Cuentos alumnos 3º ARCAS 08-09

LOS CUENTOS DE MI CLASE

3º Educación Primaria Arcas. Marzo 2009


A los padres de mis alumnos Día del Padre 2009

Querido Padre, tienes en las manos un libro de cuentos hecho por todos los niños y niñas de la clase de 3º. Son mis alumnos y cada año me piden que trabajemos en clase algo con lo que poder obsequiarte. Ellos saben que el día 19 de marzo cele-bramos el Día del Padre aunque no conocen todavía el origen comercial de este evento. En nuestro colegio tenemos la intención de inculcarles valores no consumistas, pero queriendo aprovechar la ilusión que ellos sienten por ofrecer algo hermoso a sus padres, hemos convertido este día en un elemen-to motivador del trabajo que les ponga en disposición creativa. Y, aquí los tenemos, fantaseando, escribiendo e ilustrando unas breves na-rraciones para regalar a su papá. En ellos va una parte de su mundo; algunos nos dejan ver sus miedos y sus preocupaciones o nos indican cómo superar-los, nos enseñan también sus esperanzas y su ilusión. Este libro consta de diecisiete relatos hechos por los niños y niñas en su to-talidad; el maestro se limita a marcar las pautas del trabajo bien hecho, bien acabado y a corregir sus errores. Se trata, por tanto, de un ejercicio en el que deben demostrar que conocen la estructura de un cuento, la diferencia entre sus partes, las descripciones y los diálogos, el inicio y el fin. Son es-tructuras lingüísticas y literarias que les ayudan también a organizar sus es-tructuras mentales. Te pido por ello que tomes este regalo como una tarea cotidiana, un trabajo de clase que forma parte de un trocito de la vida de tu hijo o hija. Leedlo juntos, comentadlo; leed también los cuentos de los otros niños; valorad su esfuerzo, su progreso; demuéstrale que te interesa esa lectura, que a través de ella puedes conocer algo de su mundo infantil y también pasarlo bien; son-reíd juntos y pasadlo bien.

Felicidades papá. EL MAESTRO

Santiago Huete Rey


Me llamo Sara Andrés Portilla, y me gusta la tortilla con mantequi-lla. Nací el 4 de enero del año 2000, un día antes de que vinieran los Reyes Magos. Gané una medalla de oro con un redondo de plata en unos juegos que se celebraron en mi pueblo. Que por cierto, es donde vivo y se llama Villar del Saz de Arcas. Espero que te guste mi cuento.

El castillo de algodón

Curso 2008-2009. Tercero de Ed. Primaria

Hace mil años, en lo alto de una

montaña, había un castillo de algodón. Era muy alto, blanco, muy cómodo; por dentro era muy calentito, las puertas eran de plumas y las ventanas eran de seda. En el castillo vivían unas princesas muy delicadas que vivían con su padre, Él las mimaba, las cuidaba, les ayudaba y les hacía mucho caso.

Se llamaban Estrella, Flor y Corazón, y el pa-dre era Julián. Eran felices. Pero un día un viento envidioso quiso destrozar el castillo. El rey no se lo permitió, y lo echó del reino.


En Europa hay un país que se llama España, en España una pro-vincia que es Cuenca y en Cuenca un pueblo que se llama Arcas del Villar. En Arcas hay una Urbaniza-ción que se llama San Martín y en el nª 16 vivo yo. Me llamo Enrique Cano Zurita Zarco Vallona y mi deporte favo-rito es el fútbol, pero también me gusta la música. Nací 2000 años después de Jesu-cristo y espero que os guste el cuento, ah! Se me olvidó que nací el 15 de enero.

Los siete conejos y el

cazador


Había una vez hace mucho tiempo,

siete conejos y un cazador. El cazador era muy feo, malo, tonto y muy avaricioso sobre todo. Todos los conejos eran blancos y buenos.

