De la libertad que dio don Quijote a los desdichados galeotes

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CAPÍTULO XXII De la libertad que dio don Quijote a muchos desdichados que, mal de su grado, los llevaban donde no quisieran ir PERSONAJES NARRADOR SANCHO QUIJOTE GUARDA GALEOTE 1 GALEOTE 2 GALEOTE 3 GALEOTE 4 GALEOTE 5 GINÉS COMISARIO NARRADOR:- Don Quijote alzó los ojos y vio que por el camino que llevaba venían hasta doce hombres a pie, ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro, por los cuellos, y todos con esposas a las manos. Venían asimIsmo con ellos dos hombres de a caballo y dos de a pie.. Los de a caballo, con escopetas de rueda; y los de a pie con dardos y espadas; y que así como Sancho Panza los vio, dijo: SANCHO: Ésta es cadena de galeotes, gente forzada del rey, que va a las galeras. QUIJOTE: ¿Cómo gente forzada? ¿Es posible que el rey haga fuerza a ninguna gente? SANCHO: No digo eso, sino que es gente que por sus delitos va condenada a servir al rey en las galeras, de por fuerza. QUIJOTE: En resolución , como quiera que ello sea, esta gente, aunque los llevan, van de por fuerza, y no de su voluntad. SANCHO: -Así es QUIJOTE: -Pues de esa manera , aquí encaja la ejecución de mi oficio: socorrer y acudir a los miserables. SANCHO: - Advierta vuestra merced , que la justicia, que es el mismo rey, no hace fuerza ni agravio a semejante gente, sino que los castiga en pena de sus delitos. NARRADOR: Llegó, en esto, la cadena de los galeotes, y don Quijote, con muy corteses razones,

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Adaptación dramatizada del capítulo XXII del Quijote

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NARRADOR: Don Quijote alz los ojos y vio que por el camino que llevaba venan hasta doce hombres a pie, ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro, por los cuellos, y todos con esposas a las manos

CAPTULO XXII

De la libertad que dio don Quijote a muchos desdichados

que, mal de su grado, los llevaban donde no quisieran irPERSONAJES

NARRADOR

SANCHO

QUIJOTEGUARDA

GALEOTE 1

GALEOTE 2

GALEOTE 3

GALEOTE 4

GALEOTE 5

GINS

COMISARIO

NARRADOR:- Don Quijote alz los ojos y vio que por el camino que llevaba venan hasta doce hombres a pie, ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro, por los cuellos, y todos con esposas a las manos. Venan asimIsmo con ellos dos hombres de a caballo y dos de a pie.. Los de a caballo, con escopetas de rueda; y los de a pie con dardos y espadas; y que as como Sancho Panza los vio, dijo:

SANCHO: sta es cadena de galeotes, gente forzada del rey, que va a las galeras.

QUIJOTE: Cmo gente forzada? Es posible que el rey haga fuerza a ninguna gente?

SANCHO: No digo eso, sino que es gente que por sus delitos va condenada a servir al rey en las galeras, de por fuerza.

QUIJOTE: En resolucin , como quiera que ello sea, esta gente, aunque los llevan, van de por fuerza, y no de su voluntad.

SANCHO: -As es

QUIJOTE: -Pues de esa manera , aqu encaja la ejecucin de mi oficio: socorrer y acudir a los miserables.

SANCHO: - Advierta vuestra merced , que la justicia, que es el mismo rey, no hace fuerza ni agravio a semejante gente, sino que los castiga en pena de sus delitos.

NARRADOR: Lleg, en esto, la cadena de los galeotes, y don Quijote, con muy corteses razones, pidi a los que iban en su guarda fuesen servidos de informarle y decirle la causa o causas por que llevaban aquella gente de aquella manera. Uno de las guardas de a caballo respondi que eran galeotes, gente de Su Majestad, que iba a galeras, y que no haba ms que decir, ni l tena ms que saber.QUIJOTE: -Con todo eso, querra saber de cada uno de ellos en particular la causa de su desgracia.

