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i
DEDICATORIA
Le dedico esta tesis a Dios, primero,
porque me ha dado la vida, por conducirme en el camino de la sabiduría
y por estar a mi lado en todo momento;
a mis padres, porque siempre me apoyan y me entienden,
por enseñarme que la disciplina es necesaria para cumplir las metas en la vida, por
su apoyo y su amor incondicional;
a mi ángel de la guarda porque siempre está conmigo y me protege;
a mis hermanos porque me ayudan en todo lo que pueden con todo el corazón;
a mis compañeros de generación, porque aparte de ser mis compañeros son mis
amigos;
y a mis abuelitos que están en el cielo, que desde allí siempre me ven,
me cuidan y me bendicen.
A todos ustedes, con todo cariño…
¡Muchas gracias!
Beto Salum
ii
AGRADECIMIENTOS
Es extensa la cantidad de personas a las cuales debo
agradecer su colaboración y cooperación en el desarrollo
de esta investigación. Quiero agradecer a la Dras. Celia Reyes Anaya, Evelia
Reséndiz Balderas, Norma Alicia Vega López y al Dr. Gerardo Bañales Faz
por su calidad humana, por su tiempo y colaboración en mi Tesis
y por acceder con gusto y compromiso a integrar el Tribunal Examinador.
A los directivos de las Escuelas Secundarias públicas y privadas de Cd.
Victoria, Tamaulipas, por haberme cedido tan valiosa información que permitió la
realización del presente trabajo.
Además, quiero agradecer a mi buena amiga Ernestina Valdez Flores
de una manera muy especial, por su valiosa ayuda que sin ninguna condición
siempre me brindó.
Así también agradezco por su especial trato, por toda su ayuda y cooperación,
a mis buenos amigos y compañeros de generación…
“Nada beneficia más al hombre que su autoestima”
John Milton
iii
AUTOCONCEPTO Y RENDIMIENTO ACADÉMICO EN ESTUDIANTES DE ESCUELAS SECUNDARIAS DE CD. VICTORIA, TAMAULIPAS,
MÉXICO
RESUMEN Los objetivos que aquí se proponen se fundamentan en comprobar la asociación
existente entre el autoconcepto y sus dimensiones (académica, social, emocional,
familiar y física) con el rendimiento académico en estudiantes de Escuelas
Secundarias de Cd. Victoria, Tamaulipas, México, considerando el tipo de Escuela a
la que asisten los alumnos (pública o privada) y el género. Se trata de un estudio
descriptivo, correlacional, multivariado, de tipo transversal. La muestra para el
estudio estuvo conformada por 140 alumnos, y los mismos fueron evaluados con el
Cuestionario AF5, Autoconcepto Forma 5 (García y Musitu, 2001). El análisis
estadístico se desarrolló en tres etapas: el análisis para evaluar la validez y
confiabilidad de la escala aplicada; el análisis descriptivo de las variables estudiadas
y el análisis inferencial bivariado y multivariado para contrastar las hipótesis
planteadas. En la muestra general se presentaron correlaciones significativas entre el
autoconcepto general y su dimensión académica con el rendimiento académico. Sin
embargo, los análisis de estas relaciones en función del tipo de Escuela mostraron
que el autoconcepto global se asoció al rendimiento académico solamente en los
alumnos de las Escuelas privadas. Además, cada una de las dimensiones del
autoconcepto presentó cuando menos una asociación significativa con el rendimiento
académico considerando el tipo de Escuela y el género de los alumnos. Los
resultados del análisis factorial confirmatorio permitieron sustentar que el
autoconcepto familiar es el componente de mayor relevancia del modelo teórico de
cinco dimensiones que conforman al autoconcepto general de los estudiantes.
Aunque los puntajes directos generales de los alumnos en la escala de autoconcepto
general y sus dimensiones fueron superiores en las Escuelas privadas en relación a
las públicas, y en el género masculino con relación al femenino, sólo se presentaron
diferencias significativas en el autoconcepto físico. Finalmente, el programa de
intervención educativa para mejorar el autoconcepto de un grupo de alumnos de
Educación Secundaria dentro del aula fue muy efectivo.
Palabras clave: Autoconcepto, Rendimiento académico, Escuelas públicas y
privadas, Género.
iv
SELF CONCEPT AND ACADEMIC PERFORMANCE IN SECONDARY
SCHOOLS STUDENTS OF CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS, MEXICO
ABSTRACT
The objectives proposed here are based on test the association between self-concept
and its dimensions (academic, social, emotional, family and physical) to academic
performance in Secondary School students of Ciudad Victoria, Tamaulipas, Mexico,
considering the type of school they attend (public or private) and their sex. This is a
descriptive, correlational, multivariate study of cross-sectional type. The sample for
the study was made up by 140 students, and they were evaluated with Questionnaire
AF5, Autoconcepto Forma 5 (Garcìa and Musitu, 2001). Statistical analysis was
developed in three stages: Analysis to evaluate the validity and reliability of the
applied scale, descriptive analysis of the studied variables, and bivariate and
multivariate inferential analysis to contrast the raised hypotheses. The overall sample
presented significant correlations between general self-concept and academic
dimension to academic performance. Nevertheless, the analysis of these
relationships based on the type of school showed that global self-concept was only
associated to academic performance in the private schools students. In addition, each
one of the dimensions of self-concept presented at least one significant association to
the academic performance considering the type of school and the students‟ gender.
The results of the confirmatory factorial analysis allowed to sustain that family self-
concept is the most relevant component of the theoretical model of five dimensions
that forms the general self-concept of the students. Although general students‟ rank of
self-concept and its dimensions were higher in the private schools than in the public
ones, and in male than in female gender, significant differences only appeared in the
physical self-concept. Finally, the educational programme to increase selfconcept of a
group of Secondary Education students in the classroom was very effective.
Keywords: Self-concept, Academic performance, Public and private schools,
Gender.
v
TABLA DE CONTENIDO
Página
DEDICATORIA .................................................................................................... i
AGRADECIMIENTOS ......................................................................................... ii
RESUMEN ......................................................................................................... iii
ABSTRACT ........................................................................................................ iv
TABLA DE CONTENIDO .................................................................................... v
LISTA DE TABLAS…………………………………………………………………. . ix
LISTA DE FIGURAS…………………………………………………………….……xiv
I. INTRODUCCIÓN ........................................................................................... 1
1.1. Planteamiento del problema ................................................................... 4
1.2. Objetivos ................................................................................................ 8
1.2.1. Objetivo general ............................................................................ 8
1.2.2. Objetivos específicos .................................................................... 8
1.3. Hipótesis ................................................................................................ 9
1.3.1. Hipótesis general........................................................................... 9
1.3.2. Hipótesis específicas ..................................................................... 9
1.4. Preguntas ............................................................................................. 10
1.5. Justificación .......................................................................................... 11
1.6. Estrategia de estudio ........................................................................... 13
II. ANTECEDENTES ....................................................................................... 15
2.1. Autoconcepto y ámbito educativo ........................................................ 15
2.1.1. Maleabilidad del autoconcepto .................................................. 18
2.2. Evaluación del autoconcepto ............................................................... 20
2.3. El rendimiento académico como un constructo altamente condicionado
.................................................................................................................... 24
2.4. Autoconcepto y rendimiento académico .............................................. 27
2.4.1. Relación autoconcepto-rendimiento académico ........................ 27
vi
2.4.2. Autoconcepto general, autoconcepto académico y rendimiento
académico ............................................................................................ 30
2.4.3. Otras investigaciones presentes en la literatura
científica .............................................................................................. 31
2.4.4. Los datos ................................................................................... 33
2.5. Institución y autoconcepto .................................................................... 35
2.6. Género y autoconcepto ........................................................................ 38
III. MARCO TEÓRICO .................................................................................... 42
3.1. Autoconcepto ....................................................................................... 42
3.1.1. Definición y características del autoconcepto ............................ 42
3.1.2. Funciones generales del autoconcepto ..................................... 44
3.1.3. Dimensiones del autoconcepto .................................................. 47
3.1.3.1. Dimensión académica (autoconcepto académico) ............. 48
3.1.3.2. Dimensión social (autoconcepto social) ............................. 49
3.1.3.3. Dimensión emocional (autoconcepto emocional) ............... 50
3.1.3.4. Dimensión familiar (autoconcepto familiar) ........................ 50
3.1.3.5. Dimensión física (autoconcepto físico) .............................. 52
3.1.4. Disciplinas interesadas en el estudio del autoconcepto ............. 53
3.1.5. El auge por el estudio del autoconcepto ............................ 55
3.2. Rendimiento académico ....................................................................... 58
3.3. Problemas enfrentados en la investigación sobre autoconcepto y
rendimiento académico ............................................................................... 61
IV. MÉTODO ................................................................................................... 64
4.1. Diseño de la investigación................................................................... 64
4.2. Tipificación de la investigación ............................................................ 64
4.3. Tamaño de la muestra ........................................................................ 64
4.4. Instrumento ......................................................................................... 65
4.5. Programa de intervención educativa para la mejora del autoconcepto
en el ámbito escolar ................................................................................... 70
4.6. Variables ............................................................................................. 72
4.7. Trabajo de campo ............................................................................... 73
vii
4.8. Análisis de datos ................................................................................. 76
V. RESULTADOS ........................................................................................... 79
5.1. Niveles de autoconcepto ...................................................................... 79
5.1.1. Autoconcepto general o global .................................................. 79
5.1.2. Dimensiones del autoconcepto .................................................. 81
5.1.2.1. Dimensión académica (autoconcepto académico) ............. 81
5.1.2.2. Dimensión social (autoconcepto social) ............................. 83
5.1.2.3. Dimensión emocional (autoconcepto emocional) ............... 85
5.1.2.4. Dimensión familiar (autoconcepto familiar) ........................ 87
5.1.2.5. Dimensión física (autoconcepto físico) .............................. 89
5.2. Rendimiento académico ....................................................................... 91
5.3. Porcentaje de incidencia de las cinco dimensiones del autoconcepto . 93
5.4. Porcentaje de respuesta del cuestionario aplicado .............................. 98
5.4.1. De acuerdo al tipo de Escuela ................................................... 98
5.4.2. De acuerdo al género .............................................................. 100
5.5. Normalización de las distribuciones ................................................... 101
5.6. Relación autoconcepto-rendimiento académico ................................. 105
5.6.1. Relación autoconcepto-rendimiento académico de la muestra
total de alumnos de Secundaria ......................................................... 105
5.6.2. Relación autoconcepto-rendimiento académico de acuerdo al
tipo de Escuela a la que asisten los alumnos ..................................... 106
5.6.3. Relación autoconcepto-rendimiento académico de acuerdo al
género de los alumnos ....................................................................... 108
5.7. Componente de mayor relevancia del autoconcepto general ............ 110
5.8. Diferencias de autoconcepto .............................................................. 111
5.8.1. Diferencias de autoconcepto de acuerdo al tipo de Escuela a la
que asisten los alumnos ..................................................................... 111
5.8.2. Diferencias de autoconcepto de acuerdo al género de los
alumnos .............................................................................................. 112
5.9. Programa de intervención educativa para la mejora del autoconcepto
en el ámbito escolar ........................................................................... 113
viii
VI. DISCUSIÓN ............................................................................................. 121
6.1. Variabilidad en los niveles de autoconcepto ...................................... 121
6.1.1. Niveles de autoconcepto de acuerdo al tipo de Escuela .......... 122
6.1.2. Niveles de autoconcepto de acuerdo al género ....................... 124
6.2. Relación autoconcepto-rendimiento académico ................................. 127
6.2.1. Relación autoconcepto-rendimiento académico de la muestra
total de alumnos de Secundaria ......................................................... 127
6.2.1.1. Autoconcepto general-rendimiento académico ................ 127
6.2.1.2. Dimensiones del autoconcepto-rendimiento académico .. 128
6.2.2. Relación autoconcepto-rendimiento académico de acuerdo al
tipo de Escuela a la que asisten los alumnos ..................................... 132
6.2.3. Relación autoconcepto-rendimiento académico de acuerdo al
género de los alumnos ....................................................................... 134
6.3. Relevancia de los componentes del autoconcepto general ............... 135
6.3.1. Primer componente (autoconcepto familiar) ............................ 136
6.3.2. Segundo componente (autoconcepto social) ........................... 138
6.3.3. Tercer componente (autoconcepto físico) ................................ 139
6.3.4. Cuarto componente (autoconcepto emocional) ....................... 140
6.3.5. Quinto componente (autoconcepto académico) ...................... 142
6.4. Diferencias de autoconcepto .............................................................. 143
6.4.1. Diferencias de autoconcepto de acuerdo al tipo de Escuela a la
que asisten los alumnos ..................................................................... 143
6.4.2. Diferencias de autoconcepto de acuerdo al género de los
alumnos .............................................................................................. 146
6.5. Programa de intervención educativa para la mejora del autoconcepto
en el ámbito escolar ........................................................................... 151
VII. CONCLUSIÓN ........................................................................................ 154
REFERENCIAS ............................................................................................. 162
ANEXO I........................................................................................................ 188
ix
LISTA DE TABLAS
Página
Tabla 1. Coeficientes de correlación de Pearson de las variables
autoconcepto general, académico, social, emocional, familiar y físico de la
muestra global de alumnos ............................................................................. 68
Tabla 2. Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto
general de los alumnos, considerando el tipo de Escuela a la que asisten
y el género....................................................................................................... 80
Tabla 3. Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto
académico de los alumnos, considerando el tipo de Escuela y el género ....... 82
Tabla 4. Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto
social de los alumnos, considerando el tipo de Escuela y el género ............... 84
Tabla 5. Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto
emocional de los alumnos, considerando el tipo de Escuela y el género ........ 86
Tabla 6. Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto
familiar de los alumnos, considerando el tipo de Escuela y el género ............ 88
Tabla 7. Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto
físico de los alumnos, considerando el tipo de Escuela y el género ................ 90
x
Tabla 8. Estadísticos descriptivos de los rendimientos académicos de los
alumnos, considerando el tipo de Escuela y el género. .................................. 92
Tabla 9. Comparación del porcentaje de respuestas de ítems del
cuestionario de autoconcepto de la muestra global de alumnos
considerando el tipo de Escuela, y con indicación de diferencia en puntos
porcentuales. ................................................................................................... 99
Tabla 10. Comparación del porcentaje de respuestas de ítems del
cuestionario de autoconcepto de la muestra global de alumnos con
discriminación de género, y con indicación de diferencia en puntos
porcentuales. ................................................................................................. 100
Tabla 11. Coeficiente de asimetría de las distribuciones de las
puntuaciones del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento
académico de la muestra global de alumnos. ............................................... 102
Tabla 12. Coeficiente de asimetría de las distribuciones sin puntuaciones
atípicas del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento
académico de la muestra global de alumnos ................................................ 102
Tabla 13. Coeficiente de asimetría de las distribuciones sin puntuaciones
atípicas y transformadas con raíz cuadrada del autoconcepto general, sus
dimensiones y el rendimiento académico de la muestra global de
alumnos.. ....................................................................................................... 103
Tabla 14. Coeficiente de asimetría de las distribuciones sin puntuaciones
atípicas y transformadas con Log10 del autoconcepto general, sus
xi
dimensiones y el rendimiento académico de la muestra global de
alumnos.. ....................................................................................................... 103
Tabla 15. Coeficiente de asimetría de las distribuciones sin puntuaciones
atípicas y transformadas al cuadrado del autoconcepto general, sus
dimensiones y el rendimiento académico de la muestra global de
alumnos.. ....................................................................................................... 104
Tabla 16. Coeficiente de asimetría de las distribuciones sin puntuaciones
atípicas y transformadas al cubo del autoconcepto general, sus
dimensiones y el rendimiento académico de la muestra global de alumnos . 104
Tabla 17. Coeficientes de correlación de Pearson de las variables
autoconcepto general, académico, social, emocional, familiar y físico con
rendimiento académico de la muestra global de alumnos ............................. 106
Tabla 18. Coeficientes de correlación de Pearson de las variables
autoconcepto general, académico, social, emocional, familiar y físico con
rendimiento académico de los alumnos, discriminados por tipo de
Escuela. ........................................................................................................ 107
Tabla 19. Coeficientes de correlación de Pearson de las variables
autoconcepto general, académico, social, emocional, familiar y físico con
rendimiento académico de los alumnos, discriminados por tipo de Escuela
y género ........................................................................................................ 108
Tabla 20. Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las
puntuaciones del autoconcepto general, académico, social, emocional,
xii
familiar y físico entre los alumnos de Escuelas Secundarias públicas y
privadas ......................................................................................................... 111
Tabla 21. Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las
puntuaciones del autoconcepto general, académico, social, emocional,
familiar y físico entre mujeres y hombres ...................................................... 112
Tabla 22. Estadísticos descriptivos antes de la aplicación del programa
(medida pretest) de las puntuaciones del autoconcepto general, sus
dimensiones y el rendimiento académico de los alumnos del grupo
control.. ......................................................................................................... 114
Tabla 23. Estadísticos descriptivos antes de la aplicación del programa
(medida pretest) de las puntuaciones del autoconcepto general, sus
dimensiones y el rendimiento académico de los alumnos del grupo
experimental…………………… ..................................................................... 114
Tabla 24. Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las
puntuaciones del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento
académico entre los alumnos del grupo control y experimental antes de la
aplicación del programa (medida pretest intergrupos)……………....... .......... 115
Tabla 25. Estadísticos descriptivos después de la aplicación del programa
(medida postest) de las puntuaciones del autoconcepto general, sus
dimensiones y el rendimiento académico de los alumnos del grupo
control………………………………………... ................................................... 116
xiii
Tabla 26. Estadísticos descriptivos después de la aplicación del programa
(medida postest) de las puntuaciones del autoconcepto general, sus
dimensiones y el rendimiento académico de los alumnos del grupo
experimental…………………… ..................................................................... 117
Tabla 27. Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las
puntuaciones del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento
académico de los alumnos del grupo control antes y después de la
aplicación del programa (medida pretest-postest intragrupo
control)……………………………………………………………………………
…. .................................................................................................................. 118
Tabla 28. Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las
puntuaciones del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento
académico de los alumnos del grupo experimental antes y después de la
aplicación del programa (medida pretest-postest intragrupo
experimental)……………………………………………………………………. .... 119
Tabla 29. Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las
puntuaciones del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento
académico entre los alumnos del grupo control y experimental después de
la aplicación del programa (medida postest
intergrupos)………………………………………………………………………. .. 120
xiv
LISTA DE FIGURAS
Página
Figura 1. Puntuaciones del autoconcepto general de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género. .................................................. 80
Figura 2. Variación del autoconcepto general de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género. .................................................. 81
Figura 3. Puntuaciones del autoconcepto académico de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género ................................................... 82
Figura 4. Variación del autoconcepto académico de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género. .................................................. 83
Figura 5. Puntuaciones del autoconcepto social de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género. .................................................. 84
Figura 6. Variación del autoconcepto social de los alumnos, considerando
el tipo de Escuela y el género. ........................................................................ 85
Figura 7. Puntuaciones del autoconcepto emocional de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género ................................................... 86
Figura 8. Variación del autoconcepto emocional de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género. .................................................. 87
xv
Figura 9. Puntuaciones del autoconcepto familiar de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género. .................................................. 88
Figura 10. Variación del autoconcepto familiar de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género. .................................................. 89
Figura 11. Puntuaciones del autoconcepto físico de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela a la que asisten y el género ......................... 90
Figura 12. Variación del autoconcepto físico de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género. .................................................. 91
Figura 13. Puntuaciones del rendimiento académico de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género ................................................... 92
Figura 14. Variación del rendimiento académico de los de alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género ................................................... 93
Figura 15. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto
general de la muestra global de alumnos ........................................................ 94
Figura 16. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto
general de los alumnos de ambos géneros de Escuelas públicas .................. 94
Figura 17. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto
general de los alumnos del género femenino de Escuelas públicas ............... 95
xvi
Figura 18. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto
general de los alumnos del género masculino de Escuelas públicas .............. 96
Figura 19. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto
general de los alumnos de ambos géneros de Escuelas privadas .................. 96
Figura 20. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto
general de los alumnos del género femenino de Escuelas privadas ............... 97
.
Figura 21. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto
general de los alumnos del género masculino de Escuelas Secundarias
privadas ........................................................................................................... 97
1
I. INTRODUCCIÓN
Un punto de partida importante de este estudio es el entender que uno de los
temas medulares del ser humano tiene que ver con la pregunta ¿quién soy?, ¿qué
hago?, ¿cómo lo hago?, ¿Cómo soy físicamente?, ¿Qué dicen los otros de mí? Son
preguntas que son planteadas muy frecuentemente y cuando se responden a estas
cuestiones se va constituyendo la idea que se tiene de sí mismo o el “autoconcepto”.
El autoconcepto, en términos generales y como su nombre lo indica, es el
concepto que el individuo tiene de sí mismo como persona, y consiste en un conjunto
de juicios tanto descriptivos como evaluativos acerca de uno mismo (Calleja, 2005).
Es decir, en él se expresa el modo en que la persona se representa, conoce y valora
a ella misma. Con él se alude al sentido de sí mismo y la base de éste es el
conocimiento de lo que se ha sido y hecho. Su función es ayudar al individuo a
entenderse, a guiarlo y también a controlar o regular su conducta.
En la primera fase del presente estudio, el interés por este constructo
psicológico es esencialmente conocer sus nexos con otra dimensión del ámbito
educativo, por lo que tratará de analizar su importancia en el aprendizaje escolar,
específicamente su papel en el rendimiento académico (calificación académica) de
los estudiantes.
En la investigación educativa de los últimos tiempos, un tema objeto de
permanente atención ha sido el análisis de los factores que inciden en el rendimiento
escolar. Y no es de extrañar que el autoconcepto haya llegado a ocupar un lugar
central en los recientes estudios empíricos de la personalidad. De hecho, hay quien
afirma que es el núcleo del patrón de la personalidad (Abu-Shams et al., 1997).
Con esta referencia es fácil entender que el autoconcepto tenga especial
importancia desde el punto de vista educativo. Pues en la medida que la persona va
conociéndose a través del aprendizaje logrado en su interacción con el medio, va
desarrollando su autoconcepto, y este desarrollo facilita la manifestación de las
potencialidades del individuo.
2
Con dicha investigación se persigue que tener alumnos con un adecuado nivel
de autoconcepto, puede brindar un marco de autorrealización y satisfacción escolar
que influye fuertemente en su rendimiento escolar.
De esto se desprende la relevancia de prestar atención a este aspecto y la
responsabilidad de las personas significativas en la vida de los estudiantes de
contribuir en el logro de un autoconcepto positivo. El concepto que de sí misma tenga
la persona ejerce un gran impacto en su vida, en su comportamiento, en el
aprovechamiento de las experiencias vitales, en la estructuración de su personalidad,
y por consiguiente se refleja también en su desempeño académico (Goñi y
Fernández, 2007).
Este estudio descriptivo y exploratorio, que aborda la relación que guarda el
autoconcepto con el rendimiento académico en los estudiantes de nivel Secundaria,
hace referencia a este constructo (autoconcepto) desagregado en las cinco
dimensiones básicas que la investigación actual ha encontrado: académica, social,
emocional, familiar y física (Díaz-Atienza, 2003).
En síntesis, el autoconcepto es una variable multidimensional de fuerte
impacto en la vida escolar, que permite predecir el desempeño académico como lo
han planteado algunos autores (González et al., 2012; Costa y Tabernero, 2012). Los
mismos consideran que no se puede entender la conducta escolar sin considerar las
percepciones y sentimientos que el sujeto tiene de sí mismo, en particular de su
propia competencia académica. En esta dirección, aquí se defiende que el sujeto y
protagonista principal del acto educativo es el alumno y, en consecuencia, las
variables que estructuran su personalidad resultarán decisivas.
Reiteradamente, los trabajos se caracterizan por confirmar la existencia de
relaciones significativas entre el autoconcepto y el rendimiento académico. Pese a
eso, lo interesante de la presente investigación es evaluar si estas relaciones se
mantienen constantes en los adolescentes cuando se consideran variables como tipo
de Escuela a la que asisten los alumnos, ya sea pública o privada y diferenciación
por género.
En una segunda fase, tomando en cuenta la gran importancia que para el
presente trabajo representa el autoconcepto en la vida educativa de los estudiantes,
3
y teniendo en consideración que se trata de un constructo que no es inmutable, se
dió a la tarea de comprobar la eficacia de un programa de intervención educativa
para la mejora del mismo. Esto con la finalidad de demostrar que un taller, dirigido en
este sentido, ayudará a que el autoconcepto, y por ende el rendimiento académico
de los estudiantes de Enseñanza Secundaria, se vean afectados de manera positiva
después de su aplicación.
Las hipótesis que aquí se plantean son precisas, con una predicción clara, se
conjetura que habrá una correlación significativa entre el autoconcepto general o
global y sus dimensiones (académica, social, emocional, familiar y física) con las
calificaciones académicas de los alumnos. Se pronostican también variaciones
significativas en los niveles del autoconcepto en los estudiantes de Escuelas públicas
en relación a los de Escuelas privadas, y diferencias en este constructo en los
hombres en relación a las mujeres. Finalmente, se espera que con la aplicación del
programa de mejora del autoconcepto en estudiantes de nivel Secundaria se
incremente su nivel de autoconcepto y por ende su rendimiento académico.
Aunque la predicción naturalista se inclinaría a conjeturar que un elevado nivel
de autoconcepto se asociará a un alto rendimiento académico, hay que recordar que
evidencias de anteriores estudios no permiten formular una hipótesis en esa sola
dirección.
Porque muchos de los problemas conductuales de la adolescencia son
explicados por determinantes psicosociales comunes (Jessor, 1993), y porque el
autoconcepto adquiere especial relevancia en esta etapa de la vida (Slutzky y
Simpkins, 2009), se ha llevado a cabo la presente investigación. La misma hace una
evaluación que permitirá medir la influencia del autoconcepto y sus diferentes
dimensiones sobre el rendimiento académico de los adolescentes dentro del
dinamismo general de la educación en diferentes instituciones de Educación
Secundaria de Cd. Victoria, Tamaulipas. La idea fue la de realizar un estudio formal
sobre este constructo tan importante en la vida educativa de los estudiantes
victorenses de nivel Secundaria, dado el escaso número de trabajos que existen
sobre esta realidad cognitiva mexicana.
4
Por otra parte este trabajo contribuirá a contrastar, con información que se
pudiera generar de otras Escuelas, los niveles del factor autoconcepto, así como de
sus dimensiones, y la relación que guardan con el rendimiento de los alumnos.
Disponer de información precisa de esta variable relevante, probablemente permitirá
explicar, diagnosticar y en muchos casos pronosticar el por qué del rendimiento
académico, al tiempo que posibilitará la aplicación de las técnicas necesarias de
intervención escolar.
La importancia del tema, radica en que el profesional o educador debe poseer
un cierto método que le permita valorar la magnitud que representa el concepto que
el alumno tiene de si mismo, si lo que se quiere es mejorar las calificaciones de los
mismos.
De esta forma, la presente investigación se encuentra estructurada por siete
capítulos cuyo contenido se cita a continuación: en el capítulo I, se introduce al
planteamiento del problema, se describen los objetivos y se aborda la motivación y
las cuestiones que justifican la necesidad de la realización de la presente tesis. En el
capítulo II, se llevó a cabo un recorrido histórico en el estudio del autoconcepto,
desde sus primeros tratados hasta sus actuales planteamientos. En el capítulo III, se
presentan los fundamentos teóricos conceptuales tanto del constructo autoconcepto
como del rendimiento académico. A continuación, en el capítulo IV, se muestra el
diseño metodológico formal en los que se describen todos los pasos que fueron
seguidos. En el capítulo V, se exhiben los resultados obtenidos, y finalmente, los
capítulos VI y VII, se enfocan en las discusiones y conclusiones que se han podido
extraer de la presente tesis, y se esbozan las temáticas que dejan el camino abierto
para ser resueltos en trabajos futuros.
1.1. Planteamiento del problema
El presente trabajo partió de la necesidad de explorar, analizar y conocer
aspectos relevantes del autoconcepto como un factor que pudiera tener una
influencia significativa en el rendimiento académico (definido operacionalmente como
el “nivel de aprendizaje alcanzado por el alumno en el sistema escolar, reflejado en el
5
promedio global de sus calificaciones en el año cursado”) de los estudiantes de nivel
Secundaria.
El rendimiento escolar es un tema de constante preocupación en nuestros
tiempos, lo que no es sorprendente si atendemos a las altas tasas de fracaso y
abandono escolar. Según datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP, 2011),
casi dos terceras partes de los alumnos adolescentes, estudiantes de nivel
Secundaria del Estado de Tamaulipas, obtienen calificaciones negativas.
La Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE)
es una prueba del Sistema Educativo Nacional que se aplica en todas las Escuelas
Primarias y Secundarias tanto públicas como privadas del país. Lo anterior, con el
propósito de evaluar el aprendizaje que alcanzan los alumnos y alumnas,
proporcionando información comparable de los conocimientos y habilidades que
tienen los estudiantes en los temas evaluados, en función de los planes o programas
de estudios oficiales.
Los resultados de ENLACE son un indicador valioso sobre cómo se está
llevando la enseñanza en las distintas instituciones de educación Básica en el
contexto educativo mexicano. Esta evaluación, en asignaturas tan fundamentales
para el desarrollo de los alumnos y de nuestro país, como lo son español y
matemáticas, desde su implementación en el año 2006 al año 2010, ha arrojado
resultados nada optimistas en los alumnos de los tres grados de Educación
Secundaria del Estado de Tamaulipas.
Tomando en cuenta los niveles de logro que arroja ENLACE (insuficiente,
elemental, bueno, excelente) de los alumnos de 1º a 3er grado de Secundaria,
lamentablemente un 35.30% de los alumnos tamaulipecos que cursan este nivel
reportan logros insuficientes en la asignatura de español, mientras que sólo el 0.70%
presenta un nivel de logro excelente en esta materia. En el caso de las matemáticas
se presentan resultados negativos más marcados, un 62.20% de los estudiantes
registran logros insuficientes, mientras que sólo el 0.60% presenta un nivel de logro
excelente.
6
Estos datos, muestran la existencia de un alto grado de fracaso escolar que
requiere una acción global por parte de profesores, padres y autoridades
competentes, e induce a la búsqueda de los factores que pudieran definirlo.
Este tipo de tratados, en el que se analiza la influencia de una variable
psicológica (autoconcepto) sobre una variable de índole educativa (calificaciones)
suelen ser escasos, al menos en el contexto en el que se llevó a cabo este estudio
(Escuelas Secundarias públicas y privadas de Cd. Victoria, Tamaulipas, México).
Este es el caso de muchas variables psicológicas, que han pasado inadvertidas con
relación a otras más bien pedagógicas o disciplinares y que, no obstante, son muy
importantes para el desarrollo escolar, profesional y humano de cualquier persona.
Entre estas variables, el “autoconcepto” apareció como especialmente
interesante, ya que expresa las ideas, juicios y concepciones que cada sujeto tiene
sobre sí mismo, las cuales determinan y/o influyen el sentido y dirección que cada
quien da a su vida académica, profesional y personal.
El autoconcepto, como imagen que se tiene de uno mismo, comienza a
formarse en edades tempranas y es el resultado de numerosas interacciones
escolares, sociales, emocionales y culturales, ya que el mismo es influenciado por el
medio y tiene la propiedad de ser maleable como lo indica Broc (1994). La
importancia del tema radica en que se trata de un conocimiento que no está presente
en el momento del nacimiento, sino que es el resultado de un proceso activo de
construcción por parte del sujeto a lo largo de todo su desarrollo, lo que supone que
puede ser trabajado y mejorado.
Estos antecedentes planteados alentaron a la realización de la investigación,
aunado al desconocimiento que existe sobre el impacto que el autoconcepto pudiera
tener en el rendimiento académico de los alumnos y alumnas de Escuelas
Secundarias públicas y privadas de Cd. Victoria, Tamaulipas, conocimientos que se
tratarán de inquirir en el presente estudio.
Este trabajo se llevó a cabo en estudiantes adolescentes respondiendo a que,
indiscutiblemente, y de acuerdo con la literatura científica que trata la adolescencia,
se ha demostrado que es en esta etapa donde la noción del self (o personalidad
integral) adquiere su máximo desarrollo (Sinha y Watson, 1997).
7
El hecho de haber considerado en este estudio del autoconcepto la
diferenciación del mismo entre Escuelas públicas y privadas, nace de la necesidad
de conocer la influencia que tiene la variabilidad del entorno físico, del contexto
socioeconómico y del nivel sociocultural sobre este constructo. Hay que recordar que
la construcción de la identidad personal tiene lugar en un contexto social y cultural
concreto. Sabiendo la importancia que podría tener el contexto de la institución en la
construcción del autoconcepto, es que se consideró relevante tomar en cuenta esta
variable.
La relación existente entre el autoconcepto y el género en los adolescentes es
por demás importante, no sólo por la representación biopsicosocial del sujeto, sino
que las diferencias de género representan distintos roles, atributos personales,
físicos, así como interacciones de variables ambientales y de socialización parental y
escolar diferenciadas. Lo anterior podría sugerir y suponer posibles diferencias
significativas en los niveles de autoconcepto entre alumnos y alumnas, contemplando
sus dimensiones académica, social, emocional, familiar y física.
De esta manera, surgió la necesidad de indagar sobre los sentimientos,
percepciones, valoraciones y miradas que tienen los educandos de sí mismos, es
decir, sus autoconceptos, pues se sugiere que están relacionados y tienen efectos en
sus calificaciones escolares.
Tomando esto en consideración, conocer el autoconcepto que los alumnos
tienen sobre sí mismos en las dimensiones académico, social, emocional, familiar y
física, podría permitir alcanzar nuevas pistas para aportar en el momento de decidir
respecto a las propuestas de mejoramiento de los aprovechamientos escolares.
Además, conocer sus autoconceptos servirá para destacar aquellas
dimensiones que resaltan como positivas en la imagen de sí que tienen los alumnos,
así como aquellas otras que aparezcan como negativas, con la finalidad de tener un
panorama más claro que permita apuntalar y reforzar aquellas dimensiones positivas
y proponer medidas para trabajar en las negativas.
8
1.2. Objetivos
1.2.1. Objetivo general:
Identificar, analizar y evaluar la relación e incidencia que existe entre el
autoconcepto general y sus dimensiones (académica, social, emocional, familiar y
física) con el rendimiento académico (nivel de aprendizaje alcanzado por el alumno
en el sistema escolar, reflejado en el promedio global de sus calificaciones en el año
cursado) de alumnos y alumnas de Escuelas públicas y privadas de Educación
Secundaria de Cd. Victoria, Tamaulipas.
1.2.2. Objetivos específicos:
El presente trabajo esboza los siguientes objetivos específicos:
Describir la variabilidad en los niveles del autoconcepto general (o global) y
sus dimensiones (académica, social, emocional, familiar y física) entre los
alumnos de Escuelas de Educación Secundaria públicas y privadas de Cd.
Victoria, Tamaulipas, considerando el tipo de Escuela a la que asisten y el
género de los alumnos.
Analizar la relación existente entre el autoconcepto global y sus dimensiones
con el rendimiento académico de los alumnos de Escuelas Secundarias
públicas y privadas de Cd. Victoria, Tamaulipas, considerando el tipo de
Escuela y el género.
Identificar cuál de las 5 diferentes dimensiones del autoconcepto tiene mayor
relevancia predictora sobre el autoconcepto general o global de los alumnos
de Escuelas Secundarias públicas y privadas de Cd. Victoria, Tamaulipas.
Demostrar la existencia de diferencias significativas en los niveles de
autoconcepto global y sus dimensiones entre los alumnos de Educación
Secundaria, considerando el tipo de Escuela, ya sea pública o privada, y el
género.
9
Comprobar el alcance práctico, a través de la aplicación de un programa de
intervención educativa dentro del aula para mejorar el autoconcepto de un
grupo de alumnos de Educación Secundaria.
1.3. Hipótesis
Se esbozan las siguientes hipótesis:
1.3.1. Hipótesis general:
H: “Los niveles del autoconcepto general y sus dimensiones (académica,
social, emocional, familiar y física) de alumnos de Educación Secundaria se
relacionan significativamente con su rendimiento académico y difieren de acuerdo al
tipo de Escuela a la que asisten, ya sea pública o privada, y de acuerdo al género”.
1.3.2. Hipótesis específicas:
Ha1: Existe relación significativa entre las distintas formas de autoconcepto
(autoconcepto general y sus dimensiones: académica, social, emocional, familiar y
física) y el rendimiento académico de los alumnos de Escuelas Secundarias públicas
y privadas de Cd. Victoria, Tamaulipas.
Ho1: No existe relación significativa entre las distintas formas de autoconcepto
y el rendimiento académico de los alumnos de Escuelas Secundarias públicas y
privadas de Cd. Victoria, Tamaulipas.
Ha2: El autoconcepto familiar es el componente de mayor relevancia
predictiva del modelo teórico de cinco dimensiones que conforman al autoconcepto
general de los alumnos de Educación Secundaria.
Ho2: El autoconcepto familiar no es el componente de mayor relevancia
predictiva del modelo teórico de cinco dimensiones que conforman al autoconcepto
general de los alumnos de Educación Secundaria.
10
Ha3: Existen diferencias significativas en los niveles de autoconcepto global y
sus dimensiones entre los alumnos de Escuelas Secundarias de Cd. Victoria,
Tamaulipas, de acuerdo al tipo de Escuela (pública o privada) y al género.
Ho3: No existen diferencias significativas en los niveles de autoconcepto
global y sus dimensiones entre los alumnos de Escuelas Secundarias de Cd.
Victoria, Tamaulipas, de acuerdo al tipo de Escuela (pública o privada) y al género.
Ha4: El autoconcepto y el rendimiento académico de estudiantes de nivel
Secundaria se ven afectados positivamente cuando se aplica un programa educativo
para la mejora del autoconcepto dentro del aula
Ho4: El autoconcepto y el rendimiento académico de estudiantes de nivel
Secundaria no se ven afectados positivamente cuando se aplica un programa
educativo para la mejora del autoconcepto dentro del aula.
1.4. Preguntas:
¿Existe relación significativa entre las distintas formas de autoconcepto y el
rendimiento académico de los alumnos de Escuelas Secundarias públicas y
privadas de Cd. Victoria, Tamaulipas, y varía de acuerdo al tipo de Escuela y
al género?
¿Cuál es el componente de mayor relevancia del modelo teórico de cinco
dimensiones (autoconcepto académico, social, emocional, familiar o físico)
que conforman al autoconcepto general?
¿Existen diferencias significativas en los niveles de autoconcepto global y sus
dimensiones entre los alumnos de Escuelas Secundarias públicas y privadas
de Cd. Victoria, Tamaulipas, de acuerdo al tipo de Escuela y al género?
¿Llevar a cabo un programa educativo para la mejora del autoconcepto dentro
del aula aplicado a estudiantes de nivel Secundaria, incrementa su nivel de
autoconcepto y su rendimiento académico?