Vivian en un precioso valle, era el valle más bonito del mundo entero. El cazador quería cazar a todos los conejos del precioso valle.

Un día salió a cazar conejos y encontró una madriguera con siete co-nejos; disparó con su gran escope-ta. Los siete conejos salieron co-rriendo como balas; el cazador les disparaba, pero no les daba y como eran tan listos fueron al camino que rodeaba el precioso valle. El camino estaba

lleno de barro, pues había llovido mucho. Le dieron una vuelta y se escondieron. El cazador los siguió pero, como era un poco tonto, estuvo dando vueltas y vueltas al camino sin encontrar a los conejos, hasta que se agotó. Se fue a su casa cansado y muy sucio, prometiendo que no volvería a molestar a los conejos.


Hola, me llamo Blanca Escobar de los Santos. Mi padre dice que tengo mucha fantasía, ¡y toda mi familia!. Este cuento es el centro de mi fantasía, pues me gustaría ser caza-tesoros. Os voy a contar algo de mí: he nacido en Cuenca, pero pronto nos vinimos a vivir aquí a Arcas. Mi sueño es ganar un Oscar, por-que me gusta mucho ser actriz. Espero que os guste mi cuento, ah!, por cierto nací en el 2000.

La Caza-tesoros


Hace mucho tiempo, en un lugar de Alemania,

vivía una mujer llamada Cindy; tenía los ojos marro-nes, pelo negro, era muy masculina y profesora de tesoros, tenía un ayudante que se llamaba Jhon . Un día se fueron a buscar un tesoro en una misión muy complicada. Llegaron a su destino en España y fueron a casa de Santiago que le contó lo que sabía sobre un tesoro en un bosque misterioso.

Fueron al bosque Tenebroso y allí había ser-pientes. Al ayudante de Cindy, que era un po-co miedica y tenía miedo de las serpientes, se le estaba subiendo una víbora por la camise-ta; entonces Cindy lanzó un cuchillo a la serpien-te y la serpiente murió. Caminando y caminando por fin llegaron a una cueva pe-ro… ¡Cayeron en la trampa de Santiago! Santiago riéndose

a carcajadas, entró en la cueva, pero él no sabía que era un pasadizo. Como llevaba una pistola apuntó a Cindy y a Jhon y les pidió que le in-

dicaran el camino. A la mitad del pasadizo, Cindy se paró y Santiago le dijo: - “¿por qué te paras?” Cindy le intentó dar una patada a Santiago, pero éste la esquivó y luchando, se le cayó la pistola. Co-mo se había distraído Cindy le quitó la pistola, le dio un puñetazo que le dejó inconsciente, ayudó

a Jhon y llamó a la Policía que estaba de cami-no. Y no sabemos qué pasó con el tesoro.


Me llamo Javier García León. Nací el año 2000, el 25 de enero. Tengo 8 años y me gusta el fútbol y las chuches. Vivo en Cañada Molina en el nº 158, en la quinta calle. ¿Te gusta leer cuentos? Pues es-pero que te guste el mío.

El pequeño dragón


Hace siglos, antes de Jesucristo, en

China existían dragones, muchos dragones de bonitos colores: rojos, verdes, amari-llos, morados, etc. Los dragones eran todos grandes menos uno. Era pequeño pero matón. ¡Era mágico! Era gordo, verde y rojo; pero era un poco tonto aunque lanzaba llamas de fuego increíbles. Sólo tenía 16 años pero cuando cumplió los 20, se apuntó a clases de lucha libre de dragones de 20-35 años.

El primer día que luchó el pequeño dragón, empezó el combate: Rin, rin y rin… Al principio el pequeño dragón estaba perdiendo. Pero luego, echó una llama gi-

gante que dejó al otro dragón KO.


Me llamo Mateo Gómez y me gus-tan las patatas fritas. Donde nací se llama Cuenca, pero vivo en Arcas del Villar que es un pueblo de Cuenca. Me gusta escribir libros del espa-cio, y ahora os presento al “panadero y el inventor que se comieron las estrellas”. Espero que os guste mucho.

