De Omnibus Dubitandum - Observaciones filosóficas a la duda y el racionalismo en Descartes

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1 DE OMNIBUS DUBITANDUM. Observaciones filosóficas a la duda y el racionalismo en Descartes Resumen Este ensayo tiene como fin, abordar los temas generales que trata Descartes sobre las evidencias del sistema cartesiano, el método de la duda y la psicología cartesiana en cuanto al problema de la extensión y pensamiento. Cuando abordamos el tema del método, observamos que este viene a ser el problema en torno al cual, gira la reflexión de los filósofos en el campo de la revolución científica del siglo XVII. Cuando repasamos la historia de la filosofía, notamos claramente que pensadores de la talla de Aristóteles, llegaron a cometer errores y muchos de ellos, grandes errores, sea en cuestiones de física, astronomía o medicina, puesto que era evidente que el científico no podía fiarse simplemente de su capacidad intelectual, sino que este, debía poseer un método que llegue a garantizar los resultados de su trabajo. Es aquí, donde el pensamiento científico debe llegar a estructurarse mediante los procedimientos y medios propios, muy distintos a los empleados en la vida diaria. Con este nuevo método, Descartes nos acerca con su idea, a la investigación científica, la misma que debe ser desinteresada e indiferente a cualquier tipo de interés social. Palabras Clave: Duda, método, racionalismo, substancia, Descartes, pensamiento.

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Este ensayo tiene como fin, abordar los temas generales que trata Descartes sobre las evidencias del sistema cartesiano, el método de la duda y la psicología cartesiana en cuanto al problema de la extensión y pensamiento. Cuando abordamos el tema del método, observamos que este viene a ser el problema en torno al cual, gira la reflexión de los filósofos en el campo de la revolución científica del siglo XVII. Cuando repasamos la historia de la filosofía, notamos claramente que pensadores de la talla de Aristóteles, llegaron a cometer errores y muchos de ellos, grandes errores, sea en cuestiones de física, astronomía o medicina, puesto que era evidente que el científico no podía fiarse simplemente de su capacidad intelectual, sino que este, debía poseer un método que llegue a garantizar los resultados de su trabajo. Es aquí, donde el pensamiento científico debe llegar a estructurarse mediante los procedimientos y medios propios, muy distintos a los empleados en la vida diaria. Con este nuevo método, Descartes nos acerca con su idea, a la investigación científica, la misma que debe ser desinteresada e indiferente a cualquier tipo de interés social. (Escrito por David Efrain Misari Torpoco)

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DE OMNIBUS DUBITANDUM. Observaciones filosóficas a

la duda y el racionalismo en Descartes

Resumen

Este ensayo tiene como fin, abordar los temas generales que trata

Descartes sobre las evidencias del sistema cartesiano, el método de la duda

y la psicología cartesiana en cuanto al problema de la extensión y

pensamiento. Cuando abordamos el tema del método, observamos que este

viene a ser el problema en torno al cual, gira la reflexión de los filósofos

en el campo de la revolución científica del siglo XVII. Cuando repasamos

la historia de la filosofía, notamos claramente que pensadores de la talla de

Aristóteles, llegaron a cometer errores y muchos de ellos, grandes errores,

sea en cuestiones de física, astronomía o medicina, puesto que era evidente

que el científico no podía fiarse simplemente de su capacidad intelectual,

sino que este, debía poseer un método que llegue a garantizar los

resultados de su trabajo. Es aquí, donde el pensamiento científico debe

llegar a estructurarse mediante los procedimientos y medios propios, muy

distintos a los empleados en la vida diaria. Con este nuevo método,

Descartes nos acerca con su idea, a la investigación científica, la misma

que debe ser desinteresada e indiferente a cualquier tipo de interés social.

Palabras Clave: Duda, método, racionalismo, substancia, Descartes,

pensamiento.

