Curso de formación cristiana Semana 9
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8/17/2019 Curso de formación cristiana Semana 9
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Semana 9
LA DIGNIDAD DEL TRABAJO
a) La dimensión subjetiva y objetiva del tabajo
!"# El trabajo humano tiene una doble dimensión: objetiva y subjetiva. En sentido
objetivo, es el conjunto de actividades, recursos, instrumentos y técnicas de las que el
hombre se sirve para producir, para dominar la tierra, según las palabras del libro del
Génesis. El trabajo en sentido subjetivo, es el actuar del hombre en cuanto ser dinámico,
capaz de realizar diversas acciones que pertenecen al proceso del trabajo y que
corresponden a su vocacin personal! " El hombre debe someter la tierra, debe dominarla,
porque, como #imagen de $ios%, es una persona, es decir, un ser subjetivo capaz de obrar
de manera programada y racional, capaz de decidir acerca de s& y que tiende a realizarse a s&
mismo. Como persona, el hombre es, pues, sujeto del trabajo '.(*
El trabajo en sentido objetivo constituye el aspecto contingente de la actividad humana,
que var&a incesantemente en sus modalidades con la mutacin de las condiciones técnicas,
culturales, sociales y pol&ticas. El trabajo en sentido subjetivo se configura, en cambio,
como su dimensión estable, porque no depende de lo que el hombre realiza concretamente,
ni del tipo de actividad que ejercita, sino slo y e+clusivamente de su dignidad de ser
personal. Esta distincin es decisiva, tanto para comprender cuál es el undamento último
del valor y de la dignidad del trabajo, cuanto para implementar una organizacin de los
sistemas econmicos y sociales, respetuosa de los derechos del hombre.
!"$ La subjetividad confiere al trabajo su peculiar dignidad, que impide considerarlo
como una simple mercancía o un elemento impersonal de la organiación productiva. El
trabajo, independientemente de su mayor o menor valor objetivo, es e+presin esencial de
la persona, es " actus personae '. -ualquier orma de materialismo y de economicismo que
intentase reducir el trabajador a un mero instrumento de produccin, a simple fuera!
trabajo, a valor e+clusivamente material, acabar&a por desnaturalizar irremediablemente la
esencia del trabajo, privándolo de su inalidad más noble y proundamente humana. La
persona es la medida de la dignidad del trabajo! " En eecto, no hay duda de que el trabajo
humano tiene un valor ético, el cual está vinculado completa y directamente al hecho de
que quien lo lleva a cabo es una persona '.(
La dimensión subjetiva del trabajo debe tener preeminencia sobre la objetiva, porque es la
del hombre mismo que realiza el trabajo, aquella que determina su calidad y su más alto
valor. /i alta esta conciencia o no se quiere reconocer esta verdad, el trabajo pierde su
signiicado más verdadero y proundo! en este caso, por desgracia recuente y diundido, la
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actividad laboral y las mismas técnicas utilizadas se consideran más importantes que el
hombre mismo y, de aliadas, se convierten en enemigas de su dignidad.
