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A yala A yala Cuadernos de REVISTA DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICA Y CIENCIAS HISTÓRICAS ISSN 1576-2068 Dep. Legal M-10186-2000 Número 54 Abril-Junio 2013

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A y a l aA y a l aC u a d e r n o s d e

REVISTA DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICAY CIENCIAS HISTÓRICAS

ISSN 1576-2068 Dep. Legal M-10186-2000 Número 54 Abril-Junio 2013

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Conmemoramos en es te año e l qu in tocentenar io de un suceso de capi ta l impor tan-c ia en la h is tor ia de la Humanidad, cual es e ldescubr imiento, e l 25 de sept iembre de 1513,de la Mar de l Sur, hoy comúnmente conocidacomo e l Océano Pací f ico, que es la mayor ex-tens ión de agua sa lada de l p laneta, y la quere lac iona y conecta no so lo a l mayor númerode pueblos y países de l orbe, s ino a los máspoderosos de todos.

P o r o t r a p a r -te , e l descubr im ien-to fue hecho por unae x p e d i c i ó n e s p a ñ o -l a , q u e a b r i ó l a spuer tas a un p roce -so de conqu is ta , esd e c i r d e a c u l t u r a -c i ó n y d e c r i s t i a n i -z a c i ó n d e a q u e l l o si nmensos espac ios ,en los que los hom-bres de España -y también de Por tugal - tuv ie-ron una pos ic ión dominante durante dosc ien-tos años, hasta que ya b ien ent rado e l s ig loXVI I se in t rodujeron los ho landeses, y un s i -g lo más tarde los ing leses y los f ranceses. Espor aquel los años de dominac ión h ispana porlo que e l Pací f ico ha merec ido e l nombre deel lago español .

E l suceso, obv io es dec i r lo , b ien mere-ce ser conmemorado, porque de aquel la mag-na ges ta esopaño la apenas queda memor iaent re los españoles de hoy. Y lo está s iendo,d e s d e d i s t i n t o s á m b i t o s , e n p a r t i c u l a r p o rpar te de la Armada Española, y por par te dela Real Academia de la Mar, que han organi -z a d o c o n j u n t a m e n t e u n i m p o r t a n t e j o r n a d aacadémica en la Escuela Técnica Super ior deIngen ie ros Nava les (Un ivers idad Po l i técn icade Madr id) , y o t ros var ios actos en e l MuseoNaval .

Por nuest ra par te , t raemos a estas pá-g inas de Cuadernos de Ayala un texto impor-tan te , que v iene a poner a l d ía con un sus-t a n c i a l a u m e n t o d e n o t i c i a s y d o c u m e n t o sot ro anter ior de l mismo autor, que v io la luzen una rev is ta ch i lena hace ya más de ve in teaños: un ar t ícu lo que se re f ie re a l mozo se-

gov iano que fue e l p r imer españo l que pudover con sus o jos la inmensidad de la Mar de lSur, y que corr ió emocionado a dar cuenta asu j e fe , e l cé leb re Vasco Núñez de Ba lboa ,de l fe l iz descubr imiento. F igura competamen-te ignorada por la h is tor ia , aquel mozo imber-be fue con e l t iempo un gran capi tán, y desta-c ó m u c h o e n l a c o n q u i s t a d e l I n c a r i o ,res id iendo después como r ico hacendado enGuayaqui l .

A c o m p a ñ a n a e s et e x t o , e n e s t e n ú -mero , o t ros dos a r -t í c u l o s d e t e m á t i c am a r í t i m a : l a s s e m -b lanzas b iog rá f i casd e d o s i l u s t r e s yd i s t i n g u i d o s o f i c i a -les de la Real Arma-da d iec iochesca.

El pr imero de estosdos a r t í cu los se re -

f iere a l ten iente de navío don Gregor io de Jo-ve L lanos y Valdés, que t ras una d igna carre-ra morta lmente her ido a bordo del navío Fénixe n e l c o m b a t e d e l c a b o d e S a n t a M a r í a , apr inc ip ios de 1780, y hermano menor de l ce-lebérr imo prócer. Es un estud io extenso, quev iene a rescatar la memor ia de un d is t inguidoo f i c ia l de Mar ina , y tamb ién a i l uminar a lgomás la b iog ra f ía de su g rande hermano ma-yor.

E l segundo de esos a r t í cu l os nos r e -c iuerda la o lv idada ex is tenc ia de don Xav ierMuñoz y Goossens (1739-1803), un manchegovástago de una r ica fami l ia de comerc iantesbi lba inos, que t ras aprender e l o f ic io naval enf lo tas mercantes f rancesas e inglesas, entró aserv i r en la Real Armada y, t ras larga y mer i -t o r i a ca r re ra , a l canzó e l a l t o emp leo de t e -n ien te genera l . E l ha l lazgo de su re t ra to enmanos de sus descendientes ha movido a l au-to r a redac ta r es ta documentada semb lanzade l persona je re t ra tado , que b ien la mereces in duda.

Si rvan hoy, pues, las pág inas de Cua-dernos de Ayala para recordarnos que Espa-ña, en a lgún t iempo no tan le jano en la His to-r ia , r ig ió e l imper io de los mares.

EDITORIAL

NUESTRA PORTADA

Estampa de un navío de línea de la Real Armada en el siglo XVIII, conservada en el Museo Naval

EL DESCubRImIENTO DE LA mAR DEL SuR

Y OTROS RECuERDOS mARÍTImOS

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A pesar de las numerosísimas investigacionesque sobre temas de la Conquista y de los conquistado-res de América se vienen realizando, y de los notablesavances en estos campos de la Historia, aún es mucholo que queda por hacer, y nunca la tarea histórica pue-de tener fin. Si bien las orientacio-nes actuales apuntan hacia losmovimientos históricos generales,también es oportuno de vez encuando prestar atención a la his-toria particular de los individuosque participaron en los grandeshechos. Es por ello que me pare-ce oportuno traer a colación la fi-gura de Andrés Contero, segovia-no muy poco conocido por suspaisanos, pues que no figura enninguna de las obras publicadassobre segovianos en América, apesar de que su actuación allá nofue, ni mucho menos, irrelevante.

Hasta hace relativamentepoco tiempo, Andrés Contero eraun perfecto desconocido, ignorán-dose todo acerca de su vida y obras. Una vez más, lacasualidad ha puesto en nuestras manos los elementosnecesarios para sacar a la luz su figura: en el pasadoverano de 1988, mi buen amigo chileno el Marqués deVilla Rocha(1) me envió un curioso librito del peruanodon Felipe Barreda, Dos Linajes(2), en el cual se men-ciona a Contero y su hazaña, expresando que era natu-ral de Sonsoto y Trescasas, lugares muy próximos a laciudad de Segovia. Gracias a esa obra, y a unas prue-bas genealógicas familiares conservadas en el ArchivoHistórico Nacional(3), en las que aparecen algunas men-ciones del conquistador, he compuesto esta breve sem-blanza, en manera alguna exhaustiva, sino sólo dirigidaa ilustrar su vida aventurera.

Andrés Contero nació en Sonsoto hacia el añode 1495, pues consta que pasó a Sevilla, y desde allí aAmérica, a los trece años de edad. Parece que ya porel 1508 acompañó al capitán Martín Fernández de En-ciso en sus correrías por Panamá y el golfo del Darién.Destacó pronto, y ya en calidad de paje de jineta(4), en-cargado del caballo de Vasco Núñez de Balboa, formóparte de varias expediciones que partieron de NuestraSeñora de Antigua, en el año de 1510; así la campaña

contra el cacique Ponzal, en la que además de comba-tir en varias guazabaras, sirvió de intérprete por haberaprendido el primero la lengua de los indios. En estaexpedición, el cacique Panquiano, tras pactar una tre-gua, comunicó a los españoles la existencia de un mar

en dirección a poniente, por loque Balboa decidió preparar unaexpedición descubridora.

El primero de septiembre de1513 partía Balboa de La Antigua,al mando de una fuerza de 190españoles y 800 indios, que se di-rigió al oeste. El domingo, día 25de septiembre de 1513, antes delmediodía, tras escalar una altamontaña, se abrió ante los ojosde los españoles el Mar del Sur,del que Balboa tomó posesión ennombre de la Reina de Castillaese mismo día. Señalemos que,si bien cabe oficialmente a Balboala gloria del descubrimiento, muyseguramente fuese Andrés Con-tero el primer europeo en verlo,

pues los testigos de las probanzas dicen que, por sermozo imberbe e inquieto, se adelantó corriendo a subira dicha altura, y que al ver el inmenso Océano Pacíficodel otro lado, bajó el monte a la carrera, avisando a Bal-boa con grandes voces y diciendo ¡Esta es tierra de miRey de España!, ¡esta tierra es para mi Rey de Espa-ña!.

En 1515, ya reunidas las fuerzas de Balboa conlas del nuevo gobernador del Darién, Pedrarias Dávila -otro ilustre segoviano-, participó Contero en la expedi-ción a las islas del Taraguay (islas de las Perlas), yacon el grado de sargento de la compañía del capitánGaspar de Morales, en cuya campaña recibió una gra-ve herida, causada por una flecha envenenada, que letuvo al borde de la muerte durante muchas semanas.Por aquel tiempo pasó a residir a la ciudad de Panamá,la vieja.

Pero la gran aventura de nuestro segoviano se-rá su participación en la conquista del Perú. En noviem-bre de 1524 salió de Panamá en la expedición, de pocomás de cien hombres, formada por Francisco Pizarropara conquistar el Perú; la que, tras graves penalida-des, hubo de regresar a su punto de partida. Ya osten-

DE RE INDIANA

E L C A P I T Á N S E G O V I A N O A N D R É S C O N T E R OD E S C u b R I D O R D E L PA C Í F I C O

Y C A P T O R D E L I N C A ATA H u A L PA( c . 1 4 9 5 - c . 1 5 8 4 )

por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Marqués de la Floresta

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taba el grado dealférez de unacompañía de 60hombres, y resul-tó nuevamenteherido en comba-te con la indiadadel cacique Virú,perdiendo ade-más a veinte desus soldados.

Participóigualmente en lasegunda expedi-ción de Pizarroen 1527, siendouno de los Trecede la Fama, losque quedaroncon aquel capitánen la isla del Ga-llo en septiembrede 1527, negán-dose a regresar aPanamá sin ha-ber logrado eltriunfo, y llegando en una balsa hasta la isla de La Gor-gona, en donde fueron rescatados en junio de 1528 porel capitán Juan Tafur, enviado allá por Pedro de los Rí-os, gobernador de Panamá. Por este servicio, el Empe-rador le haría años después caballero de la EspuelaDorada.

Volvió Contero con su capitán Pizarro a intentarla aventura peruana en enero de 1531, formando la ex-pedición 180 hombres y 37 caballos. Desde San Mi-guel de Piura, la ciudad que primeramente fundaron losespañoles en el Perú, fue destacado al mando de 20soldados para reconocer el terreno, sosteniendo com-bate con más de 200 indios, y regresando con la im-portante noticia de que los incas sostenían guerra civilentre sus reyes Huáscar y Atahualpa, aconsejando elinmediato ataque, como así lo hizo Pizarro el 3 de ma-yo. En la batalla contra los indios, el 16 de noviembrede 1532, en la que se cogió prisionero al Inca Atahual-pa en Cajamarca, fue precisamente Andrés Conteroquien le capturó, cogiéndole por una pierna para derri-barlo de las andas en que estaba, y entregándoselo alya adelantado Pizarro, quien en nombre del Emperadorle hizo capitán. El propio Emperador le concedió unnuevo escudo de armas, con la figura del Inca encade-nado, privilegio visado y autorizado por Pizarro en elPerú el 30 de enero de 1534. Además, Contero recibióuna parte importante del botín entregado por Atahual-pa, y desde entonces fue un hombre rico.

Tras estos sucesos, el inquieto Contero quedóen San Miguel de Piura con el gobernador Sebastiánde Belalcázar. Este, enterado de la existencia del reinode Quito, decidió por iniciativa propia ir a su conquista

y someterlo. Ensu marcha trope-zó con el caciqueRumiñaguy, unode los famososgenerales del In-ca muerto, queestaba sublevan-do la tierra contralos españoles, yal que derrotócompletamente afinales de 1533en las cercaníasdel actual Amba-to. Tomó parte,pues, Contero enla conquista deQuito y pacifica-ción de todo suterritorio, y sobretodo en la expe-dición hacia elnorte, con suspenosísimas tra-vesía de los An-

des y vuelta del río Marañón, regresando después aQuito.

Después fue nombrado gobernador de la pro-vincia de Porto Viejo, en la costa, pero enseguida re-gresó a la Sierra para continuar las campañas.

En ese tiempo llegó la noticia de cómo la suble-vación del Incario (el Tahuantisuyo) amenazaba Lima yel Cuzco, y partió inmediatamente con algunas fuerzasen socorro de Pizarro, participando en la derrota del ca-cique Quizquiz y sus 200.000 indios frente al Cuzco(1536), y en la del cacique Yupanqui frente a Lima, enaquel mismo año.

En 1538 fue teniente de gobernador de la pro-vincia de Zumaco, en la que fundó la ciudad de Ávila yla pobló de españoles. En 1540 era sin duda vecino no-table de Santiago de Guayaquil. En Quito, donde per-manecería seguramente hasta que el nuevo goberna-dor Gonzalo Pizarro organizó la expedición de laCanela (1541-1542), con penosísimas y poco fructuo-sas marchas y contramarchas, participando nuevamen-te el segoviano en diversos combates con la indiada.Contero fue teniente general de dicho gobernador, to-cándole rechazar en los Quijos una emboscada de in-dios, entre los que hizo una gran mortandad y solomerced a la audacia de Melchor Vázquez de Ávila, queconquistó y fundó los pueblos de Zuniaco y la Coca, yconstruyó un puente sobre este último río, pudo la mi-tad de la expedición de Pizarro regresar a Quito, Con-tero entre ellos -Orellana, en cambio, siguió con otrosmás hasta descubrir y navegar el Amazonas, y por allísalió al Atlántico y llegó a España-. Pero Contero llegóa Quito tan macilento, escuálido y maltratado, que sos

Itinerario de la expedición de 1513, que al mando de Vasco Núñez de Balboadescubrió la Mar del Sur, hoy llamada Océano Pacífico

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convecinos al pronto no le recono-cieron.

Las últimas actuaciones bé-licas de Contero no fueron contralos indios, sino con motivo de lasguerras civiles del Perú (1544-1546). Así, sabemos por una certifi-cación expedida en su favor que fuede los primeros pobladores que sa-lió a recibir al Virrey Blasco Núñezde Vela, con armas, caballos y 6hombres de tropas que llevó a sucosta. Y acompañó como capitán decaballos al dicho virrey Blasco Nu-ñez Vela, en la batalla de Añaquito oIñaquito contra el rebelde GonzaloPizarro, en la que triunfó éste, pere-ciendo el virrey. El segoviano recibióallí cinco heridas muy graves, y sal-vó la vida retirándose a pacto conPizarro, hacia la costa.

Poco después, porsu carta de 23 de octubrede 1549 el licenciado Pe-dro de la Gasca (no he-mos de olvidar que LaGasca fue quien puso final poder de Pizarro entre1547 y 1548, en cuya em-presa sin duda participaríaContero), le dio la pose-sión en nombre del Rey delas encomiendas de indiosubicadas en Baba, Monpe-nitos, Mapán y Pimocha,todas en la provincia deGuayaquil, y en cuya capi-tal vivió en paz por mu-chos años.

Nombrado teniente deMelchor Vázquez de Ávila,gobernador de Los Quijos,Andrés Contero llegó a esastierras en julio de 1562. El 10de marzo de 1563 fundó allíla ciudad de Ávila, en las es-tribaciones de la cordilleraoriental, a orillas del río Sunoy cerca del volcán Sumaco,en la provincia de Napo. Y el14 de agosto del mismo 1563fundó la villa de Alcalá del RíoDorado, en la cabecera delrío Aguanico. La población deÁvila fue destruida el 11 de di-ciembre de 1578, durante una rebelión de los indiosquijos, que asesinaron a todos sus habitantes; peroposteriormente fue restaurada y repoblada, gracias a

la intervención de varios misioneros:hoy es una parroquia rural del can-tón Loreto, en la provincia de Ore-llana(5).

Después fungió Contero comocorregidor y justicia mayor de Gua-yaquil en los años de 1564 a 1568,y estando en misa dentro de la igle-sia mayor, sufrió un violento atenta-do por parte de Juan Esturiano(6),pero sanó de las heridas. Tambiénen Guayaquil hizo matar a GómezEstacio(7), porque no quería alzarbandera por Su Magestad. Las pro-banzas aludidas mencionan tam-bién cómo en este período de lu-chas intestinas, Contero hizo lo quepudo para apaciguar los ánimoscontendientes y sosegarlo todo, ba-jo la autoridad del Rey Emperador.Y a pesar de los cinco siglos trans-

curridos, la huella de Con-tero permanece en la ciu-dad de Guayaquil, pues asu acción de gobierno sedebe el célebre paseo delMalecón (la calle de la ori-lla). Y es que en 1560, de-bido a las inundaciones delos ríos Salado y Dulce, elmanglar y los jaguales deárboles tropicales que ro-deaban lo que hoy es laavenida Rocafuerte, el ca-pitán don Andrés Conteroechó la base del malecónclavando dos filas de esta-cas incorruptibles a 18 va-ras sobre la playa en baja

marea y rellenando el callejónentre las dos estacadas contierra, piedras, conchas y de-sechos hasta cubrir las esta-cas, lo que formó una granbarrera.