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David Efraín Misari Torpoco

Abstract

This essay seeks to address the general topics that is Descartes on the

evidence of the cartesian system, the method of doubt and psychology

cartesian in regard to the problem of the extension and thought. When we

addressed the question of the method, we note that this comes to be the

problem around which, turns the reflection of the philosophers in the field

of the scientific revolution of the XVII century. When we look at the

history of philosophy, we see clearly that thinkers of the stature of

Aristotle, arrived to make mistakes and many of them, big mistakes,

whether in matters of physics, astronomy or medicine, since it was clear

that the scientist could not simply relying on his intellectual capacity, but

this, should have a method to ensure that you get the results of their work.

It is here, where the scientific thought must reach to be structured through

the procedures and means, very different from those employed in the daily

life. With this new method, Descartes with us about your idea, scientific

research, the same that must be selfless and indifferent to any type of

social interest.

Key Words: Doubt, method, rationalism, substance, Descartes, thought.

1. Descartes: El filósofo de la duda1

Uno de los mejores filósofos que la historia del pensamiento humano tuvo, fue sin

duda alguna, René Descartes. La perspectiva y análisis mental que poseía el filósofo

francés llegaron a elaborar una revolución científica en el pensamiento de la época.

Durante ocho siglos, la filosofía vivió inmersa en una etapa de oscuridad mental,

donde solo los dogmas de la fe2 y las creencias paganas de muchos pueblos,

constituían el pensamiento predominante.

1 Para Descartes, la duda constituye un acto de libertad.

2 Antes de la etapa del renacimiento, la edad media fue calificada como una época oscura, debido al dominio

absoluto que ejercían las religiones. El renacimiento se caracterizó precisamente por el intento de abandonar

estas “sombras” que opacaban la luz de la razón.

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El hombre occidental no podía ser capaz de pensar por sí mismo, puesto que tenía

que obedecer los postulados que la iglesia sostenía, y aquellos que no acataban los

dogmas de fe, simplemente era acusado de hereje y luego condenado a una muerte en

la hoguera. El hombre occidental no conocía lo que era la libertad de pensamiento.

Fue precisamente en este contexto, donde de las penumbras del pensamiento

nacería la luz de la razón, surgiría una era nueva, la del conocimiento científico, con

un precursor que sin importar lo que digan los demás, empezaría a pensar por sí

mismo y llegar a sus propias conclusiones. Este precursor, sería Descartes.

René Descartes, nació en la Haya (Turena) en 1596. Tuvo una educación muy

elevada estudiando con los jesuitas en La Fléche, durante los años 1606 – 1614.

Muchos biógrafos han escrito que Descartes de pequeño, era muy enfermizo, incluso

una especie de tos seca, lo acompañaría durante casi toda su vida. Luego de estudiar

con los jesuitas, se alistó para pertenecer a las filas del ejército del Príncipe Mauricio

de Nassau en 1618 y en 1619, pasaría a las filas de Maximiliano de Baviera. Una vez

que culminó sus etapas enrolado al ejército, Descartes optaría por una vida llena de

viajes, y según algunas fuentes, realizó una peregrinación al Santuario de Nuestra

Señora de Loreto, para cumplir con un voto que había hecho después de descubrir una

“ciencia maravillosa”.

Durante los años 1625 a 1628, vivió en París. A fines del año 1628 decide partir a

Holanda, donde residió hasta 1649, donde recibió una invitación de la reina Cristina de

Suecia para ir a Estocolmo, lugar donde fallecería nuestro filósofo.

2. Descartes: El padre de la filosofía moderna

La historia del pensamiento humano también lo conoce como el fundador del

idealismo moderno. Tanto en su pensamiento como en su obra, se encuentra en un

punto crucial dentro del desarrollo de la historia de la filosofía, e incluso se le puede

llegar a considerar como el iniciador del período en el cual unos cuántos historiadores

hacen culminar en Hegel y otros, culminan con el inicio de la filosofía contemporánea.

Cuando uno estudia filosofía, podrá observar que se trata mucho sobre el estudio

del racionalismo cartesiano, incluso algunos textos profundizan sus estudios sobre el

voluntarismo cartesiano, lo cual parece ser más que un estudio compacto de la

filosofía de Descartes, un estudio alternativo del mismo.

