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De: Asistente General de Educación Para: Superiores y Consejos de las Unidades Tema: Asegurar la identidad marianista de nuestras obras apostólicas Fecha: 22 de Enero 2016 Queridos hermanos: Saludos fraternos desde Roma en estos días que preceden a la celebración del 166º aniversario de la muerte de nuestro Fundador. Que su recuerdo esté siempre vivo entre nosotros y el ejemplo de su vida y sus enseñanzas nos inspiren siempre en nuestra misión. La finalidad de esta carta es solicitar vuestro parecer y vuestra experiencia sobre el estudio en curso acerca de la identidad marianista de nuestras obras apostólicas marianistas. Ésta es la última consulta antes de la redacción final del texto que propondremos al Capítulo general del 2018. Ya conocéis el conjunto de objetivos que persigue este estudio, el método de trabajo previsto y las publicaciones que ya hemos realizado sobre el tema, en particular gracias a vuestra benévola colaboración y a vuestro apoyo. De ello os estamos muy agradecidos. Ahora queremos acudir a vosotros, como a superior o a miembros del consejo de vuestra Unidad, según las recomendaciones de la AGG de julio del 2015, para pediros dos cosas: 1. Que toméis conocimiento de los resultados de este estudio, en su estado actual, que consultéis a las personas o instituciones de vuestra Unidad, según os parezca útil y apropiado para emitir vuestro propio juicio. 2. Dialogar en consejo de la Unidad, y si fuera posible en Capítulo, sobre las orientaciones de este documento, y enviarnos una respuesta única, por Unidad, expresando vuestras conclusiones y vuestras eventuales sugerencias. Vuestra experiencia de la vida religiosa y misionera os da un conocimiento concreto de las obras de vuestra Unidad, y vuestra posición de dirigentes os asegura la perspectiva necesaria para una mirada crítica. Y es por eso por lo que vuestro parecer, vuestros comentarios y vuestras sugerencias son importantes para nosotros y realmente bienvenidos. Nos ayudarán realmente a finalizar el texto que habremos de someter al estudio y a la aprobación del Capítulo general. Para guiaros en lo que esperamos de vosotros, os proponemos, a título indicativo, las tres cuestiones formuladas en la página siguiente; esperamos vuestro parecer y comentarios, para el 1º de febrero del 2017, a más tardar, dirigidos al secretario general, por email, a la dirección siguiente: [email protected] Con mi agradecimiento y mis saludos fraternales, vuestro. E. Maximin Magnan, S.M. Asistente General de Educación Curia Generalizia dei Marianisti Maximin Magnan, S.M. – [email protected] Via Latina 22, 00179 Roma, Italia - Tel (+39) 06 70 47 58 92 -- FAX (+39) 06 7000 406

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De: Asistente General de Educación Para: Superiores y Consejos de las Unidades Tema: Asegurar la identidad marianista de nuestras obras apostólicas Fecha: 22 de Enero 2016 Queridos hermanos: Saludos fraternos desde Roma en estos días que preceden a la celebración del 166º aniversario de la muerte de nuestro Fundador. Que su recuerdo esté siempre vivo entre nosotros y el ejemplo de su vida y sus enseñanzas nos inspiren siempre en nuestra misión. La finalidad de esta carta es solicitar vuestro parecer y vuestra experiencia sobre el estudio en curso acerca de la identidad marianista de nuestras obras apostólicas marianistas. Ésta es la última consulta antes de la redacción final del texto que propondremos al Capítulo general del 2018. Ya conocéis el conjunto de objetivos que persigue este estudio, el método de trabajo previsto y las publicaciones que ya hemos realizado sobre el tema, en particular gracias a vuestra benévola colaboración y a vuestro apoyo. De ello os estamos muy agradecidos. Ahora queremos acudir a vosotros, como a superior o a miembros del consejo de vuestra Unidad, según las recomendaciones de la AGG de julio del 2015, para pediros dos cosas:

1. Que toméis conocimiento de los resultados de este estudio, en su estado actual, que consultéis a las personas o instituciones de vuestra Unidad, según os parezca útil y apropiado para emitir vuestro propio juicio.

2. Dialogar en consejo de la Unidad, y si fuera posible en Capítulo, sobre las orientaciones de este documento, y enviarnos una respuesta única, por Unidad, expresando vuestras conclusiones y vuestras eventuales sugerencias.

Vuestra experiencia de la vida religiosa y misionera os da un conocimiento concreto de las obras de vuestra Unidad, y vuestra posición de dirigentes os asegura la perspectiva necesaria para una mirada crítica. Y es por eso por lo que vuestro parecer, vuestros comentarios y vuestras sugerencias son importantes para nosotros y realmente bienvenidos. Nos ayudarán realmente a finalizar el texto que habremos de someter al estudio y a la aprobación del Capítulo general. Para guiaros en lo que esperamos de vosotros, os proponemos, a título indicativo, las tres cuestiones formuladas en la página siguiente; esperamos vuestro parecer y comentarios, para el 1º de febrero del 2017, a más tardar, dirigidos al secretario general, por email, a la dirección siguiente: [email protected] Con mi agradecimiento y mis saludos fraternales, vuestro.

E. Maximin Magnan, S.M.

Asistente General de Educación

Curia Generalizia dei Marianisti Maximin Magnan, S.M. – [email protected] Via Latina 22, 00179 Roma, Italia - Tel (+39) 06 70 47 58 92 -- FAX (+39) 06 7000 406

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ASEGURAR LA IDENTIDAD MARIANISTA DE NUESTRAS OBRAS APOSTÓLICAS

Las cuestiones que siguen se basan en el documento adjunto, publicado en enero del 2016. Por favor, tratad de devolver vuestro parecer y comentarios, para el 1 de febrero del 2017, al secretario general, por correo electrónico, a la dirección siguiente: [email protected]

-------- 1. ¿Cuál es vuestro parecer general sobre el texto que os ha sido presentado?

2. Desde vuestro punto de vista, ¿hay algo importante que falta y que desearíais añadir? En

caso afirmativo, hacedlo libremente, explicando por qué es importante no olvidarlo.

3. ¿Hay algo que no está en su lugar, que desearíais desplazar o incluso suprimir? En caso

afirmativo, hacedlo libremente, motivándolo.

4. Otros comentarios y sugerencias.

Unidad de la SM: …………………………………………………………………

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Essodomna Maximin MAGNAN, SM ASISTENTE GENERAL DE EDUCACIÓN

Secunda Edición Enero 2016

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1. Presentación La palabra «Marianista» utilizada en este estudio, no se refiere sino a las obras de la Compañía de María, ya que se trata, por el momento, de una empresa que no compromete más que a la Compañía de María. En cuanto a la expresión «obras apostólicas», abarca todo el campo de nuestro compromiso apostólico: colegios y universidades, parroquias y centros espirituales, obras sociales y medios de comunicación, formación no institucional, ediciones impresas o numéricas, fundaciones, corales, asociaciones deportivas… En el momento en que nos encontramos de este estudio, caracterizan una obra marianista seis condiciones esenciales. Las presentamos en las páginas siguientes, dando, para cada una, el contenido que describe lo que significa y la justificación que explica en qué constituye un elemento particular de la identidad marianista; proponemos a continuación medios para su puesta en práctica y criterios para evaluarla. Referencias a los textos Marianistas conocidos (cartas del Fundador, Regla de vida, Capítulos generales,…) se citan para eso. Así pues, una obra marianista lo es en cuanto:

a. inspirada por el proyecto misionero del beato Chaminade, b. inserta en su contexto eclesial y sociocultural, c. animada por la comunidad religiosa marianista, d. conducida por estructuras aptas para generar un verdadero espíritu de familia, e. anclada en la formación integral de la persona, f. fecunda en frutos de justicia y de paz, de solidaridad y de respeto a la creación.