!"! El trabajo humano no solamente procede de la persona, sino que est" tambi#n
esencialmente ordenado y finaliado a ella. 0ndependientemente de su contenido objetivo,
el trabajo debe estar orientado hacia el sujeto que lo realiza, porque la inalidad del trabajo,
de cualquier trabajo, es siempre el hombre. 1un cuando no se puede ignorar la importancia
del componente objetivo del trabajo desde el punto de vista de su calidad, esta componente,
sin embargo, está subordinada a la realizacin del hombre, y por ello a la dimensin
subjetiva, gracias a la cual es posible airmar que el trabajo es para el hombre y no el
hombre para el trabajo y que " la inalidad del trabajo, de cualquier trabajo realizado por el
hombre 2aunque uera el trabajo #más corriente%, más montono en la escala del modo
común de valorar, e incluso el que más margina2, sigue siendo siempre el hombre mismo
'.(
!"% El trabajo humano posee tambi#n una intrínseca dimensión social . El trabajo de un
hombre, en eecto, se vincula naturalmente con el de otros hombres! " 3oy, principalmente,
el trabajar es trabajar con otros y trabajar para otros! es un hacer algo para alguien '.(4
5ambién los rutos del trabajo son ocasin de intercambio, de relaciones y de encuentro. El
trabajo, por tanto, no se puede valorar justamente si no se tiene en cuenta su naturaleza
social, " ya que, si no e+iste un verdadero cuerpo social y orgánico, si no hay un orden
social y jur&dico que garantice el ejercicio del trabajo, si los dierentes oicios, dependientes
unos de otros, no colaboran y se completan entre s& y, lo que es más todav&a, no se asocian y
se unden como en una unidad la inteligencia, el capital y el trabajo, la eiciencia humana
no será capaz de producir sus rutos. 6uego el trabajo no puede ser valorado justamente niremunerado con equidad si no se tiene en cuenta su carácter social e individual '.(47
!"& El trabajo es tambi#n $ una obligación, es decir, un deber '.(48 El hombre debe
trabajar, ya sea porque el -reador se lo ha ordenado, ya sea porque debe responder a las
e+igencias de mantenimiento y desarrollo de su misma humanidad. El trabajo se perila
como obligacin moral con respecto al prjimo, que es en primer lugar la propia amilia,
pero también la sociedad a la que pertenece9 la :acin de la cual se es hijo o hija9 y toda la
amilia humana de la que se es miembro! somos herederos del trabajo de generaciones y, a
la vez, art&ices del uturo de todos los hombres que vivirán después de nosotros.
!"' El trabajo confirma la profunda identidad del hombre creado a imagen y semejana de
%ios! " 3aciéndose 2mediante su trabajo2 cada vez más due;o de la tierra y conirmando
todav&a 2mediante el trabajo2 su dominio sobre el mundo visible, el hombre, en cada
caso y en cada ase de este proceso, se coloca en la l&nea del plan original del -reador9 lo
cual está necesaria e indisolublemente unido al hecho de que el hombre ha sido creado,
varn y hembra, #a imagen de $ios% '.(4
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universo! no es el due;o, sino el depositario, llamado a relejar en su propio obrar la
impronta de 1quel de quien es imagen.
b) Las ela(iones ente tabajo y (a)ital
!"* El trabajo, por su car"cter subjetivo o personal, es superior a cualquier otro factor de producción. Este principio vale, en particular, con respeto al capital . En la actualidad, el
término " capital ' tiene diversas acepciones! en ciertas ocasiones indica los medios
materiales de produccin de una empresa9 en otras, los recursos inancieros invertidos en
una iniciativa productiva o también, en operaciones de mercados bursátiles. /e habla
también, de modo no totalmente apropiado, de " capital humano ', para signiicar los
recursos humanos, es decir las personas mismas, en cuanto son capaces de esuerzo laboral,
de conocimiento, de creatividad, de intuicin de las e+igencias de sus semejantes, de
acuerdo rec&proco en cuanto miembros de una organizacin. /e hace reerencia al " capital
social ' cuando se quiere indicar la capacidad de colaboracin de una colectividad, ruto de
la inversin en v&nculos de conianza rec&proca. Esta multiplicidad de signiicados orece
motivos ulteriores para rele+ionar acerca de qué pueda signiicar, en la actualidad, la
relacin entre trabajo y capital.
!"" La doctrina social ha abordado las relaciones entre trabajo y capital destacando la
prioridad del primero sobre el segundo, así como su complementariedad.
El trabajo tiene una prioridad intrínseca con respecto al capital ! " Este principio se reiere
directamente al proceso mismo de produccin, respecto al cual el trabajo es siempre una
causa eiciente primaria, mientras el #capital%, siendo el conjunto de los medios de
produccin, es slo un instrumento o la causa instrumental. Este principio es una verdad
evidente, que se deduce de toda la e+periencia histrica del hombre '. (4= > " pertenece al
patrimonio estable de la doctrina de la 0glesia '.(4?
