De Conservadores a Peronistas

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LA SALUD PÚBLICA DE JUJUY DURANTE LOS GOBIERNOS CONSERVADORES Y RADICALES. Dra. Mirta Fleitas 1 En las Leyes de Indias, el Emperador Carlos V decía: “Encargamos y mandamos (...) se funden hospitales donde sean curados los pobres enfermos y se ejercite la caridad cristiana”. No se trataba de la institución que hoy conocemos, sino de un lugar donde se recogía de la calle a los indigentes minusválidos, por un tiempo limitado. En Jujuy, en 1640, el capitán Alonso de Tovar, fundador de la ermita de San Roque, dejó expresado en su testamento, que la misma debía convertirse en Hospital, deseo que no se concretó. En 1641, Doña Eufrasia de Fresnedo, dejó sus bienes a su marido con orden de construir un Hospital. A pesar de realizarlo, el edificio pasó a posesión de los jesuitas. 2 Desde entonces, la caridad orientada a los enfermos pobres quedó a merced de la iniciativa de particulares y de las órdenes religiosas. Luego del desastre de Huaqui, en 1811, la población San Salvador de Jujuy decidió acomodar camas en residencias y al aire libre y donar tiempo y cuidados a los heridos del 1 La Dra. Mirta Fleitas es docente e investigadora de la Universidad Nacional de Rosario e integra la Unidad de Investigación de Historia Regional de la UNJu. 2 Jiménez, J.: El Hospital de Jujuy, su fundación por Escolástico Zegada, Revista del Colegio Médico de Jujuy, año 2, n 6. 12/1981 1

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El artículo describe las políticas de salud pública desarrolladas en Jujuy por los gobiernos conservadores, radicales y peronistas en la primera mitad del siglo XX

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LA SALUD PÚBLICA DE JUJUY DURANTE LOS GOBIERNOS

CONSERVADORES Y RADICALES.

Dra. Mirta Fleitas1

En las Leyes de Indias, el Emperador Carlos V decía: “Encargamos y mandamos (...)

se funden hospitales donde sean curados los pobres enfermos y se ejercite la caridad

cristiana”. No se trataba de la institución que hoy conocemos, sino de un lugar donde se

recogía de la calle a los indigentes minusválidos, por un tiempo limitado. En Jujuy, en

1640, el capitán Alonso de Tovar, fundador de la ermita de San Roque, dejó expresado en

su testamento, que la misma debía convertirse en Hospital, deseo que no se concretó. En

1641, Doña Eufrasia de Fresnedo, dejó sus bienes a su marido con orden de construir un

Hospital. A pesar de realizarlo, el edificio pasó a posesión de los jesuitas.2 Desde entonces,

la caridad orientada a los enfermos pobres quedó a merced de la iniciativa de particulares y

de las órdenes religiosas.

Luego del desastre de Huaqui, en 1811, la población San Salvador de Jujuy decidió

acomodar camas en residencias y al aire libre y donar tiempo y cuidados a los heridos del

ejército patriota en retirada.3 Pero es recién en 1851 cuando se fundó una institución que

funcionó en forma continuada. El Hospital San Roque fue sostenido por aportes del

Gobierno y de particulares, siendo la más importante la de Pablo Soria, consistente en la

producción de una finca en Río Negro, departamento de San Pedro.

Nace el Consejo de Higiene.

Durante el año 1892, luego de una epidemia de cólera que movilizó a los vecinos en

las medidas de control, surgió la iniciativa de que el gobierno de San Salvador se hiciera

cargo de tales menesteres mediante un Consejo de Higiene Pública, como ya había

sucedido en Córdoba y en Salta. Ese año la ciudad capital de la provincia tuvo su autoridad

responsable de la salud pública, que en 1912 adquirió alcances provinciales. En términos

1 La Dra. Mirta Fleitas es docente e investigadora de la Universidad Nacional de Rosario e integra la Unidad de Investigación de Historia Regional de la UNJu.2 Jiménez, J.: El Hospital de Jujuy, su fundación por Escolástico Zegada, Revista del Colegio Médico de Jujuy, año 2, n 6. 12/19813 Vergara, M.: Historia de la institución hospitalaria de Jujuy, UNJu, 1949, reimpr. 1991.

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generales, los campos abarcados por la nueva dependencia eran los tradicionales de la

Higiene pública: la elaboración de información epidemiológica, la lucha contra las

enfermedades y los malos ambientes, la alimentación conveniente y la atención de los

embarazos y partos, situaciones éstas que pasaron a formar parte de la consulta a

profesionales.4 El Consejo tomó a su cargo problemas que exigían una gestión colectiva,

más allá de las eventualidades de las epidemias.

En sus comienzos, la organización sanitaria debió insertarse en un medio que recurría

habitualmente a los curadores, y donde los alcances de la medicina científica eran muy

limitados. Para afianzarla, el Consejo de Higiene provincial nació junto con las normas que

regulaban las profesiones de la salud.5 Los médicos fueron reconocidos como los

responsables de las intervenciones de salud y enfermedad; los hospitales, instituciones de

internación transitoria para la curación y rehabilitación, se transformaron en centros de un

sistema extendido orientados a la salud de los indigentes y a las condiciones sanitarias de

las instituciones públicas. Asumió, por lo menos en las declaraciones, concepciones

racionales respecto de la salud pública, en tiempos en que las industrias de plantación y de

extracción de metales impusieron sus interesas y su orden político en Jujuy.

