Cuentos de Galeano

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  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    EDUARDO GALEANO

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    Los nadies.

    Suean las pulgas con comprarse un perro y suean los nadies con salir de pobres, quealgn mgico da llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cntaros la buenasuerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni maana, ni nunca, ni enlloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque lespique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el ao cambiandode escoba.

    Los nadies los hi!os de nadie, los dueos de nada.

    Los nadies los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida,!odidos, re!odidos.

    "ue no son, aunque sean.

    "ue no hablan idiomas, sino dialectos.

    "ue no pro#esan religiones, sino supersticiones.

    "ue no hacen arte, sino artesana.

    "ue no practican cultura, sino #ol$lore.

    "ue no son seres humanos, sino recursos humanos.

    "ue no tienen cara, sino brazos.

    "ue no tienen nombre, sino nmero.

    "ue no #iguran en la historia universal, sino en la cr%nica ro!a de la prensa local.

    Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

    Los pjaros.

    Los presos polticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonrer, cantar,caminar rpido ni saludar a otro preso. &ampoco pueden dibu!ar ni recibir dibu!os demu!eres embarazadas, pare!as, mariposas, estrellas ni p!aros.

    'idas$o ()rez, maestro de escuela, torturado y preso *por tener ideas ide%logicas*,recibe un domingo la visita de su hi!a +ilay, de cinco aos. La hi!a le trae un dibu!o dep!aros. Los censores se lo rompen a la entrada de la crcel.

    l domingo siguiente, +ilay le trae un dibu!o de rboles. Los rboles no estnprohibidos, y el dibu!o pasa. 'idas$o le elogia la obra y le pregunta por los circulitos decolores que aparecen en las copas de los arboles, muchos pequeos crculos entre lasramas.

    -Son naran!as/ "u) #rutas son/

    La nia lo hace callar

    -Ssshhhh.

    0 en secreto le e1plica

    -2obo. 3o ves que son o!os/ Los o!os de los p!aros que te tra!e a escondidas.

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    El sistema

    4l sistema que programa la computadora que alarma al banquero que alerta alemba!ador que cena con el general que inquieta al presidente que intimida al ministroque amenaza al director general que humilla al gerente que grita al !e#e que putea alempleado que desprecia al obrero que maltrata a la mu!er que golpea al hi!o que patea

    al perro.

    El maestro

    Son% el tel)#ono. 4scuch) la orden

    5&e llamo para decirte que vas a ser !urado.

    567urado/

    -S, s. 7urado en un concurso.

    58racias por avisarme 5alcanc) a balbucear.

    4lla tena doce aos y era alumna de la escuela de la calle +onte 9aseros

    54s un concurso de novelas. Las escribimos nosotros, los del se1to grado.

    58ulp 5di!e.

    5&e esperamos maana 5mand%.

    0 #ui.

    Los novelistas eran un en!ambre de chiquilines que hablaban todos a la vez. 4l maestro:scar, puos rados, sueldo de #a$ir, los de!aba hacer. 4llos haban organizado aquelconcurso de novelas, ilustradas por sus autores, y haban conseguido que un !oyero delbarrio donara medallitas con el nombre grabado de cada uno de los participantes.

    4n la ceremonia de la premiaci%n, #ue prohibida la entrada de los padres y demsadultos. Los tres !urados, el maestro :scar, una de las autoras y yo, dimos lectura alacta, que destacaba los m)ritos de cada uno de los traba!os. &odos #ueron premiados, ycada premio recibi% una ovaci%n y una lluvia de serpentinas.

    'espu)s, el maestro me di!o que lo bueno que tiene ensear est en lo mucho que unoaprende

    53os sentimos tan unidos, que me dan ganas de de!arlos a todos repetidores.0 una de las alumnas, que haba venido a +ontevideo desde un pueblo perdido en loscampos, se qued% charlando conmigo. +e di!o que ella, antes, no hablaba ni unapalabra, y muerta de risa me di!o que el problema era que ahora no se poda callar. 0me di!o que al maestro lo quera, lo quera muuuuuuucho, porque era )l quien le habaenseado lo ms importante le haba enseado a perder el miedo de equivocarse.

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    La frontera del arte

    ue la batalla ms larga de cuantas se pelearon en &uscatln o en cualquier regi%n de 4lSalvador. 4mpez% a la media noche, cuando las primeras granadas cayeron dese laloma, y dur% toda la noche y hasta la tarde del da siguiente. Los militares decan que9inquera era ine1pugnable. 9uatro veces la haban asaltado los guerrilleros, y cuatroveces haban #racasado. La quinta vez, cuando se alz% la bandera blanca en el mstil dela comandancia, los tiros al aire empezaron los #este!os.

    7ulio ma, que peleaba y #otogra#iaba la guerra, andaba caminando por las calles.Llevaba su #usil en la mano, y la cmara, tambi)n cargada y lista para disparar, colgadadel cuello. ndaba 7ulio por las calles polvorientas, en busca de los hermanos gemelos.4sos gemelos eran los nicos sobrevivientes de una aldea e1terminada por el e!)rcito.&enan diecis)is aos. Les gustaba combatir !unto a 7ulio; y en las entreguerras, )l lesenseaba a leer y a #otogra#iar. 4n el &orbellino de esta batalla, 7ulio haba perdido a losgemelos, y ahora no los vea entre los vivos ni entre los muertos.

    9amin% a trav)s del parque. 4n la esquina de la

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    4l no saba qu) hacer. +ucho tiempo haba pasado. 0a nadie esperaba aquellas cartas.>aban sido escritas por personas, haban sido dirigidas a personas, pero ahora eranmensa!es de #antasmas a #antasmas. 0 sin embargo, vel no poda leerlas sin sentir queestaba cometiendo una violaci%n. 63o estaban vivas esas palabras, aunque vinierandesde los muertos y desde los olvidados hacia lugares que ya no eran y personas que yano estaban/ vel no poda devolverlas a los archivos militares. 4ra como devolverlas a

    la crcel.

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    4l cacique, un gordo quieto y callado, escucho sin pestaear la propaganda religiosa quele leyeron en lengua de los indios. 9uando la lectura termin%, los misioneros sequedaron esperando.

    4l cacique se tom% su tiempo. 'espu)s opin%

    - Eso rasca. Y rasca mucho, y rasca muy bien.

    0 sentenci%

    - Pero rasca donde no pica.

    La memoria

    Los ge%logos andaban persiguiendo los restos de una pequea mina de cobre que sehaba llamado 9ortadera, que haba sido y ya no era, y que no estaba en el mapa ni enninguno de los lugares donde ellos la buscaban.

    4n el pueblo de 9errillos, alguien les di!o

    54so, nadie sabe. 4l vie!o >onorio, qui)n sabe si sabe.

    'on >onorio, vencido por el vino y los achaques, los recibi% echado en el catre. Lescost% convencerlo. l cabo de unas cuantas horas y tragos y cigarrillos y dinero, que s,que no, que ya veremos, acept% acompaarlos al da siguiente.

    gobiado emprendi% la marcha don >onorio, a tropezones, y a duras penas trep% lasprimeras lomas y atraves% el ro seco. (ero a medida que iba recorriendo huellas,via!ando a lo largo de la quebrada y a lo largo del tiempo, se le #ue a#irmando el paso.(oquito a poco, el cuerpo doblado se le enderez%.

    5(or ahA (or ahA 5sealaba el rumbo y se le alborotaba la voz cuando ibareconociendo sus lugares perdidos.

    Se haba echado a andar en silencio, a la cola de todos, pero al cabo de un da entero decaminata, don >onorio era el ms conversador, y ba!% al valle a la cabeza de los !%venese1haustos.

    'urmi% de cara a las estrellas, #ue el primero en despertar. 4staba apurado por llegar ala mina, y no se desvi% ni se distra!o.

    54se es el trillo de la e1cavadora 5seal%. 0, sin la menor vacilaci%n, ubic% las bocasde los socavones y los lugares donde haban estado las me!ores vetas, la chatarra que

    haba sido mquina, las ruinas de barro que haban sido casas, los secarrales quehaban sido vertientes de agua. nte cada sitio, ante cada cosa, don >onorio contabauna historia, y cada historia estaba llena de gente y de risa.

    9uando emprendieron el regreso, ya don >onorio estaba siendo bastante menor que susnietos.

    La pelota

    quella maana se haban !untado all todos los nios del barrio del 9alvario, y unoscuantos no tan nios de otros barrios del pueblo de 9allosa de Segura y de qui)n sabe.

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    7oaqun haba salido de su casa muy apurado, iba ms corriendo que caminando,cuando vio la mayor multitud !ams reunida en la rambla alta del pueblo.

    Se le haca tarde para llegar a la escuela, pero 7oaqun detuvo su carrera. bri)ndosepaso en el niero, descubri% que estaban todos esperando detrs de una pelota. ll enla meta, recostado contra el palo, reconoci% al &oo (aredes, que tena #ama de

    invulnerable. 9ruzado de brazos, echando humo con el cigarrillo pegado a los labios,&oo le dedic% una mirada desdeosa.

    3adie se atreva a patear. 0 de pronto, 7oaqun escuch% que la pelota lo llamaba, lapelota susurraba 7oaqun, 7oaqun. 0 )l arro!% al aire sus libros y sus cuadernos y tuvo,en aquel instante, la certeza de que estaba cometiendo una locura inolvidable.

    0 #ue inolvidable. La pelota era de piedra, era una piedra pintada.

    9uando creci%, 7oaqun +anresa se dedic% a las letras.

    La asa

    >aba sido albail desde la in#ancia. 9uando cumpli% dieciocho aos, el servicio militar looblig% a interrumpir el o#icio.

    Lo destinaron a la artillera. 4n la prctica del tiro de ca%n, deba disparar contra unacasa vaca, en medio del campo. Le haban enseado a tomar puntera, pero no pudohacerlo. 4l haba construido muchas casas, y no pudo hacerlo. los gritos le repitieronla orden, pero no pudo. 4l sargento lo alz% por los hombros, lo sacudi%, e1igi% unporqu). 4l quera decir que una casa tiene piernas, hundidas en la tierra, y tiene cara,o!os en las ventanas, boca en la puerta, y tiene en sus adentros el alma que le de!aronquienes la hicieron y la memoria que le de!aron quienes la vivieron. 4so quera decir,pero no lo di!o. 'i!o

    5=na casa... es una casa.

    Si deca lo que quera decir, iban a #usilarlo por imb)cil. 'iciendo lo que di!o, march%preso.

    4n un #og%n de las sierras argentinas, en rueda de amigos, 9arlos 2arbaresi cuenta estahistoria de su padre. :curri% en

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    La %o&

    4n busca de ranz Ba#$a, camin) las calles de (raga.

    nduve en silencio, rodeado de silencio, a pesar del alboroto del gento y de lasmquinas. (or mucho ruido que hubiera, por mucha gente que tuviera, (raga estaba

    callada como Ba#$a, callada de )l; y sola.traves) la ciudad de punta a punta, y ya haba cado la noche cuando llegu) a la calle9eletna. 4n la esquina donde la calle 9eletn se abre a la gran plaza de la 9iudad Cie!a,una voz rompi%, de golpe, el silencio que yo traa. =na mu!er cant%. lzndose sobre susilla de ruedas, esa mu!er tullida desgarr% la noche con la voz ms bella que yo hayaescuchado !ams. La voz ms bella, la ms dolida clavada en el negro #ulgor delempedrado, esa mu!er cant% el alarido de todos los solos del mundo.

    +e qued) estupe#acto, me pellizqu) el brazo. 64staba dormido/ 64staba soando/ 64nqu) mundo estaba/ (ero a mis espaldas, unos muchachos se burlaron de la paralticacantora, la imitaron riendo a la carca!ada, y ella se call% y agach% la cabeza. 0 entonces,no tuve dudas yo estaba despierto y bien despierto, en el e1acto centro de estemundo.

    El por%enir

    +ientras peinaba la mueca, ?ita anunci%

    59uando yo sea grande, voy a ser msica.

    >oracio &ubio, que estaba leyendo el diario, levant% la vista por encima de los lentes

    5"u) buena noticia 5di!o, y quiso saber qu) instrumento iba a tocar.

