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    DE CUIDADORASA PROPIETARIAS

    Tierra, agua y biodiversidad en Amrica Latina

    Sembrando Cambios en Centroamrica

    Serie: Estudios y Propuestas

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    DE CUIDADORAS A PROPIETARIASTierra, agua y biodiversidad en Amrica Latina

    Sembrando Cambios en Centroamrica

    Serie: Estudios y Propuestas

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    Hecho el depsito de ley.

    Autores:Dorien Brunt,Asesora PrincipalTeobaldo Pinzs y Martha Rodrguez, Consultores para Regin AndinaEstela Alemn, Mara del Rosario Velzquez y Mara Teresa Rodrguez,Consultores para Amrica CentralAna Victoria Naranjo, Fundacin Arias para la Paz y el Progreso Humano

    Edicin: Felicia Ramrez (Fundacin Arias para la Paz y el Progreso Humano)Carla Morales (Fundacin Arias para la Paz y el Progreso Humano)

    Coordinacin del Proyecto: Lara BlancoFelicia Ramrez

    San Jos, Costa Rica, 2002.

    Fundacin Arias para la Paz y el Progreso Humano, 2002.

    Esta publicacin se realiz gracias al apoyo financiero de la Embajada Real delos Pases Bajos

    Diseo: Ediciones Perro Azul

    362.83 Brunt, Dorien.F981c De cuidadoras a propietarias: Tierra, agua y

    biodiversidad en Amrica Latina /DorienBrunt (et, Al). 1a ed. San Jos, Costa Rica:Fundacin Arias para la Paz y el ProgresoHumano, 2002.355. p. 211. cm (Serie: Estudios y Propuestas)Incluye cuadros.ISBN: 9977-17-105-X

    1. Derechos de las mujeres 2. Estudios de gnero.3. Mujeres - derecho a Recursos Naturales4. Equidad.

    I. Ttulo. II. Serie: Estudios y Propuestas.

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    DE CUIDADORAS A PROPIETARIASTierra, agua y biodiversidaden Amrica Latina

    FUNDACION ARIAS PARALA PAZ Y ELPROGRESO HUMANO

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    PRESENTACIN

    En la Cuarta Conferencia Mundial de Mujeres enBeijing, 1995, se seal, entre otros aspectos, la urgen-te necesidad de asegurar los derechos de las mujeresa la tierra y otros recursos naturales.

    Como parte de las actividades posteriores a la Con-ferencia, el Ministerio de la Cooperacin al Desarrollode Holanda, tom la decisin de definir las orientacio-

    nes de una poltica de cooperacin en esta materia, di-rigida a: eliminar obstculos jurdicos en la legislacin;y disminuir la discriminacin de las mujeres que surgede la aplicacin de leyes, religiones u otras costumbrescon relacin a las leyes civiles y a la herencia.

    El resultado fue la elaboracin de un documentode poltica denominado Rights of Women to the NaturalResourses Land and Water, Women and DevelopmentWorking paper 2,1997) el cual ha contribuido de ma-

    nera relevante al enfoque conceptual y analtico deltema.

    El documento tiene la particularidad de ser elabo-rado con base en experiencias y ejemplos africanos, locual resulta muy til en ese contexto especfico, perocon la dificultad de no poder generalizarse para larealidad tan diversa que existe en otros continentes.

    Con este antecedente, surgi la inquietud de ini-ciar un proceso similar al africano pero adaptado a larealidad de Amrica Latina.

    I

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    Es as como la Embajada Real de los Pases Bajossolicit a la Fundacin Arias para la Paz y el ProgresoHumano la ejecucin de un proyecto de investi-gacin participativa y comparativa, en cuatro paseslatinoamericanos, sobre el tema: El Derecho de lasMujeres a los Recursos Naturales, Tierra y Agua.

    El objetivo del proyecto fue contribuir a la com-prensin sobre la problemtica de los derechos de lasmujeres al acceso y control de los recursos naturales,tierra y agua en Amrica Latina a travs de la elabo-

    racin participativa de un documento de poltica, ladocumentacin de estudios de caso y la realizacinde un instrumento prctico sobre estos temas; dirigi-do a personal tcnico de organizaciones no guberna-mentales y sociales, de la cooperacin, y de personalde instituciones estatales.

    En esta publicacin se presenta un conjunto de es-tudios de caso sobre los temas de derechos de las mu-jeres a la tierra, al agua y a otros recursos naturales.

    Los seis casos que se presentan aqu, recogen experi-encias latinoamericanas que describen la situacin delas mujeres en relacin con el uso, acceso y controlque ellas tienen a cada uno de estos recursos.

    El libro est organizado en dos partes principales:En la primera parte se presenta un balance regionalproducto de discusiones posteriores a la elaboracinde los casos y fundamentadas en dos talleres subre-gionales, uno realizado en Nicaragua-Centroamrica yotro en Per-Regin Andina. Estos talleres permitieronel anlisis de los casos y la construccin colectiva deopiniones y recomendaciones sobre estos derechos.

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    En la segunda parte, se recogen los casos sistema-tizados divididos por tema, los cuales reflejan la com-plejidad y riqueza que envuelve la situacin de lasmujeres en Amrica Latina.

    Lara Blanco Felicia RamrezDirectora Ejecutiva CoordinadoraFundacin Arias Centro para el

    Progreso Humano

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    INTRODUCCIN

    Con el fin de profundizar el trabajo de las repre-sentaciones internacionales de la cooperacin holan-desa en Amrica Latina relacionados con los temas delos derechos de las mujeres a la tierra, agua y recur-sos naturales, se presenta a continuacin un conjuntode estudios de casos relacionados con dicha temtica.

    El objetivo principal de esta iniciativa es compren-

    der, desde una visin latinoamericana, cmo operanestos derechos y cmo las comunidades y especial-mente las mujeres, pueden y participan en los proce-sos necesarios para el uso, acceso y control de la tie-rra, el agua y otros recursos naturales. Para ello se hahecho el esfuerzo de no presentar una versin estan-darizante de los estudios, sino ms bien se ha procu-rado establecer una rica diversidad de situaciones yrelaciones sociales que se dan tanto en Centroamricacomo en la Regin Andina.

    La cooperacin holandesa desde 1997 posee undocumento de trabajo titulado Rigths of Women tothe Natural Resources, Land and Water,1 que haservido de gua en esta materia, pero que est espe-cialmente dirigido a la cooperacin con los pasesafricanos.

    Los estudios de caso que aqu se recogen esperancontextualizar la situacin y problemtica con la quese encuentran las mujeres latinoamericanas en rela-cin con dichos recursos y se espera, adicionalmente,que ello contribuya a la configuracin de una Poltica

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    Holandesa de Cooperacin en esta materia para AmricaLatina.

    El proceso de recuperacin de los estudios de ca-sos plante desde el principio la necesidad de imple-mentar un enfoque participativo que ofreciera las po-sibilidades de recuperar informaciones en cada unade las regiones tomando como base las experienciasque ya se estaban implementando en algunos pasesen torno a la relacin entre gnero y derechos de lasmujeres a la tierra, agua y recursos naturales, o bien

    recuperando informaciones sobre sistemas de accesoy control a estos recursos y analizndolas bajo laperspectiva de gnero, con el fin de hacer visibles lossistemas de poder imperantes y los sesgos de gnero,si los hubiere, que limitan la aplicacin efectiva deestos derechos en el Sub-continente.

    A estos efectos se realizaron durante la etapa deanlisis dos talleres latinoamericanos donde se expu-sieron los primeros borradores de acercamiento con-

    ceptual al tema y tambin se expusieron posteriormen-te avances de los estudios de caso realizados en cadaregin. Tambin se ejecutaron dos talleres subregiona-les, uno en Amrica Central y otro en el Cono Sur2donde se presentaron los casos estudiados y borrado-res preliminares del informe final de investigacin.

    Este informe final ha sido editado y contiene eltexto que ahora presentamos y que se divide en dosgrandes partes:

    La primera parte que procura presentar un ba -lance latinoamericano, que resume las principales

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    discusiones y conceptos a travs de los cuales seestablecen las relaciones entre derechos de lasmujeres, derechos humanos y derechos a la tie-rra, agua y recursos naturales. Tambin en estebalance se brindan algunas recomendacionessobre esta temtica y,

    La segunda parte, que presenta cinco estudios decasos divididos en estudios que tienen ms pro-ximidad con el tema derechos a la tierra, luegoun estudio de caso con nfasis en los derechos

    al agua y finalmente, se presentan algunas ex-periencias sistematizadas en casos que tienenque ver principalmente con los derechos de lasmujeres a la biodiversidad y otros recursos na-turales.

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    I PARTE

    BALANCE LATINOAMERICANO:

    DERECHOS DE LAS MUJERESA LA TIERRA, AGUA Y

    RECURSOS NATURALES

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    CAPTULO ILOS CONCEPTOS BSICOS

    LOS DERECHOS HUMANOS Y LOSDERECHOS DE LAS MUJERES

    Obtener, asegurar y defender los derechos

    Los derechos humanos son derechos inalienablesde toda persona por lo tanto, lo son tambin de lasmujeres. Son derechos que se tienen. Sin embargo,ejercer estos derechos en todos sus sentidos ha sidouna lucha continua para las mujeres, tanto en losespacios privados, como en los espacios pblicos adiferentes niveles.

    En primer lugar, ellas han tenido que obtener losderechos, o sea, lograr que los derechos humanos les

    sean reconocidos como legtimos en los diferentesmbitos formales e informales donde se produ-cen, reproducen e interpretan los derechos. En el casode los derechos humanos de las mujeres a la tierra,agua y otros recursos naturales, se necesita un dis-curso claro que establezca el papel que juegan lasmujeres, en el uso, la produccin y la reproduccin delos recursos naturales y en la importancia del ejerci-cio de sus derechos para el bienestar familiar, la efi-ciencia, la productividad, la equidad de gnero y supropio empoderamiento.

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    Por otra parte, existen diferentes espacios dondese obtiene y construye la legitimidad de derecho.Diferentes marcos jurdicos y de usos y costumbresque influyen en la legitimidad-aceptabilidad de losderechos humanos. Para la legitimacin de los dere-chos humanos de las mujeres a la tierra, el agua yotros recursos naturales, hay que desarrollar estrate-gias oportunas de manera que, de acuerdo al contex-to, se aprovechen las oportunidades y se eliminen losobstculos.

    Y, an as, aunque se reconozcan de manera leg-tima los derechos humanos de las mujeres, este pasono basta: hay que asegurar los derechos en la prctica.

