de las brujas · Desplegó el retazo de terciopelo negro que había guardado en su escondite...

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  • Elenigmadelasbrujas

    MAGDAKINSLEY

  • Primeraedición:agosto2017ISBN:978-84-9183-281-2

    Impresiónyencuadernación:EditorialCírculoRojo©Deltexto:MagdaKinsley

    ©Maquetaciónydiseño:EquipodeEditorialCírculoRojo©Fotografíadecubierta:123rf-creativehearts

    EditorialCírculoRojowww.editorialcirculorojo.cominfo@editorialcirculorojo.com

    ImpresoenEspaña-PrintedinSpain

  • Amifamilia.

  • “La imaginacióndealgunoshombreses tan vívida,que leshace creerqueven figuras y aparicionesreales, que no son otra cosa que el reflejo de sus pensamientos, y entonces estos son tomados poraparicionesdeespíritusmalignos,yaunporespectrosdebrujas.”

    MalleusMaleficarum.

    “Enlanochedel24deJunio[…]lasbrujascelebran[…]grandesreunionesyregocijosenhonordelosespíritus […], pudiéndose suponer claramente, que los demonios que concurrían a estos bailes ybanquetesdeSanJuan,alpiedelasfuentessantas,noeransinopersonajesrecatadosquebuscabanlaprocuradevírgenes.”

    BrujosyAstrólogosdelaInquisicióndeGalicia.

    Elalquimistadebesersilenciosoydiscreto, llevarunavidamodestaynorevelaraotraspersonassusecretobajoningúnpretexto,puesdelocontrarioesseguroqueseráconsideradounfarsante.

    ConsejosdeAlbertoMagnoalosAlquimistas.

  • PRÓLOGO

    Apenasteníaveinteañosyyaconocíaelsabordelasangre.La había probado de las mejillas de su madre una noche de invierno, cuando la besaba para

    consolarlamientrastratabadedetenerlahemorragiadelojoquefinalmentenopudosalvar.Conelpensamientonubladoporunatormentaderecuerdosacadacualmáslóbrego,lajoventomó

    entre sus manos un pequeño cuenco de porcelana pintado a mano. Las orquídeas moradas que loadornaban asomaban tímidas entre sus dedos, como un reflejo del temeroso corazón que las habíapintadoañosatrás,cuandosudueña todavíaconservaba la ilusiónporvivir.Lodepositóconcuidadosobreeltocadordecaobaycerrósusfinosdedossobrelajarradecristalqueconteníaaguaprocedentedesiete fuentes.Ellamismasehabíaencargadoderecogertanpreciadoelixir,saliendoahurtadillascada noche para volver con un pequeño chorrito, cada día de una fuente distinta, escondidocelosamenteenunfrascodevidrioqueocultabaenelinteriordeunamanga.

    Elrepiqueteodelaguacontraelcristallatransportóduranteunosbrevesinstantesaaquellaslejanastardeslluviosas,apenasyaunsuspiroensumemoria,cuandosupadreacariciabaasumadrecomosifuera una primorosa flor y hacía carantoñas a su hija, descubriéndole las cosquillas en lugares tanvariopintoscomolascejas,lasorejasolasmuñecas.Sicerrabalosojosyseconcentraba,todavíapodíaoírelsonidodelarisadesumadre,cristalinaycontagiosa,acompañadaporlascarcajadasdelhombrequelahizofelizduranteuntiempo,hastaqueLaMuertesedisfrazóconsuhabitualtrajedeenfermedadincurableyalargósunegramanoparaarrancarlodesusvidasdelanochealamañana.Ojalásumadrenosehubieradadotantaprisaensuplirelvacíoquedejóensuscorazones.

    Desplegóelretazodeterciopelonegroquehabíaguardadoensuesconditesecretoycogiólaramitade romero. Aspiró el aroma dulzón que desprendían sus flores azuladas antes de dejarlo caer en elinteriordelcuenco.Añadiótomillo,madreselva,hierbaluisayunasfloresdemanzanilla.Depositótresnueces junto con varias hojas procedentes del nogal al que tantas veces había trepado durante suinfancia,yfinalizóelritualconunpuñadoderuda,delqueapartóvariospétalosamarillosparaañadirun toque de alegría a su desangelada habitación. Introdujo las manos en la mezcla y sus dedosjuguetearon entre las plantasmientras pronunciabamentalmente una oración que ellamisma habíaescrito después de hacer muchos borradores. Tras fracasar en su intento de formularla al estilotradicional,finalmenteloshabíarototodosparadejarquesualmahablase.Suintuiciónledecíaquesilas plegarias surgían del corazón, tendrían más posibilidades de éxito que cualquier otra fórmulaprefabricadayrecitadasinpasión.

    ∞Aquienquieraescucharmeimploro,desdelomáshumildedemiser,quesanelavidademimadreylamía,quetransformeencenizaslasgarrasdelterrorqueanidaennuestrohogaryqueestasvuelenaunlugarsinretorno,paraquelaLuzseabrapasoentrelasTinieblasyfulminelaOscuridadquesehaadueñadodenuestroscorazones.Sirvamialmacomopagoacambiodeestedeseo,puesnodispongodeningúnotrobiencuyovalorseencuentrealaalturadeestapetición.Doylasgraciasdeantemano,conlafeylaesperanzadequemisruegosseránatendidos.∞

    No lehizo falta rebuscarmuchoensualmapara tirardelhiloadecuadoydar riendasueltaa susanhelos,puesyano lequedabanada, salvo laesperanza,ese ingredientemágicoque, segúndecían,podíamovermontañas.

    Recitósuoraciónunayotravezhastaqueselesaltaronlaslágrimas.Aunquelaangustialeoprimíaelestómagoyapenaspodíarespirar,reuniólaspocasfuerzasquelequedabanparaprenderunavelablancayquemarelpapelestampadodondehabíaplasmadosussentimientosmásíntimos.Cuandonoquedaronmásquecenizas,abrióelcajóndeltocadoryguardóensuinteriorelcuencoconlashierbas.Dejóquelavelaseconsumiesemientrassetumbabaenlacama.Teníaelcorazónpalpitanteysentíalallamadelaesperanzaprendidaenalgúnlugarmuylejano.

    Cerró losojosysesumióenun inquietantesueñorepletode imágenesalegóricasque,como finoshilos incandescentes,seretorcíanyenredabanpara tejerunamarañadepesadillas,acadacualmásespeluznante.Unamanogigantescasujetabaunpincelquetrazabaretazosdesuvidapasada,presentey futura sobre un antiguo pergamino cuyas esquinas aparecían carcomidas por gusanos y larvas defuego.AnteellaseextendíaunpaisajequeparecíaelmismísimoInfierno:unextensovalleenvueltoenllamasdondeserespirabaunadensaatmósferacargadadeazufre.Elcalorderretíasupielyfundíasualma,peronoleimportaba.Miróasualrededorydescubrióquenoestabasola.Laacompañabanlosseres más inquietantes que había visto jamás: íncubos que lloraban lágrimas negras, súcubos quearrastrabansusrodillasporcamposespinosos,ángelescaídosconalasdecenizadesgarradasporsuspecados. Aquellas criaturas habían asumido que sus faltas jamás serían expiadas, pero tampoco

  • pretendíantalcosa,pueshabíandescubiertoque,deunmodouotro,siemprehabíaunapequeñaluzenlastinieblas.Solohabíaquebuscarla.

    Enesemomentounaimpresionantefiguraemergióentrelasllamas,provocandolahuidainstantáneade todos aquellos seres espeluznantes. Estos se esfumaron como por arte de magia y desde esteinstante ella solo tuvoojosparaÉl. Su corazón se encogió al descubrir la poderosa cornamentaquecoronaba su cabeza; un laberinto de astas de marfil cuyas estrías evidenciaban una extensa vidamarcada por la lucha y el dolor. Era hermosa y aterradora, recia y afilada; sus puntas envueltas ensendasllamasrojascomolasangrequehabíanderramadodesdelosorígenesdelmundo.

    Laimponentecriaturaavanzóhaciaellaconpasofirme.Sutorsomusculoso,resplandecientecomoelorobruñido,desviabaenunprimermomento laatenciónsobreelhechodequecaminabasobredosvigorosaspatasdemachocabrío.Suspisadaslevantabanespesashumaredasacadapaso,yalparecer,suspezuñaseraninmunesalasbrasascandentesquecubríanelsuelo.

    Peroniaquellagrotesca figura,ni laasfixianteaurade terrorque la rodeabaerancomparablesalefectoquecausabasumiradasobreaquelqueosabasostenerladurantemásdeunsegundo.Ámbaryorolíquidoseentremezclabanenaquellosirisreptilianosdivididosendospartesporunalíneaverticaldeazabache.

    Entonces sucedió algo que la dejó totalmente desconcertada. Su alma y sus dudas afloraron y sinsabercómo,desnudósussentimientosanteaquelcompletodesconocido.ElbrilloquedetectóensusojosechóportierratodocuantohabíaoídosobreÉl.

    Dolor.Castigo.Muerteeterna.Todo ello se desvaneció ante aquel inesperado fulgor que penetró su corazón, inundándolo con el

    cálidobálsamodelamor,lacomprensiónyelsincerodeseodesocorreraunespíritudesvalido.Enaquelinstanteloscimientosdesuestrictaeducacióncatólicasederrumbaron.¿Ysitodoellodo

    queelHombrehabíaechadosobreÉldesdeeliniciodelostiemposerafalso?¿YsiaquellafiguraqueencarnabaelMaleraenrealidadotracosamuydiferente?

    Élletendiósumanopeluda,deuñasnegrasyafiladas.Ellalaaceptósinpensar,sinserconscientedequetodoenlavidatienedoscaras,dequenohaynadabuenoomalosinmás,puestodoconllevasiempreunapequeñapartedesucontrario,aunqueesaparteestémuyescondida.

    Sinembargo,yanohabíavueltaatrás,puescomohabíaconcluidohacíamuchotiempo,habíaperdidoabsolutamente todo por lo que merecía la pena vivir. Tal vez había llegado el momento de dar labienvenidaalaMuerte.

  • CAPÍTULO1

    SantiagodeCompostela,12defebrerode1975

    AVictoria lesorprendióencontrarelherbolarioconelcartelen laposicióndeCERRADOy lapuertaabierta de par en par. Preguntó la hora a una vecina que pasaba por allí cargada con un carritorebosantedehortalizas.Lasochoydiez.Fruncióelceñoysusojosambarinosseposaronnuevamentesobreelrótuloazulyrosaquedenegabaelaccesoalestablecimientohastaeldíasiguiente.

    Apenaspusounpieenelinteriorcuandosupoque“algo”flotabaenelambiente.Inclusolapequeñacampanilla que colgaba del techo exhaló un tintineo tristón, envuelto en un inquietante halo deamargura.

    —¿Mami?—sullamadasonócomoelquejidodeunanimalherido.Eltictacdelrelojdecucoseleantojófastidioso.“Cállate”,lehubieragustadodecirle.“Nooigoami

    mamá”.Estaba claro queUxíaOliveiros no se encontraba en el herbolario. Victoria poseía la habilidad de

    sentirlapresenciadesumadreinclusocuandoseencontrabainmersaensusgruesasenciclopedias,sinproferirun solo ruido, ajenaal restodelmundomientrasabsorbía informaciónparaperfeccionar losremediosqueteníapendientesdepreparar.

    Aveceslaespiabaaescondidas,consubarbillaapoyadasobreelmarcodelapuertadesudespacho.Observabasusojosdeorovolandosobrelashojasamarillentasdesuspreciadosgrimorios.Algunosseveíanrealmenteantiguos,yaVictorialeencantabaaprovecharlosmomentosenquesumadreatendíaa los clientes en el herbolario para observar las páginas a hurtadillas.Normalmente no comprendíanadadeloqueleíaytampocohallabasentidoalgunoaaquellosdelicadosdibujosdeplantasyanimalesmitológicos trazados por la diestra mano de su madre, aunque no por ello dejaba de disfrutarcontemplándolosdurantehoras.Siempre lograbanevocarenellaunsentimientodepertenenciaaunlugar muy lejano, donde las hadas y los duendes se desplazaban a sus anchas por vastos bosquesplagadosdemisteriosinquietantesyaventurasfantásticas.

    PeroenaquellosmomentosVictoriasolopercibíaoscuridad.Quizásmamáhabríasubidoadescansar.Llevaba unos días un poco diferente, nerviosa. Saltaba por cualquier cosa y amenudo la descubríamirando con recelo a su alrededor, como si temiese que alguien pudiera arrebatarle un tesoromuypreciado.

    Subió de puntillas la empinada escalera de caracol que unía el herbolario con el piso que Pepa aLoba,lamandona,eficienteycariñosaamigademamáhabíaacondicionadoparalastres.AVictorialeencantabavivirallíporquenoseparecíaenabsolutoalascasasaburridasenlasquevivíansusamigasdelcolegio.Estashabitabanmuseos,comosolíaexplicarleasumadre,dondecadajarrón,planta,cojínoceniceroestabanexactamentedondedebíanestar; lascortinascerradascuandohabíaexcesiva luz,entreabiertas los días nublados, los flecos de las alfombras perfectamente alineados en la mismadirección(tantoqueaVictorialeparecíaqueloshabíanpegadoalsueloconpegamento),lospasosdesus habitantes discretos y pausados,mostrando a los visitantes cómodebían comportarse cuando semoviesenentreaquellosmuros,ningunapalabramásaltaque la otra yuna suavemúsica clásicadefondo,Haydn,MozartoBeethoven,aserposible,susurrandodesdeunviejotocadiscos.