    5La #lauta 5di!o ella.

    >oracio se comprometi% a ir a su primer concierto

    5ll, en primera #ila, estar) yo, para aplaudirte.

    ?ita lo mir%, acost% la mueca, se encaram% al sill%n y se puso a sumar con los dedos.Sum% y sum%, de dedo en dedo.

    'espu)s, mene% la cabeza y, muy suavemente, di!o

    5+ir, to. m me parece que no vas a poder ir, porque vas a estar un poquitito

    muertito.

    El e'ilio

    Leonardo ?ossiello vino del norte del mundo. 4l via!e desde 4stocolmo hasta +ontevideose complic%, hubo no s) qu) problemas con las cone1iones de los vuelos, y por #inLeonardo lleg%, tarde en la noche, en un avi%n que nadie esperaba.

    nte la puerta de la casa de sus padres, vacil%

    56Los despierto/ 63o los despierto/

    >aca aos que viva le!os, el tiempo del e1ilio, los aos ciegos de la dictadura militar, yestaba loco de ganas de ver a su gente. (ero decidi% que me!or esperaba.

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    Se ech% a caminar por la vereda, la vereda de su in#ancia, y sinti% que las baldosas lereconocan los pies. Se le llen% la cabeza de noticias vie!as y chistes malos, y todo lepareca nuevo y divertidsimo. La luna llena haba subido, cielo arriba, para saludarlo ypara iluminar su ciudad dormida. 4ra una helada noche de invierno, la ciudad estabaenvuelta en escarcha, pero )l respiraba estos aires como si #ueran del tr%pico.

    Leonardo demor% un buen rato en darse cuenta de que estaba cargando una vali!a, yque la vali!a pesaba ms que un cementerio. 4ntonces cruz% la calle, atraves% el campobaldo y se sent% sobre la vali!a, de espaldas contra una pared.

    4l #ro no lo de!aba dormir. 9uando se alz%, y mir% la pared, encontr% garabatos ypalabras en el rotoso revoque, corazones #lechados, promesas del amor y agravios deldesamor, calumnias DLa +ara tiene celulitisE.

    0 gracias a la luna, Leonardo pudo leer, tambi)n, unas letras medio borroneadas, quepreguntaban 0 entonces, 6d%nde estabas/ 6'iciendo qu) palabras/ 6>ablando con qu)gente/

    Esplendor del mediod!a

    >aba peces !ams vistos, plantas de ningn !ardn, libros de imposibles libreras.

    4n la #eria de la calle &ristn 3arva!a, en +ontevideo, haba cerros de #rutas y calles de#lores y haban olores de todos los colores. >aba p!aros musiqueros y gente bailanderay haba predicadores del cielo y de la tierra, que subidos a un banquito gritaban sumensa!e #inal. Los predicadores del cielo proclamaban que era llegada la hora de laresurrecci%n; los de la tierra anunciaban la hora de la insurrecci%n.

    >aba quien deambulaba entre los puestos de venta, o#reciendo una gallina, y la llevabacaminando, atada del pescuezo, como perro; y haba quien venda un pingFino que porerror haba llegado a nuestras playas desde las nieves del sur.

    >aba largas hileras de zapatos usados, muy gastaditos, con la ata alzada y la bocaabierta. Los zapatos se vendan por pares y tambi)n de a uno, zapatos solos para gentede un solo pie. >aba lentes usados, llaves usadas, dentaduras usadas. Las dentadurasyacan dentro de un gran tacho de agua. 4l cliente hunda el brazo, elega y bata susmandbulas si la dentadura no le vena bien, la devolva al tacho.

    >aba ropa para vestir y ropa para desvestir y haba condecoraciones de atletas y degenerales y haba relo!es que marcaban la hora que uno quera. 0 haba amigos yamantes, que uno encontraba sin saber que los haba estado buscando.

    iesta de la memoria, y del pr%1imo domingo al medioda.

    El bautismo

    4l agua ms #ra del cielo bombarde% 2uenos ires aquella tarde del invierno de GHIJ.

    las cinco en punto, en pleno diluvio, lluviaz%n, helaz%n, naci% un nio en la calle9entro. 4l padre arranc% al nio de los brazos de la madre, se lo llev% a la azotea y loalz%, desnudito, ante la lluvia #eroz. 0 a la luz de los relmpagos lo o#reci% a la lluvia,gritando a pleno pulm%n, voz de trueno entre los truenos

    5>i!o mo, que las aguas del cielo te bendiganA

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    4l reci)n nacido se pesc% tremenda pulmona. (as% cuatro meses de mal en peor. 0cuando ya lo daban por muerto, se salv%.

    &ambi)n se salv% de llamarse 'escanso 'ominical. 4l padre, un anarquista pobre ypoeta, siempre perseguido por la polica y por los acreedores, quiso llamarlo as enhomena!e a esa reciente conquista obrera, pero el ?egistro 9ivil no le acept% el nombre.

    4ntonces se reunieron los amigos, anarquistas pobres y poetas, siempre perseguidospor la polica y por los acreedores, y discutieron el asunto. 0 #ueron ellos quienesdecidieron que se llamara 9tulo, 9tulo 9astillo, el nio que unos cuantos aosdespu)s #ue capaz de inventar La ltima curda y otros tangos de esos que son paraescuchar de pie, sombrero en mano.

    Los ilos

    (ara cundo, preguntaba ella, para cundo.

    =na vez por semana, +iguel +igli%nico pasaba por all. La encontraba siempre en el

    zagun, clavada a su sill%n de mimbre, de cara a la calle, y doa 4lvirita lo acosaba conpreguntas sobre el embarazo de su mu!er

    56(ara cundo/

    5(ara !unio, parece.

    56"u) da/

    5&anto, no se sabe.

    2lanca ropa, pelo blanco, siempre lavada y planchada y peinada, doa 4lvirita irradiabapaz y solera, seoro del tiempo, y daba conse!os

    5&%quele la panza, que trae suerte.

    5"ue tome cerveza negra, o malta, para que d) buena leche.

    5>gale los gustos, todos los anto!os, que si la mu!er se traga las ganas, sale la cramanchada.

    9ada viernes, doa 4lvirita esperaba la llegada de +iguel. La piel, que le envolva elcuerpo como un humo rosado, trasluca el rama!e de las venitas alborotadas por lacuriosidad

    569%mo est ella/ 64st linda/ 0 la barriga, 6la tiene en punta/ 4ntonces, no #alla ser

    var%n.

    Soplaban #ros los vientos del sur, el otoo se estaba yendo de las calles de +ontevideo.

    50a #alta poco, 6no/

    5(oco, doa, muy poco.

    =na tarde, +iguel pas% muy apurado

    5'ice el m)dico que es cuesti%n de horas. >oy, o maana.

    'oa 4lvirita abri% grandes los o!os

    560a/

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    l viernes siguiente, el sill%n de mimbre estaba vaco. 'oa 4lvirita haba muerto el GKde !unio de GHI, mientras en casa de los +igli%nico naca un nio que se llam% +artn.

    El (i)o

    la orilla de la soledad, en el ltimo rancho del pueblo de guas 'ulces, viva don&oribio. =na noche lo despertaron unos golpecitos en la puerta. 'on &oribio abri%. 0despu)s cont%, en el bar del 2eco

    5Lindo el 2icho. Luminoso. &ena alas de plumas o p)talos. 3o me dio tiempo ni apreguntar qu) se le o#rece. Sealando al cielo, as, el 2icho me di!o M3os vemos allarribaN. 0 se vol%.

    La clientela, muda. codado en el mostrador, el 2eco pregunt%, en un ataque delocuacidad

    560/

    'on &oribio se encogi% de hombros

    5

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    50o lo mat).

    4l pueblo lo e1traa, todava.

    La no)e "*$

    3o consigo dormir. &engo una mu!er atravesada entre los prpados. Si pudiera le diraque se vaya; pero tengo una mu!er atravesada en la garganta.

    La no)e "#$

    rrnqueme, seora, las ropas y las dudas. 'esndeme, desddeme.

    La umbre

    9ada da, da tras da, repetan el via!e. Colvan de la escuela pedaleando, lon en subicicleta verde, &zvi$i en su bicicleta ro!a, por el camino entre los rboles, y el sol corracon ellos por detrs del #olla!e.

    l #in de la llanura, donde empezaba la montaa, se tomaban de la mano. lon, alzadoen los pedales, se a#irmaba con todo, y el envi%n lanzaba a &zvi$i cuesta arriba.4ntonces &zvi$i e1tenda la mano y daba impulso a lon, y as iban subiendo. 9ada unocreaba un viento que empu!aba al otro, y de viento en viento, de mano en mano,llegaban a la cumbre.

    Llegaban !adeando, cuando ya no daban ms. +ontados en sus bicicletas, se quedaban

    un buen rato all. Sin soltarse las manos, contemplaban los valles de 7erusal)n, quee1tendan, luminosos, all aba!o; y ninguno deca nada.

    >an pasado los aos. La misma vie!a bicicleta verde sigue acompaando a lon ?aab.hora )l vive muy le!os de aquellos para!es, pero pedaleando siente la misma msicadel via!e en el viento. 0 lon se pregunta qu) ser de su amigo &zvi$i, que nunca msse supo, y qu) ser de aquella montaa, o cerrito noms, que all en la in#ancia suposer el pico ms alto del mundo.

    El antor

    9uando l#redo Oitarrosa muri% en +ontevideo, su amigo 7uceca subi% con )l hasta losportones del (araso, por no de!arlo solo en esos trmites. 0 cuando volvi%, nos cont% loque haba escuchado.

    San (edro pregunt% nombre, edad, o#icio.

    59antor 5di!o l#redo.

    4l portero quiso saber cantor de qu).

    5+ilongas 5di!o l#redo.

    San (edro no conoca. Lo pic% la curiosidad, y mand%

    59ante.

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    0 l#redo cant%. =na milonga, dos, cien. San (edro quera que aquello no acabaranunca. La voz de l#redo, que tanto haba hecho vibrar los suelos, estaba haciendovibrar los cielos.

    4ntonces 'ios, que andaba por ah pastoreando nubes, par% la ore!a. 0 )sa #ue la nicavez que 'ios no supo qui)n era 'ios.

    Las preguntas

    3unca haban visto una ciudad. Cia!aron a +adrid desde su aldea remota. 'alia y elipe,indios to!olabales, se de!aron llevar, sin preguntar nada, siempre acompaados pormadrileos cordiales que con ellos coman y paseaban.

    l cabo de algunos das, ya estaban bizcos por el v)rtigo de los autom%viles y la mareahumana, tanto auto y gento, y se les haba torcido el pescuezo de tanto mirar los altosedi#icios.

    4ntonces, a la hora del regreso, 'alia y elipe quisieron saber

    560 c%mo hacen ustedes para vivir unos encima de otros/ 60 d%nde siembran el maz ylos #ri!oles/

    +apa del Diablo

    4n 9uba, el 'iablo supo ser amigo de los negros cimarrones. Los esclavos que se#ugaban tenan al amo metido en el cuerpo. l son de los tambores, el 'iablo les sacabaal amo de adentro, haci)ndoles vomitar todas las hostias y toda el agua bendita que a lolargo de sus vidas haban tragado.

    4n 9olombia, los #uegos negros echan todava humos de azu#re en las plantaciones de lacosta del (ac#ico. ll el 'iablo regala machetes a los peones machetes que cortan lacaa solitos, sin ninguna mano, y dan dinero que s%lo sirve para ser gastado enparrandas con los amigos.

    4n 2olivia, el 'iablo acompaa a los mineros del altiplano. cambio de cigarros yaguardiente, los gua hacia las me!ores vetas, a lo largo de las tripas de las montaas.

    4n rgentina, la gente del norte se endiabla cuando llega el tiempo del carnaval. 4lmi)rcoles de cenizas, al #inal de los bailecitos y las borracheras, la gente entierra al'iablo. Llorando lo entierra.

