David Charles Wright Carr

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MISCELÁNEA RELACIONES 72, OTOÑO 1997, VOL. XVIII

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  • MISCELNEA

    R E L A C I O N E S 7 2 , O T O O 1 9 9 7 , V O L . X V I I I

  • L PAPEL DE LOS OTOMES EN LAS CULTURAS DEL ALTIPLANO CENTRAL: 5000 A .C .-1650 D .C .*

    David Charles Wright CarrU n i v e r s i d a d d el V a l l e d e M x i c o

    In t r o d u c c i n

    Desde el siglo xvi los otomes han sido menospreciados en la mayor parte de los estudios realizados hasta ahora sobre las culturas prehis- pnicas del Altiplano Central. Su papel en los procesos culturales regionales no ha sido entendido por muchos investigadores. Esta situacin se debe en parte a la aceptacin ingenua de la historia oficial del estado mexica por parte de los cronistas de la poca novohispana, y despus por algunos historiadores y antroplogos de la poca moderna. Durante el siglo xx ha prevalecido una visin del pasado prehispnico del centro de Mxico, en la cual los datos arqueolgicos se cotejan con las fuentes etnohistricas nahuas. Segn esta visin los otomes fueron, durante milenios, un pueblo de pobres marginados, que viva a la sombra de las grandes civilizaciones de Mesoamrica. Se ha llegado a confundir a los otomes con los chichimecas nmadas del Norte, debido a lecturas mal digeridas de ciertas fuentes etnohistricas, notablemente la obra de Sahagn (lib. 10, cap. 29). Este estereotipo de los otomes antiguos como pobres y dominados es reforzado por una imagen contempornea del otom como habitante del desierto que explota el maguey para sobrevivir. Esta visin no toma en cuenta que no todos los otomes viven en el desierto; su deplazamiento de las mejores tierras de la regin ha sido

    * Ponencia presentada en el "Primer coloquio sobre otopames", organizado por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, el Instituto Nacional de Antropologa e Historia, la Universidad Autnoma del Estado de Mxico y la Universidad Autnoma de Quertaro, Quertaro, Qro., 22 de septiembre de 1995. Se volvi a presentar, con algunas modificaciones, en el "Segundo encuentro de regiones indgenas hahu, uhu, hato, uhmu (otom)", organizado por el Consejo Indgena Tzedi Xogh de Quertaro, el Comit de Derechos Humanos de la Sierra Norte de Veracruz, Comunidades del Valle, a .c . y Servicios para el Desarrollo, A.c., San Bartolo Ozocalpan, municipio de Chapantongo, Hgo., 5 de octubre de 1996.

  • un fenmeno gradual desde la llegada de los nahuas al Altiplano Central.

    Para entender el papel de los otomes durante la poca prehispni- ca es necesario tomar en cuenta los estudios lingsticos. El cotejo de stos con el registro arqueolgico nos permite una visin ms acertada del papel de los otomes y de otros grupos indgenas centromexicanos en el desarrollo cultural de la regin. Para hacer la historia de los otomes durante el posclsico tardo y principios de la poca novohispana debemos analizar, aparte de los datos arqueolgicos, las fuentes etnohistri- cas escritas por los otomes mismos (o por los espaoles que trabajaron con informantes otomes). De esta manera llegaremos a comprender con mayor precisin el papel de este grupo etnolingstico a travs de los milenios.

    La pr eh isto r ia l in g s t ic a : u n a h e r r a m ie n t aPARA EL ESTUDIO DE LOS OTOPAMES

    El idioma otom pertenece a la rama otopame, que abarca los idiomas otom, mazahua, matlatzinca, ocuilteco, pame del norte, pame del sur y chichimeco jonaz (Hopkins: 30; Lastra: 453; Longacre: mapa; Swadesh 1972: 93). En tiempos remotos hubo un idioma proto-otopame, del cual derivaron las mencionadas lenguas. La rama otopame es una de varias divisiones lingsticas que conforman la gran familia otomangue. Las dems ramas de esta familia, segn una clasificacin reciente (Hopkins: 30), son: popolocano, mixtecano, tlapaneco, amuzgo, chinanteco, zapo- tecano, huave y chiapaneco-mangue. La familia otomangue se extiende desde San Luis Potos hasta Centroamrica.

