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Anadie sorprende ver a personas que están todo el día con el teléfono en la mano como si
fuese una extensión de sus cuerpos. Hay quienes no apagan sus equipos ni siquiera en el
cine o en las salas de internación médica, donde están expresamente prohibidos. También
hay casos de personas que pasan largas horas frente a la computadora, sin poder dejar
de chequear y actualizar las redes sociales.
Bien es cierto que el avance tecnológico facilita en muchos aspectos la vida de los usuarios, pero la
relación persona-aparato puede volverse patológica.
Aunque no hay estudios científicos que den cuenta de la prevalencia del tecnoestrés en la sociedad,
una investigación reciente de Intel en varios países del mundo detectó que el 40% de los usuarios
permanece 24 horas, siete días a la semana, conectado a sus dispositivos, mientras que 8 de cada 10
duermen con su celular al lado. Los profesionales consultados por La Nacion consideran que, sin que
sea una epidemia, una proporción significativa de la población puede estar aquejada por estos males
de nuestros tiempos. De hecho coinciden en que las consultas por este tipo de casos están en
aumento: "Me ha sucedido de estar atendiendo a un paciente al que le suena el celular; éste pide
disculpas, pero responde a la llamada dándole prioridad por sobre el diálogo que está manteniendo
conmigo acerca de su salud. Tras finalizar la conversación, el paciente apaga el celular, pero en
cuestión de segundos, otro teléfono en uno de sus bolsillos empieza a sonar", ejemplifica el Dr. Daniel
López Rosetti, que preside la comisión directiva de la Asociación Argentina de Medicina del Estrés
(Sames), para describir el caso típico de un paciente tecnoadicto.
El término tecnoestrés comenzó a oírse en los años 70, entendido como la sobrecarga de información
que puede alterar a las personas. Durante la última década, y a medida que las tecnologías se fueron
haciendo cada vez más masivas y de uso más cotidiano, este concepto comenzó a utilizarse con más
frecuencia.
"De todos modos, aún no está clasificada como enfermedad dentro del Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales (DSMV-IV), que contiene una clasificación y proporciona
descripciones claras de las categorías, con el fin de que los clínicos y los investigadores de las
ciencias de la salud puedan encuadrar, estudiar, intercambiar información y tratar los trastornos. Esto
es así porque lleva muchos años modificar la clasificación de las patologías. En psiquiatría las últimas
actualizaciones fueron hace unos 15 años. De todos modos es esperable que en el próximo DMS-V se
incluya al tecnoestrés", especula el Dr. Juan Manuel Bulacio, psiquiatra y presidente de la Fundación
Iccap, Instituto de Ciencias Cognitivas Aplicadas.
Sábado 02 de junio de 2012 | Publicado en edición impresa
Calidad de vida
Cuando la tecnología nos enferma
No es una epidemia, pero los casos de tecnoestrés están en aumento. Mal de la era digital y de las
conexiones omnipresentes, se manifiesta como ansiedad, nerviosismo, fatiga y hasta adicción. Cómo
detectar el problema y evitar un uso abusivo de gadgets e Internet
Por Débora Slotnisky |
Consejo: no verificar el correo laboral durante los fines de semana. Foto: Corbis
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Signos y síntomas
El tecnoestrés puede manifestarse de diversas maneras: tecnoansiedad, que es la tensión derivada
por el uso extremo de las tecnologías y que se revela, por ejemplo, en la necesidad imperiosa de
responder un mensaje de manera inmediata más allá del contexto y de que la respuesta no sea de
carácter urgente. Es también un estado de nerviosismo que, precisamente, desencadena la falta de
conexión.
Por otra parte está la tecnofilia, que puede plasmarse en un deseo desmedido por adquirir el último
gadget lanzado al mercado.
Está también la tecnofatiga, que se caracteriza por un estado de cansancio mental y físico,
agotamiento cognitivo, trastornos visuales, cefaleas y dolores musculares (principalmente tensión de
cuello y espalda), derivado del uso excesivo de las tecnologías. Y a pesar de este agotamiento, la
persona no consigue desconectarse.
Otro cuadro está dado por la tecnoadicción, que tiene que ver con la necesidad desmedida de usar la
tecnología en cualquier momento y lugar, hasta tal punto que la vida real de la persona se ve alterada
por la preponderancia de las relaciones virtuales.
"La tecnoadicción, tal como cualquier otra adicción, es
una enfermedad física y psicoemocional que tiene
que ver con la dependencia de una cosa, en este
caso la tecnología. Está representada por deseos que
consumen los pensamientos y comportamientos, que
es el síndrome de abstinencia del adicto, y éstos
actúan en aquellas actividades diseñadas para
conseguir la sensación o el efecto deseado o para
comprometerse en la actividad deseada, que se
encuentra en el mismo plano de otras adicciones
como el alcoholismo o la drogadicción", sostiene
López Rosetti.
Si bien no hay estudios científicos que indiquen qué
tipo de persona es más susceptible a padecer
tecnoestrés, los expertos explican que nadie está
exento. Salvador M. Guinjoan, miembro de la carrera del investigador clínico del Conicet, profesor
regular adjunto de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y
psiquiatra de Fleni, dice que los mayores de 40 son muy propensas ya que no han crecido con estas
tecnologías, por lo que les puede costar más hacer una correcta adaptación.
