Datos sobre la encefalopatía hepática

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Datos sobre la encefalopatía hepática ¿Qué es la encefalopatía hepática? La encefalopatía hepática (EH) es un trastorno de la actividad mental, la función neuromuscular y de la conciencia que se produce como resultado de la insuficiencia hepática, ya sea crónica o aguda. Este síndrome neuro-psiquiátrico complejo es principalmente causado por anormalidades metabólicas. El síndrome puede ocurrir espontáneamente o ser inducido por algún factor precipitante y puede ser reversible mediante la mejoría en la función hepática, la corrección de los factores que la precipitan o la administración de una terapia. Sin embargo, con el tiempo puede conducir al coma y puede ser fatal, especialmente en la insuficiencia hepática aguda. ¿Cuáles son los diferentes tipos de encefalopatía hepática? La encefalopatía aguda generalmente es rápidamente progresiva y es una complicación de la enfermedad hepática aguda. Este tipo de EH es un signo de insuficiencia hepática terminal y ocurre con mayor frecuencia en pacientes con hepatitis viral aguda fulminante, la hepatitis tóxica y el síndrome de Reye. La encefalopatía crónica involucra múltiples recurrencias de EH observables. Se requiere terapia continua para disminuir o prevenir el desarrollo de síntomas durante períodos intermedios. Por lo general, este tipo de EH se encuentra en los pacientes con cirrosis, por derivaciones creadas quirúrgicamente o evolucionadas espontáneamente. Entre los episodios evidentes, pueden ocurrir otros más sutiles y de tal bajo grado que es posible que no se note. Crónica: es signo de descompensación significativa de cirrosis. La degeneración cerebral crónica y la mielopatía son, posiblemente, anormalidades neurológicas permanentes que no responden a la terapia. Esta condición es muy rara. Los pacientes pueden tener dificultad con el equilibrio y la marcha. De vez en cuando, también pueden estar presentes temblores similares a la enfermedad de Parkinson. ¿Cuáles son las etapas de la encefalopatía hepática? Existen cuatro etapas diferentes de los síntomas de EH. Las anomalías que reflejan cambios mentales y de personalidad se distinguen de aquellas que reflejan cambios en las funciones neuromusculares. En la Etapa 1, los síntomas incluyen falta de concentración, pesadillas y mal dormir en la noche con somnolencia diurna, cansancio, depresión, vagar sin rumbo, ansiedad e irritabilidad. En la Etapa 2, los cambios mentales y de personalidad incluyen somnolencia obvia, cambios obvios de personalidad, deterioro grave de la capacidad para realizar tareas mentales, respuesta desacelerada, desobediencia, hosquedad, desorientación en tiempo y lugar.

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Datos sobre la encefalopatía hepática

¿Qué es la encefalopatía hepática?

La encefalopatía hepática (EH) es un trastorno de la actividad mental,

la función neuromuscular y de la conciencia que se produce como

resultado de la insuficiencia hepática, ya sea crónica o aguda. Este

síndrome neuro-psiquiátrico complejo es principalmente causado por

anormalidades metabólicas. El síndrome puede ocurrir

espontáneamente o ser inducido por algún factor precipitante y

puede ser reversible mediante la mejoría en la función hepática, la

corrección de los factores que la precipitan o la administración de una

terapia. Sin embargo, con el tiempo puede conducir al coma y puede ser fatal, especialmente en la

insuficiencia hepática aguda.

¿Cuáles son los diferentes tipos de encefalopatía hepática?

La encefalopatía aguda generalmente es rápidamente progresiva y es una complicación de la

enfermedad hepática aguda. Este tipo de EH es un signo de insuficiencia hepática terminal y ocurre con

mayor frecuencia en pacientes con hepatitis viral aguda fulminante, la hepatitis tóxica y el síndrome de

Reye.

La encefalopatía crónica involucra múltiples recurrencias de EH observables. Se requiere terapia

continua para disminuir o prevenir el desarrollo de síntomas durante períodos intermedios. Por lo

general, este tipo de EH se encuentra en los pacientes con cirrosis, por derivaciones creadas

quirúrgicamente o evolucionadas espontáneamente. Entre los episodios evidentes, pueden ocurrir otros

más sutiles y de tal bajo grado que es posible que no se note. Crónica: es signo de descompensación

significativa de cirrosis.

La degeneración cerebral crónica y la mielopatía son, posiblemente, anormalidades neurológicas

permanentes que no responden a la terapia. Esta condición es muy rara. Los pacientes pueden tener

dificultad con el equilibrio y la marcha. De vez en cuando, también pueden estar presentes temblores

similares a la enfermedad de Parkinson.

¿Cuáles son las etapas de la encefalopatía hepática?

Existen cuatro etapas diferentes de los síntomas de EH. Las anomalías que reflejan cambios mentales y

de personalidad se distinguen de aquellas que reflejan cambios en las funciones neuromusculares.

• En la Etapa 1, los síntomas incluyen falta de concentración, pesadillas y mal dormir en la noche con

somnolencia diurna, cansancio, depresión, vagar sin rumbo, ansiedad e irritabilidad.

• En la Etapa 2, los cambios mentales y de personalidad incluyen somnolencia obvia, cambios obvios

de personalidad, deterioro grave de la capacidad para realizar tareas mentales, respuesta

desacelerada, desobediencia, hosquedad, desorientación en tiempo y lugar.

