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De Janon Quevedo, Lenin Del sueño cartesiano a la muerte encefálica Vida y Ética. Año 12 Nº 2, Diciembre 2011 Este documento está disponible en la Biblioteca Digital de la Universidad Católica Argentina, repositorio institucional desarrollado por la Biblioteca Central “San Benito Abad”. Su objetivo es difundir y preservar la producción intelectual de la institución. La Biblioteca posee la autorización del autor para su divulgación en línea. Cómo citar el documento: De Janon Quevedo, Lenin. “Del sueño cartesiano a la muerte encefálica”[en línea]. Vida y Ética. 12.2 (2011). Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/sueno-cartesiano-muerte-encefalica-quevedo.pdf [Fecha de consulta:..........] (Se recomienda indicar fecha de consulta al final de la cita. Ej: [Fecha de consulta: 19 de agosto de 2010]).

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De Janon Quevedo, Lenin

Del sueño cartesiano a la muerte encefálica

Vida y Ética. Año 12 Nº 2, Diciembre 2011

Este documento está disponible en la Biblioteca Digital de la Universidad Católica Argentina, repositorio institucional desarrollado por la Biblioteca Central “San Benito Abad”. Su objetivo es difundir y preservar la producción intelectual de la institución.La Biblioteca posee la autorización del autor para su divulgación en línea.

Cómo citar el documento:

De Janon Quevedo, Lenin. “Del sueño cartesiano a la muerte encefálica”[en línea]. Vida y Ética. 12.2 (2011). Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/sueno-cartesiano-muerte-encefalica-quevedo.pdf [Fecha de consulta:..........]

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Dr. Mg. Lenin De Janon Quevedo

. Médico por la Universidad Rusa de la Amistadde los Pueblos, Moscú (1991)

. Magíster en Ética Biomédica por el Instituto deBioética de la Pontificia Universidad CatólicaArgentina (2011)

. Especialista en Medicina Crítica (UCA, 1998)

. Profesor universitario por la UniversidadAbierta Interamericana (UAI, 2005)

. Investigador del Instituto de Bioética (UCA) conDedicación Especial Perfil Docente-Senior

. Docente de la Facultad de Medicina y Cs. de laSalud (UAI, 2003-2009)

. Médico de la Unidad de Terapia Intensiva delHospital General de Agudos Donación“Francisco Santonjanni” y colaborador docentedel Curso de Especialista en Terapia Intensiva(UBA) con sede en dicho hospital

. Miembro Titular de la Sociedad Argentina deTerapia Intensiva

. Miembro del Comité de Bioética del Policlínicodel Docente de OSPLAD (2009-2011)

. Capacitado en Procuración de Órganos/Tejidoscon Fines de Implante. Se desempeñó comoCoordinador Hospitalario de Procuración deÓrganos

. Autor de los capítulos “Síndrome de EmboliaGrasa” (2008) y “Ventilación Mecánica no inva-siva en el SDRA” (2010) para libros de TerapiaIntensiva. Ha escrito artículos y colaborado enlibros de la especialidad

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 11 Nº 1 JUNIO 2010

ARTÍCULOS

119INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 11 Nº 2 DICIEMBRE 2010INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 12 Nº 2 DICIEMBRE 2011

DEL SUEÑOCARTESIANO A LA MUERTEENCEFÁLICA

Pa la bras cla ve· Muerte encefálica· Coma· Relación cuerpo-alma· Descartes· Racionalismo

Key words· Brain death· Coma· Mind-body relationship· Descartes· Rationalism

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RESUMEN

Entre el sueño y la muerte hay “sólouna distancia”. El dormir encierra unmisterio que se aviva con los sueños y,al parecer, habrían prefigurado almismo método científico moderno.Descartes pensó que en sus sueños setransmitía el espíritu de la verdad. Elalma soñadora e inmortal adquiriónotoriedad en su dualismo, al tiempoque dejó de asociársela con la muerte.Tres siglos después, la medicina per-mitió identificar individuos que esta-ban muertos, aunque pareciesendormidos (coma dépassé). Así reapare-ció la asociación sueño-muerte, peroahora con médicos provistos del“diagnóstico anátomo-clínico” que,por su herencia cartesiana, demandaráevidencias. La duda metódica inte-grada al pensamiento científico, apor-taría incertidumbre a lasformulaciones cerebrales de la muerte.Este trabajo repasa el valor de los sue-ños para el pensamiento occidental,busca al “hombre-máquina” dentro delos criterios neurológicos del fallecidoy, con la ayuda de la Filosofía, intentacomprender algunas objeciones entorno a la licitud del diagnóstico de“muerte encefálica”. Se propone unarevisión sucinta de la obra del filósofofrancés y su reflejo en aspectos del de-bate ofrecido por la literatura médica.

ABSTRACT

Between sleep and death, there is“just a distance”. Sleeping involves amystery that becomes alive withdreams, which apparently prefiguredthe same modern scientific method.Descartes thought that his dreamstransmitted the spirit of the truth. Inhis dualism, the dreamy and immortalsoul acquired notoriety, while itstopped being associated with death.Three centuries later, medicine madepossible to identify if individuals werealready dead, although they seemedto be sleeping (coma dépassé). In thatway sleep-death associationreemerged, but now with physiciansprovided with “anatomical-clinicaldiagnosis”, which would demandevidences due to its Cartesian legacy.The methodical doubt integrated toscientific thinking would bring aboutuncertainty to the brain-basedformulations of death. This workreviews the value of dreams forwestern thinking, looks for the “man-machine” within the deceasedperson´s neurological criteria andtries to understand some objectionsabout the legality of the diagnosis of“brain death”, based on philosophy. Abrief review of the Frenchphilosopher´s work is proposed aswell as his stamp appearing indifferent aspects of the debateoffered by the medical Literature.

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[1] El Sagrado Corán, Sura 39:42, Az-Zumar (Los Grupos), Versión castellana por Julio Cortés, San Salvador, Biblioteca Is-lámica Fátimah Az-Zahra, 2005, p. 202.[2] WITHERS, Robert, “Descartes’ dreams”, Journal of Analytical Psychology, 53 (2008), pp. 691-709.

“‘Iris’, dijo, ‘de mi voz fidelísima mensajera,visita del Sueño velozmente su soporífera corte, y

del extinguido Ceix ordénale envíe con su imagen unos sueños a Alcíone,

que narren sus verdaderos casos.’”Ovidio

INTRODUCCIÓN

Dice El Corán que “Alá llama a lasalmas cuando mueren y cuando, sin habermuerto, duermen. Retiene aquellas cuyamuerte ha decretado y remite las otras aun plazo fijo”. [1] De esta manera, el librosagrado del Islam trasmite una irrefuta-ble realidad: el parecido entre el dormidoy el fallecido es tal que se hace difícil evi-tar su asociación.

El dormir encierra un misterio que im-presiona a los hombres y estimula su cu-riosidad; más aún, cuando el enigma deeste ensayo de muerte es avivado por sutenaz compañía: los sueños.

Los sueños han sido motivo de pas-mosa dualidad, momento para el des-canso y la pesadilla, la realidad y lafantasía, el presagio o el espanto. No esextraño entonces que desde tiempos re-motos el hombre haya tomado a los sue-ños por divinos o sagrados.

La modernidad parece haberse iniciadoprecisamente con un sueño. En realidadfueron tres los sueños que el padre del mé-todo científico moderno René Descartes(1596-1650) habría tenido en el frío no-viembre de 1619, mientras dormía al calorde la estufa de una casa de campo en Ba-viera, cerca de Ulm. El creador del famosoplano que lleva su nombre, valoró sobre-manera esos sueños, incluso los anotó en uncuaderno y junto a ellos puso lo que inter-pretaba de los mismos, dando cuenta de eseregistro por el resto de su vida. Adrían Baillet, su biógrafo del siglo XVII, narrabaque Descartes creía que esos sueños habíananunciado un maravilloso descubrimiento,los veía como un signo del espíritu de laverdad que bajaba sobre él como un trueno.

La verdad revelada era un método paradistinguir el conocimiento cierto de la ilu-sión, y pensaba que la base filosófica delmétodo científico -y por lo tanto de la eramoderna- fue de alguna manera prefigu-rada en los sueños. [2]

Entre la prolífica obra de Descartesocupa un lugar especial su concepción delhombre, con sus componentes: la res cogitans (cosa pensante e inmortal) quehabitaba en la res extensa (cuerpo enten-dido como cosa extensa y corruptible).

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[3] Asclepios (Ασκληπιός) o Esculapio para los romanos, fue un héroe y semidios griego. Se dice que fue hijo del dios Apoloy la mortal Corónide quien, estando comprometida en matrimonio con Isquis, tuvo amoríos con el dios y quedó embara-zada. Apolo, luego de enterarse de esta noticia por medio de un cuervo -a quien maldijo transformando su blanco plu-maje en negro y condenándolo a trasmitir solo graznidos de mal agüero- se dirigió a la boda y mató al novio, mientrassu hermana Artemisa -diosa de la caza- acababa con Corónide. Cuando la infiel mortal expiraba, Apolo se apiadó de suhijo y lo extrajo del vientre de su madre para educarlo en beneficio de los hombres. El adolescente Asclepios fue entre-gado por su padre al sabio centauro Quirón, quien le enseñó los conocimientos básicos de la medicina y las propiedadescurativas de las plantas. Con el tiempo, y por la virtud de sus méritos al servicio de los hombres, Asclepios logró ascender

El sueño siguió el mismo rumbo que sudualismo cuerpo-alma: un cuerpo dur-miente, constituido como máquina conpartes tensas y relajadas; y el sueño pro-piamente dicho, que quedó bajo dominiode los pensamientos, y por lo tanto delalma. El alma soñadora adquirió aprecia-ble notoriedad en la filosofía cartesiana,dejando de lado la milenaria relaciónsueño y muerte.

