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    1 CUADERNOS DE ECOLOGA POPULAR

    Corriente Verde IndgenaMovimiento Tierra y Libertad

    SEGUNDO CONGRESO NACIONAL

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    2 - Cuadernos de Ecologa Popular N 1

    PREFACIO

    Los principios definen nuestra visin general del mundo y constituyen a nuestro ideario. Son la perspectiva deinterpretacin y decodificacin de la sociedad de los seres humanos, que asumimos en el contexto complejo delambiente mayor y los ecosistemas diversos de que somos parte. Al mismo tiempo, organizan las bases doctrinariasde nuestra concepcin del debe ser al que aspiramos, para lograr el Buen Vivir para todos y todas.

    PRINCIPIOS DE TIERRA Y LIBERTAD

    Tierra y Libertad es un partido poltico ecologista, democrtico, libertario, decolonialista, que se afirma en la noviolencia activa y que asume como fundamentales los aportes del pensamiento indgena. Por todo ello se afirmaasimismo como pluralista, descentralista, integracionista, internacionalista, profundamente tico y de lucha por laslibertades de todos y para todos; materialista porque entiende que son las bases materiales de que est hecha laTierra las que definen los lmites y posibilidades de la vida social, la misma que se organiza a partir de su adecuacina los entornos donde transcurre; espiritualista porque valora la necesidad de los humanos de hallar respuestas msall de las imperfecciones de la razn; militante por los derechos de la naturaleza que se definen como supradere-chos condicionados de todos los componentes de los ecosistemas, lo que incluye tambin a los derechos humanostanto individuales como colectivos. Y en tal sentido Tierra y Libertad considera que los derechos humanos no sonper se, sino que solo son reales y tangibles en tanto que se cuidan y protegen las bases materiales que los hacenposibles. Se afirma asimismo, y en ese marco, por la equidad de gnero, como antirracista, por las reivindicacionesde la diversidad afectiva, social, sexual y contra todo tipo de discriminacin.

    Tierra y Libertad es un movimiento poltico que promueve la articulacin amplia con propuestas afines y diversasen la lucha comn por la superacin del colonialismo, cuya expresin actual es el capitalismo neocolonialista y cuyapercepcin cotidiana se traduce en las expresiones y manifestaciones de la avasallante modernidad, expresada en latrada extractivismo-productivismo-consumismo que lo sustenta. En ese sentido, tambin asumimos las premisas al-termundialistas y antiglobalizacin, afirmando consecuentemente que otro mundo es posible, donde las relacionescon el mundo parten de la afirmacin en lo local, para desde all redefinir los trminos de una nueva globalizacin.

    Enarbolamos sin vacilacin alguna la agenda an vigente de lucha por justicia social con profunda conviccin,entendiendo que ella no es posible de atender con una simple propuesta distribucionista y sin el cuidado de lasfuentes materiales de vida. Por ello mismo, rendimos homenaje a los luchadores que se batieron por esos ideales,aprendemos de su experiencia, la ampliamos en su perspectiva y renovamos esa agenda con los actores y factoresque brotan de la historia presente.

    Pero declaramos tambin, y tajantemente, que el principio de armona que rige el equilibrio natural entre loscomponentes de los ecosistemas con supraderechos condicionados, es un principio orientador para la construccinde la sociedad pluricultural del Buen Vivir que es nuestro objetivo final.

    Nos ubicamos resueltamente fuera del espectro poltico tradicional, entendiendo que se trata de generar elespacio poltico donde la lucha por la supervivencia de la especie es el eje central de toda propuesta poltica. En talsentido, debemos promover una alternativa capaz de cuestionar la raz misma de la hegemona occidental sobreel planeta, y no solamente a sus expresiones recientes, contemporneas. Ello, asumiendo los mejores aportes deesa tradicin occidental, como son el respeto a las libertades individuales y colectivas, las ms radicales expresionesde la democracia y su capacidad autocrtica, y los recientes aportes tericos sobre el decrecimiento para los pasesopulentos y todos los ms beneficiados por el sistema mundo imperante.

    Asumimos esa tarea en el territorio que nos toca vivir, pero sabedores que la naturaleza no tiene fronteras,que todo est relacionado y que los seres humanos estamos ligados por un destino comn, y por ello buscamos launidad y cooperacin entre todos los pueblos.

    A partir de todo ello, afirmamos los principios que definen nuestra accin poltica y por los que rendiremoscuentas ante las mujeres y hombres de todos los pueblos, y entre nuestras compaeras y compaeros.

    IDEARIOYPRINCIPIOSDETIERRAYLIBERTADPropuesta de la Corriente Verde Indgena de Tierra y Libertad ante el Segundo Congreso Nacional

    Cuadernos de Ecologa Popular

    Publicacin de la Corriente Verde Indgena del

    Movimiento Tierra y Libertad

    Ao 1 - N 1 - Febrero 2013

    Comit responsable:

    David Roca Basadre / Mario Palacios Panz /

    Raquel Neyra (Europa) / Fernando Gutirrez Delgado /

    Marle Livaqui Tacilla (Celendn) / Jorge Chvez Ortiz (Celendn) /

    Miryan Parra / Erick Huamn / Paul Escajadillo / Lucho G.

    Oficina de redaccin:

    Av. Canevaro 846, Dpto. 201, Lince

    Telf. 4719481

    Distribucin por demanda:

    [email protected]

    Nuestro reconocimiento especial a Carln, el ms creativo,valiente y lcido defensor de las fuentes de vida y l os derechosfundamentales de los pueblos del Per.

    Nuestra profunda solidaridad con las vctimas y procesados pordefender el agua y la vida.

    Nuestros mejores deseos de pronta recuperacin para JavierDiez Canseco, afectado por una grave enfermedad.Lima, Per lvaro Portales

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    I. Una tica para la sustentabilidad de la vida

    El universalismo puro, abstracto, an no existe.

    Jos Mara Arguedas

    1. Afirmamos una nueva tica que emana de unarelacin armnica con el entorno. El ser humanocomo parte integral e integrada de la biosfera, esten relacin interdependiente y condicionada contodos los componentes orgnicos e inorgnicos delos ecosistemas.

    2. La armona es la esencia del concepto del Buen Vi-vir, y sustenta la calidad y la forma de nuestras rela-ciones con los dems seres humanos y todo lo quenos rodea. Buscamos la armona en la vida social,que es indesligable del paisaje donde transcurre ydel que obtiene su posibilidad de ser.

    3. Recuperamos la perspectiva holstica, totalizante,del pensamiento indgena al reconocer la comple-

    jidad del tramado de la vida, y equiparamos el yoindividual al yo colectivo como iguales en derechosy deberes.

    4. Damos prioridad absoluta a la recuperacin del te-rritorio para procesos de vida en comn sustenta-bles entre todos los componentes de los diversosecosistemas, y a una poltica de reconciliacin conla madre tierra, la Pachamama.

    5. Asumimos como prioritario un replanteo de todaescala de valores, buscando que nazca de la ade-cuacin social armnica de los seres humanos en ellugar en que viven. Lo que convenga para la vida enequidad, desde el inters de todos los componentesde los ecosistemas en funcin de los supraderechoscondicionados que los determinan en conjunto, de-fine las normas de vida deseables. Y en tal sentido,cada proceso social define sus normas all donde sedesarrolla, sobre las bases materiales que las sostie-nen y la hacen deseable y posible.

    6. La tica para la sustentabilidad se alimenta de ladiversidad de manifestaciones culturales y promue-ve una poltica de la diferencia. Es una tica radicalporque va hasta la raz de la crisis ambiental pararemover todos los cimientos filosficos, culturales,

    polticos y sociales de esta civilizacin hegemnica,homogeneizante, jerrquica, despilfarradora, sojuz-gadora y excluyente. La tica de la sustentabilidades la tica de la vida y para la vida.

    7. Buscamos una sociedad donde el deseo de vida es-timule la imaginacin, la creatividad y la capacidaddel ser humano para transgredir irracionalidadesrepresivas, para indagar por lo desconocido, parapensar lo impensado, para construir el porvenirde una sociedad convivencial y sustentable, y paraavanzar hacia estilos de vida inspirados en la fruga-lidad, el pluralismo y la armona en la diversidad.

    8. La transparencia, el altruismo, la coherencia entreel discurso y la prctica diaria, la igualdad de opor-tunidades en la gestin pblica y la rendicin opor-tuna de cuentas forman parte de nuestro ejerciciopoltico.

    9. El fin no justifica los medios, los medios prefiguranel fin. La accin poltica y la vida cotidiana se guan

    y orientan sobre las mismas bases y orientacionesticas y de respeto por los derechos de los dems,en la diversidad, convencidos que nuestros actos dehoy marcan la brecha a seguir de quienes vienendetrs.

    10. Rechazamos el uso de la poltica como medio deenriquecimiento, como instrumento para la con-centracin arbitraria del poder o como herramientapara el abuso de autoridad y el desconocimiento delos derechos legtimos de los pueblos. En ese senti-do, tenemos un firme compromiso de lucha contrala corrupcin y la impunidad que envilecen la polti-ca, que corroen a la sociedad y a la institucionalidaddemocrtica, y que generan ms desigualdad.

    11. Afirmamos una tica basada en la percepcin com-pleja de la vida y rechazamos toda idea de pensa-miento nico y unidimensional, que es la que seencuentra en la raz de la crisis ambiental.

    12. Afirmamos una tica que promueve la construc-cin de una racionalidad ambiental fundada enuna nueva economa que se sustente sobre todoen las posibilidades reales de las bases materialesinmediatas que la sostienen, como condicin paraestablecer nuevos modos de produccin que haganviables estilos de vida ecolgicamente sostenibles ysocialmente justos. Rechazamos, por ello, la intro-misin abusiva y no controlada por la misma co-munidad, de la huella ecolgica ajena, all dondevivimos. II. Somos ecologistas

    Los monocultivos son posibles porla monocultura de la mente.

    Vandana Shiva

    1. Asumimos como idea central y fundamental que nohay justicia ecolgica sin justicia social, ni justiciasocial sin justicia ecolgica.

    2. Asumimos que, desde el inters de nuestra espe-cie, la economa no es lo que determina los proce-sos sociales, sino la organizacin poltica complejade los humanos que debemos hacer uso susten-table de los componentes de los ecosistemas quehabitamos.

    3. Asumimos que la crisis ambiental es la crisis denuestro tiempo. Que no se trata de una crisis eco-lgica, sino social y civilizatoria. Que es el resultadode una visin mecanicista del mundo que, ignoran-do los lmites biofsicos de la naturaleza y los estilosde vida de las diferentes culturas, est acelerandoel calentamiento global del planeta que es, por lotanto, un hecho antrpico y no natural.

    4. Afirmamos que la crisis ambiental es una crisis mo-ral de instituciones polticas, de aparatos jurdicosde dominacin, de relaciones sociales injustas y deuna racionalidad instrumental en conflicto con latrama de la vida.