Adoptando el modelo desarrollado por los países imperialistas, que crearon en los

límites de sus colonias centros de estudio de enfermedades tropicales, como una forma de

disminuir el impacto económico de esos males, a la vez que afianzar el dominio político y

militar sobre los territorios, en 1926 se acordó entre el gobierno de Benjamín Villafañe y la

Universidad Nacional de Buenos Aires, crear la Misión de Estudios de Patología Regional

(MEPRA), la que desarrolló una de las experiencias más interesantes en la historia del país

sobre temas de investigación médica. Bajo la dirección del Dr. Salvador Mazza, un

científico entusiasta y incansable, conocido por los aportes al estudio de la enfermedad de

Chagas, y convencido del rol importante que le estaba reservado al conocimiento en la

comprensión y transformación de los problemas de la época, detectó y ubicó

territorialmente las patologías del NorOeste, generó encuentros regionales e

internacionales, revistas científicas y reuniones de formación de profesionales; colaboró,

además, en la organización de la corporación médica.

4 Fleitas, M., Atención pública de la salud en Jujuy (1930-1940), Tesis de Maestría, Rosario, Instituto Lazarte-Centro de Estudios Interdisciplinarios, 2003, p. 62.5 ALJ, Sobre ejercicio de la medicina, farmacias, parteras y dentistas, San Salvador, 14-11-1912,. Ley 209, L 4, f 148.

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Si se cree en las declaraciones, los gobernantes de Jujuy compartían la convicción de

ser depositarios de una tarea civilizadora cuya finalidad era sustraer a los habitantes de la

provincia de “sus sistemas curativos propios, basados en la aplicación de hierbas

medicinales o en la acción sugestiva y torpe de los curanderos que explotan la ignorancia

de los pacientes”.6 Tanto los funcionarios conservadores como radicales eran optimistas

respecto de los resultados, y no vacilaban en borrar la distancia entre sus deseos y las

realizaciones: “El servicio gratuito a cargo del Consejo ha extendido su acción hasta los

puntos más apartados de la provincia, en donde jamás se dejó sentir los beneficios de la

ciencia”. 7

Conscientes de no contar con una estructura acorde para responder a la atención de

los problemas a su cargo, los gobernadores conservadores y luego los radicales interesaron

a la Nación para colocar una Estación Sanitaria Nacional en territorio provincial. La misma

se instaló en 1923, encargándose de las endemias: paludismo, peste, tracoma y

enfermedades venéreas. Hasta la década de 1940 sus acciones consistieron en controlar y

dominar los focos epidémicos que cada tanto se presentaban y sostener consultorios sobre

esas patologías.

Pero no se trataba solo de asistencia médica. El estado de las calles, el arrojar excretas,

la provisión de agua para beber y diversos menesteres, el cuidado del estado de los

alimentos y el consumo de alcoholes, el funcionamiento de los baños públicos y, sobre

todo, la vivienda del trabajador –rural y de las ciudades- eran temas propios de la

intervención de los poderes públicos, en nombre de sus facultades de regulación. También

incluía ciertas prácticas, hábitos y costumbres. Esta última tarea estuvo signada por un sesgo

moral y religioso intenso, y abarcó temas tan dispares como la prostitución, los mendigos en la

calle o las conductas socialmente inadecuadas. Actuó sobre factores que inducían a la

criminalidad, a la marginalidad, al “clandestinaje”, como lo llamaba cierta gente en Jujuy.

Pero el énfasis en las proclamas no significó la inmediata implementación: si bien desde

finales del siglo anterior las reglamentaciones oficiales fueron numerosas, su ejecución

tardaba mucho; algunas de ellas, como la derivación de charcas, la instalación del agua

corriente, la canalización de líquidos y excretas y los programas de viviendas necesitaban

6 AHJ, Gobernador Quintana F., Discurso a la Legislatura, San Salvador, Imprenta del Estado, 1933.7 Ibíd.

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importantes inversiones. Fueron los gobiernos provinciales con apoyo de los nacionales los

únicos que se ocuparon de estos temas, aunque limitados por sus presupuestos y la

indiferencia empresarial; las acciones conjuntas con los ingenios se realizaron recién sobre

el final de la década de 1930, con el objetivo de mejorar las condiciones de los fundos. Y si

bien fue notable el número de leyes aprobadas para obras públicas durante la década por la

Legislatura provincial, estas no alcanzaron a modificar significativamente los parámetros

de salud de la población en Jujuy, ni a acallar los reclamos de los ciudadanos.

El sistema de atención médica.

Ya existía desde 1921 la Asistencia Pública en San Salvador. Estaba destinada,

modesto arancel mediante, a los pobres y a los indigentes; estos últimos debían exhibir

acreditación de su condición de pobre de solemnidad para acceder a la atención gratuita.

Un Médico de Pobres8 atendía en los domicilios, pero hubo quejas continuas de los vecinos

respecto de este servicio.9

El hospital San Roque prestaba asistencia a niños y embarazadas en consultorios y en

salas de internación donde, en forma indistinta, se atendían niños y adultos con problemas

clínicos, quirúrgicos e infecciosos; poseía, además, un servicio de parteras a domicilio. En

1928 dispuso la instalación de la Maternidad Modelo y de la Casa Cuna, y en 1931

inauguró el pabellón Centenario, exclusivo para niños.

No cabían dudas que la alimentación del niño pequeño era un tema fundamental que

debía ser asegurado por la atención pública. Se vio en la provisión de leche de vaca una

posibilidad de superación de las dificultades en el amamantamiento, muchas veces

provocada por el trabajo de las madres, no obstante su fácil contaminación y alteración y la

influencia negativa sobre el hábito de la lactancia materna. Para amortiguarlos, se agregó a

la entrega de leche, la evaluación periódica del desarrollo del infante. En julio de 1926, el

gobierno de Jujuy creó el Dispensario de Lactantes. Este servicio se reforzó luego de 1930

con el reparto gratuito del alimento a los niños pobres, obra que se mantuvo toda la

8 En 1920, durante la intendencia de Mateo Córdoba, se estableció el Médico de Pobres pero, por incumplimiento de su función, debió renunciar dos años después. En 1923, el intendente Manuel Tanco nombró nuevo médico. En 1928 pasó a depender del Consejo de Higiene. (ALJ, Creando el puesto de Médico para Pobres, San Salvador, 22-8-.1928, Ley 844, L10, f 81.) 9 Infante, F., El libro de los intendentes, San Salvador de Jujuy, Municipalidad de Jujuy, 1972.

