De electricidad, transgénicos y periodismo - vientosur.info · Los días 26 y 28 del pasado mes de...
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De electricidad, transgénicos y periodismo
Manuel Ruiz Pérez – Departamento de Ecología – Universidad Autónoma de Madrid
Madrid, 27 de junio de 2014
Los días 26 y 28 del pasado mes de mayo ElDiario.es publicó sendas entrevistas de Raúl Rejón a Elena
Álvarez-Buylla y a José Miguel Mulet criticando y defendiendo los cultivos transgénicos respectivamente.
Cada entrevista generó un fuerte debate en los comentarios, con tonos y grados de acierto muy variados, lo
que junto a algunas quejas al periódico aparentemente indujo a José Cervera, Defensor de la Comunidad, a
terciar en el asunto con una nota titulada ‘La electricidad y los transgénicos’. Creo que publicar las
entrevistas fue un acierto (aunque no comparto algunos puntos de vista expresados en ellas) pero la nota
del Defensor de la Comunidad me ha dejado perplejo y me ha impulsado a redactar esta respuesta.
El Sr. Cervera mantiene que ‘…hay razones por las cuales discutir el modo como se introduce ésta (o
cualquier otra) tecnología sin demonizar a la tecnología misma y sin difamarla con afirmaciones
científicamente incoherentes o más que dudosas.’ equiparando crítica a difamación o demonización (nótese
la similitud con la afirmación del Sr. Mulet en su entrevista‘…La tecnología en sí es neutra. Y es útil. Lo que
ocurre es que se la ha demonizado y se la ha colocado en una discusión ideológica.’). Según el Sr. Cervera,
dicha tecnología es rechazada por ‘una especie de visceral temor a la manipulación genética, por una parte’,
lo que generaría ‘un no menos visceral rechazo a las posturas anticientíficas y a los razonamientos
(paradójicamente) irracionales por la otra’.
El Defensor de la Comunidad comete en mi opinión tres errores: confundir la parte con el todo, asimilando
cultivos transgénicos (la parte) a (bio)tecnología (el todo) y equiparando la tecnología transgénica a
cualquier otro tipo de modificación genética; dar por sentado que está plenamente demostrada su
inocuidad y eficacia, lo que le lleva a tratar de anticientífica e irracional solamente a aquella parte crítica
con dicha tecnología; y, en línea con lo anterior, cuestionar solamente las afirmaciones de la Sra. Álvarez-
Buylla, aceptando al mismo tiempo la veracidad de las del Sr. Mulet. En las líneas que siguen trataré de
ilustrar y corregir lo que entiendo son sesgos impropios del Defensor.
Organismos Modificados Genéticamente: solo una parte, y radicalmente distinta
La base de la domesticación de especies emprendida hace más de 10 milenios es la modificación genética
consciente y/o inconsciente de organismos vivos para satisfacer necesidades humanas1 2 3. Este proceso de
co-evolución entre los seres humanos y otros organismos vivos4 ha sido llevado a cabo fundamentalmente
por cientos de generaciones agricultoras. En las últimas décadas ha experimentado un gran impulso debido
al desarrollo científico-tecnológico que ha permitido acelerar los cambios además de introducir nuevas
formas de manipulación poco usuales o inexistentes en la naturaleza, obteniendo variedades catalogadas
genéricamente como organismos modificados genéticamente (OMG). No es por tanto cierto que haya un
temor visceral a la manipulación genética, como tampoco lo es que la única vía de desarrollo
biotecnológico sea a través de la transgénesis. Estas afirmaciones solo pretenden desviar la atención y
enmarcar el debate en un terreno interesado y sesgado. De hecho, hay técnicas biotecnológicas
sofisticadas 5 utilizadas por muchos excelentes investigadores dedicados a la mejora de variedades de
plantas y animales que no implican transgénesis.
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Sin embargo, los cultivos transgénicos suponen un cambio suficientemente drástico en las distintas
trayectorias de domesticación y mejora como para generar riesgos sin precedentes, lo que ha sido
reconocido a nivel nacional e internacional. Así, la Unión Europea establece una directiva propia para
controlar la liberación de OMG6, que define en el anexo 1A como:
Las técnicas de modificación genética a que se refiere la letra a) del punto 2 del artículo 2 son, entre otras,
las siguientes:
1) Técnicas de recombinación del ácido nucleico, que incluyan la formación de combinaciones nuevas de
material genético mediante la inserción de moléculas de ácido nucleico -obtenidas por cualquier medio
fuera de un organismo- en un virus, plásmido bacteriano u otro sistema de vector y su incorporación a un
organismo hospedador en el que no se encuentren de forma natural pero puedan seguir reproduciéndose.