    5. Buscamos el Buen Vivir, alterno a la propuesta dedesarrollo que nos fuera impuesta, trazando cami-nos de identificacin simbitica en nuestro territo-rio, reconocindonos diversos en todas las variablesque nos organizan en los ecosistemas que compo-nen el territorio extenso en que vivimos.

    6. Rechazamos con fuerza y conviccin toda concep-cin de la vida social que considere a los ecosis-temas diversos como simple fuente de recursos opara los llamados servicios ambientales. Ello, msan, en el contexto actual de calentamiento globaly cambio climtico.

    7. Afirmamos que los elementos componentes de losecosistemas participan de supraderechos condicio-nados y que no existen derechosper separa los hu-manos. Todo derecho est determinado para su realconcrecin por la preservacin de las bases materia-les que los posibilitan, y por ello son y sern derechosganados, derechos cuidados, derechos conservados.La preservacin de la garanta material de tales dere-chos justifica toda movilizacin y lucha.

    8. Afirmamos que el reconocimiento de la finitud de

    las bases materiales que son fuente de vida cons-tituye el punto de partida para toda propuesta deorganizacin social y poltica, y nos reafirmamoscontra cualquier concepcin lineal en todo procesode construccin social. Por ello, rechazamos al capi-talismo, versin actual de la hegemona occidentalplanetaria instalada hace ms de quinientos aos,como expresin extrema de destruccin y muerte, yportador de cambios drsticos que afectan la soste-nibilidad de la vida en el planeta.

    9. Afirmamos que el territorio define a la unin indiso-luble entre la dinmica de los ecosistemas y de losseres humanos reunidos, disolviendo as toda distan-cia entre naturaleza y cultura. Desde esa perspectivaprocesamos la necesaria reconciliacin con la Pacha-mama, cuyo proceso de destruccin comenz con laconquista, hace poco ms de quinientos aos, me-diante la implantacin de lgicas ajenas a la organi-zacin de sus componentes, lo que trajo disociacin,destruccin y muerte, y nos someti a la tirana ajena

    Tierra y Libertad es un

    partido poltico ecologista,

    democrtico, libertario,

    decolonialista, que se afirma

    en la no violencia activa y que

    asume como fundamentales

    los aportes del pensamiento

    indgena.

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    en la organizacin y planificacin del uso de la tierray de nuestros recursos.

    10. Afirmamos que la hegemona de Occidente, desdeel momento mismo de su intromisin entre noso-tros hace ms de quinientos aos, se manifiestabajo la forma brutal del extractivismo para abaste-cer las demandas de las metrpolis. El extractivismoactual, bajo la gida del liberalismo econmico oneoliberalismo y del liberalismo poltico que se sos-tiene en formalidades democrticas de muy parcialcumplimiento, es su expresin actual y es tan bru-tal como cuando se propici el holocausto de lospueblos originarios mediante muerte, explotacin ydestruccin de las bases materiales de subsistencia,durante la conquista.

    11. Combatimos el extractivismo que responde a lasdemandas productivistas para atender el consumis-mo de las poblaciones de los pases ms solventes,es decir los pases occidentales y ahora tambin delos llamados pases emergentes; consumismo quees inducido por la publicidad, el crdito y la obso-lescencia programada de los productos que consu-men. Rechazamos, por ello mismo, el consumismoalienante que se instala entre nosotros mediantelos mismos recursos de la publicidad, el crdito yla obsolescencia programada, con el agregado deque se siembra espejismos de confort y prosperidadinalcanzables, modos de vida extraos entre las po-blaciones sobre todo urbanas.

    12. Rechazamos la pobreza de la educacin formal ofi-cial que no ofrece alternativas al sistema hegem-nico occidental instalado que propicia la prdida derelacin con nuestras bases materiales de sustentode la vida, con los paisajes propios y sus posibilida-des, contribuyendo a sembrar el vaco de anhelosextraos, formas ajenas y lugares comunes masi-ficados, los que son mecanismos de control de laslibertades. Y buscamos una educacin que partadesde el reconocimiento de nuestras potenciali-dades y el reconocimiento de nuestra tierra, biodi-versa y plural, generando espacios para el ejerciciopleno de la creatividad y las libertades.

    13. Rechazamos la dicotoma entre cultura y natu-raleza y nos situamos como un elemento ms del

    entorno, productor de sus propios mecanismos derespuesta y adecuacin al mismo. Aceptamos quesomos una especie ms de animal con facultadespropias que permiten adecuarnos y construir dndeasentarnos, pero de las que es negativo abusar, enel marco general de los supraderechos condiciona-dos. El potencial tecnolgico se desarrolla atendien-do a las necesidades de adaptacin; pero tal posibi-lidad puede desplegarse al servicio de la pasin dedominar cuando desplaza, por exceso de individua-lismo, al potencial de sabidura para el Buen Vivir, ydeclaramos entonces que es imperativo abolir estaposibilidad.

    14. Declaramos la prioridad de quebrar las intermedia-ciones subjetivas entre los habitantes de las urbesy las fuentes de aprovisionamiento, como objetivopoltico prioritario. As como la imprescindible di-versificacin de espacios de intercambio y mecanis-mos de intercambio, al interior de sociedades delBuen Vivir.

    III. Somos decolonialistas

    No necesitamos tanto comentaristas de los 7Ensayos, como personas que los repiensen y

    reescriban en funcin de un pas que ms decincuenta aos despus ha sufrido cambios

    decisivos.

    Alberto Flores Galindo

    Todo es poltico, incluso la filosofa, o las filoso-fas, y la nica filosofa es la historia en acto,

    o sea, la vida misma.

    Antonio Gramsci

    1. Propugnamos un pas y un mundo de pueblos libresde toda forma de explotacin econmica y de do-minacin poltica o de gnero y en armona con elentorno natural del que somos parte y al que nosdebemos, afirmando identidades asentadas en pro-cesos propios de relacin con el entorno, sobre losque las poblaciones originarias aportan abundan-te sabidura. Hoy la emancipacin social, poltica yeconmica, la conquista de las libertades, supone

    esencialmente poner fin a la depredacin ambientaly la afirmacin en la tierra.

    2. Entendemos que toda lucha por las libertades pasapor quebrar el ciclo de dominacin colonial, que seafirma hoy en el neocolonialismo de la hegemonasocial y econmica neoliberal y los sentidos comu-nes con los que prevalece su dominio ideolgico,incluyendo a presuntas contradicciones internas fa-vorables al distribucionismo y que en realidad apun-talan el sistema neocolonial, puesto que no cuestio-nan las bases mismas del sistema neocolonial quese expresa paradigmticamente en el extractivismoal servicio del productivismo-consumismo de lospases opulentos y los llamados emergentes.

    3. Luchamos por una sociedad y un mundo sin exclu-siones de ningn tipo, que garanticen la inclusinde todos los hombres y mujeres, en pie de equi-dad dentro de la diversidad y el reconocimiento delas diferencias, en el ejercicio de los supraderechos

    condicionados en los ecosistemas que habitamos,de los que derivan sus derechos ecolgicos y deello sus derechos culturales, polticos, econmicos,sociales.

    4. Luchamos por un ejercicio pleno de las libertadespolticas. No hay libertad poltica si se mantienenlas restricciones propias de la desigualdad social ylos perjuicios sociales derivados de la concentraciny el descontrol del poder econmico. Del mismomodo, no hay igualdad social con libertades enaje-nadas por el poder poltico arbitrario e ilimitado.

    5. Propugnamos un Estado laico, que implica la sepa-racin de poltica y religin, con plena libertad eigualdad para el ejercicio de las creencias religiosas,pero sin compromisos del Estado que discriminen aunas confesiones y privilegien a otras. La autono-ma de lo poltico se expresa en polticas pblicasaconfesionales.

    6. En un pas pluricultural y plurilinge como el nues-tro, apostamos por que todas las manifestacionesculturales sean reconocidas con igual importanciay legitimadas al mismo nivel en actitud dialogante,valorando positivamente la diversidad que compo-ne nuestra existencia social, y el aporte que significapara el avance del conocimiento humano.

    Entendemos que toda lucha

    por las libertades pasa por

    quebrar el ciclo de dominacin

    colonial, que se afirma hoy

    en el neocolonialismo de la

    hegemona social y econmica

    neoliberal y los sentidos

    comunes con los que prevalece

    su dominio ideolgico,

    incluyendo a presuntascontradicciones internas

    favorables al distribucionismo

    y que en realidad apuntalan

    el sistema neocolonial,

    puesto que no cuestionan las

    bases mismas del sistema

    neocolonial que se expresa

    paradigmticamente en el

    extractivismo al servicio del

    productivismo-consumismo

    de los pases opulentos y los

    llamados emergentes.

    Asumimos que, desde el

    inters de nuestra especie,

    la economa no es lo que

    determina los procesos

    sociales, sino la organizacin

    poltica compleja de los

    humanos que debemos

    hacer uso sustentable de

    los componentes de los

    ecosistemas que habitamos.

    7. Propugnamos la construccin de sentidos comunescomprometidos con la decolonizacin y transfor-macin del pas, nuevos imaginarios y horizontescompartidos que rechacen el consumismo, el egos-mo y el individualismo feroz, as como el engao-so distribucionismo colectivista que no cuestionala esencia del sistema extractivista y productivista,apostando por la solidaridad, la democracia y au-tonoma asentados en la preservacin de las basesmateriales de subsistencia, como forma de relacio-narse cotidianamente.

    8. Reconocemos el valor del arte no instrumentaliza-do, gratuito y esencialmente creativo, que se mani-fiesta en total libertad y en el mximo de sus posibi-lidades creativas.

    9. Nos solidarizamos y compartimos las luchas de losmovimientos sociales, indgenas, sindicales, campe-sinos, feministas, movimiento de diversidad sexuale identidades de gnero, juveniles, estudiantiles, sa-

    lubristas, anti-racistas y en general de los derechoshumanos en tanto que ganados por la preservacinde las bases materiales que los hacen posibles enel marco de supraderechos condicionados. Com-batimos con vehemencia todas las discriminacionesque aquejan a la humanidad, sea por distincin declase, color de piel, diferencia de gnero, discapaci-dad, edad, credo religioso, diferencias culturales ode preferencia sexual.

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    VI. Nuestra lucha es por el Buen Vivir

    En nuestra cosmovisin hay tres:El cazador-destructor;

    el dios creador que da la vida;el cuidador que protege la vida de la muerte

    que provoca el cazador.Nosotros somos cuidadores y vamos a dar

    nuestra vida luchando contra el destructor.

    Dirigente awajn luego de los eventos deBagua 2009

    1. Anunciamos claramente nuestra voluntad de cons-truir una sociedad del Buen Vivir sustentada en lavoluntad social de afirmar la relacin armnica en-tre todos los componentes de la bisfera, que com-parten supraderechos condicionados, y el cuidadode las fuentes de vida. Es decir que el Buen Vivir esms que un objetivo, es un camino.

