Dávila (98) el papel del profesor ante el aprendizaje y la enseñanza

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EL PAPEL DEL PROFESOR ANTE EL APRENDIZAJE Y LA ENSEÑANZA Por Sergio Dávila Espinosa INTRODUCCIÓN: En muchas ocasiones se tienen problemas en los centros educativos, sobre todo en el nivel medio y medio superior con algunos maestros: "El maestro sabe mucho, pero no sabe enseñar", "No dudamos de su capacidad, pero no sabe transmitirnos lo que sabe", "Sólo él se entiende". Estas son frases que con frecuencia se escuchan de los alumnos en dichos centros. La mayoría de los maestros de educación media superior y superior son profesionistas egresados de alguna carrera universitaria, que se enfrentan a los grupos sin haber recibido una formación pedagógica, que los dote de elementos suficientes para enseñar en forma adecuada. Siempre se ha pensado que el experto en el área que se pretende enseñar es el maestro adecuado: basta ser abogado para poder enseñar leyes o ingeniero para enseñar cálculo. El ser experto en el área es una condición necesaria para ser un buen profesor, pero de ninguna manera es condición suficiente. Para mejorar algo se necesita conocerlo a fondo. Con este fin, muchos centros educativos de educación media superior y superior dedican parte de sus recursos a desarrollar programas de formación y actualización docente. Muchos de estos programas, sin embargo, se dedican sólo a actualizar y profundizar en los últimos avances de la disciplina que se pretende enseñar: se ofrecen conferencias de información y seminarios para los temas de mayor interés en la práctica profesional, ésta es la tendencia que siguen muchas escuelas universitarias. Otros consideran que tan importante es lo que se va a enseñar como el saber enseñarlo, y dedican parte del tiempo a ofrecer opciones de actualización en la disciplina y otra parte a formar en las funciones del profesor: técnicas expositivas, técnicas demostrativas, redacción de objetivos, elaboración de material didáctico, diseño de programas de estudio, técnicas de evaluación, uso de la computadora como apoyo a la educación etc. Sin embargo la experiencia demuestra que dichos programas tienen muy poco impacto sobre la práctica cotidiana del profesor. Hay una tercera tendencia, la de reflexionar sobre la naturaleza del aprendizaje para poder proponer medios de enseñanza, de tal manera que ésta sea eficaz y produzca aprendizajes significativos. Quizá esta tercera opción no sea tan seductora como la primera, ni pondrá al maestro como el centro de la formación, pero al conocer los procesos internos que llevan al alumno a aprender

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EL PAPEL DEL PROFESOR

ANTE EL APRENDIZAJE

Y LA ENSEÑANZA

Por Sergio Dávila Espinosa

INTRODUCCIÓN:

En muchas ocasiones se tienen problemas en los centros educativos, sobre todo en el nivel medio y medio superior con algunos maestros: "El maestro sabe mucho, pero no sabe enseñar", "No dudamos de su capacidad, pero no sabe transmitirnos lo que sabe", "Sólo él se entiende". Estas son frases que con frecuencia se escuchan de los alumnos en dichos centros.

La mayoría de los maestros de educación media superior y superior son profesionistas egresados de alguna carrera universitaria, que se enfrentan a los grupos sin haber recibido una formación pedagógica, que los dote de elementos suficientes para enseñar en forma adecuada. Siempre se ha pensado que el experto en el área que se pretende enseñar es el maestro adecuado: basta ser abogado para poder enseñar leyes o ingeniero para enseñar cálculo. El ser experto en el área es una condición necesaria para ser un buen profesor, pero de ninguna manera es condición suficiente. Para mejorar algo se necesita conocerlo a fondo. Con este fin, muchos centros educativos de educación media superior y superior dedican parte de sus recursos a desarrollar programas de formación y actualización docente. Muchos de estos programas, sin embargo, se dedican sólo a actualizar y profundizar en los últimos avances de la disciplina que se pretende enseñar: se ofrecen conferencias de información y seminarios para los temas de mayor interés en la práctica profesional, ésta es la tendencia que siguen muchas escuelas universitarias. Otros consideran que tan importante es lo que se va a enseñar como el saber enseñarlo, y dedican parte del tiempo a ofrecer opciones de actualización en la disciplina y otra parte a formar en las funciones del profesor: técnicas expositivas, técnicas demostrativas, redacción de objetivos, elaboración de material didáctico, diseño de programas de estudio, técnicas de evaluación, uso de la computadora como apoyo a la educación etc. Sin embargo la experiencia demuestra que dichos programas tienen muy poco impacto sobre la práctica cotidiana del profesor.