Tres siglos después, la Medicina apren-dió a identificar a ciertos individuos quese encontraban muertos a pesar de simu-lar estar dormidos (coma dépassé). El pro-greso en la comprensión de las funcionesdel sistema nervioso, el avance en los cui-dados de los enfermos críticos y la tecno-lógica puesta a su disposición, reabrían lacontroversia entre la inconciencia y elfinal de la vida.

Habiendo recuperado su vigencia, lapolémica sueño-muerte fue apropiadapor una Medicina que en esta ocasión serevestía con un método de impronta car-tesiana: el diagnóstico anátomo-clínico.Este método habría de pedir una eviden-cia -si era mecánica mejor- para satisfa-

cer y acabar con la duda con la que sehabía confeccionado su urdimbre. Pero laduda formaba parte del tejido científicoy aportaba incertidumbre al diagnósticode muerte basándose en formulacionescerebrales.

Este trabajo intenta repasar el valor delos sueños para el pensamiento occiden-tal y buscar al “hombre-máquina” en for-mulaciones cerebrales que definen a lapersona fallecida. De esta manera se in-tentará explicar ciertos nudos en torno ala licitud del diagnóstico de “muerte en-cefálica”.

Se propone una revisión sucinta de laobra del filósofo francés y su reflejo enaspectos del debate ofrecido por la lite-ratura médica.

EL SUEÑO DESDE LA ANTIGÜEDADHASTA EL SIGLO XVII

En la antigüedad fueron famosos lostemplos con oráculos que dormían a susfieles. En los santuarios de Asclepio, [3] lacuración era posible sólo después de dormir

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al rango de divinidad. Pese a lo difundido de su culto, nunca logró integrarse al panteón de deidades olímpicas. Vale re-saltar que, si bien recibió dones de Apolo, el poder sanador de Asclepios no fue innato ni sobrenatural, sino producto deuna rigurosa instrucción que logró aplicarla con cuidadosa habilidad. Entre sus descendientes figuran los “asklepiades”,familia de la cual fue miembro el médico Hipócrates. Cfr GONZÁLEZ ZYMLA, Herbert, “En torno a la iconografía de la ser-piente de Asclepios: símbolo sanador de cuerpos y almas”, AKROS: la revista del museo, 6 (2007), pp. 55-72.[4] Ídem.[5] Morfeo (Μορφέας) dios griego de los sueños e hijo del Sueño (Hypnos o Somnus). El nombre Morfeo significa “for-mador” o “moldeador” porque formaba los sueños que se aparecían a los durmientes. Su padre Hypnos era hermano dela Muerte (θάνατος - Tanatos) e hijo de la Noche (Νύξ - Nyx), en SMITH, W., Dictionary of Greek and Roman Biographyand Mythology, Boston, Little Brown and Company, 1867, vol. 2, p. 1113 y vol. 3, p. 863.[6] OVIDIO, Metamorfosis, Libro I.

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una noche en el templo. Los ritualescomenzaban con baños purificadores paraacceder a la ceremonia de la incubatio,también llamada enkoimesis (����������),en la que los enfermos pedían al dios quelos visite en los sueños e indique lamanera precisa de sanar la enfermedad.En ocasiones el enfermo acudía a unsacerdote médico para que lo ayudase ainterpretar el mensaje divino y descifrarel diagnóstico y tratamiento. [4]

El poeta latino Ovidio (43 a.C.-17 d.C.)nos cuenta que Morfeo, [5] del mismomodo que adoptaba formas humanaspara introducirse en las fantasías de losdurmientes, habría usado el sueño paraencargase de comunicar la muerte:

“…Mas el padre, del pueblo de sus mil hijos,despierta al artífice y simulador de figuras, aMorfeo: no que él ninguno otro más diestra-mente reproduce el caminar y el porte y el so-nido del hablar. Añade además los vestidos ylas más usuales palabras de cada cual. Pero élsolo a hombres imita.” […] “Él vuela con unasalas que ningunos estrépitos hacen a través de

las tinieblas y en un breve tiempo de demora aesa ciudad arriba de Hemonia, y depuestas desu cuerpo las alas, a la faz de Ceix se conviertey tomada su figura, lívido, a un exánime seme-jante, sin ropas ningunas, de su esposa ante ellecho, la desgraciada, se apostó. Mojada parecela barba del marido, y de sus húmedos cabellosfluir pesada ola. Entonces, en el lecho incli-nándose, con llanto sobre su rostro profuso, taldice: ‘¿Reconoces a Ceix, mi muy desgraciadaesposa, o acaso mudado se ha mi faz por lamuerte? Mírame: me conocerás y hallarás, porel esposo tuyo, de tu esposo la sombra. Nin-guna ayuda, Alcíone, tus votos nos prestaron.Hemos muerto’”. [6]

La tradición veterotestamentaria tam-bién registra creencias sobre el valor de lossueños en los pueblos antiguos. Los anti-guos israelitas tendieron a considerarlospresagios, aunque esto solía ser reprobadopor los más instruidos y religiosos. Dehecho, en Levítico y Deuteronomio se pro-híben la hechicería y las adivinanzas. Losprofetas del siglo 8 a.C. advirtieron sobreel engaño de videntes y falsos profetas. Losjudíos se esforzaron en mantener su reli-gión libre de las supersticiones asociadas a

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[7] Se pude consultar en Levítico 9, 26; Deuteronomio 18, 10; Jeremías 29, 8; Eclesiastés (Qohélet) 5, 2; Sirácides 34, 7; 2Crónicas 33, 6; Jeremías 23, 32; Zacarías 10, 2.[8] Cfr. SOUVAY, Charles, “Interpretation of Dreams”, en The Catholic Encyclopedia, Robert Appleton Company, vol. 5,New York, 1909 [en línea], disponible en: <http://www.newadvent.org/cathen/05154a.htm> [consulta: 03.11.11].[9] Ídem.

los sueños, aunque haya sido imposible entodos los sectores de la nación. [7] No tu-vieron adivinos oficiales en sus templos osinagogas y aquellos intérpretes de sueñoscomo José y Daniel, de quienes la Bibliahabla, fueron especialmente comisionadospor Dios en circunstancias excepcionales.Ni sus cualidades ni su arte, sino El DivinoIntelecto, fue quien iluminó sus mentes ysugirió las interpretaciones. [8]

Los primeros cristianos mantuvieronlas prohibiciones y advertencias vetero-testamentarias sobre los sueños, resguar-dándose de supersticiosos que los veíancomo vaticinios. Los Padres de la Iglesia sebasaron en la Biblia, y ocasionalmente enciertos escritores clásicos, para reconocersin controversias, que ciertos sueños pue-den ser causados por Dios, a quien le per-tenece su interpretación. Sin embargo, laintervención divina en los sueños ocurre“excepcionalmente” y lo que más común-mente sucede es la simpleza de soñar.Basta nombrar las claras y enfáticas en-señanzas de Cirilo de Jerusalén, GregorioNiseno o Gregorio Magno.

Empero, los albores del cristianismorecibieron influencias de Platón y Plotino.Un ejemplo es el tratado sobre los sueños

del neoplatónico Sinesio de Cirene (quefuera obispo de Ptolemaida-actual Tol-meitha/Talmitp, Libia) quien, tomandocomo base la tricotomía antropológicaplatónica y ciertas hipótesis psicológicas,asignó a la imaginación un rol exagerado,ensalzando el soñar como el modo mássimple y seguro de profetizar; ideas quemás tarde hubo de rectificar. [9]

Los escolásticos medievales aportaronun estudio más cuidadoso y científica-mente más extenso, sin apartarse de losprincipios morales de los escritos patrísti-cos. Tomás de Aquino explicaba que elvalor pronosticador del sueño se debe a suinfluencia en el actuar de los sujetos, en lamedida que lo soñado preocupe a la per-sona. Identificó la relación del sueño concausas internas y externas. Las internas lasdividió en espirituales y corporales. Las pri-meras eran representaciones imaginariasde lo que se detuvo en los pensamientos yafectos del sujeto cuando estaba despierto.Las segundas eran expresiones del interiorde nuestro cuerpo, por lo que eran usadaspor los médicos para conocer la profundi-dad del mismo. Las causas externas tam-bién eran corporales y espirituales. Lasprimeras, eran la influencia sobre el dur-miente de factores ambientales. Las se-

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[10] Cfr. TOMAS DE AQUINO, Suma Teológica, II-II, q. 95, a. 6, c.[11] MARITAIN, Jacques, Tres reformadores: Lutero-Descartes-Rousseau, Santa Catalina, Buenos Aires, 1945, pp. 73-111.[12] VALÉRY, Paul, “Un punto de vista acerca de Descartes”, en DESCARTES, René, Discurso del método, Buenos Aires, Lo-sada, 2004, pp. 11-12.

gundas podría ser Dios, quien a través delos ángeles revela ciertas verdades; perotambién podrían ser demonios que hacensurgir representaciones fantásticas, mos-trando sucesos futuros y estableciendopactos. Termina el razonamiento con laconclusión de que la predicción sería lícitasi consistiese en pronosticar cosas futurasbasándose en la revelación divina o causasnaturales (internas o externas), sin excederlo que puedan influenciar las mismas. Entanto, cualquier otro motivo de adivina-ción sería ilícito y supersticioso. [10]

“Pues el alma no se conoce a sí misma sino en cuanto percibe las ideas

de las afecciones del cuerpo; pero, a su vez, este cuerpo suyo no lo

percibe sino por obra de esas mismas ideas delas afecciones, por sólo las cuales,

a su vez también, percibe los cuerpos exteriores;y así, en cuanto tiene esas ideas,

no tiene ni de sí misma, ni de su cuerpo, ni de los cuerpos exteriores, un conocimiento adecuado,

sino sólo mutilado y confuso.”Baruch de Spinoza

EL SOÑAR PARA EL RACIONALISMO DE DESCARTES

De la mano de los sueños de René Descartes, nació una filosofía que sedujo

el espíritu y cautivó la razón con líneasrectas e ideas claras: [11] el racionalismo.