    2. No tenemos ms consigna poltica ni modelos queel de la naturaleza y la posibilidad de equilibrio yarmona sostenible, que es posible en los compo-nentes de los ecosistemas proveedores de vida.

    3. Afirmamos que es necesario recuperar los aprendi-zajes de miles de aos de vida en nuestro territoriode los pueblos originarios, para adaptarlos a la or-ganizacin social sostenible que queremos legar alas futuras generaciones.

    4. Creemos en una democracia ecolgica que valora apersonas y especies diversas por s mismas y no poralgn potencial econmico de apropiacin socialcolectivo y mucho menos privado.

    5. Priorizamos una organizacin social de economaviviente, que se construye sobre todo en economaslocales; en una democracia viviente basada en la in-clusin, la solidaridad y donde las decisiones se to-men de abajo hacia arriba con comunidades localesfortalecidas, y donde el apoyo mutuo se reivindiquecomo motor para la vida.

    6. Nos afirmamos en el principio de autonoma y deafirmacin endgena de desarrollo, con soberana

    alimentaria, energtica y de todos los elementos in-dispensables para la vida plena, condicionando laeventual presencia de huella ecolgica ajena a lasatisfaccin de nuestras prioridades.

    7. Afirmamos que el Buen Vivir valora al yo colectivo,a hombres y mujeres en el seno de su comunidady valiosos en s mismos por esa interdependencia,y rechaza la visin masificadora de las personas ysu despersonalizacin, propios de las concepcionesoccidentales hegemnicas. El yo colectivo comuni-tario es contrapuesto a la masificacin y alienacinpropias de la vida de las sociedades del progresolineal inconsciente de la finitud de las fuentes devida.

    8. Reconocemos que el Buen Vivir es un medio, es unobjetivo y es tambin una actitud que presume unarelacin de reciprocidad entre seres humanos y na-turaleza, en la sntesis de territorio. Ello garantiza lasupervivencia y la continuidad, facilitando los enca-

    denamientos trficos y el equilibrio.9. El Buen Vivir rechaza toda pretensin de sostenibi-

    lidad antropocntrica y utilitaria, porque define ala vida misma en la complementariedad e interde-pendencia de supraderechos condicionados de loscomponentes de los ecosistemas, y se define en unideal de armona. Y es la armona el eje central detoda posibilidad de convivencia en justicia, paz yequidad.

    No tenemos ms consigna

    poltica ni modelos que el de

    la naturaleza y la posibilidad

    de equilibrio y armona

    sostenible, que es posible

    en los componentes de los

    ecosistemas proveedores de

    vida.

    VI. Somos demcratas y libertarios

    Somos partidarios de los principios, node los hombres.

    Emiliano Zapata

    1. Asumimos los aportes occidentales de valores comolibertad, democracia, juicio crtico, incorporandocreativamente dichos aportes en la revaloracinde las formas tradicionales de organizacin socialoriginaria, que imponen una justa y equitativa dis-tribucin, entre todos, de la produccin sustenta-blemente obtenida.

    2. En T ierra y Libertad fomentamos los liderazgosmltiples, rechazando todo tipo de caudillismos. Elmarco de unidad a ser respetado por todos es elde los principios y el programa de la organizacin

    y sus normas estatutarias, que asimismo prefigurannuestra concepcin del Estado y del gobierno alque aspiramos.

    3. Al interior de nuestra organizacin poltica, en susinstancias de decisin, rige el mismo espritu de-mocrtico, dialogante, descentralizado y abiertoque reclamamos para el sistema poltico. No acep-tamos el pensamiento nico y valoramos tanto elconsenso como el disenso para desarrollar nuestrareflexin y accin poltica.

    4. Reconocemos que la vida interna de nuestra orga-nizacin poltica es escuela para la accin polticapblica. Por ello, la vida poltica interna se orga-niza eficientemente para educar en la prctica delos principios, los usos y las formas democrticas.Subrayamos el respeto por la pluralidad interna enel marco general de los grandes consensos que sur-gen de debates limpios y abiertos, y que definen laespecificidad de Tierra y Libertad.

    5. Reclamamos el espritu y la prctica de la libertadcomo un derecho indiscutible, asumiendo equita-tivamente los valores de las libertades individualestanto como el de las libertades colectivas.

    6. Reconocemos que en la diversidad que nos cons-tituye como colectividad mltiple, el ejercicio de la

    V. Somos partidarios de la no violencia activa

    El primer deber de un ser humano eshacer lo que considera justo.

    Mahatma Gandhi

    1. Creemos firmemente que las acciones no violentasson bsicas para el logro de objetivos durables, es-tables, sostenibles.

    2. Afirmamos la importancia de las movilizacionespermanentes, creativas y pacficas para la promo-cin y defensa de lo justo que emana de la voluntady la necesidad de las mayoras, o de minoras margi-nadas.

    3. Rechazamos toda cooperacin con la injusticia, concualquier accin que vaya en contra de los princi-pios por los que luchamos; de darse tal coopera-cin, es condenable sin atenuantes.

    4. Afirmamos tajantemente que la desobediencia civiles legtima y hasta necesaria si persigue objetivosde justicia social y ecolgica que es necesario resca-tar o afirmar.

    5. Sostenemos que la no violencia implica que despre-ciemos la injusticia, los actos negativos y oprobio-sos, pero no a las personas.

    6. La verdadera democracia se sustenta en la relacin

    pacfica, equitativa, basada en la reciprocidad y lano violencia entre los seres humanos, que se respe-tan y consideran mutuamente.

    7. La no violencia debe ser parte del consenso social,pero debe tambin ser asumida como principio devida individual. La violencia equivale al suicidio.

    8. Creemos que si hemos sido objeto de agravio, estedebe rechazarse sin usar la violencia como respues-ta, pues somos conscientes que la espiral resultantepuede terminar acabando con todos.

    9. Sostenemos que toda causa, por noble o justa queparezca, pierde legitimidad cuando es defendidapor mtodos violentos.

    10. En paz, por medios no violentos, con imaginaciny voluntad, es deber fundamental e ineludiblenunca dejar de confrontar a la injusticia, al mal,a la inequidad, a todo acto o circunstancia quecomporte la destruccin de las fuentes de vida, dela vida misma.

    Reconocemos que en la

    diversidad que nos constituye

    como colectividad mltiple, el

    ejercicio de la libertad tiene

    variadas manifestaciones

    culturales que dependen

    de diversas adecuaciones

    territoriales necesarias, las

    que deben respetarse mientras

    mantengan como prioridad el

    respeto por la vida.

    libertad tiene variadas manifestaciones culturalesque dependen de diversas adecuaciones territoria-les necesarias, las que deben respetarse mientrasmantengan como prioridad el respeto por la vida.

    7. Afirmamos que la verdadera democracia se vive entodo lugar y circunstancia, en cada detalle de lavida y que requiere no solo de consensos sociales olegales para existir, sino que debe ser interiorizadopor todos y cada uno de las/los humanos.

    8. Recogemos como fundamentales los principios li-bertarios de libre asociacin, de autogestin, departicipacin democrtica plena, de descentraliza-cin basada en el fortalecimiento de los procesoslocales, para la gestacin del Buen Vivir.

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    10 - Cuadernos de Ecologa Popular N 1 Cuadernos de Ecologa Popular N 1 - 11

    CRISISCIVILIZATORIA, NEOCOLONIALIDADYCAPITALISMOGLOBAL

    INTRODUCCIN

    Ahora s, cae el capitalismo?, es una interrogante tpica de los siglos XIX y XX cada vez que se iniciaba unanueva crisis estructural del capitalismo moderno. Desde la revolucin socialista Rusa de 1917 se esperaba queen su prxima crisis el capitalismo podra ser vencido. Setenta y dos aos despus, cuando cay el Muro de Berlnen 1989, el capitalismo se enseore en los ex pases socialistas de Europa y en la propia Rusia. Ahora, en el nuevosiglo y en su versin neoliberal se ha instalado en la Repblica Popular China, gracias a la frrea dictadura del Par-tido Comunista, marcando la alianza perfecta de los nuevos tiempos.

    En el 2008 se inici lo que puede considerarse una nueva gran crisis de la economa mundo. Esta vez empez enlos pases centrales del capitalismo con la quiebra en cascada de los bancos ms emblemticos; y pese a la inyeccinde billones de dlares y euros por parte de los estados para menguar los daos, an sigue rondando el fantasmade la recesin, sobre todo en Europa y Estados Unidos, amenazando con arrastrar a la crisis a los pases llamadosemergentes y al resto de pases que conforman la periferia del sistema-mundo.

    Sin embargo, una vez ms el capitalismo est aplicando la frmula infalible con la cual super todas suscrisis pasadas: hacer que el resto del mundo y tambin sus poblaciones y trabajadores paguen los elevados costoseconmicos y sociales de la recuperacin. Solo que esta vez el contexto del calentamiento global y los desastresambientales que se multiplican, junto al despertar de los pueblos y regiones sometidos al sistema-mundo complicanen forma indita la situacin mundial y llenan de mltiples interrogantes el desenlace que tendr la primera grancrisis del capitalismo global del siglo XXI.

    CRISIS SISTMICA CIVILIZATORIA

    La crisis financiera y la recesin incipiente que por elmomento afecta a Europa, Estados Unidos y Japn esparte de una crisis mayor que tendramos que calificarde sistmica porque no se reduce solo a lo econmico y

    social, tampoco solo a la intensa disputa entre bloquespartidarios de la hegemona unipolar norteamericanao del control multipolar del mundo. Es una crisis queabarca una mltiple dimensin que antes no se conociy que con acierto los movimientos indgenas y la ma-yora de ecologistas la denominan crisis civilizatoria.

    El hecho mayor de esta crisis civilizatoria lo cons-tituye el proceso de calentamiento global de la Tierra,ocasionado como sabemos por la alta y desenfrenadaemisin de gases de efecto invernadero (CO 2, metano yotros), que viene causando desajustes climticos incon-trolables poniendo en riesgo la superviviencia misma dela humanidad; consecuencia de la aplicacin en mayoro menor grado y en casi todo el mundo de la visin devida hegemnica occidental extractivista-productivista-consumista, que se expresa en la superindustrializa-cin, en la extraccin sin lmites de recursos energticosfsiles y de minerales, en la explotacin intensiva de latierra para el agronegocio y en la masiva depredacinde bosques y mares generando desiertos que debilitan

    las defensas naturales contra el efecto invernadero ydestruyen las bases materiales que posibilitan la vida.