11
1.5. Justificación
En educación se observa continuamente a estudiantes con un concepto
distorsionado de sí mismos, con creencias que repercuten en su comportamiento,
condicionando su estado de ánimo, sus relaciones interpersonales y su manera de
enfrentar la vida, entre otras cosas, estos tipos de conducta suelen ser los causantes
del bajo rendimiento académico (González y Tourón, 1994).
Al momento de buscar las causas del fracaso escolar se señala hacia los
programas de estudio, la masificación de las aulas, la falta de recursos de las
instituciones, las distintas formas de aprendizaje, y raras veces se apunta a un factor
que a decir de muchos autores constituye la base de la estructura de la personalidad,
el autoconcepto (Goñi y Fernández, 2007).
Es importante que los jóvenes estudiantes aprendan a conocerse a sí mismos
y a desarrollar sus habilidades para llegar a obtener óptimos desempeños
académicos. Para esto requieren de la orientación, apoyo y dirección de los adultos
que con él conviven y que están a cargo de su cuidado y formación. Éstos deben de
procurar utilizar las herramientas adecuadas, y para lograrlo, es trascendental
entender que algunos fenómenos personales, como es el caso del autoconcepto del
alumno, se asocia en su hacer diario con su proceso educativo, y por consiguiente,
con su desempeño académico.
Diversas investigaciones y proyectos dan cuenta que, por el hecho de que el
autoconcepto resulta de la interacción con el medio natural y social, es susceptible
de ser desarrollado, es decir, se puede intervenir para hacer variar desde un menos
a un más (Contreras, 2000). Conforme el nuevo adolescente se desarrolla va
creando su propia imagen a partir de las experiencias y de la información que obtiene
de las figuras adultas de su contexto y que son significativas para su vida, como son
los padres, maestros, compañeros, etc. Es decir, existen factores que impactan y
limitan el autoconcepto, ya que es en gran medida producto de la experiencia del
individuo con su medio, sea éste el hogar o la Escuela (Alcántara, 1990).
De su condición de evolución en el tiempo se desprende la importancia que
tiene el medio ambiente en su formación, entendiéndose por éste, el entorno cultural
12
y socioeconómico de donde provenga, el ambiente familiar y las experiencias
tempranas de la persona, ya que éstas van a tener un impacto posterior en su
personalidad.
Conociendo la importancia que tiene el contexto social, económico y cultural
en la construcción del autoconcepto, es que se consideró relevante llevar a cabo este
estudio sobre el autoconcepto en alumnos y alumnas adolescentes que asisten a
diferentes tipos de Escuelas (públicas y privadas).
Por otro lado, el hecho de que se pretenda demostrar la eficacia de un
programa de intervención educativa para la mejora del autoconcepto se debe a la
necesidad de tender hacia una formación integral de la persona, resaltando la
educación del ser humano en lo humano. Aquí se defiende que una de las tareas
más significativas de la escuela, es brindar a los educandos la ayuda necesaria para
su desarrollo pleno como personas y la formación que precisan para el adecuado
desarrollo de su personalidad.
Desafortunadamente en el Sistema Educativo Mexicano no han existido
intentos de modificación del autoconcepto del alumnado por medio de una
intervención en la propia aula. Lamentablemente en este Estado no han sido
tomados en cuenta programas de intervención diseñados a la luz del reconocimiento
de que el logro de un autoconcepto positivo es un resultado educacional valioso en sí
mismo y por la suposición de que la mejora de este constructo pueda servir de
vehículo o variable interviniente para conseguir un mayor rendimiento académico.
La iniciativa de este estudio para la implementación de programas de
estrategias para la mejora del autoconcepto dentro del aula se halla justificada desde
una doble vía:
1. Un autoconcepto positivo es un objetivo pedagógico por sí mismo, ya que
colabora en el desarrollo integral del alumno, en su formación, estabilidad,
felicidad, autorrealización y desarrollo personal.
2. Y, como se ha demostrado en numerosos trabajos, la mejora del
autoconcepto redunda en una mejora del rendimiento académico.
Los resultados potenciales de este trabajo, pueden ser una herramienta
auxiliar muy útil para las personas que se dedican a la docencia y que quieren
13
contribuir de manera genuina al desarrollo mental de sus estudiantes. Además,
pueden tener repercusiones importantes, ya que los educadores fungen un papel
fundamental en la formación de sus alumnos en lo que a su personalidad se refiere.
Son piezas clave en este proceso, pues los alumnos pasan varias horas en la
Escuela, y es en este espacio donde los maestros sirven como un yo auxiliar para el
mismo, proporcionándoles seguridad, confianza en sí mismos, respeto y cariño. Pero
sobre todo, los ayudan a descubrir y explotar al máximo sus habilidades,
capacidades y limitaciones. Por esta razón es importante que tengan una buena
preparación y formación, así como un conocimiento significativo sobre el
comportamiento de algunos factores de la personalidad y su reflejo sobre los
rendimientos escolares.
Por todo lo anterior, se busca proporcionar elementos teóricos y prácticos para
una comprensión más global de algunos de los componentes que inciden en el
rendimiento académico de los alumnos de las distintas Escuelas de Educación
Secundaria.
Además, en ningún caso, en estudios nacionales sobre dichos aspectos
cognitivos, se ha abordado la perspectiva de estudio que aquí se presenta, referido al
análisis del autoconcepto y su relación con el desempeño académico de los alumnos,
en función al género y al tipo de Escuela en la que se insertan, ya sea en un contexto
escolar público o privado.
1.6. Estrategia de estudio
Con el propósito de cumplir con los objetivos y responder las preguntas
planteadas anteriormente, se llevará a cabo la siguiente estrategia de investigación:
1. Revisión de literatura acerca de los aspectos más relevantes sobre un factor
relevante de la personalidad, el autoconcepto y su incidencia sobre el
rendimiento académico de los estudiantes.
2. Realización de muestreos en las Escuelas públicas y privadas de Educación
Secundaria más representativas de Cd. Victoria, Tamaulipas.
14
3. Digitalización, depuración y análisis de la base de información generada en
el muestreo.
4. Utilizando la información generada en 2 y 3, descripción de las variaciones
en autoconcepto, contrastación estadística de su relación con el rendimiento
académico, identificación del componente dimensional de más peso en la
conformación del autoconcepto, así como de sus diferencias entre los alumnos
de Escuelas Secundarias públicas y privadas y de acuerdo al género.
5. Atendiendo a los resultados obtenidos en 4 y a las necesidades detectadas,
selección de la Escuela Secundaria que demostró tener los niveles de
autoconcepto y rendimiento académico más deficientes para la aplicación del
programa de intervención educativa para la mejora del autoconcepto en el
aula.
De esta forma, se abordará al constructo autoconcepto y su influencia sobre el
rendimiento académico en un contexto de Educación Secundaria no sólo en su
aspecto teórico, sino también en su aplicación práctica.
15
II. ANTECEDENTES
2.1. Autoconcepto y ámbito educativo
En lo que se refiere a la relación entre el ámbito escolar y el desarrollo del
autoconcepto, la Escuela es uno de los lugares fundamentales en donde mejorarlos y
desarrollarlos, ya que en estas edades los profesores y compañeros forman la
principal fuente de influencia en los educandos González et al., 2012). El
autoconcepto es una variable crítica en la educación por ser una variable
interviniente importante en el proceso de aprendizaje, y en el presente trabajo se
promulga porque fuera un objetivo educativo en sí mismo.
El interés por este constructo en la investigación educativa comenzó a adquirir
importancia en la década de los 50, al ser conscientes los profesionales de la
educación, de que el progreso académico no se podía estudiar sin tener en cuenta
otros aspectos del desarrollo humano (Elexpuru et al., 1992). Y puede ser atribuido,
precisamente, al nuevo énfasis en las metas no cognitivas de la educación a decir de
González y Tourón (1994). Asimismo, estudiosos del tema (Mruk, 2006; Fuentes et
al., 2011a), señalan la importancia que el autoconcepto tiene para el bienestar
psicológico y para el ajuste social, además de destacar la enorme responsabilidad
que tiene la Escuela en atender de modo explícito a su desarrollo.
Así, de los años 50 a la fecha la cantidad de estudios realizados ha sido
realmente muy abundante. González y Tourón (1994) “No es de extrañar si se tiene en
cuenta que el autoconcepto ha sido y es considerado por muchos autores, como
núcleo central de la personalidad e importante mediador de la conducta, y por tanto,
de la conducta escolar”. (p.239).
Rodríguez (1982) también concluye que, entre las variables de personalidad,
el autoconcepto se revela como la variable de mayor incidencia en el rendimiento
académico. A decir de Elexpuru et al. (1992), para explicar este creciente interés
“También es importante destacar la influencia que tuvo el movimiento de la
<<educación integral>> al reconocer que además del desarrollo intelectual, los
16
aspectos físicos, sociales y emocionales estaban también presentes dentro del
entorno escolar”. (p.20).
Así, desde finales de los años 70, se ha aceptado más ampliamente (Purkey,
1970; Burns, 1979) que uno de los factores principales del logro escolar es este
constructo, especialmente determinado en el contexto educativo, por la calidad de las
relaciones establecidas entre el profesor y el alumno. Pues básicamente las
personas profesionales en educación, se transforman en personas significativas para
sus estudiantes y tienen mucho que ver con la imagen que éstos tienen de sí mismos
(Naranjo, 2006). De hecho, como lo han citado Oñate et al. (2006), estas tendencias
influyeron en el creciente interés acerca de la mejora del autoconcepto, de manera
que se desarrollaron programas a nivel nacional en América, tales como el “Head
Start” en preescolar, el “Follow Through” en la Escuela Primaria y el “Upward Bound”
para la Escuela superior. (p.83)
En España cabe destacar los trabajos de Sacristán (1976) y Rodríguez (1982)
que relacionan el autoconcepto con el rendimiento escolar. También Garanto (1984)
hizo importantes aportaciones con su revisión y adaptación experimental de la escala
de autoconcepto Tennessee. Oñate (1988 y 1989) con una interesante revisión
conceptual sobre el tema y el estudio empírico del autoconcepto en el ámbito
universitario. Alcántara (1990) con su propuesta de trabajos específicos para llevar a
cabo en el aula. Machargo (1991a) que ofrece una actualizada recopilación de la
investigación en autoconcepto.
Asimismo, los resultados obtenidos por Elexpuru et al. (1992), González y
Tourón (1994) y Núñez y González-Pineda (1994), han permitido fundamentar la idea
de que el éxito en las tareas académicas se encuentra altamente relacionado con
características positivas de la personalidad y que el fracaso escolar se encuentra
estrechamente vinculado a bajos niveles de autoestima. Muchos de esos estudios
tienen base en los trabajos de Covington y Beery (1976), quienes consideran que
una percepción positiva de sí mismo y de las habilidades que cada uno tiene son
esenciales para un buen desempeño escolar y el consecuente logro académico. En
fin, son numerosos los autores (Coopersmith y Felman, 1974; Canfield y Wells, 1975;
Battle, 1981; Beane, 1982, 1986; Purkey et al., 1983; Salum-Fares et al., 2011a;
17
González et al., 2012) que opinan que crear un medio escolar que favorezca el
desarrollo de un autoconcepto positivo es uno de los principales retos de los
educadores.
El autoconcepto es un factor de la personalidad del estudiante al que los
educadores deben prestar atención por tres razones según González y Tourón
(1994, p.239):
a) El desarrollo de autoconceptos adecuados en los estudiantes es una meta
educativa importante dentro de los objetivos del dominio afectivo, que debe
contemplarse en la planificación del currículo.
b) Es una variable interviniente o moderadora del aprendizaje que puede ayudar
a explicar la conducta escolar de los estudiantes y sus resultados académicos.
c) Es un producto del proceso de aprendizaje, en cuanto que resulta afectado, en
mayor o menor medida, por todas las variables implicadas en el proceso
educativo, clima de clase, tipo de instrucción, expectativas del profesor, éxitos
y fracasos conseguidos, tipo de enseñanza, procedimientos de aprendizaje,
tipo de organización escolar, conducta del profesor, tipo de interacción
profesor/alumno, etc.
Importante es señalar lo que bien plantea Maturana (2001) “La educación,
como sistema de formación, tiene efectos de larga duración que no se cambian
fácilmente”. (p.18).
Por ello, los maestros como actores relevantes del espacio de convivencia que
se genera en la Escuela, deberían analizar los informes de investigación que indican
que el autoconcepto está relacionado con problemas tan variados como: la adicción
al tabaco (Ferreras et al., 1998) y al alcohol (Izquierdo, 2001; Aubrey et al., 2004;
Ramírez et al., 2005), las dificultades en la relación con los padres (Musitu y García,
2004) y los hermanos (Arranz et al., 2001), la violencia doméstica (Aznar, 2004) y el
bajo rendimiento académico (Rodríguez et al., 2004). En este sentido, Branden
(1987, citado por Elexpuru et al., 1992) señala que no hay dificultad psicológica,
desde la angustia y la depresión, hasta las drogas y el bajo rendimiento escolar,
pasando por las disfunciones sexuales, hasta incluso el suicidio, que no tenga como
substrato una autoestima deficiente. (p.63)
18
Con estos antecedentes es fácil entender que, durante el periodo escolar, los
alumnos no sólo deben adquirir conocimientos, deben también desarrollar
capacidades. Y la Escuela, como se ha insistido, proporciona el medio no sólo para
los aprendizajes académicos, sino también para el aprendizaje de la conducta social,
el aprendizaje afectivo y de las actitudes, incluidas las que se refieren a uno mismo.
La Escuela ofrece, después de la familia, la mejor oportunidad para probar sus
habilidades y ganar el respeto de los demás. Es un espacio en el que las
repercusiones de logros y fracasos se incorporan al autoconcepto como
componentes positivos o negativos de aceptación y estima de uno mismo, así como
de vergüenza y rechazo. Así, es fácil comprender el papel tan importante que la
Escuela tiene que jugar en la formación del yo, sobre todo en la adquisición de una
nueva imagen que como alumno tiene que asumir cada sujeto
A manera de conclusión se puede afirmar que el estudio de diversos aspectos
del autoconcepto y su relación con el aprendizaje escolar se encuentra justificado,
tanto por la relevancia del constructo como por sus implicaciones en la práctica
educativa.
2.1.1. Maleabilidad del autoconcepto
Como se ha podido constatar a lo largo de este trabajo, hay amplios acuerdo
en la literatura en que el ser humano va elaborando paulatinamente su autoconcepto
durante el curso de su vida, a partir de su experiencia de interacción con el ambiente
y consigo mismo. También hay acuerdo en que el concepto de sí mismo incide en las
conductas, sentimientos y motivaciones de la persona, y en una mayor satisfacción
con la vida (Moreno et al., 2009).
La formación del autoconcepto (Sureda, 2001) se inicia en los primeros años
del desarrollo psicológico y se va definiendo progresivamente de manera positiva o
negativa, siendo en la adolescencia cuando se produce su relativa consolidación. El
desarrollo de este constructo es lento y es sometido a la influencia del medio, por
ello, su formación debe ocupar un lugar prioritario entre los objetivos de los
educadores promoviendo la actuación de todos los miembros del contexto escolar.
19
Autores como Broc (1994) afirman que el autoconcepto es susceptible de
modificación, siempre que se tengan en cuenta las dimensiones que influyen en cada
periodo evolutivo y se trabajen de forma simultánea y sistemática. Para este autor,
en relación al contexto educativo, es indispensable no centrarse tanto en aspectos
únicamente instrumentales, sino más bien en aspectos afectivos, adaptativos, de
aceptación, vivenciales y de seguridad hacia el alumno.
Desde el punto de vista de su aplicación educativa, se destaca la importancia
de la posibilidad de cambio en el autoconcepto. La literatura aquí consultada, pone
de manifiesto la relevancia que tienen para el cambio del mismo las experiencias de
enseñanza-aprendizaje y la relación con personas significativas.
Los profesores y los Centros escolares, en general, son fundamentales para la
formación del autoconcepto, así como para su cambio, si esto se considera
conveniente (Martínez-Antón et al., 2007). En este sentido, como lo expone Calleja
(2005) “La intensionalidad que caracteriza la educación escolar debe ponerse de
manifiesto en una clara intervención dirigida a enseñar al alumnado estrategias de
control de sus propios procesos cognitivos”. (p.70).
Como ya se señaló, el autoconcepto positivo puede ser estimulado, aún
cuando este proceso requiere de tiempo y de condiciones especiales para lograrlo.
Es así como un clima psicológico aceptador, de respeto por la individualidad, donde
el sujeto siente que puede tener logros y donde las personas que lo rodean se
aceptan tal como son, facilita el desarrollo de un autoconcepto positivo en los
individuos (Espriu, 1993).
Con estos antecedentes, es posible decir que el autoconcepto, entendido
como constructo dinámico y activo, es a lo largo de la adolescencia una entidad
inestable y maleable como bien se ha dicho ya, y por lo tanto es educable. El mismo,
puede sufrir cambios como un barómetro (subir y bajar), dependiendo de los criterios
con que se califiquen los éxitos o fracasos o de las experiencias que se tengan en
distintas situaciones (González y Tourón, 1994).
A pesar de que la mayor parte de las personas tienen un elevado grado de
consistencia en el concepto de sí mismo, sin embargo, este grado puede cambiar si
las condiciones son favorables. Es decir, la formación del yo es un proceso continuo
20
que no se completa nunca. A medida que el yo cambia, cambia también la conducta.
Así, los pensamientos negativos, los que perjudican y desaniman, es posible
cambiarlos por otros más adecuados, más correctos y que puedan ayudar a estar
más a gusto con uno mismo (Vallés y Vallés, 2006). Esto revela la importancia que el
yo tiene como elemento determinante y configurador de la vida humana tanto en el
nivel personal como en el social o educativo (Calleja, 2005).
Alcántara (1990) señala que es necesario reflejar a las personas estudiantes
un conocimiento objetivo de sí mismas. A la vez, menciona una serie de pautas que
considera deben seguirse para la intervención en la formación del autoconcepto.
Estas pautas son:
a) Desterrar de las expresiones de uno, toda representación peyorativa de la
imagen de la persona que nos escucha. No descalificar globalmente en toda
su personalidad y mucho menos en público.
b) Poseer una imagen clara de sus valores y cualidades.
c) Aprovechar cualquier conducta buena, aún la más pequeña, para
reflejársela a la persona. Es a partir de hechos reales observados como se le
demuestra su condición valiosa. De esa forma, se le puede conducir al
encuentro de su propio yo real, quizás desconocido.
En resumen, reconociendo la maleabilidad del constructo en estudio, es
necesario que la Institución contemple un programa para favorecer los aspectos
positivos de la conducta del estudiante, señalándole abiertamente sus cualidades
demostradas y diferenciar una falta cometida en un momento dado, de su
personalidad valiosa. En fin, es importante rescatar siempre la imagen respetable de
la persona, de manera que pueda actuar de acuerdo con ésta.
2.2. Evaluación del autoconcepto
En la literatura psicológica consultada se describen dos tipos de técnicas para
la medición y evaluación del autoconcepto: las técnicas autodescriptivas y los
métodos de inferencia. Sin embargo, de acuerdo con Enríquez (1998), se han
desarrollado, principalmente, técnicas de autorreporte. A este respecto, González y
21
Tourón (1994) señalan también, que es el propio autoinforme del sujeto la mejor
manera de medir esta variable, puesto que con el término autoconcepto se hace
referencia a la manera según la cual el individuo se percibe.
Este es el método más informal de todos, se realiza por escrito y se da a la
persona plena libertad para que se exprese tal como le parezca más oportuno. Su
mérito principal está en la amplitud y falta de restricción que se concede a la persona
como lo indica Elexpuru et al. (1992).
A continuación se presenta de manera muy general, algunos de los
instrumentos elaborados para la medición del constructo de interés:
En la medida Q-Sort (Técnica Q), las afirmaciones o estímulos descriptivos se
representan en tarjetas ordenadas aleatoriamente que la persona debe seleccionar y
ubicar en 9 grupos, desde las frases más características de sí mismo, hasta las más
atípicas. Se debe colocar un número similar de tarjetas en cada pila o grupo para
obtener así una distribución normal. Su empleo es adecuado para el estudio del
autoconcepto en casos individuales pero resulta difícil de administrar grupalmente.
La técnica fue desarrollada por Stephenson (1954) y usada posteriormente por
numerosos autores con sujetos mayores de 11 años de edad.
Otro test proyectivo similar, es el Test de la Concepción de Sí Mismo que
elaboró Lipsitt (1958). Construyó una escala de autoconcepto compuesta por 22
adjetivos descriptivos. Cada adjetivo va precedido por la palabra <<Soy>> y a
continuación 5 opciones: absolutamente nada, no muy a menudo, algunas veces, la
mayoría de las veces, todas las veces.
La Escala del Concepto de Sí Mismo de Piers y Harris (1964), para niños de 8
y 16 años de edad, consta de 80 ítems que miden satisfacción, conducta social,
ansiedad, popularidad, competencia académica y apariencia física, en una escala de
evaluación binomial Si-No.
Fitts (1965) desarrolló el Tennessee Self-Concept Scale (TSCS), sin duda se
puede considerar una de las escalas más importantes en la actualidad, tanto por la
numerosa utilización en diferentes estudios, como por haber sido una escala-base de
otro buen número de escalas. Está constituida por 90 reactivos balanceados positiva
22
y negativamente, los cuales son clasificados en 5 categorías generales:
autoconcepto físico, ético, personal, familiar y social.
Rosenberg (1965) elaboró una escala para medir unidimensionalmente la
autoestima, constituida por 10 reactivos (ítems). Los sujetos pueden matizar su
respuesta utilizando una escala tipo Guttman en 5 posibles opciones: casi siempre
verdad, a menudo verdad, algunas veces verdad, raramente verdad, nunca verdad.
Posteriormente, Coopersmith (1967) hizo un inventario para medir autoestima
que mide actitudes evaluativas en relación al sí mismo en diversos dominios. Consta
de una serie de ítems con una escala de evaluación de 2 puntos ("igual a mí",
"desigual a mí"). Existen tres formas del Inventario de Coopersmith: la Forma A
contiene 58 ítems y 5 subescalas (sí mismo general, social, parental, académico y de
validez), y la Forma B, con 25 ítems. Ambas se utilizan para medir autoestima en
sujetos entre 10 y 16 años de edad. La Forma C también consta de 25 ítems, pero
está adaptada para adultos.
Más adelante, Bhatnagar (1968) elaboró dos escalas compuestas por 15 ítems
para medir el sí mismo percibido y el concepto sobre sus compañeros. Se utiliza una
escala tipo Guttman. Se dan tres opciones:
-Rodea la letra v (verdadero), si la frase te describe.
-Rodea la letra f (falso), si la frase no te describe.
-Rodea la letra d (duda), si no sabes.
El Inventario I feel-Me feel, elaborado por Yeatts y Bentley (1968) para niños
preescolares, es un buen ejemplo de técnica proyectiva en la evaluación del
autoconcepto y consta de 40 ítems-láminas referentes a eventos de la vida de los
niños que miden cinco dimensiones del concepto de sí mismo: general, social,
escolar, físico y académico, a través de las respuestas de los niños ante una escala
de 5 caras, de la más feliz a la más triste.
Barker-Lunn (1970) creó una medida de la percepción del niño sobre sí mismo
desde el punto de vista académico. La escala se compone de 9 ítems, se dan tres
posibles opciones al sujeto que responde: “casi nunca”, “a veces”, “si, a menudo”.
23
El Inventario Canadiense de la Imagen de Sí Mismo de Battle (1977) para
niños de 8 a 11 años de edad, comprende 30 ítems o afirmaciones que los niños
también deben responder mediante la misma escala de evaluación.
El Cuestionario de Autoconcepto Forma A (AFA), que fue elaborado por
Musitu et al. (1981). Consta de un total de 36 ítems, con 4 subescalas que evalúan,
respectivamente, los autoconceptos académico, social, emocional y familiar.
El autor del SQD (Self Description Questionnaire) es Marsh (1984). Esta
escala de autoconcepto está compuesta por las subescalas de autoconcepto en
habilidad física, apariencia física, relaciones con los compañeros, relaciones con los
padres, lectura, matemáticas y asignaturas escolares en general. Además, tres
medidas globales como autoconcepto académico, autoconcepto no académico y
autoconcepto general.
La escala de autoconcepto denominada A-26 mide el autoconcepto de
adolescentes (14 a 17 años). Esta escala fue creada por Villa (1990) para un estudio
sobre la evaluación de las enseñanzas medias, y a través de un cuestionario
compuesto por 26 ítems, se intentan evaluar algunas dimensiones fundamentales del
ámbito educativo:
-La valoración que el adolescente realiza de sí mismo: su aceptación y la propia
visión que manifiesta sobre su valía como persona.
-Su aspecto físico: ésta es una dimensión muy importante en estas edades. Los
adolescentes necesitan sentirse a gusto consigo mismo desde el punto de vista
físico, sentirse atractivo, puesto que estos aspectos son una base para la relación
con los otros compañeros y sobre todo con los de distinto género.
-Dimensión social: el sentirse capaz de establecer relaciones con los demás, verse
aceptado tal como uno es, tener amigos, sentirse capaz de desarrollar esta
capacidad social sin dificultades.
-Dimensión académica: valorarse positivamente desde el punto de vista de su
capacidad de aprendizaje, de su rendimiento y sentirse valorado en este mismo
punto por profesores, padres y compañeros.
Por último, el instrumento utilizado en el presente trabajo fue desarrollado por
García y Musitu (2001) y es denominado AF5, Autoconcepto Forma 5. Su ámbito de
24
aplicación es desde niños de 9 años hasta adultos de 62. Este modelo es el que
inspira tanto la estructura interna del cuestionario aquí utilizado, como las posibles
relaciones que se establecen con otros constructos. Sin desmerecer otros loables
intentos, parece que este modelo es sobre el que más seria y abundante literatura
científica se está vertiendo en las dos últimas décadas. Con este instrumento se
obtienen puntuaciones independientes en cinco dimensiones: académica, social,
emocional, familiar y física (de la suma de estos factores se obtiene el autoconcepto
general).
Las cinco dimensiones se fundamentan en el modelo teórico de Shavelson et
al. (1976), quienes describen entre otras características, la organización jerárquica a
partir de una dimensión general. Pues consideran que el autoconcepto presenta
diversos aspectos que pueden encontrarse diferencialmente relacionados con
distintas áreas del comportamiento humano (Palacios y Zabala, 2007). Este modelo
teórico alternativo que ha gozado de gran apoyo empírico desde 1976 (Moritz et al.,
2009), se caracteriza principalmente por ofrecer una respuesta constructiva a las
limitaciones de la investigación previa sobre autoconcepto. La aparición de este
modelo de autoconcepto al final de los años 70 fue decisiva para la aparición de
nuevos instrumentos multidimensionales como el que será utilizado aquí.
2.3. El rendimiento académico como un constructo altamente
condicionado
En la actualidad existen diversas investigaciones que se dirigen a encontrar
explicaciones del bajo rendimiento académico, las cuales van desde estudios
exploratorios, descriptivos y correlacionales, hasta explicativos (Edel, 2003, cap. 2,
pár. 1).
La preocupación por el rendimiento de los estudiantes en los diferentes grados
y niveles es una inquietud constante en todo Sistema Educativo. Por lo que en la
actualidad, resulta conveniente demandar sobre qué es lo que condiciona el
rendimiento escolar. Por lo general, cuando se habla de rendimiento escolar, es
referirse a un complejo proceso en el que intervienen numerosas variables. Es decir,
25
el rendimiento académico no es un fenómeno unidimensional (Sacristán, 1976), sino
que depende, en mayor o menor grado, de numerosos factores, todos ellos
estrechamente ligados, pero con la suficiente entidad como para ser analizados de
forma individualizada. Cominetti y Ruiz (1997) refieren que “Se necesita conocer qué
variables inciden o explican mejor el rendimiento académico de los alumnos si se
desea conocer el por qué del mismo”. (pp.4-5).
Vernon (1950) fue de los primeros en incluir un espectro amplio de variables a
la hora de estudiar el rendimiento académico. Desde ahí, como se podrá constatar a
continuación, se han tenido en cuenta muchas variables más, con el afán de revelar
el por qué del fracaso escolar detectado en la actualidad.
Se citan sólo algunas detectadas a través de la presente investigación:
• Percepción, memoria, horas de estudio,
• Atención, adecuación vasomotora,
• Competencia, salud,
• Estrategias para la resolución de problemas,
• Características relacionadas al intelecto,
• Falta de dominio de técnicas intelectuales,
• Estilo de aprendizaje, tipo de organización escolar,
• Amplitud de los programas de estudio, estrategias de instrucción,
• Metodologías de enseñanza, procedimientos de aprendizaje,
• Problemas circunstanciales en la vida del alumno,
• Expectativas de los profesores, conducta del profesor,
• Motivación, ansiedad, depresión,
• Intereses profesionales, trabajo del estudiante,
• Disposición, entrenamiento para la concentración,
• Conocimientos previos, recursos didácticos,
• Clima e integración familiar o social,
• Expectativas profesionales y de vida del propio sujeto o de su familia,
• Tipo de Escuela, ambiente escolar, clima de clase,
• Nivel sociocultural, currículo, habilidades de interacción,
• Relaciones afectivas, grupo de iguales,
26
• Rasgos de la personalidad, autoconfianza, autoconcepto.
A esta lista se agregan también, factores socioeconómicos, hábitos, técnicas
de estudio, aptitudes intelectuales y factores tales como habilidades, actitudes y
capacidad del estudiante, factores que se vinculan de manera directa con un alto o
bajo rendimiento escolar (Sánchez y Pirela, 2006).
Como se puede ver, la lista de las variables asociadas al rendimiento
académico es muy extensa. Se pueden encontrar explicaciones que van desde las
personales a las no personales y que involucran tanto lo familiar, como lo educativo y
lo social.
Es cierto que el rendimiento académico es fruto del esfuerzo, la capacidad de
trabajo, el interés del alumno (Adell, 2002), de las horas de estudio, de la
competencia y el entrenamiento para la concentración. Asimismo, inciden en él las
metodologías de enseñanza utilizadas, las expectativas de los profesores, los
conceptos previos que tienen los alumnos (Benítez et al., 2000, Antecedentes, p.1),
así como el nivel de pensamiento formal de los mismos. Todo esto es verdad. Sin
embargo, también hay muchas otras variables, es decir, los trabajos previos no
agotan la cuestión, dado que se trata de un criterio multicondicionado y
multidimensional (Pérez-Serrano, 1981). Se está frente a un constructo complejo, y
que viene determinado por un gran número de variables como se ha podido
constatar.
La variable en la que se ha interesado este trabajo, se trata de una variable
personal que se ha manifestado como un factor fuertemente decisivo y condicionante
del rendimiento académico (Musitu y García, 2001), que se ha revelado como buena
predictora del mismo (Reyes y Jason, 1993), y es el autoconcepto. Hoy en día nadie
duda de la importancia de poseer un buen autoconcepto y la valoración que de éste
se tiene.
Aquí se considera que algunas variables psicocognitivas, como es el caso del
autoconcepto, puede enriquecer el estudio de los determinantes del rendimiento
académico, por lo que la investigación en cuestión se enfoca a esa relación en
particular.
27
2.4. Autoconcepto y rendimiento académico
2.4.1. Relación autoconcepto-rendimiento académico
Durante más de 5 décadas se ha generado gran cantidad de investigaciones
sobre la contribución del autoconcepto en el proceso de aprendizaje y en la
explicación de su influencia en el rendimiento de los alumnos (Sacristán, 1976;
Burns, 1979; Rodríguez, 1982; Garanto et al., 1985; Wittrock, 1988; Machargo, 1989;
Elexpuru et al., 1992; Núñez, 1992; García y Musitu, 1993; Leondari, 1993; Núñez y
González-Pineda, 1994; Abouserie, 1995; Musitu et al., 1997; González-Pineda et al.,
2000; Adell, 2002; Peralta y Sánchez, 2006; Goñi y Fernández, 2007, Zahra, 2010;
Ghazvini, 2011; Obilor, 2011; Paiva y Lourenço, 2011; Salum-Fares et al., 2011a;
González et al., 2012; Costa y Tabernero, 2012).
Son más de 50 años de generar numerosos estudios de carácter empírico que
se han interesado por las relaciones entre autoconcepto y rendimiento académico, al
comprobar que estudiantes con la misma inteligencia rendían de forma diferente
frente a las mismas tareas.
Como uno cree que es, permite afrontar las situaciones de aprendizaje de
distinta manera, ya que interviene en la concepción de sus cualidades, en sus
expectativas, en sus propios intereses, en sus motivaciones y en su conducta. En
este sentido, según Gargallo et al. (2009), a dicho constructo se le suele atribuir
también un papel fundamental respecto a los logros académicos. De hecho, en la
mayoría de los casos se considera que es la variable personal que más influye, tanto
directa como indirectamente, en el rendimiento académico.
Tanto es así, que hay algunos autores que insisten en que la medida del
autoconcepto es el mejor pronosticador del logro académico, más aún que las
medidas del C. I. (coeficiente intelectual) y de la aptitud (Machargo, 1989; Díaz-
Aguado et al., 1992).
Según el modelo de la influencia causal de distintos factores sobre el
rendimiento de Garanto et al. (1985), las variables inteligencia y personalidad inciden
directamente sobre el rendimiento académico, e indirectamente a través del
28
autoconcepto, por lo que manifiesta que el autoconcepto adopta una posición central
y determinante en la explicación del rendimiento (González y Tourón, 1994).
Tambíén en el ya tradicional modelo de aprendizaje escolar de Bloom (1976) y en el
de Walberg (1981), el autoconcepto es destacado como una de las variables de
personalidad que indiscutiblemente hay que optimizar para favorecer el aprendizaje.
(p.251)
Un niño con inteligencia superior a la media y con poco autoconcepto puede
obtener rendimientos suficientes pero no satisfactorios, mientras que otro de
inteligencia media con mucho autoconcepto puede obtener mejores resultados. En la
misma dirección, Gorostegui y Dörr (2005) señalan que la percepción de
competencia puede explicar diferencias en los rendimientos académicos en niños de
igual capacidad intelectual.
Asimismo, en otros estudios se ha hallado que el autoconcepto predice mejor
el rendimiento que variables como la edad o el género del alumno (Edwards, 2002).
Además, la influencia del autoconcepto sobre las notas puede tener connotaciones
indirectas al actuar sobre otras variables vertebrales también posibles predictoras de
los rendimientos académicos.
Como por ejemplo, estudios con adolescentes han encontrado relaciones
negativas entre autoconcepto y depresión (Valentine, 2001; Fan y Fu, 2001; Yang,
2002; Hoffmann et al., 2003; Kim, 2003; Garaigordobil et al., 2005). Son muchos los
trabajos que confirman lo anterior, demostrando que un bajo autoconcepto puede ser
predictor de depresión (Dowd, 2002; Braithwaite, 2004), lo cual puede conllevar a
bajos rendimientos escolares. También Rosemberg et al. (1989), comprobaron la
existencia de una relación causal bidireccional entre autoestima y depresión
asociada a la delincuencia juvenil y a un desempeño académico pobre.
En esta dirección, Luthar y Blatt (1995) señalan que los sujetos con alto grado
de autocrítica muestran mayor depresión que se asocia con dificultades en el
desempeño académico y en el funcionamiento interpersonal. Así, un autoconcepto
bajo correlaciona positivamente con conductas sociales de ansiedad-timidez y con
problemas de retraimiento (Garaigordobil et al., 2003), que pudieran de alguna
manera afectar los logros escolares del estudiante.
29
Trabajos como los de Peralta y Sánchez (2006), Goñi y Fernández (2007),
Zahra (2010) y Ghazvini (2011), permiten sustentar que una percepción positiva de sí
mismo y de las habilidades que cada uno tiene, son esenciales para un buen
desempeño escolar y el consecuente logro académico.
Así pues, en general, los diversos autores consideran que las variables
personales como el autoconcepto de los estudiantes influyen en las intenciones y
metas que éstos se propongan, así como en su rendimiento académico (Obilor,
2011; Paiva y Lourenço, 2011; Salum-Fares et al., 2011a; González et al., 2012;
Costa y Tabernero, 2012).
Con todo lo anterior, habrá que plantearse como prioridad, el conocimiento de
la personalidad de los adolescentes, si se quiere obtener el máximo rendimiento de
la vida académica que se ha de compartir con ellos, y a partir de aquí estructurar
propuestas exitosas. A tal efecto se habrá de tener presente lo que enseña la
psicología evolutiva para saber interpretar las conductas, a veces contradictorias, del
alumnado.
Como se puede apreciar, la bibliografía revela un esfuerzo sistemático por
explorar y determinar las relaciones entre las características psicológicas y algunos
aspectos de la educación. No obstante, con los trabajos anteriormente citados, no
quedan dudas razonables de que las habilidades cognitivas y características de la
personalidad tienen influencias determinantes sobre los procesos de aprendizaje,
expresados en términos de desempeño académico.
En la opinión del que realiza el presente documento, y justamente porque un
elemento fundamental de la personalidad del estudiante es el autoconcepto, no
puede dejar de ser valorado como un componente importante de la vida escolar,
porque resulta difícil de disociar de las notas. Éste es, precisamente, el hilo
conductor de la presente propuesta: partir de la apreciación que hace el propio sujeto
de sí mismo hacia su persona, e instrumentar técnicas de optimización de esta
variable en caso de aparecer como un buen predictor del rendimiento académico
(medido en forma de notas) en los adolescentes.
30
2.4.2. Autoconcepto general, autoconcepto académico y rendimiento
académico
Un tema que conviene aclarar en este apartado se corresponde
necesariamente con la diferenciación entre autoconcepto general y autoconcepto
académico, y la influencia de ambos con el rendimiento académico. La descripción
del autoconcepto académico dentro del autoconcepto general fue destacada de la
siguiente forma como lo han citado González y Tourón (1994) “Desde la propuesta
del modelo de Shavelson et al. (1976), todos los investigadores han reconocido que
la diferenciación entre autoconcepto general y académico es crucial para comprender
sus relaciones con el rendimiento académico. Las percepciones de la capacidad
académica más que el autoconcepto general o global son mediadores del
rendimiento”. (p.255).
Son numerosas las investigaciones que confirman la relación positiva
significativa existente entre la dimensión académica del autoconcepto y el
rendimiento académico del estudiante (Boxtel y Monks, 1992; Santana-Vega y
Feliciano, 2011; Costa y Tabernero, 2012). Arancibia et al. (1990), proponen que el
autoconcepto académico, definido como la parte de sí mismo que se relaciona más
estrechamente con el rendimiento académico, juega un papel escencial en las
calificaciones del estudiante. (p.15)
El autoconcepto académico, como una subárea del autoconcepto general, se
refiere a la concepción que el estudiante tiene de su capacidad para aprender o para
rendir en una tarea académica determinada. González y Tourón (1994) también
comparten que dentro del concepto que el sujeto tiene de sí mismo, el autoconcepto
académico es la dimensión que más se relaciona con el rendimiento académico.