Dice Paul Valéry, que en la soledad in-vernal de 1619, un muchacho de veinti-trés años comenzó a adoptar y dictar unsistema de medidas extraordinarias paraabolir bruscamente todos los privilegiosde la autoridad, declarar la nulidad detoda la enseñanza tradicional, instituir unnuevo poder interior fundado sobre laevidencia, la duda, el “buen sentido”, laobservación de los hechos, la construc-ción rigurosa de los razonamiento y lalimpieza implacable de la mesa del labo-ratorio de la mente. [12]

Su legado indiscutido: el método car-tesiano. Ese conjunto de acciones orde-nadas y encaminadas tras la duda, que dediferentes maneras ha sobrevivido hastanuestro tiempo; con su ideal de perfec-ción, la geometría y la precisión del len-guaje, el número.

Detrás de todo ello: la regla metodoló-gica, con sus cuatro normas fundamenta-les: a) lo verdadero debe ser evidenciable,b) lo difícil debe ser dividido tanto comosea posible, c) lo pensado debe ir de lo mássimple a lo más complejo, y d) lo revisadodeberá persuadir al sujeto de que no seomitió nada.

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[13] Fedón o Sobre el alma (Φαίδων ή Περί Ψυχής) es una obra de Platón en la que a manera de diálogo aborda el temade la inmortalidad del alma. El alma ha caído dentro del cuerpo y se mantiene atrapada hasta que el cuerpo se corrompa,entonces podrá ser posible su liberación. El suceso se ambienta en las últimas horas de vida de Sócrates. A continuacióncito fragmentos que ilustran la conexión platónica-cartesiana. “[…] ¿No es -repuso Sócrates- la separación del alma y elcuerpo, de manera que el cuerpo queda solo de un lado y el alma sola del otro? ¿No es esto lo que se llama la muerte?[…] ¿Y lo hará con mayor exactitud el que examine cada cosa con sólo el pensamiento, sin tratar de auxiliar su medita-ción con la vista, ni sostener su razonamiento con ningún otro sentido corporal; o el que sirviéndose del pensamiento, sinmás, intente descubrir la esencia pura y verdadera de las cosas sin el intermedio de los ojos, ni de los oídos; desprendido,por decirlo así, del cuerpo por entero, que no hace más que turbar el alma, e impedir que encuentre la verdad siempre,que con él tiene la menor relación? […] La razón no tiene más que un camino a seguir en sus indagaciones; mientras ten-gamos nuestro cuerpo, y nuestra alma sumida en esta corrupción, jamás poseeremos el objeto de nuestros deseos; esdecir, la verdad. […] si queremos saber verdaderamente alguna cosa, es preciso que abandonemos el cuerpo, y que el almasola examine los objetos que quiere conocer. […] La razón misma lo dicta: porque si es imposible conocer nada en su pu-reza mientras que vivimos con el cuerpo, es preciso que suceda una de dos cosas: o que no se conozca nunca la verdad,o que se conozca después de la muerte, porque entonces el alma, libre de esta carga, se pertenecerá a sí misma; pero mien-tras estemos en esta vida no nos aproximaremos a la verdad sino en razón de nuestro alejamiento del cuerpo. […] Cuandoel alma y el cuerpo están juntos, la naturaleza ordena que el uno obedezca y sea esclavo; y que el otro tenga el imperioy el mando”.[14] SANTORO, Giuseppe; WOOD, Mark; MERLO, Lucia; ANASTASI, Giuseppe; TOMASELLO, Franceso; GERMANO, Antonio,“The Anatomic Location of the Soul from the Heart, through the Brain, to the Whole Body, and Beyond: A Journey ThroughWestern History, Science, and Philosophy, Neurosurgery, 65, 4 (2009), pp. 633-643.[15] Plotino-Πλωτίνος (205-270) fue un filósofo neoplatónico que entendía la existencia de tres hipóstasis o realidades:el Uno, el Nous y el Alma. El Alma se componía de un alma superior o intelectiva (receptáculo de la inteligencia) y un almainferior (que recibía órdenes de la superior). El alma inferior era “una y múltiple” esto es, no tenía la capacidad de divi-dirse, no obstante al entrar en los objetos, estos inducían a que se dividiera, de ahí que su multiplicidad era un atributoextrínseco. Al dividirse en almas particulares, animaba los cuerpos, astros y seres vivos, en VÁZQUEZ ORTÍZ, Alejandro,“Las tres hipóstasis dentro del pensamiento de Plotino: el camino de la materia”, A Parte Rei, 63, 2009, pp. 1-8.

Descartes nos enseñó que al ser hu-mano lo conformaba una res cogitansconsciente y libre que gobernaba sobre lares extensa, divisible en partes mecánica-mente determinadas. Separó claramenteal sujeto de su cuerpo, al cual lo recluyóen el universo de la extensión.

Su concepción dualista no fue nuevapara la antropología filosófica, pues ya lahabía descripto Platón en su obra Fedón[13] y con sus variantes la había desarro-llado quien más influyera en la idea car-tesiana de alma: [14] Plotino. [15]

Fue la mecánica, muy desarrollada paraentonces, que le valió para ilustrar la ana-tomía y fisiología del cuerpo humano. Elresultado fue la visión de un “hombre má-quina”, para el cual describió una diversi-dad de funciones de distintos órganos ysistemas, que con algunas modificaciones,se mantienen vigentes todavía.

Asimismo, asentó las bases para queaños más tarde (fines del siglo XVIII, prin-cipios del XIX) la escuela francesa desarrollara el modelo diagnóstico aná-tomo- clínico. La propuesta cartesiana de

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[16] Cfr. GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, A.; DOMÍNGUEZ RODRÍGUEZ, M.; FABRE, O.; CUBERO GONZÁLEZ, A.; “La influencia deDescartes en el desarrollo del método anátomo-clínico”, Neurología, 25, 6 (2010), pp. 374-377.[17] Los griegos ya conocían sobre la existencia de esta glándula. Según Charles Singer (1956) en los trabajos de Galeno,figuraba una glándula llamada konarion (κοναριον) “cosa en forma de cono” o de “pino”, en MEAD, J. G. y FORDYCE, R.E., The Therian Skull: A Lexicon with Emphasis on the Odontocetes, Washington D.C., Smithsonian Institution ScholarlyPress, 2009, p. 4.[18] DESCARTES, René, Discurso del método, Buenos Aires, Losada, 2004, p. 104.[19] Cfr. MARITAIN, Jacques, Tres…, op. cit.

duda, análisis, síntesis y comprobación,supo reflejarse en el abordaje anátomo-clí-nico. Acorde al mismo, todo diagnósticodebe ser demostrado (duda); el enfermoescudriñado con la ayuda del anamnesis,examen físico y localización anatómica dela lesión (análisis); el diagnóstico elaborado(síntesis) y cotejado mediante el diagnós-tico diferencial (comprobación). [16]

Descartes entendió el alma como prin-cipio de los pensamientos -no de vida oanimación- que habitaba todo el cuerpo ylo usaba como herramienta; aunque leatribuyó un lugar fijo de residencia: laglándula pineal. [17] Al respecto decía:

“[…] conocí de ahí que yo era una sustanciacuya total esencia o naturaleza no es sino pen-sar y que, para ser, no necesita lugar alguno nidepende de cosa material alguna. De suerteque ese yo, es decir, el alma por la cual soy loque soy, es enteramente distinta al cuerpo”.[18]

Jacques Maritain (1944) dirá que Descartes reveló la faz del monstruo queel idealismo moderno adora bajo el nom-bre de “pensamiento”, concibiéndolo

sobre el tipo de intelecto angelical y co-metiendo el pecado del “angelismo”. Enotras palabras, un ángel habitando unamáquina y dirigiéndola por medio de laglándula pineal. El espíritu de la obra car-tesiana fue ver la independencia de lamente humana respecto de las cosas. [19]

El padre del racionalismo modernopensaba que lo verdadero en las ideas pro-venía de Dios, y veraz era lo claro y dis-tinto; es decir perfecto tal como Dios. Sien los sueños aparecían imágenes claras,no habría por qué tenerlos por más falsosque la vigilia, pero, visto que se podía ra-zonar mejor despierto que dormido, lospensamientos durante la vigilia tendránmayor veracidad que en los sueños.