    Cuando me interes por vez primera en los estudios lingsticos sobre la rama otopame, un hecho me impresion profundamente: hay un estrecho paralelo entre la ubicacin geogrfica de los grupos y su parentesco lingstico. Dicho de otra manera, los grupos que hablan idiomas similares tambin ocupan territorios cercanos entre s. Esto indica que los otopames no se han desplazado de una manera significativa desde que se separaron las lenguas de un tronco comn hace varios milenios (Wright 1982: 5). Si los otopames mesoamericanos (otomes, mazahuas, matlatzincas y ocuiltecos) hubieran migrado hacia los valles centrales

  • de Mxico desde alguna regin ms all de la frontera norte de Me- soamrica durante el epiclsico (700-900 d.C.) o despus, como han afirmado algunos investigadores, cmo es posible que se hubieran colocado en el paisaje de acuerdo con una clasificacin lingstica que no conocan? Es evidente que los otopames de Mesoamrica ocuparon sus territorios actuales, en trminos aproximados, desde antes de la diversificacin interna de la rama.

    La glotocronologa es un mtodo lxico-estadstico que permite saber, en trminos muy aproximados, cuntos siglos mnimos de divergencia tienen dos idiomas emparentados. Se basa en clculos de cantidades de cognados en conjuntos de palabras bsicas (Hopkins: 25-30; Longacre; Swadesh 1972). Su falta de precisin cronolgica nos obliga a manejar las fechas glotocronolgicas con cautela. Sin embargo, este mtodo hace posible el cotejo tentativo de los datos lingsticos con los arqueolgicos. Para los fines del presente trabajo, la aceptacin de un margen de error de cuatro o cinco siglos en las fechas glotocronolgicas no afectara las conclusiones en sus aspectos fundamentales.

    Varios investigadores han intentado reconstruir la prehistoria lingstica de la familia otomangue, que incluye la rama otopame (Harvey; Hopkins; Josserand/Winter/Hopkins; Manrique 1975,1988 y 1993/1994; Marcus; Smith: 17-33; Winter/Gaxiola/Hernndez). Es interesante observar que estos estudios coinciden, en trminos generales, en cuanto a la ubicacin geogrfica de los diferentes grupos lingsticos a travs del tiempo. Est surgiendo un consenso sobre el papel de los otopames en las culturas del Altiplano Central. La prehistoria lingstica, aun tomando en cuenta su falta de precisin cronolgica, permite desechar buena parte de las hiptesis que hoy estn de moda sobre el pasado remoto de los otomes.

    Los OTOPAMES DESDE EL PERIODO PROTONEOLTICO HASTA EL EPICLSICO

    Periodo protoneoltico (5000-2000 a.C.)

    Al inicio del quinto milenio a.C. haba un idioma proto-otomangue, ancestral a todos los idiomas de la familia otomangue. Los hablantes de

  • este idioma probablemente fueron los que, de acuerdo con el registro arqueolgico, domesticaron plantas como la calabaza, el maz, el frijol y el chile. Cognados para estas plantas cultivadas, y algunas otras, son compartidos por varios idiomas de la familia otomangue, lo cual indica que los idiomas se separaron del tronco despus deja domesticacin de estas plantas (Harvey: 527-531; Hopkins: 32). Las fechas aportadas por la glotocronologa coinciden aproximadamente con el fechamiento arqueolgico para el cultivo de estas plantas en el valle de Tehuacn, Puebla (MacNeish 1964 y 1995; MacNeish/Nelken-Terner/Johnson). Esta cultura protoagrcola se desarroll en una amplia regin que se extiende desde los estados de Quertaro e Hidalgo hasta Oaxaca, pasando por la cuenca de Mxico y los valles de Toluca, Morelos, Tlaxcala y Puebla.