Entre trabajo y capital debe e&istir complementariedad . 6a misma lgica intr&nseca al
proceso productivo demuestra la necesidad de su rec&proca compenetracin y la urgencia de
dar vida a sistemas econmicos en los que la antinomia entre trabajo y capital sea
superada.(4( En tiempos en los que, dentro de un sistema econmico menos complejo, el "
capital ' y el " trabajo asalariado ' identiicaban con una cierta precisin no slo dos
actores productivos, sino también y sobre todo, dos clases sociales concretas, la 0glesiaairmaba que ambos eran en s& mismos leg&timos.(4* " :i el capital puede subsistir sin el
trabajo, ni el trabajo sin el capital '.(4 /e trata de una verdad que vale también para el
presente, porque " es absolutamente also atribuir únicamente al capital o únicamente al
trabajo lo que es resultado de la eectividad unida de los dos, y totalmente injusto que uno
de ellos, negada la eicacia del otro, trate de arrogarse para s& todo lo que hay en el eecto
'.(4
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!"+ En la refle&ión acerca de las relaciones entre trabajo y capital, sobre todo ante las
imponentes transformaciones de nuestro tiempo, se debe considerar que $ el recurso
principal ' y el " factor decisivo ' (44 de que dispone el hombre es el hombre mismo y que "
el desarrollo integral de la persona humana en el trabajo no contradice, sino que avorece
más bien la mayor productividad y eicacia del trabajo mismo '.*77 El mundo del trabajo, en
eecto, está descubriendo cada vez más que el valor del " capital humano ' reside en los
conocimientos de los trabajadores, en su disponibilidad a establecer relaciones, en la
creatividad, en el carácter emprendedor de s& mismos, en la capacidad de arontar
conscientemente lo nuevo, de trabajar juntos y de saber perseguir objetivos comunes. /e
trata de cualidades genuinamente personales, que pertenecen al sujeto del trabajo más que a
los aspectos objetivos, técnicos u operativos del trabajo mismo. 5odo esto conlleva un
cambio de perspectiva en las relaciones entre trabajo y capital! se puede airmar que, a
dierencia de cuanto suced&a en la antigua organizacin del trabajo, donde el sujeto acababa
por equipararse al objeto, a la máquina, hoy, en cambio, la dimensin subjetiva del trabajo
tiende a ser más decisiva e importante que la objetiva.
!"9 La relación entre trabajo y capital presenta, a menudo, los rasgos del conflicto, que
adquiere caracteres nuevos con los cambios en el conte&to social y económico . 1yer, el
conlicto entre capital y trabajo se originaba, sobre todo, " por el hecho de que los
trabajadores, oreciendo sus uerzas para el trabajo, las pon&an a disposicin del grupo de
los empresarios, y que éste, guiado por el principio del má+imo rendimiento, trataba de
establecer el salario más bajo posible para el trabajo realizado por los obreros '.*78
(ctualmente, el conflicto presenta aspectos nuevos y, tal ve, m"s preocupantes! los
progresos cient&icos y tecnolgicos y la mundializacin de los mercados, de por s& uente
de desarrollo y de progreso, e+ponen a los trabajadores al riesgo de ser e+plotados por losengranajes de la econom&a y por la búsqueda desenrenada de productividad.*7
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bien su aislamiento en un complejo de relaciones de e+acerbada competencia y de rec&proca
e+clusin '.*7=
c) El tabajo, t-tulo de )ati(i)a(ión
!+$ La relación entre trabajo y capital se realia tambi#n mediante la participación de lostrabajadores en la propiedad, en su gestión y en sus frutos. Esta es una e+igencia
recuentemente olvidada, que es necesario, por tanto, valorar mejor! debe procurarse que "
toda persona, basándose en su propio trabajo, tenga pleno t&tulo a considerarse, al mismo
tiempo, #copropietario% de esa especie de gran taller de trabajo en el que se compromete
con todos. Cn camino para conseguir esa meta podr&a ser la de asociar, en cuanto sea
posible, el trabajo a la propiedad del capital y dar vida a una rica gama de cuerpos
intermedios con inalidades econmicas, sociales, culturales! cuerpos que gocen de una