    4n 2rasil, en los suburbios de las grandes ciudades, suenan tambores en las #iestas delpobrero. Los tambores llaman a un invitado especial, su!eto de mal vivir, respond%n y

    !od%n, glot%n y ladr%n el tipo )se que #ue ngel rebelde arro!ado a los in#iernos ydespu)s decidi% quedarse a vivir aqu en el mundo, que es igualito al in#ierno pero msgustoso.

    Retrato de un profesional de prestigio

    Civi% emplomando gente y emplomado muri%.

    +ucha bala haba metido cuando las balas lo encontraron, una noche de GHHP. (araentonces, ya haca un buen rato que haba perdido la cuenta al llegar a cien, de!% desumar.

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    Salvo los cuatro tiros a su mu!er, que los dispar% por las dudas, 7uancho Loayza siemprehaba matado por cuenta de otros

    5"ue nadie vaya a pensar mal 5deca5. 0o lo hago por dinero.

    Sus labores le ganaron #ama y respeto en las calles de 9orinto y en otros pueblos y

    ciudades del valle del 9auca. 4n toda 9olombia no, porque la competencia era mucha.ue cimiento de su hogar, bast%n de su madre, escudo de sus hermanas. 4n el cuartodel #ondo de la casa, al #inal del largo corredor, haba un altarcito consagrado a laCirgen.

    9uando 7uancho se marchaba a cumplir un servicio, la madre y las hermanas sequedaban all, clavadas de rodillas, durante horas y horas, desgranando rosariossuplicaban a la +ilagrosa que diera una ayudadita, para que el traba!o saliera bien.

    El silenio

    =na larga mesa de amigos, en el restorn (lata#orma, era el re#ugio de &om 7obimcontra el sol del medioda y el tumulto de las calles de ?o de 7aneiro.

    quel medioda, &om se sent% aparte. 4n un rinc%n, se qued% tomando cerveza con O)ernando. 9on )l comparta el sombrero de pa!a, que lo usaban salteado, un da uno, alda siguiente el otro, y tambi)n compartan algunas cosas ms.

    53o 5di!o &om, cuando alguien se arrim%5. 4stoy en una conversa muy importante.

    0 cuando se acerc% otro amigo

    5+e vas a disculpar, pero nosotros tenemos mucho que hablar.

    0 a otro

    5(erd%n, pero aqu estamos discutiendo un asunto grave.

    4n ese rinc%n aparte, &om y O) ernando no se di!eron ni una sola palabra. O) ernandoestaba en un da muy !odido, uno de esos das que habra que arrancar del almanaque ye1pulsar de la memoria, y &om lo acompaaba callando cervezas. s estuvieron,msica del silencio, desde el medioda hasta el #in de la tarde.

    0a no haba nadie en el restorn cuando se marcharon los dos, caminando despacito.

    Las plumas

    ndan emplumados los indios que sobreviven a orillas del ro (araguay.

    4l pluma!e adorna y tiene poderes.

    Las plumas verdes del loro dan seoro al cuerpo, que gustoso las luce en los tobillos yen las muecas, y tambi)n dan vida a las ho!as de los rboles.

    Si no #uera por las plumas rosadas de un ave llamada esptula, la tuna no dara #rutos.

    Las plumas negras del pato son buenas contra el mal humor.

    Las plumas blancas de las cigFeas ahuyentan las plagas.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    4l guacamayo o#rece plumas ro!as, para llamar a la lluvia, y plumas amarillas, paraatraer las buenas noticias.

    Las plumas grises del avestruz dan bro al canto humano, que se eleva agradeciendo laluz de cada da.

    Los Andes

    'ios y el 'iablo nos estn convidando

    5Cengan a ver c%mo hicimos el mundo.

    4st cayendo la tarde, desde las cumbres de nieve que se alzan por encima de lasnubes, y todas las edades de la 9reaci%n estn a la vista.

    9ordillera arriba, las montaas lloran hilos de humedad que se deslizan sobre la piedranegra; y la piedra, mo!ada, se ilumina y revela sus colores escondidos. La memoria de

    la piedra o#rece los colores del paso de los tiempos, pintados por 'ios con heladamaestra.

    9ordillera aba!o, humean las ci)nagas. La humareda viene de los abismos donde el'iablo #uma. 4n esas pro#undidades de la selva, el mundo muere en un parpadeo y enun parpadeo se pudre y renace.

    Las estrellas

    0 ellas, 6nos espan/ 4sos #ulgores de la noche, 6son o!os que noche a noche nos miran/

    6: son bocas/ 62ocas abiertas por el asombro, que tiemblan de miedo/ Los astr%nomosno se atreven a decirlo, pero las ms recientes investigaciones han probado que lasestrellas estn cada vez ms at%nitas y tembleques. Can del estupor al pnico ellas noconsiguen entender c%mo sigue dando vueltas, todava vivo, este mundo nuestro, tan#ervorosamente dedicado a su propia aniquilaci%n, donde no hay nada ms rentable queel crimen ni nada ms e1itoso que la estupidez, y se estremecen de susto, porque hanvisto que ya andamos invadiendo otros astros del cielo.

    El %iaje

    4l sol se est escondiendo tras los cipreses, cuando urora llega al cementerio de San

    ntonio de reco. La han llamado

    53ecesitamos el lugar. Se muere mucha gente, usted comprenda.

    0 un #uncionario le dice

    5+ucho gusto, seora. Son trescientos pesos. qu tiene.

    0 le entrega los huesos, dentro de una bolsa, de esas que se usan para la basura.

    4n un autom%vil negro y enorme, urora +eloni se lleva los huesos. 4l cho#er, vestidode negro desde la gorra hasta los zapatos, mane!a en silencio. 4lla agradece esesilencio. 3o mira la bolsa de plstico negro. +ira al mundo, que corre al otro lado de la

    ventanilla. 4n un descampado, unos muchachos !uegan al #utbol. urora no soporta esa

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    alevosa #elicidad; da vuelta a la cara. +ira la nuca del cho#er. 3o mira la bolsa, que via!aen el suelo, apretada entre sus piernas.

    'entro de esta bolsa, 6qui)n est/ 6quel muchacho que venda con ella queso casero ydulce de leche en las #erias de los barrios de +ontevideo/ 6qu)l que con ella enredadodorma/ 6(or qu) nadie les avis% que todo iba a durar tan poco/ 6'%nde estn las

    palabras que no se di!eron/ Las cosas que no hicieron, 6d%nde estn/ +uchos aos hanpasado. 'iecisiete aos, o veinte, o cien. 4l o#icial que haba arrancado a 'aniel de sucama a puetazos, sigue estando donde antes estaba. Los hombres, armados hasta losdientes, que acompaaban al o#icial, tambi)n siguen estando, y siguen armados hastalos dientes. 60 'aniel/ 4n esta bolsa de plstico, 6est 'aniel/ 6qu)l que amenazabacon cambiar al mundo y #ue arro!ado a la vera de un camino como )ste, con treinta yseis agu!eros en el cuerpo/

    60 ella/ 4n este autom%vil de nunca acabar, este #nebre ade#esio de alquiler, 6estella/ 64s ella esta mu!er que se muerde los labios y siente agu!itas en los o!os/ 6Seresto un autom%vil/ 6: ser aquel tren #antasma que alguna vez se escap% de la va, conella adentro, y se la llev% a ninguna parte/ urora quisiera llorar, quisiera llorarse, pero

    tiene la cara reseca. 0 a su lado via!a la bolsa de plstico negro, cerrada con un nudo

    El moribundo

    9uentan las cr%nicas este ritual de la agona. >ace dos siglos, en la ciudad de Salvadorde 2aha, las #amilias copetudas convocaban a cuantos m)dicos pudieran pagar, nuncamenos de tres o cuatro, y a veces ms, en torno al lecho del moribundo. 3umerosopblico se apiaba en el dormitorio para escuchar a los galenos.

    'espu)s de e1aminar al en#ermo, cada m)dico pronunciaba una con#erencia sobre elcaso. 4ran discursos solemnes, que el pblico, a viva voz, iba comentando

    -poyadoA

    -3oA 3oA

    -+uy bienA

    -Se equivoca el doctorA

    -'e acuerdoA

    -"u) disparateA

    9ulminada la primera ronda, los #acultativos volvan a e1poner sus puntos de vista ennuevos discursos.

    4l debate duraba tanto como la respiraci%n del hombre o mu!er en agona. lgunosmoribundos demoraban el ltimo suspiro, porque era de mal gusto interrumpir eltraba!o de la 9iencia; pero otros se marchaban de este mundo cuanto antes, con tal deno seguir escuchando aquella oratoria interminable.

    La llorona

    4n el e1ilio, en +)1ico, haciendo cola en la 'irecci%n de +igraci%n, muri% 9arlos

    +artnez +oreno.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    &arde en la noche, nhelo >ernndez estaba velando a su amigo. Se haba quedado asolas con )l. +utilado de su amigo, nhelo no encontraba consuelo. 'e nada le servadecirse que vivas seguan las palabras que haba escrito, su esplendor, su irona #ilosa

    53os !odiste, gordo 5pens% en voz alta.

    0 otra voz son%, a sus espaldas56Lo lloramos, seor/

    lzada entre las sombras, que temblaban a la luz de los cirios, la llorona esperaba unarespuesta.

    5 )l no le gusta que lo lloren 5di!o nhelo.

    La pro#esional de las lgrimas no se movi%. 0 tampoco se movi% cuando nhelo sac%unas monedas del bolsillo, se las puso en la mano y la despidi% con un gesto.

    nhelo se qued% sentado ante el ca!%n donde 9arlos yaca. La llorona, de pie, no lloraba

    ni se iba.+ucho despu)s, ella se adelant%, levant% la tapa y de!% caer las monedas, una por una,sobre el muerto. Las monedas resbalaron hasta el #ondo del atad. 4ntonces ella sepersign%, cerr% la tapa y se desvaneci% en la noche.

    ,!mbolos

    Sylvia +urnin$as estaba patinando por la costa de +ontevideo, una serena tarde deluces, cielo sin nubes, aire sin viento, cuando escuch% ruidos de guerra. Se asom% alhotel ?ambla y retrocedi% espantada.

    4l combate a)reo ocurra en la planta ba!a. La planta ba!a del hotel, en plenaremodelaci%n, estaba en escombros, y sobre la basura de cascotes y de astillas devidrios y maderas, haba una al#ombra de blancas plumas ensangrentadas. Las dosltimas guerreras se estaban matando a picotazos se lanzaban en r#aga, se trenzabanen el aire, se estrellaban contra los ventanales y baadas en sangre volvan al ataque.

    Sylvia no conoca estas costumbres de las palomas.

    El inorregible

    >ace tres siglos, el ro huy% de los #ranceses. 'espu)s, tampoco los ingleses pudieronatraparlo. 4l nunca estaba donde los mapas decan. lgn colono dibu!aba su curso enel da, y en la noche el ro se escapaba y se echaba a correr por otros rumbos.

    4n GQI, #ue cazado. 0 una ciudad, la ciudad de 9hicago, creci% a sus orillas.

    9uarenta aos despu)s, el ro se veng%. 9uando se incendi% la ciudad, est probado, )l#ue c%mplice del #uego. 4l ro ardi% tanto como la ciudad que arda, y nadie pudosalvarse arro!ndose a sus aguas en llamas.

    La ciudad resucit%. Se dict% orden de civilizar al salva!e el ro #ue dragado,pro#undizado, canalizado y encerrado entre altos muros de cemento. Le desviaron elrumbo y lo obligaron a #luir al rev)s.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    =na maana de la primavera de GHHR, cuando ya el ro estaba por cumplir un siglo debuena conducta, la ciudad amaneci% con los pies mo!ados. ue una #ea manera dedespertar. &raspiraba el +etro, traspiraban los s%tanos el ro domado estaba brotando,desde las pro#undidades, por los poros de las paredes, y no haba manera de pararlo elro asom% por gotas, pero despu)s salt% a chorros y embisti% a la ciudad.

    l cabo de unos das de combate, el rebelde #ue vencido. 'esde entonces, la ciudadduerme con un solo o!o.