    Elminúsculoapartamentodondevivíanellas treseraunasuertede fortíndonde lasenciclopedias,grimorios,cuadernosypliegosdepapelmordisqueadosporalgúnratónfurtivoseentremezclabanconamatistas, celestitas,malaquitas y un amplio surtido de cuarzos, a cada cualmás fascinante. Habíaplumas, lápicesde colores y carboncillospor todaspartes y siempre, invariablemente,unpuñadodevelaschisporroteantesyvariosconosdeinciensoardiendosobreunplatitodecerámicadeSargadelos.Eseerasuhogar,alegreydesorganizado,dondelosmisteriosasomabanencadarincón,detrásdecadapuerta,enelinteriordelosarmariosyescondidosentrelosviejosvolúmenescuyasemisionesdepolvojugabancon la imaginacióndeVictoriacadavezque losabría.Enelloshabíavistobrotar fantasmas,dragones, elfos yondinas, entreotrosmuchospersonajesqueharíanpalidecerdeenvidiaa lamejorenciclopediadecriaturasfantásticas.

    Tal como esperaba, halló a su madre en su pequeño despacho (originalmente la despensa de lavivienda, ahora despojada de alimentos y atiborrada de botes de cristal llenos de ingredientespeculiares). Uxía se hallaba inclinada sobre una pila de papeles, pero en esta ocasión no estabaleyendo. Sus hombros huesudos se convulsionaban discretamente, como si quisiera ocultar un tragomuyamargo.SussollozossilenciososseclavaronenelcorazóndeVictoriacomounpuñalenvenenado.Su madre era una mujer alegre y divertida que disfrutaba bromeando y riéndose de la vida. Leencantabajugaralasadivinanzasycuandoteníatiempoleenseñabaadibujarfloresypájaros.Llevabasiempreelcabelloperfectamentepeinadoysusvestidosestampadosirradiabanunauraluminosa,como

  • siloshubierarociadoconunesprayfosforescente.VictoriasabíaqueellosedebíaasucorazóndeLuz.PerohoylaLuzestabaapagada.

    No le hizo falta pronunciar su nombre. El temblor de los hombros cesó de repente. Sus rizosencrespadosseagitaronenelairecuandoalzólacabeza,aunquenosegiró.Deslizóambasmanosporlasmejillasy lasposósobresu faldaarrugada.Hasta lasmargaritasbordadassobre la telaparecíanmustiasydescoloridas.

    —¿Quéquieres?Victoriadiounrespingoalescucharsutonoacerado.—La puerta del herbolario está abierta pero el cartelito pone “cerrado” —dijo tímidamente. Se

    mordióellabioinferiorydespegóunpiedelsuelo,perovolvióaposarlodondeestaba.Quizásnoeraunabuenaideaacercarseahoraamamá.

    Estabarara.Porprimeravezentodasuvidaunhalocenicientoenvolvíasusilueta,densoyladino,invisibleparaelojonormalperonoparaunaniñacomoVictoria,dotadaconunasensibilidadespecialdesdeeldíadesunacimiento.

    Decididamente,algoibamal.Entonces observó el suelo: una alfombra de fragmentos blanquecinos mezclados con pedazos de

    vidrio y líquidos oscuros que se desplazaban perezosamente sobre el viejo entarimado, como siaguardasenaquealguiendecidiesesudestinoporellos.Victoriaalzólavistaycontemplódesoladalosestantesvacíos.Sobrelosmohososanaquelessumadrehabíaatesoradocalaverasdecabras,ratones,lagartijas, perros, gatos e incluso tenía una procedente de la vaca Matilda, la preferida del señorBoteiro,unfielclientedueñodeunafructíferagranjaquesolíaproveerlasdehuevosfrescosytiernaslechugascomomuestradeagradecimientoporlosremediosconlosqueUxíahabíacuradoasuesposaenferma.Mamáadorabasuscalaveras,yamenudodecíaquecuidabadelasalmasdelosanimalesquelashabíanhabitado, todavíaancladossinmotivoaparentealmundoterrenal.AVictoria leencantabaoírlaparlotearcon suspequeños trofeos, animándolosapartirhacia suverdaderohogar.Ahora todoellosehabíareducidoaunamasijodepedacitosangulosos,dispersosentrelasfórmulaspreparadasabase de ingredientes tan extravagantes como escamas de dragón, alas de libélula o excrementos demosca.

    Todocuantoellaamabaestabahechoañicos.Comoelcorazóndesumadre.AunqueporaquelentoncesVictoriaaúnnolosabía,ytardaríamuchosañosenaveriguarlo,cuando

    yafuesedemasiadotarde.Mientras trataba de comprender lo ocurrido (¿un terremoto?, ¿un accidente casero?, ¿un deseo

    irrefrenablederenovarsu“material”?),Uxíasehabíagirado,yahoraobservabaaVictoriadesdeunosojosfríosycalculadores.SuslabiossehabíanconvertidoenunafinalíneaysumanoderechatemblabaligeramentemientrassosteníaaquelladeslumbrantedagacuajadadepiedrasdecoloresqueVictoriateníaestrictamenteprohibidotocar.

    Sumiradarevelabaunpuñadodesentimientosencontradosquelapequeñanosupointerpretar,puessolo contaba con diez años de edad. Había algo en ella que brillaba tímidamente, unas lucecitasdiminutas.PeroencuantoVictorialamiró,lasmotitasseesfumaron,engullidasporunríorojoqueseextendió al resto del iris. Su dulcemadre parecía una fiera a punto de arremeter contra una presaindefensa.

    —Mami…¿quétepasa?—VictoriaapretósumuñecaNancycontrasupechoyacariciósusenredadoscabellosmecánicamente.

    Uxía abrió la boca pero la volvió a cerrar. Una lágrima rodó por una de susmejillas. Victoria sepreguntócómoeraposiblequeelotroojonollorara.Peroaquelfueuntemaqueolvidóalinstante,yaque su madre había extendido el antebrazo opuesto muy despacio, como una actriz a punto derepresentarelmomentodeorodeunaactuaciónestelar.

    Victoriasoltóungrititoydejócaerlamuñeca,queseestrellócontraelsuelodemadera.Unadelasruedasdesuspatinessedesprendióyrodóhastamezclarseconelamasijodehuesosycristalesrotos.Queríallorarparaborrarloqueveíansusojos,perosuslágrimasparecíanhabersecongelado.Nofueconscientedequelefaltabaelairehastaquesucorazónbombeósupechoconinsistencia.

    Uxíaseobligóasonreírmientrasinsertabaelfilodeladagaensuvenaytrazabaunaprofundalíneadesdelamuñecahastalacarainternadelcodo.ElhilodesangreoscuraquebrotódelaheridadistrajoaVictoriadelareddecicatricesquecubríasupiel,todasellascausadasporagresionesautoinfligidas,intentosfallidosdequitarselavida.

    —Mami…—Victoriaqueríaacercarseparacurarla,perolostrespasosquediofueronhaciaatrás,enlugardehaciadelante.Lohizosindarsecuenta.

    AhoraUxíareíahistéricaalavezquellorabagruesoslagrimones.Lasgotasdesangreeranoscurasyespesas.

    Victoria siguió caminando de espaldas. Vio el cabello rubio de la Nancy, ahora ensombrecido yhumeanteacausadelungüentoquesedeslizabaporelentarimado.Laruedecitasuelta laobservabacomounojoplastificado.AVictorialeparecióquequeríadecirlealgo,advertirledealgúnpeligro,peroesonopodíaser,alfinyalcabo,soloerauntrozodeunjugueteroto.

    Poresoolvidóqueapenasdospasosmásseencontrabalaescaleradecaracol.Hacíatiempoquesumadre había retirado la portezuela de seguridad instalada cuando la pequeña empezaba a dar susprimerospasos.Nadalaseparabayadeunacaídasegura.

  • “…cinco,seis,siete…”Victorianollegóacontareloctavopasoquelaalejabadeaquellaaterradoraimagen.Supieseapoyóenelairey,cuandoquisodarsecuenta,sucuerposeprecipitóhaciaelvacío.

  • CAPÍTULO2

    Oxford,21deoctubrede2000

    —Tumadrehafallecidoestanoche.Victoriasesentóenelbordedelacamaypermanecióensilencio.—¿Vicky?—lavozalotroladodelteléfonosonómuylejana—.¿Hasoídoloqueteacabodedecir?—Sí.—Sufrióunparocardíaco.Losientomucho,cariño.—Gracias,Nana—supropiavozlesonócomoladeunaextraña—.Dime,¿cómoteencuentras?—Tesoro,lapreguntaescómoestástú.Lamentodartelanoticiaporteléfono,peroahoramismono

    meencuentroconfuerzasparaviajar.Mehubieragustadodecírteloenpersonaydarteelpésamecomoesdebido.EnlamentedeVictoriaDupontaquellasamablespalabrasseestiraronyseaplanaronhastaadquirir

    latexturadeunpuñadodehojassecas.Unsusurrobrotódesuslabiosyalinstantelashojasvolaronmuylejosdeallí.—Estatardetengoqueimpartirunaconferenciasobrelaproporciónáurea,asíquehastamañanano

    podrétomarunavión—replicó,interrumpiendolaretahíladelamentosdelamujer.Sehizoelsilencioalotroladodelalínea.—Querida—dijo aquella con cautela—, sé que ahora mismo debes de sentirte muy desorientada,

    probablementetodavíanohayasasimiladolamagnituddeloqueteacabodedecir,peroescrucialquevengasloantesposible.¿Crucial?¿Quépodíatenerdecrucialllegarundíaantesounodespuésparaveraunamuerta?—Entiendo loquedices,Nana—aseguróVictoria—,pero tú tambiéndebes comprenderque tengo

    unavidayunasobligacionesqueatender.Lacharladarácomienzoenunpardehoras, llevounmespreparándolayasistiránquinientosalumnos.Nopuedodefraudarlos.—Perosípuedesdefraudaratumadre—apostillóNanacontrariada.Ahogóunsollozoypermanecióa

    laesperadeunadisculpaquenollegó—.Estábien,comoquieras,hazloqueteplazca.Sidecidespasarporaquíparadespedirtedeella,avísamecontiempo.Iréabuscartealaeropuerto.—Nohacefaltaquetemoles…—Tumadreyyoéramoscasi comohermanas—cortóNana—.Lohagoporella ypor ti, porque te

    quierocomoalahijaquenuncatuveyprefieropensarqueestássufriendotantoquenoerescapazdeordenartuspensamientosyactuarconcorrección.Entodocaso,teruegoquenotedemoresmuchoentomarunadecisión;aunquenovengashoy,supongoqueenalgúnmomentotedecidirásapresentarletus respetos y despedirte de ella. En cuanto te cuelgue, me pongo con los detalles del funeral. Tellamarécuandolotengatodoorganizado.—Esta noche hablamos, Nana —prometió Victoria, deseosa de poner punto final a aquella

    conversación.Colgóelteléfonodistraídamenteysedirigiócomounaautómatahacialacocinaalescucharelpitido

    de lasecadora.Sacó lasprendastranquilamentemientrassucerebrorepasabaporenésimavezcadauno de los puntos de la conferencia que impartiría aquella tarde. En su mente, las piezas queconformabanelcomplejorompecabezasde laproporciónáureaseensamblaronobedientes,al tiempoquesacaba,sacudíaydoblabalasprendas.El“númerodeoro”sedeslizóentreunpardecalcetinesdelana.LasfaccionesdelaGiocondaysusupuestarelaciónconladivinaproporciónseenredaronconunconfortablejerseydepunto.Lasespiralesdelaconchadeunnautilosecamuflaronentrelosplieguesde un cálido albornoz. Victoria Dupont tenía fama de ser meticulosa, detallista y exigente, y seenorgullecía de ello.Había completado el doctorado enCienciasMatemáticas en lamitadde tiempoqueel restodesuscompañerosyhabíahechobuenasmigascon losprofesoresdeldepartamentodeMatemáticas de la Universidad de Oxford cuando todavía era una simple estudiante. Así, punto porpunto, prenda por prenda, media hora después se encontró con dos cestos de ropa pulcramenteorganizada y una conferencia perfectamente estructurada, plasmada en su cerebro como un frescoreciénpintado.Consultó su reloj de pulsera y se dirigió al cuarto de baño. Movió los portavelas de colores que

    adornabanelmármolblancohastaqueformaronuntriánguloequiláteroyalineólatoallaquecolgabatorcida del toallero. Se miró al espejo y decidió aplicar un par de gotas de maquillaje bajo susexpresivos ojos de color ámbar para ocultar los surcos oscuros que delataban una noche en vela,cargadadecafé,ecuacionesyquebraderosdecabeza.Elhilogrisquebordeabasusirisresplandecíacomounahebradeplata.Sintióquealgoserevolvíaensuinterior,peronolediomayorimportancia.