Hay una tercera tendencia, la de reflexionar sobre la naturaleza del aprendizaje para poder proponer medios de enseñanza, de tal manera que ésta sea eficaz y produzca aprendizajes significativos. Quizá esta tercera opción no sea tan seductora como la primera, ni pondrá al maestro como el centro de la formación, pero al conocer los procesos internos que llevan al alumno a aprender

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significativamente, el profesor manejará algunas ideas para propiciar, facilitar o acelerar el aprendizaje.

En el presente trabajo se ofrecen algunas reflexiones que se ubican en la tercera de las opciones citadas.

APRENDIZAJE Y ENSEÑANZA DOS PROCESOS DIFERENTES.

En muchas ocasiones se encuentran profesores que enseñan muy bien su materia, pero sus alumnos no aprenden casi nada. Otras veces sucede lo contrario, se encuentran profesores que no saben enseñar, pero cuyos alumnos aprenden mucho de la materia, al organizarse para estudiar por sí mismos o en equipos. Esto sucede porque el aprendizaje y la enseñanza son dos procesos distintos que los centros educativos tratan de integrar en uno solo: el proceso enseñanza-aprendizaje. Por lo tanto la función principal del profesor no es enseñar, sino propiciar que sus alumnos aprendan (Zarzar Charur, 1988).

Para que el profesor pueda realizar mejor su trabajo debe detenerse a reflexionar no sólo en su actuar como docente, sino en cómo es que el alumno aprende, en cuáles son los procesos internos que lo llevan a aprender en forma significativa y en qué puede hacer el profesor para propiciar este aprendizaje.

El aprendizaje es, de acuerdo a Pérez Gómez (1988, pág. 17) " el proceso de adquisición cognoscitiva que explica, en parte, el enriquecimiento y transformación de las estructuras internas, de las potencialidades del individuo para comprender y actuar sobre su entorno, de los niveles de desarrollo que contienen grados específicos de potencialidad"

Ésta definición nos remite a las Teorías del Aprendizaje que se basan en el modelo de procesamiento de información. Este modelo es una alternativa al

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paradigma de Estímulo Respuesta que tuvo vigencia durante muchos años pero que hoy en día ha sido superado. Se hace referencia a tres dimensiones, la primera es en qué condiciones se da el aprendizaje. Influyen en él condiciones internas de tipo biológico y psicológico: no se aprende igual cuando se está enfermo o cuando se tiene un problema de tipo emocional. También influyen condiciones de tipo externo, la forma como se organice una clase, sus contenidos, métodos, actividades, la relación con el profesor, etc.

La segunda dimensión es cuáles son los procesos de aprendizaje. Cómo se registran las sensaciones y cómo éstas se retienen a corto o largo plazo para mediante procesos de atención, codificación, almacenamiento y recuperación puedan ser utilizados y transferidos para recurrir a ellos en nuevas situaciones.

Por último están los resultados del aprendizaje. Dichos resultados serán la modificación de las condiciones internas. Estos resultados no siempre es sencillo evaluarlos, pues para hacerlo siempre recurrimos a la cuantificación, ya sea en cantidad de conocimientos, velocidad etc. Por esto una de las habilidades básicas en el trabajo del profesor será la de utilizar los medios adecuados para evaluar los aprendizajes de los alumnos en los diferentes niveles de conocimiento, la mayoría de las veces sólo se evalúa la memorización de algunos contenidos, pero de acuerdo a las aportaciones del cognoscitivismo, principalmente con los estudios de Bloom y sus colaboradores hay otros niveles cognitivos que deben ser evaluados de manera diferente. (Glazman, 1983) También debe buscarse la forma de evaluar las habilidades o actitudes que se pretende enseñar. Un error que cometen frecuentemente muchos profesores es tener como objetivo el aprendizaje de habilidades o actitudes y querer evaluarlo por medio de preguntas en exámenes escritos que sólo implican la memorización de conceptos.

El aprendizaje así entendido nos sugiere que la relación que hay entre la enseñanza y el aprendizaje no es una relación causa-efecto, sabemos que hay aprendizaje sin enseñanza formal y enseñanza formal sin aprendizaje. La relación entre estos dos procesos es como señala Contreras (1990) de dependencia ontológica. Las teorías de enseñanza deben hacer referencia naturalmente a las teorías que intentan explicar el aprendizaje, pero no solamente a ellas. Al analizar la enseñanza se deben tomar en cuenta otros factores como el marco en el que se pretende desarrollar. El que el proceso de enseñanza se de en un espacio institucional debe orientarnos a considerar elementos de tipo sociológico para entender lo que sucede en una escuela.

