góticas y únicamente teme al poder de las sombras.

PANTERA DORADA

Surge con vocación heráldica la pantera dora­da, mas son sus alas las que le prestan la elegan­cia necesaria, las que le asemejan a un ángel hermoso y terrible. El drama de este felino de la noche, que habita tras los basamentos de las es­tatuas públicas, es su perversa humanidad (en el sentido contrario a bestialidad), ya que sólo ama la tersa hechura del pecho de algunos jóvenes a los que indefectiblemente causa la muerte en el abrazo.

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RAYA LUMINOSA

La raya luminosa o manta gigantesca de la no­che tiene un vuelo parado, pues, pese a su natu­raleza marina, este prodigioso pez vive en las al­turas, simulando ser una luna graciosa y móvil que con sus continuos ir y venir acaba enloque­ciendo a los astrólogos que, confundidos, mar­can con exactitud de ciencia sus veleidosos vuelos.

CENTAURO ERRATICO

Oculto en su vergüenza, consciente de ser só­lo un error mitológico, vive aun hoy, en la Roma del Capitolio y el circo, de las catacumbas y los jardines papales, una extraña criatura: el centau­ro errático. Su existencia, el equívoco de su existencia, le confiere cierto matiz de seriedad. Sólo lo exacto puede producir error, y el sueño clásico aquí lo ha creado generosamente, ya que

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este centauro lo es a la inversa, pues soporta la pesada carga de una cabeza de caballo sobre un torso y piernas humanas. Mas lo que carac­teriza a esta terrible criatura es su poder geni­tal, que lo usa atemorizando a las tímidas turistas inglesas a las que arrincona y a las que provoca perpetuas e inquietantes visiones eró­ticas.

SIRENA NEGRA

En las alcantarillas y cloacas de New York, entre caimanes y cocodrilos hechos a la no­che perpetua de las humedades, vive, en pleno siglo XX, la más hermosa de las sirenas. Nacida de una mitología en la que el poder, la acción y la aventura juegan un papel muy importante, la sirena negra profundiza el gran silencio de la ciudad. Sus ojos brillan blues y sus caderas ba­lancean el calor de una caricia imposible. De igual manera que sus hermanas de la Grecia an­tigua, gozan de un canto sensual muy convin­cente que atrae a los solitarios a sus trampas có­nicas como las de las hormigas leonas. Satisfe­cho el rito de la muerte, estos seres lanzan gri­tos de desesperación y locura, palabras en apa­riencia inconexas que, sin embargo, hablan de una luna que ellas nunca verán, de un planeta distante que orienta las horas del amor a quie­nes lo contemplan.

SAURIO DEL NENUFAR

Se alimenta de los huecos y vacíos que los ba­ñistas causan al nadar. Tiene el saurio del nenú­far una sensible manera de entender las interio­rizaciones, pues es animal proyectado más al contenido que al continente, ya que es la nítida sus!ancia del hombre lo que ama. Esto es, el es­pacio que el hombre ha ocupado, mas no el mis­mo hombre. Explicar su índole correspodería a un farragoso tratado de mística trascendente. Se dan graves dudas sobre la conveniencia o no de mantener a esta criatura en un bestiario, porque es sólo un vegetal que, con una raíz efectiva muy firme en orillas de charcas y lagos, sabe que el corazón de la naturaleza está allí donde las aguas empiezan a adquirir el color de las pro­fundidades.

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SIRENA DEL AIRE

La sirena del aire es una entelequia, un ser mágico que vive pendiente de hilos invisibles en lo azul. Esta criatura es una amable falacia he­cha de inconsistencia y éter, de fatuidad y belle­za. Pocos mitos tan hermosos como esta sirena y tan inaccesibles, ya que, cuando alguien, de: seoso de sus formas femeninas, intenta acari­ciarla, se deshace en un estallido de nada y de­solación. En los amaneceres de otoño, cuando los grandes temporales azotan al sur, suele vér­selas ancladas a las nubes para evitar su pérdida en el espacio libre; y en las noches, si la oscuri­dad y el cansancio las hace entrechocar, descar­gan grandes relámpagos de infinitas lu- ..-.._ ces, y zumban truenos que amilanan el �deseo incluso a los más bravos. �

Dibujos de Payró.