¡CUIDADO QUE MUERDEN!

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¡CUIDADO QUE MUERDEN! Taller de fotografía participativa en torno al movimiento punk en Cuba Q·CB espai fotogràfic

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Taller de fotografía participativa en torno al movimiento punk en Cuba

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¡CUIDADO QUE MUERDEN!Taller de fotografía participativa en torno al

movimiento punk en Cuba

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Marcos, Alberto, Jenissan, Urraka, Anne, Jakelin, Taquechi, Ivalu, Oliver y Didie conocen muy bien las dificultades, rutinas y alegrías de vivir en la singular ciudad de La Habana. Son “punks” y “frikis”. Ellos son los diez participantes que durante septiembre del 2010 aprendie-ron a usar la fotografía para contar la realidad que les rodeaba. Nunca antes habían tenido un altavoz para gritar lo que les importaba o molestaba de sus vidas o de su sociedad. El resul-tado son estas imágenes donde el concepto estético pasa a un segundo plano, y las historias, con un contenido sincero, honesto y próximo, se vuelven protagonistas.

Cuando un extranjero piensa en Cuba, le vienen imágenes concretas a la cabeza: trova, ron, tabaco… la mayoría son mentira. Esta es la idea con que empezó el trabajo: dar una visión más honesta de la realidad y del pueblo de Cuba. Nadie puede contar mejor esta historia que aquellos que han compartido toda su vida con la isla.

Las imágenes del taller de fotografía participativa no muestran a una viejita mulata fumando puros habanos en el malecón. Son instantáneas de cómo la nueva cultura juvenil se rebela frente a lo establecido, o de cómo es esa vida cotidiana bajo techos que se desploman. Una visión fiel a la realidad de lo que son una cultura y una sociedad, frente a la imagen estereoti-pada que se vende en las agencias de viajes.

A principios de septiembre del 2010, el Maxim Rock de La Habana (la recién estrenada sede de la Agencia de Rock Cubano) hizo una llamada simple: convocó, a quien quisiera, a un “Taller de fotografía para contar tu realidad”. A esta ambigua propuesta respondió un grupo heterogéneo de diez personas con edades entre los 16 y 40 años, con diferentes gustos e inquietudes. Eso sí, había elementos comunes en los asistentes: crestas, botas militares, ropa de cuero usada y muchos piercings y tatuajes en cualquier rincón de piel.

El aspecto rockero o punk no abunda en la isla. Eso, ligado a una ideología y cultura musical particular, genera cierta marginación en la sociedad cubana, sociedad muy tradicional aun-que parezca lo contrario. Independientemente, ellos se ganan la vida tan buenamente como pueden todos los cubanos en La Habana: son mecánicos de coches destartalados, lampistas o profesores de secundaria, o tienen oficios más cercanos a su forma de vida como tatuadores o promotores musicales. Y claro, como el resto de los cubanos, solucionan el día a día “inven-tando”, como popularmente se llama en Cuba a buscarse la vida clandestinamente.

Después de tres semanas aprendiendo los códigos del lenguaje visual, el nuevo grupo de reporteros punks, con sus pequeñas cámaras digitales compactas, tenían que escoger de qué temas hablar y qué retratar de su sociedad. Algunos se pusieron a trabajar en el estado penoso en que están las viviendas en La Habana; otros reportearon nuevos movimientos culturales que surgen en la isla, como el rock o los estudios clandestinos de tatuajes. Cada uno trabajó con lo que creía más relevante de su entorno, y lo hicieron bien, porque ellos mismos forma-ban parte de sus historias y las conocían mejor que nadie.

El proyecto fue una coproducción entre las entidades Can Basté, RUIDO Photo, y el Maxim Rock de La Habana. Los conductores del taller fueron tres jóvenes profesionales de la fo-tografía y el documental: Pau Coll Sánchez, Josu Trueba Leiva y Beti Rodríguez Bayo. El proyecto está incluido en una de las líneas de acción prioritarias del colectivo fotográfico RUIDO Photo de Barcelona: la fotografía participativa. La asociación realiza desde 2005 proyectos de fotografía participativa o comunitaria en los que, a través de talleres de foto-grafía, inicia a colectivos con diferentes problemáticas sociales en el uso del lenguaje visual como una nueva forma de contar sus propias historias de vida.