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década10. También se reorganizó el servicio de parteras; hacia 1930, el hospital San Roque

de San Salvador contaba con 5 profesionales, pero en 1934 debió tomar idóneas para cubrir

la atención.11 Recién en 1937, en consonancia con una reestructuración de los recursos

existentes, se instituyó un curso de Enfermería y Partos, dentro de la programación de la

reciente Escuela de Obstetricia.

En 1927, la provincia administraba -no sin dificultades- el hospital San Roque en la

Capital, el de El Carmen, el de Humahuaca y el de San Pedro; además, existían los que

estaban funcionando en los ingenios y minas. En el hospital de Humahuaca las cosas no

marchaban bien. Era un secreto a voces las penurias por las que atravesaba la institución en

forma casi permanente porque carecía de elementos básicos, debido a la discontinuidad de

la llegada de los fondos. El tema llegó a ser tratado varias veces en la Cámara de Diputados

provincial, donde se pudo comprobar la persistencia de la situación.

Si la condición del sistema de salud era muy precaria en Humahuaca, en La Quiaca

manifestaba una falta de presencia evidente. En 1932, el doctor residente en la zona

expresaba que

[...] en los 4 meses que ejerce su profesión de médico en La Quiaca, ha visto que

las enfermedades más comunes se desarrollan en forma alarmante y pide a gritos la

intervención del Estado para salvar la raza que se está minando por la ignorancia de las

gentes y sobre todo por la miseria económica de la región. La mortalidad infantil es

alarmante [...] No hay parteras. Propone se cree un dispensario antivenéreo, de

protección de la infancia y de la maternidad, con dispensario de lactantes y laboratorio

de urgencia.12

Años después, parecía que las condiciones no habían variado mucho.

[...] Un solo antecedente revela el abandono en que se halla La Quiaca y toda la

región puneña. Los pobladores de aquella vecindad limítrofe tienen que recurrir las

autoridades bolivianas de Villazón. [...] Que los connacionales vayan a mendigar

medicamentos y atención no obsta para que en cualquier ocasión salga a relucir el odio

10 HBPJ, La Vanguardia, San Salvador, 18-8-1930, “Llamado a licitación para la compra de pasteurizar leche y envases” (En adelante, todos los periódicos citados se encuentran en HBPJ); AHJ, Leche para el Dispensario de Lactantes, San Salvador, 2-2-1931, Expte 239, C, L 20.11 AHJ, Consulta legal para designar idóneas en la repartición, San Salvador, 21-10-1934, Expte. 599, C, L 20.12 El Día, San Salvador, 26-1-1932, “Salud en La Quiaca”.

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contra el boliviano. Sería necesario que, sin tardanza, el gobierno de la provincia tome

las medidas indispensables para que se establezca en La Quiaca un servicio médico

permanente, nombrando de efecto un profesional de zona [...].13

Fue nombrado en 1935. Otro hospital estaba en la localidad de El Carmen, desde el

año 1911. Durante la década de 1930 se desarrolló un proceso de esclarecimiento, con visos

de escándalo, sobre la labor del Director, conocido militante radical. Según la investigación

desarrollada, se pudo comprobar que el Director era un “dictador”, y que la Sociedad de

Beneficencia de El Carmen no cumplía sus funciones.14 Esta no sólo quedó fuera de la

administración (al igual que en el San Roque y en Humahuaca), sino que también se la

privó de su personería jurídica. Finalmente, en San Pedro, se inauguró un hospital

construido sobre uno antiguo fundado por los Leach, los propietarios más poderosos de la

región, y cuya Comisión Administradora quedó constituida por 3 médicos e integrantes de

la Beneficencia local, todos empleados o dueños del ingenio La Esperanza.15

Cambios en la organización y administración de servicios sanitarios.

En el campo específico de los cuidados de la salud, las autoridades insistieron en la

reorganización del sector público en varias oportunidades y no se quedaron en las palabras.

Los términos centralización y eficiencia fueron oídos en discursos de distintos

gobernadores. Se decía: “[Queremos] unificar bajo una sola Dirección y control esta

asistencia médica”.16 El gobernador Pérez Alisedo, explicitó un proyecto basado en la

distribución territorial de servicios y en la complejidad creciente de los mismos a partir del

acceso a las técnicas de atención más simples. En 1935, proponía para Jujuy cuatro Zonas

Sanitarias con médicos ”en cuyos consultorios no sólo se hace el diagnóstico del enfermo,

sino que se les provee de los medicamentos que necesitan”.17 Con estos criterios, se creó el

Servicio Médico de Campaña, bajo responsabilidad de los Médicos de Zona, que residían

en las cabeceras de departamentos y los recorrían cada tanto. Se sumaron a los ya existentes

en la Quebrada, en Tilcara y Humahuaca.

13 Crónica, San Salvador, 7-6-1934, “En La Quiaca. Asistencia social”. 14 ALJ, Proyecto de investigación del Hospital de El Carmen, San Salvador, 28-7-1937, Ley 1.300, L XIV, F 223; El Día, San Salvador, 11-8-1.937, “Informe de la Comisión del Hospital de El Carmen”.15 Sierra Iglesias P., Un tiempo que se fue, San Salvador, EDIUNJU, 1998, Cap. VII, pp. 187-19216 AHJ, Gobernador Quintana F., Discurso a la Legislatura, San Salvador, Imprenta del Estado, 1933, pp. 20-21.17 AHJ, Pérez Alisedo A., Mensaje a la Legislatura, San Salvador, 11-5-1934, Imprenta del Estado.