(p.282)
Por su parte Brookover et al. (1967), señalan que el autoconcepto académico
es un factor condicionante del rendimiento académico que está relacionado con la
inteligencia pero no depende de ella. De acuerdo con este autor, el autoconcepto es
una condición necesaria pero no suficiente para el rendimiento académico. Pero,
también hay que decir, que sus estudios han encontrado que los estudiantes con
31
autoconcepto negativo raras veces obtienen alto rendimiento, por lo que en este
sentido, cambiar su autoconocimiento puede contribuir a mejorar el rendimiento,
aunque por supuesto, no garantizarlo. Los educadores deben prestar atención a este
aspecto para atender a los alumnos con autoconcepto académico bajo, al objeto de
evitar el fracaso académico de los mismos.
Los hallazgos de Brookover concluyen:
La relación entre autoconcepto académico y rendimiento académico es más
fuerte que la establecida entre autoconcepto general y rendimiento
académico.
Hay una escasa o nula correlación entre el rendimiento académico y las
facetas no académicas del autoconcepto.
El rendimiento académico en áreas específicas (lenguaje, matemáticas,
ciencias naturales, ciencias sociales, etc.) está altamente correlacionado con
los autoconceptos académicos correspondientes a esas áreas específicas,
moderadamente con el autoconcepto académico general y prácticamente no
correlacionado con los autoconceptos en facetas no académicas.
2.4.3. Otras investigaciones presentes en la literatura científica
La literatura científica presenta numerosas investigaciones que exploran la
relación autoconcepto-rendimiento académico, como las de Brookover et al. (1965),
desde hace algunas décadas, hasta estudios actuales (Obilor, 2011; Paiva y
Lourenço, 2011; González et al., 2012; Costa y Tabernero, 2012).
Muchas revisiones posteriores realizadas sobre los trabajos de investigación
que relacionan el autoconcepto general con el rendimiento escolar concluyen con la
existencia de esa correlación, aunque muchas veces esta sea moderada. En esta
dirección, Wylie (1979) también señalaba que hay considerable evidencia empírica
que sostiene que el autoconcepto predice y tiene influencia sobre el rendimiento
escolar desde los cursos iniciales hasta la Educación Secundaria. También Chapman
y Boersma (1979) informaron sobre estudios que demuestran que los logros
escolares son afectados por el autoconcepto.
32
Rodríguez (1982) en un estudio realizado sobre la incidencia en el rendimiento
de factores personales, afirma que el autoconcepto es la variable de mayor
incidencia en el rendimiento académico.
Más adelante Cooley y Ayres (1988), encontraron también relaciones
significativas entre el autoconcepto y el rendimiento académico. Covington (1989)
confirmó una correlación directa entre autoestima y logro académico, observando
que a mayor autoestima se alcanza mayor rendimiento, mientras que a menor
autoestima, se observa menor rendimiento. Asimismo, Covington concluye que la
autoestima puede ser modificada a través de la instrucción directa, y que dicha
instrucción, dirigida a mejorar la autoestima, puede mejorar el logro académico.
Estos mismos resultados se han obtenido también en múltiples
investigaciones posteriores (García y Musitu, 1993; Amezcua y Fernández, 2000).
Más recientemente, distintos autores (Valentine et al., 2004) revisaron un buen
número de investigaciones con preadolescentes, adolescentes y jóvenes,
encontrando nexos directos entre autoconcepto verbal o matemático y rendimiento
en las respectivas áreas.
Más radicalmente, en relación a lo documentado anteriormente, algunos
autores concluyen que en sus estudios no observan relaciones directas entre
rendimiento académico y autoestima (Leondari y Giamalas, 2000). Ésto, quizás
debido a la poca validez de los instrumentos utilizados. Al respecto, algunos autores
matizan que en la mayoría de los trabajos revisados se han utilizado instrumentos
conocidos y bien diseñados (por ejemplo: las escalas de Rosemberg y Coopersmith).
Pero añaden, que en los estudios donde se han empleado instrumentos no
conocidos en la literatura, la relación entre autoconcepto y rendimiento ha resultado
dudosa. Esto pone en duda la fiabilidad de esa relación como consecuencia de unos
instrumentos de medida poco fiables.
Sin embargo, de las numerosas investigaciones llevadas a cabo sobre las
relaciones de causalidad entre autoconcepto y rendimiento, se deduce que hay una
relación patente entre ambas.
En definitiva, la mayoría de las investigaciones ponen de manifiesto que la
implicación activa del sujeto en el proceso de aprendizaje aumenta cuando confía en
33
sus propias capacidades y tiene altas expectativas de autoeficacia, valora las tareas
y se siente responsable de los objetivos de aprendizaje (Núñez et al., 1995). Todo
ello influye tanto sobre las estrategias cognitivas y metacognitivas que pone en
marcha a la hora de abordar las tareas, como sobre la regulación del esfuerzo y la
persistencia, lo que a su vez incide de forma directa y positiva sobre el rendimiento
académico de los alumnos (González y Tourón, 1994).
Así, los estudios que demuestran la relación entre autoconcepto y rendimiento
han sido numerosos (Adell, 2002), y bien se ha podido apreciar que la psicología de
la educación se ha venido preocupando de analizar las distintas correspondencias,
tanto de asociación como de predicción que existen entre ambos constructos
(González-Pineda et al., 2000).
Se puede extraer como resumen, que el éxito o el fracaso escolar son
consecuencia de un conjunto de factores, entre ellos el autoconcepto del alumno que
a su vez condiciona toda su vida escolar, expectativas, motivaciones y aspiraciones.
Aunque por sí solo no es suficiente, un autoconcepto positivo es la mejor base para
obtener un alto rendimiento académico.
2.4.4. Los datos
Brookover et al. (1965), afirman que en estudiantes de Educación Secundaria
la relación entre autoconcepto académico y rendimiento académico es significativa y
notable (0.48 a 0.69), incluso cuando se controla el C. I. Asimismo, afirman la
existencia de autoconceptos específicos que se relacionan con áreas de rendimiento
determinadas, siendo mejores predictores de rendimiento que el autoconcepto
general.
Por su lado, Wylie (1979) en sus revisiones del autoconcepto en el ámbito
educativo realizó una amplia revisión en los años 60-70, concluyendo con sus
estudios de dos décadas, que la correlación entre autoconcepto general y
rendimiento académico no supera el coeficiente de relación de 0.30. Burns en ese
mismo año, respecto a los estudios correlacionales entre autoconcepto general y
rendimiento académico, señala que la relación es significativa y positiva pero que no
34
supera la región del 0.30 al 0.40, por lo que sólo el 16% de la explicación de la
varianza del rendimiento puede ser explicada por el nivel de autoconcepto.
Hansford y Hattie (1982) realizaron un meta-análisis de 128 estudios,
obteniendo una relación entre autoconcepto general y rendimiento académico que
oscila entre 0.21 y 0.26 y sólo se explica de un 4% a un 7% de la varianza del
rendimiento a partir del autoconcepto. Recalcan, sin embargo, que la correlación
parece aumentar cuando se utilizan medidas de autoconcepto académico (0.42). De
hecho, como se pudo constatar en los apartados anteriores, los múltiples estudios
realizados en el ámbito educativo muestran que las relaciones entre autoconcepto
general y rendimiento son relativamente bajas a lado de la relación autoconcepto
académico-rendimiento.
Marsh et al. (1983), concluyen que el rendimiento en matemáticas correlaciona
significativamente con el autoconcepto académico en matemáticas (0.55), que las
correlaciones van disminuyendo con respecto a otras áreas académicas (rendimiento
general, 0.43; lenguaje, 0.20) y apenas está correlacionado con los autoconceptos en
áreas no académicas. Matizan que las correlaciones entre autoconcepto académico
y rendimiento académico varían dependiendo de las dimensiones del autoconcepto
que se valoren.
Como resultado de su revisión, Byrne (1984) afirma que la relación entre
autoconcepto general y rendimiento académico es aproximadamente de 0.16,
mientras que la relación entre autoconcepto académico y rendimiento académico es
de 0.41.
Por su parte, Boersma y Chapman (Amezcua y Fernández, 2000) realizaron
un estudio con estudiantes de Primaria y Secundaria, a los que aplicaron su escala
de autoconcepto académico, la Student‟s Perception of Ability Scale (SPAS).
Obtuvieron una correlación con el rendimiento medio del curso de 0.49 en una
muestra canadiense, y de 0.56 en otra muestra de Nueva Zelanda.
Mboya (1989) afirma que el autoconcepto general medido con la escala de
Coopersmith tiene una correlación baja, pero positiva, con el rendimiento, alrededor
de 0.18. Mientras que el autoconcepto académico medido por la escala de Brookover
correlaciona altamente con el rendimiento (0.52).
35
Más adelante, Marsh (1992) centró su preocupación en aclarar las relaciones
entre el autoconcepto y el rendimiento académico, obteniendo resultados
estadísticamente significativos.
También investigaciones más actuales, han comprobado que el autoconcepto
académico incide significativa y positivamente sobre el uso de estrategias cognitivas
de aprendizaje y el rendimiento académico (González-Pineda et al., 2002; Goñi y
Fernández, 2007; Obilor, 2011; Paiva y Lourenço, 2011; González et al., 2012; Costa
y Tabernero, 2012).
En fin, son muy numerosos los trabajos que en la actualidad apoyan la
asociación lineal entre autoconcepto y rendimiento académico (Zahra, 2010;
Ghazvini, 2011).
Con todo lo antes expuesto, es bien conocido que durante las últimas
décadas, se han realizado numerosos estudios relacionados con aspectos del
autoconcepto en diferentes contextos educacionales y para una diversidad de
poblaciones de estudiantes de diferentes edades. Dado el número elevado de
investigaciones existentes en la actualidad, se han citado a modo de ejemplo, sólo
algunas de las que pudieran ser más representativas.
2.5. Institución y autoconcepto
González y Tourón (1994) señalan que dos factores generales son los
responsables de los cambios, tanto cuantitativos como cualitativos, en el
autoconcepto: los factores ambientales y cambios en el desarrollo cognitivo. En este
sentido, Harter (1988) sostiene que durante el desarrollo, el cambio del autoconcepto
parece ser más la regla que la excepción y que el desarrollo cognitivo tanto como los
factores ambientales conducen a su falta de conservación.
Son numerosos los autores que señalan que para comprender las relaciones
entre el autoconcepto y el rendimiento hay que tener en cuenta el contexto social
inmediato de los estudiantes. También los estudios de Maruyama et al. (1981),
plantean que la covariación entre autoconcepto y rendimiento podría ser el resultado
36
de otras variables adicionales que influyen en ambos, como lo es la clase social del
estudiante.
El entorno físico, el contexto socioeconómico y el nivel sociocultural del Centro
podrían sugerir diferencias en el desarrollo social y personal de los alumnos, dado el
contexto en el que está ubicada la institución.
El nivel socioeconómico y cultural del hogar y de la comunidad de donde
proviene el escolar, también determinan en parte, su nivel de información,
experiencia y que a decir de algunos autores es también relevante para el joven
sobre el éxito o el fracaso académico (González, 1982). En palabras expresas de
Calleja (2005) “El autoconcepto como proceso psicológico es multicausal (bio-psico-
social-histórico-cultural), donde se entrecruzan fuerzas internas y externas en una
interacción constante”. (p.103).
Por su parte, Piñeiros y Rodríguez (1998) postulan que la riqueza del contexto
del estudiante reviste gran importancia y tiene efectos sobre el rendimiento
académico del mismo. El medio familiar en que nace y crece un niño determina unas
características económicas y culturales que pueden limitar o favorecer su desarrollo
personal y educativo. Muñoz et al. (1991), proponen que la pobreza en la niñez es el
predictor más consistente de problemas de bajo rendimiento escolar.
Muchos estudios han demostrado mayores déficits de rendimiento escolar en
los alumnos de clases socioeconómicas bajas, en relación con los alumnos de clases
altas. Los niños en desventaja se consideran como posibles víctimas de
autoconceptos bajos debido a la discriminación, la pobreza y a las condiciones poco
estimulantes del medio. Se supone que estas condiciones conducen a una
denigración de la autovalía.
Los autores Cabrera y Galán (2002) realizaron una investigación empírica, en
donde concluyeron que la satisfacción escolar guarda relación con el rendimiento
académico, entendiéndose por satisfacción escolar “La coincidencia entre la
percepción que el alumnado tiene del contexto educativo y la importancia que éste le
da a cada aspecto”. También probaron que un autoconcepto positivo elevado y las
expectativas positivas sobre el Centro se correlacionaban con un alto rendimiento
académico.
37
Para niños y jóvenes el sistema escolar que los acoge es un espacio de
convivencia desde temprana edad, y por consiguiente, puede ser un factor relevante
en la construcción de la autoestima de esos niños y jóvenes, tal como lo puede ser
su entorno familiar inmediato (Ramírez et al., 2005; Borine, 2009).
Guillén y Ramírez (2011) citan que en todos los ámbitos del ser humano, el
autoconcepto tiene una enorme importancia para las personas, pero más
específicamente en los niños y jóvenes (García y García, 2006), ya que es a edades
muy tempranas cuando se empieza a consolidar la autoestima y el autoconcepto
(Slutzky y Simpkins, 2009).
En numerosos trabajos se pudo apreciar un predominio de la tendencia a
diferenciar el autoconcepto por contextos (Shavelson et al., 1976; Song y Hattie,
1984; Byrne y Shavelson, 1996), al asumirse que la autopercepción como ser social,
varía en función de las interacciones en los distintos contextos en los que el ser
humano actúa.
En este sentido, el autoconcepto representaría la percepción que cada cual
tiene de sus habilidades sociales con respecto a las interacciones sociales con los
otros, y se calcula a partir de la autovaloración del comportamiento en los diferentes
contextos sociales (Markus y Wurf, 1987; Vallacher y Wegner, 1987).
La conducta no depende únicamente de las características personales. Hay
que analizar con rigor las implicaciones de la naturaleza contextualizada de la
conducta, tanto para su correcto entendimiento como para la propia
conceptualización del individuo. Calleja (2005) “La conducta se predice y se
desarrolla en situaciones concretas, luego, en la medida en la que se conozcan los
elementos que la componen y se consigan cambios en los mismos, las conductas
negativas se podrán transformar en conductas deseables e incidiendo en los
indicadores psicosociales de riesgo se podrán desarrollar programas preventivos”.
(p.90).
Sin embargo, en lo que respecta a los adolescentes escolarizados en los
distintos Centros de estudio, independientemente de cuál sea, aquí se piensa que los
que tienen un autoconcepto positivo son capaces de "encarar" riesgos y afrontar las
responsabilidades y los conflictos que les depare su propio desarrollo personal.
38
Mientras que en el caso de un autoconcepto negativo, la persona se sentirá
infravalorada e insatisfecha, transformando esa insatisfacción, bien en
comportamientos depresivos o en agresividad hacia el entorno que lo rodea,
viéndose reflejado ésto en las calificaciones escolares. Esto es de gran relevancia,
ya que reiteradamente se ha manifestado que la imagen que de sí misma tiene la
persona estudiante ejerce una influencia significativa en su rendimiento escolar.
En relación a lo aquí planteado, Harter (1982) esbozó la importancia del
autoconcepto como un mediador del rendimiento escolar y que por lo tanto, alimentar
la autoimagen positiva de los alumnos es una de las tareas más importantes de la
educación desde la edad elemental. Estudiantes que desarrollan actitudes positivas
hacia la institución, y confianza en ellos mismos como capaces de alcanzar las metas
académicas a las que se enfrentan, pueden tolerar el fracaso, persistir en el
esfuerzo, permanecer más tiempo en la Escuela y seguir aprendiendo fuera de ella.
2.6. Género y autoconcepto
Como se considera que el autoconcepto es un fenómeno complejo que se
relaciona con otros factores, se evaluó la existencia de diferencias según el género
(femenino o masculino).
La adquisición de los autoconceptos referidos a identificación sexual y
específicamente a rol genérico, evoluciona durante la niñez y la adolescencia, a decir
de Serbin y Sprafkin (1984), en una permanente interacción de atributos personales y
variables ambientales. En este sentido, la socialización parental y escolar
diferenciada se convierte en un factor clave para el desarrollo de las diferencias que
se pudieran encontrar entre géneros (Stoddart y Turiel, 1985). Así, el estudio de las
diferencias entre hombres y mujeres en este constructo en adolescentes,
particularmente dentro de una perspectiva multidimensional, ha tenido un
considerable interés por parte de los estudiosos del tema.
Hallazgos de algunos estudios sugieren que el sexo del estudiante puede
influir en la formación de su autoconcepto, es decir, al parecer existe una diferencia
de género entre el autoconcepto de los chicos y chicas (Malo et al., 2011). Miller
39
(1979), después de revisar una amplia bibliografía entre 1960 y 1970 acerca de las
diferencias de género en autoconcepto, llegó a la conclusión de que las mujeres
tendían a mostrar menores niveles de autoconcepto general que los hombres.
Resultados coincidentes son los de las investigaciones de López-Barajas et al.
(2010), Espinoza et al. (2011), Salum-Fares et al. (2012) y Veliz-Burgos y Apodaca
(2012), quienes también encontraron diferencias significativas a nivel estadístico en
las percepciones realizadas, en función del género, de su autoconcepto físico
general (p<0,05), a favor de los hombres.
Otras investigaciones han observado en las mujeres menor autoconcepto
global (Wilgenbush y Merrel, 1999; Amezcua y Pichardo, 2000; Pastor et al., 2003),
menor autoconcepto físico (Veliz-Burgos y Apodaca, 2012; Salum-Fares et al., 2012)
y académico (Nelson, 1996). También Urquijo (2002), con su investigación en
adolescentes argentinos, obtuvo resultados que permitieron demostrar variaciones
de acuerdo al género. De hecho, en la mayor parte de las investigaciones las
diferencias son significativas y observan menores puntuaciones en el género
femenino (Robison, et al., 2001; Locker y Cropley, 2004).
Rothenberg (1997) afirma que la autoestima y el logro académico de las
mujeres sufren un descenso significativo durante la adolescencia temprana. Este
mismo autor, en sus estudios comparativos de género en preadolescentes,
comprobó que las mujeres eran dos veces más propensas a la depresión que los
hombres. Es un hecho ampliamente aceptado que las mujeres suelen tener mayor
probabilidad que los hombres de experimentar problemas emocionales, como la
ansiedad y la depresión, y que estos surgen en la adolescencia (Jiménez y López-
Zafra, 2008; Fernández et al., 2010).
Por su parte, los resultados de Backes (1994) sugieren que, para las niñas, los
grados medios pueden ser ocasión de una significativa disminución de su autoestima
y desempeño académico. En este sentido, existen evidencias claras de que las niñas
tienen una percepción positiva de sí mismas durante los estudios primarios, sin
embargo, a los doce años aproximadamente, sufren una gran disminución en la
autoconfianza y la aceptación de su imagen física (Orenstein, 1994).
40
Según Vicente et al. (2002), en el mundo las mujeres usan más los servicios
de salud mental que los hombres. Los trastornos de tipo afectivo son más probables
en la mujer que en el varón, y ella presenta mayor prevalencia de enfermedad
depresiva en cualquiera de sus formas. Todos estos son factores que pudieran de
alguna manera afectar los logros escolares del estudiante.
No obstante a lo antes descrito, algunos estudios señalan que la magnitud de
las diferencias es baja (Matud et al., 2003). Crain (1996) afirma que en algunos
estudios previos los resultados habían sido bastante contradictorios. Por su parte,
Marsh (1989) argumenta que las diferencias de género pueden ser confusas,
especialmente cuando varias medidas de autoconcepto se transforman en un
autoconcepto global a través de la suma de las mismas.
Otros trabajos no han encontrado diferencias significativas entre géneros, ni
en el autoconcepto (Garaigordobil, et al., 2003; Costa y Tabernero, 2012), ni en la
autoestima (Lameiras y Rodríguez, 2003). Más radicalmente a lo antes
documentado, Gorostegui (2002) realizó una evaluación a nivel nacional en Chile,
cuyos resultados indican que los puntajes de niños y niñas participantes son
prácticamente similares, con una ligera superioridad de las niñas en varias de las
regiones evaluadas.
En este mismo sentido, algunos autores (Padilla et al., 2010; Malo et al., 2011)
sugieren que las chicas muestran una mayor puntuación que los chicos en
dimensiones de este constructo como el autoconcepto académico.
Gorostegui y Dörr (2005) apuntan que el hecho comprobado empíricamente
de que las mujeres se autoevalúan en forma menos positiva que los hombres, está
siendo cuestionado a la luz de estudios que afirman lo contrario. Además de las
comprobaciones empíricas, este déficit en la autovaloración ha recibido especial
atención en la literatura psicológica en la línea de ofrecer modelos explicativos para
las diferencias observadas. Estos modelos daban por sentada la existencia de
diferencias entre los géneros y también que estas diferencias favorecen a los
varones.
Así, en la actualidad, la observación de cambios en las tendencias en cuanto a
creencias y autopercepciones culturalmente determinadas por el género y el
41
cuestionamiento de la superioridad masculina en cuanto a autovaloración, es un
tema que comienza a aparecer en la literatura.
En esta dirección, los resultados de uno de los estudios transculturales más
importantes realizado por Stetsenko et al. (2000), demuestra que las diferencias en
autovaloración dependen muchas veces del tipo de tarea a realizar. Que tales
diferencias no se mantienen a lo largo del desarrollo y que muchas veces los
resultados muestran diferencias, pero ocultan similitudes que son también
importantes. Los resultados de los estudios de Gorostegui y Dörr (2005) también
comienzan a inclinar la balanza al lado contrario.
Sin embargo, a pesar de todas las discrepancias, se puede decir, a través de
muy diferentes fuentes, que la mayoría de las investigaciones analizadas tienden a
señalar que las mujeres obtienen puntuaciones más bajas que los hombres en la
mayoría de las dimensiones del autoconcepto evaluadas, pero es algo que se está
cuestionando (Milicic y Gorostegui, 1993; Gorostegui y Dörr, 2005).
42
III. MARCO TEÓRICO
3.1. Autoconcepto
3.1.1. Definición y características del autoconcepto
La mayoría de los autores tienden a manejar como sinónimos de autoconcepto
constructos como concepto de sí mismo, concepto del yo, o autoesquema. Inclusive
la expresión inglesa "self-concept" podría entenderse literalmente como concepto de
sí mismo o concepto del yo, ya que la palabra "self" significa yo o sí mismo. Pero la
traducción al español más usual es autoconcepto.
El conocimiento de uno mismo es una teoría, es lo que la persona cree de sí
mismo y siente sobre sí mismo, aunque lo que crea y sienta no se corresponda con
la realidad y, en función de ello, así se comporta. De ahí, que la mayoría de los
autores interpreten el autoconcepto globalmente, como un conjunto integrado de
factores o actitudes relativos al yo (Ramírez, 1997).
Por su parte, Hamachek (1981) y Burns (1990) interpretan el autoconcepto
como una conceptualización de la propia persona hecha por el individuo, siendo así
considerado como un adornado de connotaciones emocionales y evaluativas
poderosas. Autores como Alcántara (1990), definen al autoconcepto como el
conjunto de autoesquemas que organizan las experiencias pasadas y presentes para
reconocer e interpretar estímulos relevantes en el ambiente social. (p.19)
Otros autores, en lugar de la denominación de „autoesquemas‟, hacen
referencia a la existencia de un „marco‟ que regula el comportamiento. Machargo
(1991a) “El autoconcepto proporciona un marco para la percepción y organización de
nuestras experiencias y es la clave para la comprensión de los pensamientos,
sentimientos y las conductas de la gente”. (p.25). Aunque no existe acuerdo en su
definición, se han multiplicado los esfuerzos para profundizar en la comprensión del
concepto de sí mismo como eficaz regulador y mediador de la conducta.
En fin, se pudo constatar que la mayoría de los autores interpretan al
autoconcepto como un conjunto integrado de componentes: cognitivos
43
(pensamientos), afectivos (actitudes y sentimientos relativos al yo) y conductuales
(conativos, relativos al comportamiento).
Se han citado suficientes definiciones del constructo en mención a lo largo de
este estudio y en diferentes apartados. Pero, la definición que sustenta el marco
teórico y, por intentar llegar a una definición común de autoconcepto que sirva como
referencia sólida en este trabajo, se presentan a continuación las siete características
básicas que definen al autoconcepto propuestas por Shavelson et al. (1976):
1. Está organizado o estructurado. El individuo adopta un sistema de
categorización particular que da significado y organiza las experiencias de la
persona. Una característica del autoconcepto, es en consecuencia, que está
estructurado.
2. Es multifacético. El sistema de categorización parece incluir áreas tales como
la Escuela, la aceptación social, el atractivo físico y las habilidades sociales y
físicas. Este sistema de categorización es similar al que presenta la escala
AF5, instrumento utilizado en el presente trabajo.
3. Es jerárquico. Sus dimensiones tienen diferentes significados e importancia en
función de los valores y de la edad de los sujetos.
4. El autoconcepto global es relativamente estable. Su variabilidad depende de
su ubicación en la jerarquía, de manera que las posiciones inferiores son más
variables.
5. Es experimental. Se va construyendo y diferenciando a lo largo del ciclo vital
del individuo.
6. Tiene un carácter evaluativo. La dimensión evaluativa varía en importancia y
significado dependiendo de los individuos y de las situaciones. Esta valoración
diferencial depende, probablemente, de la experiencia pasada del individuo en
una cultura y sociedad particular, en una familia, etc.
7. Es diferenciable de otros constructos con los cuales está teóricamente
relacionado (por ejemplo: habilidades académicas, rendimiento académico,
autocontrol, habilidades sociales, etc.).
El autoconcepto, por lo tanto, es una realidad organizada y estructurada, con
múltiples facetas y dimensiones, aprendido, jerárquico y que tiende a ser estable
44
aunque varía a lo largo de la vida, de las circunstancias y de los sucesos. Se forma
con los distintos conceptos que el sujeto posee de sí mismo en diferentes contextos
de actuación: el escolar, las relaciones sociales, el familiar, el físico, el moral-ético.
En síntesis, es el conjunto de características, atributos, cualidades y
deficiencias, capacidades y límites, valores y relaciones que el sujeto conoce como
descriptivos de sí y que percibe como datos de su identidad. Se entiende que es
fundamentalmente una apreciación descriptiva y tiene un matiz cognitivo (Hamachek,
1981).
Si al autodescribir nuestros juicios de valor son satisfactorios, entonces
obtendremos un autoconcepto global positivo, en el caso contrario generaremos
sentimientos negativos y por tanto repercutirá en un autoconcepto global negativo
(Harter, 1986).
En estudios en los que se ha comparado a sujetos con un nivel de
autoconcepto alto con otros sujetos con un nivel de autoconcepto bajo, se ha
encontrado, a través de numerosos informes, que los primeros son valorados más
positivamente por sus profesores (Martínez-Antón et al., 2007). Asimismo, han
mostrado ser más cooperativos, persistentes en el trabajo de clase, por tener menos
niveles de ansiedad, familias con mayor nivel de apoyo (Borine, 2009) y expectativas
de éxito futuro más altas que sujetos con un nivel de autoconcepto bajo (Hay et al.,
1998).
Con lo anterior, es natural pensar que la educación escolar debe entonces
contribuir de una manera explícita en la construcción de la personalidad, que en la
etapa de la Educación Secundaria (de 12 a 15 años) es determinante. Es en este
tránsito de la infancia a la adolescencia cuando se presentan las etapas más críticas
en el desarrollo del concepto de sí mismo, que va a perdurar durante el resto de la
vida de los individuos.
3.1.2. Funciones generales del autoconcepto
Siguiendo una orientación cognitiva, las funciones intrapersonales que cumple
el autoconcepto son las de proporcionar un sentido de continuidad, integrar y
45
organizar las experiencias relevantes del individuo, regular el estado afectivo e
incentivar y motivar (Santamaría et al., 2003; Calleja, 2005). Así, el mantenimiento de
la organización del concepto de sí mismo es esencial para el funcionamiento del
individuo, al proporcionarle un sentimiento de seguridad e integridad (Fierro, 1981).
Numerosas investigaciones han señalado que una de las funciones más
importantes del autoconcepto es regular la conducta mediante un proceso de
autoevaluación o autoconciencia, de manera que el comportamiento de un sujeto
dependerá en gran medida del autoconcepto que tenga en ese momento (Machargo,
1991b).
Sin embargo, este proceso de autorregulación no se realiza globalmente
(Bandura, 1989; Brown y Smart, 1991), sino que a través de las distintas
autopercepciones o autoesquemas que constituyen el autoconcepto y que
representan generalizaciones cognitivas, actuando de punto de contacto entre el
pasado y el futuro, pudiendo controlar la conducta presente en función de éste
(Markus y Ruvolo, 1989).
Estos autoesquemas, también llamados «possible selves» (Markus y Nurius,
1986), influyen sobre la conducta, bien por medio de las expectativas, bien
determinando la interpretación de las distintas situaciones en las que se encuentra el
sujeto, así como la información que será seleccionada, o bien afectando a las
inferencias que se realicen (Miras, 1996).
Las funciones de estos «possible selves» son muy variadas destacando el ser
fuentes motivacionales que favorecen los sentimientos de autoeficacia, competencia
y de control sobre la propia conducta (Bandura, 1986; Harter, 1985b). En relación a
este papel motivador, recientes investigaciones han puesto de manifiesto que los
«possible selves» representan los distintos motivos del sujeto, dando forma cognitiva
y cargando de afectividad sus intereses, deseos, objetivos, miedos, etc. Según lo
señalado, este constructo constituye el centro de unión entre los motivos y la
conducta.
Como se ha visto, también por medio de estos autoesquemas el autoconcepto
actúa como un filtro a través del cual se selecciona y procesa la información
46
relevante que el sujeto recibe en su interacción con el medio, determinando el
resultado de la conducta (Núñez y González-Pumariega, 1996).
En definitiva, el autoconcepto por medio de los autoesquemas que lo
constituyen, se encarga de integrar y organizar las experiencias del sujeto, regular
sus estados afectivos y, sobre todo, como ya ha sido planteado reiteradamente,
actúa como motivador y guía de la conducta (Markus y Kitayama, 1991).
A continuación, es interesante presentar las siguientes afirmaciones hechas por
Borden y Stone (1982, p.97) respecto al concepto que la persona tiene de sí misma:
- Lo que llamamos “sí mismo” o “concepto de sí mismo” o “imagen de sí
mismo” se forma en el transcurso de los años.
- El sí mismo es un fenómeno social, y como tal, la gente que a uno rodea
tiene mucho que ver con la imagen que se llega a tener de uno mismo.
- La imagen que el individuo tiene de sí mismo ejerce un considerable impacto
en sus conductas futuras.
- Una de las más importantes conductas futuras es el aprendizaje. El concepto
propio tiene mucho que ver con la manera y el grado en que se aprende y se puede
aprender.
- Un área en la que el concepto de uno mismo ejerce influencia significativa es
la del desarrollo y la modificación de la personalidad.
- El concepto que la persona tiene de sí misma puede ser alterado o
modificado.
- El maestro es uno de los otros significativos en la vida y la formación del
alumno. Él tiene oportunidad, por tanto, de efectuar cambios de imagen que
produzcan como resultado modificaciones en la conducta posterior del niño.
Con estos antecedentes, en forma sencilla, entre las distintas funciones que cumple
el autoconcepto, de manera general se pudieron detectar las siguientes:
Permite al individuo relacionarse con el medio. El autoconcepto mantiene la
consistencia interna, constituyendo un sistema integrado y significativo. Este
concepto sobre uno mismo proporciona pautas para interpretar la experiencia
y sirve de catalizador de hechos, sentimientos, emociones, conductas.
47
Facilita la satisfacción de algunas necesidades básicas como es el
mantenimiento de la autoestima sirviendo de mediatizador, atribuyendo un
valor u otro a la información que recibe de los otros, según concuerde o no
con la opinión previa que se tiene de sí mismo.
Condiciona la conducta, ya que si se tiene un autoconcepto negativo se
espera unos resultados negativos y si es positivo se espera la situación
contraria.
Aumenta la competencia social, la autoeficacia y las habilidades sociales que
le facilitan la adquisición de refuerzo social, cultural y económico. Una persona
con autoconcepto positivo y con comportamiento asertivo, experimenta
satisfacción en las relaciones con los demás, autocontrol emocional, y una
buena autoestima.
El conocimiento del autoconcepto es imprescindible para poder cambiar. Por
lo tanto, la información sobre el autoconcepto de los individuos presenta un
alto potencial para generar un cambio relevante en las actitudes de las
personas (Marsh, 2006).
3.1.3. Dimensiones del autoconcepto
Además del autoconcepto general, se pueden diferenciar otros más
específicos correspondientes a grandes áreas (Marsh y Shavelson, 1985; Marsh et
al., 1988). Cada vez son más los teóricos que consideran que las personas
discernimos entre diversos dominios de nuestra vida y nos formamos
autoevaluaciones específicas para cada uno de estos dominios (Shavelson et al.,
1976; Byrne, 1996; Marsh y Hattie, 1996).
Los planteamientos actuales más relevantes presentan al autoconcepto como
una entidad con múltiples facetas o como un conglomerado de múltiples
concepciones en el que conviven aspectos estables con otros cambiantes y
maleables. Esta última aproximación es la que mayor apoyo empírico está recibiendo
en la actualidad (Marsh, 1993, 2001; Byrne, 1996; Stevens, 1996; Musitu et al.,
1997).
48
Así, se han desarrollado numerosos instrumentos de medición del self que
tienen en cuenta esta distinción (Harter, 1985a, 1988; Musitu y García, 2001). Por
todo esto, la mejora de la imagen de sí mismo enfatiza la necesidad de diseñar
intervenciones que reconozcan la multidimensionalidad del constructo, trabajando
sobre facetas específicas en lugar de a nivel global.
El marco teórico en el que se centra la presente investigación aborda el
estudio del autoconcepto desde una perspectiva multidimensional, y considera en él
cinco factores o dimensiones como cinco contextos significativos en la formación del
autoconcepto del adolescente: académico, social, emocional, familiar y físico. Para lo
anterior, el instrumento de evaluación empleado en el presente trabajo, como ya ha
sido mencionado, fue el cuestionario cuantitativo denominado AF5, Autoconcepto
Forma 5, para medir autoconcepto general y cada una de las cinco dimensiones que
lo componen, elaborado por García y Musitu (2001).
A continuación se verá, de forma breve, la descripción de cada una de las
cinco dimensiones del autoconcepto evaluadas por el cuestionario.
3.1.3.1. Dimensión académica (autoconcepto académico)
Se refiere a la percepción que el sujeto tiene de la calidad del desempeño de
su rol como estudiante. La dimensión gira en torno a dos ejes: el primero se refiere al
sentimiento que el estudiante tiene del desempeño de su rol a través de sus
profesores o superiores y, el segundo, se refiere a sus cualidades específicas
valoradas especialmente en ese contexto (Musitu y García, 2001).
Esta dimensión correlaciona positivamente con ajuste psicosocial, rendimiento
académico y laboral, calidad de la ejecución, aceptación y estima de los compañeros,
liderazgo y responsabilidad, y negativamente con absentismo y conflicto.
Los estudios empíricos en torno al autoconcepto académico fundan que,
cuanto más positiva es la percepción que un individuo tiene sobre el grado de
habilidad o autoeficacia para solucionar una tarea, mayor es su motivación e interés
en la realización de la misma. A este respecto, Sureda (2001) “El interés no reside en
conocer que autoconcepto tiene el alumno en el área de lengua, de matemáticas o
49
en otras áreas. El objetivo de esta dimensión es atender a todas aquellas habilidades
que beneficien al rendimiento académico del alumno. La práctica en estas
habilidades favorecerá expectativas realistas a lo largo del trabajo escolar, las
atribuciones positivas, los hábitos de estudio y en definitiva el logro de resultados que
beneficien la autodescripción que hace el sujeto de sí mismo”. (p.61).
3.1.3.2. Dimensión social (autoconcepto social)
Aquí se resalta la importancia de la interacción social en el desarrollo de la
personalidad. Se refiere a la percepción que tiene el sujeto de su desempeño en las
relaciones sociales. Dos ejes definen esta dimensión: el primero hace referencia a la
red social del sujeto y su facilidad o dificultad para mantenerla y ampliarla, el
segundo eje se refiere a algunas cualidades importantes en las relaciones
interpersonales (Musitu y García, 2001).
El autoconcepto social correlaciona positivamente con el ajuste y el bienestar
psicosocial, con el rendimiento académico y laboral, con el aprecio de profesores,
compañeros y con los comportamientos prosociales. La correlación es negativa en el
caso de las conductas disruptivas, la agresividad y la sintomatología depresiva.
Las investigaciones que estudian las relaciones entre el autoconcepto y la conducta
prosocial han encontrado que los adolescentes prosociales muestran un alto
autoconcepto positivo (Calvo et al., 2001) de tipo académico, social y familiar
(Gutiérrez y Clemente, 1993).
Así, los estudios en torno al tema reiteran la necesidad de desarrollar
habilidades y estrategias que faciliten conductas sociales positivas y que refuercen la
imagen de sí mismo que tiene el individuo como ser social (Garaigordobil y Durá,
2006). No obstante, como declara Sureda (2001) “El autoconcepto no está
únicamente en función de lo que los otros proyectan al sujeto, sino de la
interpretación que hace este sujeto fruto del proceso de interacción con esos otros
significativos (amigos, pareja, padres, profesores, etc.). Por ello, el autoconcepto
sufre modificaciones, cambios continuos, fruto de nuevas experiencias”. (p.60).
50
3.1.3.3. Dimensión emocional (autoconcepto emocional)
Hace referencia a la percepción del sujeto de su estado emocional y de sus
respuestas a situaciones específicas, con cierto grado de compromiso e implicación
en su vida cotidiana. El factor tiene dos fuentes de significado: la primera hace
referencia a la percepción general de su estado emocional y la segunda a
situaciones más específicas, donde la otra persona implicada es de un rango
superior (profesor, director, etc.).
Un autoconcepto emocional alto significa que el sujeto tiene control de las
situaciones, que responde adecuadamente y sin nerviosismo a los diferentes
momentos de su vida, y lo contrario sucede, normalmente, con un autoconcepto bajo
(Musitu y García, 2001).
Esta dimensión correlaciona positivamente con las habilidades sociales, el
autocontrol, el sentimiento de bienestar y la aceptación de los iguales; y
negativamente, con la sintomatología depresiva, con la ansiedad, con el consumo de
alcohol y cigarrillos, y con la deficiente integración escolar y laboral. Sureda (2001)
“El contexto escolar debe potenciar en el alumno una respuesta emocional que
garantice el control de la ansiedad, el control voluntario de las acciones, el
pensamiento positivo sobre las propias acciones, y una imagen correcta y ajustada
de sí mismo, variables que indiscutiblemente ayudarán a configurar un autoconcepto
positivo”. (p.59).