    Hacia mediados del quinto milenio, aproximadamente, empez la diversificacin interna del idioma proto-otomangue, al separarse la rama proto-otopame del resto del grupo (Hopkins: 49-50; Josserand/ Winter/Hopkins: 11; Marcus: 6). Esta separacin posiblemente se debe a un mayor grado de sedentarismo que provoc un aislamiento mayor de los grupos (Winter/Gaxiola/Hernndez: 69). Es significativo que los proto-otopames se separaron de un tronco lingstico ubicado hacia el Sureste; esto hace poco probable que sus integrantes hubieran inmigrado al rea mesoamericana desde el Norte, como han propuesto algunos antroplogos (e.g. Bernal: 262).

    De esta manera los proto-otopames probablemente habitaron, desde el cuarto milenio, los valles centrales: la cuenca de Mxico y los valles de Hidalgo, Toluca, Morelos, as como parte de la zona poblano-tlaxcal- teca (Hopkins: 49; Marcus: 6; Winter/Gaxiola/Hernndez: 76; Wright 1982: 5). Los estudios arqueolgicos en el sitio de Zohapilco aportan datos valiosos sobre la transicin hacia la vida sedentaria en la cuenca de Mxico (Niederberger 1976 y 1987). Hacia mediados del cuarto milenio se inici el proceso de la diversificacin interna de esta rama (Hopkins: 43). Surgieron entonces los idiomas proto-chichimeco, proto- pame, proto-otom/mazahua y proto-matlatzinca/ocuilteco.

    Periodo preclsico (2000-150 a.C.)

    Durante el preclsico temprano (2000-1200 a.C.) los valles centrales pro

  • bablemente estaban poblados por agricultores otopames, quienes hablaban proto-otom/mazahua en el norte y proto-matlatzinca/ocuil- teco en el suroeste. Al norte de los valles centrales estaban los proto-chi- chimecos y los proto-pames. Los proto-chichimecos no parecen haber participado en el cambio hacia la vida sedentaria debido a las condiciones ridas de su territorio. Los proto-pames pudieron haber sido agricultores en algn momento; es posible que su carcter marginal respecto a la cultura mesoamericana sea el resultado de cambios climticos ocurridos durante el posclsico, que les precisaran a depender ms de la caza y la recoleccin y menos del cultivo de las plantas (Armillas: 218- 219; Braniff: 105-106; Brown: 101-106; Carrasco: 305-307; Soustelle 1993b: 330-366).

    Las innovaciones sociales del preclsico medio (1200-600 a.C), el horizonte "olmeca", tuvieron un impacto profundo en los agricultores proto-otopames de los valles centrales. La presencia de obras de arte con una modalidad regional del estilo olmeca sugiere la adopcin por parte de algunos grupos proto-otopames de este sistema iconogrfico que legitimizaba el poder poltico a travs de la religin (Flannery: 105- 108; Niederberger: 12-13; Reilly: 5-7). De esta manera se asentaron las bases para los desarrollos sociales del siguiente periodo, el preclsico tardo (600-150 a.C.). Durante esta etapa surgieron varios centros de poder en los valles centrales. En Cuicuilco, en el sur de la cuenca de Mxico, se realizaron obras hidrulicas para el riego, que alimentaron as a una poblacin urbana relativamente numerosa (Palerm: 100-105). Los restos materiales del preclsico en los valles centrales se pueden atribuir a las poblaciones nativas: los proto-otom/mazahuas y los proto-matlatzinca/ocuiltecos.

    Periodos protoclsico y clsico (150 a.C.-900 d.C.)

