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CURSO DE INTRODUCCIÓN A LAS SAGRADAS ESCRITURAS Cantar de los Cantares

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CURSO DE INTRODUCCIÓN A LAS SAGRADAS ESCRITURAS

Cantar de los Cantares

ÍNDICE

1. CONTEXTO BÍBLICO

Los otros Escritos. Los cinco rollos (meguillot)

2. INTERPRETACIONES DEL CANTAR DE LOS CANTARES

3. AUTOR Y ESTRUCTURA DEL LIBRO

4. MARCO HISTÓRICO Y GEOGRÁFICO

5. BIBLIOGRAFÍA

6. FRAGMENTOS DEL CANTAR DE LOS CANTARES

1. CONTEXTO BÍBLICO

Las Biblias actuales siguen, o bien el canon hebreo (en tres conjuntos) o bien el canon griego (en cuatro

partes).

Atendiendo al canon hebreo (que fue seguido por los judíos y recogido por los protestantes), el Cantar de

los Cantares se encuentra en el grupo denominado de los Escritos (Ketubim)”.

De acuerdo con el canon griego (que fue adoptado por los católicos y los ortodoxos), el Cantar de los

Cantares se incluye dentro de los libros poéticos.

Libros Sapienciales es la denominación que habitualmente reciben cinco libros del Antiguo Testamento, a los

que luego se añaden dos, que son más bien poéticos, líricos. Esto no quiere decir que sean los únicos libros

que encierran poesía y sabiduría, porque hay partes importantes de los libros históricos, de los profetas y de

los salmos que tienen las características del género sapiencial; no obstante, claramente dos de ellos son

fundamentalmente poéticos: El “Libro de los Salmos” y el “Cantar de los Cantares”, y la sabiduría es el

centro de los otros cinco: Job, Proverbios, Eclesiastés (=Qohelet), Sabiduría y Eclesiástico (=Sirácida,

sabiduría de ben Sira).

Los otros Escritos

La tercera parte del canon judío de los libros del Antiguo Testamento se llama en hebreo «los Escritos»

(Ketubim). En realidad se trata de los escritos distintos a la Ley y los Profetas. Estos doce libros (once si se

agrupan Esdras y Nehemías) adoptan casi todos los géneros: cantos (Salmos, Lamentaciones, Cantar de los

Cantares); libros sapienciales (Job, Proverbios, Eclesiastés), apocalipsis (Daniel); libros narrativos sobre la

historia de Israel (Crónicas, Esdras, Nehemías); novelas (Rut, Ester). Sus dataciones son discutidas y se

escalonan la mayor parte entre el siglo V y el II a.C.

Los cinco rollos

En la Biblia hebrea, el Cantar está colocado entre los Escritos que forman la tercera y más reciente parte del

canon judío. Posteriormente al siglo VIII, cuando el cantar fue utilizado en la liturgia pascual, se convirtió en

uno de los cinco “meguillot” o rollos que se leían en las grandes fiestas:

-Eclesiastés durante la fiesta de las Tiendas (Sukkot1) al comienzo del año, en otoño)

-Ester en la fiesta de Purim2, en febrero-marzo.

-El Cantar de los Cantares en Pascua (Pésaj)3, en primavera.

-Rut en Pentecostés (Sabuot o Shavuot4)

-Las Lamentaciones en el aniversario de las dos destrucciones del Templo, en el 587 a.C. y en el 70 d.C., en

julio (Tishá beAb).

1 La fiesta de Succot (también conocida como fiesta de los Tabernáculos, de las Tiendas o de la Recolección) celebraba

la última cosecha del año agrícola.

2 Los Purim o Suertes se celebraban con gran regocijo el 14 y el 15 de Adar (febrero-marzo), pues se conmemoraba la

liberación de los judíos según se narra en el Libro de Ester. Era una especie de carnaval en el que se ofrecían muchos

regalos.

3 La fiesta de la Pascua constituía una mezcla de dos antiguas celebraciones. Por una parte, conmemoraba la liberación

del pueblo judío del yugo egipcio, ocurrida probablemente en el siglo XIII a.C; por otra, se remitía a un origen todavía

más remoto, sin duda asociado a la migración de los rebaños en primavera.

4 Para marcar el final de la cosecha de granos, los campesinos y sus familias celebraban el Shavuot o fiesta de las

Semanas. También se conoce como Pentecostés porque se celebraba a los 50 días de que hubiese comenzado la

Pascua. La fiesta también conmemoraba la revelación del monte Sinaí, donde Dios dio a Moisés los Diez Mandamientos

y otras leyes.