"Por otra parte, dado que las mujeres tienen en general una predisposición más social, y utilizan más
el lenguaje, tienen una mejor adaptación a las nuevas tecnologías. Por este motivo, los hombres son
quienes más posibilidades tienen de sufrir tecnoestrés, aunque a la hora de la consulta, las mujeres
son las que más se acercan al consultorio", asegura.
Mirta Laham, doctora en psicología clínica del Instituto de Psicocardiología, comenta que las personas
que tienen menos de 40 años también tienen probabilidades de padecer problemas con la tecnología:
"Se trata de individuos que manejan computadoras con mucha facilidad y se comunican mayormente
Dr. Daniel López Rosetti, de laAsociación Argentina de Medicina del
Estrés. Foto: Patricio Pidal / AFV
Síntoma: no poder despegarse de los equipos y las relaciones virtuales es un signo de
que algo está andando mal. Foto: Corbis
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por las redes sociales hasta tal punto que sus relaciones interpersonales se vuelven más virtuales
que reales, hecho que los hace susceptibles a caer en el uso abusivo y descontrolado".
Alarmas
De las patologías mencionadas, los entrevistados dicen que la mayoría de las consultas tiene que ver
con la dificultad que manifiestan las personas para poder desconectarse de sus aparatos.
"Definitivamente, si las relaciones interpersonales de un individuo se concretan principalmente a
través de la tecnología estamos ante un indicio importante, ya que la mayor parte de las
comunicaciones debe darse de manera directa", sostiene López Rosetti.
Según los expertos, los primeros síntomas de que algo anda mal son la pérdida de autoconfianza,
problemas en el rendimiento laboral y conflictos en las relaciones interpersonales. A su vez, esto
acelera el sistema simpático, y como explica Laham: "Ocasiona ansiedad, irritabilidad, problemas de
memoria, concentración, depresión, frustración e ira, sensación de vulnerabilidad y hasta el síndrome
de piernas inquietas. Así se va degradando la salud, propiciando el desarrollo de gastritis, úlceras,
problemas dermatológicos, insomnio, hipertensión, hasta llegar al evento coronario", asegura.
"Uno de los síntomas más fuertes es la ansiedad. De
todos modos, la ansiedad dentro de la salud mental
es un fenómeno muy general y poco específico,
comparable con la fiebre", explica el profesional de
Fleni, y agrega que según su experiencia, más del
50% de las consultas generales por patologías
vinculadas con ansiedad tienen que ver por la
imposibilidad de las personas a desconectarse de la
tecnología.
Guinjoan dice que el usuario debe empezar a
preocuparse por su vinculación con los dispositivos
cuando, por ejemplo, la prioridad pasa por los
mensajes que está recibiendo en el teléfono y no por
el diálogo que está manteniendo con un par en ese
momento. "Otra señal es cuando la misma persona
empieza a preocuparse por no poder desconectarse y
siente un vacío cuando se olvida el teléfono", explica
este profesional, que ha decidido no tener celular.
"Las individuos deberían estar atentos a indicios
como contar con computadoras hogareñas siempre
encendidas o celulares que nunca se apagan por las
dudas ", ejemplifica Laham.
Pedir ayuda
Los expertos afirman que el tratamiento para las
personas con tecnoestrés depende de si la
manifestación se da a través de adicción, ansiedad o depresión. Sea cual fuere, no hay una receta
para todos los casos, sino que el tratamiento apropiado debe ser implementado dependiendo de las
características propias de cada individuo.
En líneas generales, al tecnoansioso se lo puede tratar como si fuese un caso clásico de trastorno de
ansiedad. En tanto, al tecnoadicto se lo atiende como un problema de adicción, se trabaja el día a día.
"He tratado a varios pacientes con tecnoadicción. Por ejemplo, uno, de 19 años, fue traído al
consultorio por sus padres ya que estaba largas horas frente la computadora y no podía apartarse de
ella, hasta tal punto que se quedaba dormido sentado junto a la PC. Esta persona estaba teniendo
problemas en las relaciones familiares y bajo rendimiento educativo, pero con un tratamiento
psicoterapéutico pudo superar esta situación. Hoy es un adicto recuperado y, como tal, debe ser
extremadamente prudente en el uso que hace de la tecnología", describe Bulacio.
El tecnoestrés ocasiona sintomatología en distintas partes del cuerpo. "El 60% de los episodios
cardiovasculares está ligado a lo que pasa en la oficina. La persona con factores de riesgo, como
tabaquismo, colesterol e hipertensión, comparte muchas características de personalidad con los que
padecen tecnoestrés. Esas personas con tendencia a desarrollar algún problema cardíaco suelen
tener un estado de mayor irritabilidad que el resto, son muy ansiosas y caen en arrebatos de ira y
frustración", explica Laham.