A principios de 1568,Contero fue nombrado gober-nador de la provincia de lasEsmeraldas por título dadopor Lope García de Castro;pero le disputó el derecho elcapitán Álvaro de Figueroa,que había entrado en dichaprovincia con anterioridad. Elasunto pasó a la Real Audien-

cia de Lima y se resolvió a favor de Contero, que devuelta a Guayaquil, en octubre de dicho año, subióaguas arriba por el río Babahoyo, hasta tocar en no-

Retrato del Inca Atahualpay debajo dos representaciones modernasdel momento de su captura por Contero

el 16 de noviembre de 1532

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viembre en el punto denominado Huili, donde ya enenero de 1569 fundó una ciudad a la que llamó Castro,en honor del gobernador García de Castro.

Contero creía que es-taba en la provincia de las Es-meraldas, y sin embargo toda-vía se encontraba en lo quehoy es la actual provincia deLos Ríos, cerca de Pimocha,pero era tal su deseo de en-contrar las minas que segúnlos indios estaban cerca enAngamarca, en las estribacio-nes de la Cordillera, que porhallarlas había perdido el rum-bo. Después se supo todo, yla Real Audiencia ordenó aJuan Puente deshacer la fun-dación de Castro por ser con-traria a derecho -y Puente,mandando a cuatrocientos in-dios sichos, se encargó dedestruir la ciudad a mediadosde 1569-. Influyeron en tal he-cho Ana de Haro, encomen-dera de Sichos, y Luis Procel,encomendero de Angasmarca,quienes temieron que la nue-va ciudad originase el despo-blamiento de sus respectivasencomiendas.

En ese mismo año Contero volvió a repasar elBabahoyo y subió por el Daule, nuevamente en campa-ña, pero todo fue en vano y por más esfuerzos que hi-zo no pudo hallar las fabulosas minas, encargando asu yerno el capitán Martín González de Carranza quecontinuase la reducción de los indios: pero los astutosindios fingieron que se le entregaban en paz y prome-tieron a Carranza llevarlo a las Esmeraldas, lo descui-daron y diéronle muerte a traición.

Las últimas noticias que sobre el capitán Con-tero he podido allegar se refieren de nuevo a su largaintervención en la expedición para el descubrimiento dela provincia de las Esmeraldas. El 15 de julio de 1584,desde Guayaquil, solicitó al Rey que le concediera li-cencia para traspasar el titulo de gobernador de Esme-raldas al capitán Rodrigo de Rivadeneira, con quien ha-bía suscrito un contrato para repartirse a medias lasriquezas que este último pudiera descubrir en dichaprovincia y minas. El Rey concedió lo pedido, y me-diante cédula del 1º de agosto del año siguiente premiólos servicios de Contero, ordenando el Consejo de In-dias a los oficiales de Quito que le pagasen 400 pesosanuales, sacados del ramo de minas, como retribuciónpor los gastos que le ocasionó la expedición a las Es-meraldas y Puerto Viejo. Contero, ya muy anciano, noformó desde luego parte de ella, pero desde luego fueuno de sus promotores y financieros(8).

Probablemente no viviría por mucho más tiem-po nuestro segoviano Contero, que entonces debía fri-sar casi los noventa años; es seguro que la muerte le

alcanzó en Guayaquil.

Por otros documentossabemos que Andrés Conte-ro se había casado por el añode 1550 con doña Ana MaríaPonce, quizá deuda del ex-plorador de la Florida, quientambién se movió por Pana-má y Nicaragua. Tuvo en ellauna única hija, doña AnaContero, nacida en Guayaquilhacia 1555 y casada en Limael 15 de agosto de 1570 conel también conquistador capi-tán don Martín González deCarranza(9), antes menciona-do, de quien descienden di-rectamente distinguidas fami-lias de la nobleza indiana,cuya sucesión llega hastanuestros días.

N O T A S

1). Don Federico Sánchez de Lo-ria y Errázuriz, Marqués de VillaRocha, que falleció en 1998. Des-canse en paz.

2) Felipe Alberto de BARREDA BOLÍVAR, Dos Linajes (Lima,1955).

3) Archivo Histórico Nacional (AHN), Consejos, legajo 8976, nú-mero 154; y legajo 4753, número 1 y 2.

4) La posesión de este oficio indica que era hidalgo de sangre.

5) Diego HORTEGÓN y Toribio de ORTIGUERA, La Goberna-ción de Los Quijos (Lima, 1989), documento 3 (testimonio de lafundación de la ciudad de Avila, hecha por el capitán AndrésContero), y documento 4 (testimonio de la fundación de la ciu-dad de Alcala del Río de la Gobernación de los Quijos, hechapor Andrés Contero). Sobre la destrucción y la repoblación:Efrén AVILÉS PINO, Enciclopedia del Ecuador (en línea,http://www.enciclopediadelecuador.com/).

6) Un homónimo figura en la misma época como regidor deQuito.

7) Archivo General de Indias (AGI), Audiencia de Lima, 566,L.4, fol. 281v: orden del Consejo de Indias dada en Sevilla el 24de noviembre de 1541, sobre la carta acordada para que a losvecinos del Perú no les sean quitados los indios que tuviesensin que sean antes oídos; y que si se los han quitado a GómezEstaçio, vecino de la ciudad de Santiago del Río de Amay, seaoído.

8) Relaciones Geográficas de Indias, Apéndice III. AGI, Con-sultas del Consejo de Indias, legajos 1308 y 1360. AGI, Consul-ta del Consejo de Indias, Quito, 1, N.14 (1584), y 1, N.19(1585); y 211, libro 2, fols. 147v-148r (1585).

9) Inscrita esta partida de matrimonio en Lima, parroquia delSagrario de la Catedral, libro VI, al folio 339. El capitán Carran-za era natural del lugar de Entrena (Madrid).

Interpretación moderna dle escudo de armas concedidopor el Rey al capitán Contero, en memoria de sus dosmás famosas hazañas: el avistamiento de la Mar del

Sur (1513), y la captura dle Inca (1532)

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Aunque es conocida,es poco lo que se ha escritosobre la llamada del mar, esdecir la vocación marítimadel celebérrimo don GasparMelchor de Jovellanos, voca-ción que fue sin duda muyhonda y que quedó plasma-da no solamente en su pen-samiento (Informe sobre elfomento de la Marina mer-cante, 1784) como tambiénen sus obras (el Real Institu-to Asturiano de Náutica y Mi-neralogía establecido en Gi-jón en enero de 1794); perociertamente sus actividadesrelacionadas con el ámbitomarítimo apenas han mereci-do la misma atención queotras de las muchas debidasal ilustre prócer(1), y que nosolamente le afectaron a él,sino también, y nada menos,que a tres de sus hermanosvarones, igualmente seduci-dos por las aguas de la bellí-sima playa de San Lorenzo,del puerto del Musel y de la difícil y bravía costa gijo-nesa que se acerca al cabo Peñas. A cubrir tales ca-rencias se dirigen las páginas que siguen -dedicadasa uno de sus tres hermanos marinos-, que tendráncontinuación, Deo volente, en otras dedicadas al mis-mo familiar asunto.

Bien sabido es que don Gregorio de Jovella-nos fue uno de los trece vástagos -el noveno de losnueve que superaron la infancia y el quinto de los va-rones- del matrimonio formado por don Francisco Gre-gorio de Jovellanos y Carreño, alférez mayor y regidorperpetuo de la villa de Gijón, alcalde por el estado no-ble de la villa (1731 y 1736), y procurador general delPrincipado de Asturias (1747), y de su esposa doñaFrancisca Apolinaria Ramírez de Jove y Fernández

Miranda, hija a su vez de losprimeros Marqueses de SanEsteban del Mar de Nataho-yo, casados en Gijón el 30de junio de 1731(2). De estematrimonio nacieron sucesi-vamente, como decimos, donFrancisco de Paula (muertoniño), doña Petronila (muertaniña), doña Benita (1733, conprole), doña Juana Jacinta(1734-1770, con sucesión),doña Catalina (1738-1808,casada sin hijos), don Miguel(finado mozo de dieciochoaños), don Juan Bautista(1740, muerto en la infancia),don Alonso (1741-1766, alfé-rez de navío), don Franciscode Paula, segundo del nom-bre (1743-1798, capitán denavío), el celebérrimo donGaspar Melchor (1744-1811),doña Josefa (1745-1807, ca-sada y con hijos que no lasobrevivieron), y nuestro donGregorio; a más de otro hijoinnominado, muerto al nacer.

Don Gregorio de Jovellanos y Ramírez de Jo-ve vino al mundo en una de las villas más señeras ymarineras de la costa del Cantábrico, es decir la deGijón, el 25 de septiembre de 1746(3), siendo bautiza-do dos días más tarde en la iglesia parroquial de SanPedro por su teniente cura don Bonifacio Antonio Fe-rrer con los nombres de Gregorio José Antonio CarlosCosme Damián y Benito, ocasión solemne en que fuesu padrino el hijodalgo don José de Tineo y Fuertes.Notemos que al recién nacido se le impuso por primernombre el que tuvo el abuelo paterno de su señor pa-dre: don Gregorio de Jovellanos y Ramírez (c.1655-1729), regidor perpetuo y alférez mayor de la villa deGijón, y capitán del Tercio de Milicias de Somió.

Al uso de las familias nobles de la época, de-

DE RE NAVAL

E L T E N I E N T E D E N AV Í OD O N G R E G O R I O D E J O V E L L A N O S

( 1 7 4 6 - 1 7 8 0 )por el Dr. D. Luis de Cevallos-Escalera y Gilay el Dr. Marqués de la Floresta

ESTE ARTÍCULO ESTÁ DEDICADO A NUESTRO GRATO AMIGO

DON DOMINGO DE CIENFUEGOS-JOVELLANOS, MARQUÉS DE MONTEMURA

Miniatura retrato de don Gregorio de Jovellanos que se

conserva en el Museo Naval de Madrid, invº 2241.

Viste el uniforme de alférez de navío

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bió de educarse en su casa, junto a sus padres y her-manos. Y seguramente su formación primaria estuvoa cargo de alguno de los sacerdotes capellanes de lafamilia. En todo caso es se-guro que durante su infanciano se separó de sus padres,como acreditan sus asientosen los sucesivos padronesformados para el pago del im-puesto de moneda forera enGijón correspondientes a losaños de 1751, 1757 y 1766(4).

Siendo aún adoles-cente, tuvo voluntad de dedi-carse al servicio del Rey ensu Real Armada, a imitaciónsin duda del camino que yahabían emprendido en el ve-rano de 1760 dos de sus her-manos mayores, el herederodon Alonso y don Franciscode Paula

(5). Y en consecuen-

cia el logró obtener una plazaen la misma Real Compañíade Guardias Marinas en 5 deabril de 1768(6), tras la apro-bación por el intendente deMarina de un expediente deingreso que por entoncescomprendía tanto la probanzade su hidalguía paterna y ma-terna como el examen de tes-tigos (para recabar informessociales, morales, económicos e incluso del porte yaspecto físico del muchacho candidato). En este pun-to, contando ya con dos hermanos mayores en la Re-al Compañía, no hubo de tener don Gregorio muchascomplicaciones para pasar felizmente estos trámites.Pero además, el novato había de sufrir en el momentode su examen un pequeño examen de sus conoci-mientos.

Hubo de ser por entonces, y contando ya en-tre dieciocho y veintidós años de edad, cuando aban-donó su casa natal don Gregorio de Jovellanos, paradirigirse a Cádiz, al llamado Castillo de la Villa, endonde por entonces tenía su cuartel la Real Compañíade Guardias Marinas, principal centro de formación yestudios de la Real Armada. Fundado en 1717, note-mos el elevado carácter y alto prestigio de aquel cen-tro docente, cuyos mandos y alumnos estaban equi-parados en todo a los Cuerpos de Tropas de CasaReal, y gozaban de sus notables privilegios.

Y efectivamente, en Cádiz efectuó su ingresoen la Real Compañía con fecha de 5 de mayo de1768(7), recibiendo entonces su primer uniforme: casa-ca y calzón azul con vueltas y medias rojas, botones yojales de oro, sombrero tricornio con galón de oro y

escarapela roja; y un sobretodo azul. El mismo, conpocas variaciones, que entonces vestían las RealesGuardias de Corps, el más prestigioso Cuerpo de los

que componían las tropas deCasa Real, al que estabanequiparados los guardiamari-nas.

El plan de estudios dela época se dividía en dospartes diferenciadas: una deellas en tierra, y la otra a bor-do. En la primera, que solíadurar unos dos o tres años,se realizaban los estudiosllamados elementales en lapropia sede gaditana, que sedividían en cuatro clases (lasde Matemáticas, Cosmogra-fía y Pilotaje, Artillería, y Ma-niobra), a más de las com-plementarias de Dibujo,Lenguas, Esgrima, Instruc-ción Militar, y Danza. El ho-rario cotidiano de los alum-nos, que estaban sujetos alrégimen de internado en lallamada Posada (las anti-guas casas de los Villavicen-cio), solía comenzar con lamisa, seguida de dos horasde Matemáticas. Tras el al-muerzo, a partir de las tresde la tarde se daban las cla-

ses de Artillería, de Ordenanzas Militares, de Manio-bra y de Danza. Et sic de ceteris.

Ya en la segunda parte de su formación, losguardiamarinas continuaban su aprendizaje embarca-dos en los buques de la Real Armada durante seisaños, antes de ser promovidos al empleo de oficial.

Así, don Gregorio permaneció estudiando enCádiz, precisamente en el aludido Castillo de la Villa,durante apenas un año y medio, pasando a Cartagenael 13 de noviembre de 1769 a bordo del navío Triun-fante, del mando del capitán de navío don Juan delPostigo, con el que efectuó varias travesías a Ceutaen misiones de transporte. Después sirvió en el jabe-que Pilar, y el 2 de febrero de 1770 trasbordó al jabe-que Garzota, del mando de don Justo Salafranca, conel hizo el corso hasta el 5 de agosto siguiente. Trasdiez meses en Cartagena, se embarcó allí en dichaúltima fecha en el jabeque Sain(8), para retornar a Cá-diz el 22 de agosto de 1770. Notemos que debió deser un alumno destacado, toda vez que desde la últi-ma fecha mencionada, desempeñó el cargo de briga-dier de la Real Compañía de Guardias Marinas, desti-no que solamente se daba -y aun se da hoy en día- alos mejores estudiantes.

Última hoja de servicios de don Gregorio de Jovellanos,cerrada en 1779. Archivo General de Marina Álvaro de

Bazán, legajo 620/592.

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Tras servir como guardiamarina durante dosaños, ocho meses y veinte siete días, el 14 de enerode 1771 fue don Gregorio promovido a oficial, con elempleo de alférez de fragata,y destinado el 25 de abril alos Batallones de Marinaacuartelados en Cádiz. El 20de agosto siguiente fue nom-brado ayudante del Arsenal yalmacenes de La Carraca, enla bahía de Cádiz. Y en 9 dediciembre del mismo año seembarcó de transporte en laurca Nuestra Señora de Re-gla, mandada por don Carlosde la Villa, con destino al De-partamento del Ferrol, dondedesembarcó el 27 del mismo mes. Desde entoncesquedó agregado a los Batallones de Marina allí acuar-telados, pasando a servir en los almacenes del Arse-nal el 22 de febrero y regresando a los Batallones el10 de agosto de 1773. El 22 de septiembre fue desig-nado ayudante del subinspector de Arsenales, y cum-plida la comisión volvió a los Batallones de Marina el10 de octubre.

Notemos que, hasta aquellas fechas, el alfé-rez de fragata don Gregorio de Jovellanos apenas ha-bía navegado, salvo las cortas travesías costeras en-tre Cartagena, Ceuta, Cádiz y Ferrol. El servicio en losBatallones de Marina no era entonces apreciado niservía apenas como mérito para los ascensos; perotenía la ventaja de que, a pesar de ser muy frecuenteslos servicios de guardia, permitía dedicarse a los estu-dios. Sobre ellos, en carta desde Madrid fechada el 5de agosto de 1772, su hermano mayor don Franciscode Paula le escribía a Ferrol una importante y sensatacarta que merece la pena transcribir en buena parte,pues en ella le decía:

me huelgo ... de que te hallas tan dis-puesto a emprender el estudio de laTáctica Naval, Navegación, maniobray artillería, porque si efectivamente teaplicas a estos principales ramos denuestro oficio e Marina, sin duda te ha-rás con el tiempo un muy distinguidooficial, y tus ascensos no serán tan tar-díos como los haze la fuerza de la an-tigüedad en las Promociones, y estopor más que tú creas que en ellos nopodrás lograr ventaja.