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Esto se debe a que la filosofía cartesiana fue interpretada de diversas maneras,

motivo por el cual existe una tendencia denominada “cartesianismo”, aunque varios

autores se han opuesto a ella, pero que deben mucho al francés, al momento de

elaborar sus propias teorías o de despejar algunas de sus inquietudes filosóficas.

Algunos filósofos han destacado la originalidad de Descartes, pero otros han

mostrado que el francés forjó sus principales conceptos, extrayéndolas de antiguas

tesis escolásticas, pero si esto es así ¿dónde está la verdad? Simplemente ni en un lado,

ni en otro, pero tampoco en el medio. Descartes representó un nuevo nivel en la

filosofía y precisamente este nuevo nivel es el que denominamos moderno3.

Queda claro que al pretender analizar la filosofía de Descartes, no podemos

reducirla o restringirla a una sutil metodología. La filosofía que Descartes nos expone,

es un conjunto muy complejo de variados elementos, ya que en ella encontramos

metafísica, antropología, filosofía, desarrollos científicos, operaciones matemáticas,

geometría, preocupaciones religiosas e inquietudes teológicas, etc. Esto se debe, a que

el mismo Descartes fue en busca de un nuevo método, él quiso ir más allá de un

simple silogismo aristotélico, un sistema de orden y demostración lógica de principios

ya establecidos, Descartes quiso elaborar un camino para dar paso a la invención y el

descubrimiento.

Teniendo en cuenta esto, el filósofo francés quiso asegurarse que este nuevo

método quede abierto a todos, tanto para aquellos que recurren a la razón y para

aquellos que apelan al buen sentido.

Por ejemplo, en el campo de la matemática, donde el análisis constituye un arte

inventivo, esta viene a representar la fuente inicial del sistema cartesiano.

Así tenemos:

3 Aunque conocemos a Descartes como el padre de la filosofía moderna, vemos que en la historia de la

filosofía, el filósofo Agustín de Hipona había desarrollado un razonamiento muy parecido al de Descartes,

alrededor del año 400. Sin embargo, Descartes pudo revolucionar con su manera de pensar en la época que

vivió, puesto que una idea se vuelve trascendente y es tomada en cuenta por una sociedad, cuando la fuerza de

esta recae en el propio contexto social y espiritual. Una idea viene a dar sus frutos en el ambiente que florece

y las consecuencias que provocan, llevan no solo a cambiar de actitud pensante, sino a transformar toda una

sociedad.

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Primera condición: En su Discurso del método, radica en “no admitir como

verdadera, cosa alguna que no se sepa con evidencia que lo es”, aceptando solamente

lo que se presenta claro al espíritu.

Segunda condición: “Dividir cada dificultad en cuantas partes sean posibles y en

cuantos requieran su mejor solución”.

Tercera condición: “Conducir ordenadamente los pensamientos”. Esto se logra,

partiendo por los objetos más fáciles y simples de conocer, para lograr ascender a los

más complicados.

Cuarta condición: “Elaborar en todo unos recuentos tan integrales y unas

revisiones tan generales que se llegue a estar seguro de no omitir nada”.

Es así como podemos resumir en estas cuatro condiciones o reglas, los elementos

esenciales de la obra de Descartes, El Discurso del Método4 y con esto, nos muestra

que no se puede conocer en principio ninguna verdad, a menos que esta sea evidente,

pero la evidencia como único criterio admisible debe poseer las notas de claridad y

distinción.

3. La evidencia en el sistema cartesiano

Para poder analizar el pensamiento cartesiano, debemos partir por conocer los

elementos que conforman a este, como las ideas. Descartes llama a las ideas que

poseen estas nociones, naturae simplices5, donde su conocimiento se efectúa por una

intuición directa del espíritu, su verdad es al mismo tiempo su inmediata evidencia.

Por ello surge la necesidad de descomponer toda cuestión en sus elementos últimos y

más sencillos, en reconstruirla para la prueba con los mismos elementos.

4 La obra trascendental de R. Descartes, escrita en 1637, cuyo título original era El Discurso del Método para

dirigir bien la razón y hallar la verdad en las ciencias. Descartes escribiría un total de ocho obras. Su obra El

mundo o Tratado de la luz y el hombre (escrita entre los años 1629 – 1633) fue publicada por el filósofo

alemán G.W.Leibniz.