Hay un elemento que no aparece como tal en las «condiciones» enumeradas, porque es como el alma y fundamento de su naturaleza; todas las condiciones sacan de ella su razón de ser y su especificidad: se trata de la dimensión mariana de nuestro Instituto, que informa a cada uno de sus miembros y sus actividades. «Como una orden justamente célebre tomó el nombre y el estandarte de Jesucristo, nosotros hemos tomado el Nombre y el estandarte de María, dispuestos a volar allá donde Ella nos llame para extender su culto y por ese medio el reino de Dios en las almas… Nuestra obra es grande, es magnífica. Si es universal, es porque somos los misioneros de María, que nos ha dicho: haced todo lo que él os diga»1. La publicación presente se dirige al conjunto de la Compañía de María y a los colaboradores de nuestras obras que se interesan y participan, desde el principio, en la evolución de este estudio. Por indicación de la Asamblea General de Gobierno de julio del 2015, la dirigimos en particular a los consejos y capítulos de Unidades para que la apliquen a la vida y a la misión de sus obras, y que nos hagan, basándose en su experiencia sobre el terreno, eventuales últimas sugerencias que nos ayuden a terminar el documento que hemos de presentar al Capítulo general del 2018.

1Guillermo José Chaminade, Carta 1163 del 24.08.1839

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2. La obra marianista está inspirada por el proyecto misionero del Beato Chaminade.

2.1. Significado a. Inspiración: Una obra apostólica marianista es inspira, por su naturaleza y sus orígenes, en el

proyecto misionero del Beato Chaminade. La espiritualidad del Beato G.-J. Chaminade que define nuestro carisma se basa en la realidad de la Encarnación y en la función de la fe, al contemplar el papel único que Dios ha querido confiar a María. Nuestro compromiso religioso no es otra cosa que ponernos a disposición de María para realizar su vocación de hacer nacer siempre a Jesús en nuestro mundo y elevar a cada ser humano a la dignidad de hijo de Dios, formando cuerpo con Él. Toda nuestra misión se desarrolla bajo la dirección de esta Madre que, en la fe y por la fe, da a luz y educa en total disponibilidad al Señor. Este carácter mariano es un elemento esencial e ineludible de nuestra vocación y de toda obra marianista2.

b. Realización. A ello respondemos ofreciendo nuestros servicios a la Iglesia y a toda la sociedad, preocupándonos de «formar personas y comunidades que vivan su fe y la expresen en un servicio que responda a las necesidades de los tiempos» (RV 63).

c. Un hombre según Dios. Este proyecto de evangelización se apoya en un concepto del hombre

iluminado por el misterio de la Encarnación: todo hombre está llamado a llegar a ser un hijo de Dios, animado por el amor, educado por la Madre que Dios eligió para su Primogénito y para todos sus hermanos.

d. A la manera de la Madre. Esta visión de fe comporta un estilo muy particular de misión,

marcado por las virtudes de María: ¡escucha atenta de discípulo, acogida gozosa desde el fondo del corazón, prontitud y disponibilidad, humildad confiada ante lo imprevisto!

e. Adaptación. Se trata de un proyecto abierto, llamado a adaptarse a las épocas, lugares y culturas, para hacer venir el Reino de Dios a nuestro mundo concreto y llevar al hombre a su pleno desarrollo.

2.2. Justificación

a. Una Herencia. Nuestro carisma y el estilo misionero que de él brota son una herencia recibida de la enseñanza y de la práctica del padre Chaminade, verificados por una larga tradición en todos los continentes. El Fundador tenía conciencia de servir tanto a la Iglesia como a la sociedad de su tiempo, contribuyendo de manera original y nueva a la renovación de la vida de fe, en particular de los jóvenes, por medio de obras variadas en las que ejercían responsabilidades reales. Su antropología, fundada en la Encarnación, nos inspira siempre y nos sugiere qué tipo de obras emprender, así como la manera de llevarlas a buen fin.

b. Evangelización y santidad como objetivos. Como servidores de esta misión, «es claro que si, como Chaminade, no ponemos [la evangelización y] la santidad como objetivo de todos

2 Esta afirmación reposa en escritos del Beato Chaminade y diversos estudios de todas las épocas y países: P. Simler, P. Klobb, P. Neubert, P. Benlloch, Hno. Albano, P. Verrier, P. Arnaiz, capítulos generales, circulares de los superiores generales… Entre los documentos más recientes: CG de 2001: III, n° 25 y 26; CG de 2006: n° 8 a 12 y n° 16 a 19; CG de 2012: n° 5; M. Cortés: las circulares 1 y 2; Joseph Lackner: CARISMA MARIANISTA Y MISIÓN EDUCATIVA, p. 86 a 92, y Rosa Mª Neuenschwander de Rivas: PRINCIPIOS TEOLÓGICOS, p. 125-130, en la colección «Educación Marianista: Tradición y proyecto».

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nuestros proyectos misioneros y pastorales, los resultados serán modestos en un tiempo que tiene necesidad de santos tanto como el de nuestro fundador»3.

c. Nuestra época y la del padre Chaminade. Las políticas y las leyes de los países pueden oponer resistencia a la evangelización e impulsarnos a remar contra corriente de los vientos que soplan en la sociedad. Pero «en tiempo de vuestro fundador, también parecía que las aguas nada tenían que dar. Sin embargo, Chaminade tuvo en cuenta, como Pedro, la orden del Señor: lanzó sus redes en alta mar ¡y qué magnífica pesca se siguió!… Las aguas de nuestro propio tiempo que se pretende postcristiano pueden parecer estériles, poco profundas: vosotros debéis lanzar vuestras redes, como hijos del Beato Guillermo-José Chaminade, sabiendo que sólo Jesús puede satisfacer los deseos humanos más profundos»4.