El panadero y el inventor que se comieron las

estrellas.


Había una vez un inventor que se

quería comer las estrellas y tenía un ami-go que era panadero y quería hacer lo mismo. Un día el inventor dijo: - “Voy a inventar una cosa que sirva para volar por el espa-

cio; tú ve a hacer mucho pan. Y se pusieron en mar-cha.

Cuando los dos terminaron, se fueron pero no encontraban ninguna estrella y volvieron a la Tierra. Entonces el inventor inventó una máquina del tiempo y se fueron al pasado. Recorrieron mil siglos y, como todo era oscuro, se llevó el panadero todas las estrellas que había. Yen casa del inventor se comieron las estrellas.


Me llamo Marta Hidalgo Morales y me gustan los macarrones con tomate. Nací en el año 2000, el 22 de Ju-lio. Mis padres se llaman Beatriz y Juan Carlos y mi hermano Carlos. Me gustan mucho los cuentos, los que leo y también los que me invento. También los que me cuentan mis abuelos. El que me acabo de inventar, me gusta un montón y espero que a vosotros también os guste.

El bosque tenebroso


Hace un año, fuimos a pasar la mañana al

bosque; como no teníamos agua, mi padre fue a ver si había una fuente y, de repente, vio ¡un árbol que se movía, plantas carnívoras y ... ser-pientes venenosas! Mi padre se asustó mucho y dijo asustado: -“¡es

el bosque tenebro-so!”. Yo dije: -“¿Qué? ¿que es quéee? - “Si, ¿no veis que verde tan oscuro tie-nen los árboles negros?; están llenos de serpientes venenosas…

-¡Hay serpientes venenosas! ¡Socorro!” -Tranquilos; ¿nos hemos traído el hacha? ¿Sí? Pues, entonces, ¡a matarlas! : ¡chos!, ¡chus!, ¡clas!, ¡cles!, ¡clis! ¿Y las plantas carnívoras?, ¡a echar-les Fanta! ¡clu! ¡cli!, ¡cle! -¡Aaah, el árbol, ¿dónde está la motosie-rra? -No ló sè. -¿Quéee? ¿que no lo sabes? -No, ¡Ah!, aquí está, toma, ¡roooon, rooo-

on, roooon, roooon; ya está. El peligro ha pasado. -Menos mal, gracias por salvarnos papá, -De nada. Vámonos a casa antes de que el peligro vuelva. -Vale.


Soy Ana Martínez de Benito, nací en el 2000 y vivo en Cañada Molina. Hago cuatro deportes: nadar, co-rrer , bicicleta y Funki, los tres pri-meros se llaman triatlón. ¡soy una deportista y bailarina profesional! Ahora me gusta mucho el colegio porque aprendo un montón. Tengo muchos amigos y amigas y saco muy buenas notas, aunque me cuesta mucho trabajo sacarlas. Mi comida favorita son los macarro-nes y el arroz.