  • Recogió su rebelde melena pelirroja en una cola de caballo y dio un toque de brillo rosa a susgenerososlabios.Contemplóelefectoconojocrítico.Sedisponíaaapagarlaluzcuandovariosbuclesparecieroncobrarvidade repente.Se retorcieroncomo finosgusanosde luzy seestiraronen todasdirecciones, como si ansiaran escapar de la apretada coleta. Una vez más, su imagen comenzó adesdoblarse,mostrandoelretratodeunamujerqueparecía lapropiaVictoria,aunqueveladaporuntenuehalodorado.Talcomohabíaaprendidoahaceralolargodelosañosquellevabaexperimentandoaquellos episodios alucinatorios, inspiró hondo, cerró los ojos y expulsó el aire muy despacio. “Noestarásahícuandovuelvaamirar”.Repitiósuparticularmantratresvecesantesdeabrirlosojos.Trascomprobarquesuscabelloshabíanregresadoasu lugaryquehabíaunaúnicamujerreflejadaenelespejo,abandonóelbañocomoalmaquellevaeldiablo.Sedirigióalarmarioyeligióunpardevaquerosajustadosyun jerseydecachemiranegro.Nose

    sentíaagustoexponiendoteoríasmatemáticasapretadadentrodeloselegantestrajesdechaquetaquecolgabandelasviejasperchasdemadera,acumulandoañossinquesusojosseposaransiquierasobreellos.Trascalzarseunasbotasdeantenegroquelellegabanhastalarodilla,echóunúltimovistazoasuapartamento.Redistribuyólasrosasamarillasquedecorabanlamesadelsalón,enderezólaláminadelHombredeVitruvioyalisólamantadelanaquedescansabasobrelachaiselongue.Unavezestuvotodoasugusto,seenfundóensuabrigobeisyabandonóelapartamento.El aire frío siempre le sentaba bien. Refrescaba sus pulmones y despejaba su mente,

    proporcionándoleunaagradablesensacióndenuevoscomienzos.Cadavezquesequedabaatascadaenalgunademostraciónmatemática,colgabaloslibrosyechabaaandarcalleabajo,enocasionesdurantekilómetros,hastaquelasideassereconciliabanensumenteinquietaysesentíaconganasdeempuñarellápizdenuevo.Eraciertoqueaqueldíaeradiferente,peronoporelloibaamodificarsurutina.Alfinyalcabo,¿quiénerasumadre?Notenía lamenor idea.Apenasconservabaunvagorecuerdodealgunosmomentosfelices,dondeunamujerconcabellosrojosreíamientraslehacíaunatrenzadecolade pez. A veces dudaba si eran reales o su ansiosa imaginación los había creado en un intento desentirseunaniñanormal,queridaporunamadrecuyosrasgoshabíandesparecidodesumemoriahacíamuchotiempo.Sintió la vibración de su teléfonomóvil en el bolsillo pero siguió caminando, conmayor premura,

    ansiosapor llegarasudestino.Apesardelexorbitadoprecioquepagabaporelalquiler,adorabasupequeñoapartamentoubicadoenHighStreet,pues lacercaníaconrespectoasu lugarde trabajo lepermitía acudir al mismo a pie. Consideraba esta costumbre un verdadero lujo; poder refrescar lasideas cadamañanamientras se dirigía a su amadaUniversidad deOxford no tenía precio para ella.Prefería el tráfico de paraguas a los cláxones furiosos y los ácidos insultos proferidos por losapresuradosoxoniensesaprimerahoradelamañana.EnquinceminutosllegóaRadcliffeSquare,dondesealzabasolemneymajestuosalaesplendorosa

    CámaraRadcliffe.ArropadaentrelasfachadasdelAllSouls’yelBrasenoseCollege,laiglesiadeSaintMaryylaantiguaBibliotecaBodleiana,siemprelograbaarrancaruninstantedereflexiónyrespetoaVictoria, quien no podía dejar de admirar la soberbia construcción circular que atesoraba entre susparedescentenariasmilesdevolúmenes,perlasdesabiduríaconsultadascadadíapormentesávidasdeconocimiento.Accedióa laplantasuperiory, trasunrápidovistazo, localizóasumedianaranja.Avanzóhaciaél

    evitandomirarlostítulosdeloslibrosdirectamente.Nolograbaacostumbrarseaaquellasensacióndeletrasflotandosobreloslomos.Leparecíaqueeldíamenospensadoalgúnviejovolumensaltaríadesuestanteylaregañaríapornohaberabiertounsololibroentodoslosañosquellevabavisitandoaquellaespléndidabiblioteca.PermanecióunpardeminutosjuntoaJonathanenrespetuososilencio.Ajenoacuantolerodeaba,el

    profesorpermanecíaabsorto,lasmanoscontralassienesylasgafasdemetalresbalandoporelpuentede la nariz, inmóvil como un modelo posando ante un pintor. Poseído por la febril lectura de unexquisitodocumentodesplegadosobre lamesaderoble,solosusocasionalesparpadeosconfirmabanque estaba vivo.Eso, y sus ojos castaños volando sobre las imágenesdel escrito.Victoria casi podíaescucharlosengranajesdesucerebro,chirriandodurantesuexhaustivoprocesodeanálisis.—Sí —musitó Jonathan para sí con voz apenas audible. Sus finos dedos se cerraron sobre un

    portaminasMontblancygarabatearonunaslíneasininteligiblessobreuncuadernodeanillas.Sequitólas gafas para frotarse los ojos cansados. Fue entonces cuando descubrió a Victoria, que aguardabajuntoaélconlaexpresióndeunaniñaqueacabadecometerunatravesura.Elbrincoquedioalverlabastóparaquesuslabiossedesplegaranenunaampliasonrisa.—El día menos pensado conseguirás que se me pare el corazón —la regañó cariñosamente. Se

    levantósujetandolasillaenelaireybesósumejilla.—No puedo resistirme a tus pintas de ratón de biblioteca—rio ella, devolviéndole el beso en los

    labios—.¿Tienesunmomento?—Paratisiempre,querida.Salieronde laCámaraRadcliffecogidosde lamano.El tiempoempezabaarefrescary losespesos

    nubarronesquesedeslizabanporelcielosehabíanconfabuladoparacrearunmantoplomizosobrelaciudad.—Veo que ya te has zambullido de pleno en tu próximo proyecto —comentó Victoria, mientras

    caminabaconlacabezafijaenlapunteradesusbotas.—Sí, ¡por fin!—replicóJonathanconentusiasmo—.Teníaenmentetresocuatroposibilidadesy la

    elecciónhasidodifícil.Reconozcoquehetenidoalgunosmomentosdecrisis,perofinalmentehehecho

  • unaapuestaycreoqueelresultadoserásatisfactorio.—¿Sobrequétemaversará?—El códice Mendoza —respondió él. Sus ojos chispeaban como si acabara de desvelar el mayor

    secretodelmundo.Victoria le miró y no pudo evitar sonreír al ver su expresión; parecía un crío desenvolviendo un

    juguetefabuloso.—Nuncaheoídohablardeél—reconoció.—¿Enserio?—Jonathanlamiróconlosojoscomoplatos—.Puesesmuyconocidoporlosestudiosos

    deHistoriadelArteyportodoslosdevotosdelosmanuscritosantiguosengeneral.Paranoenrollarmedemasiado,tediréquesetratadeunincreíbledocumentoquedatadelsigloXVI.Fueencargadoporelvirreyde laNuevaEspaña,donAntoniodeMendoza,a findeconocerconmayordetalle lasituaciónpolítica,económicayculturaldelosmexicas,cuyoterritorioacababadeserconquistado.ElobjetoeraenviardichainformaciónaCarlosI,aunqueestanuncallegóasupoder.Fueinterceptadoporelcaminoytrasnumerososavataresacabóaquí,enlaBibliotecaBodleiana.¡Alucinante!—Mimadrefalleciólanochepasada—informóVictoriaentononeutro.Jonathansedetuvoenseco.—Lamento tu pérdida, Vic. Aunque no estabaismuy unidas, unamadre es unamadre. ¿Cómo ha

    ocurrido?—Nanamencionóalgodeunparocardíaco.Jonathanseajustólasgafasyapretócálidamentesubrazo.—Dametresminutos.Recojomiscosasynosvamosalaeropuerto.—Notemolestes,tengoquedarunaconferenciaestatarde.Entodocaso,miraréalgúnvuelopara

    mañana.SeloheexplicadoaNanaylohaentendido.Ellafuequienmediolanoticia.—Vicky—dijo él, escogiendo cuidadosamente las palabras—, sé que apenas tenías relación con tu

    madre, pero enmi humilde opinión, deberías despedirte de ella. Traemala suerte dejar solos a losmuertosdurantesutránsitoalMásAllá.Victoriasonriócondesgana.—Cielo, esas maldiciones solo existen en tus manuscritos mágicos. Sabes que no creo en esas

    patrañasdelCielo,elInfierno,lospecadosyjácarasvarias.LoquehaydespuésdelaMuerte,sololosabenlosmuertos,asíquedemomento,amínomeafecta.—¿YquémedicesdeNana?Aunquesoloseaporella—insistióél,asabiendasdequetocabasufibra

    sensible—.Siemprehaestadopendientedeti.Tehacuidado…—Sí,sí,comoalahijaquenuncatuvo—cortóellaalzandounamano—.Yaheoídoesoantes.Oye,voy

    air,¿vale?Perohoyno.—Hizounabrevepausa—.Noestoypreparadaparavolveraún.—Deacuerdo—accedióJonathan—.Entodocaso,prepararémimaletaestanoche.—Déjalo,Jon,estáshastaarribadetrabajoy,simalnorecuerdo,estasemanatienessesióndoblede

    tucursodejeroglíficosegipcios,¿meequivoco?—Ah,eso.—Hizoungestopararestarleimportancia—.ElprofesorGrossmanpuedesustituirme.Se

    muere por ganar puntos en el departamento; créeme, dirigir un curso de estas característicasproporcionará tal placer a su ego que me lo agradecerá con creces. No pienso dejarte sola en unmomentotandelicado.Victoriasemordióellabioinferiorylededicóunamiradacargadadesentimientosencontrados.—Noteofendas,perolociertoesquemegustaríairsola.Nomepreguntesporqué,nisiquierayolo

    sé,perosientoquedebohacerloasí.Jonathanescrutósusojosambarinosenbuscadealgúnatisbodeduda,peronolohalló.Sumirada

    destilabadeterminaciónyalgomásquenosupoidentificar,peroqueintuyóteníaqueverconciertostemasdelpasadoqueélyahabíapercibidoflotandoasualrededorcomofantasmashambrientosdesdeeldíaquelaconoció.—Muybien—aceptóaregañadientes—.Tedejaréir,perotellamarécadadía.—Perfecto.—Variasveces—añadió,alzandoeldedoíndice.—Mealegrasaberlo—Victoriasonrióantesucandidez.Ademásdesupareja, Jonathanerasuamigo,yenmuchasocasiones,suconsejero.Eraunade las

    pocaspersonasqueencontrabaencantadorasuansiapordevolverasusitiocadaobjetofueradelugar,de limpiarmotasdepolvo invisiblesparaelojohumano,deplanchar la ropahastaborrar lapalabra“arruga” del diccionario, de sacar punta a su lápiz cada cinco líneas y de observar el mundo entérminosdeproporciónáurea, fractalesyestadísticas.Comounexpertoalquimista, Jonathan lograbatransmutar mágicamente sus manías en “gustos especiales”, como solía denominarlos. Junto a él,cualquiercargaseesfumabacomounavolutadehumo.Cuandoestabanjuntossesentíalibreparareír,llorar, preocuparse o simplemente permanecer en silencio. Siempre le había necesitado a su lado.Excepto ahora. Era como si un espíritu escondido en algún rincón de su alma le previniese de queestaba a punto de enfrentarse a su enemigo final, aquel que, de ser vencido, retiraría todas lasbarreras,miedosyobstáculosquehabíansembradosucaminodurantesustreintaycincoañosdevida.—Estaré bien—aseguró,más para símisma que para Jonathan. Este lamiró con ojos de cordero

    degollado,enunúltimointentodehacerquecambiaradeopinión.PerolamentedeVictoriadivagabayaporotroslares,repasandomentalmentelapresentaciónconlaqueiniciaríasuconferenciaaquellatarde.SedespidieronconunfugazbesoyacordaronverseaquellanocheenelapartamentodeVictoriaparacenar.

  • Erancercadelascuatrocuandollegóacasa.Introdujolamanoenelbolsoybuscólallaveconairedistraído; había un apartado de su exposición que de repente no le parecía suficientemente claro.ConsultósurelojdepulseraydecidióqueaúndisponíadetiempopararetocarloantesderegresaralaUniversidad.Ya había abierto la puerta cuando escuchóun familiar tintineo.Un escalofrío recorrió su columna

    vertebral. Aquel sonido siempre iba acompañado de una presencia; unamisteriosa aparición que sematerializaba bajo la figura de una mujer que siempre, invariablemente, permanecía de espaldas aVictoria.Enaquellaocasiónmásquenunca,estasintióelrepentinoimpulsodecorrerhaciaellayobligarlaa

    identificarsedeunavez.Dejósubolsosobre laalfombrillade laentradaybajóunescalón.Despuésotro.Soloquedabaunoysusbotastocaríanelsuelo.Comohabíaocurridootrasveces,unsoplodeairemeciólosbuclesdecolorplatinodelaenigmáticamujerysucabezacomenzóagirarsehaciaVictoria.Hastalafecha,habíaalcanzadoadistinguirunanarizchatayunpuñadodepecas.Lasescasasvecesquesehabíaatrevidoaacercarseaellahabíaexperimentadounaprofundadecepción,pueselhalodemisterioquelaenvolvíaejercíadeescudoprotectorqueleimpedíatocarla.Talvezenaquellaocasiónlafortuna se pondría de su lado. Al fin y al cabo, nada se interponía entre ellas, excepto una brevedistanciaquepodríasalvarenunascuantaszancadas.Sinpensarlo,Victoriaseplantóenlaacerayavanzóhaciaellaconpasoresuelto,decididaaponer

    punto finalaaquellaseriedeextrañosencuentrosque jamás llegabanaculminar.Estabaapuntodeverlelacara.Cincometros.Supieleramuyblanca.Tresmetros.Susojospermanecíancerrados,muymaquillados,consombragrispetróleo.Unmetro.Nopodíacreerlo.¡Ibaatocarla!—¡Vicky!Lavoz lapillópor sorpresa.Segiró instintivamenteyalmomentosearrepintiódehaberlohecho.