    Los derechos, su legalidad y su legitimidad, sonconstruidos por actores sociales en ciertos contextos ytiempos. Al mismo tiempo, la legitimidad y legalidadson cuestionadas, interpretadas, contestadas y cam-biadas. Entonces, aunque en cierto tiempo y contextoespecfico los derechos humanos de las mujeres se

    han obtenido y asegurado, contina la necesidad dedefenderlos.

    Estos tres aspectos obtener, asegurar y defenderlos derechos estn interrelacionados y forman par-te de un proceso contnuo que depende en parte, decoyunturas nacionales e internacionales. Y, aunquehay avances en un momento dado, puede persistir lanecesidad de volver a argumentar su legitimidad ovolver a luchar por asegurar los derechos en otro mo-mento o lugar y pueden incluso haber retrocesos enotros tiempos.

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    Derechos, usos y costumbresLos derechos de las mujeres a la tierra, el agua y

    otros recursos naturales con frecuencia se asocian a unsistema completo de derechos y obligaciones. No setrata simplemente de mejorar los derechos de las mu-jeres a un recurso particular, sino de analizar una granvariedad de aspectos relacionados entre s. Las nego-ciaciones sobre la propiedad y el manejo de la tierra,agua y otros recursos naturales, no pueden aislarse deotras transacciones y de las relaciones de intercambio

    existentes dentro de las familias y dentro de la comu-nidad (Bessett, 1988:453). El resultado es un ordennegociado en permanente cambio y que determinasi las mujeres pueden en ltima instancia obtenerderechos y cules son esos derechos (Berry, 1988).

    El derecho crea marcos de negociacin, imponelimitaciones y abre oportunidades. Dichos marcosconsisten en un complejo de principios, leyes espec-ficas y relaciones legales. Los derechos forman parte

    de un orden econmico y social y algunos permitenun margen de negociacin ms amplio que otros. Deigual forma, ciertos derechos permiten movilizar unagran variedad de relaciones sociales, mientras queotros no.

    Las leyes no dicen mucho sobre el nivel de satis-faccin de los derechos de las mujeres. La ley, slo encasos excepcionales, dicta con exactitud el compor-tamiento del individuo. El tener una condicin legalms slida, tampoco concede automticamente a lasmujeres ms independencia, pero si las deja en unaposicin ms fuerte para negociar.

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    En la mayor parte del mundo los derechos espec-ficos no se derivan de un solo sistema legal, sino devarias fuentes simultneas. Existe el derecho estatu-tario, el cual abarca todas las leyes promulgadas porlos gobiernos, desde la legislacin emitida por dife-rentes niveles de la administracin y leyes judiciales,hasta regulaciones, directrices y clusulas informalesy decisiones emitidas por entidades gubernamen-tales u oficiales.

    Al mismo tiempo, existen los usos y costumbres,

    que derivan su legitimidad de las tradiciones y expe-riencias de diferentes grupos sociales. Estos tienencaractersticas especficas en diferentes contextos so-cio-econmicos y polticos, como, por ejemplo, enbarrios marginados, comunidades rurales, la clasealta de la sociedad, comunidades indgenas, etctera.Estos usos y costumbres por lo comn, son flexibles ysujetos a diferentes interpretaciones. Sin embargo,tambin tienen un cierto nivel de continuidad y ho-mogeneidad, ms que todo en temas que tienen que

    ver con las relaciones de gnero. En los casos de co-munidades indgenas los usos y costumbres son msreconocidos y tienen ms peso y legitimidad. En elcontexto de Centroamrica y la Regin Andina se ha-ce referencia a esta realidad usando el concepto dederecho consuetudinario.

    Adems de todo esto, existe el derecho internacio-nal, el cual desempea un papel cada vez ms impor-tante en la forma y contenidos que van adquiriendoalgunas legislaciones a nivel nacional y que se mani-fiestan en forma de tratados y convenciones de dere-

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    chos humanos, tratados de proteccin ambiental yotros acuerdos bilaterales y multilaterales.3

    Derechos humanos y equidad de gnero

    El consecuente desarrollo de las percepciones so-ciales por parte de la humanidad, ha conducido a unaampliacin del concepto de los derechos humanos.En particular el movimiento mundial de mujeres hapuesto de manifiesto que los derechos humanos no

    son neutros desde la perspectiva de gnero.

    A partir de la Declaracin Universal de los De-rechos Humanos en 1948, transcurrieron casi treintaaos para que se concretara en 1979 el reconocimien-to expreso, universal y vinculante de los derechos hu-manos de las mujeres, contenidos en la Convencinsobre la Eliminacin de Todas las Formas de Dis-criminacin Contra la Mujer (CEDAW).

    Sin embargo, la concepcin sobre derechos de lasy los humanos no ha logrado an instalarse del to-do en la cultura, ni como mentalidad, ni como prctica.

    En las relaciones sociales cotidianas el desarrolloy evolucin de concepciones tales como igualdad yjusticia han sido excluyentes especialmente para lasmujeres, lo cual se ha traducido en condiciones de de-sigualdad, opresin e injusticia.

    En ese sentido, las mujeres han hecho importantesaportes para dotar de contenido al derecho de igual-dad consagrado en los derechos humanos. Desde la

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    perspectiva de gnero, la igualdad no significa iden-tidad con los hombres, la igualdad significa tener lasmismas oportunidades y derechos. En ese punto, laigualdad es un piso a partir del cual las mujerespueden ser reconocidas como iguales y tratadas nor-mativamente como iguales en el sentido axiolgico:cada persona vale igual que cualquier otra.

    Este es el principio de la igual vala de las per-sonas que es uno de los derechos universales funda-mentales. La reivindicacin de la igualdad como

    principio normativo y como derecho se sustenta en elprincipio tico de la justicia: no es justa la conviven-cia en la desigualdad y tampoco la competencia en ladesigualdad.

    Los derechos de las mujeres estn dirigidos a laproteccin contra todas las formas de distincin,exclusin o restriccin basadas en el sexo y reconocenel goce y ejercicio de los derechos de las mujeres so-bre la base de la equidad entre hombres y mujeres en

    todas las reas del desarrollo humano. Estos derechostienen su origen en dos principios filosficos funda-mentales: la diversidad humana y la paridad en lasdiferencias. En efecto, a pesar de las diferencias bio-lgicas y socioculturales entre los hombres y las mu-jeres, todas las personas debemos contar con las mis-mas oportunidades de desarrollarnos plenamente.Por eso, los derechos humanos de mujeres requierenque estos se traduzcan en instrumentos polticos yjurdicos nacionales e internacionales que permitansu promocin, proteccin y defensa.

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    El reconocimiento de los derechos humanos delas mujeres en los pases latinoamericanos ha sido ysigue siendo una lucha. Esta lucha ha tenido avancesimportantes, pero tambin persisten varios retos.

    Un avance trascendental ha sido los logros for-males en forma de leyes y compromisos gubernamen-tales. En distintos pases latinoamericanos, durantelas ltimas dcadas, se adoptaron medidas impor-tantes con miras a obtener una igualdad formal de g-nero. Estas medidas por lo general, fueron iniciativas

    del movimiento social de mujeres y su adopcin sevio facilitada por la voluntad poltica de los Estadoslatinoamericanos para eliminar la discriminacin con-tra las mujeres y establecer la igualdad de gnero, ascomo por la presin internacional para que los go-biernos llevaran este propsito a la prctica.

    Entre los logros se pueden mencionar la inclusinde la igualdad formal entre los sexos en casi todas lasconstituciones latinoamericanas y la reforma de la

    mayor parte de los cdigos civiles y de familia paraestablecer la doble jefatura de hogar, el reconocimien-to de las uniones de hecho y el divorcio civil, elreconocimiento del derecho de vivir sin violencia y elderecho a la participacin poltica.4

    Sin embargo, todava sigue pendiente la agendacon respecto a los derechos de las mujeres para temasque aparentemente tienen menos peso, como sonlos derechos de las mujeres a la tierra, el agua y otrosrecursos naturales. En estos temas, los conceptos deigualdad y equidad de gnero son menos elaboradose integrados y muy incipientes o casi nulos en la

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    agenda de los gobiernos y de las organizaciones ci-viles y feministas.5

    Esta es una situacin sumamente preocupante. Enprimer lugar, la seguridad sobre la tierra para la pro-duccin y viviendas; acceso al agua de buena calidadtanto para el consumo humano como para la produc-cin agrcola y artesanal y el acceso a bosques y otrosrecursos naturales son de suma importancia para lasupervivencia y la vida cotidiana de mujeres ruralesy urbanas de escasos recursos.

    En segundo lugar, a partir de los aos ochenta losgobiernos latinoamericanos, apoyados por las insti-tuciones financieras internacionales, empezaron aimplementar polticas neoliberales. Estas polticasimplican cambios fundamentales en el manejo de bie-nes comunes como el agua y los recursos naturales ypusieron fin a las reformas agrarias de las dcadasprevias. Lo preocupante desde la perspectiva de equi-dad de gnero es que estas polticas no desarrollan

    una estrategia, ni una visin, de cmo involucrar lasexperiencias y expectativas de las mujeres.

    Entonces, aunque las sociedades latinoamerica-nas estn reorganizando el manejo y la distribucinde bienes y recursos fundamentales para la super-vivencia y el empoderamiento de las mujeres de ba-jos recursos, existen pocos mecanismos para que lasexperiencias y expectativas de estas mismas mujeresse tomen en cuenta en el diseo y la ejecucin de estareorganizacin.

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    Los derechos en el contexto del desarrolloSi definimos el fortalecimiento de los derechos hu-

    manos de las mujeres como la expansin de las ca-pacidades de las mujeres para emanciparse al poderelegir con mayor libertad su modo de vida, y si en-tendemos que la construccin de los derechos es unproceso contnuo y circular, concebimos tambin queel debate del fortalecimiento de los derechos humanosde las mujeres va ms all de lo jurdico. Las leyes yprocedimientos del derecho estatutario son instru-

    mentos muy importantes y tiles en el fortalecimien-to de la capacidad negociadora de las mujeres, perocomo tambin vamos a poder evaluar en los captu-los que vienen hay otras mltiples condiciones queinfluyen en que las mujeres puedan o no aprovecharlas oportunidades que les brindan los derechos.

    La primera, obviamente, es la presin debido a laescasa disponibilidad de tierras, agua y otros recur-sos naturales para hacer valer los derechos. En teora,

    una mujer que pertenece a una familia desposedapuede heredar tierras, pero en la prctica no obtendracceso a las tierras a travs de este camino.