NARRADOR. Aadi a stas otras tales y tan comedidas razones para moverlos a que le dijesen lo que deseaba, que la guarda de a caballo le dijo:GUARDA: -Aunque llevamos aqu el registro y la fe de las sentencias de cada uno de estos malaventurados, no es tiempo ste de detenernos a sacarlas ni a leerlas; vuestra merced llegue y se lo pregunte a ellos mismos, que ellos le dirn si quisieren, que s querrn, porque es gente que recebe gusto de hacer y decir bellaqueras.

NARRADOR: Con esta licencia, que don Quijote se tomara aunque no se la dieran, se lleg a la cadena, y al primero le pregunt que por qu pecados iba de tan mala guisa. l respondi que por enamorado iba de aquella manera.

QUIJOTE: -Por eso no ms? . Pues si por enamorados echan a galeras, das ha que

pudiera yo estar bogando en ellas.

NARRADOR: El galeote respondi

GALEOTE 1: -No son los amores como los que vuestra merced piensa , que los mos fueron que quise tanto a una canasta de colar, atestada de ropa blanca, que la abrac conmigo tan fuertemente, que a no quitrmela la justicia por fuerza, an hasta ahora no la hubiera dejado de mi voluntad. Fue en fragante, no hubo lugar de tormento; se concluy la causa, me acomodaron las espaldas con ciento, y por aadidura tres precisos de gurapas, y se acab la obra.

QUIJOTE: Qu son gurapas?

GALEOTE 1: Gurapas son galeras

NARRADOR: Lo mismo pregunt don Quijote al segundo, el cual no respondi palabra, segn iba de triste y melanclico; mas respondi por l el primero, y dijo: GALEOTE 2: -ste, seor, va por canario, digo, por msico y cantor

QUIJOTE: -Pues cmo? Por msicos y cantores van tambin a galeras?GALEOTE 2: -S, seor , que no hay peor cosa que cantar en el ansia.QUIJOTE: Antes he odo yo decir , que quien canta, sus males espanta .GALEOTE 2: Ac es al revs , que quien canta una vez, llora toda la vida.QUIJOTE: -No lo entiendo.

NARRADOR: Mas uno de los guardas le dijo:GUARDA: Seor caballero, cantar en el ansia se dice entre esta gente non santa confesar en el tormento. A este pecador le dieron tormento y confes su delito, que era ser cuatrero, que es ser ladrn de bestias, v por haber confesado le condenaron por seis aos, a galeras, amn de doscientos azotes, que ya lleva en las espaldas; y va siempre pensativo y triste, porque los dems ladrones le maltratan.

NARRADOR: Don Quijote, pasando al tercero, pregunt lo que a. los otros; el cual, de presto y con mucho desenfado, respondi y dijo:

GALEOTE 3: Yo voy por cinco aos a las seoras gurapas por faltarme diez ducados.

QUIJOTE: Yo dar veinte de muy buena gana por libraros de esa pesadumbre.

GALEOTE 3: -Eso me parece como quien tiene dineros en mitad del golfo y se est muriendo de hambre, sin tener adonde comprar lo que ha menester; lo digo, porque si a su tiempo tuviera yo esos veinte ducados que vuestra merced ahora me ofrece, hoy no me viera yo en este camino.

NARRADOR: Pas don Quijote al cuarto, que era un hombre de venerable rostro, con una barba blanca que le pasaba del pecho; el cual, oyndose preguntar la causa por que all vena, comenz a llorar y no respondi palabra; mas el quinto condenado le sirvi de lengua, y dijo: GALEOTE 4:Este hombre honrado va por cuatro aos a galeras, habiendo paseado las acostumbradas, vestido, en pompa y a caballo..NARRADOR: Intervino Sancho Panza

SANCHO: Eso es , a lo que a m me parece, haber salido a la, vergenza.NARRADOR: Replic el galeote

GALEOTE 4: -As es , y la culpa por que le dieron esta pena es por haber sido corredor de oreja, y aun de todo el cuerpo; en efecto, quiero decir que este caballero va por alcahuete, y por tener asimismo sus puntas y collar de hechicero, aunque en verdad, seor, que en lo de hechicero que no tuve culpa; en lo de alcahuete, no lo pude negar; pero nunca pens que haca mal en ello, que toda mi intencin era que todo el mundo se holgase y viviese en paz y quietud, sin pendencias ni penas; pero no me aprovech nada este buen deseo para dejar de ir adonde no espero volver, segn me cargan los aos y un mal de orina que llevo, que no me deja reposar un rato.NARRADOR: Y aqu torn a su llanto como de primero y le tuvo Sancho tanta compasin, que sac un real de a cuatro del seno y se lo dio de limosna.