    En trminos histricos, el calentamiento global ocrisis climtica y la cada vez mayor escasez de recur-sos bsicos para la vida es el resultado del pensamientooccidental hegemnico que considera que el hombre y

    la naturaleza son elementos separados y que el prime-ro puede explotar cuanto quiera los recursos naturalespara lograr el desarrollo ilimitado, o sea acumular cuan-ta riqueza material sea capaz de obtener. Acumular ri-queza material sin lmites y en el menor tiempo posibleimplica, en la poca de la modernidad, el consumo deenormes cantidades de energa fsil, de recursos mine-rales varios, de acaparamiento de tierras, de destruc-cin de bosques y fuentes de agua, de contaminacinde mares y aires, todo lo cual contribuye de diversosmodos al mayor calentamiento de la Tierra y a expandirla pobreza.

    La crisis ambiental, que siempre ha estado presentebajo el paradigma occidental de progreso, ahora es lle-vada a inditos niveles de destruccin por el uso de laalta tecnologa, la voracidad insaciable de las corpora-ciones internacionales y por la presin de las sociedadesconsumistas de los pases industrializados y de las regio-nes emergentes, principalmente, todas ellas ganadasal consumismo como medida paradigmtica del xito.

    Incluso el narcotrfico destructor de vidas y de tierrases parte de la lgica capitalista de consumo desenfrena-do en las grandes metrpolis, especialmente.

    La hegemona de la visin occidental de vida lle-va tambin a la ocupacin y destruccin de territorios,contaminacin de fuentes de agua, agotamiento derecursos de vida, sumiendo en la miseria a pueblosoriginarios y rurales en general de pases y regiones,haciendo imposible garantizar alimentos suficientespara millones de seres humanos, como vemos ocurreen frica.

    A travs del modelo neoliberal, la hegemona occi-dental impone condiciones casi esclavistas de trabajo(China) o la prdida continua de derechos laborales ysociales en las naciones industrializadas y en los pasesde la periferia capitalista, y obliga a ceder a las cor-poraciones transnacionales el control sobre los bienespblicos, los recursos nacionales, las instituciones y lossistemas de gobierno.

    En el campo de la fe, la cultura, la tica, la estti-ca y los derechos humanos tambin se expresa la crisiscivilizatoria, en tanto los valores de origen occidentalhan perdido su eficacia para ordenar la vida de cientosde millones de personas, dando paso al consumismo,al individualismo, a la mercantilizacin, a la desvaloriza-cin de la creatividad humana y a la naturalizacin de laexplotacin, opresin, corrupcin y violencia como for-mas de convivencia civilizada, a la masificacin delpensamiento nico impuesto por la estandarizacin dela vida en perjuicio de los procesos civilizatorios propiosy diversos de los pueblos. Y todo ello enarbolando lapalabra libertad, vaca de todo contenido.

    Esta prdida absoluta de valores y todo lo ante-riormente sealado significan el fracaso del paradig-ma occidental de vida y dentro de este paradigma, delsistema colonial mundial que se construy y nos rigedesde hace 520 aos. Tambin significa el fracaso delsistema-mundo capitalista moderno, la manifestacinms acabada del paradigma occidental de vida en losltimos doscientos aos.

    Finalmente, hay que decir que siete mil millones deseres humanos que pueblan la Tierra hoy, son un retodescomunal para la civilizacin occidental en crisis. Esaenorme presin poblacional profundiza la crisis civili-zatoria al no encontrar salida a la falta de alimentos, alas epidemias y a las guerras que caracterizan el mun-do globalizado bajo dominio occidental. Pero es unreto tambin para quienes aspiramos a construir otromundo posible con sociedades de Buen Vivir.

    En trminos histricos, el

    calentamiento global o crisis

    climtica y la cada vez mayor

    escasez de recursos bsicos

    para la vida es el resultado

    del pensamiento occidental

    hegemnico que considera que

    el hombre y la naturaleza son

    elementos separados y que el

    primero puede explotar cuanto

    quiera los recursos naturales

    para lograr el desarrollo

    ilimitado, o sea acumular

    cuanta riqueza material sea

    capaz de obtener.

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    LUCHA MUNDIAL ANTICOLONIAL

    Otra manifestacin de la crisis civilizatoria pero a lavez su componente dinmico y esperanzador, es el re-surgimiento poltico de los pueblos originarios en diver-sas regiones del mundo. Las luchas y organizacin delmovimiento indgena y campesino que vemos hoy hasido incentivado, entre otros factores, por el incremen-to de la presin depredadora sobre sus territorios porparte de los pases centrales del capitalismo en buscade materias primas, as como por los efectos del calen-tamiento global y los desastres ambientales que deja laincursin extractivista. Por ello, el resurgimiento de lamovilizacin indgena que arrastra a la lucha a ampliossectores sociales, significa ante todo un radical cues-tionamiento a la vigencia del sistema-mundo colonialimpuesto por Occidente.

    Por ese hecho y ante el actual grado de crisis am-biental que vive el mundo, se ha revalorado la cos-

    movisin de los pueblos originarios, quienes durantedoce mil aos o ms aprendieron a vivir, avanzar comosociedades humanas y a cuidar su entorno o hbitat.Incluso lograron crear los alimentos que hoy sostienena la especie humana. Esto fue as porque considerarony consideran que los seres humanos somos parte de lanaturaleza y que por ello debemos de vivir en comu-nidad y armona con ella, con todos los seres vivientes(animales, plantas, ros, lagos, cerros, bosques, desier-tos, nevados, etc.), y, por supuesto, entre los propiosseres humanos, en el marco de supraderechos condi-cionados de todos los componentes de los ecosistemas.

    El resurgir de los pueblos originarios y no origina-rios contra el sistema-mundo colonial, hoy en su fasecapitalista neocolonial, constituye la base poltica esen-cial de la lucha mundial por acabar con dicho sistemaen el siglo XXI. A ese proceso nuevo y vital se vienensumando millones de seres humanos de diversas socie-dades, culturas, creencias, pases y regiones que sufrenlas consecuencias de la crisis civilizatoria en curso, ascomo los golpes directos de la crisis estructural ca-pitalista a travs de las polticas de ajuste, privatizaciny depredacin acelerada de los recursos de vida msbsicos.

    EL MOMENTO ES DE LUCHA ANTICOLONIAL Y

    ANTIGLOBALIZACINEstamos en medio de un proceso mundial de lu-

    cha anticolonial, que nos replantea el doble objetivode derrotar al sistema-mundo colonial y al capitalismocomo oferta civilizatoria que est llevando a la ruina ala humanidad y a la Tierra.

    De manera concreta, dicho proceso descolonizadorse viene expresando sobre todo en las luchas de lospueblos originarios y rurales en general, en defensa desus territorios y recursos de vida, as como contra losproyectos extractivistas de las empresas transnacionalesy las polticas estatales e institucionales que les dan so-porte poltico y financiero. Esas experiencias de lucha setransforman rpidamente en una toma de concienciamasiva contra el paradigma del desarrollo y la culturaoccidental depredadora-productivista-consumista.

    Los pueblos toman conciencia de que tienen unavisin de vida distinta y se aferran a ella para no seraplastados por la modernidad y las metas de desa-

    rrollo (crecimiento). Esa toma de conciencia (decolo-nialidad del poder y del saber) reta a levantar propues-tas programticas que organicen a los pueblos para

    el autogobierno y para la construccin de sociedadespluriculturales de Buen Vivir.

    Parte de ese reto programtico es revalorar la diver-sidad de culturas como un bien preciado de la huma-nidad, en contraste con el paradigma occidental de laigualdad que lleva a polticas homogenizantes, intole-rantes y discriminatorias contra los pueblos no occiden-tales, a quienes se les ha tratado de imponer la nocinde Nacin que no admite la subsistencia de diversasculturas y nacionalidades dentro de un mismo pas.

    Esta es la caracterstica central que viene tomando elproceso de decolonizacin en distintas partes del mun-do, con procesos avanzados en Mxico, Bolivia, Ecua-dor, Guatemala, Canad, Sudfrica, Mongolia e inclusoen Europa con el florecimiento del autonomismo vascoy cataln, ms all y por encima de la orientacin ge-neral de sus gobiernos de derecha o de izquierda.Los movimientos altermundialistas, antiglobalizaciny las Cumbres de los Pueblos son por el momento laexpresin internacional ms coordinada de la lucha de

    millones de ciudadanos y cientos de pueblos por aca-bar con el colonialismo occidental capitalista. Procesosumamente esperanzador para el objetivo histrico dedar cuenta del sistema capitalista mundial y alcanzar laliberacin plena de la humanidad y el rediseo generalde otro mundo posible plasmado por la voluntad delos pueblos.

    En ese marco emergen con cada vez mayor inci-dencia en los mismos pases favorecidos por el sistema-mundo, propuestas alternativas de polticas y de vidacotidiana que se convierten en aliados de las luchas porla decolonialidad. Los tericos del decrecimiento apor-tan con sus propuestas de menos crecimiento, menosconsumo y plantean con claridad abandonar en las po-lticas de los pases ms solventes el objetivo de creci-miento ilimitado que se basa en la bsqueda de bene-ficio para los detentores de capital, con consecuenciasdesastrosas para el ambiente y, por tanto, para los seresvivos. Los decrecionistas plantean otra forma de vida,

    ms frugal, ms austera para sociedades en donde el40% de los alimentos que se compran se arrojan a labasura sin ser tocados.

    Propuestas vivas, adems, como las de la vida len-ta que promueve apartarse de las presiones cotidianasy que es practicada por algunas comunidades europeasy tambin en los Estados Unidos, o las comunidades deautosostenimiento en algunos lugares de esos pasesrevelan que poco a poco, incluso en el seno mismo delas sociedades de los pases hegemnicos, florecen mo-vimientos que son aliados de las luchas de los pueblosabrumados por la invasin neocolonial contra la queinsurgen.

    CRISIS DEL CAPITALISMO GLOBAL

    La importancia y profundidad de la actual crisis eco-nmica que afecta a los principales pases industrializa-dos est determinada esencialmente por el contexto decrisis civilizatoria en que se desarrolla. Por ello, no esuna crisis estructural ms del capitalismo, que tendrcomo respuesta solo la clsica defensa del bienestarsocial desde los sindicatos y asociaciones cvicas, sinoexpresin de un proceso de ruptura de las ataduras co-loniales y capitalistas a escala global, en el cual vienenadquiriendo importancia y protagonismo principalmen-te el ecologismo popular que no requiere conocer lapalabra ecologa, puesto que sustenta sus luchas en susexperiencias inmediatastanto en las regiones y con-tinentes subordinados al poder mundial imperialista,como en los propios pases dominantes del sistema-mundo.

