Cuentos de antes

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Cuentos de antes para niños de ahora

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Cuentos de los abuelos ilustrados por los nietos. Recopilación de cuentos trabajados en actividades de animación a la lectura de las bibliotecas municipales de Leganés.

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Cuentos de antes para niños de ahora

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Biblioteca Rigoberta Menchú

El Castillo de Irás y no Volverás ............................................12Abuela: Ángela De León Villarreal.Nieta: Ana Rodríguez Pérez.

Los Viejos Músicos ................................................................14Abuelo: Ignacio Martín Toledo.Nieta: Andrea Muñoz Martín.

El Pececillo de Oro ................................................................18Abuelo: Ángel Barbero Arcones.Nieta: Maria Culebras Barbero

Los Siete Cabritillos................................................................20Abuela: Mª Tomasa Muñoz Bravo.Nieto: Darío Serrano Gómez.

El León Y El Ratoncillo............................................................22Abuelo: Vicente Pérez Camacho.Nieto: Daniel Rodríguez Pérez

Biblioteca Julián Besteiro

Paquito y su oca Nani ............................................................26Abuela: Maite Pareja Rico.Nieto: Carlos de Prada Ruiz.

El doctor de los milagros ......................................................29Abuela: Carmen Ruiz Muñoz.Nieto: Mario Rocha Hormigos.

Las cabritas que iban a Montanerita ......................................31Abuela: Esperanza Segovia Muñoz.Nieto: Mario Mosquero Romero.

La mona Ramona ..................................................................34Abuela: Cándida Carqués Serrano.Nieta: Alba Sánchez Carqués.

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Índice de cuentos

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Biblioteca Enrique Tierno Galván

La Ratita Presumida................................................................38Abuelo: Gregorio Valles González.Nieto: Víctor Aparicio Valles.

Día de Reyes ..........................................................................42Abuela: Avelina Colado López.Nieto Marcos Reina Carrillo.

Las aventuras de Magallete ....................................................44Abuelo: Basilio Garrido Piña.Nietas: Emma y Laura Garrido Arredondo.

El pájaro y el niño perdido ....................................................46Papá: Juan Carlos Damián Nieto.Hija: Irene Damián Celada.

Biblioteca Caro Baroja

La Laguna de las encantadas..................................................50Abuela: Manuela Hidalgo Almirante.Nieto: Iván Villuendas Rodríguez.

Mi perra Trujillana..................................................................52Abuela: Beatriz Fernández Tena.Vecino: David González Martínez.

El cuento de “Canta Zurrón” ..................................................54Abuela: Maria del Carmen Vaquero Sepúlveda.Nieto: Pablo Rodríguez Martínez.

El árbol mágico ......................................................................57Abuelo: Pablo Minguela Chavida.Nieta: Sofía Minguela Vázquez.

Los Siete Cabritillos y el Lobo ................................................60Abuelo: Angelita Rubio Poderoso.Nieto: Carla Manso Delgado

Índice

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Abuelita Querida ....................................................................62Abuela: Angela Martín BarreroNieto: Airam García Navarro.

La Ratita Presumida................................................................65Abuelo: Victoria Alonso Alonso.Nieto: Hector Benito Bermejo.

El Niño Tristán ......................................................................67Abuela: Maura De La Fuente.Nieto: Sara Benito.

La Ratita Presumida................................................................69Abuelo: Mª Luisa Sánchez Huerta.Nieto: Álvaro Guerrero Gómez.

Peripecias del pasado ............................................................72Abuelo: Manuel Pérez Suárez.Nieto: Alicia Pérez Rubio.

La Zorra Grillera ....................................................................74Abuelo: Carmen Ibáñez Vega.Nieto: Alicia Gómez Cuellar.

Cuento Del Tío Chorlito ........................................................76Abuelo: Jesús González Martín.Nieto: Diego Blanco González.

Mi Abuela De Niña ................................................................79Abuela: Guadalupe Domínguez Hontiveros.Nieta: Andrea Romero Hernández.

Mi Primera Primavera ............................................................82Abuela: Luzdivina Ampuero Rosado.Nieta: Luzdivina Amores Cano.

Las Zapatillas Rojas................................................................84Abuelo: Juan Caballero Sánchez.Nieta: Paula Caballero Carrillo.

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Índice

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Los Siete Cabritillos y El Lobo ................................................86Abuela: María Gil Arribas.Nieta: Aymara Rivero Tierno.

Rumpelstikin ..........................................................................88Abuelo: Eduardo Cea Ovejero.Nieto: Javier Suñez Cea.

Peluso ....................................................................................92Abuelo: Jorge Becerra Carvajal.Nieto: Sebastián Becerra Restituyo

La Zorra Y La Cigüeña ............................................................95Abuelo: Toñi Rocha Saldaño.Nieto: Álvaro Guillén Rocha.

Cokey, El Caracolito Que Jugaba Al Escondite ........................97Abuelo: Jorge Becerra Carvajal.Nieto: Julián Becerra Espín.

Fiesta de los quintos ............................................................100Abuelo: Alberto Blanco Sánchez.Nieta: Idaira Arencibia Blanco.

Tomás y sus amigos ............................................................102Abuela: Susana Céspedes Nieto.Nieta: Carmen Amador Martín.

Una historia auténtica ..........................................................104Abuelo: Ángel García Sierra.Nieto: Guillermo González García.

Las travesuras de David ......................................................108Abuelo: Pedro Villanueva Carretero.Nieta: Laura Pareja Villanueva.

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Índice

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Biblioteca Santiago Amón

El más listo o el más Tonto..................................................112Abuelo: Santiago Mordillo Mahillo.Nieta: Judit Mordillo Córdoba.

Historia De Blancaflor ..........................................................115Abuelo: Antonio García Barriopedro.Nieto: Diego Martín García.

Marcelina ............................................................................118Abuela: Rosa Ordóñez Borrega.Nieto: Miguel Ángel Moya.

Buscando el mar ..................................................................120Abuelo: Jesús ChilladaNieta: Elisa Chillada.

Paula y sus amigas ..............................................................122Abuela: Mª Carmen Oliver.Nieta: Paula Chillada.

La luciérnaga ......................................................................124Abuela: Rosa López Hernán.Nieta: Blanca Chillada.

La Sirenita ............................................................................126Abuela: Ángeles Jiménez Sáez.Nieta: Almudena Palomino Gil.

Los músicos de Bremen ......................................................128Abuela: Victoriana López.Nieta: Claudia Gómez Izquierdo.

Un día en la sierra................................................................130Abuelo: Francisco Vega ViñuelasNieta: Clara Vega Delgado y Miguel Vega Astorga

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Índice

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El pescador y su mujer ........................................................133Abuela: Mª Carmen Aguilar ZabalaNieta: Ana Nicolás del Peral.

Blanca Nieve y Encarnada Rosa ............................................136Abuela: Mª Carmen Aguilar ZabalaNieta: Carmen Nicolás del Peral.

El negrito Sambo..................................................................138Abuela: Mª Carmen Aguilar ZabalaNieta: Clara Nicolás del Peral.

El premio del Rey ................................................................140Abuela: Marta Ruiz Ardín.

Nieto: Pablo Ruiz Ruiz

La historia del abeto de Navidad ..........................................142Abuela: Marta Ruiz Ardín.Nieta: Carla Lázaro Ramírez.

La historia de una abuela....................................................144Abuela: Erundina Pérez BlancoNieta: Jennifer Álvarez

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Índice

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Biblicoteca Rigoberta Menchú

Cuentos de antespara niños de ahora

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Érase una vez una mamá que deseaba tener una niña. Un día estabacosiendo en casa, mientras veía por la ventana caer la nieve, se pinchó

en un dedo y pensó: ¡ me gustaría tener un bebé que fuera tan blanco comola nieve y unos rojos carrillos como la sangre!.

Entonces apareció un Duende que la dijo: Tendrás un bebé como tú lodeseas, pero con la condición de que cuando sea mayor, tendrá que ir abuscar la llave del Castillo de Irás y no Volverás, porque si no la encuentra,te quitaré a tu hija.

Tuvo una hija y cuando fue mayor, la madre le contó la promesa que lehabía hecho al Duende. La hija, le dijo que no se preocupara, que ella iría apor la llave. Se despidió de su madre, diciendo ¡lo conseguiré!

Después de mucho andar, llegó al fin del mundo, era de noche y seencontró con la Luna. Le preguntó si sabía donde estaba la llave del Castillo.

Le dijo que no lo sabía, pero que siguiera adelante, que pasando lasnubes, estaba el Sol, que le preguntara, sin acercarse mucho para noquemarse. Siguió adelante y cuando llegó al Sol, este le dijo que siguieraadelante, que tenía que encontrar un jardín todo lleno de flores y entre lasflores, que buscara, hasta encontrar una que era la que escondía la llave, laconocería porque era roja y el centro blanco.

Después de buscar y buscar, la encontró al fin y encontró la llave delCastillo.

Volvió a su casa y encontró a su madre, que estaba llorando porque creíaque no iba a volver a verlo, se puso muy contenta. La madre llamó al Duendey le entregó la llave, y éste cogió un enfado porque lo que él quería erallevarse a la niña.

La madre y la hija vivieron muy felices.

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El Castillo de Irás yno Volverás

Abuelo: Ángela de León VillarealNieto: Ana Rodríguez Pérez

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Había una vez un granjero que tenía un burro que durante muchosaños había trabajado para él, pero como ya era mayor el granjero

decidió deshacerse de él, pero el burro se dio cuenta y se escapódirigiéndose a la ciudad de Toledo, allí pensó que podría ganarse la vidacomo músico. Iba caminando cuando se encontró con un perro de caza, elburro le preguntó: ¿Qué te pasa? Pues tenía muy mal aspecto. El perro leexplicó que como ya era viejo, su amo quería deshacerse de él, pues ya noservía para cazar; el burro le dijo que se fuera con él y formarían un dúo demúsicos.

No habían andado mucho cuando se encontrón con un gato, con cara depocos amigos, ¿qué te pasa? –le preguntaron-. El gato contó que su amahabía querido ahogarle por ser demasiado viejo, pero había conseguidoescapar. ¡Ven con nosotros! Le dijeron y nos dedicaremos los tres a lamúsica. El gato aceptó y se fueron juntos.

Caminando iban, cuando pasaron por delante d una granja y vieron a ungallo que cantaba con todas sus fuerzas. ¿Qué te pasa? Le preguntaron, elgallo les dijo que su ama quería comérselo, el burro le propuso que se fueracon ellos, pues tenía muy buena voz, y el gallo aceptó y se fue con ellos.

Caminando se les hizo de noche y se quedaron a dormir en el bosque; elgallo que se subió a un árbol para dormir, le pareció ver una lucecita a lolejos y pensó que habría una casa muy cerca, se pusieron en marcha hastallegar a la casa y vieron que era una guarida de ladrones. El burro que eramás grande miró por la ventana. ¿Qué ves? Preguntaron, el burro contestóveo una mesa con comida y unos ladrones alrededor. ¡Ojalá estuviéramosnosotros dentro! Dijo el burro; se pusieron a pensar y encontrar la forma deconseguirlo. El burro se puso debajo de la ventan, el perro saltó al lomo delburro, el gato treparía sobre el perro y el gallo volaría hasta ponerse en lacabeza del gato. Se pusieron los cuatro a cantar: el burro rebuznó, el perroladró, el gato maulló y el gallo cantó, luego se arrojaron por la ventanhaciendo un gran estruendo. Al oírlo los ladrones creyeron que se trataba deun fantasma y huyeron de la casa.

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Los Viejos Músicos

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Entonces entraron los cuatro compañeros y se comieron todo lo quehabía en la mesa. Después del festín se echaron a dormir, el burro sobre elestiércol, el perro detrás de la puerta, el gato junto a la lumbre y el gallo enla viga más alta, apagaron la luz y se durmieron. Al ver los ladrones que nohabía luz en la casa volvieron y el feje de la banda ordenó a uno que entrara,al entrar en la cocina los ojos del gato brillaron y le saltó a la cara al ladrónarañándole la cara, el ladrón echó a correr y al salir por la puerta el perro ledio un mordisco, corriendo hacia el patio el burro le dio una coz y el gallocon el ruido se despertó y gritó ¡Kikirikiiiii! El ladrón salió corriendo hacia elresto de la banda y les contó que en la casa había una bruja que le habíaarañado y en la puerta un hombre le había clavado un cuchillo en la pierna yen el patio un monstruo le golpeó con el garrote y arriba en el tejado un juezque gritaba: ¡ traedme aquí a ese tunante! Y por eso salí huyendo.

Desde entonces los ladrones no volvieron más a la casa y los cuatromúsicos se encontraron tan a gusto en ella que no quisieron abandonarlajamás.

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Abuelo: Ignacio Martín ToledoNieto: Andrea Muñoz Martín

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Érase una vez en un lejano País que vivía exclusivamente de la pesca, yen el que los que más tenían, se propusieron hacerse dueños de todo.

Así comprando barcos más grandes y mejor preparados con los quepescaban mucho más, con lo cuál fueron haciendo más ricos a los ricos ycada vez más pobres a los pobres que se tenían que conformar con lo pocoque pescaban cerca de la costa.

Entre aquellos que por tener barcos más pequeños no podían salir a altamar, había un pobre pescador que tenía mucho hijos y no había podidoprosperar a pesar de todos sus esfuerzos.

Él no poseía más que una pequeña barquita con la que a diario seadentraba en el mar cuando estaba en calma y desafiando el temporalcuando estaba bravío, pero como no podía alejarse mucho de la costa lamayor parte de los días solía volver sin haber pescado nada con lo quemantener a su extensa familia.

Uno de tantos días y cuando ya se encontraba desanimado, desesperadoy casi sin fuerzas para seguir notó con sorpresa que entre las redes se movíaalgo y al levantarlas vio un hermoso pececillo de oro; lo recogió pensandoque por su valor le resolvería el sustento de muchos días para su familia, sesentía feliz pensando que había resuelto su gran problema.

Cuando lo iba a echar en la cesta el pececillo lo habló con voz lastimeradiciéndole:

Pescador, te pido por favor que me sueltes puesto que como tú soy unpadre de familia que ha salido a buscar lo necesario para su familia, cuandome he encontrado preso entre tus redes, al que también esperan sus hijos yesposa y si no vuelvo se morirían de tristeza y penalidades.

El pescador al oír todo esto y guiado por su buen corazón decidió soltarloy seguir pescando. Una vez en el agua el pececillo de oro volvió a hablarle yle dijo:

Mira pescador, en recompensa por tu buena acción que demuestra labondad de tu corazón, de ahora en adelante siempre que eches tus redes almar las sacarás llenas de ricos pescados.

Desde aquel día el pescador y su familia siempre fueron felices pues denada les faltaba, pero no por eso el pescador abusó nunca de los beneficios

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El Pececillo de Oro

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que les reportaba el mar, limitándose a pescar sólo lo que les era necesario.Esto demuestra que las buenas acciones, casi siempre son

recompensadas, si no con beneficios económicos, si siempre con lasatisfacción personal de haber hecho lo que se debía.