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Pero seguía persistiendo el tema del acceso a los poblados más alejados de las zonas

rurales; para ellos

[...] Debemos instalar también, en distintos pueblos de campaña, pequeños

consultorios donde puedan ser atendidos los enfermos en las visitas periódicas que

realizan los médicos dependientes del gobierno. Y colocar estos consultorios bajo la

vigilancia o guarda de un enfermero, que siguiendo las instrucciones del médico, pueda

poner inyecciones, dar remedios y prestar aquellas atenciones elementales de urgencia

que estén a su alcance. 18

Se aumentó el número de las Salas de Primeros Auxilios, a cargo de un enfermero o

de un práctico, encargado de la atención con técnicas simples o del control de los

tratamientos con supervisión médica. Además, en poblados de toda la provincia se

distribuyeron botiquines con medicamentos a cargo de guardas sanitarios, los cuales

debían ser provistos por la Sección Farmacia del Consejo. Por la interrelación existente

entre la escuela y el sistema de salud, y por ser la primera un lugar de reunión y encuentro

en zonas rurales, se observó, durante 1930, el aumento de la demanda de medicamentos por

parte de las autoridades escolares. Esta tendencia a poner al alcance de la población los

servicios –más allá de las formas en extremo precarias que adquirió en ciertos lugares por

el escaso o nulo apoyo logístico- alcanzó a la vacunación antivariólica, en 1939.19

Era pretensión de los gobernantes de Jujuy volver más eficientes las inversiones que

se realizaban en salud. El primer paso que propuso el Gobernador Buitrago fue la

centralización de todos los consultorios externos en el hospital San Roque de San Salvador.

No obstante, la medida “[...] provocó serias resistencias públicamente manifestadas y hasta

vaticinios insidiosos, haciendo aparecer al gobierno como que se desentendía de la salud

del pueblo.”20 A la vez, se procedió a la especialización de las salas de internación. En

1938, la sala de Maternidad del hospital San Roque cobró nuevo impulso, subsidios

nacionales mediante. El área maternoinfantil fue redimensionada dentro de una

racionalización general del sistema. Confirmando sospechas, en 1938 se restableció la

condición de pobre de solemnidad para acceder a la consulta gratuita, y el control estricto

18 AHJ, Dr. Pérez Alisedo, Discurso –programa, Butazzoni, Jujuy, 26-4-1934, p.15.19 “[...] se ha dispuesto que los vacunadores recorran los distritos cumpliendo su misión de domicilio en domicilio.” AHJ, Gobernador Buitrago Campos P., Mensaje a la Legislatura, San Salvador, Imprenta del Estado, 1939.20 AHJ, Buitrago Campos P., Mensaje a la Legislatura, San Salvador, Imprenta del Estado, Jujuy, 1938.

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de la receta. Estas disposiciones motivaron reacción y enojos, tanto de los usuarios como

del diario de la oposición, donde fueron muy frecuentes las denuncias respecto de la

atención pública: mal trato,21 abandono de los servicios por parte de los médicos,22 trabajo

exigido a mujeres humildes internadas,23 atención diferenciada mediante pagos (sistema de

“pagantes”)24 fueron temas abordados en repetidas oportunidades.

En 1938, el Departamento Nacional de Higiene tenía registrado que, para una

población de 104.119 habitantes, además de los servicios para salud maternoinfantil de los

hospitales provinciales y de la Beneficencia, funcionaban los de cuatro sanatorios

particulares en ingenios y minas; también se disponía de 489 camas generales y de la

atención brindada por 42 médicos en la provincia de Jujuy.25

Nuevas opciones para un problema persistente.

Durante las primeras décadas del siglo XX, la provincia se caracterizó por tener las

más altas tasas de natalidad y de mortalidad infantil y materna, del país y de la región del

Nor Oeste. La distribución de las mismas variaron según las zonas de la provincia; las tasas

más elevadas se situaron en El Ramal y en los departamentos de la Puna. Además, desde el

punto de vista económico, Jujuy figuraba entre las de menor capacidad económica por

habitante del país.26 Según algunos autores de la época, “las enfermedades comunes

infecciosas habían adquirido en esta región una virulencia poco corriente”27 provocando

gran mortandad entre niños y jóvenes. También la proporción de niños nacidos muertos era

una de las más altas del país. Las causas más frecuentes de fallecimientos en menores de un

año, se debían a infecciones broncopulmonares y gastrointestinales, mientras que las

21 Crónica, San Salvador, 10 –3-1.934, “Desprestigio”. Se relata la experiencia de un tal Manuel Acosta que acompañó a su esposa al hospital para dar a luz, la operaron al momento del parto, y no se permitió nunca al esposo verla ni entregarle los alimentos que le llevaba, hasta que 10 días después, el Dr. Alvarado le permitió acceder a la sala donde le informaron que el cadáver de su mujer estaba en la morgue. 22 El Dia, San Salvador, 22-4-1931, “Hospital San Roque: Los profesionales no cumplen”; Crónica, San Salvador, 24-5-1938, “En el Hospital San Roque. Irregularidades que deben subsanarse”; El radical, San Salvador, 1-3-1939, “Excesiva comodidad del médico de Guardia”.23 El radical, San Salvador, 4-12-1939, Hospital San Roque. “Trabajo obligatorio a mujeres pacientes que están en condiciones”.24 Así se llamaba a la gente internada que se costeaba la comida, con asistencia y medicamentos gratis.25 Boletín del Departamento Nacional de Higiene, Buenos Aires, 1938, Nº 10, Año 2.26 Roffman, A.- Romero L, Sistema socieconómico y estructura regional argentina, Amorrortu, Buenos Aires, 1973, p.175.27 La importancia de las infecciones respiratorias en la época han sido estudiadas por Alvarado, C. –Zauchinger A., “Las neumonías, epidemiología y estadística. Su importancia como problema sanitario”, Boletín del Departamento Nacional de Higiene, Buenos Aires, 1937, Nº 10, Año 1.