    De igual forma, los derechos humanos de las mu-jeres al agua y otros recursos naturales carecen de sig-nificado si no se reconoce su escassima disponibili-dad. En todo el mundo el uso de estos recursos se haintensificado y en algunos casos ya ha llevado a la de-gradacin irreversible de los recursos mismos. Sinembargo, grandes partes de Amrica Latina son muyricas en recursos naturales, pero en la economa glo-bal de hoy existen muchos actores de otras regiones

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    que imponen nuevas y mayores demandas, tantodirectas como indirectas, sobre los recursos naturales,tales como tierras cultivables, bosques, tierras no cul-tivables y el agua. Hombres, pero ms an mujeres,sobre todo de familias en condicin de pobreza, en-frentan los efectos adversos de esta situacin y, comoconsecuencia, los derechos humanos de las mujeresse debilitan y descalifican.

    En relacin con este aspecto, el cabildeo poltico yen casos necesarios, algunas acciones movilizadoras

    organizadas, se reconocen como formas importantesde lograr que los derechos sean reconocidos. Las mu-jeres, los individuos con menos educacin y la gentede las clases ms bajas en general, tienen menos acce-so a estas herramientas en comparacin con los hom-bres, los individuos mejor educados y la gente de lasclases ms altas.

    Por otra parte, vale la pena mencionar las coyun-turas polticas que pueden ofrecer oportunidades es-

    pecficas. Por ejemplo, el proceso de titulacin de tie-rras impulsado en la mayora de los pases de Am-rica Latina en la ltima dcada ha puesto en marchaun proceso de individualizacin de la propiedad.Una vez que se expidan y registren esos ttulos de tie-rras, va a ser mucho ms difcil impugnar la pro-piedad de la tierra en el hogar y la comunidad. Estees entonces el momento para fortalecer los derechosde las mujeres a la propiedad, usando y adaptandolos mecanismos que ofrecen estas polticas de titula-cin de tierras, de tal forma que contribuyan a laequidad de gnero.

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    Finalmente, adems de lo jurdico, diferentescondiciones influyen para que los derechos humanossean usados y ejercidos por las mujeres y respetadospor la sociedad. Aqu se pueden mencionar algunas:

    Las crecientes demandas sobre la tierra, el aguay otros recursos naturales. Esta situacin llevaa una enorme presin para que las mujeresrenuncien a sus derechos de manera volun-taria.

    El conjunto de activos de tipo educativo, cul-

    tural y organizativo de las mujeres en diferen-tes contextos, los cuales son necesarios paraque ellas puedan elegir con libertad su modode vida.

    Las coyunturas polticas nacionales e interna-cionales, las cuales ofrecen oportunidades ypeligros en ciertos contextos y momentos.

    A QU NOS REFERIMOS CON DERECHOS DE LAS

    MUJERES ALA TIERRA, AGUAY RECURSOS NATURALES?

    Cuando se habla de los derechos de las mujeres alagua, tierra y otros recursos naturales se hace refe-rencia especialmente a sus derechos humanos de ac-ceso y control de recursos que son vitales para la viday la reproduccin. Hasta ahora, utilizando el genri-co humanos se ha pretendido abarcar a hombres ya mujeres, pero los estudios muestran que las mujeresadultas, jvenes o nias, no gozan siempre delacceso y menos del control de estos recursos.

    Por esta razn se ha estimado conveniente impulsarespecficamente la promocin de estos derechos fun-

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    damentalmente econmicos, con el fin de elevar lasituacin y posicin de las mujeres en el mundo. Eneste sentido, Amrica Latina no es la excepcin y des-de hace varios aos se realizan esfuerzos para que lasmujeres compartan la propiedad de estos bienes conlos hombres y puedan decidir sobre ellos tambin demanera conjunta, o a partir de iguales oportunidades.

    El Derecho de las mujeres a la tierra y a la propiedad

    Razones de peso econmicas y polticas, indivi-duales y colectivas respaldan cada vez ms la im-portancia de reclamar el derecho de las mujeres a lapropiedad y titularidad de la tierra.

    Pero tambin hay situaciones econmicas, polti-cas y culturales que limitan o potencian la posibili-dad, especialmente de las mujeres rurales, para quepuedan ser propietarias de tierra.

    El riesgo de pobreza y el bienestar fsico de unamujer y sus hijos podran depender significativa-mente de si tiene o no acceso directo al ingreso y a bie-nes econmicos productivos, como la tierra y no sloun acceso mediante su esposo o por otros varones dela familia.

    El centro del argumento de Agarwal, en su libroAfield of ones own: Gender and land rights in South Asia, esque la propiedad y el control de la tierra aumentanlas posibilidades de produccin de las mujeres y laprobabilidad de que tengan acceso a crdito, asisten-cia tcnica y mayor informacin. El argumento de la

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    eficiencia en cuanto al acceso de la mujer a la tierra yel control sobre sta, se concentra no slo en el bien-estar de la mujer, sino en el de la sociedad en gener-al, a travs de la mayor produccin que generarn lasmujeres agricultoras.

    Los estudios de los patrones de reparticin de be-neficios en el hogar demuestran que las mujeres efec-tan, en general, una asignacin mucho ms equita-tiva de los ingresos en el hogar, preocupndose mspor el bienestar de la familia.

    El ejercicio del derecho de propiedad significa en-tonces, por ejemplo, el acceso a vivienda y tierra, perofundamentalmente a la posibilidad de controlar estosbienes; es decir, a la posibilidad de decidir sobre losmismos y fundamentalmente tener seguridad sobresu tenencia. El derecho al techo (vivienda) y el dere-cho al trabajo de poblaciones rurales o dedicadas a laproduccin agropecuaria (tierra) posee un elementoadicional que es la seguridad sobre la tenencia.6

    Se trata de conseguir la igualdad de derechos so-bre bienes productivos o necesarios de diversas for-mas para la supervivencia. Desde esta perspectiva, elejercicio de este derecho es un indicador del empo-deramiento econmico de las mujeres y un elementofacilitador para enfrentar y repeler las iniquidades enotros mbitos, como en lo social y lo poltico.

    La conquista de los derechos de propiedad de lasmujeres es un proceso tendiente a reforzar la habili-dad del sector femenino de hacer frente y cambiar (ensu favor) las relaciones de poder que les ubica en una

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    situacin de desventaja social, econmica y poltica.Si las mujeres son dueas del 1% de la propiedad enel mbito mundial, ello tiene consecuencias severassobre su poder de negociacin.

    Por otro lado, un tema que en el contexto actualde la globalizacin cobra especial importancia es loque sucede en el mercado. Los derechos de propie-dad son centrales para el desarrollo de un sistema delibre mercado, este es el eje alrededor del cual gira laglobalizacin.

    Para las mujeres productoras o empresarias, laposibilidad de participar en el mercado depende enparte de la propiedad de bienes productivos. En uncontexto en el cual los derechos de los y las consumi-doras se tornan fundamentales, las mujeres no pue-den ejercer estos derechos por no ser propietarias ti-tulares.

    Tampoco se pueden ver los derechos a la tierra y

    la propiedad de las mujeres separados de los dere-chos que ellas tienen al uso, acceso y control del aguay otros recursos naturales que estn, en la actualidad,relacionados de manera indisoluble.

    En efecto, una tierra destinada al uso agrcola enmanos de mujeres no puede ser rentable si ella notiene acceso y control sobre el agua necesaria para suriego y si tampoco puede elaborar planes de manejode recursos naturales de una manera integrada ysostenible.

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    El derecho de las mujeres al aguaCuando hablamos de los derechos de las mujeres

    al agua nos referimos esencialmente a sus derechosen tres mbitos de aplicacin:

    Agua potable para uso domstico Agua para riego, y El mantenimiento y cosecha de aguas subte-

    rrneas y mantos acuferos.

    Segn la Organizacin Mundial de la Salud(OMS) 1.7 billones de personas no tienen acceso aagua potable de buena calidad. Un promedio de 4millones de personas muere cada ao debido a enfer-medades relacionadas al agua, como el clera, la ti-foidea y la gastroenteritis.

    La regin latinoamericana es, en este sentido, ex-tremadamente rica en recursos hdricos: con el 12 porciento del rea terrestre total y el 6 por ciento de la

    poblacin mundial, la regin recibe alrededor de 27por ciento de la escorrenta total, la mayor parte con-centrada en la cuenca del Amazonas. Sin embargo,dos terceras partes del territorio regional se clasificancomo zonas ridas o semiridas.

    Desde el enfoque de equidad de gnero existen,sin embargo, diferencias en las prioridades que hom-bres y mujeres asignan al agua. Mientras la prioridadde las mujeres es el uso domstico y de riego parahuertos caseros, las prioridades de los hombres estnen el control de las decisiones sobre los sistemas deriego para grandes reas cultivables.

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    Efectivamente, las mujeres producen el 80% delos alimentos consumidos del mundo, en algunos lu-gares hasta el 95%. Para hacerlo, requieren, en primerlugar, de agua. Diariamente, transportan, a veces conbastantes dificultades, hasta 40 kilos de agua paramantener la salud, la higiene y los niveles de nutri-cin de sus familiares agua para cocinar, beber, la-var y cuidar a los nios y enfermos. Basadas enestas funciones asignadas socialmente, las mujereshan sido las encargadas de la bsqueda y adminis-tracin del recurso agua, razn por la cual han acu-

    mulado un importante conocimiento sobre su mane-jo y formas de preservarla en funcin de la salud dela familia y la reproduccin familiar.

    Pero por otro lado, las mujeres casi no intervienenen las decisiones acerca del uso del agua para riego,aunque sus intereses con respecto a este recurso tam-bin tienen que ver con las posibilidades de riego desus huertos caseros para garantizar la alimentacinde subsistencia y en mayor escala, tienen que ver con

    sistemas de riego que le permitan un uso eficiente yrentable de la tierra en el caso de ser ellas propietariasrurales.

    Es conveniente que estos usos domsticos/repro-ductivos del recurso agua por parte de las mujeres seconviertan en derechos que les permitan a ellas mis-mas disponer de agua tanto para las prioridades detipo reproductivo como para obtener agua para riegoen gran escala.

    Hasta tanto no se avance en sto, la pobreza de laszonas rurales estar pospuesta para otros tiempos.

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    Segn la conferencia de Dubln celebrada en 1992: El agua dulce es un recurso finito y vulnerable,

    esencial para sostener la vida el desarrollo y elmedio ambiente, cuya gestin eficaz requiereun enfoque integrado que concilie el desarrolloeconmico y social con la proteccin de los eco-sistemas naturales.

    El manejo del agua y la tierra deben ser integra-dos.

    El agua se debe considerar como un bien social

    y econmico, como un valor que refleje su usopotencial ms valioso.

    El aprovechamiento y gestin del agua debenbasarse en la participacin de todos y todas lasusuarias, planificadores y responsables de la to-ma de decisiones en todos los niveles.

    El gobierno tiene un rol esencial como facilita-dor en un abordaje del desarrollo participativoy orientado por la demanda.