Abuelo: Ángel Barbero ArconesNieto: María Culebras Barberi

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Había una vez en un pueblo alejado, en medio del bosque una cabrita quetenía siete cabritillos y los quería mucho, eran sus hijos. Había uno que erael más pequeño de todos y era algo travieso, sus hermanos le cuidabancuando la mamá que era la cabrita se tenía que ir a buscar leña y comidaporque era un invierno muy frío.

Su mamá les dijo que no abriesen la puerta a nadie, porque estabansolitos y les engañaría para comérselos. Los cabritillos le dijeron a su mamáque no abrirían la puerta porque se pondrían a jugar. Y así lo hicieron, peroestando jugando llamaron a la puerta y el mayor de los cabritillos dijocuidado, no abráis la puerta, ya sabéis lo que dijo mamá, y todos sequedaron quietos y el lobo se cansó y se fue, porque era el lobo el quellamaba a la puerta, así que los cabritillos como fueron obedientes no lespasó nada.

Al ratito vino la mamá y abrió la puerta y los cabritillos se pusieron tancontentos, todos fueron a abrazarla y el más pequeñito dijo a su mamá: -Han llamado a la puerta pero no hemos abierto porque tú nos dijisite que noabríesemos, muy bien hijos mios, habeis sido muy buenos, habeis obedecidomuy bien y mirar lo que os traigo, unas bellotas que las asaremos con éstaleña que traigo tan buena. Todos se pusieron tan contentos, las asaron ycomieron al lado del fuego, se fueron a dormir y colorín colorado este cuentose ha acabado.

Los Siete Cabritillos

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Abuelo: Mª Tomasa Muñoz BravoNieto: Darío Graoom

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Érase un ratoncillo que había instalado su casa en un agujero queencontró casualmente en el bosque. Allí no existía el peligro de

tropezarse con ningún gato. Podía hallar comida y agua con facilidad. En lapuerta de entrada puso un letrero que decía “Villa Ratón”. Una mañana,cuando su grillo despertador cantó la sinfonía de madrugada, saltó de sulecho, se aseó y salió al exterior. De improvisto vio que algo gordo y confarras hacía presa en su débil cuerpo, alzó el hocico y vio frente a sí a unfiero león. ¡Se acabó mi vida! El león le miró con curiosidad. Oiga, balbuceóel Ratón, Oiga señor León ¿Qué va usted a hacer conmigo? Puede que tecoma, dijo el León. Soy muy poco Ratón, para tanto León. El León quisoasustarle y abrió sus fauces, ¡Qué cueva tan grande! No te asustes ratón,rugió el León sonriendo, no pienso hacerte daño. Soy el Rey de la Selva, ycuando alguno ocupa una vivienda debe pedir permiso al propietario. –Sí,señor majestad, balbuceó al atribulado ratón, pediré permiso. - No esnecesario, te concedo esta vivienda gratis, sin alquiler, ¡Hala, eres libre!- ElLeón lo soltó y el ratoncillo se metió en su cueva.

De improvisto SM. El Rey León Fiero, vio a un tierno corderillo y de unsalto, cayó sobre el animal, que resultó ser de paja. Cuando se dio cuenta,estaba aprisionado por una red, en la que había caído. La red se liaba más,hasta que quedó hecho un ovillo, ¡se acabó mi reinado! Me llevarán a algúnZoo o a servir de curiosidad a la gente. El León se lamentaba así, comprendíaque sus esfuerzos eran inútiles para librarse de aquella red. El ratón por suparte, pasado el susto decidió salir de su casita y como vio el camino libre,saltó y se revolcó feliz por estar libre.

Así, corriendo llegó a donde estaba el león. - ¡Anda, rió, pero si es suMajestad! – No te burles de los caídos, habló con tristeza el León, esodemuestra que nadie es importante, siempre hay alguien más poderoso yfuerte, anda sigue tu camino y olvídate de mí. - ¡Oh Majestad! Quisieraayudaros, dijo el ratón. –Nada puedes hacer por mí, lárgate y déjame llorarsólo. El ratón se alejó unos pasos y empezó a morder una raíz apetitosa, serascó la cabeza con el rabo y dijo, Majestad, creo que puedo sacaros de aquí.– No me hagáis reír pequeñajo, si yo tan fiero y valiente, no puedo, que vas

Biblioteca Rigoberta Menchú

El león y el ratoncillo

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a conseguir tú. Tengo dientes potentes y estoy acostumbrado a roerlo todo,y no creo que estas cuerdas sean más fuertes que la madera que roía en miotra casa.

El Ratón comenzó a roer y roer, fue abriendo un boquete losuficientemente grande para que escapara el León.

El Rey de la Selva quedó maravillado. – Jamás creí que tú, un bichotan pequeñajo, pudiera salvarme a mí, un León al que todos temen. Dame tumano. –Pero sin apretar que soy muy pequeñín. Ambos se estrecharon suspatas y el Rey de la Selva, tuvo siempre en gran estima al Ratón,distinguiéndole con su amistad.

Eso nos enseña a no despreciar jamás a nadie al que creamosinferior a nosotros. Muchas veces unas personas más insignificantes queuno, pueden sernos de gran utilidad. Acostumbraros a respetar siempre atodos nuestros semejantes, pueden ayudarnos el día menos pensado.También debéis recordar que muchas veces la paciencia y la constanciaconsiguen más que la fuerza y el furor. La paciencia del Ratón y suconstancia royendo la cuerda que ataba al fiero León, obtuvieron mejor frutoque los rugidos y la misma fuerza que el Rey de la Selva, impotente ante lared que le ataba.

Biblioteca Rigoberta Menchú

Abuelo: Vicente Pérez CamachoNieto: Daniel Rodríguez Pérez

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Biblioteca Julián Besteiro

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Paquito, era un niño muy simpático y juguetón que tenía 5 años. Unaamiga de su mamá, le regaló una oca pequeñita y Paquito estaba muy

contento con su oca, la tenía metida en un cesto y le daba de comer y lopasaban muy bien.

Al pasar el tiempo, la oca fue creciendo y durante el día salía del cesto.Se había hecho grandota y robusta y andaba por toda la casa. A la hora decomer andaba dando saltos por el comedor y comiendo las migas que caíande la mesa; y defendía la casa armando un alboroto cuando entraba unextraño.

¡Tonta! ¡Tonta! Gritaba Paquito delante del pico de la oca, que queríaprenderle de los pantalones con el pico.

¡Uy, que miedoso que eres!, Gritaba Juan Antonio dándoselas de valiente.¿Qué te apuestas a que yo le doy de comer y no me hace nada?.

¿A qué no?Y Juan Antonio, que se había comprometido a ello alargaba mucho el

brazo y le daba un trozo de pan a Nany, dispuesto a salir corriendo si la ocale miraba con malos ojos.

Paquito se decidió a dar de comer también a la oca. Y poco a poco acabóperdiendo el miedo.

La oca se aficionó a él, más que a nadie, y en dos días se hicieron losmejores amigos del mundo.

Juntos iban a todos los sitios.¿Qué su padre iba a sembrar un trozo de jardín? Pues detrás iban Paquito

y Nany, que estiraba el pescuezo y contemplaba al padre de su amigo consus ojuelos relucientes.

¿Cuántos años tienes Nany? Y Nany graznaba dos veces, o tres, o cuatro,porque no estaba segura en eso de los años.

Su amigo buscaba para ella lombrices gordas y exquisitas, que lepresentaba en la punta de un palo y Nany tragaba encantada.

Biblioteca Julián Besteiro

Paquito y su oca Nani

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La amiga de su madre, le dijo que como le habían regalado la oca podíallevársela a su casa y Paquito se puso contento y dijo que era magnífico,pensó que podría llevársela al colegio, pero parece, ¡qué eso no podía hacer!.

Nany se quedaba en casa cuando Paquito se iba a casa y después cuandollegaba le recibía dando saltos y graznando de alegría y continuaron muchotiempo siendo los mejores amigos. ¡Siempre!

Biblioteca Julián Besteiro

Abuelo: Maite Pareja RicoNieto: Carlos de Prada Ruiz

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Biblioteca Julián Besteiro

Hace ya muchos años, en un país muy lejano, vivían en un palacio unosreyes que tenías varias hijas, entre ellas una hija que era la pequeña

y era muy bonita.Un día estaban comiendo pescado y a la princesita se le clavó una espina

en la garganta, la niña empezó a llorar y todos se asustaron muchísimoporque cada vez podía respirar peor. Llamaron al médico real y por más quelo intentó no conseguía aliviar el dolor de la princesita que cada vez estabapeor. Vinieron médicos y curanderos de todo el mundo y nadie conseguíanada, hasta que un día, llegó un apuesto joven a las puertas del palacio y seenteró de lo que le pasaba a la niña. Pidió permiso para hablar con el rey ycuando estuvo ante él le dijo que quería intenta curar a la princesa con unremedio que le había dejado su abuelo antes de morir y que seguramenteharía efecto. Todos se pusieron muy contentos y por supuesto le dieronpermiso para intentarlo, trajeron a la princesa y el Doctor Milagros, que asílo llamaron, saco de sus alforjas una piel de asno que llevaba y se la puso ala princesa sobre sus hombros. Al sentirla, sintió tanta repugnancia que dioun grito y al mismo tiempo salió la espina disparada de su garganta y en elmismo momento la princesa se recuperó. Todos dieron las gracias alsalvador de la niña. El joven y la niña se hicieron grandes amigos y pasadoun tiempo se casaron, fueron felices y tuvieron varios hijos. Y colorín,colorado, este cuento está terminado.

El doctor de los milagros

Abuelo: Carmen Ruíz MuñozNieto: Mario Rocha Hormigos

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Había una vez un rebaño de cabras, que todos los días al salir el sol,se dirigían a Montanerita.

Montanerita era una montaña donde los prados eran verdes frescos.Todas las cabras iban balando y saltando muy contentas.Pero ese día algo cambiaría.De pronto, un lobo de aspecto feroz y muerto de hambre se acerco y les

dijo:¿Dónde vais hermosas cabritas?Nos dirigimos a Montanerita, a comer la hierba fresca.Eso me parece buena idea - dijo el lobo-. Vosotras comer todo el día que

cuando bajéis me comeré a las más gordita.Todas las cabritas se pusieron a temblar y salieron corriendo muertas de

miedo.El día lo pasaron muy triste, porque sabían que cuando bajaran, el lobo

se comería a la más gordita y claro ellas no sabían cual de ellas sería.Durante el camino de regreso se encontraron a un zorro.¿Qué os pasa cabritas?Las cabritas le contaron lo ocurrido con el lobo. Al zorro que fama tenía

de listo, se le ocurrió una gran idea.Cabritas poneros unos cuernos con estas ceborranchas que aquí crecen.

Poneros todas dos ceborranchas menos tu cabrita que te pondrás solo una.Las cabritas se miraron incrédulas unas a otras, pero como no tenían

nada que perder, le hicieron caso.Todas se pusieron dos menos una que solo se puso una.El zorro salió corriendo al encuentro del lobo y le dijo:Lobo, ¿Qué haces aquí?.Estoy esperando a las cabritas que han subido a Montanerita, para

comerme a la más gordita.Pues tienes suerte, por allí bajan las cabritas.

El lobo se puso muy contento, pues iba a llenar la tripa, pero al fijarse vioalgo raro en ellas.

Las cabritas que iban aMontanerita

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¿Qué es eso que llevan pinchado en los cuernos?Lo que levan son cabezas de lobo. Dijo el zorro.¿De lobo? Dices. ¿Y por qué esa solo lleva una?.Porque esa está esperando la tuya... dijo el zorro.

El lobo pegó tal brinco por susto, que se dejó el rabo pegado en un riscoy salió corriendo y no volvió a aparecer por allí

Las cabritas saltaron muy contentas, dándoles las gracias al zorro.Y colorín, colorado este cuento se a acabado.

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Abuelo: Esperanza SegoviaMuñoz.Nieto: Mario Mosquero Romero

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La mona Ramona se mece en la rama.Su mamá la llama:

¡Ramona, Ramona, ven a merendar!La mona Ramona baja de la rama, se sienta a la mesa, come una manzana

y un montón de moras.

Su hermana se asoma por la ventana y le dice:Si comes muchas moras te van a sentar mal.Pero Ramona come más y más.Y cuando termina, se levanta de la mesa y sube a la rama.La mona Ramona se mece, se mece ...Y los animales la miran y se ríen...¿Por qué me miráis?.Pregunta Ramona.

Y lo animales ríen más y más...Porque de tanto comer moras,¡la mona Ramona se ha puesto morada!

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La mona Ramona

Abuelo: Cándida Carqués SerranoNieto: Alba Sánchez Carqués

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Biblioteca Enrique Tierno Galván

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Biblioteca Enrique Tierno Galván

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Érase una vez una ratita que le gustaba mucho la limpieza y todos losdías por las mañanas, salí a barrer las calles. Un día que estaba

barriendo se le acercó un borriquito y le dijo:

Ratita, ratita que bonita estás.Y le contestó la ratita.Hago muy rebién porque tú no me lo das.

Y el borriquito pregunto:Ratita, ratita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la ratita le contestó:¿Y qué vas a hacer por la noche?Rebuznar y rebuznar. Dijo el borriquito.Ay, no que me asustas.

Se pasaron unos días y la ratita volvió a barrer la calle. Y se acercó ungatito que le dijo a la ratita:

Ratita, ratita que bonita estás.Y le contestó la ratita.Hago muy rebién porque tú no me lo das.

Y le dice el gatito a la ratita:Ratita, ratita, ¿te quieres casar conmigoY la ratita le contestó:¿Y qué vas a hacer por la noche?Miau miau. Dijo el gatito.Ay, no que me asustas.

Y se tuvo que ir el gatito con sus buenas calabazas.Al otro día volvió a salir la ratita a barrer la calle como de costumbre, y

se le acercó un perrito, que le dijo a la ratita:Ratita, ratita que bonita estás.

La ratita presumida

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Biblioteca Enrique Tierno Galván

Y le contestó la ratita.Hago muy rebién porque tú no me lo das.

Y el perrito pregunto:Ratita, ratita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la ratita le contestó:¿Y qué vas a hacer por la noche?Guau, guau. Dijo el perrito.Ay, no que me asustas.

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Al poco tiempo volvió a salir la ratita a la calle y estando barriendo se leacercó un ratoncito y le dijo:

Ratita, ratita que bonita estás.Y le contestó la ratita.Hago muy rebién porque tú no me lo das.

Y el ratoncito pregunto:Ratita, ratita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la ratita le contestó:¿Y qué vas a hacer por la noche?Dormir y callar, dormir y callar.- Dijo el ratoncito.Y la ratita muy contenta le contestó:Pues contigo me he de casar.

Y colorían colorado el cuento de la ratita se ha terminado.

Biblioteca Enrique Tierno Galván

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Abuelo: Gregorio Valles González.Nieto: Víctor Aparicio Valles.

