Decadencia o Antiguedad Tardia

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En la comprensión e investigación de las diferentes culturas, el estudio de la imagen supone un trascendental a todas estas. Todas las culturas han creado símbolos, desde los primeros pueblos indoeuropeos que tras el periodo de las migraciones llegaron a la zona circundante del Mar Egeo, hasta las grandes civilizaciones americanas como Teotihuacán, Mayas y Aztecas. Todas ellas han desarrollado un aparato simbólico y estético que ha servido como fuente para los estudiosos modernos. Extremo es el caso de la Historia del Arte, disciplina para la cual la producción de la imagen supone su objeto de estudio primario, aún más importante que las fuentes escritas, que a diferencia de la Historia a secas, encuentra su nicho en aquello que Julius Von Schlosser llama La literatura artística. Schlosser será un remanente por su influencia ejercida en la formación de la Escuela de Viena, la cual influenciará a personajes tales como Friedrich Nietzsche y Jacob Burckhardt. El invocar a este último no resulta inocente para efectos de este pequeño escrito, puesto que Burckhardt resulta ser uno de las figuras canónicas en cuanto al estudio de aquello que nos convoca, el periodo comprendido entre S.III al S.VI d.C. En su primer estudio de gran envergadura como académico, el cual tituló Del paganismo al cristianismo: La época del Constantino El grande, desarrolla su estudio bajo la siguiente perspectiva: [] Pero si este libro ha de necesitar, de todos modos, una introducción general, habrá de contener de modo preferente la historia del poder estatal supremo del decadente Imperio romano en el S.III después de Cristo.” (Burckhardt, 1945: 3) De esta manera es como vemos el signo de la decadencia en el caso de este investigador. No debemos olvidar que para Burckhardt el tema central de su trabajo académico no es precisamente este periodo, sino el periodo clásico griego y sobre todo el Renacimiento Italiano. Lo último expuesto resulta relevante para entender la noción de decadencia que se ve en la investigación del mismo Burckhardt, como así también en otros como Vogt, donde el estudio de la imagen se comprende en base al alejamiento de la imagen figurativa desarrollada por los griegos del periodo clásico. De esta manera, toman sentido las palabras esgrimidas por Henri Marrou dentro de su ¿Decadencia romana o Antigüedad Tardía? Nos valdremos de este para desarrollar la siguiente hipótesis: La antigüedad tardía no es una época de transición (como lo entiende Burckhardt), sino una cultura por sí misma. En este sentido resultan valiosos los aportes del Historiador del Arte Hans Belting, el cual en sus estudios relativos al icono medieval en su libro Imagen y culto ha comprendido, desde un punto de

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En la comprensión e investigación de las diferentes culturas, el estudio de la imagen supone un trascendental a todas estas. Todas las culturas han creado símbolos, desde los primeros pueblos indoeuropeos que tras el periodo de las migraciones llegaron a la zona circundante del Mar Egeo, hasta las grandes civilizaciones americanas como Teotihuacán, Mayas y Aztecas. Todas ellas han desarrollado un aparato simbólico y estético que ha servido como fuente para los estudiosos modernos. Extremo es el caso de la Historia del Arte, disciplina para la cual la producción de la imagen supone su objeto de estudio primario, aún más importante que las fuentes escritas, que a diferencia de la Historia a secas, encuentra su nicho en aquello que Julius Von Schlosser llama La literatura artística. Schlosser será un remanente por su influencia ejercida en la formación de la Escuela de Viena, la cual influenciará a personajes tales como Friedrich Nietzsche y Jacob Burckhardt.

El invocar a este último no resulta inocente para efectos de este pequeño escrito, puesto que Burckhardt resulta ser uno de las figuras canónicas en cuanto al estudio de aquello que nos convoca, el periodo comprendido entre S.III al S.VI d.C. En su primer estudio de gran envergadura como académico, el cual tituló Del paganismo al cristianismo: La época del Constantino El grande, desarrolla su estudio bajo la siguiente perspectiva: “[…] Pero si este libro ha de necesitar, de todos modos, una introducción general, habrá de contener de modo preferente la historia del poder estatal supremo del decadente Imperio romano en el S.III después de Cristo.” (Burckhardt, 1945: 3) De esta manera es como vemos el signo de la decadencia en el caso de este investigador. No debemos olvidar que para Burckhardt el tema central de su trabajo académico no es precisamente este periodo, sino el periodo clásico griego y sobre todo el Renacimiento Italiano. Lo último expuesto resulta relevante para entender la noción de decadencia que se ve en la investigación del mismo Burckhardt, como así también en otros como Vogt, donde el estudio de la imagen se comprende en base al alejamiento de la imagen figurativa desarrollada por los griegos del periodo clásico. De esta manera, toman sentido las palabras esgrimidas por Henri Marrou dentro de su ¿Decadencia romana o Antigüedad Tardía? Nos valdremos de este para desarrollar la siguiente hipótesis: La antigüedad tardía no es una época de transición (como lo entiende Burckhardt), sino una cultura por sí misma.

En este sentido resultan valiosos los aportes del Historiador del Arte Hans Belting, el cual en sus estudios relativos al icono medieval en su libro Imagen y culto ha comprendido, desde un punto de vista interdisciplinario (heredado de la metodología investigativa de David Freedberg en su Poder de las imágenes) que la imagen (y esto es homologable para la mayoría de las expresiones culturales)

“no es que se volviera “pagana” (como acusa Vogt en su capitulo dedicado a la popularización del cristianismo al volverse religión de Estado), aunque la apertura hacia la cultura del Imperio romano, a la antigua religión mistérica había opuesto tanta resistencia, es indiscutible. Simplemente significa que ideas y practicas generales profundamente enraizadas en la naturaleza humana también se impusieron en el cristianismo tan pronto como dejo de estar a la defensiva y se convirtió en la religión de todo el Imperio.” (Belting, 2009: 59)

De esta manera, la visión de este Historiador del Arte permite ahondarnos de una manera mucho más objetiva en el estudio de la cultura de esta época, donde la imagen, como objeto de estudio, se entiende dentro de una cultura cuyas necesidades cambian dependiendo de su contexto tanto político, económico, religioso y cultural, donde las imágenes tenían un papel activo y “[…] debían actuar allí donde otros ya no podían o no querían”

- Raúl Figueroa Urra.