    La mujer juega un papel central en la provisin

    manejo y conservacin del agua. El sector privado puede tener un papel impor-tante en el manejo del agua. (Estado de la Regin,1999: 103), la negrita no aparece en el original.

    El derecho de las mujeres a otros recursos naturalesy biodiversidad

    Las comunidades agrcolas ms pobres son aque-llas que viven en entornos marginales y heterogneosy las menos beneficiadas de las modernas variedadesde cultivos de alto rendimiento. El material de culti-

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    vo que usan procede, hasta un 90%, de semillas y ger-moplasma producidos, seleccionados y conservadospor ellos. Estos campesinos/as de subsistencia no pue-den costear insumos externos como fertilizantes, pes-ticidas, productos veterinarios, alimentos o combus-tibles de calidad para cocinar y protegerse del fro. Encambio, dependen de su propia capacidad de man-tener una amplia diversidad, adaptada al entorno lo-cal, de cultivos, plantas silvestres y especies animales,para defenderse de eventual escasez de cosechas, en-fermedad o muerte de animales, y procurarse una pro-

    visin alimentaria contnua y variada, as como pre-servarse del hambre y la malnutricin.

    En muchas regiones, las mujeres en su mayorason pequeas campesinas. 7 Por ejemplo Per es elcuarto pas de diversidad biolgica y el segundo pasen cuanto a plantas domesticadas. La verticalidad delos Andes con los diferentes pisos agro ecolgicoscontribuye a esto. En los calendarios de agrcolas seempieza con la siembra, cuidados de cultivos, cose-

    cha, el procesamiento, el almacenamiento, el cuidadode la semilla y el mercado. La literatura muestra8 queentre el 60% y 70% de todas estas actividades las rea-lizan las mujeres, situacin que se profundiza con losprocesos de migracin.

    En muchas comunidades de la zona andina loshombres se movilizan a la selva por 2 3 meses, o alvalle por 15 20 das. Casi siempre cuando el cultivoest en campo, regresan para la cosecha y se quedanhasta la siembra. En este sentido, dejan a la mujercomo responsable de la produccin en la zona que es

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    donde estn sus ganados, sus cultivos y donde tieneque educar y alimentar a sus hijos.9

    Como campesina, y para poder atender las nece-sidades cotidianas del hogar, la mujer rural se hacecargo del cultivo y recoleccin de alimentos as comodel uso y manejo integrado de diversos recursos na-turales (cultivos y plantas silvestres, productos arb-reos, animales domsticos y silvestres). Estos son losaspectos fundamentales a considerar en el momentode elaborar polticas y programas con un enfoque de

    equidad de gnero, de manera que se evidencien yreconozcan los papeles diferenciados de mujeres yhombres en los procesos y ciclos productivos, que in-cluyen explotaciones y huertos, copropiedad de re-cursos comunes como pastizales, tierras forestales yreas protegidas. Los huertos del hogar tambin sue-len proporcionar una amplia variedad de verduras ycondimentos y constituyen una especie de parcelasexperimentales donde la mujer prueba y adapta plan-tas silvestres y especies indgenas.

    Gracias a sus diferentes actividades y prcticas demanejo de los recursos, los hombres y las mujeres hanido adquiriendo experiencias y conocimientos, igual-mente diferentes, sobre medio ambiente, especies deplantas y animales y sus respectivos usos y produc-tos. Estos conocimientos locales, que vara segn elgnero, son decisivos en la conservacin del ecosis-tema natural y en el manejo y mejora de los recursosgneticos para alimento y cultivo; la decisin de c-mo conservarlos depende del tipo de conocimientoadquirido y de la capacidad de percibir aquello queresulta ms til al hogar y la comunidad.

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    Adems, como muestra la investigacin sobreGnero y Biodiversidad de CEDAP y Centro FloraTristn en Ayacucho, Per, las percepciones de mu-jeres y nias sobre el desarrollo de sus comunidadesdifieren de las visiones de los hombres y nios varo-nes. Mientras que las mujeres cuentan con un mayornivel de organizacin de la comunidad y trabajo gru-pal, los varones inciden en la creacin de empresas yconstruccin de obras de infraestructura. Entre losjvenes son las mujeres quienes respetan ms la bio-diversidad y tienen mayor conocimiento de las carac-

    tersticas curativas de plantas. Adems, general-mente ellas piensan su futuro ms en la comunidadque los varones. Los varones proyectan su futuroafuera de la comunidad, quieren emigrar de sus pue-blos para tener mayores recursos, dinero y mejoreducacin y regresar a su comunidad slo en das fes-tivos o para visitar a sus padres.

    Sin embargo, tanto hombres como las mujeres re-conocen la importancia de la transmisin de cono-

    cimientos de forma oral y como sta se est perdien-do. Los varones plantearon la necesidad de orientar asus hijos sobre conocimientos ancestrales y organi-zarse para la conservacin de los recursos y en latransmisin de conocimientos de aspectos climatol-gicos; sobre algunas plantas que aparecen en ciertastemporadas del ao y tambin sobre la presencia dealgunos animales de la zona. Las mujeres mencionanque deben ensear a los hijos y las hijas todo lo quesaben sobre usos y costumbres de plantas, animales yde sus ideologas.

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    Ya la Unin Mundial para la Naturaleza UICN-en su publicacin sobre Gnero y Manejo de losRecursos Naturales, seala que: el enfoque de g-nero no se refiere nicamente a las acciones empren-didas para incorporar a la mujer al desarrollo, sinoadems cuestiona el contenido y los fines del desa-rrollo, sealando la necesidad de buscar nuevos con-ceptos e instrumentos que contribuyan a cambiar lasestructuras existentes de desigualdad y el uso no sos-tenible del medio ambiente.. (UICN,1995:iv)

    En este sentido, los derechos de las mujeres a losrecursos naturales, entendidos como derechos huma-nos pueden resumirse en:

    El derecho de las mujeres a ser tomadas encuenta en la definicin y ejecucin de las polti-cas y programas pblicos de conservacin ymantenimiento sostenible del bosque y la bio-diversidad.

    El derecho de las mujeres a que se valore ms y

    en forma econmica su trabajo especializado enla seleccin de semillas y variedades de especiesnaturales, lo cual conlleva en s misma una vi-sin estratgica y sostenible del desarrollo des-de un enfoque de autosuficiencia alimentaria.

    El derecho de las mujeres a ser y sentirse due-as o co-dueas del bosque y la biodiversidadque le rodea y de dar su aporte bajo una pers-pectiva de explotacin sostenible y sin desper-dicios, de cuyos beneficios ellas salgan igual-mente beneficiadas que los hombres en igualsituacin.

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    El derecho de las mujeres rurales vecinas y pro-pietarias de reas protegidas a que el Estado lessuministre y acerque los servicios bsicos esen-ciales para el mbito reproductivo como: ener-ga, vivienda, agua potable y caminos, entre losms importantes, de manera que no se use elbosque como fuente de servicios.

    El derecho de las mujeres vecinas y propietariasde reas protegidas y bosques privados a tenerinformacin y capacitacin de sus derechos co-mo mujeres y de cmo usar los recursos del bos-

    que y la biodiversidad de manera sostenible.

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    CAPTULO IIPROBLEMAS DE LAS MUJERESEN RELACIN CON LOS RECURSOS

    En Amrica Latina, especialmente en la reas deCentroamrica y la Regin Andina, las mujeres ex-pusieron un conjunto de problemas que tienen quever con el acceso y control a los recursos naturales y

    que se constituyen en las razones principales que ex-plican su vulnerabilidad. En este sentido, la vulnera-bilidad se encuentra a diferentes etapas: Algunas mu-jeres no tienen acceso al recurso, pero otras tenindo-lo, no pueden decidir sobre l, solo ejercen un uso tra-dicional generalmente reproductivo. Esta situacinrevela que la asignacin de derechos debe estar acom-paada de procesos culturales y educativos para quehombres y mujeres puedan producir, utilizar y de-cidir en igualdad de condiciones sobre los recursos,

    recreando, paralelamente, relaciones de equidad degnero a nivel familiar y comunitario.

    CMO SE VULNERAN LOS DERECHOS DE LASMUJERES ALA TIERRA Y A LA PROPIEDAD?

    En relacin con la tierra los principales problemasque las mujeres latinoamericanas enfrentan son, enprimer lugar, la falta de titulacin ya sea a su nombreo en forma conjunta con su compaero o esposo. Pe-

    ro asociado a esta falta de ttulos que las acreediten

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    como dueas, ellas carecen de una prctica sostenidaque les faculte para la toma de decisiones con respec-to a qu, cunto, cuando y a dnde se cultiva.

    Estas decisiones han sido tradicionalmente mas-culinas y las reformas agrarias pasadas y nuevas atravs de planes de reparticin territorial no han co-rregido los problemas estructurales de gnero en re-lacin con una evolucin hacia formas ms equitati-vas de toma de decisiones a nivel familiar y socialdonde las mujeres participen.

    En segundo lugar, los estudios de caso adjuntosrevelan que las mujeres siguen sin ser sujetas de cr-dito y la falta de titulacin de las propiedades y suconsiguiente inseguridad jurdica, contribuyen a esto.Tambin siguen siendo muy pocas las mujeres lati-noamericanas propietarias o co-propietarias de tierras(para vivienda y para cultivo).

    En el caso de Amrica del Sur, como afirman Pin-

    zs y Rodrguez, es a travs del proceso de libera-cin de las tierras que se dibuja con mayor claridad elnuevo estatus de la mujer campesina: ser conside-rada como persona natural o jurdica con igualdadde derechos que los hombres para vender o comprartierras, aunque para efectos prcticos se otorga msbien el derecho para vender con el objetivo de incen-tivar la privatizacin de las tierras comunales.

    En el caso de la Ley de Promocin a la Inversindel Sector Agrario (1991) y la Ley de Tierras (1994) enel Per, as como en la Ley de Desarrollo Agrario deEcuador (1994), se permiten y alientan las posibili-

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    dades de parcelar o vender las tierras asociativas ycooperativas, as como las de propiedad comunal delos pueblos indgenas de la sierra y de la selva elimi-nando su carcter de imprescriptibles, inalienables,inembargables. Estos nuevos marcos normativos se-alan, adems, que estas tierras pueden ser vendidascon el acuerdo de la mitad ms uno de los comuneros(en el caso de Per). O de las tres cuartas partes deellos (en el caso de Ecuador), en un claro mecanismode exclusin de las mujeres en el proceso de toma dedecisiones, al ser el jefe de hogar varn el que re-

    presenta a la familia en la asamblea.