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Biblioteca Enrique Tierno Galván

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Érase una vez que había una familia que vivía en una pequeña aldea ytuvieron tres hijos, los niños se hicieron mayorcitos y todos los días

iban al colegio de la ciudad en autocar. Allí estudiaban y tenían muchosamigos con los que jugaban mucho y se lo pasaban muy bien. Cuandovolvían por la tarde hacían los deberes y luego jugaban y veían la tele, luegocenaban y se iban a la cama para el día siguiente volver a madrugar y así undía y otro.

Cuando se hicieron mayores se marcharon con sus padres a la ciudad, allíestudiaron y tuvieron nuevos amigos. Se pusieron a trabajar cuandoterminaron sus estudios y se casaron.

Ellos también tuvieron hijos que también eran muy buenos y estudiosos.A uno de los chicos le gustaban mucho el fútbol. Jugaba en un equipo ymetía muchos goles. A las niñas les gustaba el baile, cuando se juntabantodos los primos los abuelos estaban muy contentos con ellos porque eranmuy buenos chicos y cuando llegaban las navidades se juntaban todos y selo pasaban muy bien el árbol y el Belén.

Entre los abuelos y los chicos escribían la Carta a los Reyes y les pedíanmuchas cosas para ellos, para los papás y los abuelos. Luego se iban todosjuntos para ver la cabalgata de Reyes y se lo pasaban muy bien cogiendocaramelos que tiraban los reyes desde sus carrozas.

Después de la cabalgata nos íbamos a casa para preparar el agua para loscamellos y la leche y el roscón para los Reyes. Y preparábamos los zapatospara que les dejaran las chuches y los juguetes que habían pedido. Y seacostaban porque cuando venían los Reyes si estaban despiertos no lesdejaban nada.

Al día siguiente, cuando se levantaban tenían en el salón de casa todo loque habían pedido y se lo pasaban muy bien jugando con todas las cosas conlos papás los abuelos y los primos.

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Día de reyes

Abuela: Avelina Colado López.Nietos: Marcos Reina Carrillo.

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Érase una vez un niño que se llamaba Magallete, su padre le regaló uncaballo muy bonito, salió al campo con su caballo. En el campo se

encontró con un gigante muy grande y al gigante le gustó mucho el caballo,tanto que se lo quería quitar por lo que el niño salió corriendo con sucaballo.

Pero el gigante era tan grande que lo alcanzaba por lo que el niño tiró unabotella mágica de agua que se transformó en un río el cual el gigante nopodía pasar, pero el río bajó y el gigante pasó y de dos zancadas lo volvió acoger por lo que Magallete le tiró una botella mágica que se transformó enuna Montaña muy grande. El gigante no podía subirla pero por fin la subió yentonces el gigante salió corriendo a por el niño y cuando lo iba alcanzando,el niño le tiró una botella mágica de fuego y el gigante no podía pasar.

El niño se fue al pueblo y a todos los niños salieron a ver al caballo tanbonito. Magallete les contó lo del gigante, que quería quitárselo. Entonceslos niños llamaron a sus papás para luchar con el gigante. Pero cuandovieron los niños al gigante salieron corriendo asustados. Magallate escapócomo pudo del gigante tan grande.

Pero todos los papás lucharon contra el gigante y le vencieron. Entoncessalieron todos los niños y aplaudieron a Magallate por ser tan valiente.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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Las aventuras de Magallete

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Abuelo: Basilio Garrido Piña.Nietas: Emma y Laura Garrido Arredondo

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Érase una vez un niño que salió solo a dar un paseo por el parque queestaba cerca de su casa.

Una vez en el parque se puso a jugar con muchos niños a varios juegos, jugóa la pelota, a las canicas, a la comba, a los columpios y así estuvo mucho tiempohasta que poco a poco los niños se fueron yendo para sus casas. Él estaba tana gusto que no se daba cuenta que se iba haciendo cada vez más tarde hastaque llegó la noche.

El niño nunca había salido solo y al verse solo de noche empezó a dar vueltassin saber para donde ir, pues no sabía el camino de vuelta a casa y empezó allorar y llorar y no encontraba a nadie a quien preguntar para poder volver acasa.

Por una calle salió un gato al que le preguntó, por favor gatito serías tanamable e ayudarme a encontrar mi casa, pues me he perdido. El gatito lecontestó enfadado, yo no ayudo a los niños porque luego me tiran piedras, asíque adiós.

Un poco más adelante se encontró con un perro y le dijo, ¿por favor perritome ayudarías a buscar mi casa? Y el perro le contestó enfadado: No, seguro quetú eres uno de esos niños que me atan botes con una cuerda a la cola, noquerrás que ahora te ayude.

El niño se sentó en el parque otra vez y se puso a llorar. De repente se leposó en el hombro un pajarito y le susurró al oído. No te preocupes chiquitín,que yo te llevaré a tu casa. El niño levantó la cabeza y vio al pajarito echar avolar. Se levantó, se secó las lágrimas y siguió al pajarito que le llevó hasta lapuerta de su casa en un momento.

El niño entonces le dijo al pajarito que se quedara con el que cuidaría de ély nunca le faltaría de nada. El pájaro sólo le pidió una condición, que no lepusiera una jaula, a lo que el niño le respondió. Tu casa será mi habitación y notendrás nunca las ventanas cerradas para que salgas todas las veces que quierascon lo que el pajarito contestó: Vale. Así vivieron siempre muy felices.

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El pájaro y el niño perdido

Abuelo: Juan Carlos Damián NietoNieto: Irene Damián Celada

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Cuentos de antespara niños de ahora

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Yo soy de un pueblo llamado Montijo que pertenece a Badajoz, y de allíes la historia que quiero contarte:

Cuenta la leyenda que las noches de San Juan, ya sabes la noche máscorta del año, cuando empieza el solsticio de verano, suceden cosas“mágicas”.Hay quien dice que en esa noche el mundo de los sueños se junta con el

mundo real y algunos seres fantásticos aprovechan para hacernos una visita.Era allí en las afueras del pueblo, donde está la “huerta de Tito Juan” ¿Te

acuerdas Iván?, Donde estaba la laguna. Había que coger un vaso y llenarlode agua hasta el borde e ir caminando con él sin verter ni una sola gota. Deesta manera conseguías ver a las tres encantadas o “encantás”, comodecimos allí.Para verlas tenías que vaciar el vaso en la laguna. Yo no puedo decirte

como son exactamente porque nunca conseguí llegar sin verter el agua, perooí decir que eran tres bellas jóvenes vestidas con camisones o vestidoslargos que vivieron allí hace muchos años y que les gustaba bañarse enaquella laguna.¿Quieres intentarlo tú, Iván?

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La laguna de las encantadas

Abuela: Manuela Hidalgo Almirante.Nieto:Iván Villuendas Rodríguez.

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Estando en la mía chozuelacosiendo las mías alpargatas

viole venir siete lobos,Y una lobita preñada.

Venían echando suertea ver a quién le tocaba,a quien le vino a tocar,A la lobita preñada.

Dieron siete vueltas a ved,no pudieron sacar nadadieron otra media vuelta,sacaron la oveja blanca,hija de la oveja negra,Nieta de la Cariblanca.

Andar perrillos con ella,Tu perra Trujillana.Que si me traéis la ovejaTenéis la cena doblada.Un caldero de calostrosY otro de leche migada.Y si no me los traéisLa cena será una estaca.

Anduvieron siete leguasentre cerros y cañadas,anduvieron otras siete

todas siete embarbechadasy al saltar un arroyuelo,La agarraron de una pata.

Toma la tuya borrega,Tómala vivita y sana.No quiero la mía borregaDe tus dientes maltratrola.

Lo que quiero es tu pellejopara el pastor una zamarra,los dientes para pendientespara la hija de la Mayorala,la cabeza para un candilpara alumbrar la majaday las patas para un juncartePa colgar lo que haga falta.

Y aquí se acaba la historiaDe mi perra Trujillana.

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Mi perra Trujillana

Abuelo: Beatriz Fernández Tena.Vecino: David González Martínez.

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Érase una vez tres hermanos que se fueron al campo y se subieron a unárbol y vino el Tío de Canta Zurrón.Entonces los niños se asustaron y los dos mayores se bajaron del árbol y

se fueron corriendo pero el pequeño se quedó arriba en el árbol llorandoporque no podía bajar. Y llegó el Tío de Canta Zurrón y le preguntó: ¿Por quélloras niño?. Y el niño le contestó que se habían ido sus hermanos y no sepodía bajar solo.El Tío de Canta Zurrón le dijo: yo te cojo pero te tienes que meter en este

saco.El niño no quería, pero el Tío de Canta Zurrón, le cogió y le metió en el

saco y luego se fue al pueblo.Le dijo al niño que cuando él llamará a las puertas tenía que cantar.Llamaron a una puerta ¡Pun Pun! y...¿Quién?.Una limosna, por Dios que no tengo para comer y mi saco lo canta: “Canta

zurrón que te pego un coscorrón”.Y el niño dentro del saco cantaba:De dos hermanos que tengo,me dejaron en un árbol,vino el Tío de Canta Zurróny me metió en un saco.

Y la mujer le dio un trocito de pan.Se fueron luego a otra puerta y llamaron. ¡Pun Pun! . Contestó una mujer.-¿Quién?.Dijo entonces:Quiero una limosna, le canta una canción el zurrón que te pego un

coscorrón”.Y el niño cantó:De dos hermanos que tengo,me dejaron en un árbol,vino el Tío de Canta Zurróny me metió en un saco.

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El cuento de “Canta Zurrón”

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Y la mujer le dio una patata, pero ello fueron a otra puerta y volvieron allamar ¡Pun, Pun!Quiero una limosna y le cantamos el Canta Zurrón que te pego un

coscorrón.Y el niño canta:De dos hermanos que tengo,me dejaron en un árbol,vino el Tío de Canta Zurróny me metió en un saco.

Entonces la mujer conoció la voz del niño y dijo:¡Ese es mi niño! ¡Dame a mi niño!¡No, no!Y cogió, el saco la mamá y lo abrió el niño diciendo:¡Mamá, mamá!

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Abuela: Mª del Carmen Vaquero Sepúlveda.Nieto: Pablo Rodríguez Martínez.

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En el centro de una placita de un pueblo, había un precioso árbol. Elárbol tenía ramas muy largas para los costados y también para arriba.Se parecía a unos brazos locos que invitaban a los niños a subirse a él.Pero el árbol que ya era muy viejecito porque tenía más de 1 00 años,

estaba un poquito triste. Resultaba ser que de tan abuelito que era, y de tan,tan supergordo que estaba –decían que había bebido mucha lluvia- lepusieron una cerca de su alrededor con un cartel. Pero como el no sabía leery los niños no se acercaban cada día que pasaba estaba más y más triste,porque era un abuelito sin alegría de sus chiquitos.Un día escucho un árbol (porque saben oír muy bien ellos, ¡eh!) que

alguien leía el cartelito:

“Árbol centenario. MONUMENTO. PLANTADO POR,...”

Pero al árbol no le interesaban estas cosas, él quería oír risas y sentircomo trepaban los chicos y chicas,... oír los secretos que le contaban,... perono le gustaba nada cuando las personas grandes les hacían grandesescribiéndolo o rompiéndolo. Tanto tiempo había pasado,.. que el árbol yase había cansado de esperar.Cuando esa tarde de primavera, un chiquito, de unos 10 años pasó la

cerca ¡Qué contento se puso el árbol! Tanto, que escuchen lo que pasó:El chiquito fue a buscar a otros amigos para no estar tan solito. Treparon

a una rama que iba para el costado del sol y se quedaron recostadoscontándose cosas ... Pequeños secretos de cosas, que les gustaba hacer.El árbol escuchaba todo y se reía con sus hojas alegres, entonces pensó

que sería una lindas idea hacer un poquito de magia.El chiquito que primero había trepado se llamaba Pablito y el otro

Agustín. Pablito le contó a Agustín que él quería ganar muchas veces a lascanicas, para que Ignacio no se riera más de él en el colegio y así Sofía seharía su amiga.Al día siguiente misteriosamente, Pablito ganó en todos los recreos a las

bolitas y Sofía le dijo que lo había hecho muy bien y le regaló una bolitapreciosa.

El árbol mágico

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Pablito estaba muy contento y guardó esa bolita como “la bolita de labuena suerte”.Esa misma tarde después del cole, Pablito salió saltando y cantando de

alegría al árbol, a encontrase con Agustín y le contó todo lo que pasó. Así elárbol escuchó todo y estaba muy feliz, ahora se reía muy fuerte con susramitas y sus hojas ... ¡La magia funciono! Se dijo el árbol.Agustín también le contó lo que quería hacer con muchas ganas y fue así

como el árbol abuelito se convirtió en el ÁRBOL MÁGICO, el que concedía lossueños.

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Abuelo: Pablo Minguela Chavida.Nieta:Sofía Minguela Vázquez.

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Érase una vez siete lindos cabritillos que vivían con su mamá, un día loscabritillos tuvieron que quedarse solos en su casa, su mama les dijo nodebéis abrir a nadie y menos al lobo feroz, cuando su mama se fue apareció ellobo y tocando la puerta les dijo: cabritillos abridme la puerta que soy mama.No, no tu no eres mamá, nuestra mamá tiene la voz más dulce. El lobo muyenfadado se fue y con clara de huevo se suavizó la voz.Cabritillos abridme que soy mamá, los cabritillos dudaron, por tanto

decidieron que enseñara la patita por el hueco de la puerta. Enseña la Patita. Yel lobo enseñó su negra y peluda pata. Tu no eres nuestra mamá, ella la tieneblanca y suave. El lobo se fue muy enfadado y decidió meter la pata en harina.Así por última vez volvió con la voz dulce y la patita blanca. Cabritillos soy

mamá.Ante tal engaño los cabritillos no dudaron en abrirle la puerta, se fue

zampando uno a uno, menos al más pequeño que se escondió en el reloj decuco.Cuando mamá cabra volvió se llevó una gran sorpresa, al ver la casa abierta

y desordenada, y no encontrar a sus lindos hijito. Mamá se puso a llorar y así elpequeño de los cabritillos reconoció a su madre, salió del reloj de cuco y lecontó todo el engaño por parte del lobo.Mamá muy enfadada decidió recuperar a sus hijitos, encontró al lobo al lado

del río, donde había saciado su sed, ante aquel gran manjar, dormidaprofundamente.Silenciosamente rajó la barriga del lobo y sacó a sus hijos uno a uno, llenó

la tripa de piedras y la volvió a coser. Cuando el lobo despertó quiso beber agua,ante el peso de la barriga, perdió el equilibrio donde se ahogó.Por otro lado mamá y sus siete cabritillos cantaban y bailaban juntos todos

otra vez.Y colorín colorado este cuento se ha acabado, y colorín colorete por la

chimenea sale el cohete.

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Los siete cabritillos y el lobo

Abuelo: Angelita Rubio Poderoso.Nieta: Carla Manso Delgado.