3.1.3.4. Dimensión familiar (autoconcepto familiar)
Éste es un entorno “modelador” de actitudes y estilos de vida, así como un
transmisor de valores y visiones del mundo, a la vez que facilita las primeras normas
de conducta (Calleja, 2005). Se refiere a la percepción que tiene el sujeto de su
implicación, participación e integración en el medio familiar.
El significado de este factor se articula en torno a dos ejes: el primero se
refiere específicamente a los padres en dos dominios importantes de las relaciones
familiares como son: la confianza y el afecto. El segundo eje hace referencia a la
51
familia y al hogar con cuatro variables, dos de ellas formuladas positivamente, me
siento feliz y mi familia me ayudaría, aluden al sentimiento de felicidad y de apoyo, y
las otras dos, formuladas negativamente, mi familia está decepcionada y soy muy
criticado, hacen referencia al sentimiento de no estar implicado y de no ser aceptado
por los otros miembros familiares (Musitu y García, 2001).
Quien crece en un hogar donde se discuten las situaciones, se permite
expresar sentimientos, se intercambian opiniones e informaciones, tiende a
desarrollar un lenguaje más rico y fluido, así como a ganar seguridad y confianza
frente a su grupo de iguales. También favorece la adquisición de valores,
motivaciones y metas, los cuales coadyuvan a la mejor utilización de las capacidades
del adolescente y a la satisfacción por el estudio y la Escuela. Estos datos como
sugieren Nunes et al., (2012), remiten a la idea, de que la familia esté estrechamente
relacionada con el desarrollo de características de personalidad y de autoconcepto.
(p.14)
En resumen, el autoconcepto familiar correlaciona positivamente con
rendimiento académico (Costa y Tabernero 2012), con ajuste psicosocial (Fuentes et
al., 2011a), con bienestar, con integración, con las relaciones familiares, con
prosocialidad, y con percepción de salud física y mental. Por el lado contrario,
correlaciona negativamente con sintomatología depresiva, ansiedad y consumo de
drogas (Echeburúa y Corral, 2010; Calafat et al., 2011; Prado y Pantin, 2011).
A decir de Sureda (2001), la formación y el desarrollo del autoconcepto
adolescente en el medio familiar está condicionada por la la incidencia que ejercen
los padres sobre el desarrollo del ego y el nivel de autonomía. Los padres pueden
influir favorablemente en la formación de este constructo a través de pautas
actitudinales y conductuales que así lo garanticen.
De acuerdo también a Sureda (2001) “En esta dimensión lo que se debe
atender de manera prioritaria es la habilidad para hablar con adultos familiares y
potenciar un clima familiar que asegure un positivo autoconcepto adolescente. Las
relaciones que el joven establece con adultos (padres, profesores, hermanos
mayores), son distintas a las que establece con los iguales. La valoración que los
52
padres dispensan al hijo adolescente será, en muchos casos, determinante de la
valoración y autoestima que éste último tenga de sí mismo”. (p.63).
Con todo lo anterior, es preciso señalar que las investigaciones actuales están
dando mucha importancia a los análisis del influjo de la familia en la conducta y la
personalidad de los individuos (Borine, 2009), dado el carácter temprano, continuo y
permanente de estas relaciones, presentes en la gran mayoría de los individuos.
3.1.3.5. Dimensión física (autoconcepto físico)
Este factor hace referencia a la percepción que tiene el sujeto de su aspecto
físico y de su condición física, factores que a decir de algunos autores influyen
directamente sobre su rendimiento académico (Costa y Tabernero 2012). Un
autoconcepto físico alto significa que se percibe físicamente agradable, que se cuida
y que puede practicar algún deporte adecuadamente y con éxito. Lo contrario se
podría decir de un autoconcepto físico bajo (Musitu y García, 2001; Moreno, 2008).
El autoconcepto físico alto correlaciona positivamente con percepción de salud
y de bienestar, con autocontrol, con rendimiento deportivo, con motivación de logro,
al igual que con integración académica y social. El autoconcepto bajo, por su parte,
correlaciona negativamente con el desajuste escolar, la ansiedad, y en igual cuantía,
con problemas interpersonales.
Como señala Elexpuru et al. (1992), respecto al concepto físico del
adolescente “Las transformaciones de su cuerpo centran la atención adolescente en
la imagen corporal. Todo cambia: los rasgos, la apariencia, la armonía de las
proporciones, la fuerza, feminidad y virilidad se acentúan”. (p.34). Por ello es de
especial interés atender a este aspecto, favoreciendo que los cambios evolutivos y
de desarrollo aseguren una autopercepción satisfactoria del yo físico (Atienza et al.,
2004; Goñi y Goñi, 2008).
53
3.1.4. Disciplinas interesadas en el estudio del autoconcepto
El estudio del autoconcepto representa una de las áreas más antiguas de
estudio en las ciencias sociales y la psicología. Ya hace más de un siglo William
James (1890), considerado el padre de toda la investigación acerca del
autoconcepto, puso de manifiesto la importancia de la autoestima y el autoconcepto
con la publicación de su obra "Principios de Psicología". Calleja (2005) cita que en
este escrito, James define el sí mismo como “La suma total de todo lo que el
individuo puede llamar como suyo”. (p.17). James identificó los principales
componentes o regiones del concepto de sí mismo, que denominó los
<<constituyentes del sí mismo>> (pp.17-18):
1. El sí mismo material: posesiones materiales y personales que el sujeto
considera suyas.
2. El sí mismo social: relativo a lo que el individuo percibe en el seno de su
entorno (persona o grupo), particularmente de sujetos significativos. El tipo
de reputación con la que el individuo cuenta dentro de su medio y la
impresión que intuye de sus semejantes allegados.
3. El sí mismo espiritual: capacidades, disposiciones, intereses, que la
persona reconoce como formando parte de sí misma, de sus deseos y
emociones más íntimas.
4. El puro ego: hace referencia a lo que hoy se designa como sentido de
identidad o de continuidad entre los diversos <<sí mismos>>.
Desde entonces el autoconcepto, a pesar de que durante décadas fue
conceptualizado como algo vago e impreciso, forma parte del interés de numerosas
disciplinas y de muchos objetos de estudio (Fuentes et al., 2011a). Un gran número
de profesionales de la orientación han entendido que en la base de la mayoría de las
conductas agresivas, desadaptativas, carentes de autocontrol o el bajo rendimiento
escolar, está una baja configuración del autoconcepto (Fuentes et al., 2011b).
En esta línea, la relación entre el autoconcepto y el consumo de sustancias
también es un tema ampliamente estudiado, sobre todo en el periodo de la
adolescencia (Echeburúa y Corral, 2010; Calafat et al., 2011; Prado y Pantin, 2011).
54
A este respeco, los resultados son consistentes en afirmar el papel protector del
autoconcepto familiar frente al consumo de sustancias (Cava et al., 2008).
Se considera que el gran interés que ha existido y existe, es debido a que lo
que se piensa y se percibe de uno mismo es un aspecto central en la vida del
individuo y que, en cierta forma, condiciona las relaciones que se mantienen con
otras personas, los tipos de conductas, las tareas que se realizan, así como en las
que se puedan comprometer.
En este sentido, se ha venido subrayando la importancia del autoconcepto en
el bienestar psicosocial, y se ha despertado un interés creciente por su estudio por
ser uno de los indicadores más importantes del ajuste psicológico (Stevens, 1996;
Byrne, 1996; Fuentes et al., 2011b). Además, según Byrne (1996), es éste uno de los
modelos con mayor tradición en psicología. No sólo ha sido abordado desde el
paradigma de la psicología fenomenológica, sino que también, con más o menos
centralidad, por expertos del psicoanálisis, el interaccionismo simbólico, las
corrientes conductistas, la sociología, la psicología humanística, motivacional,
emocional y por algunos psicólogos del paradigma de la psicología cognitivo-
conductual de los últimos tiempos.
También los psicólogos clínicos, sociales, del desarrollo, así como los teóricos
de la atribución cognitiva, defienden la importancia de este constructo en la
explicación del comportamiento humano (Gergen, 1984; Greenwald y Pratkanis,
1984; Markus y Wurf, 1987).
Incluso también ha sido de gran interés desde la perspectiva filosófica, y
aparece en la bibliografía especializada de las últimas décadas como un concepto
central en un gran número de investigaciones de la salud y las ciencias de la
educación.
Su importancia en la salud, en el bienestar personal, en el éxito profesional, en
las relaciones sociales y en el rendimiento académico, han sido, entre otros muchos,
centros de interés de muchos profesionales de las ciencias humanas y sociales.
Como citan González-Pineda et al. (1997), desde otros ámbitos también se
concede gran relevancia a este constructo. Por ejemplo, la importancia de la
capacidad para analizarse y conocerse, también ha sido destacada actualmente por
55
Gardner (1995) dentro de su teoría de las inteligencias múltiples como una de las
siete inteligencias humanas (inteligencia intrapersonal). En el campo de la
instrucción, Gallagher (1994) destaca el autoconcepto como una de las variables
más relevantes dentro de los nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje. Lehtinen et
al. (1995), lo tienen en cuenta al proponer y examinar un modelo teórico sobre el
desarrollo de la actividad de aprendizaje escolar. Más al extremo, algunos autores lo
consideran como el concepto más central en la psicología (Epstein, 1973).
En consecuencia, con estas aportaciones, no es de extrañar que Pintrich
(1994) recomiende abordar la investigación, dentro del campo de la psicología de la
educación, desde un modelo general en el que estaría incluido el autoconcepto como
una de las variables con mayor relevancia en el proceso de aprendizaje.
En el presente existe un interés cada vez mayor en su estudio, esto se
encuentra reflejado no sólo en una mayor cantidad de trabajos que lo abordan sino, y
sobre todo, en el hecho de que en algunos textos del modelo actual de enseñanza de
algunos países, se establece como un objetivo básico, el favorecer y promover en el
alumno la construcción de una imagen positiva de sí mismo.
El estudio referente al constructo autoconcepto es amplio e importante, no
sólo en su aspecto teórico, sino también en su aplicación práctica. Con esto se ha
iniciado en la actualidad una nueva fase caracterizada por los esfuerzos de los
investigadores de las más diversas áreas para comprender esta variable. Sin
embargo, son tantos los enfoques que se le han dado, que en la literatura se
presentan desde concepciones y características vagas y en ocasiones
contradictorias, hasta concepciones precisas y claras (Sureda, 2001).
De esta manera, la investigación y teoría recientes de las más variadas
disciplinas, se esfuerzan por lograr una definición operacional de la estructura y
contenidos del autoconcepto, esto en un intento de atenuar el déficit existente.
3.1.5. El auge por el estudio del autoconcepto
A través de muy distintas fuentes, se pudo constatar la existencia de escasos
trabajos de autores nacionales que tienen como centro de interés el estudio del
56
autoconcepto y su relación con otras variables. En México, algunos de los autores
que se pueden encontrar y que han intentado operacionalizar el autoconcepto son:
Andrade y Pick de Weiss (1986), La Rosa y Díaz-Loving (1991), Valdez (1994), Díaz-
Loving et al. (2002), Valdez et al. (2005) y Salum et al., 2011a), por citar algunos.
En contraste, en la misma revisión de literatura existente, se ha podido
constatar la existencia de decenas de trabajos extranjeros que tienen como centro de
interés el estudio del autoconcepto y su asociación con otros constructos. Fueron
numerosos los temas encontrados en torno al autoconcepto en otros países como
España, USA, Chile, Argentina y Canadá, entre otros, donde se muestra un creciente
interés por el estudio de esta variable.
Actualmente se siguen desarrollando una serie de importantes intentos por
contribuir a la mejora del autoconcepto de los alumnos con el fin de potenciar el
desarrollo personal y social de los mismos en Centros ordinarios.
Como botón de muestra del creciente interés que están tomando en otros
países los estudios sobre el autoconcepto, cabe mencionar como ejemplo a García
(1983), quien en su Tesis Doctoral mencionó que en España no se pudieron
encontrar más de diez trabajos referidos al autoconcepto y/o la autoestima. Lo que
se ha encontrado recientemente es que el acopio de estos estudios en dicho país es
abundante. Como señalan González y Tourón (1994) “Se pone de manifiesto que el
interés sobre el autoconcepto ha crecido de forma notable a medida que los
psicólogos han incrementado su interés por el estudio de los procesos mediacionales
que intervienen en la relación entre los estímulos externos y la conducta de los
individuos". (p.33).
El por qué de este interés también resulta evidente si se considera que lo que
se piensa o se percibe de uno mismo, es probablemente, uno de los aspectos
centrales de la vida. Así, los esfuerzos de las investigaciones, en general, están
centrados en el autoconcepto como necesidad básica enraizada en la misma
naturaleza humana y cuya potenciación o inhibición condiciona el desarrollo humano.
Como muy bien lo apuntan González y Tourón (1994), mucho del interés proviene
esencialmente de la creencia de que muchas veces en el éxito o fracaso escolar, no
influye tanto la capacidad real del estudiante, como lo que cree ser capaz.
57
Existen también otras razones básicas para justificar el gran auge de los
estudios que está ocurriendo en los últimos años en muchos países sobre este
importante constructo. Por un lado, el autoconcepto tiene que ver con la imagen que
se tiene de uno mismo, y esta imagen tiene la propiedad de ser maleable. Como lo
indica Broc (1994), se trata de un conocimiento que no está presente en el momento
del nacimiento, sino que es el resultado de un proceso activo de construcción por
parte del sujeto a lo largo de todo su desarrollo. Por otro lado, el autoconcepto tiene
un carácter holístico, permite, de alguna manera, resumir el sentimiento general de
bienestar de una persona, y esto lo hace atractivo para su estudio.
El autoconcepto se revela como uno de los constructos fundamentales de
muchos trabajos de investigación, quizás porque es una de las variables esenciales
del desarrollo no sólo personal sino social de los individuos.
El interés de las distintas disciplinas se basa en la relevancia de entender que
individuos con un autoconcepto positivo tienden a ser más creativos, poseen un
menor grado de ansiedad, son más abiertos, espontáneos, comunicativos y curiosos
que aquellos con un autoconcepto negativo. Por el contrario, estos últimos llevan
indudablemente a generar problemas en las relaciones con los demás, manifiestan
un sentimiento de incompetencia para realizar determinadas actividades de la vida
cotidiana, y en definitiva, problemas de rendimiento escolar. En general, estas
personas no confían en sí mismas y temen expresar sus ideas (Broc, 1994).
A pesar de la importancia del tema, no abunda, aunque existe, una
investigación evolutiva coincidente. En rigor de ciencia, no se conoce mucho acerca
del desarrollo del autoconcepto, ni tampoco sobre su estabilidad y sus cambios en
los años de la adolescencia (Lintunen et al., 1995). Sin embargo, aunque las
evidencias no sean concluyentes, sí cabe afirmar que el nivel del autoconcepto
constituye un buen indicador, a manera de un barómetro, de cómo se desarrolla la
vida del adolescente (Sinha y Watson, 1997), de ahí la demanda de su estudio.
58
3.2. Rendimiento académico
Como es sabido, la educación escolarizada es un hecho intencionado y, en
términos de calidad de la educación, todo proceso educativo busca
permanentemente mejorar el aprovechamiento del alumno. En este sentido, la
variable dependiente clásica en la educación escolarizada es el rendimiento o
aprovechamiento escolar (Kerlinger, 1988).
La complejidad del rendimiento académico inicia desde su conceptualización,
en ocasiones se le denomina aptitud escolar, efectividad escolar, desempeño
académico ó rendimiento escolar. Pero generalmente, las diferencias de concepto
sólo se explican por cuestiones semánticas ya que se utilizan como sinónimos.
Además, delimitar el concepto y ámbitos de aplicación del rendimiento escolar o
académico nunca ha resultado fácil (Álvaro-Page et al., 1990), a pesar de que esta
cuestión constituye uno de los aspectos fundamentales de la investigación
socioeducativa.
El diccionario define „rendimiento‟ como el producto o utilidad dado por una
cosa en relación con lo que consume, cuesta o trabaja. En el caso concreto del
„rendimiento académico‟, el Diccionario de las Ciencias de la Educación (1990) lo
define como “el nivel de conocimiento de un alumno, medido en una prueba de
evaluación”.
Por su parte, Chadwick (1979) define el rendimiento académico como la
expresión de capacidades y de características psicológicas del estudiante
desarrolladas y actualizadas a través del proceso de enseñanza-aprendizaje que le
posibilita obtener un nivel de funcionamiento y logros académicos a lo largo de un
periodo o semestre, que se sintetiza en un calificativo final (cuantitativo en la mayoría
de los casos) evaluador del nivel alcanzado. Rodríguez (1982) considera este
constructo como la referencia de los resultados escolares y como una realidad que
se impone sobre cualquier otra, pues las calificaciones constituyen por sí mismas,
según este autor, el criterio social y legal del rendimiento académico de los alumnos
en el ámbito de la instrucción escolar. (p.80)
59
Este constructo es entendido por Pizarro (1985) como una medida de las
capacidades respondientes o indicativas que manifiestan, en forma estimativa, lo que
una persona ha aprendido como consecuencia de un proceso de instrucción o
formación. El mismo autor, ahora desde una perspectiva del alumno, define el
rendimiento como la capacidad respondiente de éste frente a estímulos educativos,
susceptible de ser interpretado según objetivos o propósitos educativos
preestablecidos. Este tipo de rendimiento académico puede ser entendido en
relación con un grupo social que fija los niveles mínimos de aprobación ante un
determinado cúmulo de conocimientos o aptitudes (Carrasco, 1985).
Por su lado, Kaczynska (1986) afirma que el rendimiento académico es el fin
de todos los esfuerzos y todas las iniciativas escolares del maestro y de los padres
de los mismos alumnos. El valor de la Escuela y el maestro se juzga por los
conocimientos adquiridos por los alumnos.
Alves y Acevedo (1999) asumen que “El rendimiento académico es el
resultado del proceso de aprendizaje, a través del cual el docente en conjunto con el
estudiante pueden determinar en qué cantidad y calidad el aprendizaje facilitado ha
sido interiorizado por éste último”. (p.81). Jiménez (2000) lo entiende como el nivel
de conocimientos demostrado en un área o materia comparado con la norma de
edad y nivel académico.
Por otro lado, Gardner (1994) ha puesto de manifiesto el problema que han
tenido que afrontar todas las sociedades modernas para adaptarse a formas
tradicionales de transmisión del conocimiento, y por ende, a los criterios restringidos
de evaluación y de aceptación de rendimiento por parte de los alumnos. A pesar de
esto, el criterio de rendimiento académico más utilizado son las calificaciones
escolares, es decir, el indicador más aparente y recurrente de los rendimientos son
las notas.
Considerando las distintas perspectivas teórico-metodológicas sobre el
fenómeno de estudio, Edel (2003, Conclusión, pár.1) conceptualiza al rendimiento
académico como un constructo susceptible de adoptar valores cuantitativos y
cualitativos, a través de los cuales existe una aproximación a la evidencia y
60
dimensión del perfil de habilidades, conocimientos, actitudes y valores desarrollados
por el alumno en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El rendimiento es un producto de la personalidad global. La calificación
denota, en alguna medida, el rendimiento objetivo del alumno. Las calificaciones
escolares han sido y son ampliamente utilizadas en casi todos los sistemas
escolares. Su valor, como medida de rendimiento, puede comprobarse en un análisis
sociológico. La familia y la sociedad aceptan las calificaciones como fuente de
información acerca del progreso de los alumnos. En función de este criterio
(calificaciones), la sociedad selecciona a los individuos para el ejercicio profesional y
les gratifica.
Así, las calificaciones escolares han sido, siguen y probablemente seguirán
siendo el indicador del nivel educativo adquirido en México y en la práctica totalidad
de los países en vías de desarrollo y desarrollados. A su vez, éstas son reflejo de las
evaluaciones y/o exámenes donde el alumno ha de demostrar sus conocimientos
sobre las distintas áreas o materias, que el sistema considera necesarias y
suficientes para su desarrollo como miembro activo de la sociedad.
Por ello, las notas son, en última instancia, el criterio de rendimiento escolar,
desde el que se valora una buena parte del «estado de salud» del Sistema Educativo
(Consejo Escolar de Canarias, 1995). Su relevancia se extiende a otros contextos del
desarrollo del estudiante como: el social, familiar y laboral.
Se puede añadir que las notas cumplen, además de una finalidad informativa
a padres y autoridades académicas, la función de pronóstico, puesto que ayudan a
saber no sólo donde está el alumno en cada momento, sino cuáles son sus
posibilidades en el futuro. Al respecto, existe la tendencia de los diferentes autores a
tomar las calificaciones escolares del año anterior como indicador fiable del
rendimiento del curso siguiente (Adell, 1995).
El rendimiento académico reflejado en las calificaciones que obtienen los
alumnos en el proceso de enseñanza-aprendizaje, según los planteamientos
anteriores, adquiere un gran significado en la Escuela actual. Tomar como producto
las calificaciones numéricas obtenidas al final del ciclo escolar no es un error si se
utiliza para desentrañar una realidad que va mucho más allá del propio adolescente.
61
El aprovechamiento escolar es caracterizado como un proceso cualitativo, en
el cual se retoman todos los elementos subjetivos y objetivos que se dan a lo largo
del proceso de enseñanza-aprendizaje, permitiendo reflejar la calidad de la
educación que se imparte (Adell, 2002).
En síntesis, a pesar de reconocer el grado de subjetividad atribuible a las
notas, éstas son consideradas el mejor criterio con que se cuenta para definir el
rendimiento. Además, como la medida más utilizada por el profesorado y los Centros
a la hora de evaluar el rendimiento de sus alumnos. En definitiva, en este estudio,
según los datos que se han presentado, parece justificado utilizar la media de las
calificaciones escolares como criterio del rendimiento académico de los alumnos.
Así, en forma sencilla se podría focalizar al rendimiento académico como el
nivel de conocimientos del alumnado demostrado en un área ó materia comparado
con la norma de edad y nivel académico (Jiménez, 2000). Se agrega a esta
definición conceptual, la definición operacional que aquí sirve de base, y en donde el
rendimiento académico es: “el nivel de aprendizaje alcanzado por el alumno en el
sistema escolar, reflejado en el promedio global de sus calificaciones en el año
cursado”.
Por último, y a manera de justificar las notas como recurso para determinar el
rendimiento académico, se cita un enunciado de Naranjo (2006): <<La mayoría de
las personas orientadoras y terapeutas consideran que éste es un concepto
importante para los profesionales, aún si la investigación es difícil>>.
3.3. Problemas enfrentados en la investigación sobre autoconcepto
y rendimiento académico
El hecho de que el autoconcepto ha sido y es objeto de estudio desde muy
distintos campos del saber, promueve su diversidad de significados y complejidad, lo
que ha conducido a una confusión conceptual y terminológica en su estudio. Esto
hace suponer una seria dificultad para el progreso de la investigación y de la
elaboración teórica sobre este tema.
62
Como afirman Marsh et al. (1985), los investigadores no se sienten obligados
a proporcionar una definición teórica sobre lo que están estudiando y midiendo,
debido a que “todo el mundo sabe lo que es” el autoconcepto. En esta afirmación, se
recogen las principales limitaciones señaladas por la mayoría de las revisiones
realizadas en esta área.
Asimismo, se presentaron dificultades relativas a teorías desiguales e incluso
excluyentes, como por ejemplo, el que el autoconcepto sea un concepto global, pero
a su vez con componentes, que es estable, pero cambia (aunque no en forma
brusca), que contiene tanto juicios propios, como juicios desarrollados a partir de los
juicios de los otros, etc.
Como se pudo constatar, es difícil hacer investigación en la cual se incluye el
autoconcepto como variable, pues éste es un conjunto complejo de muchos
elementos interrelacionados, de creencias privadas u ocultas, algunas de las cuales
no son claras aún para las mismas personas. Debido a esto, las conclusiones de las
investigaciones con el autoconcepto como variable, deben ser consideradas como
tentativas.
Sureda (2001) “La literatura en torno a lo qué es y para qué sirve el
autoconcepto deja entrever, en la mayoría de los casos, un constructo arduo y
complejo. Tocado en ocasiones desde un plano superficial sin dar a conocer su clara
influencia sobre las respuestas y conductas del individuo”. (p.11).
Otra dificultad trascendental que debe ser considerada para hacer frente, es el
confusionismo en la delimitación conceptual entre autoconcepto y autoestima. En la
bibliografía consultada se pudo apreciar una cierta confusión en la utilización de
estos términos, de forma que en unas ocasiones se usan como sinónimos, y en otras
se establecen claras diferencias entre ellos. Así, en la actualidad la distinción entre
autodescripción y autoevaluación no ha sido clarificada, ni desde el punto de vista
conceptual, ni tampoco desde una perspectiva empírica.
Asimismo, se debe considerar también con detenimiento la elección del
instrumento adecuado para la medición del autoconcepto, pues este trabajo se topó
con diversas investigaciones empíricas sobre las dificultades de medición de este
constructo. Lo anterior, en base a la excesiva proliferación de instrumentos creados
63
desde diferentes orientaciones teóricas que varían en longitud, formato,
dimensionalidad, redacción, puntuación, etc.
A causa de la vaguedad y variabilidad en las definiciones del autoconcepto,
desde las que se han derivado, no hay razón para creer que estos instrumentos
midan lo mismo. Elexpuru et al. (1992) “Este hecho dificulta las oportunidades de
replicar y generalizar los estudios”. (p.22).
Por otra parte, fue patente también la discrepancia que existe entre algunos
autores para definir y para referirse a las notas como método para medir el
rendimiento de los alumnos.
En síntesis, los problemas más representativos sobre el tema fueron: a) Falta
de acuerdo en la definición y conceptualización del autoconcepto, b) Teorías
disímiles del autoconcepto y su función, c) Delimitación entre autoconcepto y
autoestima, d) Deficiente calidad de los instrumentos de medida utilizados, y e)
Discrepancia por la utilización de las notas como medida del rendimiento académico.
64
IV. MÉTODO
4.1. Diseño de la investigación
El diseño de la investigación es No Experimental en su primera fase, ya que
no existió manipulación activa de alguna variable, sino más bien se observaron
dichas variables tal y como ocurren naturalmente, sin intervenir en su desarrollo. La
segunda fase del estudio (programa de intervención educativa para la mejora del
autoconcepto) se trató de un estudio experimental.
Debido a las características de la muestra y al problema de la investigación, se
trata de un estudio de tipo descriptivo y correlacional. Esto en vista de que el estudio
tiene como propósito medir el grado de relación que existe entre dos o más
conceptos o variables, y esto se ajusta a la definición brindada por Hernández et al.
(1991), acerca de los estudios correlacionales.
En este caso la investigación no se limitará a mencionar que las variables
están asociadas, sino también a establecer la fuerza y la dirección que sigue la
relación.
4.2. Tipificación de la investigación
El presente estudio formal, se trata de una investigación científica, de tipo
transversal, predictiva y ex-post facto. Por el método de estudio de las variables:
cuantitativo, y por el número de variables: factorial o multivariada. Asimismo, este
trabajo se realizó tanto en campo como en laboratorio utilizando una fuente de datos
primaria, todo esto con un enfoque utilitario predominante pragmático.
4.3. Tamaño de la muestra
Para el cálculo de la muestra (n), se utilizaron los datos obtenidos de la prueba
piloto aplicada a 60 alumnos de 3er grado de Educación Secundaria. Estos datos
arrojaron una varianza de autoconcepto global de 224.695, con un puntaje promedio
65
del mismo de 118.5. Así, conocida la varianza poblacional (σ2) y el valor en la
distribución normal para alfa (Z2), se pudo calcular el número mínimo de unidades de
análisis (personas) que se necesitan para conformar una muestra que asegure un
error máximo permisible de 0.01 (d), con una diferencia de 3 puntos entre las
respuestas que da el alumno en su valoración. Lo anterior través de la fórmula:
2
2
1
d
Z
n
Los resultados registraron una muestra suficientemente representativa que fue
la que se utilizó en el presente estudio (n=140).
4.4. Instrumento
El instrumento de evaluación aquí empleado fue el cuestionario cuantitativo
para medir autoconcepto elaborado por García y Musitu (2001), editado por TEA
Ediciones, S. A., Madrid, España, y denominado AF5 Autoconcepto Forma 5 (2a
edición, ver Anexo I). Es validado internacionalmente y su ámbito de aplicación es
desde niños de 9 años hasta adultos de 62.
Parece ser que este modelo es sobre el que más seria y abundante literatura
científica se está vertiendo en la última década, siendo utilizado en un gran número
de muy diversos trabajos que en el autoconcepto se han inspirado (Cava et al., 2001;
Brage et al., 2006; Martínez et al., 2007; Alsina y Domingo, 2007; Elosua y López,
2008; Campillo et al., 2008; Etxaniz, 2009; Garaigordobil y Bernarás, 2009).
El instrumento en mención, reúne suficientes condiciones teóricas y
metodológicas para indicar que se trata de un instrumento adecuado. Las cinco
dimensiones que propone (académica, social, emocional, familiar y física) se
fundamentan en el modelo teórico de Shavelson et al. (1976), quienes describen
entre otras características, la organización jerárquica a partir de una dimensión
general. Pues consideran que el autoconcepto presenta diversos aspectos que
66
pueden encontrarse diferencialmente relacionados con distintas áreas del
comportamiento humano (Palacios y Zabala, 2007).
Este instrumento aborda el estudio del autoconcepto desde una perspectiva
multidimensional y considera en él 5 factores o dimensiones como 5 contextos
significativos en la formación del autoconcepto adolescente: académico, social,
emocional, familiar y físico. Cada dimensión se mide con 6 ítems, lo cual permite
medir con un único instrumento las principales dimensiones del autoconcepto
(Grandmontagne y Fernández, 2004).
A continuación se presenta la estructura factorial, que permite evaluar los
distintos factores o dimensiones del autoconcepto con sus respectivos ítems:
Autoconcepto académico (ítems 1, 6, 11, 16, 21 y 26).
Autoconcepto social (ítems 2, 7, 12, 17, 22, 27).
Autoconcepto emocional (ítems 3, 8, 13, 18, 23 y 28).
Autoconcepto familiar (ítems 4, 9, 14, 19, 24 y 29).
Autoconcepto físico (ítems 5, 10, 15, 20, 25 y 30).
A estas dimensiones señaladas hay que añadir un índice de autoconcepto
general o global que representa la suma de las puntuaciones de las cinco
dimensiones del autoconcepto. Esta puntuación es la de mayor relieve de todo el
cuestionario, ya que refleja el nivel global de autoconcepto de los alumnos.
Para facilitar la interpretación de los resultados, a continuación se incluyen los
ítems del cuestionario agrupados por dimensiones del autoconcepto. Hay que
precisar que los ítems que implicaban un autoconcepto negativo fueron
decodificados para que todos fueran en la misma dirección y para que todas las
dimensiones fueran positivas:
1. Autoconcepto académico:
1: Hago bien los trabajos escolares.
6: Mis profesores me consideran un buen trabajador.
11: Trabajo mucho en clase.
16: Mis profesores me estiman.
21: Soy un buen estudiante.
67
26: Mis profesores me consideran inteligente y trabajador.
2. Autoconcepto social:
2: Hago fácilmente amigos.
7: Soy una persona amigable.
12: Es difícil para mí hacer amigos.
17: Soy una persona alegre.
22: Me cuesta hablar con desconocidos.
27: Tengo muchos amigos.
3. Autoconcepto emocional:
3: Tengo miedo de algunas cosas.
8: Muchas cosas me ponen nervioso.
13: Me asusto con facilidad.
18: Cuando los mayores me dicen algo me pongo muy nervioso.
23: Me pongo muy nervioso cuando me pregunta el profesor.
28: Me siento nervioso.
4. Autoconcepto familiar:
4: Soy muy criticado en casa.
9: Me siento feliz en casa.
14: Mi familia está decepcionada de mí.
19: Mi familia me ayudaría en cualquier tipo de problemas.
24: Mis padres me dan confianza.
29: Me siento querido por mis padres.
5. Autoconcepto físico:
5: Me cuido físicamente.
10: Me buscan para realizar actividades deportivas.
15: Me considero elegante.
20: Me gusta como soy físicamente.
68
25: Soy bueno haciendo deporte.
30: Soy una persona atractiva.
Antes de la aplicación definitiva de este instrumento, se procedió a la
aplicación de una prueba piloto a 140 alumnos de 3er grado de Educación Secundaria
con características similares a la muestra que representaría la presente
investigación.
Se obtuvo la confiabilidad por consistencia interna, estimada a través del
coeficiente alfa de Cronbach (1951). El mismo presentó un índice de fiabilidad de
0.88 que corresponde a un nivel de alta confiabilidad general.
Los resultados del análisis del autoconcepto general y sus dimensiones, en lo
que concierne a la estimación de sus correlaciones, para apoyar la validez teórica del
instrumento, se obtuvieron por medio de un análisis bivariado, a través del
coeficiente de correlación de Pearson. El mismo indicó homogeneidad en los ítems y
apoyó la validez de constructo de la escala (Tabla 1).
Tabla 1
Coeficientes de correlación de Pearson de las variables autoconcepto general, académico, social,
emocional, familiar y físico de la muestra global de alumnos.
Autoconcepto
general
Autoconcepto
académico
Autoconcepto
social
Autoconcepto
emocional
Autoconcepto
familiar
Autoconcepto
físico
Autoconcepto
general
Autoconcepto
académico
0.554**
p=0 .000
Autoconcepto
social
0.707**
p=0 .000
0.212**
p=0 .006
Autoconcepto
emocional
0.645**
p=0 .000
0.112
p=0.093
0.337**
p=0 .000
Autoconcepto
familiar
0.719**
p=0 .000
0.247**
p=0 .002
0.391**
p=0 .000
0.369**
p=0 .000
Autoconcepto
físico
0.787**
p=0 .000
0.388**
p=0 .000
0.502**
p=0 .000
0.351**
p=0 .000
0.419**
p=0 .000
69
Nota. Número de casos en todas las variables: 140.
(**) Nivel de significación < 0.01
(*) Nivel de significación < 0.05
Es importante señalar que en este estudio, tanto en tablas como en figuras,
las diferencias y correlaciones significativas (p<0.05) están resaltadas en negritas e
itálicas, mientras que aquellas marginalmente significativas están subrayadas. g.l.:
grados de libertad; CM: cuadrados medios.
Estos resultados indicaron el grado de asociación entre el autoconcepto
general, académico, social, emocional, familiar y físico para la muestra global de
alumnos. Así, de las 15 combinaciones de relación posibles, 14 (93.33%) de ellas
fueron estadísticamente significativas (p<0.05). Esto permite que todos los ítems
sean relevantes para la conformación de cada una de las áreas de la escala.
Tratándose en todos los casos de ítems que miden el autoconcepto, parece
razonable que existiera cierta relación entre ellos.
Los resultados obtenidos permitieron considerar que el instrumento cumple
satisfactoriamente los criterios de confiabilidad (consistencia interna) y validez de
constructo.
La primera parte del instrumento estuvo integrada por una serie de preguntas
abiertas referentes a la fecha de elaboración y datos personales del alumno (edad,
género, Escuela y grado). La segunda parte, para medir las variables de estudio,
consistió en 30 afirmaciones a las que los sujetos debían responder de acuerdo a su
forma de ser y de sentir a través de la adaptación al cuestionario de 5 opciones de
respuesta para cada una, utilizando una escala tipo Likert. Las mismas, fueron
ordenadas desde aquella con una connotación más positiva hasta la más negativa.
Así, 5 significa SIEMPRE, 4 CASI SIEMPRE, 3 A VECES, 2 CASI NUNCA y 1
NUNCA.
Un tercio de los ítems (10) fueron planteados de forma negativa: 3, 4, 8, 12,
13, 14, 18, 22, 23 y 28, con el objeto de controlar la aquiescencia (tendencia a
responder afirmativamente independientemente del contenido de la pregunta). Los
puntajes de cada dimensión se obtuvieron sumando las calificaciones de cada ítem
(como los ítems 3, 4, 8, 12, 13, 14, 18, 22, 23 y 28, están expresados en sentido
70
inverso, se invierte la puntuación). Estos indicadores definieron las puntuaciones del
autoconcepto.
El Rango de las puntuaciones posibles del cuestionario tiene un puntaje
general mínimo de 30 y un máximo de 150 (cuanto mayor es la puntuación, mayor es
el autoconcepto).
Se presentan a continuación los niveles de autoconcepto según la puntuación:
30–69 AUTOCONCEPTO BAJO
70–109 AUTOCONCEPTO MEDIO
110–150 AUTOCONCEPTO ALTO
En lo referente al rendimiento académico, conceptualmente se define como el
nivel de conocimientos demostrado por el alumnado en un área ó materia comparado
con la norma de edad y nivel académico (Jiménez, 2000).
Para efectos de la presente investigación, como criterio operacional de
rendimiento académico se tomó: “la calificación cuantitativa correspondiente al
promedio final obtenido por el alumno en su 2º grado de Educación Media recién
finalizado”.
El rendimiento representa el nivel de eficacia en la consecución de las
diversas asignaturas, y el mismo se expresa mediante un calificativo o promedio
ponderado en donde las notas varían de 0 a 10 puntos y el puntaje de 5 o menos es
reprobatorio.
4.5. Programa de intervención educativa para la mejora del
autoconcepto en el ámbito escolar
Se trata de un programa de intervención educativa para la mejora de
habilidades socio-personales en alumnos de nivel Secundaria llamado “Cómo
Mejorar el Autoconcepto” de Inmaculada Sureda (2001). La intervención se
fundamenta en un modelo integrador y en un enfoque evolutivo y social-
constructivista.
71
Este modelo aboga por un autoconcepto dinámico, activo, y por lo tanto
modificable, además de resaltar la importancia del contexto escolar en la formación
de este constructo. Dicho material muestra pautas para mejorar cada una de las
dimensiones del autoconcepto, centrándose principalmente tanto en los aspectos
académicos, sociales, emocionales, familiares, y considerando al autoconcepto físico
también. De esta forma las actividades incidirán en el aumento de los niveles del
autoconcepto multidimensional.
Aquí se tiene en cuenta siempre la premisa de que un autoconcepto positivo
posibilita una relación social saludable, la aceptación de sí mismo y garantiza la
proyección futura de la persona. Asimismo, favorece habilidades y estrategias que
permiten en el joven sentimientos de seguridad y de pertenencia, actuar con
competencia social en su contexto escolar y familiar, desarrollar un lenguaje interior
positivo y tener una buena opinión y aceptación de sí mismo, y por consiguiente, un
óptimo rendimiento académico.
Con este propósito se ha elaborado una taxonomía de habilidades-objetivo
que pretende seleccionar aquellas actitudes y comportamientos que sean relevantes,
significativos y funcionales para el desarrollo sociopersonal del adolescente.
De esta manera, de acuerdo con las premisas marcadas, la intervención
presentada en este programa incide sobre la mejora del autoconcepto en alumnos
adolescentes desde el contexto escolar de Educación Secundaria. Este trabajo
propone favorecer habilidades socio-personales desde los objetivos interdisciplinares
del currículum. Previamente, son considerados determinados aspectos de
conceptualización y metodología del programa, que el educador debe conocer para
mejorar su intervención.
