Día de la Raza y la Hispanidad 12 de Octubre de · PDF filerebelde, y su actitud ante...

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  • Da de la Raza y la Hispanidad

    12 de Octubre de 1936 Salvador Lpez Arnal

    Rebelin

    Como recordaba el gran socilogo barcelons Esteban Pinilla de las Heras [1], el trmino raza no tuvo en los aos veinte del pasado siglo la significacin zoolgica-biologista que pas a tener tras su uso por nazis, pre-nazis y sus seguidores e imitadores. En Espaa, durante los aos de la dictadura del general Primo de Rivera, el trmino, usado ya entonces, no designaba ninguna hipottica raza espaola. El da de la Raza haba sido instaurado en 1917 por el presidente argentino Hiplito Yrigoyen, l mismo de ascendencia vasca e indgena. Dirigente del Partido Radical [2], haba llegado al poder en 1916. La raza del presidente Irigoyen no slo eran las comunidades provenientes de la ascendencia espaola sino la resultante del mestizaje entre descendientes de personas originarias de la Pennsula ibrica, de toda la pennsula, y los descendientes de los antiguos pobladores de Amrica. Fue posteriormente, durante los primeros aos de la dictadura del general golpista Franco, cuando el 12 de octubre, el da de la Raza, luego llamado da de la Hispanidad, recibi la significacin imperial que en absoluto haba estado presente en el nimo e intencionalidad del presidente argentino Yrigoyen. Curiosamente, Manuel Sacristn, al resear para Laye un ensayo introductorio de Jean Wahl [3], haba sugerido a principios de los cincuenta una singular definicin de Hispanidad: Las personas propensas a creer que la Hispanidad no pasa de ser un pretexto para la retrica gruesa deben considerar la riqueza literaria que nos llega de la Amrica espaola. Entonces descubrirn -por ejemplo- que Hispanidad es, cuando menos, eso que nos permite leer La Colmena. Los Breviarios del FCE son tal vez los ms sorprendentes de todos esos libros que nos remite la Hispanidad. Son en principio, manualitos divulgadores. Pero con frecuencia sus satinadas pginas producen sorpresas de cierta magnitud. De mucha es la que proporciona el manual de Wahl. (...) Quedamos, pues, en que, por el momento, la Hispanidad es eso que nos permite leer La Colmena de Cela y la Introduccin a la Filosofa de Jean Wahl. * Sea como fuere, la historia espaola de esa celebracin tiene un momento altamente significativo. El 12 de octubre de 1936 haba sido declarado por el fascismo espaol como da de la Raza y la Hispanidad. Cuatro das antes, el da 8, Miguel de Unamuno haba publicado en los peridicos de Salamanca el Mensaje de la Universidad de Salamanca a las Universidades del mundo, y al da siguiente empez la preparacin

  • editorial de la Fiesta de la raza en los peridicos, con un vibrante suelto, empedrado de tpicos y exaltacin patritica [4]. El da 11 la prensa de los alzados en armas inici la publicacin de la carta-pastoral de Enrique Pl y Daniel, a la sazn arzobispo de Salamanca. Fechada el 30 de septiembre de 1936, la pastoral llevaba por ttulo Las dos ciudades. En el ndice de la primera entrega periodstica se sealaba: Ao 1936, piedra miliar en la historia de Espaa. Revolucin y Contrarrevolucin. Los dos amores que las engendraron y con ellas a las dos ciudades. Frente al vandalismo de los hijos de Can, el herosmo y el sublime y fructfero martirio de los hijos de Dios. El da 12, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, se organiz un acto de exaltacin hispnica y racial que se convirti en un aquelarre de simbolismos y gritos rituales fascistas [5]. Miguel de Unamuno, rector de la Universidad, presida la mesa. El general Franco le haba cedido su representacin en el acto acadmico [6]. Era la primera ocasin para que los militares amigos de Hitler y Mussolini, alzados contra la II Repblica espaola, pudieran exaltar abiertamente los valores por los que se haban sublevado y por los que estaban llenando de sangre los campos y las ciudades de Espaa [7]. El estallido de la guerra haba pillado al autor de La agona del cristianismo en Salamanca, ciudad que, junto con Burgos, funcionaba como capital de facto de los facciosos antirrepublicanos. En aquellas primeras semanas, el pensador vasco mostr un apoyo expectante hacia los sublevados contra la legalidad republicana y el nmero de sus disparates polticos no es un cardinal menor. Su extravo ideolgico y su confusin poltica no fueron, se miren como se quieran mirar, una simple y breve nota a pie de pgina [8]. En la mesa del acto, adems del propio Unamuno, figuraban el cardenal Enrique Pl y Daniel, de origen cataln; el fundador de la Legin, el general Milln Astray, con sus armas en la mano; Carmen Polo, la esposa del general golpista, con sus escoltas personales La puesta en escena sigui el siguiente desarrollo. Intervinieron, en primer lugar, Jos Mara Ramos Loscertales, catedrtico de Historia, un ex liberal converso de ltima hora, que habl del imperio espaol y de las esencias histricas de la raza; el dominico P. Beltrn de Heredia, tambin historiador de la Universidad de Salamanca, el ms comedido de los participantes, quien hizo referencia a los maestros de la vieja Universidad, y a su humanstica y humanitaria preocupacin por los modos de la colonizacin americana, en especial su compaero de Orden, el P. Vitoria, burgals, creador del derecho de gentes [9] y coartada de los supuestos valores espirituales que los levantados en armas contra la Constitucin republicana decan defender [10]. Francisco Maldonado de Guevara, catedrtico de literatura de la Facultad de Filosofa, habl del caudillo, de las maldades de la URSS y de la necesidad de exterminar a la anti-Espaa. Jos Mara Pemn habl a continuacin y sugiri que cada uno, que cada espaol en su pecho construyera un Alczar de Toledo. El legionario Milln Astray, falto de un brazo, un ojo cubierto, cojeando de una pierna [11], habl a continuacin. Astray: Catalunya y el Pas Vasco son cnceres en el cuerpo de la nacin. El fascismo, remedio de Espaa, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un