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Tengo un nieto entre muchos más que tiene seis años, y es bastantedespierto. Hoy domingo por la tarde, estamos viendo la tele en su casa, porcierto una película de guerra, “muy apropiada”, para una tarde de domingoen que también la ven algunos niños, y claro está si estamos los mayores dedibujos nada, a lo mejor es conveniente que vean la parte oscura de la vida.Bueno no sé.El caso es que mi nieto.. , Ha vuelto la cabeza hacia mí, y me ha

preguntado ¿Si me ponen tristes las guerras?. Verás, le he dicho: hacemuchos años, yo tenía un hijo que se fue a la guerra y nunca le he vuelto aver. Creo que mi cara reflejó tristeza y unas lágrimas inoportunas afloraronen mis ojos.Él me miró muy atento y se abrazó a mí.Abuelita, me dijo, yo ya soy mayor porque tengo 6 años, pero cuando sea

alto como Papa, yo iré a buscar a tu hijo….Me enterneció su gesto y las palabras de consuelo que sólo puedan salir

de un corazón inocente como el suyo.En ese momento pensé, que tanto amor era digno de un... De lujo, y que

mejor que un poema, que escribí para él y para mí. Lo titulé ABUELITAQUERIDA:

Abuelita Querida,Cuando yo sea un hombreAl despertar … mañana,Oiré en mi ventanaCantos de ruiseñor.No mas... De guerraQue va llevando el vientoDe ayer, de lamento, de desesperación.Abuelita querida, cuando yo té recueroDebajo del manzanoTus ojos en mis ojosTus manos en mis manos:Tu rostro siempre terso

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Abuelita querida

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De tristeza veladoPor el hijo perdido, por el sueño truncado.Abuelita queridaCuando yo sea un hombreAl despertar mañanaAmorosas mis manosRecorrerán tu caraY borrarán los surcosQue dejaron tus lagrimas.Cabalgaré de nocheSobre una nube blanca,Te traeré el huecoDonde mora su almaY para que te duermasTe cantaré una nanaLa misma que hace pocoA mi oído cantabas.

¡Abuelita Querida!Cuando yo sea un hombreAl despertar... “mañana”

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Abuelo: Ángela Martín BarreroNieto: Airam García Navarro

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La ratita estaba barriendo un tejado, se encontró una peseta y dijo: ¡Que compraré! Caramelos, ¡ no, no! Que es de golosina, compraré unpastelito ¡no, no! Que es de golosa ¡Qué compraré! ¡Que compraré! Unacintita para el pelo, y se la puso.Pasó un perro por allí, y le dijo: ¡Ratita, ratita, que guapa estás!, Si tu me

lo vieras más guapa me pusiera. ¿Te quieres casar conmigo? Pues ¿Qué haráspor las noches? Guau Guau, ¡no, no¡ que me asustaré.Pasó un pato: ¡Ratita, ratita! Que guapa estás, si tu me lo vieras más

guapa me pusiera, ¿Quieres casarte conmigo? ¿Qué harás por la noche? Cua,Cua, ¡ No, no! Que me asustarás.Paso un gato: ¡ Ratita, ratita! Que guapa estás, si tu me lo vieras, más

guapa me pusiera, ¿Quieres casarte conmigo? ¿Qué harás por la noche? Miau,miau ¡ No, no! Que me asustarás.Pasó un ratoncito. ¡Ratita, ratita! Qué guapa estás, si tu me lo vieras, más

guapa me pusiera ¿Quieres casarte conmigo? ¿Cómo haces por la noche?Dormir y callar. Contigo me casaré.Fueron felices, comieron perdices, y yo no las comí porque no quise.

La ratita presumida

Abuela: Victoria Alonso AlonsoNieto:Héctor Benito Bermejo

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Era un rey que tenía una esposa, mandó matarla a su criado porque nola quería. Le dijo que le trajera el dedo meñique de la mano. La mandómatar en el monte, pero como el criado no quiso, mató a un ciervo y le llevóel dedo del ciervo.La dejó abandonada en el monte, y no tenía comida y comía cosas del

campo: hojas, hierbas.Pasó un cazador y le dijo que, que hacía allí tan sola, y esta le contestó,

que como estaba su hijo Tristán, y contestó el cazador, una vez canta y otravez llora. ¿Qué es de su madre que está en el campo sola?

El cazador fue al pueblo, y se lo contó todo a su marido, mandó quefueran a por ella, porque el también la echaba de menos.Fueron a por ella, la llevaron a casa y la prepararon una fiesta, con mucha

comida, pero no comió nada porque no sabía comer esos alimentos, y sumarido poco a poco estuvo ayudándole hasta que probara algo.Su hijo se puso muy contento, al ver allí a su madre, y todos dieron

gracias al criado por no haberla matado. Hicieron las paces y se contentarontodos.Fueron muy felices y comieron perdices.

El niño Tristán

Abuela: Maura de la FuenteNieta: Sara Benito

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Una vez una ratitaBarriendo su escaleritaUn dinerito encontró¡Que suerte!- pensó

Como era tan presumidaLe gustaba ir bien vestida,Y empezó a cavilar¿Qué me podría comprar?

¿Me compraré un delantal?¿Unas medias de cristal?¿Un bolso de Plexiglás?Algo que me haga atrayente

Por si sale pretendiente.Y se dijo al fin gozosa¡Un lazo color de rosa!Y saltando de alegría

Entró en una merceríaY compró con la monedaTres cuartos de lazo de seda.¿Y donde me lo pondré?

¿Me lo pondré en el rabo?¡ No, no! Que parezco un pavo,¿En el talle? ¿En el pelo?¡ Se verá más en el cuello!

Y así contenta y ufanaSu canción así cantaba“Lalaralalita, barroMi escalerita, friego bien

Los plato, lalaralaratoY todos los días la mismaFaena, más lo hagoGustosa porque alguien lo vea

Y barriendo la escaleritaA mi amigo el gallo encontré- ratita, ratita ¡Qué bonita estás!Hago muy bien

Porque tu no me lo das¿Te quieres casar conmigo?¿Y cómo harás por la noche?Ki ki ri ki, ki ki ri ki,

No, no que me asustarásA continuación vino el perro- Ratita, ratita ¡Qué bonita estás!Hago muy rebien

Porque tu no me lo das¿Te quieres casar conmigo?¿Y como harás por la noche?Guau, guau, guau

No, no que me asustarásMás tarde vino el burro-Ratita, ratita, ¡Qué bonita estás!Hago muy bien

Porque tu no me lo das¿Te quieres casar conmigo?¿Cómo harás por la noche?Rebuznar, y rebuznar

La ratita presumida

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No, no que me asustarásPor fin llegó el gatoRatita, ratita ¡Qué bonita estás!Hago muy bien

Porque tú no me lo das¿Te quieres casar conmigo?¿Cómo harás por la noche?Dormir y callar

Pues contigo me he de casar.Y estando en la bodaTodos reunidosVino un gato negro

Y se comió al padrinoY la ratita que vioTodo el alborotoDe un salto grande

Se subió al tejado.Y colorín, coloradoEste cuento se ha acabado

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Abuelo: Mª Luisa Sánchez HuertaNieto: Álvaro Guerrero Gómez

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Cuando mi abuelito era niño como yo, me cuenta que no teníajuguetes, le pregunto ¿Por qué no los tenías?, Y me dice que entonces

no había dinero para gastar en eso, que tampoco había cosechas abundantespara vender y poder sacarlo, daban para comer y gracias, tampoco habíadonde ir para ganarse un jornal.Le pregunto, ¿Con que jugabas entonces?, Me dice que a los niños, sus

papas, le hacían pelotas de trapo y muñecas para las niñas, con eso jugaban,además había muchas praderas y muchos árboles al lado del pueblo y nohabía que desplazarse para disfrutar del campo, de sus flores y animales.Era un placer, en primavera, salir al bosque y ver tal bullicio de pájaros

cantando por todo él, dice que en cada árbol había un nido y también seveían saltar ardillas de árbol en árbol.Me cuenta que también jugaba al escondite, le llamaban la raya, y tenía

que marcar unos límites porque sino, era imposible dar con los escondites.Recuerda que por la navidad, todos los años estaba nevando y en la

nochebuena lo llevaban a misa del gallo a oír cantar a los chicos y chicas delpueblo. Luego, estos, el día de la navidad iban de casa en casa pidiendo elaguinaldo, y como entonces se hacía la mantaza del cerdo todos los vecinosle daban un chorizo, costilla, salchichas, y con todo eso hacían una cena encasa del vecino que se ofrecía para prepararla. Siempre había voluntariospara ellos.Llegado a este punto, ya se hacía tarde, a mí me daba el sueño y lo

dejábamos para otro día.

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Peripecias del pasado

Abuelo: Manuel Pérez SuárezNieto: Alicia Pérez Rubio

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Érase una vez una zorra que invitó a una cigüeña a comer sopas. Lacigüeña, al ver que la zorra comía la sopa con tanta comodidad dijo: -Zorrita, te invito a una boda al cielo.Es que yo no puedo volar, - contestó la zorra.No importa yo te subiré sobre m.La cigüeña desplegó sus alas con la zorra sobre ella. La cigüeña subía y

subía, mientras la zorra cantaba:Zorra grilleraHarta de sopas yVa caballera¿Qué dices, zorrita? – Pregunta la cigüeña.¡ Hay! ¡ Que me duele mucho la cabeza!, Gritó la zorra. La cigüeña subía

y subía, mientras la zorra seguía cantando.Zorra grilleraHarta de sopas yVa caballeraLa cigüeña enfadada se puso de lado y la zorra cayó al abismo.La cigüeña, desde las alturas gritó, - ¿Lo ves amiga zorra?¡ No hay que

engañar al prójimo. La zorra además de un buen chichón, aprendió unalección.

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La zorra grillera

Abuelo: Carmen Ibáñez VegaNieto: Alicia Gómez Cuellar

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Había una vez un hombre que se llamaba Tío Chorlito, que tenía unhuerto donde sembraba muchas cosas para comer. Un día un oso

muy grande pasando por el huerto sintió la curiosidad de asomarse porencima de todas las zarzas, pero como las zarzas tenían tanto pincho, sepinchó en una mano. Entonces le dijo al tío Chorlito: Tienes que sacarme estaespina, sino te comeré, y el tío Chorlito le dijo, bueno te la sacaré con muchocuidadito, aunque cuando terminó el oso seguía queriendo comérselo,porque decía el oso “Quien hace bien, merece mal”.Entonces tío Chorlito le dijo al oso, vamos a esperar que pasen tres

animales y les pediremos consejo.

El primero que vino fue el caballo, y le preguntaron: Quién hace bien, quemerece ¿Mal?. Yo cuando era joven me daban para comer mucha cebada y miamo montaba encima de mí y corría mas que el tren, y ahora que soy viejotengo que comer juncos en este arroyo.Mas tarde pasó el señorito del rabo largo El Galgo, al que también

preguntaron: Quien hace bien, que merece, y respondió Mal. Cuando yo erajoven, cazaba muchas liebres, y mi amo me daba de comer muchosgarbanzos, y ahora sin embargo, como soy viejecito tengo que buscarhuesos entre estos basureros.Ya vino el tercero, y era la señorita Zorra, bueno era muy astuta, y

acercándose le preguntaron, Quien hace bien que merece, La zorra se quedópensativa antes de pensar, pues no lo sé, tengo que consultar mis papelesque los tengo en casa, y entontes el oso dijo enseguida, pues vamos a veresos papeles. Cuando emprendieron el camino Tío Chorlito le decía a lazorra, me tienes que librar de estos osos tan malo y yo te daré alguna gallitapara que te la comas con tus zorritos.Cuando llegaron a la casa tenía los papeles en un sitio muy alto, detrás

de un palo muy grande, como estaba tan alto le propusieron al oso quesubiera él que era muy grande, y cuando el oso estaba subido en todo lo alto,tío Chorlito le quitó la escalera, y allí se quedó el oso para siempre.La Zorrita todos los días pedía una gallina, hasta que se las comió todas,

como no tenía más gallinas, tío Chorlito le dijo a la zorra, mañana te voy a

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Cuento del tío chorlito

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regalar un corderito, y se fue a coger un perro muy grande y le metió en unsaco. Cuando vino la zorra dijo, me parece que ese cordero es demasiadogrande, enséñame la manita, y cuando la vio dijo, los corderos no tienen lamano redonda, y el perro salió corriendo detrás de la zorra, huyendo almonte para siempre.

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Abuelo: Jesús González MartínNieto: Diego Blanco González

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Nací en una familia humilde y tengo 8 hermanos. En casa demis padres no pasamos hambre, pero con una edad más o

menos apropiada teníamos que salir a trabajar y ganar dinero.Cuando tenía 13 años mi padre me llevó en un mulo a

un pueblo, pues tenía que cuidar a unhombre que padecía parálisis, y yotenía que ayudar a su mujer.Ganaba muy poco dinero perolo peor de todo era elhambre que pasaba, aunasí me lo pasaba bombapues tenían un burritoque estaba muy flaco;

según la mujer comono trabajaba, no tenía que comermucho. A mí me daba mucha penitaen vez de una lata de pienso le poníados (a escondidas). En la casa

también había gallinas y me encantaba cuidarlas, eran muy divertidas (aunqueponían pocos huevos por falta de comida).Bueno, entre el hambre que pasaba y lo que me acordaba de mi familia que

tanto quería iban pasando los dais.Un día vino mi padre a verme y mi mayor sorpresa fue ver a mi hermana más

pequeña, pues las dos éramos más que hermanas, siempre estábamos juntasjugando.Como pasaba tanta hambre fui corriendo a las alforjas que mi padre traía en

el mulo, agarré un chorizo y me lo empecé a comer. ¡No veas con qué ganas!En ese momento llegó la mujer y “zas” me arreó una torta.Mi padre dijo: ¿Por qué pega a la chica? Ella muy puesta le contestó. ¡A ver

si cree usted que su hija pasa hambre!Pues sí paso hambre, pensé yo, pero no dije nada. Lo que conseguí fue que

mi hermana se quedara conmigo. Ahora el hambre sería mayor, había quecompartir mi poca comida, pero no me importaba. Un día me puse muy

Mi abuela de niña

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contenta, una de las gallinas empezaba a poner huevos, -Yo lo sabía porque lemetía todos los días el dedo en el culo. No se lo diría a la mujer y nos comíamosel huevo para desayunar mi hermana y yo.Nosotras dormíamos en una alcoba junto a la del matrimonio, para que la

bruja no se enterara de nada, ideamos la forma de freír el huevo y no se oyera.Mi hermana se fue a hacer la cama, yo me encargué el huevo, cuando lo echéen la sartén mi hermana empezó a toser con todas sus fuerzas. ¡ Cómo nossupo el huevo!Las dos juntas nos lo pasábamos muy bien, aunque reconozco que éramos

un poco traviesas, os cuento algunas de nuestras travesuras.Cuando nos tocaba fregar el suelo hacíamos un mejunje con boñigas de

vaca, otras veces nos mandaba a buscar agua a una fuente con el burro y unasaguaderas, como las dos queríamos montar, para que el burrito andara lepinchábamos con un alfiler.Cuando había cocido para comer, echaba una morcilla que se llama farinato,

a nosotras no nos gustaba (y eso que pasábamos hambre). Salíamos al corral yla lanzábamos a la pared de la vecina a ver quien la espachurraba mejor.Con éstas y otras cosas nos lo pasábamos de miedo. Teníamos muchos

amigos, amigas menos, nos tenían envidia pues éramos forasteras y “muymonas”.Cómo ya estábamos cansadas de estar con aquel matrimonio, escribimos

varias cartas a nuestros padres, no tuvimos respuestas de ellos. Tambiénescribimos a nuestra hermana la mayor, que vivía en una ciudad cercana, perotampoco tuvimos respuesta de ella. Nos dimos cuenta que la mujer en vez deechar las cartas al correo nos las rompía, “era una bruja”.Volvimos a escribir a mi hermana pero esta vez le dimos en mano la carta al

cartero, en pocos días nos llegó a buscarnos y nos fuimos en autobús a una casade la ciudad. A mi hermana le cortaron su preciosa trenza porque estaba llenitade piojos. A todo esto mi hermana mayor regañó mucho con la mujer, pues ellano quería que nos fuéramos, tenía previsto casarme con su sobrino cuandofuera mayor de edad, dándome sus tierras en herencia.En fin, que ni tierras ni nada, yo quería a mi familia que era lo más

importante.