Este programa es dirigido al grupo-clase, y pretende incidir sobre el
autoconcepto a través de 15 actividades distribuidas en 15 sesiones, posteriores a
una sesión previa, en donde se aplicó primeramente el cuestionario para medir
autoconcepto, y se hizo la presentación e introducción al programa. Cada actividad
planteó una taxonomía de habilidades para lograr un autoconcepto adolescente más
positivo.
72
Las actividades del programa fueron las siguientes:
I. ¿Cómo me veo y cómo me ven?
II. Autoafirmaciones
III. Lluvia de palabras positivas
IV. ¿Qué derecho personal no tengo en cuenta?
V. Decir <<NO>> de una forma asertiva
VI. La historia habla de estética
VII. ¡No a los complejos!
VIII. Resolviendo problemas
IX. Conversación difícil
X. Técnicas de estudio
XI. Descubrirse a sí mismo
XII. David tiene problemas
XIII. ¿Qué pensamiento negativo tengo?
XIV. Motivación del logro
XV. Comunicación con los padres
Cada actividad presentó una serie de pasos a desarrollar:
1. Presentación de la actividad
2. Tarea metacognitiva
3. Realización de la actividad
4. Puesta en común
5. Modelado de las respuestas
6. Cierre de la actividad
4.6. Variables
Se han considerado para la primera fase de la investigación como variables
independientes: autoconcepto general, autoconcepto académico, autoconcepto
social, autoconcepto emocional, autoconcepto familiar y autoconcepto físico. Como
variable dependiente se tomó en cuenta el rendimiento académico de los alumnos y
alumnas de las distintas instituciones.
73
En lo que respecta a la segunda fase, correspondiente al programa de
intervención educativa para la mejora del autoconcepto en alumnos de Secundaria,
se tomó en cuenta como variable independiente el programa en mención articulado
en los indicadores: académico, social, emocional, familiar y físico. Las variables
dependientes fueron: autoconcepto general, autoconcepto académico, autoconcepto
social, autoconcepto emocional, autoconcepto familiar, autoconcepto físico, así como
el rendimiento académico de los alumnos.
4.7. Trabajo de campo
En una primera fase, para la aplicación del instrumento de medición del
autoconcepto (AF5, Autoconcepto Forma 5), de un total de 26 Escuelas Secundarias
de 3er grado existentes en Ciudad Victoria (14 públicas y 12 privadas), se
seleccionaron 22 de ellas con turno matutino (11 Escuelas públicas y 11 privadas).
Con ello, se consiguió una muestra lo suficientemente variada y representativa de la
población en estudio.
Cabe señalar, que en este estudio, las tres Escuelas Secundarias públicas
que no han sido tomadas en cuenta corresponden a aquellas para trabajadores y
rurales. En el caso de la Escuela privada omitida, ésta es sólo vespertina y tiene
función de internado. Lo anterior con la finalidad de obtener una muestra con la
mayor representatividad posible.
Los instrumentos de medida se aplicaron colectivamente a toda la clase
después de obtener los correspondientes permisos de la Dirección de los Centros
Escolares. Dicha evaluación fue llevada a cabo a principios del mes de septiembre
de 2008 con un corte transversal en los 22 Centros educativos en los que se
desarrolló la investigación. Ésta se llevó a cabo en grupos de estudiantes de ambos
géneros recién ingresados a 3er grado con turno matutino de cada Escuela pública y
privada seleccionada.
Se realizó en el salón de clases correspondiente, en los días y horarios
asignados por las autoridades educativas de los planteles. Ésta, fue administrada en
74
forma individual y anónima, y estuvo integrada por un conjunto de preguntas
pertinentes de opción múltiple para medir la variable objeto de estudio: autoconcepto.
Todos los datos fueron recogidos personalmente por el autor de este estudio y
dos profesionales del equipo de investigación del Museo de Historia Natural de
Tamaulipas TAMUX. Se generó un clima de confianza para que los sujetos
trabajaran con tranquilidad y seguridad, evitando tensiones y preocupaciones. En
todos los casos se indicó a los alumnos que las respuestas serían anónimas y que
no estaban obligados a responder. Ningún sujeto se negó a respetar los protocolos.
Cabe señalar que durante el desarrollo de la misma los evaluadores
permanecieron en el salón de clases para solucionar las posibles dudas que
pudieran surgir. Cuando se presentaba alguna duda, el evaluador resolvía
individualmente la consulta del alumno con el fin de no distraer al resto de los
examinados
No se proporcionó información adicional, ni se realizó una definición previa del
significado de las variables analizadas con objeto de no condicionar la concepción de
los términos que tuviera cada uno de los encuestados.
El tiempo de aplicación de la encuesta fue de 15 minutos para cada uno de los
grupos, y al ser entregada al evaluador, el mismo se encargó de revisar
minuciosamente que se contestaran todas las preguntas.
Es imperante señalar, que las encuestas no fueron aplicadas a aquellos
estudiantes que no cursaron 2º grado de Secundaria en la misma Escuela en que se
encontraban cursando su 3er grado.
Así, se obtuvo la información requerida de una muestra de 140 alumnos de
ambos géneros correspondiente a una población de 3,079 estudiantes que
culminaron su 2º grado de Secundaria. De éstos, 2,663 alumnos pertenecían a
Escuelas públicas con un número de 1,312 hombres (49.27%) y 1,351 mujeres
(50.73%), y 416 a Escuelas privadas con 194 hombres (46.63%) y 222 mujeres
(53.37%).
Estos números fueron proporcionados según estadísticas de fin de curso
2007-2008 por la Secretaría de Educación en Tamaulipas (SET).
75
La media de edad de los alumnos de la muestra global (140 alumnos) fue de
14.06 años ( 0.36). De éstos, el 43.57% eran de género masculino (n=61) con una
edad media de 14.09 años ( 0.35). El 56.43% estaba representado por el género
femenino (n=79) con una edad media de 14.03 años ( 0.37). En lo que respecta a la
muestra de alumnos pertenecientes a Escuelas públicas (n=93), éstos presentaron
una media de edad de 14.01 años ( 0.02) y de los cuales 33 correspondían a
hombres (35%) con una edad media de 14.03 años ( 0.17) y 60 a mujeres (65%)
con una media de edad de 14.00 años ( 0.36). En el caso de las Escuelas privadas,
los alumnos (n=47) exhibieron una media de edad de 14.16 ( 0.01). De éstos, 28
hombres (59.57%) y 19 mujeres (40.43%) con una edad media de 14.17 ( 0.47) y
14.15 ( 0.37) años respectivamente.
Finalmente, en una segunda fase, el procedimiento de lo concerniente al
programa de intervención educativa para la mejora del autoconcepto en alumnos de
Secundaria se llevó a cabo de la siguiente manera:
1. Atendiendo a los resultados obtenidos y a las necesidades detectadas en la
primera fase de la investigación, se seleccionó la Escuela Secundaria que
demostró tener los niveles de autoconcepto y rendimiento académico más
deficientes.
2. Se pidió la autorización del Director General de la Secundaria seleccionada
para poder realizar la investigación dentro de la institución.
3. De cuatro grupos existentes de 3er grado se eligieron dos grupos naturales,
uno de ellos correspondió al grupo control que presentaba el promedio más
alto de calificaciones y el segundo al grupo experimental con el promedio más
bajo y con los cuales se trabajó. Después se procedió a platicar con las
maestras correspondientes de estos grupos para explicarles más a fondo en lo
que consistiría el programa, para de esta forma poder contar con su apoyo a
lo largo de las actividades.
4. Se administró la escala AF5, Autoconcepto Forma 5 (García y Musitu, 2001),
tanto al grupo control como al grupo experimental, para de esta forma medir el
autoconcepto inicial de los estudiantes de ambos grupos (pretest). Asimismo,
76
se registró la calificación correspondiente al primer bimestre (septiembre-
octubre) de su ciclo escolar 2010-2011.
5. Se aplicó el programa de intervención al grupo experimental, haciendo las
modificaciones pertinentes a cada una de las actividades y tratando siempre
de enriquecerlas pretendiendo aumentar su autoconcepto. La intervención del
programa fue de 15 sesiones de 50 minutos cada una durante un bimestre.
6. En un segundo momento tanto al grupo control como al experimental se les
aplicó nuevamente la escala AF5, Autoconcepto Forma 5 de García y Musitu
(2001), con la finalidad de medir el autoconcepto de los estudiantes al finalizar
todas las sesiones del programa (postest). Finalmente, se registró la
calificación correspondiente al segundo bimestre (noviembre-diciembre) recién
finalizado de su ciclo escolar 2010-2011.
La media de edad de los alumnos de la muestra global que participó en el
programa de intervención educativa para la mejora del autoconcepto (60 alumnos)
fue de 14.18 años ( 0.46). De éstos, el 55% correspondían al género masculino
(n=33) y el 45% estaba representado por el género femenino (n=27). En lo que
respecta a la muestra de alumnos pertenecientes al grupo control (n=30), éstos
presentaron una media de edad de 14.10 años ( 0.30). En el caso de los alumnos
del grupo experimental (n=30), éstos exhibieron una media de edad de 14.26 (
0.58).
4.8. Análisis de datos
Los datos utilizados en la primera fase del presente trabajo se basaron en los
puntajes o resultados que se obtuvieron de las encuestas aplicadas a los estudiantes
de las 22 Escuelas Secundarias que conformaron la muestra.
Para la captura de la información generada de estos muestreos sistemáticos, se
utilizó inicialmente el programa Excel.
Para los consiguientes análisis se utilizó el Paquete Estadístico para las
Ciencias Sociales ó SPSS por sus siglas en inglés (Statistical Package for the Social
Sciences), versión 17.0.
77
Así, para describir la variabilidad en los niveles de autoconcepto entre los
alumnos de las Escuelas Secundarias públicas y privadas, y de acuerdo al género,
se llevaron a cabo los estadísticos descriptivos básicos.
Se realizó también un análisis descriptivo de cada una de las variables de la
escala utilizada para comprobar la semejanza con la curva normal con el fin de
utilizar las pruebas estadísticas correspondientes en los análisis posteriores.
Con el objetivo de disminuir la asimetría de las distribuciones de las
puntuaciones de los datos originales se llevó a cabo el tratamiento de los mismos.
Para que las distribuciones de los valores analizados se aproximaran
adecuadamente a la distribución normal se procedió a la eliminación de puntuaciones
atípicas y a la transformación de los datos, en donde los más aceptables fueron los
datos transformados al cuadrado.
Para analizar si existía o no relación entre las puntuaciones del autoconcepto
y sus dimensiones obtenidas por los estudiantes de Secundaria y el rendimiento
académico, se llevó a cabo un análisis bivariado, a través del coeficiente de
correlación de Pearson. Se consideraron al autoconcepto global y sus cinco
dimensiones como variables independientes, y el rendimiento académico obtenido
por los estudiantes en el curso académico 2007-2008, como variable dependiente.
Con este análisis se pretende estimar la variabilidad del rendimiento académico en
función del autoconcepto de los alumnos y alumnas de las Escuelas Secundarias y
así poder contrastar las hipótesis planteadas.
Con la finalidad de identificar la dimensión predictora de mayor relevancia de
las cinco dimensiones que conforman al autoconcepto general, se realizó un análisis
factorial confirmatorio. Aquí se planteó un modelo de cinco factores correspondientes
a cada una de las dimensiones del autoconcepto (académica, social, emocional,
familiar y física).
Esta estructura es a priori, lo que significa que los resultados del modelo son
plenamente confirmatorios. Este estudio se llevó a cabo mediante el método de
análisis de componentes principales y aplicando la rotación varimax con
normalización de Kaiser, por tratarse de dimensiones relacionadas. Se asignó un
máximo de 25 interacciones para la extracción y el mismo número para la rotación.
78
El valor de la estadística de medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-
Olkin (KMO), que varía entre 0 y 1, fue de 0.69, fue alto, (mayor a 0.5). Los menores
de 0.5 indican que no debe utilizarse el análisis factorial con los datos muestrales
que se están analizando según la guía para el procedimiento del Análisis Factorial
del SPSS. En el caso de este estudio, puede considerarse al análisis factorial como
una técnica apropiada o que tiene sentido de llevarse a cabo. Además, la prueba de
esfericidad de Barlett permitió comprobar la pertinencia del modelo factorial.
A efecto de determinar diferencias significativas en los niveles de
autoconcepto general, académico, social, emocional, familiar y físico entre alumnos
de Instituciones Secundarias públicas y privadas, se realizó un análisis de varianza
(ANOVA) de una vía. En el mismo, se utilizaron las instituciones (públicas y privadas)
como factor principal y al autoconcepto como variable descriptora de las tendencias
espaciales.
Para determinar diferencias significativas en los niveles de autoconcepto
general, académico, social, emocional, familiar y físico entre los alumnos de
Educación Secundaria, de acuerdo al género, también se realizó un análisis de
varianza (ANOVA) de una vía. En este caso el género de los alumnos correspondió
al factor principal.
Finalmente, los datos utilizados en la segunda fase de esta investigación
(programa de intervención educativa para la mejora del autoconcepto) se basaron en
los resultados que se obtuvieron de las encuestas aplicadas y en el rendimiento
académico de los estudiantes de la Escuela Secundaria pública de Cd. Victoria,
Tamaulipas que fue sometida a la intervención. El análisis de los mismos tuvo la
finalidad de detectar diferencias pretest-postest en los grupos control y experimental,
así como diferencias entre grupos antes y después de la aplicación del programa, a
través de los ANOVAS de una vía respectivos.
79
V. RESULTADOS
5.1. Niveles de autoconcepto
5.1.1. Autoconcepto general o global
El autoconcepto general de los alumnos del total de las Escuelas Secundarias
de Ciudad Victoria, Tamaulipas estudiadas aquí, registró una puntuación promedio
de 114.45 ( 14.63), lo que indicó que los estudiantes manifestaron un nivel Alto de
este constructo en forma global (puntuación superior a 110).
Discriminando por tipo de Escuela y género, las puntuaciones del
autoconcepto general de los alumnos indicaron niveles superiores para los hombres
de las Escuelas privadas (118.32 9.95). Le siguen en segundo lugar los hombres
de las Escuelas públicas (115.12 14.45), en tercer lugar las mujeres de las
Escuelas privadas (113.36 17.71), mientras que los niveles más bajos fueron
exhibidos por las mujeres de las Escuelas públicas (112.28 15.39).
Como se puede ver, los resultados obtenidos indicaron que la muestra global
de alumnos de Secundaria presentó un nivel de autoconcepto general Alto, al igual
que discriminando por el tipo de Escuela (pública o privada) y el género de los
alumnos. A pesar de esto, en forma global los niveles de autoconcepto general
fueron superiores en las Escuelas privadas y en el género masculino. Esto se puede
apreciar en la Figura 1.
80
Figura 1. Puntuaciones del autoconcepto general de los alumnos, considerando el tipo de Escuela
y el género.
Los siguientes resultados corresponden a los estadísticos descriptivos (Tabla
2) y al gráfico de caja (Figura 2) de las puntuaciones del autoconcepto general de los
alumnos, discriminados según el tipo de Escuela a la que concurren y el género.
Tabla 2
Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto general de los alumnos, considerando
el tipo de Escuela a la que asisten y el género.
Autoconcepto general
Media
D. E.
Mínimo
Máximo
N
Escuelas públicas y privadas 114.45 14.63 58.00 143.00 140
Escuelas públicas 113.51 15.08 74.00 143.00 93
Mujeres Escuelas públicas 112.28 15.39 74.00 143.00 60
Hombres Escuelas públicas 115.75 14.45 75.00 137.00 33
Escuelas privadas 116.31 13.67 58.00 140.00 47
Mujeres Escuelas privadas 113.36 17.71 58.00 135.00 19
Hombres Escuelas privadas 118.32 9.95 99.00 140.00 28
114.45
113.52
112.28
115.12
116.34
113.36
118.32
109
110
111
112
113
114
115
116
117
118
119
ESC. PÚB Y
PRIV.
ESC.
PÚBLICAS
MUJERES
ESC. PÚB.
HOMBRES
ESC. PÚB.
ESC.
PRIVADAS
MUJERES
ESC. PRIV.
HOMBRES
ESC. PRIV.
AU
TO
CO
NC
EP
TO
GE
NE
RA
L
MUESTRA
81
Figura 2. Variación del autoconcepto general de los alumnos de Escuelas Secundarias públicas y
privadas, considerando el tipo de Escuela y el género.
5.1.2. Dimensiones del autoconcepto
5.1.2.1. Dimensión académica (autoconcepto académico)
En el caso de las puntuaciones del autoconcepto académico, éstas indicaron
niveles superiores para las mueres de las Escuelas públicas (21.80). Le siguen en
segundo lugar los hombres de las Escuelas privadas (21.10), en tercer lugar los
hombres de las Escuelas públicas (21.06), mientras que los niveles más bajos fueron
exhibidos por las mujeres de las Escuelas privadas (20.63). Tomando en cuenta la
muestra globalmente, los niveles de autoconcepto académico fueron superiores en
las Escuelas públicas respecto a las privadas y en el género femenino respecto al
masculino. Ver Figura 3.
82
Figura 3. Puntuaciones del autoconcepto académico de los alumnos, considerando el tipo de
Escuela y el género.
A continuación los estadísticos descriptivos (Tabla 3) y al gráfico de caja
(Figura 4) de las puntuaciones del autoconcepto académico de los alumnos,
discriminados según el tipo de Escuela a la que concurren y el género.
Tabla 3
Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto académico de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género.
Autoconcepto académico
Media
D. E.
Mínimo
Máximo
N
Escuelas públicas y privadas 21.32 3.88 12.00 29.00 140
Escuelas públicas 21.53 3.75 12.00 29.00 93
Mujeres Escuelas públicas 21.80 3.89 13.00 29.00 60
Hombres Escuelas públicas 21.06 3.50 12.00 28.00 33
Escuelas privadas 20.91 4.12 13.00 29.00 47
Mujeres Escuelas privadas 20.63 4.53 13.00 29.00 19
Hombres Escuelas privadas 21.10 3.89 13.00 29.00 28
21.32
21.53
21.80
21.06
20.91
20.63
21.10
20
20.2
20.4
20.6
20.8
21
21.2
21.4
21.6
21.8
22
ESC. PÚB Y
PRIV.
ESC.
PÚBLICAS
MUJERES
ESC. PÚB.
HOMBRES
ESC. PÚB.
ESC.
PRIVADAS
MUJERES
ESC. PRIV.
HOMBRES
ESC. PRIV.
AU
TO
CO
NC
EP
TO
AC
AD
ÉM
ICO
MUESTRA
83
Figura 4. Variación del autoconcepto académico de los alumnos, considerando el tipo de Escuela
y el género.
5.1.2.2. Dimensión social (autoconcepto social)
En lo que corresponde a las puntuaciones del autoconcepto social, los niveles
superiores fueron para los hombres de las Escuelas privadas (25.00). Posteriormente
para las mujeres de las Escuelas privadas (24.52), en tercer lugar los hombres de
las Escuelas públicas (24.30), mientras que los niveles más bajos fueron exhibidos
por las mujeres de las Escuelas públicas (23.80). Considerando la muestra en forma
global, los niveles de autoconcepto social de los alumnos fueron superiores en las
Escuelas privadas y en el género masculino. Ver Figura 5.
84
Figura 5. Puntuaciones del autoconcepto social de los alumnos, considerando el tipo de Escuela y
el género.
A continuación, los resultados de los estadísticos descriptivos (Tabla 4) y el
gráfico de caja (Figura 6) de las puntuaciones del autoconcepto social de los
alumnos, discriminados según el tipo de Escuela a la que concurren y el género.
Tabla 4
Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto social de los alumnos, considerando
el tipo de Escuela y el género.
Autoconcepto social
Media
D. E.
Mínimo
Máximo
N
Escuelas públicas y privadas 24.25 4.00 11.00 30.00 140
Escuelas públicas 23.97 4.10 11.00 29.00 93
Mujeres Escuelas públicas 23.80 4.27 11.00 29.00 60
Hombres Escuelas públicas 24.30 3.82 13.00 29.00 33
Escuelas privadas 24.80 3.77 13.00 30.00 47
Mujeres Escuelas privadas 24.52 4.58 13.00 30.00 19
Hombres Escuelas privadas 25.00 3.18 18.00 30.00 28
24.25
23.97
23.80
24.30
24.80
24.52
25.00
23.2
23.4
23.6
23.8
24
24.2
24.4
24.6
24.8
25
25.2
ESC. PÚB Y
PRIV.
ESC.
PÚBLICAS
MUJERES
ESC. PÚB.
HOMBRES
ESC. PÚB.
ESC.
PRIVADAS
MUJERES
ESC. PRIV.
HOMBRES
ESC. PRIV.
AU
TO
CO
NC
EP
TO
SO
CIA
L
MUESTRA
85
Figura 6. Variación del autoconcepto social de los alumnos, considerando el tipo de Escuela y el
género.
5.1.2.3. Dimensión emocional (autoconcepto emocional)
En lo que concierne a las puntuaciones del autoconcepto emocional, éstas
registraron niveles superiores para los hombres de las Escuelas privadas (21.78). Le
siguen en segundo lugar los hombres de las Escuelas públicas (21.15), en tercer
lugar las mujeres de las Escuelas privadas (20.15), mientras que los niveles más
bajos fueron exhibidos por las mujeres de las Escuelas públicas (20.13). Si se
considera la muestra globalmente, los niveles de autoconcepto emocional de los
estudiantes fueron superiores en las Escuelas privadas y en el género masculino.
Esto se puede preciar en la Figura 7.
86
Figura 7. Puntuaciones del autoconcepto emocional de los alumnos, considerando el tipo de
Escuela y el género.
.
A continuación se presentan los estadísticos descriptivos (Tabla 5) y el gráfico
de caja (Figura 8) de las puntuaciones del autoconcepto emocional de los alumnos,
discriminados según el tipo de Escuela a la que concurren y el género.
Tabla 5
Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto emocional de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género.
Autoconcepto emocional
Media
D. E.
Mínimo
Máximo
N
Escuelas públicas y privadas 20.70 4.39 9.00 29.00 140
Escuelas públicas 20.49 4.41 9.00 29.00 93
Mujeres Escuelas públicas 20.13 4.68 9.00 29.00 60
Hombres Escuelas públicas 21.15 3.84 13.00 29.00 33
Escuelas privadas 21.12 4.36 9.00 29.00 47
Mujeres Escuelas privadas 20.15 4.18 9.00 26.00 19
Hombres Escuelas privadas 21.78 4.93 13.00 29.00 28
20.7
20.49
20.13
21.15 21.12
20.15
21.78
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
ESC. PÚB Y
PRIV.
ESC.
PÚBLICAS
MUJERES
ESC. PÚB.
HOMBRES
ESC. PÚB.
ESC.
PRIVADAS
MUJERES
ESC. PRIV.
HOMBRES
ESC. PRIV.
AU
TO
CO
NC
EP
TO
EM
OC
ION
AL
MUESTRA
87
Figura 8. Variación del autoconcepto emocional de los alumnos, considerando el tipo de Escuela
y el género.
5.1.2.4. Dimensión familiar (autoconcepto familiar)
A continuación se presentan las puntuaciones del autoconcepto familiar, las
cuales indican que los niveles superiores correspondieron a los hombres de las
Escuelas privadas (26.57). Le siguen muy de cerca los hombres de las Escuelas
públicas (26.51), en tercer lugar las mujeres de las Escuelas públicas (25.73),
mientras que los niveles más bajos registrados pertenecen a las mujeres de las
Escuelas privadas (25.63). Al considerar la muestra en forma global, los niveles de
autoconcepto familiar registraron puntuaciones superiores en las Escuelas privadas y
en el género masculino. Esto se puede ver en la Figura 9.
88
Figura 9. Puntuaciones del autoconcepto familiar de los alumnos considerando el tipo de Escuela
y el género.
Ahora se presentan los resultados que corresponden a los estadísticos
descriptivos (Tabla 6) y al gráfico de caja (Figura 10) de las puntuaciones del
autoconcepto familiar de los alumnos, discriminados según el tipo de Escuela a la
que concurren y el género.
Tabla 6
Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto familiar de los alumnos,
considerando el tipo de Escuela y el género.
Autoconcepto familiar
Media
D. E.
Mínimo
Máximo
N
Escuelas públicas y privadas 26.07 4.46 6.00 30.00 140
Escuelas públicas 26.01 4.60 6.00 30.00 93
Mujeres Escuelas públicas 25.73 4.87 6.00 30.00 60
Hombres Escuelas públicas 26.51 4.09 18.00 30.00 33
Escuelas privadas 26.19 4.22 6.00 30.00 47
Mujeres Escuelas privadas 25.63 5.77 6.00 30.00 19
Hombres Escuelas privadas 26.57 2.78 20.00 30.00 28
26.07 26.01
25.73
26.51
26.19
25.63
26.57
25
25.2
25.4
25.6
25.8
26
26.2
26.4
26.6
26.8
ESC. PÚB Y
PRIV.
ESC.
PÚBLICAS
MUJERES
ESC. PÚB.
HOMBRES
ESC. PÚB.
ESC.
PRIVADAS
MUJERES
ESC. PRIV.
HOMBRES
ESC. PRIV.
AU
TO
CO
NC
EP
TO
FA
MIL
IAR
MUESTRA
89
Figura 10. Variación del autoconcepto familiar de los alumnos, considerando el tipo de Escuela y
el género.
5.1.2.5. Dimensión física (autoconcepto físico)
Las puntuaciones del autoconcepto físico mostraron niveles superiores para
los hombres de las Escuelas privadas (23.85). Le siguen en segundo lugar los
hombres de las Escuelas públicas (22.72), en tercer lugar las mujeres de las
Escuelas privadas (22.42), mientras que los niveles más bajos fueron los que
correspondieron a las mujeres de las Escuelas públicas (20.81) y esto se puede
constatar en la Fig 11. Considerando la muestra en forma global, los niveles de
autoconcepto físico registraron puntuaciones superiores en las Escuelas privadas y
en el género masculino como ha ocurrido en el autoconcepto total o general y en
todas sus dimensiones con excepción de la dimensión académica que presentó
niveles superiores en las Escuelas públicas y en el género femenino (Figura 3).
90
Figura 11. Puntuaciones del autoconcepto físico de los alumnos, considerando el tipo de Escuela y
el género.
Se presentan a continuación los resultados de los estadísticos descriptivos
(Tabla 7) y el gráfico de caja (Figura 12) de las puntuaciones del autoconcepto físico
de los alumnos, discriminados según el tipo de Escuela a la que concurren y el
género.
Tabla 7
Estadísticos descriptivos de las puntuaciones del autoconcepto físico de los alumnos, considerando
el tipo de Escuela y el género.
Autoconcepto físico
Media
D. E.
Mínimo
Máximo
N
Escuelas públicas y privadas 22.09 4.58 10.00 30.00 140
Escuelas públicas 21.49 4.52 10 30 93
Mujeres Escuelas públicas 20.81 4.61 10.00 30.00 60
Hombres Escuelas públicas 22.72 4.16 10.00 29.00 33
Escuelas privadas 23.27 4.51 10.00 30.00 47
Mujeres Escuelas privadas 22.42 5.30 10.00 30.00 19
Hombres Escuelas privadas 23.85 3.89 12.00 29.00 28
22.09
21.49
20.81
22.72
23.27
22.42
23.85
19
19.5
20
20.5
21
21.5
22
22.5
23
23.5
24
24.5
ESC. PÚB Y
PRIV.
ESC.
PÚBLICAS
MUJERES
ESC. PÚB.
HOMBRES
ESC. PÚB.
ESC.
PRIVADAS
MUJERES
ESC. PRIV.
HOMBRES
ESC. PRIV.
AU
TO
CO
NC
EP
TO
FÍS
ICO
MUESTRA
91
Figura 12. Variación del autoconcepto físico de los alumnos, considerando el tipo de Escuela y el
género.
5.2. Rendimiento académico
A continuación, se exponen los resultados de las puntuaciones del rendimiento
académico para todas las muestras de Escuelas Secundarias públicas y privadas de
Ciudad Victoria, Tamaulipas. Las puntuaciones más altas corresponden a la de las
mujeres de las Escuelas públicas (8.77). Le siguen en segundo lugar las mujeres de
las Escuelas privadas (8.73), en tercer lugar los hombres de las Escuelas públicas
(8.30), mientras que los niveles más bajos fueron registrados por los hombres de las
Escuelas privadas (8.22). Esto se puede preciar en la Figura 13.
92
Figura 13. Puntuaciones del rendimiento académico de los alumnos, considerando el tipo de
Escuela y el género.
En la Tabla 8 y Figura 14, se presentan los estadísticos descriptivos y el
gráfico de caja, respectivamente, de los rendimientos académicos de los alumnos,
discriminados según el tipo de Escuela a la que concurren y el género.
Tabla 8
Estadísticos descriptivos de los rendimientos académicos de los alumnos, considerando el tipo de
Escuela y el género.
Rendimiento académico
Media
D. E.
Mínimo
Máximo
N
Escuelas públicas y privadas 8.54 0.89 6.00 10.00 140
Escuelas públicas 8.60 0.91 6.20 10.00 93
Mujeres Escuelas públicas 8.77 0.88 6.20 10.00 60
Hombres Escuelas públicas 8.30 0.90 6.50 10.00 33
Escuelas privadas 8.42 0.85 6.00 9.80 47
Mujeres Escuelas privadas 8.73 0.71 7.00 9.80 19
Hombres Escuelas privadas 8.22 0.89 6.00 9.70 28
8.54
8.60
8.77
8.30
8.42
8.73
8.22
7.9
8
8.1
8.2
8.3
8.4
8.5
8.6
8.7
8.8
8.9
ESC. PÚB Y
PRIV.
ESC.
PÚBLICAS
MUJERES
ESC. PÚB.
HOMBRES
ESC. PÚB.
ESC.
PRIVADAS
MUJERES
ESC. PRIV.
HOMBRES
ESC. PRIV.
RE
ND
IMIE
NT
O A
CA
DÉ
MIC
O
MUESTRA
93
Figura 14. Variación del rendimiento académico de los de alumnos, considerando el tipo de
Escuela y el género.
5.3. Porcentaje de incidencia de las cinco dimensiones del
autoconcepto
En lo que concierne al porcentaje de incidencia de las cinco dimensiones del
autoconcepto de la muestra total de alumnos, éste indicó que la dimensión que mejor
explicó el autoconcepto general o global de los estudiantes fue el autoconcepto
familiar y la segunda dimensión correspondió al autoconcepto social (Figura 15). Es
interesante mencionar que los resultados indicaron que este mismo fenómeno se
observa, también, en el total de las muestras aquí analizadas, donde dichas
dimensiones exhibieron los mismos patrones de incidencia dominante (Figs. 16 a
21).
94
Figura 15. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto general de la muestra
global de alumnos.
La tercera dimensión con más peso global fue el autoconcepto físico (Figura
15), sin embargo, discriminando por tipo de institución y género, los alumnos de las
Escuelas Secundarias públicas (Figura 16), y en específico, el género femenino de
las mismas (Figura 17), explicaron mejor su autoconcepto global a través de su
autoconcepto académico que ocupó un tercer lugar en peso en esta categoría.
14.35
15.98
13.66
17.34
14.32
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
20
ACADÉMICO SOCIAL EMOCIONAL FAMILIAR FÍSICO
INC
IDE
NC
IA (
%)
DIMENSIONES DE AUTOCONCEPTO
14.21
16.17
13.80
17.26
14.72
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
20
ACADÉMICO SOCIAL EMOCIONAL FAMILIAR FÍSICO
INC
IDE
NC
IA (
%)
DIMENSIONES DE AUTOCONCEPTO
95
Figura 16. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto general de los alumnos
de ambos géneros de Escuelas públicas.
Figura 17. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto general de los alumnos
del género femenino de Escuelas públicas.
El autoconcepto académico fue la cuarta dimensión con más porcentaje de
incidencia de la muestra total de alumnos de Escuelas Secundarias públicas y
privadas estudiadas (Figura 15) y en los alumnos del género femenino de las
Escuelas privadas, cuya dimensión de menor peso fue la emocional (Figura 20).
La dimensión académica presentó el último sitio respecto a su incidencia en el
autoconcepto general en el género masculino de las Escuelas Secundarias públicas
(Figura 18) y en los alumnos de las Escuelas privadas sin considerar el género
(Figura 19), y en concreto en los estudiantes del género masculino de éstas (Figura
21). En las mismas, el cuarto sitio fue ocupado por el autoconcepto emocional (Figs.
18, 19 y 21), el cual presentó la menor incidencia en la muestra total de alumnos
(Figura 15).
14.53
15.86
13.42
17.15
13.87
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
20
ACADÉMICO SOCIAL EMOCIONAL FAMILIAR FÍSICO
INC
IDE
NC
IA (
%)
DIMENSIONES DE AUTOCONCEPTO
96
Figura 18. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto general de los alumnos
del género masculino de Escuelas públicas.
Figura 19. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto general de los alumnos
de ambos géneros de Escuelas privadas.
14.04
16.20
14.10
17.67
14.72
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
20
ACADÉMICO SOCIAL EMOCIONAL FAMILIAR FÍSICO
INC
IDE
NC
IA (
%)
DIMENSIONES DE AUTOCONCEPTO
13.94
16.53
14.10
17.46
15.51
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
20
ACADÉMICO SOCIAL EMOCIONAL FAMILIAR FÍSICO
INC
IDE
NC
IA (
%)
DIMENSIONES DE AUTOCONCEPTO
97
Figura 20. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto general de los alumnos
del género femenino de Escuelas privadas.
Figura 21. Porcentaje de incidencia de las dimensiones del autoconcepto general de los alumnos
del género masculino de Escuelas privadas.
13.75
16.35
13.43
17.08
14.94
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
ACADÉMICO SOCIAL EMOCIONAL FAMILIAR FÍSICO
INC
IDE
NC
IA (
%)
DIMENSIONES DE AUTOCONCEPTO
14.07
16.66
14.52
17.71
15.90
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
20
ACADÉMICO SOCIAL EMOCIONAL FAMILIAR FÍSICO
INC
IDE
NC
IA (
%)
DIMENSIONES DE AUTOCONCEPTO
98
5.4. Porcentaje de respuesta del cuestionario aplicado
5.4.1. De acuerdo al tipo de Escuela
A continuación, en la tabla 9, se pueden apreciar las comparaciones de los
porcentajes de respuestas del cuestionario de autoconcepto de los alumnos de
Escuelas Secundarias sin discriminación de género, y con indicación de diferencia en
puntos porcentuales.
Al respecto es necesario aclarar que, aunque comparar resultados ítem a ítem
resulta interesante por la valiosa información que entrega, no es posible establecer
estadísticamente si las diferencias de puntos porcentuales que se presentan son
significativas o no, ya que cada ítem representa un valor puntual, es decir, no se trata
de cantidades a los que se les pueda aplicar estadígrafos de significación, sino que
es una simple comparación de valores aislados
Por lo tanto, en el presente estudio se aplicó un criterio arbitrario en el sentido
de conocer los resultados de ítems cuya diferencia de puntos porcentuales de las
respuestas de los hombres y las mujeres, sea superior a un valor absoluto de 7
puntos porcentuales.
Como ya se mencionó, en ningún caso se puede decir que esa diferencia sea
estadísticamente significativa, pero sí se puede afirmar que (utilizando un criterio
arbitrario) la diferencia es notoria en algunos ítems. Puede ser una diferencia
psicológicamente significativa o relevante desde una perspectiva cualitativa, aunque
desde el punto de vista cuantitativo, su sentido puede ser de escasa utilidad, sin
embargo, se consideró interesante aplicarlo en esta investigación ya que ofrece otra
perspectiva de análisis.
99
Tabla 9
Comparación del porcentaje de respuestas de ítems del cuestionario de autoconcepto de la muestra
global de alumnos considerando el tipo de Escuela, y con indicación de diferencia en puntos
porcentuales.
Escuelas Públicas Escuelas Privadas Diferencia
Ítem N % N % Puntos
porcentuales
1 93 59.57 47 61.28 1.71 2 93 78.92 47 82.98 4.05 3 93 65.59 47 66.38 0.79 4 93 78.49 47 74.04 4.45 5 93 80.22 47 80.43 0.21 6 93 73.98 47 67.66 6.32 7 93 86.02 47 84.68 1.34 8 93 59.35 47 62.55 3.20 9 93 86.02 47 85.96 0.06
10 93 61.29 47 73.19 11.90 11 93 76.13 47 71.06 5.07 12 93 78.92 47 85.96 7.03 13 93 72.90 47 70.64 2.26 14 93 85.59 47 91.06 5.47 15 93 62.15 47 72.34 10.19 16 93 68.17 47 70.64 2.47 17 93 86.67 47 86.81 0.14 18 93 72.26 47 74.47 2.21 19 93 90.97 47 92.77 1.80 20 93 80.86 47 84.26 3.40 21 93 79.35 47 77.02 2.33 22 93 62.15 47 65.11 2.96 23 93 64.09 47 69.36 5.28 24 93 89.68 47 87.23 2.44 25 93 70.75 47 78.30 7.55 26 93 73.55 47 70.64 2.91 27 93 86.88 47 90.64 3.76 28 93 75.70 47 79.15 3.45 29 93 89.46 47 92.77 3.30 30 93 74.62 47 77.02 2.40
Como se puede observar, los ítems que muestran mayor diferencia de puntos
porcentuales entre los alumnos de Escuelas Secundarias públicas y privadas son:
Ítem N° 10 “Me buscan para realizar actividades deportivas”.
Ítem N° 12 “Es difícil para mí hacer amigos”.
Ítem N° 15 “Me considero elegante”.
Item N° 25 “Soy bueno haciendo deporte”.
100
Todos estos ítems presentaron mayores puntuaciones en las Escuelas
privadas.
5.4.2. De acuerdo al género
En la tabla 10 se pueden apreciar las comparaciones de los porcentajes de
respuestas del cuestionario de autoconcepto para la muestra total de alumnos con
discriminación de género, y con indicación de diferencia en puntos porcentuales.
Tabla 10
Comparación del porcentaje de respuestas de ítems del cuestionario de autoconcepto de la muestra
global de alumnos con discriminación de género, y con indicación de diferencia en puntos
porcentuales.
Mujeres Hombres Diferencia
Ítem N % N % Puntos
porcentuales
1 79 59.75 61 60.66 0.91 2 79 79.49 61 81.31 1.82 3 79 64.30 61 67.87 3.57 4 79 73.92 61 80.98 7.06 5 79 80.51 61 80.00 0.51 6 79 74.68 61 68.20 6.49 7 79 88.61 61 81.64 6.97 8 79 58.48 61 62.95 4.47 9 79 84.81 61 87.54 2.73 10 79 58.73 61 73.77 15.04 11 79 74.94 61 73.77 1.17 12 79 81.01 61 81.64 0.63 13 79 68.10 61 77.38 9.28 14 79 86.84 61 88.20 1.36 15 79 63.80 61 67.87 4.07 16 79 70.13 61 67.54 2.59 17 79 86.08 61 87.54 1.47 18 79 72.15 61 74.10 1.95 19 79 89.62 61 94.10 4.48 20 79 77.72 61 87.54 9.82 21 79 78.48 61 78.69 0.21 22 79 57.22 61 70.82 13.60 23 79 64.05 61 68.20 4.15 24 79 89.37 61 88.20 1.17 25 79 68.35 61 79.67 11.32 26 79 72.41 61 72.79 0.38
101
27 79 87.09 61 89.51 2.42 28 79 75.70 61 78.36 2.66 29 79 89.62 61 91.80 2.18 30 79 74.94 61 76.07 1.13
Los ítems que muestran mayor diferencia de puntos porcentuales entre
hombres y mujeres de Escuelas Secundarias son los siguientes:
Item N° 4 “Soy muy criticado en casa”.
