cuantos animados para impresion
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ENSEÑANZAS DEL SEÑOR DE LA LLUVIA
Cuento africano.
Un día hace muchísimos años, en las calurosas tierras del África el elefante dijo al señor de la
lluvia:
- Debe estar usted muy satisfecho, porque con su agua a conseguido cubrir toda la
tierra de vegetación verde, pero ¿qué pasaría si arranco toda la hierba, todos los
arboles, las plantas y los arbustos?; ¡no quedara nada verde! No quedara nada verde.
¿Qué haría usted en ese caso?
Y el señor de la lluvia le contesto:
- Si no enviase la lluvia no crecerían mas plantas, todo lo verde desaparecería y no
tendrías nada para comer, ¿que harías entonces?
Pero el elefante que se creía el animal mas fuerte quería desafiarlo, y comenzó a arrancar con
su trompa toda la hierba, los arboles, las plantas y los arbustos.
Así pues, el señor de la lluvia ofendido, hizo que no volviera a llover y los desiertos se
extendieron por todas partes.
Paso el tiempo y el elefante se moría de hambre y de sed; intento cavar por donde pasaban
los ríos, pero no pudo encontrar una sola gota de agua.
Finalmente el elefante, viendo que había enfadado al señor de la lluvia le dijo:
- Señor lo siento, me he portado mal, he sido arrogante y me arrepiento, por favor
olvídelo y vuelva a enviar la lluvia.
Pero el señor de la lluvia no hizo caso a las suplicas del elefante. Pasaban los días, y cada día
era más seco que el anterior; el elefante envió al gallo en su lugar para que hablara con el
señor de la lluvia y le convenciera. El gallo busco al señor de la lluvia por todas partes, hasta
que lo encontró descansando en una nube, le conto quien era, y lo alabo por la lluvia con tanta
elocuencia que el señor de la lluvia decidió enviar un poco de agua. La lluvia cayó tal como el
señor del lluvia le había prometido al gallo, y se formo un pequeño charco cerca de donde
vivía el elefante, quien no tardo en apropiarse de él, ese día el elefante fue a buscar comida y
dejo a la tortuga encargada de cuidar el charco con estas palabras:
- Tortuga, si alguien viene aquí a beber, les dirás que este es mi charco personal y que
nadie puede beber de aquí.
Cuando el elefante se fue muchos animales sedientos vinieron al charco, pero la tortuga no les
dejo beber, diciendo:
- Esta agua pertenece a su majestad el elefante, yo tengo que protegerla y no pueden
beberla.
Pero cuando llego el león, no le impresionaron las palabras de la tortuga, la miró, le dijo que se
fuera con un rugido y bebió agua hasta calmar su sed, después se marcho sin decir palabra.
Cuando el elefante volvió, casi no quedaba agua en el charco, la tortuga intento defenderse:
- Señor, soy apenas un animalito y los otros animales no me respetan, vino el león y yo
me aparte, ¿qué podía hacer?, después todos los animales bebieron libremente.
El elefante furioso, levanto la pata y la aplastó, afortunadamente la tortuga es muy fuerte y
pudo arreglárselas para sobrevivir, y desde entonces las tortugas tienen su parte inferior plana.
Y de pronto todos los animales oyeron la voz del señor de la lluvia que les decía:
- No hagan como el elefante, no desafíen a los más fuertes, no destruyan lo que puedan
necesitar en el futuro, no le pidan a los débiles que defiendan su propiedad, y no
castiguen al inocente, pero sobre todo, permitan que los necesitados compartan su
suerte, no sean arrogantes y no intenten apropiarse de todo.
Y tras decir estas palabras, el señor de la lluvia hizo un nudo en la trompa del elefante,
castigándole así sin beber agua durante diez largos años.
FIN
EL MOLINO MAGICO
Cuento europeo
En un lugar rodeado de agua y lleno de vegetación, había un pequeño pueblo de casas blancas
coronado por un molino de color rojo, sin que nadie comprendiera el por qué ese molino era
mágico, de esta forma el molinero vivía alegremente sin trabajar y tenía todo lo que pedía sin
el menor esfuerzo, el molino tenía dos muelas de piedra que tenían el poder de hacer aparecer
cualquier cosa que el molinero le pidiera, el solamente tenía que pronunciar las palabras
mágicas.
Un día le dijo a su molino:
- Muele molino muele y haz aparecer cien monedas de oro, que yo lo pueda ver.
Y el molino en el momento le proporciono cien relucientes monedas de oro; otro día le dijo:
- Muele molino muele y haz aparecer cincuenta mazorcas de maíz, que yo lo pueda ver.