    En estos ltimos, al igual que en los pases rabes

    y africanos donde se vienen derribando dictaduras san-guinarias, cientos de miles de ciudadanos empiezana comportarse como colectivos, rechazando el modeloeconmico-social imperante, los regmenes y polticasautoritarias y desafiando el sistema de representacintradicional de un ciudadano un voto, prefieren emu-lar a los pueblos originarios (aun sin saberlo) y tomardecisiones en asambleas autnomas y multitudinarias,aunque por el momento espontneas y discontinuas.Animan as el proceso de surgimiento de alternativasde autntico poder popular en las grandes metrpo-lis industrializadas, como viene ocurriendo desde haceuna o dos dcadas en los medios rurales y urbanos delos pases productores de materias primas.

    El capitalismo global es como una gran crcel depases y pueblos sometidos a un rgimen carcelario queamenaza su sobrevivencia. Los pases industrializadoscomo Estados Unidos, Canad, Inglaterra, Francia, Ale-mania, Italia y Japn, conocidos como el G7, son loscarceleros titulares. China, Rusia, India e incluso Brasilaspiran a sumarse a los carceleros con plenos derechos,sin dejar de sostener importantes diferencias y pugnascon las principales potencias capitalistas. Cualquier in-tento de salir de esta prisin para tomar un caminoautnomo es calificado de autarquismo, inciviliza-do, premoderno o declarado abiertamente como

    enemigo de la modernidad. El mensaje categricoe inmutable es que nada se puede hacer por fuerade la economa global, vale decir del sistema-mundocolonial capitalista; quien se atreva siquiera a disen-tir tmidamente, sufrir ataques armados como Iraky Afganistn, o intervenciones humanitarias comoHait, o procesos de desestabilizacin como Venezuelay Bolivia, o dcadas de boicot como Cuba, o genocidiosindescriptibles como los perpetrados contra los pueblospalestino, chechenio y bosnio.

    No obstante, la presencia de procesos de movi-lizacin continental contra el dominio colonial y elmodelo neoliberal, ha favorecido la aparicin de re-gmenes contestatarios, como los que han surgido enla mayora de pases de Amrica del Sur y algunos deCentro Amrica, que protagonizan intentos progresi-vos de unirse en bloques regionales relativamente au-tnomos de la influencia de Estados Unidos. Sin duda,el futuro de estos bloques de resistencia al poder he-gemnico dentro de la economa-mundo depender

    Los pueblos toman conciencia

    de que tienen una visin devida distinta y se aferran a ella

    para no ser aplastados por la

    modernidad y las metas

    de desarrollo (crecimiento).

    Esa toma de conciencia

    (decolonialidad del poder

    y del saber) reta a levantar

    propuestas programticas

    que organicen a los pueblos

    para el autogobierno y para

    la construccin de sociedades

    pluriculturales de Buen Vivir.

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    tanto de la profundizacin de la movilizacin de lospueblos latinoamericanos como de la capacidad de di-chos regmenes de desembarazarse de los tratados desubordinacin a los Estados imperialistas y a sus corpo-raciones y centros financieros.

    En su actual etapa neoliberal, el capitalismo moder-no ha regresado a los tiempos iniciales en que logra-ba la acumulacin a travs del despojo directo a lospueblos e invada territorios para colonizarlos creandoenclaves econmicos y extrayendo materias primaspara el mercado mundial. En esos tiempos la conquistade los nuevos territorios y dominacin de pueblos serealizaba a travs de empresas privadas financiadas y/oprotegidas por los Estados monrquicos.

    Ahora las modernas transnacionales cumplen esepapel, pero esta vez con el aliento y soporte de los Esta-dos imperialistas frreamente armados, bajo la protec-cin de un sofisticado conglomerado de institucionesmundiales, pactos comerciales, convenios diplomticos

    y alianzas militares, y legitimadas por normas interna-cionales y un sistema democrtico limitado hecho a lamedida de las grandes potencias industrializadas. En laONU, por ejemplo, todos los pases tienen derecho avoto, pero no pueden contra el derecho a veto que soloposeen las grandes potencias que conforman el Conse-

    jo de Seguridad. En el campo financiero, el FMI, contro-lado por la banca internacional y los pases acreedorestiene un poder supranacional que somete a los pasesque reciben su ayuda. Los TLC cumplen el mismopapel en un mbito mltiple.

    Las fuerzas neoliberales han logrado naturalizar laidea de que las reglas mundiales de dominacin neoco-lonial son buenas para los pases y que seguirlas y res-petarlas es el mejor camino para el desarrollo. En estemarco general ideolgico actan incluso los gobiernosllamados progresistas de nuestro subcontinente ydel mundo, quienes pese a que propugnan cambiossustantivos en las relaciones comerciales y financierasinternacionales no planean salirse del modelo extrac-tivista-productivista-consumista que es la base de laacumulacin de capital y de la supremaca de las trans-nacionales y los pases industrializados. Izquierdas yderechas comparten, sin dudarlo, la idea general deprogreso impuesta por la neocolonialidad.

    Las principales vctimas de la ideologa neoliberaly de sus polticas son los pueblos originarios y rura-les en cuyos territorios se asientan las transnacionalespara llevarse los recursos naturales dejando desastresambientales y poblaciones en extrema pobreza debidoa la destruccin de sus fuentes de vida. As mismo lasufren los trabajadores, sometidos a regmenes de fle-xibilizacin laboral y mseros salarios dentro de un pro-ceso de prdida constante de su capacidad adquisitivay de derechos de salud, educacin y vivienda que notiene cundo acabar mientras las ganancias capitalistassuben y suben.

    Toda esta situacin de despojo, opresin y explota-cin se agrava an ms cuando estalla una crisis econ-mica internacional como la actual. Por ahora, el salarioy los servicios de salud y educativos han recibido lospeores golpes. Grecia, Espaa e Italia son la punta delanza del ataque al nivel de vida de los trabajadores yla poblacin europea que preparan las potencias domi-nantes Alemania, Inglaterra y Francia para acabar con

    el Estado de bienestar en el viejo continente, con lacomplicidad de todas las burguesas, sus Estados y par-tidos. En Estados Unidos ocurre lo mismo, aunque demanera ms gradual motivado hasta el momento porel inters de no provocar un proceso recesivo violento.

    La economa mundial se sigue enfriando y cerrn-dose los mercados europeos y norteamericanos para lasexportaciones de los pases de la periferia capitalista.China desacelera levemente su produccin industrial yreduce su demanda de materias primas. Sin embargoAmrica Latina vive un crecimiento que es eufrico enel caso de Per. Esto es una falacia latinoamericana,todo se puede derrumbar de un momento a otro, de-bido a que el crecimiento en nuestros pases se basaen la explotacin de materias primas y de recursosenergticos cuyos precios se desplomarn apenas laseconomas china, norteamericana y europea bajen con-siderablemente su ritmo productivo industrial y estallenlas burbujas basadas en la masificacin indiscrimina-da del crdito. Este es el pronstico, por ejemplo, deleconomista norteamericano Michel Porter respecto alPer, cuando en la Conferencia Anual de Empresarios(CADE) acus al empresariado peruano de iluso y lesdemostr que Per no haba crecido en competitividad(productividad), que su crecimiento basado en la pro-duccin (extraccin) de commoditieso explotacin de

    servicios (telefona, transporte, electricidad) es suma-mente frgil. Sin sectores productivos nuevos que solopueden ser resultado de innovaciones locales (educa-cin), el Per no podr soportar el desplome de los pre-cios de las materias primas, ni tampoco una moratoriapopular espontnea por incumplimiento de obligacio-nes crediticias, agregaramos.

    Esta es la realidad para casi todos los pases a losque el capitalismo global ha asignado el rol de provee-dores de materias primas. Y as es que los ms perjudi-cados con el agravamiento de la crisis econmica mun-dial que bsicamente se concentra en la desaceleracinde las economas industrializadas, sern las economasprimario exportadoras como es nuestro caso, AmricaLatina, frica y gran parte de Asia.

    En tal sentido, todos los pases de Amrica Lati-na, incluido Brasil en cierta medida y particularmentealgunas de sus regiones, son sumamente vulnerablesa los efectos de la crisis econmica internacional encurso. Lo son por su ubicacin subordinada en la

    economa global y, excepto Brasil, porque en mayoro menor medida cuentan con aparatos productivosdbiles y/o limitadamente industrializados que noson capaces de compensar en el corto o medianoplazo la prdida de ingresos que acarreara el desplo-me de los precios de las materias primas en el mun-do; y sus Estados tampoco sern capaces de atenderlos efectos catastrficos del calentamiento global ensus territorios y zonas de produccin de alimentoscomo ya viene ocurriendo.

    EL HORIZONTE DE LA LUCHA DE TIERRA YLIBERTAD

    Frente a las amenazas que plantean tanto la crisisen los pases centrales como las consecuencias que yase sufren por el calentamiento global, desde los pasesemergentes (Rusia, India, China y Brasil) se promue-ve que la solucin pase por un mayor control sobre elsistema financiero mundial, un nuevo acuerdo comer-cial global y el reparto justiciero de los costos de la re-cuperacin econmica, as como por la atencin a losdaos ecolgicos y firmes compromisos para reducir laemisin de los gases que ocasionan el calentamientode la Tierra, de modo que el mundo retome la sendadel crecimiento y este sea esta vez s sostenible.Esta opcin condescendiente con el sistema-mundoy en apariencia razonable, tiene sin embargo pocasprobabilidades de ejecutarse por la abierta oposicinde las oligarquas financieras internacionales y de losEstados del G7, quienes ms bien presionan para quelas regiones emergentes y los pases en crecimien-to como el Per ayuden abriendo ms sus mercados,aplicando nuevos planes fiscales de ajuste, flexibili-zando las normas laborales, liberalizando al mximoel mercado de inversiones privadas y asegurando a lavez estabilidad jurdica, y sobre todo facilitando el ac-ceso a minerales, petrleo, gas, bosques, ros, tierras,biodiversidad y fuentes de agua.

    Del lado de los movimientos sociales maduran al-ternativas antiglobalizacin desde distintas perspecti-vas que dan vida al imaginario de Otro Mundo Posible.Sin embargo, la alternativa radical (de raz) a la crisiscivilizatoria y al sistema-mundo neocolonial capitalis-ta viene desde el movimiento indgena internacional

    forjado en las dos ltimas dcadas y que tiene sus ex-presiones ms acabadas en las experiencias de Bolivia,Ecuador, Mxico y Guatemala. Esa alternativa llama adesechar la visin occidental de vida, a renunciar alparadigma del desarrollo (progreso lineal) que lleva alextractivismo-productivismo-consumismo desenfrena-do y a la depredacin de la naturaleza. Y en cambio,retomar la visin de vida de los pueblos originarios de-nominado Buen Vivir o Vivir Bien o Vida Plena, y desdeall construir alternativas programticas de buen go-bierno, autonomas y autodeterminacin que sirvan alos pueblos y a las personas, que defiendan y conservenla naturaleza y las diversas especies que habitan la Tie-rra y que organicen sociedades solidarias, comunitariasy de armona y equilibrio entre los seres humanos y deestos con la naturaleza, en el marco de reconocimientode supraderechos condicionados de los componentesde los ecosistemas.