2.3. Medios de puesta en práctica

a. Establecimiento de un proyecto de formación marianista. Toda obra marianista elabora su proyecto de formación, basándose en el proyecto misionero de la Unidad, el cual es una forma concreta de adaptar al momento actual el proyecto misionero de Chaminade. Este proyecto de formación marianista tiene en cuenta las características propias de la obra, de sus beneficiarios directos y de sus familias, del personal que la hace funcionar y de la situación religiosa de cada uno de ellos (cristianos católicos o no, miembros de otra creencia, miembros que se dicen no creyentes o ateos). Toda persona que entra en la obra debiera salir de ella enriquecida, en diferentes grados según las circunstancias y situaciones, pero ninguna debiera ser dejada de lado.

b. Creación, en el interior de la obra, de un mosaico de estructuras variadas. Una obra actúa de

forma duradera responsabilizando a cada uno de sus miembros, y uno de los medios tradicionales consiste en crear organismos variados, con su reglamentación correspondiente, y cuyas responsabilidades son confiadas a los usuarios de la obra (alumnos, feligreses, etc.): grupos de oración de estilo variado para madurar en la vida cristiana; grupos de reflexión, permanentes o puntuales, sobre las grandes cuestiones humanas y sociales y sobre la vocación en sentido amplio; corales, movimientos de acción católica y social; celebraciones que den ritmo a la vida de la Iglesia y de la Compañía de María, grupos de danza o de teatro, etc. Algunos grupos en los que se comparte el evangelio o se reflexiona sobre la práctica de la vida cristiana, pueden, tras un tiempo de preparación, madurar en Comunidades Laicas Marianistas y hacerse portadores de nuestro carisma marianista en el interior de la obra o en su entorno.

c. Formación permanente. Se refiere, tanto a lo profesional (para que cada uno esté dotado de

instrumentos eficaces en su competencia) como al conocimiento serio de nuestro carisma (el Fundador y su pensamiento misionero, la tradición marianista y sus dos siglos de historia, la conciencia viva de pertenecer a la Iglesia, a la Compañía de María, a la sociedad civil).

d. Espacios y lugares que hablan. Los lugares hablan. Debemos velar para que ellos “hablen” de

nuestra misión: una capilla o un lugar de oración claramente identificado; el título y el nombre de la obra; los logos marcados en los impresos de la casa y cuando hay acontecimientos

3 Juan Pablo II a los Capitulares del CG 2001, 7 de julio del 2001 4 Idem

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señalados; signos religiosos; contenido de las bibliotecas; nombres dados a salas o subgrupos; comunicación electrónica, decoraciones, revistas y diarios a disposición, que expongan nuestra realidad misionera, etc. 2.4. Criterios de evaluación

a. Un calendario que prevea desde el comienzo fechas y tiempos precisos para evaluar la acción

emprendida. Es indispensable que esta evaluación sea prevista al menos una vez al año. b. Una parrilla de evaluación que, en función de la obra, permita que cada una de las personas y

cada uno de los subgrupos de la obra pueda examinar en qué han sido actores y beneficiarios de la obra, evangelizadores y evangelizados por ella.

c. Vigilancia. Hay que asegurarse de que no haya desviaciones insidiosas que acaben

corrompiendo la obra, apartándola de su finalidad afirmada. Ejemplos: una preocupación excesiva por el «éxito» en los exámenes que deje a demasiadas personas al margen; una obsesión de rendimiento financiero en detrimento de la gratuidad, de la confianza en la Providencia, del servicio al pobre y al necesitado, etc.…

d. Un recorrido de los lugares para ver si “hablan” realmente y qué dicen a los visitantes.

3. La obra marianista está integrada en un contexto eclesial y sociocultural

3.1. Significado a. Obra de Iglesia. Toda obra marianista es una obra de Iglesia, inserta en una diócesis

determinada. Ha nacido en respuesta a la llamada de su obispo, o al menos con su acuerdo positivo y benévolo. Responde a una necesidad expresada por la autoridad competente. Esto no impide a la Compañía de María mostrar su identidad y aportar su riqueza propia. Si un obispo nos llama, él sabe, o sabrá, quiénes somos y encontrará normal que respondamos con nuestra identidad y nuestro estilo.

b. Encarnación. Nuestro carisma es un carisma de encarnación, es decir, de proximidad con las personas humanas. Nuestra suerte y nuestro porvenir están estrechamente unidos a los de nuestros contemporáneos. Y «… nuestro carisma nos da una sensibilidad particular para con el tiempo y el contexto en el que vivimos…» (CG 2001, # 19).

c. Sentido de pertenencia. Puesto que nuestra obra está «al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia», pertenece a algo que es más grande que ella. Guarda pues la conciencia de ser una célula del cuerpo eclesial.

d. Una institución para afrontar la duración: la obra debe obligatoriamente revestir un carácter

institucional que le confiere consistencia y estabilidad para su objetivo en el tiempo.

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3.2. Justificación

a. El hombre de aquí y de ahora: El evangelio se dirige a personas insertas en culturas, historias, circunstancias políticas y económicas determinadas; y es a estas personas concretas a las que nuestras obras desean llegar. El Beato Chaminade, imbuido del dogma de la encarnación, estaba muy atento a este aspecto realista, con la preocupación de adaptarse sin cesar a él: «Una Institución nueva está adaptada a los tiempos, lugares, circunstancias… tiene necesidad de todo lo que se relaciona con nuestras costumbres… El Espíritu de Dios no cambia en todo eso; pero muestra que su influencia es universal, y que podrá alcanzar a todos los hombres, a pesar de la diversidad de espíritus y de costumbres en los diversos tiempos» 5.

b. Ciudadano de una nación: es importante clarificar la situación legal de la Compañía de María y de sus obras en el país. A Chaminade, aunque fuera de opinión política diferente, le preocupaba mucho el respeto de la legislación y del gobierno del momento. Estaba muy preocupado por la legalidad. Por otra parte, si tuvo dificultades en este plano, fue, en general, porque alguno de sus discípulos (Hyacinthe Lafon, a veces Lalanne)6 no había tenido en cuenta esta sabia actitud del Fundador.

c. Nuestras bazas: «Estamos convencidos de que tenemos muchas riquezas que aportar a este

mundo y a la Iglesia: carisma, espiritualidad, composición mixta, tradición pedagógica, puesta en valor del laicado, familia marianista, recursos personales y materiales» (CG 2001, # 20).

3.3. Medios de puesta en práctica

a. Un contrato en buena y debida forma: Para la obra marianista, normalmente implantada de acuerdo con la autoridad local competente para responder a una necesidad claramente definida, son deseables habitualmente contratos explícitos. «M. Caillet tomará la copia del contrato de St. Hippolyte y de las actas e instrucciones que a ellas se refieren para llevarlas consigo a Estrasburgo» (carta S390a, del 28.03.1826); «Estaba yo lejos de pensar que el contrato no estuviera en la forma conveniente...» (Carta S640a del 10.09.1822); «el correo me trajo un largo despacho, que contenía, en buena y debida forma, un contrato conforme a las condiciones que había yo enviado directamente al Sr…» 7.

b. Integración en las redes: Cuando en un país existen organizaciones que agrupan obras de la

misma naturaleza (escuelas católicas, casas de aprendizaje, parroquias) bajo formas diversas (secretariados generales, sindicatos, asociaciones), es a menudo prudente integrarse en ellas: pueden dar orientaciones, aportar ayudas cualificadas, mutualizar las competencias. Su aportación es en particular preciosa cuando el contexto político-social no es totalmente favorable a nuestra misión.