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infecciones por tos convulsa, paludismo, sarampión, gripe, meningitis acompañaban a las

dos afecciones principales. En 1936, la mortalidad de menores de un año representó el 27,8

% del total de las defunciones; a los 15 años ya habían muerto el 49 % de los nacidos vivos.

Además, los inconvenientes de acceso a los servicios médicos se evidenciaban en las

muertes de mujeres en parto o en puerperio,28 y en los niños fallecidos sin diagnóstico.

Todos estos problemas se resolvían con políticas de seguridad social, medioambientales y

de atención médica.

A finales de 1937, la Legislatura votó la adhesión de la provincia de Jujuy a la Ley

Nacional 12.341 de Protección a la Maternidad e Infancia.29 En agosto de 1938, la Cámara

de Diputados de Jujuy creó una dependencia autónoma, el Instituto de la Maternidad y

Protección de la Infancia, de competencia del Ministerio de Gobierno, “cuyos fines [...]

principales son disminuir la mortalidad infantil, velar por el desarrollo físico de la niñez

desamparada y proteger a la mujer encinta o a la madre sin recursos”.30

El proyecto quedó librado a la iniciativa de la Sociedad de Beneficencia, revivida

para esta ocasión, para lo cual contó con el aporte pecuniario de las arcas públicas

nacionales y provinciales. En la institución no sólo se prestaba atención médica a mujeres

embarazadas y niños, sino que se les aportaba raciones de alimento y se les practicaba

encuestas sociales. Las estadísticas dan a entender que el servicio tuvo rápida respuesta por

parte de la población. A comienzos de la década de 1940 se instalaron servicios similares

en El Carmen, Ledesma y San Pedro.31

La necesidad de alimentar no sólo al lactante, sino también a pequeños en edad

escolar, y la importancia otorgada a la instrucción para el mejor vivir, reforzó la función

social de la escuela. En el mes de julio de 1939 el gobierno nacional creó seiscientos

comedores escolares en todo el país. En octubre, los padres de escolares expresaron sus

quejas ante la demora de la implementación de la medida.32 También se estimaba que la

28 Se llama puerperio a los procesos que suceden en las mujeres en días posteriores al parto.29 Ley Nacional 12.341, “Creando la Dirección de Maternidad e Infancia bajo la dependencia del Departamento Nacional de Higiene”, Boletín del Departamento Nacional de Higiene, Buenos Aires, 1937, N 4, Año 1, p. 261 y ss. 30 Crónica, San Salvador, 4-8-1938, 11º sesión de Diputados: “Proyecto de protección a la maternidad a la infancia y los huérfanos”. 31 AHJ, Servicios sanitarios instalados bajo responsabilidad del Consejo de Higiene de Jujuy, San Salvador, 27-11-1942, Expte 583, C.32 El radical, San Salvador, 30-6-1939, “El gobierno nacional creará 300 comedores escolares”; El radical, San Salvador, 21-10-1939, “Comedores escolares. Quejas de padres”.

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instrucción escolar era necesaria para la comprensión de las indicaciones clínicas y una vía

de acceso a la influencia médica en desmedro de la de los curadores populares. Con este

criterio, el Sistema de Salud aportó profesionales de la salud a las instituciones de

enseñanza; el Consejo de Higiene incluyó dentro de su plantel profesional estable a

dentistas y médicos escolares en San Pedro, San Salvador y Ledesma.33

Se completaron las opciones con la propuesta de asilos de menores como cobijo

contra la vagancia y la mendicidad infantil. La creación de una colonia de vacaciones para

niños débiles, palúdicos, por parte del Consejo Nacional de Educación en Tilcara, tuvo

amplios espacios en los periódicos, así como también la partida de contingentes de niños en

edad escolar a veranear, bajo responsabilidad de sociedades benéficas o asociaciones

religiosas.34 Los ingenios también adhirieron, encontrando en estos menesteres una forma

de mejorar su imagen.35 Todas estas iniciativas institucionales quedaron bajo supervisión de

los médicos, que vieron ampliadas así sus facultades de control.

A finales de la década de 1930, se inició un movimiento de atención y cuidados hacia

los enfermos tuberculosos, la tercera causa de muerte en 1936.36 Un centro ambulatorio se

inauguró en San Salvador. Se acondicionó la sala especializada del San Roque, renació un

proyecto de internación en la campaña y se concretó uno promocionado en la década

anterior: el Centro Antituberculoso de Ledesma.

Durante los primeros años de la década de 1940, con gobierno radical, continuaron

las medidas de higiene pública y la creación de instituciones de salud. Las leyes que

declaran la obligatoriedad de la vacunación antidiftérica37 y antitífica, el uso de la gota de

nitrato de plata en los recién nacidos38 y el examen físico prenupcial obligatorio, tenían

33 AHJ, Médico escolar en San Salvador, San Salvador, 20-9-1931, Expte. 1.398, C, L19; ALJ, Médico escolar y dentista escolar dependientes del Consejo de Higiene en departamento San Pedro , San Salvador, 28-8-1933, Ley 1043, L XVII, f 32.34 Crónica, San Salvador, 27-1-1934, “Colonias de niños débiles”; ALJ, Subsidio a la ACA para envío de niños débiles, San Salvador, 30-12-1937, Ley 1319, L XIX, F 287.35 HBPJ, San Salvador, 28-3-1938, “Colonias de Vacaciones de los niños del Ingenio Río Grande”. 36 Jujuy encabezaba las estadísticas del país en lo referente a muertos por tuberculosis desde antes de 1920. Véanse Zuchinger A., Anales del DNH, Buenos Aires, 1920, Vol. XXVI, N 1, p. 37; Araoz Alfaro G. – Zauchinger A.: “Consideraciones demográficas sobre la tuberculosis en la R. Argentina”, Anales del DNH, Buenos Aires, 1926, Vol. XXXII, N 2; El Dia, San Salvador, 3-5-1932, “Es alarmante el desarrollo de la TBC en Jujuy”.37 ALJ, Declarando obligatoria la vacunación antidiftérico en la provincia, San Salvador, 27-8-1940, Ley 1.503, L XVI, F 279. 38 ALJ, Gota de nitrato de plata en conjuntivas de recién nacidos obligatoria, San Salvador, 14-8-1942, Ley 1.535, L XVI, F 502.