Los niños perdidos en el planeta Saturno


Hace un año, en el colegio Felipe I X , en el laboratorio,

los veinte niños de 3º de primaria estaban haciendo un traba-jo de ciencias. Había cinco alumnos en cada grupo. En uno esta-ban : Juan, Francisco, José, Ana y Verónica . -¡¡Oh, no, madre mía!, dijo la profesora: -¡Juan, esos produc-tos no, son desconocidos! Pero ya era demasiado tarde. La clase de ciencias estaba llena de humo, los niños y la profesora no vieron al grupo de Juan, ¡habían desaparecido! Juan, Francisco, José, Ana y Verónica estaban en un sitio que no conocían nada. Fueron a explorar y en-contraron muchas cosas: un pueblo con casas extrañas, árboles de mocos y campos ne-gros. Y, de repente, se encontraron una mancha verde con ocho ojos, dos orejas incli-nadas para adelante, cuatro brazos y seis piernas . ¡¡¡¡Era un extraterrestre!!!! ¡Qué horror!.Los chicos salieron corriendo y el extrate-rrestre les dijo: -Esperad, no os voy hacer nada malo, soy un extraterrestre bue-no . -¿Dónde estamos, dónde estamos?, ¡por favor dínoslo!, ¿dónde es-tamos? -Vale, os lo diré; estamos en un planeta. -¿Qué planeta es? -Es el planeta Saturno. -¿Saturno? El planeta que estábamos estudiando en clase . Nosotros procedemos de La Tierra. -¿De La Tierra? -Sí, de la Tierra, y necesitamos ir allí. -Para ir a la Tierra tenéis que llegar con una maquina exploradora . -De acuerdo, la haremos. Ya está: ¡ caramba, nos faltan piezas! -Esas piezas las tiene el rey Sarnou. Tendréis que pedírselas, pero le tenéis que dar algo a cambio. -Nosotros sólo tenemos cuatro euros cada uno . -Eso le valdrá . -¿Hoy podemos ir? -Pues claro -¡Allá vamos! - Hola rey Sarnou; querríamos que nos dieras unas piezas que nos faltan. Te daremos 4€ cada uno. -¡Genial!, Tomad las piezas -El rey Sarnou ha sido muy bueno, nos ha dado por fin nuestras piezas, ahora sólo nos falta terminar la máquina exploradora .- ¡Aaah , no nos has dicho cómo te llamas! -Me llamo Filipino -Bueno, nos tenemos que ir ¡adios! -¡Adios! Los niños por fin llegaron a la Tierra ¡¡¡TENIAN MUCHAS COSAS QUE CONTAR A SUS AMIGOS!!!


Soy Marta Martínez y nací en Cuenca en el año 2000. Vivo en Cañada Molina y me gusta pintar y dibujar. ¡Y de mayor quiero ser maestra! Tengo muchos amigos y amigas y con ellos juego a muchas cosas. Voy a una academia de inglés y en el conservatorio toco el piano. He escrito un cuento que se llama la oruga rechoncha, porque come mu-cha fruta y cuando va al colegio todos se ríen de ella. Espero que os guste.

La oruga rechoncha


Había una vez, una oruga. Era verano, y

hacía mucho, mucho calor. Un día la oruga tenía mucha hambre y se

comió una manzana, pero aún tenía hambre y se quiso comer dos peras, pero aún tenía hambre y se comió tres ciruelas; seguía te-niendo mucha, mucha, mucha hambre y se comió: un pastel de chocolate , una sandía, un melón, una loncha de queso ... ¡Aquella no-

che tenía un gran dolor de tripa! Cuando al día siguiente fue al colegio to-do el mundo se reía de ella por lo gorda que se había puesto. Muy tris-te, la oruga volvió a su casa y construyó un capullo se metió en él. En pocos días del capullo salió una bella mariposa y nunca más se volvieron a reír de ella.


¡Hola! Me llamo Noemí Martínez Ortega. Me gusta leer los libros y escribirlos y es mi oportunidad de hacerlo con el cuento que os presento. Se titula el espantapájaros y espero que os guste. Nací en el Hospital de Cuenca y tengo ocho años.

El espan-tapájaros


En un lugar muy lejano vivía un espantapájaros.

Tenía la cabeza como un melón, las piernas eran dos palos, los ojos como cerezas y los brazos como fa-rolas. Los pájaros no se acercaban a él porque era feo y además se reían de él. Y esto no le gustaba al espantapájaros y se encontraba triste. Un día pasó por allí un gnomo y le preguntó - ¿Por qué lloras? - Porque ningún pájaro se acerca a mí por mi aspecto y también se ríen de mí.