Y el molino le proporciono cincuenta mazorcas de maíz que luego repartió con sus vecinos,
pero sus vecinos le tenían mucha envidia y trataban de averiguar el secreto de aquel molino,
aunque el molinero lo callaba con mucha prudencia
- Si ese molino perteneciera al pueblo todos seriamos ricos- dijo una vecina.
- Deberíamos echar al molinero y apropiarnos del molino- opina otro.
- Pero no podemos, el molino es suyo- explico otro.
Comentaban los envidiosos vecinos del molinero.
Pero cierto día cuando el sol estaba en su punto más alto, unos piratas llegaron a la isla en su
barco, pronto oyeron hablar sobre los poderes del molino, y el capitán de los piratas se oculto
tras de la puerta del molino y espero, hasta que escucho al molinero pronunciar las palabras
mágicas:
- Muele molino muele y haz aparecer diez cantaron de agua, que yo lo pueda ver.
Temiendo ser descubierto huyo de allí lo más rápido que pudo. Al llegar la noche volvió al
molino con varios de sus hombres, robaron las muelas y se las llevaron a su barco.
A la mañana siguiente cuando los piratas abandonaron la costa comenzaron a preparar su
comida, aunque se dieron cuenta que no les quedaba sal en la bodega; entonces el capitán de
los piratas que había aprendido las palabras mágicas dijo:
- Muele molino, muele, y haz aparecer sal, que yo lo pueda ver (jajaja)
Y al momento las piedras comenzaron a moler y la sal comenzó a caer sobre las cubiertas del
barco.
- Ya está bien molino, ya no quiero más sal.- grito el capitán pirata
- Ya no quiero más sal- repitió su loro
Pero las piedras seguían moliendo, entonces el capitán recordó que al salir corriendo para no
ser descubierto, no había escuchado al molinero pronunciar las palabras mágicas para detener
el molino. Así que las piedras seguían llenando el barco de sal; intento pararlas de todas las
formas que le vinieron a la cabeza
- Deja de moler molino ¡!!- para ya molino!!!- detente ahora mismo!!! DEJA DE MOLER
SAL!!!
Aun que fue inútil, las piedras continuaron muele que te muele, hasta que el barco se inundo
de sal y comenzó a hundirse por el peso y fue a parar al fondo del mar, los piratas pudieron
volver nadando a la costa, pero las piedras fueron arrastradas por las corrientes submarinas y
continuaron moliendo. Y como nadie sabe donde están y solo el molinero conoce las palabras
mágicas para detenerlas, todavía hoy siguen en alguna parte del mar moliendo sal sin parar
FIN
GORGOÉ; EL ARBOL MAGICO DE LOS OCEANOS
Cuento latinoamericano
En una pequeña isla de alguna parte del océano, Vivian las buenas gentes de Cancahúy, eran
un pueblo alegre y feliz dedicado a la agricultura y a la pesca, pero desde hacía varios años, sus
embalses estaban secos y los posos de agua subterránea que utilizaban para beber y con la
que regaban sus campos se estaban quedando sin agua, así que estaban preocupados y
solamente gastaban la necesaria; Vivian rodeados de agua pero no podían utilizarla porque era
salada.
Una calurosa mañana Bubúr príncipe de Cancahúy, salió con su hermanita Alím a pescar, en
busca de una nueva aventura y quién sabe si de algún nuevo pozo de agua.
Recorrieron un largo camino y llegaron al final a una playa donde nunca habían estado, delante
de ello se levantaba un inmenso acantilado donde se abría una gruta, entonces Alím le dijo a
su hermano:
- Mira BuBúr ahí hay una entrada. Podríamos ver donde nos lleva.
Los dos hermanos entraron en la cueva. Pronto vieron una luz al fondo que les indicaba donde
estaba la salida, así que se dirigieron hacia allí. Cuando llegaron al otro lado y salieron al
exterior, no podían creer lo que estaban viendo , en una pequeña y escondida playa, florecía
un jardín de bonitos colores, y justo en la orilla de esta, un gigantesco árbol repleto de hojas se
alzaba majestuoso.
Bubur y su hermana nunca habían visto un árbol con esas características, ni tampoco una playa
llena de flores, pero había algo más que les llamaba la atención, junto al árbol, un pequeño
cervatillo y otros cuantos animales bebían agua ¡AGUA DEL MAR!!.
Bubúr y su hermana se acercaron a la orilla junto al árbol y los animalillos salieron corriendo.
- Te has fijado Alím, esos animales estaban bebiendo agua salada-
Y Bubúr no había terminado de decir esto cuando su hermana pequeña dio un buen sorbo de
aquella agua cristalina:
- Bubúr esta riquísima, pruébala, es dulce no es como el agua del mar- dice Alím-
- No digas tonterías-contestó Bubúr. Eso es imposible, es agua del mar, y todo el mundo
sabe que el agua del mar es salada.