Barcelona, julio de 2011

La idea de estos talleres es fomentar la expresión, la comunicación y la socialización a través de la imagen, que sirve como un espejo para que los participantes puedan reflexionar, discutir y analizar su propia realidad, y a la vez como una ventana, que acerca esta realidad a los demás sectores de la sociedad.

La muestra esta formada por 30 copias digitales a 40x60cm y dos carteles a 60x80cm monta-dos sobre foam de 10mm.

Todas las imágenes han sido tomadas con cámaras digitales compactas Olympus con focal fija de 35mm.

El trabajo se complementa de dos montajes audiovisuales de 2.30min y 15 min respectiva-mente mostrando el proceso de producción del proyecto. La obra también se acompaña de un libro fotográfico de 128 paginas a color de la editorial de Euskal Herria Banizu Nizuke.

Edición i dirección: Pablo Pérez Losada, Pau Coll Sánchez y Josu Trueba Leiva Maquetación: Ferran Jordá Barber Impresión: Digital Video Print 1a Edición, Barcelona, junio 2012

de l’Espai Fotogràfic Can Basté és una publicació de Turó Acció Sociocultural (TASC)

Pg. Fabra i Puig, 274 · 08031 · Barcelona · Tel. +34 93 420 66 51 www.canbaste.com

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Q·CB QUADERNS

Josu Trueba Leiva

Cuando este fotógrafo vasco nacido en Galdakao, Bizkaia 1981, decidió agarrar una cámara fotográfica fue para contar y denunciar esas historias que pasan día a día a nuestro lado, pero que los medios de comunicación hace tiempo se olvidaron de ellas. Y Josu las cuenta bien, porque forma parte de ellas, las conoce mejor que cualquier observador externo. Hijo de la escuelas fotográficas de Can Basté y RUIDO Photo, se especializó posteriormente en fotoreportaje e imagen documental. Uno de sus pri-meros reportajes nos lleva dentro de un bloque ocupado en Barcelona, una historia de cotidianidad de los que se rebelan contra la especulación inmobiliaria desde muy adentro, porque era donde el vivía. Durante mucho tiempo Josu ha trabajado incansable la política de dispersión y sus consecuencias, acompañando durante miles y miles de kilómetros a familiares del Colectivo de presas y presos polí-ticos vascos (EPPK), lo continua haciendo, mientras exista la problemática se tiene que estar ahí, por muy extensa que esta sea. Josu siempre dice que tiene tres hogares, Euskal Herria, Barcelona y Cuba. Esta isla caribeña ha sido durante años otro lugar donde enfocar sus lentes, y el resultado lo podemos apreciar en este propio libro.

Pau Coll Sánchez

Fotógrafo nacido en Badalona en el 1983, aprendió a manejar una cámara fotográfica con un solo ob-jetivo, retratar para contar conflictos sociales y realidades marginadas. Miembro fundador de RUIDO Photo, su carrera profesional siempre ha ido unida a esta organización de documentalistas de Barce-lona. Buscando la proximidad y narrar de forma extensa sus reportajes, se paso tres años visitando los campamentos de refugiados de los Saharauis hasta publicar su primer libro “Testimonios del olvido”. Pau Coll es de los que cree que las problemáticas próximas son las que se tienen que contar, desde el 2007 ha trabajado en diferentes cárceles de Catalunya impartiendo talleres fotográficos donde son los propios presos quien idean y hacen sus fotografías para contar su vida más allá de los muros. Centro-américa y el Caribe han sido otro de sus puntos de mira a la hora de hacer sus reportajes. Mientras se publica este quaderno, Pau Coll trabaja en el proyecto Sala Negra, un trabajo de investigación periodís-tica diseñado por RUIDO Photo y Elfaro.net sobre la crisis de violencia en que se encuentra sumergida la región Centroamericana.