Para mis nietos por lo mucho que os quiero.

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Abuelo: Guadalupe Domínguez HontiverosNieto: Andrea Romero Hernández

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En un lugar del mundo nació una niña. Venía de una familia muy pobre,tanto que no podrían mantenerla. Sus papás llenos de pena la tuvieronque llevar a un internado. Allí le cuidaban bien pero la niña soñaba cadanoche con volver a los brazos de sus papás.Pasaron siete años y llegó la primavera, la niña jugaba en el jardín del

internado cuando a lo lejos vio venir a sus papás. Entonces su mirada cambióporque sabía que la llevarían de vuelta a casa.Fue ahí cuando la niña se prometió que nunca dejaría que sus hijos

estuvieran lejos de casa ni de ella. Pues a los niños hay que poner todo tucariño y tu atención.La niña se hizo mayor y cuidó de sus hijos tal y como lo había prometido.

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Mi primera primavera

Abuela: Luzdivina Ampuero RosadoNieta: Luzdivina Amores Cano

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Érase una vez un par de zapatillas rojas que eran mágicas y se movíansolas.Pertenecían a un anciano que viajaba de pueblo en pueblo. Un día el

anciano llegó al pueblo de una niña que se llamaba Karen. A Karen leencantaba bailar, moverse, saltar y nunca estaba quieta.De tanto jugar un día sus zapatillas se rompieron y sus papás le dieron

dinero para unas nuevas. Miró unas azules, se probó otras verdes y otrasrosas, pero no se decidía por ninguna.Entonces apareció el anciano que llevaba en un saco las zapatillas rojas

mágicas y le dijo a la niña, ¿te gustan éstas?A Karen le gustaron tanto que se las compró. Desde ese día, cada vez que

Karen se pone las zapatillas mágicas, se convierte en la mejor bailarina detodas.

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Las zapatillas rojas

Abuelo: Juan Caballero SánchezNieto: Paula Caballero Carrillo

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Éstos eran siete hermanos cabritillos y su mamá cabrita, eran pobres ysu madre tenía que trabajar e ir a por leña ala bosque para calentarse.Un día les dijo a todos sus hijos, me voy a ir a por leña al monte y a por

harina al molino, así que no abráis la puerta a nadie, porque puede venir ellobo. No te preocupes madre, no le vamos a abrir, dijeron los cabritillos, lamadre se marchó y se quedaron solos.Al poco rato llamaron a la puerta, ¡pum, pum! El hermano mayor se

acercó a la puerta y dijo ¿quién es? Y el lobo le contestó, soy yo, vuestramadre, abrirme hijitos míos que traído leche y un saco de harina a cuestas.Le contestó el cabritillo: No, no, tú nos quieres engañar, tienes la voz muy

ronca, entonces el lobo se fue y se tomó unas clares de huevo y se le pusola voz muy fina, y volvió otra vez. El cabritillo le dijo enséñame la patita ycomo ya la tenía blanca pues le abrieron y se comió a los cabritillos, pero almás pequeño no le encontró porque se escondió en la caja del reloj. Ya vienesu madre y le cuenta el cabritillo pequeño lo que pasó. Pensaron y se fuerona buscarle y como estaba tan gordo de tanto comer, se tumbó a dormir lasiesta y le rompieron la tripa de piedras y le tiraron al río y se lo llevó lacorriente.

CANCIÓN QUE SE CANTABA AL TERMINAREstando la mi choza, pintando la mila galla, Vino una loba necesita mi

mermelada, yo le dije loba no seas tan desvergonzada, que tengo sietecachorros y una perra tutiliana. Entro al rodil cogió la cabra negra prima dela pipilanga la que tienen los pastores destinados para pascuas.Colorín colorado este cuento se ha acabado, colorín colorete por la

chimenea sale un cohete y quien lo levante la mano le doy un cachete.ABUELA: MARÍA GIL ARRIBASNIETA: AYMARA RIVERO TIERNO.

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Los siete cabritillos y el lobo

Abuelo: María Gil ArribasNieto: Aymara Rivero Tierno

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En un reino muy lejano había una vez un molinero muy pobre que vivíacon una hija muy bella. Y sucedió que en cierta ocasión le encontró conel rey y dándose importancia, sin medir las consecuencias de su mentira ledijo:¡ Mi hija es tan hábil y sabe hilar tan bien que convierte la paja en oro!.Eso es admirable –dijo el rey-. Si realmente tu hija puede hacer lo que

dices, llévala mañana a palacio y la pondremos a prueba.Al día siguiente, cuando la muchacha llegó a la presencia del rey, éste la

condujo a una habitación, situada en la torre, llena de paja, le entregó unarueca y un carrete y la dijo:Ahora ponte a trabajar, y si mañana temprano toda ésta paja no ha sido

convertida en oro, morirás.Dichas éstas palabras el rey cerró la puerta y dejó sola a la hija del

molinero.Allí se quedó sentada, y aunque le iba en ello la vida, no se le ocurría

como hilar la paja para convertirla en oro. Cuanto más tiempo pasaba, másmiedo tenía, y por fin no pudo más que llorar.De pronto se abrió la puerta y entró un hombrecillo. - ¡Buenas noches

molinera! –le dijo- ¿Por qué estás llorando?¡Ay de mí! - Respondió la muchacha-. Tengo que hilar toda esta paja de

modo que la convierta en oro, y no sé cómo hacerlo.¿Qué me darás –dijo el hombrecillo- si lo hago por ti?Mi collar –dijo la muchacha-.El hombrecillo tomó el collar, se sentó frente a la rueca y... ¡zas, zas, zas!,

Dio varias vueltas a la rueda y se llenó el carrete. Enseguida tomó otro y...¡zas, zas, zas!, Con varias vueltas estuvo el segundo lleno. Y así continuóhasta que amaneció, quedando toda la paja hilada y todos los carretes llenosde oro.Al amanecer se presentó el rey. Cuando vio todo aquel oro, se asombró:

pero sus ojos se llenaron de codicia. Hizo que llevaran a la hija del molineroa una habitación mauro, llenaron de paja, y le ordenó que la hilase esa nochesi en algo estimaba su vida. La muchacha no sabía que hacer y se echó allorar. En ese momento se abrió la puerta y apareció el hombrecito.

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Rumpelstikin

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¿ Qué me darás –preguntó- si te convierto la paja en oro?Mi sortija –contestó la muchacha-.El hombrecillo tomó la sortija, volvió a sentarse a la rueca, y al llegar la

madrugada, toda la paja estaba convertida en oro. Se alegró el rey al ver talcantidad de oro, pero aún no tenía bastante; y mandó trasladar a lamuchacha a la sala más grande del palacio, que llenaron de paja.¡ Hilarás todo esto durante la noche –le dijo-, y si logras hacerlo, serás mi

esposa!.Tan pronto se quedó sola, apreció el hombrecito por tercera vez y le dijo:¿Qué me darás si nuevamente esta noche te convierto la paja en oro?No me queda nada para darte, -contestó la muchacha-.Prométeme entonces, -dijo el hombrecito- que, si llegas a ser reina, me

entregarás a tu primer hijo.La muchacha dudó un momento, “¿quién sabe si llegaré a tener un hijo

algún día, y ésta noche debo hilar esta paja?” Se dijo.Y prometió al hombrecito lo que quería y éste convirtió una vez más la

paja en oro.Cuando el rey llegó por la mañana y se encontró con tal cantidad de oro,

se casó a los pocos días con la muchacha, y así fue como la hija del molinerose convirtió en reina.Un año más tarde le nació un hermoso niño, sin que se hubiera acordado

más del hombrecito. Pero, de repente, le vio entrar en su habitación.Vine a buscar lo que me prometiste –dijo-.La reina se quedó horrorizada, y le ofreció cuantas riquezas había en el

reino con tal que le dejara al niño. Pero el hombrecito dijo:No. Una criatura viviente es más preciosa para mí que los mayores

tesoros del mundo.Comenzó entonces la reina a llorar, a rogarle y a lamentarse de tal modo

que el hombrecito se compadeció de ella.Te daré tres días de plazo –le dijo-. Si en ese tiempo consigues adivinar

mi nombre, te quedarás con el niño.La reina se pasó la noche tratando de recordar todos los nombres que

conocía, y como le parecieron pocos envió un mensajero a todos los pueblosdel reino a recoger todos los nombres que pudiese. Cuando el hombrecitollegó al día siguiente, la reina le dijo todos los nombres que sabía; pero elhombrecito repetía:¡No! Así no me llamo.Al segundo día la reina mandó averiguar los nombres de las personas que

vivían en el campo y repitió al hombrecito los más curiosos.

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¿Te llamarás Arbilino, o Patizueco, o quizás Trinoboba?Pero él contestaba invariablemente:¡No! Así no me llamo.Al tercer día regresó uno de los mensajeros de la reina y le dijo:No he podido encontrar un solo nombre nuevo; pero en lo más profundo

del bosque vi una casita. Delante de la puerta ardía una hoguera y, alrededorde ella un hombrecito saltaba sobre una sola pierna y cantaba:Hoy tomo vino y mañana cerveza,Después al niño sin falta traerán.Nunca, se rompan o no la cabeza,El nombre de Rumplestikin adivinarán.Imaginaros lo contenta que se puso la reina cuando oyó este nombre.Poco después entró el hombrecito y preguntó:Y bien señora reina, ¿cómo me llamo?¿Te llamarás Conrado? – empezó ella-.¡No! Así no me llamo.¿Y Enrique?¡No! ¡Así no me llamo!-replicó el hombrecito con expresión triunfante.Sonrió la reina y le dijo:Pues... ¿quizás te llames... Rumpelstikin?¡Te lo dijo una bruja! –gritó, y furioso dio en el suelo una patada,

hundiéndose hasta la cintura. Luego sujetándose el otro pie con ambasmanos, tiró y tiró hasta que pudo salir; y entonces se marchó corriendo,mientras todos se reían de él.

Abuelo: Eduardo Cea OvejeroNieto: Javier Suñez Cea

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APeluso le conocí en las páginas de los libros que leía la profe Ana enel colegio. Peluso es un osito suave, blando, como las nubes o la

nieve. Se esconde entre las letras, en las palabras de los cuentos de los queél mismo es personaje. Salta de hoja en hoja, se deja acariciar por los dedosde los niños que le conocemos. A veces Peluso no tiene colores; está hechode líneas. Entonces, los niños de la clase tomamos pinturas y ponemos colora su piel, a sus ojos redondos, a su nariz y a sus orejas. Y Peluso se ponecontento y salta de alegría.Una cosa no me gusta. Siento que Peluso se queda atrapado entre las

páginas cuando cerramos los libros y salimos al patio del recreo. Eso le dijea la maestra un día que me sentí extraño, sin poder jugar con Peluso en elpatio.Al día siguiente, la maestra hizo una demostración de magia que nos

asombró. No sé cómo lo hizo, pero me pareció que de las hojas del libro hizoque Peluso saliera convertido en un hermoso osito de peluche. Ahora, dijo,Peluso no se quedará metido entre las páginas de los libros, podrá salir convosotros a jugar en el patio.Ese día, Peluso bajó por los toboganes y se balanceó en los columpios,

como un niño de verdad. Cuando entrábamos al aula, la maestra colocaba aPeluso sentado sobre el escritorio para que nos vigilara.Sin embargo, una nueva pena me atormentaba, Peluso se quedaba en el

colegio las noches y los fines de semana. No podía jugar con él en el parquede mi barrio, ni podía llevarle en mi bicicleta. Pensaba en lo solo que debíasentirse Peluso metido entre las cuatro paredes de la clase.Mis padres sabían que aquello me ponía triste. Pero esa tristeza se

terminó cuando un día descubrí entre mis juguetes un osito igual a Peluso.¡Peluso!, Grité al descubrirlo. Tenía mi propio Peluso. Desde ese día, el ositose convirtió en mi más fiel amigo. Lo llevé a mi habitación y le mostré todosmis juguetes. Le dije que podía utilizarlos a su gusto, que para mí era muyagradable compartirlos con él. Le presenté a mis otros amigos. Este esGatito, le dije al mostrarle un gatito también de peluche; este es Winiie thePooh; esta es Cuello, la jirafa y esta es Rayitas, la cebra.

Esa noche soñé que todos ellos se habían hecho muy amigos, quejugaban en mi habitación y hacían travesuras, como cualquier niño.

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Peluso

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Un día les llevé al parque para que vieran los colores de la primavera.Jugamos, saltamos y corrimos. Recogimos avellanas, castañas y piñones. Yosentía que ellos me ayudaban en mis tareas de recolección, en especialPeluso, que parecía ser el jefe de mis juguetes. Él fue el que más semillas ymás hermosas hojas recogió del bosque.

Al regresar a mi casa, cuando me disponía a acomodarlos en sussitios, me di cuenta que faltaba Rayitas.

¡No está Rayitas!, Dije. Se habrá quedado en el parque. Deinmediato tomé a Peluso, o más bien creo que Peluso me tomó la mano ysalimos a la carrera en busca de Rayitas. Lo buscamos por todos los lados,pero la cebrita no asomaba. Fue entonces cuando Peluso habló, sí, hablócomo los humanos para decirme que Rayitas debe estar junto a la fuente,que allí la vio por última vez. Entonces corrimos para allá y en efecto, ahíestaba Rayitas, comiendo el pasto, sin darse cuenta de lo que habíasucedido.

Ahora que ya tengo cinco años, tengo la certeza de que no he tenidomejor amigo que Peluso. A veces abro los libros y acaricio su figura de ositobondadoso. A pesar de que salió de las páginas de un libro, en mi corazónvive por siempre, correteando por todos los senderos, con Rayitas, Gatito,Winnie y todos los demás amigos que alimentaron mis sueños.

Y colorín colorado...