Pas adelante don Quijote, y pregunt a otro su delito, el cual respondi con no menos, sino con mucha ms gallarda que el pasado:GALEOTE 5: -Yo voy aqu porque me burl demasiadamente con dos primas hermanas mas, y con otras dos hermanas que no lo eran mas; finalmente, tanto me burl con todas, que result de la burla crecer la parentela tan intricadamente, que no hay diablo que la declare. NARRADOR : Tras todos stos vena un hombre de muy buen parecer, de edad de treinta aos, sino que al mirar meta el un ojo en el otro un poco. Vena diferentemente atado que los dems, porque traa una cadena al pie, tan grande, que se la liaba por todo el cuerpo, y dos argollas a la garganta, la una en la cadena, y la otra de las que llaman guardaamigo o pie de amigo, de la cual descendan dos hierros que llegaban a la cintura, en los cuales se asan dos esposas, donde llevaba las manos cerradas con un grueso candado, de manera que ni con las manos poda llegar a la boca, ni poda bajar la cabeza a llegar a las manos. Pregunt don Quijote que cmo iba aquel hombre con tantas prisiones ms que los otros. Le respondi la guarda que porque tena l solo ms delitos que todos los otros juntos, y que era tan atrevido y tan bellaco, que, aunque le llevaban de aquella manera, no iban seguros de l, sino que teman que se les haba de huir.

Dijo don Quijote:

QUIJOTE: -Qu delitos puede tener , si no han merecido ms pena que echarle a las galeras?NARRADOR: El guarda replic:GUARDA: -Va por diez aos , que este buen hombre es el famoso Gins de Pasamonte, que por otro nombre llaman Ginesillo de Parapilla.NARRADOR: Dijo entonces el galeote:

GINS: Seor comisario , no andemos ahora a deslindar nombres y sobrenombres. Gins me llamo y no Ginesillo, y Pasamonte es mi alcurnia y no Paradilla como dice; y cada uno se d una vuelta a la redonda, y no har poco.NARRADOR: Replic el comisarioCOMISARIO: Hable con menos tono , seor ladrn de ms de la marca, si no quiere que le haga callar, mal que le pese.

GINS: Bien parece que va el hombre como Dios es servido; pero algn da sabr alguno si me llamo Ginesillo de Parapilla o no.COMISARIO: Pues, no te llaman as, embustero?GINS: Si , ms yo har que no me lo llamen. Seor caballero, si tiene algo que darnos, dnoslo ya, y vaya con Dios; que ya enfada con tanto querer saber vidas ajenas; y si la ma quiere saber, sepa que yo soy Gins de Pasamonte, cuya vida est escrita por estos pulgares.

COMISARIO: Dice verdad ; que l mismo ha escrito su historia, y deja empeado el libro en la crcel en doscientos reales.GINS: -Y lo pienso quitar si quedara en doscientos ducados.

NARRADOR: Dijo don Quijote:

QUIJOTE: -Tan bueno es? NARRADOR: respondi Gins:

GINS: Es tan bueno que mal ao para Lazarillo de Tormes y para todos cuantos de aquel gnero se han escrito o escribieren; trata verdades, que son tan lindas y tan donosas, que no pueden haber mentiras que se le igualen.NARRADOR: Pregunt don Quijote

QUIJOTE: Y cmo se intitula el libro?GINS: La vida de Gins de Pasamonte.