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• En la Etapa 3, los síntomas incluyen un comportamiento extraño, ataques ocasionales de rabia,

confusión marcada, habla incomprensible, la paranoia e ira.

• En la Etapa 4, el coma está presente y se puede ser sensible o no ante los estímulos dolorosos.

Esta condición también puede ser sutil y permanente. Puede que no sea evidente para cualquiera,

excepto los miembros cercanos de la familia, o incluso el paciente, que pueden notar memoria leve,

falta de concentración o que él o ella "no es tan fuerte" como antes.

¿Cómo se diagnostica la encefalopatía hepática?

El diagnóstico de esta encefalopatía se hace principalmente

mediante el reconocimiento de los cambios neuropsiquiátricos

que ocurren en un paciente con enfermedad hepática

conocida. En un paciente con cirrosis, cuya enfermedad

hepática se ha seguido durante algún tiempo, el diagnóstico se

hace fácilmente evidente con el desarrollo de varios de los

síntomas mencionados anteriormente. Cuando nos

enfrentamos a un paciente que se presenta con una

encefalopatía o un paciente sabe que tiene un historial de

enfermedad hepática previa o actual y que tiene deterioro

neurológico, es muy importante prestar atención a los

síntomas neurológicos. Estos síntomas incluyen cambios de

personalidad, hipersomnia, reversión de los patrones de

sueño, presencia de factores desencadenantes tales como el sangrado gastrointestinal, uso de fármacos

hipnóticos sedantes, etc. La presencia de un aleteo (en el que las manos no son constantes cuando el

paciente extiende los brazos) es también un signo físico importante en un paciente. Un análisis de

sangre se puede llevar a cabo para evaluar el nivel de amoníaco. Hedor hepático (aliento rancio dulce)

también puede presentarse como una señal física. No existe una prueba diagnóstica específica, y más

bien la mejoría con el tratamiento es el método habitual de diagnóstico.

¿Por qué se desarrolla la encefalopatía hepática?

La patogénesis exacta de esta enfermedad todavía permanece desconocida. Sin embargo, una serie de

sustancias y mecanismos han sido implicados en provocarla. Estas sustancias incluyen amoniaco,

mercaptanos, ácidos grasos libres, desequilibrio de aminoácidos, neurotransmisión de GABA alterados,

otros cambios de neurotransmisores, cambios sinápticos de la membrana plasmática y falsos

neurotransmisores. Los trastornos que se producen cuando falla el hígado son tan complejos que es

concebible (y muy probable) que la EH resulte de la compleja interacción de muchos de los factores

mencionados anteriormente.

¿Cuál es el tratamiento para la encefalopatía hepática?

El aspecto más importante de la gestión de los pacientes es el reconocimiento rápido y corrección de los

factores precipitantes, cuando sea posible. Estos factores incluyen la deshidratación, insuficiencia renal,

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uso de sedantes o narcóticos, sangrado gastrointestinal, alteraciones electrolíticas, aumento de

proteínas en la dieta, infección, estreñimiento y la exacerbación de la enfermedad hepática. La

importancia de reconocer y corregir los factores precipitantes en pacientes con EH no se puede

exagerar. Las infecciones, la insuficiencia renal y las alteraciones electrolíticas necesitan ser tratadas y el

sangrado gastrointestinal debe ser detenido.

A los pacientes con casos repetitivos y severos de encefalopatía se les puede solicitar que reduzcan la

proteína en la dieta para disminuir la producción de amoníaco. El mayor contenido de fibra en la dieta

de verduras acelera el paso de los alimentos a través del intestino, alterando de este modo la acidez en

los intestinos y ayudando a reducir la absorción de amoniaco. Sin embargo, el asesoramiento dietético

es muy importante, ya que demasiada poca proteína en la dieta puede conducir a la desnutrición.

La lactulosa es un azúcar sintético no absorbible que se toma por vía oral. Cambia el amoniaco en

amonio en el colon, que luego puede ser excretado. La neomicina, metronidazol y rifaximina son

antibióticos que pueden utilizarse para controlar el crecimiento de bacterias que producen amoníaco en

el colon. Los sedantes, narcóticos y otros medicamentos que se metabolizan por el hígado se deben

evitar si es posible. Los pacientes con cirrosis alcohólica y debe recibir tiamina en la admisión al hospital.

Otros medicamentos y tratamientos se pueden recomendar.

¿Cuáles son las expectativas o el pronóstico?

Los episodios evidentes de encefalopatía hepática son frecuentemente reversibles si la encefalopatía se

desencadena por una causa reversible. Los pacientes con enfermedad hepática crónica son susceptibles

a futuros episodios de encefalopatía. Existe una alta tasa de mortalidad para los pacientes con EH que

entran en un estado de coma. La recuperación y el riesgo varían de paciente a paciente y es

dependiente del grado de insuficiencia hepática, la presencia de otras enfermedades, y el tiempo de

tratamiento. Es importante tener en cuenta que los pacientes con cirrosis y que han tenido episodios de

EH no se les permite conducir o manejar un vehículo de motor, aunque puede haberse "recuperado"

entre los episodios. En muchos pacientes con enfermedad hepática crónica, el trasplante de hígado en

su totalidad invierte la enfermedad. Por lo tanto, el trasplante de hígado es a menudo considerado en

algunos pacientes con EH.