c. Personalidad jurídica: Para actuar eficazmente y ser reconocida por los poderes del momento,

una obra necesita tener una personalidad jurídica. Esta personalidad jurídica puede ser

5 Carta 85, del 20.01.1817 a Mons. Jacoupy. 6 A consecuencia de imprudencias de Hyacinthe Lafon y de su participación en el complot contra Napoleón 1º, el P. Chaminade fue interrogado, apresado, y finalmente obligado a abandonar Burdeos – y sus obras – durante largos años. 7 Carta 1230 de 30.12.1940

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detentada por la Compañía de María o por la Unidad, si la legislación local lo permite. Se ejerce a menudo a través de organismos propietarios y administrativos, cuyas formas y apelaciones varían según los países. En todo caso, la Compañía de María debe velar para que la elección y la formación de los presidentes y administradores de esos organismos le permitan tener el control sobre la obra y garantizar el mantenimiento de su carácter eclesial y marianista. En caso contrario deberá plantearse la cuestión de la aceptación o conservación de la obra.

d. Resolución de conflictos. Cuando surgen situaciones en contradicción con las exigencias evangélicas (divorcio, pedofilia, poligamia o matrimonio homosexual de personas en posición de responsabilidad, etc.) es difícilmente aplicable una regla universal. Entonces, se debe permanecer en contacto con la autoridad superior marianista, la autoridad local de la Iglesia, y con las autoridades civiles, según los casos, y no tomar medidas o decisiones precipitadas; hay que resolver el problema con tacto, con respeto a las personas, y de acuerdo con las autoridades competentes.

3.4. Criterios de evaluación a. Preferencia dada a la juventud8: Verificar si nuestras obras dan el lugar requerido a los

jóvenes y qué iniciativa se les deja. Es en general en las «pequeñas agrupaciones o grupos» donde se puede valorar sus iniciativas y educarlos en la responsabilidad, creando puestos adaptados a su edad, como lo hacía nuestro Fundador en sus Congregaciones de laicos.

b. «Relación profunda con los pobres»9. Verificar qué relaciones tenemos con los pobres y la importancia que les concedemos en nuestras obras.

c. Influencia de la obra sobre su entorno. ¿Qué necesidades se satisfacen o qué nuevas necesidades habría que satisfacer? En una escuela, p.ej., los alumnos mayores pueden tener, cada mes, una acción social que realizar; lo cual es doblemente provechoso: para ellos, a fin de que tomen conciencia de problemas que de otra manera ignorarían, y para aquellos que aprovechan de su actuación.

d. Audacia y creatividad: Hay situaciones que pueden exigir soluciones con frecuencia inéditas. ¿Qué medios se han puesto en práctica, adaptados a la realidad local, para arreglarlas? En particular, interesarse en los casos de los necesitados, examinando si hay familias impedidas de beneficiarse de la obra por motivos económicos o morales y, si es preciso, inventar los medios para remediarlo.

e. Respuesta dada a las visitas de las autoridades civiles y eclesiales. Releer los informes de las

visitas oficiales y verificar la respuesta dada a las exigencias o/y deseos expresados por estos visitantes.

f. Normas y estructuras contrarias al evangelio: Pueden existir costumbres, normas o leyes, en

el contexto cultural, civil y político que estén en oposición al bien común y al Evangelio.

8 CG 2012, 5º punto del III: la SM es muy consciente de tener «… una relación más profunda con los pobres,… un compromiso claro por la evangelización de los niños y de los jóvenes». 9 Idem

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¿Cómo puede responder a ellas nuestro carisma, o hacer evolucionar favorablemente esas situaciones?

4. La obra está animada por la comunidad religiosa marianista

4.1. Significado

a. La comunidad religiosa marianista de referencia es, en primer lugar, cualquiera que sea la obra, la Unidad marianista entera, representada por su consejo (provincial, regional, etc.).

b. Miembro de la Familia Marianista. Esta comunidad es consciente de ser miembro de una familia más amplia, la Familia Marianista, en relación a la cual se define su identidad, y cuya influencia, como tal Familia, puede ser significativa en el ejercicio de su misión.

c. El papel animador de la comunidad religiosa marianista incluye varias funciones:

1. ser el fiador legal que asume la responsabilidad de fundar o de aceptar una nueva obra o de cerrarla;

2. asegurar el reconocimiento y la aprobación de la obra por las autoridades competentes, eclesiásticas y civiles;

3. determinar, por contrato si es posible, de acuerdo con las autoridades competentes, las grandes orientaciones de la obra y de su misión;

4. ser el interlocutor, en el diálogo con las otras ramas de la Familia Marianista y otras instituciones competentes, para orientar y decidir las cuestiones de colaboración y de misión compartida en una obra común.

d. Necesidad de vocaciones religiosas para perpetuarse. Nuestro «carisma no puede perpetuarse

más que si atraemos y formamos nuevas vocaciones religiosas» (RV 5.7). Por este motivo, la comunidad religiosa marianista escoge y privilegia «obras susceptibles de formar apóstoles, de despertar vocaciones religiosas,…» (RV 73).

4.2. Justificación a. Naturaleza de un Instituto religioso: La Compañía de María es un Instituto religioso

apostólico que ejerce su misión en comunidad, «el primer instrumento de su misión» (RV 67).

b. «El hombre que no muera». Para asegurar la perpetuidad de sus obras, su espíritu y su existencia, el Beato Chaminade vio la necesidad de congregaciones religiosas cada una de las cuales constituye un «hombre que no muera». «La experiencia nos ha hecho comprender… que, para un Director de Congregación, se necesita aún más de lo que hemos dicho: hace falta un hombre que no muera, es decir una sociedad de hombres que se entregasen a Dios para esta obra, que la realizasen en la madurez de su edad, después de haberse formado bajo la santa obediencia y se transmitieran unos a los otros el mismo espíritu y los mismos medios. Este objetivo es el que hizo nacer el Instituto de María»10. Sólo este «hombre que no muera» puede sin cesar «reavivar el fuego que alumbra otros fuegos» (CG 2012).

10 EsCRITOS Y PALABRAs tomo I, #454: Respuestas a las dificultades, cuestión 6ª

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c. Beneficios que de ello resultan: la presencia de la vida religiosa dota a la obra «de profetas que testimonien cómo vivió Jesús en este mundo»11 y le confiere una vigilancia perpetua en lo que es esencial. 4.3. Medios de puesta en práctica

a. Papel primordial de la comunidad de la Unidad: Este papel es multiforme y se adapta a las circunstancias y a las necesidades. Entre sus principales obligaciones figuran éstas:

1. establecer un proyecto misionero para la Unidad, que las obras particulares adapten y realicen según su naturaleza propia;

2. reclutar los responsables importantes de la obra: director, responsable de recursos humanos o financieros, etc. A tal efecto deberán elaborarse procedimientos apropiados;

3. visitar la obra para acompañar, sostener, aconsejar y evaluar el trabajo que en ella se hace; 4. enviar personas-recurso para ayudar a la obra en circunstancias particulares; 5. participar directamente, o bien por delegados, en los diversos consejos de la obra; 6. ayudar a la obra a «poner en práctica una pedagogía de educación de la fe para las

personas y los grupos», pedagogía que permita subrayar nuestra identidad apostólica (CG 2001, #27g);

7. mantener una comunicación interna adecuada, que permita a cada uno guardar una conciencia viva de su misión, una comunicación que vaya en ambos sentidos, de la Unidad a la obra y viceversa.

b. Delegaciones: La animación de la obra puede, con ciertas condiciones y bajo la autoridad del

Superior de la Unidad, delegarse a entidades particulares como la comunidad religiosa marianista local, situada cerca o en el seno mismo de la obra; un organismo formado por personas competentes (Conseil de tutelle en Francia, Sponsorhip en los EEUU, Patronato en España), etc.

c. La Comunidad religiosa marianista local. Una obra particular obtiene un gran beneficio de la presencia, en ella, de una comunidad local; por ello la Unidad lo procurará siempre que sea posible.