Yo bien quisiera poderte hacer con to-dos los libros que son necesarios paraimponerse en aquellas distintas facul-tades, porque te los proporcionaríacon sumo gusto... pero mis fuerzasson cortas para este nuevo empeño, yhaciendo todo lo que puedo te ofrezco

100 reales vellón, que tú emplearás enuno o más libros de los que juzgues tehazen por ahora mayor falta; y no te-

niendo alguno deevolución, puedesdesde luego comprarla Táctica Naval deMonsieur Bigot deMorogue, cuyo preciono pasará de 5 a 6pesos. En esta obrase hallan cuantasevoluciones es ca-paz de executar unaescuadra, ya seacompuesta de mu-chos o de pocos bu-

ques; con Principios, Reglas y demos-traciones que convencen la seguridadde los movimientos en los casos decombates llevando el viento favorableo contrario; el modo de cubrir uno omás navíos que por descalabro, de-sarbolo u otro accidente, se vean enprecisión de dexar la Línea; cómo sehaya de executar una retirada a vistadel enemigo, cuando este sea tan su-perior que no dexe arvitrio a la Batalla,o cuando el paraje, viento u hora pidanel apartarse del combate; en fin, en elLibro de que hablamos hay soluciónpara todas las dificultades que unasunto tan importante ofrece a los infi-nitos puntos que le completan.

La dificultad mayor es reducira práctica provechosa estos documen-tos, y esto tan solo se vence a fuerzade estudiar esta materia de continuo ysiempre con una atención como nue-ba; pero aparte de esto nada familiari-za el espíritu del oficial tan útilmentecomo la perenne conversación con losque la entienden, oyendo sus ocurren-cias, contestando sus oposiciones, yhaciendo uno mismo las suyas sinahínco porque prevalezcan sobre lasagenas sino por un templado deseo detemplarse en ellas si las razones delotro las convencen de erradas, o bienasegurar sus sistema propio si el juiciode los demás lo confirma por bueno.

Así, poco a poco, se ba labran-do el entendimiento en este género deestudio, que más que a reglas preci-sas en muchos puntos se sujeta a va-riedad de pareceres fundados sobrevariedad de Prácticas.

Firma y rúbrica de don Gregorio de Jovellanos que se

conserva en un documento del Archivo General de

Marina, legajo 620/592

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El buen modo del sujeto obrapoderosamente para con los que letratan en cuanto al concepto que hande formar ellos de sus talentos en eloficio, y así te encargo que te procu-res manejar con cuidado, adornándotede una conversación agradable, que laletura de todos libro(s) te facilitará.Travaja en mejorar la letra y forma deescrivir, no menos que la manera deponer papeles de oficio, Procesos, de-fensas de reos, explicación y narraciónde derrotas, combates, naufragios,acaecimientos regulares, y todo géne-ro de correspondencias serias y amis-tosas.

Por los ojos de un Lángara, unBarona, Gil, Valdés, y mil otros oficia-les nuestros, que por su buena con-ducta, aplicación, y desempeño de losencargos tenidos al lado de uno u otroGeneral, los vemos hoy con fama en-tre los del Cuerpo, y confesados porsobresalientes en sus respectivas cla-ses a que se vieron [promovidos] de-xando en las anteriores muchas dece-nas de compañeros, y baste de

seriedad hasta otro correo.

Cuando yo esté menos ocupado aquío en Ferrol, diré a tyo Abad que me deuna lista de los libros, y de los quequedaron por muerte de nuestro Alon-so

(9), que todos están en casa; y si en-

tre ellos hay, como pienso) algunosque te puedan servir, te ofrezco enviár-telos(10).

En otra misiva del 1º de septiembre del mismoaño, esta vez encaminada a la isla de León, donde sehallaba ya don Gregorio, su hermano y mentor le se-ñalaba el camino que debía seguir para integrarse enel proyectado Cuerpo de Ingenieros de Marina, quenació a poco:

el destino con Guiral te será muy opor-tuno para mis fines. Acaso te eximirádel de Ferrol. De pronto te libra de lasguardias, y no que todo te ofrece oca-sión de cebarte en el conocimiento decuanto comprende un Buque armado,su mexor colocación, calidad, dimen-siones y conservación. Este será unaBiblioteca en que halles cuanto pue-das para los más ramos de Marina.Gracias a quien tuvo esfuerzo y poder

Primera imagen conocida del navío Fénix, en la escena del embarque de Carlos III en Nápoles, en 1759, pintada por Antonio Joli.

Se trata del navío que está más a la derecha del espectador.

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de franquearnos ese thesoro, que elMinisterio(11) ocultó siempre nuestra in-dagación, con tanto perjuicio del servi-cio del Rey y mando del cuerpo deGuerra nuestro. Aplícate bien, formanuevos estados, y logra sobresalir eneste destino, que yo te aseguro el as-censo menos perezoso. Muy luegosaldrá la ordenanza de Gotié para laformación del Cuerpo de Yngenierosde Marina(12). este, según entiendo, seforma sobre los mismos principios delos demás Cuerpos Militares de la Ar-mada, con todos sus goces de mandoen mar y tierra, y la alternativa en gra-dos por Patentes con la masa de ofi-ciales en General; no tendrá thenien-tes de Fragata; y los sueldos seráncrecidísimos a proporción de los nues-tros(13).

El caso es que ciertamente pudo estudiar donGregorio de Jovellanos esas materias navales, y lle-gar a ser incluso un reconocido cosmógrafo.

Fue por aquellos años de 1772 y 1773 cuandodon Gregorio de Jovellanos obtuvo el preciado hábitode caballero de la Orden Militar de Santiago, tras rea-lizarse en el otoño antecedente, en Gijón y aledaños,sus pruebas de ingreso, relativas a su legitimidad, lim-pieza de sangre y nobleza suyas, de sus padres y desus cuatro abuelos, que fueron aprobadas muy luegopor el Consejo de Órdenes(14). Unas probanzas cierta-mente meticulosas y hasta prolijas, en la que los infor-mantes (el caballero profeso don José de Piles Heviay el religioso fray Francisco de Montes y Llanos, a

más de examinar in situ los asientos de bautismo, ma-trimonio y defunción de la familia, sus testamentos,padrones y actos positivos, entierros y sepulturas, enGijón examinaron doce testigos in voce(15), otros cua-tro en Valdesoto (concejo de Villaviciosa), y cuatromás en Muros (concejo de Pravia). En todo caso, esde imaginar la gran satisfacción que esa cruz produci-ría a don Gregorio, considerando el gran prestigio so-cial que por entonces tenía el rojo lagarto santiaguis-ta(16).

En 9 de noviembre de 1773, estando en Fe-rrol, se le dio licencia de dos meses para pasar a sucasa en Gijón; pero renunció a esta licencia ante sujefe el capitán general del Departamento, don ManuelFlores, a quien expuso que no haviendo navegadodesde que se le promovió, y teniendo noticia delapresto de algunas embarcaciones, desde luego, pre-firiendo el adquirir mérito y prática para servir con utili-dad en su Carrera, a su propia conveniencia en el usodel citado Real permiso, apetecía se le embarcase.Aprobado su propósito por el propio bailío frey Juliánde Arriaga, secretario de estado de Marina, pasó donGregorio a Cádiz a bordo de la urca afragatada SantaRita, y en diciembre de 1773 se embarcó allí en la fra-gata Perpetua, al mando del capitán de fragata donJosé de Bustillo, con la que navegó hasta La Habana,

Perfil del navío Fénix, por Berenguer

Debajo, dos diseños de la popa del Fénix,

en unos planos de la época de su

construcción

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Montevideo (apostadero delRío de la Plata, desde el cie-rre del de Buenos Aires porfalta de calado), las islasMalvinas, y la isla de SantaCatalina (en la actual costabrasileña). Siempre a bordode la misma fragata, el 28 deabril de 1774 fue promovidoal empleo de alférez de na-vío, y el 16 de marzo de1776 al de teniente de fraga-ta.

En 6 de marzo de1778 trasbordó al navío San-to Domingo, del mando delcapitán de navío don Martínde Lastarria, con el que na-vegó desde Montevideo(donde se encontró con suhermano don Francisco dePaula, destinado en BuenosAires por entonces) a la islade Santa Catalina, y desdeella hasta la bahía de Cádiz,en cuya isla de León perma-neció sirviendo a bordo delmismo navío.

En 23 de mayo de1778 fue ascendido al quesería su último empleo, el deteniente de navío (que enton-ces era de mayor importanciade la que hoy tiene, ya quepodríamos equipararlo al ac-tual de capitán de corbeta ocomandante), siéndole confir-mado el mismo destino queservía a bordo del navío San-to Domingo. Del que trasbor-dó el 29 de octubre al navíoSan Rafael, del mando delbrigadier don Juan García delPostigo.

Ya en 1779 debió detrasbordar al navío Fénix, almando del capitán de navíodon Francisco Javier Melga-rejo y Rojas(17), en el que ar-bolaba su insignia el jefe deescuadra don Juan de Lán-gara y Huarte(18), comandanteen jefe de la Escuadra delOcéano, basada en Cádiz.

Digamos ahora algo del que fue último navíoen que sirvió don Gregorio de Jovellanos. El navío Fé-

nix (o San Alejandro), y sugemelo el Rayo, ambos de80 cañones, fueron construi-dos en el astillero de La Ha-bana en los años 1748 y1749 por Pedro Torres, for-mado en el astillero de Guar-nizo (Cantabria) y discípulode Gaztañeta y de Autrán,siendo una de las últimasconstrucciones del sistemaideado por el primero y per-feccionado por el segundo, ysobre todo por Jorge Juan.Tenía 53 metros de eslora(198 pies de Burgos), 165 dequilla (pies de Burgos), 14’5metros de manga (57 pies deBurgos), 28½ de puntal (piesde Burgos), y 27 pies deplan; desplazaba 3.000 tone-ladas, y podía cargar 1.889toneladas(19).

Tras su botadura y alis-tamiento, navegó en 1750hasta la Península con uncargamento de dieciséis mi-llones de peso fuertes deplata, y el batallón de la di-suelta Armada de Barloven-to. En agosto de 1759 fueenviado a Nápoles como bu-que insignia de la poderosaescuadra mandada por elMarqués de la Victoria, conla misión de embarcar allí alnuevo Rey, Don Carlos III, ytrasladarlo hasta Barcelona,a donde llegó en octubre(20);a partir de aquel viaje se lerebautizó como Real Fénix.Durante la llamada guerra delos Siete Años contra GranBretaña, fue el buque insig-nia del general Reggio y rea-lizó varias misiones en elmar Mediterráneo, el estre-cho de Gibraltar y el Atlánti-co. Concluida la guerra conInglaterra continuó afecto ala escuadra de Cádiz.

En junio de 1779 esta-ba armado con 30 cañonesde 24 libras, 32 cañones de

18 libras, 18 cañones de 8 libras, y 4 pedreros. Estabamandado, tripulado y defendido por 747 hombres (25oficiales mayores y menores, 6 guardiamarinas, 24

Retrato de don Juan de Lángara y Huarte

comandante en jefe de la Escuadara del Océano

Debajo, retrato de don Francisco Melgarejo

comandante del navío Real Fénix en 1780

(ambos óleos en el Museo Naval)

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oficiales de mar, 181 marineros, 153 grumetes, 115 ar-tilleros de mar, 140 infantes de marina, 40 soldadosde artillería, 25 pajes y 38 criados).

Durante la campaña contra Inglaterra, iniciadaaquel mismo año en apoyo de Francia y de los na-cientes Estados Unidos de América, este excelentenavío cayó en manos de los ingleses, como ensegui-da diremos, el 16 de enero de 1780: renombradoH.M.S. Gibraltar, desde entonces sirvió en la campañacontra franceses y españoles, y en 1783 participó enla batalla de Cuddalore, en Oriente. En 1815 causó alfin baja en el servicio de Su Graciosa Majestad, sien-do desguazado en 1836.

España entró en guerra contra Inglaterra enaquel mismo año, como consecuencia de su alianzacon las trece colonias británicas que se habían suble-vado en 1774 contra Londres y que desde 1776 yaeran los nacientes Estados Unidos de América. Unaguerra que fue popular y que los españoles acometie-ron con entusiasmo, no solamente en tierras america-nas -auxilios y socorros, sobre todo de armas y pertre-chos, bloqueo naval, tomas de las fortalezas de laMobila y de Pensacola-, sino también en Europa, enparticular poniendo un estrecho asedio a la plaza deGibraltar (1779-1783), el último intento serio de recon-quistar el Peñón ocupado arteramente en 1704.

La Escuadra del Océano, siempre al mandode Lángara y con una fuerza de once navíos y dosfragatas, tras sufrir un violento temporal y refugiarseen Cartagena, volvió a Cádiz, de cuya bahía salió el 2

de enero de 1780, dirigiéndose hacia el Atlántico conla misión de proteger el Estrecho, bloquear el Peñón einterceptar un gran convoy inglés a ella enviado, perono le acompañó la fortuna(21). En medio de un neblino-so temporal de lluvia, la escuadra española se encon-tró de improviso con la británica mandada por el almi-rante Rodney en las aguas del cabo de Santa María(inmediato al cabo de San Vicente, en el extremo occi-dental de la costa portuguesa del Algarve) poco antesde las dos de la tarde del 16 de enero de 1780, jorna-da por cierto muy borrascosa. Lángara formó la líneade combate con sus nueve navíos (Fénix, San Agus-tín, San Eugenio, Santo Domingo, San Lorenzo, Prin-cesa, Diligente, Monarca y San Julián), y puso al res-guardo a dos fragatas (Santa Rosalía y Santa Cecilia),pero enseguida comprendió que sus fuerzas eran muyinferiores, ya que los ingleses contaban con 22 navíosy 14 fragatas, y estaban desplegándose en dos divi-siones con la intención de rodearle. Entonces cambióde rumbo e intentó alejarse a toda vela para alcanzarrefugio en Cádiz, pero Rodney le persiguió y como lo-gró acercarse peligrosamente -los navíos ingleses, cu-yos cascos estaban forrados de cobre, eran más rápi-dos-, la escuadra española hubo de hacerle frente. Alas cuatro de la tarde Lángara dio la señal de apres-tarse para el combate, el navío Santo Domingo izó labandera y abrió el fuego, al que se sumó una buenaparte de los navíos españoles -no todos, porque Lán-gara, consciente de lo crítico del trance, al poco ratolargó la señal de sálvese quien pueda, y así dos delos navíos españoles, el San Agustín y el San Loren-

Persecución de la Escuadra española por la británica, en un óleo de Holman

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zo, se retiraron a toda vela hacia Cádiz sin hacer unsolo disparo-.

El combate, muy desigual por lo tanto, tuvo lu-gar en pésimas condiciones atmosféricas: ocho horasde lucha, en plena tempestad y en una noche de luna-por eso los historiadores británicos denominan a estaacción naval The Moonlight Battle-, con dos o tres bu-ques ingleses atacando a cada uno de los restantessiete navíos españoles. Se perdieron allí cinco bu-ques: el Santo Domingo voló por los aires a las cuatroy media, mientras que el Real Fénix, el Princesa, elDiligente y el Monarca fueron apresados por los britá-nicos, que también sufrieron muchas pérdidas porqueLángara, a pesar de estar malherido (un balazo en lacabeza, un metrallazo en el muslo derecho, y por finotro en la cabeza), aún fue capaz de resistir hastaque, atacado por cinco navíos simultáneamente, sinvelamen y sin gobierno, con buena parte de sus hom-bres muertos o heridos, ordenó arriar la bandera delRey cuando ya pasaban de las diez de la noche.

Así cayó el Real Fénix en manos de los britá-nicos, que a muy duras penas -tan malo era su esta-do- lograron llevarlo hasta la bahía de Gibraltar. Cier-tamente, Lángara y Melgarejo se portaron vale-rosamente en la jornada del cabo de Santa María, pe-ro no pudieron evitar que Rodney entrara en Gibraltarcon el convoy y con sus presas, y abasteciese la pla-za(22). Ni tampoco que el pueblo gaditano, siempremordaz y siempre chirigotero, les dedicase una hirien-te cancioncilla que circuló mucho(23).

Durante el combate, el teniente de navío estu-vo al mando de una de las baterías principales, la delcombés(24), en la que resultó gravemente herido, aun-que se negó a ser retirado de su puesto hasta queconcluyó el fuego. Recordemos las palabras de Lán-gara en su informe al ministro de Marina, redactadocinco días después del combate, al referirse a la tripu-lación del Fénix: la gente toda, sin embargo del diluviode balas que caían sobre el navío, mostraba con susemblante y con su manejo, una frescura y un ardorinimitable, de manera que varios de los heridos y con-tusos sólo paraban en la enfermería el preciso tiempode curarse, ansioso de restituirse a sus puestos paraadquirir más gloria. Todo lo represento a V.E. para quepueda enterarse del amor con que todos los vasallosdel Rey, del navío Fénix, han apetecido sacrificar susvidas por el mayor lucimiento de las armas de S.M.(25)

El buque solo perdió 9 hombres durante elpropio combate, pero tuvo 105 heridos, muchos de loscuales murieron en los días siguientes. Uno de estosúltimos fue don Gregorio, que, curado y atendido porel artillero Antonio González y por el marinero JoséMárquez (parece que ambos habían estado desdetiempo antes a su servicio en el Fénix), estuvo siem-pre consciente y sabedor de la gravedad de su esta-do, y así hizo su testamento a bordo tres días des-pués de caer herido, es decir el 19 de enero, cuandoya el apresado navío estaba surto en la bahía de Gi-braltar(26). Esa disposición testamentaria, según la cer-tificación que se conserva en el archivo del Palacio de

Combate del cabo de Santa María: voladura del navío Santo Domingo

en un óleo de Richard Patton que se conserva en el National Maritime Museum.

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Mohías, en el Concejo de Navia, dice literalmente así:

Testamento militar bajo cuya disposi-ción falleció el Señor Don Gregorio deJove Llanos, otorgado en la Bahía deGibraltar, Enero de 1780. Murió y yaceen San Roque.