    El paquete de reformas neoliberales tambin tuvocomo instrumento el proceso de titulacin de tierrasindividuales (como en el caso peruano a travs delProyecto Especial de Titulacin de Tierras -PETT),hecho que ha legitimado:

    la fragmentacin de la tierra y el minifundioextremo, particularmente en las zonas altoandi-

    nas. Los datos muestran que el tamao prome-dio de las tierras tituladas de las mujeres es in-ferior al de los hombres y que en el caso de lapropiedad de las mujeres cuentan con pocasparcelas. De acuerdo a los resultados del IIICenso Nacional Agropecuario del Per, el 66%de las mujeres campesinas tiene solo dos parce-las y el 86% de las jefas de hogar del rea alto-andina poseen superficies agrcolas menores a3 has, mientras que en Ecuador se reduce a 0.81has.

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    Un rgimen de tenencia orientado a la pro-piedad masculina o de la pareja. Los proyectosde titulacin de tierras en los pases andinosdifieren en cuanto a la adopcin de medidasque favorecen la equidad de gnero. (Deere yLen 2000:361-2). Mientras en Colombia seestableci la adjudicacin o titulacin conjuntade las parejas y se dio prioridad a las jefas dehogar, en Per y Ecuador se establece una neu-tralidad de gnero pero no se propician los de-rechos de las mujeres a la propiedad de la tie-

    rra. Aunque en Ecuador se privilegi la titula-cin mancomunada (parejas), en Chile se dioprioridad a las jefas de hogar. Sin embargo, exis-ten casos donde se ha privilegiado la propiedadmasculina, como es el caso de Per, en el queslo un 4.7% del total de mujeres pequeas pro-ductoras cuenta con ttulo de propiedad re-gistrado, frente a un 14,7% de varones (Fernn-dez y del Castillo 1999: 134).

    Es importante destacar que uno de los impactosms graves de las polticas de shock en el marco de laorientacin neoliberal es el de haber acrecentado lasdiferencias sociales en los pases que las aplicaron. Alterminar el Siglo XX ms de la mitad de la poblacinde estos pases se encuentra en situacin de pobrezay pobreza extrema.

    En el caso de las mujeres rurales su situacin lin-da con la indigencia en tanto no han logrado ampliarsignificativamente su dotacin de activos y por lotanto de derechos, particularmente los de la propie-dad del recurso tierra y en el caso de las pequeas

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    productoras agropecuarias, la posesin de la tierra nogarantiza an una mejora en sus niveles de vida niuna ampliacin de sus capacidades productivas, porcuanto este bien tiene atributos limitados tanto por suextensin (minifundio), como por su fragmentacin ysu deterioro ambiental (erosin, degradacin, prdi-da de biodiversidad).

    En Amrica Central, pocas mujeres tienen cono-cimiento sobre sus derechos de titulacin conjunta oa ttulo personal que existen en todos los pases del

    rea. Por otro lado, se seala que en pleno inicio delsiglo XXI ya se dejan ver los efectos negativos dellibre mercado en un mbito de desarrollo desigual,donde a pesar de los esfuerzos de competitividad delsector reformado y de la pequea produccin cam-pesina, no han podido insertarse estas pequeas pro-ducciones en la dinmica que exige la competencia.Frente a este escenario adverso, los beneficiarios delas reformas agrarias en especial las mujeres ruralesjefas de hogar, se han visto obligadas a tomar deci-

    siones desesperadas para sobrevivir, siendo una deellas la venta de tierras.

    (...) Sin ttulo de propiedad, sin seguridad jurdi-ca, con desventajas tecnolgicas, malos inviernos yausencia casi absoluta de polticas crediticias, lasmujeres no se ven muy motivadas para hacer buenuso e inversiones en la tierra. (...) Estos factores delentorno estn carcomiendo poco a poco el apego yel sentimiento cultural que a lo largo de la historiaha unido a las mujeres rurales con la madre natu-

    raleza. (MUPADE, 2002).

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    CMO SE VULNERAN LOS DERECHOSDE LAS MUJERES ALAGUA?

    El abordaje de los problemas de las mujeres enrelacin con el agua suele ser ms complejo, siendo elprimero de ellos el no estar este tema tanto tiempo nien las agendas gubernamentales, ni en las agendas degrupos organizados ni de las mujeres mismas.

    Amrica Central

    A pesar de que en Centroamrica, se caracterizapor la abundancia hdrica con niveles de precipitacinen algunos pases de hasta 7 500 mm como promedioanual, es posible observar desde ya una eventual cri-sis del agua en relacin con: problemas de baja en elcaudal de ros y cuencas internacionales importantesque sirven para riego y para consumo; problemas decalidad de aguas superficiales para el consumo hu-mano debido a la alta contaminacin y problemas re-

    lacionados con la superexplotacin de aguas subte-rrneas debido a la concentracin poblacional en cier-tas reas de la regin.10

    Las mujeres por supuesto, no escapan a ningunode estos problemas. Pero su problema principal esque no tienen acceso al agua potable, ni acceso a latoma de decisiones en relacin con el manejo delagua, cuando este depende de grupos municipales olocales. Mucho menos cuando las decisiones estncentralizadas en las instituciones del Estado donde se

    prioriza la poblacin urbana.

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    Segn MUPADE, los y las beneficiarias del sec-tor reformado centroamericano han recibido tierrasagrcolas sin valorar mucho el elemento agua, bosquey otros recursos naturales. Desde las organizacionesciviles, el tema de los derechos a los recursos natu-rales, agua y bosques, se ve muy sofisticado para lamedia de las mujeres rurales. No existen registrosconfiables sobre el nmero de mujeres dueas debosques, ni experiencias precursoras sobre uso y con-trol del agua. (MUPADE, 2002:16)

    En Centroamrica la legislacin de aguas exis-tente es escasa y muy elemental, el agua est referidabsicamente como algo neutral, como un bien comnal cual tienen derechos los habitantes en general. Ade-ms del uso para el consumo humano, las experien-cias ms conocidas en la regin estn vinculadas a lairrigacin de la gran produccin privada, donde lapersona que dispone de recursos financieros puedeinstalar sistemas de riego sin ninguna restriccin.

    Quizs debido a esta situacin, la visin de las mu-jeres urbanas y rurales con respecto al agua no llegams all de los lmites de la posiblidad de obtenerlapara satisfacer las necesidades hogareas y para usar-la en la produccin de patio, esfuerzos que en algunamedida estn dando frutos modestos con el apoyo dealgunas ONGS.

    En Guatemala y Nicaragua existen sendos pro-yectos de Ley que intentan normar el recurso hdrico,pero los mismos permanecen engavetados en las Asam-bleas Legislativas de ambos pases. En Guatemaladesde 1957 cuando se present el primer proyecto de

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    agua al Congreso no ha prosperado de forma sis-temtica y coherente, sino ms bien se han legisladoaproximadamente unas 60 leyes parciales que hantratado de abordar el tema de manera parcial, no es-tando a tono con el crecimiento poblacional, la degra-dacin del medio ambiente y el desarrollo social.

    Mientras tanto en Nicaragua el anteproyecto deLey de Aguas se present por primera vez en 1998,desde entonces el mismo no ha sido discutido por loscongresistas. Cabe sealar que en este borrador de

    Ley, se pretende legislar el recurso agua con vista aregular el riego productivo y en el mismo se alude ala mujer como responsable de cuido de este impor-tante lquido, pero enmarcado en su rol reproductivo.Actualmente en departamentos donde la escasez delagua en verano es fuerte, ONGS y proyectos de lacooperacin internacional estn tratando de darrespuesta a las demandas de agua de las comunida-des. Estas demandas se presentan como necesidadesde las familias en las comunidades, para conseguir

    financiamiento para la instalacin de sistemas de agua.De manera que no se est presentando el problemacomo un reclamo que tienen su asidero en un derechohumano y que debe resolver el Estado.

    Amrica del Sur

    En el caso de Amrica del Sur, el problema secomplica, al caracterizarse gran parte de la regin poruna escacez muy marcada del agua, lo que ha induci-do a la organizacin de sistemas complejos de dis-

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    tribucin y consumo, donde las mujeres general-mente no son tomadas en cuenta.

    Para el anlisis de los derechos de las mujeres alrecurso agua es preciso distinguir entre los tipos deuso que stas le dan:

    El acceso al agua para el consumo humano,vinculado a la reproduccin de la familia, se hadesignado como un espacio de responsabilidadfemenina socialmente asignado. La ubicacin

    de fuentes de agua cercanas a las viviendas tie-ne impactos positivos y directos en la disminu-cin del tiempo y esfuerzo de las mujeres parasu acopio, por ello tambin es de su suma im-portancia tanto la cantidad como la calidad delrecurso, por estar en estrecha relacin con lacalidad de vida.11

    El acceso al agua de uso productivo, mediante laorganizacin de sistemas de riego. Los derechos

    productivos de las mujeres en relacin con el re-curso agua tienen que ser analizados en relacindirecta a la organizacin social en torno a los sis-temas de riego; slo en el espacio amaznico elacceso al agua es directo, y por su abundancia ycercana a las viviendas no se han desarrolladosistemas complejos para acceder a ella.

    Tambin es importante tomar en cuenta las dife-rencias sociales tanto en trminos de gnero, como declase o grupo social, culturales, as como el ecosiste-ma donde habitan estas sociedades12 o la hetero-geneidad de situacin en las relaciones entre hom-

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    bres y mujeres campesinas, en especial en torno al sis-tema de riego (Valcrcel 1997:27).

    Por ejemplo, en los pases andinos de Amrica La-tina, la costa centro sur es rida con grandes deficien-cias de agua dulce, la zona altoandina tiene diferentespisos ecolgicos en los que el riego se rige principal-mente por el sistema de lluvias y la amazona conabundancia de agua dulce, donde la dinmica de losros marcar la vida de las comunidades. (Rodrguez1996b).

    La zona altoandina

    En las zonas altoandinas, como se ha dicho, loscultivos se obtienen en una agricultura mayoritaria-mente de temporal, sobre la base de la precipitacinpluvial. Esta caracterstica hace a la produccin agr-cola totalmente dependiente del riesgo climtico, queen la zona altoandina es elevado. Por ello, desde la

    antigedad los pobladores andinos han desarrolladosistemas de riego, para reducir el riesgo climtico ypara tener agua durante la estacin seca. Al ser ccli-ca la dotacin de agua su reparticin tiene dos mo-mentos, uno informal durante la poca de abundan-cia y otro formal en la poca seca, en la cual la pro-duccin depende del riego (Gelles 1986:123). Los sis-temas hidrulicos que se construyeron en la pocaInca dan cuenta tanto del desarrollo tecnolgico al-canzado como de la organizacin social, factores am-bos que posibilitaron el incremento sustancial de laproductividad agrcola; en este caso el manejo delagua estaba centralizado y planificado y era de domi-

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    nio del Estado Inca. Se puede afirmar que el manejodel agua para fines productivos era considerado so-cialmente como un derecho exclusivo de los varones,sustentado en y reforzando tanto el poder masculinocomo el de los grupos sociales dominantes y diri-gentes en las comunidades y sociedades donde elrecurso es escaso.