    En esa perspectiva se ubica la lucha de Tierra y Li-bertad en el Per. Asumimos el reto de alentar e impul-

    En estos ltimos, al igual

    que en los pases rabes y

    africanos donde se vienen

    derribando dictaduras

    sanguinarias, cientos de miles

    de ciudadanos empiezan a

    comportarse como colectivos...

    desafiando el sistema de

    representacin tradicional

    de un ciudadano un voto,

    prefieren emular a los pueblos

    originarios (aun sin saberlo) y

    tomar decisiones en asambleas

    autnomas y multitudinarias...

    Animan as el proceso de

    surgimiento de alternativas

    de autntico poder popular

    en las grandes metrpolis

    industrializadas, como viene

    ocurriendo desde hace una

    o dos dcadas en los medios

    rurales y urbanos de los pases

    productores de materias

    primas.

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    Haba bosques en las serranas, retenan lluvias ylas lagunas se formaban naturalmente conformandoun paisaje donde el agua no era accidente sino partedel paisaje sucesivo por el que transitaban humanos yotros animales, entre bosque hmedo y bosques secoscosteos.

    Eso termin con la conquista occidental, hace 500aos y algo ms. Para abastecer de minerales a la se-dienta potencia colonizadora se reorganiz el territo-rio y se propici el holocausto humano ms grande dela historia, lo que fue como consecuencia de plagas,enfermedades, maltratos, pero tambin por la destruc-cin persistente de las bases materiales se subsistencia,sustento del derecho fundamental a la vida.

    Al destruirse bosques serranos, se secaron incon-tables lagunas, tierras verticales y valles se quedaronsin agua. Mientras, los bosques secos costeos tambindesaparecieron. Se invent la pobreza.

    Pero no bast la colonia, la destruccin continucon la repblica de los criollos y mestizos, de los euro-peizantes a ultranza que dicen por la izquierda y por laderecha que hay que ser modernos, abastecer sin pa-rar a los grandes mercados occidentales, que dictan las

    formas de la esperanza con la apariencia de espejismosde vida cotidiana, de modas, de tecnologa tantas vecesintil, y todo debe ser que toma la forma de mercancaofrecida por los canales de la publicidad manipuladora.

    En 1963 empez aunque no era novedad en loshechos oficialmente para los gobiernos, la Conquista

    del Per por los Peruanos, dirigida al nico espacio deterritorio relativamente a salvo, a pesar de la incursincauchera. La selva para los criollos europeizantes esta-ba deshabitada o sea solo con indios y haba quetomarla; para eso se hicieron carreteras, y cuando losllamados salvajes ofrecieron resistencia, el democrtico,emprendedor y amable presidente de entonces, comoverdadero salvaje no dud en echarles el modernonapalm, tecnologa yanqui que ya haba demostradosu eficacia en Vietnam, y aqu demostr ser igual deeficaz, triunfando as el progreso gracias a tan tiltecnologa, que logr muchos indios menos.

    La CVR da testimonio de que Sendero Luminosoy el MRTA no tenan mayores discrepancias con estasideas, si se trataba de imponer la modernidad a su esti-lo. Matiz ms, matiz menos, matar indios, desposeer acampesinos es parte del precio a pagar para que la rea-lidad encaje en los proyectos iluminados del marxismoleninismo o del capitalismo que se expresa hoy en susformas moderadas, pero sobre todo en el ms radicalneoliberalismo a ultranza, hoy en boga en el poder.

    El realismo de la modernidad anclado en el sistema-mundo vigente, y sus socios locales los obliga a seguirabasteciendo el crecimiento de los grandes mercados,inagotables en sus demandas. Si el territorio se sigue

    alterando, destruyendo, eso es intrascendente: no de-jarn que lo que llaman arcasmos indgenas, que lossupuestos atrasos campesinos aferrados a sus tierrasque conocen desde hace siglos, impida la marcha as-cendente hacia un crecimiento exclusivo y excluyente,pero que las cifras de ventas con la difusin del crditosobre todo, y el espejismo de la publicidad subliminalsobre visiones de bienestar ajenas les hacen suponereternas.

    Las actividades extractivas que se difunden paraatender la demanda ajena, incluyendo asimismo all ala destruccin de las tierras para el monocultivo desti-nado a la exportacin, la devastacin marina y la de-vastacin fluvial por efecto de la produccin de cocanasobre todo, mantienen vigente el esquema impuestocon la conquista que permite que el reordenamientopermanente de nuestro territorio provenga de decisio-nes desde el exterior y escape a nuestra voluntad.

    El liberalismo y el neoliberalismo occidental, aliadoal de los pases llamados emergentes que han asumido

    LASNUEVASVANGUARDIAS:LEERLAHISTORIAQUEVIVEANTE

    NOSOTROS

    DAVID ROCA BASADRE

    sar la lucha por el cambio del modelo econmico-socialneoliberal, por una alternativa postextractivista y dedefensa y proteccin de las fuentes de vida, por la de-fensa de los derechos fundamentales de los pueblos yciudadanos, de la diversidad cultural, econmica, socialy espiritual. Y en este proceso, alentamos la participa-cin protagnica y unificada de los movimientos socia-les, llmense indgenas, comunidades andinas, pueblosamaznicos, rondas campesinas, frentes de defensa,organizaciones populares, gremiales, estudiantiles, co-lectivos ciudadanos y de mujeres, pueblos originarios yafroperuanos, comunidades marginadas.

    Reivindicamos de manera especial, por tratarse deejemplos emblemticos de resistencia y de propuestapoltica de los pueblos por la sociedad del Buen Vivir, lalucha de Cajamarca contra el proyecto Conga de Mine-ra Yanacocha, la de los comuneros quechuas de Caa-ris contra el proyecto minero Caiaraco de la empresaCandente Cooper, la resistencia del pueblo arequipeode Islay contra el proyecto Ta Mara de la Southern, elrechazo de las comunidades de Quiruvilca en la sierra deLa Libertad a la expansin de la minera Barrick hacia suslagunas y bofedales, as como el reclamo de los pueblos

    indgenas, rurales y urbanos de Iquitos para que no seexplote petrleo en la cuenca del ro Nanay y la deman-da de los pueblos Awajn Wampis para que se respetesu territorio y forma de vida y se retiren los proyectos mi-neros y petroleros que amenazan el frgil ecosistema dela zona y son portadores de pobreza al destruir las basesmateriales de subsistencia, entre otros casos.

    Del mismo modo, extendemos este proyecto denuevo pas y nueva sociedad al contexto del territoriode la bautizada por el neocolonialismo como AmricaLatina, reivindicando y alentando la movilizacin delos pueblos y la ciudadana contra la injerencia norte-americana en los asuntos latinoamericanos, as comoparticipando de los esfuerzos de integracin regionalautonmica que incluya a todos los pases ms all delsigno poltico de los gobiernos de turno, demandan-do el respeto a los derechos democrticos y de partici-pacin de los pueblos, las organizaciones sociales y laciudadana.

    Hacemos nuestro el levantamiento del pueblo ma-

    puche y otros en defensa de sus territorios ancestrales ycondenamos la represin del Estado chileno. Respalda-mos la insurreccin estudiantil-popular que exige edu-cacin pblica gratuita y de calidad en Chile, acabandocon los negocios bancarios sobre el sistema escolar yuniversitario estatal.

    Saludamos la decisin de las organizaciones ind-genas y la izquierda en Ecuador de presentar una alter-nativa unitaria posextractivista, de justicia social y BuenVivir, encabezada por Alberto Acosta, de oposicin alrgimen neoextractivista de Rafael Correa, proceso quems all del resultado electoral significa la posibilidadde dotar a los pueblos del hermano pas de un instru-mento poltico que ellos tarde o temprano debern to-mar en sus manos para garantizar la transicin haciauna sociedad de vida plena (sumak kawsay).

    Saludamos tambin las marchas de sacrificio de lospueblos indgenas bolivianos en defensa de sus terri-torios y la reserva ecolgica del TIPNIS, los procesosde resistencia ambiental en el Brasil y la movilizacinindgena, democrtica y por los derechos humanosen Mxico, Colombia, Guatemala, Honduras, Chile yParaguay; y hacemos nuestras las demandas populares

    contra la caresta de la vida en Argentina, Venezuela,Nicaragua y otros pases de la regin.

    En el contexto mundial, nos solidarizamos con lasluchas de los pueblos y naciones rabes y musulmanescontra las viejas y sanguinarias tiranas en Medio Orien-te y frica, as como con la heroica resistencia armadadel pueblo palestino para liberarse del yugo genocidadel Estado racista sionista de Israel y conquistar un Es-tado laico y democrtico palestino-judo. Nos solidari-zamos tambin con las luchas y movimientos que sevienen desarrollando en Europa contra las rebajas sala-riales, los recortes presupuestales y los despidos masi-vos que el imperialismo europeo viene aplicando parasalvar sus negocios y fortunas de la crisis que ha oca-sionado. Y nos solidarizamos, finalmente, con el mo-vimiento ciudadano OccupyWallStreet que denunciala falsa democracia norteamericana que permite queel 1% decida todo y el 99% sufra las consecuenciasde los fraudes financieros que hicieron estallar la crisiseconmica en curso.

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    esos modelos depredadores y que tambin requierenhuella ecolgica en tierra ajena, es portador ademsdel vaciamiento de conceptos nacidos importantes enla parte rescatable de la tradicin occidental, comolos de libertad, democracia, equidad, al participar dela destruccin de las bases materiales de vida que losharan efectivamente posibles.

    EL GUIN QUE SE REPITE

    Como parte de esa dependencia de decisiones aje-nas, hay un guin que con ligeras variantes se repiteconsistentemente en el pas. Por un lado es la intromi-sin de empresas extractivas a las que se les ha conce-sionado tierras sin consultar a sus propietarios, luegouna consulta trucada para justificar la intromisin; en-seguida y ante las protestas generalmente pacficas delos agraviados, llueven acusaciones de terrorismo, deinfiltracin de subversivos y agitadores, fuerzas policia-

    les a sueldo de la empresa que agreden, prensa quedice que los violentos son los manifestantes. Luego, esuna Mesa de Dilogo integrada por representantes delgobierno favorables a la empresa extractiva, ms los re-presentantes de estas con todos sus tcnicos y aboga-dos y al frente, algunos representantes de las comuni-dades afectadas a las que, generalmente, se les niega elaporte de tcnicos y hombres de leyes que los apoyendurante esas conversaciones.

    Pas con Conga, con la revuelta de los awajn ywamps en Bagua, en el valle de Tambo, luego ocurrecon Caaris, poblaciones quechua, indgenas obvia-mente, a los que se llega al extremo de no querer reco-nocerlas como tales para no aplicar la ley de consultaprevia, etc., y la lista es interminable.