Don Francisco de Paula Piédrola yNarváes, Alférez de Navío de la RealArmada destacado en el nombradoFénix.

En virtud de Orden del Señor Coman-dante General de la esquadra DonJuan de Lángara, por ausencia delcontador de este buque, Certifico queoy día de la fecha, hallándose grave-mente herido el Theniente de NavíoDon Gregorio Jovellanos, pasé a sucamarote y me dixo ser su última vo-luntad que, si Dios le llevaba de estavida para la eterna, que todo su equi-paxe se vendiese, y su ynporte, juntocon las pagas que el Rey le deviese,se combierta en sufragios por su Al-ma, a excepción de seys pagas decriado, que por mitad de han de distri-buir en el Artillero de Mar Antonio Gon-zález, y el Marinero Joseph Márquez,uno y otro de la Tripulación del nom-brado Fénix;

Assi mismo Declaró haverlo havilitadopara la América el Capitán de FragataDon Antonio Montero en la cantidad dequatrocientos pesos sencillos con lacondición de darlos en España fuertes,los que por cláusula de la escritura losentregaron al Capitán de uno de loscorreos de Buenos Ayres Don PedroLeón para darlos en España al Men-cionado Don Antonio Montero, del queno tiene resguardo.

Nombró por Albacea al Capitán de Na-vío Don Francisco Melgarexo, lo quepresenció el capellán del mismo Bu-que Don Miguel Roselló, y para queconste lo firmo a bordo del menciona-do Navío en la bahía de Gibraltar adiez y nueve de enero de mil setecien-tos ochenta.

Desembarcado enseguida en Gibraltar, y en-seguida canjeado en la Línea de la Concepción, donGregorio fue conducido en muy mal estado hasta lacercana plaza de San Roque, principal base españoladurante aquel último, memorable y duro asedio al Pe-ñón. Allí en San Roque le halló don Francisco Javierde Larumbe, comisario de guerra en la plaza, quesiendo amigo antiguo de su hermano don Gaspar Mel-chor, y apiadándose del herido, le alojó en su propiacasa y le prodigó los más tiernos cuidados.

Defensa del navío Fénix contra tres navíos británicos en el cabo de Santa María

según un óleo conservado en el Museo Naval.

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Antes de proseguir, parece tan oportuno comojusto glosar brevemente la figura del samaritano que,para el doliente y moribundoJovellanos, fue don FranciscoJavier de Larumbe y Rodrí-guez. Nacido de paso enSantiago de Compostela el 2de febrero de 1730, fue hijode don Ramón de Larumbe yMally (1701-1777), comisariode guerra desde 1729, inten-dente de Andalucía y asisten-te de Sevilla (1760-1767, lesucedió Olavide), caballero dela Orden de Santiago (1752),natural de Lumbier (Navarra),y de doña María RodríguezMuñoz, nacida en Nava delRey (Valladolid). Siguió susestudios secundarios en elsalamantino Colegio de laCompañía de Jesús, en casade un tío suyo que era canó-nigo en la ciudad, y despuéspasó a la Universidad de Sa-lamanca, de la que fue vice-rrector en 1749, licenciándoseen Leyes en 1754. Opositó acátedras allí y en Valladolid,pero no tuvo éxito, optandopor seguir la misma carrerapaterna, en la que fue nom-brado comisario de guerra hacia 1763. Sirviendo enSevilla junto a su padre, entonces asistente de la ciu-dad, participó en la tertulia del célebre Pablo de Olavi-de -que le encargó la reorganización de los gremiossevillanos-, y como notable ilustrado perteneció a laReal Academia Sevillana de Buenas Letras, y fue fun-dador de la Real Sociedad Económica Patriótica deSevilla, a la que presentó informes sobre el fomentode la industria textil. También en Sevilla conoció y tra-bó amistad con el gran Jovellanos. Por aquellos añosfue juez conservador y subdelegado regio de las mi-nas de Riotinto, y comisario de guerra en Sevilla(1775-1776); pero después de la caída y proceso deOlavide (1776-1778) se le destinó como tal comisariode guerra a la plaza de San Roque (1779-1783). Tras-ladado a Madrid en 178327, ya en la corte fue hechocaballero de la Orden de Carlos III y enseguida direc-tor bienal del Banco de España (1783-1793, allí seconserva el retrato que le hizo Goya en 1787), encar-gándose de los asientos de víveres y vestuarios de losReales Ejércitos y Real Armada, contratados por elpropio Banco. Después sería ministro principal de Ha-cienda del ejército de Navarra durante la guerra contrala Convención francesa (1794-1795). Promovido a co-misario ordenador de guerra, y habiéndose casado yamayor con su deuda doña María Catalina de Ureta y

Larumbe (de la que no tuvo hijos), falleció en Madridpor el año de 1796(28).

Volvamos a nuestrodoliente marino. De las cir-cunstancias de la fallida con-valecencia y muerte de donGregorio de Jovellanos, ydel destino de sus escasosbienes, sabemos algo gra-cias a la correspondenciaque con su hermano donGaspar de Jovellanos man-tuvieron su custodio el comi-sario de guerra Larumbe ysu albacea el capitán de na-vío Melgarejo, ambos ami-gos antiguos del célebre Jo-vellanos, desde el 17 defebrero al 26 de mayo de1780(29).

Por esa corresponden-cia sabemos que durante elcombate del cabo de SantaMaría, con mucho onor seportó en el combate, mante-niendo su puesto haún des-pués de herido, mandandola batería del Combez queestaba a su cuidado; y quedespués de la batalla le cui-damos mucho, pero a la ver-

dad le reñí varias vezes porque no quería sujetarse alo que le ordenaba el zirujano, lo que tal vez le orijina-ría su muerte (carta de Melgarejo desde Cádiz, el 2 demayo). Ya llevado a San Roque, a cierta posada o ca-sa particular cuya ubicación desconocemos, Larumbele halló y le trasladó a la suya -estaba alojado en lacasa de los Rendón, en la plaza de Armas-, relatandomás tarde a su hermano mayor don Gaspar cómo lacaridad me obligó a recojerlo por que el modo en queestaba quando le ví me compadeció (carta de Larum-be de 27 de febrero). A lo que el mismo Larumbe aña-dió más tarde, en misiva al mismo Jovellanos:

yo nada he hecho en lo executado consu Hermano. Me compadeció el infelizestado en que le ví. Tuve presentenuestra buena amistad y me parecióque faltaría a ella y a la caridad si no lorecojía y ayudaba en todo quanto fue-se posible. Así lo hize, y no me excuséde incomodidad alguna de día y nochepara asistirle como si fuese mi Herma-no. Los gastos que se ofrecieron en suenfermedad los hize con la maior com-placencia, y crea vuestra merced quesi Dios le huviera dado vida lo havríacelebrado infinito, y él publicaría el

Don Francisco Javier de Larumbe

retratado por Goya en 1787

(óleo conservado en el Banco de España)

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amor y caridad conque le acompañé,sin embargo con suprudencia me repetíaque no me diese tanmalas noches, por-que me pondría tam-bién malo y enton-ces no se podríaacomodar con otroenfermero, porqueyo no me apartabade su lado sino enlas horas precisasdel trabajo, y comoestaba dentro de ca-sa me llamaba siem-pre que havía de to-mar alimento omedicinas. esta ter-nura hizo en mí...una impresión queno puedo ponderar avuestra merced, y hasido igual el senti-miento de su muerte(carta de Larumbede 16 de marzo).

Por el mismo Larum-be también sabemos que lamuerte del marino fue mui amarga, porque no le dexéhasta que dio la última respiración, pues así me lo pi-dió, sólo ofrecí y cunplí, pues todas las Medicinasquería se las diese yo, porque le parecía quel hacía

un Hermano mío, bien que conocía los malos ratosque yo me llevaba, en fin el consuelo que me quedaes su buena muerte, porque se conocía por sus ex-presiones ser de una arreglada vida. Que no ha podi-

do estar mejor asistido en loespiritual y temporal, tenga-lo vuestra merced por segu-ro (carta de Larumbre de 24de febrero).

Así, sin lograr curarsede sus graves heridas (yprobablemente a causa deuna septicemia sobrevenidapor la infección de unas he-ridas que en aquella épocaapenas se limpiaban ni sedesinfectaban bien), muriócomo ya hemos advertido elteniente de navío don Gre-gorio de Jovellanos en la ci-tada plaza de San Roque, el10 de febrero de 1780, co-mo expresa al pie la copiaautorizada de su testamen-to, que antes hemos trans-crito:

Don Francisco de

Fachada de la casa de Rendón, en la plaza de armas sanroqueña, donde estaba alojado el

comisario Larumbe, y en la que murió el teniente de navío Jovellanos

Debajo, la plaza de armas de San Roque, cerrada por la iglesia de Santa María de la

Coronada, vista desde la casa de Rendón,

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Paula Piédrola: Certifico que el The-niente de Navío Don Gregorio Jovella-nos, de quien es elanterior testamento,murió en la Ciudadde San Roque el diadiez del de la fecha yse enterró al siguien-te en la ParroquiaCastrense, a lo queasistí, y para queconste y sirva a los fi-nes que conbenga lofirmo en la Ciudad deSan Roque a dozedías del mes de fe-brero de mil setecien-tos y ochenta. DonFrancisco de PaulaPédrola, rubricado.

Contaba entoncesdon Gregorio los 33 años, 4meses y 15 días de edad. Sucadáver fue enterrado consencillez al dia siguiente, ofi-ciando sus funerales el cape-llán castrense, en la iglesiaparroquial sanroqueña deSanta María de la Coronada.La ubicación de su sepulcrono es fácil de señalar hoy endía, ya que posteriormente seha resolado todo el templocon losas de mármoles blancos y negros, pero los in-dicios de los libros sacramentales nos llevan a pensarque fue en la sepultura de la familia de Rendón, o ensus inmediaciones.

El gran Jovellanos había escrito desde Sevillaa su doliente hermano, pero cuando su misiva llegóhasta San Roque, este último ya había muerto y elpliego fue devuelto al remitente por Larumbe, el 17 defebrero.

La ejecución del testamento de don Gregoriopor parte de su albacea Melgarejo, y del tenedor desus posesiones, que era el propio comisario Larumbe,se hizo con prontitud, en muy pocos meses. Los bie-nes que dejó el difunto teniente de navío no erancuantiosos ni numerosos: como hijo segundón de fa-milia amayorazgada, no poseía bienes raíces ni otrosbeneficios ni rentas, tan solo sus pagas de oficial de laReal Armada (varios de sus sueldos estaban atrasa-dos de pago), una pequeña venera santiaguista deoro y diamantes, sus uniformes, armas y ropa blanca(lo que en conjunto se denominaba entonces el equi-paje), y algunos libros profesionales. Y como ya vimospor su última disposición testamentaria, el fallecido Jo-vellanos dejó todos sus bienes destinados a sufragios

y misas por el eterno descanso de su alma.

Así lo cumplieron Melgarejo y Larumbe. Paraello, al uso de la época, enprimer lugar todos sus bie-nes fungibles se tasaron yenseguida se vendieron enpública almoneda por Larum-be, en la misma plaza deSan Roque; y con su produc-to, sumadas las pagas atra-sadas cuando se cobrasenpor parte de Melgarejo, estedispuso el abono de las po-cas deudas que dejó, y conel remanente pagó el mayornúmero de misas funeralesque pudieran decirse con talimporte.

En carta de Larumbe aJovellanos, del 17 de febre-ro, aquel advierte al prócer:yo sigo acabando de despa-char estos pocos trapos, pa-ra que junto al dinero dispon-ga el Albacea lo que alle porcombeniente. Además, porotra carta del mismo, de 2 demarzo, conocemos que La-rumbe pasó la cuenta de losmedicamentos, alegandoque los gastos de botica seponen en la quenta por queai orden del Rey para que se

satisfagan porque son de su Real Botica, pero encambio se negó a presentar la cuenta de los gastosque el desgraciado Jovellanos había causado en sucasa, alegando que los demás que se han hecho enmi casa soi yo el que los he pagado de mi bolsillo, ysería bien poco obsequio si aora se los cargase avuestra merced, que espero me dispense este fabor.En la misma fecha y con la misma carta, Larumbe re-mitía a Sevilla la relación de los libros y papeles quese hallaron al Difunto. Y de nuevo Larumbe, en cartade 6 de abril, insistía en su negativa a pasar en cuentalos gatos que había hecho en beneficio del enfermo:Melgarejo me clama con que pase en la quenta lo quegasté con el difunto, como si yo hubiese de llebarquenta de lo que se gastó en sus alimentos, ropa míaque se rompió pa(ra) vendajes, etc., por lo que le digoque de eso no se trate.

En otra carta del 9 de marzo, Larumbe infor-maba a Jovellanos de que aún no había enviado elequipaje y dineros obtenidos con la venta de una par-te de los enseres, a Melgarejo, que a la sazón ya es-taba en Cádiz, desde donde en la misma fecha se diri-gía por carta a Jovellanos, para ponerse a sudisposición como albacea de su hermano. El mismo

Interior de la iglesia de Santa María de la Coronada. Latumba de Jovellanos debe situarse muy cerca del ladoizquierdo del presbiterio, es decir a la derecha del es-

pectador

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Larumbe informaba a Jovellanos el 16 de marzo quela venera guarnecida de Diamantes, que es la únicaque se le ha encontrado, pues solo tenía una mui pe-queña de oro, la han tasadoy yo la pagaré por el aprecioy embiaré a vuestra merceden la primera ocasión seguraque se presente; y en otramisiva del 20 de marzo si-guiente le añadía yo creoque Melgarejo no tenga repa-ro con que a vuestra mercedse le entreguen los papelesde su difunto Hermano, puesno son apreciables más quepara quien desee tener estospequeños monumentos, porPariente u otro respeto parti-cular. Yo cuidaré de embiar-los a Sevilla en el modo quevuestra merced me lo previe-ne, si aquí no se presentapersona segura que los llebea esa corte... Yo le he conta-do el poco dinero que me en-tregó el Difunto, para que dis-ponga de él como guste. Loque ha producido el cortoequipaje tendrá el mismodestino, y yo embiaré a vues-tra merced una copia con suvalor para que le sirba de no-ticia. Y en otra carta del 27 demarzo: remito a vuestra merced esos papeles paraque se entere de todo lo que se alló a su Hermano, delo que dispondrá el Albacea Don Francisco Melgarejo.Los libros no ai quien los quiera, por lo que le digo dis-ponga de ellos como guste. Todo lo demás se ha ven-dido, bajando la octava parte de la tasación, que esaquí y en todas partes la práctica común. Los papelesy la venera que vuestra merced tiene encargado, iránquando haca... oportuno, o los embiaré al Asistentecomo vuestra merced me tiene avisado. También leembío a vuestra merced esa certificación, para que leconste el día de la muerte. Por fin, en otra misiva de 6de abril, Larumbe avisaba a Jovellanos de que con elseñor Albacea, que salió de aquí el 3 para Cádiz y esacorte, embío a vuestra merced los papeles que tengoofrecidos, y la venera. Su tasación la sabe vuestramerced por la quenta que le he embiado para su co-nocimiento. De ella debe vuestra merced bajar la sex-ta parte, y el resto se lo podrá vuestra merced entre-gar a Don Pedro Escolano, escribano de Cámara delConsejo de Castilla, a quien conoze vuestra mercedmucho y en mi Apoderado, con lo que no ai que mo-lestar al Señor Dameram(30): pues con todos los bie-nes se ha hecho igual baja para su pronta salida, y eslo regular en iguales casos.

Pocas semanas después, el 14 de abril, el al-bacea del difunto don Gregorio, capitán de navío donFrancisco de Melgarejo y Rojas, remitía al prócer Jo-

vellanos una copia del testa-mento de su difunto herma-no, y otra de la carta delMayor de Órdenes [del De-partamento de Cádiz] paraque me sirviese de gobierno;por lo que procuré cobrar to-das su pagas, y las de Cria-do, hasta el dia de su falleci-miento; y haviéndoloconseguido, he procuradopagar enla posada donde vi-vía, que era cosa corta, y elresto lo he man(dado) de de-cir en misas ha barios cape-llanes y frailes, pero he to-mado recibo de cada uno yharé lo mismo luego que re-ciba el dinero que Larumbetiene en su poder. El 2 demayo, Melgarejo insistía: yatengo cumplido quanto dejódispuesto, y daré las cuentasen la Mayoría General, paraque en todo tiempo constehaver yo cumplido: y comoverán por los recibos dadosde los Priores de los Com-bentos y varios Capellanes,todo lo he ynbertido en misas

por su alma, que me ha parecido lo mejor. Y por fin el26 de mayo, el mismo Melgarejo remitía a Jovellanosla copia igual al original del testamento de su difuntohermano, firmado del Comisario Don Juan de Ulloa...Dándole a vuestra merced la noticia de que por parteestá ya finalizado quanto dejó dispuesto en su últimavoluntad, y las cuentas entregadas en la Mayoría delDepartamento, para que en todo tiempo conste micumplimiento(31).