2) Técnicas que suponen la incorporación directa en un organismo de material hereditario preparado fuera
del organismo, incluidas la microinyección, la macroinyección y la microencapsulación.
3) Técnicas de fusión de células (incluida la fusión de protoplasto) o de hibridación en las que se formen
células vivas con combinaciones nuevas de material genético hereditario mediante la fusión de dos o más
células utilizando métodos que no se producen naturalmente.
Igualmente, el Protocolo de Cartagena del Convenio sobre Diversidad Biológica7 establece en el artículo 3(i):
Por "biotecnología moderna" se entiende la aplicación de:
a. Técnicas in vitro de ácido nucleico, incluidos el ácido desoxirribonucleico (ADN) recombinante y la
inyección directa de ácido nucleico en células u orgánulos, o
b. La fusión de células más allá de la familia taxonómica,
que superan las barreras fisiológicas naturales de la reproducción o de la recombinación y que no son
técnicas utilizadas en la reproducción y selección tradicional.
Definición que también retoman la OMS y la FAO8 en su Codex Alimentarius sobre control de riesgos
derivados de las nuevas biotecnologías.
Es pues claro que la percepción de riesgos ambientales, agronómicos y alimentarios no se restringe al
ámbito de ONGs con una ‘conservadora desconfianza’ como mantiene el Sr. Cervera, sino que está
presente en las actuaciones de organismos internacionales responsables de velar por la calidad ambiental,
capacidad de producir alimentos y salud humana. La propia UE defendió la pertinencia de este control en
su defensa frente a la queja conjunta presentada ante la Organización Mundial de Comercio por Argentina,
Canadá y los EEUU, utilizando para ello profusamente argumentos relativos a los riesgos de estos cultivos9.
No se trata por lo tanto de un problema exclusivamente político como sostienen los Sres. Cervera y Mulet
(aunque tiene ciertamente un componente político). Ante esta situación, es legítimo hacerse las siguientes
preguntas: ¿Son los lobbies ecologistas tan poderosos como para haber forzado la adopción de estas
políticas por parte de organismos internacionales?. ¿Está sobre-regulada la tecnología transgénica, como
presenta el Sr Mulet? ¿O hay fundamentos para esta percepción de riesgos que justifican la adopción de
regulaciones y medidas de control?
Quiero aclarar en este punto que no soy opuesto a la transgénesis, ni a cualquier otra tecnología que
ofrezca opciones de mejora, algo que podría llegar en un futuro con el aumento de la precisión y desarrollo
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de nuevas biotecnologías10 11 12 . Y además considero positivos logros como el empleo de bacterias
modificadas genéticamente para producir insulina humana. Pero es importante que dichas tecnologías
ofrezcan mejoras reales, seguras y asequibles, y por el momento, como señalaré a continuación, hay entre
dudas razonables y evidencias probadas de que más del 95% de los OMG que se cultivan (los cultivos
transgénicos realmente existentes) no cumplen esas condiciones.
Dudas y contestaciones científicas
Dice en su nota el Defensor de la Comunidad que ‘Así, en el caso que nos ocupa algunas afirmaciones de la
doctora Álvarez-Buylla se consideran dudosas y han sido contestadas en foros científicos, como la
contaminación del maíz autóctono con genes transgénicos que nadie ha conseguido confirmar o la
capacidad teratogénica del herbicida Glifosato, cuya publicación se retiró.’ (letra negrita e hipervínculos en
el original).
La primera afirmación, que de hecho recoge lo expresado por el Sr. Mulet en su entrevista, es interesante
por tres razones: su desactualización; lo que ejemplifica de sociología de la ciencia y capacidad de presión
contra aquellas publicaciones y autores que obtienen resultados negativos para poderosos intereses; y por
el sesgo y falta de verificación que denota el Sr. Cervera. En 2001 Nature, la revista científica de mayor
prestigio, publicó un artículo de Quist y Chapela en que se anunciaba la introgresión de ADN transgénico en
variedades de maíz tradicional en México13. Obviamente, el posible riesgo de contaminación genética por
maíz transgénico en el país origen de esta importante planta sin que su cultivo hubiese sido aprobado era
un asunto serio14 y había que atajar todo atisbo de duda. No es de extrañar que la publicación del artículo
desatase una fuerte polémica, cuestionando su validez metodológica y conclusiones. Nature retiró su apoyo
al artículo aunque no llegó a retractarlo, y Chapela perdió el derecho a titularidad en su plaza del
Departamento de Recursos Naturales de la Universidad de Berkeley.