Item N° 10 “Me buscan para realizar actividades deportivas”.
Item N° 13 “Me asusto con facilidad”.
Item N° 20 “Me gusta como soy físicamente”.
Item N° 22 “Me cuesta hablar con desconocidos”.
Item N° 25 “Soy bueno haciendo deporte”.
Todos estos ítems presentaron mayores puntuaciones en los hombres.
5.5. Normalización de las distribuciones
Un aspecto de carácter técnico importante ha sido la evaluación de la
normalidad y que revela falta de evidencia de que los puntajes de la mayoría de las
variables se distribuyen en forma de una distribución normal.
Este trabajo se encontró con que las distribuciones del autoconcepto general,
sus dimensiones y el rendimiento académico presentaban una asimetría negativa
muy pronunciada, con excepción del autoconcepto académico que presentó una
asimetría positiva cercana al 0. Esto se puede apreciar en la Tabla 11, así como los
estadísticos básicos de las variables de la escala utilizada (media, desviación
estándar y varianza).
Los resultados revelaron que la mayoría de las personas denunciaron que su
autoconcepto es Alto. Es decir, una asimetría negativa indica valores más altos,
mientras que la asimetría positiva indica valores más bajos en las respuestas de los
sujetos de esta muestra.
102
Tabla 11
Coeficiente de asimetría de las distribuciones de las puntuaciones del autoconcepto general, sus
dimensiones y el rendimiento académico de la muestra global de alumnos.
N Media Desviación
estándar Varianza Asimetría
Autoconcepto general 140 114.45 14.63 214.19 -1.01
Autoconcepto académico 140 21.32 3.88 15.05 0.06
Autoconcepto social 140 24.25 4.00 16.03 -1.05
Autoconcepto emocional 140 20.70 4.39 19.28 -0.48
Autoconcepto familiar 140 26.07 4.46 19.95 -1.88
Autoconcepto físico 140 22.09 4.58 21.04 -0.63
Rendimiento académico 140 8.54 0.89 0.80 -0.50
Lo anterior es algo normal en este tipo de investigaciones (Tomás y Oliver,
2004) que, aunque se utilicen numerosas preguntas y amplias escalas, finalmente,
es muy difícil garantizar que las distribuciones sean normales.
Como consecuencia de estos resultados se procedió a la eliminación de las
19 puntuaciones atípicas que se registraron en la muestra total (ver gráficos de caja),
quedando por consiguiente 121 datos. Sin embargo, aunque hubo una moderada
mejoría, la asimetría negativa continuaba siendo pronunciada (Tabla 12).
Tabla 12
Coeficiente de asimetría de las distribuciones sin puntuaciones atípicas del autoconcepto general,
sus dimensiones y el rendimiento académico de la muestra global de alumnos.
N Media Desviación
estándar Varianza Asimetría
Autoconcepto general 121 117.38 11.22 125.90 -0.54
Autoconcepto académico 121 21.47 3.58 12.81 0.19
Autoconcepto social 121 24.90 3.26 10.64 -0.88
Autoconcepto emocional 121 21.19 3.87 15.01 -0.31
Autoconcepto familiar 121 26.92 3.25 10.60 -1.14
Autoconcepto físico 121 22.88 3.85 14.87 -0.31
Rendimiento académico 121 8.55 0.85 0.72 -0.44
103
En vista de los resultados obtenidos, con la intención de evitar el incumplimiento de
los supuestos que las pruebas estadísticas exigen y poder utilizar los análisis
estadísticos más óptimos, se procedió a la transformación de los datos sin considerar
las puntuaciones atípicas con la finalidad de obtener resultados relevantes para una
mejor interpretación y comparación de los mismos.
Primeramente los datos fueron transformados con raíz cuadrada (Tabla 13) y con
Log10 (Tabla 14). Los resultados no fueron satisfactorios, pues la asimetría negativa
fue de una intensidad semejante a las anteriores.
Tabla 13
Coeficiente de asimetría de las distribuciones sin puntuaciones atípicas y transformadas con raíz
cuadrada del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento académico de la muestra
global de alumnos.
N Media Desviación
estándar Varianza Asimetría
Autoconcepto general 121 10.82 0.52 0.27 -0.69
Autoconcepto académico 121 4.61 0.38 0.15 -0.02
Autoconcepto social 121 4.97 0.33 0.11 -1.11
Autoconcepto emocional 121 4.58 0.43 0.18 -0.60
Autoconcepto familiar 121 5.17 0.32 0.10 -1.25
Autoconcepto físico 121 4.76 0.41 0.17 -0.51
Rendimiento académico 121 8.55 0.85 0.72 -0.44
Tabla 14
Coeficiente de asimetría de las distribuciones sin puntuaciones atípicas y transformadas con Log10
del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento académico de la muestra global de
alumnos.
N Media Desviación
estándar Varianza Asimetría
Autoconcepto general 121 2.06 0.04 0.00 -0.86
Autoconcepto académico 121 0.12 0.02 0.00 -0.44
Autoconcepto social 121 1.39 0.06 0.00 -1.39
Autoconcepto emocional 121 1.31 0.08 0.00 -0.90
104
Autoconcepto familiar 121 1.42 0.05 0.00 -1.38
Autoconcepto físico 121 1.35 0.07 0.00 -0.74
Rendimiento académico 121 0.93 0.04 0.00 -0.68
Por último los mismos datos fueron transformados al cuadrado (Tabla 15) y al
cubo (Tabla 16). Los resultados de ambos fueron evidentemente mejores que los
antes expuestos, siendo los datos transformados al cuadrado los más aceptables.
Como se puede observar, los índices de asimetría son próximos al valor cero
y por debajo del valor 2.0 tal y como recomiendan Bollen y Long (1994), lo cual indica
semejanza con la curva normal.
Tabla 15
Coeficiente de asimetría de las distribuciones sin puntuaciones atípicas y transformadas al cuadrado
del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento académico de la muestra global de
alumnos.
N Media
Desviación
estándar Varianza Asimetría
Autoconcepto general 121 13904.90 2573.57 6623304.95 -0.24
Autoconcepto académico 121 474.07 157.08 24676.01 0.57
Autoconcepto social 121 630.60 153.87 23676.19 -0.52
Autoconcepto emocional 121 464.25 160.91 25893.79 0.21
Autoconcepto familiar 121 735.50 163.85 26847.35 -0.92
Autoconcepto físico 121 538.43 172.79 29856.66 0.04
Rendimiento académico 121 8.55 0.85 0.72 -0.44
Tabla 16
Coeficiente de asimetría de las distribuciones sin puntuaciones atípicas y transformadas al cubo del
autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento académico de la muestra global de
alumnos.
N Media Desviación
estándar Varianza Asimetría
Autoconcepto general 121 1660844.3 449149.78 2.01 0.04
Autoconcepto académico 121 10737.55 5336.49 2.84 0.91
105
Autoconcepto social 121 16198.07 5587.49 3.12 -0.23
Autoconcepto emocional 121 10454.65 5256.64 2.76 0.70
Autoconcepto familiar 121 20331.76 6294.79 3.96 -0.72
Autoconcepto físico 121 12979.11 5998.87 3.59 0.35
Rendimiento académico 121 8.55 0.85 0.72 -0.44
De esta forma, los datos transformados al cuadrado y sin puntuaciones
atípicas (N=121) fueron los más convenientes y los utilizados para los análisis
posteriores aquí llevados a cabo. Hay que aclarar que los análisis fueron realizados
también, en todos sus pasos, con los datos originales completos y sin transformar
(N=140), obteniéndose resultados muy similares y siempre consistentes.
Para contrastar las hipótesis H0 y Ha, declaradas anteriormente, se determinó
un nivel de significación de 0.05. Para los siguientes análisis estadísticos se utilizó el
programa SPSS versión 17.0.
5.6. Relación autoconcepto-rendimiento académico
5.6.1. Relación autoconcepto-rendimiento académico de la muestra total
de alumnos de Secundaria
Una vez normalizados los datos, para analizar si existía o no relación entre las
puntuaciones del autoconcepto y sus dimensiones con el rendimiento académico de
los estudiantes de la muestra total, se llevó a cabo un análisis bivariado, a través del
coeficiente de correlación de Pearson entre ambas puntuaciones. Aquí se han
tomado en cuenta las puntuaciones medias del autoconcepto global y sus cinco
dimensiones como variables predictoras y como variable criterio o predictando, la
puntuación media del rendimiento académico obtenido por los estudiantes en el
curso académico 2007-2008 (Tabla 17).
106
Tabla 17
Coeficientes de correlación de Pearson de las variables autoconcepto general, académico, social,
emocional, familiar y físico con rendimiento académico de la muestra global de alumnos.
Autoconcepto
general
Autoconcepto
académico
Autoconcepto
social
Autoconcepto
emocional
Autoconcepto
familiar
Autoconcepto
físico
Rendimiento
académico 0.161*
p=0 .039
0.381**
p=0.000
-0.089
p=0.165
0.074
p=0.210
0.129
p=0.079
0.002
p=0.489
Nota. Número de casos en todas las variables: 121.
(**) Nivel de significación < 0.01
(*) Nivel de significación < 0.05
El análisis muestra que los autoconceptos social, emocional y físico no se
relacionan de forma significativa con el rendimiento académico (p>0.05). Es decir,
estas dimensiones no pueden explicar el logro académico.
Si bien los niveles de correlación pueden caracterizarse como bajos, son
estadísticamente significativos en el caso del autoconcepto general y académico. Los
mismos, registraron relaciones estadísticamente significativas con el rendimiento
académico (p<0.05), mientras que el familiar exhibió una relación marginalmente
significativa (p=0.079).
Esto confirma parcialmente los supuestos iniciales derivados de la literatura y
que proponen que existen relaciones significativas positivas entre el autoconcepto y
el rendimiento académico.
5.6.2. Relación autoconcepto-rendimiento académico de acuerdo al tipo de
Escuela a la que asisten los alumnos
Con el fin de analizar la existencia de posibles relaciones entre las
puntuaciones del autoconcepto obtenidas por los estudiantes de Escuelas
Secundarias públicas y privadas, y su rendimiento académico, a continuación se
presenta el análisis bivariado, a través del coeficiente de correlación de Pearson
entre ambas puntuaciones.
107
En este análisis se han tomado en cuenta las puntuaciones medias del
autoconcepto global y sus cinco dimensiones como variables predictoras y como
variable criterio, la puntuación media del rendimiento académico obtenido por los
estudiantes en el curso académico 2007-2008 (Tabla 18).
Tabla 18
Coeficientes de correlación de Pearson de las variables autoconcepto general, académico, social,
emocional, familiar y físico con rendimiento académico de los alumnos, discriminados por tipo de
Escuela.
Tipo de Escuela Pública Privada
Rendimiento académico Rendimiento académico
Autoconcepto general 0.116 0.306*
p=0.156 p=0.023
Autoconcepto académico 0.358** 0.404**
p=0.001 p=0.004
Autoconcepto social -0.082 -0.060
p=0.238 p=0.350
Autoconcepto emocional 0.092 0.059
p=0.212 p=0.354
Autoconcepto familiar 0.097 0.185
p=0.199 p=0.118
Autoconcepto físico -0.054 0.203
p=0.320 p=0.096
Nota. Número de casos en Escuelas públicas: 78.
Número de casos en Escuelas privadas: 43.
(**) Nivel de significación < 0.01
(*) Nivel de significación < 0.05
Estos resultados son interesantes, desde el momento en que muestran que
existen asociaciones significativas entre el autoconcepto general y una de sus
dimensiones (académica) con el desempeño académico. El estadístico mostró que el
autoconcepto general se asocia significativamente con el rendimiento académico de
108
los alumnos de las Escuelas privadas (p<0.05), mientras que esta relación no existe
en los alumnos de Escuelas públicas (p>0.05).
Los resultados también demostraron que el autoconcepto académico presenta
asociación con el rendimiento tanto en los alumnos de Escuelas privadas como
públicas (p<0.05). En lo que confiere al resto de las dimensiones del autoconcepto:
social, emocional y familiar, éstas no mostraron relación significativa con el
rendimiento (p>0.05), ni en los alumnos de las Escuelas públicas, ni de las privadas.
5.6.3. Relación autoconcepto-rendimiento académico de acuerdo al género
de los alumnos
Con el objetivo de identificar posibles relaciones entre las puntuaciones del
autoconcepto obtenidas por los estudiantes de Escuelas Secundarias públicas y
privadas de Cd. Victoria, y su rendimiento académico, considerando el género, se
presenta a continuación el análisis bivariado, a través del coeficiente de correlación
de Pearson. En este estudio se consideraron las puntuaciones medias del
autoconcepto global y sus cinco dimensiones como variables predictoras y como
variable criterio, la puntuación media del rendimiento académico obtenido por los
estudiantes en el curso académico 2007-2008 (Tabla 19).
Tabla 19
Coeficientes de correlación de Pearson de las variables autoconcepto general, académico, social,
emocional, familiar y físico con rendimiento académico de los alumnos, discriminados por tipo de
Escuela y género.
Tipo de Escuela Pública Privada
Rendimiento académico Rendimiento académico
Género Femenino Masculino Femenino Masculino
Autoconcepto general 0.086 0.347* 0.510* 0.256
p=0.275 p=0.038 p=0.022 p=0.099
Autoconcepto académico 0.363** 0.245 0.361 0.516**
p=0.004 p=0.109 p=0.084 p=0.003
Autoconcepto social -0.226 0.348* 0.028 -0.152
109
p=0.056 p=0.038 p=0.459 p=0.225
Autoconcepto emocional 0.049 0.209 0.535* -0.036
p=0.365 p=0.147 p=0.016 p=0.430
Autoconcepto familiar 0.070 0.274 0.527* -0.034
p=0.313 p=0.083 p=0.018 p=0.433
Autoconcepto físico 0.011 0.081 0.029 0.389*
p=0.470 p=0.344 p=0.458 p=0.022
Nota. Número de casos femeninos en Escuelas públicas: 51.
Número de casos masculinos en Escuelas públicas: 27.
Número de casos femeninos en Escuelas privadas: 16.
Número de casos masculinos en Escuelas privadas: 27.
(**) Nivel de significación < 0.01
(*) Nivel de significación < 0.05
Los resultados son también interesantes, pues se pueden apreciar variaciones
significativas, en todos los casos, en las asociaciones entre las diferentes
dimensiones del autoconcepto y el desempeño académico en función al género los
alumnos.
El análisis demostró que el autoconcepto general se asocia significativamente
con el rendimiento académico de los hombres de las Escuelas públicas y en las
mujeres de las Escuelas privadas (p<0.05). El autoconcepto académico presentó
relación significativa con el rendimiento académico en las mujeres de las Escuelas
públicas y en los hombres de las Escuelas privadas (p<0.05). El autoconcepto social
se asoció significativamente con el rendimiento académico de los hombres de las
Escuelas públicas (p<0.05). El autoconcepto emocional y familiar se asociaron
significativamente con el rendimiento de las mujeres de las Escuelas privadas
(p<0.05). Por su parte, el autoconcepto físico se asoció significativamente sólo con el
rendimiento de los hombres de las Escuelas privadas (p<0.05).
Como se puede ver, cuando menos se presenta una relación significativa
entre las variables de interés por cada dimensión. También se puede apreciar que
estas relaciones tienen más presencia en los alumnos y alumnas de Escuelas
110
privadas, ya que estas últimas presentaron cinco asociaciones significativas de doce
posibles, mientras que las Escuelas públicas sólo tres (Tabla 19).
5.7. Componente de mayor relevancia del autoconcepto general
Se describen a continuación, los resultados del análisis factorial confirmatorio,
con la finalidad de identificar el componente de mayor relevancia del modelo teórico
de cinco dimensiones que conforman al autoconcepto general de la muestra global
de alumnos de Secundaria de Escuelas públicas y privadas de Cd. Victoria,
Tamaulipas.
Este estudio se llevó a cabo mediante el método de análisis de componentes
principales y aplicando la rotación varimax con normalización de Kaiser, por tratarse
de dimensiones relacionadas. Se asignó un máximo de 25 interacciones para la
extracción y el mismo número para la rotación.
A través de este análisis de los cinco factores que se corresponden con las
cinco dimensiones de la escala fue significativo, mostrando un chi cuadrado de
61.867 (gl=10, p<0.01) y se pudo observar la existencia de 5 factores o dimensiones
con diferente carga factorial. El factor I es el que explica un mayor porcentaje de
varianza y los restantes explican un porcentaje de varianza sensiblemente inferior al
anterior. Así, el factor I es el que mejor explicó al autoconcepto global, representando
un 39.83%, el factor II explicó un 19.77%, el factor III un 15.09%, el factor IV un
13.67%, mientras que el factor V representó un 11.62%. A continuación, se
presentan los componentes por orden de importancia:
I. Autoconcepto familiar.
II. Autoconcepto social.
III. Autoconcepto físico.
IV. Autoconcepto emocional.
V. Autoconcepto académico.
111
5.8. Diferencias de autoconcepto
5.8.1. Diferencias de autoconcepto de acuerdo al tipo de Escuela a la que
asisten los alumnos
Con la finalidad de identificar la existencia de diferencias significativas en las
puntuaciones del autoconcepto y sus dimensiones entre los estudiantes, abajo se
presenta el ANOVA de una vía entre ambas puntuaciones. Aquí se han tomado en
cuenta las puntuaciones medias del autoconcepto global y sus cinco dimensiones de
los alumnos de ambos tipos de Escuelas durante el curso académico 2007-2008
(Tabla 20).
Tabla 20
Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las puntuaciones del autoconcepto general,
académico, social, emocional, familiar y físico entre los alumnos de Escuelas Secundarias públicas
y privadas.
FUENTE DE VARIACIÓN g.l. CM F P
Autoconcepto general Escuelas públicas-
privadas 1 5252213.96 0.79 0.375
Autoconcepto académico Escuelas públicas-
privadas 1 15915.41 0.64 0.424
Autoconcepto social Escuelas públicas-
privadas 1 34793.36 1.47 0.227
Autoconcepto emocional Escuelas públicas-
privadas 1 4520.51 0.17 0.678
Autoconcepto familiar Escuelas públicas-
privadas 1 4113.64 0.15 0.697
Autoconcepto físico Escuelas públicas-
privadas 1 183150.63 6.41 0.013
Nota. Número de casos en todas las variables: 121.
(**) Nivel de significación < 0.01
(*) Nivel de significación < 0.05
112
Los resultados son también de sumo interés y probablemente conllevarán a
una amplia discusión. Ponen en relieve que no se presentaron diferencias
significativas (p>0.05) en el autoconcepto general y en cuatro de sus dimensiones
(académica, social, emocional y familiar) entre los alumnos de Instituciones
Secundarias públicas y privadas. Sin embargo, se puede observar la existencia de
diferencias significativas (p<0.05) en lo que respecta a la dimensión física entre
ambos tipos de Escuelas.
5.8.2. Diferencias de autoconcepto de acuerdo al género de los alumnos
Finalmente, con el objeto de identificar la existencia de diferencias
significativas en las puntuaciones del autoconcepto y sus dimensiones entre los
estudiantes, en función del género, abajo se presenta el ANOVA de una vía entre
ambas puntuaciones. En este caso se han tomado en cuenta las puntuaciones
medias del autoconcepto global y sus cinco dimensiones correspondientes a ambos
géneros (Tabla 21).
Tabla 21
Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las puntuaciones del autoconcepto general,
académico, social, emocional, familiar y físico entre mujeres y hombres.
FUENTE DE VARIACIÓN g.l. CM F P
Autoconcepto general Mujeres-Hombres 1 6477424.93 0.97 0.325
Autoconcepto
académico Mujeres-Hombres 1 24050.57 0.97 0.326
Autoconcepto social Mujeres-Hombres 1 16034.59 0.67 0.413
Autoconcepto emocional Mujeres-Hombres 1 6304.15 0.24 0.624
Autoconcepto familiar Mujeres-Hombres 1 1586.13 0.05 0.809
Autoconcepto físico Mujeres-Hombres 1 166962.17 5.81 0.017
Nota. Número de casos en todas las variables: 121.
(**) Nivel de significación < 0.01
(*) Nivel de significación < 0.05
113
Los resultados puestos en relieve en la tabla que arriba se presenta, son muy
similares a los de la tabla que la antecede y se repite el mismo fenómeno. No se
presentaron diferencias significativas (p>0.05) en el autoconcepto general y en cuatro
de sus dimensiones (académica, social, emocional y familiar) entre los alumnos de
género femenino y masculino de las Instituciones Secundarias. Sin embargo,
también se pueden observar diferencias significativas (p<0.05) en lo que respecta a
la dimensión física entre ambos géneros.
5.9. Programa de intervención educativa para la mejora del
autoconcepto en el ámbito escolar
A continuación se presentan resultados que revelan cómo una intervención
socio-cognitiva adecuada no sólo desarrolla el autoconcepto, sino que además
mejora el rendimiento académico.
El autoconcepto general de los participantes (n=60) antes de la aplicación del
programa (medida pretest), tanto del grupo control como experimental estudiados
aquí, registró una puntuación promedio de 112.43 ( 14.47), lo que indicó que los
estudiantes manifestaron un nivel Alto de este constructo en forma global
(puntuación superior a 110).
Discriminando por tipo de grupo, las puntuaciones del autoconcepto general
indicaron niveles mucho muy similares entre ambos grupos, siendo ligeramente
superior en el grupo control (112.83 15.19) en relación al grupo experimental
(112.03 13.95). Asimismo, se constató que las cinco dimensiones del autoconcepto
también presentaron puntuaciones muy semejantes entre ambos grupos como se
puede ver en las tablas 22 y 23. Sin embargo, se puede apreciar que el rendimiento
académico presentó un promedio superior en los alumnos del grupo control (8.09
1.02) en comparación al grupo experimental (7.55 1.12) antes de la intervención.
114
Tabla 22
Estadísticos descriptivos antes de la aplicación del programa (medida pretest) de las puntuaciones
del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento académico de los alumnos del grupo
control.
Grupo control
Media
D. E.
Mínimo
Máximo
N
Autoconcepto general 112.83 15.19 78.00 137.00 30
Autoconcepto académico 20.96 4.60 8.00 30.00 30
Autoconcepto social 24.66 3.48 18.00 30.00 30
Autoconcepto emocional 19.43 4.99 10.00 28.00 30
Autoconcepto familiar 24.30 5.51 10.00 30.00 30
Autoconcepto físico 23.46 4.17 14.00 30.00 30
Rendimiento académico 8.09 1.02 6.30 9.80 30
Tabla 23
Estadísticos descriptivos antes de la aplicación del programa (medida pretest) de las puntuaciones
del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento académico de los alumnos del grupo
experimental.
Grupo experimental
Media
D. E.
Mínimo
Máximo
N
Autoconcepto general 112.03 13.95 75.00 135.00 30
Autoconcepto académico 21.13 4.25 13.00 29.00 30
Autoconcepto social 23.73 3.39 18.00 30.00 30
Autoconcepto emocional 19.53 4.68 9.00 28.00 30
Autoconcepto familiar 25.13 4.67 10.00 30.00 30
Autoconcepto físico 22.50 4.36 10.00 30.00 30
Rendimiento académico 7.55 1.12 5.40 9.60 30
Además, se encontró con que las distribuciones del autoconcepto general, así
como de sus dimensiones, registraban una asimetría negativa pronunciada, con
excepción del rendimiento académico que presentó una asimetría positiva cercana al
0. Con la finalidad de evitar el incumplimiento de los supuestos para la realización de
115
las pruebas estadísticas, los datos que lo requerían fueron transformados al
cuadrado.
Para identificar la existencia de diferencias significativas en las puntuaciones
del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento académico entre los
estudiantes de nivel Secundaria del grupo control y experimental antes de la
implementación del programa, se llevó a cabo un ANOVA de una vía entre ambas
puntuaciones.
Los resultados ponen en relieve que no se presentaron diferencias
estadísticamente significativas (p>0.05) ni en el autoconcepto general ni en las cinco
dimensiones que lo conforman entre los alumnos de ambos grupos (control y
experimental). Sin embargo, se puede observar la existencia de una diferencia
marginalmente significativa (p=0.057) a favor del grupo control en lo que respecta al
rendimiento académico de los alumnos (tabla 24).
Tabla 24
Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las puntuaciones del autoconcepto general,
sus dimensiones y el rendimiento académico entre los alumnos del grupo control y experimental
antes de la aplicación del programa (medida pretest intergrupos).
FUENTE DE VARIACIÓN g.l. CM F P
Autoconcepto general Grupo control-
experimental 1 692085.60 0.07 0.792
Autoconcepto académico Grupo control-
experimental 1 244.01 0.00 0.932
Autoconcepto social Grupo control-
experimental 1 31464.60 1.15 0.288
Autoconcepto emocional Grupo control-
experimental 1 14.017 0.00 0.984
Autoconcepto familiar Grupo control-
experimental 1 16236.15 0.33 0.568
Autoconcepto físico Grupo control-
experimental 1 27520.41 0.78 0.381
Rendimiento académico Grupo control-
experimental 1 4.37 3.77 0.057
Nota. Número de casos en todas las variables: 60.
(**) Nivel de significación < 0.01
116
(*) Nivel de significación < 0.05
El autoconcepto general de los participantes (n=60) después de la aplicación
del programa (medida postest), tanto del grupo control como experimental, registró
globalmente un nivel Alto (puntuación superior a 110), con una puntuación promedio
de 116.10 ( 14.91).
Los resultados (en medias) antes de la intervención (pretest) tanto del grupo
control como experimental eran muy similares para el autoconcepto global y sus
dimensiones. Ahora, las puntuaciones postest del autoconcepto general del grupo
control (113.80 13.98) obtuvieron niveles inferiores en su composición en relación a
las puntuaciones obtenidas por el grupo sometido a la intervención educativa o grupo
experimental (118.40 15.68).
De manera general, las dimensiones del autoconcepto también regitraron
puntuaciones medias superiores en la etapa postest en el grupo experimental en
relación al grupo control como se puede apreciar en las tablas 25 y 26. Asimismo, se
puede constatar que los promedios del rendimiento académico del grupo control
presentaron resultados no esperados. Los mismos descendieron notoriamente en la
segunda etapa del test en relación a la primera (pretest = 8.09 1.02, postest = 7.46
1.13), mientras que en el grupo experimental se exhibieron cambios más
substanciales en dirección positiva (pretest = 7.55 1.12, postest = 7.88 0.84).
Tabla 25
Estadísticos descriptivos después de la aplicación del programa (medida postest) de las puntuaciones
del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento académico de los alumnos del grupo
control.
Grupo control
Media
D. E.
Mínimo
Máximo
N
Autoconcepto general 113.80 13.98 87.00 140.00 30
Autoconcepto académico 20.33 3.54 15.00 30.00 30
Autoconcepto social 24.26 4.02 11.00 30.00 30
Autoconcepto emocional 20.70 4.34 13.00 29.00 30
Autoconcepto familiar 25.36 4.46 12.00 30.00 30
117
Autoconcepto físico 23.13 4.33 16.00 30.00 30
Rendimiento académico 7.46 1.13 5.80 9.60 30
Tabla 26
Estadísticos descriptivos después de la aplicación del programa (medida postest) de las puntuaciones
del autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento académico de los alumnos del grupo
experimental.
Grupo experimental
Media
D. E.
Mínimo
Máximo
N
Autoconcepto general 118.40 15.68 82.00 142.00 30
Autoconcepto académico 23.26 4.20 14.00 30.00 30
Autoconcepto social 25.46 3.28 16.00 30.00 30
Autoconcepto emocional 20.70 4.86 10.00 28.00 30
Autoconcepto familiar 25.23 4.95 8.00 30.00 30
Autoconcepto físico 24.13 4.32 12.00 30.00 30
Rendimiento académico 7.88 0.84 6.30 9.30 30
El ANOVA de una vía para determinar diferencias en las puntuaciones del
autoconcepto general, sus dimensiones y el rendimiento académico de los alumnos
del grupo control antes y después de la aplicación del programa (medida pretest-
postest intragrupo control) arrojó los resultados que se esperaban. Ponen en relieve
que no se presentaron diferencias estadísticamente significativas (p>0.05) ni en el
autoconcepto general ni en las cinco dimensiones que lo conforman entre la medida
pretest y postest de los alumnos.
También hubo resultados no esperados como el hecho de que existió una
diferencia significativa (p>0.05) pretest-postest en lo que respecta al rendimiento
académico de los alumnos que no fueron sometidos a la intervención, indicando esto
que su rendimiento académico disminuyó significativamente de un bimestre a otro
(tabla 27).
118
Tabla 27
Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las puntuaciones del autoconcepto general,
sus dimensiones y el rendimiento académico de los alumnos del grupo control antes y después de la
aplicación del programa (medida pretest-postest intragrupo control).
FUENTE DE VARIACIÓN g.l. CM F P
Autoconcepto general Pretest-Postest 1 512820.15 0.04 0.825
Autoconcepto académico Pretest-Postest 1 17853.75 0.62 0.432
Autoconcepto social Pretest-Postest 1 3681.66 0.12 0.724
Autoconcepto emocional Pretest-Postest 1 30375.00 0.87 0.352
Autoconcepto familiar Pretest-Postest 1 27563.26 0.57 0.451
Autoconcepto físico Pretest-Postest 1 3024.60 0.08 0.779
Rendimiento académico Pretest-Postest 1 6.01 5.17 0.027
Nota. Número de casos en todas las variables: 60.
(**) Nivel de significación < 0.01
(*) Nivel de significación < 0.05
La comparación de las medias de las variables motivo de estudio de los
alumnos del grupo experimental de la Escuela Secundaria estudiada antes y
después de la aplicación del programa (medida pretest-postest intragrupo
experimental) se pueden apreciar en la tabla 28. Se proyectaron resultados
sumamente interesantes y se terminó por verificar, aunque parcialmente, la hipótesis
planteada en el presente estudio.
Se evidenciaron diferencias marginalmente significativas (p=0.079) en el
autoconcepto general entre la medida pretest y postest de los alumnos sometidos al
programa. Asimismo, revelan diferencias marginalmente significativas en el
autoconcepto académico (p=0.057) y diferencias significativas en el autoconcepto
social (p=0.047).
Esto pone de manifiesto y permite afirmar que dichas variables en la etapa
después de la intervención son mayores en comparación con la etapa antes de la
intervención. Por más que los promedios de los rendimientos académicos del grupo
experimental mostraron cambios considerables educativamente hablando, no se
registraron diferencias significativas (tabla 28).
119
Tabla 28
Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las puntuaciones del autoconcepto general,
sus dimensiones y el rendimiento académico de los alumnos del grupo experimental antes y después
de la aplicación del programa (medida pretest-postest intragrupo experimental).
FUENTE DE VARIACIÓN g.l. CM F P
Autoconcepto general Pretest-Postest 1 3.450E7 3.19 0.079
Autoconcepto académico Pretest-Postest 1 133293.06 3.77 0.057
Autoconcepto social Pretest-Postest 1 107357.40 4.12 0.047
Autoconcepto emocional Pretest-Postest 1 35478.01 1.00 0.320
Autoconcepto familiar Pretest-Postest 1 889.35 0.02 0.887
Autoconcepto físico Pretest-Postest 1 86108.81 2.40 0.126
Rendimiento académico Pretest-Postest 1 1.63 1.64 0.205
Nota. Número de casos en todas las variables: 60.
(**) Nivel de significación < 0.01
(*) Nivel de significación < 0.05
Los resultados correspondientes a la comparación de las puntuaciones de
medida central de las variables estudiadas entre los alumnos del grupo control y
experimental después de la aplicación del programa (medida postest intergrupos) se
obtuvo a través de un ANOVA de una vía.
Se puso de manifiesto que con excepción del autoconcepto académico
(p=0.005) ninguna de las diferencias de autoconcepto entre grupos resulta
estadísticamente significativa (p>0.05), por más que las puntuaciones directas de las
medias de los componentes del grupo experimental tendieron a ser mayores.
Lo más interesante concerniente al rendimiento académico después de la
intervención, desaparecieron las diferencias significativas que favorecían al grupo
control en relación al grupo experimental antes del programa. De hecho casi se
invirtieron los resultados a favor del grupo experimental, ya que los mismos, aunque
no significativos, ahora se acercaron al margen del nivel de probabilidad significativa
a favor de grupo experimental (tabla 29).
120
Tabla 29
Resultados del ANOVA de una vía de las diferencias en las puntuaciones del autoconcepto general,
sus dimensiones y el rendimiento académico entre los alumnos del grupo control y experimental
después de la aplicación del programa (medida postest intergrupos).
FUENTE DE VARIACIÓN g.l. CM F P
Autoconcepto general Grupo control-
experimental 1 1.871E7 1.64 0.205
Autoconcepto académico Grupo control-
experimental 1 264537.60 8.72 0.005
Autoconcepto social Grupo control-
experimental 1 44499.26 1.59 0.212
Autoconcepto emocional Grupo control-
experimental 1 317.40 0.00 0.926
Autoconcepto familiar Grupo control-
experimental 1 77.06 0.00 0.966
Autoconcepto físico Grupo control-
experimental 1 33323.26 0.86 0.356
Rendimiento académico Grupo control-
experimental 1 2.68 2.69 0.106
Nota. Número de casos en todas las variables: 60.
(**) Nivel de significación < 0.01
(*) Nivel de significación < 0.05
121
VI. DISCUSIÓN
El test de evaluación de autoconcepto, el Manual AF5, Autoconcepto Forma 5
(García y Musitu, 2001) aplicado en este trabajo mostró eficacia y confiabilidad, así
como sencillez, rapidez y facilidad en su aplicación, y con el mismo, se obtuvieron
resultados que confirmaron parcialmente las hipótesis que fueron planteadas
inicialmente en el presente estudio.
La discusión de los resultados aquí presentados está organizada de acuerdo a
los cuatro objetivos plateados en esta investigación: 1) Describir la variabilidad en los
niveles de autoconcepto entre los alumnos y alumnas de Escuelas Secundarias
públicas y privadas de Cd. Victoria, Tamaulipas, de acuerdo al tipo de Escuela y al
género; 2) Determinar la relación existente entre los niveles de autoconcepto global y
sus dimensiones con el rendimiento académico de los alumnos de Escuelas
Secundarias públicas y privadas de Cd. Victoria, Tamaulipas con discriminación de
tipo de Escuela y género; 3) Identificar cuál de las diferentes dimensiones del
autoconcepto (académica, social, emocional, familiar o física) tiene mayor capacidad
predictiva sobre el autoconcepto general de los alumnos de las Escuelas
Secundarias públicas y privadas de Cd. Victoria, Tamaulipas; 4) Determinar la
existencia de diferencias estadísticas en los niveles de autoconcepto global y sus
dimensiones entre los alumnos de Instituciones Secundarias públicas y privadas, de
acuerdo al tipo de Escuela y al género.
6.1. Variabilidad en los niveles de autoconcepto
Los resultados obtenidos indicaron que tanto las Escuelas públicas como
privadas presentaron un nivel de autoconcepto general Alto (puntuación superior a
110). Además, se encontró con el hecho de que, de acuerdo al tipo de Escuela a la
que asisten los alumnos, las Escuelas privadas presentaron puntuaciones del
autoconcepto general más altas y de acuerdo al género fueron los hombres quienes
mostraron mayores puntajes.
122
En lo que confiere a las dimensiones de este constructo, ocurrió el mismo
fenómeno a favor de los alumnos de las Escuelas privadas y del género masculino,
sólo con excepción de la dimensión académica que presentó puntajes superiores en
los alumnos de las Escuelas públicas y en el género femenino. Aunque cabe
destacar el hecho de que estas diferencias, tanto entre Escuelas públicas y privadas,
y tanto entre mujeres y varones, sólo fueron significativas en su dimensión física, lo
cual será discutido más adelante. Resta proponer alguna explicación para la
superioridad observada en los niveles de autoconcepto en las Escuelas privadas y en
el género masculino.
6.1.1. Niveles de autoconcepto de acuerdo al tipo de Escuela
El hecho de que las Escuelas privadas presentaron puntuaciones del
autoconcepto general más altas, así como puntuaciones superiores en cada una de
sus dimensiones (excepto en la dimensión académica), podría sugerir como factor
preponderante las diferencias socioeconómicas y culturales tan patentes que
caracterizan a los alumnos de Escuelas públicas y privadas.
Hay que reconocer, aunque no sea el caso de todos los alumnos, que las
Escuelas particulares tienden a reunir alumnos y alumnas de mayor nivel
socioeconómico que las Escuelas públicas. A esto pueden agregarse las diferencias
en las metodologías de enseñanza, la presión académica, (cantidad y calidad de
exigencias académicas) y el apoyo escolar. Además, la infraestructura, el acceso a la
tecnología, la cobertura de las necesidades básicas y la estimulación intelectual en la
Escuela como el hogar, probablemente permitirían explicar por qué los alumnos de
las Escuelas privadas presentan niveles más altos de valoración personal.
A su vez, la presencia de niveles promedio superiores de autoconcepto global
en los alumnos de Escuelas privadas, podría tener relación con el estatus que
representa la asistencia a Escuelas consideradas socialmente como de excelencia,
en donde hay más disponibilidad de aprovechamiento tecnológico, asistencia
personalizada y, por lo general, más preocupación por la resolución de los problemas
académicos y personales de los alumnos.
123
En contraposición, en las Escuelas públicas se observa, con mayor frecuencia,
la presencia de alumnos desfasados en la edad, por repetición o deserción, factores
que influyen en la percepción que tiene el alumno de sí mismo. Además, muchas
veces esos jóvenes estudiantes deben cumplir con otras actividades relacionadas al
sustento económico ya sea trabajando o ayudando en el hogar (cuidando a
hermanos o realizando tareas domésticas), o bien, se encuentran expuestos a
abusos y malos tratos.
Esto sin duda, produce un importante impacto académico y psicológico, ya
que no disponen de tiempo o motivación para el estudio y disminuyen su
autoconcepto hacia el aprendizaje.
Fontana (1992) afirma que los estudiantes de estatus socioeconómico bajo
reciben menor estímulo académico dentro del hogar y que probablemente carezcan
de un lugar tranquilo para estudiar, además de estar sometidos a privaciones de todo
tipo. (p.30). Lareau (1987), por su parte, señala que los padres de familia que tienen
bajos recursos no sólo presentan bajos niveles educativos, sino que además carecen
de, por ejemplo, materiales de apoyo o tiempo (debido a que sus trabajos son menos
flexibles) para involucrarse en actividades con sus hijos o hijas.