“[…] ¿de dónde se sabe que los pensamientosque vienen en sueños son más falsos que losdemás, dado que a menudo no son menos vivosy expresos?”. “Los sueños que imaginamos es-tando dormidos, no deben hacernos dudar enmodo alguno de la verdad de los pensamien-tos que tenemos estando despiertos, pues si sediera el caso de que, aun durmiendo, se tuvierauna idea muy distinta […] su sueño no le im-

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[20] DESCARTES, René, Discurso..., op. cit.[21] DESCARTES, René, Tratado del Hombre, Edición y traducción: Guillermo Quintás, Madrid, Editora Nacional, 1980, p. 50.[22] DESCARTES, René, Pasiones del Alma, Art. III, Biblioteca Virtual Universal, 2003, versión digital [en línea], disponibleen: <http://isaiasgarde.myfil.es/get_file/descartes-ren-las-pasiones-del.pdf> [consulta: 10.06.2011].[23] Ibíd., Art. XLI.[24] Ibíd., Art. XX.

pediría ser verdadera”. “[…] dormidos o des-piertos, no debemos dejarnos convencer nuncasino por la evidencia de nuestra razón”. [20]

El dualismo y el método cartesianopermanecen presentes en las ciencias mé-dicas, aflorando con mayor nitidez en si-tuaciones particulares, como lo es ladeterminación de la muerte.

“Si les decimos a las personas mayores:‘He visto una casa preciosa de ladrillo rosa,

con geranios en las ventanas y palomas en el tejado’,jamás llegarán

a imaginarse cómo es esa casa.Es preciso decirles: ‘He visto una casa

que vale cien mil pesos’. Entonces exclaman entusiasmados:

‘¡Oh, qué preciosa es!’”Antoine de Saint Exupéry

LA “RES” CARTESIANA

La mecanización del cuerpo, segúnDescartes, siguió un esquema que hoybien podríamos llamarlo “robótico”. Unaespecie de “transformer” controlado porel alma desde un privilegiado comandocentral localizado en la glándula pineal.

“El cuerpo no es otra cosa que una estatua omáquina de tierra a la que Dios da forma conel expreso propósito de que sea lo más seme-jante a nosotros […] dispone en su interiortodas las piezas requeridas para lograr que semueva, coma, respire y, en resumen, imite todaslas funciones que nos son propias […]”. [21]“alma es todo lo que hay en nosotros y que noconcebimos en modo alguno pueda pertenecera un cuerpo”. [22] “Toda la acción del alma con-siste en que, sólo con querer algo, hace que lapequeña glándula a la que el alma va estre-chamente unida se mueva de la manera nece-saria para producir el efecto que esa voluntadquiere”. [23]

Un alma unida al cuerpo de la si-guiente manera:

“[…] el alma está verdaderamente unida a todoel cuerpo, y que no se puede decir que esté enalgunas de sus partes con exclusión de lasdemás […] el alma es de una naturaleza que notiene relación alguna con la extensión ni conlas demás dimensiones o con las propiedadesde la materia […]”. [24] “Aunque el alma estéunida a todo el cuerpo, hay sin embargo en élalguna parte en el cual ejerce sus funcionesmás particularmente que en todas las demás[…] es cierta glándula muy pequeña, situada enel centro de su sustancia (refiriéndose al cere-

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[25] Ibíd., Art. XXXI y XXXII.[26] Ibíd., Art. XXXIV.[27] DESCARTES, René, Meditaciones Metafísicas, Meditación Sexta, Traducción: José Antonio Mígues, Escuela de Filoso-fía, Universidad ARCIS, versión digital [en línea], disponible en: <http://www.olimon.org/uan/descartes_meditaciones.pdf>[consulta: 10.06.2011].[28] DESCARTES, René, Pasiones…, op. cit., Art. XXXV.[29] Cfr. CECCHETTO, Sergio, “Identidad personal y trasplante de órganos”, Persona y Bioética, 6, 17 (2002), pp. 12-23.[30] DESCARTES, René, Pasiones…, op. cit., Art. V y VI.

bro, N. del A.) y de tal modo suspendida sobreel conducto por el cual se comunican los espí-ritus”. [25] “[…] la máquina del cuerpo estáconstituida de tal modo que, por el simplehecho de que esta glándula es diversamentemovida por el alma o por cualquier otra causaque pueda hacerlo, impulsa los espíritus que larodean hacia los poros del cerebro, que los con-ducen por los nervios a los músculos, mediantelo cual les hace mover los miembros”. [26]

Con una glándula pineal que alber-gaba, además del alma, también al sen-tido común.

“[…] el alma no es impresionada de un modoinmediato por todas las partes del cuerpo, sinotan sólo por el cerebro o quizá tan sólo por unaexigua parte de aquél, es decir, por aquella enla que se dice que está el sentido común; lacual, siempre que está dispuesta del mismomodo, muestra lo mismo al alma, aunque lasrestantes partes del cuerpo puedan encontrarsede diversos modos”. [27] “[…] las imágenes irra-dian de tal suerte hacia la pequeña glándularodeada por esos espíritus, […] y así, las dosimágenes que están en el cerebro componenuna sola en la glándula, que, actuando inme-diatamente contra el alma, le hacen ver la fi-gura del animal”. [28]

Si comprendo -dirá Descartes- eso sig-nifica que dispongo de una inteligenciadistinta del cuerpo. Este cuerpo es unapropiedad muy especial que se “posee”(habere) y no algo que intrínsecamente se“es” (esse); una pertenencia cuya existen-cia se comprueba como cualquier otroobjeto situado en el espacio, un instru-mento útil para diversos fines, íntimo yextraño a la vez. En cambio, mi esenciaconsiste en ser una cosa que piensa y ca-rece de extensión. Se está íntimamenteunido al cuerpo, casi fundido; pero alma ycuerpo no son cosas idénticas. [29]

Finalmente, así fue como entendió lamuerte del hombre:

“[…] el alma se ausenta, cuando el individuomuere, a causa de que cesa ese calor y de quese corrompen los órganos que sirven paramover al cuerpo”. “La muerte no ocurre nuncapor ausencia del alma, sino porque alguna delas principales partes del cuerpo se corrompe[…]”. [30] “no concebimos a ningún cuerpo sinocomo divisible y, por el contrario, a ningún almasino como indivisible […] sus naturalezas no sóloson diversas, sino también en cierto modo con-trarias. […] no se sigue la muerte del alma a la

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[31] DESCARTES, René, Meditaciones…, op. cit., Sinopsis de la Segunda Meditación.[32] El 10 de noviembre de 1619 Descartes tuvo tres famosos sueños. En el primero fue arrastrado por un torbellino, ate-rrorizado por fantasmas, experimentó caídas permanentes, se topó con un melón y cuando el viento aminoró, entoncesdespertó. En el segundo sueño volaron chispas y tronidos en su dormitorio. El tercer sueño se caracterizó por la calma ycontemplación; sobre una mesa vio una antología poética, en la que leyó el verso “Quod vitae sectabor iter” (¿Qué sendatomaré en la vida?), luego un extraño le citó el verso “Est et non” (Sí y no), entonces el libró desapareció y reapareciendodespués; Descartes quiso mostrarle al extraño un verso mejor, que comenzaba “Quod vitae sectabor ite”; pero todo se es-fumó; en WITHERS, Robert, “Descartes’… op. cit.[33] Ídem.

corrupción del cuerpo y han de esperan los mor-tales una vida ulterior […] el alma humana nosólo no consta de ningún accidente, sino que esella misma pura substancia […] el cuerpo se ex-tingue fácilmente, mientras que el alma es pornaturaleza inmortal”. [31]

“Sueña el rico en su riqueza,que más cuidados le ofrece;sueña el pobre que padecesu miseria y su pobreza;

sueña el que a medrar empieza,sueña el que afana y pretende,sueña el que agravia y ofende,y en el mundo, en conclusión,

todos sueñan lo que son,aunque ninguno lo entiende…”

Pedro Calderón de la Barca

EL SUEÑO EN LA CONTEMPORANEIDAD

Algunas disciplinas de la contempora-neidad; como ciertas neurociencias, la Psi-cología evolutiva y el Psicoanálisis; handedicado algunos tratados al alma soñadora.

Si bien no se profundizará en ese as-pecto del tema, es necesario enfatizar queDescartes creía en la verdad manifestada

a través de los sueños, de ahí que esos fa-mosos tres sueños que tuviera en su ju-ventud, marcaron el camino para toda sufilosofía posterior. Hay quienes los consi-deran la descripción de un viaje a la vidamisma del filósofo, caracterizado por unadisociación mente-cuerpo -en los dos pri-meros- que se transformó en desintegra-ción, en el último. Incluso han visto unparalelismo con el pasaje del Renaci-miento hacia la cultura moderna y desdela modernidad [32] hacia la post moder-nidad. La verdad de estos sueños fue re-velarle el mandato de unificar e iluminarla ciencia y el conocimiento, a través deun mismo y único método: la razón. [33]

El análisis que nos concierne gira entorno al sueño tangible, es decir, al mismoacto de dormir. Entonces partiremos de larepresentación cartesiana del cuerpo dur-miente, claramente identificada con unartefacto en estado de relajación.