El investigador reclamó esta decisión alegando entre otros motivos el posible conflicto de interés de Jasper
Rine, profesor de Biología Molecular y Celular y prominente miembro del tribunal que le denegó la
titularidad. Rine participaba en el proyecto de 25 millones de dólares financiado por Novartis (empresa que
posteriormente fue fusionada para crear Syngenta) y había presentado en sus clases el trabajo de Quist y
Chapela como ejemplo de mala investigación. La decisión fue finalmente revocada y Chapela consiguió su
plaza en mayo de 200515. Ese mismo año un grupo de investigadores anunciaba la ausencia de introgresión
en muestras tomadas posteriormente al trabajo de Quist y Chapela16, lo que parecía confirmar las dudas
según se hizo eco la propia revista Nature 17, atrayendo una nueva oleada de críticas.
El debate quedó zanjado con un artículo publicado en 2009 18 en el que participó Alvarez-Buylla y que
confirmó la presencia de secuencias de ADN de maíz transgénico en variedades tradicionales procedentes
de diversas zonas de México, incluida la del trabajo de Quist y Chapela. Nature (ese es el poder de la
ciencia) se vió obligada a reconocer el hecho19, resaltando además que el manuscrito original había sido
enviado previamente a PNAS (otra revista científica de gran prestigio), y que a pesar de los comentarios
favorables de uno de los revisores, el artículo que confirmaba la introgresión de ADN de maíz trangénico en
México fue finalmente rechazado por el editor, alegando que otro revisor lo había descartado tras señalar
que el trabajo podría ‘gain undue exposure in the press due to a political or other environmental agenda’
(‘ganar exposición indebida en la prensa por intereses políticos o ambientales’). Una publicación más en
2009 de Alvarez-Buylla y su equipo20 complementó estos resultados, que habían sido de hecho anticipados
por otros grupos en trabajos previos 21.
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Esta sucinta exposición del caso de Quist y Chapela es relevante porque forma parte de una historia de
presión contra personas cuyos resultados de investigación contravienen poderosos intereses económicos
y/o políticos. Rachel Carson y su denuncia de los plaguicidas 22; John Yudkin y su batalla contra las dietas
muy ricas en azúcares 23; Sherry Rowland y Mario Molina, descubridores del agujero de la capa de ozono 24;
o Rajendra Pachauri, líder del Panel Intergubernamental de Cambio Climático 25. Todos ellos han sufrido
presiones, difamación e incluso el ostracismo promovido por grandes empresas químicas, agroalimentarias
o energéticas. Quist y Chapela no han sido los únicos en el caso de los cultivos transgénicos. De nuevo la
revista Nature hizo sonar la alarma en 2010 en un artículo que llamaba la atención sobre los abusos
sufridos por investigadores cuyos resultados sugieren problemas con estos cultivos 26.
Volviendo a la afirmación del Defensor de la Comunidad acerca de ‘… la contaminación del maíz autóctono
con genes transgénicos que nadie ha conseguido confirmar’, como muestra de su rigor científico el Sr.
Cervera nos deriva como única referencia a una página del foro de internet ‘Los productos naturales ¡Vaya
timo!’ firmada por el Sr. Mulet, lo que induce a pensar que no ha revisado la literatura científica, tomando
como sola fuente a una de las partes antes de decretar erróneamente que la contaminación con maíz
transgénico no ha sido confirmada.
El tema de la retirada de la publicación sobre los efectos perniciosos del glifosato (principio activo del
RoundUp, uno de los herbicidas más empleados, para el que se han diseñado variedades transgénicas
tolerantes, lo que permite su empleo masivo sin afectar a la planta transgénica cultivada pero controlando
en teoría las malas hierbas) es también ilustrativo de las limitaciones del artículo del Defensor de la
Comunidad. De entrada, la página a la que nos remite el hipervínculo corresponde de nuevo al foro ‘Los
productos naturales ¡Vaya timo!’ y está también firmada por el Sr Mulet. En este caso, sin embargo, la
página hace referencia al trabajo de un equipo argentino liderado por Carrasco 27 publicado en la revista
Chemical Research in Toxicology del que no tengo constancia que haya sido retirado (agradecería se me
corrigiese si estoy en un error en este punto). El artículo que si ha sido retractado (una retractación es la
retirada de un artículo previamente publicado, de modo que sus datos y la referencia al mismo no pueden
ya ser utilizados en otras publicaciones científicas) es el de Séralini y su grupo, publicado en Food and
Chemical Toxicology (FCT) en 2012 28. En él se anunciaban efectos tóxicos y teratogénicos en ratas
alimentadas con una variedad de maíz transgénico durante 2 años (esperanza de vida de ese tipo de ratas)
achacables, según dicho estudio, no solo al glifosato sino también a los co-adyuvantes de la mezcla química
que constituye el RoundUp. Naukas, la web del propio Sr. Mulet, trae una nota sobre esta retractación.