    El mapa del miedo

    4l nuevo da no es ms que un ta!o en la negrura del cielo y ya despiertan las mu!eres,encienden los #ogones, comienzan los tra!ines.

    569%mo amaneciste/

    4n los aos de la guerra, cada cuerpo de mu!er era un mapa del miedo en los campos

    de 4l Salvador. Si al amanecer el miedo pinchaba la barriga, el e!)rcito se estabaacercando. Si el miedo oprima los pechos, alguno de los hi!os no haba regresado acasa. Si el miedo dola en los riones, iba a #altar agua en el pozo.

    Lord C)i)ester

    =na noche, en una playa de estacionamiento de las muchas que hay en 2uenos ires,?aquel Cillagra lo escuch% llorar. lguien lo haba arro!ado entre los autos, dentro deuna bolsa. Lord 9hichester tena poco tiempo de nacido y ya era desteido, cabez%n y#eo.

    :tra noche, muchas noches despu)s, ?aquel vio, desde la ventana, una silueta decuatro ore!as que se recortaban contra la luna llena. la orilla del te!ado, Lord9hichester y +ilonga, que era del vecindario, estaban esperando, bien pegaditos, eleclipse de luna. ntes que el eclipse, lleg% el enemigo. quella noche, en duelo deamores, Lord 9hichester perdi% un o!o de un zarpazo. 0 desde entonces #ue tuerto,adems de desteido, cabez%n y #eo.

    0 otra noche, cuando ?aquel y 7uan maral estaban sumergidos en la ms pro#unda delas dormidumbres, Lord 9hichester los despert% a los chillidos. Los dos saltaron de lacama. 9hillaba Lord 9hichester como si lo estuvieran desollando.

    5lgo le duele 5di!o 7uan.

    Lord 9hichester se los llev% al #ondo del corredor.

    ?aquel aguz% el odo

    5>ay una gotera 5escuch%.

    'eambulando por la antigua casona, ubicaron el plip-plop de la gotera en el bao.

    54se cao siempre perdi% 5opin% 7uan.

    5Se va a inundar 5temi% ?aquel.

    0 discutieron, que s, que no, hasta que 7uan mir% el relo!. 4ran las cinco de la maana.

    2ostezando, suplic%

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    5Camos a dormir5. 0 dirigi)ndose al escandaloso, agreg%

    58ato de mierda.

    ?aquel, piadosa, movi% la cabeza

    5Lord 9hichester est loco de remate.0 se volvieron, perseguidos por el gritero del gato, que chillaba con desesperaci%n.

    0a estaban por entrar al dormitorio, cuando el techo, vie!o y agrietado, se desplom%sobre la cama.

    El oplero

    4n los tiempos en que una grabadora ocupaba todo un caballo, Lauro yestarn andabaa campo traviesa, recogiendo la memoria de la msica.

    4n busca de coplas perdidas, Lauro lleg% una vez a un rancho escondido en las le!anasde &acuaremb%. ll viva un criollo que haba sido mozo bailarn y guitarrero, diestro enlos duelos de versos y las tonadas de la patria vie!a.

    4staba avie!ado el hombre. 0a no iba y vena de pueblo en pueblo y de #iesta en #iesta.ndaba agachadito, caminaba poco, se caa mucho, y para levantarse se apoyaba en ellomo de alguno de sus perros. 0a no cantaba, ms bien soplaba palabras, pero tena#ama de memorioso

    5'e lo que hay, no #alta nada 5susurraba, con un dedo en la cabeza, y se rea.

    8uitarra en mano, noms rozndola, el vie!o verse%, canturre%, tarare%. 4n la

    atardecida, sonaron ronquitas las melodas que celebraban la memoria de las vacassueltas y los hombres libres, mientras giraban y giraban los carretes de la grabadora.

    4l coplero miraba la grabadora de reo!o. +s que mirarla, la sospechaba

    50 eso, 6qu) es/

    54so es una mquina 5di!o Lauro.

    4l vie!o pic% tabaco a cuchillo, en la palma de la mano.

    560 para qu) sirve/

    58uarda las voces.

    Se ensimism% el musiquero. 4ch% unas cuantas pitadas, entretenido con el humo, y alrato con#es%

    53o entiendo.

    4ntonces Lauro toquete% la grabadora y de pronto volvieron a sonar los versos que )lhaba cantado.

    4l vie!o nunca haba escuchado su propia voz. +ientras escuchaba su voz guardada,apunt% a la mquina con el pucho y sentenci%

    54so... es 'ios.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    La edad del arte

    4n GHJ, la dictadura militar de 2rasil mand% quemar los libros del poeta bahiano8regorio de +atos, que haban sido escritos tres siglos antes.

    +ientras tanto, en (araguay, el !e#e de la 'irecci%n de absburgo, ol#gang madeus +ozart era unintil.

    MSers una desgracia para ti y para tu #amiliaN, anunci% el padre de 9harles 'arTin.

    4l maestro de &homas lva 4dison lo ech% de la escuela, a los ocho aos de edad, porMesterilidad totalN. &iempo despu)s, la cademia rancesa de 9iencias sentenci% que el#on%gra#o de 4dison era Mun ridculo truco de ventrlocuosN.

    La cademia de mberes rechaz% a Cincent Can 8ogh, que quera estudiar pintura,porque no tena condiciones.

    (or #alta de condiciones, una biblioteca de Lisboa rechaz% a ernando (essoa, queaspiraba a un empleo de archivista.

    9uando lbert 4instein empez% la universidad, los pro#esores coincidieron M4stemuchacho nunca llegar a nadaN.

    El elipse

    9uando la Luna se come al Sol, los indios $ayap% disparan #lechas de #uego hacia elcielo, para devolverle al Sol la luz perdida. Los bar suenan tambores, para que el Solregrese. Los aymaras lloran, y a gritos suplican al Sol que no los abandone.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    #ines del HU, hubo pnico en (otos. 9ay% la noche en plena maana y qued% el cielosbitamente negro y con estrellas. 4n aquel mundo helado de muerte, mundo del #in deltiempo, lloraron los indios, aullaron los perros, se escondieron los p!aros y semarchitaron las #lores.

    >elena estaba all. 9uando el eclipse acab%, ella sinti% que algo le #altaba en la ore!a, un

    arete, un solcito de plata, se le haba cado. 4lla busc% el pequeo sol por los suelos,durante largo rato, aunque saba que no iba a encontrarlo !ams.

    El santo llu%in

    Sombrero en mano, acuden los campesinos a la iglesia donde duerme San +atas.

    Las lluvias y los carnavales llegan !untos a las islas 9anarias. 9uando las lluvias #altan ala cita, y las tierras se mueren de sed, los campesinos se !untan en la iglesia, sepersignan con todo respeto, despiertan al santo dormido y se lo llevan alzado enprocesi%n. la orilla de un precipicio, lo bambolean

    5: llueves de una vez, o vas a parar al #ondo del despeadero.

    0 San +atas llueve sobre los campos.

    El miedo

    =na maana nos regalaron un cone!o de aba una limpiadora, barriendo lamisa, desempolvando santos, y nadie ms.

    ?ecorr la iglesia, de cabo a rabo. la luz de los cirios, busqu) la ordenanza real del ao

    GKQR (or orden del ?ey, se prohbe a 'ios que haga milagros en este lugar. 9arlos+achado me haba dicho que la prohibici%n estaba grabada en una piedra, a la entradade esta iglesia consagrada a un santo demasiado milagrero. La busqu), no la encontr).

    9oronada de ruleros, armada de plumero y escoba, la limpiadora me contest% sindedicarme ni una mirada

    5h no seorA 3oA (ero noA

    9on voz culpable, insist

    5(ero esa orden del rey... 6nunca estuvo/

    La mu!er me encar%54star, estuvo.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    4n el cabo de la escoba apoy% las manos y sobre las manos, el ment%n

    5(ero ya no est.

    0 dando por concluido el asunto, continu% su a!etreo.

    umillaci%n,

    &ribulaci%n, Locura. paso de reina camina una mu!er. Lleva un balde lleno de aguasobre la cabeza y ba!o el brazo una gallina, que apostar a la lotera. =n hombre trae,atada del pescuezo, una cabra que o#rendar a los dioses venidos del #rica. Los diosesdeambulan, mezclados con el gento que va y viene y sube y ba!a en un tra!nincesante. qu nadie tiene traba!o, pero todos estn muy ocupados. 3o hay comida,pero muere ms gente de risa que de hambre.

    4s medioda, y los gallos anuncian el amanecer. >ay dos soles en el cielo y tres o!os enlas caras. La luz grita, el aire baila. &antos colores tiene el aire, que el arco iris !amssale, por no pasar vergFenza. 9asas sin paredes, autos sin puertas, nios sin zapatos,tumulto sin calles. 'e cara al mar, en las laderas de las montaas que las uas del'iablo han desollado a lo largo de cinco siglos, est (ort-au-(rince. 4sta ciudad, estabasura, esta hermosura, es una estridencia donde la vida se aturde y olvida lo poco que

    dura y lo mucho que duele.

    El sub%ersi%o

    (or los caminos anduvo

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

    23/109

    El no)ero

    8onzalo +uoz, cuya imagen de color sepia integra mi lbum de #amilia, haba nacidopara vivir de noche y dormir de da.

    4l pasaba las noches en blanco, velando #antasmas, pero durante el da siempre haba

    mucho para hacer, de modo que no tena ms remedio que dormir de a pedacitos. 9aadormido en cualquier momento, y al despertar se con#unda de hora, y a veces hasta deespecie. +s de una vez don 8onzalo, que era bho, cant% como gallo, en plena tarde,saludando al amanecer desde la azotea, y esos errores suyos no caan nada bien en elvecindario.

    4n las reuniones sociales, estaba en plena charla y el sueo lo acometa. 4ntoncesapoyaba el puo en el ment%n, deca

    5(ues s. (ues s seor 5y ah noms se desplomaba en la al#ombra, dormido comopiedra. 4ntonces alguna dama de la #amilia lo abanicaba, simulando desmayo sbito oataque #ulminante.

    =na noche, don 8onzalo acudi% al estreno de un drama en el teatro Sols de+ontevideo. 4ra #unci%n de gala, elenco europeo. 4n el segundo acto, como tenacostumbre, don 8onzalo se durmi%. Se durmi% !usto cuando el persona!e principal, unmarido de mal carcter, se estaba agazapando, pistola en mano, detrs de un biombo.(oco despu)s, cuando la esposa in#iel entr% en escena, el marido salt% de su escondite ydispar%. Los balazos voltearon a la pecadora y levantaron a don 8onzalo, que despert%sbitamente, se alz% en medio de la platea y, abriendo los brazos, e1clam%

    59alma, seores, calmaA 3o se asusten, no corranA "ue nadie se muevaA

    Su mu!er, sentada al lado, se escurri% hasta desaparecer en las pro#undidades de labutaca.

    El minero

    4l es uno de los #antasmas. s llama la gente de Sainte 4lie a los pocos vie!os quesiguen hundidos en el barro, moliendo piedras, escarbando arena, en esta minaabandonada que ni cementerio ha tenido nunca, porque tampoco los muertos hanquerido quedarse.

    >ace medio siglo, este minero lleg% al puerto de 9ayena y se intern% en busca de latierra prometida. 4n aquellos tiempos, aqu haba #lorecido el !ardn de los #rutos de oro,y el oro redima a cualquier #orastero muerto de hambre y lo devolva a casa muy gordo

    de oro, si la suerte quera y si no lo degollaba algn amigo en un recodo del camino.La suerte no quiso. 0 de nada sirvi% la varilla de azogue negro, que era in#alible paraatrapar al otro #ugitivo, ni sirvi% de nada el bru!o que espantaba la desgracia. (ero esteminero sigue aqu, sin ms ropa que un taparrabos, comiendo nada, comido por losmosquitos. 0 en busca de nada revuelve la arena da tras da, sentado ante la batea,ba!o un rbol ms vie!o que )l, que lo de#iende de la #erocidad del sol.

    4l cazador de oro est hablando solo. Sebastin Salgado se acerca, se sienta a su lado.>ay un solo diente, un diente de oro, en la boca del minero, tecla que brilla en la nochede su boca.