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Abuelo: Jorge Becerra CarvajalNieto: Sebastián Becerras Restituyo

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La Zorra invitó a comer a la Cigüeña a su casa. Cuando llegó teníapreparada la comida y servida en unos platos llanos, de los que laCigüeña no podía comer.La Cigüeña se fue muy triste de la casa de su amiga la Zorra, pero la invitó

a su casa para comer otro día.Cuando la Zorra, muy sonriente, llegó a la casa de la Cigüeña se

sorprendió mucho al ver unas bonitas botellas de cuello alto y estrechodonde se encontraba la sopa. Ahora la Cigüeña sonriente comió la sopamientras la Zorra miraba triste.Nuestra amiga la Zorra tuvo que volverse a casa con la barriga vacía y bien

escarmentada porque el burlón siempre acaba burlado.

La Zorra y la Cigüeña

Abuelo: Toñi Rocha SaldañoNieto: Álvaro Guillén Rocha

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Cuando le conocí era uncaracolillo diminuto. Era

la más pequeña y extraña detodas mis mascotas, muydistinta de Claudia, la perritaGolden, que me esperaba todoslos días detrás de la puertacuando regresaba de la escuela.Alguien le había obsequiado a mipadre un pequeño caracol, quese instaló entre las hierbas de unpequeño jardín que teníamos en el interior de la casa. Se alimentaba de hojasy de hierbas. A veces le poníamos retazos de lechugas y coles. Me gustabaobservarle con paciencia, porque sus movimientos eran demasiados lentos.

Qué distinta era Claudia. Yo la llamaba de lejos y venía corriendodesde la casa de mis abuelitos, meneando el rabo, a saludarme y a invitarmea corretear con ella por los jardines. A veces era yo el que la perseguía y ellala que huía; luego, ella corría detrás de mí, alrededor de la araucaria, por lacerca de tupirrosas. Cansados, ambos nos echábamos al suelo. Cuando vivíaTequila, el gran pastor alemán, éramos tres los niños, porque, aunque mipadre decía que Claudia y Tequila ya no eran perros niños, nunca dejaron decomportarse como tales. O será que se hacían los niños por jugar conmigo.

Solo nos queda Claudia. Tequila se fue para siempre al cielo de losperros buenos.

Por eso, se me hace tan extraño tener una mascota como elcaracolito sin nombre. Un día, el caracol se perdió.Papá, el caracol se ha ido-, lo dije asustado porque no le encontraba.

Todos vinieron a ayudar en la búsqueda, pero el caracol no asomaba. Alquerer llamarle me di cuenta que no tenía nombre.Cómo va a saber que le llamamos si no sabemos su nombre, dije

preocupado.

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Cokey, el caracolitoque jugaba al escondite

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Entonces nos pusimos a pensar en posibles nombres, pero no dábamoscon uno que nos gustara a todos. Mi madre me dijo que pensara en uno queexpresara lo que era el caracolito, pequeño, indefenso, callado, tímido.¡Okey!, dije, lo pensaré. Pero, mi hermanita que apenas balbuceaba, repitió¡Cokey!Eso, dije, se llamará CokeyA partir de entonces, cada vez que se perdía entre las hierbas le

llamábamos ¡Cokey, Cokey! Pero Cokey no salía de sus escondites. Yopensaba que a lo mejor los caracoles no escuchan. Y cuando lo tenía frentea mis ojos le buscaba las orejas. No las tenía. Tampoco sabe hablar, pensé.Bueno, tampoco Claudia habla, pero ladra y así me doy cuenta cuándo estátriste o alegre. Bastan unos ladridos para que yo me dé cuenta que Claudiaquiere jugar. Con Cokey es imposible jugar como con Claudia. Al caracolitoel único juego que le encana es el de las escondidas. A veces pasa unasemana entera sin asomarse. ¡ Cokey, Cokey!, Pero Cokey seguramente estámetido entre la tierra húmeda del jardincillo.¿Por qué no me respondes, Cokey?Nunca te va a responder, dijo mi padre -, los caracoles no hablan. Ellos se

comunican con las personas con el pensamiento.Desde entonces, cada vez que quería conversar con Cokey, lo hacía solo

con el pensamiento. A él contaba cómo me había ido en el colegio, lehablaba de mis amigos humanos y de cómo con algunos de ellos me habíadisgustado. Con Cokey nunca me disgusté, aunque se pierda y no puedaverle. Yo sé que esa ahí, entre las hierbas, picando las hojas tiernas. Un díale vi en la pared. No podía creerlo. Los caracoles pueden pegarse a lasparedes y caminan lentamente por ellas, sin caerse. Cada día, me sorprendemás este Cokey.Ahora que vivo en otro país, puedo conversar con Cokey con el

pensamiento. Y él me responde, ha dicho que ahora es un caracol grande, yque ha tenido caracolitos hijos que se pasean libremente por las paredes.¡Bravo!, Ahora ya tengo más amigos. No hace falta que me hables, Cokey,puedo leer tu pensamiento.

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Abuelo: Jorge Becerra CarvajalNieto: Julián Becerra Espín

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Mi abuelo es de un pueblo de Salamanca, de los Arribes del Duero. Yatiene 79 años y me ha contado cómo celebró la fiesta de los quintos

cuando tenía 21 años.Los quintos son los chicos de 21 años que iban a ir obligados a la mili.El jueves merendero, que ahora es carnaval, era cuando bailaban con las

chicas durante la mañana y ellas les daban comida, dinero... Y por la tarde sihacía buen tiempo se hacía baile al público, en el que los quintos invitabana un trago de vino y un cigarro. Se contrataba a un tamborilero que estabatodo el día con ellos para dar ambiente. Y siempre se llevaba a un burro pararecoger el aguinaldo que les daban las señoras, estos iban ataviados y uncarnero que se le daban a los padres de los quintos para matarlo y cenarlo,cocinado por las madres. La comida se llevaba en peroles y se la comían enun garaje.El viernes, la hora del alba salían tocando por el pueblo con tamboriles,

castañuelas...Ellos bailaban con todas las chicas, pero la novia siempre era la última, el

más típico era la jota.El sábado se hacen las mismas actividades.Por las noches, los quintos de dos en dos no dormían en sus casas, sino

que lo hacían en la nave en la que cenaban.El lunes descansaban en sus casas y el tamborilero no tocaba.El martes por la mañana se daba el pasacalles sobre las doce horas, se

invitaba a un a chica a pasear con caballos vestidos de charros, o de saya.Comían juntos, incluido las chicas invitadas anteriormente. Por la tardecorrían los gallos, en la calle más recta se colocaban dos de carros de yugosde pie y en una pértiga se ataba una soga con un gallo colgado y secolocaban en fila con caballos, había que arrancarle la cabeza al gallo convarias personas moviendo la soga. Al acabar los gallos se cenaban. Y por lanoche el último baile.

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Fiesta de los quintos

Abuelo: Alberto Blanco Sánchez.Nieto: Idaira Arencibia Blanco.

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Érase una vez una familia muy pobre y tenía un niño que se llamabaTomás, y ese niño tenía unos amiguitos. Un día salieron a jugar alcampo, era un día de sol, y pronto aparecieron unos nublados que al pocorato, produjeron una lluvia, entonces corrieron y se refugiaron en una casade campo hasta que dejara de llover, fue entonces cuando Tomás vioaparecer el arco iris, y entonces regresaron los amiguitos con Tomás, muycontentos.Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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Tomás y sus amigos

Abuelo: Susana Céspedes NietoNieto: Carmen Amador Martín

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Soy una persona de 78 años, y tengo que confesar que me entusiasmapasar bastante tiempo con mis nietos, paseando o simplementeviéndoles disfrutar en sus juegos infantiles. No me atraen las tertulias enbares o centros de ocio.

Mis nietos ya van siendo mayores, y algunos te cuentan cosasasombrosas, historias vividas por ellos mismos en el propio colegio, y quepor su realiso las considero interesantes, y por tanto, me ilustran tanto queescucho con atención estos comentarios porque me resultan apasionantes.

Una vez paseando con uno de mis nietos, Guillermo, me hizo uncomentario especialmente emotivo, porque se trataba del buencomportamiento de su buen amigo Miguel.

Mi nieto, me dice, mira abuelo, una mañana en el recreo, observé que suamigo Miguel, no se comía su bocata y la fruta que su madre le prepara cadadía, como hacemos todos en el recreo. Entonces le pregunté, oye Miguel,estás enfermo que no comes nada. Al instante me contestó, que el díaanterior había coincidido en el patio que se encontraba en el patio sentadocon las manos en la cara, en un rincón, solo y muy pensativo, Miguel seacercó a él todo preocupado al verle aislado del grupo, y le preguntó, ¿Cómote llamas? El chico le contestó me llamo Agustín, resulta que los dos no seconocían porque Agustín no pertenecía a la misma clase.

Miguel sigue hablando y le dice que porque no participa en el juego conlos demás y se integra en el grupo para intervenir juntos con el resto de loscompañeros. Agustín estaba muy angustiado, quizá cansado o enfermo.Miguel que es un chico muy sensato, seguía a su lado, no paraba de mirarlepues comprendía que no era razonable aislarle a su compañero,precisamente en el tiempo del recreo. Entonces insistió para preguntarle siestaba enfermo. No, no, no estoy enfermo lo que pasa es que tengo hambre,pues mis padres se acaban de separar y mi madre, no tiene dinero paracomprarme el bocadillo. Agustín en el momento de hablar de estas cosas,

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Una historia auténtica

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sus ojos se humedecieron, y empezó a llorar. Triste momento para los dosniños, me comenta mi nieto, porque esta situación no se la esperaba Miguel,que siempre acudía al colegio con un buen bocadillo y una fruta. A partir deentonces tanto Miguel como Agustín se verían antes de iniciar las clases,incluso algunas veces cuando salían del colegio.

Abuelo, me dice mi nieto, sabes lo que hizo mi amigo Miguel, puesentregarle parte de su bocadillo, compartiendo el alimento con Agustín, puesno le gustaba verle llorar. Creo yo, abuelo, me insiste mi nieto que Miguel apartir de entonces se lleva doble ración (dos bocadillos y dos frutas) con elfin de ofrecerle, la mitad a su amigo Agustín.

No veas abuelo como a partir de entonces la cara y el rostro le hacambiado, pues Agustín empezó a sonreír, porque mientras Miguel ofrecíacada día parte de su paquete de alimento, Agustín por su parte, encontró ensu buen amigo el consuelo y la satisfacción que antes no tenía. Durante eltiempo del aperitivo, le observé que se miraban mutuamente con sonrisas enlos labios.

Ves abuelo, me seguía hablando mi nieto, como mi buen amigo Miguel,es un chico bueno y educado, pues su trato con Agustín, ha sido y siguesiendo igual que el primer día.

En este pequeño relato, veo algunas cosas muy interesantes, primerotengo que mencionar a mi nieto, la sensibilidad y acierto de trasladarme estecomentario, con toda clase de detalles, al darme pelos y señales de esteencuentro casual entre dos compañeros del colegio, y la circunstanciasencilla de un gesto maravilloso, de un niño, Miguel, que con su inocenciase percató enseguida de la necesidad que perseguía a su compañeroAgustín, acuciado por la penuria familiar y que el mismo justificó con lo dela separación de sus padres y por supuesto, los pocos ingresos que podíaaportar su madre a la familia.

Como se ve en este curioso relato como la pericia y el gesto humanitariode un niño, como Miguel, pese a su corta edad, supo responder con su ayuday apoyo al triste estado de la situación de otro niño de su misma edad quecarecía de lo más elemental de la vida, como la comida.

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Tenemos que pensar que esto puede ser una auténtica lección de amor ycariño de las personas necesitadas, como lo demuestra el comportamiento yel descaro de un niño de nueve años,

Han pasado ya varios días de esto, y desde luego tango Miguel comoAgustín, siguen compartiendo los alimentos y también los momentos dejuego en el patio del colegio.

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Abuelo: Ángela García SierraNieto: Guillermo González García

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En un pueblecito lejano, escondido entre montañas vivía una familia deleñadores. Estaba formada por los papás, dos hermanitas, Susana yDavid, y una de sus abuelitas.

Los papas tenían que trabajar para conseguir los alimentos necesariospara mantener toda la familia.

La abuelita, que todavía era joven, cuidaba la casa y atendía a los niños.

Los niños estaban tan contentos jugando al aire libre en compañía detodos los animales del campo.

David, a pesar de ser el más pequeño, además de a jugar se dedicabatambién a hacer de rabiar a su hermana y a su abuela.

Un día David, estaba jugando a las afueras del pueblo, y vio con sorpresaque una pequeña aridilla llamaba su atención indicándole que le siguiera. Sequedó un poco perplejo y no sabía que hacer por una parte tenía miedo dealejarse y no saber volver, y por otra le picaba la curiosidad que tienen losniños por averiguar lo desconocido, al final optó por seguir a la ardilla ydespués de haber andado un largo rato, se encontró frente a una pequeña eiluminada gruta, en cuyo interior se alojaba una familia muy pobre queestaba hambrienta y muerta de frío.

A David aquella escena le impresionó tanto, que quiso volver a casa yregresar con un pedazo de pan, y un poco de leña, pero su sorpresa fuemayúscula pues como había venido guiado, ahora no era capaz de encontrarel camino de vuelta. Llorando de pena por no ayudarle, se sentó en mediodel camino hasta que por casualidad volvió a pasar por allí la ardilla, que lehabía guiado anteriormente. Al verle tan triste le preguntó que le pasaba, yDavid le dijo que quería ayudar a la familia que había encontrado en la gruta,pero que no sabía volver a casa, y además como se había entretenido muchosu abuela y su hermana estaría muy preocupada.

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Las travesuras de David

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La ardilla, comprendió su zozobra, y se dispuso a ayudarle de nuevo.Cuando llegaron a casa David contó a todos lo que le había sucedido yarrastrados por la pasión del niño, cogieron dos cestos de alimentos y variostroncos de leña, y todos juntos emprendieron el camino, la ardilla volvió aencontrarse con ellos, y los guío hasta el portal de Belén, que era en realidadaquella gruta.

Todos quedaron sobrecogidos por el resplandor que emanaba aquellugar tan modesto, y se alegraron de que aquella travesura de David leshubiera deparado un final tan alegre y feliz.

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Abuelo: nombre del abueloNieto: nombre del nieto

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Cuentos de antespara niños de ahora

Biblicoteca Santiago Amón

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Había una vez, un padre que tenía tres hijito, eran muy pobres notenían ni para comer. Un día un señor le dijo que se fuera a trabajar

con él, el mayor que decía que era el más listo, para comprobar si era listo,el amo le dijo que tenía que superar tres pruebas:

La primera prueba era que tenía que sacar una vaca que tenía encerradaen la cuadra, sin abrir la puerta. No consiguió sacarla.

La segunda prueba era que tenía que llevar a sus 50 ovejas a pastar, ycuando las trajera de pastar a donde él, las ovejas le tenían que hacer lareverencia bajando la cabeza, tampoco superó la prueba.

La tercera era, que tenía que vender 50 cerdos, traerle el dinero y tambiénlos cerdos, tampoco superó la prueba.