Ignoro si era intención del Sr. Cervera referirse al artículo de Séralini y, en caso afirmativo, cual ha podido
ser la causa del error en el hipervínculo. Lo cierto es que el artículo retractado por FCT generó un auténtico
tsunami en el debate sobre los alimentos transgénicos y comenzó a ser criticado pocas horas después de su
aparición en la versión on-line de la revista (la prensa española se hacía eco de estas críticas al día siguiente
de su aparición) con numerosos científicos pidiendo su retractación. La Autoridad Europea de Seguridad
Alimentaria (EFSA) rechazó la validez científica del estudio 29 reafirmando la seguridad alimentaria del maíz
NK 603, cuya evaluación, como suele ser habitual, se basa en el estudio de las evidencias aportadas por la
empresa propietaria de dicho maíz transgénico, en este caso Monsanto. Al mismo tiempo, y
contradictoriamente, la EFSA desarrollaba nuevas directrices 30 para estudios de larga duración en
toxicidad crónica, una de las claves del artículo retractado.
Buenos resúmenes de las críticas aparecen en 31 32 33 y una respuesta de los autores al conjunto de críticas
en 34. Como puede verse en la carta de retractación enviada por el editor de FCT 35, la revisión no encontró
evidencias de fraude o manipulación de datos, centrando sus críticas y motivaciones para la retractación en
la representatividad de la muestra y en la idoneidad del tipo de rata empleado en el estudio: ‘Unequivocally,
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the Editor-in-Chief found no evidence of fraud or intentional misrepresentation of the data. However, there
is legitimate cause for concern regarding both the number of animals in each study group and the particular
strain selected….Ultimately, the results presented (while not incorrect) are inconclusive, and therefore do
not reach the threshold of publication for Food and Chemical Toxicology.’ (‘Sin lugar a duda el Editor Jefe no
encontró evidencia de fraude ni de tergiversación intencionada de los datos. Sin embargo, hay fundamento
legítimo de preocupación en lo que concierne al número de animales utilizados en el experimento y la
variedad de rata escogida para el mismo… En última instancia, los resultados presentados (aunque no
incorrectos) no son concluyentes y no cumplen por tanto los criterios de publicación de Food and Chemical
Toxicology’).
La retractación de un artículo original publicado que no evidencia fraude, manipulación de datos,
plagiarismo o conducta antiética ha sido considerada como contraria a las directrices del Comité sobre Etica
de las Publicaciones (COPE 36) por diversas ONGs y grupos de científicos a título individual (ver por ejemplo
el caso de un ex-miembro del comité editorial de la propia revista FCT 37), de asociaciones como la Red
Europea de Científicos por la Responsabilidad Social y Ambiental (ENSSER38), o incluso investigadores
críticos con dicho trabajo 39. Aunque un editor puede decidir no publicar un manuscrito enviado a la revista,
no es común la retirada del mismo una vez aceptado y publicado en base a criterios de falta suficiente de
evidencias.
Un análisis detallado comparando los tres trabajos realizados sobre la seguridad para el consumo de este
maíz (los datos suministrados por Monsanto tras la exigencia de Séralini de que fuesen hechos público, el
artículo de Hammond et al. 40 quienes realizaron la evaluación para Monsanto y publicaron un resumen de
sus resultados en FCT en 2004, y el mencionado de Séralini et al) concluye que se trata de un caso claro de
doble rasero 41; una aplicación congruente de los mismos criterios a los tres trabajos conllevaría la
aceptación del trabajo de Séralini et al. o el rechazo de los tres, opciones ambas que pondrían en cuestión
la autorización de dicho maíz. Parece que en este caso se ha cumplido la predicción de Brookes 42 de que la
difusión de críticas por internet a una publicación aumenta las acciones correctivas contra la misma
(¿podría interpretarse también como acciones concertadas de acoso contra el trabajo de Séralini?). El
propio Hayes, editor de FCT, se ha visto obligado a responder a estas críticas en una carta publicada en la
revista en enero de este año 43.