    5+i mu!er es muy linda 5dice, y muestra una #oto borrosa, rotosa.

    5+e est esperando 5dice.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

    24/109

    4lla tiene veinte aos. >ace medio siglo que ella tiene veinte aos, en algn remotolugar del mundo.

    La eremonia

    3o eran estallidos de celebraci%n, eran ruidos de guerra. 4n el cielo de Oagreb no habams #uegos de arti#icio que las balas trazadoras que atravesaban la noche y abrancamino a la metralla y las bombas. +ora el ao vie!o y 0ugoslavia mora, suicidndoseen un bao de sangre, mientras ran Sevilla terminaba de transmitir a +adrid una desus cr%nicas del e1terminio mutuo.

    quella era su ltima cr%nica del ao HG. ran colg% el tel)#ono y mir% el relo!, a la luzde un encendedor. &rag% saliva. 4l estaba solo, en un hotel habitado por nadie, aturdidopor los alaridos de las sirenas y los truenos del bombardeo, y #altaban pocos minutospara que naciera el ao nuevo. Los #ogonazos de la guerra, que se metan por laventana, eran la nica luz de la habitaci%n.

    ?ecostado en la cama. ran arranc% doce uvas de un racimo. 0 a la medianoche enpunto, las comi%. +ientras coma las uvas, una otras otra, iba dando doce golpecitos,con un tenedor, en una botella de vino ?io!a que se haba trado de 4spaa. 4so de losgolpecitos en la botella lo haba aprendido de su padre, cuando )l era nio y vivan enlas orillas de +adrid, en un barrio que no tena campanas.

    -arte de guerra

    La hi!a de don rancisco #ue capturada en la sierra de 9huacs. 4n la madrugada, uno#icial del e!)rcito la arrastr% hasta la casa de su padre, y encar% a don rancisco

    564st bien lo que hacen los guerrilleros/

    53o 5di!o don rancisco5. 3o est bien.

    560 qu) hay que hacer con ellos/

    'on rancisco call%.

    56>ay que matarlos/

    'on rancisco segua callado, mirando al suelo. Su hi!a estaba de rodillas, encapuchada,maniatada, con la pistola del o#icial clavada en la cabeza.

    56>ay que matarlos/ 5insisti% el o#icial.

    "uiz don rancisco quiso decir no, pero ninguna palabra le sali% de la boca. 0 sigui%callado, con los o!os clavados en el suelo.

    ntes de que la bala volara la cabeza de la muchacha, ella llor%. 2a!o la capucha, llor%.

    5Llor% por )l 5dice 9arlos 2eristain, que me cuenta esta historia de los aos ochenta,en 8uatemala.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

    25/109

    -ara la tedra de dere)o i%il

    4stn haciendo cola los pobres de absoluta pobreca, los condenados a pena de penaperpetua. :lor a !ab%n barato, gente limpita y peinada; la ley se despierta temprano,hoy atiende el abogado de primera hora.

    4l abogado ve que en la cola espera una anciana con varios nios y un beb) en brazos.9uando le llega el turno, ella muestra sus papeles. Los nios no son nietos, son hi!os.4sa mu!er tiene treinta aos y nueve hi!os, y viene a pedir ayuda. 4lla haba levantadoun rancho de lata y madera en algn lugar de las orillas del 9erro de +ontevideo; creaque era tierra de nadie, pero era de alguien. 0 ahora van a echarla de all, ya le hallegado esa cosa que se llama orden de lanzamiento.

    4l abogado la escucha, revisa los papeles que ella ha trado, menea la cabeza. 'emoraen hablar, traga saliva, por #in dice

    5Lo lamento, seora, pero no hay nada que hacer.

    4l abogado lo dice en voz ba!a, mirando al suelo.

    9uando alza la mirada, ve un racimo de hi!os en torno de esa mu!er. =na de las niasse est tapando las ore!as con las manos. "ui)n sabe si ella sabe que esas palabras, nohay nada que hacer, ese trueno, ese castigo, van a aturdirle los odos a lo largo detodas las vidas de su vida.

    La tele%isin

    La televisi%n 6muestra lo que ocurre/

    4n nuestros pases, la televisi%n muestra lo que ella quiere que ocurra; y nada ocurre si

    la televisi%n no lo muestra.

    La televisi%n, esa ltima luz que te salva de la soledad y de la noche, es la realidad.(orque la vida es un espectculo y a los que se portan bien, el sistema les promete unc%modo asiento.

    -ara la tedra de geograf!a

    4staba intentando desci#rar el alboroto de los p!aros de 9ali#ornia, en las arboledas dela =niversidad de Stan#ord, cuando un vie!o pro#esor, que deambulaba por all, se meacerc%. 4l pro#esor, sabio en alguna especialidad de las ciencias biol%gicas, tena mucha

    charla guardada. 'e lo suyo, saba todo. 0o, que de aquello no saba nada, nadaentend; pero )l era simptico, hablaba suavemente y daba gusto escucharlo.

    cierta altura, lo pic% la curiosidad y quiso saber de qu) pas vena. Le contest); y porsus o!os, estupe#actos, me di cuenta de que el nombre del =ruguay no le resultaba muy#amiliar. 0o ya estaba acostumbrado, pero el pro#esor #ue amable y me hizo uncomentario sobre las ropas tpicas de mi pas. 4ra evidente que el pro#esor con#unda=ruguay con 8uatemala retribu su gentileza haci)ndome guatemalteco en el acto y sinchistar, y di!e no s) qu) cosa sobre la tormentosa historia de m)rica 9entral.

    59entral merica/ 5me interrumpi%. 0 por sus o!os, estupe#actos, me di cuenta de quetampoco ese nombre le resultaba muy #amiliar. 9omo tambi)n a eso estaba

    acostumbrado, no me sorprend. 4ra evidente que el pro#esor crea, como muchos desus compatriotas, que en el centro de m)rica est Bansas 9ity.

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    Los onjuros

    Lucila 4scudero no se daba por enterada de sus aos. 4lla andaba tan campante por lostres patios de su casa y por las calles del vecindario, sorda a las penas y a los achaquesy a las tristes voces del tiempo, y con o!os de reci)n llegada miraba al mundo desde elbalc%n.

    Lucila crea en el cielo, y saba que lo mereca, pero se senta mucho me!or en casa.(ara despistar a la muerte, dorma cada noche en un lugar di#erente. 3unca le #altabaalgn tataranieto para ayudar a correr la cama, y de ore!a a ore!a sonrea pensando enel chasco que se llevara la muerte cuando viniera a buscarla. ntes de dormir, encendael ltimo cigarrillo del da, en su larga boquilla labrada, y se echaba la ltima copa debuen vino tinto. 4ntraba en la noche bebiendo el vino da a sorbitos, un buche por cadaam)n, mientras rezaba los padrenuestros y las avemaras.

    >aba nacido en GP. +uri% a los GGI aos de su edad, en Santiago de 9hile, cuandoya haba enterrado a siete hi!os y estaba un poquito aburrida de vivir.

    La fiesta

    4l GI de mayo de GHK, el 9lub 3poles se consagr% campe%n de

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    Los vie!os se apretu!aban, ansiosos, mientras aquellos huesudos dedos desataban, muylentamente, con parsimonia de amante que demora el goce, los piolines que ataban laca!a de cart%n. 0 la ca!a se abra. dentro, haba celo#anes de colores, anudados en#orma de mariposas. 9ada celo#n era un cambio. 9elo#anes para cambiar de vida. >abacambios verdes, azules, lilas, ro!os, amarillos...

    5 RII el cambioA 5roncaba el pregonero. 54s un regalo, seoras y seores, unregaloA 4l precio de una botella de vino, que contiene veneno, crcel, manicomio...A

    La eremonia

    4l &urco lleva mucho aos detrs de aquel mostrador. Serva bebidas, a vecesinventaba. 9allaba, a veces escuchaba. 9onoca las costumbres y las manas de cadauno de los clientes que noche tras noche venan a echarse tragos.

    >aba un hombre que llegaba siempre a la misma hora, a las ocho en punto de cadanoche, y peda dos martinis secos. (eda los dos martinis a la vez y se los beba )l

    solito, un sorbo de una copa, un sorbo de la otra. +uy lentamente, mirando nada,diciendo nada, el hombre vaciaba sus dos copas, se coma sus dos aceitunas, pagaba yse iba.

    4l &urco tena la costumbre de no preguntar, pero una noche el hombre le ley% algunacuriosidad en los o!os y, como quien no quiere la cosa, cont%. 'i!o que su amigo msamigo estaba viviendo muy le!os de all, muy le!os de "uito, en :ttaTa. 0 di!o que a lasocho en punto de cada noche los dos se encontraban, all y all, en ese bar de "uito yen un bar de :ttaTa, y beban una copa !untos.

    0 as pas% el tiempo, de ceremonia en ceremonia. >asta que una noche, el hombre lleg%con la puntualidad de siempre pero pidi% un solo martini, que sea uno, por #avor, y

    bebi%, lento, callado, hasta agotar la nica copa. 4ntonces 4l &urco hizo lo que nunca lotoc%. 4stir% el brazo sobre el mostrador y lo toc%

    5+i p)same 5di!o.

    (ero el hombre aclar% que no, que su amigo estaba vivo y coleando

    54s que he de!ado de beber 5e1plic%.

    El gol

    l #in del verano de HJ, 7os) Luis 9hilavert hizo un gol hist%rico en 2uenos ires.7ugando por el club C)lez contra ?iver (late, 9hilavert tir% de sesenta metros la pelotaatraves% las nubes y de pronto cay% verticalmente sobre el arco contrario y entr%.

    Los periodistas quisieron conocer el secreto de su disparo 69%mo hizo la pelota esevia!e increble/ 6(or qu) cay% la pelota en lnea recta desde la altura/

    5(orque choc% con un ngel 5e1plic% 9hilavert.

    nadie se le ocurri% ver si la pelota estaba manchada de sangre. 3adie se #i!%. 0 nosperdimos la oportunidad de saber si los ngeles se nos parecen, aunque ms no sea eneso.

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    Los solos

    Lo cazaron en la selva, cuando era muy pich%n. golpes de hacha voltearon el rboldonde tena su nido. Lo vendieron en la ciudad. (reso en una !aula, entre cuatroparedes pas% toda su vida, hasta que #ue abandonado. Lo recogi% la #amilia Schlen$er,que en las cercanas de "uito tiene un re#ugio para animales tristes. 4se guacamayo

    nunca haba visto un pariente. hora no se entiende con los dems guacamayos, ni conloro ninguno, ni se entiende con )l. currucado en un rinc%n, tiembla y chilla, searranca las plumas a picotazos, tiene el pelle!o sangrante y desnudo.

    (obre bicho, digo. +s solo, imposible. (ero bd%n =bidia, que me ha llevado al re#ugio,me presenta al solo ms solo del mundo. 4s el ltimo aguti paca, o cuy de monte, quepasa las noches caminando en crculos y pasa los das escondido ba!o el tronco hueco deun rbol cado. 4l es el nico de su especie que queda vivo. &odos los suyos han sidoe1terminados. +ientras espera la muerte, no tiene a nadie con quien conversar.

    Eos

    Sonaba como el zumbido de los mosquitos en verano, aunque no era verano. quellanoche de GHJU, rno (enzias y ?obert ilson no podan traba!ar tranquilos. 'esde unamontaa de 3ueva 7ersey, los dos astr%nomos estaban tratando de medir las ondasemitidas por alguna gala1ia, pero la antena captaba un zumbido que no los de!aba enpaz. 4l zumbido atormentaba los odos, como ocurre cuando las hembras de losmosquitos, hambrientas, enloquecidas por el calor, llaman a sus machos y acosan a lagente.

    'espu)s, se supo. (or increble que pueda parecer, el zumbido era el eco de latremenda e1plosi%n que haba dado origen al universo hace GP mil millones de aos,das ms, das menos. quella vibraci%n de la antena no vena de las hembras de los

    mosquitos, sino del estallido que haba #undado el tiempo y el espacio y los astros ytodo los dems. 0 quiz, qui)n sabe, digo yo, un suponer, el eco estaba todava all,resonando, zumbando en el aire, porque quera ser escuchado por nosotros, terrestrespersonitas, que al #in y al cabo tambi)n somos eco de aquel remoto llanto del universoreci)n nacido.