5 Naturalezas simples.

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Para Descartes, toda verdad se compone de evidencias originarias, simples,

irreductibles. El espíritu lo que debe hacer, es distinguir lo simple de lo compuesto e

investigarlo con orden, hasta llegar a un sistema de elementos en el cual lo compuesto

pueda ser reducido cada vez a algo simple. Esta regla ha de ser necesariamente

fundamental y no hay otro camino, pues advierte que todas las cosas pueden ser

dispuestas en series distintas, no en cuanto se refieren a algún género del ente, tal

como los filósofos la dividieron de acuerdo a sus categorías, sino en cuanto que unos

puedan conocerse por otras. En otras palabras, el verdadero secreto del método y todo

saber consiste en regresar a lo más “absoluto”. Ningún saber es posible, sin método.

Aquí Descartes va en busca de una proposición apodíctica y no una verdad

fundamental, incluso las verdades de fe también poseen este carácter, una verdad que

puede ser creída por sí misma, independiente de toda tradición y autoridad, una verdad

además de la cual se deduzcan las otras por medio de una serie de intuiciones en el

curso de una cadena deductiva.

Esta evidencia y esta verdad, ha de ser común a todo espíritu pensante, de tal que

sea accesible a todo pensar, siempre que funcione de manera recta y se desprenda de

cuanto se interponga para desviarlo o entorpecerlo, ya que nada puede añadirse a la

pura luz de la razón, que en algún modo no la oscurezca.

Para Descartes, el espíritu6 posee una serie de principios evidentes por sí mismos,

ideas innatas con las cuales opera el conocimiento, el cual reduce a ellos mediante

relación y comparación, cuantas otras nociones surjan de la percepción y de la

representación. Esto se puede apreciar mejor, en el proceso de la duda metódica, la

cual elimina todas las objeciones que pudieran estar en contra de la fundamentación de

los elementos intuitivos. Recordemos, que dentro de la duda metódica, se indaga el

último criterio de toda verdad.

6 El espíritu, en Descartes es el “Ser sujeto pensante”. Cuando la filosofía de Descartes subraya la importancia

fundamental del sujeto (el Cogito), lo sitúa como base de todo pensamiento, la cual parte del idealismo que

alcanzará su plenitud en la Alemania del siglo XIX, no en vano, fue Hegel quien llamó a Descartes, el padre

de la filosofía moderna. Recordemos que el cartesianismo está en la base de toda metafísica que en la

tradición occidental, ha concedido mayor importancia al pensamiento que a los objetos (ideales o reales) y ha

fundamentado el pensamiento como el punto de partida de cualquier verdad posterior.

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4. El Proceso de la duda metódica

Cuando hablamos de la duda metódica, esta no debe entenderse en un sentido

escéptico, tampoco nihilista y menos de carácter moral. Descartes duda porque sabe

que de la duda puede nacer la certeza máxima. Es menester recordar que la duda pone

solamente entre paréntesis los juicios, pero no las acciones.

Lo que empieza a realizar Descartes, es dudar de todo y no solo de las autoridades

y de las apariencias del mundo sensible, sino también de las verdades matemáticas. Es

más, Descartes lleva a su duda a las últimas consecuencias a través de la conjetura

malin génie7, para agotar completamente la serie de posibles dubitaciones. El filósofo

francés nos advierte que podría existir un malin génie todopoderoso que se propusiera

engañar al hombre en todos sus juicios, incluso en las matemáticas. Luego de practicar

esta duda metódica, mientras el espíritu piensa en la posibilidad de toda suerte

falseada, sostiene que hay algo de lo que no se puede dudar, esta es, que no se puede

dudar que el sujeto piensa. La duda se detiene en ese momento, porque el primer

hecho de dudar, es porque se piensa que se duda. Es precisamente aquí, donde el dudar

se detiene y nace el cogito, ergo sum.

Yo pienso, luego yo existo,

Yo soy, por lo tanto, una cosa pensante,

Algo que permanece irreductible tras el absoluto dudar8.