Como lector ocasional de ElDiario.es habría esperado que el Sr. Cervera se hiciese eco de esas críticas y
contra-críticas o al menos que en lugar de remitirnos al foro ‘Los productos naturales ¡Vaya timo!’ lo
hubiese hecho al de la organización Retraction Watch, que por cierto, sin validar el estudio, también
considera inapropiada la retractación 44 y donde ha habido un debate mucho más variado y sustancioso que
en la página del Sr. Mulet.
Los resultados obtenidos por Séralini apuntan en una dirección pero habrá que esperar su confirmación o
falsación mediante estudios adicionales de otros equipos. Creo que esta historia aún no ha terminado;
además el artículo acaba de ser republicado en otra revista científica internacional 45 con un comentario
complementario de Séralini et al. 46 sobre conflictos de interés, confidencialidad y censura en análisis de
riesgos de salud.
En cualquier caso este trabajo ha conseguido un objetivo muy importante: poner de manifiesto las
deficiencias de los protocolos actuales de evaluación de riesgos de los cultivos transgénicos, especialmente
en lo concerniente al período de experimentación, que en el caso de ratas se limita a 90 días (equivalente a
una edad de 7 años en humanos), lo que es claramente insuficiente para la evaluación de toxicidades y
otras posibles patologías crónicas de largo plazo. Por cierto, que las demandas de revisión de los protocolos
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europeos de aprobación de cultivo y consumo de transgénicos no se limitan a riesgos de salud sino
también a riesgos ambientales 47. Presentaré brevemente algunos de estos riesgos.
¿Son ambientalmente seguros los cultivos transgénicos?
La entrevista a la Sra. Alvarez Buylla incluye la siguiente parte sobre consecuencias para el medio ambiente:
P ¿También hay consecuencias para el medio ambiente?
R Basta con que les vayan a preguntar a los agricultores americanos cuánto se están gastando ahora mismo
en controlar las supermalezas que han crecido en las explotaciones de transgénicos que, después de muchos
años, se han hecho resistentes al glifosato, al herbicida…
A su vez, la entrevista al Sr. Mulet se pregunta:
P ¿Considera que los posibles riesgos de contaminación o efectos inesperados de los que advierten los
ecologistas son una fantasía?
R Riesgo de que ocurra algo imprevisto por interacciones siempre hay, claro. Pero con los alimentos
modificados genéticamente ese riesgo es muy menor. Cuando estos organismos salen al mercado están
muy controlados…
Creo sintomático que el Defensor de la Comunidad no considere dudosas las afirmaciones del Sr. Mulet,
que de entrada no deja claro si se refiere a efectos ambientales o de salud humana, lo cual podría
interpretarse como una forma indirecta de desviar la pregunta. Sin ánimo de extenderme, quiero recordar
que la resistencia a herbicidas que indica la entrevistada no es solo una constatación científica sino una
amenaza cada vez más preocupante y en clara expansión, como anunciaba recientemente un editorial de
Nature 48. Esta resistencia, que empezó antes de la introducción de los cultivos Roundup Ready (tolerantes
al Roundup, el herbicida más utilizado; lo comercializa Monsanto, la misma empresa que desarrolló la
semilla transgénica), ha sido exacerbada por estos cultivos, alcanzando en la actualidad proporciones
alarmantes 49 50 51.
El efecto era previsible dado que la tolerancia de la planta transgénica al herbicida ha inducido un aumento
exponencial del consumo de éste. Una población de las llamadas malas hierbas, plantas que compiten con
nuestros cultivos y que suelen tener una estrategia de reproducción oportunista, puede incluir individuos
que tengan genes y/o hayan desarrollado mutaciones que les permiten resistir este herbicida, lo que hace
que sean seleccionados ante una sobre-exposición al mismo. El fenómeno es similar a la creciente
resistencia bacteriana a los antibióticos por el uso abusivo de éstos. Como señalan Mortensen et al 52 ‘If
herbicide-resistant-weed problems are addressed only with herbicides, evolution will most likely win’ (‘Si los
problemas de resistencia a herbicidas se combaten solo con más herbicidas, lo más probables es que gane la
evolución’).
Además de la resistencia a herbicidas, se observa una creciente resistencia de los insectos a los cultivos
transgénicos Bt (que incorporan genes del Bacillus thuringiensis capaces de expresar proteínas tóxicas a
diversos grupos de insectos). Esta resistencia, que afecta a maíz, algodón y una variedad de plantas
transgénicas Bt 53 54 55, reproduce una lógica parecida a la de los herbicidas: exposición masiva y continua a
un tóxico por parte de organismos con una estrategia oportunista de reproducción que hace que acaben
desarrollando resistencia. Junto a ella, se ha dado un fenómeno conocido por ‘plagas secundarias’,
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detectado por primera vez en cultivos de algodón en China hace una década 56 , y consistente en la
aparición de nuevas plagas de insectos anteriormente poco frecuentes, una vez eliminada la plaga principal
mediante el uso de una variedad transgénica Bt.