    -ara la tedra de Literatura

    4nrique 2uenaventura estaba bebiendo ron en una taberna de 9ali, cuando undesconocido se acerc% a la mesa. 4l hombre se present%, era de o#icio albail, a sus%rdenes, para servirlo

    53ecesito que me escriba una carta. =na carta de amor.

    560o/

    5+e han dicho que usted puede.

    4nrique no era especialista, pero hinch% el pecho. 4l albail aclar% que )l no eraanal#abeto

    50o puedo escribir. (ero una carta as, no puedo.

    560 para qui)n es la carta/

    5(ara... ella.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    560 usted qu) quiere decirle/

    5Si lo s), no le pido.

    4nrique se rasc% la cabeza.

    4sa noche, puso manos a la obra.l da siguiente, el albail ley% la carta

    54so 5di!o, y le brillaron los o!os5. 4so era. (ero yo no saba que era eso lo que yoquera decir.

    La arbata

    0olanda 2arn)s empezaba el da saludando a sus dos pescaditos, el triste y elentusiasta, en su casa de Los ngeles.

    9uando muri% el entusiasta, el triste creci%, brill% y pas% del color gris al ro!o #uego. los saltos saludaba y e1iga su comida. s 0olanda descubri% que el pescadito erapescadita, porque esas son cosas que a veces ocurren a las viudas.

    La pescadita saltaba cada vez ms alto, y daba vueltas en el aire. =na maana, 0olandaencontr% la pecera vaca. 4n vano busc% a la acr%bata por toda la cocina, hasta que por#in la descubri% hundida en un plato de a!os a medio pelar. La devolvi% al agua, lapescadita qued% aplastada contra el #ondo de la pecera.

    s pasaron los das. La pescadita continuaba su quieta agona, echando una burbu!aque otra. 0olanda, que se senta mirada por esos o!os rodeados de orillas de sangre,disc% el primer nmero que le vino a la cabeza, pero era el tel)#ono de un amigo que

    entenda de autos y de vacas, y que s%lo haba visto peces en el plato, #ritos o a laplancha.

    La pescadita no tena nombre. 0olanda pens% que era muy triste morirse sin nombre,pero no se le ocurri% ninguno. (egada al vidrio, le di!o que ella era lo ms interesanteque haba conocido en su vida en materia de peces, y le di!o adi%s. 0 se march% acomprar leche y huevos y tambi)n un pescadito nuevo. (ero s%lo tra!o la leche y loshuevos.

    =na semana despu)s, la pescadita daba saltos de circo y se llamaba +ilagro.

    -ara la tedra de oftalmolog!a

    4staba sentado a la puerta de una pensi%n, en el centro de +elo.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    -ara la tedra de urbanismo

    4n ndaluca, en el pueblo de 9astelar Cie!o, un collar de casas blancas rodea al castillo,y cada casa tiene cara y cada cara tiene historia. l lado est el pueblo de 9astelar3uevo, que es un a!edrez de casas pre#abricadas, todas iguales.

    4n una cantina de 9astelar 3uevo, trago va, trago viene, se hace la noche, y alguiene1plica

    5qu ya no puedes ni emborracharte, porque despu)s no hay manera de queencuentres tu casa.

    -ara la tedra de geograf!a

    4n 9hicago, no hay nadie que no sea negro. 4n pleno invierno, en 3eT 0or$, el sol #relas piedras. 4n 2roo$lyn, la gente que llega viva a los treinta aos es una prueba de lae1istencia de 'ios. Las me!ores casas de +iami estn hechas de basura. (erseguido por

    las rata, +ic$ey huye de >ollyTood.

    9hicago, 3eT 0or$, 2roo$lyn, +iami y >ollyTood son los nombres de algunos de losbarrios de 9it) Soleil, el suburbio ms pobre de la capital de >ait.

    -ara la Ctedra de istoria

    >ace unos quince mil millones de aos, segn dicen los entendidos, un huevoincandescente estall% en medio de la nada y dio nacimiento a los cielos y a las estrellasy a los mundos.

    >ace unos cuatro mil o cuatro mil quinientos millones de aos, ao ms, ao menos, laprimera c)lula bebi% el caldo del mar, y le gust%, y se duplic% para tener a qui)nconvidar el trago.

    >ace unos dos millones de aos, la mu!er y el hombre, casi monos, se irguieron sobresus patas y alzaron los brazos y se abrazaron y se entraron, y por primera vez tuvieronla alegra y el pnico de verse, cara a cara, mientras estaban en eso.

    >ace unos cuatrocientos cincuenta mil aos, la mu!er y el hombre #rotaron dos piedrasy encendieron el primer #uego, que los ayud% a de#enderse del invierno.

    >ace unos trescientos mil aos, la mu!er y el hombre se di!eron las primeras palabras ycreyeron que podan entenderse.

    0 en eso estamos, todava queriendo ser dos, muertos de miedo, muertos de #ro,buscando palabra.

    -reguntas

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    +anuel, de cuatro aos, hi!o de +inou &avrez +irabal

    56:tra vez vas a salir, mam/ 6(ero es que t no sabes que me haces #alta/ 6"uecuando t te vas, yo lloro/

    Soledad, de cinco aos, hi!a de 7uanita ernndez

    56(or qu) los perros no comen postre/

    9amilo, de seis aos, hi!o de 8lenda

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    Las palabras me caminan adentro, mientras yo camino. 4n mis ires y venires a lo largode la costa de +ontevideo, las palabras van y vienen todo a lo largo de m ellas sebuscan, se encuentran, se !untan, y !untas crecen y se van convirtiendo en cuentos quequieren ser contados. 4ntonces las palabras golpean a las puertas de mi cuerpo, lapuerta de la boca, la puerta de la mano, queriendo salir, queriendo darse, mientras yome de!o ir por la orilla del ro ancho como mar. ue a la orilla de ese ro-mar donde

    alguna vez tambi)n yo golpe) a las puertas de un cuerpo, queriendo salir, queriendodarme, y #ui nacido.

    La %entolera

    quella maana 'iego L%pez cumpla cuatro aos y le brincaba en el pecho la alegra, laalegra era una pulga saltando sobre una rana saltando sobre un canguro saltando sobreun resorte, mientras las calles de +ontevideo volaban al viento y el viento bata lasventanas de la casa. 0 'iego abraz% a su abuela 8loria y en secreto, al odo, le orden%

    5Camos a entrar en el viento.

    0 la arranc% de la casa.

    +a)os

    &echo de palma, mostrador de caas. codados en el mostrador, 'maso +ura y yobebamos cerveza, picotebamos camarones al a!illo y escuchbamos las re#le1iones dela clientela. 3o haba mu!eres en aquel bar de +azatln, pero s%lo se hablaba de ellas

    5Lo di!eron en la tele. 9ada da muere un mont%n de mu!eres, dieciocho mil mu!eresmueren cada da en el mundo. s como lo oyes. 0 a la ma ni le duele la cabeza.

    53i modo. 4s que hay matrimonios que acaban bien, y hay otros que duran toda lavida.

    5ntes ella era buena, buena como mu!er de otro, pero ahorita... Les das con#ianza yacaban pisndote. 0 cuantims peor.

    5Si las mu!eres #ueran buenas, digo yo, 'ios tendra una.

    5+u!er que no !ode, es hombre. 4st probado.

    5(uro hable y hable. Ciboreando se pasan el da, puro chisme, pura que!a, puroreproche.

    5(os s.

    56"uieres que te diga/ Les #alta cerebro, pero les sobra memoria.

    54so se ve a simple vista, noms con echarles un vistazo.

    5Las mu!eres tienen una pinche memoria. 0 es lo peor que tienen, no te perdonan una,te recuerdan todo, %yeme bien, que no acostumbro mentir.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    El blasfemador

    9lavado de una sola mano, 7ess de 3azaret colgaba de los restos de una cruzquemada. 4l otro 7ess, el de 9ambre, colgaba del andamio.

    7ess 2abo, el de 9ambre, era maestro albail, maestro carpintero, maestro #ontanero

    y maestro blas#emador. >aca bien todo lo que haca, pero )l haba andado mucho ybien saba que no haba en el mundo quien pudiera superarlo en el arte de la blas#emia,que es, como la mstica, un arte espaol. 0 a blas#emazo limpio estaba 7ess, el de9ambre, reconstruyendo la iglesia de Santa +ara de Cigo, que haba sido incendiadapor los ro!os en los aos de la guerra, mientras 7ess, el de 3azaret, negro de tizne,escuchaba aquellos homena!es sin una mueca.

    =na maana, ngel Czquez lleg% de a caballo, y con caballo y todo se meti% en laiglesia en ruinas. 4n lo alto del andamio, 7ess estaba en lo suyo, picando una pared ycagndose en el otro 7ess y en sus llagas y en sus espinas y en sus clavos y en lainmaculada madre que lo haba parido.

    (or cambiar de tema, ngel le pregunt% por sus via!es. quel obrero errante habatraba!ado en olanda, 3oruega, lemania...

    50 en 9atalua y en 2arcelona, tambi)n estuve5 aclar% 7ess, mientras clavaba unascuas de madera

    5S que he via!ado. >e via!ado mucho, y #ue muy interesante.

    Los p!aros entraban y salan, torrenciales como lluvia, por el ventanal de la iglesia,invadido de vegetaci%n.

    5+uy interesante 5repiti% 7ess5. (ero mire usted, don ngel, estuve pensando.

    0 con el martillo seal% el ventanal, y ms all seal% el sendero que atraviesa el

    bosque de 9ambre

    50o me cago en el camino del 9alvario, en el camino de 'amasco y en todas lasautopistas.

    ngel mir%. 4n el sendero no haba nadie, o quizs haba algn lugareo que llevaba,montado en burro, una carga de lea o al#al#a. 0 7ess 2abo, el de 9ambre, sentenci%

    5(orque sepa usted, don ngel, vaya sabiendo, que todo lo que hay para ver en elmundo, y en el alto cielo, pasa por ese caminito ah.

    1o peador

    +e con#ieso, padre, y disculpe la demora. ue a #ines del ao HQ, creo, si no recuerdomal. 0o volaba hacia +adrid, y en el avi%n estaba leyendo un diario espaol, paraponerme al da con las novedades de la madre patria. =n aviso, bastante grande, mellam% la atenci%n. 4ra un convento haciendo publicidad. =n convento de clausura, en8ranada, que andaba escaso de mon!as. 0o no s) si usted conoce, padre. 4l conventohaba sido #undado, no s) cundo, para albergar ms de cien mon!as, y ya no tena msque nueve. 4l aviso invitaba a las muchachas espaolas a meterse al encierro, y lesprometa la gloria M4ntr)gate al SeorAN, deca el aviso, y deca M4l te dar el goceeternoAN 9omo lo oye. quello me #ulmin%, padre, le ruego que comprenda. 4l goceeternoA +e sent humillado. 0 entonces, padre, lo con#ieso, comet el sacri#icio de pensar

    que 'ios 3uestro Seor estaba practicando la competencia desleal. 7uro que me

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    arrepent en el acto, pero reconozco que !usto en ese momento el avi%n peg% tremendasacudida.

    La guerra

    0o aprend la guerra de 4spaa, veinte aos despu)s de la derrota, en +ontevideo enlas vineras, donde los vencidos cantaban, abrazados, sus canciones de las trincheras, yen los ca#)s, donde se peleaban como si la guerra estuviera ocurriendo.

    =no de los e1iliados, braham 8uill)n, me contaba la guerra en su casa, a la hora deldesayuno. 4l me hablaba del marco geo-poltico y de las contradicciones tcticas yestrat)gicas del #rente republicano. 'espu)s, las batallas ocurran sobre el mantel.

    Las cucharitas, el azucarero y las tazas de ca#) con leche sealaban las posiciones delos milicianos y las tropas de ranco. itler arro!aban naran!as y panes que estremecan la mesa y provocaban tremendodesparramo entre los escarbadientes, que eran la in#antera. 0o escuchaba los truenosde las bombas, la tormenta de la metralla y los aullidos de las vctimas.