    Cuandosevolvió,lamujerhabíadesaparecido.Maldijosusuerteensilencio.¡Tancercaytanlejos!—Soloqueríadarteestoparaqueestuvierasentretenidaduranteelviajeenavión—dijoJonathan.Letendióunpaqueteenvueltoenpapelnavideño.—UnpocoprontoparaquevengaPapáNoel,¿no?—replicóellaconundejedeamargura.Segiróde

    nuevo, con la esperanza de que lamujer se hubiese apartado discretamente, a la espera de que seencontraransolasdenuevo.Perolacalleestabavacía.—¿Buscasaalguien?—preguntóJonathan.—No.Procuródisimularsudesencantoydesenvolvióelpaqueteconmovimientosmecánicosbajolaatenta

    miradadesunovio.UndesgastadoejemplardeMujercitasapareció bajo el papel. Victoria percibió una sutil vibración

    entresusmanos.Setratabadeunvolumenbellamenteencuadernado,conlastapasforradasenteladecolorburdeos,algoraídaspor lasesquinas.Sobre laportada,unaentrañable ilustraciónenblancoynegro de las hermanas March alrededor de su madre transportó inexplicablemente a Victoria a suinfancia.El aroma cítrico de la colonia 1916 se coló en sunariz, una risa, cabellos suaves.Aquellassensacionesenvolvieronsualmaduranteunefímeroinstante,paraserestranguladassúbitamenteporlasgélidasgarrasdelmiedo.Victoriaapretó lamandíbulayseconcentróenelvolumen.Jamáshabíaposeído un ejemplar tan antiguo de la famosa novela de LouisaMay Alcott, a pesar de encontrarsedentrodesudilatadalistadeadquisicionespendientes.—LodescubríenunatiendadesegundamanoenInternet—informóJonathanorgulloso—.Elanuncio

    decíaqueteníanunatiendafísicaenSantiagodeCompostela,asíquellaméparaconfirmarloyeldueñomeparecióuntiposerio.Esunaediciónde1935,penséquetegustaríatenerlo.VictoriaabrazóaJonathanensilencio.Sucoleccióndeejemplaresdeobrasclásicasconstabayade

    casicienvolúmenes,muchosdeellosconmásdeunsiglodeantigüedad.TítuloscomoTomSawyer ,Orgulloyprejuicio,CrimenycastigooAnaKareninaeranalgunosdesusfavoritos,loshabíaleídocuatroo cinco veces. Guardados como tesoros en una vitrina, únicamente se permitía disfrutar de ellosenfundadaenunosdelicadosguantesdealgodón.Jonathansolíabromeardiciéndolequesisedeclararaunincendioensudomicilioseguramentepereceríatratandoderescatartodossuslibrosdelasllamas.Victoriaasegurabaqueeraunexagerado,peroensufuerointernosabíaque,almenosunoscuantos,trataríadesalvarantesdeabandonarelapartamento.—Nomegusta estar sin ti—dijo, con los ojos vidriosos—.Procurarédelegar enNana todo lo que

    puedapararegresarloantesposible.—Quédateeltiempoquenecesites,loentiendoperfectamente.—Tampococreoquetengamuchosentidoprolongarmiestanciamásdeloestrictamentenecesario.

    YanomequedaningúnvínculoconGalicia.Hastaesposiblequeestasealaúltimavezquevaya.Seescuchóelaullidodelviento,aunqueniunasolabrisaacariciósusrostros.Miraronasualrededor

    concuriosidadycuandosusojosseencontraron,ambossonrieronextrañados.—Niquehubierafantasmasvigilándonos—bromeóJonathan.Victoriahundiólasmanosenlosbolsillosdesuabrigoyseobligóaconjurarlaextrañasensaciónque

    aquelinesperadoaullidohabíatraídoconsigo.Habíasentidoclaramentequealguienposabaunamanosobresuhombromientraslesusurrabaunafrasedesconcertante:“Cuidatusespaldasdellobo”.De no ser porque al finalizar tan inquietante mensaje, aquella voz había pronunciado su nombre

    completo,habríapensadoquesetratabadeunadesushabitualesalucinaciones.Sinembargo,algoensuinteriorledecíaqueaquellaadvertenciaerareal.—¿Estásbien,querida?—Jonathanlaobservabaconexpresiónpreocupada.

  • —Perfectamente —respondió ella, tiritando—. Necesito acurrucarme en el sofá con una taza dechocolatecalienteaunqueseansolodiezminutosantesderegresaralaUniversidad.—Pues no se hablemás—resolvió él, tomándola suavemente de lamano—.Te lo prepararé enun

    periqueteyteentonaráantesdetuconferenciamagistral.Victoriasedejóconducirdócilmenteysuspiróaliviadacuandolapuertadelapartamentosecerróa

    susespaldas.

  • CAPÍTULO3

    Chantada(Lugo),23dejuniode1940

    Adelacontemplósuimagenenelespejoporenésimavezaquellatarde.Sesuponíaquealcaerlamedianoche,esemágicoinstanteenelquelosgatosrasganelsilenciocon

    susmaullidosylasestrellasfugacescruzanelfirmamentocomoángelesguardianesdetodoslosseresdelplaneta,suvidacambiaríaparasiempre.Lociertoeraqueaúndesconocíalosdetalles,perohallarunaalternativaalsuicidioresultabareconfortante.Soloporesomerecíalapenaarriesgarse.Se alisó el vestido oscuro, abotonado hasta el cuello y largo por debajo de la rodilla, tal como

    marcabalamodadelmomento.Suspiródesencantadaconaquelatuendo,asuentendermáspropiodeunaancianaquedeunajovendeveinteaños.Cogiódistraídamenteelcepillodeplatalabradaheredadodesuabuelaylopasóporlamelenadecolorrojo.Elespejoledevolvióunamiradatristedesdeunosexpresivosojosazules.Laalegríaquebrillabaenellossehabíaapagadoconeltranscursodeltiempo,amedidaquedescubríaquenoeraorotodoloquerelucía,yquelaimagendelafamiliaperfectaquesupadrastro pretendía ofrecer almundo no era sino un cuidadoso boceto que élmismo había pintadosobreunlienzomarcadoporlaviolenciayelterror.Unosdiscretosgolpesenlapuertaladevolvieronalarealidad.—Adelante.Unamujer cuya espalda se había ido encorvando desde que había contraído segundas nupcias se

    asomótímidamente.—Cariño,papámehapedidoqueteencarguestúdeservirleselcaféaélyasuinvitadoestatarde—

    anuncióenvozbaja.Adelaapretó lamandíbulaal advertirque sumadre llevabapuestas lasgafasde sol. Intuyendo la

    protestaqueestabaapuntodebrotarde los labiosdesuhija,aquellaalzó torpementeelbrazoquehabía llevadoescayoladodurantemeses.Aúnnohabía recuperadocompletamente lamovilidad y losmédicosnosemostrabanoptimistasalrespecto.—Nopasanada,esquemeencuentroalgoindispuestaynoquieroarruinarlareunióndenegociosde

    tupadre.—Sonriósinilusión—.Yasabesloimportantequeesparaélquetodosalgaperfecto.—Madre...—Basta,niña—cortóellaconfirmeza—.Hazloquetedigoynoledesmásvueltasalasunto.Unpardelagrimonesrodaronporsusmejillas.Adelaseacercóaellaparalimpiárselasycuandole

    quitó las gafas sintió la sangre hervir.Un círculo violáceo rodeaba uno de sus ojos, de un azulmuyintenso, aunque ya sin brillo a causa de las cataratas y demasiados años de sufrimiento. Apretó loslabiosyparpadeóparacontenerelllanto.Aunqueambaspupilaslaenfocabanaella,sabíaquesolounapodíaverlaconclaridad;laotraestaríasumidaenlastinieblaselrestodesuvidaporgentilezadesupadrastro.—Nopodemosseguirasí—se lamentó,abrazándolaconcuidado.Conel tiempohabíaaprendidoa

    hacerlodemodoquesucariñosenotaseaunquenopudiesedemostrarlocomolegustaría.Elcuerpodesumadreeracomouncampodeminas;unonuncasabíadóndetocarsinprovocarunestallidodedolor.—Esloquenoshatocadovivir—seresignólamujer,deshaciéndosedesusbrazos.Serecompusoel

    vestido,remendadoenvariasocasionesporsusartríticasmanos.—¿Porquénopodemosmudarnosyempezardenuevoenotrositio?—insistióAdela.Ellabioinferior

    letemblabaeinconscientementehabíacerradolospuñoscontantafuerzaquelasuñasseleclavabanenlacarne.Sumadrenegóconlacabeza.—Yalohemoshabladomuchasveces.¿Dequévamosavivir?Yoapenaspuedocoser,losdedosdelas

    manossemeenredanymecuestaunmundoenhebrarlaaguja.—Buscaréuntrabajo.Puedoenseñaralosniñosaleerytambiénsemedanbienlasmatemáticas.—Deberías hacer caso a tu padre y centrarte en tus labores de costura —replicó su madre sin

    convicción—.Nosabescoserniunbotón.¿Cómovasaarreglarlaropadetufuturomarido?—¡Deja de decir que esmi padre!—Adela descargó un puñetazo sobre el tocador. Los frascos de

    cristalrepartidosporsusuperficietintinearon—.Esmipadrastroyojalánuncatehubierascasadoconél.Empezaste amorir elmismodía de tuboda, ¿es queno lo ves?Por el amordeDios, ¡haceunosmesesintentastequitartelavida!¿Cómonovamosasobreviviracualquiercosadespuésdeeso?Labofetadaen lamejillano ledolió tantocomoelhechodequesumadresepusieradel ladodel

    hombrequelehabíaarrebatadolasganasdevivir.—NovuelvasahablarasídeAndrés—leadvirtióconojosrelampagueantes—.Noshadadotodolo

    quetenemos;nosproveedecomidaydecuantonecesitamosparavivir.Recuerdaesto:sinélnosomos

  • nada,notenemosfuturoalguno,asíquemásvalequeempiecesamostrarlealgoderespeto.Adelaardíaendeseosdellorarperosemordiólalengua.Susojosseposaronsobrelaslíneasrojizas

    quesurcabanlasmuñecasdesumadre.—Antesnosolíaspensarasí—murmuró—.Sientodecírtelo,madre,perotodoelamorquesientopor

    tiesequivalentealodioqueleprofesoaél,ytejuroqueharéloimposibleparaquesalgadenuestrasvidas.Novoyadejarquetepudrasbajosuyugo.Ereshermosa,inteligenteytienesunashabilidadesmaravillosas que él se ha encargado de enterrar. Almenos así es como te recuerdo antes de que leconocieras,yasíescomoquieroquevuelvasaser.—Ignorólaexpresióndeangustiaquesedibujóenelrostrode lamujer—.Lo lamento,peronopuedoquedarmesinhacernadamientras teanuladía trasdía.Elsilencioentreambassehizoeterno,peronofueenabsolutoincómodo.Enaquelinstantesetejió

    unvínculoinvisibleentreellas,oalmenosesofueloquesintióAdela.Sumadrelepidiódisculpasconlamiradayellalaperdonóconunasonrisa.Entoncesreparóenelesmeroconquesehabíaacicaladosuhija.—¿Piensassalirestatarde?—HequedadoconBlancaflor,peronotepreocupes,tengotiempodesobraparaatenderalavisitade

    papá.Sumadrecompusounmohíndedisgusto.—Es mi mejor amiga y pienso seguir viéndola —sentenció Adela, adivinando sus pensamientos—.