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como finalidad la prevención de infecciones muy frecuentes entre la población de Jujuy.

Por otro lado, se continuó con la extensión de las salas de Primeros Auxilios en pequeñas

localidades de la provincia, se volvieron más complejas las existentes en las cabeceras de

departamentos y se proyectaron el hospital de La Quiaca y el sanatorio para tuberculosos en

la campaña. A fin de trasladar pacientes desde poblaciones alejadas hacia los servicios de

salud, se contó con ambulancias y choferes.

En coherencia con la importancia que adquirían las políticas sociales y de salud a

comienzos de 1943, la dependencia responsable dejó de ser el Consejo de Higiene y

adquirió el rango de Dirección Provincial de Sanidad, dependiente del Ministerio de

Gobierno;39 en la misma ley se re-creaba la Asistencia Pública de San Salvador, disuelta en

1937.

Como síntesis, en este periodo, la población de Jujuy mostraba los índices de nacimientos,

de mortalidad infantil, adulta y materna más altos del país, con expectativa de vida

acentuadamente menor que la promedio. Las enfermedades agudas predominaban en el perfil

patológico: las infecciones de los niños, la viruela, la influenza, las virosis neurológicas, las

inflamaciones gástricas. Por sus magnitudes y consecuencias, hubo tres endemias

importantes que permanecieron casi en silencio. Fueron la tuberculosis, las enfermedades

sexuales y el mal de Chagas, fuertemente relacionadas a condiciones sociales de vida.

Tuvieron programas específicos la tuberculosis y la malaria, y otras aparecieron ligadas a la

regulación de actividades ciudadanas, como las dedicadas a la prostitución y a las

enfermedades de transmisión sexual. El tracoma, en cambio, formó parte de una estrategia

intersectorial que incluyó al sistema de instrucción pública.

En este predominio de enfermedades infecciosas, se han considerado varios factores

para el acceso diferencial al conocimiento de medidas frente a problemas de salud por parte

de la población. Por empezar, el alto índice de analfabetismo existente que dificultó la

práctica profesional médica. Asimismo, así como era constatable la baja tasa de consulta a

instituciones públicas y con frecuencia los decesos se producían sin consulta médica, el

recurrir a los curadores para caso de enfermedades y malestares era sumamente frecuente.

Desde la experiencia popular, los procesos mórbidos estaban empapados de fantasías o

formaban parte de mitos, con muy escasa permeabilidad a las explicaciones médicas. Y

39 ALJ, Creando la Dirección Provincial de Sanidad, San Salvador, 31-8-1942, Ley 1.561, L XVI, F 538.

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aunque algunas prácticas tradicionales indígenas -como era el caso de la auto inoculación

de la viruela- eran perfectamente racionales, fueron rechazadas de plano por la lógica

vigente.

LAS POLÍTICAS DE SALUD PÚBLICA EN JUJUY DURANTE LOS PRIMEROS

GOBIERNOS PERONISTAS.

Durante la década de 1940 se produjo la declinación definitiva del Partido

Conservador como la expresión política genuina de la hegemonía de los propietarios de

plantaciones y de minas en Jujuy. No obstante, las expresiones ideológicas e institucionales

se extendieron mucho más allá de la duración de los gobiernos conservadores.40 El impulso

comenzado hacia finales de la década de 1930 en las políticas sociales y de salud continuó

y se afirmó en la década siguiente. No obstante, el tono de los discursos de las autoridades

cambió, sobre todo, a partir de 1943. La experiencia de industrialización llevada a cabo

hasta ese momento en la pampa planteaba una serie de problemas para su desarrollo que

incluía la consideración de la explotación racional de los recursos en el proceso de

producción. Se impuso una concepción del cuerpo cuidado y bien administrado, capaz de

desarrollar una funcionalidad armónica con el medio de producción. Nacía un espacio

donde capital y fuerza de trabajo podían encontrarse y avenirse en la mesa de concertación.

Las políticas desarrolladas por el Estado tomaron estas concepciones del mundo del

trabajo y las extendieron a toda la sociedad. Los derechos sociales fueron el mecanismo

utilizado para la inserción social, y las problemáticas de salud, modeladas por el discurso

médico, fijaron los alcances y limitaciones de esa inclusión. Bien lo decía el ministro

Carrillo: “Para comprender bien nuestros objetivos de gobierno en materia sanitaria, es

necesario fijar previamente los fines de la ciencia médica, organizada y dirigida por el

Estado, en beneficio de la mayoría, es decir de los no pudientes”.41 En adecuación a las

nuevas concepciones se creó a nivel nacional la Dirección de Sanidad y, en 1949, el

Ministerio de Salud y Asistencia Social.

40 Kohn Loncarica A.- Ramacciotti, K., “Aproximaciones a las relaciones ideológicas del primer ministro de Salud de la Argentina (1929-1946)”, Horizontes, Sao Paulo, Bragança Paulista, enero-diciembre 2003, pp. 69-81.41 Citado por Alzugaray, R.: Ramón Carrillo o la Salud Pública, Todo es Historia, N 117, febrero 1977, Buenos Aires, pp. 7-18.

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Salud y derechos del trabajador.