    Estos periodos vieron el surgimiento, el auge y el colapso del centro urbano de Teotihuacan, una de las ciudades ms grandes y poderosas de la Mesoamrica prehispnica. El registro arqueolgico, en trminos generales, parece indicar el poblamiento inicial de esta ciudad con grupos de los valles centrales, los cuales probablemente fueron otopames, como hemos visto. Tambin llegaron inmigrantes de otras regiones,

  • como Oaxaca y Veracruz, pero no hay evidencia de que stos hayan formado ms que enclaves minoritarios agrupados en barrios (Rattray). Muchos investigadores rechazan la idea de que Teotihuacan haya sido una ciudad otopame. Otros aceptan que la poblacin base haya sido otopame, los incomoda la idea de gobernantes y sacerdotes pertenecientes a ese grupo lingstico. Esta situacin probablemente se debe a la influencia de la visin denigrante de los otomes sembrada por los na- huas y cultivada por los espaoles y por algunos acadmicos modernos. Nadie niega que los gobernantes de Monte Albn hayan sido proto-za- potecos, o que los reyes de Palenque hayan sido proto-cholanos, al igual que sus sbditos. Por qu se resiste la idea de que los proto-otom/ma- zahuas de Teotihuacan hubieran tenido gobernantes de su mismo grupo? Si los gobernantes teotihuacanos hubieran venido de otra regin, ello sera notorio en el arte oficial de la ciudad. Sin embargo se advierte cierta continuidad estilstica en la arquitectura y en el arte suntuarios de los valles.centrales desde el preclsico hasta el final del clsico. El arte teotihuacano parece surgir de tradiciones locales, en esencia, y haberse enriquecido con aportaciones de otras regiones de Mesoamrica.

    De acuerdo con los datos glotocronolgicos, el protoclsico y el clsico temprano, que corresponden al auge teotihuacano, vieron la separacin del idioma proto-pame en pame del norte y pame del sur, as como la separacin del idioma proto-otom/mazahua en otom y maza- hua (Hopkins: 43, 52). Algunos investigadores (Josserand/Winter/ Hopkins: 10) piensan que esta diferenciacin regional se debe a la formacin de "esferas de influencia poltica y econmica".

    Si los teotihuacanos fueron proto-otom/mazahuas, sus vecinos probablemente pertenecan a los siguientes grupos lingsticos: hacia el norte los pames; hacia el suroeste (valle de Toluca y valle de Morelos occidental) los proto-matlatzinca/ocuiltecos; hacia el sureste y oriente, los proto-mixtecanos, los proto-popolocanos y los proto-totonacanos (Smith: 17-33).

    Los habitantes del Bajo (valles de Quertaro y Guanajuato), con una cultura distinta a la teotihuacana pero relacionada con ella, presentan un problema particularmente espinoso. Esta regin parece haber tenido un carcter fronterizo, al estar ubicada cerca del "parteaguas" entre la gran tradicin otopame de los valles centrales y la tradicin nahua hacia

  • el oeste. Sus habitantes pudieron haber sido otopames (proto-otom/ mazahuas?), colonizadores de la regin desde periodos anteriores. Tal vez estaban presentes en la zona los pames. Probablemente estaban as mismo presentes grupos de la familia yutoazteca, especficamente los nahuas, quienes se distinguan de sus parientes nmadas del norte por ser agricultores, por sus sociedades estratificadas y por la monumenta- lidad de sus asentamientos. Si los habitantes de los asentamientos mesoamericanos del Bajo fueron nahuas, se explicara la similitud de ciertos aspectos de la cultura material entre el Bajo del clsico y Tula durante el posclsico temprano (por ejemplo, la cermica blanco levantado). Tal vez interactuaban dos o ms de los mencionados grupos en los sitios sedentarios del Bajo (Wright 1994).