autonom&a eectiva respecto a los poderes públicos, que persigan sus objetivos espec&icos
manteniendo relaciones de colaboracin leal y mutua, con subordinacin a las e+igencias
del bien común, y que orezcan orma y naturaleza de comunidades vivas, es decir, que los
miembros respectivos sean considerados y tratados como personas y sean estimulados a
tomar parte activa en la vida de dichas comunidades '.*7? 6a nueva organizacin del
trabajo, en la que el saber cuenta más que la sola propiedad de los medios de produccin,
conirma de orma concreta que el trabajo, por su carácter subjetivo, es t&tulo de
participacin! es indispensable aceptar irmemente esta realidad para valorar la justa
posicin del trabajo en el proceso productivo y para encontrar modalidades de participacin
conormes a la subjetividad del trabajo en la peculiaridad de las diversas situaciones
concretas.*7(
d) Rela(ión ente tabajo y )o)iedad )ivada
!+! El *agisterio social de la +glesia estructura la relación entre trabajo y capital tambi#n
respecto a la institución de la propiedad privada, al derecho y al uso de #sta . El derecho a
la propiedad privada está subordinado al principio del destino universal de los bienes y no
debe constituir motivo de impedimento al trabajo y al desarrollo de otros. 6a propiedad,
que se adquiere sobre todo mediante el trabajo, debe servir al trabajo. Esto vale de modo
particular para la propiedad de los medios de produccin9 pero el principio concierne
también a los bienes propios del mundo inanciero, técnico, intelectual y personal.
6os medios de produccin " no pueden ser pose&dos contra el trabajo, no pueden ser ni
siquiera pose&dos para poseer '.*7* /u posesin se vuelve ileg&tima " cuando o sirve para
impedir el trabajo de los demás u obtener unas ganancias que no son ruto de la e+pansin
global del trabajo y de la riqueza social, sino más bien de su limitacin, de la e+plotacin
il&cita, de la especulacin y de la ruptura de la solidaridad en el mundo laboral '.*7
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!+% La propiedad privada y pblica, así como los diversos mecanismos del sistema
económico, deben estar predispuestas para garantiar una economía al servicio del
hombre, de manera que contribuyan a poner en práctica el principio del destino universal de
los bienes. En esta perspectiva adquiere gran importancia la cuestin relativa a la propiedad
y al uso de las nuevas tecnolog&as y conocimientos que constituyen, en nuestro tiempo, una
orma particular de propiedad, no menos importante que la propiedad de la tierra y del
capital.*7 Estos recursos, como todos los demás bienes, tienen un destino universal 9 por lo
tanto deben también insertarse en un conte+to de normas jur&dicas y de reglas sociales que
garanticen su uso inspirado en criterios de justicia, equidad y respeto de los derechos del
hombre. 6os nuevos conocimientos y tecnolog&as, gracias a sus enormes potencialidades,
pueden contribuir en modo decisivo a la promocin del progreso social, pero pueden
convertirse en actor de desempleo y ensanchamiento de la distancia entre zonas
desarrolladas y subdesarrolladas, si permanecen concentrados en los pa&ses más ricos o en
manos de grupos reducidos de poder.
e) El des(anso .estivo
!+& El descanso festivo es un derecho.*74 " El d&a séptimo ces $ios de toda la tarea que
hab&a hecho ' D-n
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!+* Las autoridades pblicas tienen el deber de vigilar para que los ciudadanos no se
vean privados, por motivos de productividad económica, de un tiempo destinado al
descanso y al culto divino. 6os patronos tienen una obligacin análoga con respecto a sus
empleados.*8* 6os cristianos deben esorzarse, respetando la libertad religiosa y el bien
común de todos, para que las leyes reconozcan el domingo y las demás solemnidades
litúrgicas como d&as estivos! " $eben dar a todos un ejemplo público de oracin, de
respeto y de alegr&a, y deender sus tradiciones como una contribucin preciosa a la vida
espiritual de la sociedad humana '.*8 5odo cristiano deberá " evitar imponer sin necesidad
a otro lo que le impedir&a guardar el d&a del /e;or '.*8