    La agricultura bajo riego es absolutamente mino-ritaria en la zona altoandina, pero la organizacin so-cial para el uso de agua para riego y los criterios para

    la asignacin de agua constituyen un espacio de ne-gociacin y de ejercicio de poder. Las mujeres de Pu-no en Per opinan que el principal problema en laorganizacin de riego es la mala distribucin y aca-paramiento del agua, debido a que en el comit seproduce favoritismo a los dirigentes y grupos de po-der comunal (UNA1993:33). Hay sociedades en lasque los cargos comunitarios o pblicos determinan laprioridad, en otros prima el criterio de la edad paradecidir el turno del regante, en otros se priorizan las

    reas por tipos de cultivo (en general los destinadosal mercado) y en algunos se decide por azar la priori-zacin de los sectores y las secuencias de riego.

    El agua tambin ha sido (y es) un elemento deconflicto entre las comunidades, y las mujeres ha te-nido un papel destacado en la lucha por los derechosde las comunidades. Sin embargo, pese a haber sidoactores importantes de los movimientos campesinosen Amrica Latina, luego no fueron sujetos de dere-chos plenos. Las mujeres de Cusco recordaban en1987 En Lorokunka, hace 10 aos, nos enfrentamoscon Sonqomarka; stos estaban sacando el agua que

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    viene para nosotros. Junto con Muapata (otra comu-nidad) hemos luchado, las mujeres hemos ido car-gando a nuestras wawas (hijos pequeos) y tambinpiedras,... (Cass 1990:50)

    Uno de los efectos de las reformas agrarias, quefueron acompaadas por las leyes de aguas, fue el decentralizar el uso del recurso donde el Estado (va susfuncionarios designados o la autoridad local del rie-go como en el caso del Per), fuese el ente encarga-do de la distribucin y de la resolucin de conflictos,

    lo cual en muchos casos ha tenido un impacto nega-tivo al erosionar el sistema de autoridad comunal. Sinembargo, en ninguno de los casos las mujeres hantenido una participacin en las decisiones, ni en lacondicin de ser jefas de hogar. Nosotras las viudasmanifiesta una mujer de la comunidad de Cama-nique del sur del Per no tenemos ni voz ni voto,el agua que nos toca no alcanza porque la familiaVillanueva acapara el agua y a nosotros nos da unpoquito (ibid: 59).

    En tanto las representaciones en las juntas deusuarios o juntas de regantes se establecan con el cri-terio de representacin de los jefes de familia o de lasautoridades locales, espacios pblicos eminente-mente masculinos. El estudio realizado por las Uni-versidades de San Simn y de Wageningen sobre Bo-livia (1994:85) seala que las mujeres no participandirectamente en las organizaciones formales a nivelde comit o asociacin, es decir, no ocupan cargos di-rectivos a estos niveles, ni tampoco asisten a las reu-niones de estas instancias. Su participacin se da ple-namente en acciones de ayuda mutua a nivel comu-

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    nal e interfamiliar para lograr mayor eficiencia con eltrabajo productivo y reproductivo, esto an ms de-bido a la ausencia de varones al interior de las trescomunidades.

    As mismo, la investigacin realizada en el alti-plano peruano seala que durante los aos ochentadel siglo pasado la asistencia de las mujeres a lasasambleas fluctuaba entre 10 y 20% del total de asis-tentes y que en la siguiente dcada su participacindisminuye an ms; la principal razn era que en

    esas asambleas se discutan cosas de hombres: nor-mas, reglamentos y funciones (ibid:35). Hay que des-tacar que uno de los elementos explicativos de la faltade participacin y las limitaciones en los derechos delas mujeres, es la carencia de otros activos como elpoder hablar el castellano, que est vinculado a suescolaridad.

    La costa centro sur

    En los subsistemas agrcolas de la costa peruana,los derechos sobre el agua para riego son un resulta-do de la tenencia de la tierra y los volmenes formal-mente autorizados dependen de la extensin cultiva-da y del tipo de cultivo. La regulacin de la distribu-cin del agua y el cobro por su utilizacin estn acargo de las organizaciones de usuarios (comisionesde regantes), a partir de decisiones polticas tomadascomo parte de las reformas de los aos 90.13 En estosvalles, las mujeres tienen tericamente los mismosderechos en tanto que propietarias o usuarias de pre-dios agrcolas. En cada valle, las mujeres propietarias

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    de predios agrcolas aparecen en el padrn de regan-tes, tienen derecho a usar el agua para riego en lasmismas condiciones que los propietarios varones,pueden elegir y ser elegidas para los cargos direc-tivos de las comisiones y deben pagar las tarifasaprobadas por el uso del agua.

    La participacin de las mujeres como regantes ycomo dirigentes es minoritaria, bsica. El manejo deun recurso escaso como el agua ocasiona conflictos yel funcionamiento de los sistemas de control del uso

    del agua dista de ser transparente y eficiente. Msbien, hay en torno al agua para riego prcticas clien-telistas, incumplimiento de normas y mecanismosinformales que en la prctica discriminan en contrade las mujeres, al igual que de los agricultores mspobres. Con mayor intensidad que en las zonas alto-andinas, porque aqu los intereses en juego son mu-cho mayores, el acceso al agua para riego es un cam-po de negociacin y de ejercicio del poder en el cual,por lo general, las mujeres resultan relativamente

    desfavorecidas.

    Poltica de privatizacin de los derechos: la negacin delos derechos de las mujeres sobre el agua

    En concordancia con las reformas privatizadoras,existe en Amrica del Sur una tendencia a la privati-zacin del recurso agua. Chile es pionero de estasmedidas, desde inicios de la dcada de los 1980. Sinembargo, las crticas a la aplicacin del modelo neo-liberal y los movimientos sociales (particularmentelos movimientos indgenas en Ecuador y Bolivia),

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    han advertido de los impactos negativos de esta po-ltica, an cuando no existan propuestas de polticasalternativas con enfoque de gnero.

    En Chile se parti de la idea de privatizar losderechos sobre el uso del agua con el objetivo de me-jorar su asignacin, motivar la inversin privada entecnologas ahorradoras de agua en la agricultura yatraer la participacin de sectores como la minera ehidroenerga en la explotacin del recurso (Zegarra1996:14)14. Sin embargo varios estudios demuestran

    que no ha sido posible desarrollar un mercado porderechos de agua.15

    La utilizacin del recurso agua genera espacios deconflicto, como se ha sealado anteriormente, no sloa escala local o de relaciones entre familias y comu-nidades en los sectores ms pobres, sino tambin en-tran en conflicto los diversos usos del agua: entre lagrande, mediana y pequea agricultura, entre agricul-tura y minera y la generacin de energa elctrica. El

    agua tiene tambin una dimensin espacial y generaconflictos entre los sectores asentados en los diferentesniveles de una cuenca hidrogrfica (alto, medio, bajo),tanto en cuanto a su uso como en lo concerniente a losimpactos de su no manejo en otros activos de las fami-lias y comunidades: calidad de la tierra o de las empre-sas asentadas en el espacio de la cuenca.

    En este escenario cabe preguntarse cules son opodran ser los impactos diferenciales por gnero dela privatizacin del derecho al agua. Nos parece queen primer lugar hay que ubicar nuevamente el acce-so a y uso de este escaso recurso como un espacio de

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    poder (econmico y poltico), de donde la mayoraabsoluta de mujeres estn excludas y que aleja anms la posibilidad de que las mujeres, particularmen-te las ms pobres, adquieran los activos necesariospara acceder al agua. Por lo tanto en este rubro apare-cen como sujetos sin derechos. En segundo lugar, esimportante destacar que los derechos sobre la tierradeberan estar estrechamente ligados a los derechossobre el agua y a la participacin femenina en espa-cios de decisin, a nivel familiar, comunal y de lacuenca hidrogrfica en la que habitan

    Resumiendo, la revisin somera que se ha hechode los procesos y la situacin actual en cuanto a dere-chos sobre el agua en las zonas andinas indica que elderecho al agua de las mujeres est vinculado direc-tamente a su posicin en la estructura de poder, a suestatus econmico, a su capacidad de organizacin,de representacin y de participacin en los espaciosde decisin. La carencia de estos atributos sociales ex-plicara en buena medida el por qu cuando las mu-

    jeres campesinas acceden a la tierra lo hacen en gene-ral sobre tierras de secano y tierras marginales de bajacalidad productiva.

    CMO SE VULNERAN LOS DERECHOS DE LASMUJERES A OTROS RECURSOS NATURALES?

    Tanto en escala nacional como local, las mujeressiguen siendo perjudicadas por las limitadas posibi-lidades de acceso a los recursos de los que dependen

    para cubrir sus necesidades. En general, sus posibili-dades de acceso a los recursos locales y a las polticas

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    nacionales no estn a la altura de sus crecientes res-ponsabilidades en materia de produccin de alimen-tos y manejo de los recursos naturales. La falta de re-conocimiento a nivel tcnico e institucional resulta enque los intereses y necesidades de las mujeres noreciben adecuada atencin.

    La participacin de las mujeres en los esfuerzosformalizados de conservacin de la biodiversidad esan baja, a causa de su subrepresentacin a nivel depolticas y decisiones y a la falta de beligerancia de or-

    ganizaciones civiles y de mujeres para poner el temade los derechos a la biodiversidad y a otros recursosnaturales en las agendas nacionales e internacionales.

    Adems, hasta ahora se han cometido algunoserrores frecuentes cuando se aborda el tema de dere-chos de las mujeres a los recursos naturales que tie-nen que ver con:

    1.- Una concepcin equivocada de que la principal

    causante de la destruccin del ambiente son las mu-jeres. En realidad ellas utilizan y procesan los recur-sos del bosque y los productos de su entorno en lamedida en que estos suplen necesidades bsicas co-mo materia prima para energa, utensilios domsti-cos, artesanas y vivienda. En la medida en que estasnecesidades bsicas no sean satisfechas por otras vaso travs de programas de desarrollo rural, en esa me-dida es necesario para ellas utilizar los recursos natu-rales a su alcance.