    Durante el epiclsico (700-900 d.C.) el centro monumental en la calle de los Muertos de Teotihuacan se encontraba incendiado y abandonado; slo quedaban algunos habitantes en la periferia. Surgi entonces la cultura Coyotlatelco en los valles centrales. Se discute todava si esta cultura representa los remanentes de la poblacin teotihuacana, inmigrantes del noroeste; o bien grupos procedentes de la zona poblano- tlaxcalteca; o finalmente la fusin de los descendientes de los teotihua- canos con grupos de inmigrantes (Diehl; Mastache/Cobean).

    El vaco dejado por Teotihuacan en los sistemas polticos y comerciales del Altiplano fue llenado por una serie de centros regionales: Tula (con su centro en Tula Chico, antes del desarrollo "tolteca"), Teotenan- go, Xochicalco, Cholula y Cacaxtla. Es posible que Teotenango y Xochi- calco hayan sido centros proto-matlatzinca/ocuiltecos (Smith: 19). Por otra parte, el carcter eclctico del arte en varios sitios del epiclsico sugiere la existencia de poblaciones multitnicas. Teotihuacan sigui siendo el centro de poblacin ms grande de la cuenca de Mxico, aunque se observa una dispersin de la poblacin en relacin al periodo de su auge (Diehl).

    Hay una corriente entre los antroplogos mesoamericanistas segn la cual Teotihuacan fue una ciudad nahua (e.g. Coe: 105; Luckenbach/ Levy: 458). En 1975 Manrique public un mapa que muestra una presencia nahua en los valles centrales en 400 d.C., al convivir con los oto- pames en esa regin. Este mapa fue publicado otra vez en un trabajo de divulgacin (Manrique 1988:163). Muchos antroplogos especializados

  • en lingstica, sin embargo, favorecen una fecha ms tarda para la llegada inicial de los nahuas a esta regin. Si los nahuas hubieran llegado al centro de Mxico desde los inicios del protoclsico, cuando surgi aquella ciudad, probablemente habra varios idiomas emparentados con el nhuatl en los valles centrales con una profundidad cronolgica demostrada a travs de la divergencia lingstica. Lo que encontramos es, por el contrario, un idioma nhuatl y sus variantes nahuat y nahual, con una diversificacin interna poco profunda desde Sinaloa hasta El Salvador (Luckenbach/Levy: 456). Esto habla de una gran expansin territorial en tiempos relativamente recientes.

    De acuerdo con los estudios lingsticos, el lugar de origen de los nahuas se ubica en el Occidente de Mxico, tal vez en la zona Colima- Jalisco-Nayarit. Esto se puede determinar porque ah es donde se encuentran otros idiomas estrechamente emparentados con el nhuatl, pertenecientes tambin a la rama aztecoide de la familia yutoazteca: las lenguas huichol y cora, las cuales se separaron del proto-nhuatl en algn tiempo anterior al siglo x a.C. Segn los estudios glotocronolgi- cos, el idioma proto-nhuatl empez a diversificarse hacia la primera mitad del siglo vi d.C., cuando se separ el pochuteco, lengua hablada en la costa de Oaxaca (Kaufman: 48; Luckenbach/Levy: 457; Swadesh 1956:177). El pipil, lengua hablada en Guatemala y El Salvador, parece haberse separado del proto-nhuatl hacia el siglo ix d.C. (Campbell: 969; Luckenbach/Levy: 456,467).

    Los datos arqueolgicos del Occidente y Norte de Mxico apoyan esta visin del origen occidental de los nahuas. En esta regin se dio un desarrollo cultural importante durante los periodos protoclsico y clsico, seguido por una desintegracin cultural hacia los siglos x y xi, cuando muchos sitios se despoblaron (Cabrera: 299-326; Galvn: 297-303; Lpez: 79; Weigand: 30). Es probable que algunos de estos grupos hayan migrado hacia los valles centrales de Mxico donde aparecen en algunos sitios, hacia el mismo tiempo, aspectos de la cultura material de los grupos noroccidentales (Braniff: 108; Mastache/Cobean). La mayor parte de las fuentes etnohistricas de los nahuas apoya tambin la hiptesis de un origen noroccidental para los nahuas, seguido por una serie de migraciones hacia el Altiplano Central (e.g. Alva: 397; Velz- quez: 6-7; Sahagn: lib. 10, cap. 29).