¿Qué es el cogito? La evidencia primera, la idea clara y distinta por antonomasia,

para Descartes es una verdad inconmovible. El cogito, no debe interpretarse por un

mero acto intelectual, sino como un “poseer la conciencia”, Descartes solía decir yo

soy una cosa pensante.

Así es como el cogito viene a representar la posición de un idealismo que no

renuncia al realismo y por otro lado, no se satisface con el inmanentismo de la

conciencia.

7 Se trata del “genio maligno”, del engaño. Descartes sugiere que para engañarse, debería existir alguna fuerza

exterior, algún genio maligno, que operara sobre él su maléfica magia, haciéndolo caer en la trampa de una

verdad que no es tal verdad. Ese genio maligno, es solo un argumento para poner en duda la razón. Por

ejemplo, el genio maligno, podría hacerle creer a Descartes que 2 + 2 = 4 no sea cierto.

8 Discurso IV; Meditaciones, II.

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Esta es la razón por la cual su función es distinta de la representada en el

pensamiento moderno por el fenomenalismo espiritualista de Berkeley9 y por el

criticismo kantiano.

Descartes buscó salir lo antes posible del fenómeno o de la conciencia, con el

propósito de encontrar una realidad que le garantice la existencia de las realidades.

Aquí es donde entra su propuesta acerca de la demostración de la existencia de Dios10

.

El filósofo nos dice que Dios puede garantizar la coincidencia entre semejantes

evidencias y sus existencias. Descartes se basó en el argumento ontológico para la

demostración, pero le dio un sentido distinto al deducir la existencia de Dios de la idea

como ser infinito en una conciencia finita, amparándose en solo porque una

naturaleza infinita existe puede poner su idea en una naturaleza finita que la piensa.

Con esta demostración superó al solipsismo de la conciencia y dio paso al

reconocimiento de la realidad y consistencia de las objetividades.

Es así como quedan los cuatro elementos fundamentales de la filosofía cartesiana11

:

1. Búsqueda y hallazgo del método (reglas).

2. Proceso metódico de la duda.

3. Evidencia del cogito.

4. Demostración de la existencia de Dios.

Se puede observar claramente, que Descartes puso todo el esfuerzo por encontrar

proposiciones apodícticas y explícitas de lo real.

9 Al fenomenalismo espiritualista del filósofo irlandés George Berkeley (1685 – 1753), también fue conocido

por otros como el inmaterialismo. Esta doctrina postula que solo existe el espíritu del que la mente humana no

es más que un componente; las cosas que nos parece percibir desde el mundo exterior solo son ideas, puros

contenidos de la mente.

10 En Descartes, Dios viene a ser una substancia, una realidad cuya existencia no tiene necesidad de otra

realidad para existir. No puede concebirse, por tanto, la perfección de Dios sin su existencia. Como

consecuencia, si Dios existe como ser perfecto, ha de ser absolutamente veraz, y por ello, no puede permitir

nuestro engaño. En la filosofía cartesiana, Dios es la clave de la bóveda en la que convergen ideas y realidad.

11 Parte de la filosofía de Descartes, dio paso a la revolución intelectual, la misma que supuso la construcción

del sistema cartesiano. Esta se dio en una época de grandes avances científicos, incluso, el propio Descartes,

como todo buen matemático, fue quien contribuyó a crear junto con los matemáticos Pascal y Fermat, la

geometría analítica, aplicando procesos del álgebra al campo de la geometría clásica.

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5. Dios, substancia, pensamiento y extensión

La razón cartesiana también podría ser intuitiva (parte de las intuiciones) para

llegar a resultados intuitivos. Sin embargo, la filosofía de Descartes no quedó en la

prueba existencial del yo como yo-pensante a la prueba de Dios como ser infinito

capaz de garantizar al yo-pensante las verdades eternas. El yo se aprehende a sí mismo

como naturaleza pensante y aprehende a Dios como alguien que concurre conmigo

para formar los actos de mi voluntad, pero también hay que darse cuenta si hay cosas

externas. Es aquí donde esta idea nos lleva a considerar a otra substancia, clara y

transparente, una substancia corporal en cuanto substancia extensa.