    Esta lgica se aplica con variantes con la recreacindel latifundio para la agricultura de monocultivos desti-nados a la exportacin, y que como ocurre por ejemploen Yurimaguas, no vacila ante la destruccin del ecosis-tema de bosques hmedos, o como ocurre en la costanorte avasalla irrigaciones como la de Olmos destinadaoriginalmente a pequeos agricultores, o destruye lospocos bosques secos remanentes o termina, como enIca, con los recursos de agua del subsuelo o devasta losrecursos marinos de los que poco queda para la alimen-tacin de los peruanos.

    LAS NUEVAS VANGUARDIAS

    En todo ese proceso, se desarrollan organizacionespopulares de resistencia. Entre ellas resaltamos las lu-chas cajamarquinas, por ser un importante referente deaprendizaje. De la experiencia de lucha contra el pro-yecto Conga todos quieren aprender, y as los ronde-ros cajamarquinos explican acerca de la resistencia noviolenta activa, sobre la unidad desde la base, sobre lanecesaria lucha por la defensa de los ecosistemas ente-ros, y no solo de una porcin de tierra.

    En Cajamarca se ha planteado claramente un pro-ceso de cuestionamiento a las actividades de Yanaco-cha, en defensa de los ecosistemas que sostienen laposibilidad de existencia de las fuentes de agua. Talproceso ha calado en un 80% de la sociedad cajamar-quina y en casi el 60% de la poblacin peruana, sobretodo rural.

    La resistencia ha trascendido al mbito nacional, alpunto que los grupos de poder, los medios, la socie-dad, han debido conceder ideolgicamente que no setrataba de una lucha por la propiedad de tierras o deotros bienes, sino del derecho al acceso al agua. Talconcesin ha permitido a los luchadores cajamarquinosampliar su demanda hacia la defensa de los ecosiste-mas enteros, que han identificado correctamente comolo que en efecto permite el agua, que es parte del equi-librio ecosistmico. Ello es un paso colosal en la tomade consciencia de todos acerca de la trascendencia desus luchas.

    La resistencia, adems, ha asumido con toda cons-ciencia las formas de la resistencia pacfica, de la des-obediencia civil, de la no violencia activa, como prc-tica que se ha manifestado efectiva para garantizar laresistencia duradera, en un combate que se anuncia delarga duracin. Pero se trata de todo un pueblo com-prometido, y sobre todo de un pueblo que tiene claro

    que defiende su vida.El objetivo poltico de una lucha que comenz lo-

    cal, trasciende y se instala en el consenso como unaidea que empieza a hacer su camino, sobre todo en laszonas rurales.

    Y el mundo urbano, aislado por decenas de inter-mediaciones de las fuentes de lo que consume, inicia lalarga marcha hacia la reunificacin con la tierra ante lapersistencia de luchas que empieza a identificar comopropias de los pueblos y no por causa de alguna mani-pulacin. Consciencia que la propia experiencia de lascarencias que el abastecimiento en las ciudades empie-za a anunciar, har eventualmente ms evidente.

    As, las organizaciones sociales en defensa de sutierra, y el ecologismo de los pobres se convierten enprotagonistas polticos de vanguardias que, como siem-pre, se construyen inditas.

    La creacin heroica y revolucionaria, que reclamabaJos Carlos Maritegui, surge as de los mismos pue-blos y no de algn gabinete de polticos profesionales.

    EL ECOLOGISMO POPULAR Y LAS NUEVASVANGUARDIAS POPULARES

    Cuando el gobierno de los neoliberales trata de

    confrontar los conflictos en tierras campesinas, indge-nas u otros mbitos, pensando tan solo en cmo resol-verlos, es porque no entendi nada o no les interesaencontrar soluciones favorables a los pueblos. Porque lo que realmente hay que saber es lo que como pro-

    puesta traen quienes son protagonistas de toda resis-tencia. Hay una agenda poltica asertiva, que dice msde lo que propone que de lo que niega.

    La reaccin en cadena contra la minera, por ejem-plo, no es obra de agitadores, sino de la vivencia directade los pueblos. Lo real es que el descontento con lasactividades extractivas, con la afectacin de bosques ytierras para monocultivos, con la pesca indiscriminada,tiene amplias justificaciones, antiguas y visibles.

    Mientras no se entienda la agenda propositiva queest detrs de tanto movimiento, y no se d respuesta aeste de manera clara y contundente, no habr otra sali-da que la respuesta popular dirigida por los ecologistaspopulares, que son todos.

    La interculturalidad, que es un discurso poltico usa-do en exceso, pero que la prctica de los gobiernos

    en manos de los neoliberales ignora, no existe puescuestiona a la diversidad de los pueblos e impone laestandarizacin de la vida, va los criterios efectistas dela economa del PBI y del crecimiento que no alcanzapara todos.

    Y sin embargo, tras las movilizaciones que jaqueana los gobiernos, trasciende un aprendizaje que nace dela relacin directa con la tierra en la que se crece y semuere, relacin que en las zonas rurales es mucho msevidente.

    Y hoy, tanto los indgenas amaznicos, como losaymaras, los quechuas, las comunidades campesinasde ronderos, los pescadores y tantos otros traen la pro-puesta de reconocimiento de sus procesos de vida en latierra que habitan. Oculta en los pliegues del alma du-rante siglos, aparece hoy la necesidad de reclamar losque se es. Y eso est estrechamente ligado a la tierraque se pisa y que nutre.

    Afirmar identidad es igual que defender la tierra.Esa identidad no es viajera, no tiene saudadeporqueno podra tenerla: la tierra es parte involucrada con loque se piensa, se suea, se come, se tiene. En la tierracrece la posibilidad de ser, y sin la tierra no existes: elterritorio tiene otro sentido que el de la sola geografa,es el todo en el que soy y es posible que sea.

    Importante esto. Entonces vemos que no solo se tra-ta de decir no a la minera, no a la agroindustria, no a lapesca depredadora, sino de decir que es necesario redi-sear el uso del territorio para ser, nuevamente, parte del y promover pas pluridiverso y pluriproductor.

    La agenda indgena y campesina fortalece las pos-turas ecologistas, es ms no hay ecologismo posible sinla agenda indgena (y viceversa). Lo que estamos vien-do surgir en las luchas de resistencia es una propuestapoltica que va camino de consolidarse y debatir comoalternativa poltica seria y bien constituida.

    LA TRANSICIN HACIA EL

    BUEN VIVIR

    As como es necesario derribar el mito de Perpas minero, y sabemos que no se puede arrojar por laborda y de la noche a la maana 500 aos de historia

    minera que, para bien o para mal, es lo que tenemos,es importante desarrollar desde las mismas bases unapropuesta de Programa de Transicin que nos lleve aldiseo de una economa alternativa reconciliada con elterritorio.

    Es necesario asumir sin embargo que, sin interme-diaciones dogmticas de ningn tipo en el lenguaje nien la reflexin, hay una alternativa que se encauza porlas vas de la democracia radical para ser entendida yatendida con la consideracin que toda propuesta tie-ne y que reclama enrumbarse hacia procesos de BuenVivir locales fortalecidos y lo ms posible autosuficien-tes. Asumiendo y afirmando la pluriculturalidad y la in-terculturalidad real como propuesta de vida en comn,ligada a la bsqueda de armona entre todos los com-ponentes de los ecosistemas.

    Camino a la sociedad del Buen Vivir, que se vaconstruyendo palmo a palmo en cada episodio de re-sistencia que es en s mismo aporte a la construccindel Buen Vivir.

    En todo ese proceso, se

    desarrollan organizaciones

    populares de resistencia.

    Entre ellas resaltamos las

    luchas cajamarquinas, por

    ser un importante referente

    de aprendizaje. De la

    experiencia de lucha contra el

    proyecto Conga todos quieren

    aprender, y as los ronderos

    cajamarquinos explican acerca

    de la resistencia no violenta

    activa, sobre la unidad desde

    la base, sobre la necesaria

    lucha por la defensa de los

    ecosistemas enteros, y no solo

    de una porcin de tierra.

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    LA PROPUESTA REVOLUCIONARIA DEL

    BUEN VIVIR

    El Buen Vivir es una forma de vida, una filosofade la existencia pero tambin un objetivo poltico alter-nativo al desarrollismo occidental neocolonial. A travsde nuestra historia los humanos invasores bloquearonla relacin con la Pachamama o Gea, como aquellosbuenos hermanos occidentales la llaman como conse-cuencia de la intromisin ajena.

    Occidente no aport derechos o ideales de justiciay menos an libertad, incluso cuando la ilustracin ycuando se dieron sus consecuencias polticas expresa-das en los proyectos liberales o socialistas, pues en cadacaso palabras y sueos no propiciaron la sostenibilidadde las bases materiales que hicieran posible la concre-cin de dichos ideales, y jams cuestionaron la distri-bucin y organizacin del territorio colonial, diseadopara abastecer a las metrpolis. La lgica colonial siguefirmemente establecida, trabaja como una mquinacompleja que se resume en la triada extractivismo-pro-ductivismo-consumismo, sostn del sistema-mundo dela hegemona occidental vigente.

    El ecologismo popular es respuesta, es el caminode los pueblos para restaurar en nuevos trminos la ar-mona en los ecosistemas, y promover la sociedad delBuen Vivir. Significa la lucha por la instalacin definitivay concreta de los sueos de libertad, justicia y autnti-ca democracia, promoviendo la sostenibilidad materialque los haga posibles permanentemente.

    El pueblo de Cajamarca, particularmente, ha sea-lado un camino por el que ha habido grandes apren-dizajes. Estos constituyen aprendizajes para todos loshombres y mujeres en lucha en todo el territorio queaportarn cada uno, asimismo, lo suyo al bagaje co-mn de las luchas no solo contra actividades extracti-vas perniciosas, sino contra toda actividad que -comoya entendieron en Cajamarca- afecta el tramado delos ecosistemas de los que el agua es un componenteque depende de otros factores, incluyendo al humanoy lo que hace. Es desde esta y otras experiencias deresistencia que se va desarrollando la propuesta pol-tica terica de sociedad del Buen Vivir al tiempo que,equitativamente, se va construyendo el Buen Vivir en el

    momento mismo de la gesta de resistencia.Por ello, las nuevas vanguardias formadas por los

    luchadores que portan las banderas del ecologismo po-pular, estrechamente ligadas a los aportes de los her-manos indgenas que habitan estos suelos desde hace12 mil aos, no solo son protestantes o reclamantesque demandan justicia, sino que son portadores de unapropuesta poltica alternativa que exige su lugar en elseno de las luchas polticas democrticas.