Otros impactos ambientales documentados incluyen los efectos sobre insectos acuáticos en cuencas
hidrológicas con superficies importantes de cultivo de maíz Bt 57 (precisamente el caso de Emma Rosi-
Marshall, investigadora líder de este proyecto, es uno de los que recoge la mencionada denuncia de Emily
Waltz en Nature sobre el acoso que sufren quienes publican resultados que contravienen los intereses
transgénicos); la toxicidad sobre la mariquita Adalia bipunctata, insecto depredador de áfidos (pulgones) y
otros parásitos y que es utilizado en el control biológico de plagas 58, contestado por 59 60 y recientemente
reconfirmado 61; los efectos de herbicidas en base a glifosato sobre comunidades acuáticas 62; o el impacto
‘cruzado’ de la aplicación masiva de herbicidas en cultivos transgénicos tolerantes sobre la disminución
drástica de la mariposa migratoria Monarca 63.
Por otra parte, recientemente se han detectado nuevas plagas en cultivos de maíz transgénico, en este caso
por bacterias (Clavibacter michiganensis), no debidas a fenómenos de resistencia sino aparentemente a la
muy estrecha base genética sobre la que se han desarrollado los cultivos transgénicos, lo que ha supuesto
la eliminación de variedades que tenían resistencia natural a dichas bacterias64.
Error de omisión: la aceptación acrítica de una de las partes
La aceptación acrítica de las afirmaciones de una de las entrevistas resulta tan descorazonadora como la
crítica infundada de la otra. En este caso hay dos puntos de la entrevista al Sr. Mulet que han llamado mi
atención y que quisiera exponer brevemente: el supuesto perjuicio agrícola que implicaría la prohibición de
cultivos transgénicos (ejemplarizado en el caso del algodón) y ‘…el hecho de que se multipliquen las trabas
burocráticas, legales y administrativas provoca que este sea un campo más abonado para empresas
enormes que pueden afrontar esos costosos procesos. Y eso se puede poner en el debe de las organizaciones
ecologistas, que han colaborado a generar tantas dificultades legales.’
El caso del algodón es relevante porque casi todo se produce en Andalucía, donde tiene carácter de cultivo
social generador de empleo. En la UE sólo se cultiva en Grecia (80%), España (19%) y residualmente en
Bulgaria (1%). El cultivo, que a finales de los 90 llegó a alcanzar en nuestro país 110,000 ha, se vio reducido
a menos de la mitad en 2008, habiéndose recuperado algo y estabilizado en torno a las 65,000 ha en las
tres últimas campañas 65. La caída de la superficie y producción no se ha debido a la no introducción de
algodón transgénico como insinúa el Sr. Mulet sino a la reforma del régimen comunitario de ayudas en
2004, y su recuperación parcial también ha sido debida en gran medida a la modificación de esta reforma
comunitaria en 2009 junto a una subida reciente de precios 66. La propuesta de introducción de algodón
transgénico del Sr. Mulet se alinea con la del sindicato agrario donde se encuentra representada la gran
patronal (ASAJA) 67, y va en contra de la propuesta de la COAG, organización que representa los intereses
de los pequeños y medianos agricultores 68 y que apuesta por un sistema de cultivo integrado libre de
transgénicos.
No tengo objeción a la alineación del Sr. Mulet con una determinada postura, aunque conviene constatar
que si se aplica el mismo criterio no sería sólo la Sra. Alvarez-Buylla quien se ‘manifiesta ideológicamente’.
Lo que si hay que aclarar es que las vicisitudes del algodón en España pasan mucho más por las políticas
europeas y estatales (porcentaje de pago desacoplado, rendimientos mínimos para que se perciban
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compensaciones, promoción de sistemas integrados de manejo del cultivo, apoyo a la industria
desmotadora…) que por la promoción de variedades transgénicas.