    2.- Los procesos de asistencia en pro de la conser-vacin no llegan necesariamente a las mujeres, por

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    dos razones fundamentales: porque los programasno son hechos bajo la perspectiva de gnero y porqueen realidad las mujeres no son dueas o no tienencontrol sobre las decisiones de ms impacto sobre losrecursos naturales a su alrededor. Esto sucede aun-que sean las mujeres las ms interesadas y sensiblesa aplicar e incorporar tcnicas y elementos de sosteni-bilidad en su mbito ms privado: su huerto o solar.(UICN,1995:vi) .

    3.- Es errneo pensar que las responsables principales

    o exclusivas de llevar a cabo prcticas de sostenibili-dad son las mujeres, asumiendo que su socializacinde gnero les capacita como mantenedoras y cuida-doras de otros. Visualizar la solucin desde esta pti-ca sin mecanismos paralelos de modificacin de lasrelaciones de gnero a nivel domstico, sera aadirms trabajo al que ya realizan las mujeres.

    4.- El impacto de la degradacin ambiental no esigual en hombres y mujeres. Ante una disminucin y

    un entorno degradado la mujer es quien sufre ms lacarencia de los recursos. Ello se traduce, por lo gene-ral, en mayor cantidad de horas destinadas a la ob-tencin de recusos como agua y lea, reduccin de ladieta alimenticia familiar, (...) mayor erogacin de di-nero para comprar en el mercado productos que su-plan las carencias, depreciacin de la salud por au-sencia de productos naturales que se emplean comomedicina, adems del estrs que produce en las mu-jeres el hecho de tener que mantener la calidad devida de su familia cada vez con menos recursos.(UICN,1995;vi)

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    En relacin con los recursos aqu mencionados,un ejemplo de Tarapoto, Peru,16 muestra que un an-lisis del bosque y otras zonas de biodiversidad per-miten visibilizar el uso, acceso y control distinto quele dan hombres y mujeres. Se distinguen en particu-lar tres espacios:

    1. El huerto o cultivo de patio como un espacio debiodiversidad de la mujer. Est ubicado muy cerca dela cocina y le sirve como una despensa para la ali-mentacin (hortalizas, productos de pan llevar, plan-

    tas aromticas, etc.) y birica de la familia (plantas me-dicinales) para curar enfermedades leves.

    2. La chacra es de mayor extensin y es un espaciocompartido por hombres y mujeres. Se siembran plan-tas para la alimentacin y para la venta. La partici-pacin de la mujeres es menos valorada socialmente,porque la percepcin de ella misma es de apoyo a suesposo o compaero. Tambin la importancia de sutrabajo en la seleccin de semilla es subvalorada,

    mientras la clave de la biodiversidad es el manejo dela semilla.

    3. El bosque es un espacio eminentemente masculi-no. El hombre se relaciona con el bosque a travs dela caza, la recoleccin de plantas medicinales, alimen-ticias, sogas, palmas para el techo de las viviendas yfrutas silvestres.

    En la investigacin realizada por CEDAP en con-venio con el Centro Flora Tristn en la zona de Aya-cucho, Per, se recogieron 346 especies diferentes deplantas y 142 especies de animales. Las mujeres son

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    las que tienen ms conocimiento respecto a las plan-tas. En cuanto a los animales, fueron los hombres losque manifestaron mayor conocimiento de especies.17

    La biodiversidad est en el seno de cada familia,hay una variabilidad enorme: lo que se encontr res-pecto a la papa, por ejemplo, es que el 60% de las fa-milias tiene variedades que no las tienen otras fami-lias y slo 9 de las variedades las tienen todas. Dentrode la familia es la mujer que tradicionalmente est en-cargada del manejo de la semilla: sabe cunto necesi-

    ta la familia para comer, sabe cules son las varieda-des apreciadas en el mercado y selecciona las semillaspara la siembra del siguiente ciclo. Una vez selec-cionada la semilla nadie puede entrar a verla, la semi-lla es sagrada, no se toca hasta la siembra.18

    Todo esto es parte de una cosmovisin propia, osea, de una relacin de la comunidad humana con lanaturaleza muy particular, en la cual la naturalezaest concebida como persona. Por ejemplo, en la sel-

    va la naturaleza es vista como habitada por tres tiposde comunidades: la comunidad de las humanos (losrunas), la comunidad de los espritus (deidades) y elmonte o sacha. Estas comunidades son vistas comoseres vivos y todas tienen madres.19 En el altiplano elprincipio femenino de su cosmovisin est reflejadoen sus conceptos centrales: la madre tierra, la mamacocha, la mama quilaa, etc. Estas cosmovisiones ayu-dan a poner lmites al uso de los recursos materialesy por ende, contribuyen a un manejo ms sosteniblede los recursos.

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    Gracias a sus diferentes actividades y prcticas demanejo de los recursos, los hombres y las mujeres ad-quirieron experiencias y conocimientos igualmentediferentes, sobre medio ambiente y especies de plan-tas y animales y sus respetivos usos y productos. Es-tos conocimientos locales, que vara segn el gnero,son decisivos en la conservacin del ecosistema natu-ral y en el manejo y mejoramiento de los recursos ge-nticos para alimento y cultivo; la decisin de cmoconservarlos depende del tipo de conocimiento ad-quirido y la capacidad de percibir aquello que resul-

    ta ms til al hogar y la comunidad.

    Polticas y acuerdos sensibles al gnero

    Gracias a sus actividades cotidianas, experienciay conocimiento, las mujeres rurales estn capacitadaspara proteger la diversidad biolgica. Como vemosen el siguiente cuadro resumen, una serie de impor-tantes acuerdos y polticas internacionales reconoce

    este decisivo papel que, sobre todo en los pases endesarrollo, desempea la mujer en el uso y manejo derecursos biolgicos.

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    RESUMEN DE PRINCIPALES ACUERDOSCUMBRE DE LATIERRA. 1992

    Acuerdo oConvencin

    El Programa 21 oAgenda 21

    Declaracin deRo sobre el Medio

    Ambiente y elDesarrolloSostenible

    ConvencinMarco sobre elCambio Climtico

    Convenio sobre laDiversidadBiolgica1992

    Tratado Interna-cional sobre losrecursos

    fitogenticos 2001

    Resultados

    Dirigido a remodelar las actividades humanas afavor de la justicia social, la equidad, el mejora-miento de la calidad de vida, minimizar el daoambiental y garantizar la sustentabilidad en pro-cesos de desarrollo.

    Declaracin de 27 principios sobre desarrollo ymedio ambiente constituye un documento polti-

    co que adopta los principios ticos que deberanorientar el comportamiento entre los gobiernos ylos pueblos y la de stos con la tierra, para garan-tizar un futuro seguro y sostenible.

    El objetivo es la estabilizacin de las concentra-ciones de gases de efecto invernadero en la at-msfera a un nivel que impida la interferenciaantropogenia peligrosa con el sistema climtico.Reconoce que las actividades de la humanidadestn incrementando el efecto de invernaderonatural que provocar un mayor calentamientode la superficie de la tierra y que podra afectaradversamente los ecosistemas naturales y a lahumanidad

    Contiene disposiciones destinadas a asegurar unaefectiva accin nacional e internacional para fre-nar la destruccin de especies, hbitats y ecosis-temas, por tanto protege la diversidad biolgicay usarla sosteniblemente. Pretende una distribu-cin equitativa y justa de los beneficios del usode los recursos genticos, mediante el accesoapropiado a los recursos genticos y la transfe-rencia adecuada de tecnologas importantes.

    Busca garantizar la disponibilidad en el futurode la diversidad de recursos fitogenticos para laalimentacin y la agricultura de las que depen-

    den, y el reparto justo y equitativo de los benefi-cios

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    Sin embargo, tanto a escala nacional como local,las mujeres siguen siendo perjudicadas por la limi-tacin de sus derechos de acceso a los recursos de losque depende para cubrir sus necesidades. En general,sus derechos de acceso a los recursos locales y a laspolticas nacionales no estn a la altura de sus cre-cientes responsabilidades en materia de produccinde alimentos y manejo de los recursos naturales. Lafalta de reconocimiento a los niveles tcnico e institu-cional resultan en que los intereses y necesidades delas mujeres no reciban adecuada atencin. Por otra

    parte, la participacin de las mujeres en los esfuerzosformalizados de conservacin de la biodiversidad esan baja, a causa de su sub-representacin a nivel depolticas y decisiones y la falta de beligerancia deorganizaciones civiles y de mujeres para poner el te-ma de los derechos de mujeres a la biodiversidad enlas agendas nacionales e internacionales.

    El reto es salvaguardar la agro-biodiversidad, pres-tando una mayor atencin a los distintos e integrados

    sistemas agrcolas, sobre todo aquellos manejadospor las mujeres, que proporcionan seguridad de ali-mento y vida. El mantenimiento de la diversidad deplantas y animales proteger la capacidad de res-puesta de campesinos y campesinas a la hora de ha-cer frente a condiciones cambiantes, reduce riesgos ypotencia tanto la produccin agrcola y ganadera co-mo la productividad y la agricultura sostenibe.

    La promocin de una estrategia a largo plazo enmateria de conservacin, uso, mejora y manejo de ladiversidad de recursos genticos para alimento y cul-tivo desde la perspectiva de equidad de gnero y el

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    empoderamiento requiere, en primer lugar, del reco-nocimiento y la valorizacin de los conocimientos, ca-pacidades y prcticas de las campesinas a nivel inter-nacional as como los Derechos del Agricultor anivel nacional en legislaciones y planes de accin, pe-ro tambin a nivel local y regional, por ejemplo me-diante ferias de biodiversidad donde se expongan losusos y conocimientos de las mujeres y los hombres so-bre el bosque y la biodiversidad en general.

    Hay que buscar mecanismos de revalorizacin a

    los diferentes niveles. Un ejemplo existoso son los con-cursos de semillas en Per, que hasta la fecha se dana nivel local en ferias de biodiversidad. Es sorpren-dente saber que 95% de los que traen sus semillas sonmujeres. Es una de las poqusimas ventanas de la so-ciedad civil para reconocer a estas mujeres y concur-sar es parte de la cultura andina. Hasta ahora lo hanhecho ONGs en mbitos locales, pero se poda rea-lizar todo un conurso nacional que empiece desdeabajo y se vayan dando campeonatos regionales, lue-

    go, la gran final a nivel nacional. Este podra ser unmovimiento a escala nacional.20

    Adems, una estrategia de gnero y biodiversi-dad requiere una legislacin nacional apropiada paraproteger los recursos genticos de alimento y cultivoamenazados, garantizar su continuado uso y ma-nejo por comunidades locales, poblaciones indge-nas, hombres y mujeres, as como asegurar el repartojusto y equitativo de los beneficios de esos usos. Paraque en estas legislaciones se reconozca el trabajo delas mujeres campesinas e indgenas es importante dehacer visible su trabajo. Esto se puede hacer mediante

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    el registro de las diferentes variedades y especies ma-nejadas por las mujeres en las diferentes comunida-des. Asimismo, las mujeres tienen que conocer los re-quisitos y procedimientos para poder registrar susvariedades.