“[…] si esta máquina está dispuesta de modoque obedece todas las acciones de los espíritus,representa el cuerpo de un hombre que per-manece despierto. Si, al menos, tienen fuerzapara impulsar y tensar alguna de sus partes,

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[34] DESCARTES, René, Tratado…, op. cit., art. LXIII, p. 95.[35] No pocas veces se considera a la Fisiología como la Filosofía de la medicina.[36] El Electroencefalograma es un método de registro de la actividad eléctrica (ondas) del encéfalo, realizado desde lasuperficie de la cabeza (cuero cabelludo). La intensidad y los patrones de las ondas varían según el grado de excitaciónacorde al sueño, la vigilia, o enfermedades. La intensidad fluctúa entre 0 a 200 �v, en tanto las ondas oscilan (Hz) entre 1a más de 50 por segundo. Sólo la activación sincrónica de millones de neuronas permite el registro. Una sola neurona ac-tivada sería imposible de censar, en GUYTON, Arthur y HALL, John, Tratado de Fisiología Médica, 11ra. ed., Madrid, Else-vier, 2006, pp. 741-743[37] SANTÍN-MARTÍNEZ, Julia, “Trastornos del Sueño”, en NOGALES-GAETE, Jorge; DONOSO, Archibaldo; VERDUGO, Re-nato, Tratado de Neurología Clínica, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 2005, p. 41.[38] EMERSON, Ronald y PEDLEY, Timothy, “Neurofisiología Clínica”, en BRADLEY, Walter; DAROFF, Robert; FENICHEL, Ge-

mientras que otras permanecen libres y relaja-das, tal como sucede con las velas cuando elviento es demasiado débil para llenarlas, eneste caso representa el cuerpo de un hombreque duerme y tiene diversos sueños”. [34]

Ahora bien, ¿a cuáles espíritus se es-taba refiriendo Descartes?

Para contestar esta pregunta recurri-remos a la fisiología contemporánea, [35]para que colabore en el intento de ofreceruna lectura filosófica de la máquina hu-mana durmiente.

Con fines didácticos, restringiremos eltrabajo de las neuronas cerebrales a su ca-pacidad de generar señales eléctricas quepuedan registrarse en el electroencefalo-grama (EEG). [36]

La fisiología moderna define al “sueño”como un estado de inconciencia rápida yreversible; caracterizado por la reducciónde la capacidad motora, adopción de pos-tura típica (yacente en el hombre) y des-conexión incompleta del entorno conbloqueo de las aferencias.

El sueño se conforma por dos tipos deciclos nocturnos: el sueño no-REM, divi-dido en cuatro etapas (I-II sueño superfi-cial, III y IV delta o profundo) y el sueñoREM o paradójico. En el sueño profundose observan 4 subfases. El sueño es unproceso activo, particularmente en laetapa REM (rapid eye movements). [37]

Durante la fase profunda del sueño,nuestro encéfalo se desconecta del en-torno, y las neuronas que lo conformandisminuyen su actividad, hasta generar unpotencial eléctrico con ondas apenas os-cilantes entre 1 a 3,5 veces por segundo.Entre ellas están las llamadas ondas �δ/delta, que poseen un voltaje > 75 μv, loque duplica o cuadruplica el promedio deintensidad de las ondas cerebrales. Lasmismas se observan al final del sueño pro-fundo (subfase 4), en situaciones de anes-tesia o daño estructural severo como es elcoma. [38] La actividad δ demuestra quela corteza cerebral queda liberada de in-fluencias activadoras que ejercen estruc-turas inferiores; normalmente no estápresente en el EEG de adultos despiertos,

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rald; JANKOVIC, Joseph, Neurología Clínica: Diagnóstico y Tratamiento, 4ta. ed., Madrid, Elsevier, 2005, p. 466.[39] Ídem.[40] MINISTERIO DE SALUD DE LA NACION ARGENTINA-INCUCAI, “Protocolo de Diagnóstico de Muerte Bajo CriteriosNeurológicos (Muerte Encefálica)” [en línea], disponible en: <http://www.incucai.gov.ar/docs/manuales/protocolo_diagnostico_muerte_encefalica.pdf> [consulta: 03.06.2011].[41] Cfr. BRESADOLA, Marco, “Medicine and Science in the Life of Luigi Galvani (1737–1798)”, Brain Research Bulletin,46, 5 (1998), pp. 367–380.

apareciendo sólo al dormirse. Las fre-cuencias lentas (δ y θ�) son abundantesen el EEG del recién nacido y niños decorta edad, desapareciendo con la madu-ración. [39]

La técnica del EEG ha permitido usarprotocolos que establecen el diagnósticode muerte a partir de un conjunto de ha-llazgos neurológicos, entre los cuales fi-gura el registro de ondas. Estos protocolosindican, en buen método cartesiano, que:existiendo una causa justificable, ha-biendo transcurrido un tiempo determi-nado, estando excluido todo efecto dedrogas y alteraciones metabólicas, bajodeterminadas condiciones clínicas (dudacartesiana) y siendo repetidas las respues-tas compatibles con determinado examenneurológico (división en partes), se proce-derá al uso de métodos instrumentales(conclusión y comprobación) para diag-nosticar la muerte. Entre estos métodosinstrumentales está el EEG, diciendo unprotocolo al respecto:

“Su resultado debe mostrar el llamado ‘SilencioBioeléctrico Cerebral’, que se define como au-sencia de actividad electro-encefalográficamayor a los 2 (dos) �μv de amplitud, cuando es

registrado por pares de electrodos en el cuerocabelludo con una distancia interelectrodo de10 (diez) cm o más y una impedancia adecuadade los mismos”. [40]

Está claro que el fisiólogo Descartesdesconocía el potencial eléctrico de lamembrana celular, y habría de llegar 1781para que Luigi Galvani comunicara concerteza a la comunidad científica sobre lapresencia de electricidad en las células ani-males. [41] Sin embargo, Descartes logróidentificar una especie de corriente vitalque se encontraba en la sangre o corría porlos nervios, a la que llamó “espíritus ani-males”, estableciendo una asociación entreeste flujo y la animación de la máquinacorporal. Sobre esto escribió:

“En relación con las partes de sangre que llegana alcanzar el cerebro, no sólo sirven para ali-mentar y conservar sus sustancias, sino princi-palmente para producir allí un viento muy sutil,o más bien, una llama muy viva y muy pura,llamada Espíritus Animales. […] A medida quetales espíritus penetran en las concavidades delcerebro, se van progresivamente introduciendoen los poros de sus sustancias y de los nervios;tales espíritus, a medida que penetran o tien-den a ello en mayor o menor cantidad, segúnlos casos, tienen fuerza para variar la forma de

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[42] DESCARTES, René, Tratado…, op. cit., art. XIV-XIX, pp. 60-63.[43] El silogismo es un argumento constituido por tres proposiciones, la última de la cuales es deducida a partir de las dosprimeras. El clásico ejemplo silogístico es: todo A contiene C, B es parte de A, por lo tanto B contiene C, en REAL ACADE-MIA DE LA LENGUA, Diccionario de la Lengua Española, 22 ed., versión digital [en línea], disponible en: <http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=silogismo> [consulta: 20.05.2011].[44] Cfr. MARITAIN, Jacques, Tres…, op. cit.

los músculos en los que se insertan estos ner-vios, dando lugar al movimiento de todos losmiembros. […] Pero con el fin de hacer com-prender todo esto con claridad, deseo referirmeinicialmente a los nervios y a los músculos,mostrando cómo los espíritus del cerebro tie-nen suficiente fuerza para mover un miembrocualquiera en el mismo instante en que pene-tran en algunos nervios”. [42]

Si los espíritus animales provenientesdel cerebro se encargaban de mover la má-quina, bien podría pensarse que su ausen-cia significaría perder animación yvitalidad. Valiéndonos de los criterios elec-troencefalográficos para diagnosticar lamuerte, y suponiendo que los espíritussean equivalentes al impulso eléctrico emi-tido por las neuronas cerebrales, sería ló-gico inferir que la muerte consistiría en elcese de la emisión del potencial neuronal.

Siguiendo este razonamiento, si la elec-tricidad del cerebro dormido es mayor a 75μv y la de uno muerto menor a 2 �μv, en-tonces lo que resta entre ambos valores¿sería la diferencia entre quien vive y quienno? De responder afirmativamente a estapregunta, se justificaría la asociaciónsueño-muerte, de modo tal que entre ellos“mediara tan solo una distancia”.

Mas esta conclusión, por deductivaque parezca, no fue elaborada por Des-cartes, y quién sabe si, de disponer los co-nocimientos actuales de fisiología, lohubiese hecho.

Me aventuro a pensar que tal conside-ración habría estado lejos del pensa-miento cartesiano, fundamentalmentepor dos motivos: uno porque tiene gransimilitud a un silogismo [43] y otro por lainmortalidad que el filósofo le asignara alalma.

Al respecto del silogismo diremos quees el uso lógico de la comparación quepermite pensar una verdad a la luz de otray crear una luz nueva. Una manera en quelo ya conocido se convierte en radianteevidencia. [44] Descartes lo asoció con elmétodo escolástico y pensó que debía sercompletamente sustituido por la eviden-cia subjetiva de la razón matemática.