    Tranquila,madre,siemprenosmovemosporsitiosenlosquemipadrastronopondríaunpienimuerto.Aquellonotranquilizóenabsolutoalamujer.—¿SabesqueestamadrugadahadadoaluzYolandaAndrade?—preguntó,retorciéndoselasmanos

    nerviosa.—Pensabaquesalíadecuentaselmesqueviene—replicóAdela.Secolocóunmechóndepelodetrás

    delaorejayseacercóalespejoparacomprobarelefectodesdedistintosángulos.—Elbebénaciómuerto.Adelasevolvióhaciaellaconcaradesorpresa.—Vaya,cuántolosiento,madre.SéqueYolandaytúsoisbuenasamigas.—Esonoestodo—cortóaquella,suslabioscurvadosenunrictusdedolor—.Serumoreaqueloque

    saliódesusentrañasnoerahumano,sinounaespeciedeengendrodeldiablo,conraboypezuñasenlugardededos.—Sellevólasmanosaloslabiosparaahogarunsollozoysusojossenublaron.—Bueno,yasabesqueaveceslanaturalezaescaprichosa,noeselprimerniñoquenaceconalguna

    deformidad.SumadresesonógenerosamenteyclavósusojosenlosdeAdela.Sumiradaeraduracomoelacero.—Su prima asegura que ayer por la tarde recibió la visita de tu amiga Blancaflor.—Sus palabras

    sonaroncomounasentencia.—Madre,deverdadquenoentiendoesamaníatuyadeasociaraBlancaflorcontodaslasdesgracias

    queocurrenenelpueblo—seexasperóAdela,mientrasseahuecabaelcabelloydevolvíaelmechónasuposiciónoriginal—.Solosoncasualidadesdelavida.—Ya,claro, tambiénescasualidadque lasvacasdeFernandoVázquezdieran lechecortadaelmes

    pasado,que todas las frutasquevendeMariquiñaesténpreciosaspor fueray llenasdegusanospordentro,queOlgaBahamondenoconsigaquedarsepreñadapormásquelointente,yunlargoetcétera.—Sutonodevozibaenaumento—.TodasestaspersonashantenidocontactoconBlancaflorenalgúnmomentoprevioasusdesdichas.—Insisto,simplescoincidencias.¿Queríasdecirmealgomás?Sumadresacudiólacabezaconresignación.—Soloquetequieroyquetengasmuchocuidadoconesachica.Dicenquemantienerelacionescon

    elmismísimodiablo.—Menuda chorrada. —Adela soltó una risita nerviosa e hizo un gesto con el brazo para restarle

    importancia.Lamujerseencogiódehombrosysedirigióalasalida.Cuandollegóalapuertasedetuvo.Adelala

    observóconcuriosidad.—¿Ocurrealgo,madre?Estapareciódudar.—¿Sabesquiéneselinvitadoqueesperatupadre?—preguntó,aúndeespaldas.—Apenasnosdirigimoslapalabracuandonosvemos.¿Cómoquieresquelosepa?—Nosésihagobienendecírtelo.—Segiróylamiróconaquellosojosdesvaídos.Adelasesorprendió

    al descubrir en ellos un extraño brillo—. El caballero que viene hoy es el señor Alfonso RodríguezCastelao.Tupadrepretendeconvencerleparaqueescribaunacolumnasemanalensuperiódico.Adeladejócaerlamandíbulaenungestodesorpresa.—Te lo digo por si te interesa —añadió la mujer, antes de abandonar la habitación con aquellos

    pasitosderatónconquehabíaaprendidoadesplazarsedesdequesupadrastrosecolóensusvidas.Adela tardó unos segundos en reaccionar. En primer lugar no podía creer que aquel distinguido

    escritorfueraapisarlacasadondeellavivía,asentarseenelsofádondeellasesentabayatomarcaféypastasdelasmismastazasyplatosqueellausaba.Perolesorprendíatodavíamáselhechodequesumadresehubieseatrevidoadesvelarlelaidentidaddelvisitanteconsuficienteantelación.Dudó unos instantes. Sentía el corazón desbocado y las manos sudorosas mientras las ideas se

    enredaban en sumente como serpientes inquietas pugnando por salir de la cesta de su encantador.

  • Decidió no darlemás vueltas. Se arrodilló junto a la cama y la empujó hasta dejar visible una viejaalfombraagujereadaporlaspolillas.Sequitóunadelascadenasdeoroquellevaba,delaquecolgabaunapequeñallavedebroncequesiempreseasegurabademantenerocultabajosuropa.Supadrastroinsistíaenquelaúnicajoyaquepodíanlucirlasmujeresdesucasadebíarepresentaralgúnsímbolodetiporeligioso,loqueenelcasodeAdelasetraducíaenunasencillacruzdeoro.Hastalafecha,nuncasehabíafijadoenlasegundacadenaquecolgabadesucuello.Insertólallaveenlacerraduraoxidadaylaportezuelaseabrióensilencio.Adelasonrió,satisfecha

    demantenerlasiemprebienengrasadaparaquenadiesupieradesuexistencia.Suformadeprocedercadavezqueabríasu“trampilladelossueños”sehabíaconvertidoprácticamenteenunritual,puesenaquelhuecoatesorabaaquelloquemejorladefinía,conloqueseidentificabansualmaysucorazón,unmundosecretodondehallabarefugiocuandonecesitabahuirdelocotidiano.Enprimer lugarrepasabacadaunodesus tesoroscomosi fuera laprimeravezque losveía.Acto

    seguidoaspirabalafraganciadelavandaqueemanabadelosjabonesenvueltosenpapelesdecoloresquesumadre le regalabaaescondidas,cuando lograbareuniralgunasmonedasconelcambiode lacompra. Finalmente, tomaba entre sus manos el objeto que en aquellos momentos reclamaba suatención.Aquel día no fue diferente. Echó un rápido vistazo a su brevísima colección de libros: un antiguo

    ejemplardeCantaresGallegoscuyaspáginascomenzabanaamarillear,unvolumenforradoenteladecolorburdeosconeltítulodeMujercitasimpresoenletrasdoradassobreunailustracióndelafamiliaMarch,unDonQuijote de laMancha algomohoso, y sumás reciente adquisición:Un ollo de vidro.Memoriasdunesquelete,deCastelao.ElmismoCastelaoalqueaquellatardeserviríacaféconpastas.Conlosnerviosaflordepiel,evitóexpresamentemiraresteúltimoydedicóunosinstantesalpuñado

    desobresenvueltoconunlazodeterciopelorojo.Lodeshizoconcuidadoyextrajoelcontenidodeunodeellos, fechadoelunodeabrilde1939,eldíadesudecimonovenocumpleaños.“Miqueridoángel,comoenestaocasiónnodispongodemediospararegalartealgodignodelahijamaravillosaqueeres,teobsequiaréconunodemisconsejosmáspreciados.Teruegodesdelomásprofundodemialmaquejamásrenunciesatussueñosnialoquetúeresúnicamenteparacomplaceraotrapersona.Esabsurdotraicionarteatimisma,puesalalargateconvertirásenalguienquenoerestúyconquienaborrecerásestar.Recuerdaquesoloseviveunavez.¡Sueñaydisfruta!Felizcumpleaños,miamor”.Adelaapretóloslabios.Pasóeldorsodelamanoporsusojosempañadosparapoderdeleitarse,unavezmás,conlafabulosailustraciónquesumadrehabíadibujadoparaella.Representabaaunamuchachadecabellosrojosyojosazulesquerezumabandeterminación.Lucíaunvestidodeterciopelogranateconbrocadosplateadosqueondeabaalviento.Seencontrabaenlacumbredeunamontaña,encuyabaseseubicabaloquesumadrehabíaqueridorepresentarcomoelmundoentero,incluyendoalgunasdelasesculturas,edificios y banderasmás significativas del planeta. Adela entendía lo que pretendía transmitirle conaquella ilustración, pero hasta el día anterior no había logrado reunir el coraje necesario paraimponerseasudesgraciadaexistencia.YtodoselodebíaasuamigaBlancaflor.Decididamente,aquellanocheprometíaserunadelasmásintensasdesuvida.Guardólafelicitaciónenelsobreydevolvióestealmontónquehabíaidoformandodesdequetenía

    unañodevida.Sumadresehabía limitadoa incluirmaravillososcarboncillos,acuarelasydibujosaplumillaen losprimeroscumpleaños.CuandoAdelaaprendióa leer comenzóaañadirbreves textos,siempreimpregnadosdeideaspositivas,quereflejabanelprofundoamorquesentíahaciaella.Recordóconamarguraeldíaquesupadrastrose instalódefinitivamenteensucasa.Loprimeroquehizo fueretirarel cuadroquecolgabasobre lachimeneadel salón,unabellapinturaalóleo realizadaporsumadre,enlaquerepresentabaasudifuntopadre,aAdelayaellamisma,sentadoseneljardíndelacasa.Susrostrossonrientesparecíandesafiaraltiempo,comosinadaninadiepudieseborrarjamáselhalo de felicidad que los rodeaba. Su madre había llorado durante días, pues se trataba del únicorecuerdoqueconservabadesudifuntoesposo.El“nuevo”habíaargüidoquenoconsiderabaapropiadoexhibirlamuestradeunamormuertodelantedelasvisitas,yaquelehacíanquedaraélcomosifueraelsegundoplato.Atanpocodelicadaexcusahabíaañadidoquesuautorretratonosecorrespondíaconlarealidad,puesensuopiniónmostrabaaunaféminamuchomásagraciadayjovenqueella,ynoveíasentidoexponeranteelmundolapinturadeunacompletadesconocida.Elrestodemuestrasdeartecreadasporsumadrefuerondesapareciendoprogresivamente,bienpor

    orden expresa del recién llegado, bien por “accidentes” caseros. En menos de un año, a AndrésCarballose lehabían“resbalado”varioscuencosdecerámicadecoradoscon lossignosdelzodíacoyhabíaarrojadoalabasura“sinquerer”numerososrollosdepapelconbocetosdeflores.ElrugidodeunmotorarrancóaAdeladesusensoñaciones.Elcorazón lediounvuelcoyapunto

    estuvodecaerdebrucesensucarrerahacialaventana.Deslizólosdedosentrelascortinasylasseparóapenasunpardecentímetros,justoatiempoparavercómosupadrastroseapeabadelCitroën8CVRosalienegroquehabíahechotraerexpresamentedelSalóndeParís.Observócondisgustosubigoteperfectamente recortado y su cabello peinado con tanto escrúpulo como si fuera a exhibirse en unmuseo.Eltrajeamedidanomostrabaunasolaarrugayelcuerodesuszapatosbrillababajoelsoldelatarde.Cerrólapuertaconungestoeleganteyrodeóelvehículohastalapuertadelacompañanteconaquelairetípicodelaspersonasquetienenbajocontrolabsolutamentetodoslosaspectosdesuvida.Adela sintió que se le aceleraba el pulso al contemplar la figura que salía del coche. Pelo oscuro,

    gafas redondas y traje no tan inmaculado como el de su padrastro. ¡Menos mal! No soportaba suobsesiva perfección y agradecía comprobar que alguien a quien admiraba tanto no se parecía enabsoluto a él. Los movimientos de Castelao eran espontáneos, incluso despreocupados. El hombre

  • dirigió la vistahacia la casa ehizoun comentario al que supadrastro respondió conungestode lamano que revelaba una exagerada autosuficiencia. Entonces la mirada del escritor se detuvo en laventanadeAdela.Estaseapartócomosihubierarecibidounadescargaeléctrica.¿Lahabríavisto?¿Ysilocomentabaconsupadrastro?Angustiada,rezóaaquelDiosquenuncalaescuchabaparaquesuinvitadofuesediscreto.Con pasos deliberadamente lentos, se acercó de nuevo a su cofre de los tesoros.Cerró los ojos e

    inspiróprofundamente,comosileofrecieraalUniversolaposibilidaddeconcederleunapistasobrelamejorformadeproceder.Trasunossegundosdereflexión,decidióquehonraríaelatrevimientodesumadreconunaactitudproactiva;haríaquesesintieseorgullosadeella.Procuróapaciguarsuatolondradocorazónyacariciólasportadasdesuslibros.Deslizóunavezmás

    losdedos sobre las felicitacionesdecumpleañosy reunióel valornecesarioparacogerotropaqueteparcialmente oculto bajo los diminutos jabones. Lo apretó contra su pecho y dio las gracias deantemanoporunfuturoprometedor.Caminódepuntillashastalaventana,aunqueenestaocasiónseconformóconespiaratravésdela

    cortina.SupadrastrocharlabaanimadamenteconCastelao,probablementesobrecoches,ajuzgarporlascontinuasmiradasqueamboshombresdirigíanalCitroën.Supadrastrosonreíacomouncríoconzapatos nuevos y gesticulaba ampliamente mientras señalaba hacia la zona del motor. Ambos seacercaron al mismo y justo cuando aquel estaba a punto de abrir el capó, extendió el brazo paraimpedirqueCastelaoseacercaseaél.Lasonrisadesaparecióbajosubigoteysuentrecejoseplegócomounacordeón.Con lospuñosapretados secolocó justodelantedel vehículo, seagachósobre lachapaydeslizóeldedoíndicesobrealgoqueAdelanologródistinguir.Profirióunamaldiciónantesdesacar un pañuelo de su bolsillo para frotar la superficie con aquellos movimientos circulares taninsistentes con que acostumbraba a pulir todos aquellos objetos que amaba. Un minuto después,sonreíadenuevo,mientrasseencaminabaalapuertaacompañadoporCastelao,quienlomirabacomosifueraunbichorarosinningúntipodedisimulo.SuexpresiónhizoqueganaraaúnmáspuntosaojosdeAdela.Cuandoescuchóelchirridodelapuertavolóescalerasabajo,sinpermitirsedudarsidejarelpaquete

    ono.Yanohabíatiempo,lasuerteestabaechada.Cuandollegóalvestíbulolosdoshombresestabandejandosuschaquetasenelperchero.—Buenastardes—saludóellatímidamente.Lacarrera lehabíaencendidolasmejillasy losnervios

    provocaron que su voz sonara como una flauta. Se aclaró la garganta con la esperanza de que supróximaintervenciónfueraalgomásglamurosa.—Buenastardes,señorita—saludóCastelaoconunaleveinclinacióndecabeza.Adela advirtió su sonrisa de complicidad; la había visto a través de las cortinas, casi con toda