Dos son las funciones principales de la escuela hacia la sociedad: homogeneizar a las nuevas generaciones en los elementos básicos para su vida en relación y diversificarlas en su rol ante la sociedad. Estas funciones han llevado a algunos estudiosos a hacer severas críticas ante la misión de la escuela como institución al grado de que Althusser la considera "un aparato ideológico del estado" (citado por Contreras, 1990). Sin llegar al extremo de la postura anterior en la que no se considera la libertad del alumno y se le considera como un sujeto pasivo y predeterminado, pero sin intención de llegar al extremo contrario para considerar

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la educación como el principal agente de cambio y promoción social, es necesario que el profesor se de cuenta que su trabajo como promotor de aprendizajes está acotado por límites sociales que una conciencia ingenua no es capaz de descubrir.

Las teorías de la enseñanza deben atender también a elementos de tipo filosófico, especialmente los epistemológicos, para poder así tener bases para enfrentarse al problemas de la naturaleza del conocimiento humano. También deberá acudir a la didáctica para tener referentes propositivos que le faciliten acortar la distancia entre las finalidades educativas y la realidad de sus alumnos.

LAS TEORÍAS DE LA ENSEÑANZA Y EL PROFESOR

Como se citó anteriormente, el trabajo cotidiano del profesor es hacer posible el aprendizaje de sus alumnos. Según Contreras (1990, pág. 79) enseñar es "provocar dinámicas y situaciones en los que pueda darse el proceso de aprender en los alumnos." Así, debe quedar claro que, una de las características esenciales de la enseñanza es la intencionalidad. Los alumnos adquieren muchos conocimientos fuera del salón de clase de manera cotidiana, pero en la clase aprenden lo que intencionalmente quiere enseñarles el profesor.

La producción de Teorías que nos aporten elementos para el trabajo cotidiano, exige investigación en las condiciones en la que normalmente se produce la enseñanza: las de un salón de clase. Así observamos que el aprendizaje en el salón de clases está dotado de condiciones peculiares que no están presentes en el aprendizaje cotidiano; por ejemplo, el aprendizaje fuera de la escuela es espontáneo mientras que el aprendizaje académico requiere de motivación. El alumno tiene que interesarse por las cosas que el maestro le pretende enseñar sobre un mundo que está fuera del salón de clases. Además, en el aprendizaje académico siempre se le exigirá al alumno que demuestre lo que aprendió. El maestro debe por lo tanto manejar adecuadamente su lenguaje para lograr que el alumno sea capaz de darle sentido a sus palabras y descubra en ellas un conocimiento que pueda ser utilizado para sus propios fines, y no sólo para fines escolares. (Contreras, 1990)

Existen algunos intentos por explicar como se da el proceso de enseñanza. En primer lugar, hay quien sigue afirmando que el aprendizaje es causa de la actuación del profesor, dicho modelo es conocido como el paradigma PROCESO-PRODUCTO, sin embargo muchas voces critican esta postura pues considera al alumno como un sujeto pasivo y previsible lo cuál evidentemente es un reduccionismo. Otras teorías, llamadas MEDIACIONALES llaman la atención sobre la incidencia de la actuación del alumno en el salón de clase sobre su aprendizaje. Para que el alumno aprenda, se debe considerar la forma en que percibe la clase, la atención que tenga a la actuación del profesor, su motivación para aprender, su estado de ánimo y hasta sus capacidades cognitivas (Contreras, 1990). Finalmente, también se debe considerar que el mismo salón de clases es un contexto social con relaciones específicas y complejas muy diferentes de las que se dan fuera de él.

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LA PRÁCTICA COTIDIANA

Aunque la vida moderna deja pocos espacios para la reflexión, una vez que se estudia el proceso de enseñanza-aprendizaje surge la duda de cómo llevar a la práctica cotidiana las Teoría de la Enseñanza. De acuerdo con Sacristán (1992) el que la teoría analice la práctica es el primer paso para aproximar la brecha que las separa. Para muchos profesores, generalmente aquellos a los que se hizo referencia en la introducción de este trabajo, la enseñanza no es más que práctica y para poder mejorarla sólo hace falta experiencia. Sin embargo, es común encontrar contraejemplos que refutan la afirmación anterior: profesores que cumplen 30 años o más de enseñar sin que sus alumnos aprendan gran cosa. El conocimiento científico de la enseñanza debe servir tanto para analizar críticamente la práctica cotidiana del profesor como para facilitarle elementos para diseñar actividades y experiencias pedagógicas. Toda teoría que el profesor conozca le ofrece la oportunidad de aplicarla para facilitar el aprendizaje de sus alumnos en un contexto determinado. Sin embargo, es cierto que en el momento de la clase el profesor debe ser capaz de improvisar, hasta cierto grado, para adecuarse a la situación; quizá él consideró que los alumnos tendrían un conocimiento previo y no lo tienen, o quizá el ambiente del salón no es propicio del todo para lo que él había planeado. El profesor debe estar dispuesto en todo momento a dejar de hacer lo que tenía planeado para proponer experiencias pedagógicas más adecuadas.