    Desde la perspectiva de la importancia de la trans-misin de conocimientos de forma oral en la cual lasmujeres tambin juegan un papel importante es con-veniente reconsiderar la educacin formal. En la ac-tualidad la currcula es totalmente alienante de los

    conocimientos tradicionales. El cambio de currcula opor lo menos que el ciclo del colegio est ligado alciclo de la agricultura, podra ayudar enormemente alas madres a transmitir su conocimiento, que es tandifcil de lograr de otra manera.

    Elementos que pueden fortalecer la capacidad demujeres campesinas e indgenas para que defiendanmejor sus derechos humanos a nivel local y nacionalen materia de acceso a los recursos genticos y dis-

    tribucin de sus beneficios son entre otros:

    Valuacin e inventario de los recursos biolgi-cos e informacin relativa a su manejo.

    Habilidades para la negociacin de contratos. Habilidades para la redaccin de normativa

    diversa para el desarrollo del acceso y las medi-das relativas a la distribucin de beneficios.

    Medios para proteger el conocimiento tradi-cional asociado con los recursos genticos.

    Estos son apenas algunos ejemplos de entradas yformas de abordar el tema de gnero y biodiversidad.

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    Existen muchos ms. El problema no es cmo odnde abordar el tema, sino como lograr que el temade los derechos humanos de mujeres a la biodiversi-dad luzca con seriedad en las agendas de organiza-ciones civiles, de organizaciones de mujeres y de ins-tituciones estatales.

    Los Pagos por Servicios Ambientales

    El tema de los Pagos por Servicios Ambientales

    est tomando importancia en la regin centroameri-cana porque parecen ser una alternativa adicional pa-ra el desarrollo del medio rural. Se trata de compen-sar a los propietarios privados que debidamente res-guardan (en sus propiedades) recursos naturales quegarantizan la provisin de ciertos servicios ambien-tales de beneficio para la comunidad. En vista que elpropietario/a cuida estos recursos debidamente, de-be compensrsele por no ejercer una actividad econ-mica mediante la cual pueda explotarlos. Los pagos

    por servicios ambientales son un instrumento parapropiciar la agricultura sostenible de laderas, la pro-teccin de las fuentes de agua, la prevencin de de-sastres naturales, la proteccin de la biodiversidad yla belleza escnica.

    Adems, promueven la participacin ciudadanaen la proteccin de los recursos naturales y el medioambiente por medio de incentivos econmicos. El en-foque de Pagos por Servicios Ambientales propone apartir de una demanda de bienes y servicios ambien-tales y una caracterizacin de la capacidad de ofertadel agroecosistema para generar nuevas formas orga-

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    nizativas y mercados para los servicios ambientalesdentro del sistema social. Por el otro lado, el estable-cimiento de relaciones de Pagos por Servicios Am-bientales contribuye tambin a definir y cambiar losniveles de participacin y de decisin entre actores yde cambiar la percepcin que tienen los pobladoresde sus recursos

    Las funciones ambientales son los posibles usosde la naturaleza por las personas y los servicios am-bientales son las posibilidades o el potencial a ser uti-

    lizados por las personas para su propio bienestar.(Hueting et al.1998) Algunos ejemplos de las fun-ciones y los principios estn reflejados en el siguientecuadro:21

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    Servicios Ambientales

    1. Regulacin de Gases

    2. Regulacin o

    Prevencin de Desastres

    3. Oferta de agua

    4. Recursos genticos

    5. Recreacin

    Funciones

    Regulacin de la com-posicin qumicaatmosfrica

    Capacidad del ecosis-

    tema de dar respuestay adaptarse a fluctua-ciones ambientales

    Almacenamiento yretencin de agua

    Fuentes de materialbiolgico y productosnicos

    Proveer oportuni-dades para activi-dades recreacionales

    Ejemplos

    Balance de CO2/O2,niveles de SO

    Proteccin de tormentas,

    inundaciones, sequas,respuestas del hbitat acambios ambientales

    Provisin de aguamediante cuencas reser-vadas y acuferos

    Medicina y productospara el avance cientfi-co, genes de resistenciaa patgenos y plagasde cultivos

    Ecoturismo

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    Los demandantes de bienes y servicios ambien-tales pueden ser variados. Por ejemplo para el caso dela fijacin de carbono, los demandantes viven en aque-llos pases que se comprometieron a reducir sus emi-siones de gases con efecto invernadero en la Cumbrede Ro de Janeiro y luego conformaron el protocolo deKyoto. En los casos de servicios de proteccin de labiodiversidad, las empresas farmacuticas transnacio-nales podran estar interesadas, al igual que los insti-tutos o laboratorios dedicados a la reproduccin deespecies benficas.

    En el rea centroamericana, Costa Rica destacapor encontrarse a la vanguardia en la implementa-cin de distintos instrumentos internacionales en ma-teria ambiental, as como en la aplicacin de mecanis-mos de proteccin del medio ambiente que han sidoen gran medida generados por los propios opera-dores econmicos y sociales. Apesar de la aventajadaposicin costarricense, el comn denominador en laimplementacin de los principios derivados de los

    instrumentos internacionales generados en la Cum-bre de la Tierra es la ausencia del enfoque de gnero.Este vaco en la aplicacin de estos mecanismos locomparten por igual las instancias gubernamentalesy las de carcter mixto (pblico-privadas)

    En Costa Rica, a pesar de que su aplicacin es in-cipiente, el sustento legal para hacerlo existe, no obs-tante, no existen normas legales ni directrices concretasdel Ministerio de Ambiente y Energa para la incorpo-racin del enfoque de gnero en su implementacin.22

    En efecto, en el ao de 1996, se promulga la Ley Fo-restal N 7575 que incorpora en su artculo 3 inciso k) el

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    concepto de Servicios Ambientales, definidos como:Los que brindan el bosque y las plantaciones foresta-les que inciden directamente en la proteccin y el mejo-ramiento del medio ambiente. Son los siguientes: miti-gacin de emisiones de gases de efecto invernadero (fi-jacin, reduccin, secuestro, almacenamiento y absor-cin), proteccin del agua para uso urbano, rural o hi-droelctrico, proteccin de la biodiversidad para con-servarla y uso sostenible, cientfico y farmacutico, in-vestigacin y mejoramiento gentico, proteccin deecosistemas, formas de vida y belleza escnica natural

    para fines tursticos y cientficos. La creacin del pro-grama de Pago de Servicios Ambientales (PSA) quedacontemplado tambin en la Ley Forestal N 7575, art-culo 69; entra en operacin en 1997 y se encuentra vi-gente hasta la fecha. El PSA consta de tres modalida-des: proteccin de bosques (incluye regeneracin a bos-ques), reforestacin y manejo de bosques.

    En la Figura 1 se observa la tendencia de la de-manda y la oferta de servicios ambientales, entre los

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    0

    50.000

    100.000

    150.000

    200.000

    250.000

    300.000

    1 2 3 4 5

    AOS

    REA

    (ha)

    Demanda

    Oferta

    1997 199 199 2000 2001

    Figura 1: Demanda y oferta del pago por servicios ambientales.Costa Rica. Perodo 1997-2000

    Elaborado por Sonia Marta Lobo Valverde, basado en FONAFIFO y SINAC,2001. Componente de Fomento, SINAC.

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    aos 1997 a 2001, mediante el artculo 69 de la LeyForestal N 7575.

    La mayor parte de los recursos se han destinado ala modalidad de proteccin (243 354 ha, 84,54%) deun total de 287 875 ha. En cuanto a las otras modali-dades, reforestacin, manejo de bosques y plantacio-nes establecidas, la aplicacin ha sido de 18.132 ha(6,30 %), 25.346 ha (8.80 %) y 1.043 ha (0.36 %), respec-tivamente. As, la proteccin a los recursos naturaleses la modalidad de PSA que tiene mayor demanda y

    oferta dentro del PSA.

    El pago de servicios ambientales inici su aplica-cin en el ao 1997 y debe aplicarse en forma ms ge-neralizada para que pueda aspirar a convertirse enun verdadero instrumento de participacin ciudada-na y de toma de conciencia de la importancia de re-tribuir a los privados que garantizan resguardo de losservicios ambientales, aunque estos se encuentren enpropiedad privada.

    Estos ejemplos proveen oportunidades para mu-jeres, visto el hecho que las mujeres tambin son pro-ductoras y conservadoras de la biodiversidad, tam-bin son productoras de agua y aire limpio y puedenjugar un papel importante en aumentar el potencialturstico de un lugar, por ejemplo, a travs de su co-nocimiento de plantas medicinales, u otros.

    Adems, el sistema de Pagos por Servicios Am-bientales ofrece una oportunidad de generar un in-

    greso que les resuelve parte de sus problemas cotidi-anos y al mismo tiempo, contribuyen a un desarrollo

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    sostenible con vista a un futuro mejor. Esto ampla lasposibilidades de las mujeres de escasos recursos,quienes pueden participar efectivamente. Nadie pue-de responsabilizarse de la proteccin del agua y losrecursos naturales en general a largo plazo, siendotan precaria su vida cotidiana. Sin embargo, cuandolas estrategias de conservacin estn claramente vin-culadas con un aumento de las capacidades de lasmujeres para ganarse la vida, estas estrategias tienenmucho potencial.

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    CAPTULO IIIAPRENDIZAJES SOBRE DERECHOSDE LAS MUJERES ALA TIERRA,

    AGUA Y RECURSOS NATURALES

    CONCLUSIONES

    a) Un primer conjunto de aprendizajes que pue-

    den derivarse de los estudios realizados y que se pre-sentan en la segunda parte de este trabajo, comienzapor reconocer los niveles desiguales que tiene eltratamiento de los temas: tierra, agua y otros recursosnaturales por parte de las autoridades gubernamen-tales y de las organizaciones sociales. De hecho essobre el tema de tierra y propiedad donde las institu-ciones estatales y las organizaciones de campesi-nos/as y grupos y ONGs de mujeres ms han actua-do y donde es posible encontrar una mayor produc-

    cin y anlisis.

    Igualmente en el plano prctico, tanto en Centroa-mrica como en el cono Sur han existido diferentesensayos de reformas agrarias y planes de otorga-miento de tierras a lo largo de los ltimos cincuentaaos. Incluso ms recientemente, se ha logrado revi-sar algunas legislaciones que permiten a las mujerestener acceso a la tierra y que las propiedades sean ti-tuladas de manera mancomunada con sus cnyugeso compaeros.

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