Esta situación descrita, se suma a las características de las Escuelas públicas
que atienden poblaciones desfavorecidas y que deben preocuparse por la contención
emocional, la satisfacción de necesidades básicas (alimentación y vestido) y la
formación de hábitos básicos.
Probablemente, el medio familiar, asociado a las características de la
institución escolar a la que asisten, determinan características económicas y
culturales que pueden limitar o favorecer su desarrollo personal y educativo.
Con esto no se pretende decir que los alumnos de las Escuelas públicas no
puedan hacerlo, sino que para el alumno de Escuelas privadas es más sencillo y los
recursos están más disponibles. Además, a pesar de las tendencias expuestas, en
todas las dependencias hay establecimientos muy efectivos, que potencian los
aprendizajes de sus alumnos sin importar su origen ni condición socioeconómica.
Es decir, muchas veces los resultados educativos están influenciados por
múltiples factores como la calidad del desempeño del profesor, un buen
124
equipamiento e infraestructura o una gestión adecuada, más que la condición
socioeconómica de los alumnos o el nivel educacional de los padres.
En este renglón, los datos demostraron que los alumnos de las Escuelas
públicas presentaron puntuaciones superiores en su dimensión académica que los
de las Escuelas privadas. Aunque las diferencias no fueron significativas, con este
resultado está bastante establecido que los niveles de autoconcepto o la naturaleza
del autoconcepto no sólo está determinada de una manera directa por la pertenencia
a una clase social o grupo determinado.
Como propuesta explicativa a este resultado, aunque no significativo, quizás
los alumnos de las Escuelas privadas presentaron niveles inferiores de autoconcepto
académico, ya que padecen de una mayor presión escolar y ambiental que los
envuelve en la obsesión de la competencia académica y por el buen logro
académico. Además, se enfrentan a una mayor competencia percibida, a un mayor
temor en un sistema escolar de paga, abrumados por las tareas escolares con un
ambiente cargado de evaluaciones.
Como sea, este punto es particularmente crítico, dado la relación de
interdependencia que en este estudio se demostró entre las variables autoconcepto
académico y desempeño escolar. Es por ello que son tan importantes los estudios
que se enfoquen a dilucidar la manera de contrarrestar los factores adversos del
medio y potenciar los recursos propios del joven.
Los resultados pueden servir para orientar futuras intervenciones en el
desarrollo formal del autoconcepto en las Escuelas, focalizándolas en los puntos y en
los grupos más deficitarios.
6.1.2. Niveles de autoconcepto de acuerdo al género
Los resultados de las puntuaciones del autoconcepto de acuerdo al género
son favorables para los hombres, ya que los mismos presentaron puntuaciones del
autoconcepto general más altas en relación a las mujeres. Asimismo, en lo que
concierne a cada una de sus dimensiones, los hombres registraron puntuaciones a
125
favor en cada una de ellas en comparación con las mujeres, con excepción de la
dimensión académica.
Estos resultados concuerdan con la literatura sobre las relaciones entre
género y autoconcepto, y apuntan en la misma dirección que otros estudios donde
las mujeres muestran niveles inferiores de autoconcepto global (Amezcua y
Pichardo, 2000) y mayores puntuaciones en lo que se refiere a su dimensión
académica (Garaigordobil et al., 2005; Santana-Vega y Feliciano, 2011).
Respecto a que los hombres tanto de las Escuelas privadas como públicas,
hayan presentado puntuaciones del autoconcepto general más altas, a decir de
Gorostegui y Dörr (2005), la mayoría de los estudios apuntan en este mismo sentido,
la valoración que las mujeres hacen de sí mismas es inferior a la de los varones.
La investigación hecha por Milicic y Gorostegui en 1993 (citado por
Gorostegui y Dörr, 2005), presenta similares resultados que confirman, en ese
momento en Chile, la existencia de diferencias del autoconcepto entre hombres y
mujeres en etapa escolar, a favor de los varones. Esto posiblemente se podría
explicar por la posición menos valorada de la mujer en el contexto social, histórico,
económico y político que se ha venido dando en la mayoría de las culturas.
Por su parte, algunos autores realizando comparaciones de género en
preadolescentes durante la adolescencia temprana, comprobaron que las mujeres
experimentaban una tensión mayor (Rothenberg, 1997), tienen más síntomas de
ansiedad (Locker y Cropley, 2004) y depresivos. En esta dirección, es sabido que la
baja autovaloración es una característica muy presente en los cuadros depresivos
(Gorostegui y Dörr, 2005).
Por su lado, Orenstein (1994) argumenta la existencia de un trato preferencial
por parte de los maestros hacia los varones, lo cual podría ser también un
determinante en el autoconcepto de los alumnos.
Algunos autores como García y García (1991) han llegado a la conclusión de
que existen claras diferencias de género en el autoconcepto, de forma que las niñas,
particularmente después de los 12 años, tienden a mostrar como grupo, peor
autoconcepto que los niños. A este respecto, la socialización parental y escolar
126
diferenciada se puede convertir en un factor clave para la existencia de las
diferencias señaladas (MacHale y Houston, 1984).
Con todo esto hay que reconocer que el rol del género femenino, a pesar de
que los estereotipos han cambiado en los últimos 20 años, aún así sigue padeciendo
patrones masculinos que ejercen cierta presión psicológica y social. A su vez podrían
ser también factores condicionantes, la desigualdad de oportunidades, así como la
discriminación social y cultural. Estos factores conducen a que mucho antes de que
llegue la adolescencia, se adapte a los papeles sociales propios de su género, los
cuales probablemente no sean tan favorables para alimentar su autoconcepto como
el hombre.
El papel que juega la mujer en la sociedad contribuye a generar las mismas
expectativas en las niñas y adolescentes que imitan esos modelos a medida que
crecen. Por ejemplo, el hecho de que las niñas observen que las mujeres ocupan
puestos de menor estatus social que los hombres, es posible que les lleve a la
conclusión de que su papel social ocupa un rango inferior al de éstos (Debold, 1995).
Este es un fenómeno por demás complejo que requiere de muchos otros
estudios, pues sólo hay que pensar en la gran diversidad de modelos de género los
cuales provienen también de muy diversas fuentes: la familia, la Escuela, los
compañeros, los medios de comunicación, por citar algunos.
En otro renglón, el presente trabajo también se encontró con que la única
dimensión de autoconcepto que fue superior en el género femenino fue la
académica, sin embargo no hubo diferencias significativas. Estos resultados no están
en la línea de los encontrados en otras investigaciones (Hilke y Conway, 1994;
Nelson, 1996) donde se establecen diferencias significativas a favor de los hombres
en esta dimensión.
El resultado aquí obtenido, aunque no significativo, en el que las mujeres
presentaron niveles superiores de autoconcepto académico en relación a los
hombres, podría indicar un mayor desarrollo cognitivo en las mujeres que les
proporciona más seguridad en su capacidad académica.
Como comentario final en este renglón, y quizás con un poco de defensa a la
capacidad de la mujer, el desarrollo de la mujer en áreas sociales, afectivas,
127
familiares y físicas, tal vez no es inferior, sino diferente al del hombre pues las
diferencias biológicas son universales.
6.2. Relación autoconcepto-rendimiento académico
6.2.1. Relación autoconcepto-rendimiento académico de la muestra total
de alumnos de Secundaria
6.2.1.1. Autoconcepto general-rendimiento académico
En lo que respecta a los resultados del análisis bivariado, a través del
coeficiente de correlación de Pearson, para la muestra global de estudiantes de
Secundaria fueron de sumo interés.
Si bien los niveles de correlación entre el autoconcepto general y el
rendimiento académico pueden caracterizarse como bajos, fueron positivos y
estadísticamente significativos. Por ello, se puede hablar de la existencia de una
tendencia general que indicaría que a medida que aumenta el autoconcepto global
de un sujeto, aumenta su desempeño académico.
La correlación positiva y significativa en la asociación que existe entre el
autoconcepto global o total con el rendimiento que mostraron los resultados
obtenidos, refleja el grado con el cual las autopercepciones se relacionan con los
desempeños de los alumnos adolescentes.
Esta relación positiva coincide con la postura mayoritaria que considera esta
influencia, son coherentes con la literatura y está en consonancia con los de muchos
otros estudios que han analizado y encontrado relaciones de predicción significativa
entre el autoconcepto y el rendimiento académico (Purkey, 1970; Sacristán, 1976;
Burns, 1979; Chapman y Boersma, 1979; Rodríguez, 1982; Winne et al., 1982;
Byrne, 1984; Garanto et al., 1985; Wittrock, 1988; Cooley y Ayres, 1988; Machargo,
1989; Díaz-Aguado et al., 1992; Elexpuru et al., 1992; Núñez, 1992; García y Musitu,
1993; Leondari, 1993; González y Tourón, 1994; Núñez y González-Pineda, 1994;
Abouserie, 1995; Musitu et al., 1997; Amezcua y Fernández, 2000; González-Pineda
128
et al., 2000; Faría y Santos, 2001; Adell, 2002; Goñi y Fernández, 2007; Salum-Fares
et al., 2011a). Son semejantes también a otros que encuentran una relación lineal
entre autoconcepto y rendimiento, como por ejemplo Nuñez et al. (1998) y Villarroel
(2000).
La literatura habla por sí misma de la importancia del autoconcepto en lo que
respecta a la conducta escolar de los estudiantes. Pues la mayoría de ellas coincide
en que la implicación activa del sujeto en su proceso de aprendizaje aumenta cuando
se siente autocompetente. Es decir, cuando confía en sí mismo, en sus propias
habilidades, en sus capacidades y tiene altas expectativas de autoeficacia, dándole
valor a sus tareas y sintiéndose responsable de los objetivos de aprendizaje.
Así, la investigación actual confirma que los alumnos con un alto grado de
autoconcepto se muestran más activos y con más éxito, desde el punto de vista
social y académico, lo que sugiere que el mismo debe ser valorado y tomado en
cuenta para trabajarlo y desarrollarlo en el alumnado cuando se pretenda mejorar
sus calificaciones.
De este modo se confirmaron parcialmente los supuestos iniciales derivados
de la literatura, y que proponen que existen relaciones significativas positivas entre el
autoconcepto y el rendimiento académico. Al parecer, esta es una cuestión
importantísima porque, para mejorar el rendimiento académico de los alumnos, se
habrá de comenzar mejorando su autoconcepto general.
6.2.1.2. Dimensiones del autoconcepto-rendimiento académico
En cuanto a la relación que guarda cada una de las cinco dimensiones del
autoconcepto con el rendimiento académico de la muestra total de alumnos, los
resultados ponen en relieve que únicamente la dimensión académica registró una
correlación positiva y significativa con el rendimiento, mientras que la familiar exhibió
una relación marginalmente significativa. Esto hace razonable pensar que, para
mejorar el rendimiento académico de los estudiantes, se habrá de empezar por sus
dimensiones académica y familiar.
129
En lo que concierne a la relación significativa y positiva autoconcepto
académico-rendimiento, esta refleja que las percepciones de la capacidad y de la
habilidad académica del alumno se relacionan con su desempeño. Varios estudios
avalan estos resultados (Corral de Zurita y Leite, 2002; Santana-Vega y Feliciano,
2011), demostrando que el alumno que posee una mejor percepción de sí mismo a
nivel académico, puede llegar a tener mejores calificaciones.
Los estudios de Alexander (1997) demostraron una asociación positiva y
significativa entre el autoconcepto académico y el rendimiento académico. Otros
estudios similares al anterior también informaron que esta dimensión del
autoconcepto se muestra favorablemente asociada con el rendimiento escolar
(González-Pienda et al., 2002; Salum-Fares et al., 2011a; Costa y Tabernero 2012).
En el mismo renglón, otras investigaciones han comprobado que el autoconcepto
académico incide significativa y positivamente sobre el uso de estrategias cognitivas
de aprendizaje (Núñez et al., 1998).
Estos hallazgos permiten demostrar la importancia del autoconcepto
académico como variable predictiva del rendimiento académico concordando
también con las investigaciones de Arrieta (2000).
Este conocimiento es de trascendental importancia, ya que la óptima
utilización de estrategias cognitivas para el aprendizaje y resolución de tareas
académicas en el aula, posiblemente implicaría efectos significativos sobre la imagen
que el alumno tiene sobre su capacidad académica y su imagen como estudiante e,
incluso, sobre la dimensión general.
Es factible pensar que cuando el alumno percibe que no dispone de
estrategias adecuadas para realizar un aprendizaje significativo, ello supone un
efecto negativo sobre la competencia percibida y sobre la imagen que tiene de sí
mismo como estudiante.
Resulta evidente además, que el autoconcepto académico se encuentre
relacionado al rendimiento escolar, ya que la percepción que uno tiene de sí mismo
sobre sus habilidades y capacidades para el estudio, es de esperarse que debiera
influir sobre su desempeño en la Escuela.
130
En virtud de lo antes expuesto son muchos los autores que consideran al
autoconcepto académico como una fuerza motivadora poderosa que responde al
logro de los estudiantes (González-Pineda et al., 1997). En esta dirección, teniendo
en cuenta que el autoconcepto académico influye más en el rendimiento a partir de la
preadolescencia, es necesario atender a los sujetos que en este periodo tienen un
autoconcepto académico negativo, con vistas a que estos no perjudiquen su
rendimiento. Es muy importante considerar en la educación este aspecto para hacer
a los alumnos personas capaces en todas las dimensiones.
Cabe agregar que este resultado tiene importancia práctica, porque garantiza
que un mejor autoconcepto académico o una mejor autopercepción del desempeño
como estudiante se reflejará en mejores calificaciones, y lo interesante es que esto
sucede tanto en los alumnos de escuelas públicas como privadas.
En lo que atañe a la relación marginalmente significativa de la dimensión
familiar del autoconcepto con el rendimiento académico en los resultados aquí
presentados, esta influencia ya ha sido reconocida por numerosos trabajos (Costa y
Tabernero 2012). Asimismo en la actualidad, día con día la importancia de las
relaciones intrafamiliares y su relación con los procesos de personalidad,
socialización, y educación en general, están cobrando cada vez más importancia
(Nunes et al., 2012).
Para autores como Chan (2005), las expectativas que tienen los padres sobre
el rendimiento académico de sus hijos, tienen una relación significativa con la
motivación que presentan los hijos hacia las actividades académicas y con sus éxitos
académicos.
En este renglón, utilizando diferentes variables y métodos, numerosos
estudios han aportado datos que apoyan la tesis de que diversas dimensiones del
ambiente familiar se encuentran muy implicadas en el rendimiento académico de los
hijos (Fantuzzo et al., 1995; Martínez-Pons, 1996; Patrikakou, 1996; Castejón y
Pérez, 1998).
Los resultados de la mayoría de estas investigaciones informan que dicha
relación es fundamentalmente indirecta: las condiciones familiares inciden
significativamente sobre las características cognitivas y motivacionales que el alumno
131
pondrá en juego a la hora del aprendizaje escolar y el proceso concreto de
aprendizaje sobre el rendimiento académico último. Castejón y Pérez (1998), en otra
dirección, encuentran que la percepción de apoyo familiar por parte del hijo incide
directamente en su rendimiento escolar.
Santelices y Scagliotti (1991) después de revisar varios estudios respecto a la
relación entre los padres y el rendimiento académico de sus hijos sustentan la
siguiente afirmación “Si el grado de compromiso manifiesto por los padres es mayor,
se puede predecir el éxito académico porque ellos serían una fuente de apoyo
emocional que permitiría al niño encontrar vías de autodirección con confianza en sí
mismo al tener fuentes concretas de ayuda para lograr el éxito en su desempeño”.
(p.41).
El clima afectivo al interior de la familia es una variable importante en la
adaptación escolar y por tanto en el rendimiento académico. Asimismo, las actitudes
y las expectativas de los padres hacia lo que la Escuela enseña podrían repercutir en
las percepciones del estudiante que apenas se abre camino. Además, importantes
son también para los logros educativos, el compromiso de la familia con la Escuela y
las responsabilidades escolares de los hijos.
En síntesis, el medio familiar, asociado a las características de la institución
escolar a la que asiste el alumno, determinan características económicas y culturales
que pueden limitar o favorecer su desarrollo personal y educativo. Esto da una idea
la importancia del apoyo familiar y de otras variables psicosociales en el
aprovechamiento escolar de los hijos (Fantuzzo et al., 2004).
En otro punto, no todas las dimensiones del autoconcepto presentaron
asociaciones con el desempeño. El análisis mostró que las dimensiones social,
emocional y física no se relacionaron de forma significativa con el rendimiento
académico, pero esto no le resta importancia a estas variables. Es decir, no se puede
afirmar que estas dimensiones no puedan explicar el logro académico. Ello debido a
que estas dimensiones son condiciones prioras y significativas para el autoconcepto
total que sí registró una relación estadísticamente significativa con el rendimiento.
Parece razonable pensar que las dimensiones social, emocional, al igual que
la física, no influyan directamente sobre el rendimiento del alumno, sino que más
132
bien, su influencia recaiga sobre el autoconcepto total, el cual se relacionó
significativamente con el rendimiento de los estudiantes.
Para finalizar, es de suponer que un estudiante que tiene una mejor
percepción de su desempeño académico, social, emocional, familiar, físico y de su
conducta tienda a rendir mejor académicamente. De allí se deducen las propuestas
para desarrollar estrategias para mejorar el autoconcepto tomando en cuenta cada
una de sus dimensiones en forma particular, puesto que a través de ellas se
conseguirá incidir en el constructo a nivel global.
6.2.2. Relación autoconcepto-rendimiento académico de acuerdo al tipo de
Escuela a la que asisten los alumnos
En lo concerniente a los resultados de las relaciones entre las puntuaciones
del autoconcepto general y rendimiento académico de acuerdo al tipo de Escuela, ya
sea pública o privada y que fueron alcanzados por el análisis bivariado, a través del
coeficiente de correlación de Pearson, fueron interesantes, aunque no lo esperado
Se desprendió que el autoconcepto general se asocia significativamente con el
rendimiento académico de los alumnos de las Escuelas privadas. Sin embargo, los
alumnos de las Escuelas públicas no presentan asociación significativa entre estas
variables.
El presente estudio no se encontró con estudios similares nacionales, el único
estudio, que también analizó esta relación entre Escuelas públicas y privadas, fue
hecho en alumnos argentinos (Urquijo 2002), los cuales mostraron resultados
inversos. En éstos, los alumnos de las Escuelas particulares no presentaron relación
significativa entre las variables de interés autoconcepto-rendimiento académico,
mientras que los alumnos de las Escuelas públicas sí.
Estos resultados deberían alertar a los profesionales de la educación sobre los
riesgos de realizar generalizaciones amplias que llevan a suponer que el
autoconcepto se encuentra asociado al desempeño académico de forma
generalizada. Aquí se han presentado evidencias que sugieren que sólo se verifica
en alumnos de Escuelas privadas y que, por lo tanto, se encontrarán alumnos de
133
Escuelas públicas que tengan un bajo autoconcepto y, sin embargo, presenten un
rendimiento académico normal o superior. Otros estudios en esta dirección son
requeridos.
Resta proponer, que sin importar el tipo de institución, ya sea pública o
privada, los profesores son agentes relevantes en la formación del autoconcepto del
adolescente. Como tal, el profesor que quiera contribuir a aumentar el autoconcepto
de sus alumnos, y por tanto el rendimiento deberá: no hacer comparaciones, buscar
nuevas estrategias educativas, atender más a la formación formativa que a la
evaluativa, implicarse emocionalmente con sus alumnos, reaccionar de forma
asertiva ante sus éxitos y fracasos, etc.
En cuanto a la relación que guarda cada una de las cinco dimensiones del
autoconcepto con el rendimiento académico de los alumnos considerando el tipo de
Escuela, los resultados ponen en relieve que de todas las dimensiones únicamente la
dimensión académica registró una correlación positiva y significativa con el
rendimiento y lo interesante es que se observa tanto en las Escuelas públicas como
en las privadas.
Esto es coherente con la literatura que en su mayoría argumenta que el
autoconcepto académico es la dimensión del autoconcepto que más se relaciona con
el rendimiento académico del alumno (González y Tourón, 1994).
Ya desde los estudios de Brookover (1967), han encontrado que los
estudiantes con autoconcepto académico negativo raras veces obtienen alto
rendimiento, por lo que, en este sentido, cambiar su autoconocimiento puede
contribuir a mejorar el rendimiento.
Los educadores deben prestar atención a este aspecto para atender a los
alumnos con autoconcepto académico bajo, al objeto de evitar el fracaso académico
de los mismos. Más aún que algunos hallazgos como los de Brookover concluyen
con que la relación entre autoconcepto académico y rendimiento académico es más
fuerte que la establecida entre autoconcepto general y rendimiento académico, y
similares resultados se exhibieron en el presente trabajo.
Probablemente por demostraciones como esta, la importancia concedida al
autoconcepto en la investigación educativa es enorme respondiendo a la presunción
134
de que no se puede entender la conducta escolar sin considerar las percepciones
que el sujeto tiene de sí mismo y, en particular, de su propia competencia académica
(Goñi y Fernández, 2007).
Así, teniendo en cuenta que el autoconcepto académico influye más en el
rendimiento a partir de la preadolescencia como lo afirman González y Tourón
(1994), es necesario atender a los sujetos que, en este periodo, tienen un
autoconcepto académico negativo, con vistas a que este no perjudique su
rendimiento.
6.2.3. Relación autoconcepto-rendimiento académico de acuerdo al género
de los alumnos
Los resultados alcanzados en la asociación entre el autoconcepto global y el
rendimiento académico de acuerdo al género y obtenido con la ayuda del análisis
bivariado, a través del coeficiente de correlación de Pearson, son por demás
interesantes. Se pueden apreciar una variedad de asociaciones significativas en
todos los casos entre el autoconcepto general y sus diferentes dimensiones con el
desempeño académico en función al género los alumnos.
El análisis demuestra que el autoconcepto general se asocia
significativamente con el rendimiento académico de los hombres de las Escuelas
públicas y en las mujeres de las Escuelas privadas. El autoconcepto académico
presentó relación significativa con el rendimiento académico en las mujeres de las
Escuelas públicas y en los hombres de las Escuelas privadas. El autoconcepto social
se asoció significativamente con el rendimiento académico de los hombres de las
Escuelas públicas. El autoconcepto emocional, así como el familiar, se asociaron
significativamente con el rendimiento de las mujeres de las Escuelas privadas.
Mientras que el autoconcepto físico se asoció significativamente sólo con el
rendimiento de los hombres de las Escuelas privadas.
Como se puede observar, cuando menos se presenta una relación significativa
entre las variables de interés por cada dimensión del autoconcepto. Estas
asociaciones positivas reflejan la importancia de los aspectos académicos, sociales,
135
emocionales, familiares y físicos sobre el desempeño. Además, estos resultados
podrían sugerir tener cuidado al suponer que un mejoramiento del autoconcepto
podría beneficiar los aprendizajes, sin considerar el género.
Los resultados reconfirman que el aprendizaje de contenidos escolares es un
proceso sumamente complejo, que depende de innumerables factores que covarían
entre sí.
Por otro lado, se puede apreciar que estas relaciones tienen más presencia en
los alumnos y alumnas de Escuelas privadas, ya que estas últimas presentaron cinco
asociaciones significativas de doce posibles, mientras que las Escuelas públicas sólo
tres.
Estos hallazgos podrían indicar el efecto diferencial que existe en la
estimulación que reciben en los contextos educativos, lo cual concuerda con la
información reportada por Amezcua y Pichardo (2000) y por Natud et al. (2002).
Así, los resultados permiten confirmar la hipótesis 1 de este trabajo, es decir
que “los niveles del autoconcepto y sus distintas dimensiones se asocian con los
niveles del rendimiento académico de los adolescente variando de acuerdo al tipo de
Escuela a la que asisten y al género”.
Por último cabe agregar, que la relación autoconcepto-rendimiento académico
con consideración genérica femenino/masculino es un tema relevante, sin embargo,
los estudios sobre este tema han sido relativamente escasos. De hecho, no se
encontraron estudios nacionales similares para poder hacer comparaciones e
interpretaciones más pertinentes. Sin embargo, quizás las diferentes condiciones de
vida, sociales, culturales, así como el ambiente educativo podrían explicar estas
diferencias en las asociaciones. Otros estudios similares son requeridos con el
propósito de que aporten evidencia empírica para apoyar el contexto teórico de
futuras investigaciones.
6.3. Relevancia de los componentes del autoconcepto general
Los resultados del análisis factorial confirmatorio tuvieron la finalidad de
identificar el componente de mayor relevancia del modelo teórico de cinco
136
dimensiones que conforman al autoconcepto general de la muestra global de
alumnos de Secundaria de Escuelas públicas y privadas de Cd. Victoria, Tamaulipas.
A continuación se presentan los cinco componentes en orden de importancia:
6.3.1. Primer componente (autoconcepto familiar)
Los resultados sugirieron que el componente de mayor relevancia de este
modelo teórico correspondió al autoconcepto familiar. Estos resultados se tornan
importantes en vista de que la presente investigación demostró relaciones
marginalmente significativas entre el autoconcepto familiar y el rendimiento
académico de la muestra global de estudiantes de Secundaria.
Esto es coherente con la literatura que le antecede y ha sido citada a lo largo
de este estudio. Como lo apuntan Nunes et al. (2012), la familia está estrechamente
relacionada con el desarrollo personal. (p.14)
De acuerdo a los resultados es posible que el alumno se sienta satisfecho con
la percepción que tiene sobre su vida familiar. Esta es una situación satisfactoria, ya
que los hijos que dicen tener una relación más cálida y afectuosa con sus padres
suelen mostrar un mejor ajuste y desarrollo psicosocial, mayor confianza en sí
mismos, una mejor competencia conductual y académica, una alta autoestima y
bienestar psicológico (Salum-Fares et al., 2011b).
De acuerdo a Bustos (1992), esta conciencia sobre la importancia del grupo
familiar es cada día mayor, esto porque la familia es el grupo social natural que es
común a los seres humanos. Y, desde una perspectiva psicológica, cumple dos
objetivos principales: ser protección y matriz del desarrollo psicosocial de sus
miembros y acomodarse y transmitir la cultura a la que pertenece.
Los resultados son además satisfactorios por la importancia que reviste el
hecho de presentarse altos niveles de autoconcepto familiar, pues las relaciones de
familia son de especial interés porque ponen al descubierto el efecto de un conjunto
de prejuicios, actitudes y conductas que pueden resultar beneficiosos o perjudiciales
en la tarea escolar y sus resultados.
137
Es preciso comentar que en este trabajo se demostró que no existen
diferencias significativas de manera general en los niveles de autoconcepto entre los
alumnos de Escuelas públicas en relación a las privadas a pesar de las diferencias
contextuales tanto socioeconómicas como culturales, probablemente gracias a la
presencia de un autoconcepto familiar determinante en la conformación del
autoconcepto general. Es decir, probablemente un bajo nivel sociocultural o
económico puede compensarse con un mayor compromiso y apoyo familiar a la
actividad académica de los hijos.
En esta misma corriente hay autores que consideran los antecedentes
familiares el determinante individual de mayor importancia y peso en el rendimiento
académico alcanzado por el alumno (Adell, 2002).
Castejón y Pérez (1998) encuentran relaciones indirectas entre el rendimiento
académico y la percepción del alumno sobre la importancia que sus padres
conceden al estudio en casa. Un clima familiar positivo favorece la formación de
sujetos adaptados, maduros, estables e integrados, y un clima familiar desfavorable
promueve la inadaptación, inmadurez, desequilibrio e inseguridad.
Cabe agregar que la familia está a cargo no sólo del cuidado físico, sino
también del bienestar y desarrollo psicológico y social de los hijos. Los niños tienen
en la familia sus primeras y más importantes relaciones interpersonales que le
facilitan aprender a convivir socialmente y alcanzar la necesaria autoestima positiva,
la autoconfianza, la capacidad de integración y de participación social (Jadue, 1996).
También, es dentro de esta unidad básica, la familia, donde buena parte del conflicto
entre el mundo adolescente y el del adulto tienen lugar, especialmente porque los
padres son los adultos con quienes más contacto tienen los jóvenes.
Por estas razones se apostó a esta dimensión en el presente estudio, como la
dimensión de más peso del autoconcepto total, que sin duda, influye indirectamente
sobre las dimensiones académica, social, emocional y física.
Con lo aquí demostrado se puede decir que, la condición educativa atribuida a
la familia está fuera de toda duda y discusión, ya que los antecedentes familiares
fueron el determinante individual de mayor importancia y peso en la conformación del
autoconcepto del alumno.
138
Así se confirma la hipótesis 2: “la dimensión familiar es el componente de
mayor relevancia del modelo teórico de cinco dimensiones que conforman al
autoconcepto general”.
6.3.2. Segundo componente (autoconcepto social)
En lo que respecta al segundo componente de mayor relevancia, el
autoconcepto social, a decir de algunos autores, la valoración recibida de los demás,
las experiencias de éxito y fracaso, la comparación social y las atribuciones, son
elementos clave en la formación del autoconcepto. Así, tener o no habilidades para
relacionarse con otras personas puede ocasionar sentimientos positivos o negativos
hacia uno mismo (Tranche, 2004).
Los resultados aquí presentados van en la dirección de teóricos e
investigadores que consideran el autoconcepto como un fenómeno social. Por
ejemplo, Markus y Nurius (1986) lo consideran como “el punto de encuentro del
individuo y de la sociedad”. En esta dirección, Hartup (1992) sugiere que las
relaciones entre iguales contribuyen en gran medida al desarrollo cognitivo y social.
Así, los alumnos que generalmente son rechazados, agresivos, problemáticos,
incapaces de mantener una relación cercana con sus compañeros y que no pueden
establecer un lugar para ellos mismos en la cultura de sus iguales, están en
condiciones de alto riesgo. Las limitaciones en el desarrollo de las relaciones
sociales genera peligros diversos, algunos de ellos son conceptualizados por Katz y
McClellan (1991) como: salud mental pobre, abandono escolar, bajo rendimiento y
otras dificultades escolares.
En contraste, interacciones positivas con otros, llevan a un concepto positivo
de sí mismo. Los profesores deben, por lo tanto, estar capacitados para identificar y
rescatar los valores de las relaciones familiares e interpersonales adecuadas.
Cabe agregar en cuanto a la relevancia de los dos primeros componentes del
autoconcepto (familiar y social), que la familia, docentes, compañeros y amigos,
proporcionan el ambiente en el que una persona puede ser más o menos productiva
(Requena, 1998). Un ambiente estable, respetable, con aceptación y afecto de los
139
padres, el establecimiento de límites claros y consistentes, y el fomento de la
autonomía conducen a un autoconcepto alto lo cual podría asociarse con un
rendimiento académico satisfactorio.
En resumen a los resultados de este apartado, en el desarrollo del
adolescente los dos contextos que más influyen en el autoconcepto de éste son el
familiar y el social. Por tanto, la información ofrecida por padres, profesores e iguales
va a representar una importante fuente a partir de la cual crece el autoconcepto
(Scott et al., 1996). Con esto, se debería tener en cuenta el grado de dependencia
del sujeto respecto a su medio, pues las sensaciones experimentadas por las
experiencias vividas (por ejemplo: respecto a un fracaso en una asignatura, ejecutar
mal un trabajo, etc.) pueden influir considerablemente en el nivel del autoconcepto.
6.3.3. Tercer componente (autoconcepto físico)
En lo que respecta al tercer factor de mayor relevancia, éste concernió al
autoconcepto físico, el cual además, fue la única dimensión que presentó diferencias
significativas entre instituciones y entre géneros, pero de esto se hablará más
adelante. Este apartado se limitará a la discusión de su posición preponderante en la
constitución del autoconcepto.
Este ámbito adquiere gran importancia sobre todo durante la adolescencia, la
imagen corporal por cuanto se producen cambios físicos significativos que generan
cierta inquietud entre las personas adolescentes y les puede hacer sentir su cuerpo
como algo extraño, ajeno y difícil de controlar Tranche (2004).
En lo que respecta al presente estudio que se dirige de manera especial a la
adolescencia, es importante señalar que el cuerpo juega un papel primordial en la
formación del concepto de sí mismo, concretamente en la construcción de la
autoimagen (Sureda, 2001). Las relaciones positivas del autoconcepto físico con el
bienestar psicológico y con el estado de ánimo son notables: quienes gozan de un
buen autoconcepto físico puntúan más alto en bienestar psicológico subjetivo, se
sienten más satisfechos con su vida y consideran su estado de ánimo más positivo
(Goñi et al., 2004; Esnaola, 2008; Moreno, 2008).
140
En este sentido, la investigación de Lindwall y Hassmén (2004) también
apunta a los posibles beneficios que la misma actividad física puede generar en la
salud de los adolescentes.
Por lo anterior, se debe ayudar a los estudiantes a aceptar su imagen física,
sin que esto signifique renunciar a mejorarla en lo que sea posible, lo cual puede
incentivar su grado de autoconcepto. Potenciar esta dimensión podría lograr ayudar
al mejoramiento del aprovechamiento escolar de los alumnos, pues este trabajo
demostró que la misma se relaciona significativamente con el rendimiento académico
de los varones de las Escuelas Secundarias privadas.
Es importante que se valorase la práctica de la actividad físico-deportiva como
un factor muy positivo para la salud, tanto en el ámbito físico como en el psicológico,
ya que podría potenciar efectos positivos sobre el autoconcepto físico y por ende en
su autoconcepto general, el cual ha demostrado tener una relación positiva y
significativa con el rendimiento académico.
6.3.4. Cuarto componente (autoconcepto emocional)
En lo que concierne al cuarto lugar, éste corresponde a la dimensión
emocional, siendo este componente el penúltimo en relevancia en la conformación
del autoconcepto. Los resultados aquí expuestos, precisan y sugieren la potenciación
y desarrollo de esta dimensión, pues la importancia del mismo en la educación no es
sólo porque tiene que ver con el aprovechamiento en la Escuela, sino que también
con la motivación, con el desarrollo de la personalidad, con las relaciones sociales y
con el contacto afectivo del adolescente consigo mismo.
Además, en el presente trabajo la dimensión emocional demostró estar
significativamente relacionado con el rendimiento académico de los alumnos de
género femenino de las Escuelas privadas. En esta dirección, autores como Pichardo
(2000) han confirmado que niveles bajos en esta dimensión podrían llevar a los
alumnos a ser más propensos a padecer grados elevados de ansiedad, inestabilidad
emocional o depresión y por lo tanto un bajo aprovechamiento escolar.
141
Cada vez que se establece una relación, se está trasmitiendo aprobación o
desaprobación y en esa misma medida, se van devolviendo o entregando
características personales que pasan a integrar la autoimagen de esa persona. Hay
que reconocer y tomar en consideración los derechos, la dignidad, las ideas y los
sueños de los adolescentes.
El autoconcepto puede salir dañado cuando hay una frecuencia muy alta de
mensajes que repiten reiteradamente las características negativas del adolescente.
Estos mensajes negativos hacen que el mismo empiece a pensar que es malo o que
casi todo lo hace mal. Si la crítica o el castigo van acompañados de una actitud de
enojo, rechazo o amenaza, podrían aumentar sus efectos así como la sensación de
inseguridad que desarrolla el individuo. Con esta situación es altamente probable que
el profesor tienda a asumir una postura más crítica y rechazante frente al alumno,
quien a su vez, se pondrá más negativo y desafiante, creándose así un círculo
vicioso.
Por el contrario, si el alumno tiene un autoconcepto alto, se comportará en
forma agradable, será cooperador, responsable, rendirá mejor y facilitara el trabajo
escolar. Por lo tanto el profesor positivamente será reforzante, estimulante y habrá
una retroalimentación positiva lo que hará que el alumno se comporte mejor, y así
sucesivamente generándose un círculo virtuoso.
Los resultados aquí expuestos podrían sugerir la necesidad de potenciar esta
variable a través de estrategias que puedan ser útiles para desarrollar el
autoconcepto emocional de los alumnos. Esto se puede lograr generando un clima
emocional cálido, participativo, interactivo, donde el aporte de cada alumno pueda
ser reconocido.
Significa potenciar estados emocionales que se fundamenten en un lenguaje
autodirigido, positivo y en un control adecuado de los sentimientos y las conductas
propias (Tranche, 2004). Así, un cierto grado de cariño, además de potenciar el
rendimiento de los alumnos, promueve sus sentimientos de dignidad personal y por
ende se puede ver reflejado en sus calificaciones escolares.
142
6.3.5. Quinto componente (autoconcepto académico)
Los resultados mostraron que el factor de menor relevancia en la
conformación del autoconcepto total es el autoconcepto académico, esto tiene
mucha importancia y a su vez debe preocupar por dos puntos. En primero, porque en
la presente investigación fue la única dimensión que demostró relaciones positivas
significativas con el rendimiento académico y en segundo, porque estas relaciones
se presentaron tanto en los alumnos de Escuelas públicas como privadas. Aunado a
esto, el presente estudio se encontró con que la mayoría de la literatura concuerda
en que es la dimensión académica la que más se relaciona con el aprovechamiento
escolar del alumno (González y Tourón, 1994).
La investigación actual confirma que el alumno con un alto grado de
autoconcepto académico se muestra más activo y con más éxito en su desarrollo
como educando, y en este estudio, resultó ser la dimensión con menor peso de las
cinco dimensiones que conforman al autoconcepto.
Al parecer, lo que se manifiesta aquí es una cuestión importantísima, porque
de la enseñanza Elemental a la Secundaria los preadolescentes replantean sus
autoconceptos académicos formados previamente. Son ya capaces de tener en
cuenta múltiples criterios para juzgar su capacidad académica (rendimiento obtenido,
notas dadas por el profesor, comparación con el rendimiento de los otros
compañeros, esfuerzo empleado, dificultad de las tareas). En general los
autoconceptos académicos en esta transición experimentan un declive y con la edad
y el avance en los cursos escolares, la relación entre autoconcepto y rendimiento se
hace más fuerte.
Es probable que uno de los factores más determinantes y de mayor frecuencia
en el desarrollo de un autoconcepto académico negativo sea la crítica. Es importante
evitar la crítica, ya que ella va socavando permanentemente la valía de cada persona
y tiene efectos negativos en la imagen personal disminuyendo la confianza en sí
mismo. Por el contrario, se debe alabar el trabajo bien hecho y/o los esfuerzos
realizados, siempre que den motivo para ello. Hay que mostrar al alumno que se
143
tiene confianza en él y en sus posibilidades, además de animarlo y alentarlo para que
alcance las metas propuestas.
De esta forma, los resultados aquí expuestos podrían apuntar la necesidad de
emplear métodos y procedimientos, tales como técnicas de estudio, que ayuden a la
población estudiantil a superar las exigencias que se le imponen en las diferentes
áreas y que permitan el desarrollo de esta dimensión en los alumnos.