  • En resumen, el nhuatl y las lenguas estrechamente emparentadas tienen una profundidad temporal muy limitada fuera del Occidente de Mesoamrica, en comparacin con la milenaria presencia otopame en los valles centrales de Mxico, la cual se demostr en los primeros incisos del presente trabajo. Es probable que los primeros nahuas hayan llegado a los valles centrales durante el epiclsico, insertndose en un paisaje tnico bsicamente otopame.

    LOS OTOMES DURANTE EL PERIODO POSCLSICO (900-1520 D.C.)

    En este inciso me enfocar en el grupo otom. Hemos visto que este idioma se separ del mazahua durante el clsico, cuando floreca Teotihuacan. Durante el posclsico los otomes ya existan como un grupo lingstico especfico. Ahora dejaremos a un lado la glotocronologa para fijarnos en las fuentes etnohistricas y en los estudios arqueolgicos.

    Durante el posclsico, los otomes sufrieron la expansin de los nahuas dentro de su territorio ancestral. A partir de mediados del siglo x los nahuas "toltecas" lograron consolidar un estado poderoso en Tollan Xicocotitlan (Tula, Hidalgo). Por otra parte, el papel de los otomes en el estado tolteca ha sido probablemente subestimado debido a la tendencia, todava muy difundida, de proyectar su situacin poltica del momento de la Conquista hacia atrs. Hay buenas razones para suponer que los otomes tuvieron un papel importante dentro del nuevo orden poltico y comercial del posclsico temprano (900-1200 d.C.). El dominio nahua de los otomes y de otros grupos de otopames de los valles centrales fue un proceso gradual. En el posclsico temprano este proceso apenas iniciaba (DaVies 1987: 296-312).

    Los nahuas toltecas, probablemente con la participacin de grupos de otomes, llevaron a cabo una reocupacin parcial de la Mesoamrica marginal, la cual haba experimentado un abandono general poco antes de la consolidacin del estado tolteca en Tula. Hay sitios relacionados con Tula en los estados de Quertaro, Guanajuato y San Luis Potos. Hacia la segunda mitad del siglo xn, tanto Tula como los centros toltecas del norte fueron abandonados (Brambila/e al; Braniff; Cobean/ e i a l )

    Despus de la destruccin de Tollan surgieron varios centros regionales de poder en los valles centrales, al mismo tiempo que llegaron

  • nuevos inmigrantes del norte y del noroeste, y se repiti el escenario del epiclsico. En el norte de la cuenca de Mxico los otomes mantuvieron un centro de poder en Xaltocan, el cual parece haber dominado una amplia zona que se extenda hacia el norte (Carrasco: 257-266; Nazareo). De acuerdo con estudios arqueolgicos recientes (Brumfiel/Frederick; Garca), Xaltocan fue un centro regional importante desde finales del epiclsico. Este asentamiento otom fue sometido por los tepanecas de Azcapotzalco y sus aliados en la ltima dcada del siglo xiv, unos ciento treinta aos antes de la llegada de Corts (Carrasco: 266; Davies: 233- 234). La presencia de un centro de poder otom en Xaltocan hasta esa fecha contradice la visin, muy difundida, de los otomes como los eternos dominados (e.g. Len-Portilla 1984: 93).

    Los otomes tambin tuvieron un papel importante en la zona te- paneca, donde surgi Azcapotzalco como centro rector. En esta regin estaban mezclados con matlatzincas y nahuas (Carrasco: 268-277). Azcapotzalco se convirti en el centro ms poderoso de la cuenca de Mxico durante el siglo xiv y principios del xv (Davies: 149-156).