Las personas que creen estar padeciendo tecnoestrés en cualquiera de sus variantes deberían
consultar a un médico clínico. "Si es un buen profesional, al escuchar al paciente podrá percibir que
está ante un cuadro de depresión o ansiedad, y lo derivará al psicólogo o psiquiatra", observa
Guinjoan, y recomienda a las personas tener en cuenta si padecen alteraciones en el sueño, el
Salvador M. Guinjoan, del Conicet, la
Facultad de Medicina de la Universidadde Buenos Aires y deFleni. Foto: Patricio Pidal / AFV
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humor, el carácter o la concentración, entre otras, y si
estas alteraciones se vinculan con el uso de los
equipos tecnológicos.
El profesional de Fleni opina que los cardiólogos y
gastroenterólogos reciben muchísimas consultas por
síntomas como taquicardia, palpitaciones o úlcera,
que en realidad tienen que ver con cuestiones
psicológicas, por lo que realizan la derivación
correspondiente. En tanto, López Rosetti aconseja
iniciar siempre la consulta con el médico clínico:
"Muchos especialistas ven a los pacientes desde la
óptica de su especialidad, por eso lo mejor es ir al
médico clínico, que observa al individuo en su
integridad, para luego derivarlo al especialista que
corresponda".
Consejos
Para aprender a surfear la tecnología sin necesidad
de hundirse, López Rosetti recomienda: "Establecer
los propios límites en forma consciente. Pensar qué
herramientas le alcanzan a uno para su tarea y utilizar
sólo esas. La eficiencia no debe enfermar".
Un buen comienzo puede ser desconectar los alertas
de recepción de e-mails durante los fines de semana
o apagar el teléfono por las noches, para no estar
pendiente del equipo.
Ese sondeo de Intel también determinó que el 20% de los usuarios prefiere perder la cartera que el
teléfono, mientras que 43% cree que su dispositivo refleja su personalidad. Asimismo, la mitad de las
personas que usan smartphones asegura que su vida social sería insatisfactoria sin su equipo.
Aunque parezca obvio, no está de más recordar que el objetivo es, siempre, ser usuarios de la
tecnología y no sus esclavos.
SOY TECNOADICTO
"Reconozco que soy un adicto a la tecnología", admite Valentín en diálogo con La Nacion. Este soltero
de 31 años es propietario de un decena de dispositivos tecnológicos de último modelo, entre ellos, las
notebooks MacBook Pro y MacBook Air que se compró casi en simultáneo. Recientemente le robaron
su celular (un iPhone 4) y aprovechó la oportunidad para comprarse dos días más tarde el iPhone 4S,
el último lanzamiento de Apple.
Mirta Laham, doctora en psicología
clínica del Instituto dePsicocardiología. Foto: Patricia Pidal /AFV
Foto: Ilustración: Simón Chávez
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"Tengo más de 10.000 dólares invertidos en equipos. Me da placer probarlos, testearlos y ver cómo
funcionan los nuevos productos. Por lo general, luego los vendo, así no tengo que desembolsar tanto
dinero para comprarme el modelo que acaba de presentarse en el mercado", dice Valentín, que
además tiene por rutina seguir por Internet los eventos de lanzamientos mundiales de equipos, leer
varios blogs sobre tecnología y dejar comentarios en los artículos publicados.
En la casa de este joven hay equipos para todos los gustos. Actualmente tiene tres cámaras de fotos,
muchísimos accesorios para estas cámaras y otros chiches, como teclados, ratones, auriculares
inalámbricos y hasta un objetivo que compró por Internet en una fábrica de Bielorrusia que los
produce artesanalmente.
"Me gusta que mi entorno me pida consejos a la hora de comprar un equipo. Mis amigos me dicen:
Cuando vendas algo, acordate de mí", se ríe, aunque reconoce que este fanatismo por las últimas
tecnologías le ha traído problemas en sus relaciones de pareja. "Mis novias me han dicho que soy
freekie, y mi mamá también me cuestionaba esta actitud, hasta que se acostumbró."
DIXIT
"Las personas mayores de 40 son más propensas ya que no han crecido con estas tecnologías y
entonces les cuesta más hacer una correcta adaptación a estas innovaciones". Salvador M.
Guinjoan, del Conicet, la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y de
Fleni
"Los menores de 40 años manejan computadoras con mucha facilidad y se comunican
mayormente por las redes sociales, hasta tal punto que sus relaciones interpersonales pueden
volverse más virtuales que reales, hecho que las hace susceptibles a caer en el uso abusivo y
descontrolado". Mirta Laham, doctora en psicología clínica del Instituto de
Psicocardiología
"Me ha sucedido de estar atendiendo a un paciente que le suena el celular. Este pide disculpas,
pero responde la llamada dándole prioridad por sobre el diálogo que está manteniendo conmigo
acerca de su salud". Dr. Daniel López Rosetti, de la Asociación Argentina de Medicina del
Estrés
"He tratado a varios pacientes por tecnoadicción. Por ejemplo, uno, de 19 años, fue traído al
consultorio por sus padres ya que estaba largas horas frente a la computadora y no podía
apartarse de ella, hasta tal punto que se quedaba dormido sentado junto a la PC". Dr. Juan
Manuel Bulacio, del Instituto de Ciencias Cognitivas Aplicadas
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