Las medidas económicas implementadas por los primeros gobiernos justicialistas

dieron una cierta prosperidad a la provincia, ya que estuvieron enmarcados en una etapa de

crecimiento industrial llamado de “sustitución de importaciones”. En Jujuy proliferaron los

aserraderos, se intensificó la explotación de estaño (Mina Pirquitas), plomo, estaño y zinc

(Mina Aguilar); la Dirección General de Fabricaciones Militares inició la producción de

hierro en los Altos Hornos de Zapla. La industria tabacalera cobró importancia,

abasteciendo la demanda del país en 1950; el centro tabacalero del rubio se instaló en El

Carmen y en Cerrillos (Salta). Sin embargo, esta política acentuó las diferencias regionales,

dado que se asentó sobre una base preexistente centrada en Buenos Aires, provocando

migraciones internas desde las provincias debido a la necesidad de una gran cantidad de

mano de obra en los establecimientos industriales del Puerto. Jujuy fue el único estado de la

región NorOeste que tuvo saldo migratorio regional positivo de 1947 a 1960.

Durante las gobernaciones peronistas, una serie de leyes sobre seguridad social, de

notable impacto en la salud del trabajador, incluyeron el salario familiar, el sueldo anual

complementario, el seguro de vida colectivo para la administración pública provincial, el

carnet sanitario obligatorio para todos los trabajadores (que se extendió luego a todos los

mayores de 14 años con alguna relación laboral).42 Esta última exigencia permitió detectar

y ofrecer tratamiento a la mayoría de las personas con tuberculosis existentes en ese

momento y diagnosticar otras patologías infecciosas, pues obligaba a controles físicos

periódicos. Al disminuir esas afecciones, la consecuencia fue la modificación de las tablas

de mortalidad y el aumento de población.

También se dictaron normas que permitieron realizar evaluaciones del estado de los

hospitales públicos e inspecciones de los servicios de las empresas privadas. Estas últimas

se vieron obligadas a la prestación de asistencia médica gratuita y provisión de leche (o

sustituto) a la niñez y enfermos; la medida alcanzaba a todos los empleados y obreros y sus

42 Fueron las siguientes leyes provinciales: ALJ, Salario Familiar, San Salvador, 17-7-1946, Ley 1.665; ALJ, Instituyendo del Sueldo Anual Complementario, San Salvador, 18-12-1946, Ley 1.698; ALJ, Seguro de vida colectivo para la administración pública provincial, San Salvador, 20-12-1.946, Ley 1708;ALJ, Carnet Sanitario obligatorio, San Salvador, 28-12-1946, Ley 1.719; ALJ, Carnet Sanitario desde los 14 años, San Salvador, 14-1-1947, Ley 1730.

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familiares, sean permanentes o temporarios.43 Para el logro de estos objetivos, los centros

industriales adaptaron sus recursos edilicios y técnicos. Las partidas económicas estatales

se reforzaron con aportes nacionales44 y a la creación de nuevos hospitales y al

aprovisionamiento de los ya existentes, se agregó la construcción de numerosas Salas de

Primeros Auxilios.

En 1950, la Dirección Provincial de Sanidad se transformó en Subsecretaría de Salud

Pública.45. Tomó a su cargo siete Zonas de Salud, cada una de ellas con un centro de salud

integral con asiento en los hospitales provinciales. En la nueva organización el

Departamento de Medicina Preventiva se encargó del Carnet Sanitario y de la inspección

de los servicios sanitarios de las empresas particulares, que incluyeron la evaluación de la

dotación de aguas y viviendas; también estaba bajo su dependencia la División de Medicina

Escolar y Odontología, la que realizaba los certificados de salud, las vacunaciones, el

control de botiquines y de la salud bucal;.finalmente, las divisiones de Demología,

encargada de la producción de información específica y la Sección de Reconocimiento

Médico de la Administración Pública. El Departamento de Medicina Asistencial se

encargó de los hospitales provinciales y de los servicios de atención médica y el

Departamento de Patología General incluía el Laboratorio Químico, Medicina Veterinaria y

Farmacia.46 El Departamento de Medicina Social se encargaba de realizar un trabajo

cultural que permitiera a la población adquirir hábitos higiénicos y dejar los dañinos para la

salud. Los Baños Públicos de San Salvador persistieron con notable concurrencia y fueron

inaugurados los de Ledesma. En el caso del consumo de alcohol, se dictaron leyes

represivas.47 Y no era para menos: el año 1951 marcó el tope de consumo de alcohol por

habitante en el siglo XX en la República Argentina.48

El control del estado de la niñez se aseguró mediante el Enrolamiento obligatorio en

el Registro de Sanidad y Educación; ésto permitió al Estado contar con información sobre

la salud y educación de los niños desde su nacimiento hasta los 14 años de edad. Por otra

43 ALJ, Estableciendo el servicio médico hospitalario en establecimientos y empresas particulares, San Salvador, 10-7-1946, Ley 1.655. Durante 1947 abundaron en la Dirección de Sanidad los informes de las inspecciones realizadas.44 ALJ, Adhesión de la provincia al régimen de Ayuda Federal para Salud Pública Ley 12.912, San Salvador, 21-9-1949, Ley 2.017. 45 ALJ, Creando la Subsecretaría de Salud Pública, San Salvador, 25-9-1950, Ley 2.085.46 AHJ, Villafañe, J., Mensaje del Gobernador a la Legislatura, San Salvador, 1-5-1953, Imprenta de Estado.47 ALJ, Represión del alcoholismo y venta de bebidas alcohólicas, San Salvador, 18-12-1946, Ley 1.699.48 Fleitas, M.: Uso y consumo de alcohol en Rosario, Rosario, investigación inédita, 1995.

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parte la provincia de Jujuy firmó un convenio con la Nación para colaborar en todo lo

referente a salud escolar, ya sea en términos de asistencia, prevención y transmisión de

conocimientos higiénicos.49

Resultados alcanzados.

Los logros más evidentes se obtuvieron en el control de las enfermedades endémicas

y epidémicas. Todos los años se realizaron campaña de vacunación en escolares, lo que

mejoró sensiblemente los índices de inmunización. A las inoculaciones con antivariólica,

triple y antitífica, se agregaron las campañas antirrábicas y de lucha contra la hidatidosis.