    En 1428 los mexicas de Tenochtitlan lograron transformarse en la potencia poltica dominante de la regin. Formaron una "triple alianza" con los acolhuas de Texcoco y los tepanecas de Tlacopan, y derrotaron a la ciudad de Azcapotzalco. Durante casi un siglo los mexicas y sus aliados aumentaron gradualmente su zona de control, dominaron a los otomes y a otros grupos al aprovechar las viejas estructuras tributarias de la regin. Los otomes participaron en las guerras de los mexicas como auxiliares militares. Compartan con los mexicas el aspecto ritual de la guerra, a travs del cual se sostena al sol con sangre humana y corazones. Este aspecto ritual de la guerra tiene sus races en la cultura teotihuacana (Wright sin fecha a).

    Durante el posclsico los nahuas, recin llegados desde el noroeste, absorbieron buena parte de la antigua cultura de los otopames meso- americanos y otros grupos del sur del Altiplano. Primero los toltecas y despus los mexicas se asentaron entre las antiguas poblaciones otomes del valle del Mezquital y del valle de Mxico. Se apropiaron muchos elementos de la cultura otom. Un anlisis detenido de los cdices y de otras fuentes etnohistricas de los mixteos, mexicas y otomes demuestra que hubo una cultura intelectual comn en los valles centrales, com

  • partida por diferentes grupos etnolingiisticos. La mayor antigedad de los otopames en la regin sugiere fuertemente que los otomes y sus parientes lingsticos fueron los creadores de muchos aspectos de esta cultura comn (Wright sin fecha b). Por otra parte la antigua cultura del noroeste, trada por los nahuas a los valles centrales, seguramente influy a los otopames. Sera interesante profundizar en este problema, tratar de definir cules fueron las aportaciones de cada grupo y de qu manera fueron asimilados por los dems. El hecho es que, cuando llegaron los espaoles, no haba diferencias importantes entre los diversos grupos lingsticos de los valles centrales, en cuanto a su ideologa y cultura intelectual.

    Los OTOMES DURANTE EL INICIO DEL PERIODO NOVOHISPANO(1520-1650 D.C.)

    Los otomes tuvieron un papel importante en la conquista de la Nueva Espaa. El primer enfrentamiento militar que tuvo Corts en su marcha hacia Tenochtitlan fue con los otomes de Tlaxcala. Durante la "noche triste" y el sitio de la capital mexica los aliados otomes prestaron apoyos logsticos y militares a los espaoles (Prescott: 450). Despus de la consolidacin del dominio espaol, los otomes de los valles centrales fueron sometidos a los sistemas de explotacin econmica de la encomienda y despus el repartimiento, mientras los frailes llevaban a cabo su labor de destruccin y sustitucin cultural.

    El hecho ms significativo en la historia de los otomes del siglo xvi fue la expansin territorial llevada a cabo por este grupo hacia el Bajo (Wright 1988, 1989a, 1989c, 1993 y 1994). He dividido este proceso en cuatro etapas, las cuales se resumen a continuacin.

    1. La etapa clandestina (1521-1540). Pequeos grupos de otomes salieron de sus pueblos en los mrgenes septentrionales del territorio otom. Estos refugiados vivan, antes de la Conquista, dentro del Estado tributario mexica, cerca de su lmite norte, en los actuales estados de Mxico e Hidalgo. Mantenan relaciones comerciales con los chichime- cas pames que vivan en los valles hacia el Norte, en los actuales estados de Quertaro y Guanajuato. Despus de la Conquista estos otomes

  • aprovecharon su habilidad para entenderse con los nmadas, establecieron asentamientos permanentes en los mrgenes del ro de Quertaro y el ro Laja. De esta manera lograron evadir durante algunos aos el dominio de los espaoles, el pago de tributo a los encomenderos y la imposicin de la religin cristiana por los frailes.