1. Una comunidad religiosa marianista local ofrece a la obra, de forma más determinada, lo que posee de particular la vida religiosa (Fraternidad, espiritualidad, sentido de ser enviados en misión, etc.).

2. Por su implicación en la obra y el compromiso de los religiosos que trabajan en ella, le imprime más sólidamente el carácter marianista (CG 2012, # 28).

3. El «vivir-con» de religiosos entre sus pares laicos es rico en beneficios recíprocos: los religiosos descubren mejor las condiciones reales del trabajo en la obra; los laicos se sienten mejor comprendidos, animados y sienten mejor nuestro espíritu, nuestra historia y nuestro carisma.

4. También los religiosos de edad, no implicados profesionalmente en la obra, siguen ejerciendo en ella una influencia carismática, ofreciendo a dicha obra testimonio y servicios.

11 Carta apostólica del Papa Francisco a los consagrados, el 21/11/ 2014

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d. Una pastoral vocacional viva y creativa que comprometa a todos los actores de la obra, lo mismo religiosos que laicos, y que permita perpetuarse a la comunidad religiosa marianista.

4.4. Criterios de evaluación a. Intervenciones: Periódicamente y según el tipo de obra, el consejo de la Unidad recapitula sus

intervenciones en la obra, para asegurarse de haber estado presente en toda su vida misionera. Para una evaluación concreta y realista, no dudará en plantearse cuestiones precisas, de este estilo: ¿quién ha intervenido? ¿por qué? ¿y para hacer qué? ¿es esto suficiente?

b. Verificación de los proyectos pastorales por los responsables de la obra y el consejo de la Unidad: ¿son juiciosos?; las orientaciones de la obra ¿están en la línea misionera determinada?

c. Presencia. ¿Está el Consejo de la Unidad lo bastante atento a cada obra, sensible a sus problemas y a sus éxitos, tanto los de la obra como tal, como de las personas que en ella trabajan?

d. Relaciones entre comunidad religiosa marianista local y obra. Los responsables, tanto de la

obra como de la comunidad local, cuando existe una, deben prestar atención a las interacciones mutuas con el fin de apreciar el impacto de la Compañía de María en la obra y los medios de hacerlo aún más positivo.

e. Los frutos producidos por las obras. ¿Satisfacen esos frutos lo que pide la Regla de Vida en

materia vocacional: presencia de una pastoral de vocaciones vivas (RV 6.7 y 6.8), atracción y formación de nuevas vocaciones religiosas y sacerdotales (RV 73 y 5.7) ?

5. La obra es conducida por estructuras apropiadas para generar un verdadero espíritu de familia

5.1. Significado

a. Estructuras propias. El gobierno y la dirección de las obras de la Compañía de María se encarnan en «estructuras» que pasan por la puesta en práctica de las Características de la Administración Marianista (CAM), los Tres Oficios, la subsidiaridad y el trabajo en común.

b. Elección y formación de los responsables de la obra. Es uno de los deberes más importantes

de los responsables de la Unidad. En la medida de lo posible, es preferible la promoción interna de futuros responsables. Permite la consolidación del espíritu propio de la obra y una asimilación más efectiva del carácter marianista. El cuidado de la formación profesional y marianista del personal de la obra, facilita el discernimiento y la adecuada elección de los candidatos. Cuando se trata de asumir la responsabilidad de una obra, se requiere, generalmente, una formación específica suplementaria.

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c. Equipo de Dirección. La obra es dirigida por un equipo cuyo trabajo reviste rasgos típicos: 1. el reparto de responsabilidades entre los miembros y toma de decisiones en común; 2. la referencia a la Compañía de María como Patrocinador y autoridad última; 3. la definición clara de las obligaciones y derechos que dependen del consejo de la Unidad

y de las atribuciones de cada persona que interviene en la obra; 4. la integración de instrumentos de evaluación en el sistema de administración y de

gestión. d. Valoración de la persona. Como las CAM sitúan a la persona humana en el centro de la

acción apostólica marianista, todo dirigente o administrador marianista se esfuerza por hacer emerger en cada uno de los actores de la obra, sean las que sean sus convicciones religiosas: el amor, la gratuidad, la misericordia, la admiración, la interioridad. Y se esfuerza él mismo por imitar el estilo de María (cf. 2.1.a. arriba) que Dios solicitó para encarnarse y cuya misión prosigue en el seno de esta obra, dar una multitud de hermanos a Jesús.

e. Autonomía financiera: las cuestiones económicas de la obra son abordadas con cuidado para

asegurarle una autonomía financiera suficiente que le permita cumplir dignamente su misión.

5.2. Justificación a. El don de los Tres Oficios: El sistema de los Tres Oficios proporciona tres formas diferentes

de considerar la realidad bajo sus diferentes ángulos, de modo que no se pierda ningún aspecto, ni se descuide ninguno de los objetivos esenciales buscados. Esta forma de administrar, que apela a las competencias diversificadas de las personas, constituye un dique contra la amenaza de opciones y decisiones irreflexivas cuando los individuos actúan solos. Este modelo de gestión heredado del Fundador ha dado pruebas abundantes de su bondad. Y cuando, a lo largo de nuestra historia, no se ha respetado este precioso tesoro, no le han faltado problemas graves a la Compañía de María12.

b. Estructuración de la persona: el recurso sistemático a los Tres Oficios, para toda decisión importante, es una garantía para el director de la obra y sus colaboradores; contribuye a hacerlos más responsables, al hacerlos conscientes de que:

1. toda orientación y toda decisión que se tome tiene repercusiones sobre el conjunto de la obra y de la Unidad y, por lo tanto, sobre el conjunto de la Compañía de María e incluso de la Iglesia;

2. cualquiera que sea la responsabilidad asumida, ésta nos es confiada en un momento preciso, por determinado tiempo, al término del cual se nos invita a dejarla por otra;

3. la obra no pertenece a los que la dirigen; no son más que «simples servidores»; la heredan y están llamados a transmitirla en las mejores condiciones;

12 El Caso Lalanne y Layrac: Cf. carta n° 772 del 27 de abril de 1835 al Sr. Mémain; carta 791, de 4 de agosto de 1835, al Sr. Lalanne (y el comentario introductorio de esta carta) … El asunto de Layrac va a proseguirse durante años, y podemos seguir sus tristes peripecias en la serie de Cartas del P. Chaminade... Sabemos que las deudas ocasionadas pudieron arruinar a la SM, y fueron en gran parte causa de los tormentos del final de la vida del Fundador.