    seguridad,peronolehabíadichonadaasupadrastro.Inconscientementedejóescaparunsuspirodealivio.—¿Estálistoelcafé?—preguntóesteúltimoentonoseco.—Ahoramismose losirvoa loscaballeros—replicóAdela,sinapartar lavistadeCastelao.Este la

    observabaconunamezcladecuriosidadycompasiónquenolehizoningunagracia.Apretóelpaquetecontrasupecho,girósobresustalonesyseencerróenlacocina.Estabadecidida

    a impresionar a aquel hombre a toda costa. Colocó la cafetera sobre el fogón y dispuso sobre unabandeja de plata dos elegantes tazas de porcelana de Sargadelos. Colocó la jarra para la leche y elazucareroa juegode formaque todas laspiezasequidistasenentresíyañadióunabandejadeplatarepletadepastasquesumadrehabíahorneadoaquellamañana.Mientrashervíaelagua,susojosseperdieron en el laberinto de filigranas azules y rojas dibujadas amano sobre la exquisita loza. Ellapreferíalaspiezasdecerámicapintadasporsumadre;leparecíanmuchomássimpáticossusdiseñosde elfos y dragones que aquellos aburridos ymilimétricos trazos cargados de rigor y aspereza. Porsupuesto, supadrastro sehabíaencargadodehacerañicosaquella vajilla colmadade fantasía, igualquehabíahechoconsusvidas.Sacudió la cabeza para conjurar aquellas emociones que devoraban su energía como parásitos

    silenciososypasóun traposobreelpolvoadheridoalesmalte rojoyblancode laencimera.Miródesoslayoelpaquetequedescansabasobrelamesa.Todavíaestabaatiempodesubirasuhabitaciónyesconderlodenuevo.SeguramenteCastelaovolveríaotrodía.Quizásparaentonceshabríareunidoelvalor suficienteparamostrarle su contenido.Posó su finamano sobre el papel que lo envolvía,miróhacialapuertaylocogió.Sisedabaprisa,entreintasegundosestaríadevuelta.Peroeneseprecisoinstanteelburbujeodelacafeteraindicóqueelbrebajeestabalisto.Sintenerlo

    deltodoclaro,depositódenuevoelpaquetesobrelamesaysuspiesvolaronhastalosfogones.CuandoelaromaacafédeEtiopíainundólaestancia,cerrólosojoseinspiróhondo.Aquelolorladevolvíaasutierna infancia, cuandosupadre le leíacuentosdehadasmientrasdegustabapequeños sorbosde lahumeantebebida.Saliódelacocinaportandolabandejaconmanostemblorosasyelpaqueteapretadobajoelbrazo.La

    ideadequesederramaraunasolagotadecafé leponía lospelosdepunta.“Tranquila—sedijoasímisma—.Eresunamujerfuerteyvaliente.Tienescontroladoelcafé.Ahorapreocúpatedelasegundaparte”.Se detuvo frente a la puerta entornada a fin de concederse unos instantes para serenarse. Por la

    rendija atisbó el interior. Los hombres conversaban tranquilamente, acomodados sobre los sofás deterciopelogris.

  • —Comobiensabeusted,estimadoCastelao,elperiódicoquedirijoesunodelosmásleídosnosoloenChantada,sinoentodalaprovincialucense;inclusoestoyrealizandogestionesparasudistribuciónenelrestodelacomunidadgallega—estabadiciendosupadrastro,muypagadodesímismo—.ElDiariodeChantadaesunreferenteparaelgallegoactual.Desdesufundación,lacifradeventasnohahechosinoincrementarseañotrasaño,ypretendoqueasísiga.Ellomehallevadoapensarenusted,puescreo que el hecho de incluir una columna semanal con sus prestigiosas opiniones sobre la políticaactual, acompañadas de sus características ilustraciones, enriquecería el contenido del diario. Heseguido su trayectoria a lo largo de los años y considero que su experiencia como defensor delnacionalismogallegojuntoconsuincansableespírituviajerolehabránaportadointeresantespuntosdevistaqueseríanmuyapreciadospornuestroslectores.¿Quéopinaalrespecto?¿Leparecebuenaidea?—Agradezcosupropuesta,señorCarballo—respondióCastelaoeducadamente—,sinembargo,ahora

    mismolacolaboraciónenunperiódicogallegonoseencuentraentremisprioridadesacortoplazo.Sehizounbreve silencio, durante el queAdelapodíapalpar la ira de supadrastropugnandopor

    brotar de sus labios bajo la forma del más despectivo de los insultos. El señor Carballo no estabaacostumbradoarecibirun“no”porrespuesta,yaquellanoibaaserlaprimeravez.—Leagradeceríaquemeexplicaseelmotivodesurechazo.—Sutononofueenabsolutosolícito;era

    másbienunaorden.Apretólamandíbulamientrasaguardabalarespuesta.—ElpróximomesviajaréaArgentina—replicóCastelao.Sutonoyanoeratancordial.Serevolvió

    incómodoensuasiento.—¡Ah,peroesonoesproblema!—AndrésCarballo searrellanóenel sofá,visiblementealiviado—.

    Hablaremosdelosdetallesasuregreso.—Eseesprecisamenteelproblema.Nopiensoregresar.Adeladecidióqueaqueleraunbuenmomentoparaentrarconelrefrigerioquehabíapreparado.Si

    iban a iniciar una discusión, debía cumplir con su objetivo antes de que se tirasen los trastos a lacabeza.Sobretodoahora,queacababadedescubrirqueCastelaoseibadelpaís.—Buenastardes—saludó,conlasmejillasarreboladas.Supadrastrosiguióconlamiradaclavadaenelescritor.—EsadecisiónsuyadeinstalarseenArgentina,¿esdefinitiva?—Buenastardes,señorita—dijoCastelao,conunabrevesonrisa.—Lehepreguntadosiesdefinitiva.Adela observó los dedos de su padrastro, aferrados como garras al borde del reposabrazos. Sus

    pálidosnudillosresaltabansobresupielmorena.Castelaosequitólasgafasyprocedióalimpiarloscristalesconunapequeñagamuzaqueextrajode

    subolsillo.SusmovimientossosegadosarrancaronunbufidodeloslabiosdeAndrésCarballo.—Nadaenestavidaesdefinitivoexceptolamuerte.Adeladepositólabandejasobrelamesaquemediabaentreamboshombres.—Vaya, café con pastas, adoro estas diminutas galletitas con chocolate y mermelada —celebró

    Castelao, al tiempoque seajustaba susgafas impolutas sobreelpuentede lanariz—.Esustedmuyamable,señorita.¿Puedoconocersunombre?—Adela,señorCastelao—respondióestaconunhilodevoz.Supadrastro clavó la vista en la bandeja y analizó cadaunode los elementosdispuestos sobre la

    misma. Estaba buscando la manera de humillarla, pero ella, decidida a no desperdiciar aquellaoportunidaddeoro,comenzóeldiscursoquehabíaimprovisadomientrashervíaelcafé.—EstimadoseñorCastelao…—Por favor, llámame Alfonso—interrumpió este en tono amable—. Tengo la sensación de que las

    palabras“estimado”y“señor”meañadenaños.Ella le miró estupefacta. Por el rabillo del ojo percibía la creciente rabia de su padrastro,

    acompañadadeltonoescarlataqueteñíasurostrocomopreludioasushabitualesarrebatosdecólera.—Deacuerdo,señorAlfonso,verá,leruegoquedisculpemiatrevimiento,peromegustaríamostrarle

    algunoscuentosqueheescritoenmisratoslibres,afindequepuedadecirmesileparecequetienenalgunaposibilidaddeserpublicados.—¿Sepuedesaberquédiablosestáshaciendo,niñamalcriada?—Supadrastromasticólaspalabras

    lentamente,comosiestuvieranhechasdealgunasustanciapegajosa.AdelaseobligóanomirarlesinhaberobtenidoantesunarespuestadeCastelao.Elcorazónlelatíaa

    cienporhora.—Amolaliteratura,señor—prosiguióangustiada—,ymegustaríahacermeunhuecoenesemundo.

    Séquerequiereuntrabajoduroperonomeasustanlosretos.Castelaose levantóenungestocortésyextendió lamanoparaaceptar losmanuscritosqueAdela

    conservabaprimorosamenteenvueltosenpapeldesedarosa.Perosupadrastroseencargódearruinaraquelefímeroinstanteenunabrirycerrardeojos.Selevantócomounresorte,arrancóelpaquetedelas manos de Adela y, ante la atónita mirada de ambos, hizo trizas su contenido. Dejó caer losfragmentosdepapelsobrelaalfombrapersasindejardesonreír.—¡Mujer,venalimpiarestaporquería!—gritóhacialapuerta.TantoelescritorcomoAdelasequedaronparalizadosduranteunosinstantes.Entoncesel llantose

    apoderódeesta,quienmurmuróunadisculpaantesdeabandonarelsalóncomounaexhalación.Jamásensuvidasehabíasentidotanhumillada.Estuvotentadadequedarseescuchandodetrásdelapuertaparaaveriguarcómojustificabaaquellabestiasemejanteactitud,peroelmiedolaconminóarefugiarse

  • en la soledad de su habitación. Subió las escaleras de dos en dos conteniendo la respiración paraimpedirqueseescaparaalgúnsollozoycuandollegóasucuarto,cerróconunportazo.Se dejó caer sobre la butaca frente al tocador. Hundió el rostro encendido entre las manos y se

    abandonóaunllantotanamargoqueinclusolepareciópaladearunásperoregustoabilis.Cuandoalzólacabeza,elespejo ledevolvió la imagendeuna jovenque laobservabasentadaenelalféizardesuventana. Sus espléndidos ojos de color ámbar eran demasiado grandes para su delicado rostro demuñeca.Teníaunanarizrespingonayunoslabioscarnososaunquepequeños.Llevabaelcabellosueltoysusbuclesrubioserantanperfectosqueparecíanmechonesdepeloartificial.—¿Quéhacesaquí?—inquirióAdela,secándoselosojosconeldorsodelamano.—Megustaescalarporlasparedesydeslizarmeporlostechos—respondióellaconvozcantarina—.

    Algúndía,cuandoestéspreparada,temostrarécómolohago,perotodavíano,noseaquetematedelsusto.¿Quéhacestú?Pensabaquehabíamosquedadoparaasistiraleventoquecambiaráparasiempreelrumbodetuvida.—Ya,claro—Adelafruncióelceñoyledirigióunamiradadereproche—.Ayerteestuveesperando

    doshoras en el bosque.Denoche.Completamente sola.Creía que íbamos a vernosparaultimar losdetallessobreeseencuentrotuyotanmisterioso.Blancaflorabriólosojosexageradamente,acentuandoaúnmássuenormetamaño.—¡¿Ayer?!—Sacudiólacabeza—.¡Ayereracompletamenteimposiblevernos!Lalunaentrabaenel

    signodeCáncer.¿Acasonosabesloqueesosignifica?Adelaprocuróconservarlapaciencia.—Notengolamenoridea.—Ya,puesparatuinformación,eraelmomentoidóneoparaplantarcalabazasycebollas.¿Aquete

    gustalacremadecalabazaylasopadecebolla?—EsperóaqueAdelaasintiesearegañadientesparaproseguir—.Puessiquieresquesepandeliciosashayqueplantarlasenelmomentoadecuado,antesdequelalunacompleteelciclodentrodeesesignoypasealsiguiente.Unavezsemepasólafecha,lasplanté bajo el signo de Leo y apenas crecieron. Tuve que tirar toda la cosecha. Papáme echó unabronca tremenda y en la clase de hechizos fui el hazmerreír de esos cretinos que se hacen llamar“compañeros”.Esaviejaarpía, la señoritaPrudencia,me felicitódelantede todosporcompletar conéxito el mejor de los proyectos que se puede llevar a cabo bajo el signo de Leo: montar un buenespectáculoparadivertiratodoslosalumnos.Segúnella“todosenestagranfamilianuestrasabenqueCánceresunsignoasociadoalafertilidadmientrasqueLeoesinfértil”.¿Telopuedescreer?Nosemeolvidará nunca más, pero a ellos tampoco. ¡Adivina qué se encontraron a la hora de cenar aquellanoche!—Enestepuntosusojosparecíanapuntodeestallarenllamas.PeroAdelahabíadejadodeescucharhacíarato.—Oye,Blancaflor, en cuanto a esa celebraciónque organiza tu padre, he de confesarte que tengo

    ciertasdudas.—Noirásaecharteatrás—advirtiósuamiga,poniendolosbrazosenjarras.—No. —Adela frunció el ceño mientras buscaba las palabras adecuadas para no contrariarla—.