    'esde la puerta de la cocina, la mu!er de braham se secaba las manos con unrepasador. +irando aquella mesa sembrada de cadveres, meneaba la cabeza ysusurraba

    5(obrecillos. (obrecillos.

    Una arta

    Cera 9arnevale, que tena once aos, escribi% una carta a su padre en#ermo.

    &e digo querete, cuidate, protegete, mimate, sentite, amate, dis#rutate. &e digo tequiero, te cuido, te prote!o, te mimo, te siento, te amo, te dis#ruto.

    9on la carta de su hi!a ba!o la almohada, >)ctor se #ue en el sueo.

    El %eneno

    4n las heladas vsperas de cada amanecer, ante las brasas del #og%n, el capataz y el

    pe%n armaban el primer cigarrillo del da. 4llos no se miraban, no se nombraban, no sehablaban. 4ntre los dos se sentaba &arzn, el perro. S%lo con el perro conversaban.'irigi)ndose al perro, deca el capataz

    5>ay una vaca muerta en la caada. >asta cundo va a estar.

    0 el pe%n

    5(regntele a la vaca, &arzn.

    &arzn miraba a uno, miraba al otro. 4l era perro parco, de poco ladrar, y rara vezgrua o meneaba el rabo. Se ganaba el hueso escuchando al capataz, que le deca quehay que arreglar la alambrada, y al pe%n, que le deca que chocolate por la noticia. 0

    hasta la madrugada siguiente, desapareca.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    4stos dos hombres que se odiaban eran los nicos que traba!aban las tierras de laCiuda, en ?ocha, inmensidades atravesadas por catorce tranqueras hbiles en susartes de !inetes pastores, tir%n de rienda, vuelo de lazo, ta!o de #ac%n, salan a recorrercampo a la salida del sol, cada cual por su rumbo, y hasta la noche cabalgaban sincruzarse !ams.

    =na madrugada, &arzn no vino. 4l sol abri% su primer ta!o en el horizonte y se elev% enel cielo y &arzn no vino. Sin mirarse, sin nombrarse, sin hablarse, los dos hombresensillaron y se echaron al campo. 0 a la madrugada siguiente, &arzn tampoco vino ylos hombres, callados, se #ueron a traba!ar.

    4l perro apareci% en un pastizal, o!os de vidrio, patas rgidas, un rastro de sangre en elhocico, muerto del veneno de una vbora crucera. 0 una semana despu)s, da ms, damenos, alguien encontr% a los dos hombres, tumbados sobre las cenizas del #og%n, cadauno con el cuchillo del otro metido hasta el mango en algn lugar del cuerpo.

    La tumba

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    cigarrillos, las moscas huyeron, se volc% el vino, yo trastabill) y una demoledora mu!erlevant% al vie!o por el pescuezo.

    +e puse a recoger los paquetes desparramados por el piso, mientras la tarzana sacudaal vie!o y le gritaba mu!eriego, putaero, qu) te has creo, descarao, degenerao, queandi culiando con la 4va 5y )l balbuceaba que si yo ni la conozco5, y con la Lucy, y

    con la &et), y )l ella me busc%, gema, mientras segua el bombardeo, que te hasrevolcao con la +artita, la yegua )sa, y la puta de la 9harito, y la 2eti, y la +ary, y )l6"u) pretende ust)/ 6"ue sea un maleducao/ 6"ue les niegue el saludo/

    (or la vereda iba y vena la gente, ocupada en su a!etreo, y nadie les prestaba la menoratenci%n. 4lla haba aplastado al vie!o contra la pared y lo tena atrapado por el cuello.pretando para estrangulaci%n, amenaz%

    5&e mandai mudarA &e vaiA Si no te vai, te lo corto.

    4ntonces lo solt%, y ante sus o!os cruz% los dedos como ho!as de ti!era, lentamente

    56:ste/ &e lo cortoA "uedas alverto.

    4l cay% de rodillas y le abraz% las piernas. Sealndome, di!o

    5qu est este amigo, que no vai me de!ar mentir.

    0 !ur%

    56(ero ust) no sabe/ 63o sabe ust) que ust) es mi catedral/ Las otras... las otras soncapillitas, noms.

    2erapia intensi%a

    Lo encontraron en su casa de 2uenos ires, cado en el suelo, desmayado, respirandoapenitas. +ario 2enedetti haba su#rido el ms #eroz ataque de asma de toda su vida.

    4n el >ospital lemn, el o1geno y las inyecciones lo devolvieron, poquito a poco, almundo, o a algn otro planeta ms o menos parecido. 9uando alzaba los prpados, veamuequitos que bailaban, tomados de la mano, en la remota pared, y entonces volva asumergirse en un silencio asueado y ausente. 4staba molido. >aba sido aporreado por7oe Louis, ?oc$y +arciano y 9assius 9lay, todos a la vez, aunque )l nunca les habahecho nada.

    4scuch% voces. Las voces iban y venan, se acercaban, se ale!aban, y en alemn decanalgo as como mal, mal, lo veo muy mal; un caso di#cil, di#cil; qui)n sabe si pasa de

    esta noche. +ario abri% un o!o y no vio muequitos. Cio unas tnicas blancas, al pie desu cama. 9on voz de bandera arriada, pregunt%

    56&an grave estoy/

    Lo pregunt% en per#ecto alemn. 0 uno de los m)dicos se indign%

    560 usted por qu) habla alemn, si se llama 2enedetti/

    4l ataque de risa lo cur% del ataque de asma y le salv% la vida.

    Los ausentes

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    4l cementerio de 9hichicastenango se muere de risa. +il colores luce la muerte en lastumbas #lorecidas. "uiz los colores celebran el #in de la pesadilla terrestre, este malsueo de mandones y mandados que la muerte acaba cuando de un manotazo nosdesnuda y nos iguala.

    (ero en el cementerio no veo ni una sola lpida de GHR, ni de GHQ, cuando #ue el

    tiempo de la gran mataz%n en las comunidades indgenas de 8uatemala. 4l e!)rcitoarro!% esos cuerpos a la mar, o a las bocas de los volcanes, o los quem% en qui)n sabequ) #osas.

    Los alegres colores de las tumbas de 9hichicastenango saludan a la muerte, laait, que podra aplicarse e1itosamente en escala universal.La e1periencia permite con#iar en su e#icacia contra las tendencias con#lictivas queactualmente alteran la paz pblica, per!udican al sistema productivo y desalientan lainversi%n e1tran!era.E

    La risa

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    7avier Cilla#ae y 7orge Caldano haban almorzado !untos en un bodeg%n de Oaragoza.0a se estaban yendo, cuando el vie!o 7avier se golpe% la #rente de un brinco regres% ala mesa y vaci%, a sorbitos lentos, la copa que haba quedado a medio tomar. +ientras7avier beba aquel resto, porque es pecado de!ar vino y porque nunca se sabe si ser elltimo trago, escuch% risas que venan de la cocina.

    >aban comido muy bien, un almuerzo que era obra de maestra, y 7avier decidi% queCaldano y )l no podan irse sin dar las gracias al autor. 4n la puerta de la cocinaapareci% un hombre tamao nio, chiquito y solar, un #ulgor metido dentro de uninmenso gorro de cocinero. 7avier no saba si #elicitarlo o llevrselo para su teatro detteres.

    5qu nos divertimos cocinando 5di!o el diminutito. 0 aadi%, orgulloso

    5 los platos se les nota el buen humor.

    0 di!o que hay que cuidarse, porque la gente cree que las malas ondas entran por loscodos y las rodillas, pero no entran por la boca.

    -ara la Ctedra de Antropolog!a

    trav)s de los campos y los tiempos, marchaba el tren desde Sevilla hacia +or%n de larontera. 0 a trav)s de la ventana, el poeta 7ulio C)lez contemplaba, con o!os cansados,las arboledas y las casas que huan en r#agas, verderas y blancuras tantas vecesvistas, mientras su memoria deambulaba por otras geogra#as.

    Sentado #rente a 7ulio iba un turista. 4l turista quera practicar su di#icultoso espaol,pero 7ulio andaba qui)n sabe por d%nde, buscando alguna certeza que se le haba ido,alguna palabra o mu!er que se le haban perdido.

    56=sted es andaluz/ 5pregunt% el turista.

    7ulio, ausente, asinti%.

    0 el turista, intrigado, insisti%

    5(ero si es andaluz, 6por qu) est triste/

    -ara la Ctedra de Religin

    9uando llegu) a ?oma por primera vez, yo ya no crea en 'ios, y no tena ms que a la

    tierra por nico cielo y nico in#ierno. (ero no guardaba un mal recuerdo del 'ios padrede los aos de mi in#ancia, y en mis adentros segua ocupando un lugar entraable elhi!o, el rebelde de 8alilea que haba desa#iado a la ciudad imperial donde yo estabaaterrizando en aquel avi%n de litalia. 'el 4spritu Santo, lo con#ieso, poco o nada mehaba quedado apenas el vago recuerdo de una paloma blanca de alas desplegadas,que caa en picada y embarazaba a las vrgenes.

    3o bien entr) al aeropuerto de ?oma, un gran cartel me golpe% los o!os

    239: '4L 4S(

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    4n las pro#undidades de una cueva del ro (inturas, un cazador estamp% en la piedra sumano ro!a de sangre. 4l de!% su mano all, en alguna tregua entre la urgencia de matary el pnico de morir. 0 algn tiempo despu)s, otro cazador imprimi%, !unto a esa mano,su propia mano negra de tizne. 0 luego otros cazadores #ueron de!ando en la piedrahuellas de sus manos empapadas en colores que venan de la sangre y de las cenizas,de la tierra y de las #lores.

    &rece mil aos despu)s, cerquita del ro (inturas, en la ciudad de (erito +oreno, alguienescribe en la pared 0o estuve aqu.

    +ir

    lmir 'Wvila lleva ms de cuarenta aos en el manicomio de San (ablo. 4ntr% de nio,lo declararon demente y nunca ms sali%. 3unca nadie le ha escrito una carta, ni hasido nunca visitado por nadie. unque pudiera irse, no tiene ad%nde; aunque quisierahablar, no tiene con qui)n. (asa sus das deambulando en crculos, con una radio de pilapegada a la ore!a, y en su camino se cruza siempre con los mismos hombres quedeambulan en crculos con una radio de pila pegada a la ore!a.

    =na tarde de domingo, uno de los m)dicos del manicomio llev% a algunos pacientes avisitar la e1posici%n de 7oan +ir%. lmir se puso su tra!e nico, muy gastadito pero bienplanchado ba!o el colch%n, se meti% hasta los o!os su sombrero de almirante de la #lotaimperial y march% a la e1posici%n apretando contra el pecho, como siempre, la bolsallena de piedritas que )l usa para pagar #avores.

    0 vio. Cio los colores que estallaban, el tomate que tena bigotes y el tenedor quebailaba, el p!aro que era mu!er desnuda, los muchos o!os que volaban en cada cielo ylas estrellas muchas que cada cara esconda.

    nduvo de cuadro en cuadro con el ceo #runcido. 4ra evidente que +ir% lo habade#raudado, pero el m)dico quiso conocer su opini%n

    5'emasiada 5di!o lmir.

    56'emasiada qu)/.

    5'emasiada locura.

    0 lmir se atornill% la cabeza con un dedo.

    El a%in

    lameaban, altas, las banderas. La banda ensayaba una y mil veces el himno nacional,mientras otros maestros ponan a punto lo me!or de la msica lugarea. =n caballo, denombre +oscard%n, espantaba las vacas que se metan a pastar en la pista.

    3adie haba #altado. 4l pueblo entero de Lorica llevaba horas esperando,achicharrndose al sol, todos con el pescuezo torcido y los o!os clavados en el cielo,enca!es, lacitos, corbatas, almidonados todos como para boda o bautismo.