A este respecto, el profesor deberá ser efusivo y claro al reconocer lo que los
alumnos han hecho correctamente. Si no han cumplido como se esperaba, darles
una nueva oportunidad explicando un poco más lo que se espera de ellos. Usar
frecuentemente el refuerzo de los logros de los alumnos frente al grupo. Es
importante encontrar las dotes positivas y reconocer logros reales, que sean sentidos
como algo especial y único por el alumno, permitiéndole así procesarlos como éxitos
personales.
Con todo lo antes manifestado, se puede afirmar que para mejorar el
aprovechamiento escolar de los jóvenes se habrá de comenzar mejorando su
autoconcepto académico y emocional, ya que son las dimensiones que manifestaron
menor peso. Estos casos específicos, precisan ser trabajados y sería conveniente
reforzarlos para alimentar sus componentes que se relacionan con el resultado
escolar y los logros académicos.
6.4. Diferencias de autoconcepto
6.4.1. Diferencias de autoconcepto de acuerdo al tipo de Escuela a la que
asisten los alumnos
Los resultados del ANOVA de una vía pusieron de manifiesto que, aunque las
Escuelas privadas hayan presentado mayores puntuaciones medias de autoconcepto
general o total que las públicas, no se registraron diferencias significativas.
Con este resultado se establece una vez más que los niveles de
autoconcepto, a pesar de las diferencias sociales, económicas, tecnológicas y
culturales tan patentes que caracterizan a los alumnos de Escuelas públicas y
144
privadas, no están determinados de una manera directa por la pertenencia a una
clase social o grupo determinado.
Esto es contrario al polémico antecedente de Coleman (1980) en donde se
afirmaba que las variables socioeconómicas explicaban prácticamente, toda la
varianza del rendimiento académico. Sin embargo, investigaciones posteriores y
menos criticadas metodológicamente, afirman que si bien tiene algún peso en los
primeros años de escolaridad, en los cursos más avanzados pierde toda su
significación (Pelechano, 2000).
Según Enríquez (1998), diversas investigaciones han mostrado que los
miembros de grupos que tienen un bajo estatus social dentro de una sociedad no
tienen necesariamente niveles de autoconcepto bajos, ni los de estatus altos
necesariamente niveles altos. De manera concreta, los determinantes del
autoconcepto resultan ser de naturaleza más psicológica que económica.
No se niega que ciertos tipos de condiciones socioeconómicas puedan hacer
difícil el conseguir un clima psicológico apto para el desarrollo de niveles superiores
de autoconcepto. Más bien, se afirma que no son las condiciones socioeconómicas
por sí mismas las responsables directas del nivel final de autoconcepto. Es decir, el
hecho de asistir a una Escuela pública o tener un nivel económico bajo, no tiene por
qué ser determinante en el rendimiento escolar.
Un nivel económico bajo se asocia con un rendimiento bajo cuando implica
una situación de carencia de autoconcepto, bajo nivel cultural, carencia de
expectativas y falta de interés en las tareas escolares.
Respecto a este punto, está el estudio realizado por Redondo et al. (2004),
quienes analizaron los resultados de algunas pruebas entre 1990 y 2001. Los
autores concluyeron que la educación pública es igual de eficiente que la privada e
incluso, ha experimentado una mejoría en los últimos años.
A decir de lo antes expuesto, el autoconcepto de los alumnos depende, por
supuesto, de muchas variables, pero en el Sistema Educativo local, no dependería,
según los resultados obtenidos, de concurrir a una Escuela pública o privada.
En lo que respecta a los resultados de las diferencias en las puntuaciones de
las cinco dimensiones del autoconcepto entre los estudiantes de las Escuelas
145
Secundarias públicas y privadas, revelaron resultados muy interesantes. Los
alumnos de las Escuelas privadas presentaron mayores puntuaciones medias en las
dimensiones social, emocional, familiar y física, con excepción de la dimensión
académica, sin embargo, sólo la dimensión física registró diferencias significativas
entre instituciones.
A pesar de que esto muestra más similitudes que diferencias entre los dos
tipos de Escuelas, aquí se constató la existencia de diferencias significativas entre
Escuelas públicas y privadas en sólo una de las dimensiones del autoconcepto, la
física, a favor de las privadas.
Numerosos investigadores consideran que existe una posible explicación de
estas diferencias atribuyendo la importancia del ideal social sobre el cuerpo (Maïano
et al., 2004). A este respecto es evidente que los alumnos de las Escuelas privadas,
generalmente, provienen de familias más acomodadas, gozan de mejores hábitos
alimenticios y más posibilidad de adquisición de productos nutricionales extras, así
como más alcances en lo que confiere al mejoramiento estético.
En este contexto la cultura de cultivar el físico y la imagen corporal que impera
en la sociedad occidental en los tiempos modernos está más arraigada. A su vez, las
Escuelas privadas a las que asisten presentan más espacios de entrenamiento, en
ellas ocupa un lugar importante la infraestructura y equipamiento diseñado para
diferentes actividades deportivas y la actividad física que contribuyen a la
construcción del autoconcepto físico.
Además, los miembros de estos tipos de institución tienen más presencia en
gimnasios de paga y más facilidades para afiliarse y poder llegar a otros Centros
deportivos extramuros para cultivar su físico.
Esta información relevante invita a indagar hasta qué punto la autoaceptación
de los adolescentes depende de su adecuación a los estereotipos estéticos sociales.
Los resultados tienen importancia práctica, pues como apuntan Cash et al.
(1986), la evaluación positiva de las características físicas propias correlaciona con
indicadores de buena adaptación psicológica, entre otros, un autoconcepto positivo y
a la inversa en las personas que valoran negativamente sus características físicas.
Esto sugiere la importancia de actividades que promuevan el desarrollo físico desde
146
la etapa escolar, pues es claro en la actualidad que en la Escuela los alumnos no
sólo deben adquirir conocimientos, deben también desarrollar capacidades.
En este sentido, la educación escolar tiene una naturaleza social y su función
es facilitar a los miembros más jóvenes de la sociedad la apropiación de un conjunto
de conocimientos y formas culturales que se consideran esenciales para convertirse
en ciudadanos.
A este respecto y con atención a las Escuelas públicas principalmente, el
autoconcepto, la actividad física y un estilo de vida sano están íntimamente ligados,
por lo que los docentes deben tener en cuenta las intervenciones educativas sobre
dichos aspectos en el ámbito de la educación física, ya que pueden ser
determinantes en el desarrollo personal y social de los alumnos (Santos y Martins,
2005). De cómo se lleve a cabo la educación física escolar, van a depender, en
alguna medida, el autoconcepto físico del alumno y las actitudes hacia la actividad
física y práctica deportiva a lo largo de su vida.
También Moreno et al. (2008), argumentan que la implicación de los
estudiantes en actividades físico-deportivas muestra mejoras en el autoconcepto. En
el mismo camino Goñi et al. (2004), estudiando el autoconcepto físico de los
adolescentes encontró que aquellos grupos que practicaban deportes en forma
habitual presentaban una percepción más alta de su atractivo físico, mientras que
aquellos que no practican ningún deporte reflejaban niveles más bajos de
autoconcepto.
Con todo lo que esto implica, el concepto del físico en este estudio reflejó ser,
además, el tercer predictor más influyente en la conformación del autoconcepto
general de los alumnos de Educación Secundaria.
6.4.2. Diferencias de autoconcepto de acuerdo al género de los alumnos
Finalmente, los resultados del ANOVA de una vía determinaron las diferencias
en las puntuaciones del autoconcepto general o total entre los estudiantes de género
masculino y femenino. Los resultados indicaron que los puntajes de hombres y
147
mujeres participantes, muy semejantes y con una ligera superioridad en los hombres,
no registraron diferencias significativas.
Este resultado muestra similitud a los de otros estudios que no han encontrado
diferencias de género en el autoconcepto global de los estudiantes (Gorostegui y
Dörr, 2005; Casé et al., 2010), en el sentido de que el autoconcepto del género
femenino no presenta niveles inferiores significativos en relación al género masculino
(Rodríguez, 1982; Costa y Tabernero, 2012). Además, convienen también en que se
han observado cambios en las tendencias en cuanto a creencias y autopercepciones
culturalmente determinadas por el género.
En esta dirección, los resultados coinciden con otras investigaciones
internacionales recientes en términos del acortamiento de la brecha entre los niveles
de autoconcepto entre géneros.
Así, con los resultados de este estudio se puede inferir que el género no tendría
efectos distintivos en la variable en general en los alumnos de Secundaria de Cd.
Victoria, Tamaulipas, México.
En contraposición a estos resultados, autores como Rothenberg (1997)
afirman que la valoración personal de las mujeres es inferior, pues sufre un descenso
significativo durante la adolescencia temprana. A su vez, en esta investigación fue
muy común encontrar en la literatura la afirmación de que la valoración que las
mujeres hacen de sí mismas es inferior a la de los varones (Amezcua y Pichardo
2000).
Así, los alcances de los resultados de este estudio pueden sugerir,
indirectamente a través de cómo se autoperciben las mujeres en relación a sus pares
varones, el efecto de los avances que la mujer ha experimentado en la década en
relación al estatus y posición social. Esto tal vez gracias a los programas y políticas
destinadas a mejorar sus condiciones en el ámbito de la salud, laboral y legal,
aportando evidencia empírica para apoyar el contexto teórico de futuras
investigaciones.
Aquí se reconoce que el rol del género femenino, a pesar de que los
estereotipos han cambiado en los últimos 20 años, aún así sigue padeciendo
patrones masculinos que ejercen cierta presión psicológica y social sobre el género
148
femenino. Pero también se cree que la literatura consecutiva más actualizada
pudiera traer cambios hacia autoconceptos menos diferenciados como los que
presentó este trabajo.
Lo anterior hace pensar que los importantes cambios socioculturales que se
están sucediendo durante la década actual, posiblemente llegarán a tener cambios
en los estereotipos que por ende producirán cambios en el autoconcepto global en
hombres y mujeres. Estudios más actualizados en ese sentido son necesitados.
En lo que concierne a los resultados de las diferencias en las puntuaciones de
las cinco dimensiones del autoconcepto entre los estudiantes de género masculino y
femenino de las Escuelas Secundarias también son novedosos.
Los resultados de las diferencias de género puestos en relieve aquí, fueron
muy similares a los resultados de las diferencias por tipo de Escuela arriba
señalados, pues se repitió el mismo fenómeno, sólo la dimensión física registró
diferencias significativas entre géneros de la misma forma que ocurrió entre
instituciones.
Por lo tanto, aquí también se pone de manifiesto la existencia de diferencias
de género en sólo una de las dimensiones del autoconcepto, la física, a favor de los
varones. Es decir, el autoconcepto físico se ve influido por el género en estudiantes
adolescentes, coincidiendo con la mayoría de los autores en que los varones
presentan mayores valores frente a las mujeres (Inglés et al., 2009; López-Barajas,
2010; Malo et al., 2011; Veliz-Burgos y Apodaca, 2012; Salum-Fares et al., 2012),
pero faltan datos sobre si se mantienen estas diferencias en otras edades (Goñi et
al., 2004).
Similar a este trabajo, Crain (1996) en sus estudios sobre género y
autoconcepto, sugiere que las diferencias más consistentes habían sido las
encontradas en áreas como la habilidad o la apariencia física, donde los hombres
demostraron tener niveles más elevados que las mujeres.
En los estudios de Gabelko (1997) también los varones obtuvieron
puntuaciones significativamente más altas en el autoconcepto global y atlético.
Además, coincide con los resultados de otros estudios que han encontrado que las
149
mujeres tienen peor autoconcepto físico que los hombres (Nelson, 1996; Wilgenbush
y Merrel, 1999: Amezcua y Pichardo, 2000; Pastor et al., 2003; Padilla et al., 2010).
Según Espinoza et al. (2011), la valoración negativa de las mujeres está
condicionada por su poca participación deportiva. Ésto debe tener consideraciones
educativas, ya que la imagen propia es esencial para las conductas y los logros
posteriores de las personas (Naranjo, 2006).
Aquí los datos hacen suponer que los varones en forma general tienen una
mejor percepción de su desempeño atlético y apariencia física, cuestión relevante, ya
que esta variable mostró una relación significativa con el desempeño escolar de los
varones de las Escuelas privadas en el presente trabajo.
Las puntuaciones inferiores en el autoconcepto físico de las mujeres podría
deberse a que estas experimentan mayores niveles de estrés durante la
adolescencia, probablemente como resultado de factores educacionales,
produciéndose una mayor distancia entre la autoimagen y la imagen ideal.
Hay autores que afirman que la valoración personal de las mujeres presenta
una disminución significativa sobre todo a partir de la adolescencia donde comienza
un declive en su imagen, que puede ser debido a factores relacionados con los
estereotipos de género (Crain, 1996; Marsh, 1989). En este sentido, en sus estudios
Orenstein (1994) demostró que las mujeres adolescentes tienen una percepción de
sí mismas inferior a la de los varones en lo que concierne a la aceptación de su
imagen física.
Es interesante citar también que las mujeres de esta época se ven sometidas
a una fuerte presión desde el modelo estético dominante a ser extremadamente
delgadas, lo cual podría explicar la elevada insatisfacción corporal imperante en las
adolescentes ante una cultura de la delgadez. A este respecto Goñi et al. (2004),
argumentan que las personas más delgadas son las que ofrecen la mejor percepción
física, mientras que las personas con sobrepeso manifiestan peor autoconcepto
físico que las de peso normal y que las de peso bajo. Otra explicación a estos
resultados desfavorables a las mujeres puede estar asociada a un mayor nivel de
autocrítica de las mujeres en la evaluación de sí mismas.
150
En otra instancia, es común que la adolescente presente menor respuesta al
ejercicio físico respecto al hombre, y cuando hay respuesta a la práctica deportiva,
por lo regular su incorporación es más tardía y tiene más escasa participación, si se
toma como referencia la actividad física masculina (tanto a nivel escolar como
extraescolar). Beets et al. (2009), a través de un meta-análisis realizado, señalan el
impacto que tienen los programas de actividad física y condición física sobre distintos
aspectos, entre los que se encuentra el autoconcepto.
Derivado de resultados similares (Guido et al., (2011), se propone el diseño de
programas de intervención creados para la mejora y reforzamiento del autoconcepto,
atendiendo las necesidades particulares de los(as) adolescentes.
La educación física y deportiva debe entonces contribuir de una manera explícita,
con atención especial al género femenino, a la construcción de la personalidad, que
en la etapa de la Educación Secundaria es determinante, ya que las adolescentes
viven con mayores dificultades que los varones el proceso de construir un
autoconcepto físico positivo (Goñi et al., 2004).
Por tanto garantizar un pleno desarrollo de las potencialidades de las mujeres
exige en primer lugar su propio reconocimiento y valoración, configurándose el
autoconcepto como un elemento primario y fundamental sobre el cual se puede
intervenir en la consecución de una igualdad de oportunidades real entre mujeres y
hombres.
Es muy importante considerar también en la educación este aspecto para
hacer de los alumnos personas capaces en todas las dimensiones. Es decir, la
dimensión física del autoconcepto merece ser considerada en futuras investigaciones
en estos contextos con la finalidad de profundizar en las causas de esas diferencias
detectadas entre alumnos y alumnas. Aunque independientemente del género y del
tipo de Escuela se precisa de trabajarlo y potenciar su desarrollo, pues como bien
afirman Goñi et al. (2004), el autoconcepto físico es una especie de termómetro del
bienestar personal y social en cualquier momento de la vida pero muy especialmente
durante la adolescencia y juventud.
Así se confirma, aunque parcialmente la hipótesis 3, ya que se demostró que
existen diferencias significativas en el autoconcepto, aunque sólo en una de sus
151
dimensiones (dimensión física), entre los alumnos de Escuelas públicas y privadas y
entre géneros. Sin embargo, también es preciso reconocer que en este estudio se
presentaron más similitudes que diferencias.
En esta dirección, ya desde hace casi 40 años, Maccoby y Jacklin (1974) ya
negaban con sus estudios las diferencias de género, y afirmaban que hay más
semejanzas que diferencias entre hombres y mujeres, considerando que ellas
pueden ser tan competitivas, asertivas, analíticas, dominantes, ambiciosas y
agresivas como los hombres.
6.5. Programa de intervención educativa para la mejora del
autoconcepto en el ámbito escolar
Los resultados obtenidos demostraron efectividad del programa de
intervención para la mejora del autoconcepto y su redundancia sobre el rendimiento
académico de los alumnos. Por lo que se puede afirmar que la mejora del
autoconcepto en el ámbito educativo es un factor influyente para un mayor
rendimiento académico.
Además, estos resultados se tornan, más importantes, más coherentes y con
mayor repercusión, al considerar que los análisis bivariados, a través del coeficiente
de correlación de Pearson permitieron establecer asociaciones estadísticamente
significativas entre el autoconcepto global y su dimensión académica con el
rendimiento académico de la muestra global de alumnos (autoconcepto general:
p=0.046, autoconcepto académico: p=0.000).
Por tanto, los resultados verifican que la hipótesis planteada en el programa
de intervención educativa para la mejora del autoconcepto aplicado en esta
investigación, podría tener repercusiones importantes a nivel educativo. Si bien es
cierto que los padres fungen un papel fundamental en la formación de los niños en el
aspecto de la personalidad, igual de cierto es que los maestros son también piezas
clave en este proceso.
Los educandos pasan muchas horas, días y años en la escuela, y es en este
espacio donde los maestros sirven como un yo auxiliar para los mismos,
152
proporcionándoles seguridad, confianza en sí mismos, respeto, cariño, entre otras
cosas. Por esta razón es importante que tengan una preparación y formación
adecuadas.
Los maestros y figuras significativas son un apoyo esencial en la construcción
del autoconcepto del alumno ya que depende de la valoración que le den éstas
figuras, el concepto que él ira formando acerca de sí mismo. Si se instruye a los
docentes en programas de mejora del autoconcepto, ellos podrían ayudar a que sus
alumnos formen una valoración positiva de sí mismos, ya que los maestros deben
estar siempre al tanto de las deficiencias y debilidades, así como de las capacidades
y habilidades que el chico va desarrollando.
Los talleres y programas, como el que fue utilizado en la presente
investigación, pueden ser una herramienta auxiliar muy útil para las personas que se
dedican a la docencia y que quieren contribuir de manera genuina al desarrollo
mental de sus alumnos. Es importante la intervención cuando se detecta una falla en
el autoconcepto de los estudiantes sobre todo en edades tempranas, ya que éste no
es algo innato, por lo contrario, como se ha venido defendiendo a lo largo de este
trabajo, se va desarrollando y evolucionando en cada etapa de la vida.
En lo referente a la eficacia o utilidad de la intervención educativa para la
mejora del autoconcepto, a partir de los resultados obtenidos se puede decir que
programas como el aquí utilizado (“Cómo Mejorar el Autoconcepto”) tienen un
impacto en el incremento de este constructo.
Los análisis estadísticos permitieron establecer un aumento significativo tanto
en el autoconcepto general como en su dimensión académica en los estudiantes
sometidos a la intervención y que existen relaciones estadísticamente significativas
entre estos constructos con el rendimiento académico de los alumnos. Por ello, se
puede hablar de la existencia de una tendencia general que indica que a medida que
aumenta el autoconcepto global de un estudiante, aumenta el rendimiento
académico.
Los datos obtenidos en las dimensiones del autoconcepto que no confirman
una mejora significativa en el grupo sometido al programa pueden atribuirse a la falta
de sensibilidad de la gran mayoría de los instrumentos de medida para detectar
153
mejoras incipientes, o bien a limitaciones en la aplicación del programa, como su
duración.
Aunque la presente intervención fue por demás positiva, seguramente
resultados de mayores dimensiones se hubieran manifestado en un entrenamiento
más prolongado. Una intervención de apenas dos meses no pretende un cambio
inmediato ni espectacular, lo que plantea uno de los problemas más comunes a todo
programa educativo o de intervención: el seguimiento a largo plazo de los sujetos. La
detección de las mismas abre la puerta a la posibilidad de mejorar el diseño de
aplicaciones futuras.
Cabe destacar que, posiblemente, el cambio de ciertas pautas de conducta o
de pensamiento que distintos participantes manifestaron haber comenzado a realizar
se vean reflejadas tiempo después, cuando los nuevos hábitos o las reflexiones
propiciadas por el programa hayan tenido ocasión de influir en el autoconcepto.
La labor de este estudio pretende continuar en dicho sentido, convencido de la
necesidad de seguir profundizando en la optimización de recursos para educar y
concienciar a las personas sobre la necesidad de conocerse y valorarse
adecuadamente, tanto para el logro del bienestar personal como para la obtención de
mejores rendimientos.
154
VII. CONCLUSIÓN
Con todo lo analizado a lo largo de la literatura, se concluye que son muchos
los estudiosos e investigadores, especialmente psicólogos y educadores que han
asumido de modo categórico la importancia del autoconcepto y su fuerte relación en
la vida escolar. Además, se constató a través de la lectura que la mayor parte de los
autores defienden la postura de que el autoconcepto es relativamente estable pero
se puede modificar a través de estrategias adecuadas.
En este sentido, en la presente conclusión se mencionan breves
recomendaciones que podrían mejorar el autoconcepto de los alumnos, pues no se
puede terminar un estudio educacional si no se encuentran aplicaciones prácticas en
el ámbito pedagógico
Desde este punto de vista, los objetivos propuestos para este trabajo se han
logrado. Los resultados de esta investigación permiten corroborar la relevancia del
autoconcepto como un constructo potente en la educación que tiene relación con el
rendimiento académico, y específicamente en línea positiva de dos tipos de
autoconcepto: el autoconcepto académico y el familiar.
Así, este estudio particular concluyó que el autoconcepto general y en especial
sus dimensiones, académica y familiar, predicen el rendimiento académico. Se
concluye también que la relación entre autoconcepto académico y rendimiento
académico es superior a la observada entre autoconcepto general y rendimiento.
Estudios anteriores han mostrado que un adecuado autoconcepto académico
permite un mejor rendimiento académico (Freeman, 2006). Estas conclusiones,
extraídas también del presente trabajo, vienen a confirmar algunas de las
aseveraciones de las investigaciones aquí citadas. Por nombrar algunas se pueden
mencionar las de Wylie (1979), Hansford y Hattie (1982), siguiendo por Byrne (1986),
hasta Amezcua y Fernandez (2000). Así, se puede afirmar que la variable
autoconcepto académico es la mejor predictora del rendimiento académico.
En base a lo anterior se considera que es necesario dar un tratamiento
adecuado y suficiente al autoconcepto con énfasis en las dimensiones implicadas
con el rendimiento.
155
El reflejo de estas asociaciones relevantes recalca la importancia de la
responsabilidad compartida entre la familia y la Escuela en el proceso educativo.
Expresan por lo tanto que la enseñanza del autoconcepto es una competencia y
responsabilidad clara de la institución escolar junto a la familia y en coordinación con
ella.
Aquí se manifiesta también un hecho muy razonable, de que el autoconcepto
no recibe exclusivamente influencia de la Escuela, sino que la familia puede ejercer
una influencia decisiva en la formación de éste. Dado que el autoconcepto se
construye en la interacción social, el mayor número de relaciones del individuo, con
su familia, profesores y compañeros, permiten mantener o cambiar el autoconcepto
Los resultados que obtiene y los comentarios que recibe de profesores,
compañeros y padres condicionan la opinión que el alumno tiene de sí mismo. Así
pues, tanto las relaciones familiares favorables, como las que el profesor establece
con sus alumnos en el aula, influyen positivamente en los resultados académicos y
en el autoconcepto de los escolares.
En lo que se refiere concretamente a la relación entre el ámbito escolar y el
desarrollo del autoconcepto, se sugiere proporcionar al profesorado orientaciones
metodológicas para trabajar el autoconcepto académico de los alumnos. Lo anterior
como una manera de llevar a la práctica de aula procedimientos que puedan tratar,
de manera sistemática, el autoconcepto escolar, dentro de un contexto natural a la
gestión docente a lo largo de todo el proceso educativo si lo que se pretende es
exacerbar su aprovechamiento escolar.
Leonard y Gottsdanker (1987) señalan que generalmente existe el acuerdo de
que el autoconcepto tiene una poderosa influencia en el desarrollo total de la persona
y que, debido a la importancia que se le otorga, es necesario que se le pida a las
personas educadoras y a las orientadoras desde los niveles primarios de educación,
desarrollar actividades que fomenten un crecimiento positivo en esta área.
El profesor que quiera contribuir a aumentar el autoconcepto de sus alumnos y
por tanto el rendimiento se deberá preocupar por prestar atención al lenguaje verbal
y no verbal, favorecer la iniciativa del escolar, tener expectativas realistas y positivas
sobre las posibilidades de los alumnos, hacer juicios positivos sobre los alumnos y
156
evitar los negativos, así como potenciar la comunicación con los alumnos: preguntar,
escuchar, aceptar, comprender. No deberá esperar el mismo resultado académico de
todos los alumnos, pues ellos son diferentes en las capacidades, intereses,
motivaciones y expectativas. Deberá no hacer comparaciones, buscar nuevas
estrategias educativas, atender más a la formación formativa que a la evaluativa,
implicarse emocionalmente con sus alumnos, ayudarle a centrar la atención en las
cualidades positivas y en los éxitos y a cambiar los pensamientos negativos.
En fin, la visión de potenciar el autoconcepto de los alumnos sin duda
repercutirá en una mejora de su rendimiento académico, pues aquí se concluyó que
presentan una estrecha relación.
En lo que confiere en específico a la asociación positiva autoconcepto familiar-
rendimiento académico, esta concluyó que los estudiantes de Secundaria dan
relevancia y valoran las expectativas de sus referentes familiares de cara al modo de
estudiar y su aprovechamiento escolar. Esto se torna más importante por lo que
implica el hecho de que en la presente investigación la dimensión familiar demostró
ser la variable que más aporta en la configuración del autoconcepto total.
Como una clara implicación de lo antes descrito, se sugiere ofrecer a los
padres capacitación permanente para desarrollar más óptimamente el autoconcepto
de sus hijos. Sin lugar a ninguna duda, tal como indica Martínez-Pons (1996), es
preciso entrenar a los padres de los estudiantes en la realización de un
comportamiento autorregulado en sus quehaceres cotidianos, con el fin de que sean
ellos quienes también fomenten un comportamiento autorregulado en los hijos,
mejoren el concepto que tienen de sí mismos como estudiantes y obtengan un mejor
rendimiento académico.
También con la premisa de aumentar el aprendizaje, se propone que los
Centros escolares impliquen y animen a los padres a evaluar de forma real a los
hijos, no compararlos con los demás, premiar los esfuerzos y logros, colaborar para
que se fijen metas alcanzables, hablarle y elogiarle de forma adecuada, darle
responsabilidades y hacerle saber que lo quiere.
Además, no hay que dejar a un lado las dimensiones social, emocional y
física, que aunque no revelaron relación significativa con el rendimiento en la
157
muestra global, presentaron cuando menos una asociación con el rendimiento
académico discriminando por tipo de Escuela ya sea pública o privada y por género.
También hay que recordar que el autoconcepto general exhibió esta relación
significativamente, y el mismo es la suma de sus dimensiones.
Con esto se concluye que el autoconcepto total y todas sus dimensiones
tienen de alguna manera relación significativa con el rendimiento académico tanto en
Escuelas públicas como privadas y tanto en hombres como mujeres, por lo que no se
le puede restar importancia a ninguna. Pues la realidad educativa no se puede
desligar de su componente humano, ya que en el hecho de planificar la enseñanza
se debe tener en cuenta que existen seres humanos diferentes, y no sólo por sus
características personales, sino también por los distintos condicionantes sociales.
Por otro lado, el hecho de que los resultados hayan indicado que el
componente de mayor relevancia del autoconcepto general correspondió al
autoconcepto familiar es muy satisfactorio. Pues posiblemente permita establecer
que los alumnos que conformaron la muestra se sientan suficientemente apreciados
en su entorno familiar, que no tengan alguna dificultad para integrarse en su familia y
se sientan acogidos y valorados.
Lo anterior hace llegar a la conclusión de que la dimensión que más peso
aporta en la conformación del autoconcepto total proviene del ámbito familiar más
que del escolar. A este respecto es preciso comentar que en este trabajo se
demostró que no existen diferencias significativas, de manera general, en los niveles
de autoconcepto entre los alumnos de Escuelas públicas en relación a las privadas a
pesar de las diferencias socioeconómicas.
Probablemente un bajo nivel sociocultural puede compensarse con un mayor
compromiso y apoyo familiar al desarrollo psicológico y de la conducta de los hijos.
En esta misma corriente Marchesi y Martín (2002) defienden que las expectativas de
los padres tienen una notable influencia en los resultados académicos, incluso
controlando los conocimientos iniciales y el contexto socioeconómico.
En el otro extremo y no satisfactorio, es el hecho de que el autoconcepto
académico haya sido la dimensión más débil de las cinco dimensiones que
conforman al autoconcepto general o total, ya que éste, a decir de muchos autores
158
citados a lo largo de este trabajo, es el que mayor incidencia tiene sobre las
calificaciones de los alumnos (García, 2004), y como sucedió también en el presente
estudio.
Desde el punto de vista metodológico, los resultados sugieren que habría que
dirigir el entrenamiento a modificar el autoconcepto académico, que pese a su
importancia en la vida escolar, demostró ser la dimensión más pobre del
autoconcepto global de los estudiantes de Secundaria de Cd. Victoria, Tamaulipas.
Teniendo en cuenta que el autoconcepto académico influye más en el
rendimiento a partir de la preadolescencia, considerando que el mismo presentó
relación significativa con el rendimiento académico tanto de los alumnos de Escuelas
públicas como privadas y reflexionando que fue el predictor de menor peso del
autoconcepto, se concluye que es necesario atender a los sujetos que en este
periodo tienen un autoconcepto académico negativo, con vistas a que éstos no
perjudiquen su rendimiento.
Es preciso reivindicar en este estudio el hecho de que tanto entre Escuelas
públicas y privadas, como entre hombre y mujeres sólo se presentaron diferencias
significativas en una dimensión, la física, a favor de los alumnos de las Escuelas
privadas y de los hombres. Es decir se concluyó que los alumnos de las Escuelas
privadas en relación a las públicas, y el género masculino en relación al femenino, se
consideran más atractivos y les gusta más como son físicamente.
A primera vista se puede pensar que las diferencias de autoconcepto físico
que existen entre instituciones y entre hombres y mujeres se podrían justificar por los
estereotipos sociales y de género que imperan y dominan en la cultura occidental, y
que perjudica en mayor medida a la clase socioeconómica más baja y a las mujeres
sobre los varones. Sin embargo, la dimensión física del autoconcepto merece ser
considerada en futuras investigaciones con la finalidad de profundizar más en las
causas de esas diferencias detectadas entre instituciones y entre el género
masculino y femenino.
Así, los resultados obtenidos en esta investigación abren nuevas perspectivas
de estudio centradas en una dimensión del autoconcepto que hasta ahora no había
recibido la suficiente atención: los aspectos físicos de los adolescentes.
159
Por otro lado, con los datos extraídos se puede concluir también, que existen
más similitudes que diferencias entre instituciones como entre géneros, en la misma
dirección que algunos estudios antes citados que rechazan las diferencias de
autoconcepto en estas variables, a pesar de que la mayoría de los alumnos de las
Escuelas privadas poseen recursos sociales y económicos que podrían favorecer su
autoconcepto.
Desde el punto de vista de la práctica educativa, todo lo antes descrito hace
concluir y ponen de relieve que los alumnos de ambos géneros de las Escuelas
públicas como privadas se perciben igual tanto en el ámbito académico, social,
emocional como el familiar, con excepción del físico.
Considerando el papel de los distintos tipos de Escuelas en la formación del
concepto de sí mismo del estudiante, se concluye además, a partir de una
expectativa optimista, que el sistema escolar público de Educación Secundaria de
Cd. Victoria, Tamaulipas es óptimo, ya que los adolescentes casi en su totalidad
presentaron un nivel Alto de autoconcepto. Además, hace pensar que las Escuelas
públicas, aunque posean condiciones culturales, económicas y sociales menos
enriquecedoras, no tienen por esto, determinado su autoconcepto.
Las conclusiones generales que se pueden extraer de este trabajo parecen
claras, en el sentido de que cuanto mayor sea el autoconcepto del estudiante,
cualquiera que sea su dimensión, su desempeño académico se verá favorecido. Por
ello se sigue reivindicando la necesaria formación de los docentes en temas tan
competentes y presentes en el hacer diario como lo es el autoconcepto de los
alumnos.
En la misma dirección, de acuerdo a los resultados obtenidos en el programa
de intervención educativa para la mejora del autoconcepto en el ámbito educativo, se
pueden extraer las conclusiones quese describen a continuación.
Un programa de intervención educativa es capaz de producir cambios
positivos en el autoconcepto y por ende en el rendimiento académico de los
estudiantes.
El autoconcepto entendido como constructo dinámico y activo, es a lo largo de
la adolescencia una entidad inestable y maleable y por consiguiente educable.
160
El autoconcepto positivo puede ser desarrollado a lo largo de la práctica
educativa, por ello su formación debe ocupar un lugar primordial entre los objetivos
de los educadores.
El progreso del autoconcepto general y sus dimensiones académica y social
incrementaron el nivel de motivación repercutiendo en el rendimiento académico de
los alumnos.
Si bien, se llevó a cabo el número y la frecuencia de las sesiones del
programa de acuerdo con las posibilidades del Centro: calendario escolar,
implicación de los profesores, horario y duración de las sesiones, entre otras, resultó
positivo el empleo de dos sesiones semanales de 50 minutos.
Como se ha demostrado, el desarrollar el autoconcepto de los jóvenes
trabajando dentro del aula de forma coordinada las diferentes dimensiones es eficaz.
En este sentido, se hace necesario reforzar el carácter de los Centros de Enseñanza
Secundaria como contextos de formación integral frente a posiciones exclusivamente
instructivas o academicistas.
Los objetivos relacionados con el desarrollo sociopersonal de los alumnos
pueden y deben ser desarrollados conjuntamente con los objetivos de tipo
académico. Únicamente de esta forma la importancia y atención a las dimensiones
instructivas y formativas se darán de una forma equilibrada.
Para finalizar cabe agregar que, a lo largo de la aplicación tanto de la escala
como del programa, se pudo observar una gran cooperación por parte de los
estudiantes, así como una gran disposición y aceptación a este tipo de actividades
por parte de la institución que cooperó y dispuso de todas las facilidades a los
investigadores para que el trabajo se llevara a cabo.
El interés mostrado por los miembros del Centro Educativo para la realización
de la presente investigación fue de gran ayuda para los investigadores, ya que
estuvieron atentos a todo lo que pasaba, a tener siempre la información, espacios
suficientes y a obtener los resultados para poder implementar programas parecidos
dentro de la Institución para así estimular y desarrollar el autoconcepto de sus
estudiantes.
161
Desafortunadamente y a pesar de todo lo antes expuesto, muchos profesores
consideran todavía al autoconcepto como un aspecto a ser tratado por psicólogos, o
como es el caso de muchos otros tantos profesores, el autoconcepto simple y
llanamente no es tomado en cuenta, o no se va más allá de simples enunciados y
declaraciones casuales.
La labor que aquí se realizó pretende continuar en la misma dirección,
convencida de la importancia y de la necesidad de seguir profundizando en la
optimización de tácticas, técnicas y recursos para educar y concienciar a las
personas sobre la necesidad de conocerse y valorarse adecuadamente, tanto para el
logro del bienestar personal, como para mejorar los rendimientos.
162
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ANEXO I
CUESTIONARIO DE EVALUACIÓN DEL AUTOCONCEPTO PARA
ALUMNOS DE ENSEÑANZA SECUNDARIA
FECHA_______________________________
EDAD_______________
GÉNERO: MASCULINO FEMENINO
ESCUELA___________________________________________________________
GRADO__________________
A continuación encontrarás una serie de frases en las cuales se hacen afirmaciones relacionadas con tu forma de ser y de sentirte. Después de leer cada frase, rodea con un círculo la opción de respuesta (1, 2, 3, 4 o 5) que exprese mejor tu sentir con lo que cada frase te dice.
5 = Siempre
4 = Casi siempre
3 = A veces
2 = Casi nunca
1 = Nunca
1.- HAGO BIEN LOS TRABAJOS ESCOLARES 5 4 3 2 1
2.- HAGO FÁCILMENTE AMIGOS 5 4 3 2 1
3.- TENGO MIEDO DE ALGUNAS COSAS 5 4 3 2 1
4.- SOY MUY CRITICADO EN CASA 5 4 3 2 1
5.- ME CUIDO FÍSICAMENTE 5 4 3 2 1
6.- MIS PROFESORES ME CONSIDERAN UN BUEN TRABAJADOR
5 4 3 2 1
7.- SOY UNA PERSONA AMIGABLE 5 4 3 2 1
8.- MUCHAS COSAS ME PONEN NERVIOSO 5 4 3 2 1
9.- ME SIENTO FELIZ EN CASA 5 4 3 2 1
189
10.- ME BUSCAN PARA REALIZAR ACTIVIDADES DEPORTIVAS
5 4 3 2 1
11. TRABAJO MUCHO EN CLASE 5 4 3 2 1
12. ES DIFÍCIL PARA MÍ HACER AMIGOS 5 4 3 2 1
13.- ME ASUSTO CON FACILIDAD 5 4 3 2 1
14.- MI FAMILIA ESTÁ DESEPCIONADA DE MÍ 5 4 3 2 1
15.- ME CONSIDERO ELEGANTE 5 4 3 2 1
16.- MIS PROFESORES ME ESTIMAN 5 4 3 2 1
17.- SOY UNA PERSONA ALEGRE 5 4 3 2 1
18.- CUANDO LOS MAYORES ME DICEN ALGO ME PONGO MUY NERVIOSO
5 4 3 2 1
19.- MI FAMILIA ME AYUDARÍA EN CUALQUIER TIPO DE PROBLEMAS
5 4 3 2 1
20.- ME GUSTA COMO SOY FÍSICAMENTE 5 4 3 2 1
21.- SOY UN BUEN ESTUDIANTE 5 4 3 2 1
22.- ME CUESTA HABLAR CON DESCONOCIDOS 5 4 3 2 1
23.- ME PONGO NERVIOSO CUANDO ME PREGUNTA EL PROFESOR
5 4 3 2 1
24.- MIS PADRES ME DAN CONFIANZA 5 4 3 2 1
25.- SOY BUENO HACIENDO DEPORTE 5 4 3 2 1
26.- MIS PROFESORES ME CONSIDERAN INTELIGENTE Y TRABAJADOR
5 4 3 2 1
27.- TENGO MUCHOS AMIGOS 5 4 3 2 1
28.- ME SIENTO NERVIOSO 5 4 3 2 1
29.- ME SIENTO QUERIDO POR MIS PADRES 5 4 3 2 1
30.- SOY UNA PERSONA ATRACTIVA 5 4 3 2 1
MI CALIFICACIÓN FINAL DEL AÑO QUE ACABO DE CURSAR FUE: _________
¡MUCHAS GRACIAS!!!