Muerto, pues, en la primavera de 1780, susméritos y el valor que le costó la vida fueron causaprincipal de que, todavía cuatro años después, el Reyse dignase premiarlos confiriendo a su hermano donFrancisco de Paula -al tiempo de concederle el retirocon el empleo de capitán de navío de la Real Armaday el sueldo íntegro de que disfrutaba cuando estabaen activo,

la gracia, sin exemplar, de poder usar el uniforme

de Guardias Marinas

según lo comunicó al propio interesado donAntonio de Valdés, secretario de estado de Marina,desde el Real Sitio de San Lorenzo del Escorial, a 24de noviembre de 1784, mencionando expresamente la

Tumba de la familia de Rendón, en la iglesia de San Ro-que. En ella, o en sus inmediaciones, debió enterrarseen 1780 el cadáver del teniente de navío Jovellanos.

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muerte y los servicios de don Gregorio(32). Una graciaregia ciertamente no solo infrecuente, sino tambiénmuy grande, porque llevaba anejos los privilegios delas Reales Guardias Marinas, esto es, de las Tropasde la Real Casa, cuyos rango y honores eran en aqueltiempo muy notables y distinguidos. Un postrer rasgode regia generosidad en memoria de quien tan bien lehabía servido, aún a costa de su vida.

A partir de aquellos días carolinos, la digna fi-gura del que en vida había sido don Gregorio de Jove-llanos y Ramírez de Jove, teniente de navío de la RealArmada y caballero de la Orden Militar de Santiago,muerto en el campo del honor en defensa del Rey yde la Patria, se fue diluyendo en las nieblas de la His-toria.

N O T A S

1) Como puede comprobarse con un somero examen de la ex-tensa Bibliografía Jovellanista (Gijón, Fundación Foro Jovellanosdel Principado de Asturias, 1998), formada por Orlando MORATI-NOS OTERO y Vicente CUETO FERNÁNDEZ.

2) Sobre los antecedentes familiares de los hermanos Jovella-nos, es imprescindible el estudio de Manuel María RODRÍGUEZDE MARIBONA Y DÁVILA, Don Gaspar de Jovellanos y Ramírezde Jove, caballero de la Orden de Alcántara: genealogía, noble-za y armas (Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado deAsturias, 2007).

3) Hemos notado una diferencia entre la fecha de nacimientoque hizo constar en su expediente de pruebas de ingreso en laOrden de Santiago, que es la de 1746, respecto de la que alegóen el expediente de ingreso en la Real Compañía de GuardiasMarinas, que es la del año 1750. No pudiendo ser ciertas ambas,creemos que la primera sería la verdadera, mientras que la se-gunda se alegó solamente para optar a dicha plaza de guardia-marina sin exceder la edad de ingreso reglamentaria. Algo que,aunque pueda sorprender, era muy habitual en aquella época,en la que a tales efectos era frecuente utilizar las certificacionesde bautismo de hermanos mayores y homónimos premuertos.

4) Transcritos en su expediente de ingreso en la Orden Militar deSantiago, al que enseguida nos referiremos.

5) Ambos sentaron plaza en la Real Compañía de Guardias Ma-rinas el 11 de julio de 1760, previas pruebas de su legitimidad,limpieza de sangre y nobleza de ambos costados paterno y ma-terno: Archivo del Museo Naval, expediente 867, extractado porDalmiro de la VÁLGOMA DÍAZ-VARELA y el Barón de FINES-TRAT, Real Compañía de Guardias Marinas y Colegio Naval.Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes, tomo II (Madrid,Instituto Histórico de la Marina, 1944), páginas 164-165, núme-ros 1356 y 1357.

6) Archivo del Museo Naval, expediente 1024, extractado porDalmiro de la VÁLGOMA DÍAZ-VARELA y el Barón de FINES-TRAT, Real Compañía de Guardias Marinas y Colegio Naval.Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes, tomo II (Madrid,Instituto Histórico de la Marina, 1944), página 247, número 1500.

7) Todas las noticias relativas a su carrera naval proceden de suexpediente personal como oficial del Cuerpo General de la Ar-mada, que se conserva en el Archivo General de la Marina DonÁlvaro de Bazán, en El Viso del Marqués (Ciudad Real), secciónCuerpo General, legajo 620/592.

8) En realidad el jabeque se llamaba Caballo Blanco, traducciónliteral de su nombre en árabe cuando fue capturado por la RealArmada, en julio de 1768, cerca del peñón de Vélez de la Gome-ra. Entonces estaba armado con 24 cañones y tripulado por dos-cientos moros argelinos, capitaneados por el arráez Sain, cuyo

apodo mantuvo.

9) Se refiere al primogénito de la Casa, el alférez de navío donAlonso de Jovellanos, que había fallecido a causa del vómito ne-gro en Cartagena de Indias el 7 de enero de 1768, a los veinti-siete años de su edad. Fue este oficial de un talento clarísimo ymuy dotado para las matemáticas superiores, a las que se aplicócon ardor -uno de sus hermanos le comparaba en una carta conel gran Isaac Newton, nada menos-. José María BLANCO NÚ-ÑEZ, “Los Jovellanos, una familia marinera”, en Revista de His-toria Naval, 50 (1995), págs. 103-112.

10) Manuel de ABOL-BRASÓN Y ÁLVAREZ-TAMARGO, Docu-mentos escogidos de la Casa de Jovellanos en el Archivo deMohías (Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de As-turias, 2011), páginas 196-197.

11) Se refiere al Cuerpo de Ministerio, es decir el actual de Inten-dencia, cuyas pugnas con el Cuerpo General (o de Guerra) fue-ron constantes durante todo el siglo XVIII, alternándose ambosen la supremacía del gobierno de la Real Armada.

12) El ingeniero francés Jean-François Gautier, que había llega-do a España en 1765, fue -a más de director general de lasconstrucciones navales en el Ferrol-, uno de los principales ins-piradores e impulsores de la creación del Cuerpo de Ingenierosde Marina, decretada por Carlos III el 10 de octubre de 1770. LaOrdenanza de Arsenales, que atribuía las plazas, grados y suel-dos de que hablaba don Alonso a su hermano, se promulgó enese mismo año de 1772. Martine GALLAND SEGUELA, Les in-génieurs militaires espagnols de 1710 à 1803: Étude prosopo-graphique (Madrid, Casa de Velázquez, 2008), págs. 106-115.

13) Manuel de ABOL-BRASÓN Y ÁLVAREZ-TAMARGO, Docu-mentos escogidos de la Casa de Jovellanos en el Archivo deMohías (Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de As-turias, 2011), páginas 197-198.

14) Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Santiago, ex-pediente 4220 (que consta de 417 folios, nada menos). Tambiénlo hizo al mismo tiempo su hermano mayor el marino don Fran-cisco de Paula: idem, expediente 4219.

15) En Gijón declararon don Manuel Alvargonzález, sacerdote;don Gregorio Menéndez Valdés Cornellana, capitán el Regimien-to Provincial de Asturias; don Gregorio Menéndez Labandera,sacedote y comsiario del Santo Oficio; don Jerónimo García SalaArgüelles; don Luis de Llanos Cifuentes; Don Tomás Paz, sacer-dote; don Gabriel de Villanueva Argüelles; don Antonio Menén-dez Valdés Cornellana; don Manuel Fernández de Arroes; donManuel de Nanclares Gamboa; don Mateo García Sala; y donJosé García Valdés.

16) Que, alta nobleza aparte, en virtud de real orden dada porDon Fernando VI en 1757, solamente se otorgaba a militaresque hubiesen servido en campaña durante al menos siete años.

17) Nacido en Madrid en 1733, caballero de la Orden de Calatra-va, fue guardiamarina en 1753 y tras su promoción a oficial na-vegó en las escuadras de Cádiz y Cartagena por el Mediterráneoy norte de África. En 1763 se distinguió en la defensa de la colo-nia del Sacramento contra buques ingleses, y después navegó alas islas Malvinas, Buenos Aires y Montevideo (1767-1770), y alas islas Filipinas (1771). Vuelto a la Península, participó en laexpedición contra Argel (1775), y al ascender a capitán de navíorecibió el mando del Fénix, siendo herido y prisionero en el cabode Santa María en enero de 1780. Ascendido a brigadier, mandóbuques en Ferrol, pasó en 1785 a la Nueva Granada, y en 1789fue promovido a jefe de escuadra. Adscrito a la escuadra del Me-diterráneo, se halló en la toma de Tolón y mereció el ascenso ateniente general en 1794. Destinado al Ferrol, al mando de unaescuadra rompió el bloqueo británico a Rochefort, y en 1800 re-chazó el desembarco de los ingleses en Ferrol. Permaneció allíel resto de su vida, en 1809 se ocultó y evadió de los franceses,y en 1814 fue nombrado capitán general de aquel Departamen-

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to, mando que sirvió hasta su muerte, ocurrida en 1820. Biogra-fía por José María MADUEÑO GALÁN, Diccionario BiográficoEspañol (Madrid, Real Academia de la Historia, 2012), XXIV,págs. 308-311.

18) Nacido en La Coruña en 1736, fue dis-cípulo de Jorge Juan y cursó estudios dematemáticas en París. Durante los añosde 1755 a 1765 navegó por las costas pe-ninsulares, africanas y americanas, y seseñaló en la conquista de la isla de SantaCatalina (1776-1778). Brigadier y jefe deescuadra en 1779, tras el desastre del ca-bo de Santa María fue promovido a te-niente general, y en 1787 se le dio el man-do de la Escuadra de Evoluciones. En 1793 fue con la escuadradel Mediterráneo a la toma de Tolón, operando junto al almirantebritánico Hood; y en 1795 derrotó y capturó la escuadra británicadel almirante Man. Secretario de estado de Marina (1796-1799),y después consejero de Estado, fue un marino tenaz e ingenio-so, un piloto hábil y maniobrero, un buen estratega, un distingui-do científico que dejó varias obras publicadas, y además un va-liente reconocido. Estuvo casado con la Marquesa de la Victoriay del Real Transporte, pero no dejó hijos. Murió en Madrid en1806. Biografía por Marcelino GONZÁLEZ FERNÁNDEZ en elDiccionario Biográfico Español (Madrid, Real Academia de laHistoria, 2012), XXVIII, páginas 771-774.

19) Cesáreo FERNÁNDEZ DURO, “ A la mar madera”, en susDisquisiciones náuticas, tomo V (Madrid, 1880), página 206.

20) Antonio FERRER DEL RÍO, Historia del reinado de Carlos IIIen España (Madrid, 1856), I, página 238. Rafael GONZÁLEZECHEGARAY, “Cuando los reyes llegan de Italia”, en la RevistaGeneral de Marina, agosto 1980, páginas 15 a 26. José FER-NÁNDEZ GAYTÁN, “La venida a España de Carlos III”, en la Re-vista General de Marina, febrero 1988, páginas 203 a 209. HugoO’DONELL DUQUE DE ESTRADA, “El bastón del Marqués de laVictoria”, en la Revista de Historia Naval, 45 (1994), páginas 67a 78. Relación del viaje y de los jefes y comandantes en la Re-vista General de Marina, mayo 1964, páginas 698 a 711.

21) Lo cierto es que la reforzada Escuadra del Océano españolasí que alcanzó un gran triunfo muy pocos meses después, cuan-do el 9 de agosto de 1780, al mando del don Luis de Córdoba,apresó en las mismas aguas del cabo de San Vicente el dobleconvoy inglés formado por 55 naves que se dirigía a Gibraltar.Una gran victoria naval, y una captura que, valuada en un millónde duros, supuso sin duda un grave quebranto para Inglaterra.

22) Cesáreo FERNÁNDEZ DURO, Armada Española, desde launión de los reinos de Castilla y Aragón (Madrid, 1895-1903, en9 tomos), VII, páginas 258 a 268. Carlos MARTÍNEZ DE CAM-POS, Duque de la TORRE, España bélica. El siglo XVIII (Ma-drid, 1965), págs. 195-196. José Octavio SÁNCHEZ-MACHUCA,Diario de una campaña. Gibraltar 1779-1783 (Madrid, 2004), pá-ginas 17, 123-124.

23) Yo salí con diez navíos / a detener el convoy / los perdí, con-tento estoy / pues los buques no eran míos / mas yo con misdesvaríos / andando en el mar ligero / castigué al inglés severo /pues no hizo más el pobrete / que llevarse seis o siete / y hacer-me a mí prisionero / Por perder siete navíos / a uno hicieron ge-neral / al que pierda veinticinco / pregunto yo ¿qué le harán?.Efectivamente, a Lángara lo ascendieron a teniente general, y aMelgarejo se le hizo brigadier.

24) Generalmente, el combés es el espacio que en la cubiertasuperior de un buque existe entre los palos mayor y trinquete.Pero en los navíos de dos puentes del siglo XVIII designaba lasegunda cubierta, donde estaba la batería baja.

25) Cesáreo FERNÁNDEZ DURO, Armada Española, VII, pág.263. El acreditado historiador naval, aunque reconoció el gran

valor de Lángara durante el combate, se mostró crítico con sumando en aquella jornada aciaga, por entender que falló al nodestacar a las fragatas en descubierta para prevenir cualquier

sorpresa enemiga; que no ordenó bien suescuadra, agrupándola para resistir el ata-que inglés; que tampoco tomó la decisiónde embarrancar sus naves en las playasonubenses, lo que hubiera evitado tantasmuertes en combate y el apresamiento devarios buques; que al ordenar izar tem-pranamente la señal de sálvese quienpueda se provocó algún desconcierto y semermó mucho la capacidad de combateespañola; que cuatro de los buques apre-sados estaban todavía en disposición y

posibilidad de combatir (como lo acreditaron los británicos al po-nerlos en estado de revista con muy poco coste de tiempo y di-nero); y que las pérdidas humanas sufridas no justificaron el ha-ber arriado entonces la bandera del Rey.

26) La única copia conocida de este testamento, formalizada enla isla de León (Cádiz) el 4 de mayo siguiente por don Juan deUlloa, se conserva en el archivo familiar en Mohías, y ha sidotranscrita y publicada por Manuel de ABOL-BRASÓN Y ÁLVA-REZ-TAMARGO, Documentos escogidos de la Casa de Jovella-nos en el Archivo de Mohías (Gijón, Fundación Foro Jovellanosdel Principado de Asturias, 2011), páginas 214-215.

27) Hacia 1780 la carrera política de Larumbe estaba estancaday él solamente anhelaba retirarse a su casa sevillana, comomuestra su correspondencia con Jovellanos en aquellos días.Nosotros no tenemos duda de que la para él afortunada circuns-tancia de haber socorrido al hermano menor del prócer en suagonía sanroqueña, hubo de ser un poderoso acicate para queel gran Jovellanos, agradecido por este gesto de generosidad,lograse en poco tiempo reactivar la carrera de Larumbe y llevarlehasta la Corte, donde como decimos alcanzó importantes car-gos y oficios.

28) Archivo Histórico Nacional, Estado, Carlos III, expediente180. Archivo Histórico de la Nobleza, Casa Ducal de Osuna, caja369 (su actividad en Navarra en 1794). Catálogo de la exposi-ción La Heráldica en el Arte (Madrd, 1947), pieza número 210,pasaporte con su escudo, 1770 (expositor, el Marqués del Salti-llo). Julio CARO BAROJA, La hora Navarra en el siglo XVIII(Pamplona, 1969), pag. 381 (nota 66), y pág. 410 (nota 21). Di-dier OZANAM, Les intendants espagnols du XVIIIe siècle (Ma-drid, Casa de Velázquez, 1992), pág. 117 (semblanza de su pa-dre). Biografía por Juan Miguel TEIJEIRO DE LA ROSA en elDiccionario Biográfico Español (Madrid, Real Academia de laHistoria, 2012), XIX, páginas 130-131.

29) Ya hemos dicho antes que esa correspondencia ha sido pu-blicada recientemente por Manuel de ABOL-BRASÓN Y ÁLVA-REZ-TAMARGO, Documentos escogidos de la Casa de Jovella-nos en el Archivo de Mohías (Gijón, Fundación Foro Jovellanosdel Principado de Asturias, 2011), páginas 196 a 227, entreotras.

30) Probablemente un joyero o diamantista extranjero, de losmuchos que entonces estaban establecidos en la villa y corte.

31) La documentación antigua del extinguido Departamento Ma-rítimo de Cádiz no se conserva hoy en su integridad en el Archi-vo General de Marina Álvaro de Bazán, debido a conocidas mer-mas causadas por inundaciones e incendios, por lo que no nosha sido posible localizar esos papeles que hubieran sido tan inte-resantes.

32) Manuel de ABOL-BRASÓN Y ÁLVAREZ-TAMARGO, Docu-mentos escogidos de la Casa de Jovellanos en el Archivo deMohías (Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de As-turias, 2011), páginas 226-227.

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Como es bien conocido de cualquier especial-ista, el Almanach de Gotha es el gran elenco o directoriode la realeza y de la alta nobleza europea. Publicadopor vez primera en 1763 por C.W. Ettinger en la ciudadgermana de Gotha, entonces corte de Federico III,Duque de Sajonia-Gotha-Altenburg, el Almanach deGotha se convirtió pronto en la autoridad absoluta enmateria regia y nobiliaria, estandoreservada la inclusión a las di-nastías reales, reinantes y noreinantes, y a las familiasprincipescas y ducales, cuyas ge-nealogías y biografías de sus titu-lares se consideran incontestablespor el cuidado puesto en su redac-ción. A partir de 1785 su publi-cación anual corrió a cargo delcélebre editor Justus Perthes, inin-terrumpidamente hasta que en1944 los soviéticos destruyeron laeditorial.