- ASI ES- dijo de pronto el árbol dando un buen susto a nuestros amigos.- el agua del
mar es salada aunque se puede desalar .no temáis, mi nombre es Ger, y soy un
gorgoé, el árbol mágico de los océanos, cada día al llegar la tarde algunas de mis hojas
caen al agua y durante la noche absorben toda la sal que hay cerca de ellas, después
son arrastradas hasta la arena, donde se convierten en esas flores que veis.
Bubúr y su hermana no podían creer lo que estaban oyendo, durante un largo rato escucharon
la historia de los gorgoé, bebieron agua en abundancia, y después corrieron a la aldea a
contarle a su padre, el rey Bizar, todo lo que habían visto.
Al principio los mayores se reían de Bubúr y su hermana, pero era tan grande el entusiasmo de
los niños que decidieron ir todos al lugar donde decían los niños estaba aquel árbol mágico
que hablaba y purificaba el agua.
Y así es como a la mañana siguiente casi toda la aldea llego a la playa cubierta de flores donde
estaba el gorgoé, todos se quedaron sorprendidos al ver un lugar tan bonito y a aquel extraño
árbol en la orilla del mar.
Bubúr le dijo al árbol:
- Mira Ger, este es mi pueblo y este es mi padre, el rey Bizar.
- Hola a Bizar, te saludo a ti y a tu pueblo,- respondió el gorgoé. – todo lo que te han
contado tus hijos es cierto, se que sois buenas gentes y por eso nací aquí!
Los hombres se miraron incrédulos, entonces Alím se agacho bebió agua y exclamo:
- Ven papá el agua es buena, es dulce, pruébala.
El rey en persona bebió agua y advirtió que ciertamente era buena, entonces todos bebieron y
celebraron aquel regalo divino.
Paso el tiempo y la felicidad reinaba de nuevo en Cancahúy, porque todos sus problemas con
el agua habían desaparecido gracias al gorgoé y a que sabían utilizarla con prudencia.
Pero pronto llegaron rumores de aquel árbol mágico al temido emperador BimoK, de las
lejanas tierras de Tartor, esta había sido una tierra verde y abundante, pero el malvado Bimok
talaba todos los arboles para construir barcos que luego cambiaba por oro, y sus tierras
estaban medio desiertas y secas; y como era un emperador ambicioso y había oído que aquel
árbol proporcionaba todo el agua que uno quería, decidió verlo con sus ojos y se dirigió a
Cancahúy en su barco con su ejército de soldados. Al llegar a la orilla, los soldados de Bimok,
cuyos grandes músculos eran conocidos a lo largo y ancho del océano, apresaron al rey Bizar y
a todos los hombres de Cancahúy, entonces el ambicioso Bimok, obligo a Bizar a mostrarle
aquel árbol del que tanto hablaban, y el rey no tuvo más remedio que llevarles hasta donde se
encontraba el gorgoé.
Una vez allí el ambicioso Bimok bebió agua, y pudo comprobar que aquellos poderes que
atribuían al árbol eran ciertos y exclamo:
- Soldados, arrancad este árbol y cargarlo en el barco !!, nos lo llevamos a Tartor.
- NO por favor se lo ruego- imploró el rey Bizar-hace años que no llueve y este árbol nos
ha permitido sobrevivir, si se lo llevan volveremos a quedarnos sin agua.
Pero las suplicas del reino sirvieron de nada y el emperador Bimok grito tras soltar una
carcajada:
- En marcha soldado arrancaos el árbol .
Y el barco zarpo con el árbol a bordo sin que los habitantes de Cancahúy pudieran hacer nada
para evitarlo.
Todos quedaron muy tristes mientras la nave se alejaba llevándose al gorgoé. PERO de pronto
se levanto una terrible tormenta y todos vieron las raíces del árbol como si de los tentáculos
de un gigantesco pulpo se tratara, agitarse violentamente y golpear el barco zarandeándolo en
el océano y como castigo en unos segundos se partió por la mitad, y el gorgoé se llevo la nave
y toda su tripulación a las profundidades del océano.
Y como era que los habitantes de Cancahúy siempre habían sido buenos y pacificas gentes
pronto volvieron a tener agua para beber, porque en el lugar donde antes estaba el árbol
mágico, que como el viejo Ger, todas las tardes dejaba caer sus hojas para que absorbiera la
sal de agua convirtiéndose en flores.
Y desde entonces todos vivieron felices y comprendieron que os gorgoé no se pueden plantar
donde uno quiere, si no que crecen allí donde ellos eligen
FIN