Tan desesperado estaba el espantapájaros, que le pidió ayuda al gnomo. El gnomo le dijo que no podía ayudarle, pero que conocía a alguien que a lo mejor podría. Era un hada y el gnomo fue a buscarla. El hada contó al espantapájaros que si comía una seta que crecía en una cueva en lo alto de una montaña, se volvería guapo y todo el mun-

do se le acercaría; pero el espantapájaros le dijo: - ¿Cómo voy a llegar hasta ella si no puedo andar? El gnomo le contestó que iría volando en su paloma hasta la montaña. Fue volando en su paloma hasta la cueva y le trajo la seta. Antes de comérsela el hada le dijo: - Si te comes la seta, te volverás guapo pero no espantarás a ningún pájaro. Ser espantapájaros es tu trabajo. ¿Para qué servirías entonces sino espantas a los pájaros? El espantapájaros lo pensó un momento y dijo que sí quería espantar a los pája-ros, pero que le molestaban mucho que se rieran de él.

El hada le contestó: - No hay problema, los pájaros no se van a reír de ti nunca más. Y así fue como los pájaros dejaron de reírse de él, y siguió haciendo su trabajo, que era espantar a los pájaros. Y vivió un poco más feliz.


Me llamo Jorge Moya y me encanta montar en bici y también dibujar. Nací el 12 de febrero del año 2000 a las 6:30 de la mañana. De mayor quiero ser recortador de toros. Mi cuento trata de unos leones que se escapan del circo y se van a unos países. Espero que os guste.

El circo del elefante


Erase una vez un elefante que tenía un

circo que viajaba por todo el mundo. Un día se le escaparon unos leones y cogieron un taxi hacia Francia para co-ger un vuelo a

Estados Unidos, pero como el circo iba allí también, cuando los leones llegaron fueron al bosque y se encontraron al circo. Entonces el elefante dijo: “¡a por ellos, a la carga!” Pero los leones iban en un tractor y como iban tan lentos, saltaron enci-ma de un camión y se fueron a México a comer chile picante y cuando comieron les salía humo por la boca.

Después se fueron a su tienda de dis-fraces pero los del circo también fueron a Méxíco y los pillaron y así hicieron su numero del circo.


Me llamo Cristina Muñoz Domín-guez y tengo ocho años. Nací en el año 2000, el 16 de mayo en Cuenca. Me gusta la pizza y también me gusta ayudar a mi madre en casa. Me gusta tener un perro, pero no lo tengo y tengo un hermano que se llama Víctor.

El conejo y el cazador


Había una vez un conejo muy pequeño que tenía una narizo-

ta y una boca sonriente; era muy gordo por que comía muchas zanahorias. Un día, cuando el conejo estaba en su madriguera durmiendo, vino un cazador con su perro de caza y con una escopeta en el brazo.

El conejo se asustó mucho y se escondió primero en una piedra, luego en un árbol. El cazador lo vio y el conejo lo miró a los ojos; después miró a la izquierda y se fue corriendo a saltos. El cazador cogió la escopeta de su brazo y le disparó al conejo; acertó con el tiro y entonces el perro fue a buscarlo. El ca-zador se fue a su casa a comérselo.


Me llamo Diego Navarro Rodríguez y me gusta el deporte y escribir cuentos. Nací en Cuenca en el 2000. Los cuentos de miedo son los que suelo escribir, como el cuento que vais a leer. Espero que os guste.