    Agradezco tu ayuda, de verdad, pero es que todavía sigo sin comprender cómo puede ayudarnos aescapardenuestrasmiserablesvidas.Simimadreseenteradequeestoyhablandocontigodeesto,¡memata!—¡Quémás teda el cómo!—replicóBlancaflor, encogiéndosedehombros—.Loque importa es el

    resultado. Y te aseguro que él es un sermuy poderoso, probablemente el más poderoso de todo elmundo.YdelUniverso.Adelasacudiólacabeza.Suamiganoteníaremedio;sushistoriasconteníantalniveldefantasíaque

    avecessepreguntabaporquénoseplanteabaellatambiéndedicarsealaliteratura.—HeintentadomostrarleaCastelaomiscuentosymipadreloshaquemadodelantedemisnarices.—Losé.Adelalamirófijamente.—¿Cómoesposible?—preguntó,aunquesabíadesobraquesuamigaguardaríaunsilenciosepulcral,

    comohacíasiemprequetratabadeaveriguaralgosobresumisteriosavida—.¿Yporquésonríestanto?Teestoycontandoalgomuydolorosoparamí.—Tambiénlosé—lasonrisadeBlancaflorseensanchóaúnmás—.Poresolohago,paracontrarrestar

    tu pena. ¿De qué te sirve lamentarte? Tienes que estar alegre porque estás a punto de obtener lasoluciónatodostusproblemas.Cuando los ojos de la joven se posaron sobre una cucaracha que paseaba tranquilamente por la

    puerta del armario, Adela dio por perdida cualquier posibilidad de proseguir la conversación. LaspupilasdeBlancaflorsecontrajeronformandounalíneaverticalsobresusirisambarinos.Apenashabíapestañeadocuandoel insectopataleabaenelaire,apresadoentresusdedos.Susmanoseranfinasybonitas, a pesardeque le faltabapartedel dedomeñiquede la derecha.Se relamió sin escrúpulos,dejandoentreveraquellalenguatanextrañaconunahendiduraenelcentroqueaAdelalerecordabaala de una serpiente. Con sus blanquísimos incisivos le arrancó la cabeza de cuajo y la masticó confruiciónmientras el cuerpecito decapitado se convulsionaba, aferrándose a sus últimos instantes devida.Unavezengullidalacabeza,succionóelcontenidodelcuerpoysaboreólacáscaracomounniñodisfrutandodeunagolosina.Adelaesperópacientementeaqueterminara.—¿Ycómopiensaayudarnostupadreexactamente?—quisosaber.

  • —Celebrandounagranfiesta—respondióBlancaflor.Sechupólaspuntasdelosdedosysusojosseiluminaron.—Puesnoestoyparafiestasprecisamente.—Estanoesunafiestacualquiera—asegurósuamigaconairemisterioso—.Porcierto,esperoque

    hayaspracticadoelritualconlashierbasyelaguadelassietefuentes,talcomoteindiqué.—Lohehecho,aunquesigosincreerqueesascosasfuncionen,laverdad.Solosonleyendas.—Todaleyendatienesuorigenenalgomuchomáspoderosodeloquecualquierhombrepuedellegar

    avislumbrar,noloolvides,Adelita—sentencióellaconairesolemne.—Loquetúdigas—replicóaquellaconhastío—.¿Teparecequevoybienconestevestido?Creoque

    eshorribleperotodoslosquetengosondelmismoestilo.—Laropaes lodemenos,dejarádehacertefaltaencuantoempiecelaceremonia.Ynopreguntes

    nadamás,esunasorpresa.—Deacuerdo.—Adelaintentónodarmuchasvueltasaaquelcomentario;Blancafloracostumbrabaa

    hablardeformaenigmática—.¿Puedopreguntarporquéhadecididoayudarnos?—Porqueeresmimejoramigaypapimeconcedetodosmiscaprichossinexcepción.Su conversación se vio interrumpida cuando la puerta se abrió violentamente. Andrés Carballo

    irrumpióenlahabitaciónhechounafuriayseplantóanteAdelaenapenastreszancadas.Sinmediarpalabralaagarródelcuelloylaobligóalevantarsedelabutaca.Lajovenboqueabacomopezfueradelagua,mientraslosdedosnervudosdesupadrastrosehundíanensucarne.Esteacercósurostrohastaquesusnaricesprácticamenteserozaron.—¿Quiéndiablos te creesqueerespara interferir enunade las reunionesmás importantesdemi

    carreracontustonteríasdeniñaestúpida?—susurróásperamente.Sualientoolíaaunamezcladecafé, licordeorujoy tabaco.Adelacontuvounaarcadaalsentirse

    envueltaenél.Suvisiónsetornóborrosayelrostrodelhombresedesdibujóduranteunosinstantes.Casi sintió alivio cuando la arrojó brutalmente contra la cómoda. Se desplomó sobre la butaca,jadeando,mientraspalpabacongestostorpeselmuebleenbuscadeapoyo.Lacabezaledabavueltasyse sentía tan aturdida que era incapaz de moverse. Se encogió de terror al advertir que habíadescubiertolacamadesplazadayelhuecobajolamisma.“¡No!”.Quisogritar,perosuslabiospermanecíanapretadosmientrascontemplabaespantadacómo

    supadrastroacortabadistanciasconsusadoradaspertenencias.—Vaya,vaya,¿quétenemosaquí?Los juguetesde laniñata—dijoconmalicia—.Veamos…¡Libros!

    Mepreguntodedóndeloshabrásacadounacampesinacomotú.—SiguióprofanandosussecretosantelamiradahorrorizadadeAdela,quienveíaenaquellasmanosesqueléticasdostarántulastanteandosupróximomanjar—.Unpaquetitodesobres.¿Dealgúnadmirador,quizás?—Segiróhaciaellayentornólosojos—.Simeenterodequemihijaseacuestaconalgúnhombre,voyatenerqueenseñarlecómosehace.Nosésimeentiendes.Lejosdecaptarlaamenazaveladabajoaquellaadvertencia,Adelamantuvolavistafijaenelmanojo

    desobres.—Veamosquéhayaquí.Deshizoellazoquecerrabaelpaqueteyabrióelprimersobre.Surostropasódelaburlaalestupor,

    y finalmente adoptó una expresión de una crueldad tal, que por un instante Adela dudó que fuesehumano.—Asíqueconestasñoñeríasnosandamos,¿eh?—masculló.ApretólamandíbulayAdelaescuchóel

    rechinardesusdientes.—Devuélvememiscosas—pidióconvozronca—.Porfavor.—Demomentonoencuentromotivoalgunoparahacerlo—replicóél fríamente.Sumiradaseposó

    sobreelcuerpojadeantedeAdelayensuspupilasasomóelbrillodeldeseo—.Aunquetalvezpodamoshaceruntrato,¿noteparece?Tienesesaedadenlaquetodoesfirmeytiernoalavez.Ellaretrocediómientrasélseguíaacercándose.Cuandoapenas losseparabanunoscentímetros,se

    abalanzó sobre la mano que sujetaba los sobres pero él fue más rápido. Alzó el brazo y tornó eninalcanzableelmásamadodelostesorosdeAdela.Cegadapor ladesesperación,novio lamanoquevolóhaciasurostro.Cayódebrucesynotócomovariosdientessemovían.Seincorporócomopudoypermaneciósentada,conlaespaldaapoyadacontralacama.Alertada por el ruido, sumadre asomó la cabeza por el resquicio de la puerta. Al ver la escena,

    profirióungritoahogadoycorrióasocorrerasuhija.Sinembargo,suesposofuemásrápido;nodudóenpropinarle unpuñetazo en lamandíbula que la envió al otro ladode la habitación.No se inmutócuando sucráneogolpeó lamesilladenochey tampocomovióunmúsculoal escuchar susgemidos.ManteníalamiradafijaenelescotedeAdela,puesdurantelareyertasehabíandesabrochadovariosbotonesdesuvestido.Apesardelaturdimientoprovocadoporelimpacto,sumadrepercibiólalasciviaenaquellamirada

    de acero. Decidida a poner fin a tan desafortunado encuentro, ignoró los destellos plateados quenublabanparcialmentesuvisiónyselasingenióparalevantarseyarrastrarlospiesporelrelucienteentarimado. Recorrer la breve distancia que la separaba de ambos resultó toda una odisea, pues lacabezaledabavueltasysentíagruesosgoteronesdesangrequedescendíanporsufrente.—Vamosabajo,querido,asípodráscontarmetranquilamentecómotehaidolareunión—dijo,entono

    conciliador—.Teprepararéunpuroyteharéunmasajeenlospies.LavisióndelasangrebrotandodelacabezadesumadrehizoqueAdelasemarease,peropormás

    quelointentó,nopudoincorporarseparaasistirla.Eracomosisucerebrolaobligaraamantenerseen

  • unsegundoplano,porloquepudieravenir.—Limpiatodaestasuciedad,mujer—ordenóélasqueado—.Lasangresevaasecarsobrelamadera

    yluegonohayquienlaquite.Esunamaderacarísima,noquisieratenerqueacuchillarlayencerarladenuevo.Yamehegastadomuchodinerorehabilitandoestapocilga.Nopiensodesperdiciarunapesetamás.—Ahoramismo,amormío—replicóRosaentonosumiso.Seagachóypasórepetidamentelamanga

    de su blusa sobre los goterones. La tela blanca se tiñó de rojo. Ella miró hacia arriba con airesuplicante.AndrésCarballohizounamagodedarleunpuñetazoyellacerró losojosyalzóunbrazoparapararelgolpe.Sinembargo,élsedetuvoenelúltimosegundoyrioacarcajadalimpia.—Erescomounmalditoperro,Rosa—dijocondesprecio,antesdepropinarleunapatadaenlaboca

    delestómago.LamadredeAdelanosemolestóengemir.Sedejócaerypermaneció inmóvil,peseaqueaún le

    quedabanalgunasfuerzas.Tampocoseinmutócuandoleescupióencima.—Esperoqueambashayáisaprendidounalecciónhoy—advirtióelhombreentredientes.Dirigió una últimamirada hacia Adela y saboreó el acelerado subir y bajar de su pecho, cubierto

    ahoraporunafinapelículadesudor.—Ya hablaremos tú y yo en privado sobre elmejormodo de recuperar tus cositas—dijo con una

    pérfidasonrisa,mientrasseatusabaelbigoteyguardabalasfelicitacionesenelbolsillointeriordesuchaqueta.AAdelaselehicieroninterminableslossegundosquesupadrastrodedicóaatravesarsuropaconla

    mirada. Quería cubrirse pero los brazos no le respondían. Solo cuando abandonó la habitación seatreviósumadrealevantarseparaseguirledócilmente,sinmirarsiquieraaAdela.Estaseencontrabasumida en tal estado de terror que incluso las lágrimas se negaron a rodar por sus mejillas,apelotonándoseensusojoshastanublarlelavisión.Tardóunratoenserenarse,yfueentoncescuandopercibiólapresenciadeBlancaflorasusespaldas.

    Adelaagradeciódecorazónlaincreíblehabilidaddesuamigaparaaparecerydesaparecerasuantojo;noseatrevíaaimaginarcómoreaccionaríaelsalvajedesupadrastrosidescubríaqueconfraternizabaconlajovenmástemidayodiadadeChantada.—Entonces,¿aceptaslaayudadepapi?—preguntóBlancaflorconvozpizpireta.Adelaasintióconaireausente;enaquellosmomentoslecostabapensarconclaridad.—Mipadrastroescapazdecualquiercosa,¿verdad?—inquirió,sinmirarla—.¿Puedesverlo?—Ahoramismoveotusdosvidas:laquepodríasllevarsivisitasapapáylaquetetocarápadecersi

    nolohaces—respondióBlancaflormientrasjugueteabaconunodesusrelucientesbuclesdorados.Adelagirólacabezaendirecciónalaventana.Suamigasehabíaacomodadodenuevoenelalféizar

    yapoyabasucabezasobre lasrodillas flexionadas.Consuvestidodenidodeabejaentonosrosadoscualquieralahabríacatalogadocomounajovencitadelicadayadorable.Sinembargo,cuandosepusoenpie,Adelasealegródequehubieradesaparecidoduranteelenfrentamientoconsupadre,pueselajustadovestidoquelucíaresaltabaexageradamentesusprovocativascurvas.—¿Quieresquecomencemosconlospreparativosparalafiesta?—preguntóBlancaflor.—Ya estamos tardando—respondió Adela, levantándose trabajosamente mientras se abotonaba el

    cuello.Blancaflorposósusmanossobrelassuyasylosojosdeambasseencontraron.Adelasiemprehallaba

    consueloenlosirisambarinosdesuamiga.Enocasionescreíadescubrirsutilesondasqueflotabanenaquelmardeoro,ejerciendoelefectodeunbálsamosobresuspenas.Blancaflorrodeósucuelloconambasmanosyabrióelcierredelacadenadeoro.Lasujetóapenasunpardesegundos,eltiempoquele llevóescupirgenerosamentesobre lacruz,antesdearrojarlasobre lacómoda.Sacudió lasmanoscon energía y se sopló repetidamente sus finos dedos. Allí donde la piel había rozado la joyacomenzabanaformarseunasfeasampollas.Adelasepersignótresvecesysusurróunabreveoracióndedisculpa.—Nadadesímbolosreligiosos—lerecordóBlancaflorguiñándoleunojo—.Yateheexplicadoquea

    papánolecaenbienJesús,María,Joséniningunodesusamigos.—¿Porquélestienetantamanía?—seextrañóAdela.—Sonenemigosacérrimosdetodalavida—respondióaquellaencogiéndosedehombros—.Yasabes,

    esasestúpidasrivalidadesentrehombres,quesiunoesmáspoderosoqueelotro,quesiunotienemásadeptosquesuoponente,etcétera,etcétera.¡Unauténticoaburrimiento!—Puesno conozco a tupadre, peromeparece extrañoquepueda sermáspoderosoqueDios.Se

    suponequeÉlcreóelUniverso.¿Quépuedehabermásgrandiosoqueeso?ElbrillodoradodelosojosdeBlancaflorcediópasoaunnegrotanprofundoquesefundióconsus

    pupilas,haciendodesaparecercualquiervestigiodehumanidaddesurostrodemuñeca.—Papáeselsermáspoderosodelmundo—susurróconaspereza—.Mástevalerecordarlocuando

    estés ante él, o almenos disimula y hazle creer que le profesas una gran devoción, o no solo no teayudará,sinoqueharádetuvidaunauténticoinfierno.—Enestepuntosoltóunacarcajadahistriónica—.Nosésilopillas.Adelasuspiróconresignación.—Procuraréagradaratupadre—replicóentonoconciliador.—Yalocreoqueloharás.—LosojosdeBlancaflorvolvíanaserdeorolíquido.—Entonces,supongoqueestoylista.