Entonces se fue para su casa, llorando por no superar las pruebas,entonces el hermanito más pequeño, que decían que era él más torpe, le dijoal señor que él haría las pruebas, el señor le dijo que hiciera la primeraprueba, fue donde estaba la vaca encerrada, la mató, la deshizo a trozos yla sacó por entre las rejas, el dueño se enfadó, pero le dijo que hiciese lasegunda prueba. Se fue con las ovejas al campo, le cortó una pata a cadaoveja, y cuando llegó el dueño las ovejas se caían para adelante, y le dijo quele estaban haciendo la reverencia.

Le dijo, pues ahora me vendes los cerdos, pero me traes el dinero y loscerdos, si superas esta prueba te quedas a trabajar, se fue y vendió loscerdos, le dijo al señor que se los compró que tenía que cortarles los rabitospara tenerlos como recuerdo, le cortó los rabos a todos los cerdos pasó pordonde había una charca que se estaba secando, sembró todos los rabos enel barro, se fue donde el dueño y le dijo que los cerdos cuando los traía paracasa, se habían metido en la charca y sólo se podía sacar el rabo cuandotiraba de ellos, así que le dio el dinero de los cerdos, le dijo que se habíanquedado en el barro, y sólo se les veía el rabo.

Superó las tres pruebas, y se quedó a trabajar. Y colorín colorado estecuento se ha acabado.

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El más listo o el más tonto

Abuelo: Santiago Mordillo MahilloNieto: Judit Mordillo Córdoba

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Había un país que se llamaba Bromaislandia, donde había un rey quepresumía de valiente. Un día se fue a cazar leones con una lanza, se

encontró a un león hambriento, y claro como estaba muy hambriento se locomió, como si de un pincho moruno se tratase.

El rey dejó un huérfano de corta edad, que sin darse cuenta se hacía pisencima, por tal motivo, llevaba dodotis. Y con cierta sorna, le llamaban “Elrey dodotis”.

En Bromaislandia, había un padre muy severo, que tenía dos hijasllamadas: Blancaflor y Hortensia, y un día le dijo a Blancaflor hija, tienes quellevar a pastar a las ovejas a la orilla del río. Pero tienes que tener cuidadode que las ovejas no se coman las lechugas. De acuerdo Papa, no tepreocupes, le respondió Blancaflor.

¡Mira que eres un poco despistadilla, hija!, Repuso el padre.No te preocupes papá, agregó Blancaflor.Al rato fue el padre para ver como respondía su hija. Y se encontró con

Blancaflor, que estaba cazando mariposas, las mariposas más bellas quehabía visto en Bromaislandia. Y las ovejas habían entrado en el lechugar, ytras comerse todas las lechugas estaban jugando un partido de fútbol conun repollo, las ovejas negras contra las blancas. El marcador arrojaba la cifrade empate a tres pimientos.

El padre al ver aquel desastre, llamó a su hija. ¡Blancaflor!, ¿Dónde estás?¡ Papá! Estoy aquí, me has desobedecido, perdona Papa, dijo Blancaflor. ¡ Nohay perdón que valga!, dijo el padre muy enojado y sentenció:

Blancaflor arrástrate como una culebra hasta que un joven pronuncie tunombre. Y al instante se convirtió en una culebra y se perdió entre losmatorrales.

Andando el tiempo un buen día, el rey dodotis pasó de caza por aquel río.Entonces el rey dodotis contó con la edad de 20 años, y se sentó a descansarsobre el tronco de un árbol caído, y le dijo a uno de sus arqueros: Sobre estastierras, cuenta una leyenda que un señor de Bromaislandia castigó a una desus hijas que le había desobedecido con el maleficio de que se convirtiera enculebra, hasta que un joven la llamara por su nombre de Blancaflor, que asíse llamaba la moza. Y de repente sobre el matorral apareció la joven más

Historia de Blancaflor

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bellas que habían visto ojos humanos, en toda Bromaislandia. El príncipe alverla tan hermosa se le cayeron como si fueran de plomo los dodotis, hastatal punto, que quedó tan impresionado que no necesitó dodotis más en todasu vida. Se tapó como buenamente pudo con la chaqueta, y tomó a blancaflorpor el brazo y se la llevó a palacio donde anunció a los cuatro vientos sufirme deseo de hacerla su esposa. ¡ Bromaislandia! Os anuncia a miprometida la que será la reina de todos los bromistas. Ella con todos susencantos ha acabado con el maleficio que me obligaba a llevar dodotis, y yalos necesito, y reinaré con el nombre de Doroteo I, y todo aquel que se atrevaa hacer chuflas o cualquier tipo de pitorreo con mi nuevo nombre serácastigado severísimamente, Una exclamación rasgó el aire. ¡ Viva Doroteo I!y toda Bromaislandia coreó: ¡¡Viva!!

Y desde aquel día la risa pasó a ser controlada en Bromaislandia.

Abuelo: Antonio García BarriopedroNieto: Diego Martín García

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Abuelo: Rosa Ordóñez BorregaNieto: Miguel Ángel Moya

Era Marcelina, una buena gallina, que vivía en su corral con suspolluelos, tenía por vecinos a Doña Misifú, que era un agatita y a Don

Caifaz que era un perrito.Marcelina era una gallina muy madrugadora, y trabajadora, sabía todas

las mañanas temprano al campo con sus polluelos y cantaban esta canción:"Pío, pío, pío venir aquí hijos míos no temáis al frío, yo soy una gallina

con mucha tradición pues era de mi abuela el huevo de Calor".Un día estando en el campo con sus polluelos, Macelina se encontró

muchos granitos de trigo, y le dijo a sus vecinos señora.- Misifú ¿quiere llevar estos granitos de trigo a moler al molino?.- No, no, Marcelina, no quiero, hace mucho frío y soy tan perezosa.- Y usted, Don Caifaz ¿Quiere ir a moler estos granitos de trigo?.- No, no y no, estoy muy cansado y no tengo ganas de trabajar, mis

padres trabajarán mucho y yo nací cansado.- Está bien está bien, los llevaré.Al día siguiente les dijo a sus vecinos- Doña Misifú, ¿quiere ir al horno a hacer un buen pan con esta harina?.- No, no, Marcelina, no quiero, hace mucho frío y soy tan perezosa.- Y usted, Don Caifaz ¿Quiere ir a moler estos granitos de trigo?.- No, no y no, estoy muy cansado y no tengo ganas de trabajar, mis

padres trabajarán mucho y yo nací cansado.- Está bien está bien, los llevaré y haré un buen pan.Y así lo hizo Marcelina, se fue al horno y amasó y coció un buen pan

calentito y ciernecito.- Marcelina, Marcelina, buena amiga, … Dijeron sus vecinas a la vez.- Pues no, no, no. El pan me lo comeré yo con mis polluelos. Pío, pío, pío

venir aquí hijos míos no le temáis al frío, yo soy una gallina con muchatradición pues era de mi abuela el huevo de calor.

Marcelina

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Érase una vez muchos años en lo más alto de la montaña un pequeñomanantial que afluía debajo de las rocas del mar y que quería llegar al mar.

Era tan poca el agua que salía que tubo que esperar mucho tiempo paraque el agua rebasara la pequeña bolsa y así discurrir montaña abajo.

Serpenteando entre las grietas y con la ayuda de algún pequeño humedallogró formar un pequeño arroyo que bajaba contento hacia el valle. En surecorrido encontró una trucha:

Amiga trucha ¿sabes dónde está el mar?Y la trucha le contestó:Muy lejos, muy lejos.Sin desesperar continuó su camino valle abajo.Después de mucho tiempo se encontró una rana:Amiga rana sabes donde está el mar y la rana le contestó yo nunca lo he

visto pero dicen que está muy lejos, muy lejos. A pesar de todo no perdía losánimos y continuando su andadura de pronto se encontró por un salmónmuy viejo y muy sabio.

Amigo salmón, sabes donde está el marA lo cual contestó el salmón. Está muy muy lejos. Y tú eres muy pequeño

para poder llegar.Tendrás que buscarte algunos amigos para haceros muy fuertes y poder

lograr vuestro cometido.Una noche mientras reposaba en una gran balsa en espera de llenarla, para

poder continuar su recorrido, comenzó a llover muy fuerte de tal manera queal amanecer aparecieron otros arroyuelos que también buscaban el mar.

Mirar les comentó nuestro amigo. Si nos unimos formaremos un gran ríoy así llegaremos al mar. Y así lo hicieron.

Se unieron todos, llenaron la balsa y muchas muchas balsas más,formando, un fuerte, grande y caudaloso río. Y así felices y contentos trasrecorrer muchos parajes y cascadas alcanzaron el MAR.

Colorín colorado este cuento se ha acabado.

Buscando el mar

Abuelo: Jesús ChilladaNieto: Elisa Chillada

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Había una vez, un grupo de amigas jugando en el parque, se llamabaElisa, Blanca, Paula Ana y Cecilia. Todas jugaban siempre juntas, a la

pelota, a la comba, pero siempre, siempre juntas, era muy raro que una deellas jugara sola porque se querían tanto que no podían parar la una sin lasotras.

Un día en el cumpleaños de Paula le hicieron un gran regalo, una muñecapreciosa, con una larga melena rubia y un vestido largo de princesa decuento, que Paula se quedó maravillada nada más verlo. Sus amigas seemocionaron también, pues a ella les gustó mucho y pensaron que todaspodían jugar con la muñeca y se la pidieron.

- Blanca: Paula ¿me dejas jugar con la muñeca?.- Paula: No que es nueva y me la rompes.- Elisa: Déjamela un ratito.- Paula: Pero es que no he tenido tiempo de jugar con ella.- Ana: si no nos dejas la muñeca, no jugaremos más contigo, porque

ahora no nos haces caso.- Cecilia, que era la más pequeña le fijo a las demás: Dejemos que Paula

juegue un ratito y disfrute de su regalo y luego nos la dejará.Pero Paula no se quedó convencida con dejarlas la muñeca y claro las

demás se enfadaron.Al día siguiente en el parque, no querían jugar con ella y se puso un poco

triste, porque quería estar con sus amigas, entonces Paula, que sabía lo quetenía que hacer por que era muy buena se acercó a ellas y pidió perdón:

- Paula: Chicas perdonarme por no dejaros la muñeca, se que he sido unpoco egoísta.

A lo que las demás respondieron dándoles un gran abrazo, dejando claroque se querían muchísimo y que la amistad era una de las cosas másimportantes del mundo.

Así que recordar que hay que compartir las cosas para llevarnos bien.

Paula y sus amigas

Abuelo:Maria del Carmen OliverNieto: Paula Chillada

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Una linda mariquita y una mariposa, no menos bella, se estabanburlando de una pobre luciérnaga mientras hacían balancear sus

preciosas alas.¿De dónde has sacado ese vestido tan horrendo, vecina? Le preguntaban

ambas con mucha guasa.La luciérnaga no respondía, tampoco creáis que se avergonzaba de

su humilde aspecto. Muy al contrario tuvo suficiente ánimo para hacer unainvitación a quienes la humillaron. Mañana por la noche deseo que vengáisa verme, tengo una sorpresa que daros.

Aunque nada bueno esperaban, la curiosidad se impuso en ambas yacudieron puntuales a la cita.

Llegadas a casa de la luciérnaga no encontraron rastro de ella. Deimproviso una estrella más brillante que el diamante se dejó caer del cielocon todo su esplendor y se posó en el suelo con gran suavidad entre lamariquita y su compañera. Estas boquiabiertas comprobaron que se tratabade la luciérnaga a la que tanto habían encrespado.

Muy avergonzadas perdieron disculpas a su anfitriona y se volvieron a sucasa. Habían aprendido una lección.

La luciérnaga

Abuelo: Rosa López HernánNieto: Blanca Chillada

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Me llamo Ángeles Jiménez Sáez tengo 62 años. Nací en un pueblo dela provincia de Madrid, en Morata de Tajuña y soy la abuela de

Almudena Palomino Gil de 6 años de edad. Resido en Leganés desde el año1968 que me casé.

De pequeña tuve pocas amigas y primos sólo dos y eran bastantemayores que yo y hasta los 11 años no tuve la hermana que tengo en laactualidad.

Mis juegos de pequeña eran con los trapos que encontraba viejos, hacíaun muñeco y una caja de cartón era la cama. Mis Reyes era una caja depinturas Alpino, un cabás de cartón para el colegio. Y cuando era de unos 7años, un muñeco de cartón que enseguida que se me caía al suelo se hacíaun chichón y casi se me rompía y si le lavaba la cara ya me había quedadosin muñeco.

A los 5 años me llevó mi madre al colegio, pasábamos mucho frío, porquesólo había una estufa de carbón y no era suficiente porque por entoncesnevaba bastante.

Como mis padres eran campesinos, yo estaba con mis abuelos maternos.Yo he sido poco callejera. A mi madre no le gustaba que cuando volviera delcolegio estuviera en la calle.

A los 6 años me mandaba a por agua con dos botijos pequeños, que aveces no podía llevar llenos del todo porque no podía con ellos. Y cuandovenía mi madre del campo ya tenía agua para fregar los platos. Y con 7 añoscon una carretilla que tenía en casa mi pare traía lo cántaros. Eran dos, peroa veces llegaba con uno o con los dos rotos, porque al sacarlos del pilón meescurría y se me rompía, o por la calle que estaba muy empedrada pillabauna piedra y se me rompía algún canto.

A la edad de 11 años, se vinieron mis padres a Madrid y yo fui al colegio,al Puente de Toledo, hasta que hice los 14 años y me puse a trabajar.

La sirenita

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En la actualidad sigo trabajando y estoy esperando poder jubilarme, yame queda poco. Para poder disfrutar de mi nieta Almudena, que es lo másbonito que tengo, a parte de mis dos hijos, que es lo más grande que Diosme ha dado.

Espero no haberles cansado, perdón.

Abuelo: Ángeles Jiménez SáezNieto: Almudena Palomino Gil

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Voy a contar un cuento a mi nieta y a todos aquellos que lo quieranleer.

Era sé un burro que estaba en la puerta de la calle y pasó un niño y lepreguntó: amigo burro,

- ¿Qué te pasa?.- Que soy muy viejo y mi amo me quiere matar porque no sirvo para

trabajar.Pasó un perro, y el burro le vio triste, y le preguntó:- ¿Qué te pasa?.- Que mi amo me ha echado de casa porque no sirvo para guardar la casa

ni para cazar.Entonces le dijo el burro:- Vamos juntos a Bremen y nos haremos músicos.Cuando hubieron caminado un buen rato vieron a un gato llorando:- Amigo gato que te pasa.El gato entre sollozos le contestó.- Como soy muy viejo y ya no cazo ratones...Estaba oscureciendo cuando se les unió un gallo que tampoco tenía casa

porque ya no cantaba. Y como se acercaba la Navidad le querían cocinar.Tanto caminaron que sintieron hambre y frío, porque era de noche. A lo

lejos vieron luz en una casa abandonada, y vieron como unos ladronescomían ricos manjares, entraron sin hacer ruido por una vieja puerta,apagaron las luces y cada uno se escondió en un lugar de la casa.