“A mi me gustaban sobre todo las matemáticas,a causa de la certidumbre y evidencia de sus ra-zones […] Considerando cuántas opiniones dis-tintas puede haber sobre una misma materia,sostenidas por personas doctas sin que puedahaber nunca sino una verdadera, yo tenía casipor falso todo lo que no era más que verosímil

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[45] DESCARTES, René, Discurso… op. cit., parte I y II, pp. 76-91.[46] Se entiende por razón a una “comparación” y por consiguiente una “relación”. Deriva del vocablo latino ratio. Sonsus acepciones: número que representa una comparación entre dos cosas, magnitud relativa entre dos cantidades, teneren cuenta, cálculo, relaciones de negocios, procedimiento, o razón misma. A su vez ratio se forma a partir de la raíz rat(participio perfecto de reor) que significa pensamiento, cuenta, cálculo; y el sufijo -i�. El término contiene la raíz proto-indo-europea re (i) que significa razón o cuenta; en On Line Etymology Dictionary [en línea], disponible en:<http://www.etymonline.com/index.php?search=ratio&searchmode=none> [consulta: 20.05.2011].[47] Cfr. MARITAIN, Jacques, Tres…, op. cit.[48] PREVIGLIANO, Ignacio y HLAVNICKA, Alejandro, “Coma y Alteraciones del Estado de Conciencia”, (Cap. 6), en TerapiaIntensiva, 4ta ed., Buenos Aires, SATI-Editorial Médica Panamericana, 2007, pp. 425-432.

[…] respecto de todas las opiniones que yo habíarecibido hasta entonces en mi creencia, yo nopodía hacer mejor que acometer de una vez latarea de eliminarlas, a fin de poner en su lugardespués, o bien otras mejores, o bien las mismas,cuando yo las hubiera ajustado al nivel de larazón. Y yo creía firmemente que, por estemedio, lograría conducir mi vida mucho mejorque limitándome a construir sobre viejos ci-mientos y apoyándome solamente en principiosque me había dejado inculcar en mi juventud sinhaber examinado nunca si eran verdaderos”. [45]

La manifestación contra el silogismodel filósofo francés fue un repudio a la ló-gica y, con ello, a la potencialidad denuestra inteligencia; es decir, eso que lahace que sea una razón. [46] Paradójica-mente, el primer paso del racionalismoconsistió en desconocer la razón. [47]

EL RACIONALISMO, LAS ALTERACIONESDE CONCIENCIA Y EL DIAGNÓSTICO DE MUERTE

Antes de familiarizarnos con el debateexistente en torno a la formulación cere-

bral de la muerte, conviene recordar quepara que esta formulación sea sospechada,deberá preexistir una manera particular deperder la vigilia que se llama “coma”.

El coma es un estado de inconciencia,es decir, no hay contenido de conciencia,ni capacidad para despertar. El pacienteen coma no abre los ojos frente a ningúnestímulo y no obedece los comandos ver-bales. La causa del coma prolongado es lalesión extensa del hipotálamo posterior odel sistema reticular mesencefálico. Laaparición de apertura ocular implica la sa-lida del coma y el pasaje a un estado pos-comatoso, estos son: el estado vegetativopersistente (o permanente, según eltiempo), el sindrome de enclaustramientoy el estado de mínima conciencia. Elgrupo de tareas conjuntas de la Asocia-ción Americana de Cirujanos Neurológi-cos, la Academia Americana deNeurología y el Colegio de Médicos deEmergencia, han puesto el límite paraconsiderar estado vegetativo permanente(EVP) en: 30 días para lesión hipoxémica y6 meses para lesión traumática. [48]

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[49] TEASDALE, Graham y JENNETT Bryan, “Assessment of Coma and Impaired Consciousness. APractical Scale”, Lancet, 2, 7872 (1974), pp. 81-84.[50] MACHADO, Calixto, “The First Organ Transplant from a Brain-Dead donor”, Neurology, 64, 2005, pp. 938-1942.[51] MOLLARE, Pierre y GOULON, Maurice, “Le Coma Dépassé”, Rev Neurol, 101, 1959, pp. 3-15.[52] LOPEZ-NAVIDAD, Antonio, “Historia de la actitud y conducta en la obtención y extracción de órganos y tejidos paratrasplantes”, en LOPEZ-NAVIDAD, Antonio; KULISEVSKY, Jaime; CABALLERO, Francisco, El donante de órganos y tejidos:evaluación y manejo, Barcelona, Springer-Verlag Ibérica, 1997, p. 4[53] Ausencia completa de actividad eléctrica del miocardio, registrada a través del electrocardiograma.[54] LOPEZ-NAVIDAD, Antonio, “Historia …” op. cit.[55] En la bibliografía médica o legal se usa sinónimamente la expresión “criterios neurológicos”.[56] MACHADO, Calixto, “A definition of human death should not be related to organ transplants”, J Med Ethics, 29, 2003,pp. 201-202.

Según la difundida Escala de Coma deGlasgow, el paciente está en coma cuando:a) no es capaz de obedecer órdenes, b) nopuede emitir palabras inteligibles, y c) noabre los ojos. Los creadores de esta escala,Graham Teasdale y Bryan Jennet (1974),dieron cuenta que en el coma hay tres as-pectos de la conducta humana que se mo-difican independientemente, estos son: larespuesta motora, el entendimiento verbaly la apertura ocular. [49]

Aclarados los términos, entraremos endetalle concediéndole especial atención alos reportes que hicieran en 1959 el neu-rocirujano francés Pierre Wertheimer y co-laboradores, y un año más tarde, suscoterráneos los neurólogos Pierre Mollarety Maurice Goulon junto a un equipo deneurofisiólogos. Estos describieron a pa-cientes con asistencia respiratoria mecá-nica, que habían perdido las funcionesvitales, pero conservaban los latidos cardí-acos. [50] Este sindrome lo llamaron comadépassé (coma pasada o sin posibilidad deretorno), [51] situación clínica que será ve-

rificada en todas las unidades de críticos ycuyo pronóstico será confirmado por todosellos: supervivencia cero absoluto [52]

Una vez instaurada el coma dépassé,era seguida de forma inexorable por asis-tolia [53] -a pesar de los medios más ex-quisitos de mantenimiento- que norespondía a las medidas de resucitacióncardiopulmonar avanzadas, y tenía lugarinmediatamente a continuación, o habi-tualmente en varias horas, infrecuente-mente varios días, con excepcionalesduraciones superiores a una semana. [54]

El interés en las definiciones y diag-nóstico de la muerte basado en “formula-ciones cerebrales” [55] adquirió unanueva urgencia, a partir de los años 60 delpasado siglo, con la llegada de la cirugíade trasplante y el uso del cadáver humanocomo fuente éticamente aceptable de ór-ganos, a la vez que -como consecuenciadel desarrollo de los cuidados intensivosmédicos- se conceptuó la muerte encefá-lica como muerte del individuo. [56]

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[57] DELMONICO, Francis, “The Concept of Death and Organ Donation”, Transplantation, 88, 7S (2009), pp. S123-S126.[58] AD HOC COMMITTEE OF THE HARVARD MEDICAL SCHOOL, “A Definition of Irreversible Coma: Report of the Ad HocCommittee of the Harvard Medical School to Examine the Definition of Brain Death”, JAMA, 1968, pp. 205-337.[59] Bernat y col. (1991, 1992, 1998) consideran que hay ciertas funciones que hacen que el organismo se integre comoun todo. Estas son: respiración, regulación de la temperatura, homeostasis de fluidos y electrolitos, conciencia, búsquedade alimentos, conducta sexual, regulación neuroendocrina y control autonómico, en MACHADO, Calixto, “¿Defendemosuna visión encefálica de la muerte?”, Rev Neurol, 35, 4 (2002), pp. 387-396.

El coma dépassé hizo retomar la aso-ciación entre inconciencia y muerte, des-vinculando a esta última de la exclusivaparada del corazón. Un nuevo razona-miento que desmereció el mecanicismocon que se entendía la vida humana,hasta entonces ligada al funcionamientode la bomba cardíaca y reconocida comoel movimiento del fuelle torácico. La má-quina de las “concavidades y tubos” debióde compartir su exclusividad con unasuerte de “generador de potenciales”, quedemandará sofisticados instrumentospara ser reconocidos.

Un adelanto de la Medicina que per-mitió entender que un ser humano podíaestar muerto aunque el corazón conti-nuara latiendo; y que exigiera altísimonivel de precisión por razones legales, so-ciales, espirituales y sobre todo médicas.

En 1980 la National Conference ofCommissioners on Uniform State Lawsdefinió al fallecido como “un individuoque ha presentado el cese irreversibletanto de las funciones circulatorias y res-piratorias, o el cese irreversible de todaslas funciones del cerebro completo, inclu-yendo el tronco cerebral”.