    La revolucin democrtica radical, afirmadamenteparticipativa, centrada en lo local, no violenta, recon-ciliada con nuestra tierra, promotora de un rediseogeneral de sociedad basado en la proteccin del equi-librio en los ecosistemas que habitamos, que sostieneque lo que da nuestra tierra es primero para los que enella habitan, es la propuesta que las nuevas vanguar-dias, colectivas y no de lderes aislados, proponen comobanderas de lucha poltica, como propuestas para eldebate y como alternativa concreta, profundamentecuestionadora del sistema-mundo predominante.

    La formacin del Estado peruano, como en el restode pases andinos, es consecuencia de fracturas hist-ricas originadas por la invasin a nuestros territorios.

    Una situacin que describe este hecho es el naci-miento del estado republicano en 1821, que se basen el ideal de construir una nacin homognea: un solo

    pueblo, una cultura, un idioma e identidad, dominadopor una sola ley y un nico sistema de justicia, exclu-yendo a los pueblos originarios.

    Quechuas, aymaras y amaznicos que antecedanal estado colonial constituan las cuatro quintas partesla poblacin al fundarse la repblica.

    SIGLO XX SIN INDGENAS

    Desde 1920 las constituciones del Per han incor-porado disposiciones relacionadas con derechos es-peciales a las comunidades indgenas pero continannegndole lo fundamental: su vigencia como pueblosy derechos al territorio y a la soberana sobre sus re-cursos.

    La Constitucin de 1933 reconoce derechos muysignificativos para las comunidades como: tierras, auto-gobierno, autonoma, reconocimiento de su identidady su cultura y determina que las tierras son inalienables,imprescriptibles e inembargables.

    En las dcadas de los 40, 50 y 60, las luchas indge-nas estn marcadas por recuperar las tierras comunita-

    rias de manos de gamonales y hacendados, lucha queoblig a los gobiernos a proponer la reforma agraria.

    El gobierno de Belaunde proces una reforma su-perficial y efmera. La segunda reforma agraria, ordena-da por el gobierno del General Juan Velasco Alvaradodesapareci el gamonalismo e instituciones aborreci-

    bles como la servidumbre y el pongaje, se parcelaronlas grandes haciendas y se devolvi en parte las tierrasa las comunidades.

    Es en este periodo que el problema indgena setransforma en asunto campesino y agrario, abordndo-se en forma parcial, invisibilizndose una vez ms a lospueblos indgenas como sujetos de derecho.

    POLTICAS PBLICAS

    Est demostrado que los gobiernos aplican polticasde Estado en contra de los pueblos indgenas.

    Exterminio. Un ejemplo fue la poltica de luchacontra la pobreza que implement el control de la na-talidad en zonas rurales, en comunidades indgenas,durante el gobierno de Fujimori, donde ms de unmilln de hombres y mujeres fueron castrados en sucapacidad reproductiva por vasectoma, esterilizacin oligamento.

    Durante el conflicto interno que dur ms de unadcada, la poblacin comunera indgena fue blancode polticas de tierra arrasada. Lo denuncia el ex pre-

    POLTICASDEESTADOCONTRALOSPUEBLOSINDGENAS

    MARIO PALACIOS PANZ

    UNIDADSINPROTAGONISMOPOPULARNOALCANZA

    FERNANDO GUTIRREZ

    Ecuador nos volvi a la realidad. La loable unidad delmovimiento indgena y la izquierda que Alberto Acos-ta lider en las recientes elecciones presidenciales, nofue suficiente para posicionar la propuesta del BuenVivir y encausar el rechazo al modelo neoextractivistaque Rafael Correa insiste en llevar a cabo pese a quesu electorado es el principal afectado.

    Dos lecciones: 1. La poltica de la redistribucin siguefavoreciendo a los gobiernos progres, el espejismodel crecimiento con inclusin todava tiene fuerza so-cial en Amrica Latina. 2. Sin protagonismo popular la

    unidad no alcanza. En Ecuador millones de indgenasy de los sectores populares todava creen en Correa ysus polticas redistributivas, por eso no se involucra-ron en la campaa de Acosta.En el Per las cosas son diferentes. El gobierno pro-gresista que se eligi en el 2011 fue una farsa.Ollanta Humala no es considerado por el movimientosocial un rgimen similar al de Chvez, Evo, Correao Lula (Dilma), de all que amplios sectores lo handeclarado traidor y protagonizan luchas como enCajamarca, Caaris, Islay, Iquitos, Quiruvilca, Puno,Moquegua, Ancash, Cusco, Pasco, Hunuco o en lasciudades con las huelgas de mdicos, maestros, texti-les y trabajadores estatales. El protagonismo popularen nuestro pas es la nica oposicin real al gobiernoHumala y va en crecimiento.En tal sentido, una propuesta de unidad para cons-truir una alternativa de gobierno y de cambio tieneque ir dirigida especialmente hacia esos sectores ind-genas, rurales y urbanos que vienen luchando contrael continuismo ollantista. El Frente Amplio y su pro-puesta programtica de ruptura con el extractivismo,el modelo neoliberal, la corrupcin y el autoritarismo

    ha sido lanzada por Tierra y Libertad para que sea to-mada por esos movimientos y organizaciones socialesque luchan, sus direcciones y vanguardias la tienenque tomar en sus manos y construir desde la base launidad de los pueblos para el cambio.El Movimiento Tierra y Libertad trata de cumplir assu rol de animador de la unidad de los pueblos y lasorganizaciones sociales que vienen luchando de di-versas formas en busca de un cambio de fondo ennuestro pas. Tierra y Libertad es una herramienta alservicio de la tarea estratgica de construccin depoder popular a todo nivel y en todas las regiones ylocalidades, as como a nivel nacional. Por ello las co-munidades, frentes de defensa, gremios campesinos,organizaciones populares y asociaciones ciudadanasson las principales invitadas a sumarse y convertir aTierra y Libertad en su herramienta de lucha poltica.

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    sidente de la Comisin de la Verdad y Reconciliacin,Salomn Lerner Febres, cuando se refiere al conflictocon Sendero Luminoso, dice: se aplic una poltica detierra arrasada contra los pueblos originarios, ningnente estatal involucrado asumi su responsabilidad4.

    Criminalizacin. Constituye una nueva formade persecucin poltica a travs del sistema punitivo,utilizando las denuncias y procesos penales contra loslderes y dirigentes que representan a las diferentesorganizaciones, que en la mayora de casos no tieneposibilidades de acceder a una defensa legal efectiva ypor ende la negacin del Debido Proceso5.

    La criminalizacin de los movimientos indgenas seha constituido en uno de las principales problemticas

    en todo el planeta6

    y est asociada a la creciente vio-lacin sistemtica de los derechos de los pueblos ind-genas.

    Autoriza la militarizacin, declara inimputabilidadde militares y policas, viola el debido proceso en uncontexto social de amenazas a la libertad de asociacin,a la libertad de expresin y constante seguimiento adirigentes.

    Asimilacin y discriminacin.Un quechua, ash-ninka, aymara o awajn solo es aceptado como ciuda-dano si niega su condicin originaria y su lengua ma-terna, reemplaza su vestimenta, su alimentacin hastasu propia condicin de sujeto. La escuela se convierteen instrumento de metamorfosis cvica y enajenacincultural, para asimilar al indgena a la cultura dominan-te occidental.

    La lgica que se maneja es, si no existen los pueblosindgenas, estn extinguidos sus derechos. Poltica im-plementada en estos ltimos 50 60 aos, su caracte-rstica racista se traduce en no ver su presencia o sus

    derechos, como si fueran invisibles al observarlos desdeuna elevada posicin social o pblica...7.

    NEOLIBERALISMO

    Un segundo punto de reflexin corresponde a losltimos 30 aos, es decir despus de los aos 80. Elperiodo est marcado por dos hechos sustanciales: 1) elconflicto poltico armado y sus consecuencias en las co-munidades, y 2) la imposicin del neoliberalismo comomodelo poltico econmico en el Per.

    Los aos de conflicto armado significaron para lascomunidades la prdida de autonoma, agresin a susautoridades, desarticulacin y prdida de territorios.

    La dcada de los noventa se inicia con la imposicindel modelo neoliberal global que liberaliz la economay construy una Constitucin Poltica a la medida.

    Las consecuencias fueron y son dramticas para lapoblacin, en especial para las comunidades; los servi-cios de salud y educacin privatizadas, mercantilizadaslos bienes comunes o recursos naturales como el agua,los bosques, la biodiversidad.

    El crecimiento violento, catico y desordenado delas concesiones mineras, petroleras y forestales, au-ment la pobreza y la concentracin de la riqueza, lalegislacin hecha a medida para facilitar la entrada delcapital extranjero, la degradacin ambiental fue evi-dente en bastos lugares debido a la explotacin multi-nacional, las poblaciones nativas fueron desplazadas yviolentadas fsica y culturalmente8.

    Para la lgica neoliberal, es necesario eliminar todaforma de propiedad comunitaria que impida la libre

    En 1821, Jos de San Martn suprime el tributo in-dgena y la mita, y prohibe el uso de los trminosindios o naturales, inspirado en los principiosliberales.

    Durante el primer congreso republicano y luegocon decretos del 8 de abril de 1824, promulgadospor Simn Bolvar, se dispone la privatizacin yfraccionamiento de los territorios comunales de-clarando su venta libre.

    Otro decreto del 11 de agosto de 1826 repone eltributo indgena, reducida a las mismas canti-dades, trminos y circunstancias en que se hallabaestablecido en 1820.

    La Ley del 4 de julio de 1825 suprime el idiomaquechua y los idiomas originarios imponiendo elcastellano como nica lengua oficial, elimina la or-ganizacin bsica social, econmica, poltica, mile-naria indgena, el Ayllu1, as como las autoridades

    originarias y suprime los colegios para indgenas deLima y Cusco.

    Las comunidades de indgenas preexistentes a losdecretos dictatoriales del 8 de abril de 1824 y del4 de julio de 1825 fueron declarados virtualmentedisueltas2.

    Estas normas tuvieron vigencia casi cien aos, confunestas consecuencias para los pueblos indgenas.

    En el gobierno de Ramn Castilla se adoptaron al-gunas medidas para la devolucin de las tierras y elpago de compensaciones a las comunidades. Pese

    a ello continu la apropiacin de las tierras indge-nas por los terratenientes. Por ejemplo, en tiem-pos de Bolvar, en el departamento de Abancay losindios comuneros sin tierras propias representa-ban solo el 3% de la poblacin. Diecinueve aosdespus, en 1845 esa proporcin aument ochoveces3.

    ESTADO Y PUEBLOS INDGENAS: 192 AOS DE EXCLUSIN

    SIMNBOLVARYLASCOMUNIDADESENELPER

    participacin en el mercado. Por ello, las polticas delos ltimos gobiernos, desde Fujimori, estn orientadasa desaparecer toda forma de propiedad que limite lasinversiones en el campo para que se desarrollen activi-dades extractivas, de agro exportacin y agricultura debiocombustibles.

    Para sustentar la continuidad del modelo, el pod