Los ladrones asustados salieron corriendo a la calle, no sin recibir unabuena paliza, uno decía:

- Me han pegado.- Me han mordido en una pierna- Pues a mí me han arañado una pierna.- Pues lo mío ha sido pero porque alguien decía ¡Traérmelo a mí!,

¡Traérmelo a mí!...Mientras tanto nuestros cuatro queridos amigos, comieron hasta

hartarse durmieron a pata suelta, y al día siguiente siguieron su camino haciaBremen.

Los músicos de Bremen

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Moraleja: nunca desprecies a los ancianos ni a los animales viejos.

Abuelo: Victoriana LópezNieto: Claudia Gómez Izquierdo

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Una anécdota de mi abuelo.

Hace mucho tiempo, cuando yo era joven y fuerte, solíamos ir conmucha frecuencia, en los fines de semana, toda la familia al campo,

pues nos gustaba mucho la naturaleza.Uno de esos fines de semana nos fuimos por Gredos, provincia de Ávila,

aun sitio donde nos podíamos bañar y comer por allí, pues era verano.Así que cogimos nuestro coche y nos fuimos para allí mi mujer, mis dos

hijos – Javier y José Mari – y yo.Mis hijos por aquel entonces tendrían, diez años Javier y ocho José Mari.

El viaje fue perfecto, contentos y alegres llegamos a la tal “ charca verde”cerca del pueblo de Arenas de San Pedro.

El lugar era precioso, en efecto, una poza del río serrano bastante grande,donde quedaba retenida el agua hasta rebosar por un desagüe natural pordonde seguía su curso.

Esta charca se llenaba a través de unos chorros se agua bastante caudal,donde chicos y mayores se tiraban como si fuera un tobogán y caían a lacharca, la cual tenía una profundidad importante para los jóvenes y niños,pues tenían que saber nadar.

Por donde caían los chorros de agua eran unos peñascos de gran altura,unos cinco metros, así me lo pareció a mí. Desde allí se tiraban los jóvenesa la charca.

Nosotros estábamos abajo, en la orilla, mojándonos los pies y dándonosun pequeño chapuzón, pues allí no cubría. Como yo veía como se tirabandesde arriba a la charca, me animé, y les dije a mi mujer y mis hijos, que mesubía a la roca para tirarme a la charca.

Mis hijos y mi mujer me miraban admirados por verme tan intrépido. Subílentamente, llegue arriba, dejando paso a los jóvenes que se estaban tirandocasi de continuo.

Por fin llegue al borde, saqué pecho y miré hacia abajo…¡se me escapó elaire!...¡me parecía una altura tremenda. !Me quede perplejo, pues mi razónme decía que pasar por aquel riesgo era innecesario. ¡Ahhh … amigo! Mire ala orilla…y allí estaban mi mujer y mis hijos mirándome. Me quede paradopensando que les iba a decepcionar…¡pero no me decidía!

Un día en la sierra

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De pronto…¡oh, horror! Mi hijo mayor, Javier, me gritó: -¡Papá, si te tiraste doy dos duros! (Era el valor de cinco pesetas de entonces). Les miréatónito, y me sentí atrapado.¡No tenía salida! Así que hice de tripas corazóny decidí saltar a la charca. Me arrime al borde de la roca y salté … (Bueno,más bien, se me doblaron las rodillas, y caí al vacío). Al fin llegué al agua yme hundí en ella. ¡Jolín! Parecía que no tocaba fondo, pero al fin dejé dehundirme en el agua y salí rápidamente a flote nadando hacia la orilla.

Allí, mis hijos y mi mujer me felicitaron, y yo, componiendo el tipo sonreícomo un triunfador. Yo creo más bien, que sonreía como un estúpido.Bueno, al fin y al cabo, había hecho felices a los míos.

Esta es una pequeña anécdota de vuestro abuelo, de la cual, tambiénaprendí muchas cosas:

El valiente es el que los es y no el que lo aparenta.No hacer alardes en nada innecesario que te pueden obligar a hacer cosas

que van en contra de tu sentir.Sé valiente y noble contigo mismo y no alardes jamás; sólo actúa cuando

tu corazón te lo indique y así no te engañarás a ti ni a los demás.El más valiente del mundo es el que lucha contra su egoísmo y no deja

vencer. Así se siente libre y humilde, pero valiente para ayudar cuando seamenester.

Abuelo: Francisco Vega ViñuelasNieto: Clara Vega Delgado y

Miguel Vega Astorga

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En la orilla del mar, vivían en una humilde choza, un matrimonio. Él sellamaba Juan. Era pescador y su mujer se llamaba Isabel.

Juan salía todas las mañanas a pescar, con lo que conseguía sacar del marpodían comer y atender a sus necesidades.

Una mañana, muy temprano se fue Juan, como todos los días, en supequeña barca. El mar estaba un poco alterado; no conseguía pescar nada.Ya se iba a marchar a su casa cuando sacó un pez precioso.

El pez le habló diciendo: “¡No me lleves, déjame en el mar!” Le suplicabaañadiendo, soy un príncipe encantado.

Juan se compadeció y lo devolvió al mar.

El pescador y su mujer

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Cuando volvió a su casa y se lo contó a Isabel, ella dijo: “Si es unpríncipe vuelve, búscale y dile que te conceda él a ti un favor. Que te

conceda tener una casa bonita a cambio de devolverlo al mar”.Juan, un poco triste, se fue a la playa y gritó: “Pececillo, pececillo,

pececillo ven acá que Isabel está enfadada y hay que hacer su voluntad”.El pez salió de entre las olas y le preguntó: “¿Qué quiere tu mujer?”Juan le dijo: “Quiere una bonita casa”.El pez le dijo: “ Vuelve a casa con tu mujer”.Ella, Isabel, estaba sentada en una silla en la puerta de una casa

preciosa. Muy contente dijo: “¿Ves como tenía razón?”A la mañana siguiente, otra vez estaba enfadada Isabel y le dijo a Juan:

“Debes ir y decirle a l príncipe que en vez de casa quiero un palacio, congrandes salones”.

Juan se puso muy triste y no quería ir. Al final, por no verla enfadada sefue.

El mar estaba muy oscuro, las olas eran grandísimas y las nubesanunciaban temporal.

Juan gritó con todas sus fuerzas: “ Pececillo, pececillo, pececillo ven acáque Isabel está enfadada y hay que hacer su voluntad”.

El pez apareció de nuevo y preguntó: “¿Qué quiere ahora tu mujer?Juan con voz temblorosa le dijo: “Ahora quiere vivir en un palacio”El pez le dijo: “Vete a tu casa” y se volvió al mar.Cuando Juan llegaba vio a lo lejos una choza más pobre y humilde que la

primera que tenían.Esto les pasó por ser Isabel avariciosa. Hay que ser feliz con lo que

tengamos, ¿no?.Colorín colorado este cuento se ha acabado.

Abuelo: Mª Carmen Aguilar ZabalaNieto: Ana Nicolás del Peral

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En una casita, en medio del bosque vivían dos hermanas, Blanca Nievey Encarnada Rosa, se llamaban, eran muy buenas.

Una fría noche de invierno, en la cual nevaba mucho llamaron a la puerta.Blanca Nieve fue a abrir y se encontró con un oso blanco precioso. Primero

se asustó mucho y a su grito de temor salió corriendo Encarnada Rosa.El oso les dijo: No tengáis miedo, no os voy a hacer daño, sólo quiero

que me dejéis pasar aquí la noche. Por la mañana me iré al bosque de nuevo.Le dijeron que pasara. Podría estar allí las noches que quisiera.Junto al fuego del hogar, el oso, les contó las aventuras que pasaban en

el monte los distintos animales.Comprenderéis, que les gustaba mucho. Todas las noches venía.

Hablaban y jugaban juntos y por la mañana se iban nuevamente.Cuando llegó la primavera, el oso se despidió una mañana, dijo que ya no

volvería esa noche pues tenía que seguir su camino.Las niñas, echaban mucho de menos a su amigo el oso.Una tarde, salieron las dos a pasear, y de pronto un lobo que las vio las

seguía.Ellas se asustaron, en su precipitada huida Blanca Nieve, se enredó la

falda en una zarza. Encarnada Rosa quería ayudarla, pero no conseguíadesengancharla. Se veían en peligro de que les alcanzara el lobo.

Gritaron con todas sus fuerzas, pidiendo auxilio. Llegó corriendo suamigo el oso.

El oso ahuyentó al lobo. Les ayudó a soltar la falda de Blanca Nieve y lesdijo cuanto se acordaba de ellas y que agradecido estaba.

Se fueron a casa muy contentas, pues además el oso, les dijo que lellamaran siempre que le necesitaran.

También les prometió que el próximo invierno volvería a estar con ellastodas las noches.

Y colorín, colorado este cuento se ha acabado.

Blancanieve yEncarnada Rosa

Abuelo: Mª Carmen Aguilar ZabalaNieto: Carmen Nicolás del Peral

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Abuelo: Mª Carmen Aguilar ZabalaNieto:Clara Nicolás del Peral

El negrito Sambo

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En un pueblo de África, en medio de la selva, vivía una familia. Teníanmuchos hijos, el más pequeño se llamaba Sambo.

Sambo era un niño muy listo y muy valiente. Jugaban ene le bosque,todos los hermanos con otros amiguitos, cuando vieron llegar un tigre muygrande y feroz.

Era peligroso, pero algo tenían que hacer para salvarse de que les atacará.El pequeño Sambo, pensó que por la fuerza era imposible ganarle. Tenían

que emplear alguna astucia para poder salvarse.Se puso delante del tigre y le dijo:“Vamos a ver si comprobamos quien corre con más velocidad; el que

pierda tiene que someterse a lo que quiera el vencedor”.El tigre pensó que sería fácil ganar a un niño tan pequeño y frágil y que

luego se lo comería, tan ricamente.El pequeño se puso delante del tigre y empezó a correr.El tigre iba detrás, pero el niño no se fue en línea recta. Se puso Dar

vueltas delante del tigre, alrededor de un árbol muy grueso que había en elclaro del bosque donde jugaban.

Cuando iban a gran velocidad el chico se agachó con engaño, y seacurruco junto al tronco.

El tigre estaba loco, con la velocidad y siguió corriendo todo lo que podía,dando vueltas al árbol. Tantas vueltas dio y con tanta prisa, que al final sederritió, como una balsa de aceite alrededor del árbol.

Con esto se salvaron todos de las garras del tigre.El negrito Sambo fue admirado por todos los amigos y vecinos.Y colorín colorado estos cuentos e ha terminado.

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Había una vez un rey muy bueno. Tan bueno era, que se pasaba tiempoy tiempo pensando en como haría para que la gente de su pueblo

fueran mejores. Así que los reunió a todos y prometió un saco de oro y otrode chuches, para el que durante un año hiciera la mejor cosa por los demás.

El pueblo entero se puso “manos a la obra” y al año siguiente se reunieroncon el rey a ver quien ganaba el premio.

Todos habían hecho cosas buenas, unos habían construido jardines paraque jugaran los niños, otros reunido libros para hacer una biblioteca, y asímontones de cosas estupendas, pero sobre todo Don Paco y Don Arturo losmejores, Don Paco había construido un hospital para el pueblo, y cuando elrey preguntó si estaba terminado, contestó – Claro que sí -, sólo falta poneruna placa en la puerta con mi nombre, como recuerdo de que le construí,vale dijo al rey, y le volvió a preguntar a Don Arturo.

Don Arturo había construido un tren superchulo (como el ave de rápido)que pasaba a recoger a todos los niños que vivían lejos del pueblo parallevarlos al cole en un plis-plas, y que no tuvieran que venir andando. ¿Yafunciona el tren? Preguntó el rey. Claro que sí, solo falta en la máquina minombre, he pensado que se llame el “Arturotren” un recuerdo mío.

El rey dudaba a quien dar el premio, cuidado apareció un niño, tirando dela mano a una viejecita, niño dijo el rey. Señor rey, dijo- pido el premio paraeste abuelito que me ha dado un trozo de pan. El rey asombrado respondió:¿Por un trozo de pan quieres que le dé el premio? Si, dijo el niño - porqueestábamos solos y era lo único que ella tenía para comer.

Entonces el rey entregó el premio a la viejecita: porque no importaba logrande que sean las cosas, lo que importa es el corazón que ponemos alhacerlas.

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El premio del rey

Abuelo: Marta Hardín GalánNieto: Pablo Ruiz Ruiz

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¿Sabéis porque adornamos el árbol en Navidad? Puestos a adornar, daríaigual otro árbol ¿No? Pues no, os voy a contar la historia del árbol denavidad.

Cuando los padres del niño Jesús, no encontraban ningún lugar dondedormir (porque todas las posadas estaban llenas) … se metieron en elportalito de Belén, donde nació Jesús, todos los árboles que estaban cercadel portalito se pusieron supercontentos y empezaron a charlar entre ellos:

- le dijo el manzano: prepararé mis mejores manzanas, para que lospastorcitos se las entreguen a Jesús, (las manzanas son buenísimas para losbebés) Luego dijo el peral- le daré mis peras que son superbuenas y queestán más ricas que tus manzanas, mis ciruelas son las mejores del mundo,gritó el ciruelo, pero ¿Qué contáis de mis naranjas?- gritó el naranjo, seguroque seré su fruta preferida.

Todos reían y comentaban de las frutas que ofrecerían al niño Jesús…Solo un arbolito, el abeto, no hablaba, y estaba triste, porque el no teníaninguna fruta para dar. Tan triste estaba que Jesús desde su cunita notó supena, y estirando su manita pidió a las estrellas del cielo que bajaran hastael abeto y le iluminaran. El abeto se llenó de estrellas brillantes, quealumbrarían el camino de los pastorcitos, que llegan muy contentos a llevarregalos a Jesús.

Por eso desde entonces, adornamos con luces y lazos de colores el abetoen recuero a aquel arbolito que estaba triste por no tener nada que ofreceral niño Jesús.

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La historia delabeto de navidad

Abuelo: Marta Hardín GalánNieto: Carla Lázaro Ramírez

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Hace 36 años el 1 de Marzo de 1972, mi abuela fue con las ovejas y unniño que había nacido el 28 de octubre a media tarde. Empezó a

nevar, se tapó todo el monte, las ovejas se metieron debajo de las encinas yno podían sacarlas de allí. Con mucho trabajo las traje al camino, cuandollegué al camino se me empezaron a escapar por arriba de la montaña.Cuando paró de nevar empezó a hacer mucho viento, y se puso la nievehelada y era una montaña muy pendiente y no se podía andar, como no sepodía andar puse en el suelo un mantón que llevaba para tapar al niño. Parapoder bajar se sentó encima de la mitad del mantón y bajó arrastra pensandoque caería y se podría aplastar el niño. Quedaban 200 metros, bueno todoquedó en un buen susto que nunca podrá olvidar.

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La historia de una abuela

Abuelo: Erundina Pérez BlancoNieto: Jennifer Álvarez

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Biblioteca Santiago Amón

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Cuentos de antes para niños de ahora