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4. nadie actúa en circuito cerrado, sino que cada uno gestiona la misión confiada en el espíritu y las orientaciones pastorales de la obra, de la Compañía de María y de la Iglesia local y universal.

5.3. Medios de puesta en práctica

a. Ejercicio de los Tres Oficios. Hacer efectivo el ejercicio de los Tres Oficios en cada obra,

teniendo en cuenta su naturaleza propia, su objetivo y sus recursos humanos y materiales. b. Estructuras estatutarias: asegurarse de que cada obra tiene un documento o unos estatutos

que rigen las entidades y a las personas, y que este documento o estatutos se respetan siempre. Incluso las obras pequeñas dentro de una gran obra (asociación deportiva, coral, internado, informática, escultismo, obra caritativa, grupo de teatro, …), con sus estatutos y su funcionamiento propios, deben rendir cuentas a la autoridad de la obra, en la que está comprometida su responsabilidad. Para luchar contra la rutina, los estatutos evitarán mantener a las mismas personas en los mismos puestos durante un número excesivo de mandatos sucesivos. Eventualmente, puede preverse el paso de estas personas a un grado superior de responsabilidad o confiarles puestos diferentes, si se desea.

c. Historia de la obra: Saber recordar la historia de la obra en relación con la de la Compañía de

María para subrayar cómo es heredera de la misma.

d. Acompañamiento personal. Tener la preocupación de hacer crecer a las personas implicadas en la obra, sean dirigentes o beneficiarios, p.ej. subrayando los éxitos, acompañándolas en los momentos difíciles, ayudando a los nuevos miembros a insertarse, etc.

e. Escoger la sencillez. El espíritu marianista desearía que directivos y administrativos privilegiasen los «medios e infraestructuras simples», una simplicidad que hace más accesibles a la gente sencilla, y que apostaran por la utilización de los medios y de los recursos disponibles en el lugar; antes de buscar recursos lejos, se debe organizar primeramente lo que se tiene ya y ver las posibilidades actuales en el lugar, así como los medios de gestionarlas de manera inteligente.

f. Sentido de pertenencia. Hay que cultivar, en el seno de cada obra, un sentido de pertenencia

que va más allá de la obra a la que se pertenece, a través de: 1. la unificación de las obras en red, allí donde sea posible, y la armonización de las

prácticas en el seno de las redes de la misma Unidad (finanzas, pastoral, pedagogía marianista, programas de formación, celebración de acontecimientos marianistas …);

2. la organización de actividades comunes para varias obras de la Unidad, por categorías o todas juntas: p.ej. para los directores, los ecónomos, los responsables de la pastoral, los catequistas, las personas que aseguran servicios materiales;

3. la promoción de la solidaridad, haciendo que las obras sean sensibles a las necesidades mutuas y que estén dispuestas, según su capacidad propia, a ayudarse mutuamente, como se hace normalmente en familia, y todo ello respetando las leyes locales en vigor;

4. la constitución de recompensas que honren a ciertas personas, individual o colectivamente, como se hace en el mundo de la empresa por la medalla del trabajo, los premios académicos, …;

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5. la participación del consejo de la Unidad marianista o de la comunidad local, en ciertas fiestas (aniversarios, inauguraciones, acontecimientos familiares o personales), para darles relieve y expresar la proximidad de la Compañía de María para con las personas de la obra.

5.4. Criterios de evaluación a. Respeto a las estructuras y a los textos legislativos. Prestar una gran atención a los estatutos

de los organismos de la obra: ¿se respetan, y si es preciso, se revisan conforme a las reglas que los rigen?

b. Apropiación del proyecto misionero marianista: «… Una de las claves para comprender el proyecto misionero de nuestro fundador es su intuición de que la fe debe vivir y desarrollarse en el seno de una comunidad. El espíritu de familia, la capacidad de crear comunidades y de engendrar redes de fraternidades allí donde estamos, ha sido siempre y continúa siendo una de nuestras fuerzas» (Capitulo General 2001, #24c). Planteamos pues las cuestiones siguientes: 1. ¿Cómo contribuimos al crecimiento de la familia marianista por la multiplicación de los

grupos y el movimiento de jóvenes?; 2. ¿Qué espacios hay en la obra para reflexionar sobre las grandes cuestiones de la vida

humana, sobre el sentido de la vida y sobre la vocación, en el sentido más amplio? 3. ¿Qué espacios existen en la obra para la maduración cristiana de quienes se reclaman de

esta fe, y para reflexionar y promover vocaciones específicas? 4. Los administradores clave de la obra ¿conocen bien el proyecto misionero marianista y se

inspiran en él para su actuación y sus decisiones?

c. Cercanía a las personas: ¿qué atmósfera hay en el personal de la obra? ¿qué acciones se emprenden para valorar su trabajo? ¿Cómo son acompañados en los acontecimientos personales o familiares, felices o adversos?

6. La obra está anclada en la formación integral de la persona

6.1. Significado

a. Espacio de formación. Puesto que toda obra marianista implica a personas a quienes se debe hacer crecer, ella misma constituye un espacio de formación donde, según su propia naturaleza y las prioridades misioneras definidas por la Unidad, trabaja para que esas personas conozcan y vivan una mejor manera de ser y puedan desarrollarse. Y esto exige una planificación consciente de acciones concretas de formación, orientadas a tal efecto, en el seno mismo de la obra y por la obra misma.

b. Una formación sin exclusión. Tal formación se dirige a todos los actores presentes, en particular: los beneficiarios directos de la obra, sobre todo los jóvenes, así como sus familias; las personas que trabajan en ella, en especial los seglares en situación de responsabilidad, para que sepan conducir a los otros con conocimiento de causa; y finalmente los religiosos que, en las nuevas circunstancias en que estamos, tienen que encontrar un nuevo significado de su misión.

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c. Una formación que tenga un contenido preciso. Adoptando un vocabulario que se adapte a cada obra, la formación se orientará, entre otras cosas, a la educación de la fe, los métodos de gobierno y de animación de las obras por los colaboradores laicos, la formación en el carisma marianista, las grandes cuestiones humanas, sociales, etc. En este empeño, sería bueno contar con la colaboración de las otras ramas de la Familia Marianista allí donde fuera posible.