Es en esta época que el paludismo desapareció de la provincia y del país, luego de una

campaña de dedetización sistemática de las habitaciones urbanas y rurales con el objetivo

de exterminar al vector.50 Hubo acciones en igual sentido con respecto a la vinchuca, al

mosquito de la fiebre amarilla, a la mosca y las ratas.

En 1955, sobre finales de los primeros gobiernos peronistas, la provincia contaba con

trece hospitales (seis de ellos provinciales) en siete Zonas de Salud, sesenta y siete Salas de

Primeros Auxilios (al comienzo del gobierno justicialista eran dieciséis) y veintiséis

botiquines equipados; se disponía de mil quinientas camas de internación, faltando

trescientos cincuenta para llegar al “mínimo indispensable según densidad de población”.51

El hospital de San Pedro se hallaba en ampliación y el San Roque, incorporando tecnología

diagnóstica y de tratamiento, mientras que los de Tilcara y Humahuaca, instalaban

maquinaria más moderna. A comienzos de la década de 1950, funcionaba en el hospital San

Roque la Escuela de Parteras y Enfermeras y la escuela de Auxiliares de la Medicina “Eva

Perón” cuyos títulos tenían validez nacional, y habían sido creados para responder a las

necesidades de atención del sistema, sobre todo en localidades alejadas de la Capital y en la

campaña.

La acción desarrollada contra los vectores de enfermedades infecciosas y contra la

tuberculosis, modificaron la distribución de las muertes en la población general. Los índices

49 Fueron las leyes 1.730 y 1.663 respectivamente, dictadas por la Legislatura de Jujuy a finales de 1946. (AHJ, Gobernador Ing. Alberto Iturbe, Mensaje a la Legislatura, 1-5-1947).50 Para conocer los enfoques y características de estas campañas, véase Kohn Loncarica A.-Agüero, A. – Sánchez, N., “Nacionalismo e internacionalismo en las ciencias de la salud: el caso de la lucha antimalárica en la Argentina”, Revista ASCLEPIO, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1997, Vol.XLIX, fasc.2, pp. 147-163.51 ALJ, Villafañe, J., Mensaje del Sr. Gobernador a la Legislatura, San Salvador, 1-5-1955.

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de mortalidad general disminuyeron, así como los fallecimientos ocurridos entre los 20 a 35

años, mientras que las personas mayores de 60 años conformaron un grupo cada vez más

numeroso. Las tasas de mortalidad infantil descendieron respecto de las décadas anteriores,

pero mantuvieron igual proporción dentro del total de decesos (los niños menores de cinco

años fallecidos constituían el 33 % del total de las muertes). El perfil patológico a mitad de

la década de 1950, presentaba como primera prioridad en salud, los trastornos en los niños

menores de dos años, como segunda la formación médica y como tercera las enfermedades

infecciosas, en tanto que las enfermedades del corazón y los accidentes –procesos de salud

que evidenciaban la creciente urbanización- pasaban a ocupar un lugar cada vez más

destacado.

Conclusiones.

Más que el impacto epidemiológico, lo notable es que la actividad que desarrolló el

Sistema de Atención Pública de la Salud de Jujuy durante los gobiernos conservadores y

radicales, muestra ya los núcleos temáticos y operativos sobre los cuales se construirán en

las décadas siguientes las políticas de salud que traerían consecuencias de magnitud.: la

racionalización y la utilización de todos los recursos disponibles, la centralización

económica, administrativa y de información, la relación costo-beneficio (con las nociones

de eficiencia y eficacia), el papel de la educación sanitaria y de la escuela, la cobertura de

servicios por zonas y según complejidad, el acercamiento de los servicios a los usuarios, el

abordaje especializado de problemáticas específicas. En el caso de la salud materno infantil

se ensayaron nuevas modalidades de atención.

También quedaron al descubierto algunos de los problemas que habrían de persistir: la

elaboración de información significativa, la hegemonía de la profesión médica (que

priorizaría en ocasiones intereses corporativos), la influencia del clientelismo en la

asignación de puestos de trabajo, la barrera cultural con el campesinado y los indígenas, la

valoración negativa de la organización destinada a los pobres. La relación oficial con los

curadores populares estuvo marcada por la ambigüedad y por el doble discurso, aunque

aumentaron las denuncias por ejercicio ilegal de la medicina.

La década de 1930, en lo que se refiere a políticas sociales en la provincia, puede ser

vista como de transición, desde prácticas tradicionales de caridad resignificadas mediante

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un discurso ilustrado hacia otras centradas en el cuidado y de la protección de la fuerza de

trabajo y en los derechos del trabajador. Para alcanzar estos objetivos, en el curso de la

década del 1940 el estado argentino asumió la tarea mediadora entre sectores sociales e

impulsó y orientó la redistribución de las riquezas económicas y culturales del país. Contó

para ello con ingentes recursos, pero las formas –institucionales y programáticas- que

adoptó para concretar tal tarea ya habían sido asumido por los gobiernos de la Restauración

Conservadora en Jujuy.

Los resultados alcanzados por los gobiernos peronistas no fueron desdeñables. Aun

con modalidades paternalistas en las políticas implementadas, la mejoría de las condiciones

de vida de los trabajadores impactó sobre la salud colectiva más que la asistencia médica. Y

la medicina, con sus técnicas, permitía también logros evidenciables a nivel de población si

se ampliaba su accesibilidad. La prolongación de la expectativa de vida, la disminución de

los índices de mortalidad y de enfermedades endémicas y epidémicas fueron datos

incontrovertibles.

Los límites pueden ser visibles en la proporción de fallecimientos de niños menores

de 2 años, que se mantuvo sin modificaciones. O los cambios sociales fueron parciales e

insuficientes o los problemas excedían la lógica con que se los tomaba.

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