  • Suamigaseacercódenuevoaellayolisqueósucuello.Adelasintióalgoparecidoaunadescargaeléctricacuandosusrizosperfectosrozaronsupiel.Nuncaacababadeacostumbrarsealextrañocalorque desprendía el cuerpo de Blancaflor. Incluso en invierno, cuando el viento arreciaba y la lluviainundabalasgrietasdelsuelo,ellalucíavestidosdemangacortaysandaliasdecolores.—Mmmm,québienhueles—ronroneó,antesdepropinarleunlametónconsulenguarasposa.—Vamos,dejadehacereso,porfavor—rogóAdela,apartándolacondelicadeza.—¿Porqué?Llevoañoschupandotupiel—protestósuamiga.—Losé,perocreohallegadoelmomentodecambiardecostumbres.Blancaflorfruncióelceñoypusolosbrazosenjarras.—Oye,notengoningunaintencióndeshonestacontigo,siesoesloquetepreocupa.—Lo sé, no he pretendido insinuar nada semejante. Solo que… Bueno, cuando éramos niñas era

    gracioso.Ahoraquetenemosveinteaños,esraro.—De acuerdo, intentaré darte menos lametones, pero no prometo nada. Por cierto, tu olor es

    delicioso,tehasregadoconunbuenchorrode1916.¿Meequivoco?—Megustallevarla;merecuerdaamimadre.—Ajá,precioso,peroapapinolegustanesosolorestancítricosychispeantes.Élesmásdehedores

    quedefragancias,nosésimeexplico.Adelalamirósincomprender.Entoncesadvirtióquesuamigaocultabaalgotraslaespalda.—¿Quéllevasahí?Ellasonrióyextendióunbrazohaciaella.Adelatomóeltarrodecristalqueleofrecíayloobservó

    condetenimiento.Erabastantepesadoytraseloscurovidrioseadivinabaalgoparecidoaunapomadadecolorpardusco.—¿Quéesesto?—Debesponértelaportodoelcuerpo—informóBlancaflor—.Sino,seráimposible llegaranuestro

    destino.Adelaarqueósusfinascejas.—Noentiendoquétienequeverunacremaconvisitaratupadre.—¿Verdad que no podrías viajar en coche si no tienes gasolina? Pues esto es igual, no podremos

    tomarnuestromediodetransportesinonospreparamospreviamente.Yoyameheuntado.Estuturno.—Deacuerdo—accedióAdela,sinentenderunapalabra.Estabaacostumbradaalasextravagancias

    de su amiga, por lo que no le dio la mayor importancia. Imaginó que su padre sería una personaextremadamenteescrupulosaaquienagradabarecibirvisitaspulcrasyaseadas.Sinembargo,aquellasuposiciónsefuealtrasteencuantodesenroscólatapadehojalata.Elinicial

    oloraeucaliptonotardóenverseanuladoporunosefluviosqueaAdelalesemejaronaorinesyalgomásquenosupoidentificar.—Apesta—dijo,arrugandolanariz.—Eh,noseastantiquismiquis—protestósuamiga,conteniendolarisa—.Yomismacortéelcuellode

    lagallinaqueusamosparaprepararlo.Inclusoañadíciertotoquemíomuyespecial,peronotedirédequésetrataporquetepasaríasmediodíasantiguándote.Soltóunarisotadaquesonócomoelgañidodeunahiena.Adela pensó en el cuerpecito encogido de sumadre y en sumiradamarchita, y decidió que bien

    merecíalapenauntarseconaquelungüentopestilentesiellocontribuíaasubienestar,aunqueseguíasinentendercómoseibaamaterializartalcambio.Hizodetripascorazónydeslizóapresuradamenteunpardededosporlapomada,procurandocoger

    la menor cantidad posible del producto. Frotó superficialmente ambos antebrazos y se lamentó aladvertirquenecesitaríamáscremaparaaplicarlaenlaspiernas.Unavezfinalizadalatarea,cerróeltarroyselotendióaBlancaflor.Estariocomounacolegiala.—Nohasentendidonada,¿verdad?—dijo,acercándoseaellaconlosojosentornados—.Ay,Adelita,a

    vecesparecequetienescincoaños.Suamigalamiróintrigadamientrasledesabotonabaelvestidoporcompleto.Estesedeslizóporsu

    cuerpoycayósilenciososobreelsuelo.Alverseenenaguas,secruzódebrazosdeinmediato.—Laropainteriortambién,porfavor—indicóBlancaflor.—¿Cómo?—Adelalamirócomosihubieraperdidolacordura.—Ya te he explicado que debes impregnar todo tu cuerpo con el ungüento especial —explicó

    Blancaflor—.¿Quéentiendespor“todotucuerpo”?Nodebequedarunsolocentímetrodetupielsincremaonopodremosllegaralacelebración.Esoincluyetuszonasíntimasytuexquisitorostro,amigamía.—Deverdadqueestoempiezaadisgustarmebastante—protestóAdeladébilmente.SabíaqueacabaríaacatandolasórdenesdeBlancaflorpormuyabsurdasquesonaran,comohabía

    hechodesdequelaconocía.Suamigaejercíaunintensomagnetismosobretodocuantolarodeabaydealgunamanerasiempreselasingeniabaparaquetodosedesenvolviesetalcomoellalohabíadiseñadoensumente.Sedeshizodemalaganadesuropainterioryladepositójuntoasuspies,afindehacerseconellaen

    cuantohubieseterminadoconaquelembarazosoritual.Blancaflorvigilabasusmovimientossinperderdetalle,paraasegurarsedequecumplíasusinstruccionesarajatabla.Adelalediolaespaldacuandollegóelturnodeembadurnarselospechos,locualprovocóunanueva

    risitaporpartedesuamiga,quienencontróespecialmentecómicoelgesto.Suregocijoseacrecentóal

  • comprobarqueAdelarespirabapor labocamientrasaplicaba lacremamediante torpesaspavientos,comosiestuvieraespantandounamosca.Cuandoterminó,sevistióatodaprisamientrasBlancaflorseentreteníamirandoporlaventana.Se

    encontrabaalgomareadaacausadelosvaporesquedesprendíaeldichosoungüento.Echóunvistazohacia lacómoda,dondeyacía lacruzdeoroque lehabíaprohibidoponerse.Sesentíaextrañaalnollevarlaencima,perolociertoeraquehastalafecha,elDiosquerepresentabaparecíatenerasuntosmásimportantesqueatenderenlugarderesponderalasplegariasqueellalededicabacadanoche.SihabíaalguienmáspoderosoqueÉl,talcomoasegurabaBlancaflor,quizásnoestaríademásconocerle.Semordióellabio,algonerviosaantelainminenciadelodesconocido.Suamigarespetósuscavilacionesensilencio.—¿Preparada?—preguntóalfin.—Másquenunca—respondióAdelaconfirmeza.—Estupendo.Elungüentotardaunashorasenhacerefecto,asíquevendréabuscartealasnueveen

    punto. Aprovecha para despedirte de tu habitación, de tus cosas y de tus historias personales. Tegarantizoquecuandoregresesaestacasa,nisiquieratúseráscapazdereconocerteatimisma.Unavezsuperada la impresiónqueprovocaronenellasemejantespalabras,Adelaexperimentóun

    cálidocosquilleoensuestómago.Sentíaquealgomásalládesucontrolestabaapuntodeapoderarsedesumonótonavida.Algomuchomáspoderosodeloquepodríahaberimaginadojamás.

  • CAPÍTULO4

    MontedoFaro(Lugo),23dejuniode1940

    ElululatodeunbúhodespertóaAdeladeuninquietanteduermevela.Seincorporólentamentesobrelaantigua mecedora de castaño y miró a su alrededor desconcertada. Los últimos retazos de luz secolabanperezososporsuventanamientrasunasuavebrisarefrescabalahabitación.Pasó revista a sumodestomobiliario, aún desordenado tras la reyertamantenida horas antes.No

    habíareunidofuerzassuficientesparaarreglarlo;lacamapermanecíafueradesitio,eltocadorladeadoylabutacavolcada.Susojosseposaronsobreelhuecoprofanadoporsupadrastro,dondeyacíanrevueltossuspreciados

    tesoros. Sintió las lágrimas agolparse en sus ojos, pero no se permitió desperdiciar una sola. Tragósalivayseobligóaserenarse.Unpenetrantehedoramuerteinvadiósunarizcuandoseatusóelcabellorevuelto.Derepentesussentidossedespertaron,comosi lehubieraninyectadounadosisdelucidez.“Maldito sea este potingue asqueroso ymalditas sean las ideas de Blancaflor”, se lamentó. Todo sucuerpoolíacomosiunindigentehubieradejadocaerunabrigomugrientosobresushombros.Se levantó de lamecedora y permaneció unos instantes pensativa, hasta que el suave roce de las

    patas contra el entarimado cesó.Un silencio reparador envolvió la casa. Justo cuando se disponía acolocarcadamuebleensusitio,elrelojdelvestíbulorompiólapazconsufuriosocarillón.Siemprelohabíaodiado,peroaquellanocheseleantojómássiniestrodelohabitual.Sumelodíaagónicarecorríahambrientalasparedesdelacasa,colándosebajolaspuertaseinundandolacasaconunasnotasqueparecíangrillosafónicosaferrándoseasusúltimossegundosdevida.Comohacíasiemprequeloescuchaba,contómentalmentelascampanadas.Solocuandoelsilencio

    recuperóeldominiodelacasacayóenlacuentadequehabíansidonueve.Corrióhacialaventanayseasomó. Blancaflor la esperaba en el jardín trasero, cruzada de brazos mientras tarareaba la mismamelodíaquehabíaescupidoeldichosorelojsegundosantes.—Llegasunminutotarde—dijo,sinlevantarlacabeza.—Ahorabajo—susurróAdela.—Esperoquenotehayasquitadolacrema.—Yamegustaría—murmuróaquellaparasí.Abriólapuertadesuhabitaciónconsigiloyasomólacabeza.Lapazquereinabaenlacasaresultaba

    turbadora.SupadrastrohabíaidoaahogarsuspenasaOsFeiticeiros,unpequeñolocalfrecuentadoporlagente“cultivada”deChantada,dondetodos lossábadospor lanoche,bajoelpretextodereunirsepara charlar de política, literatura o religión, las personasmás influyentes en la vida del municipioalegrabanlavidaadonFausto,eldueñodellocal,haciendocorrerríosdequeimada,albariñoylicordeorujoacompañadosdegenerosasracionesdechipironesfritos,empanadadevieirasypulpoáfeira.Sumadresehabíaretiradotempranoasuhabitación,porloqueenprincipio,nadaparecíaobstaculizarlasalidadeAdela.Secolocóunarebecanegrasobreloshombrosybajólaescaleradepuntillas.Viejasvelascolgadas

    deelegantessoportesadornabanlasparedes,arrojandounatenueluzsobreelvestíbulo.Lapuertadelaentradachirrióalgomásdelohabitual.Permanecióinmóvilenelumbral,conunpie

    literalmentefuerayotrodentrolavivienda.Aguzóeloídoalaesperadealgúnindiciodemovimientoenelpisosuperior.Despuésdecerciorarsedequesumadrenolahabíaoído,cerrólapuertaconsuavidadysereunióconBlancafloreneljardín.—Cinco minutos tarde —objetó esta. Sus ojos brillaban como dos luciérnagas en plena noche—.

    Prepárate,querida.¡Estavaaserlamejorfiestadetuvida!Adelanopudoevitarsonreír.Consustrenzasrubiasysuvestidodefloresazules,Blancaflorparecía

    unacolegiala.—Bueno,¿dóndeestáelcoche?—preguntóAdelaretorciéndoselasmanosinconscientemente—.¿Nos

    llevarátupadre?—¿Quiénhadichoquevamosairencoche?—replicóBlancaflordivertida.Suamigalamiróconlosojoscomoplatos.—¡Nopensaráscaminarsolaporlanoche!—Sola,no.Voycontigo,¿recuerdas?—Blancaflorsedesternillabaderisa—.Paratuinformación,esel

    restode lahumanidadquiennodeberíacaminarsinproteccióncuandoyodeambulopor lascalles—declaró,poniendoespecialénfasisenel“yo”—.Perotranquila,teaseguroqueapenasvamosaandar.Adelamiróasualrededorconcuriosidad.Lashojasdelmagnolioquepresidíaeljardínmurmuraban

    al son de los céfiros, como si cantaran una canción de cuna a las hortalizas que dormitaban en elpeque