Pero es que además sabemos que los cultivos transgénicos de primera generación (los realmente existentes)
sólo han supuesto una solución temporal a un problema (el de pérdida de cosechas por malas hierbas y
otras plagas), habiendo generado efectos adversos tales que en la actualidad se está cuestionando su
propia viabilidad a corto y medio plazo69. Lo ha anunciado la prensa estadounidense (país líder en superficie
transgénica)49 64 pero también en otros países como India 70 , y se está empezando a modificar la
percepción de las ventajas aparentes de estos cultivos 71. El propio Departamento de Agricultura de EEUU
en un reciente informe 72 analiza estos problemas y duda que las ventajas iniciales de los cultivos
transgénicos (sobre las que se basan los análisis tanto económicos como de producción que los presentan
como la solución) se mantengan indefinidamente. Sería pues plausible un escenario en que unos
agricultores perplejos ante la aparición de resistencias y nuevas enfermedades en sus cultivos transgénicos
que les obligan a intensificar el uso de plaguicidas, y económicamente atrapados en una espiral creciente
de precios de las semillas que aumentan por encima de otros insumos 72 y de los que perciben por sus
productos diesen la espalda a esta tecnología, al menos en su versión actual. El Defensor de la Comunidad
debería haber llamado la atención sobre estos aspectos y no dar por buenas afirmaciones que, cuando
menos, están sesgadas.
En este sentido, también se le ha escapado al Sr. Cervera la oportunidad de comentar las críticas a las
‘trabas burocráticas, legales y administrativas’ de la UE. ¿Renuncia el Sr. Mulet a la aplicación del Principio
de Precaución en la UE? ¿Debemos liberalizar las propuestas tecnológicas de la industria, o por el contrario
exigir a nuestras instituciones que velen por una aplicación de este Principio menos laxa que la actual? ¿No
sería que en realidad lo que necesitamos en el tema de los cultivos transgénicos es más regulación en lugar
de sustituir el Principio de Precaución con el Principio de Discrecionalidad que deja a los Estados miembro
tomar sus decisiones y a la industria contestarlas si éstas no le convienen? A riesgo de que los Sres. Mulet y
Cervera consideren que me manifiesto ideológicamente, recomendaría a las personas interesadas que
leyesen los cables de Wikileaks (por ejemplo 73 74 60 76) para poder entender mejor por qué destaca España
en este tema mientras que la gran mayoría de Estados en la UE se oponen a los transgénicos.
Café para todos: ¿Son iguales las exigencias de las empresas de semillas normales y transgénicas?
‘La entrevista [a la Sra. Alvarez Buylla] debiera quizá haber aclarado estos detalles, explicando por ejemplo
cómo la imposibilidad de replantar las variedades transgénicas ya existe en las variedades comerciales
híbridas ‘convencionales’ que los agricultores usan habitualmente por su mayor rendimiento y que algunos
de los problemas achacados a los transgénicos son en realidad habituales y afectan a toda la agricultura
mundial.’ Con esta frase resuelve el defensor de la Comunidad el complejo asunto de las equivalencias
entre organismos, cultivos y productos transgénicos y no transgénicos, en este caso referidas a las
limitaciones impuestas por las empresas a los agricultores y a los problemas que afectan a la agricultura. En
relación a este segundo punto ya he desarrollado arriba diversos argumentos al respecto; sólo preguntaría
al Sr. Cervera que especificase cuales son esos ‘algunos’ a los que se refiere al identificar la similitud de
problemas a fin de poder decidir si estoy o no de acuerdo con él.
El tema de la imposibilidad de replantar variedades transgénicas ha sido también motivo de una amplia
discusión y ha sido dirimido en los tribunales de EEUU y Canadá, siempre a favor de las empresas (ver 77
para un dictamen del último caso importante que ha saltado a los medios de comunicación). Efectivamente,
la resiembra de semillas no transgénicas procedentes de su propia cosecha y que fueron compradas a
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empresas comercializadoras está impedida tanto por mecanismos biológicos (la propia genética de la
heterosis hacen que normalmente las ventajas de la hibridación vayan reduciéndose en generaciones
sucesivas con la consiguiente pérdida de interés de las resiembras) como legales (protección de derechos
de los desarrolladores de semillas; se persigue especialmente la venta de semillas para siembra; ver la
reciente sentencia del Tribunal Europeo de Justicia en el caso Kokopelli v. Baumaux 78), asunto éste por
cierto que disputan al menos parcialmente numerosas organizaciones campesinas. No obstante, en el caso
de las semillas transgénicas el férreo control impuesto y las demandas legales interpuestas han alcanzado
un nivel de paroxismo sin precedentes. Invito al Sr. Cervera a que encuentre contratos de uso de semillas
no transgénicas con cláusulas equivalentes a las de contratos de semillas transgénicas de Monsanto como
las que figuran en 79 (es este caso, de colza). A título de ejemplo señalo cláusulas como:
1.6. Vender sólo a compradores aprobados por Monsanto.
1.14. No pasar semillas a terceros para fines de investigación.
1.18 y 1.19. Dar datos completos de las parcelas sembradas y garantizar el acceso de técnicos de Monsanto
por tres años después de la siembra a campos (propios y arrendados) y a instalaciones donde almacene el
agricultor su cosecha.