De a poco fue esclareciéndose -aun-que no para todos- que hay un solo tipode muerte: la que adviene luego de queel cerebro de una persona haya dejadocompleta e irreversiblemente de funcio-nar. [57]

EL MECANICISMO EN LA IDENTIFICACIÓN DE LA MUERTE ENCEFÁLICA

Todavía hoy persisten los debates mul-tidisciplinarios sobre cómo reconocer lamuerte basándose en hallazgos neuroló-gicos, los que generan igual polémica quela causada por los primeros criterios quela Escuela de Medicina de Harvard enun-ciara a partir de pacientes en coma irre-versible. [58]

Según Calixto Machado (2002) todaformulación sobre la muerte deberíaconstar de: una definición, el sustratoanátomo-fisiológico y las pruebas confir-matorias. Para este investigador la polé-mica sobre la muerte encefálica gira entorno a tres corrientes conceptuales: a) lasque la definen como la muerte de “todo”[59] el encéfalo, b) como la muerte del

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[60] Bartlett y Youngner (1998) proponen que la muerte es la pérdida de lo significativo para la naturaleza de los sereshumanos, esto es: la percepción, el pensamiento y la cognición. Piensan que sólo las funciones corticales superiores, laconciencia y la cognición definen la vida y la muerte del ser humano. Veatch (1978, 1993) propuso además a la interac-ción social, enfatizando lo crucialmente significativo para la vida humana: raciocinio, conciencia, identidad personal einteracción social. Este autor considera a la muerte humana como la “pérdida irreversible de la capacidad del organismopara la interacción social”. Los que adhieren a esta formulación han dividido funcionalmente el encéfalo en: bajo (troncoencefálico), que controla funciones vegetativas y alto (hemisferios cerebrales, particularmente neocorteza) responsablede la conciencia y la cognición, en MACHADO, Calixto, “¿Defendemos…”, op. cit.[61] Son aquellos pacientes que teniendo el diagnóstico de muerte encefálica no desarrollan irremisiblemente una asis-tolia cardíaca en horas o días. Esta rara evolución ha sido reportada por autores como Fabro (1982), Parisi y col. (1982),Antonini y col. (1992) y Shewmon (1998), en MACHADO, Calixto, “¿Defendemos…”, op. cit.[62] MACHADO, Calixto, “¿Defendemos…”, op. cit.[63] Ídem.[64] Las ciencias inductivas son aquellas que buscan causales a partir del análisis de sus efectos. Esto es lo que hacemoslos médicos cuando pretendemos diagnosticar la enfermedad (causa) a partir del estudio de sus signos, síntomas y modi-ficaciones físicas (efectos).

tronco encefálico y c) las formulacionesneocorticales [60] de la muerte.

Los partidarios de las dos primeras pos-turas no han podido explicar las ondas en elEEG pese al daño irreversible del cerebro, lapersistencia de funciones hipotalámicasneuroendocrinas, el control autonómico,cuántas y cuáles neuronas deben dejar defuncionar para que se pierda el “todo”, laactivación cortical inespecífica al aplicar es-timulación cerebral profunda en pacientescon daño irreversible del tronco encefálico,o la supervivencia somática. [61]. Asimismo,quienes sostienen la definición neocorticalse han visto en dificultades para argumen-tar pruebas diagnósticas que determinen laausencia permanente de funciones cogniti-vas y afectivas. Estos han llegado a afirmarque los pacientes en estado vegetativo per-manente “están muertos”, pero sin demos-trar la ausencia absoluta de pensamientosubjetivo, manteniendo incomprendidas las

recuperaciones -no esperadas y bien docu-mentadas- de la cognición en pacientes coneste estado. [62]

El mismo Machado ha formulado unadefinición de muerte como “pérdida irre-versible de la conciencia como la funciónmás importante del organismo, encargadade proveer atributos humanos esencialesy del más alto nivel de control, dentro dela jerarquía de funciones integradoras delorganismo”. Enfatiza que “la concienciano tiene una relación sencilla, uno a uno,con estructuras encefálicas superiores einferiores, porque su sustrato físico sebasa en la anatomía y fisiología a travésde todo el encéfalo”; [63] interpretacióncon la que toma cierta distancia de la in-fluencia mecanicista.

A mi modo de ver, este debate planteala inconsistencia de la Medicina estructu-rada por disciplinas inductivas, [64] en

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[65] La “esencia” o, para los filósofos, “naturaleza”, es esa propiedad que posee determinado “ente” indivisible que quedapor fuera del campo sensorial y constituye una incógnita para las ciencias naturales.[66] Se hace referencia al término Physica (φυσικός) con el que los antiguos llamaban a la naturaleza. [67] Cfr. MARITAIN, Jacques, Distinguir para unir o los grados del saber, Buenos Aires, Club de Lectores, 1978, pp. 49-118.[68] La filosofía perenne (philosophia perennis) es una noción que reconoce la existencia de verdades universales inde-pendientemente de la época, cultura o pueblo.[69] Cfr. MARITAIN, Jacques, Distinguir… op. cit.

determinar aquello que buscamos infruc-tuosamente con la exactitud de la técnicay que no es otra cosa que la “esencia” [65]escondida detrás de la muerte. Por lovisto, la Medicina tan sólo llegaría hastamanifestaciones percibidas por medio delos sentidos (experiencias sensibles), esdecir, nada más signos exteriores de esaesencia. Para el caso del diagnóstico demuerte, estos signos estarían compendia-dos en el “rigor mortis”, no siempre pre-sente en situaciones de muerte encefálica.Es por ello que la Medicina pide ayuda aciencias deductivas que la racionalicen yla tornen explicativa, lo cual pretende ha-cerlo con el diagnóstico anátomo-clínico.

El gran descubrimiento de la moderni-dad, con Descartes como pionero, fue ge-nerar una ciencia universal de lanaturaleza sensible, basada no en la filo-sofía, sino en la físico-matemática, omejor dicho, materialmente física [66] yformalmente matemática. [67]

Sin embargo, Maritain (1932) estimaque la concepción matemática de la na-turaleza ha sido la causa de las desave-nencias entre la ciencia moderna y lafilosofía perenne, [68] “debido a la cons-

trucción de universos cada vez más leja-nos y geometrizados, en los que ‘entida-des causales ficticias fundadas en lo real’,sirven de soporte a la deducción mate-mática y envuelven una porción muy par-ticularizada de causas y condicionesreales empíricamente determinadas”. Espor ello que la ciencia físico-matemáticapretenderá hipótesis mecanicistas, dadoque el mecanicismo es la única represen-tación causal que, bien o mal, puede sub-sistir en una reducción general de la físicaa la geometría. [69]

Indudablemente, las matemáticas hansido un excelente instrumento para de-ducir fenómenos de la naturaleza, posibi-litando a la Biología, Psicología, y demásciencias de la salud, analizar la realidadsensible. Un médico no se imaginaría en-tender la evolución febril de su paciente,o evaluar el acoplamiento del enfermo alrespirador mecánico, prescindiendo decurvas plasmadas entre abscisas y orde-nadas. Pero la Medicina al igual que laBiología, reconstruye sistemas abiertospara estudiar esa realidad, espacios dondelos fenómenos matematizados están limi-tados. Basta recordar la frecuente expre-sión que “en medicina dos más dos nunca

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[70] Lo que está más allá de la naturaleza sensible o del físico es el μεταφυσική, es decir la metafísica.[71] DESCARTES, René, Meditaciones…, op. cit., Tercera Meditación.[72] Ibíd., Cuarta Meditación.

en cuatro”, y ni qué decir de la inexacti-tud de los pronósticos de muerte.

Por lo tanto, a la hora de considerarobjetos abstractos, que se hallen por en-cima de la naturaleza sensible, [70] puri-ficados de toda materia, y que hastapuedan existir sin ella; las disciplinas bio-lógicas deberán complementarse con laciencia deductiva del ser corporal, esdecir, con la Filosofía.

LA METAFÍSICA CARTESIANA EN ELCENTRO DEL DEBATE DE LA MUERTEENCEFÁLICA

Ciertamente, la Filosofía ha tomadoparte en este debate desde las primerasformulaciones de muerte que usaran cri-terios cerebrales. Y en la actualidad haydeducciones filosóficas que analizan estediagnóstico desde la figura del “cons-tructo”, pensamiento que será deman-dado por la razón para “convencerse” dela existencia de un fenómeno. Es decir, ala usanza de la metafísica cartesiana.

Descartes decía: “Si no existe en míuna idea tal, no tengo ningún otro argu-mento para asegurarme de la existenciade otra cosa diferente de mí”. [71]

Esta concepción elevó la mente hu-mana al pedestal divino, otorgó infalibili-dad a la razón y redujo la realidadobjetiva a todo aquello que concordasecon los pensamientos existentes. Esterasgo aportaría arrogancia a los conoci-mientos científicos de los siglos posterio-res. Sobre el error de los juicios de larazón, el filósofo francés escribía:

“[…] hay en mí una cierta facultad de juzgar,que he recibido ciertamente de Dios […] ypuesto que Aquél no quiere que yo me equivo-que, no me ha dado evidentemente una facul-tad tal que me pueda equivocar jamás mientrashaga uso de ella con rectitud. […] yo nuncapuedo errar; porque si lo que hay en mí lotengo de Dios, y Éste no me ha dado ningunaposibilidad de errar, me parece que no puedoequivocarme. […] ni la capacidad de querer, quetengo de Dios, es, estrictamente considerada,la causa de mis errores, […] ni tampoco la ca-pacidad de concebir, porque lo que concibo,habiendo recibido de Dios la facultad de con-cebir, lo concibo sin duda alguna rectamente, yno puede provenir de ella que me equivoque.[…]”. [72]

Una mirada extrema del racionalismoradica en el desplazamiento de los crite-rios diagnósticos de muerte, del ámbitode las demostraciones al confín de lasconvicciones. Al respecto de la muerte en-

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[73] TRUOG, Robert. “Is It Time to Abandon Brain Death?”, Hasting Center Report, 1997, pp. 27-29.[74] TRUOG, Robert; ROBINSON, Walter, “Role of Brain Death and the Dead-Donor Rule in the Ethics of Organ Transplantation”, Crit Care Med, 3, 9 (2003), pp. 2391-2396.[75] TRUOG, Robert y ROBINSON, Walter, “Redefining the Ethical and Legal Foundations of Organ Procurement”, [letter],Crit Care Med, 32, 5 (2004), pp. 1241.[76] SINGER, Peter, Repensar la vida y la muerte. El derrumbe de nuestra ética tradicional, Barcelona, Paidós, 1997, p. 47.[77] Hago referencia a la experiencia sensible y no al experimento.[78] GHERARDI, Carlos, Vida y Muerte en Terapia Intensiva. Estrategias para conocer y participar en las decisiones, Bue-nos Aires, Biblos, 2007, p. 80[79] MAINETTI, José Alberto, Ensayo de Biofilosofía, 2010, comunicación personal, por José Alberto Mainetti el 15 de juliode 2010.[80] DESCARTES, René, Meditaciones…, op. cit., Primera Meditación.