La casa encantada


Hace cien años en Inglaterra había una casa de la que se decía

que quien entrara nunca saldría. Esta historia nos habla de cinco amigos, tres chicos y dos chicas. Alejandro era el mayor de todos y tenía madera de líder, Diego era el más listo, Mateo era el mejor amigo de Diego, Silvia era la mas pequeña del grupo y Azucena inseparable de Silvia. Todos eran ami-gos desde infantil. Ninguno de ellos creía que los rumores fuesen ciertos, así que decidieron comprobar ellos mismos los misterios de la casa. Esa misma noche decidieron dormir dentro de la casa. A las diez quedaron en la casa y entra-ron. Vieron cosas horribles, pasillos con san-gre, habitaciones con cadáveres, escaleras con telarañas y cortinas rotas. En un rincón del salón montaron el campamento. A media noche oye-ron un ruido y fueron a investigar. En el pasillo encontraron una banda de murciélagos y unas sombras con forma de personas que se acercaban a ellos poco a poco. Las sombras eran zombis y mons-truos que querían hacerles daño, los amigos salieron de la casa rápi-damente. Al día siguiente volvieron de nuevo. Con los pri-meros rayos del sol descubrieron un muñeco que les daba la vida a los zombis y a los monstruos de la casa. Los amigos cogieron el muñeco y lo arro-jaron al fondo del mar y el encantamiento de la casa desapareció.


Me llamo Marcos Recuenco Cava, nací en Cuenca el 7 de Mayo de 2000. Mi sueño es ser futbolista o tenista profesional. Me gusta mucho el cine y la televi-sión. ¡Ah! Y también me gusta mu-cho el teatro y los libros. El cuento que he escrito trata de unas piedras que picaban a la gente. Y no os cuento más, porque así lo tenéis que leer.

Las piedras que picaban


Hace miles de años, en un país muy, muy lejano existían unas

piedras picantes y movedizas . Estaban por todas partes, por la ciudad, por el campo, por los pueblos, etc., etc., etc.… Cuando los pastores estaban por los campos con sus ovejas y se cansaban, se sentaban en una piedra. Y justo en ese momento… -¡¡¡Ahh!!!

Los pastores creían que había una pul-ga encima de la piedra, pero no pasaba eso, eran las piedras que picaban. También en los pueblos y en la ciudad, la gente que vivía en los chalés, tenían piedras y a veces salían de su casa con picotazos de pulgas. Y se pregun-taba :

-¿Qué estará pasando aquí? Los pastores contaban lo que les ocurría en los campos. Las personas que vivían en los chalés decían lo que les pasaba en sus casas .Y al final los alcaldes declararon que con las máqui-nas iban a quitar todas las piedras de España. Y así hicieron, las quitaron y las echaron a otro país cerca de Espa-ña .Y la gente se fue recuperando de los picotazos poco a poco.


Soy Fernando Ríos Saiz y nací en Madrid en el año 2000. Me gusta ir al cine, jugar al fútbol…. Tengo un hermano, con el que casi siempre me estoy pegando; pero al final nos perdonamos. Pronto me voy a ir de excursión con el colegio a la Fuente de las Tablas y nos lo pasaremos genial. He escrito un cuento de un gorro que tenía poderes. Si os gusta me lo decís.

El señor con gorro


Érase una vez, hace mil años, había un señor

con un gorro que tenía la cabeza como un melón, los brazos como un fideo y las piernas como un jamón. ¡Su gorro era mágico! Y le gustaban mucho los ni-ños. Con el gorro mágico les daba caramelos a to-dos los niños. Los niños se reían de él.

Un día se enfado y convirtió a los niños en piedra . Pero vino el hada mágica e in-tentó convertir a los niños en seres de carne y hueso. ¡Pero el mago lo impidió! Y entonces el hada y el mago empezaron a luchar. El hada con su varita y el mago con la es-

pada que sacó del gorro, lucharon y el hada le quitó los poderes del gorro al mago. El hada convirtió a los niños en humanos, y desde en-tonces vivieron felices y comieron chorizos.


¡Hola!, me llamo Nacho y tengo 9 años. Nací en Cuenca en el año 2000. Practico dos deportes: el fútbol y a veces el pádel. Mi película favorita es Star Wars y mi comida el pollo frito. Este cuento se me ocurrió hablando con mi primo Fer, que también está en mi clase. Trata de que a un esqueleto que le quitan la cabeza….

Pesadilla navideña


En las navidades pasadas, me pasó algo horri-

ble. Había una ciudad donde siempre hacían la fiesta de Hallowen, y había esqueletos, muñecas de trapo, hombres sin cerebro, fantasmas y… ¡Todos vivían!