QUIJOTE: Y est acabado?GINS: Cmo puede estar acabado si an no est acabada mi vida? Lo que est escrito es desde mi nacimiento hasta el punto que esta ltima vez me han echado en galeras.QUIJOTE: Luego otra vez habis estado en ellas?GINS: Para servir a Dios y al Rey, otra vez he estado cuatro aos, y no me pesa mucho de ir a ellas, porque all tendr lugar de acabar mi libro, que me quedan muchas cosas que decir, y en las galeras de Espaa hay ms sosiego de aquel que sera menester.

QUIJOTE: Hbil pareces.

GINS: Y desdichado ; porque siempre las desdichas persiguen al buen ingenio.

NARRADOR: Dijo el comisario:

COMISARIO: Persiguen a los bellacos.

NARRADOR: Respondi Gins:

GINS: -Ya le he dicho, seor comisario , que aquellos seores no le dieron esa vara para que maltratase a los pobretes que aqu vamos, sino para que nos guiase y llevase adonde Su Majestad manda; y caminemos, que ya es mucho regodeo ste.NARRADOR: Alz la vara en alto el comisario para dar a Pasamonte, en respuesta de sus amenazas; mas don Quijote se puso en medio, y le rog que no le maltratase, pues no era mucho que quien llevaba tan atadas las manos tuviese suelta la lengua; y volvindose a todos los de la cadena, dijo:

QUIJOTE. De todo cuanto me habis dicho, hermanos carsimos, he sacado en limpio que, aunque os han castigado por vuestras culpas, las penas que vais a padecer no os dan mucho gusto, y que vais a ellas muy de mala gana, y muy contra vuestra voluntad; por eso , quiero rogar a estos seores guardianes y al comisario sean servidos de desataros y dejaros ir en paz; que no faltarn otros que sirvan al rey en mejores ocasiones, porque me parece duro caso hacer esclavos a los que Dios y naturaleza hizo libres; cuanto ms, seores guardas , que estos pobres no han cometido nada contra

vosotros; all se lo haya cada uno con su pecado; Dios hay en el cielo, que no se descuida de castigar al malo, ni de premiar al bueno, y no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres, no yndoles nada en ello. Pido esto con esta mansedumbre y sosiego, porque tenga, si lo cumpls, algo que agradeceros; y cuando de grado no lo hagis, esta lanza y esta espada, con el valor de mi brazo, harn que lo hagis por fuerza.NARRADOR: Respondi el comisario:COMISARIO: Donosa majadera ; Los forzados del rey quiere que le dejemos, como si tuviramos autoridad para soltarlos, o l la tuviera para mandrnoslo! Vyase vuestra merced, seor, siga su camino adelante, y endercese ese bacn que trae en la cabeza, y no ande buscando tres pies al gato.NARRADOR: Respondi don Quijote:

QUIJOTE: -Vos sois el gato, y el bellaco!NARRADOR: Y, diciendo y haciendo, arremeti con l tan presto, que, sin que tuviese lugar de ponerse en defensa, dio con l en el suelo, malherido de una lanzada; . Las dems guardas quedaron atnitas y suspensas del no esperado acontecimiento; pero, volviendo sobre s, pusieron mano a sus espadas los de a caballo, y los de a pie a sus dardos, y arremetieron a don Quijote, que con mucho sosiego los aguardaba; y sin duda lo pasara mal, si los galeotes, viendo la ocasin que se les ofreca de alcanzar libertad, no la procuraran, procurando romper la cadena donde venan ensartados. Fue la revuelta de manera que las guardas, ya por acudir a los galeotes que se desataban, ya por acometer a don Quijote, que los acometa, no hicieron cosa que fuese de provecho.

Ayud Sancho, por su parte, a la soltura de Gins de Pasamonte, que fue el primero que salt en la

campaa libre y desembarazado, y arremetiendo al comisario cado, le quit la espada y la escopeta,

con la cual, apuntando al uno y sealando al otro, sin dispararla jams, no qued guarda en todo el

campo, porque se fueron huyendo, as de la escopeta de Pasamonte como de las muchas pedradas que los ya sueltos galeotes les tiraban.