cefálica, Robert Troug en varias oportuni-dades ha enunciado que los “argumentosde por qué estos pacientes deben ser con-siderados muertos nunca han sido sufi-cientemente convincentes”. [73] Loconsidera un concepto plagado de incon-sistencias y contradicciones, fallido encomprender la muerte de manera bioló-gica y filosóficamente coherente; que hasido elaborado para satisfacer las necesi-dades de una fase crucial del desarrollo dela medicina de trasplante. [74] Por lotanto, se trata de “una construcción socialque a menudo es considerada un inmuta-ble fisiológico o un absoluto ético”. [75] Elfilósofo Peter Singer (1997) ha expresadoque la muerte encefálica se trata de una“ficción práctica, propuesta y aceptadapor permitir salvar órganos que, si no, sedesperdiciarían”. [76]

Otros pensadores también han mani-festado que la formulación de la muerteencefálica porta una impronta experi-mental. [77] Carlos Gherardi (2007) estimaque aún es difícil asumir una muerte que

no provoque modificaciones corporales“visualizables” y que todo resulte de la co-municación del resultado de un exameno un test efectuado por un experto. [78]En tanto, José Mainetti (2010) se refiera ala muerte encefálica como “una muertetecnológicamente intervenida, social-mente construida y moralmente autó-noma”. [79]

Un breve extracto del pensamientocartesiano sobre la capacidad de la mentepara habilitar un engaño y eludir el cali-ficativo moral nos ayudará a entender elsentido del constructo:

“[…] no actuaré mal, según confío, si cambiandotodos mis propósitos me engaño a mí mismo ylas considero (hablando sobre sus opiniones, N.del A.) algún tiempo absolutamente falsas eimaginarias, hasta que al fin, una vez equilibra-dos los prejuicios de uno y otro lado, mi juicio nose vuelva a apartar nunca de la recta percepciónde las cosas por una costumbre equivocada; yaque estoy seguro de que no se seguirá de estoningún peligro de error […]”. [80]

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[81] Cfr. DONADÍO MAGGI DE GANDOLFI, María Celestina, “La nueva moral”, Sapientia, 53 (1998), pp. 57-71.[82] Cfr. DONADÍO MAGGI DE GANDOLFI, María Celestina, “Ética y Éticas aplicadas”, Philosophica, 16 (1994), pp. 137-147.[83] Cfr. MARITAIN, Jacques, Distinguir… op. cit.

Todo parecería enunciar que el cons-tructo no sería otra cosa que el resultadode usar una “semántica pragmática”, pro-pia de la nueva moral utilitarista, que ter-mina negando a la persona como un sercomplejo, jerárquico e integrado. [81] Almismo tiempo, manipula campos de lavida humana por medio de una “raciona-lidad moral computarizada”, privada deactos absolutamente malos o prohibidos.[82] No se tratará de calificar como buenoo malo a la ficción de considerar muertoa alguien que aún no lo esté, sino de eva-luar la utilidad de este engaño; donde “loútil” -para este caso un cadáver que pro-vea órganos- tendrá el peso suficientepara exculparlo de cualquier ilicitud.

La metafísica moderna parece olvi-darse que la Medicina deberá entender alser vivo dentro de su realidad propia y nodentro del pensamiento médico o socialimperante. Esto demandará que los fenó-menos de cada persona sean explicadosde manera biológicamente autónoma, esdecir, sin reducciones físico-químicas ydonde todos los detalles queden fijadosen la estructura de ese ser, es decir, “on-tológica”. [83]

Después de todo, lo que al médico leinteresa saber (diagnosticar), más allá de

lo que digan los aparatos, es si su pa-ciente, sea este Juan o Juana, está indu-dablemente muerto.

“[…] falsedad de un juicio no es para nosotros ya una objeción contra él;

acaso sea en esto en lo que más extraño suene nuestro nuevo lenguaje. La cuestión está en saber

hasta qué punto ese juicio favorece la vida,conserva la vida, conserva la especie, quizá incluso selecciona la especie.”

Friedrich Nietzsche

REFLEXIONES FINALES

Las disciplinas positivistas de la actua-lidad se encuentran atravesadas de dife-rentes maneras por la filosofía deDescartes, asimilada a través de su Dis-curso del Método. El método permitió undesarrollo inusitado de las ciencias empí-ricas, y la Medicina no fue la excepción.Decir “método científico” es referirse a lapiedra fundacional del racionalismo y su-pone una mirada subjetivista del mundoque nos rodea.

Los cuestionamientos a la solidez deldiagnóstico de muerte encefálica no se-rían más que el reflejo de cuán costoso es

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para nuestra razón humana admitir queciertos individuos que parecieran dormi-dos estuvieran realmente muertos. El sub-jetivismo no está ajeno a estos tapujos. Esque para el dualismo cartesiano el sueñole ha pertenecido al alma inmortal, de ahíque no sería raro que el racionalista mo-derno tuviera dificultades para asociar elsueño con la muerte.

El mecanicismo, con sus limitacionesexplicativas, ha apretado los nudos de esteenredo. El mecanicismo está en la idea delcorazón bomba, o en la búsqueda minu-ciosa del dispositivo cerebral que abrirápaso a la muerte. Está en la sustitución dela epífisis cartesiana por el hipotálamo deldebate actual, donde vestigios de una im-perecedera alma serán exigidamente trans-criptos como “actividad neuro-endócrinaresidual”.

El cogito ergo sum cartesiano -por elque “si no pienso no soy”, por lo tanto, sino hay conciencia la persona no existe-habría resultado débil para argumentarque el sujeto inconciente no puede gene-rar pensamientos. Un simple recuerdo dealguna de nuestras pesadillas rebatiría talconclusión.

Por otro lado, pretender abarcar todoel conocimiento con el lenguaje matemá-tico, hundiría en la incomprensión a vas-tos aspectos de la realidad, con los que laMedicina contemporánea no puede lidiaren soledad. Estos son asuntos concer-

nientes a la vida y la muerte. Es acá dondelas disciplinas de la vida deberán ser ayu-dadas por una filosofía realista, que per-mita la autonomía y especificidad de lasciencias en sus ansias por conocer, pero ala vez, que adopte una postura críticapara justificar toda realidad por fuera dela mente y asegure que esta realidad novaya a ser sesgada por la experiencia.

La ponderación del pensamiento en lafilosofía racionalista habría derivado en lacerteza extrahumana de razonar sin fa-llar, motivo suficiente para que ciertos in-vestigadores no estuviesen dispuestos aconvencerse, que un hecho -como es al-guien fallecido- podrá identificarse desdesignos menos sensibles, pero no por elloinexistentes, como los neurológicos.

En sí, es la manera en que el raciona-lismo moderno pretende, erróneamente,construir una realidad acorde a sus pre-ferencias, donde “las cosas son, como elsujeto desea que sean”.

Concluyendo, diré que la huella deDescartes ha sido tan profunda que hastasus maneras militares se han visto repro-ducidas en el estilo del debate en cues-tión. Para este filósofo, buscar la verdadconsistió en dar batallas y admitir unafalsa opinión fue la afrenta de la derrota.La defensa de su nueva propuesta para laciencia será emulada por los investigado-res modernos al argumentar sus posturas;donde la opinión de uno suprimirá la del

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[84] Cfr. LOZANO BARRAGÁN, Javier, “Vida: donación de amor”, en Junto al enfermo incurable y al que muere: orienta-ciones éticas y operativas, editado por SGRECCIA, Elio y LAFFITTE, Jean, Madrid, BAC, 2009, pp. 23-34.[85] Cfr. JUAN PABLO II, Discurso del Santo Padre con ocasión del XVIII Congreso Internacional de la Sociedad de Tras-plantes, Roma, 29.08.2002 [en línea], disponible en: <http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/2000/jul-sep/documents/hf_jp-ii_spe_20000829_transplants_sp.html>, [consulta: 27.05.2010].

otro, cual si se tratara de una contiendade contradicciones.

En la contradicción uno de los opues-tos excluye al otro; y eso, es terreno de la“muerte”.

En cambio, nuestro esmero se aboca atratar de entender lo que es “vida”. La vidaes convergencia de distintos y desdeluego que incluye la oposición, pero unaoposición desde la contrariedad. La con-trariedad une los distintos con una con-junción: esto “y” esto. [84]

Si esta unión no es posible advendrála muerte. Muerte que es una sola, ni en-

cefálica, ni cardio-respiratoria, y consisteen la total desintegración de esa unidadque es la persona misma.

Ni el número que ha cautivado a tantos,ni técnica científica o método empírico al-guno podrán identificar directamente lamuerte de la persona.

Nada justifica que se entienda a lossignos biológicos, que la Medicina haaprendido a reconocer con mayor preci-sión, como determinantes del “momentoexacto de la muerte” de una persona. Ellosson sólo para reafirmar que la persona re-almente ha fallecido. [85]