La ciudad de Gotha quedóapartada del mundo tras el Telónde Acero, como parte de la comu-nista República Democrática Alem-ana, hasta la caída del Muro deBerlín en 1989. Sólo en 1998 la ed-itorial Justus Perthes Verlag GothaGmbH pudo hacer valer sus dere-chos, y a través de un editor londi-nense reanudar la publicación delprestigioso Almanach de Gotha, cuyos directores han si-do los reputados especialistas británicos John G.Kennedy y John E.J. James, Conde de Tara.

Desde entonces han sido ya siete las edicionesen inglés de este prestigiosísimo elenco, siempre dividi-das en dos volúmenes, según la tradición del centenarioalmanaque: en el volumen I (partes I y II) se estudianlas Casas Reales soberanas y ex-soberanas, y lasCasas mediatizadas de toda Europa; y en el volumen II(parte III) las Casas principescas y ducales europeas nosoberanas.

La Société des Amis de l’Almanach de Gothaestá presidida actualmente por S.M. el Rey de España -escusez du peu-, y dirigida por S.M. el Rey Miguel I deRumanía, a quien auxilia el Archiduque Lorenzo de Aus-tria-Este, Duque de Módena y Príncipe de Bélgica, y elDuque de Somerset, Par de Inglaterra. También en elComité de Patronage hallamos algunos de los nombresmás célebres de la realeza europea (Borbón, Austria,Romanov, Braganza, Prusia, Saboya, Napoleón...).

Llega a ahora a nuestras manos la edición queconmemora el 250º aniversario de la primera de 1763,

pulcramente redactada en Londres -e impresa en China,cosas de la globalización-, y en su parte III (o sea, el to-mo II) hallamos cumplida referencia de numerosasCasas ducales españolas: suman no menos de cincuen-ta.

Y como en España no circula apenas -nisiquiera entre los sedicentes expertos- esta publicación

especia-lizada, les informaremosnosotros de que tales Grandes deEspaña son, por su orden alfabéti-co, los Duques o Duquesas deAbrantes, Ahumada, Alburquerque,Algeciras, Almodóvar del Río,Almodóvar del Valle, Almenara Al-ta, Ansola, Arévalo del Rey, Baena,Calvo Sotelo, Carrero Blanco, Dúr-cal, Estremera, Franco, Gor,Granada de Ega, Infantado, Man-das y Villanueva, Medinaceli, Medi-na Sidonia, Medina de las Torres,Miranda, Mola, Montemar, Nájera,Osuna, Parcent, Pastrana, Pino-hermoso, Primo de Rivera, Ri-ansares, San Lorenzo, SantaCristina, Sedaví, Suárez, Talaverade la Reina, Tamames, Tarancón,Veragua, Villahermosa, Vista Ale-gre, Vista Hermosa y Zaragoza.

También nos llaman la atenciónlos capítulos dedicados a algunas

Casas ducales de honda raigambre hispánica (sean fla-mencas, italianas, portuguesas o británicas), como lasde los Príncipes de Ligne, los de Ávalos o los Duquesde Wellington y Ciudad Rodrigo, junto a otras actual-mente poseídas por españoles, como los Duques de An-dria, de Berwick (la española Duquesa de Alba deTormes, de la Casa de Estuardo), de Bivona, de Ostuni(el español Marqués de la Floresta), de San FernandoLuis, de Santángelo, de Santo Mauro o de Sessa. Y noson las únicas estrechamente relacionadas con la histo-ria de España.

En fin: en el Almanach de Gotha se ha halladosiempre el verdadero elenco de la alta Nobleza históricaeuropea, en fuerte contraste con el Reino de España,donde fungen tantas y tantas asociaciones y cofradíaspseudonobiliarias en las que pululan los advenedizos,cuando no los falsos nobles de turno. Ninguno de ellosfiguran, ni figurarán jamás, en el Almanach de Gotha: acada uno lo suyo.

El lector interesado podrá recabar más informa-ción en www.Gotha1763.com, y también en el correoelectrónico [email protected].

A L m A N A C H D E G O T H A 2 0 1 3

por el Dr. Francisco Trullén Gálvez (Universidad Católica de Ávila)

DE RE DINASTICA

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Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila,Vizconde de Ayala: ESTuDIOS ENHONOR DE LA REAL Y mILITARORDEN DE SAN FERNANDO CONOCASIÓN DE Su bICENTENARIO(1811-2011). Madrid, Palafox yPezuela, 2012. 202 páginas, conilustraciones a todo color. ISBN 978-84-938069-2-7. Como culminaciónde sus apreciados estudios sobre losorígenes, la trayectoria histórica y lainstitución de la Real y Militar Ordende San Fernando, el primer especial-ista español en todo ello, miembrode la Comisión de su Bicentenario yantiguo presidente del Instituto deEstudios de la Orden de San Fer-nando, nos presenta ahora una re-copilación de algunos de sus traba-jos atinentes a ella, varios yapublicados en revistas militares deacceso dificultoso, y otros inéditos.Los catorce artículos que integran laobra son los que se titulan Los an-tecedentes: La Medalla de la RealEfigie del Rey Nuestro Señor(c.1630-c.1869). Noticia de laprimera y más antigua condeco-ración militar española y europea;Fuentes y bibliografía para el estudiode la Real y Militar Orden de SanFernando; La Real y Militar Orden deSan Fernando en su Bicentenario:una aproximación a sus orígenes yevolución; Los Reyes de España ysu Real Familia en la Real y MilitarOrden de San Fernando: una unióndos veces centenaria; Paisanos yMilicianos en la Orden de San Fer-nando; Militares extranjeros en laReal y Militar Orden de San Fernan-do; La institución de la Real y MilitarOrden de San Fernando: breve exa-men comparativo en el contexto pre-mial europeo; Pérdida de prestigio y

anomalías de la Orden de San Fer-nando: su remedio por el Duque deTetuán en 1862; La Armada y la Or-den de San Fernando: los marinoslaureados; La laureada de Esparteroy la laureada de Franco: una polémi-ca insustancial pero malintenciona-da; Paula de Atienza, Madre de losPrisioneros, fallida dama de la Ordende San Fernando; Las ÓrdenesReales en las monedas españolas:el caso de la cruz laureada de SanFernando; Los personajes que inspi-raron y lograron el establecimientode la Real y Militar Orden de SanFernando entre 1809 y 1814; y porúltimo Cruces de la Real y Militar Or-den de San Fernando concedidas alos pasados y a los deudos de los hi-jos del Marqués de La Floresta. Da-do el nombre de tal autor, nada hayque señalar sobre la calidad de es-tos textos; diremos solo que todos el-los aparecen profusamente ilustra-dos a todo colon (LCE).

Ramón María Serrera (coordinador):LA NObLEZA ANDALuZA Y SuPROYECCIÓN EN INDIAS. Sevilla,Real Maestranza de Caballería deSevilla, 2013. 192 páginas. ISBN978-84-937894-9-7. Este volumenreúne los textos de las cuatro confer-encias que, sobre el mismo tema,fueron pronunciadas en el ciclo orga-nizado por la Real Maestranza, conla colaboración con la FundaciónCultural de la Nobleza Española.Tales textos son los de Enrique SoriaMesa, Nobleza titulada y Grandezade España en Andalucía (siglos XVI-XVIII); Víctor Mínguez Cornelles, Altanobleza y autoridad virreinal: fiesta,arte y propaganda en el Nuevo Mun-do; Francisco Montes González, No-bleza y mecenazgo artístico: Virreyesandaluces en Indias; y Enrique Val-divieso, Nobleza y arte en la Sevillade los Siglos de Oro. Una recopi-lación oportuna, útil y además pul-cramente impresa (MF).

Sergio Avelar Duarte: PEDRASD’ARmAS E ARmAS TumuLARESDO ImPÉRIO PORTuGuÉS, I(AÇORES). Publiçor, Ponta Delgada,Azores, 2012. 323 páginas, ilus-tradas en color. ISBN 978-972-8633851. El comandante Avelar, bienconocido como autor de la obra fun-damental sobre los ex-libris heráldi-

cos portugueses (1990), y por su es-tudio Cartas de Brasão de Armas deNaturais ou Relacionados com osAçores (2008), se propone censar ycatalogar todas las piedras armerasde Portugal y de sus colonias, a lolargo de unos treinta volúmenes, na-da menos, de los que este es elprimero. Notemos que Avelar tieneya inventariadas no menos de 9.000labras, en Portugal, sus islas y susantiguos territorios ultramarinos. Esteprimer tomo comprende todo el terri-torio del archipiélago atlántico de lasAzores, y recoge más de trescientaslabras, con sus correspondientes fo-tografías e identificaciones. El estu-dio y la edición son de gran alturacientífica y editorial (MF).

Jesús F. Pascual Molina: FIESTA YPODER. LA CORTE EN VALLA-DOLID (1502-1559). Valladolid, uni-versidad de Valladolid, 2013. 402páginas, con algunas ilustracionesen blanco y negro. ISBN 978-84-8448-735-7. El Dr. Pascual Molina,de la Universidad de Valladolid, nospresenta un interesante estudio delceremonial cortesano, orientado asus aspectos sociológicos y ati-nentes a la Historia del Arte. El autorestudio y analiza por menor todas ycada una de las grandes ocasionesfestivas de la realeza en la Valladolidde la primera mitad del siglo XVI,desde la primera entrada de losReyes Felipe y Juana (1502), hastael retorno deFelipe II de su largoperiplo europeo (1559). Por sus pági-nas desfilan, por su orden cronológi-co, las entradas y visitas (recibimien-tos, justas, toros y cañas), lasreuniones de Cortes, los autos de fe,los nacimientos y bautizos, las bo-das, y las exequias y funerales dereyes, infantes y príncipes extran-jeros. En cada caso, el autor exami-na muy por menor los relatos y las

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fuentes coetáneas, no solamente ensus aspectos ceremoniales y políti-cos, sino también artísticos (los es-cudos, los emblemas, las alegorías ylas banderas que adornaron lascalles, los palacios y las iglesias, enarquitecturas efímeras). Se trata deun texto fundamental para abordarcon solvencia el conocimiento de lasfiestas cortesanas como escaparatedel poder y de las élites modernas , yestá muy bien documentado (MF).

Lourdes Amigo Vázquez, EPIFANÍADEL PODER REGIO. LA REALCHANCILLERÍA EN EL VALLA-DOLID FESTIVO (SIGLOS XVII YXVIII). Valladolid, Universidad de Val-ladolid, 2013. 340 páginas, con algu-nas ilustraciones en blanco y negro.ISBN 978-84-8448-740-1. Muy rela-cionada temáticamente con la obracuya reseña antecede a esta, el es-tudio de la Dra. Amigo Vázquez ex-amina con detalle el papel institu-cional y social de la Real Chancillería(supremo tribunal castellano desdeel mar Cantábrico al río Tajo) en laEdad Moderna, con particular aten-ción a sus aspectos festivos y cere-moniales. Estos últimos son intere-santísimos, y se refieren al control dela fiesta ciudadana por parte de estealto tribunal, a su participación corpo-rativa en ella (entradas reales, bauti-zos, bodas y exequias regias,Cortes, canonizaciones, autos de fe,misas y festejos de acción de gra-cias), y a sus relaciones con lasdemás instituciones vallisoletanas(Concejo, Obispo, Universidad). Laobra, como corresponde a su proce-dencia universitaria, está muy biendocumentada, tiene un notableaparato erudito, y se complementacon algunos apéndices de gran in-terés (MF).

Miguel Salas Parrilla y Javier FitzJames Stuart de Soto, Conde deMontalvo: EL SEÑORÍO DE bEL-mONTE. DE JuAN PACHECO ALOS FITZ JAmES STuART. Madrid,2012. 190 páginas profusamenteilustradas, con árboles genealógicos.ISBN 978-84-616-1895-8. El Señoríode Belmonte fue concedido por DonEnrique III en 1398 a don Juan Fer-nández Pacheco, de quien fue nietoy heredero el célebre homónimoMarqués de Villena, el gran valido deDon Enrique IV. Ya en el siglo XVIIIrecaerá en los Condes de Mirandadel Castañar y de Montijo, y mástarde a los Duques de Peñaranda deDuero, que aún son dueños del céle-bre castillo, recientemente restaura-do. Los autores recorren con solven-cia el curso histórico de esteimportante Señorío, aunque másdesde un punto de vista nobiliario ygenealógico, que institucional. Es, entodo caso, un trabajo muy intere-sante, y bien documentado (MF).

Manuel Pardo de Vera Díaz (direc-tor): PROCESOS DE INFANZONÍADE LA REAL AuDIENCIA DE ARA-GÓN QuE SE CONSERVAN EN ELARCHIVO HISTÓRICO PROVIN-CIAL DE ZARAGOZA. Madrid, Hi-dalguía, 2012. Tres tomos. ISBN978-84-940230-1-9. Magna obra dereferencia esta dirigida por donManuel Pardo de Vera, diligente diri-gente de la Real Asociación de Hi-dalgos de España, muy bien editada,que reune y secuencia, por el ordenalfabético de los apellidos de los liti-gantes, noticias estractadas peroprecisas de nada menos que 2.268procesos de infanzonía -y algunosmás-, tramitados ante la antigua Re-al Audiencia de Aragón durante laEdad Moderna. Cada ficha reune lagenealogía del litigante, y sus pro-banzas nobiliarias. Trae ademássendos útiles índices, uno onomásti-co y el otro toponímico. Una obra dereferencia que, como decimos, ha deconsiderarse fundamental, porqueviene a aportar un enorme cúmulode noticias sobre la sociedad nobil-iaria aragonesa (MF).

Juan Carlos Galende Díaz (coordi-nador): DE SELLOS Y bLASONES:mISECLÁNEA CIENTÍFICA. Madrid,Universidad Complutense, 2012. 478

páginas con ilustraciones en color yen blanco y negro. ISBN 978-84-695-4792-2. Este volumen obedece a lapropuesta hecha por el profesor Gal-ende a un grupo de diplomatistas,archiveros, heraldistas y numismáti-cos, para tratar conjuntamente de laestrecha relación entre la Sigilografíay la Heráldica. Lamentablemente, elgrupo resultó ser variopinto, es decirque hay entre estos coautores al-gunos de escasos conocimientos enla materia -y alguno hasta desacredi-tado en el ámbito de los estudiosheráldicos de calidad, por ser autormonotemático-. La mezcla entre uni-versitarios preparados y aficionadoscon carencias, no ha resultado bue-na. Pero, si obviamos este grave de-fecto, notaremos entre las aporta-ciones insertas las valiosas quesuscriben Susana Cabezas Fontanil-la (U. Complutense), La materialidaddel sello: anclajes, enlaces yataduras en los sellos pendientesgermánicos del siglo XII; María Tere-sa Carrasco Lazareno (U. Autónomade Madrid), El Sello Real en Castilla:tipos y usos del sellado en la legis-lación y en la práctica documental(siglos XII-XVI); José María de Fran-cisco Olmos (U. Complutense), Elsello de plomo en la Cancillería pon-tificia. Origen y evolución; MarianoGarcía Ruipérez (Archivo Municipalde Toledo) y Juan Carlos GalendeDíaz (U. Complutense), Los sellospendientes en documentos del Archi-vo Municipal de Toledo; Pablo E. GilLoyzaga (U. Complutense), Blasonesconcedidos a indígenas americanosen el siglo XVI; Margarita GómezGómez (U. Sevilla), El sello real enel gobierno de las Indias. Funcionesdocumentales y representativas(MF).

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ATAVIS ET ARmIS, 30 (junio 2013).En esta nueva entrega notamos, entreotras, las aportaciones de FranciscoCAVIEDES BUTLER, Un escritor mili-tar: Jaime de Andrade; Alfredo ESCU-DERO DÍAZ-MADROÑERO, Bicente-nario de la Cruz Laureada de SanFernando (1811-2011): CaballerosLaureados lazaristas; y Rafael POR-TELL PASAMONTE, El Condado delAlcázar de Toledo (MF).

ANALES DE LA REAL ACADEmIAmATRITENSE DE HERÁLDICA Y GE-NEALOGÍA, 14 (2011). Destacan lostextos de José Miguel de MAYORAL-GO LODO, La nobleza titulada en elregistro de la real estampilla durante elreinado de Carlos III (1759-1771): 2ªparte; José María de FRANCISCO OL-MOS, La evolución de la sucesión altrono en la Europa Medieval Cristiana.II: Siglo XIII. Los casos de Castilla yAragón; Jaime BAILLO MORALES-ARCE, Genealogía de la Casa Noblede Porlier, marqueses de Bajamar; yGeorge S. RYSKAMP, Ruy Díaz deMendoza y Catalina de Salazar: nue-vas perspectivas sobre sus vidas, an-tepasados y reputaciones (MF).

NObILTÀ, 113 (marzo-abril 2013). Deeste número destacamos los artículosde Don Antonio POMPILI, Lo stemmadi Sua Santità il Papa Francesco; An-drea, Cardinale MONTEZEMOLO, Unnuovo stemma per un Papa emerito;Giorgio ALDRIGHETTI, La ridefinizionestilistica dello stemma e bandiera dellaMarina Militare Italiana; Nardo BONO-RI BRAVERMAN, La storia familiaredegli Ebrei italiani: le migrazioni e l’U-nità d’Italia; Marco HORAK, Aggiorna-menti e nuovi studi sulla composizionedella Nobiltà europea nei secoli XVII eXVIII, e le sue emigrazioni; y AndrewMartin GARWEY y Filippo BIANCHI,La Scozia: ragguagli araldici e giuridici(MF).