La distinción entre substancia pensante y extensa, es absolutamente clara, porque

cada una se define por la exclusión del otro. Lo pensante, no es extenso, porque lo

extenso, no piensa. La extensión no es esencial al yo-pensante, así como el

pensamiento no es esencia a la realidad extensa. Todo esto forma dos substancias

separadas y definidas, por lo que son propiamente substancias, ya que en algún modo

Dios es substancia. Como consecuencia obtenemos un dualismo. Este dualismo generó

en Descartes agudos problemas, sobre todo en la relación entre el alma y cuerpo, como

relación entre substancias. Quienes se ocuparon de esta cuestión, fueron los

racionalistas post-cartesianos, como Spinoza y Leibniz, aplicándole diversas

soluciones. Descartes trataba sobre dos substancias (res cogitans y res extensa) que

para él, era científicamente próspera. El fundamento de la doctrina del hombre y del

mundo.

6. La física cartesiana

Sobre este tema hay mucho que tratar, sobre todo en su obra Principios de la

filosofía, donde se encuentran varios elementos que permiten concluir que Descartes

no fue tan extremista como pareció en su concepción de las realidades físicas como

puras substancias extensas. Para Descartes, las fuerzas que se manifiestan en los

cuerpos es una cuestión capital.

Se podría decir que la física cartesiana, aparece bajo la forma de una estática

dominada por el sistema de las relaciones espaciales. Para Descartes, las cualidades y

las supuestas fuerzas ínsitas en la naturaleza de los cuerpos son eliminadas, de lo

contrario no podría entenderse de modo racional la substancia extensa.

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No olvidemos que Descartes consideró a la física desde el punto de vista de la

geometría12

. Lo curioso aquí, es que Descartes se opuso tenazmente en su física a las

teorías escolásticas, por considerar que estas se fundaban en ciertas supuestas

“virtudes” de los cuerpos que se procedía a derivar racionalmente sus propiedades, ya

que su propia física es en muchos puntos, no menos metafísica que la de los

escolásticos.

Podemos apreciar claramente que Descartes intenta derivar ciertas teorías física,

por ejemplo, su idea de la materia como un complejo de “torbellinos” de las

propiedades racionales de la materia como substancia extensa.

7. La psicología de Descartes

Al abordar el tema de la psicología cartesiana, podemos notar que esta no sigue

enteramente las líneas de la racionalización geometrizante que opera en la física.

Cuando se analiza este aspecto del pensamiento de Descartes, notamos que en sus

ideas psicológicas hay más descripción que deducciones racionales. Es por ello que

Descartes tiene conciencia que aunque todas las operaciones psíquicas son

cogitaciones, lo único común a estas son su carácter intencional. Cabe aclarar aquí que

los fenómenos de la voluntad no se reducen a los de la inteligencia. A pesar de

conocer este aspecto, Descartes trata de encontrar en su psicología, un método basado

en la claridad y la distinción.

Por otra parte, analizamos que Descartes define a las pasiones como reacciones13

.

Para el filósofo las principales reacciones son la admiración, el amor, el odio, el deseo,

la alegría y la tristeza. Descartes nos advierte que la voluntad es la facultad de juzgar o

abstenerse de juzgar, de asentir o negar el juicio. Esta voluntad es infinita y

completamente libre de dar o no su adhesión, puesto que el entendimiento muestra

simplemente a la voluntad, lo que debe elegir.

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Para Descartes, la geometría euclidiana era el modelo a saber. Aquí cabe entender que las cadenas de

razonamientos, largas pero simples y fáciles, son las que los geómetras suelen emplear para llegar a sus más

difíciles demostraciones, las cuales dieron a conocer al filósofo, que todas las cosas de las que el hombre

puede adquirir conocimiento, se siguen unas a otras. Descartes se sirvió de este método de la geometría

euclidiana para construir su teoría.

13 Descartes vendría a desarrollar estas reacciones, en su obra Las pasiones del alma, publicado en 1649.

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Para Descartes, la infinitud de la voluntad se contrapone a la finitud del

entendimiento. A su vez, el error recae no solo en la adhesión a las representaciones

confusas y oscuras, sino en el acto volitivo que sobrepasa el carácter limitado del

entendimiento.