Entristecise mucho Sancho de este suceso, porque se le represent que los que iban huyendo

haban de dar noticia del caso a la Santa Hermandad, la cual, a campana herida, saldra a buscar los

delincuentes, y as se lo dijo a su amo, y le rog que luego de all se partiesen, y se emboscasen en la sierra que estaba cerca.NARRADOR: Dijo don Quijote:

QUIJOTE: Bien est eso , pero yo s lo que ahora conviene que se haga.

NARRADOR: Y llamando a todos los galeotes, que andaban alborotados y haban despojado al comisario hasta dejarle en cueros, se le pusieron todos' a la redonda para ver lo que les mandaba, y as les dijo:QUIJOTE: De gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben, y uno de los pecados que ms a Dios ofende es la ingratitud. Lo dgo porque ya habis visto, seores, con manifiesta experiencia, el que de m habis recibido; en pago del cual querra, y es mi voluntad, que, cargados de esa cadena que quit de vuestros cuellos, luego os pongis en camino y vayis a la ciudad del Toboso, y all os presentis ante la seora Dulcinea del Toboso, y le digis que su caballero, el de la Triste Figura, se le enva a encomendar, y le contis punto por punto todos los que ha tenido esta famosa aventura, hasta poneros en la deseada libertad; y, hecho esto, os podris ir donde quisiereis a la buena ventura.

NARRADOR: Respondi por todos Gins de Pasamonte, y dijo:GINS: Lo que vuestra merced nos manda, seor y libertador nuestro, es imposible de toda imposibilidad cumplirlo, porque no podemos ir juntos por los caminos, sino solos y divididos, y cada uno por su parte, procurando meterse en las entraas de la tierra, por no ser hallado de la Santa Hermandad, que, sin duda alguna, ha de salir en nuestra busca. Lo que vuestra merced puede hacer, y es justo que haga, es mudar ese servicio de la seora Dulcinea del Toboso en alguna cantidad de avemaras y credos, que nosotros diremos por la intencin de vuestra merced, y sta es cosa que se

podr cumplir de noche y de da, huyendo o reposando, en paz o en guerra; pero pensar que hemos de volver ahora a ponernos en camino del Toboso, es pensar que es ahora de noche, que an no son las diez del da, y es como pedir peras al olmo.NARRADOR: Respondi don Quijote, ya puesto en clera:

QUIJOTE. -Pues voto a tal , don Ginesillo de Paropillo, o como os llamis, que habis de ir vos solo, rabo entre piernas, con toda la cadena a cuestas.NARRADOR: Pasamonte, que no era nada bien sufrido ,(estando ya enterado que don Quijote no era muy cuerdo, pues tal disparate haba cometido como el de querer darles libertad), vindose tratar de aquella manera, hizo del ojo a los compaeros, y apartndose aparte, comenzaron a llover tantas piedras sobre don Quijote, que no se daba manos a cubrirse con la rodela; y el pobre Rocinante no haca ms caso de la espuela que si fuera hecho de bronce. Sancho se puso tras su asno, y con l se defenda de la nube y pedrisco que sobre entrambos llova. No se pudo escudar tan bien don Quijote, que no le acertasen no s cuntos guijarros en el cuerpo, con tanta fuerza, que dieron con l en el suelo; y apenas hubo cado, cuando fue sobre l el estudiante y le quit la baca de la cabeza, y diole con ella tres o cuatro golpes en las espaldas y otros tantos en la tierra, con que la hizo casi pedazos; quitronle una ropilla que traa sobre las armas. A Sancho le quitaron el gabn, y, dejndole en pelota, repartiendo entre s los dems despojos de la batalla, se fueron cada uno por su parte, con ms cuidado de escaparse de la Hermandad, que teman, que de cargarse de la cadena e ir a presentarse ante la seora Dulcinea del Toboso.Solos quedaron jumento y Rocinante, Sancho y don Quijote. El jumento, cabizbajo y pensativo,

sacudiendo de cuando en cuando las orejas, pensando que an no haba cesado la borrasca de las

piedras que le perseguan los odos. Rocinante, tendido junto a su amo, que tambin vino al suelo

de otra pedrada. Sancho, en pelota, y temeroso de la Santa Hermandad. Don Quijote, mohinsimo

de verse tan mal parado por los mismos a quien tanto bien haba hecho.