IL mONDO DEL CAVALIERE, 50(abril-junio 2013). Con un interesanteeditorial sobre Considerazioni sui siste-mi premiali diocesani, en este númeroleemos, entre otros, los artículos deDomenico LIBERTINI, Alcune osserva-zioni sull’illecito conferimento di onorifi-cenze cavalleresche; Alberto LEMBO,Il Gruppo di Lavoro informale sulleonorificenze del Cerimoniale Diplomati-co della Repubblica; Francesco ATA-NASIO, Loreto: Santuario della Cava-lleria Cristiana, y también La Crooce diGerusalemme; y Edoardo LACRIMINI,Il pontificale di San Giorgio Martirenell’anno costanntiniano (MF).

ASCAGEN, 6 (2011). Trae las aporta-ciones de Carlos ARGÜESO SECO,Casa y linaje de Peredo en Mijares;Borja del RIVERO SIERRA, Panelasen las Asturias de Santillana: vestigiosde la heráldica de Guevara y Mendo-za; María del Carmen CÓZAR NAVA-RRO, Montañeses en la bahía gadita-na; y Jonkar REY GONZÁLEZ,Endika Mogrobejo sigue con su diccio-nario hispanoamericano de heráldica,onomástica y genealogía (MF).

HISTORIA INSTITuCIONES DOCu-mENTOS, 39 (2012). Nos presenta losartículos de Alfonso FRANCO SILVA,La cámara del Cardenal Mendoza. Lu-jo, riqueza y poder de un príncipe de laiglesia hispana del siglo XV; José Enri-que LÓPEZ DE COCA CASTAÑER,Converso, hidalgo, fraile y renegado:don Juan de Granada Abencomixa;Francisco JOSÉ PÉREZ RAMOS, LaReal Orden en el Despacho del rey:secretarios, Presidentes y Validos; An-tonio PRESEDO GARAZO, El consu-mo alimenticio de la élite hidalga enGalicia durante el siglo XVIII; y DanielRODRÍGUEZ BLANCO, Las ÓrdenesMilitares en el Reino de Sevilla en laEdad Media (MF).

HIDALGuÍA, 352-353 (2012). Note-mos los artículos de Leticia DARNAGALOBART, Cerámica con heráldicaen Barcelona; Alfonso ENSEÑAT DEVILLALONGA, El genovesismo de Co-lón corroborado por los auténticos do-cumentos colombinos; Roberto GAR-CÍA MORÍS, Documentos históricospara el estudio de la hidalguía asturia-na: el padrón de Moneda Forera de1704 del municipio de San Tirso deAbres (Asturias); William JARAMILLOMEJÍA, Padrón de hidalgos de la villade Zafra en 1481; María del Pilar LU-CEA PARRA, Infanzonía de los Lucea1759 (Infanzones de Alloza y Albalate

del Arzobispo, 1519-1759); Ángela PE-REDA LÓPEZ, La casa del Marquésde la Rosa y de Mota de Trejo en la ca-lle de Fernán González, de la ciudadde Burgos; Verenice CIPATLI RAMÍ-REZ CALVA y Francisco L. JIMÉNEZABOLLADO, Dos generaciones: DonPedro Moctezuma Tlacahuepantzin,don Martín Cortés Motlatocazoma ydon Diego Luis Ilhuitl Temoctzin. Fun-dación y pugnas de un mayorazgo in-dio. 1540-1587; y Álvaro REDONDOHERMIDA, Orden del Santo Sepulcroy nobleza (MF).

bOLETÍN DE LA ASOCIACIÓN RIO-JANA DE GENEALOGÍA Y HERÁLDI-CA, 3 (2011). Nos ofrece los textos deJesús BARRIUSO SÁENZ, Los Canta-brana de Nájera; José Mª SAN MAR-TÍN PÉREZ, Noticias históricas del So-lar de Tejada (I); Manuel RUIZ DEBUCESTA ÁLVAREZ, Heráldica en Al-deanueva de Ebro; Guillermo VCO-RRAL LÓPEZ, El problema de la lim-pieza de sangre en Valgañón en elsiglo XVII; Alfonso MORENO ORTIGO-SA, El molinero que se metió a solda-do y murió en Italia sirviendo al Rey;Silvia GALARRETA, Catastro del Mar-qués de la Ensenada. Ollauri, 1752; eIgnacio GONZALO HERVÍAS, Nuestragenealogía y la pequeña historia coti-diana o ¡qué razón tenía mi padre!(MF).

HIDALGuÍA, 354 (2012). Destacan lascolaboraciones de José Mª de FRAN-CISCO OLMOS, La sucesión de Car-los II y la Archiduquesa María Antoniade Austria (1669-1692): una reina deEspaña en potencia; Andrés J. NICO-LÁS-MINUÉ SÁNCHEZ, Heráldica mu-nicipal aragonesa en el Nobiliario dedon Pedro Vitales; y Guillem RUBIÓBADÍA, Pedro Jacinto de Azón y Bar-daxí, señor territorial de Castarnés, Es-carré, Mirabet e Iran: capitán de caba-llos y Maestre de campo. Breve apuntebiográfico (MF).

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HISTORIA Y GENEALOGÍA, 2 (2012).Esta excelente publicación nos trae losartículos de Juan CARTAYA BAÑOS,"No se expresare en los títulos el pre-cio en que compraron": los fundadoresde la maestranza de caballería de Se-villa y la venta de títulos nobiliarios du-rante el reinado de Carlos II; WilliamCHILDERS, Propuestas preliminarespara la reconstrucción genealógica dela comunidad morisca de Baeza; Ma-nuel Francisco FERNÁNDEZ CHAVESy Rafael M. PÉREZ GARCÍA, Recons-trucción de familias y redes sociales enel seno de la comunidad morisca sevi-llana: las familias Valenciano, Montanoy Marín; Joâo de FIGUEROA REGO,As nobrezas secundogénitas no impé-rio ultramarino português: um estudode caso (sécs. XVI e XVII); Gonzalo J.HERREROS MOYA, Así en la tierra co-mo en el cielo. Aproximación al estudiode las capellanías en la Edad Moder-na: entre la trascendencia y la políticafamiliar. El caso de Córdoba; JuanFrancisco JIMÉNEZ ALCÁZAR, Identi-ficación e identidad en el desarrollo dela memoria histórica: el reino de Mur-cia y la Edad Media: Isabel M. R. DRU-MOND BRAGA, Relaçoes familiares eparafamiliares dos mouriscos portugue-ses; Ana QUIJORNA RODRÍGUEZ,Mecanismos y estrategias de promo-ción, ascenso y consolidación de losCarrillo de Toledo, señores de Carace-na y Pinto; y Francisco José SANZ DELA HIGUERA, ¿Qué había debajo del"solideo con orejeras" del canónigoVerde Sañudo? (Burgos, 1707-1718)(MF).

bOLETÍN DE LA ASOCIACIÓN RIO-JANA DE HERÁLDICA Y GENEALO-GÍA, 4 (2012). Nos trae los trabajos deManuel RUIZ DE BUCESTA ÁLVAREZ,Los Pérez de Araciel de Alfaro; IgnacioGONZALO HERVÍAS, Dos siglos denacimientos en Turza (y aldeas); y Ma-rio RUIZ ENCINAR, Aproximación a losemblemas revolucionarios en La Riojadel siglo XIX (MF).

ASCAGEN, 7 (2012), Trae los trabajosde Luis BARTOLOMÉ MARCOS, Lospioneros flamencos en Trasmiera; Car-los ARGÜESO SECO, Heráldica en laiglesia parroquial de La Asunción deSanta María de Novales; y también In-ventario del Archivo de la Casa de Ve-larde en Las Arenas de Santillana delMar; Javier MELÉNDEZ VALERO, Li-najes de Piñera en Ubiarco y de Lom-bera en Limpias, antepasados cánta-bros de Sebastián Piñera, presidentede Chile (MF).

ASCAGEN, 8 (2012). Trae los trabajosde Luis BARTOLOMÉ MARCOS, Elproceso de integración de la coloniaflamenca (I); Carlos ARGÜESO SECO,Los Núñez de Quevedo en Arenas deIguña; Borja del RIVERO SIERRA, Eláguila a contracolores; y Fernando RE-VUELTA CÁCERES, Catálogo de lasdisposiciones testamentarias de San-tander y sus cuatro lugares (MF).

ASCAGEN, 9 (2013). Trae las aporta-ciones de Borja del RIVERO SIERRA,La heráldica del sepulcro del caballerode San Martín de Elines; Carlos AR-GÜESO SECO, Linaje y mayorazgosde Torre en Comillas; Luis BARTOLO-MÉ MARCOS, El proceso de integra-ción de la colonia flamenca (y II); Fer-nando REVUELTA CÁCERES, Breveguía y advertencias sobre la consultade los libros sacramentales de la pa-rroquia del Santísimo Cristo de San-tander, accesibles en la web de familysearch a partir del 23 de diciembre de2012 (MF).

ASCAGEN, 10 (2013). La revista de laAsociación Cántabra de Genealogíatrae los artículos de Borja del RIVEROSIERRA, Análisis de las armas de He-rrera en la heráldica de Cantabria; LuisBARTOLOMÉ MARCOS, Algunos so-lares de las “Asturias de Navarra”, se-gún Domingo de la Palenque; Francis-co Javier POLANCO, Los Mier y Terán.Casa de Cabuérniga; y Carlos AR-GÜESO SECO, Linaje y mayorazgosde Sierra en Comillas (MF).

CuADERNOS DE GENEALOGÍA, 11(2012). Incluye los trabajos de AntonioALFARO DE PRADO SAGRERA, Ha-cia la genealogía 3.0: nuevas oportuni-dades; Joaquín RODRÍGUEZ MATE-OS, Los fondos documentalesfamiliares y señoriales del Archivo Ge-neral de Andalucía; Fernando GONZÁ-LEZ DEL CAMPO ROMÁN, Alonso deCelada (I); y Juan CARTAYA BAÑOS,Discurso Genealógico de los Ortizesde Sevilla (MF).

ESPACIO, TIEmPO Y FORmA, Histo-ria Medieval, 26 (2013). Con los traba-jos de Luis FERNÁNDEZ GALLARDO,Alonso de Cartagena y el debate sobrela caballería en la Castilla del siglo XV;José Damián GONZÁLEZ ARCE, Loscolores de la corte del príncipe Juan(1478-1497), heredero de los ReyesCatólicos. Aspectos políticos, estéticosy económicos; y José Adolfo REVIEJOPAZ, El señorío de Villafranca de laSierra, una concesión temprana (MF).

EN LA ESPAÑA mEDIEVAL, 36(2013). En este número leemos, entreotros, los artículos de Pablo MARTÍNPRIETO, El destino de Juana de Laray la herencia del señorío de Vizcayaen los albores del periodo Trastámara;Francisco de Paula CAÑAS GÁLVEZ,El canciller Juan Martínez del Castillo:perfil biográfico e institucional de un le-trado de la realeza Trastámara (1369-1409); Santiago GONZÁLEZ SÁN-CHEZ, Un ¿golpe de estado? y susconsecuencias: el gobierno del infantedon Enrique en Castilla (julio-diciembrede 1420); Miguel Ángel LADEROQUESADA, La toma de Mazalquivir yel retorno de Nápoles. Julio de 1505-Junio de 1506; y María Isabel PÉREZDE TUDELA VELASCO, Zifar, ¿cava-llero de Dios? y rey por vía matrimonial(MF).

HIDALGOS, 534 (primavera 2013).Este número, cuyo editorial se dedicaa glosar el 60º aniversario de la apari-ción de la revista Hidalguía, contiene,entre otros, los artículos de Mario JA-RAMILLO Y CONTRERAS, Vasco Nú-ñez de Balboa; Vicenta María MÁR-QUEZ DE LA PLATA, Marquesa deCASA REAL, Mariana Pineda; MarcialMartelo de la MAZA GARCÍA, Marquésde ALMEIRAS, El orden de sucesiónde los Títulos nobiliarios; Luis VALERODE BERNABÉ Y MARTÍN DE EUGE-NIO, Marqués de CASA REAL, Herál-dica y nobiliaria rusa, y también El en-cuentro del hombre y el caballo (MF).

REVISTA DE REVISTAS

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ACTO EN HONOR DE LA VIRGEN DE COVADONGA

El Cuerpo de la Nobleza del Principado de Astu-rias celebró una misa el día 11 de mayo en honor de laVirgen de Covadonga, Patrona del Principado de Astu-rias y de dicha Corporación. El acto, que tuvo lugar en elMonasterio de San Jerónimo el Real, conto con la pre-sencia, entre otras autoridades, de la Excma. Sra. Dña.Cecilia Julin, Embajadora del Reino de Suecia en el Rei-no de España, la Excma. Sra. Dña. Barbro Elm, Embaja-dora del Reino de Suecia, y del Regimiento de InfanteríaMecanizada Asturias Nº 31, representado por el Ilmo. Sr.D. Carlos Díez de Diego, Coronel Jefe del Regimiento, elTeniente Coronel D. Antonio Cebrián y Villacañas, y Su-boficial Mayor del Regimiento D. Demetrio Peña y Espi-nosa de los Monteros. La Ceremonia Religiosa fue oficia-da por el Rvdo. e Ilmo. Sr. D. José Vicente Rodríguez yGarcía, Vicepresidente de Mensajeros de la Paz. El actoestuvo presidido por el Consejero Magistral del Cuerpo,el Excmo. Sr. D. Francisco de Borbón, Duque de Sevilla.La ofrenda floral a la Virgen fue realizada por la Excma.Sra. Dña. Cecilia Julin, Embajadora del Reino de Sue-cia, acompañada por el Duque de Sevilla y por el Coro-nel Díez de Diego. Tras la Ceremonia Religiosa el actocontinuó en la Real Gran Peña, donde el Vicecanciller

del Cuerpo, D. Ma-nuel Rodríguez deMaribona, pronuncióun discurso en el queglosó las diversasactividades llevadasa cabo por el Cuerpode la Nobleza, yagradeció la presen-cia de la Embajadoradel Reino de Sueciay del Coronel Jefedel Regimiento Astu-rias, seguido de unbrindis en honor deS.M. el Rey de Espa-ña y de S.M. el Reyde Suecia.

EL REAL GREmIO DE HALCONEROS

Se ha celebrado recientemente en la villa medie-val de Briones, la solemne ceremonia de ingreso de nue-vos cazadores en el Gremio de Halconeros del Reino deEspaña que goza del patronazgo de S.M. el Rey. En es-ta ocasión la ceremonia fue patrocinada por el Gobiernode la Rioja con objeto de celebrar la declaración de lasfiestas medievales de Briones de interés turístico nacio-nal. Las jornadas se iniciaron un día antes con una catade vinos ofrecida por la familia Martínez Bujanda en subodega del pago de Valpiedra. En la iglesia catedraliciade la Asunción fueron recibidos como halconeros de ho-nor el Excmo. Sr. Embajador de Rusia y los señores D.Carlos Franco Suances y D. Augusto de Castañeda Gar-cía-Manfredi; y como halconeros, los señores D. ManuelAlonso Fauro, D. Victor Martínez Martínez y D. FernandoZorzano Sáez. El acto fue realzado por la banda de tam-bores y cornetas de la cofradía de la Vera Cruz de Pra-dejón y por D. Miguel Ángel Sánchez Alonso, que inter-pretó varias piezas en el famoso órgano barroco,construido en 1765 por Andrés de Gasparini. Escoltaronal Halconero Mayor, Excmo. Sr. D. Antonio de CastroGarcía de Tejada, el grupo de honores del Real Gremiode Halconeros. Dirigió magistralmente la ceremonia D.Emilio Mora Lorenzo, Oficial Mayor de la corporación.Asistieron al acto el Excmo. Sr Presidente del Gobiernode la Rioja, representado por el Director General de Cul-tura: el Excmo. Sr. Presidente del Parlamento de la Rio-ja, así como los Alcaldes de las históricas ciudades deNájera, Calahorra y Santo Domingo de la Calzada, y de

DE GENTES HONRADAS

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las villas de Briones y Hervías; el Coronel Delegado deDefensa en la Rioja; y, como invitado de honor, el Ayun-tamiento de Gandía que recibió del Gremio la carta de laConferencia Episcopal Española confirmando la eleva-ción al Santo Padre de la propuesta para que San Fran-cisco de Borja sea declarado patrón de la Cetrería espa-ñola. Estuvieron representados el Antiguo e Ilustre Solarde Tejada, los Doce Linajes de Soria, el Cuerpo de laNobleza de Asturias y las Maestranzas de Caballería deSan Fernando, y de Castilla. Asistieron al acto ademásde relevantes generales y almirantes del Ejército y la Ar-mada, un buen número de caballeros de las corporacio-nes y órdenes de nobleza española. Acompañaron alHalconero Mayor los Gobernadores del Gremio D. Car-los Escudero de Burón, D. Antonio Sánchez de León yD. Fernando Agudo. Tras el homenaje público a la ban-dera se desarrolló la solemne ceremonia de juramentode fidelidad al Rey, a la Corona y a España. Finalizada lamisma, la bodega Vivanco ofreció un almuerzo a losasistentes tras el cual, se entregó el premio Gerifalte,que en esta ocasión recayó en el cetrero manchego D.Luis Mozo. El Ayuntamiento de Gandía concedió el pre-mio de cetrería Santo Duque de Gandía, que en su pri-mera convocatoria se concedió a D. Arturo FernándezÁlvarez. Tras el almuerzo se ofreció un concierto de cá-mara, cortesía de D. Santiago Vivanco Sáenz, finalizadoel cual y, como es costumbre en el Gremio de Halcone-ros, se brindó por S. M. el Rey.