  • fro bistur. La carne sana es la tierra, la enferma su gente. El fascismo y el ejrcito arrancarn a la gente para restaurar en la tierra el sagrado reino nacional Cuando Franco lo quiera y con la ayuda de mis valientes moros (sic), que si bien ayer me destrozaron el cuerpo, hoy merecen la gratitud de mi alma por combatir a los malos espaoles... Porque dan la vida por la sagrada religin de Espaa, escoltan a nuestro Caudillo [12]. Astray, junto con el auditorio exaltado: Viva la muerte! Astray (con gritos muy varoniles): Espaa! Una! Espaa! Grande! Espaa! Libre! Unamuno, que entonces tena 72 aos respondi a continuacin: Todos estis pendientes de mis palabras y todos me conocis y me sabis incapaz de callar. Callar significa a veces mentir, porque el silencio puede interpretarse como aquiescencia. Yo no podra sobrevivir a un divorcio entre mi consciencia y mi palabra. Ser breve y la verdad es ms verdad cuando se expone desnuda. Quisiera, pues, comentar el discurso, por llamarlo de algn modo, del general Milln Astray Dejemos aparte el insulto personal que supone la repentina explosin de ofensas contra vascos y catalanes. Yo nac en Bilbao, en medio de los bombarderos de la segunda guerra carlista. Luego me cas con esta ciudad de Salamanca, tan querida, pero jams he olvidado mi ciudad natal. El obispo [Unamuno seal al cardenal Pl y Daniel] quiralo o no, es cataln, nacido en Barcelona Acabo de or el grito necrfilo y carente de sentido de Viva la muerte! Me suena lo mismo que Muera la vida! Y yo, que he pasado la vida creando paradojas, he de deciros, como autoridad en la materia, que esa ridcula paradoja me repugna El general Milln Astray es un invlido. No es preciso decirlo en tono ms bajo. Es un invlido de guerra. Tambin lo fue Cervantes. Desgraciadamente hay hoy demasiados invlidos en Espaa. Y pronto habr muchos ms. Me aterra penar que el general Milln Astray pueda dictar normas de psicologa de masas. Un invlido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era simplemente un hombre, y no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un invlido, como digo, que carezca de esa superioridad de espritu, suele sentirse aliviado viendo como se multiplica el nmero de mutilados alrededor de l. Milln Astray, sentado en el extremo de la mesa presidencial que haba golpeado repetidamente con su nica mano, y que se haba alzado y haba interrumpido a Unamuno, grit: Mueran los intelectuales! Viva la muerte! Auditorio, como coro fascista: Mueran los intelectuales! Viva la muerte! Jos Mara Pemn [ahora entre el pblico]: No! Abajo los falsos intelectuales! Traidores! Unamuno (concluyendo el acto): Estamos en el templo de la inteligencia y yo soy aqu su sumo sacerdote. Vosotros estis profanando un sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio pas. Y ahora os digo: venceris pero no convenceris, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitis

  • algo que os falta: razn y el derecho en la lucha. Me parece intil deciros que pensis en Espaa. He dicho. Hubo riesgo de linchamiento. Carmen Polo, el cardenal Pl y otro general franquista presente en el acto condujeron a Unamuno fuera del paraninfo y lo metieron en un automvil. Unamuno tropez, al salir, en la puerta de la Universidad. Una multitud de brazos en alto y de gritos patritico-fascistas rode el coche. El general legionario se enfrent todava con el viejo rector con un gesto de desafo, junto al estribo mismo del coche de Carmen Polo. Dejando la multitud atnita y exaltada, Unamuno fue conducido por a calle de la Ra a su domicilio. Poco a poco fue recuperando la normalidad. Los peridicos del da siguiente, 13 de octubre, abrieron la primera pgina con los siguientes titulares: La fiesta de la Raza se celebro este ao en Salamanca con excepcional y magnfica solemnidad. Desde luego: no hubo referencia alguna al incidente entre Unamuno y el general golpista Milln Astray. * Destituido del rectorado, arrestado en su domicilio, Unamuno muri pocos me