Principales fiestas religiosas judías

2. INTERPRETACIONES DEL CANTAR DE LOS CANTARES

El título del libro no es del autor, sino de los amanuenses, que lo añadieron. El título Cantar de los Cantares

equivale a un superlativo: el Cantar por excelencia, el más bello de los cantares. Esta expresión superlativa

es muy del gusto oriental, que se inclina a exagerar lo concreto y sensible para así poder atisbar algo de lo

inefable, de lo inmaterial y de lo no corpóreo. Es una obra cumbre de la poesía lírica y una de las más

logradas expresiones del amor.

Canta en una serie de poemas el amor mutuo de una pareja de amantes, que se junta y se pierden, se

buscan y se encuentran. Resaltan su belleza literaria y su exquisita elegancia.

El canto suele expresar con su melodía y sus ritmos bastante más que lo que dicen sus palabras, aunque

éstas se escriban con la belleza expresiva que corresponde a la poesía lírica. La música y el canto poseen la

virtualidad de trasponer lo corpóreo, de transfigurarlo. El amor humano ha sido y seguirá siendo la fuente de

inspiración dominante, por su ternura y su drama, de la canción y de la música popular. Y en ellas los amores

románticos entre hombre y mujer fascinan y resuenan en lo hondo del corazón de todo ser humano que

haya sentido el atractivo, el anhelo y la ilusión fascinante de amar y ser amado. Amores y desamores trazan

el guión de la vida.

El estilo del Cantar se adapta al tema: es rico en imágenes y comparaciones, se complace en expresiones de

doble sentido. Cuida mucho la sonoridad, pues los poemas se cantaban o recitaban.

Hoy se sigue investigando acerca de su autor, su origen, su género literario, su estructura y su sentido. No es

fácil contestar a estas preguntas.

Al amado se le llama “Rey” y “Salomón”. A la amada se le llama “Sulamita”, nombre en el que se ha querido

ver reflejado fonéticamente el nombre de Salomón o el de la Sunamita que aparece en la historia de David y

de Salomón. Como la tradición sabía que Salomón había compuesto canciones, se le atribuyó este cántico

por antonomasia (de ahí el título del libro).Del mismo modo, dada su fama de sabio, se le atribuyeron

Proverbios, Eclesiastés y Sabiduría.

El libro del Cantar, que no habla de Dios y que usa un lenguaje de amor apasionado, ha resultado chocante.

En el siglo I surgieron dudas sobre su canonicidad en los medios judíos, y se resolvieron apelando a la

tradición. Y fundándose en ésta lo ha aceptado siempre la Iglesia cristiana como Escritura Sagrada.

No hay libro del Antiguo Testamento que haya recibido interpretaciones más dispares. La interpretación

alegórica llegó a ser común entre los judíos a partir del siglo I: el amor de Dios por Israel y el del pueblo por

su Dios son representados como las relaciones entre dos esposos. Los profetas expresaron bajo diferentes

formas las relaciones entre Dios y su pueblo. Son frecuentes las imágenes del pastor y del rey; pero la del

matrimonio es la más usual, sobre todo en los profetas Oseas y Ezequiel, en los cuales Yavé es el esposo de

Israel y éste la esposa de su Dios; esposa infiel, la cual, olvidándose de quien la amó y escogió, se deja

arrastrar por amores adúlteros hacia los dioses extraños. Según la tradición judía, tal es el tema del Cántico:

los amores de Yavé y de su pueblo.

Pero admitido este principio, una duda salta a la vista. Los historiadores sagrados y los profetas concuerdan

en representar a Israel como infiel a su esposo y manchada de infinitos adulterios, lo cual no está conforme

con el Cántico, donde la esposa aparece siempre enamorada de su esposo y, además, toda hermosa y pura.

La solución a esta dificultad la ofrecen los mismos profetas cuando al Israel histórico oponen el Israel de la

época mesiánica, purificado de sus pecados y vuelto de todo corazón a su Dios (Jer 31, 31-34; Ez 36,26-30J,

Las relaciones rotas por el pecado de idolatría se reanudan para siempre. Es preciso, pues, decir que el

Cántico celebra los amores de Yahvé y de Israel en la edad mesiánica, objeto de las ansias de los profetas y

justos del Antiguo Testamento. En torno a esta imagen del matrimonio reúne el sabio todas las promesas

contenidas en los escritos proféticos.

Por ello, los autores cristianos, sobre todo bajo la influencia de Orígenes, siguieron la misma línea que la

exégesis judía, pero la alegoría se convierte en ellos en la de las bodas de Cristo con la Iglesia, o en la de la

unión mística del alma con Dios. La imagen de las bodas se halla en las parábolas evangélicas, en las

epístolas de San Pablo y en el Apocalipsis de San Juan. Así, en la Carta a los Efesios dice: «Maridos, amad a

vuestras esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella a fin de santificarla, habiéndola lavado en

el lavatorio del agua por la palabra, para hacerla parecer delante de sí una Iglesia gloriosa, sin mancha ni

arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada ... Por esto dejará el varón a su padre y a su madre y se

juntará a su mujer, y serán dos en una sola carne». Este misterio es grande, pero yo lo digo mirando a Cristo

y a la Iglesia» ( 5,25-32). San Pablo ha podido ver en el amor humano el símbolo profundo del amor de Cristo

por su Iglesia.