    2. La etapa de integracin de los otomes en el sistema novohispano (1540-1550). La expansin de los ganaderos espaoles y de los misioneros franciscanos hacia el norte oblig a los otomes a pagar tributo y a someterse al proceso de la evangelizacin. Sus estructuras polticas se modificaron, y creronse cabildos indgenas basados en los ayuntamientos espaoles. Al mismo tiempo llegaron nuevos pobladores oto- mes hacia los pueblos recin fundados: San Miguel (hoy de Allende), Quertaro, Apaseo (hoy el Grande), Xich y Puxinqua.

    3. La etapa armada (1551-1590). Los otomes se convirtieron en los principales aliados militares de los espaoles en su lucha contra los chi- chimecas. Los caciques otomes ganaron prestigio, privilegios y tierras a cambio de su apoyo para la defensa de los caminos de la plata, que ligaban a la ciudad de Mxico con los nuevos centros mineros en Zacatecas y Guanajuato.

    4. Etapa de la posguerra (1591-1650). Con el cese de las agresiones militares, llegaron muchos pobladores espaoles y tlaxcaltecas a las poblaciones del Bajo y regiones ms al norte. Se consolid una infraestructura regional con pueblos, minas, estancias ganaderas, tierras de cultivo y caminos, la cual permitira el florecimiento econmico de la sociedad novohispana durante la segunda mitad del siglo xvn, todo el siglo xvm y la primera dcada del siglo xix. Despus de la Guerra Chichimeca los espaoles ya no dependan tanto del apoyo de los otomes como antes, y stos perdieron gradualmente sus privilegios, su poder, sus tierras y el acceso al agua. Como respuesta a esta situacin, algunos otomes de la clase alta fabricaron documentos apcrifos para defender sus intereses econmicos y polticos. Estos manuscritos, escritos hacia 1700 d.C., a menudo pretenden ser del siglo xvi (Wood 1987 y 1989; Wright 1989c: 28-31,78-80 y sin fecha b). Han sido tomados por muchos historiadores como documentos fidedignos, y son en realidad el reflejo de una tradicin oral, que incluye elementos mitolgicos. Son tiles para estudiar el concepto que tenan los otomes sobre su propio pasado, pero deben

  • usarse con mucha cautela cuando se trata de entender los sucesos delsiglo de la Conquista (Wright 1989c: 24-37 y sin fecha b).

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  • o una mera sustitucin de regmenes, sino el conjunto de relaciones que establecen los actores sociales, exponiendo de tal suerte la conexin de alianzas y oposiciones, de autoridad y subordinacin.2'1 Estos engranajes no se eslabonan mecnicamente sino que expresan formas determinadas de mentalidad poltica, responden a ciertos patrones y comportamientos que experimentan los distintos grupos sociales.

    Estas connotaciones que sealo responden a expectativas difanas del momento, que no necesariamente rompen de manera inexorable con el pasado. En efecto, fue a partir de las obras de autores como Alberto Oviedo Mota, Jos Bravo Ugarte, Flix C. Ramrez y Jess Romero Flores que la historia de la Revolucin empez a edificarse; desde esas bases fue que la pasada dcada una historiografa acadmica local se fortaleci, modificando ciertas concepciones y reafirmando otras. En este sentido es que, ahora, nuevos historiadores disfrutan de favorables expectativas de apoyo acadmico e institucional para el desarrollo de sus investigaciones. Tales condiciones abren la posibilidad de reevaluar los conocimientos que del proceso revolucionario tenemos a travs de la pluralidad de interpretaciones que son resultado, a fin de cuentas, del surgimiento de una nueva historiografa.

    2fi Vase: Franois Xavier Guerra, "Por una lectura poltica de la Revolucin Mexicana", en: Memoria del Congreso Internacional sobre la Revolucin Mexicana, Mxico, in e h r m - Gobierno del Estado de San Luis Potos, 1991, tomo 2, pp. 449-463.