Un día un esqueleto se escapó de la ciu-dad y encontró un dibujo que tenía un árbol de navidad con bolas de adorno, con angelitos y collares de bolas gigan-tes pero no era un dibujo cualquiera, era una puerta ¡Oh! La abrió y se metió

dentro pero ¡no había suelo! y cayó, miró a la derecha y a la izquierda y… vio una ciudad y se le quedó la cara embobada. Allí vio un señor gordo con barba y… llevaba regalos. Ese señor se llama-ba Papá Noel. El esqueleto volvió a su ciudad. Investigó e investigó y se le ocurrió

celebrar la navidad. En su ciudad en-tregó regalos a los niños, pero no eran los regalos que ellos querían sino que eran los de Hallowen. Por ejemplo, a un niño le regaló una muñeca de trapo que tenía un cuchillo y mató a sus pa-dres. Entonces, llamó al FBI y un policía co-gió un bazoka , disparó y le dio en la cabeza al esqueleto y murió... otra

vez.


Soy Alex Sánchez Huélamo, vivo en Arcas y nací en el año 2000. Me gusta el cine, el teatro, la televi-sión y los libros. Me gustan tres deportes: tenis, fútbol y pádel, aunque solo practico fútbol y pádel. Para mi padre: No te fijes en la letra ni tampoco en la lectura fíjate en tu hijo que te quiere con locura. Bueno, espero que te guste mi cuento.

El castillo en ruinas


Un día, mi padre y yo decidimos visitar un castillo en ruinas que

había en nuestro pueblo. Nos llevamos las mochilas, los palos de an-dar, las botas de montaña, los zumos, las patatas… Pero se nos ol-vidó lo más importante que hay que llevar a un castillo, las espa-das. Cuando llegamos, la puerta estaba cerrada.

Mi padre y yo cogimos el tronco de un árbol que había en el suelo para empujar la puerta y con-seguimos abrirla. Al entrar vimos algo alucinante: ¡una batalla! Había muchos guerreros, con distintas armadu-ras. Unos luchaban a caballo, otros a pie, los ar-queros disparaban desde encima de las torres.

De pronto, mi padre y yo vimos en el suelo unas espadas de los gue-rreros muertos y las cogimos. Nos pusimos a lu-

char… ” ¡Alex, Alex!, Despierta que hay que ir al colegio”. Era mi madre despertándome. ¡Qué pedazo de sueño!


Me llamo Angie Lexlani Correa Ro-cero. Me gusta el cine, la televisión y mu-chas más cosas que ahora no las puedo contar. Pero lo que más me gusta es escri-bir libros y ahora tengo la oportuni-dad de hacerlo. Nací el 18 de enero en Colombia. Estamos viviendo muy felices en España y mi padre se va a poner muy contento con este regalo que le daré el día del padre.

El vampiro que no le gusta la

sangre


Esta historia ocurrió en París en

1998 a las 6:30pm. Un extraño miste-rio, los mejores científicos descubrie-ron a un Vampiro normal y corriente pero al que no le gustaba la sangre. Tenía unos colmillos muy afilados, más o menos entre 48 y 49 años; le gustaba vivir en la oscuridad, su plato preferido eran los macarrones con queso y además le gustaba mucho la Fanta.

No le gustaba la sangre, porque sabía a Kechupt ya él no le gustaba el kechupt; debido a esa razón no le gustaba la san-gre. Tenía un amigo más extraño aún;

que era vegetariano: ja,ja,ja. Sólo comía frutas, verduras, nada de grasas. Los científicos se echaron a reir, pero a la vez era muy extraño. Por fin, el vampiro no tuvo para comer y tuvo que chupar sangre.

Alumnos de tercero en la Fundación Antonio Pérez.

Carnaval 2009 en el patio del colegio

Cuentos alumnos 3º ARCAS 08-09

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