Pero hoy día la mayor parte de los exégetas católicos se adhieren a la interpretación literal o sapiencial: una

colección de cantares que celebran el amor mutuo y fiel que sella el matrimonio. Proclama la legitimidad y

celebra el valor del amor humano, y el tema no es sólo profano, puesto que Dios ha bendecido el

matrimonio. Conforme a esta clave, el significado del Cantar no sería sino el de presentar la bondad natural

(no sacral) del amor humano que se ofrece a sí mismo. “Vio entonces Dios todo lo que había hecho y todo era

muy bueno” (Gn 1,31).

Por encima del sentido literal, siguiendo una visión e interpretación más espiritual, el Cantar de los Cantares

ha venido a ser ya un clásico de la mística cristiana. San Bernardo de Claraval y San Francisco de Sales acuden

al lenguaje del Cantar para expresarse. Les sirve para traducir la experiencia mística de su amor sagrado. Y es

normal, porque el amor humano es un reflejo de Dios porque «Dios es amor». Santa Teresa de Ávila (1515-

1582) en sus «Meditaciones sobre los Cantares» establece un diálogo de amor místico entre Dios y el alma. Y

para San Juan de la Cruz (1542-1591), el diálogo es entre Cristo y el alma, como apuntan estos versos de su

Cántico Espiritual: «¡Oh noche que guiaste, / oh noche amable más que el alborada! / ¡Oh noche que juntaste

/ amado con amada, / amada en el amado transformada!». No hay duda que se trata de un amor más fuerte

que la muerte.

3. AUTOR Y ESTRUCTURA DEL LIBRO

El autor del Cantar es un poeta original y un hábil literato. Los mejores paralelos se encuentran en los

cantos de amor del antiguo Egipto, que son obras literarias, pero no es posible afirmar que se haya inspirado

en ellos. También se podría buscar el origen del Cantar en las fiestas que acompañaban a la celebración del

matrimonio y se han establecido comparaciones útiles con las ceremonias y los cantos de las bodas de los

árabes de Siria y Palestina. Pero el Cantar no es una mera colección de cantos populares.

Los poemas del Cantar son tan exquisitamente refinados que no se pueden explicar como pura creación

popular.

El Cantar no sigue ningún plan definido. Es una colección de cantos, cada uno completo en sí mismo, a los

que solo les une su tema común, que es el amor. Los «cinco» poemas entre los cuales se distribuye la

traducción solamente sugieren agrupamientos posibles de unidades más cortas, y no se debe buscar del uno

al otro ningún progreso ni del pensamiento ni de la acción. No estaban destinados a ser cantados o recitados

todos ellos seguidos.

4. MARCO HISTÓRICO Y GEOGRÁFICO

Su fecha es de difícil precisión. Algunos lo remontan hasta el reinado de Salomón, pero los aramaísmos de

su lenguaje y el préstamo de una palabra persa, y de otra griega, imponen una fecha posterior al Destierro,

en el siglo V o IV a.C., hacia el final de la época del dominio persa en Palestina. El lugar de composición es

ciertamente Palestina.

5. BIBLIOGRAFÍA

«Sagrada Biblia». Colunga, Alberto. Nácar, Eloíno. Biblioteca de Autores Cristianos, 1965.

«Para leer el Antiguo Testamento». Gruson, Philippe / Billon, Gérard. Editorial Verbo Divino. 1994.

«Cantar de los Cantares. Sendas de amor». Luzarraga, Jesús. Editorial Verbo Divino, 2005.

“Descubre la Biblia”. Martínez Galdeano, Fernando. EDICEL. 2004

«El Cantar de los Cantares ». Morla Asensio, V. Editorial Verbo Divino, 1999

«El Cantar de los Cantares ». Pelletier, Anne- Marie. Editorial Verbo Divino, 1995

«El Cantar de los Cantares ». Ravasi, Gianfranco. Ediciones San Pablo, 1998.

«Biblia para la iniciación cristiana»- 3 Tomos. Editorial: Secretariado Nacional de Catequesis, Madrid, 1977

«Salmos, Cantar de los Cantares, Lamentaciones». Schaefer, Konrad Ronald. Editorial Verbo Divino, 2014.

«La Biblia de nuestro pueblo». Schökel, Luis Alonso. Editorial Sal Terrae. 2011.

«El Cantar de los Cantares ». Schökel, Luis Alonso. Editorial Verbo Divino, 1993.

6.FRAGMENTOS DEL CANTAR DE LOS CANTARES