El profesor debe conocer técnicas educativas diversas porque, en muchas ocasiones, su actuación puede derivarse de la elección y activación de medios para conseguir determinados objetivos (Pérez Gómez, 1988). Sin embargo la práctica docente no siempre puede ser predecible y algorítmica, razón por la que el profesor debe conocer otras formas de conceptualizar la enseñanza; para muchos la práctica docente es un arte que no puede, ni debe encasillarse en un programa, lo que importa es que el alumno active sus esquemas de aprendizaje; para lograrlo, el profesor diagnostica en forma permanente la situación del grupo y elabora estrategias adaptadas a la misma, para lograr motivar el aprendizaje de cada uno de sus alumnos. Recordemos que aunque la enseñanza se da en forma grupal, el aprendizaje es un proceso personal, de ahí que uno de los principales retos del profesor es escoger sus estrategias de enseñanza.

El profesor también debe buscar que su enseñanza sea de calidad. La calidad de la enseñanza merece ser tratada ampliamente y es tema en sí de profundas reflexiones, baste por el momento mencionar que el maestro debe buscar la eficacia en su trabajo, es decir, que exista una correspondencia entre lo que se enseña y lo que los alumnos aprenden; que exista una correspondencia entre lo que la institución pretende que se enseñe y lo que realmente enseña el profesor. No se deben olvidar tampoco los grandes objetivos de la educación nacional: educar en la solidaridad, la igualdad, la democracia etc. Estos objetivos no aparecen en los programas de estudio de una materia pero deben tenerse en cuenta en la dinámica de enseñanza, pues como se anotó anteriormente la sola

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memorización del concepto de solidaridad o libertad, no generará de ninguna manera personas solidarias, libres o democráticas.

CONCLUSIONES

De lo hasta ahora tratado podemos deducir que hace falta que las instituciones educativas promuevan espacios para la reflexión sobre la práctica docente y no sólo faciliten las oportunidades de actualizar los conocimientos que se pretenden enseñar. Los espacios de reflexión ayudarán a que el profesor cambie de mentalidad y no siga pensando más que su trabajo es enseñar y el del alumno aprender. Los profesores son facilitadores del proceso de aprendizaje, en esto consiste la enseñanza. Sin embargo el ser experto en el área no garantiza ser experto en enseñarla. Para poder facilitar el proceso de aprendizaje, el profesor debe conocerlo lo mejor posible para asegurarse de que su actuación realmente lo facilitará. Los profesores deben comprender que ya no son los protagonistas del proceso enseñanza-aprendizaje, es la figura del alumno la que nos interesa, para saber cómo es que sus procesos internos lo llevan a aprender y cómo podemos facilitar esos procesos.

El profesor debe contar, no sólo con el dominio del tema que se pretende enseñar, sino también debe conocer y definir claramente sus objetivos, en concordancia con los de la institución; debe diseñar su propio plan de trabajo para su curso, tomando en cuenta los objetivos anteriores y las técnicas que utilizará en el tiempo asignado a su curso;. también deberá diseñar cotidianamente actividades de aprendizaje y de evaluación que sean adecuadas a los objetivos pretendidos y siempre estar dispuesto a cambiar sus prácticas cotidianas por otras que den mejores resultados. El estudio de las teorías de enseñanza y aprendizaje redundará indirectamente en mayores aprendizajes significativos de los alumnos. Cuando esto suceda, y sólo hasta entonces, con seguridad estaremos ante un mejor profesor.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

CONTRERAS, D. JOSÉ (1990) ENSEÑANZA, CURRÍCULUM Y PROFESORADO AKAL

UNIVERSITARIA Madrid

GLAZMAN, RAQUEL Y OTROS (1983) CORRIENTES PSICOLÓGICAS Y CURRÍCULUM

"UNA DÉCADA EN LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA 1973-1983" FAC. DE PSICOLOGÍA DE LA UNAM México

PÉREZ G., ÁNGEL Y ALMARAZ, J. (1988) LECTURAS DE APRENDIZAJE Y

ENSEÑANZA FONDO DE CULTURA ECONÓMICA México

SACRISTÁN, G. Y PÉREZ, A. (1992) COMPRENDER Y TRANSFORMAR LA

ENSEÑANZA MORATA Madrid

ZARZAR, CH. CARLOS (1988) GRUPOS DE APRENDIZAJE NUEVA IMAGEN México

Disponible en: http://www.nuevaalejandria.com/akademeia/sdavila/aprense.html

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