El filósofo nos muestra que los supuestos de su filosofía no quedan terminados en

la tendencia a reducir lo complejo a lo simple. Sostiene la idea de reconstruir el

universo entero a base de elementos simples. Tiene la seguridad que ha llegado a

alcanzar por primera vez una completa seguridad intelectual. En él está la confianza

que todo hombre, por el mero hecho de serlo, puede llegar al conocimiento siempre

que aplique el método conveniente.

Descartes es claro al sostener que lo único que importa para la verdad, no es la

penetración espiritual, sino el uso adecuado de aplicar un método al campo de estudio.

Este método se contrapone también a la suerte, ya que vendría a ser (el método), la

clave de un lenguaje. Esta fue la razón por la cual, la filosofía de Descartes fue

determinante en la época moderna.

8. Conclusiones

De todo lo analizado aquí, a modo de conclusión podemos decir que la filosofía de

Descartes siempre fue objeto de numerosas interpretaciones. Mencionaremos aquí, tres

tipos de teorías, sobre tres puntos trabajados.

1. La primera teoría se refiere a un aspecto sociológico-histórico, y se trata de

saber si hay que interpretar siempre de modo más o menos literal, lo que

Descartes escribió en sus obras, o quizá si hay que considerar a Descartes como

un filósofo enmascarado14

, que oculta su verdadero pensamiento (larvatus

prodeo) por miedo a las consecuencias que su manifestación podría acarrear.

14

M. Leroy, fue el que llamó “filósofo enmascarado” a Descartes porque tanto su vida como su obra,

estuvieron envueltas en disfraces. El mismo Descartes escribió “De igual manera que los comediantes

llamados a escena se ponen una máscara, para que nadie vea el pudor reflejado en su rostro, así yo, a punto

de entrar en este teatro del mundo del que hasta ahora sólo he sido espectador, avanzo enmascarado”.

Muchas de las precauciones que Descartes tomó a la hora de presentar en sociedad sus descubrimientos tenían

que ver con el miedo a ser objeto de la persecución eclesiástica. W. Weischedel, nos dice que Descartes

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La interpretación de los escritos de Descartes, como expresión del pensamiento

auténtico del filósofo, no solo es la tradicional, sino también la aceptada por

todos los expositores del cartesianismo.

2. La segunda teoría recae sobre el interés predominante de Descartes. Algunos

filósofos sostienen que el único interés de Descartes fue dar un fundamento

filosófico a la nueva ciencia natural o desarrollar esta. Para León Blanchet,

Descartes quiso hacer lo mismo que la iglesia católica, intentó frecuentemente

establecer un equilibrio entre la teología y la filosofía, entre la revelación y la

razón. Otros como Cassirer, sostiene que Descartes se interesó como filósofo

por la fundamentación filosófica de la nueva ciencia.

3. La tercera teoría, recae sobre el tipo de interpretación que se le da a la

estructura de la obra filosófica cartesiana. En palabras de Guéroult, Descartes

fue ante todo un hombre razonador, cuya filosofía sigue un estricto orden.

9. Referencias bibliográficas

DESCARTES, R. (1987). Meditaciones Metafísicas y otros textos. Madrid: Editorial Gredos. DESCARTES, R. (1995). Principios de Filosofía. Madrid: Alianza Editorial.

DESCARTES, R. (2008). Discurso del método. Madrid: Editorial Tecnos. DESCARTES, R. (2010). Las pasiones del alma. Madrid: Editorial Tecnos. FRISCHEISEN-KÖHLER, M. (1940). Descartes, en los grandes pensadores. Buenos Aires:

Espasa Calpe. Vol II. JASPERS K. (1958). Descartes y la filosofía. Buenos Aires. Leviatán. LLEDÓ E. (1974). “Semántica cartesiana” en Filosofía y lenguaje. Barcelona. Editorial

Ariel.

escribió una carta a un amigo en la que decía “El mundo no conocerá mi obra antes de que pasen cien años

de mi muerte”.