PRESENTACIÓN DEL ÚLTImO LIbRO DE mANuELRODRÍGuEZ DE mARIbONA

El pasado 17 de junio se ha celebrado en el Co-legio Heráldico de España y de las Indias, presidido porel Archiduque Andrés Salvador Habsburgo-Lorena laclausura del Curso 2012-2013, con la presentación dellibro GENEALOGÍA, HERÁLDICA Y NOBLEZA EN ELPRINCIPADO DE ASTURIAS.EL LINAJE DE LOS PÉ-REZ DE BUERRES, de Manuel Mª Rodríguez de Mari-bona y Dávila. El acto estuvo a cargo de D. Luís Valerode Bernabé y Martín de Eugenio, Marqués de Casa Re-al, y director de la corporación, y con la participacióntambién de D. Bernardo Pérez-Ramírez, descendientedel linaje Pérez de Buerres y residente en Boston. ElMarqués de Casa Real glosó la trayectoria profesional ycultural del autor del libro, mencionando sus muchas pu-blicaciones, así como las distinciones que por este moti-vo ha recibido, destacando las que le ha otorgado elRey, como son las encomiendas de Isabel la Católica,Mérito Civil y Alfonso X el Sabio. Inmediatamente des-pués trató sobre la obra que se presentaba, resaltandola importante aportación que supone un tratado de estascaracterísticas para la genealogía, la heráldica y la nobi-liaria en Asturias. A continuación dirigió unas palabras alos asistentes D. Bernardo Pérez-Ramírez, doctor enQuímica y residente en Boston, como descendiente di-recto del linaje del que se habla en la obra, agradecien-do al autor el ímprobo trabajo realizado con sus investi-gaciones. Para terminar, el autor D. Manuel Rodríguezde Maribona disertó sobre las dificultades de realizar untrabajo de investigación de este tipo en España, pero al

mismo tiempo detallaba a los asistentes el placer quese puede llegar a sentir al tener la oportunidad de con-sultar personalmente los antiguos y valiosos legajos queen estos archivos se custodian, y obtener con pacienciala profunda riqueza histórica que pueden llegar a ateso-rar. Con este tratado ha pretendido fundamentalmentemarcar las pautas para el desarrollo de una investiga-ción en el ámbito genealógico, heráldico y nobiliario, diri-gido a todas las personas que se quieran adentrar enestas disciplinas, pero muy especialmente en el Princi-pado de Asturias. Entre otras personalidades asistieronel Embajador del Principado de Mónaco Patrick Van Kla-veren, los Duques de Maqueda, el Marqués de Torre Al-ta, el Duque de Tovar, D. Bernardo Ungría y Goiburu, D.Enrique Fernández de Córdova, D. Carlos Franco Suan-zes, el Presidente de la Academia Belgo-Española de laHistoria, Vizconde de Ayala, el Director de la FundaciónCaja Madrid D. Pío Díaz de Tuesta Álvarez, D. Felipede Grado y Gascón, el Profesor D. Alberto Oheling, elteniente general D. Antonio Martínez Texidó, D. José MªDutilh, D. José Felipe Garrido Escudero, D. ManuelMonreal Casamayor, Dª Carmen López Cerezano, D.Manuel Pardo de Vera, Dª María Burgaz, D. Jaime Fer-nández-Valdés y Zubiría, D. Jaime Morey Jaume, D.Manuel Cuchet, D. Guillermo Torres-Muñoz, D. MarioCea, D. José Francos, D. Alfredo Leonard, D. RafaelPortell y D. Jaime Díaz de Arcaya. A continuación se sir-vió un vino español.

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Cuadernos de Ayala 54 - ABR/2013 [29]

La familia de mi amigo elarquitecto don Arturo Grinda con-serva un bonito retrato de su ante-pasado el marino don FranciscoJavier Muñoz Goossens, y la cir-cunstancia de que este marino seaapenas conocido(1), a pesar de subrillante carrera -al final de ella al-canzó el alto empleo de tenientegeneral de la Real Armada, equiva-lente al hodierno de almirante-, memovió, hace ya algunos años, a re-dactar una breve semblanza bio-gráfica, que es la que sigue.

Nacido en Almagro (Ciu-dad Real) y bautizado allí el 25 deenero de 1739, descendía de dosilustres familias, como hijo del hi-dalgo manchego don José JacintoMuñoz y Honguero, médico naturalde la villa de Infantes, y de la noblevizcaína doña Joaquina ÁngelaGoossens del Mazo, natural de lade Bilbao, casados allí el 26 de ju-lio de 1719(2).

Estos sus progenitores lo fueron también de uninteresante personaje, hermano mayor de nuestro mari-no: don Manuel Antonio Muñoz y Goossens, nacido enAlmagro (Ciudad Real) el 30 de diciembre de 1733. Este,fiel a sus orígenes familiares bilbaínos, fue comerciante yviajó mucho, residiendo durante diez años en Rusia y so-bre las riveras del Mar Negro. Siguió más tarde la carreradiplomática, siendo sucesivamente nombrado por el Reycónsul en Rouen (1783-1792), cónsul general y encar-gado de negocios en los Estados Unidos de América(1792-1794) y por fin ministro supernumerario del Conse-jo de Hacienda (1795). Casado en Madrid en 1794 condoña María Josefa Ruiz de Luzuriaga y Arena (Lequeitio,Vizcaya, 1782-1846), de cuya unión quedaron seis hijos,murió don Manuel en Madrid el 24 de octubre de 1804,un año después que su hermano el marino.

Debió de sentir la vocación naval don FranciscoJavier, toda vez que al parecer navegó durante cincoaños y medio en flotas mercantes vinculadas a su opu-lenta familia materna, lo que le permitió aprender a laperfección no solamente la ciencia de la navegación, si-no además, como declaró en 1778, poseo los idiomas in-glés y francés como un nativo, y he navegado con elloscinco años y medio(3).

Es posible que comen-zase sus servicios en el Ejército,pero el caso es que, seguramentea causa de su excelente prepara-ción naval, ingresó en la Real Ar-mada directamente y sin pasar porla Escuela de Guardias Marinas,siendo promovido a alférez de na-vío el 7 de marzo de 1764.

Entre mayo y diciembredel mismo año sirvió en el chambe-quín Andaluz, haciendo el corsodesde Cartagena, y hallándoseaquel verano en un combate contraun pingüe argelino de 22 cañones,que fue rendido y apresado bajolas fortalezas de Tetuán. En enerode 1765 trasbordó al navío Atlante,hizo el viaje hasta Génova paraconducir a España a la Princesa deAsturias. En marzo de 1767 pasó alnavío San Genaro, con el que na-vegó a Nápoles conduciendo cau-dales, regresando luego a Cartage-na, y de allí fue a Cádiz y a Ferrol,donde se desarmó el buque. En

abril de 1767 embarcó en Guarnizo (Santander) en la fra-gata Santa Catalina, con la que fue a Ferrol y a Cádiz, yde allí a Buenos Aires.

En dicho puerto trasbordó a la fragata Industria,y con ella fue hasta las islas Malvinas, volviendo allí a laSanta Catalina. De regreso, y mandando las lanchas deambas fragatas, acudió al dificultoso rescate del equipajey carga de una goleta embarrancada en un bajo, en lascercanías de Montevideo, logrando salvar 30.000 pesosde plata. Después fue por tierra a medir las distancias ylevantar planos del Río Grande de San Pedro, a 200 le-guas de Montevideo. Y desde esta última plaza hizo eltornaviaje a Cádiz y al Ferrol.

Entretanto, había sido ascendido a teniente defragata en septiembre de 1767, y al llegar al Ferrol pasóa prestar servicio de batallones, mandando una compa-ñía del de Ferrol.

En abril de 1769 se le dio el mando de dos ber-gantines, y la misión de levantar el plano del río de laPlata, lo que cumplió tras siete meses de arduos traba-jos. Allí un fuerte temporal desarboló el navío Atlante, yparticipó en su rescate y conducción hasta Montevideo,

A P R O P Ó S I T O D E L R E T R AT O D E

D O N F R A N C I S C O J AV I E R m u Ñ O Z G O O S S E N S

T E N I E N T E G E N E R A L D E L A R E A L A R m A D A

por el Dr. Marqués de la Floresta, de la Real Academia de la Mar

DE RE NAVAL

Don Francisco Javier Muñoz y Goossens(1739-1803)

Madrid, colección de la familia Grinda

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en muy difíciles circunstancias. Ya en noviembre de 1770fue embarcado en el navío San Nicolás.

Se le ascendió a tenientede navío en enero de 1771, reci-biendo el mando del bergantínHopp, con el que llevó pliegos ycorrespondencia a las islas Malvi-nas, hallándose después en la en-trega de Puerto Egmont a los in-gleses. En noviembre de 1772pasó a la fragata Asunción, viajóen ella a Buenos Aires y allí tras-bordó a la fragata Soledad, con laque retornó al Ferrol. Pasó entonces a mandar la bom-barda Santa Casilda, haciendo la navegación hasta Cá-diz y Cartagena, y allí se unió a la escuadra formada pa-ra la campaña de Argel, participando activamente en elbombardeo de la plaza. Vuelto a Cartagena, pasó a man-dar la urca Santa Ana, y con ella navegó hasta Puerto Ri-co transportado tropas y pertrechos; desde allí fue hastaCartagena de Indias para cargar maderas, y retornó alFerrol. Desde esta plaza fue comisionado a las costasportuguesas de Peniche, para colaborar en el salvamen-to del naufragio del navío San Pedro de Alcántara.

Se casó en 1776, siendo teniente de navío, consu prima doña Elena Goossens y Moriarty, que era naci-da en Bilbao el 8 de febrero de 1740, y que estaba en-tonces viuda. La licencia para contraer matrimonio le fueconcedida el 14 de mayo, diciendo en el documento queen ella concurren por su notoria nobleza y honesto tratolas circunstancias correspondientes a dicha unión(4).

Ascendido a capitán de fragata en mayo de1778, embarcó como segundo en el navío San Juan Ne-pomuceno, y enseguida al Santísima Trinidad -el gigantede los mares-, en el que prestó servicio como segundocomandante hasta el 7 de febrero de 1780. A bordo dedichos poderosos buques participó en la campaña delbloqueo del Canal de la Mancha, que obligó a los ingle-ses a no aventurarse a salir de sus puertos.

Se le dio el grado de capitán de navío en sep-tiembre de 1781, y a poco mandó una de las baterías flo-tantes, la nombrada El Rosario, en el sitio de Gibraltar,distinguiéndose en el combate del 20 de octubre de1782, en que resultó herido. Antes hizo dos viajes a Cá-diz a por pertrechos para los barcos de remo y de velade dichas baterías, e hizo una leva de marinería. En re-compensa de su buen desempeño y del alto riesgo deese mando, fue declarado capitán de navío efectivo endiciembre de 1782.

Fue después, durante casi dos años, comandan-te del Apostadero de Tánger, y allí estableció un sistemade vigías que permitió a Cádiz, Algeciras, y buques quecruzaban esa línea, tener exacta y previa noticia del pa-so de buques ingleses, impidiendo además que desdeesa plaza entrase ningún pliego en Gibraltar. En febrerode 1784 fue designado capitán del puerto de Cádiz, car-go que sirvió durante dos años y cinco meses.

Promovido a brigadier en julio de 1786, fue co-mandante del Apostadero de Orán y participó en su de-

fensa, por cuyo méritose le ascendió a jefe de escuadraen octubre de 1791; permaneció en la plaza hasta el te-

rremoto que forzó la evacuación yabandono. Entonces sirvió en lacampaña de Finisterre contra losrevolucionarios franceses, y a pocofue designado segundo general dela escuadra de operaciones de laAmérica Septentrional, izando suseñal en el navío Asia. A bordo deél hizo diferentes navegaciones porel Caribe, y ocupó el puerto y plazadel Delfín, cumpliendo con aciertotal mando.

Relevado y vuelto a la Península en 1801, fuepromovido al empleo de teniente general de la Real Ar-mada el 5 de octubre de 1802.

Hombre culto, trabajador e inteligente, sus obli-gaciones militares y navales, mandos y navegaciones,no le privaron de tiempo que dedicar a la invención de al-gunas máquinas y a la propuesta de otras mejoras delservicio. Así, fue el inventor de una máquina para la totalsugeción de las cañas de timón para los Navíos de la Ar-mada; y de un método para guarnir los guardines del ti-món, que fue adoptado por la Armada. Y también, hacia1777, una bomba manual para achicar agua en todos losnavíos y diques de la Armada, capaz de achicar el doblede agua con la mitad de la gente necesaria hasta enton-ces. El desarrollo de su idea, que finalmente fue aproba-da por la Armada, le supuso un gasto de 12.000 reales.Más tarde presentó el invento de tres motones sencillos,pero mucho más útiles para los navíos de S.M. que losque se usan en el día.

Otra de sus propuestas -y nótese que esto se hi-zo efectivamente un siglo más tarde- fue la de traer lascarnes (ya) saladas desde Buenos Ayres, y las ventajasque resultarían de su venta a la Francia y Portugal.

Murió el teniente general Muñoz Goossens en elReal Sitio de Aranjuez, de enfermedad natural, el 11 dejunio de 1803. Dejó viuda y varios hijos, de los que hubolarga prole que llega hasta el día.

N O T A S

1. Después de redactadas estas líneas, el coronel Ma-nuel MARTÍNEZ CRESPO ha publicado una brevísimanota biográfica sobre este general en la Revista Generalde Marina, 257 (noviembre de 2009), págs. 597-598.

2. Sobre los Goossens, véase Manuel María RODRÍ-GUEZ DE MARIBONA DÁVILA y el Barón de ORONÉS,“El linaje de Goossens en España”, en Annales du Cin-quantenaire, III (2007-2008), págs. 171-190.

3. El expediente personal de servicios del general seconserva completo en el Archivo General de Marina “Al-varo de Bazán”, legajo 620/822.

4. Archivo General Militar de Segovia, 1ª sección, legajoM-4900 (con expediente matrimonial, año 1776). Real li-cencia para contraer matrimonio en AHN, FC-Ministeriode Hacienda, legajo 3338, expte. 20.

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Cuadernos de Ayala 54 - ABR/2013 [31]

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Cuadernos de Ayala 54 - ABR/2013 [32]

VERSOS DE HISTORIA Y TIEmPO

COPLAS DEL MENOSPRECIO

ET CONTEMPTO DE LAS COSAS

FERMOSAS DEL MUNDO

Todos somos fijos del primero padre;

todos trayemos igual nascimiento;

Todos avemos a Eva por madre;

Todos faremos un acabamiento.

Todos tenemos bien flaco cimiento;

Todos seremos en breve so tierra,

El propio noblesce merescimiento!...

et quien al se piensa, yo pienso que yerra.

Infante Don Pedro de Portugal(1429-1466)

En este número:

[2] Editorial: El descubrimiento de la Mar del

Sur y otros recuerdos marítimos

[3-6] El capitán segoviano Andrés Contero, des-

cubridor del Pacífico y captor del Inca

Atahualpa (c.1495-c.1580), por el Dr. Mar-

qués de la Floresta

[7-21] El teniente de navío don Gregorio de Jove-

llanos (1746-1780), por los Dres. D. Luis y

D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila

[22] Almanach de Gotha 2013, por el Dr. Francis-

co Trullén y Gálvez

[23-24] Revista de libros

[25-26] Revista de revistas

[27-28] De gentes honradas

[29-30] A propósito del retrato de don Francisco

Javier Muñoz y Goossens, teniente general

de la Real Armada, por el Dr. Marqués de la

Floresta

[32] Versos de historia y tiempo: Coplas del me-

nosprecio y contento de las cosas dle mun-

do, por don Pedro de Portugal. Humor.

Cuadernos de AyalaGaceta trimestral de información varia y miscelánea

sobre Historia institucional, Órdenes y condecoraciones,genealogía y heráldica, Historia nobiliaria, iconografía,

ceremonial y protocolodirigida por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila

CONSEJO DE REDACCIÓNDr. D. Félix Martínez Llorente (Universidad de Valladolid), Dra. DªAna Belén Sánchez Prieto (Universidad Complutense), Dr. D. JuanVan Halen (Universidad de Alcalá), D. Manuel Rodríguez deMaribona (Academia Asturiana de Heráldica y Genealogía), Dr. D.Luis de Cevallos-Escalera (Academia Melitense), D. José A. Dávila(Real Academia de Toledo), D. Conrado García de la Pedrosa (RealAcademia Matritense de Heráldica y Genealogía), Dr. D. Fernandode Artacho (Academia Andaluza de la Historia), Dr. D. Luis Valero deBernabé, Marqués de Casa Real (Colegio Heráldico de España y delas Indias), Dr. D. José Mª de Montells (Academia de Alfonso XIII),Dr. D. Antonio de Sousa Lara (Universidad de Lisboa).

Edita Palafox & Pezuela S.L.Chopo, 1 - 28023 Madrid - España

Correo electrónico:[email protected]

e [email protected]

www.cuadernosdeayala.es

O tempora!

¡Tomemoslo con humor!

(el joven alférez Ceballos de la Escalera

rodeado de sus marineros, a bordo del S-64 Narval

en Cartagena, primavera de 1983)