6.2. Justificación a. El objetivo primero: Más allá de su objetivo inmediato, toda obra transforma a la persona, que

sale de ella más rica, más iluminada, más feliz… o que puede salir mutilada, amargada, ansiosa, enferma. “Todo trabajo trabaja haciendo un hombre al mismo tiempo que una cosa” (Emmanuel Mounier). Puesto que nuestra actividad nos transforma, deseamos que nos transforme a mejor. Y para una obra que se relaciona con el Evangelio, se trata de una exigencia absoluta.

b. Recursos humanos. Los recursos esenciales de una obra no son en primer lugar de orden económico o financiero, sino de orden humano: es a las personas que dan vida a esta obra a las que hay que tratar, de modo permanente, de llevar a su pleno cumplimiento...

c. Ejemplo del Fundador y de nuestra historia. El padre Chaminade rechazó con frecuencia

obras interesantes, tan sólo porque no disponía de personas bien formadas para llevarlas. Deploró la apertura, por sus discípulos, de demasiadas obras antes de haber encontrado personas bien formadas. La buena voluntad no basta; se necesita también competencia. «Me parece que se ha hablado demasiado de las Escuelas de las Hijas de María. Yo hubiera deseado, que esperando organizar en grande estas Escuelas, se hubiera formado a las maestras y a las vigilantes externas» (carta 171, 27 agosto 1821). «Tenemos, aunque en pequeño número, algunos buenos sujetos de los se podría claramente disponer; y esperamos otros próximamente» (Carta 197, 9 mayo 1822). «Pero la Compañía, como tuve el honor de hacérselo notar… carece de sujetos para formar nuevos Establecimientos: apenas puede sostener los que existen» (Carta 957 - 19 abril 1837).

6.3. Medios de puesta en práctica a. Los actores de la formación son los religiosos marianistas, llamados a jugar un papel de

primer plano en la transmisión del carisma educacional marianista, los otros miembros de la familia marianista presentes, y todo seglar que se haya identificado de forma suficiente con el contenido de nuestro carisma.

b. Utilización de los recursos existentes. Debemos explotar los recursos específicamente marianistas ya reconocidos y disponibles para este género de formación. Recordamos algunos en particular.

1. Las Características de la Educación Marianista (CEM). Son un instrumento de primer orden para las obras educativas, las cuales constituyen una parte importante de nuestro apostolado, aunque se adaptan también a todas las demás obras, con algunos cambios menores en el lenguaje. Mucho más que eslóganes o fórmulas hechas, cada característica constituye en sí misma un programa de formación que se trata de ahondar de manera renovada para profundizar en ella y beber de ella.

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2. Las Características de la Administración Marianista (CAM) constituyen también una preciosa guía para los gestores y administradores.

3. La colección «Educación Marianista–Tradición y Proyecto» que cubre los dominios de las CEM y de las CAM de las que son una profundización, ofrece claves para comprender mejor y hablar de nuestra tradición y de nuestro carisma.

4. Y otros recursos más…

c. Identificación y formación de formadores para las necesidades propias de las obras. Es de desear que se encuentre personas, laicos y religiosos, que formen parte de los equipos encargados de elaborar los programas de formación que necesita la obra, y de asegurar su animación.

d. Importancia de la Formación permanente. Puede revestir diversas formas:

1. «Formación en el grupo», a base de crear en la obra espacios, grupos variados de reflexión y de maduración en la fe, grupos transitorios o de larga duración, que abarquen todos los dominios: religioso, profesional, político y social, vocacional. Hay que saber identificar acontecimientos que tocan y cuestionan a todo el mundo, sobre la vida alrededor.

2. Formación organizada, elaborando programas precisos, coherentes y completos para cubrir una formación específica, en función de la duración de la estancia de las personas en la obra. Estos programas tendrán en cuenta la diversidad de origen de las personas y se adaptarán a la naturaleza y las estructuras propias de cada obra.

3. Formación para la aceptación del fracaso. El éxito, en una actividad o en la vida, no es siempre lo que acontece. El fracaso es una prueba, con su doble vertiente: un sufrimiento psicológico, muy fuerte en ocasiones, y la ocasión para una reflexión saludable y para un resurgir, del que resulta un estado más rico de la persona.

4. Formación en la gestión del tiempo: redescubrir una utilidad al tiempo de «vacaciones» para que no sea sólo consagrado a diversiones, sino que sea de verdad un tiempo de «recreo», un tiempo privilegiado de formación (estancia en otro país para aprender otra lengua o conocer otras realidades marianistas).

6.4. Criterios de evaluación a. El desafío de la diversidad. Verificar que la diversidad que existe en nuestras obras es fuente

de riqueza y no un obstáculo para nuestra misión o un freno para la pastoral de los jóvenes, el trabajo de evangelización y la educación de la fe.

b. Estima de la obra y conocimiento del carisma por parte del gobierno de las obras. Los que tienen la responsabilidad de dirigir ¿estiman la obra, conocen nuestro carisma y, sobre todo, trabajan en su profundización ellos mismos y la procuran en el seno de la obra a la que sirven? La renovación de los mandatos tendrá como criterio importante esta dimensión.

c. Una retrospectiva anual: Revisar el desarrollo de las actividades para juzgar de su

oportunidad; examinar los medios puestos en práctica y eventualmente inventar otros, si fuera posible.

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d. Obreros felices. La alegría del trabajo es un criterio ineludible. El obrero puede estar fatigado después del esfuerzo, pero tiene el corazón lleno de alegría, estima la obra a la que ha aportado su ayuda, tiene el deseo de conocer mejor su carisma y de contribuir a enriquecerlo.

7. La obra es fecunda en frutos de justicia y de paz, de solidaridad y de respeto a la creación

7.1. Significado

a. Incitación a trabajar en la promoción de un mundo mejor. Las cuestiones de justicia, de paz,

de solidaridad y de respeto de la creación se han convertido hoy en una dimensión muy importante, porque «en un mundo que continúa explotando más que protegiendo nuestra casa común»13, la incitación a los jóvenes a cultivar el deseo de construir un mundo mejor se convierte en una urgencia. En el seno de nuestras obras, esta preocupación debe estar presente y ser visible a través de frutos concretos.

b. Llamada a la conversión. Esta preocupación «nos llama a una conversión de corazón. Como individuo, cada uno debe ser pobre y artesano de paz. Como comunidad, estamos llamados a vivir una vida sencilla, a compartir los recursos, a ejercer una acogida calurosa y a realizar sin cesar la experiencia de la comunión entre todos nuestros miembros» (CG 1996, # 41).

c. Un mundo en el que todo está unido. «La experiencia muestra que la violencia, el conflicto y

el terrorismo se alimentan del miedo, de la pérdida de confianza y de la desesperación nacidos de la pobreza y de la frustración»14. Hay que trabajar pues con integridad y transparencia por el bien común, con una real preocupación por las necesidades de los pobres.

d. Los Pobres. «Por pobres entendemos no sólo los que son económicamente pobres, sino también aquellos que están excluidos de una participación plena en la vida de la sociedad, los que viven sin esperanza y sin amor, que nunca han escuchado el Evangelio anunciado en su plenitud» (CG 1996, #42).