    'esde le!os lo vieron venir. 0 tragaron saliva. 0 cuando el esperado se lanz% a tierra, eltremendo trueno y el latigazo de viento provocaron una estampida general en laconcurrencia.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    (or #in las h)lices de!aron de girar y call% aquel ruido de guerra. 0 la multitudboquiabierta pudo ver, de le!os, al gigante. uele a !ab%nA

    4ntonces la msica estall%. Las dos orquestas tocaban simultneamente el himno patrioy un popurr de vallenatos, mientras la multitud atropellaba saltando y bailando. Lospasa!eros #ueron ba!ados en andas y al piloto lo ahogaron en un mar de #lores. 0celebrando la aparici%n del venido del cielo, se ech% a correr el trago #uerte y se desat%la parranda, dale dale, en las calles del pueblo.

    4l avi%n haba hecho una escala, una paradita para seguir via!e hacia otros rumbos,pero ya no pudo despegar.

    54se #ue el primer secuestro a)reo de la historia de 9olombia 5dice 'avid Snchez-7uliao, el ms !oven de los secuestradores.

    El fotgrafo

    >iladio Snchez vive en la oscuridad, como los murci)lagos. 9omo los murci)lagos, vepor los odos. (ero los murci)lagos no saben sacar #otos, >iladio es #ot%gra#o, y de losbuenos.

    4ra !ugador de #utbol, y de los buenos, hace veintipico de aos. 7ugando para laselecci%n nacional de 9uba, un pelotazo lo tumb%. (areca muerto. &iempo despu)s,

    despert% en el hospital. 4staba vivo. 4staba ciego.

    dems de ver por los odos, >iladio ve por los o!os de su imaginaci%n y su memoria, yha encontrado la manera de contarnos lo que ve. 9mara en mano, e!erce sus artes demanosanta de la imagen. +ide la distancia por los pasos, y a!usta el dia#ragma segn elcalor del da o la #rescura de la tarde. 0 cuando todo est listo, apunta y hace punteraguiado por las voces o por los silencios, que nunca estn callados.

    >iladio #otogra#a a sus vecinos, apoyados contra la pared marcada de cicatrices, y#otogra#a las sbanas colgadas del alambre y las !arras y los sartenes colgados de losclavos, el leve paso de las horas y las gentes, la luz del sol en el patio, y la sombra quela corta de un ta!o.

    3o #otogra#a la luz de la luna, aunque la conoce bien. 9ada noche, esos dedos heladosle tocan la cara. 4s la luna, que lo llama. 0 el ciego se hace el sordo.

    El profesor

    4n el patio de baldosas son% un estr)pito de botas con espuelas. 'esnudo, tirado bocaaba!o sobre el charco de su sangre, el &ito 2ernal alcanz% a entreabrir un o!o. 0 pudover las botas plantadas ante su cara, botas que olan a cuero mo!ado, y desde ellas, lalarga sombra que parta en dos el patio. Le ardi% en el o!o la blancura del patio, blancode luna.

    ll en lo alto de las botas, tron% una voz. 4l &ito la reconoci%. 4ra la voz de lcibades2ritez, !e#e de polica de sunci%n, un servidor de la patria que cobraba los sueldos y

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    reciba las raciones de setecientos policas muertos. 4l &ito haba escuchado esa vozcada una de las muchas veces que haba sido molido a palos por causa de las ideas quecrea y la gente que quera, porque andaban haciendo alboroto los campesinos sin tierrao porque se estaba llenando la ciudad de pan#letos y pintadas que no eran para nadacariosos con el superior gobierno.

    La bota lo pate%, lo hizo rodar, la voz sentenci%

    54l pro#esor 2ernal... CergFenza deba darte. Los pro#esores no estn para armar los.Los pro#esores estn para dar conocimientos.

    4l &ito tena la boca hecha un estropa!o, pero consigui% decir

    5s es.

    "uizs el !e#e de polica lo escuch%. Si lo escuch%, no lo entendi%.

    lgn tiempo despu)s, el &ito termin% de morir.

    El molino

    3elly 'elluci atraves% alambradas y pastizales en busca del lugar donde haba sidotriturada, un campo de concentraci%n llamado La 4scuelita, pero el e!)rcito argentino nohaba de!ado ni un ladrillo en pie.

    &oda la tarde anduvo buscando en vano. 0 cuando ms perdida estaba en plena llanura,deambulando sin ton ni son, 3elly vio el molino. Lo descubri% de le!os. l acercarse,escuch% la que!a de las aspas azotadas por el viento, y no tuvo dudas

    54s aqu.

    3o haba nada ms que pasto alrededor, pero )se era el lugar. 'e pie #rente al molino,que ya el crepsculo tea de ro!o, 3elly reconoci% el gemido que quince aos anteshaba acompaado a los presos das tras da, noche tras noche.

    0 record% un coronel, harto de la letana del molino, lo haba mandado maniatar. Lasaspas haban sido atadas con varias vueltas de tiento, pero el molino haba seguidoque!ndose.

    Los peados

    4n GHHR, mientras se celebraban los cinco siglos de algo as como la salvaci%n de lasm)ricas, un sacerdote cat%lico lleg% a una comunidad metida en las hondonadas de lasmontaas de 9hiapas.

    ntes de la misa #ue la con#esi%n. 4n lengua to!olabal, los indios contaron sus pecados.9arlos Len$ersdor# hizo lo que pudo traduciendo las con#esiones, una tras otra, aunque)l bien sabe que no hay qui)n pueda traducir estos misterios

    5'ice que ha abandonado al maz 5tradu!o 9arlos5. 'ice que muy triste est la milpa.+uchos das sin ir.

    5'ice que ha maltratado al #uego. >a aporreado la lumbre, porque no arda bien. 4llasu#ri%.

    5'ice que ha pro#anado al camino, que lo anduvo macheteando sin raz%n.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    5'ice que ha volteado un rbol y no le ha e1plicado por qu).

    5'ice que ha lastimado al buey.

    4l sacerdote no supo qu) hacer con esos pecados, que no #iguran en el catlogo de+ois)s.

    El letor

    4n uno de sus cuentos, :svaldo Soriano imagin% un partido de #utbol en algn pueblitoperdido de la (atagonia. l 2arda del +edio, el equipo local, nunca nadie le haba metidoun gol en su cancha. Seme!ante agravio estaba prohibido, ba!o pena de crcel o dehorca. 4n el cuento, el equipo visitante evitaba la tentaci%n durante todo el partido;pero al #inal, en una de las pi#ias de la de#ensa del 2arda, el delantero centro quedabasolo #rente al arquero y no tena ms remedio que pasarle la pelota entre las piernas.

    &reinta y tres aos despu)s, cuando :svaldo lleg% al aeropuerto de 3euqu)n, un

    desconocido lo estru!% en un abrazo y lo alz% con vali!a y todo

    58ol, noA 8olazoA 5grit%5. &e estoy viendoA lo (el) lo #este!asteA 5y cay% derodillas, elevando los brazos al cielo. 'espu)s se cubri% la cabeza

    5"u) manera de llover piedrasA "u) biaba nos dieronA :svaldo, boquiabierto,escuchaba con la vali!a en la mano.

    5Se te vinieron encimaA 4ran un puebloA 5grit% el entusiasta. 0 entonces se hinch%como un sapo, seal% a :svaldo con el pulgar y di!o a los curiosos que se habanacercado

    5 )ste yo le salv) la vida.

    (or primera vez se estaba llenando de gente aquel partido que :svaldo haba !ugado asolas, una le!ana madrugada, sin ms compaa que una mquina de escribir, uncenicero lleno de puchos y un par de gatos dormilones

    Naturale&a %i%a

    l#redo +ires rescata las tradiciones de 9a!amarca.

    >ace aos, cuando l#redo estaba empezando a recoger la memoria de las costumbres ylos tiempos, los campesinos le propusieron algunos temas de traba!o

    el eclipse, la lluvia, la inundaci%n, la niebla, la helada, el ventarr%n, el remolino.

    l#redo asinti%

    h, sA 5di!o5. en%menos naturales.

    3adie respondi%. 'e callada manera, le estaban diciendo que tal cosa no e1iste en9a!amarca.

    9on el tiempo, l#redo aprendi%.

    prendi% que el eclipse ocurre porque el sol y la luna son una pare!a que se lleva mal,

    sol de #uego, luna de agua, y cuando se encuentran, se pelean, y el sol quema a la lunao la luna mo!a al sol y lo apaga por un rato;

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    y aprendi% que la lluvia es hermana de los ros; que por los ros

    corre la sangre de la tierra, y hay inundaci%n cuando la sangre se derrama;

    que la niebla se mata de la risa burlando a los caminantes;

    que la helada es tuerta, y por eso quema los cultivos por un solo lado;que el ventarr%n se relame comi)ndose las semillas sembradas en luna verde y que elremolino da vueltas porque tiene un solo pie.

    El tajo

    (or acaso del destino, yo estaba all. 4ra el tiempo de la guerra, yo andaba de sieteaos reci)n cumplidos.

    3o soy de #recuentar tristezas, cream). ?olendio +artnez, un servidor, ya va para un

    siglo de vida. 3unca gust) de negruras ni encontr) tocayos ni tuve traba!o aliviado. esta altura ya no cumplo aos ni uso relo!, pero no soy yacar) viudo para andarcaminando con la cabeza volteada. s que no vaya a interpretarme mal. Lo mo no esmana. 0o vi lo que vi, y lo sigo viendo. 9on los o!os abiertos, y durmiendo tambi)n.3unca consegu sacarme ese amargamiento.

    9larito, lo veo. >aba un hombre que tena un pauelo colorado en el pescuezo. lgoandara haciendo, qui)n sabe, all a la orilla del arroyo Sarand. 4n eso, escuch)caballos. 0 vi. ue cosa de un momentito. 'os !inetes llegaron de atrs, pasaron comoviento, uno caz% al hombre por el pauelo y el otro peg% el cuchillazo, y despu)s limpi%el cuchillo, al galope, en el anca del caballo. 0 se perdieron en el polvo.

    ue a la hora de la siesta, en pleno verano. La memoria ma no ha tenido el consuelo de

    la niebla, ni la e1cusa de la oscuridad. ue hace noventa aos, y lo veo todava el ta!ode ore!a a ore!a, el chorro de sangre, el hombre que sali% corriendo, pegandomanotazos, sin saber que estaba muerto

    El pintor

    50o me di cuenta de que estaba muerto, porque hablaba en latn 5me e1plic% ngelCzquez.

    dems, se saba. >aca tiempo que =rbano Lugrs, artista pintor, yaca ba!o tierra. (eroaquella tarde, ngel haba subido a la torre, para esperar el otoo, y se lo haba

    encontrado.

    'esde lo alto de la costa gallega, ngel estaba contemplando el otoo, que vena de lamar, y el otoo era una luz blanca que invada el cielo, limpio de nubes. 4n esa pazestaba ngel, blanca brisa, aire nuevo, cuando descubri% que tena al artista a su lado.4l vie!o di!o alguna de esas maldades muy suyas, que en latn sonaban raro, pero ri%como siempre rea, que no era con la boca sino con sus peligrosos o!os de nioencendidos ba!o la maraa del pelo.

    0 entonces, de pronto, el cielo se enloqueci% se alborot%, se oscureci%, y en la sbitanegrura aparecieron bailando unas nubes venidas qui)n sabe de d%nde, nubes de oro,nubes de #uego, nubes de vino, y luego llegaron los relmpagos y las acuchillaron. 0

    tembl% el mundo, sacudido por los truenos, y sobre el mundo se desplom% una lluvia del#in del mundo.

  • 7/27/2019 Cuentos de Galeano

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    ngel grit%

    5'on =rbano (inte eso, hombreA

    elena quiso descubrir la noche.

    Se hizo la dormida, y a la medianoche se escap% de la cama. 4n silencio se visti% de

    #iesta, como si #uera domingo o da de cumpleaos. 0 con todo sigilo se desliz% hacia elpatio y se sent% a conocer los misterios de la noche de &ucumn.

    Sus padres dorman, sus hermanas tambi)n. >elena quera saber c%mo era el cielomientras la gente dorma. "uera ver c%mo creca la noche, y c%mo via!aban la luna ylas estrellas. lgui