Algunas de estas cláusulas han hecho saltar la alarma en la comunidad científica que ve limitada la
posibilidad de investigación y evaluación independiente de riesgos ambientales y de salud 80 (nótese que la
editorial de Scientific American se refiere específicamente a semillas transgénicas). Esto fue denunciado
como obstáculo importante para conducir su investigación por el propio Séralini, para lo que tuvo que
buscar una solución ingeniosa.
Conclusión
El discurso que equipara tecnología y cultivos transgénicos como si estos fuesen la única opción de
desarrollo futuro y los demás no formasen parte del avance tecnológico está diseñado para establecer un
debate falso y debe ser denunciado. El conocimiento y las prácticas desarrolladas por miles de millones de
agricultores a través de los siglos y en la actualidad, así como los muy numerosos avances en campos de
mejora genética en base a biotecnología no transgénica deben ser considerados como la principal fuente
de progreso.
Esto no quiere decir que la transgénesis y otras nuevas tecnologías tengan que ser completamente
abandonadas, pero conviene resaltar que hasta la fecha los cultivos transgénicos ‘de primera generación’
(los realmente existentes) no han aportado soluciones reales y duraderas, y están creando problemas que
pueden hipotecar el futuro de la agricultura. Pero para que estas tecnologías puedan hacer su aportación
hay que insertarlas en un marco sistémico e integrado a distintos niveles, desde el organismo hasta los
agro-eco-sistemas. Esta visión sistémica debe ser también llevada a los protocolos de experimentación y
aprobación, reforzando las medidas de control en todas las fases y haciéndolas verdaderamente
independientes, no supeditadas al control e intereses de las empresas que fabrican y comercializan estas
semillas. En lugar de liberalización lo que necesitamos es más Principio de Precaución.
Existe un riesgo real de irreversibilidad en el modelo de agricultura transgénica que nos impida utilizar vías
de recambio como respuesta a los numerosos problemas (esperados e inesperados) que se están poniendo
de manifiesto. No se trataría solo de posibles problemas ambientales y de salud más o menos consumados
e irreversibles. Es también la pérdida de conocimiento y germoplasma acumulados y que corren el peligro
10
de desaparición, situándonos en un futuro escenario en que unas pocas empresas controlen la
alimentación desposeyendo a los agricultores y campesinos de sus acervos tradicionales. Como señalan
Soleri y Cleveland 14 refiriéndose al caso del maíz transgénico en México, la mayor amenaza ‘… is the
synergy between micro level genetic processes and macro level regional and global economic processes,
which creates a situation that is more than the sum of its parts’.’(…la sinergia entre micro-procesos
genéticos y macro-procesos económicos a nivel regional y global, lo que crea una situación que es más que
la suma de las partes)’.
Lo anterior no son elucubraciones viscerales, irracionales y/o políticamente interesadas. Son riesgos reales
que hay que dar a conocer a la opinión pública en lugar de fustigar al mensajero. No se trata, pues, de un
‘banderín de enganche’ de los grupos ecologistas, que ‘Tras haber cubierto bastantes de sus objetivos en
campañas como la de la energía nuclear, se fijaron en los transgénicos’ como dice el Sr. Mulet.
Por último, coincido con el Sr. Cervera en que ‘Es tarea del periodista cotejar, criticar y explicar lo que
afirman las fuentes para ponerlo en el contexto adecuado’ y que ‘La prensa, sin embargo, sí que tiene por
misión informar lo mejor posible sobre los detalles y las consecuencias del modo más comprensible para que
la sociedad pueda decidir con datos de la mejor calidad.’ Lamentablemente, su nota no ha estado a la altura
de lo esperado para un medio como ElDiario.es.
Notas:
A la hora de cerrar este documento he vuelto a entrar en la URL del artículo del Defensor de la Comunidad
y he constatado que se han incorporado dos correcciones al final del mismo. Estas correcciones son
menores y no alteran los argumentos que he expresado arriba.
Mi identificación profesional es a efectos de transparencia y no pretende tener ningún valor de ‘prestigio
profesional’ o de ‘exhibir titulaciones y cargos para dar autoridad’ a mi texto (afirmaciones ambas recogidas
en la nota del Defensor y que aparecen también en los comentarios de algunos de los lectores críticos con
la Sra. Alvarez-Buylla). No me considero una autoridad en el tema. Obviamente el texto sólo representa mi
opinión y no la de la institución en la que trabajo.
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