7.2. Justificación

a. Constatación. «Nos choca el crecimiento de las desigualdades entre clases sociales y entre naciones… Nos hace daño ver a tantos jóvenes en los países de abundancia que son indiferentes a la situación crítica de las naciones pobres. Muchos jóvenes de las naciones pobres deben emigrar para escapar de la miseria de su patria; nosotros nos mostramos inquietos al constatar el desarraigo cultural que eso produce en muchos de ellos. La injusticia, la opresión, la pobreza, el paro, engendran violencias, guerras, discriminación e inseguridad…» (CG 2001, # 12).

b. El ejemplo del Señor. Durante su vida terrestre, Nuestro Señor curó a los enfermos y reconcilió a las personas divididas; se juntó con los últimos de la sociedad, predicó la buena noticia a los pobres, y bendijo a los pobres, a los creadores de paz y a los sedientos de justicia

13 Papa Francisco a las autoridades de Kenia y el Cuerpo Diplomático, Nairobi, 25 de noviembre 2015 14 Ídem

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(Mt 11, 4-6 y Mt 5, 3-10). En nuestra calidad de discípulos de Jesús (RV 2), la solidaridad con los pobres es,… un elemento esencial… En la persona de los pobres vemos el rostro de Cristo (Mt 25, 3ss y Vita Consecrata 75), (CG 1996, # 40).

c. Ejemplo de nuestro Fundador. El Beato Chaminade no se contentó con «decir el Evangelio» a sus Congregantes y a sus discípulos. Los envió a los lugares donde el hombre no era respetado en su integridad (las prisiones, los pequeños deshollinadores,…) y apoyó a María-Teresa de Lamourous en ‘la obra de la misericordia’ para ayudar a las mujeres a encontrar dignidad y mejores condiciones de vida. Así mismo, fue también su constante preocupación por la promoción de la dignidad humana la que provocó su orientación misionera hacia la educación escolar y la formación profesional.

d. Nuestra historia: Está sembrada de obras ‘sociales’ desde los orígenes hasta hoy: clases

gratuitas, educación no-institucional… sin contar una multitud de «pequeñas agrupaciones» en nuestros establecimientos escolares, donde los jóvenes pueden comprometerse al servicio de los demás.

7.3. Medios de puesta en práctica a. Educación explícita para la solidaridad, la justicia, la paz y el respeto de la creación.

Asegurar, con las obras, una educación explícita15 que ayude a los jóvenes, de palabra, a comprender las causas de la pobreza y las raíces de la injusticia, y en actos, invitándoles a participar en acciones concretas de solidaridad, de justicia, de paz y de protección de la creación.

b. Papel esencial de la Institución escolar: Hacer comprender el papel único de la educación como medio de responder a las necesidades de los pobres y a la promoción de la justicia y de la paz. «La escuela es el arma más poderosa que podéis utilizar para cambiar el mundo» dijo Nelson Mandela16.

c. Estilo de vida simple: inspirándose en el estilo de vida enseñado a los religiosos (RV 26/27), tener la preocupación de vivir sencilla y pobremente en nuestras obras, sin alterar su belleza ni su armonía (CG 1996, #45.1), y utilizar con ingenio los medios simples al alcance de cada uno.

d. Acciones de reconciliación. Utilizar los medios que favorezcan y alimenten la reconciliación y la paz a través de nuestros compromisos. Gestionar las relaciones sociales no sobre el modelo del enfrentamiento o de la competición, sino de la búsqueda de la paz y de la complementariedad.

15 Iluminada por la enseñanza de la Iglesia, la obra despierta la conciencia crítica de sus miembros sobre las cuestiones de justicia y de paz haciéndoles realizar experiencias de servicio en este dominio (CG 1996, #45.3). A título de ejemplo: una parroquia instaura una conferencia de San Vicente de Paúl a la manera de Ozanam que crea una distribución de sopa o realiza diferentes servicios a los refugiados, un servicio benévolo de ayuda jurídica, acción de alfabetización, etc. Los jóvenes de todas las edades debieran poder encontrar un campo de acción social, puntual o permanente, donde hagan el aprendizaje de su responsabilidad y de su compromiso. 16 Nelson Mandela, Presidente de Sudáfrica, en un discurso pronunciado el 16 de julio de 2003.

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7.4.Criterios de evaluación

a. Papel del Oficio de Asuntos Temporales. El oficio de Asuntos Temporales, de acuerdo con las orientaciones de la Unidad, verifica que este objetivo de promoción de la justicia y de la paz no se haya perdido de vista, ni descuidado.

b. Una mirada. Con personas formadas, internas o externas a la obra, evaluar la eficacia de los

compromisos de solidaridad con los pobres y los constructores de paz (CG 1996, # 46.5).

c. Un examen personal e institucional. Los responsables de la Unidad ayudarán a desarrollar instrumentos de evaluación y de reflexión que permitan a las comunidades, a las obras y a los servicios examinar su estilo de vida y hacer balance de los compromisos personales y comunitarios por la justicia (CG 1996, # 46.2).

d. Compromiso de los ‘antiguos’. Las personas que fueron beneficiarias o bien activas

colaboradoras de una obra y que ya salieron de ella, siguen siendo miembros de la gran familia de la obra. Es deseable, por lo tanto, mantener el contacto con estos “antiguos” y estar al tanto de sus compromisos en su vida eclesial, social y profesional. Su testimonio y sus competencias en los diversos dominios, pueden ser de gran ayuda.

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8. En conclusión Este estudio ha querido aclarar los elementos que caracterizan las obras marianistas de la forma siguiente:

a. Identificar lo que distingue nuestra obra apostólica marianista de cualquier otra actividad y la razón por la que escogemos ciertas obras, y no otras, para llevar a cabo nuestra misión marianista.

b. Entender mejor el papel carismático de la comunidad religiosa marianista (en sus dos dimensiones: nivel local y nivel de la Unidad) y de la Familia Marianista en una obra marianista, y el papel individual de los religiosos como agentes de misión en una obra marianista.

c. Dar una visión y una perspectiva hacia el futuro sobre la participación de los laicos en nuestras obras apostólicas, y la forma de mantener el carácter propio marianista en una obra determinada.

d. Comprender en profundidad lo que se entiende por Administración marianista (organización y gobierno), y su relación interna y externa con nuestras obras marianistas.

e. Formular unos principios directores para ayudar a las administraciones de las Unidades a instituir, sostener o cerrar una obra.

Hemos agrupado nuestras observaciones en seis dominios, o condiciones. El ideal sería que las seis condiciones se encontrasen de forma permanente en una obra marianista. Según la naturaleza de la obra y en función de su entorno, estas seis condiciones no estarán presentes en todas partes en el mismo plano y con una importancia uniforme. Pero ninguna debiera faltar totalmente, y si tal fuera el caso, los responsables de la obra – y de la Unidad – debieran esforzarse en poner remedio. Pero si se constata que en una obra casi ninguna de esas condiciones está presente, y que no se tienen los medios ni la voluntad de corregir esta situación, habría que plantearse la cuestión de mantenerla o de abandonarla por parte de la Compañía de María. Abandono no significa siempre supresión, sino que, en ciertos casos, si la obra tiene una actuación real y útil, puede ser confiada a otros organismos que aseguren su funcionamiento de acuerdo con su política propia.

Essodomna Maximin MAGNAN, SM

Asistente General de Educación

22 de Enero 2016